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“La Emulación Precipitada del Vedismo y el

Hinduismo en Comunidades Latinoamericanas y


Europeas y su Culminación en el Dogma y Fanatismo”

Por Andrés Galindo Gómez.


Estudiante en SOAS University of London, UK.
Doctor Ravi Gupta, profesor de estudios religiosos en la Universidad Estatal de
Utah, en una conferencia que dio en el Instituto Maxwell en 2017 expresa haber
sido criticado entre los académicos por ser un practicante hindú y entre los
practicantes hindúes por ser un académico(ı). Resueno con él. Dichas críticas
tienen una connotación negativa, como si fuera imposible establecer un equilibrio
saludable entre los ideales espirituales y los hechos académicos. Algunos abordan
la religión y el fanatismo como si fueran sinónimos. Otros abordan la academia y la
dureza como si fueran sinónimos. Mi argumento es que el encuentro entre la razón
y la fe es el diálogo necesario que ayudará a configurar la naturaleza de nuestras
estrategias de resolución de los conflictos locales comunitarios, interreligiosos y
sociales a nivel mundial.

Una de las razones por las que el desarrollo espiritual / religioso oriental ha
provocado tantas disputas en el llamado "Oeste" es la apresurada emulación de las
llamadas tradiciones "Orientales". Ha habido un intento inmaduro, no serio y a
veces superficial en muchos grupos, tanto informales como élites europeas,
norteamericanas y latinas en clases tanto medias como altas, de emular el vedismo
y el hinduismo, a menudo motivados por intereses comerciales y / o agendas
personales (2). En repetidas ocasiones esto ha creado fanatismo, dogma y
sectarianismo dentro del entorno comunitario, alejándose así de sus enseñanzas
fundamentales y de esta forma creando esta mala reputación del pensamiento
"oriental" como fanático.

Tengo un enfoque muy diferente de lo que se incluye erróneamente bajo el nombre


de sectas "orientales". He aprendido directamente de entornos hindúes nativos y
textos sánscritos a lo largo de 11 años activos de experiencia (de 2010 a 2021),
donde investigué y estudié la filosofía del Vedanta a través de los Upanishads y
Puranas védicos. Desde este punto de vista y trasfondo desarrollo este artículo de
la apresurada emulación del vedismo y el hinduismo en las comunidades europeas
y latinoamericanas. Me centraré en los patrones comunes que se pueden observar
en comunidades yóguicas, kundalini, vaishnavas y budistas, así como en el
comportamiento de los líderes y seguidores que observé mientras serví como
voluntario y posteriormente viajé dando conferencias en México, Argentina,
Colombia, Chile, Brasil, así como en España, Alemania, Austria y Bulgaria. En base
a estas observaciones, me interesa analizar aquellos grupos religiosos-místicos que
luego de algunas décadas resultan inmaduros, destructivos, intolerantes y / o
extremistas. Puntualmente los comportamientos conflictivos evidentes, como la
falta de coherencia, el fanatismo, los desequilibrios psicológicos, el dogma, la
pérdida del sentido común y el desfasaje con la realidad. Mi objetivo es desplegar
lo que encontré como factores más significativos y demostrativos de patrones
sectarios poco saludables, ambiguos y cuestionables. Lo que desarrollo a
continuación lo he observado personalmente durante mis visitas, como evidencia
de primera mano.

Lo que encuentro intrigante, independientemente del continente, la cultura, la


identidad racial o el idioma de los miembros de las comunidades que mencioné,
son los patrones y síntomas comunes, que describiré a continuación. Sostengo que
las situaciones inconvenientes y destructivas podrían evitarse si las filosofías,
tradiciones y rituales de estas enseñanzas se entendieran profunda y ampliamente
con mayor preparación y madurez.

A continuación, resumo en 7 puntos centrales, los patrones comunes de fanatismo


y dogma observados, concluyendo con una propuesta que busca resolver estos
paradigmas:

1) La evasión de la realidad a través de una persecución apresurada de la


divinidad.
2) Posibles riesgos de fusionar la propia identidad personal en una institución.
3) Fanatismo religioso.
4) Explotación de instituciones religiosas de sus miembros.
5) Culto a la personalidad y dogma jerárquico.
6) Represión artificial de la sexualidad.
7) Religión sana y procesos espirituales maduros.

El primer tema que me gustaría cubrir es el intento del practicante de evadir la


realidad a través de una búsqueda precipitada de la divinidad. Se observa con
mayor frecuencia en jóvenes de 16 a 25 años. A través de mi voluntariado en
templos y ashrams observé que en muchos casos comienza con una serie de
frustraciones socio-familiares y traumas infantiles que conducen a una
insatisfacción con el paradigma educativo y los códigos sociales de su entorno.
Este tipo de individuo es incapaz de encajar satisfactoriamente en las estructuras
convencionales de la sociedad, desarrollando un tipo de baja autoestima y
debilidad de carácter. La falta de apoyo emocional y los traumas infantiles realzan
el espíritu temprano de mirar más allá de la moda imperante, la convencionalidad
social-familiar y los estereotipos del ‘estatus quo’.

Luego, en la búsqueda del significado de la vida, el encuentro con una secta


religiosa alternativa se convierte en relleno del vacío existencial. En este punto
surge un segundo patrón notable: la fusión de la identidad personal en un
estereotipo institucional. Como seres humanos, es importante comprender la
necesidad de sentirnos pertenecientes a un grupo. Debido a las circunstancias
socio-familiares insatisfactorias mencionadas anteriormente, muchas personas que
conocí se introdujeron en una nueva comunidad mística alternativa, con sus propias
reglas y regulaciones. Es aquí donde comienza este tercer patrón: La pérdida de la
individualidad para convertirse en un estereotipo institucional ejemplar, este
fenómeno se convierte en el nuevo paradigma en la búsqueda de identidad,
aceptación y afecto del ingresado.
La presión del grupo juega un papel importante en este fenómeno. Cuando la
identidad propia es penetrada por la doctrina y los preceptos del dogma, la auto
imposición del mismo fomenta la búsqueda de un sentido de vida religioso por
parte del practicante. La negación de las necesidades emocionales es
característica en este período. Empujar los propios límites para cumplir con las
metas y expectativas del grupo se convierte en un enraizado patrón psíquico que
acompaña a esta segunda etapa donde la propia identidad personal se fusiona
dentro de un estereotipo de conducta institucional, provocando la pérdida del
sentido común y las raíces étnicas familiares y sociales.

El tercer patrón que reconocí es un fanatismo religioso prominente entre estos


grupos. Esto pasa desapercibido para la percepción del practicante debido a una
absorción en el dogma, las urgencias emocionales de una revelación espiritual y la
pérdida del sentido común. Un nuevo dogma filosófico ha llenado su vacío interior y
su insatisfacción mental. En este punto del proceso de conversión, surge un fuerte
sentido misionario en torno a lo que es el significado religioso de vida, acompañado
de una serie de síntomas que llamo "síntomas del predicador conquistador".
¿Qué quiero decir con síntomas del predicador conquistador? Básicamente
proselitismo religioso expansivo y desconsiderado; un estrecho ámbito ontológico y
epistemológico que fomenta la imposición del dogma religioso a través de una
notable y conflictiva incapacidad para aceptar diferencias en el diálogo dentro del
intercambio de ideas, filosofía y conceptos. En algunos casos, las autoridades
religiosas fomentan la imposición de fronteras entre el practicante y sus relaciones
pasadas, o sea cortar con su pasada identidad y lazos familiares. La lógica principal
detrás de este juego manipulador podría resumirse en pocas palabras: "La fe ciega-
débil requiere enemigos". Por lo tanto, la demonización y minimización de los
hábitos y tradiciones de otros grupos, culturas y sociedades se convierte en un
patrón del dogmatismo religioso misionario. El autor Richard Rohr lo expresa en de
forma clara en su libro publicado en el 2011 "Falling Upwards” (3), como una
“nefasta y destructiva necesidad de tener siempre la verdad”. Mi camino es el único
camino. "Mi escritura dice" o "mi profeta dice". Esta mentalidad impregna la
cosmopercepción del practicante en esta etapa.
El cuarto siguiente patrón a observar es la explotación de sus miembros por
parte de la institución religiosa. Las prioridades administrativas por encima de las
necesidades individuales juegan un papel importante aquí. Los criterios centrales
de los grupos sectarios se tejen para lograr un "rol estereotipo" que la comunidad
debe seguir, esta imposición en realidad sirve para resolver la economía y otros
aspectos relativos de la institución. Entonces se absolutiza, enfatiza y, a veces,
fuerza a los practicantes a desarrollar actividades económicamente convenientes
así como conductas de comportamiento a través de un lenguaje y vocabulario
estratégico que ayuda a cultivar la actitud deseada de trabajo y los estándares de
funcionamiento psicológico que perpetúan el estatus y solventación financiera de la
organización.

El mayor motor de la ingeniería sectaria es el aprovechamiento de las debilidades


del acólito, cuyo seguimiento ciego y miedo subconsciente a la autoridad le impide
notar estas estrategias de manipulación sectaria hábilmente construidas a través de
un discurso convincente, pronunciado por un predicador carismático, que muchas
veces son expertos en malabarismos filosóficos y en el discurso emotivo,
combinación que sienta las bases para imponer una figura religiosa ‘autorizada’.
Aunque es evidente que algunos grupos carecen de una epistemología sólida e
integridad teológica-filosófica, los fuertes lazos emocionales, el miedo y la ceguera
del practicante son factores clave para mantener la dinámica. Esta enorme brecha
entre lo que se predica y lo que se practica, a través de una visible inconsistencia
en su coherencia, es fácilmente percibida por cualquier persona racional que no
tenga vínculos, implicaciones religiosas o la necesidad de convertirse en seguidor o
creyente. Pero no para el practicante inmerso, dadas las circunstancias
previamente descritas.

El quinto patrón observable es el culto a la personalidad y el dogma jerárquico.


El fenómeno se crea cuando el practicante acepta una supuesta superioridad en la
identidad ya sea racial, intelectual, física o mental del líder, que se combina a su vez
con un aura de misticismo/ reputación de santidad junto con una fuerte admiración,
esto provoca una proyección de apego protector, paterno y espiritual a la figura del
maestro. Un tipo de culto e idolatría religiosa carente de consideraciones lógicas
y/o racionales. Este sentido de superioridad brahmínico, místico o monástico
provoca un fenómeno fuerte en el ego identitario del guru, aumentando la
autocracia de este líder carismático en el grupo religioso.
En muchos casos, podemos observar la paradoja de las "intenciones ocultas detrás
de túnicas religiosas", en donde el nombre, la fama, el poder y el prestigio son las
principales ambiciones que se persiguen detrás del disfraz de figura santa. En
algunos casos, mezclado con un deseo real de ayudar a otras personas, en otros
casos, como agenda puramente personal, o bien un rol administrativo o económico
dentro de la secta es lo que rige a todo el grupo a través de la inspiración del líder
carismático. Aquí la fragilidad del discípulo y la dependencia del líder
(frecuentemente desequilibrado) alimenta la ecuación sectaria.

El sexto patrón es la represión artificial de la sexualidad. Tanto en líderes como


en alumnos, en los casos de no estar casados, se observa una doctrina monástica
a menudo forzada. La base de esto en Europa se remonta al dogma católico y en
Asia a grupos trascendentalistas como el movimiento Shraman, con su influencia
en las tradiciones budista, jainista, hindú-védica como Shaivitas, Shakta, Ganapati,
Vaishnavas y Sikhs. Las experiencias traumáticas familiares destructivas a menudo
juegan un papel importante en la decisión del practicante de rechazar la vida sexual
y familiar. En casos excepcionales existe un verdadero deseo interior de servir a
Dios y ayudar a la humanidad. Bajo este dogma monástico, cuando el practicante
es incapaz de mantener dicho estándar, tienen lugar relaciones y actos sexuales
'ilícitos e invisibles', creando un ambiente hipócrita, superficial y dúplice dentro del
clan, donde el líder y la institución que lo respalda se preocupan por preservar
celosamente su estatus de personalidad santa y superioridad mística
incuestionable, para así perpetuar la agenda institucional, valiéndose del discurso
torcido que manipula la filosofía para beneficiar sus intereses privados.

Una pérdida considerable de salud psicofísica afecta a dichas figuras carismáticas


que participan activamente en mantener dicho "status quo" de santidad, debido a
este esfuerzo constante por ocultar hechos y sostener una realidad artificial. A
menudo, los líderes que han mantenido realidades paralelas (su estatus Vs su
realidad) sufren trastornos psicológicos y mentales, principalmente porque la
realidad se ha perdido y una fabricada ha reemplazado los hechos, nublando la
percepción del cerebro de la realidad empírica y racional.

Cuando el seguidor finalmente despierta y se da cuenta de su situación, puede ver


las cosas desde una perspectiva diferente y darse cuenta de cuáles son sus
necesidades reales y por qué entró en ese grupo. Es por esto que quiero resaltar y
pedir a los practicantes religiosos y místicos que presten más atención y
desarrollen un discernimiento entre enfoques religiosos constructivos y
destructivos, entre intenciones ocultas y reales y entre epistemologías sólidas y
engañosas.

Quiero agregar que a pesar de este análisis crítico que estoy presentando, me
considero un practicante del hinduismo vaishnava, uno no fanático ni dogmático,
pues he conocido a verdaderos maestros y textos filosóficos védicos consistentes
tanto teológica como epistémicamente que si pueden generar, cuando abordados
maduramente, un sano, holístico y profundo estilo de vida integrado (cuerpo, mente
y espíritu). Es por ello esta idea de que la fe y la razón puedan dialogar mas a
menudo de manera saludable, para lograr la solución del paradigma dogmático-
sectario y lograr mejores intercambios interreligiosos en el mundo. Es por eso que
finalmente surge un último tema concluyente: Religiones saludables y procesos
espirituales coherentes.

Para lograrlo, es fundamental definir la diferencia entre una religión, una institución
y un proceso espiritual. Una religión, en mi opinión, es un conjunto de tradiciones,
cultura, folclore, rituales, paradigmas comunitarios-educativos compartidos,
historia, lenguaje, hábitos culinarios, conductas sociales y valores éticos. Por el
contrario, una institución es la estructura administrativa que contiene, protege y
sostiene una religión. Organiza, asesora legalmente, vela por sus intereses
socioeconómicos y proporciona físicamente las bases constitucionales y
esqueléticas para que una religión pueda sostenerse. Una práctica espiritual es un
proceso interno, intangible, metafísico y transracional de evolución de la conciencia
cuyo objetivo persigue vivir una vida profunda, comprensiva, sabia y significativa
más allá de las dimensiones materiales, mentales o intelectuales. Estas diferencias
clave nos permiten ver cómo cuando las enseñanzas originales son manipuladas,
desviadas o mal interpretadas, todo tipo de disputas cubren las verdaderas
intenciones de los rituales, prácticas y textos de la tradición oriental.

Para concluir, la separación entre la agenda institucional y las enseñanzas


esenciales es vital para reconocer los beneficios sustanciales de la enseñanza
védica. El estudio y práctica madura de los Upanishads, Puranas y otros textos
antiguos puede ayudar a construir comunidades saludables, que se benefician y
prosperan sin dañar a sus miembros ni a la sociedad.

Referencias:
1
“Who Owns Religion? A Hindu Perspective on Being a Disciple-Scholar" By PhD Ravi Gupta.
https://www.youtube.com/watch?v=1IvfGAGwzXo&t=2522s

2
“13 Cult Documentaries you need to stream" https://www.narcity.com/en-ca/entertainment/13-cult-
documentaries-that-you-need-to-stream-this-weekend

3
Rohr, Richard. Falling upward: A spirituality for the two halves of life. John Wiley & Sons, 2011.

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