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Paleolítico inferior

El Paleolítico inferior es el primero de los periodos en que está dividido


el Paleolítico, la etapa inicial de la Edad de Piedra. Está caracterizado por la
presencia de dos tradiciones líticas de evolución muy lenta:
la olduvayense o modo técnico 1 y la achelense o modo técnico 2. Es la etapa
más larga de toda la prehistoria, ya que se considera que comenzó hace unos 2,5
millones de años (cuando están datadas las primeras herramientas conocidas
creadas por homininos) y duró hasta hace c.127 000 o 125 000 años (cuando
comienza el Tarantiense o Pleistoceno superior, que coincide con la aparición de
las industrias musterienses o modo técnico 3).1234
Se corresponde con la mayor parte del Pleistoceno, época geológica que abarca
las últimas glaciaciones y todo el Paleolítico arqueológico. El Paleolítico inferior se
extiende a lo largo del Gelasiense, el Calabriense (anteriormente denominado
Pleistoceno inferior) y el Chibaniense (antes llamado Pleistoceno medio).
Es también la fase prehistórica más rica en especies de homininos y en ella está
representada casi toda la evolución humana. Además de los Australopithecus, que
precedieron y luego estuvieron compartiendo territorios con Homo habilis y Homo
ergaster, están Homo erectus, Homo antecessor y Homo heidelbergensis; al final
del periodo aparecieron las formas primitivas de Homo
neanderthaliensis (en Europa) y Homo sapiens (en África), protagonistas
respectivos del Paleolítico medio y del superior.

Cráneo de Homo habilis

Orígenes[editar]
Artículo principal: Evolución humana
Hace unos diez millones de años, durante el Mioceno, un aumento de la aridez a
nivel global provocó el inicio de la reducción de los bosques tropicales del Viejo
Mundo (que se habían expandido ampliamente a mediados de esa época
geológica por los tres continentes) a las franjas ecuatoriales
de África y Asia donde nos los encontramos actualmente. En las selvas africanas
los hominoideos continuaron su evolución y se separaron en distintas ramas. De
una de ellas surgieron los homininos, caracterizados, entre otras adaptaciones,
por la locomoción bípeda.5
Mientras al oeste del valle del Rift (África Oriental) se mantuvieron las condiciones
de humedad que permitían la existencia de la selva, la reducción de las
precipitaciones en el lado oriental de la falla transformaron su medio ambiente en
un bosque seco con amplios claros. El bipedismo apareció como una adaptación a
un medio menos arbolado que el de los gorilas y chimpancés occidentales.6
Este cambio de ecosistema y de forma de moverse permitió que los brazos y
manos quedaran libres para sujetar objetos y el pulgar se fue transformando para
asirlos con firmeza. La columna vertebral y las extremidades inferiores se
alargaron, mientras el dedo gordo del pie comenzaba a perder la capacidad de
agarrar cosas que tienen los demás primates.7 Sucesivamente fueron apareciendo
nuestros ancestros más lejanos: Orrorin tugenensis, especie datada sobre los seis
millones de años antes del presente (AP); el género Ardipithecus, con dos
especies y una antigüedad de entre 5,5 y 4 millones de años; el
género Australopithecus con diversas especies que abarcan entre los 4 y 2/1
millones de años AP, dependiendo de los autores, ya que algunos relacionan las
formas más robustas y tardías con un género diferente: Paranthropus.6
Ya en el Plioceno y con distintas oscilaciones térmicas, desde hace unos cuatro
millones de años el clima del planeta Tierra se ha ido haciendo más frío y seco.
Hace algo menos de tres millones de años se acentuó el cambio climático en la
región del valle del Rift, transformándose el bosque seco que allí había en
una sabana poco arbolada. La desaparición de los árboles provocó entre los
australopitecinos la selección del bipedismo pleno como característica favorable
para desplazarse entre las altas hierbas; ya no había casi árboles a los que
subirse.89
Las primeras herramientas líticas fueron halladas en Hadar (país de Afar, Etiopía)
y coinciden con estos cambios ecológicos y evolutivos: han sido datadas en unos
3,1/2,5 millones de años AP. No hay ningún resto de hominino relacionado con
ellas, por lo que algunos autores creen que bien podrían haber sido fabricadas por
los australopitecinos que por entonces poblaban el África oriental.1011

Primeros humanos[editar]

Canto tallado de tradición olduvayense (Guelmim-


Es Semara, Sáhara atlántico)
Muy poco después (hacia los 2,33 millones de años AP) y en la misma región, se
han encontrado asociados a este tipo de artefactos unos restos fósiles de
homininos. Muchos hallazgos más se han realizado a lo largo de la falla del Rift y
sus grandes lagos. El hominino identificado en estos yacimientos ha sido
denominado Homo habilis y su industria lítica ha venido a llamarse olduvayense.
Tales industrias son muy sencillas y consistían en unos simples guijarros a los
cuales se les efectuaban unas extracciones mediante unos pocos golpes, con el
fin de producir un filo cortante (ver más abajo). Aunque Homo habilis es el primer
representante adjudicado al género Homo, hay autores que lo consideran desde el
punto de vista morfológico muy similar a los Australopithecus, pero con un
significativo aumento de la encefalización. Fue la primera especie de
la familia Hominidae que abandonó los medios más o menos forestales, para
adaptarse a un ecosistema abierto, la sabana. Las sabanas ofrecen muchos
menos recursos vegetales que los bosques, por lo que también se vio obligado
ampliar su dieta de tubérculos, raíces y bayas, incluyendo, a un nivel importante,
la carne. Y a ella accederían gracias a sus herramientas.89

Cráneo de Homo rudolfensis


El H. habilis hizo su aparición coincidiendo con la primera edad del Pleistoceno,
el Gelasiense. Además de utilizar herramientas líticas, se diferenciaba de sus
predecesores por una capacidad craneal superior (entre 600 y 800 cm³), una
mandíbula menos robusta con unos dientes menores y un inferior dimorfismo
sexual, localizándose tanto en el este como en el sur de África.9 El aumento del
cerebro le permitió establecer unas relaciones sociales más complejas y disponer
de una capacidad de análisis superior, que, a su vez, le sirvieron para adaptarse
exitosamente al nuevo ecosistema.8 La aptitud de los homininos para desarrollar y
transmitir tradiciones culturales es más importante para su supervivencia que las
adaptaciones biológicas. El uso de un lenguaje y de sistemas de pensamiento
asociados está muy ligado a tales capacidades,12 por lo que ciertos investigadores
creen que H. habilis ya sería capaz de comunicarse por medio del lenguaje,
mientras que otros opinan que esta posibilidad sólo surgió con la aparición de
nuestra especie.13
Existen unas acumulaciones de piedras y numerosos huesos animales
relacionadas con el H. habilis que algunos autores consideran estructuras
habitables, sobre las que se podrían situar ramas y que serían las primeras
conocidas; pero otros opinan que únicamente servirían como lugares más seguros
que la sabana circundante, donde consumirían rápidamente los restos animales y
abandonarían acto seguido, sin pernoctar allí, aunque volviendo reiteradamente. 14
A pesar de que no todos los investigadores están de acuerdo, algunos citan otra
especie de Homo contemporánea de H. habilis, que ha venido a
denominarse Homo rudolfensis. Sus rasgos diferenciadores consistirían en una
considerable encefalización (750 cm³), amplia cara y potente mandíbula. 8

Salida de África[editar]

Cráneo de Homo erectus


Al entrar en el Pleistoceno inferior, hace 1,8 millones de años, la evolución de H.
habilis dio lugar a otra especie, Homo ergaster. Tenía una capacidad cerebral
mayor (entre 800 y 1100 cm³), un gran tamaño (hasta 1,8 m de altura) y unas
proporciones entre brazos y piernas similares a las nuestras.15 Hacia los 1,6
millones de años AP y asociados a este nuevo hominino aparecieron unas nuevas
herramientas líticas, talladas por ambas caras y, por eso,
denominadas bifaces, industria achelense o modo técnico 2. H.
ergaster estaba aún más adaptado a los medios abiertos y sería mejor cazador
que sus predecesores, y estas adaptaciones le permitieron salir de África.16
La fecha de la migración fuera de África está sujeta a controversia: hasta finales
de los años 80 del siglo XX se creía que se había producido hace un millón de
años, pero actualmente parece que hay un cierto consenso en establecerla mucho
más temprano, hacia 1,8 millones de años AP; por lo tanto, antes de la aparición
de los bifaces. Hay fósiles datados con esta antigüedad en Java y China, así como
otros con 1,6 en Dmanisi, Georgia. Sobre estos últimos, unos los clasifican como
una especie diferente (Homo georgicus) y otros los consideran H. ergaster o una
variante de este, Homo erectus. Los demás fósiles asiáticos, con antigüedades
de hasta 300 000/200 000 años AP, son ampliamente identificados como H.
erectus, un descendiente de H. ergaster que evolucionó como consecuencia del
largo aislamiento geográfico y genético de los especímenes emigrados. Según
algunos autores su industria lítica en Asia siguió siendo arcaica, la primitiva del
modo técnico 1.1715 Para otros, H. erectus habría fabricado bifaces en Europa y
Asia occidental y desarrollaría una tradición diferenciada, aunque primitiva, en el
resto de Asia; la casi ausencia de evolución técnica en esta región podría ser
debida a que sólo utilizaban sus cantos tallados para elaborar útiles
especializados en bambú, una materia prima que difícilmente se podría haber
conservado hasta nuestros días.18
Las supuestas evidencias de uso del fuego por parte de Homo ergaster son muy
controvertidas. En África oriental compartió las sabanas durante medio millón de
años con Paranthropus boisei.19

Diversificación[editar]

Réplica del cráneo incompleto de Homo


antecessor encontrado en la Gran Dolina de Atapuerca (Burgos, España)
Homo antecessor [editar]
Hasta hace poco tiempo, se creía que H. habilis había evolucionado en H.
erectus y después en Homo sapiens. Pero los últimos decenios nos han
deparado una serie de descubrimientos que han obligado a reescribir los procesos
de hominización. Y entre los más importantes se encuentran los realizados en las
excavaciones de la sierra de Atapuerca (Burgos, España). Allí, en la Gran Dolina,
se han encontrado los fósiles más antiguos (por el momento) de Europa, datados
en 800 000 años e identificados como una especie distinta, Homo
antecessor (por su carácter pionero en colonizar el continente europeo). Tenía un
volumen craneal superior a 1000 cm³, su industria lítica seguía siendo la del modo
técnico 1 (podría llegar a tener un millón de años en el mismo yacimiento) y
presenta indicios claros de canibalismo.2015
A raíz de este hallazgo algunos fósiles europeos, como el llamado Homo
cepranensis de hace 800 000 años, han sido reclasificados como H. antecessor.
También, se ha formulado la hipótesis de que sería descendiente del H. ergaster y
que habría abandonado África en una nueva oleada migratoria sobre el millón de
años AP. En Europa H. antecessor daría lugar a Homo heidelbergensis y este, a
su vez, a Homo neanderthaliensis, mientras que en África evolucionaría
en Homo sapiens.15
Esta nueva migración sería paralela a otro recrudecimiento del enfriamiento global,
que, a partir de entonces, produciría periódicas glaciaciones. Los hielos cubrirían
buena parte de Eurasia y América del Norte, descendiendo el nivel marino en los
momentos álgidos más de 100 m con relación al actual. La fauna variaba al
compás del clima: en las etapas frías las tundras heladas y las estepas eran
recorridas por mamuts de estepa y lanudos, rinocerontes lanudos, renos, bueyes
almizcleros y antílopes saiga; en los periodos templados se reforestaba el medio y
retornaban los hipopótamos, elefantes de defensas rectas, rinocerontes de
Merck y de estepa, bisontes, etc. También había felinos de dientes de
sable, jaguares, leones e hienas.21 Se han identificado fogatas controladas en el
yacimiento israelí de Gesher Benot Yakov que tendrían una datación de 790 000
años e indicarían un temprano dominio humano sobre el fuego, siendo las más
antiguas conocidas hasta ahora.22
Homo heidelbergensis[editar]
Los fósiles europeos posteriores, con antigüedades de entre 500 000 y 150 000
años AP, han sido reclasificados como Homo heidelbergensis y también es
pródiga en ellos la sierra de Atapuerca, en cuya Sima de los Huesos se han
hallado por lo menos 32 individuos.15 Este rico conjunto de fósiles, el mayor del
mundo, está asociado a industrias líticas del tipo Achelense o modo técnico 2.20
La antigüedad de estos homininos rondaría los 300 000 años AP, es decir, en
pleno Pleistoceno medio. Su estatura debía oscilar entre 1,7-1,8 m de altura, con
un peso de 90-100 kg para los varones y un volumen encefálico de entre 1100-
1400 cm³. Se alimentarían de carne y grasas animales, semillas, raíces y
tubérculos.23
Homo heidelbergensis es considerado un verdadero cazador. Las datos que
apoyan esta tesis comprenden desde las lanzas de madera halladas
en Schöningen, Alemania (con más de dos metros de largo y 400 000 años de
antigüedad), hasta yacimientos como Boxgrove (Inglaterra), la cueva de
l'Arago (Francia) o Áridos (Madrid, España), de los que sus excavadores creen
que los abundantes restos de fauna encontrados fueron cazados y manipulados
por los humanos. Otros investigadores discrepan, al igual que pasa con
los yacimientos de Torralba y Ambrona, en Soria (España). Hay menos dudas
acerca de los cazaderos del Canal de la Mancha correspondientes al final del
periodo (hace unos 200 000 años), donde se han encontrado restos de
rinocerontes y mamuts lanudos, megaloceros y osos de las cavernas consumidos
por unos humanos casi ya neandertales.24
Reconstrucción de una cabaña temporal de ramas
excavada en Terra Amata, Niza (Francia). Pudo ser un asentamiento de primavera
de hace unos 350 000 años de antigüedad
A Homo heidelbergensis se le adjudican los primeros comportamientos de tipo
simbólico del género Homo: la acumulación de individuos de la Sima de los
Huesos es interpretada como un acto funerario y la posible figurita femenina
de Berejat Ram (Israel) es considerada por algunos como un prototipo de
las Venus paleolíticas. También se corresponden con su cronología las primeras
evidencias claras de asentamientos, como la planta de cabaña de Terra
Amata (Francia), con 350 000 años, así como la generalización del uso cultural
del fuego, hacia 400 000 AP, aunque de ambos hay ciertos hallazgos anteriores
bastante controvertidos (ver más arriba).22
África y Asia[editar]
A lo largo del Pleistoceno medio se produjo un incremento de la encefalización
humana en todo el Viejo Mundo. Hace 300 000 años, los homininos de África
alcanzaban los 1400 cm³, un tamaño similar a los de Europa. Los cerebros de
los H. erectus del Asia oriental también crecieron, pero algo menos, llegando a
tener unos 1200 cm³.25
La mayor lentitud en el aumento encefálico y en la tasa de cambio cultural de H.
erectus ha llevado a pensar a algunos investigadores que su cerebro tenía una
capacidad cognitiva limitada y su función era más bien adaptativa, multiplicando la
redundancia neuronal para así resistir mejor la fatiga provocada por el calor. Esta
mayor resistencia, junto a otros mecanismos anatómicos de dispersión del calor
(glándulas sudoríparas, menor pelaje, etc), le permitirían perseguir a sus presas
hasta el agotamiento físico y darles muerte a corta distancia.26

Industrias líticas[editar]
El Paleolítico inferior, como todos los demás periodos prehistóricos, debe su
definición a la presencia de unas tipologías tecnológicas concretas, en su caso
líticas. La primera constancia que tenemos de herramientas procede
de Hadar (Etiopía) y tendría 3,1/2,5 millones de años: se trata de pequeños
núcleos de basalto, cuarcita o andesita que tienen unos levantamientos toscos
realizados en una o en ambas caras. Su epónimo olduvayense está relacionado
con una de las estaciones clave en el estudio del proceso de hominización:
la garganta de Olduvai (Tanzania), donde se ha encontrado una completa
sucesión de estratos geológicos con restos arqueológicos que abarcan entre
1,8 Ma y 15 000 años AP. Los niveles más antiguos (Capa I) contienen
herramientas olduvayenses, así como fósiles de Paranthropus boisei y de Homo
habilis. La Capa II presenta bifaces característicos de la industria achelense. En
los estratos más recientes aparecen artefactos fabricados por Homo sapiens.
Olduvai es particularmente importante a la hora de interpretar los procesos
relacionados con la subsistencia en los primeros tiempos del Paleolítico inferior:
gracias al estudio de los restos animales allí encontrados se ha podido determinar
que los homininos tempranos obtenían carne mediante el carroñeo.

Bifaz achelense.
Olduvayense[editar]
El olduvayense es denominado también industrias arcaicas, de los cantos
tallados o modo técnico 1. Consiste en útiles tallados mayoritariamente
sobre cantos rodados, con lascados que producen piezas nucleares con filos
cortantes y esquirlas llamadas lascas, usando elementales técnicas de percusión.
Son característicos los cantos tallados mono y bifaciales, las lascas y
los núcleos con extracciones desorganizadas. En Europa ha sido
denominado Paleolítico Inferior Arcaico.
Achelense [editar]
El achelense o modo técnico 2 tiene un alto porcentaje de útiles nucleares, como
cantos tallados, bifaces y triedros; pero también aparecen utensilios sobre lasca,
como hendidores, raederas y denticulados. En Europa ha sido
denominado Paleolítico Inferior Clásico y dentro de este se diferenciaron
inicialmente una serie de complejos tecnológicos que actualmente no se tienen
casi en cuenta, siendo considerados como variantes locales del achelense. Entre
estos estilos técnicos estarían:

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