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Apuntes de
ANTROPOLOGIA CULTURAL I
1. ¿QUÉ ES ANTROPOLOGÍA?
• La perspectiva transcultural
Pensar cosas tales como que la gente es más o menos igual en todo el mundo y otro
tipo de opiniones parecidas constituyen un claro error. La antropología ofrece una visión
amplia: Una perspectiva comparativa y transcultural.
Hoy en día, la antropología es una disciplina científica que analiza comparativamente
todas las sociedades: antiguas y modernas, simples y complejas. La perspectiva transcultural
se obtiene mediante la comparación de unas sociedades con otras. Se necesita comparar y
contrastar porque una sola cultura no puede decirnos todo lo que significa ser humano.
• Adaptabilidad humana
La adaptabilidad humana es de particular interés para los antropólogos. Es patente
que la especie humana es de las más adaptables del planeta. Nos pertenece, sin duda, un sentido
de la creatividad, adaptabilidad y flexibilidad, como atributos básicos humanos y por tanto, esa
diversidad, es objeto de estudio de la antropología.
También puede decirse que la antropología es una ciencia comparativa pero
también holística: el holismo hace referencia al estudio de la totalidad de la condición
humana (pasado, presente y futuro; biología, sociedad, idioma y cultura).
En esta introducción, hay que hacer referencia a la cultura: Ésta es, esencialmente, una
producción humana. La cultura es un conjunto de creencias y tradiciones, transmitidas por
aprendizaje (proceso de enculturación), cuyo efecto fundamental es modelar las personas
sujetas a dicho aprendizaje. Es importante recalcar el hecho de la transmisión de la cultura a
través del aprendizaje. La cultura, en sí misma, no es biológica, aunque puede descansar sobre
algunos elementos de la biología humana.
Señalar, por último, que este proceso de adaptabilidad continúa en el tiempo. Nuestro
género Homo ha venido cambiando a lo largo de algunos millones de años y sigue adaptándose
y cambiando, tanto biológica como culturalmente.
Denominamos adaptación a los procesos por los cuales los organismos se enfrentan a
las fuerzas y tensiones ambientales, como las que plantean el clima y la topografía o el
territorio (accidentes geográficos). Esta adaptación puede ser cultural o tecnológica y
también biológica. La adaptación biológica puede ser un proceso de adaptación genética o bien
cambios fisiológicos a corto o a largo plazo. Pensemos, por ejemplo, en las adaptaciones que
tienen lugar en las personas cuando se producen cambios de altitud geográfica)1.
Los grandes hitos históricos de la Humanidad, tales como la revolución neolítica o la
revolución industrial lo que hacen es, sin duda, potenciar y acelerar los ritmos de adaptación.
Y esas adaptaciones que surgen en el devenir de la historia humana no hacen sino plantear
nuevos retos de estudio para la antropología.
1
Los habitantes de Nepal, Himalaya o zonas de los Andes, parecen haber desarrollado
ciertas ventajas biológicas, que se pueden transmitir genéticamente, para la vida en altitudes
elevadas.
2
salud, las pautas culturales también tienen su parcela de protagonismo en ellas. Y esto es así,
porque la biología humana es bastante plástica y maleable. Pero la cultura, no sólo actúa sobre
la biología humana, sino también sobre el crecimiento emocional y cognitivo, contribuyendo
a la formación de nuestra personalidad como adultos.
• Antropología general
La disciplina académica de la Antropología General, se subdivide en cuatro campos o
sub-disciplinas: 1) Antropología sociocultural, 2) Arqueología antropológica, 3)
Antropología biológica y 4) Antropología lingüística.
El origen de la Antropología como campo científico hay que buscarlo en el siglo XIX
de la mano de antropólogos norteamericanos, interesados especialmente en el origen, la historia
y la cultura de los pueblos nativos de Norteamérica.
Es evidente que las cuatro sub-disciplinas de la antropología guardan relación entre sí,
y los avances en una de ellas facilitan también avances en las demás. Pero, tal vez la idea más
fundamental que debe quedar, es que no se pueden sacar conclusiones sólidas sobre la
naturaleza humana, partiendo del estudio de una sola población, nación, sociedad o
cultura. Es imprescindible y esencial un estudio comparativo y transcultural.
• Sub-disciplinas de la antropología
• Antropología cultural
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• Arqueología antropológica
• Antropología biológica
• Antropología lingüística
• Antropología aplicada
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Precisamente, esta última, la antropología aplicada se refiere a la aplicación de datos,
teorías y métodos antropológicos a problemas sociales contemporáneos, en vistas a su
solución. Se trata de utilizar el conocimiento antropológico para utilizarlo en áreas más
allá de la antropología. Es decir, áreas como la salud pública, la planificación familiar, los
negocios o mercados, la gestión de recursos culturales, etcétera.
Ya hemos visto que la Antropología tiene una dimensión holística, pues contempla una
mezcla de perspectivas biológicas, sociales, culturales, lingüísticas… que definen la amplitud
de miras de esta disciplina, razón por la cual también se encuentra relacionada con otras
ciencias.
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industrialización y la urbanización por todo el mundo hace que los antropólogos trabajen en ese
entorno urbano e industrializado, en lugar de la hacerlo en la pequeña aldea).
• ¿Qué es la cultura?
La cultura hace mucho tiempo que es un concepto fundamental para la
antropología. Edward Tylor en su libro, “La cultura primitiva” (1871), ofrecía una definición
de cultura que, aún hoy, más de cien años después, ofrece una buena panorámica de la cultura
como objeto de la antropología: “Cultura… es todo ese complejo que incluye el conocimiento,
las creencias, el arte, la moral, el derecho, la costumbre y cualesquiera otros hábitos y
capacidades adquiridos por el hombre, como miembro de la sociedad”.
En esta amplia definición, la frase crucial es “…adquiridos por el hombre, como
miembro de la sociedad”. Esto es básico para considerar que el proceso de “enculturación”
(aprendizaje cultural) de un niño o una niña, no viene dado por una herencia biológica, sino
por el hecho de crecer en una sociedad concreta, expuestos a una tradición cultural
específica.
• La cultura se aprende
El aprendizaje es una facultad muy elaborada en los humanos. Otros seres también
tienen aprendizaje, pero la diferencia radical es que nuestro aprendizaje y, por supuesto, el
aprendizaje cultural, está en relación con la exclusiva facultad de los humanos de utilizar
símbolos, signos, que no tienen conexión necesaria ni natural con aquello que representan.
El proceso de aprendizaje es, pues, una interiorización de la tradición cultural que
predomina en la sociedad en la que crecemos y vivimos. Este proceso se realiza tanto
consciente como inconscientemente y en interacción con los demás. También es importante
señalar que el aprendizaje cultural se consigue también mediante la observación. Prestando
atención a lo que ocurre alrededor y modificando los comportamientos, como resultado de esas
observaciones.
• La cultura es simbólica
• La cultura se comparte
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de unas generaciones a sus congéneres y también a las generaciones siguientes explica por sí
misma esa faceta de compartir que tiene la cultura.
• Cultura y naturaleza
La idea en este punto, es resaltar que la cultura puede moldear nuestra propia
naturaleza humana, hasta el hecho de que expresamos las necesidades biológicas (que
también compartimos con otros animales) de una forma específicamente humana y
modelada por los procesos culturales a lo largo de las generaciones. Es decir, nuestros
hábitos más naturales (comer, defecar, reproducirnos…), se ven afectados por los modelos
culturales en los que crecemos y nos desarrollamos.
Las fuerzas culturales más interesantes son las que afectan a la gente en su vida
cotidiana. Los aspectos culturales que tienen significado e influencia para una mayoría de
personas es lo que suele denominarse como cultura popular.
La cultura es integradora y, al mismo tiempo, es una síntesis de aspectos
económicos, sociales, valores, ideas, símbolos, opiniones o juicios, etcétera. De tal manera
que todos estos aspectos constituyen un conjunto cultural integrado, donde las variaciones
de unos provocan cambios en los demás.
Dentro de este conjunto de aspectos, podemos señalar que puede haber un sub-conjunto
de valores centrales que se conforman como típicos de una determinada cultura y por los que
se distingue de otras.
Además de las respuestas biológicas que los humanos, como cualquier ser vivo, tiene
ante la realidad, poseemos medios de adaptación culturales. Por ejemplo, utilizando
tecnología o instrumentos para satisfacer necesidades biológicas tales como alimento, bebida,
abrigo, comodidad o reproducción.
Pero también la cultura ofrece soluciones para las necesidades psicológicas y
emocionales (amistad, cariño, compañía, aprobación, etcétera). Todos necesitamos de ese
apoyo, a veces informal, que nos prestan otras personas, o bien formal, que nos prestan las
instituciones o asociaciones a tal fin constituidas.
La cultura se nos manifiesta como adaptativa, en sentido positivo y de ayuda al ser
humano, pero también puede comportar riesgos y malas adaptaciones a largo plazo.
(Pensemos por ejemplo en el daño medioambiental que nuestro desarrollo productivo ejerce
sobre el planeta).
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Nombres aparte, compartimos con monos y simios una herencia arbórea ancestral
con rasgos comunes tales como: 1) La capacidad prensil y destreza manual, 2) Visión en
profundidad y en color, 3) Capacidad de aprendizaje mayor, basada en un cerebro creciente y
4) Una importante inversión de los padres en un número limitado de descendientes.
Estos rasgos evolutivos y biológicos continúan siendo fundamentales en los procesos
de adaptación humana.
Hay una evidente brecha entre la sociedad de los primates (que viven en grupo) y la
cultura humana plenamente desarrollada, basada en el pensamiento simbólico.
No obstante, hay ciertos rasgos que compartimos con ellos. Por ejemplo, la
capacidad de aprender de la experiencia, que se ha observado también en grupos de simios.
Este aprendizaje experimental implica que no hay que esperar a la respuesta biológica o
evolutiva (cuyo proceso es muy lento y dilatado en el tiempo), sino que la conducta se puede
modificar por el aprendizaje la conducta y patrones sociales. Otro ejemplo, sería la utilización
de herramientas, obviamente más desarrollada en los seres humanos, pero que también se
observa en grupos y especies no humanos. También la caza, en principio adjudicada sólo a los
humanos, se ha demostrado que es practicada por grupos de chimpancés. En estos aspectos,
fabricación de herramientas y caza, observados en simios, es posible creer que los humanos ya
los realizaran durante tiempo anterior al que atestiguan las pruebas arqueológicas.
Los antropólogos están de acuerdo en que todos los humanos tienen capacidad de
aprendizaje de una cultura, con independencia de su aspecto físico y sus genes, y, de hecho,
la poseen.
Pero, también se ha llegado a la conclusión, tras el estudio de la diversidad humana de
que en las culturas hay rasgos universales (se encuentran en todas ellas), generalidades
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(comunes en bastantes grupos humanos) y particulares (sólo exclusivos de ciertas tradiciones
culturales).
• Universales y generalidades
Los rasgos culturales universales tienen gran relación con nuestra base biológica. Por
ejemplo, es común en toda cultura, un largo periodo de dependencia infantil, la sexualidad
durante todo el año y un cerebro complejo que permite usar símbolos, lenguaje y herramientas.
También se puede citar como rasgo universal la vida en grupos y en algún tipo de familia.
Hay otras manifestaciones de la cultura que están extendidas de manera general, pero
no son universales. Por ejemplo, la familia nuclear (padres e hijos), está lejos de ser universal.
También puede haber costumbres o creencias que provienen de ancestros culturales pero que
no se extienden a todas las culturas humanas (por ejemplo hablar el idioma inglés es un rasgo
cultural norteamericano y australiano, porque ambas culturas tuvieron colonos ingleses). En
ocasiones, los rasgos culturales proceden de una dominación cultural anterior, o bien se deben
a procesos de difusión cultural.
• Cultura e individuo
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“relación de reciprocidad” entre la cultura y el individuo: la cultura (sistema) ejerce su
influencia en la manera en que los individuos responden y actúan, mientras que, al mismo
tiempo, éstos juegan un papel activo en los cambios que puedan darse en las formas de la
sociedad.
• Niveles de la cultura
Los antropólogos reconocen niveles de cultura con un ámbito mayor o menor que las
naciones-estado. Así, la cultura nacional se corresponde a las características culturales
compartidas por los ciudadanos del mismo país; mientras que la cultura internacional va más
allá de los límites nacionales.
Algunos rasgos culturales adquieren rango internacional mediante la difusión, la
emigración, el colonialismo o la globalización. Pero, en sentido inverso, las culturas también
pueden tener un tamaño menor al nacional. Hablamos entonces de subculturas como patrones
culturales pertenecientes a grupos particulares (más pequeños) de una sociedad compleja. (El
término subcultura genera algún rechazo entre antropólogos al considerar que dicho término
pueda referirse a culturas de rango inferior a la cultura dominante). La idea que se debe retener
es que en un marco cultural amplio, como el perteneciente a un estado-nación, puede haber
grupos diferentes, más pequeños, con sus unas características culturales propias.
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ONU, la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Convenio sobre Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, y el Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y
Políticos.
Junto a este movimiento de Derechos Humanos, cuyo contenido afecta a toda la
Humanidad, ha surgido la necesidad de preservar los Derechos Culturales, que en este caso
no recaen sobre un individuo sino sobre un grupo, reconociendo la capacidad del mismo para
preservar su cultura, su lengua y sus bases económicas. Estos derechos culturales tienen
asociada la idea de Derechos de Propiedad Intelectual, para que grupos indígenas puedan
decidir acerca de cómo utilizar y distribuir sus conocimientos y las compensaciones que deben
tener a cambio.
Aquí, de nuevo, puede que veamos surgir el conflicto entre los derechos humanos y
los derechos culturales: ¿Es lícito aprobar el infanticidio, canibalismo o la tortura? En
realidad, la misión del antropólogo es registrar la existencia de estas prácticas en algunas
culturas y determinar sus causas y motivos subyacentes, sin tener por qué expresar su
conformidad con las mismas.
La cuestión es ¿Por qué y cómo cambian las culturas?. Una manera es por la difusión,
o préstamo, de unas culturas a otras, algo que siempre ha existido en la historia de la
Humanidad. Esta difusión puede ser directa (cuando dos culturas establecen voluntariamente
un tipo de relación entre ellas) o forzada (cuando la cultura dominante somete e impone sus
prácticas culturales a la cultura dominada). También hay una modalidad de difusión indirecta,
es decir, que se realiza no por una relación entre la cultura A y B sino a través de elementos de
intermediación como pueden ser, hoy en día, los medios de comunicación o las tecnologías de
la información.
Otro mecanismo de cambio cultural es la aculturación. Ésta tiene lugar cuando hay un
intercambio permanente de rasgos culturales entre grupos con un contacto directo continuado.
Un tercer mecanismo de cambio cultural es la invención independiente, por el que los
humanos innovan y encuentran soluciones a los problemas, y acaban impulsando cambios
importantes en los rasgos culturales interrelacionados.
• Globalización
El término globalización alude a procesos cuyo ámbito de actuación es
transnacional y generan cambios en un mundo donde personas y países están más
interconectados y son más interdependientes. Fuerzas protagonistas de la globalización son, por
ejemplo, el comercio, las finanzas internacionales, el turismo, las migraciones, los medios de
comunicación de masas, internet, flujos de información posibles por la tecnología, etcétera.
Entre esas fuerzas protagonistas de la globalización, no cabe duda del papel destacado
de internet que se ha configurado, en sí misma, como herramienta globalizadora, dando
soporte indispensable a otros factores globalizadores como los medios de comunicación o el
turismo (hoy día la industria mundial número uno).
Los efectos de la globalización no son siempre bienvenidos. Algunos pueblos la ven
como una amenaza a su identidad y estilo de vida. Prueba de esto es la movilización de
activistas contra la globalización. Su principal argumento es manifestar que la globalización
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está defendiendo, en el fondo, los intereses de las grandes corporaciones en detrimento de los
que ocupan los niveles económicos más bajos.
• Código ético
• Antropólogos y militares
La AAA ha considerado de importancia vital que los antropólogos estudien las causas
del terrorismo y la violencia. Ello ha llevado, en ocasiones, a situar a antropólogos como
contratados por las fuerzas armadas de EEUU para recopilar datos culturales y sociales que
tienen un uso posterior por dichas fuerzas.
Es evidente que esta utilización del antropólogo en el ámbito militar genera
problemas y colisiona con el código ético de los antropólogos, especialmente cuando son
utilizados en zona de guerra. Pensemos por ejemplo en que la obligación de informar a su
comandante militar inmediato puede entrar en colisión con aquellas normas éticas ya vistas en
el punto anterior (no hacer daño, identificarse ante la población en la que investigan, revelando
lo que van a hacer, etc…).
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4. SHAKESPEARE EN LA SELVA
LECTURA DE L. BOHANNAN
• INTRODUCCIÓN
La autora es Laura Marie Altman Smith, su nombre de soltera. Nació en 1922 en los
EEUU, falleció en 2002.
En 1943 obtuvo su graduación en la Universidad de Arizona, donde conoció a su futuro
esposo, Paul Bohannan, también antropólogo, con el que se casó poco más tarde. Ambos se
trasladaron a Washington, durante la Segunda Guerra Mundial, para trabajar en el Pentágono
descifrando los códigos secretos de los japoneses. Finalizada la guerra, Laura volvió a la
Universidad de Arizona, graduándose en Antropología en 1947 y, en 1951, se doctoró en
Oxford. Entre 1949 y 1953 los Bohannan realizaron su trabajo etnográfico entre los Tiv2,
cultura a la que dedicaron sus más destacadas investigaciones.
Basándose en tal experiencia, Laura publicó dos textos fundamentales. Uno de ellos
es “Hamlet en la selva”, un divertido cuento sobre las dificultades que encontró la antropóloga
para traducir ese drama shakespeariano al universo mental africano, y el peso de las barreras
idiomáticas y culturales entre sociedades. La obra se publicó en 1966 y ha contribuido en gran
manera a mostrar las vicisitudes a que se enfrenta el trabajo antropológico, lo mismo que
es objeto de atención desde la Lingüística y la Teoría de la Comunicación.
También escribió una novela, Return to Laughter, en 1964, bajo el seudónimo
Eleonora Smith Bowen. Parece que con ello trataba de proteger su reputación profesional, por
el carácter autobiográfico y el tono popular de la obra. Las reseñas de los estudiantes de
Antropología que la utilizan como materia de estudio, son unánimes en destacar lo divertida
que resulta la novela y su utilidad para entender otras culturas y comprender el trabajo en esta
disciplina.
Junto con su esposo, Laura publicó el importante texto Economía Tiv, por el que en
1969 obtuvieron el premio Herskovitz. Laura Bohannan volvió a Estados Unidos en 1958,
donde enseñó en las Universidades de Chicago y de Illinois en Chicago. Los Bohannan se
divorciaron en 1975 pero solo Paul volvió a casarse. Laura se retiró en 1990 y falleció en 2002,
a los 79 años.
Sus investigaciones acerca del sistema social de los Tiv influenciaron a toda una
generación de antropólogos culturales y, aún, hoy ese pequeño tesoro multidisciplinar que es
Shakespeare in the Bush (Shakespeare en la selva) sigue encandilando a los lectores y a los
estudiosos de todo el mundo
• TEMA
La autora describe en primera persona el momento en el que relata a los ancianos del
poblado de la etnia Tiv, en el que está haciendo trabajo de campo, la trama de la obra
de Shakespeare, Hamlet.
Su hipótesis inicial, que la condición humana es similar en todos los pueblos y, por
eso, sólo cabe una única interpretación de una narración determinada, se verá refutada
2
La mayoría de los Tiv habitan en Nigeria.
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cuando los ancianos de la tribu se niegan a aceptar ciertas cuestiones sobre el linaje, el
parentesco o la brujería y los presagios que aparecen en la obra.
Se confirma así la idea de que una obra literaria, estimada universal, puede ser
entendida de modos diferentes, ya que existe un abanico de interpretaciones posibles en
diversos contextos culturales a la hora de comprender una misma lectura.
En suma, un texto que abre el debate acerca de la universalidad de los patrones
culturales, de los prejuicios y de las consideraciones etnocéntricas, en la interpretación de las
culturas.
• DESARROLLO
Laura Bohannan nos relata un episodio de su viaje de campo a la tribu Tiv del África
Occidental. Durante su estancia, se le presenta la oportunidad de poder contarles a los hombres
Tiv –una tribu donde la tradición de contar historias está fuertemente arraigada- la historia de
Hamlet, una obra que cree es “universalmente comprensible” y a pesar de que en algún
momento se deba hacer mención a algunos detalles sobre las tradiciones culturales o se pueda
alterar la historia a causa de la traducción, sólo puede tener una “interpretación posible” y es
“universalmente obvia”.
Podemos señalar, a grandes rasgos, tres temas centrales como son el etnocentrismo,
la generalidad cultural y la universalidad.
La autora supone que la obra va a ser comprendida en la tribu Tiv, de la misma manera
a que lo es en la sociedad occidental. Sin embargo, cae en el error de “utilizar los estándares y
valores propios” de una cultura característica para elaborar su teoría de que la interpretación
de una obra literaria escrita en el siglo XVII tiene el mismo significado en todo el mundo.
Al mismo tiempo, cae en el desacierto de creer que “las sociedades pueden compartir las
mismas creencias y costumbres” o, en caso de no ser así, que estas costumbres puedan ser
explicadas y entendidas, lo que le lleva a decir: “La naturaleza humana es bastante similar en
todo el mundo”, una idea equivocada de la universalidad que le hace caer en el error de basarse
en que los seres humanos compartimos unos rasgos biológicos, psicológicos y sociales
universales en común, sin tener en cuenta los patrones culturales distintos que nos dan unos
valores, unas costumbres, unas tradiciones, una simbología, unas relaciones familiares… en
resumen, una cultura diferente, que nos hace interpretar, en este caso, el texto de Hamlet de
manera distinta.
Durante el relato de la historia, la autora se encuentra con varios contratiempos
narrativos y se ve interrumpida en muchas ocasiones por el jefe o los miembros dela tribu, que
intentan reinterpretar la historia en base a sus creencias y tradiciones culturales, dándole un
significado totalmente diferente y llevando a la narradora a la desesperación momentánea y a
la pérdida de esperanza de poder seguir contando la historia.
Llegados a este punto, la antropóloga se enfrenta a cuestiones a las que ella no daba
importancia o ignoraba:
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económicas y de supervivencia y consideran que Claudio y Gertrudis3 han actuado
bien al casarse, siendo el levirato4 una práctica habitual en el sistema de
relaciones familiares de los Tiv.
2) La segunda cuestión a tener en cuenta es el contexto cultural de los Tiv y el uso
de un lenguaje conceptual diferente, donde hay palabras que no tienen ningún
sentido para ellos como es el concepto de “académico”. No consideran a Horacio
como un académico (estudioso) ni comparten la idea de que Horacio le pase la
responsabilidad del descanso del rey muerto a Hamlet ya que en su cultura, este
tipo de asuntos son para los jefes y los ancianos, que representan la sabiduría, y
no los jóvenes como Hamlet.
3) En tercer lugar, creo que es conveniente mencionar la cuestión simbológica. “La
asociación entre un símbolo y lo que simboliza es arbitraria y convencional”, es
decir, un elemento se asocia arbitrariamente con un significado particular en una
cultura específica en la cual se comparten creencias y experiencias comunes que
se basan en el aprendizaje y que se transmiten a través de generaciones. En este
caso, los Tiv no entienden la idea de ver a un muerto (fantasma) y lo comparan
con un presagio o niegan la existencia de los fantasmas, de que ellos puedan andar
y tener sombras y lo tachan de brujería.
4) En cuarto lugar, observamos las diferencias morales culturales. Los Tiv tienen
otras reglas o normas por las que se rige su conducta como ser humano en
concordancia con la sociedad y con uno mismo. Se descubre la idea de inmoralidad
de la cultura occidental en la falsificación. “Encontré una mirada llena de reproche
por parte de uno de los hombres a quienes yo había dicho que una falsificación
indetectable de la escritura no sólo era inmoral, sino que estaba más allá de la
habilidad humana”. También creen que la idea de matar al hermano de tu padre,
que ha actuado como un padre para ti es algo horrible y creen que los brujos
deberían embrujar a Hamlet y rebaten la idea de la venganza de un hijo por la muerte de su
padre diciendo que deben ser los compañeros de edad del padre quien puedan
obtener venganza.
Una cuestión que se baraja durante todo el texto y está relacionada con todas las
anteriores es la idea de las relaciones familiares de los Tiv. Como se ha dicho antes los Tiv,
apoyan el levirato dentro de un grupo de ascendencia patrilineal y esto choca con la familia
nuclear tradicional occidental de la época, y muchas veces lleva a la confusión de la tribu para
poder entender la historia. También es notable, en este contexto, la prominencia que se otorga
en la tribu a los ancianos, ante los cuales se han de dirimir todas las cuestiones de importancia
para los Tiv, y son considerados fuente de autoridad y sabiduría.
Para terminar con nuestro análisis, me gustaría destacar el último pasaje del texto donde
los Tiv comentan “Ya os dije que si conociéramos mejor a los europeos, encontraríamos que
en realidad son como nosotros”, y están seguros que lo sabios del otro país darán la misma
interpretación del libro ya que la que aquí se está equivocando y debe informarse de nuevo es
la narradora; los ancianos de la tribu consideran que tienen la razón.
3
Claudio es el hermano del rey fallecido (el que era padre de Hamlet) y Gertrudis es la
madre de Hamlet que al fallecer su esposo se casa con su antiguo cuñado Claudio.
4
Levirato: cuando la viuda contrae de nuevo matrimonio con un hermano del difunto
esposo.
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“Alguna vez has de contarnos más historias de tu país”. “Nosotros, que somos ya
ancianos, te instruiremos sobre su verdadero significado, de modo que cuando vuelvas a tu
tierra, tus mayores vean que no has estado sentada en medio de la selva, sino entre gente que
sabe cosas y que te ha enseñado sabiduría”.
Claramente, los Tiv intentan darle a Bohannan una lección y quieren mostrarle que
ellos también tienen su cultura. En realidad, los Tiv, están haciendo su propia interpretación del
texto de Hamlet y consideran que es la única interpretación válida, utilizando estándares
culturales propios.
Como reflexión final, debo añadir que la tendencia general etnocéntrica por parte
de la gran mayoría del conjunto de las sociedades, especialmente las Occidentales, nos
lleva a juzgar a otras culturas en base a nuestros estándares propios y nos impide, muchas veces,
apreciar la riqueza y variedad cultural que existe en nuestro planeta así como aceptar como
moralmente válidas otras tradiciones, comportamientos, creencias o prácticas diferentes a las
nuestras.
• CONCLUSIÓN
5. RELATIVISMO 2.0
(LECTURA DE M. BROWN)
• INTRODUCCIÓN
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argumentos lógicos y éticos. Y, sin embargo, ni totalmente asumido ni repudiado, el relativismo
cultural permanece.
5
En particular en el trabajo de Melville J. Herskovits.
6
Ruth Benedict, Margaret Mead y Melville Herskovits.
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porque el legado estadounidense de esclavitud y segregación racial, así como la permanente
asimilación de grandes cifras de inmigrantes, le dieron al relativismo cultural una resonancia
política que no han tenido en gran parte de Europa, hasta finales del siglo XX.
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Hoy no suelen ponerse objeciones al relativismo metodológico. Es decir, al hecho de
suspender el juicio hasta que la práctica o la creencia que se investiga, haya podido ser
comprendida en su contexto total: si los antropólogos se sintieran libres de expresar su
desagrado cada vez que topan con prácticas chocantes, repugnantes o ilógicas, el trabajo de
campo sería imposible. En la tarea del día a día de la investigación, se suspende cualquier juicio
abierto, no solo por respeto hacia los anfitriones, sino -porqué no decirlo- para que permitan
que la investigación siga adelante.
Por lo que respecta al relativismo moral o ético, se entiende por tal considerar que
los valores de cada pueblo son “sui generis” y se auto-validan, requiriendo que los extraños
los juzguen según el estándar del propio grupo y no según un estándar universal.
Frente a este relativismo ético, hay un abanico de alternativas. Una es absolutista y anti-
ilustrada: las reglas morales las proporciona Dios en el libro sagrado “x”, por lo tanto poco hay
que decir a ello. Otra alternativa, de carácter universalista, insiste en que la unidad psíquica de
la humanidad, implica una moralidad común, un conjunto de principios de ley natural que se
encuentran en todas partes. Esto, en la práctica se aleja bastante de la realidad y es poco útil.
Pongamos un ejemplo: En muchas sociedades la gente piensa que la brujería es un fenómeno
real, y que los brujos acusados de matar a sus presuntas víctimas son, pura y llanamente,
asesinos. Si intentamos aplicar en tales casos el principio de ley natural: «Es inmoral tomar una
vida humana inocente», nos enfrentamos a un inesperado laberinto de complejidades morales.
Un defensor honesto de una moral basada en la ley natural estaría obligado a admitir que, por
intranquilizadoras que puedan resultar las muertes por brujería, no son primariamente el
producto de una cruda depravación moral, sino, en todo caso, de una comprensión equivocada
del mundo.
Pero si los antropólogos, hoy día, defienden la idea de unos derechos humanos
universales, deben mantener los principios que se acercan a la generalidad (justicia
fundamental, equidad, compasión, responsabilidad compartida…). Así, Elvin Hatch, tras
concluir que el relativismo cultural clásico ya no es defendible, ofrece un conjunto de estándares
por medio del cual se podría juzgar la moralidad de otras culturas. El más importante de esos
principios es el principio humanista, basado en la idea de tener instituciones exitosas que
promocionen el bienestar. Más que un modelo basado en la ley natural, es un modelo funcional
de moralidad con la esperanza y el objetivo de poderlo aplicar a las diferentes culturas.
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Por lo que vemos, la versión radical del relativismo es, como mínimo, muy cuestionable
y los principios de la ley natural son de limitada utilidad. Entonces, ¿Cuál es el camino a
seguir?. Un enfoque interesante es la denominada moral dialógica.
Este último enfoque rechaza el modelo de las culturas como mundos discretos, propios
del relativismo clásico, y es sustituido por otro modelo que contempla las sociedades como
parte de una comunidad moral en expansión. La filósofa Seyla Benhabib dice que “nos
hemos vuelto moralmente contemporáneos y estamos atrapados en una red de
interdependencias”. La interdependencia a que se refiere es una comunidad de conversación
entre culturas. Y, sólo tras este diálogo, podrán emerger regímenes robustos de justicia,
investidos de legitimidad.
La solución dialógica, suscita complicaciones a la hora de ser llevada a la práctica: la
globalización y el progreso tecnológico ofrecen oportunidades para la creación de vínculos
morales entre comunidades, pero también crean nuevos desafíos éticos.
No obstante, la propuesta implica un camino para repensar la moral de una manera
transcultural, después de que el relativismo cultural clásico haya dejado constancia de su
fracaso.
Para que esta moral dialógica funcione, tiene que basarse en una convicción
subyacente: que la humanidad en su conjunto debe moverse hacia una mayor igualdad,
compasión y justicia. En este punto, hay que resaltar el compromiso de muchos antropólogos
en pos de una creencia implícita en su trabajo sobre los Derechos Humanos: la creencia en un
progreso moral por el que merece la pena luchar.
Otra queja que puede hacerse al relativismo cultural es su marginación del estudio de
la naturaleza humana en sentido amplio, puesto que preconiza el pensamiento y el
comportamiento humanos sólo por referencia a culturas particulares. Precisamente, en este
punto, Donald E. Brown y otros, abogan por el estudio de la naturaleza humana: es decir,
teniendo en cuenta los impulsos innatos y las fuerzas psicológicas que determinan las
conductas, si se quiere comprender y mejorar las instituciones humanas.
Esta búsqueda de impulsos o disposiciones comunes del comportamiento humano,
parece haber sido abandonada por los antropólogos. En otras disciplinas sí se ha llevado a cabo
esta investigación en ciencia cognitiva, socio-biología y psicología evolucionista. Se aspira a
demostrar que el pensamiento moral es un legado de nuestra herencia y está inscrito en nuestra
biología. Sin embargo, si esto es así ¿Por qué hay tanta diferencia de valores entre los grupos
humanos?.
Para ofrecer una visión convincente de la condición humana, deberíamos ser capaces
de alcanzar un equilibrio sensato entre elementos comunes a la mayor parte de los sistemas
culturales y aquellos otros que vuelven distintivo a cada grupo. Ese es el gran debate del que
los antropólogos han estado ausentes en cierta medida. Es preciso recuperar, pues, una doble
visión que atienda, al mismo tiempo, a los valores de las sociedades específicas y a los valores
de las grandes comunidades políticas y morales en donde aquéllas están insertas.
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• CONCLUSIONES: RELATIVISMO CON RAZÓN
El relativismo cultural clásico, tal y como fue concebido, tiene defectos significativos.
Sobredimensiona las diferencias entre las sociedades y subestima la posibilidad de
trascenderlas. Invita a un minimalismo moral donde se considera hostil el análisis
comparativo.
Pero también es verdad que las culturas constituyen mundos de vida distintos y es ahí,
en el choque con lo verdaderamente diferente, donde el relativismo cultural clásico nos puede
ayudar a entender lo diferente con nuestra propia visión lógica o moral.
El autor propone un nuevo relativismo cultural, su versión 2.0, que mantenga elementos
de la versión clásica que puedan ser defendibles pero que corrija aquellas posiciones que ya han
sido abandonadas por la antropología.
1) Es cierto que existe un convencimiento entre los miembros de una sociedad de que
sus valores y prácticas son superiores a los de otras culturas. Pero, los
antropólogos actuales consideran que esta tendencia se puede, perfectamente,
trascender: la mayoría, en este siglo XXI, nos encontramos a caballo entre, al
menos, dos sistemas culturales simultáneos.
2) Los sistemas culturales tienen una carga específica de actividad y moralidad
propia. Pero no son sistemas cerrados. No hay limitación para una comparación
transcultural razonable, que amplíe nuestra comprensión de la condición humana.
3) La mayoría de las sociedades estables crean condiciones de vida satisfactorias
para sus miembros. Pero, también es cierto que hay prácticas particulares que son
valoradas como disfuncionales de cara al bienestar humano.
4) Todas las sociedades tienen tensiones o disfunciones internas que generan
fracturas en términos de género, rango, orientación sexual o devoción religiosa.
Por tanto, no puede admitirse sin más que una costumbre dada, por el hecho de
que ha sido asumida desde siempre, sea parte incontestable de la sociedad o
cultura en cuestión.
5) La interacción entre sistemas culturales es compleja. Los contactos interculturales
desafían o distorsionan el dinamismo interno de una sociedad dada. Por ello, es
necesario un contexto nuevo donde se atienda a esos efectos causados por el
contacto intercultural con una nueva sensibilidad.
6) Aunque la adaptabilidad humana es enorme, no lo es hasta el infinito. Hay
aspectos ampliamente extendidos, tal vez universales, en lo referente a la
cognición, la vida familiar, la expresión sexual o los valores éticos, entre los seres
humanos. Lo universal tiene un valor limitado cuando trata de explicar las
diferencias culturales, pero ha de ser tenido en cuenta y eso no es inconsistente
con los principios del relativismo cultural.
21
En suma, el relativismo cultural es un conjunto de ideas que pueden conservarse, más
que como filosofía o doctrina, como un conjunto de reglas prácticas. Los límites de uso de estas
reglas son una llamada al buen juicio y a someter cada cuestión al estudio minucioso y al peso
de la evidencia. Al forzar la consideración de que los mundos sociales son como islas, separados
unos de otros, lleva en sí misma el germen necesario para tender que los observemos
minuciosamente y, acaso, acabar demostrando que, después de todo lo que parecían islas no
eran tales.
22
1. ANTROPOLOGÍA EN ACCION
23
• Métodos de investigación en antropología cultural
La etnografía surge como una estrategia de estudio dirigida a sociedades con poca
diferenciación social (mucha menos de la que se encuentra en las naciones grandes y
modernas). El objetivo es llegar a una comprensión total de la cultura de que se trate,
utilizando, en buena medida, una estrategia libre en lo que respecta a la recogida de la
información.
Una faceta primordial en el trabajo del etnógrafo es hablar con la gente de manera
continua, hacer preguntas. Ello implica, por supuesto, un proceso de aprendizaje del idioma
7
1858 - 1917
24
local. Además de las preguntas que pueden surgir de manera, más o menos, informal, el
etnógrafo planifica las entrevistas, estructurando formularios de cuestiones.
El objetivo es obtener respuestas de la práctica totalidad de la población (no de una
selección parcial) y realizar entrevistas estructuradas que recogen directamente las
respuestas de los entrevistados, en vez de cuestionarios cuyo relleno es siempre más
impersonal. Lógicamente, el objetivo de este método de la entrevista estructurada no es otro
que conocer los patrones, y las excepciones, que rigen la vida en la aldea estudiada.
• El método genealógico
Llamamos consultores clave o informantes clave a ese tipo de personas que en cada
comunidad pueden proporcionar (por experiencia, talento, formación…) una información más
completa y útil sobre la vida de la aldea.
• Historias de vida
Resulta inevitable, como humanos que somos, desarrollar sobre el terreno simpatías y
antipatías. Cuando se descubre algún personaje, especialmente interesante, el etnógrafo puede
recoger su historia de vida como un elemento más, a veces importante, en la estrategia de
investigación.
Se trata aquí de poner en relación, por un lado, las creencias y percepciones nativas
con, por otro lado, las propias conclusiones del etnógrafo.
Son dos estrategias utilizadas por los investigadores y que reciben nombres derivados
de la lingüística: investigación emic (de orientación local) e investigación etic (de orientación
científica).
El enfoque emic investiga cómo piensa la población local, qué es significativo para
ellos, cómo perciben el mundo, cuáles son sus reglas de comportamiento, etcétera.
Por otro lado, el enfoque etic se centra en las observaciones e interpretaciones del
etnógrafo (antropólogo). El investigador enfatiza lo que considera importante, al tiempo que su
formación le permite aportar un punto de vista objetivo e integral, aunque la completa
objetividad es difícil de alcanzar, precisamente, porque el investigador -como cualquier ser
humano- no puede obviar sus propias convicciones culturales.
Los etnógrafos suelen combinar ambas estrategias en su campo de trabajo, como ayuda
para una mejor comprensión de las culturas que se estudian.
25
• La evolución de la etnografía
Hay una evidencia: no se puede estudiar todo. Por ello, el trabajo etnográfico de hoy
suele acotar temas o problemas específicos11.
Cuando se investiga un problema específico, se necesita, a menudo, mirar en otros
lugares diferentes de la población local, como organismos gubernamentales u organizaciones
internacionales, para obtener datos relevantes: la información de interés para el etnógrafo va
más allá de lo que puede decirle la población local.
8
1884-1942
9
Como el clásico relato de Malinowski, “Argonautas del Pacífico Occidental” (1922).
10
En definitiva, una perspectiva “emic”.
11
Véase Murchison, 2010; Sunstein y Chiseri-Strater, 2012.
26
actúan sobre los lugares que estudiamos, no podemos permitirnos el lujo de ignorarlas. El
investigador debe incluir el estudio de esas fuerzas externas (gobiernos, corporaciones, ONG’s,
movimientos sociales, etcétera), como parte del análisis integral de las culturas de las que se
ocupa.
En este panorama tan cambiante para la antropología, surge la cuestión ¿qué podemos
mantener de la etnografía tradicional?. Pues, como citan correctamente algunos autores, “la
atención tradicional de la antropología a la observación atenta de vidas particulares en
lugares particulares, tiene una importancia perdurable”12. Es este método de observación
atenta el que distingue la antropología cultural de la sociología y de la investigación de
encuestas.
2. METODO.
LECTURA DE J.L. Peacock
12
Gupta y Ferguson, 1997.
27
Buscar la verdad de los nativos en su entorno,
Mirando y escuchando
• El viaje
¿Cómo encaja el viaje antropológico? Desde luego hay viajes que se constituyen en
una aventura real, aunque tengan finalidad científica13. En el National Geographic se pueden
leer reportajes acerca de antropólogos que, con el mismo espíritu, atraviesan la jungla, el
desierto y las montañas para vivir con tribus perdidas o descubrir ciudades ignotas.
• El trabajo de campo
La aventura de los Geertz nos lleva a considerar algo esencial en el trabajo de campo:
adquirir un papel o rol en la comunidad. Y este paso, conduce a otro: la interpretación.
Así pues, tenemos tres pasos diferenciados en el trabajo de campo: a) la experiencia,
b) el establecimiento de la identidad en un contexto nuevo, y c) la interpretación. Esta
13
Thor Heyerdahl, construyó una balsa imitando a las prehistóricas a la que llamó Kon
DoTiki, y navegó con ella desde Perú hasta Tahití. Su propósito explícito era científico: probar que los
antiguos peruanos podían haberlo hecho, y por lo tanto podían haber influido en la cultura del Pacífico.
28
combinación triple es lo que se denomina en el trabajo de campo antropológico como
“observación participante”. Para un viajero común, turista dirían algunos, los lugares y las
gentes son solo objetos que pueden más o menos gustar y susceptibles de ser fotografiados,
pero eso es todo.
El etnógrafo, en cambio, llega para quedarse algún tiempo. La misión del antropólogo
no es simplemente merodear e integrarse. También debe registrar, describir, analizar y exponer
la cultura del mejor modo que pueda. Esa exposición es el resultado del trabajo de campo: la
etnografía.
Esto, al menos, es el ideal. La realidad varía según las circunstancias. Hay etnógrafos
que hablan de momentos dramáticos en los que la nueva cultura llegó a poseerlos y los sacudió
de tal manera que sus presupuestos de partida fueron descompuestos. En otros casos, la
capacidad de comprensión se aumentó de manera más gradual. Pero lo innegable es que el
trabajo de campo es experiencia pero es también método, incluso un método científico,
que intenta caracterizar descriptivamente el modo de vida de otros.
• Participación y observación
La tarea del antropólogo exige tanto implicación, como distancia. Capacidad para
establecer lazos y también para disolverlos. Tiene que gestionar su compromiso de manera que
sea participación y observación.
Es posible, que un trabajador de campo se vea absorbido por la vida de un grupo extraño
de tal manera que experimente el atractivo de convertirse en uno de ellos. Ello es debido, no
14
Bildungsroman.
29
sólo al hecho de que la mayoría de las culturas son atractivas, sino también porque el trabajo
de campo implica una participación a tiempo completo con el grupo. A la larga, sin embargo,
el objetivo no es unirse al grupo, sino analizarlo y comprenderlo, para lo cual el
participante debe ser también observador.
En general, los antropólogos son tratados con amabilidad y tolerancia. Pero, nadie
ignora la dureza del trabajo de campo (enfermedades, guerras, clima extremo, incomodidad,
pobreza, peligros15…). Los obstáculos burocráticos y/o políticos son, a veces, desalentadores;
hay que aprender idiomas nuevos (a veces más de uno), etcétera.
Todo esto son obstáculos que podemos clasificar como “externos”. Pero lo que resulta
más devastador es la combinación de exigencias externas, que ya hemos citado, con
exigencias psicológicas, internas. Es el dilema de ser, a la vez, participante y espectador, estar
dentro y fuera, comprometido y distanciado.
15
Algunos antropólogos han muerto en su lugar de trabajo de campo, normalmente por
accidentes; rara vez por la acción de los nativos.
30
ocultando lo que van descubriendo. El etnógrafo, por el contrario, comparte abiertamente sus
objetivos con aquellos entre los que realiza su trabajo y su observación participante. Tampoco
comparte esencia el trabajo del etnógrafo con el del psicoanalista. Éste, tarta de obtener una
información de los individuos, información que éstos desean conscientemente retener. La
profundización en la psique que efectúa el psicoanalista para desvelar pautas de conducta puede
aparentar paralelismo con el etnógrafo. Pero la técnica es totalmente diferente. El paciente de
psicoanálisis espera ser curado, su relación con el psicoanalista es personal y no implica a la
comunidad a la que pertenece. El etnógrafo, en este sentido, se sitúa no en el plano del doctor
que psicoanaliza, sino más bien en el plano del aprendiz que estudia lo que la cultura le puede
enseñar.
• La interpretación
• Descripción e interpretación
31
un faro interno: busca y pone de relieve; destaca una cosa y obvia otra; abstrae; construye
hechos a través de la experiencia.
• Positivismo e interpretación
16
Nombre de una escuela filosófica originada en Viena a principios del siglo XX.
32
Para un analista de encuestas, la técnica clave es el muestreo. La clave está en que la
muestra seleccionada sea lo suficientemente representativa de la población total. La muestra,
nos presenta los datos extraídos de manera individual, a través de la encuesta, de cada individuo
que forma parte de dicha muestra, sin que interaccionen unos con otros en ese proceso de
extracción. El etnógrafo, por el contrario, precisa de esas interrelaciones transversales,
porque la información que de ellas extrae, enriquece su comprensión.
Como vemos, son dos maneras de realizar el análisis: una, la del investigador social,
lo realiza mediante un sistema distante; otra, la del etnógrafo, consiste en un aprendizaje
cercano, junto al grupo, que es quien, en definitiva, enseña al investigador.
Es cierto que una golondrina no hace verano. Y que el estudio de un grupo pequeño no
prueba un principio universal. Pero ese estudio sí puede aportar enriquecimiento a teorías más
amplias. Es así, de este modo, como la etnografía contribuye al conocimiento de los asuntos
humanos.
El desafío constante que afronta el etnógrafo a diario es: ¿Cómo interpretar lo que
escucha y observa? La realidad es que la cultura se construye, ahí mismo, delante de sus ojos
y el etnógrafo se esfuerza en dar sentido a ese contexto que presencia: está interpretando. La
cultura no es una cosa fija. Es una formulación viva que se substancia momento a momento
y en la que participan tanto el actor como el etnógrafo. La substancia cultural que puede obtener
el etnógrafo no puede estar separada del método, puesto que convive con él, se genera a través
de él.
Hubo un tiempo anterior, en que la antropología consideraba la cultura como un hecho
estático. Una colección de costumbres y objetos materiales, dignos de ser exhibidos en un
museo. Hoy día, la consideración antropológica de la cultura es muy diferente. El hecho
estático se ha convertido en un hecho dinámico. Una construcción negociada
incesantemente por los actores e interpretada por el antropólogo.
• La generalización
33
• Universales
Las tendencias universales humanas aparecen tanto en el pensamiento como en las
conductas. Los denominados estructuralistas dicen que todos los seres humanos pensamos de
manera similar y dualista. De acuerdo con esto, todas las culturas humanas clasifican el mundo
en categorías opuestas: macho hembra; espiritual material; izquierda o derecha; etcétera.
Sugieren que esto puede deberse a la estructura del cerebro humano que genera el dualismo ya
en su propia composición con dos hemisferios, izquierdo y derecho. Para el estructuralismo,
basado en principios filosóficos racionales, la mente humana posee categorías innatas
independientes de la experiencia. Así pues, el estructuralismo se ve inclinado a descubrir
cuáles son las cualidades humanas universales.
• Covariación
34
interpretación (hacer que los datos cobren sentido), y de la traducción (que también sean
inteligibles para los que no forman parte del trabajo de campo).
• Funcionalismo
• Configuracionismo
17
Patrones de cultura.
35
• Análisis simbólico
• Generalización etnográfica
Bajo cualquier forma que nos acerquemos a una cultura, la etnografía es también un
modo de generalizar. La generalización de la etnografía queda patente cuando trata de
describir gente real, de modo preciso y sistemático, revelando lo que en ellos hay de general.
Pero, como en la literatura, el mensaje no está explícito en lo general, sino en la representación
de lo concreto; en la historia que se cuenta acerca de algo concreto. Los lectores son los que
deben captar por sí mismos los valores subyacentes.
Hay metodologías formales que tienen cabida en la descripción etnográfica. Ayudan a
que sea más precisa. Pero el elemento literario es muy potente: es el poder de la imaginación
científica para llevarnos al contacto con las vidas de los extraños. Tal vez, no pueda formular
absolutismos, pero la etnografía sí puede comunicar verdades humanas que están
inmersas en aquella descripción densa que formuló Clifford Geertz.
¿Cómo podemos decir que razona el antropólogo? Sabemos que gran parte de su
investigación es empírica: se basa en la recogida de hechos. Después indaga entre sus datos y
formula sus hallazgos. Hasta aquí, todo es inducción.
Pero no es todo. También la investigación antropológica es deductiva. La antropología
está fuertemente orientada hacia los otros. Es una disciplina extrospectiva. Cuando generaliza,
lo hace sobre la base del conocimiento sobre muchas sociedades y culturas, no sólo sobre la
base de la cultura propia del antropólogo. Por lo tanto, aunque el antropólogo dirige su estudio
hacia fuera, hacia lo otro, no podemos olvidar que luego interpreta, e interpretación significa
introspección. Trabajará con datos obtenidos externamente, sí, pero su análisis será llevado a
cabo en los términos de sus propias categorías y orientaciones.
Los antropólogos han intentado controlar ese sesgo personal de dos maneras: a)
sistematizando el proceso de investigación (lo cual tiene el inconveniente de hacer rígida la
percepción, perder las sutilezas de la otra cultura), y b) hacer explícito ese sesgo personal;
realizar una introspección abierta de manera que el propio investigador forma parte del estudio.
Esta mezcla del conocimiento de los otros y el autoconocimiento que encontramos en
la antropología, puede ser esclarecedora. Contemplemos esta afirmación: la comprensión de
uno mismo se obtiene mejor a través de la relación con otra persona. Así, la comprensión de la
propia cultura se obtiene mejor a través de la relación con otra cultura. Esta interacción entre
lo externo y lo interno, se da en el trabajo de campo. Sin duda, la captación del otro, mientras
nos vemos sutilmente nosotros mismos, no está exenta de cierto arte. El antropólogo debe ser
36
consciente de esa combinación entre subjetividad y objetividad que acompaña la
investigación, ya sea en el trabajo de campo o en el análisis comparativo.
La antropología se nos presenta, en resumen, como deductiva e inductiva (se guía por
la teoría y las construcciones mentales del investigador, tanto como por los hechos que se
investigan); es tan introspectiva como extrospectiva (la comprensión del otro mejora la
comprensión de uno mismo); y es experimental (el antropólogo participa en la vida social del
grupo, sin ser un mero coleccionista).
3. TEORÍAS DE LA CULTURA.
(LECTURA DE Roger M. Keesing)
• INTRODUCCIÓN
37
Tal vez, si nos situamos en el centro de la enorme diversidad individual, no podamos
decir tan claramente que la cultura es una herencia común de la gente que se integra en una
sociedad particular.
Desde luego, es un desafío poder determinar un concepto de cultura que nos revele lo
más posible. Como dice Geertz, “reducir el concepto de cultura hasta el tamaño … de un
concepto más estricto, más especializado… y más poderoso teóricamente”. Los antropólogos,
de momento, no han llegado a un acuerdo unánime acerca de cuál es la mejor manera de afinar
esa herramienta conceptual denominada cultura.
Vamos a ver, lo esencial de las propuestas recientes sobre la cultura, en torno a cuatro
áreas.
Hollowa, Alland o Montagu, se han planteado hasta dónde es posible distinguir las
culturas humanas. Uno de los temas cruciales es el punto en el que el lenguaje vocal evolucionó,
y qué tipo de lenguajes fueron sus precursores. Si la evidencia de un lenguaje vocal está
establecida en un tiempo inferior a 100.000 años, nos queda un largo trecho de dos millones de
años, o más, con una vida social proto-humana en donde no hay un código de comunicación
simbólica.
Desde el punto de vista de la teoría de la cultura, los principales desarrollos han llegado
desde aproximaciones evolucionistas hasta la cultura entendida como un sistema adaptativo.
Este pensamiento evolucionista de la cultura ha tenido su gestación en los focos de Michigan y
Columbia. Admitiendo, en este punto, la diversidad de criterio entre los especialistas, muchos
de los que siguen esta línea (a los que podemos llamar adaptacionistas culturales) están de
acuerdo en algunos presupuestos amplios:
a) Las culturas son sistemas que relacionan las comunidades humanas con sus
entornos ecológicos y que dan lugar a unas pautas de conducta transmitidas
socialmente.
b) El cambio cultural es ante todo un proceso de adaptación y se superpone a la
selección natural: el hombre, como todo animal, ha de mantener una relación
38
adaptativa con su entorno para poder sobrevivir. Aunque esa adaptación se logre
a través de la cultura, el proceso sigue las mismas reglas de selección natural que
rige la adaptación biológica.
c) Por lo general, los cambios adaptativos empiezan en aquellos elementos ligados a
la producción (tecnología, economía de subsistencia, organización social…).
Podríamos decir que se ven como algo primario las adaptaciones culturales
relacionadas con la subsistencia, mientras que la evolución adaptativa de sistemas
relacionados con ideas o creencias, pasa a un plano secundario. Aunque, Harris
y otros adaptacionistas culturales, dejan espacio para que la ideología transforme
el orden económico y social.
Nos encontramos aquí con los escritos de Lévi-Strauss. Sus escritos sobre la cultura y
la mente han sido muy influyentes. Lévi-Strauss contempla las culturas como sistemas
simbólicos compartidos que son creaciones de la mente, acumulativas.
El objetivo es descubrir cómo la mente genera unas elaboraciones culturales (mito,
arte, parentesco, lenguaje). El mundo físico en que los humanos viven, proporciona el material
bruto con el que la mente impone un orden cultural que se contrapone con la realidad caótica
39
de la naturaleza. Naturaleza contra cultura es una polaridad simbólica u oposición fundamental
en la mayoría, si no en todos, de los tiempos y lugares.
No es fácil alcanzar un compuesto ecléctico de entre los temas que dividen a los
teóricos de la cultura, aunque sería muy útil una salida conceptual.
40
misteriosa, esos significados van más allá de un sistema “ideacional” en la mente y trasciende
a la experiencia privada o individual.
La solución que da Goodenough es que la cultura es un sistema de ideas en un ámbito
cognitivo individual que puede capacitar para producir respuestas culturales en situaciones
sociales.
Geertz: Las culturas están localizadas en el tiempo y espacio por la distribución
temporal y espacial de los individuos que las portan. Las culturas están entre las mentes de esos
individuos, pero no en ellas.
Schneider: La cultura existe por sí misma, independientemente de sus manifestaciones
en los pensamientos y acciones de quienes las incorporan. Schneider se abstrae explícitamente
por encima y fuera de la perspectiva del actor individual.
Por otra parte, tampoco se puede liberar la cultura de las mentes individuales a través
de las cuales toma cuerpo. Las formas que toman las culturas, depende de lo que los seres
humanos individuales puedan pensar, imaginar, aprender y también de las conductas colectivas.
Qué decir acerca de la cuestión de los universales: ¿Hay en las pautas universales de
cultura no lingüística paralelismos con las culturas que emergen en el lenguaje?
Está abierto el debate hasta qué punto los universales del lenguaje reflejan reglas
lógicas o estructuras innatas. Para Chomsky se trata de especificaciones innatas. Otros, en
cambio, piensan que hay un sustrato cognitivo subyacente a la competencia lingüística. Piaget,
supone que se trata de sistemas cognitivos jerárquicos complejos.
Tal vez, debamos concebir la cultura como un sistema de competencia (entendido como
cuando afirmamos la competencia lingüística que alcanza un individuo respecto de un idioma,
41
al escucharlo y hablarlo). Y, en ese sentido, podemos decir que el individuo no sabe de todos
los sectores de la cultura. Es decir, la cultura es un cuerpo competencial cuya distribución entre
la población es diferente (aunque dicho cuerpo competencial esté presente -al menos en parte-
en la mente de los individuos).
Está bien que se explore en el estudio de las culturas como sistemas ideacionales, pero
este estudio de la cultura debe de incluir el estudio de las situaciones sociales y ecológicas en
que actúan los seres humanos. Y todo ello por seis razones:
• CONCLUSION
42
a plantearnos las cuestiones estratégicas y a ver las conexiones que de otra manera habrían
estado ocultas.
43
1. ETNICIDAD Y RAZA
• Estatus e identidad
En las sociedades modernas la gente tiene diversidad de identidades. Esas identidades
diferentes, se denominan status. Solemos entender el estatus como algo de prestigio, digno de
admiración. Sin embargo para los científicos sociales, el término tiene un significado más
neutro: hace referencia a cualquier posición que alguien ocupa en la sociedad, sin importar si
esa posición es prestigiosa o no.
Hay algunos status a los que no podemos renunciar. Por ejemplo, la edad es considerada
un status, o la raza, o el género. Estos status se denominan adscritos. Hay otro tipo de status
que adquirimos fruto de acciones, esfuerzos, talentos o logros. Son los status adquiridos.
En ocasiones, el status (la posición) tiene un carácter contextual: tenemos un cierto
status en determinados entornos y otro status en entornos diferentes. Es lo que se denomina
“negociación situacional de la identidad social.”
44
• Grupos minoritarios y estratificación
Un grupo minoritario es aquél que ocupa posiciones subordinadas en una jerarquía
social. Por lo general, estos grupos tienen menor poder y más dificultad en el acceso a los
recursos (de renta, sanitarios, educativos…) que los grupos mayoritarios.
18
El fenotipo hace referencia a rasgos evidentes de un organismo, su biología
manifiesta (anatomía y fisiología).
45
Ahora, los científicos han progresado en la explicación de la variación en
el color de la piel y de muchos otros aspectos de la diversidad biológica
humana. Pasamos de la clasificación a la explicación, donde la selección
natural juega un papel clave.
La selección natural es un proceso por el cual las formas más aptas para
sobrevivir y reproducirse en un determinado entorno, lo hacen. Los tipos más
favorecidos, sobreviven produciendo más descendencia. Este concepto de
“selección natural” es un factor que incide en las variaciones del color de la piel y sirve como
ejemplo del nuevo enfoque explicativo de la diversidad biológica humana. Por ejemplo, la
selección natural hace que los humanos que viven en los trópicos tengan en su piel una
producción mayor de melanina, que ofrece protección frente a la radiación ultravioleta del sol
y, por tanto, se oscurece su piel en mayor medida que la de los seres que viven fuera de los
trópicos y que no tienen necesidad de generar tanta melanina. Vemos, entonces, cómo un
protector solar natural del ser humano -la melanina-, se convierte en una ventaja selectiva (en
una oportunidad mejor de sobrevivir y reproducirse).
Lo que debe quedar de manifiesto, como síntesis, es que la, selección natural, es un
proceso que sigue funcionando hoy en día e incide, no sólo en las variaciones en el color de la
piel, sino en otras diferencias y similitudes biológicas humanas. Y que las similitudes
biológicas, allí donde se encuentren, no responden necesariamente a un determinación genética,
ni son inmutables al paso de las generaciones, como se asumía anteriormente.
• Raza en el censo
La clasificación racial es un asunto que tiene relevancia política en cuanto que afecta a
programas dirigidos a las minorías. La minoría puede alimentarse, como hemos visto, por la
hipo-filiación y, por ello, algunas asociaciones que defienden los derechos de estas minorías
ven que, si éstas disminuyen en número, su influencia política también disminuye.
46
Pero la tendencia está cambiando, en el sistema tradicional de clasificación
estadounidense. Es preocupante que un factor de identidad tan importante, como la raza, lo
dicte la regla arbitraria de la hipo-filiación.
19
Jennifer Robertson (1992) utilizó ese término de Kwame Anthony Appiah (1990).
Algunos empleadores dicen que no contratan burakumin porque ello daría una
20
47
En el panorama actual, el sistema brasileño de clasificación racial está cambiando en
el contexto de las políticas de identidad y movimientos de derechos internacionales: las
identidades raciales se consolidan en el contexto de la movilización internacional y el acceso a
recursos estratégicos basados en la raza. De ahí que, cada vez, son más los brasileños que
reclaman identidades indígenas o afirman su pertenencia a la diáspora africana.
Alguna vez, el término nación era referido a una tribu o grupo étnico. Hoy, el término
llega a significar Estado: unidad política independiente organizada. El Estado-nación significa,
pues, una unidad política autónoma, un país. Pero, es evidente que el devenir histórico
(migraciones, conquistas, colonialismos, etcétera) ha hecho que la mayoría de las naciones o
estados, no son homogéneas desde el punto de vista étnico. En aproximadamente un 70 por
ciento de los países existe un grupo étnico mayoritario cuyo número está alrededor del 65 por
ciento de la población total. En cambio, sólo un 18 por ciento de los países tienen un grupo
étnico dominante con un porcentaje de población total por encima del 90 por ciento.
21
Por ejemplo la separación en dos de Alemania, o Corea, o la dispersión de los kurdos
por Turquía, Irán, Irak o Siria.
48
TOLERANCIA ÉTNICA Y ACOMODACIÓN
• Asimilación
La asimilación es el proceso de cambio que pueden experimentar los grupos
étnicos cuando se desplazan a un lugar donde domina otra cultura. Esta incorporación a la
cultura dominante puede propiciar que el grupo étnico asimilado ya no exista como unidad
cultural separada.
• La sociedad plural
No obstante, la asimilación no es algo inevitable. Hay diferencias étnicas que
pueden persistir a pesar de contactos interétnicos de muchas generaciones. Barth definió la
sociedad plural como una sociedad que combina contrastes étnicos, aunque exista
interdependencia económica entre los diferentes grupos22.
En este tipo de sociedades plurales, hay más estabilidad cuando los diferentes
grupos ocupan nichos ecológicos diferentes: es decir, se ganan la vida de distintas maneras y
no compiten.
Fredrik Barth23 fue un estudioso de los grupos étnicos y cambió el enfoque
analítico desde las culturas o grupos étnicos estudiados individualmente, a las relaciones entre
esas culturas o grupos.
• Multiculturalismo
La diversidad cultural expresada en un determinado lugar se llama multiculturalismo.
Es un modelo contrario a la asimilación puesto que la visión multicultural fomenta la práctica
de las tradiciones étnicas y culturales y no que las minorías abandonen sus tradiciones y valores
a favor de los de la población mayoritaria. La sociedad multicultural socializa a sus individuos
tanto en la cultura dominante como en otra cultura étnica minoritaria. La clave está en el respeto
a las diferencias, la interacción de grupos étnicos y su aportación al país.
La migración global que hay en la actualidad, introduce una variedad étnica sin
precedentes en las naciones anfitrionas, por lo que existe relación directa entre globalización y
multiculturalismo.
22
Estudios de Fredrik Barth (1958/1968) sobre tres grupos étnicos en Swat, Pakistán.
23
Fredrik Barth, Noruega, 1928 – 2016.
49
minorías (hispanos, negros, asiáticos, mestizos, nativos, etcétera). Estos cambios demográficos
también tienen su reflejo en la educación estudiantil: en 1973, el 78 por ciento de los estudiantes
en las escuelas públicas eran blancos, mientras que en 2004 ese porcentaje bajó hasta el 57 por
ciento.
• Grises y marrones
Hay dos tendencias demográficas clave en EEUU, estudiadas por Ronald Brownstein
y William Frey24: 1) La diversidad étnica/racial va en aumento, especialmente entre los jóvenes,
y 2) el país está envejeciendo y la mayoría de la población mayor es blanca.
Esto trae varias consecuencias: a) la apertura de una brecha generacional cultural; b) la
población mayor (gris) se opone más a los impuestos y al gasto público; c) la población joven
(marrón) es más partidaria de la inversión pública en educación, salud, o bienestar social; d) la
población mayor está más identificada políticamente con el partido republicano, mientras que
la población joven vota más al partido demócrata.
La política nacional de inmigración explica cómo ha surgido esta brecha entre los grises
y los marrones. En 1965, el Congreso redujo las restricciones a la inmigración y llegaron gentes
de Europa, Asia, África, el Caribe y América Latina. A mediados del siglo XX los blancos eran
la abrumadora mayoría de la población estadounidense. A partir de 1965, comenzó la
transformación debido a la llegada de inmigrantes y sus mayores tasas de fertilidad. Si la
situación persiste, el cambio demográfico en los Estados Unidos se hará aún más evidente.
• Conflicto étnico
Las diferencias étnicas pueden dar lugar a la confrontación y a la discriminación. Un
grupo étnico puede reaccionar si percibe dichos perjuicios o discriminaciones por parte de otro
grupo o de la sociedad en su conjunto.
• Violencia sectaria
Un ejemplo típico de violencia sectaria es el enfrentamiento entre sectas de la misma
religión. En Irak, por ejemplo, Sadam Hussein favoreció a su propia secta, los sunitas,
discriminando a otras, como los chiítas o los kurdos.
24
Autor del informe State of Metropolitan America (2010).
50
Este tipo de situaciones es normal que acabe en enfrentamientos civiles, incluso
guerras, como la que ocurrió en el país iraquí. En Siria también conviven varias minorías etno-
religiosas y el favoritismo del presidente Bashar al-Assad, hacia su propio grupo minoritario
musulmán (alawita, aliado de los chiítas), también propició una escalada de guerra interna desde
201125. El conflicto en Siria también se alimenta por las alianzas que los diferentes grupos
tienen con otras potencias extranjeras (EEUU, Rusia, Irán…). El dramatismo de este conflicto
se acentúa por el hecho de que casi la mitad de los 23 millones de habitantes que tiene Siria,
han sido desplazados (entre los desplazados internos y los que han huido de Siria como
refugiados).
• Prejuicios y discriminación
Los miembros de minorías étnicas pueden ser objeto de prejuicios y discriminaciones.
Entendemos por prejuicio la mirada despectiva hacia un grupo debido a su comportamiento,
valores, capacidades… Las personas que tienen prejuicio, en realidad aplican estereotipos a
los grupos y los individuos. El estereotipo implica el convencimiento de que grupos o personas
actúan como “se supone que deben actuar”. La discriminación, por otra parte, son las prácticas
o las políticas que perjudican a un grupo y a sus miembros. En ocasiones, estas prácticas
discriminatorias proceden de la propia ley, y otras veces son ejercitadas de hecho.
• Discriminación anti-étnica
La forma más radical de discriminación étnica es el genocidio: eliminación deliberada
de un grupo, mediante asesinatos en masa (judíos en la Alemania nazi, musulmanes en Bosnia
o los tutsis en Ruanda)27.
El etnocidio es otra forma de discriminación que consiste en la destrucción o supresión
deliberada de una cultura étnica, por un grupo dominante, que impone su cultura. Formas típicas
de etnocidio son la prohibición al grupo étnico dominado del uso de su idioma, o de sus
prácticas religiosas, o de sus costumbres. También, puede llevarse a cabo una política de
expulsión étnica.
25
Cuando se produjo en partes de Oriente Medio el levantamiento contra los gobiernos
autoritarios, conocido como “Primavera Árabe”.
26
El 17 de junio de 2015, un supremacista blanco asesina a nueve feligreses
afroamericanos en Charleston.
27
Más recientemente, en la región de Darfur, al oeste del Sudán, las milicias árabes han obligado
a los africanos negros a abandonar sus tierras y están acusadas de un genocidio de 30.000 africanos del
piel oscura.
51
Hay ejemplos numerosos de expulsiones étnicas en distintos países y momentos. Los
expulsados de esta forma, se convierten en refugiados que, o bien, son forzados al abandono de
un país, o bien, huyen de persecuciones o guerras.
También el colonialismo cultural es otra forma de discriminación. Consiste en la
dominación interna de un grupo y de su cultura, por parte de otros grupos. En una situación de
colonialismo cultural, la cultura dominante se convierte en cultura oficial. (Tras la caída de la
Unión Soviética, los grupos étnicos y nacionalidades que antes fueron controladas por Moscú,
han intentado e intentan, forjar sus propias naciones-estado separadas). Este “despertar étnico”
ha florecido desde finales del siglo XX en otras partes (se extiende a galeses y escoceses en el
Reino Unido, bretones y corsos en Francia, o vascos y catalanes en España).
2. RAZA E HISTORIA
(LECTURA DE Claude Lévi-Strauss)
• RAZA Y CULTURA
En el estado actual de la ciencia, nada permite afirmar la superioridad o
inferioridad intelectual de una raza sobre otra. Aunque, en la antropología se ha cometido,
a veces, el pecado de confundir entre la noción de raza puramente biológica y las producciones
sociológicas de las culturas humanas.
Por tanto, ahora, cuando hablamos de contribución de las razas humanas a la
civilización, no estamos hablando de distintas aptitudes relacionadas con la constitución
anatómica o fisiológica de negros, amarillos o blancos, sino a un conjunto de circunstancias
geográficas, históricas y sociológicas que no tienen nada que ver con aquella constitución. La
vida humana no sigue un patrón uniforme sino modos muy diversos de sociedades y
civilizaciones. Esta diversidad no está unida, por ninguna relación causa-efecto, a la que sí
puede observarse en el plano biológico entre los grupos humanos.
De hecho, hay muchas más culturas que razas humanas, y dos culturas elaboradas por
individuos de la misma raza pueden diferir entre ellas más que dos culturas elaboradas por
individuos de razas distintas.
Sin embargo, sería en vano haber llegado a la convicción de que no se puede atribuir
una significación intelectual o moral al hecho de tener un color de piel distinto, si no nos
ocupamos del problema de la desigualdad de las culturas humanas y si no desligamos dicha
desigualdad de aptitudes raciales innatas.
52
¿Qué podemos entender por culturas diferentes? En las sociedades humanas operan
fuerzas opuestas: unas tienen a mantener los particularismos; otras actúan en el sentido de la
convergencia y de la afinidad. El problema de la diversidad, por otra parte, no sólo se observa
cuando relacionamos culturas distintas, sino también en el seno de una misma sociedad, puesto
que en todos los grupos que la integran se generan diferencias (castas, clases, etcétera) a las que
cada grupo puede conceder máxima importancia.
• EL ETNOCENTRISMO
La actitud más antigua, es rechazar aquellas formas culturales que están más
alejadas de las nuestras, de las que con más nos identificamos: “eso es costumbre de
salvajes”, “eso no es cosa nuestra”, “no debería permitirse eso”. Es una actitud primaria
que no quiere admitir el hecho mismo de la diversidad; se prefiere arrojar fuera de la cultura
todo aquello que no se adecúa a la norma bajo la que se vive. Este punto de vista es un
pensamiento ingenuo pero arraigado en una mayoría de los hombres: consiste en situar fuera
de los límites de la humanidad esas formas culturales “salvajes”. Muchas veces, la humanidad
acaba en la frontera de la tribu, del grupo lingüístico, incluso, del propio pueblo: los demás son
sometidos a la exclusión hasta de la propia naturaleza humana. Pero, en el fondo, los mismos
que discriminan entre humanidad buena y salvaje no hacen sino caer, ellos también, en las
mismas actitudes que intentan condenar: “el bárbaro es, ante todo, el hombre que cree en la
barbarie”.
Claro que los grandes sistemas de pensamiento se han alzado contra esa aberración.
Pero no debe bastar con una simple proclamación de la igualdad natural entre todos los
hombres, por parte del intelecto. Las grandes declaraciones tienen la fuerza, y también la
debilidad, de emitir enunciados idealizados que pueden olvidar que el hombre no se realiza en
una humanidad abstracta, sino en culturas tradicionales.
¿No se tratará, en suma, de considerar las sociedades humanas como etapas de un único
desarrollo, que parten de un mismo punto y convergen en un mismo fin, haciendo de la
diversidad una mera apariencia?
Tal vez pueda recurrirse, para responder a las anteriores cuestiones, a la noción de
evolucionismo cultural o social. Pero, así como el evolucionismo biológico tiene bases
científicas que aportan un elevado índice de probabilidad, el evolucionismo cultural o social no
puede, de momento, más que aportar una presentación de hechos.
53
• CULTURAS ARCAICAS Y CULTURAS PRIMITIVAS
Ya se ha comentado anteriormente que con respecto a las culturas que han existido en
un tiempo anterior y se trate de culturas sin escritura, sin arquitectura y con técnicas
rudimentarias, es prácticamente imposible saber nada. De las civilizaciones desaparecidas sólo
conocemos algunos aspectos y estos son menos numerosos cuanto más antigua es la civilización
considerada.
Los intentos realizados para conocer la riqueza y originalidad de las culturas humanas
considerando que son réplicas de la civilización occidental en diversos estados de atraso es algo
que tropieza con enormes dificultades. Para empezar, que todas las sociedades humanas tienen
un pasado. Que su historia sea desconocida no significa que no exista. Durante decenas de miles
de años, y aún centenares de miles, ha habido hombres que han amado, odiado, sufrido,
combatido, etcétera.
Sí podría decirse que las sociedades han utilizado el tiempo pasado de manera desigual.
Tendríamos unas culturas con una historia progresiva, donde los hallazgos sucesivos se
acumulan para construir grandes civilizaciones y otras culturas, donde cada innovación en vez
de añadirse a las anteriores, y en su mismo sentido de avance, se disolvería en una especie de
flujo que no se canaliza en una dirección permanente.
• LA IDEA DE PROGRESO
Sabemos que, por los testimonios concordantes de la arqueología, la paleontología, la
prehistoria, etcétera, en Europa occidental hay una secuencia de varias especies de género
Homo, que utilizaron sílex toscamente tallado; que siguieron otras culturas con más
refinamiento en el tallado de la piedra; que hubo después un trabajo de pulimento, así como
trabajo en hueso y marfil; y etapas siguientes de alfarería, tejidos, agricultura, cría de animales,
metalurgia, etcétera. O sea, formas sucesivas ordenadas en un sentido de evolución y progreso.
Todo esto nos lleva a considerar que el progreso -si es que seguimos empleando dicho
término- no es inevitable ni continuo. Procede por saltos, por mutaciones. Estos saltos
tienen la característica de que no se producen siempre en la misma dirección. Van
acompañados de cambios de orientación y, sólo de vez en cuando la historia, es acumulativa.
54
Tampoco estos momentos de historia acumulativa son privilegio exclusivo de una civilización
o de un periodo de tiempo. Pensemos, como ejemplo, en el recorrido tan distinto de las culturas
americanas con respecto a las europeas occidentales, y sin embargo aquéllas fueron capaces de
aportar numerosas contribuciones a las civilizaciones del Viejo Mundo.
Es evidente que todo miembro de una cultura, desde que nace, es abordado por un
sistema de referencias al que ha llegado el devenir histórico de nuestra civilización. Nos
desplazamos, pues, con ese sistema de referencias y otras realidades culturales que podamos
observar lo son, sin duda, a través de las deformaciones que dicho sistema impone.
Este fenómeno requiere, al menos, algún pequeño análisis de su proceso: Resulta que
esta adhesión al género de vida occidental -o a alguno de sus aspectos- no es tan espontánea
como a los occidentales les gustaría creer. Se trata más de una ausencia de otras opciones, que
de una decisión libre.
Vamos a señalar dos de los valores más profesados por la civilización occidental:
Uno sería el incremento constante de la cantidad de energía disponible per cápita; otro, proteger
y prolongar la vida humana. Pero en esto, la civilización occidental no es demasiado original.
55
Todas las sociedades humanas, desde los tiempos más remotos, han actuado en un sentido
semejante. Algunos piensan que el privilegio del esfuerzo y de la inteligencia está en las
generaciones y descubrimientos recientes, en tanto que lo que realizó la Humanidad en los
periodos más “bárbaros” tendría, en resumidas cuentas, escaso mérito. Sin duda, se trata de
una aberración tan grave y tan difundida que impide adquirir una visión exacta de la correcta
relación entre las culturas.
• AZAR Y CIVILIZACION
A veces se lee que fue el azar lo que proporcionó al Hombre determinados logros y que
sólo fue al Hombre Moderno al que la inteligencia o la genialidad le proporcionó iluminación
y entendimiento. Hemos de decir que esta es una visión tan ingenua como tan ignorante de la
gran complejidad que hay detrás de las técnicas o avances más elementales. Algo que parece
simple: fabricar una herramienta de piedra que sea eficaz, no es sólo golpear un guijarro hasta
que se rompa, como quedó claro el día que se trató de reproducir los útiles prehistóricos.
56
diferencias de grado. El hecho de que haya menor número de culturas más acumulativas en
comparación al número de culturas menos acumulativas es algo que concierne al cálculo de
probabilidades. La Humanidad no evoluciona en sentido único. Y si en algún plano, parece
estacionaria o, incluso, regresiva, desde otro punto de vista puede ser sede de transformaciones
importantes.
Ello ha sido así por el hecho de que ciertas culturas han tenido intercambios, voluntaria o
involuntariamente, con otras. Aquí ponemos el énfasis en considerar que es absurdo declarar
una cultura superior a otra pues, en la medida en que confiara sólo en sus propios recursos, una
cultura no podría nunca ser superior.
La probabilidad que tiene una cultura de totalizar ese conjunto de invenciones de todo
orden, que llamamos civilización, está en función del número y diversidad de culturas que
participan en la elaboración de una estrategia común. No hay sociedad acumulativa en sí y
por sí. Ni la acumulación es propiedad de ciertas razas. La experiencia acumulativa surge bajo
la existencia de culturas que están juntas. En tanto que la historia estacionaria más propia de
las culturas solitarias.
Por último, no hay contribución sin que haya un receptor. Si hay culturas de las que puede
decirse que contribuyeron, y continúan haciéndolo, entonces ¿Cuál es esa civilización mundial,
supuesta beneficiaria de todas esas contribuciones? La civilización mundial no la entendemos
aquí como una época de la historia o un grupo de hombres, sino como una noción abstracta a
la que se presta un valor moral o lógico.
El proceso puede verse resumido de la siguiente manera: para progresar es necesario que
los hombres colaboren; en el curso de esta colaboración se genera una gradual igualación de
la diversidad inicial; por tanto, es necesaria la aportación de nuevos actores en el proceso que
57
vuelvan a situar la diversidad en el punto se salida. Son procesos contradictorios, uno de los
cuales tiende a instaurar la unificación, en tanto que el otro trata de restablecer la diversidad.
3. REPRESENTACIÓN: REPRESENTACIONES
CULTURALES Y PRÁCTICAS SIGNIFICANTES.
INTRODUCCIÓN
LECTURA DE Hall, ST
Así entendida, la cultura se nos presenta, no tanto como un conjunto de cosas, sino con
la práctica constante de producción de significados y del intercambio de los mismos: dos
personas pertenecen a la misma cultura, cuando interpretan el mundo de manera similar y se
expresan en formas mutuamente comprensibles. Hay que tener en cuenta que, los significados
culturales, no sólo están en la mente de los individuos, como abstracciones mentales, sino que
influyen en nuestra conducta; tienen efectos prácticos.
Este aspecto práctico de los significados culturales es importante: las cosas, por sí
mismas, rara vez tienen un significado único y permanente; son las personas que integran una
cultura, las que dan significado a esas cosas. La cultura interviene en esa práctica de dar
significado a las cosas, no sólo para nosotros mismos y para nuestra comprensión, sino
para que también puedan ser interpretadas significativamente por alguien.
El significado se produce en varios puntos del circuito cultural. Por ejemplo, a través
de las interacciones personales y sociales en las que tomamos parte. Esas interacciones son el
lugar privilegiado de la cultura; donde se produce el intercambio de significados. Por otra parte,
los medios de comunicación, hoy día tan masivos, también hacen circular significados a una
velocidad hasta ahora desconocida en la historia humana.
58
En realidad, el significado surge en todos los momentos y prácticas de nuestro circuito
cultural; en la construcción de las similitudes y diferencias; en la producción y en el consumo;
y en el comportamiento social.
ero, insistimos, en todos esos lugares donde se crean significados y se
comparten, el medio privilegiado que hace que se produzcan y se compartan, sigue siendo el
lenguaje.
Es evidente que tenemos “sistemas de representación” que nos permiten pensar, imaginar
o sentir, en nuestro interior, las cosas que están fuera, en el mundo. Es evidente también que,
para comunicar esos significados, debemos usar los mismos códigos lingüísticos: nuestros
interlocutores deben ser capaces de traducir lo que “tú” estás diciendo en lo que “yo” estoy
entendiendo y viceversa; les deben ser familiares las formas básicas de reproducción sonora;
captar el significado del lenguaje corporal o de la expresión facial, etcétera.
Desde el punto de vista cultural, el significado no es sólo el que tienen las cosas del mundo
material. Ese es un significado primario que encontramos por el simple hecho de observar el
mundo. Pero, en la cultura, el significado no se encuentra, se construye, se produce.
También es preciso referirse a un enfoque más reciente que dirige su mirada, no a los
detalles de cómo funciona el lenguaje, sino en una realidad más amplia: el discurso en la
cultura. El discurso es toda aquella forma de referirse a algo, o construir algún conocimiento
sobre algo. El discurso, o la formación discursiva, como se la conoce, define lo que es, o no,
apropiado en relación con algún tema o aspecto de la actividad social.
59
Lo que parece que es evidente es que la representación debe de analizarse en relación con
la forma concreta en que se materializa el significado. Es decir, requiere el análisis de signos,
símbolos, figuras, imágenes, sonidos, palabras, etcétera, que son las formas materiales en
las que circula el significado simbólico. Mediante este análisis, nos daremos cuenta de que
no hay una garantía absoluta de que exista un significado único y verdadero, o que los
significados no cambien a lo largo del tiempo. No se trata de abrir un debate entre lo que es
correcto y lo que está equivocado. Se trata de interpretaciones igualmente plausibles, aunque
puedan estar en competencia.
Arrancamos con una pregunta que nos sitúa ante lo “Otro”, ante la alteridad, ante la
diferencia: ¿Cuáles son las formas típicas en la cultura popular de hoy día, para representar lo
que es diferente a nosotros? Se trata, en definitiva, de que seamos capaces de entender lo que
S. Hall quiere decir cuando habla del “espectáculo del otro”.
60
La imagen es poderosa, no cabe duda. Usualmente, todas las imágenes lo son, pero
pueden tener significados ambiguos, o bien transmitir más de un significado. Pero, por otro
lado, nos preguntamos por cuál es el significado preferente de una imagen, su significado clave.
A veces, seleccionamos uno de los posibles significados éste, lo reforzamos con palabras o
textos, como dice Roland Barthes. Así, el significado no reposa sólo en la imagen sino en
conjunción de imagen y texto.
Esta pequeña introducción acerca de la potencia de la imagen y de sus diversos
significados, nos sirve para introducirnos en el hecho de que las personas que son consideradas,
de alguna manera, diferentes de la mayoría, frecuentemente se ven expuestas a una forma de
representación en la que se resalta expresamente su diferencia. Y si esto es así, nos podemos
preguntar: ¿Por qué la diferencia, la “otredad”, importa? ¿Cómo se puede explicar ese
interés por remarcar la diferencia?
Vamos a ver cuatro enfoques teóricos, que tratan de responder a estas preguntas:
El segundo enfoque también procede de las teorías del lenguaje, pero de una escuela
diferente a la representada por Saussure. El argumento principal de este enfoque es que la
diferencia es necesaria porque sólo a través de ella puede construirse un diálogo con el
“Otro” y es de ese diálogo de donde procede el significado. Es decir, el significado es
sostenido por un diálogo entre dos o más hablantes. Es lo que sostiene el lingüista ruso Mijail
Bajtín. Si en el enfoque anterior, lo que daba sentido al significado era la diferencia en sí, en
este segundo enfoque lo que da sentido al significado es el diálogo con el “Otro”, y para que
haya diálogo es preciso que la diferencia exista.
61
El cuarto tipo de explicación o enfoque es psicoanalítico. Está relacionado con el
papel de la diferencia en nuestra vida psíquica. El argumento de este enfoque es que la
diferencia es fundamental para poder constituir nuestro yo. Sería posible traer aquí a
colación las teorías freudianas acerca de cómo se lleva a cabo en el niño su identificación sexual
masculina28. Pero lo que nos interesa aquí es ver cómo se asigna al “Otro” un papel en el
desarrollo subjetivo: nuestra subjetividad se forma mediante ese diálogo con el Otro. Es una
relación que, de alguna manera nos completa, pero que nunca podemos alcanzar en plenitud,
dado que el Otro reside fuera de nosotros.
En realidad, no es necesario privilegiar una explicación sobre otra, acerca de la
diferencia. Estos cuatro enfoques, lingüístico, social, cultural y psíquico, no son
mutuamente excluyentes. Pero puede concluirse que,
5. GRAMÁTICAS DE IDENTIDAD/ALTERIDAD
UN ENFOQUE ESTRUCTURAL
LECTURA DE Gerd Baumann
28
El niño desarrolla, según Freud, una atracción erótica inconsciente hacia su madre,
pero encuentra al padre como un obstáculo para su “satisfacción”. Cuando descubre que las
mujeres carecen de pene asume que su madre fue castigada con la castración y que él podría
serlo también si persiste en su deseo inconsciente. Por miedo, desplaza su identificación a su
antiguo rival (el padre), iniciando así una identificación con su identidad masculina.
62
El autor, Baumann, opta por describir hasta TRES diferentes estructuras - denominadas
gramáticas- que subyacen a los procesos de construcción identidad/alteridad, y que son
maneras distintas que permiten construir la propia identidad y también la de otros. Entendiendo
que tanto identidad como alteridad son dos caras del mismo proceso.
63
hace que la gente tome conciencia de su pertenencia a su unidad, que, a su vez, está inmersa en
un estrato segmentario superior, pero también hace reconocer la mutua diversidad de los
estratos inferiores. Es cierto también, que cuando los centros de poder presionan a favor de una
centralización, en detrimento del autogobierno en los niveles estratificados inferiores, se pierde
o debilita esta gramática de segmentación y los estratos subordinados tienden a rebelarse.
En realidad, buena parte de la política que seguimos hoy día es, de hecho, una puesta en
escena de diferentes niveles segmentarios en donde se crean identidades. Todas las demandas
de descentralización, en oposición al monopolio del poder -o, a la llamada globalización- no
son que reafirmaciones de identidad en el marco de una gramática segmentaria para
identificarse.
64
a sí mismos como gente de valores solidarios, y ven a los occidentales como egoístas y
materialistas.
Otro ejemplo de cómo interactúan las gramáticas de identidad/alteridad, lo tenemos en la
propia estructuración de la Unión Europea. Aquí, tenemos dos versiones de una clara gramática
segmentaria: Por un lado, la de la Europa de los Estados-Nación; por otra parte, la reconocida
como Europa de las Regiones. El conflicto entre ambas concepciones está servido: al saltarse
el nivel del Estado-Nación, nada impide tener una región vasca en Europa, en el medio de las
actuales fronteras de España y Francia; o una región tirolesa, a caballo entre Austria e Italia. Es
evidente que un sistema segmentario sólo funciona cuando está bien definido el vértice de la
pirámide, y también todos los criterios que se utilicen para realizar los diferentes niveles de
segmentación.
Veamos, ahora, qué ocurre cuando las gramáticas que hemos visto interaccionan en
contextos religiosos.
Es un error, tratar de separar el discurso religioso respecto de cualquier otro discurso de
autoridad. Lo normal, es que el discurso religioso se argumente dentro de una gramática
orientalizante: por ejemplo, muchos católicos conceden un valor al esplendor ritual de la
tradición católica, por encima de la sobriedad en el culto de los protestantes; éstos, a su vez, se
ufanan de sus valores individualistas y liberales, denigrando la estructura jerárquica del
catolicismo.
Esta gramática orientalizante se encuentra con la misma facilidad entre cristianos y
musulmanes, sufíes y anti-sufíes en el Islam, o cualquiera de las muchas tendencias enfrentadas
en el judaísmo, hinduismo, budismo, o cualquier otro “ismo” religioso. Solamente cuando estas
tendencias religiosas se ven acosadas desde el exterior, sus mutuas diferencias pueden verse
relativizadas y su relación se enmarca entonces en el esquema de una gramática segmentaria.
En las últimas décadas hay iniciativas inter-confesionales que se autodenominan “Pueblos
de la Fe”, que llevan a cabo una gramática segmentaria un tanto particular: se trata de religiones
diferentes que comparten símbolos y rituales para orar juntos.
En resumidas cuentas, todas las posiciones en las que se instala tanto el nosotros como el
ellos, pueden intercambiarse o alternarse entre gramáticas de segmentación y de
englobamiento, con objeto de subrayar la propia superioridad, sin deslegitimar totalmente al
otro. Estas gramáticas que hemos visto están siempre a disposición de los actores sociales
implicados, en un juego de invocaciones y revocaciones, en constante desplazamiento.
Veamos ahora cómo compiten las gramáticas en un campo especialmente complicado: el
de la estética.
65
En el campo de la poesía amorosa, por ejemplo, es donde de manera inmediata y
diáfana se percibe la relación identidad/alteridad. Se pueden contar por miles los poemas de
amor que contienen comparaciones interminables del tipo “eres como….”, donde se descubre
una construcción de la identidad/alteridad a través de un juego de fusiones o de fisiones, en el
marco de una gramática orientalizante.
¿Qué ocurre en el terreno de la música? Podemos situar, como primer ejemplo, la
relación entre la música occidental y “otras músicas”. La música primitiva puede ver a la música
occidental como sofisticada, y verse a sí misma como silvestre o carente de refinamiento. Por
inversión orientalizante, la música occidental se verá a sí misma como desarrollada y cerebral,
mientras que verá a la música primitiva como elemental.
Pero, en la música también hay ejemplos de una gramática segmentaria: por ejemplo,
las fusiones de escalas occidentales y ritmos exóticos que han creado algunos compositores; o
escalas chinas contenidas dentro de ideas musicales occidentales; la inclusión de fragmentos de
jazz llevada a cabo por Gershwin, en su intento de crear una música verdaderamente
norteamericana, etcétera. Sin embargo, una cosa es practicar una fusión o fisión segmentaria
entre estilos musicales perfectamente reconocibles y otra, muy distinta, practicar un
englobamiento que hace encajar, de manera forzada, unos elementos dentro de marcos estéticos
a los que no pertenecen.
Baumann, se propone mostrar que, aunque a primera vista nuestras tres
gramáticas parecen obcecadamente binarias, ciertamente son las tres ternarias. Veamos
a través de qué desafíos nos lleva a esta afirmación.
66
Recogiendo esta teoría de Benveniste, el sociólogo Lech Mróz, escogió el ejemplo
etnográfico de los gitanos en Polonia (1984). Trató de rebatir el secular binarismo “nosotros
somos polacos, ellos son gitanos”. Así que examinó la cuestión desde el lado gitano. Describió
su mundo étnico con tres círculos concéntricos. En el interior estaban los genuinos gitanos,
todos ellos nómadas, como corresponde a un auténtico Roma29. En el círculo intermedio, están
“otros” Roma y el círculo exterior abarca los extraños, la gente con la que no puede dialogarse
y con la que uno no debe casarse. A saber: los polacos que no son gitanos y otros gadjos, es
decir, no gitanos. En suma, para entender esta construcción que los gitanos hacen de sí mismos
y de otros, es necesaria una gramática ternaria -precisamente la postulada por Benveniste.
En el caso de Lévi-Strauss, tal vez pase por el binarista por excelencia. Sin embargo,
dedicó uno de sus estudios a explorar las implicaciones ternarias en estructuras binarias30. Su
conclusión fue que las organizaciones duales, pueden existir solamente en virtud de
implicaciones ternarias.
29
El término Roma se escogió en el primer Congreso Mundial Gitano celebrado en
Londres en 1971 y agrupa a las diversas poblaciones gitanas de todo el mundo. Si bien, otros
autores, hablan de tres grandes grupos de gitanos: los Roma, los Sinti y los Calés.
30
El estudio se basa en una comparativa de categorías matrimoniales en Sudamérica y
en Indonesia. En Sudamérica había un sistema de intercambio matrimonial restringido,
mientras que en Indonesia, el intercambio matrimonial era generalizado.
67
Pongamos un ejemplo. En Holanda, la mayoría de los holandeses tienen una
gramática orientalizante con respecto a sus inmigrantes, aplicando características a
“nosotros” y “ellos” en la forma típica de esta gramática.
Por llevarlo a los términos que usan Benveniste y Mróz, este escalonamiento crea
un «nosotros» (nativos holandeses) que habla con un «vosotros» de interlocutores
potenciales (la primera generación de inmigrantes) y un «ellos», excluidos de cualquier
tipo de diálogo (la segunda generación).
68
Vamos a seguir una de las explicaciones más interesantes. Se trata del enfoque sobre
el terror nazi de Eric Wolf (1999). Uno de los puntos en los que centra su atención en el uso
lingüístico. Especialmente en el uso lingüístico de los líderes nazis, en sus discursos y libros,
más que en el uso de la lengua entre la gente común, a la que los nazis consiguieron convertir
en cómplices. Lo que necesitamos mostrar es, precisamente, cómo ciertos patrones de uso
lingüístico contribuyeron a que gente, en principio, normal mostrara su asentimiento o
colaboración a un proyecto de aniquilación de masas.
¿Cómo es que el modelo lingüístico que había sido usado durante muchos años antes,
para referirse a las identidades y alteridades entre alemanes y judíos fue abandonado? La
respuesta nos la puede dar un filólogo alemán de ascendencia judía, Victor Klemperer. En su
diario, comenzado en 1933, pronto nos descubre que algo no iba bien cuando oye hablar a un
estudiante -por cierto, que adoptó en su hogar- de que se había llevado a cabo una “expedición
punitiva” en un club, contra unos comunistas insolentes. La expedición punitiva reduce, de
hecho, al adversario a un mero salvaje, a alguien que no es visto como persona, sino
subyugada como un objeto, merecedor de cualquier maltrato humillante. El lenguaje, pues, ya
da los primeros síntomas de la ruptura de la gramática de identidad/alteridad, al reducir
al otro a la condición de un de salvaje. A algo que es un obstáculo en la propia identidad
y que por tanto hay que quitarlo de en medio mediante una violencia inusitada.
Hay otros ejemplos en los puede seguirse cómo el derrumbe de toda gramática de
identidad/alteridad, tiene que ver con la conversión de la lengua en brutalidad,
especialmente en sus usos cotidianos.
Ya hemos avanzado, algunos párrafos más arriba, que todos los procesos de relación
con el “otro” a través de estas gramáticas, incluyen un cierto tipo de coerción y violencia. Pero
es evidente que, entre dejar al otro en un espacio de desigualdad o inferioridad y una
aniquilación total, física, cuyas razones se basan en la pureza de una raza, hay una
distancia social, física y moral, más que evidente.
En tales situaciones como el genocidio, el “otro” ya no se construye a través de una de
las tres gramáticas analizadas (ni como una contraparte orientalizada, ni como un competidor
segmentario, ni como una parte englobada en un todo hegemónico). Simplemente el “otro” es
entregado a la anti-gramática del genocidio.
Una respuesta puede estar en el papel cognitivo del lenguaje: Las tres
gramáticas fallan cuando se produce una reducción fatal en el lenguaje que
conduce a posiciones binarias flagrantes: para que nosotros vivamos, ellos deben morir.
69
también realiza contribuciones. El orientalismo puede llevar a considerar que la
contribución del “otro” es algo que complementa “nuestra” contribución, pero
difícilmente coloca en un plano de igualdad a “nosotros” y a “ellos”.
b) La idea de igualdad está más instalada en la gramática segmentaria. El problema
de las construcciones segmentarias es su falta de estabilidad, a no ser que haya
algún factor externo -enemigo exterior, real o imaginado- que proporcione
cohesión a los diversos grupos instalados en los diferentes niveles segmentados.
c) El englobamiento, no entraña ideas de igualdad, pero es cierto que puede
proporcionar amplios periodos de coexistencia pacífica. Sin embargo, esta
gramática suele dejar de funcionar cuando los grupos que han sido englobados,
reclaman una igualdad más real.
70
TEMA IV: LENGUAJE, COMUNICACIÓN Y
COGNICIÓN
1. LENGUAJE Y COMUNICACIÓN
• Lenguaje y comunicación
• Lenguaje
71
• Comunicación no humana entre primates
• Sistemas de llamada
• Lenguaje de signos
Ha habido experimentos que demuestran que los simios pueden usar lenguas no
habladas. Es, por ejemplo, el caso de una hembra de chimpancé, llamada Washoe31. En su
presencia, los investigadores siempre utilizaban un lenguaje de signos para comunicarse entre
sí. El chimpancé adquirió, gradualmente, más de 100 signos que representaban palabras en
inglés e, incluso, fue capaz de combinar hasta cinco de esos signos. Ha habido otros casos de
chimpancés que han conseguido aprender lenguaje de signos.
31
Fallecida en 2007.
32
Ver http://www.koko.org/sing-language
33
Koko murió en 2018
72
• El origen del lenguaje
• Comunicación no verbal
El lenguaje no es la única forma en que podemos comunicarnos. Nuestras expresiones,
posturas, gestos y movimientos (incluso inconscientes) también forman parte de nuestra
comunicación.
• Kinésica
73
• La estructura del lenguaje
En el estudio científico de un lenguaje hablado (lingüística descriptiva), se incluyen
muchas áreas interrelacionadas: fonología, o estudio de los sonidos en el discurso; morfología,
que estudia cómo se combinan los sonidos para formar fonemas (palabras); léxico, que es el
diccionario de una lengua, que contiene todos sus morfemas y sus significados; sintaxis, que
estudia la disposición de las palabras y su orden en las frases y oraciones.
Un fonema es un contraste de sonido que entraña una diferencia y que distingue entre
los significados. Por ejemplo, la diferencia de sonido entre “r” y “l” es fonémica en francés o
inglés, pero no en japonés. El número de fonemas varía de una lengua a otra, pero la media está
entre 30 y 40.
La fonética es el estudio de los sonidos del habla en general (lo que la gente realmente
dice en distintas lenguas), mientras que la fonémica estudia los contrastes de sonido que tienen
significación, es decir, los fonemas. (En español, por ejemplo, no constituyen fonemas la “b” y
la “v” puesto que se utiliza el mismo sonido en ambos casos).
• La hipótesis Sapir-Whorf
• Vocabulario focal
34
Edward Sapir (1931) y su discípulo Benjamín Lee Whorf (1956).
74
Hay que anotar, que el vocabulario es la parte del lenguaje que más rápido puede
cambiar. Y esto es así, porque la cultura y el pensamiento están muy relacionados con el
lenguaje. Por ello, tal vez es más correcto decir, en contraposición a Sapir-Whrof, que los
cambios culturales general cambios en la lengua y en el pensamiento y no al revés. Por ejemplo,
el desarrollo de industrias de la moda y de los cosméticos, ha generado una serie de vocablos
para designar tonos o colores, que antes no estaban en el vocabulario de hombres y/o mujeres
(salmón, turquesa, óxido, beige, arándano…).
• Sociolingüística
• El lenguaje de la comida
Que hay naciones donde un gran porcentaje de la población usa dos o más idiomas, es
algo evidente. Aparte de este potencial bilingüismo, lo que es cierto es que todos variamos
nuestro discurso según contextos diferentes. Se da el caso de tener dos variantes, alta y baja, de
un mismo idioma (diglosia), de manera que se utiliza la variante alta en la universidad, el
trabajo, en los escritos… y la variante baja en las conversaciones con familiares y amigos.
75
Con respecto a los dialectos, su eficacia como medios de comunicación es
perfectamente válida, y ese es el objetivo principal del lenguaje (comunicarse). Pero es cierto
que tenemos tendencia a considerar unos dialectos más burdos que otros. Lo cual, es más un
juicio social que lingüístico. A veces, concedemos a un dialecto una categoría o ranking peor
por el hecho de que lo utiliza un grupo o grupos a los que también consideramos peor situados
en el ranking social.
Hay una conocida lingüista, Deborah Tannen (1945), que examina las diferentes
estrategias lingüísticas de hombres y mujeres. Para ella, las mujeres utilizan más el lenguaje
y la comunicación no verbal que lo acompaña, como medio de establecer relaciones sociales
con los demás. Para los hombres, en cambio, es un medio de presentar su jerarquía, al tiempo
que tratan de saber qué posición jerárquica ocupan sus interlocutores.
35
Dust Bowl o “cuenco del polvo”, se refiere a uno de los peores desastres ecológicos
del siglo XX: una brutal sequía que afectó a las llanuras y praderas desde el Golfo de México
hasta Canadá.
76
El discurso prestigioso y correcto impone su autoridad, incluso entre las personas que
no lo practican, pero que aceptan una especie de dominación simbólica. En resumen, las
formas lingüísticas, que por sí solas no expresan poder, adquieren ese poder a través de los
grupos sociales que las utilizan y son símbolos de los mismos (la inseguridad lingüística que
a menudo sienten los hablantes de clases bajas y minorías es resultado de esa dominación
simbólica).
Hoy en día, la mayor parte de los jóvenes negros en los EEUU, hablan un dialecto
relativamente uniforme conocido como AAVE (Inglés afro americano vernáculo). Este hecho
ha sido estudiado por William Labov y colaboradores suyos.
Los hablantes del AAVE tienen sus propias normas y diferencias fonológicas. Pero, lo
importante aquí es reseñar cómo el inglés, digamos “normal”, es con respecto al AAVE, el
dialecto prestigioso, el que posee más capital simbólico y el que es usado en los medios de
comunicación y en la mayor parte de los eventos públicos y profesionales.
• Lingüística histórica
Los lingüistas históricos se ocupan de los cambios del lenguaje ocurridos en el pasado.
Tratan de reconstruir las características de las lenguas históricas, mediante el estudio de los
idiomas que, hoy día, son descendientes de aquéllas.
La lengua de los orígenes, se llama protolengua. A partir de ella surgen las lenguas
descendientes o lenguas derivadas36.
36
Así, del latín se derivaron lenguas como el francés, o el castellano.
77
Atkinson y sus colegas en Nueva Zelanda. Precisamente es, esa zona de Anatolia, desde donde
se difundió la agricultura hacia Europa.
En una escala mayor, los lingüistas sospechan de un protolenguaje muy remoto, tal vez
hablado hace 50.000 años en África, como cuna de todos los lenguajes hablados hoy. Los
investigadores Murray Gell-Mann y Merritt Ruhlen han rastreado hasta llegar a esa
protolengua, analizando el orden en que se construye la sintaxis: el orden en que se sitúan los
sujetos, objetos y los verbos.
Lo que es evidente es que toda lengua cambia con el tiempo. Evoluciona, varía, se
difunde y se divide en subgrupos. Los dialectos de una misma raíz, acaban transformándose
en lenguas derivadas (lenguas hijas) y, algunas de éstas, a su vez, se convierten en otras lenguas
(lenguas nietas).
• Pérdida de lenguas
37
En su obra “When Languages Die”, (2007).
38
“Voces que perviven”, en traducción libre.
78
la historia de la Humanidad, puesto que, en términos evolutivos, la comunicación vocal es
relativamente reciente.
Es cierto que el poder al que aludíamos antes, es sutil: hay personas que no captan esa
sutileza, esa dependencia que tenemos de los movimientos del cuerpo en una conversación, o
de las reglas ocultas que manejan el modo de escuchar. En las conversaciones entremezclamos
hablar y escuchar. Es más, en todo momento, el escuchante está reforzando de manera positiva
o negativa al hablante.
I. Y qué decir del lenguaje de los ojos. Éstos pueden ser utilizados de forma consciente;
también con formas que se han aprendido pero son inconscientes; o bien, con las respuestas que
produce el ojo por sí mismo y que escapan tanto a la consciencia como al control. En este
sentido, el ojo se distingue de cualquier otro órgano corporal, por el hecho de que es una
prolongación del cerebro. Eckhard Hess, psicólogo de la Universidad de Chicago, fue el
primero en realizar estudios sistemáticos sobre el reflejo pupilar. Por supuesto que, en un
entorno público, las reglas que manejan el uso de los ojos y de la mirada hacia otras personas,
son muy variables.
39
Los estudios sobre esquizofrénicos han mostrado que éstos a veces tienen una percepción distorsionada
del espacio, y muchos psiquiatras han informado de pacientes que sienten que su cuerpo ocupa una habitación entera.
Para tales personas, quienquiera que entre en el cuarto se halla de hecho en el interior de su cuerpo, y tal intrusión
puede desencadenar un acceso violento
79
a) En la distancia íntima, la persona es inundada por la presencia de la otra. Es la
distancia típica de la relación cariñosa o amorosa y su uso no suele ser muy bien
visto en público.
b) La distancia personal sí se utiliza en público y está reservada, lógicamente, a
aquellas personas que forman parte de nuestro entorno familiar. Es la distancia
utilizada también para conversar, con una amplitud más o menos variable.
c) La tercera distancia, llamada social, se emplea normalmente en el ámbito del
trabajo y de los negocios. Suele también utilizarse en las conversaciones que se
desarrollan en encuentros sociales. Suele ir acompañada de un tono formal en la
voz.
d) La cuarta distancia, o distancia pública, suele ser utilizada cuando algún orador
pronuncia un discurso, o un profesor se dirige a su alumnado. También es la que
debe de guardarse ante figuras públicas de importancia y su violación puede
acarrear complicaciones serias.
III. Hablamos ahora del tacto. El tacto forma también parte de la continua corriente de
comunicación que tiene lugar entre seres humanos. La diversidad de formas del tacto es muy
grande. Puede ocurrir un toque leve, uno más firme, un golpe, una caricia, etcétera. Todas esas
formas son comunicaciones. Incluso, puede decirse que hay un reciente resurgimiento de
actividades de grupos en las que se anima a utilizar el tacto entre los participantes.
En suma, el espacio, es percibido -y de ahí se deriva adoptar una u otra distancia- por
los sentidos. No sólo por la visión; sino a través de la audición (podemos también establecer
nuestra distancia auditiva); o del olfato; o de la piel; o del lenguaje corporal (kinésico). Lo que
sí hay que retener es que es la propia cultura la que determina cómo se configuran esas
percepciones sensoriales.
• ¿Por qué ha desarrollado el Hombre todos estos modos de comunicar mensajes sin palabras?
Una de las razones es que hay cierta clase de mensajes que las personas no gustan de
verbalizar. En lugar de esa verbalización surge el mensaje sutil, a través de cualquiera de las
formas que hemos venido comentando más arriba.
Hay una situación típica en la que todas estas formas sutiles, no verbales, suceden con
profusión de modo alterno o, incluso, mezcladas. Nos referimos a las situaciones de cortejo
hombre/mujer o mujer/hombre. Digamos que, en esas situaciones, se echa mano de la
enciclopedia de la comunicación no verbal: acercamiento o no de la distancia, uso de las manos,
mirada, sonrisa, expresiones corporales, respuestas de la piel tales como enrojecimiento o
lividez, etcétera.
80
IV. Otro lenguaje no verbal es, sin duda, nuestra propia manera de caminar. Las
personas no sólo caminan según su propia forma característica, sino que a través de ella están
diciendo el tipo de relación que se mantiene con lo que se está haciendo. Pensemos, por
ejemplo, en las distintas maneras de caminar que una persona adopta cuando va hacia el trabajo,
cuando camina con amistades, o cuando se desplaza en el interior de un centro de culto.
• SABER Y PRÁCTICA
Hoy día, la investigación antropológica, no se centra sólo en las categorías del pensamiento
o en las formas de lenguaje. Ha de incluir, necesariamente las formas prácticas que las
personas ponen en juego en su acción social.
Vamos a repasar aquí un arco de consideraciones que van desde las formulaciones de Ward
Goodenough, donde destacamos dos ideas principales:
a) La cultura puede ser estudiada básicamente bajo el modelo del lenguaje verbal.
b) A su vez, el lenguaje verbal puede ser estudiado viendo cómo se organizan los
componentes de significado, contenidos en las palabras o sus unidades morfológicas
Hasta el otro extremo del arco donde encontramos trabajos que inciden en el concepto de
práctica: relación entre las estructuras del saber humano y las formas concretas de acción de las
personas (trabajos de Bourdieu, Dougherty y Kellen o Lave).
La pregunta que tratamos de responder no es cuál es la estructura del saber, sino ¿Qué
hacen (cómo actúan) las personas en su vida ordinaria con sus saberes?
81
Hoy día, parece inimaginable una ciencia social que se fundamente sin recurrir al
concepto de práctica (Giddens, 1984.
• ETNOCIENCIA
En general, la etnociencia se volcó más en el estudio del lenguaje (sus dimensiones léxica
y semántica). Por extensión, también la etnociencia se centró en el estudio del pensamiento
humano, entendido éste como un conjunto de estructuras de saber, vehiculadas a través del
lenguaje.
1) Dominio semántico: Es un conjunto de objetos que están etiquetados con palabras que
forman una familia en cuanto a sus significados. Dentro del dominio semántico nos
encontramos, lógicamente, con las palabras con que se denomina a las cosas
(lexemas) .
2) Hipótesis sobre la organización de un determinado dominio semántico: es decir,
hipótesis acerca de las relaciones que los lexemas mantienen entre sí (por ejemplo,
82
relaciones de inclusión o de contraste); o también identificar cuáles son los
componentes de significado que cada lexema contiene.
3) Contrastación empírica del modelo: Hay que contrastar el conocimiento adquirido
sobre el lexema, con el uso que hacen los nativos de dicho lexema en su vida ordinaria.
Este proceso se denominó “elicitación controlada40”
Es evidente para desarrollar estas tareas debemos ir equipados con cierto cuerpo
conceptual. Es decir, con una serie de conceptos, que proceden de los estudios de etnociencia,
con los cuales se designaron a las principales estructuras del conocimiento. Es decir, partiendo
de los usos del lenguaje, inferir las relaciones entre las categorías del pensamiento. Estos
conceptos son, como si dijéramos, una caja de útiles o herramientas, para acceder a las
estructuras del saber.
Pero, la etnociencia no sólo es un programa de análisis del saber sino también una
comprensión del orden cultural. Esto está en concordancia con el giro de la disciplina de
antropología, que pasa a denominarse “antropología postmoderna” o, como prefieren otros,
“antropología crítica” o “antropología reflexiva”: el giro es una creciente conciencia de los
científicos sociales, en especial los antropólogos, de que no se pueden ignorar las
representaciones del mundo y las implicaciones políticas que se contienen en las teorías
científicas, ni las formas expresivas -retóricas- con que componemos nuestras imágenes
de la realidad (Geertz, 1989).
• Taxonomía
40
Elicit, palabra inglesa, que significa hacer aparecer aquello que está latente.
83
Aparte de la representación, podemos dar un paso más allá e intentar averiguar cuáles son
las claves del contraste de los lexemas de cualquiera de las líneas horizontales de nuestra
taxonomía. Es decir, se trata de rastrear entre esos lexemas horizontales cuáles son las
dimensiones de su significado. Cuando reflexionamos acerca de las dimensiones del
significado en los diferentes lexemas, estamos en condiciones de elaborar un paradigma.
• Paradigma
• Árbol
En la forma árbol, las definiciones vienen dadas por una lectura vertical y secuencial .
84
Aquí tenemos un ejemplo de la forma árbol:
En realidad, estas formas que hemos visto, taxonomía, paradigma y árbol, nos
ayudan a comprender aspectos formales de las estructuras de pensamiento, pero no son
suficientes para describir de manera significativa una realidad.
Nos aparece, en este punto, una nueva idea: la relevancia. Relevancia se refiere a las
relaciones existentes entre las formas de conocimiento y sus contextos de acción y de
comunicación. Ha sido estudiada, de manera sistemática, por Deirdre Wilson y Dan Sperber.
85
Una gran parte de la etnociencia se basó en la creencia de que la organización cognitiva de
la realidad cultural se instrumenta mediante el lenguaje, sobre todo, el lenguaje verbal: el
lenguaje es concebido como un sistema de representación de referencia de un mundo de objetos.
En esta comprensión lingüística de la cultura, el lexema es la piedra angular sobre la que
descansa cualquier estructura tipo taxonomía, paradigma o árbol.
¿Para qué finalidad de conocimiento tiene interés contar con taxonomías, paradigmas
y árboles que describen un mundo representado semánticamente a través de unidades
lexémicas?
A finales de los setenta y principios de los ochenta del siglo XX, algunos autores
criticaron el cariz excesivamente verbal que los estudios etnocientíficos otorgaban a la noción
de cultura (Dougherty y Keller, 1982).
Esta idea, inspiró un giro en los estudios etnocientíficos: pasar a una investigación
de las relaciones entre el lenguaje verbal y la acción humana práctica. O sea, un avance
sobre las investigaciones anteriores, incluyendo el concepto de relevancia. Este avance podría
ser enunciado así: nuestra comprensión de cualquier sistema de conocimiento humano será
tanto más rica y adecuada cuanto más podamos poner en relación ese sistema de conocimiento
con el contexto de sus usos prácticos.
Se ha pasado del foco en los sistemas semánticos al foco en los sistemas de acción.
86
Es cierto que taxonomías, paradigmas y árboles siguen siendo válidos. Lo que cambia es
que a los modelos semánticos se les añade la relevancia, que ya hemos analizado.
Conclusiones:
Un proceso de acción determinado, puede ser representado por, al menos, tres tipos
diferentes de esquemas de conocimiento.
87
Ahora comprendemos tal vez mejor que la etnociencia se vuelca en ser un sistema de
acción. Una ciencia de la acción. Es decir, un sistema de conocimiento universalizado y
desvinculado de significados locales.
Ahora bien, el problema es que con el análisis etnocientífico, la cultura puede
quedar privada de valores expresivos. Pensemos en el mismo ejemplo de lo que hacemos
para arrancar un coche ¿cómo transmitimos la emoción del joven que arranca su primer coche
nuevo?
Ya hemos visto que la etnociencia se constituye sobre una particular orientación hacia el
conocimiento. Y precisamente esta orientación implica una serie de renuncias: cosas que no se
muestran en el análisis etnocientífico.
«La historia de todas las disciplinas científicas está marcada por períodos de intensa
innovación teórica seguidos de períodos relativamente tranquilos de consolidación y
refinamiento. Cuando los hechos descriptivos de la ciencia ya no encajan en los viejos modelos
explicativos, se hace necesario descubrir nuevas teorías que expliquen más adecuadamente los
datos acumulados» (Tyler, 1969: 1).
88
esquema ideal a las formas culturales nativas. Tyler abordó directamente esas formas culturales
desde el punto de vista nativo.
Como vemos, se trata de principios lógicos pero que no siempre pueden ser aplicados
a la conducta diaria de los nativos. Concretamente el tercer principio enumerado por Conklin,
la economía, no suele estar presente en el marco de conocimientos de los nativos. No tienen esa
lógica formal; en su práctica diaria no economizan en el sentido que se entiende por economía
en la lógica formal.
II. Dualismo:
III. Instrumentalismo:
89
Después, cuando el foco se dirigió a los sistemas de acción, en lugar de a los sistemas
semánticos, se dio un paso adelante en el sentido de reconocer que el análisis cultural no
queda agotado por un análisis lingüístico. Pero, incluso en este caso, no disminuyó el carácter
instrumental de la cultura. Al dirigir la actividad humana hacia un marco acciones orientadas a
una finalidad, la etnociencia de los sistemas de acción sigue considerando la cultura como un
dominio instrumental, que sirve a la consecución de los fines marcados.
Es cierto que tenemos una tendencia a instaurar un cierto sentido del orden, mediante
la clasificación. Clasificamos para poder sobrevivir en un mundo en el que todo es diferente;
pero también podemos considerar una afirmación complementaria: si todo fuera lo mismo, no
tendríamos necesidad de clasificar, pero el mundo sería intolerable.
La etnociencia proyectó sobre la cultura una imagen de un mundo regido por normas.
Pero se obvia lo fundamental: en los contextos cotidianos, la gente no sólo sigue las reglas
sino que también juega con ellas, las rehace, a veces con resultados sorprendentes.
Realmente, al llevar al nativo cierto orden, la etnociencia utilizó más lo que tiene de
ciencia formal, que lo que tiene de “etno”.
Cuando buscamos el orden con el que la cultura impone sentido al mundo, siempre se
corre el riesgo de dejar a un lado un análisis fundamental de la cultura: analizarla como una
diversidad no organizada, o, al menos, no organizada según el orden dominante de la
racionalidad científica. Por ello, parece que la opción más razonable es aproximarnos a la
constitución de los sistemas socioculturales de una manera más integrada. Una aproximación
que recoja los aspectos convergentes y divergentes del proceso cultural.
90
En el siglo XVIII, aparece una segunda versión de sí misma. La Virgen denominada
Peregrina que, como indica su nombre, iba y venía de un lugar a otro, siempre acompañada de
fieles. Así, desde 1734, hay dos figuras de la Virgen de Zapopan, la original, que permanece en
su sede, y la Peregrina que, como se ha dicho, va de un sitio a otro.
Se aborda esta historia de la Virgen de Zapopan para ilustrar los temas de movilidad,
modernidad y ciudadanía, tal y como se manifiestan en los años finales del siglo XX y
principios del XXI. Una reflexión acerca de que es la globalización, pensada a través de la
movilidad.
De alguna manera, ahora se puede revivir una versión contemporánea de los relatos de
viajes de los siglos XVII y XVIII. Historias dramáticas de sufrimiento y supervivencia. Pero
estos relatos no nos llegan hoy desde lejanas y exóticas tierras, sino desde el interior de las
bodegas de los aviones o de los cargueros; desde la atmósfera asfixiante del interior de un
camión; desde el terrible naufragio de los que se atreven a cruzar mares y estrechos; desde las
vallas donde pueden quedar destrozados los intentos de saltarlas; desde las mafias que trafican
con mujeres condenándolas a la prostitución, etcétera.
Entre otras causas, la movilidad de finales del siglo XX hay que ponerla en relación
con la nueva fase del capitalismo tardío (neoliberalismo).
91
I. La metáfora del flujo no distingue un tipo de movimiento de otro (los turistas
regresan a su origen; las empleadas de servicio doméstico, aunque quisieran,
no pueden regresar porque la supervivencia de sus familias depende de los
ingresos que les transfieren).
II. Esta metáfora neutraliza también la direccionalidad. Las series fascinantes
televisivas se pueden ver en Sudáfrica, pero las novelas multirraciales
sudafricanas no llegan a occidente. México recibe el 50 % de su energía
hidroeléctrica de Chiapas, donde muchos habitantes no tienen luz. ¿Y si
consideramos los flujos de dinero? En 2001 Kofi Anán anunció que el flujo de
los países pobres a los ricos se podía cuantificar en cuatrocientos cincuenta
billones de dólares. Parece que, también aquí, el flujo es sólo unidireccional.
III. El flujo contribuye a ignorar las políticas y acuerdos entre naciones. Un
ejemplo: tras la difusión por todo el planeta del cine de Hollywood no hay un
flujo natural de cultura. Se trata de un negocio entre cuyos objetivos está
debilitar la producción cinematográfica de otros países. ¿Es esta la nueva
ecúmene?.
IV. La metáfora del flujo ignora la intervención y la intencionalidad humanas.
El flujo saca del juego el aspecto existencial, a veces angustioso, que hay tras
la decisión de irse o quedarse, o tras las esperanzas de que se concreten las
posibilidades de mejora que ofrece el desplazamiento.
V. El flujo nos engaña. Parece prometer un equilibrio que se alcanzará de
manera automática, pero la realidad es que el neoliberalismo parece carecer
de esa balanza equilibradora. Su fuerza es totalmente vertical, asimétrica.
Acumula riqueza en algunos lugares mientras la pobreza domina en otros. Esta
desigualdad vertical no sólo se aprecia entre países enteros. También está
dentro de las sociedades de un mismo país.
Por eso, es tarea de los humanistas denunciar este lenguaje, insistir en la necesidad
de una ecología del discurso público y de la existencia de un componente ético en el
discurso de las políticas.
Las transformaciones del orden global, incluso, se reflejan en numerosos relatos donde,
desde un escenario de miedo y vulnerabilidad, lo que subyace es la nueva modalidad de
producción industrial en la que el producto final se ensambla con partes procedentes de
todos los rincones del mundo. Relatos como, por ejemplo, el del sacaojos, animal predatorio
que secuestraba niños para sacarles los ojos y exportarlos, en las zonas aledañas de Lima; o el
resurgimiento del pishtako, monstruo de los Andes indígenas del siglo XVI, que surge como
consecuencia de la violencia de la invasión española, y que succiona la grasa de las víctimas
para exportarla a los EEUU donde, se decía, servía para lubricación de maquinaria; y, en fin,
otros relatos que hacen referencia al comercio de carne humana, para ser servida en los
restaurantes; o el robo de riñones que luego son vendidos en Europa o Estados Unidos. En otros
casos, como en Guatemala, el “flujo” adopta la forma de tráfico de bebés. Se calcula que entre
mil y dos mil niños son vendidos en el mercado internacional de adopciones.
92
Tal vez, la reaparición de monstruos y desmembramientos señale procesos que
podríamos calificar como de des-modernización. Los relatos apuntan a la constatación de que
para algunos sujetos la modernidad es cosa del pasado, con lo que ello implica de ausencia de
futuro para los jóvenes.
“Alcaldes empresarios y trabajadores se sentaron por vez primera con indígenas a los que
habían aprendido a mirar como seres infrahumanos y peligrosos, o a veces simplemente a no
verlos, y escucharon por primera vez sus lenguas y sus argumentos”.
• Sin duda, una reafirmación de los poderes de los marginados frente al discurso
deshumanizante del neoliberalismo.
• Es un gesto que ejemplifica el dramatismo de las formas coloniales de la modernidad
que mantienen a las comunidades indígenas en el espacio de la “otredad” radical y
de marginalidad económica, política y social.
• La respuesta de los críticos académicos del neoliberalismo fue la inclusión, en
referencia al movimiento zapatista, de un lenguaje de pauperización, sufrimiento y
desesperanza. Otros académicos -más en línea con los zapatistas- señalan que optar
por el lenguaje de la desesperanza equivale a aceptar el escenario total, aunque sea
denunciado desde una posición de privilegio.
• Pone también de manifiesto cómo el capitalismo deja de lado -entre otras cosas-
procesos de emancipación, como el zapatismo o el de las mujeres.
En realidad, se trata de contar las cosas de otra manera, como dicen J. K. Gibson-Graham,
coautoras de The End of Capitalism (1996), donde planten sus críticas a las versiones de la
93
globalización: proponen la construcción de un nuevo 'lenguaje de la diversidad económica'"
que contribuirá a nuestra comprensión de las posibles estructuras económicas.
El orden neoliberal crea amplios sectores de la humanidad que sólo tienen un acceso
mínimo al dinero o al consumo. ¿Cómo hacen los habitantes de esas zonas marginales para
lograr unas vidas que merezcan la pena vivirse?. Cuando la gente carece de la más mínima
esperanza de lograr una seguridad económica, conseguir un trabajo, poder formar y mantener
una familia, ¿Qué alternativa hay de futuro?.
Tal vez fue ese esfuerzo unificador lo que llevó a la Virgen de Zapopan a Los Angeles.
Hacia 1995, la virgen se desdobló una vez más, para atender la llamada de sus seguidores en
California -a quienes visita anualmente. Esta tercera figura se denomina La Viajera.
94
TEMA V. ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA
1. RELIGION
• Religión
• ¿Qué es la religión?
Anthony F.C. Wallace, la define como “creencias y rituales relacionados con seres,
poderes y fuerzas sobrenaturales”41. Aquí, sobrenatural es entendido como algo que no puede
ser verificado o falseado empíricamente y que es inexplicable en términos ordinarios. Émile
Durkheim se centra en distinguir lo sagrado (dominio de la religión) de lo profano (el mundo
cotidiano). Según él, todas las sociedades reconocen un elemento sagrado, pero las
características de lo sagrado varían de una sociedad o cultura a otra: la religión es considerada
por este autor como un valor universal, mientras que las creencias y las prácticas en que la
religión se materializa, son muy diferentes.
Para Durkheim, las formas más elementales de religión, eran aquéllas que consideraban
como algo sagrado a determinadas cosas (plantas, animales, objetos…), que se denominan
tótems. En la religión, se comparten ciertas creencias relacionadas con lo sagrado y su relación
con los seres humanos.
De la misma manera que la etnicidad o el idioma, la religión se ve afectada por divisiones
por las divisiones sociales que existen dentro de una misma sociedad, o también por las
41
En su libro: “Religión: una visión antropológica”, (1966).
95
divisiones entre países. La religión puede unir, pero también las diferencias religiosas
provocan enemistades, con frecuencia violentas.
Hace ya tiempo que Edward Sapir abogaba por distinguir entre la religión, como algo
universal que existe en todas las sociedades, y una religión concreta, con sus formas de
expresión y de organización muy diferenciadas de otra.
• Expresiones de la religión
Es difícil de saber cómo y cuándo empezó la religión. Cualquier afirmación, en este sentido,
sólo puede ser especulativa. Se pueden considerar varias teorías.
• Seres espirituales
• Poderes y fuerzas
Además del animismo, como etapa inicial de la religión, hay que considerar también a
determinados poderes impersonales o fuerzas. La creencia en estas “fuerzas” y en su poder
para modificar el destino de los hombres, ha sido muy generalizada. Este tipo de fuerzas o
poderes, a veces, eran adquiridas, o estaban presentes, en determinados individuos de la
sociedad (jefes, chamanes…), por lo que su persona y/o posesiones eran tabú42 para la gente
común.
En suma, en la definición de religión puede encajar perfectamente la creencia, por un
lado, en seres espirituales y, por otro, en fuerzas o poderes impersonales.
• Magia y religión
La religión y la magia sirven tanto a las necesidades emocionales como a las cognitivas.
Por ejemplo, la religión ayuda a muchas personas a enfrentarse a crisis en la vida o a la muerte.
42
Tabú: algo separado, como sagrado, fuera de los límites de la gente corriente.
96
Por su parte, la magia, según Malinowski, sirve para determinada gente cuando se encuentra
ante la incertidumbre y el peligro. El hecho de que no podamos controlar ni explicar todo, hace
que el recurso a la magia siga existiendo en las sociedades contemporáneas.
• Rituales
Las características de los rituales son que tienen una determinada formalidad, son
estereotipos y son repetitivos (se realizan en lugares especiales y a horas fijas). Repetidos año
tras año, generación tras generación, los rituales ponen en acción mensajes, valores y
sentimientos perdurables. En general, por el solo hecho de participar en los rituales, las personas
aceptan un orden moral común, que trasciende su condición de individuo.
• Ritos de paso
Los ritos de paso son aquellos que se asocian con la transición de un lugar a otro, o de una
etapa de la vida a otra. En general, los ritos de paso implican cambios en el estatus social, como
por ejemplo el paso de la niñez a la edad adulta, o también la incorporación de un individuo a
una determinada comunidad o hermandad.
En los ritos de paso, pueden distinguirse tres fases: separación, liminaridad e
incorporación. La fase más interesante es la liminaridad. En ella, las personas sometidas al
ritual viven en una especie de excepción de la vida social normal. Por ejemplo, en el ritual de
nombramiento del jefe en algunas tribus de Zambia, el nuevo jefe, durante el periodo liminar,
era ignorado en su posición social y se le podía someter a insultos, órdenes y humillaciones. Es
decir, la liminaridad puede estar marcada, simbólicamente, por la reversión del comportamiento
ordinario. Esto confiere a los miembros que están en liminaridad un fuerte espíritu comunitario
(comunitas), un sentimiento de gran igualdad y unión.
En algunas ocasiones, la liminaridad -básica en todos los ritos de paso-, se utiliza para
separar a un grupo religioso de otro, o de la sociedad en su conjunto: los miembros de una secta
pueden ser obligados a presentar comportamientos liminares como la humildad, la pobreza, la
obediencia, la abstinencia sexual o el silencio. Es como si atravesaran un rito de paso pero
interminable. E, incluso, pueden tener que abandonar sus posesiones y lazos sociales anteriores
(incluidos los familiares).
• Totemismo
Los tótems suelen ser animales y plantas. El totemismo utiliza, pues, la Naturaleza como
modelo de la sociedad. La gente de una cultura totémica tiene su relación con la Naturaleza a
través de su asociación totémica con ciertas especies naturales: cada grupo tienen su tótem
diferente.
Los tótems son emblemas sagrados que simbolizan la identidad y descendencia común.
Se ha estudiado el totemismo en nativos australianos, y también en nativos americanos de la
costa norte del Pacífico.
En las sociedades modernas, todavía pueden encontrarse principios totémicos en algunos
grupos, incluyendo, por ejemplo, a equipos, clubes o universidades, aunque todo ello en un
contexto mucho más laico.
97
• Control social
La religión significa mucho para mucha gente: ayuda a enfrentar la incertidumbre, el miedo,
la tragedia; ofrece la esperanza de cosas mejores; la sanación espiritual; la salvación. Así, la
religión se convierte para muchas persona en una influencia capital en sus actitudes y
comportamiento.
La religión puede movilizar las emociones de las personas en las que está presente: su
alegría, su ira, su certeza, su rectitud. Puede generar también sentimientos de comunión,
pertenencia o compromiso. La religión afecta a la acción de la persona. Incluso, a lo largo de
la historia, muchos líderes políticos han usado esta fuerza de la religión para sus objetivos. Esta
actuación de los líderes, cuando utilizan la religión, se concreta de dos maneras: o bien por la
persuasión, o bien por la amenaza y el miedo.
Para asegurar el comportamiento adecuado, las religiones ofrecen recompensas y también
castigos. También, sobre todo las más organizadas, que suelen encontrarse en sociedades
estatales, tienen su código de ética y moralidad como guía de comportamiento. Estos códigos
son reforzados continuamente a través de los servicios religiosos (sermones), catecismos,
etcétera. Cuando dichos códigos no se siguen, se genera el sentimiento de culpa, vergüenza y
la necesidad de perdón y absolución.
• Tipos de religión
En todas las sociedades hay figuras religiosas. En las sociedades modernas están los
pastores y sacerdotes; en otro tipo de sociedades -del tipo cazadora recolectora- pueden existir
los chamanes, a veces a tiempo parcial, es decir, también tienen sus tareas de recolección o
caza.
Es posible distinguir las religiones eclesiásticas, aquellas con una jerarquía muy definida
entre sus miembros; también las religiones olímpicas, es decir, referidas al hogar de los dioses
clásicos, el monte Olimpo, donde los poderosos dioses antropomórficos tienen cada uno su
función (dioses del amor, de la guerra, de los océanos…); los panteones de deidades eran
prominentes en las religiones de muchos estados no industriales, como los aztecas en Méjico,
varios reinos africanos y asiáticos y, por supuesto, en las antiguas Grecia y Roma. También
puede hablarse de religiones politeístas en contraposición a las monoteístas.
98
probable. El protestantismo hizo énfasis en el individualismo: se salvará, o no, el individuo
(no la familia, ni el hogar). Este enfoque fue muy compatible con la ruptura de los vínculos con
la tierra y con los parientes que exigía la industrialización.
• Religiones en el mundo
Se calcula, según estudios recientes (2012-2015) que en el mundo hay 5.800 millones de
personas con afiliación religiosa. Un 84 % de la población en 2010.
De esos 5.800 millones, la religión más numerosa es la cristiana, con 2.200 millones; los
musulmanes son 1.600 millones; los hindúes 1.000 millones; casi 500 millones de budistas; y
14 millones de judíos. Además, más de 400 millones de personas practicaban tanto religiones
populares como tradicionales de diversos tipos.
Alrededor de 1.100 millones, carecían de afiliación religiosa (el mayor grupo, tras
cristianos y musulmanes).
Los ritmos de crecimiento son del 2,9 por ciento anual para los musulmanes, mientras que
los cristianos crecen al 2,3 por ciento. Las proyecciones avanzan que para 2050 habrá casi tantos
musulmanes como cristianos.
• Religión y cambio
99
por ejemplo, el movimiento de la Nueva Era, surgido en la década de 1980, que toma elementos
de múltiples tradiciones y los mezcla).
En muchas naciones contemporáneas existen religiones no oficiales. Por ejemplo, la
religión Yoruba43, entre cuyas formas se incluye la santería (en el Caribe español y en EEUU),
el candomblé (en Brasil) y el vodoun o vudú (en el Caribe francés).
Joel Robbins (2004) ha estudiado cómo el pentecostalismo conserva su forma básica y sus
creencias fundamentales, a medida que se propaga y adapta a diversas naciones y culturas. En
realidad, el pentecostalismo es algo surgido de occidente: se origina en EEUU, tras el
surgimiento y la expansión del protestantismo en Europa.
La cuestión que puede plantearse es si el pentecostalismo es un proceso de dominación
(apoyado, tal vez, por políticas derechistas), o bien es un proceso en el que las formas
importadas responden a las necesidades locales y, por ende, son diferenciadas e indigenizadas.
43
La religión Yoruba tiene sus raíces en los estados-nación pre-coloniales de África Occidental y que se
ha extendido mucho más allá de su región de origen, formando parte de la diáspora africana.
100
Robbins, adopta una posición intermedia, de hibridación: en las iglesias pentecostales hay
elementos globales y también elementos locales. Se mantienen los fundamentos pentecostales
y de creencia, pero al mismo tiempo, se integran en la cultura local y se organizan también de
manera local.
Otro factor clave es la evangelización: se espera que un pentecostal, una vez convertido,
sea un miembro activo de su iglesia evangélica, que trate de llevar nuevos miembros. Esto,
ciertamente, ayuda a la expansión. La diferencia con la jerarquía católica es evidente: el
pentecostalismo es igualitario. Los fieles pueden predicar o dirigir una Iglesia, sin preparación
especial, sólo con inspiración espiritual. Las posibilidades de participación y liderazgo son
abundantes.
El Islam es otra religión que crece rápidamente y puede servir como ejemplo de
globalización. El Islam ha sabido adaptarse a muchas naciones y culturas en las que se ha
introducido. Por ejemplo, las mezquitas comparten rasgos arquitectónicos comunes pero
también incorporan elementos de sus entornos nacionales. El árabe es el idioma litúrgico del
Islam, usado en la oración, pero la mayoría de los musulmanes hablan de su fe en su idioma
local. En otros lugares del mundo, el islam ha sabido introducirse acogiendo adaptaciones de
esos lugares y culturas (en China, en l a India y Bangladesh, en Indonesia…)
En suma, los procesos de hibridación e indigenización han de tenerse muy en cuenta a la
hora de explicar el éxito de la expansión que han tenido religiones como el islam o
protestantismo evangélico pentecostal.
• Anti-modernismo y fundamentalismo
101
alienadas (como los refugiados, migrantes, grupos marginados), que se sienten a la deriva y
fuera de la sociedad o estado-nación que los rodea, sintiéndose, incluso, despreciados.
Scott Atran (1952), es el antropólogo que más destaca de entre los que trabajan en el tema
de la radicalización religiosa. Según él, los terroristas son “actores devotos” dispuestos a matar
y morir por valores y creencias que consideran sagrados: el valor clave para el ISIS es la
necesidad de establecer un califato gobernado por la ley de la sharia44 y dirigido por un sucesor
del profeta Mahoma. Al compartir estos valores sagrados, los “actores devotos” se sacrificarán
a sí mismos, a sus familias y a todo lo necesario por esta causa.
Estos militantes, casi siempre jóvenes, forman grupos de tres o cuatro, con ideas afines, y
constituyen una especie de unidad familiar, convirtiéndose en una “banda de hermanos” que
comparten un destino especial. Muchos de ellos ni siquiera tienen conocimiento profundo del
Islam, aunque son musulmanes. Pero se sienten inspirados, más que por la doctrina religiosa,
por el deseo de luchar y llevar a cabo una causa emocionante que les promete gloria, estima,
respeto y recuerdo.
Atran, advierte del posible fracaso de los intentos de derrotar al ISIS militarmente. Sostiene
que los valores sagrados se combaten más eficazmente con otros valores sagrados y que,
seguramente, tendrán que provenir de las propias comunidades musulmanas amenazadas por el
ISIS.
• Rituales seculares
Algunos antropólogos señalan que existen también rituales seculares que incluyen
formalismos inmutables, estereotipados, repetitivos o ritos de paso en ambientes no religiosos.
En principio, estos acontecimientos seculares, tienen un significado intenso para las personas
que han crecido en ellos. Incluso, la intensidad y la efervescencia vivida en rituales religiosos
y seculares, tiene muchas semejanzas. Y no puede negarse que en determinados rituales, la
mezcla de lo sagrado y lo profano es muy patente.
El símbolo es la más pequeña unidad del ritual que todavía conserva las propiedades
específicas de la conducta ritual; es la unidad última de estructura específica en un contexto
ritual”
44
La sharia es la ley islámica, y proviene de cuatro fuentes: el Corán ("recitación"), el Hadiz
("narración"), el Ijma ("consenso") y el Ijtihad ("esfuerzo"). Su significado es: "Camino a la paz".
45
Población que habita en Zambia, con alrededor de 50.000 individuos
102
están esencialmente implicados en un proceso que, al mismo tiempo, es tanto temporal como
social. Y es en ese contexto donde deber ser estudiados.
Los Ndembu celebran el nkang’a. Es un ritual de pubertad que se celebra cuando en una
muchacha comienzan a formarse sus pechos. En el ritual, la chica yace envuelta en una manta
a los pies del árbol mudyi. Este árbol, al ser arañado segrega gotas lechosas de látex. Por lo que
el autor lo denominó el ritual del árbol de la leche.
El tema central del nkang’a es el vínculo de la lactancia entre
la madre y el hijo: aquí, el referente se ha desplazado desde la
descripción de un hecho biológico (el amamantamiento) a un vínculo
social muy importante en la sociedad ndembu.
“El árbol de la leche es el lugar de todas las madres del linaje
(ivumu, literalmente «matriz o «estómago»). Representa a la antepasada
de mujeres y hombres. El árbol de la leche es donde durmió nuestra
antepasada cuan- do fue iniciada. Una antepasada después de otra durmió aquí hasta nuestra abuela,
hasta nuestra madre y nosotros mismos los hijos. Éste es el lugar de nuestra costumbre tribal
(muchidi)2, donde empezamos incluso nosotros los hombres, porque a los hombres se les hace la
circuncisión bajo un árbol de la leche.”
Vemos, según el texto que el sentido del árbol de la leche se refiere a los principios
y valores de la organización social. El árbol de la leche es símbolo de la matrilinealidad, el
principio del que depende la continuidad de la sociedad Ndembu. La matrilinealidad gobierna
la sucesión en los cargos y la herencia de la propiedad e instala los derechos dominantes de
residencia en las unidades locales. Así pues, al nivel más alto de abstracción, el árbol de la leche
está por la unidad y la continuidad de la sociedad ndembu.
Pero, además, en el árbol de la leche también está el sentido de la dependencia: el niño
depende de su madre para su nutrición; de manera análoga, los ndembu dependen de las
costumbres tribales, de las que se alimentan. Nutrición y aprendizaje se hacen equivalentes.
Si seguimos examinado este ritual, de manera más contextual, descubrimos que el árbol
de la leche presenta aspectos de diferenciación e, incluso, de oposición social entre los
componentes sociedad Ndembu (a la que se supone representa como un todo armonioso).
103
También, en el árbol de la leche encontramos otras discriminaciones. Por ejemplo, los
informantes aseguran que se escoge un árbol joven porque la novicia es joven. El árbol escogido
particularmente para cada muchacha simboliza su nueva personalidad como mujer madura.
Gran parte del simbolismo en el nkang’a va encaminado a hacer de la novicia una esposa
adecuada y fecunda y una madre capaz de producir una generosa provisión de leche. En este
sentido, el nkang’a es suyo, es el momento más gratificante de su vida. Por ello, en este nuevo
contexto que analizamos, se expresa el conflicto entre la muchacha y la comunidad de mujeres
adultas en la que ella va a entrar (esta entrada no está exenta de sacrificio y sufrimiento: la
muchacha ha de permanecer un día entero y caluroso sin mover ni un solo músculo).
Pero también hay otro conflicto más profundo: el que hay entre la familia de la madre
con el resto de la sociedad femenina adulta. Las mujeres, después de casarse, viven en los
poblados de sus maridos. A veces, a considerable distancia de sus madres. En esta oposición
madre de la novicia/resto de mujeres, se confronta el interés de la madre por que su hija no se
aleje y el interés del resto de mujeres que desean incorporar a la muchacha a sus respectivos
poblados, tanto por ganar su fuerza de trabajo como los hijos que pueda tener, aumentando así
el prestigio y número de miembros del poblado al que se incorpore.
En definitiva, existen notables discrepancias entre las interpretaciones que ofrecen los
informantes y la conducta que exhiben los Ndembu en el simbolismo del árbol de la leche. Por
ejemplo, se nos dice que representa el vínculo estrecho entre madre e hija, pero en realidad se
trata de una separación de ambas; se nos dice también que el árbol representa la unidad de la
sociedad ndembu, pero en realidad trata de la separación de mujeres y hombres.
Como hemos visto, en ocasiones hay discrepancias entre las interpretaciones de los
símbolos que efectúan los antropólogos y lo que realmente es comprendido por los propios
actores. De hecho, hay algunos que sostienen que los “símbolos que no se comprenden, no
tienen lugar en la encuesta social; la efectividad del símbolo es su capacidad para indicar, y
si no indica nada a los actores son, irrelevante; de hecho, ya no son símbolos (cualquiera que
sea su significación para el psicólogo), Nadel 1954.
Es cierto que cada participante en un ritual, lo contempla desde su peculiar ángulo de visión.
Tiene su propia perspectiva. Es posible, además, que las acciones del participante estén
influidas por sus intereses, propósitos, sentimientos, etcétera, que pueden condicionar su
comprensión de la situación total. Por ejemplo, en el ritual nkang’a, cada persona o grupo ve
104
en el árbol de la leche un ritual como si sólo se representaran sus propios intereses en ese
momento. En cambio, el antropólogo – que previamente ha hecho un análisis de la estructura
de la sociedad ndembu- y no tiene prejuicios particulares, puede observar las interconexiones
y conflictos reales entre personas y grupos; en qué medida asimilan la representación ritual.
Por ese motivo, se puede considerar legítimo incluir en el sentido total de un símbolo
ritual, todos los aspectos de conducta asociados a él, incluso aquéllos que los propios actores
son incapaces de interpretar, y de los que ni siquiera pueden ser conscientes.
En el ritual del árbol de la leche, las interpretaciones indígenas parecen indicar que no
hay conflictos entre personas y/o grupos. Pero, el análisis contextual revela que, justamente,
esas personas y/o grupos representan mímicamente sus conflictos al pie del árbol.
• Referencia y condensación
a) Símbolos referenciales. Lengua oral, escrita, banderas, y otros símbolos que se han
convenido con una finalidad de referencia. Son símbolos que se refieren a hechos
conocidos.
b) Símbolos de condensación. Son aquéllos que están llenos de cualidades emocionales
(ideas, emociones, sentimientos…)
Siguiendo con Sapir, los atributos de los símbolos rituales son cuatro:
105
I. Condensación de muchos significados en una forma única
II. Economía de referencia
III. Predominio de la cualidad emocional
IV. Vínculos de asociación con regiones del inconsciente
Los símbolos rituales, ¿de qué tipo son? Pues son tanto referenciales como de
condensación: En ellos se yuxtapone el elemento físico con las referencias emocionales. Lo
que ocurre cuando se realiza la acción de un ritual es que sucede una especie de mezcla o
intercambio entre los dos polos del símbolo ritual.
En los rituales de los Ndembu hay ciertos símbolos que pueden ser considerados como
“dominantes”, tal es el caso del árbol, en el ritual Nkang’a, como ya hemos visto. Otra clase
de símbolos dominantes (por ejemplo, en los rituales de curación) son los altares junto a los
cuales los individuos realizan acciones simbólicas o rituales para propiciar la sanación de
alguien. En el ritual de la circuncisión, el símbolo dominante es una “medicina” compuesta por
diversos ingredientes.
En definitiva, símbolos dominantes hay en muchos rituales diferentes. Unas veces presiden
todo el ritual, otras sólo fases particulares. Una característica general en ellos es que gozan de
una considerable autonomía con respecto al ritual que presiden. Es decir, son representativos
en sí mismos de los valores de la sociedad ndembu.
Otro grupo de símbolos, son los denominados “instrumentales”. En este caso, el símbolo
debe de ser contemplado y explicado dentro de un contexto más amplio. Es decir, dentro del
sistema total de símbolos que están presentes en un ritual determinado. Cada ritual está
orientado a conseguir una finalidad concreta y, los símbolos instrumentales, se insertan en dicho
ritual para propiciar la consecución de la finalidad buscada.
Llega ahora un aspecto crucial: el análisis. La cuestión aquí es: ¿Hasta dónde se puede
llegar en la interpretación de esas formaciones de símbolos que están presentes en cualquier
ritual?.
La Antropología, en su devenir, ha adquirido una capacidad de análisis bastante importante
en lo que se refiere al polo ideológico (estructura social, cultural, ideológica…). Los símbolos
rituales, como todo símbolo de condensación, “hunden su raíces en lo inconsciente” (Sapir).
Otra cuestión diferente es hasta qué punto y sobre qué aspectos se pude someter al polo
sensorial a un análisis intenso.
106
objetos simbólicos, que es descrita por los etnógrafos, y proporcionar una interpretación de
acuerdo con los criterios clínicos de Europa occidental.
Así, por ejemplo, en los símbolos rituales pueden reconocerse experiencias universales de
la infancia humana en el seno de la familia.
“Como la mayoría de las religiones patriarcales, también oscilan entre la sumisión a una
figura paternal y la rebelión (las dos, sumisión y rebelión, sexualizadas), y todo dios, como un
super-ego compulsivo, promete protección bajo la condición de sumisión, son muchas las
semejanzas en el cuadro manifiesto de los ceremoniales compulsivos y los rituales religiosos,
debidas a la semejanzas de los conflictos subyacentes” (Fenichel, 1946).
Según esto, el patrón de análisis de los actos rituales puede venir determinado por el
conflicto inconsciente padre-hijo. Otros psicoanalistas afirman haber encontrado en los rituales
simbólicos rasgos de ideas e impulsos agresivos, sádico-anales y masoquistas.
Por tanto, si los psicoanalistas discrepan, ¿Qué criterio puede seguir el antropólogo
social para escoger entre las diversas interpretaciones?
• Competencias de explicación
Se considera un error pensar que la mayoría de las interpretaciones de los indígenas de los
símbolos son irrelevantes. De la misma manera, también es erróneo que los antropólogos sólo
consideren relevantes las interpretaciones de dichos indígenas.
Los símbolos tienen un desarrollo dinámico: inducen a las personas y a los grupos a la
acción. Y el símbolo, como unidad de acción, se convierte en objeto de estudio tanto para la
psicología, como para la antropología.
El antropólogo tiene capacitación para analizar los significados que se concentran en el
polo ideológico. Pero no puede explicar cuales son las fuentes precisas -de entre los
sentimientos y los deseos inconscientes- por las que se eligen ciertos elementos naturales, con
preferencia a otros, para servir como símbolos. Para él, es suficiente con decir que el símbolo
evoca emociones. Eso es lo fundamental para el antropólogo. Tiene que distinguir si la emoción
que surge, o es evocada por un símbolo específico, tiene carácter de agresión, temor, amistad,
ansiedad o placer. Pero no necesita pasar más allá de esto.
Por otra parte, en el análisis del simbolismo ritual que efectúan los psicoanalistas, tendrían
que tener más relevancia los factores sociales: analizar la realidad representada por el símbolo.
Cuál es su sentido. Y dejar de considerar las interpretaciones como una mera racionalización.
No hay duda de que el simbolismo ritual tiene una vinculación clara con aspectos sociales del
46
Heridas simbólicas
107
grupo. Y esta vinculación es tan importante, o más, que los impulsos bioquímicos u otras
consideraciones psicológicas (como aquél condicionamiento precoz del niño en el seno de la
familia, que hemos citado antes). Por lo tanto, el estudio del simbolismo ritual debe quedar
dentro de la competencia del antropólogo, más que dentro de la competencia del psicólogo o
psicoanalista, aunque éstos puedan ser de ayuda para comprender las interrelaciones que se
concentran en el polo sensorial del simbolismo ritual.
108
los cazadores, los símbolos dominantes también son de color rojo; también hay símbolos rojos
en ciertos rituales de purificación; o en el propio ritual de circuncisión de los muchachos.
Lo que interesa destacar aquí es que en el ritual nkula el significado de los símbolos
dominantes es la matrilinealidad, el vínculo madre-hijo y la continuidad de la tribu a través de
la matrilinealidad. Lo que se expresa, en definitiva es la norma social que debe regir la conducta
de la mujer madura, la que hace que dicha mujer adopte el papel apropiado a su sexo. Ahora es
más fácil entender porqué en el ritual nkula están presentes símbolos dominantes (rojos) que
también lo están en los rituales, por ejemplo, de los cazadores: Cuando la mujer no engendra
hijos y su sangre menstrual se desperdicia, se está comportando como un hombre matador y no
como una mujer engendradora y nutridora, que es, justamente, lo que la sociedad Ndembu
espera de ella.
Podemos deducir que del ritual nkula no se puede deducir toda su simbología, si el
antropólogo, previamente, no ha estudiado las configuraciones simbólicas de otros rituales.
Es decir, si no estudia el sistema total de rituales de la sociedad Ndembu. Incluso, puede tener
sentido, que si un símbolo se encuentra repetido en un área cultural extensa, se tengan que
estudiar los posibles significados en las distintas sociedades de dicho área.
Puede ocurrir, cuando se considera un símbolo dominante dentro de un sistema simbólico
más amplio o total, que los propios informantes den versiones diferentes, incluso
contradictorias, acerca de su significado. Esto, a juicio Turner, es una propiedad esencial de los
grandes símbolos dominantes en todas las religiones: las contradicciones de la vida humana
social, las contradicciones entre sociedad e individuo, o entre grupos, se unifican en una sola
representación: los símbolos dominantes.
• La profundidad relativa
La idea de la profundidad relativa hace referencia a los diferentes niveles de análisis a que
puede someterse una estructura total de símbolos. Pero, para Turner, el concepto de profundidad
ya parece algo equívoco. A no ser que como “nivel” se entienda cualquier clase de abstracción.
Y esto ¿Por qué?. Pues porque los símbolos dominantes e instrumentales son dinámicos.
Como afirma Jung: los símbolos están vivos. Están llenos de significado, de normas y de
valores, para todos los hombres y mujeres que los observan y que, también, los manipulan al
servicio de sus fines particulares. Podemos hacer inteligible un símbolo en la medida en que lo
consideremos como una fuerza que actúa en un campo social. Si tratamos, por el contrario, de
conceptualizarlo como objeto aislado y olvidar la importancia que tiene en la acción, sólo nos
serviría para obtener un sistema formal y abstracto.
I. Las celebraciones del ritual son procesos sociales cuya complejidad y alcance son,
más o menos, proporcionales al tamaño y diferenciación de los grupos en donde
se realizan.
II. Una clase de rituales están en lo más alto de las instituciones que se encargan de
reparar y regular las desviaciones de la conducta, que está marcada por la
tradición.
109
III. Otra clase de rituales previenen los conflictos.
IV. Cada ritual es un proceso pautado en el tiempo.
V. Los símbolos dominantes de los rituales son fines en sí mismos.
VI. Los símbolos instrumentales son medios para los fines de cada ritual determinado.
VII. La explicación más adecuada de un símbolo particular para por el examen del
contexto, más amplio, en el que dicho símbolo es solamente una fase.
VIII. Contaremos con significados más simples, normalmente los aportados por los
indígenas, y otros más complejos, elaborados por los especialistas.
IX. El ritual es, pues, un sistema de significados que debe contemplarse tal y como lo
interpretan los informantes y tal y como lo podemos observar en acción.
X. Un mismo símbolo dominante puede representar en un ritual a un grupo o a un
principio determinado de organización social y, en otro ritual, representar a otro
grupo o a otro principio. El agregado de todos estos sentidos nos da la unidad y
la continuidad, en este caso, de la sociedad Ndembu, incluyendo sus
contradicciones.
Al agotar el estudio del ritual simbólico, con todo el recorrido que hemos propuesto,
llegamos a los confines de nuestra competencia antropológica.
Por el otro extremo del sentido de los símbolos, nos encontramos al psicólogo individual,
al psicólogo social o, incluso, al psicoanalista.
Pero el antropólogo, debe de volver a su luz natural. Aquélla a través de la cual descubre
que el sentido de un símbolo, su significado, es lo que el propio símbolo hace y también lo que
se hace con él, porque las dos cosas están presentes en el simbolismo ritual: tanto la estructura
permanente de valores de la sociedad, como las formas recurrentes de conflictos e intereses
egoístas de los individuos.
Todavía hoy, la música es considerada como algo marginal en relación con las
instituciones más importantes de la sociedad. Así, se asume que puede dejarse fuera del análisis,
sin demasiados problemas.
110
A veces, incluso, la manera en que podemos acceder al significado de un arte como la
música, ya es algo que suele hacer desistir de la investigación acerca de ella. La música, al fin
y al cabo, es una materia especializada y cuyo estudio era secundario respecto de otros aspectos
etnográficos mucho más esenciales (parentesco, organización social, modos de subsistencia y
de trabajo, religión, lingüística, etcétera).
Pero, lo cierto es que la música está muy vinculada a muchos aspectos de la vida social
familiar de los Limba, así como la importancia que el canto o la riqueza acústica proporcionaba
a su narrativa.
La música, junto con la danza, tenía una función indispensable en ciclos personales y
públicos y en numerosas actividades sociales. En la jerarquía de las artes, el rango más elevado
era la danza y el toque del tambor, por delante de la expresión verbal. Así pues, la aproximación
antropológica exigía, sin duda, un grado de atención a la música en la sociedad de los Limba.
La conclusión es que, para algunas perspectivas antropológicas, el estudio de la música
es, además, obligatorio de cara a una comprensión cabal de la cultura.
• Interludio
Para la autora, la experiencia de tres años en Suva, capital de las islas Fidji, supuso una
concienciación más acerca de la necesidad del estudio de la música. Para algunos, sólo la
música dentro del estilo europeo clásico merecía realmente la atención. Pero, con más
frecuencia, el punto de vista era que debía estudiarse la música tradicional de Fidji, tal y como
está presente en las tradiciones y rituales del Pacífico.
En realidad, las distintas formas y actividades musicales se hallaban entrelazadas en
un contexto más general de bienestar, identidad, valores e integración de los individuos
en un entorno urbano.
I. Es erróneo considerar que sólo cierto tipo de música merece ser estudiada.
II. La música es producida, y apreciada, de muchas formas.
III. Es necesaria la confianza en el antropólogo de que es capaz de estudiar la música
y de la importancia de hacerlo.
El foco, se puso en los músicos aficionados y sus prácticas a nivel local. Así pues, comenzó
el trabajo de campo en una localidad del centro-sur de Inglaterra, Milton Keynes.
A priori, puede considerarse que la “sociedad de masas” deja poco espacio para la
creatividad local y personal. O que los artistas a estudiar pueden estar alineados con la cultura
111
que se difunde por los medios masivos de comunicación. Paradigmas de este tipo, están
presentes en la mayoría de los antropólogos que estudian la música en la época moderna.
¿Qué encontró la autora del estudio en Milton Keynes? Pues que el desarrollo musical era
notable en la ciudad. Milton Keynes estaba inmersa en un desarrollo de formas y entusiasmos
que estaban lejos de decaer: Los habitantes de la ciudad llevaban a cabo una gran cantidad de
actividades musicales, que fue recogida en un listado de grupos de música Clásica, Jazz, Folk,
Rock, Bandas, Ópera o Country.
Las conclusiones obtenidas sugerían que las actividades musicales tenían un papel
importante en la sociedad circundante, incluso para personas poco interesadas en la actividad
musical. Estos músicos urbanos, estaban presentes en rituales y ceremonias muy diversos:
bodas, funerales, marchas cívicas, conciertos, bailes de adolescentes, conciertos navideños,
etcétera.
“Puede que la música juegue un papel en la experiencia y realización de los seres humanos
y en la conformación de la sociedad bastante mayor de lo que normalmente asumen los
científicos sociales, los musicólogos o el propio saber convencional. Ignorar esta modalidad
de acción humana significa dejar pasar algo fundamental de nuestra experiencia. Este hecho
me con- duce a cuestionar una vez más no ya el punto de vista, aún vigente, de que los seres
humanos de algún modo obtienen su realidad social central de su desempeño económico en la
sociedad (una visión normalmente basada en el modelo del «hombre como trabajador
112
asalariado»), sino también el punto de vista más rico (y, en mi opinión, más realista) del
«hombre como simbolizador» —corriente en algunas ciencias sociales y en especial en la
antropología—, con sus resonancias de una visión de lo humano ideacional y, en último
término, lingüísticamente modelada. Con seguridad es igual de válido pintar a los seres
humanos como esencialmente practicantes y eje- cutantes: actores artísticos y morales, tanto
como perceptores simbólicos o trabajadores asalariados (Finnegan, 1989: 341)”.
I. Sea cual sea la cultura que se estudie, la música jugará en ella un papel. Por
supuesto que dicho papel será diferente en cada cultura, pero existe. Esta
divergencia de protagonismo del papel de la música constituye un objeto de
estudio comparativo y demandan una investigación etnográfica de esta faceta de
la vida social. Hay que tener en cuenta, además, que el análisis puramente técnico
del texto musical no abarca el conjunto de la vida musical de una sociedad y, en
consecuencia, tampoco elimina el interés antropológico del tema.
Algunas influyentes aproximaciones al estudio de la sociedad estaban enfocadas a
los aspectos más centrales de la estructura social, de tal modo que la música era
secundaria. En este contexto, la música quizás podía ser relevante en sociedades
primitivas u orales, pero decididamente marginal en las sociedades modernas del
siglo XX. Sin embargo, las actividades musicales no son, en absoluto, algo
desplazado, en los márgenes, de la sociedad contemporánea, ni tampoco
inapropiadas. Lejos de eso, hay una gran variedad de compromisos musicales
tanto en la cultura urbana como rural. Y son objeto de investigación
antropológica.
III. En este tercer punto, el estudio de la música nos lleva a considerar problemas
básicos dentro del pensamiento y de la práctica de la antropología. Ejemplo de
ello es el trabajo de un grupo de antropólogos del lenguaje norteamericanos que
iniciaron su trabajo desde un enfoque verbal y se fueron deslizando hacia los
rasgos musicales. Es importante ver cómo los antropólogos están dejando de
asumir que la interacción y comunicación humanas se hallan siempre en nuestras
facultades cognitivas y se transmiten a través de la palabra hablada y/o escrita.
También, en este caso, la música puede tener un importante papel. Hay que reseñar
aquí algunos textos publicados bajo el rótulo reciente de “antropología
sensorial”: «las sociedades occidentales dependen de forma abrumadora de las
facultades verbales y visuales para experimentar el mundo, pero otras sociedades
113
usan y combinan los sentidos de maneras diferentes y para diferentes metas»
(portadilla de Las variedades de la experiencia sensorial, Howes, 1991).
El texto precedente nos ilustra: Los sentidos son interpretados de manera
diferente en otras culturas, en tanto que modalidad de percepción y cognición,
concediendo en algunos casos supremacía a la escucha en relación con la visión.
En la misma línea, aunque no idéntica, nos encontramos con el concepto de
“paisaje sonoro” de Murray Schafer47 que tiende a hacernos sensibles a la
significación de los sonidos -entre ellos la música-, que el mundo occidental,
dominado por la palabra y la imagen, tiende a pasar por alto.
En algunas culturas, incluso, la música proporciona las claves para la interpretación del
universo y la realidad. Tienen, por así decirlo, una epistemología musical, en vez de lingüística.
Jhon Blacking ve la música como una modalidad primaria e irreductible a través de la cual
los individuos se expresan y crean sociabilidad:
47
Tuning of de Word (1977)
114
TEMA VI. CULTURA URBANA
¿Cómo se puede estudiar el conjunto tan complicado y heterogéneo que constituye una
megalópolis, como por ejemplo la ciudad de México? o, atendiendo a la diversidad cultural,
¿En qué medida los habitantes de lo que denominamos México sienten que pertenecen todos a
la misma ciudad?
Tal vez haya que empezar por mostrar cómo las distintas ciudades contenidas en la
ciudad de México, se corresponden con etapas distintas de su desarrollo, y también analizar las
distintas culturas presentes allí, en relación con cuatro periodos: 1) Histórico-territorial; 2)
Industrialización y metropolización, 3) Ciudad global y 4) Hibridación multicultural y
democratización.
115
• La ciudad histórico-territorial
Fundada en 1324, en tiempos de Moctezuma I, la urbe ha acumulado a lo largo de los
siglos espacios y construcciones que siguen presentes como sitios arqueológicos o edificios
coloniales y, una práctica infinitud, de objetos reunidos en los museos.
En 1521 se inicia la época colonial. Ha perdurado hasta mitad del siglo XX, al menos
parcialmente, la traza cuadrangular que establecieron los conquistadores.
Hasta hace aproximadamente cincuenta años, la ciudad tenía un núcleo histórico
constituido por los edificios coloniales, los del siglo XVI y algunos sitios arqueológicos del
pasado prehispánico.
La política cultural tras la Revolución, ejercida casi exclusivamente por el Estado,
buscó la preservación de los bienes históricos, su investigación y su integración en un sistema
nacional de museos, cuyo centro es la ciudad de México. La conservación y el uso del
patrimonio, servían para legitimar el régimen político y como referencia a la unidad nacional:
lo que se traía de cada región y se reunía en la ciudad de México, era una metáfora de una
alianza social. A partir de la Revolución, la ciudad de México representa una experiencia de la
unidad nacional, de la mexicanidad.
A finales del siglo XIX, surge otro modo de experimentar la ciudad y lo que ella
significa: a través de la crónica periodística y del recorrido por la ciudad. Como escribía Manuel
Rivea: “actualmente es el paseo vespertino una necesidad para la clase social que puede
dedicarse al descanso; en otro tiempo no era el paseo sino el teatro, la diversión favorita y
solicitada por la sociedad mexicana». (Rivera Cambas, 1967: 258-259)”. Este otro modo de
contemplar la ciudad significa una complacencia con los testimonios culturales, al tiempo que
una proyección hacia el futuro.
Gracias a las crónicas y a los relatos que registran las observaciones, los fragmentos de
la metrópoli se van integrando en un todo coherente. Ese paseo y esa mirada, cierto es, que los
realizan los grupos hegemónicos, pero la difusión periodística hace que llegue a sectores más
amplios.
Ana Rosas Mantecón, nos invita a conocer lo que queda de la ciudad histórico-
territorial y cuál es su significado actual48. Su examen no es halagüeño: pérdida de habitantes;
degradación de muchos edificios por sus nuevos usos comerciales; ruina en algunas zonas de
la que fue llamada como “la ciudad de los palacios”; descuido del sentido cotidiano de las
calles y de los barrios cuando se rehabilitó el Centro-Histórico; cierto desinterés por el valor
histórico en muchos sectores.
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La monumentalización del patrimonio: políticas de conservación y representaciones
del espacio en el Centro Histórico, 1998.
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Los escritores eligen ahora, más que ilustrar la ciudad, ser los acompañantes de las
múltiples maneras de perderse en ella, o bien se refugian en relatos que ocurren en espacios
restringidos.
Tal vez, el desafío sea entender la tensión entre la unidad que se desarma y las re-
totalizaciones de lo urbano que se llevan a cabo.
Sin embargo, a pesar del malestar generado por el desarrollo, ha sido mucho mayor el
atractivo de la ciudad para los cientos de miles de migrantes que han llegado a la capital en
busca de una oferta que permitiera mejorar la calidad de su vida. Con esto, se propiciaron dos
cosas:
La ciudad, así constituida, pasa a liderar una gran parte de la cultura nacional, y de lo
que el país muestra al exterior como signo de identidad.
Eduardo Nivón, mostró que el peculiar crecimiento metropolitano dio lugar a muchos
modos de ser chilango y aún periférico, dentro de la ciudad de México. Es decir, existen
distintos tipos de ciudadanía cultural.
Estos diversos modos de situarse en la ciudad, modifican los vínculos entre lo público
y lo privado. Dice Nivón: «Lo diurno, el foro, la plaza, y la calle han sido expresiones
simbólicas de la esfera pública. Como a su vez la noche, la casa y el automóvil han sido
reducidos al campo de lo privado».
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• Contradicciones de la metrópoli
La investigación de Raúl Nieto Calleja sobre las periferias (1998), detalla estas
divergencias y el desigual acceso a los bienes culturales. Durante el periodo de
industrialización, ocurrieron cambios en la oferta cultural, con la construcción de un conjunto
de equipamientos (museos, teatros, cines, salas de concierto), pero muy concentrados en el
centro de la ciudad. Por tanto, las desigualdades de consumo cultural, aparte de las diferencias
de nivel económico y educativo -como también ocurre en otros lugares-, se explican por estas
dificultades de acceso a los centros culturales y el excesivo tiempo de desplazamiento que eso
supone para la mayor parte de la población que habita lejos.
Lo que sí alcanza mucha preponderancia son los medios de comunicación masiva. Las
dificultades para acceder a otras formas de consumo cultural, como ya hemos visto, inciden en
que la ciudad quede relegada al sitio donde se trabaja y, la mayoría prefiere replegarse en el
hogar donde puede llevarse a cabo el consumo cultural a través de medios electrónicos
(ordenadores, tablets, móviles).
49
Periodo de la Historia de México en la que Profirio Díaz fue presidente del país.
Hubo dos “porfiriatos” de 1877 a 1880 y de 1884 a 1911.
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Pero las necesidades del habitar no fueron solamente atendidas por el Estado. Hay que
mencionar los residenciales que, en algunos casos, buscan la distinción propia de las clases
altas, mediante el uso de novedades arquitectónicas internacionales y de la profusión de signos
ostentosos. Aparte de considerar las muchas unidades habitacionales construidas por sindicatos
y asociaciones vecinales.
Por otra parte, también hay que señalar lo burdas que son la mayor parte de las
construcciones llevadas a cabo por empresas y también la construcción individual, no regulada,
que ha tenido consecuencias funestas para el desarrollo social, arquitectónico y ecológico.
Por último, hay que poner de manifiesto, como dice Ángela Giglia (1998), las
dificultades de conciliación entre las normas y los reglamentos de la política y las necesidades
de los ciudadanos comunes en materia de habitabilidad. La rigidez de las instituciones tiene que
funcionar en medio de la flexibilidad de costumbres culturales, a veces muy tradicionales, a
veces más modernas: «Las ineficiencias en la aplicación de la ley —que debería ser un principio
claro y entendible para todo el mundo— son atenuadas —explica Giglia—, por la existencia de
relaciones casi amigables entre funcionarios y ciudadanos [...]. La ley, lejos de ser garantía para
todo el mundo, queda sometida al juego de poder que se construye dentro de las relaciones
informales»
• La ciudad comunicacional
• Des-industrialización
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importancia del sector terciario (servicios). La metrópoli se convierte en un nodo de servicios
interconectado con otras economías de muchos países. Este proceso, está ocurriendo en el
Distrito Federal desde la década de los ochenta (Eduardo Nivón): el Distrito Federal queda cada
vez más dedicado al comercio y a los servicios, con un gran protagonismo de las nuevas
tecnologías.
• Tiempo libre
¿Qué hacen los que viven en la ciudad de México en su tiempo libre, o en el fin de
semana? En realidad, las ocupaciones que mayoritariamente realizan (televisión, descansar,
leer, escuchar música, convivir con la familia y hacer ejercicio) suponen un escaso contacto
con la vida pública de la urbe, puesto que la mayor parte de esas actividades se realiza en la
propia casa. Los antiguos lugares culturales públicos, como teatros o salas de cine, han sido
sustituidos por el consumo de cultura en el propio domicilio.
• Urbanidad democrática
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a) En ciudades que llegan al siglo XX con tasas bajas de natalidad, planificadas y
con sistemas democráticos, esta dispersión obedece a una lógica productiva y
democratizadora.
b) En cambio, aquellas ciudades en las que se concentró un estallido demográfico y
la invasión popular del suelo, la ciudad se asemeja a un desorden siempre a punto
de explotar. En estos casos, la descentralización, lo único que hace es reproducir
aglomeraciones ingobernables.
Pero, más allá de los efectos que produce en las megalópolis descentralización
neoliberal, es necesaria una nueva reflexión sobre la democracia urbana. En las ciudades
latinoamericanas se dio este proceso:
a) Primeras formas de segregación, desde finales del siglo XIX hasta los años cuarenta,
en donde se separa a los grupos sociales por barrios.
b) A partir de la fase anterior, se desarrolla una nueva segregación centro/periferia. Las
clases altas y medias en el centro, mejor equipado, y las clases pobres en los suburbios
desfavorecidos.
Hay casos en los que la proximidad de los diferentes grupos ha propiciado el levantamiento
de muros, portones y puestos de vigilancia, cerrando barrios residenciales o impidiendo el
acceso a sus calles.
Por ello, en algunas ciudades, los barrios populares se organizan para cuidad de su
seguridad; hay espacios cerrados en determinados conjuntos residenciales o lugares de trabajo,
donde el acceso está fuertemente restringido; o controles igualmente estrictos en los centros
comerciales y en otros espacios habitacionales. Vemos que hay un proceso hacia el interior del
hogar y que rechaza la calle, primando los enclaves fortificados: «La nueva estética de la
seguridad modela todos los tipos de construcción e impone su nueva lógica de la vigilancia y
el distanciamiento como medio para exhibir un rango social» (Caldeira, 1996: 75).
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Ante esta situación el dilema es elegir entre la vigilancia o el conocimiento y la
imaginación participativos.
¿Pueden encontrarse zonas donde aún hay elementos de arraigo histórico y social que
unifiquen a sus pobladores, dentro de la megalópolis?
• Cuestiones de método
El método actual para el estudio de la ciudad impone una apertura de la visión. Rem
Koolhaas dice que el pensamiento sobre la ciudad debe ser “Small, Médium, Large, Estra
large”. Es decir, pequeño, medio, grande y extra grande. Lo dice en su obra titulada,
precisamente, “S, M, L, XL”.
La descripción etnográfica intensiva no tiene por qué reducirse al barrio, a la
vecindad, al salón de baile o al fenómeno cultural priorizado; si se quiere entender lo que
sucede en cualquiera de estos espacios, hay un momento en que debemos abrir la mirada e
incorporar información sobre el conjunto urbano en que tales hechos se inscriben, sobre la
oferta de cultura global ofrecida por la ciudad.
Esa apertura de la mirada significa que no podemos efectuar generalizaciones
apresuradas (no podemos pretender que en una ciudad como México haya un barrio
representativo de la totalidad del desarrollo urbano), pero tampoco centrarnos en la
persecución exclusiva de lo raro y de lo exótico.
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2. LA CIUDAD QUE MEDIAN LOS MIEDOS
LECTURA DE Jesús Martín-Berbero
Charles Baudelaire
Carlos Monsivais
A esta narración siguieron muchas otras, pero todas con la misma finalidad: escribir
historias para escapar del tedio o de la ausencia de oportunidades. Esto, sigue ocurriendo en
nuestros días. De ahí que no pueda entenderse a Bogotá sin sus historias.
En “Sin Remedio”, Antonio Caballero se burla a principios de los ochenta de esa ciudad
“lloviosa, horrible y llena de riesgos”, donde a sus habitantes no les queda otra salida que la
imaginación poética.
Ya desde otro ángulo, R. Chaparro describe en “Opio en las nubes” el monstruo urbano en
que se ha ido convirtiendo Bogotá: la ciudad donde todo puede ocurrir; las calles se expanden
al infinito; los nombres cambian; las demarcaciones se borran; y por sus laberintos camina,
corre, se pierde, se rencuentra y desencuentra la muchedumbre de los sin nombre.
La última novela sobre Bogotá se llama “Dulce Compañía” y su autora es Laura Restrepo.
En ella, aparece un ángel autista en un barrio popular del sur de Bogotá. Una periodista se
enamora de él y, en su búsqueda, atraviesa una ciudad mojada y sucia, fragmentada, peligrosa
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y desquiciada, pero cuya recompensa es el hallazgo de ese loco amor y las desgarraduras de la
ciudad.
Hoy, Bogotá tiene otras escrituras que ya no pertenecen a exilados o migrantes sino a los
nómadas que se movilizan entre el adentro y el afuera de la ciudad.
«Bogotá, no seas tan macho, tan dura. Deja un poco el afán, el temor, la agresividad,
el cemento, lo vertical, la racionalidad y recupera tus emociones, los lugares para la
palabra, para la diferencia, en fin, feminízate!».
Florence Thomas
En Bogotá, los miedos del fin de milenio conviven, de alguna manera, con los miedos
del milenio anterior, los del año 1000. La obra de G. Duby titulada “la huella de nuestros
miedos”, nos ayuda a entender esta convivencia de miedos.
La pista que nos da Duby es que la densidad de las violencias en Colombia viene dada
por una “perturbación interior” que surge cuando se rompen los mitos de la tradición y la
coherencia de los modelos culturales, que daban soporte a la identidad social y psíquica de los
individuos.
Así pues, los miedos de Bogotá no son sólo los miedos de una ciudad, sino los de todo
un país, y esto hay que analizarlo.
El terror circula de punta a punta por la puesta en escena que de él hacen unos medios que
viven de los miedos, que los explotan de manera morbosa y obscena. En este panorama, se
expande el sentimiento de impotencia y el repliegue del individuo sobre sí mismo y sobre el
territorio doméstico.
¿Por qué, la violencia -tras sus cifras apabullantes- esconde ese carácter exhibicionista y de
fascinación entre los colombianos? Pues porque estamos ante una violencia atribuida a la
condición misma de ser colombianos, ya que “los sujetos sociales y sus actividades quedan
enmascarados en la malignidad nacional” ( Jimeno, Arocha y Cubides, 1999). En este hábito
de domesticar la violencia, convertirla en “hábitus”, la sociedad colombiana vive un profundo
deterioro de la calidad de la convivencia, puesto que da alas al miedo y a la desconfianza.
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describen en detalle los atracos, violaciones y demás hechos violentos, contribuyendo a
mantener y acrecentar la percepción de la violencia como algo inevitable y consustancial a
la vida de la ciudad» (Jimeno, Arocha y Cubides, 1999: 394).
Entre las miradas que tratan de desentrañar los miedos de Bogotá, parece muy
interesante la de una feminista: “Las mujeres hemos perdido la ciudad, o más exactamente la
ciudad, por haber olvidado que debe ser el lugar para la pluralidad y la diferencia sexual, nos
excluye”(Thomas, 1999).
Ciertamente, Bogotá excluye a las mujeres de muchas cosas, entre otras de la gestión
urbana. En su cuaderno de quejas feminista encontramos una de las descripciones más
expresivas que se refieren a la ciudad: «Bogotá, no seas tan macho, tan dura. Deja un poco el
afán, el temor, la agresividad, el cemento, lo vertical, la racionalidad y recupera tus
emociones, los lugares para la palabra, para la diferencia, en fin, feminízate» (Thomas,
1999).
Respecto a los miedos: los miedos son clave de los nuevos modos de habitar y de
comunicar, son expresión de una angustia más honda, de una angustia cultural que proviene,
en primer lugar, de la pérdida del arraigo colectivo en unas ciudades en las que un urbanismo
salvaje —pero que, a la vez, obedece a un cálculo de racionalidad formal y comercial— va
destruyendo poco a poco todo paisaje de familiaridad en el que pueda apoyarse la memoria
colectiva. La ciudad es un elemento homogeneizador que impide el mantenimiento de la
diferencia, erosiona las identidades colectivas, nos roba nuestro suelo cultural y no arroja al
vacío. De ahí el miedo.
La ciudad mediada es aquélla en la que el cine hace emerger una nueva figura de
ciudad y también un nuevo modo de percibirla. Esa nueva forma de sentir la ciudad, dice
Benjamín, que se realiza gracias a la dispersión y la imagen mútiple.
La dispersión rompe con el antiguo modelo, propio del observador, ante una pintura o
del lector ante una novela: una recepción en recogimiento, en la soledad del individuo.
La dispersión que ahora trae el cine corresponde, sin embargo, al modo de percepción
de la masa.
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El otro elemento es la imagen múltiple. Este dispositivo de percepción ejemplifica la
diferencia del montaje cinematográfico, que nos proporciona una mirada múltiple, frente a la
mirada que nos exige, por ejemplo, la pintura clásica.
Así, se da el caso, en el México de los años treinta, que el cine conecta con el hambre
que sienten las masas urbanas por hacerse visibles. “Al cine van las mayorías, no a divertirse,
sino a aprender a ser mexicanos, no van a soñar sino a verse y a representarse un país a su
imagen”, Carlos Monsivais (1976).
Algo parecido ocurrió también con la radio en América Latina. La radio, con su
oralidad cultural, pone en marcha el enlace entre lo discursivo y la sobrevivencia de los
elementos regionales y locales, en la ciudad.
La ciudad virtual extiende el anonimato propio del no-lugar. Todos podemos hacer las
compras sin necesidad de ser interpelados por nadie. Interactuamos con la ciudad virtual desde
nuestra forma de habitar, basada en el anonimato. Esto es así, especialmente para las
generaciones más jóvenes que han nacido en esa ciudad y conectan sus anonimatos a las redes
de la cultura-mundo de la información y el audiovisual.
En ese mundo de los jóvenes, los cambios se dirigen hacia nuevas sensibilidades que
están desligadas de los estilos y de las tradiciones antiguas con las que se definía la cultura. El
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joven establece una doble complicidad cognitiva y expresiva gracias a su habilidad para entrar
y manejarse en las redes informáticas. Allí encuentran su idioma y su ritmo, formando
comunidades con nuevos modos de identidad, tal vez más precarias, pero más flexibles y
capaces de hacer convivir en el mismo individuo ingredientes culturales muy diversos.
En unas ciudades cada vez más extensas y desarticuladas, donde hay una acelerada
pérdida de la memoria urbana, la radio, la televisión y la red informática acaban por convertirse
en dispositivos de comunicación que son capaces de contrarrestar el aislamiento de los
individuos.
A pesar de ello, existe una enorme distancia, imposible de saltar, entre la levedad del
mundo de la comunicación -la virtualidad y velocidad de sus circuitos y redes- y aquella otra
incomunicación que origina la implacable violencia por medio de la cual irrumpen actores tales
como delincuentes, guerrillas, narcotraficantes, etcétera.
Bogotá es, sin duda, una de las ciudades más violentas del mundo. Pero también ha
sido el escenario de una experiencia de gestión urbana innovadora. Es la llevada a cabo por el
ex rector de la Universidad Nacional, Antanas Mockus, cuando puso en marcha un proceso,
rico y complejo, de lucha contra las violencias urbanas y de reinvención de la política
cultural.
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expresiva y el aumento también de la capacidad de entender lo que el otro
trata de decir. Es lo que Mockus llama “aumento de la capacidad de generar
espacio público renocido”. Su apuesta de “Formar ciudad”, contaba con
cinco programas estratégicos:
El proyecto Formar Ciudad es un claro ejemplo del talante que se necesita para
transformar el miedo y la agresividad en creatividad. La cultura ciudadana llevó a muchos
artistas y otros trabajadores culturales a repensar su propio trabajo bajo el foco de ser
ciudadanos. Reencontrar su compromiso social. El trabajo en barrios resucitaba el sentido de
pertenencia a la comunidad, su redescubrimiento como vecinos.
Devolver el espacio público a la gente significa, no sólo respetar las normas, sino que
las comunidades puedan desplegar su cultura y, así, ciudadano signifique de nuevo y a la vez
pertenencia, participación y creación.
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