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El Espiritu Santo y El Evangelismo Sermon
El Espiritu Santo y El Evangelismo Sermon
Contexto: Hechos 8:5-25 registra cómo Felipe fue a la ciudad de Samaria y sucedió
un gran avivamiento. Había multitudes (evangelismo masivo) escuchando la
predicación, viendo los milagros de sanidad y la liberación de los endemoniados.
Tanto es así que “gran alegría” llenó esta ciudad. Lo que sigue a este despertamiento
espiritual en toda la ciudad es un gran ejemplo de la ayuda del Espíritu Santo en el
evangelismo personal.
(Comparta una experiencia personal que haya tenido al sentirse incómoda al compartir
su fe. O una ilustración de alguien más que haya luchado con esto).
Muchas veces, los desafíos para compartir nuestra fe tienen sus raíces en pensar que
estamos solos o incluso carecemos del conocimiento o de habilidades para compartir
adecuadamente sobre Jesús.
No estamos solos al compartir nuestra fe; el Espíritu Santo está allí mismo con
nosotros, dirigiéndonos e incluso equipándonos con lo que debemos decir o hacer.
1. Escuche Y Obedezca (“Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve
hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es
desierto. 27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario
de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había
venido a Jerusalén para adorar, 28 volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta
Isaías. 29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. 30 Acudiendo
Felipe…” (Hechos 8:26-30a, RV1960).
C. Lo que hace que esta historia sea tan inspiradora es la obediencia ansiosa de Felipe
a la voz del ángel ("levántate y anda"... "entonces se levantó y fue") y el Espíritu
("Entonces Felipe corrió hacia él", 8:30a)
2. Iniciar (“Entonces el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Acudiendo
Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y
cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con
él. El pasaje de la Escritura que leía era este: “Como oveja a la muerte fue llevado;
Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca. En su
humillación no se le hizo justicia; mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue
quitada de la tierra su vida. Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me
digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe,
abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de
Jesús. Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua;
¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes.
Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.” (Hechos 8:29-37,
RV1960)
A. Debemos tomar la iniciativa para iniciar la conversación. En el transcurso de su
vida, muy pocos no cristianos se le acercarán y le dirán: "¿Podría hablarme de
Jesús?"
II. Escuche: “Y él dijo: “¿Cómo puedo yo, a menos que alguien me guíe?” – “Te
pregunto, ¿de quién dice esto el profeta, de sí mismo o de algún otro hombre?”
8:31 y 34)
• Felipe escuchó atentamente lo que el hombre le dijo y le preguntó.
Conclusión: “Cuando subieron ellos del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe,
de modo que el eunuco no lo vio más; y siguió su camino gozoso” (Hechos 8:39,
RV1960).
Dios vio el hambre espiritual del eunuco para entenderlo y conocerlo. Entonces, el
Espíritu de Dios orquestó un encuentro oportuno. Uno que facilitó una oportunidad
para que Felipe obedeciera a Dios y al etíope para conocer a Dios.
(Cuente una historia personal de compartir su fe con alguien que dio su vida a Jesús y
el papel que jugó el Espíritu en ese encuentro).
Luego, tome tiempo para dirigir una respuesta en el altar para aquellos que desean la
ayuda del Espíritu Santo en el evangelismo.
Respuesta: 1. Apelación de salvación/rededicación
2. Comience a dirigir un tiempo de oración general, invitando a las
personas a dar la bienvenida a la voz del Espíritu de una manera general.