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Edad del Cobre

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Pepita de cobre.
Mineral de cobre.
La Edad del Cobre, también llamada Calcolítico (gr. χαλκός, jalkós 'cobre';
gr. λίθος, líthos 'piedra') o Eneolítico (lat. aenĕus 'cobre'; gr. λίθος, líthos 'piedra'),
es un período de la prehistoria ubicado entre el Neolítico (Nueva Edad de Piedra)
y la Edad de Bronce.
El cobre fue uno de los primeros metales que usó el hombre, utilizándolo
inicialmente en su estado natural, el cobre nativo, ya que desconocía los
mecanismos por los cuales se podía fundir el mineral. En estos primeros tiempos
lo moldeaba gracias a las técnicas del martillado o del batido en frío, por lo que
esta fase no es considerada todavía calcolítica sino neolítica. El perfeccionamiento
de las técnicas cerámicas le permitió la experimentación con los
procesos metalúrgicos, comenzando así a comprenderlos. Cuando ya los
controlaba empezó a realizar diversas aleaciones con otros minerales, siendo las
más habituales la mezcla con arsénico, primero, y la posterior con estaño, la cual
dio lugar al bronce. También fueron usados el oro y la plata.

Introducción[editar]

Cobre nativo.
Anteriormente al VI milenio a. C. se han encontrado artefactos de cobre en el sur
de Turquía y norte de Irak, pero, posiblemente, habían sido trabajados en frío o
calentados ligeramente para conseguir algo de ductilidad. En la cueva
de Shanidar (montes Zagros, Irak) se han hallado colgantes hechos con cuentas
de cobre en niveles correspondientes al 9500 a. C., o sea, del Neolítico inicial.1
Pero las primeras evidencias claras de fundición (señaladas por la presencia
de escorias de cobre) se han hallado en Çatalhöyük, en Anatolia, y corresponden
a un momento cercano al 6000 a. C. A lo largo del VI milenio aparecen más
pruebas metalúrgicas por todo el sur de Anatolia, Irak y los Zagros iraníes, de lo
cual se ha deducido que el sur de Anatolia y el Kurdistán (zonas ricas en
minerales de cobre) pudieron ser las áreas nucleares donde se consiguió su
fundición por primera vez.2 En Pakistán se fundía el cobre hacia el 4000 a. C. y,
poco después, también en el norte de la India, Israel y Jordania.3 En Egipto y en
los Balcanes se encuentran artefactos de cobre nativo no fundidos
correspondientes al V milenio a. C., pero es durante el IV milenio a. C. cuando se
produjo el auge de la metalurgia calcolítica balcánica, en un proceso de
características autóctonas que terminó por expandirse a la Grecia continental y,
posteriormente, a buena parte del resto de Europa, gracias a las redes de
intercambio (de objetos e ideas) existentes desde el Neolítico. En el sur de
la península ibérica se han detectado también procesos metalúrgicos de origen
autóctono durante el III milenio a. C., relacionados con las culturas
arqueológicas de Los Millares y Vila Nova.2
En América hay constancia de la fundición del cobre desde principios del I milenio
a. C., en los altiplanos boliviano y peruano, realizándose aleaciones
con plata y oro desde el 500 a. C. en las actuales Colombia y Perú. Casi siempre
sirvió para fabricar objetos rituales o de prestigio, siendo pocos los artefactos
utilitarios encontrados. Solo a partir de la fase Chimú se comenzó a usar el cobre
arsenicado (su forma y textura es como excremento duro y brillante).1

Contextualizando el Calcolítico[editar]
Aunque el Calcolítico debe su nombre y siempre se ha identificado con el uso de
los primeros metales por parte del hombre, hay muchos otros procesos de cambio
asociados que son incluso más importantes que la propia metalurgia:

• la intensificación de la producción;
• los nuevos modelos de ocupación del territorio;
• la especialización artesanal;
• el incremento de los intercambios;
• la estratificación social.
Todos ellos juntos provocaron a partir del V milenio a. C. en el entorno
del Mediterráneo oriental un fenómeno que se ha denominado emergencia de las
primeras sociedades complejas. Dentro de este conjunto de procesos la
metalurgia fue únicamente una innovación tecnológica relativa, ya que fundir
minerales cupríferos no requiere de técnicas especiales, sino solo de un cierto
perfeccionamiento de los métodos utilizados para la fabricación de cerámica: la
fusión del cobre se realiza a 1083 °C, temperatura que había sido casi alcanzada
por algunas comunidades ceramistas en el Neolítico.2
El aumento de la productividad en la agricultura se debió conseguir gracias al uso
del arado; en el Mediterráneo, además, con las técnicas de regadío y la
domesticación de la vid y del olivo, de todo lo cual se han encontrado indicios. Así,
se pudieron ampliar las superficies en explotación y, gracias a la aparición
del carro, transportar los excedentes producidos para su intercambio. En la
ganadería se produjo lo que se ha venido a denominar revolución de los
productos derivados, consecuencia del aprovechamiento de la fuerza motriz del
ganado, de la leche (y sus derivados) y de la lana.4

Lingote de cobre minoico. Hallado en Zakros.


Para Renfrew, Chapman y sus seguidores, la complejidad social fue el resultado
del incremento y diversificación de la producción y los intercambios. Marginados
actualmente los modelos difusionistas, el debate se ha centrado últimamente en la
importancia que tuvieron en la transmisión cultural los contactos entre grupos
humanos, probados por abundantes evidencias. Gracias a los intercambios se
generalizó el uso de la rueda y del carro por Europa central y occidental, mientras
que la metalurgia del cobre se extendió acompañando la expansión del
vaso campaniforme. La uniformidad y extensión de los fenómenos
campaniforme, cordado y globular suele ser interpretada como resultado del
comercio a larga distancia.5
Todos estos cambios provocaron el paso del modo de producción
doméstico neolítico, autárquico y dirigido por grandes hombres, a una serie
de economías integradas e interdependientes, controladas por jefes estables,
que, ejerciendo la coerción, se apropiaban de los excedentes, con lo cual
comenzaron a generarse las primeras grandes desigualdades en el seno de las
sociedades. Asimismo se produjo un claro crecimiento demográfico, que provocó
la expansión, estabilización y nuclearización de las poblaciones, que, sobre todo
en el área mediterránea, alcanzaron niveles considerados como proto-urbanos,
con estructuras suntuarias, cierto urbanismo y una incipiente jerarquización de los
asentamientos. A estas sociedades se les ha dado el calificativo de pre-
estatales.64
El carácter transformador de la metalurgia probablemente debió incidir en
las mitologías calcolíticas generando divinidades demiúrgicas (modificadoras de la
materia), y la estratificación social se debió reflejar también en unos panteones
más jerarquizados, regidos por deidades masculinas y guerreras, que desplazaron
a las diosas madre neolíticas.4
Virtualmente cada aspecto de la vida en el calcolítico está asociada a lo ritual. Se
llevaban adelante ceremonias para honrar a los Dioses y a los cuerpos celestiales.
Es en esta Edad que emerge el concepto de "santuario" —la morada terrenal de
los Dioses—. Tres santuarios del calcolítico han salido a la luz: al Oeste del mar
Muerto, en Ein Guedi, en Teleilat el-Ghassul, Jordania, y en Gilat, parte Norte del
desierto del Néguev.

Calcolítico inicial en el Próximo Oriente [editar]

Área de difusión del uso del cobre nativo en el


Calcolítico: 7500 a. C. 7500-7000 a. C. 7000-6500 a. C. 6500-5500 a. C.

El cobre comenzó a ser fundido en el sur de Anatolia durante el VI milenio


a. C. para realizar adornos y/o complementos mientras se seguían utilizando las
mismas herramientas líticas (o de otros materiales) del Neolítico, ya que los
artefactos fabricados en este metal (sin ningún tipo de aleación) eran menos
eficaces que los de sílex u obsidiana. Las primeras evidencias proceden
de Çatalhöyük, pero en niveles correspondientes a los años centrales del milenio
aparecen también en Hacilar algunas piezas de cobre fundido
como punzones, agujas y adornos.
En Mesopotamia la metalurgia del cobre (y del plomo) se detecta en
las culturas de Samarra (Irak) y Tell-Halaf (Siria), hacia mediados del VI milenio
a. C. En ambas se había empezado a practicar la agricultura de regadío y se
elaboraron cerámicas hechas a mano de alta calidad, sobre todo los grupos
halafienses, que construyeron santuarios, realizaron pequeñas esculturas y
utilizaban sellos. En el sur mesopotámico destaca el yacimiento de Eridu (para los
sumerios la ciudad más antigua, con estratos pertenecientes al principio del V
milenio a. C.) que participó inicialmente de las anteriores culturas y donde se
construyó un templo de pequeño tamaño. De la misma época El Obeid nos ha
legado cerámica hecha a torno, armas y adornos de metal, así como templos
monumentales que anticipaban los posteriores zigurat.7
Desde el 5000 a. C. en Ugarit (Siria) y desde el 4500
en Palestina y Biblos (Líbano) comenzaron a manufacturarse pequeñas
cantidades de objetos metálicos que en el caso de Biblos no solo fueron de cobre
sino también de oro y plata.
En el valle del Nilo se desarrolló a partir del 4000 a. C. la cultura de Nagada,
correspondiente al período predinástico y conocedora ya de la metalurgia, aunque
la mayoría de los objetos encontrados se fabricaron en piedra. Ha sido
considerada un protoestado, con agricultura de regadío y una extensa necrópolis
con claras diferencias sociales. Durante esta época aparecieron las convenciones
artísticas8 y los signos religiosos (de inicial carácter totémico) que estructuraron
posteriormente el Egipto faraónico. Asimismo, se desarrolló una importante
artesanía que utilizó de manera limitada los minerales de cobre, oro y plata
(procedentes seguramente de la península del Sinaí) para
crear alfileres, amuletos y otros adornos.9

Balcanes en el IV milenio a. C.: primeros protoestados


europeos[editar]

"Cabeza de un ídolo" correspondiente al grupo


de Gumelnitsa.
Hasta los años 70 del siglo XX los modelos difusionistas establecían que la
metalurgia llegó a Europa como consecuencia de la influencia
de Troya, Eutresis o las Cícladas, ligadas a las civilizaciones orientales,
supuestamente más desarrolladas. Pero las series de carbono-14 demostraron
que la metalurgia balcánica era casi un milenio más antigua que la de sus
supuestos inspiradores.10 Así, en el 2008 se encontró un hacha de cobre en el
yacimiento de Plocnik (Serbia), en un contexto del V milenio a. C.11 Las
investigaciones establecieron que, hacia el 4000 a. C., en los Balcanes había
surgido de manera autóctona una potente industria minero-metalúrgica del cobre,
asociada a una orfebrería impresionante, en un entorno social que algunos
autores han llegado a denominar la primera civilización europea. Situados entre
el Danubio y Tesalia, los focos principales
fueron Vinça, Gumelnitsa, Salcuta, Cucuteni y Tiszapolgar, contemporáneos de
los grupos neolíticos griegos. El grupo de Vinça se extendió por la actual Serbia; el
de Gumelnitsa por Bulgaria y Rumania; el de Salcuta, muy ligado al anterior, por el
oeste de Bulgaria; Cucuteni por Besarabia, Moldavia y Ucrania; Tiszapolgar por la
cuenca de los Cárpatos.10
Los elementos de cobre más fabricados fueron herramientas tipo hachas,
perforadas y de doble uso (hacha-pico, martillo o azada), así como adornos
(anillos, brazaletes y alfileres). Mas todo ello era únicamente para la ostentación
de sus poseedores, no de uso utilitario, ya que los artefactos fabricados en piedra
eran mucho más fuertes y duraderos. Los metales sirvieron básicamente para
afianzar la posición de las élites emergentes, como expresión de su estatus social,
de su poder, algo que refleja claramente la necrópolis calcolítica de Varna. Allí se
han encontrado hasta 3000 objetos de oro, la mayoría de pequeño tamaño; unos
cincuenta elementos de cobre; millares de cuentas y brazaletes de conchas; hojas
de sílex; cuentas de cuarzo; ídolos de hueso y cerámicas pintadas tipo
Gumelnitsa. La gran mayoría de estos objetos estaban asociados a unas pocas
tumbas y cenotafios, denominados principescos, más ricos los masculinos que
los femeninos; un segundo grupo de enterramientos que cuentan con unas pocas
piezas preciosas y útiles de cobre han sido asociados con una élite de artesanos
especializados; un tercer grupo más numeroso dispone de un único adorno o
pieza utilitaria, además de cerámica; finalmente, la mayoría de las sepulturas solo
tienen como ajuar un solitario vaso cerámico o incluso nada. En esta necrópolis se
advierte la estructura piramidal de una sociedad compleja, en la cual unos pocos
individuos ostentaban el liderazgo del grupo, acaparaban las riquezas y lo
manifestaban a través de unos símbolos exclusivos de su clase social: el oro, el
cobre y las conchas procedentes del mar Egeo.12
La excavación de numerosos asentamientos de nueva creación hace suponer que
la demografía experimentó un importante auge: se ha estimado que solo en la
actual Bulgaria hubo unos 1000 poblados, de muy distintas dimensiones,
habitados por cerca de 100 000 personas. Además, la planificación previa de
muchos de estos asentamientos, con planta rectangular o circular, fortificaciones,
orientados a los puntos cardinales y con dos calles principales que se cruzan en el
centro, nos indica que estamos ante un estadio social protourbano. La aparición
de viviendas singulares (diferenciadas de las demás) y de edificios reservados al
culto (abundantes en ofrendas, tesoros y figurillas), además de talleres cerámicos
y/o metalúrgicos, nos aproximan a un escenario definido como propio de
una civilización. Por si esto no fuera suficiente, se han hallado en Vinça y
Gumelnitsa tabletas de arcilla, cerámicas y un sello grabados con ideogramas,
considerados el primer intento europeo de escritura. Pero todo este brillante
proceso cultural quedó bruscamente interrumpido hacia el 3000 a. C. sin que se
sepan exactamente las causas: quizás una crisis ambiental o las
"invasiones" kurganas, o una mezcla de ambas.13
Karanovo-Gumelnitsa[editar]
Artículo principal: Cultura Gumelnita
Vaso cerámico de Gumelnitsa.
En el territorio de las actuales Bulgaria y Valaquia, se desarrolló desde mediados
del V milenio a. C. la cultura arqueológica de Karanovo-Gumelnitsa, en la cual se
aprecia un cierto urbanismo con el diseño y construcción de redes de calles y
estructuras defensivas. La vivienda seguía en la tradición danubiana de casas
hechas con postes y arcilla, tejados a doble vertiente y ventanas redondas,
albergando en ocasiones talleres domésticos de herramientas, bisutería y tejidos.
Las industrias del sílex, cerámica y cobre aparecen muy desarrolladas, lo que
denotaría una fuerte especialización tanto artesanal como minera que, a su vez,
requeriría de una clara jerarquización social.
Esta se evidencia en necrópolis como la de Varna (ver supra), datada hacia el
4500 a. C.11 y en cuyas tumbas encontramos grandes diferencias entre los
ajuares, que evidencian caracteres hereditarios y denotan la existencia de una
élite principesca. Por lo general las inhumaciones mantenían el rito tradicional (en
posición fetal), aunque aparecen algunos cadáveres en posición estirada, así
como cenotafios (tumbas simbólicas sin cuerpo, pero con ajuar).
La religión aparece reflejada a través de ciertos edificios considerados templos,
que albergan en su interior altares decorados en rojo sobre blanco con motivos
solares y espirales. Se supone que sería una religión solar, asociada al culto de
la Diosa madre, cuyos ídolos (muy esquematizados) aparecen en abundancia.
También se encuentran figurillas votivas con rasgos individuales, tanto femeninas
como masculinas y de parejas.
En la fase Karanovo VI (hacia 3600 a. C.) se explotaban las minas
de calcopirita de Ai Bunar en Stara Zagora, de las que se conocen 11 pozos de
20 m de profundidad. Se utilizaba el fuego para resquebrajar las rocas y extraer el
mineral. Este era convertido en polvo en las aldeas cercanas, para después
transportarlo a los lugares donde se fundía.11 La cerámica es como la de la última
fase de Boian, pintada al grafito, apareciendo después nuevas formas como copas
de borde grueso sin decorar, recipientes finos de dos asas y los "askoi".
Vinça[editar]
De la fase Vinça-Plocnik se conocen las minas de Rudna Glava en Bor, donde se
explotaban durante el IV milenio a. C. unos 30 pozos mediante sistemas similares
a los de Ai Bunar. Están consideradas como las evidencias europeas más
antiguas de la minería del cobre. El urbanismo muestra continuidad con la fase
neolítica anterior, con la salvedad de que los poblados suelen estar fortificados. Se
han encontrado figurillas antropomorfas de terracota y depósitos de artefactos
metálicos.14
Cucuteni-Tripolje[editar]
Artículo principal: Cultura de Cucuteni
En las actuales Ucrania occidental, Moldavia y parte de Rumania, se desarrolló
esta cultura arqueológica identificada a través de sus recipientes globulares y sus
enormes poblados rodeados por fosos y terraplenes. En ella se practicaba el
enterramiento en postura extendida. Los cultos a la Diosa madre y a las
divinidades animales adoptaron formas más definidas, construyéndose templos y
altares al aire libre, así como fosas rituales en las que aparecen (junto a restos
animales, vasos, cenizas y trozos de adobe) huesos humanos, lo cual hace pensar
en posibles sacrificios rituales de personas. La aparición de cerámica impresa a
cordón evidencia contactos con Sredny Stog.
Los grandes asentamientos del sur de Ucrania solían estar en lugares estratégicos
y protegidos por trincheras y terraplenes, llegando a acoger entre 5000-8000
personas. Los edificios seguían un plan urbanístico, ordenados en círculos
concéntricos sucesivos, con callejones radiales que partían del centro y
aprovechaban al máximo el espacio disponible. Hay documentados barrios
enteros de artesanos especializados, que disponían de hornos complejos y del
torno alfarero, lo que les permitiría producir en serie su cerámica. En Rumanía y
Moldavia los asentamientos fueron algo menores, pero aun así, de dimensiones
considerables, como el de Petreny, que pudo tener entre 2000 y 4000
habitantes.15
Tiszapolgar[editar]
La cultura de Tiszapolgar, de tradición tesalia, desarrolló la metalurgia y con esta
la estratificación social, visible a través de sus ajuares, que incluyen hachas
"mágicas", nódulos de sílex importado y hachas martillo de cobre.

Pueblos de los kurganes[editar]


Artículos principales: Cultura de los kurganes e Hipótesis de los kurganes.
Los grupos de los kurganes fueron asociados por Marija Gimbutas a la expansión
por Europa de los idiomas indoeuropeos. Estos grupos eran una amalgama de
pueblos diferentes que habitaban las estepas euroasiáticas al norte del mar
Negro y que compartían algunos rasgos culturales comunes como los
enterramientos en túmulos (kurganes), el uso del caballo o una economía
ganadera.
La cultura yamna, también conocida como cultura de las Tumbas de Fosa, se
caracterizaba por sus tumbas en forma de túmulo o "kurgán", apareciendo
hacia 3500 a. C. al este del Volga y por todo el Turquestán. Instalaban sus
pueblos en alturas, fortificándolos a menudo. Su economía era mayoritariamente
agropecuaria, con rebaños de ovejas sobre todo. Desarrollaron la metalurgia del
cobre y una cierta especialización profesional, aunque las jerarquías no se reflejan
con claridad antes del 3000 a. C. Enterraban a sus difuntos bajo túmulos o
kurganes (que a veces están rodeados de lajas de piedra) en posición flexionada
sobre su espalda, espolvoreando los cadáveres con ocre o yeso y
acompañándolos de ofrendas de carne y vasos cerámicos. Cada túmulo suele
contener varios enterramientos, lo que les daría carácter de mausoleos familiares.
Simultáneamente, al oeste del Volga se produjeron considerables
transformaciones que afectaron a la cultura de Sredny Stog II: a la gran
importancia que adquirió el caballo, habría que añadir una clara jerarquización
social y la aparición de la decoración cerámica mediante la impresión de cuerdas
(cerámica cordada, ver infra). En Crimea y el Cáucaso se distinguen facies
regionales, y un ejemplo excelente de una tumba principesca, la de Maykop,
quizás un caudillo que dominó una amplia región. En la cuenca del alto y
medio Dniéper se diferencia el grupo de Sofijevka, caracterizado por sepulturas
de incineración a menudo muy próximas entre sí con una ocasional presencia de
ocre en las tumbas.

El Egeo entre el IV y el III milenio a. C.: el alba de las


culturas clásicas[editar]

Figurilla femenina cicládica, hecha en mármol,


conserva restos de ocre.
A finales del IV milenio a. C. comenzaron a producirse una serie de cambios en el
ámbito del mar Egeo:

• aparición de la metalurgia del cobre poco antes del 3000 a. C.;


• incremento de la demografía;
• incremento de los intercambios entre islas y de éstas con las costas
continentales;
• aparición de edificios tipo megaron y de murallas;
• estratificación social.
Estos procesos provocaron un claro aumento de la complejidad social, siendo
achacados por Arthur Evans a la presión minoica, condicionada, a su vez, por sus
relaciones con Egipto y el levante mediterráneo. Otros autores los han explicado
como resultado de unas supuestas colonizaciones procedentes de Anatolia o de
los Balcanes. Pero las evidencias arqueológicas indican una clara continuidad con
los asentamientos neolíticos anteriores, aunque fueron siendo creados otros de
nueva planta como consecuencia del aumento de la población. Las fortificaciones,
los edificios singulares y los indicios de estratificación tienen también precedentes
en el Neolítico (por ejemplo en Sesklo), lo que lleva a suponer que la mayoría de
estos cambios fueron de carácter interno.16
En estas transformaciones debió desempeñar un papel importante la red de
intercambios que conectaba las Cícladas con Anatolia, el Ática,
el Peloponeso, Creta y Rodas, y a través de la cual se movían manufacturas
líticas, sal y algunos elementos metálicos, así como ideas.17
Los poblados fortificados fueron, inicialmente, de modestos tamaños, no llegando
a una hectárea de superficie la mayoría: Troya I, Lerna, Dímini, Jalandriani (isla
de Siros), Panormo (en Naxos), Termí o Poliojni.16
Heládico inicial[editar]
Artículo principal: Período heládico
Dímini, situada en Tesalia, cerca de la ciudad de Volos, resulta interesante por su
precocidad, ya que la fortificación está documentada durante todo el IV milenio
a. C.: estructurada en seis recintos amurallados sucesivos y concéntricos, en el
interior fue excavada una casa tipo megaron, que sugiere un precedente de los
"palacios" en época muy temprana.18
Cicládico inicial[editar]
Artículo principal: Civilización cicládica
El considerable aumento demográfico en las islas Cícladas no pudo deberse a una
intensificación agraria, ya que sus suelos son, en general, relativamente pobres,
sino, más bien, a su riqueza en materias primas: plata, cobre, obsidiana, mármol,
etc. El yacimiento de Jalandriani, en la isla de Siros, ha sido considerado el
arquetipo del momento, con muralla y bastiones semicirculares, viviendas
rectangulares separadas por callejones, tumbas colectivas, pero con ajuares
diferenciados y abundantes ídolos femeninos de pequeño tamaño, con los brazos
cruzados, sentadas o de pie y con el sexo muy evidente.16
Minoico inicial (o antiguo)[editar]
Artículo principal: Civilización minoica
Labrys minoico: doble hacha simbólica utilizada
para usos ceremoniales.
Ya desde finales del Neolítico en Creta habían aparecido viviendas rectangulares
compartimentadas y con almacenes, en las cuales se han hallado algunos objetos
de cobre. La continuidad con el período anterior en Cnosos y Festos es indudable,
aunque no en el resto de la isla. Se siguió usando la cerámica incisa neolítica,
pero también otras tipologías nuevas decoradas con motivos lineales y
geométricos, apareciendo las jarras-pitorro y los característicos vasos tipo cáliz.
Aunque en los primeros momentos los elementos de cobre no fueron abundantes,
siendo de piedra la mayoría de las herramientas utilizadas, hacia el final del
período se generalizaron, consiguiéndose probablemente hacia el 2300 a. C.
realizar la aleación con estaño.19
Se han encontrado inhumaciones individuales bajo los suelos de las casas, en
cuevas o en abrigos, pero también aparecen (sobre todo en la región de Mesará)
enterramientos colectivos en tumbas circulares de hasta siete metros de diámetro,
construidas en piedra y con ricos ajuares.19
Hacia finales del período la sociedad minoica aparecía claramente estratificada y
con un sistema de jerarquización territorial en el cual asentamientos como Cnoso,
Festo y Vasilikí funcionaban como centros principales. No tenían estructuras
defensivas ni edificios comunales, pero sí casas diferenciadas, que todavía no
pueden considerarse palacios. La base económica era la agricultura, diversificada
gracias al cultivo del almendro, olivo y la vid. El comercio y la artesanía estaban
todavía poco desarrollados, aunque se importaba obsidiana de Milo, marfil de
Egipto y, posiblemente, también de allí metales preciosos.19

Malta: primeros templos megalíticos[editar]


Artículo principal: Prehistoria de Malta
Nichos en el ábside del templo de Ggantija, Malta.
El inicio del Calcolítico en el archipiélago maltés es sincrónico al del Egeo y
corresponde con la construcción de los, hasta ahora, primeros templos del mundo
realizados en piedra. Mientras que los asentamientos nos son prácticamente
desconocidos (aunque se han identificado algunas cabañas de forma oval), las
estructuras funerarias y rituales alcanzaron una monumentalidad sin parangón
para la época. Según Renfrew, los templos debieron tener, además de su función
religiosa, un carácter referencial, sirviendo a cada una de las jefaturas que los
levantaron como símbolo de su poder. Ggantija, Hagar Qim, Mnajdra o Tarxien,
por mencionar los principales, están construidos siguiendo la misma tipología,
aunque unos presentan mayor complejidad que otros: un corredor como eje
principal que atraviesa distintos espacios de forma ovalada y en conjunto tienen
una planta similar a un trébol. Además de los templos se ha de destacar
el hipogeo de Hal Saflieni, excavado bajo una colina en cuya parte superior se
situaba la puerta de entrada a las cámaras, antecámaras y corredores que,
dispuestos en tres niveles, ocupan unos 500 metros cuadrados y contenían unas
7000 inhumaciones.20

Foco autóctono peninsular: Vila Nova y Los


Millares[editar]
Artículo principal: Calcolítico en la península ibérica

Cuenco oculado de Los Millares


El Calcolítico se abrió en la península ibérica con dos culturas enraizadas
respectivamente en la tradición megalítica portuguesa y en la neolítica cultura de
Almería. Son características sus poblaciones fortificadas, que alcanzaron en los
casos de Los Millares o Zambujal un considerable tamaño. En los años de su
descubrimiento se habló mucho de fortificaciones levantadas por colonos del mar
Egeo, debido a su relativa proximidad al mar y a sus supuestas similitudes con
las civilizaciones egeas de la Edad del Bronce. Pero las modernas dataciones
con carbono-14 han establecido su anterioridad a estas últimas y, además, todavía
no se ha encontrado un solo objeto de procedencia oriental, aunque algunos
ídolos tienen ciertas semejanzas formales.
Entre ambos grupos se extienden las regiones andaluza y extremeña en España,
y el Alentejo y Algarve portugueses, muy influidos por los grandes centros de los
Millares y Vila Nova, apareciendo poblados fortificados y abundantes megalitos:
dólmenes de corredor, tholoi, cuevas artificiales, etc. Como en la fase anterior, las
importaciones de materiales africanos y escandinavos (ámbar) eran habituales, ya
no solo en Portugal sino también en el sur ibérico.
Vila Nova [editar]
Artículo principal: Cultura arqueológica de Vila Nova
En la Estremadura portuguesa y la península de Setúbal, comenzó a desarrollarse
desde el 3100 a. C. aproximadamente, una gran complejidad cultural cuyo
referente principal ha sido el yacimiento epónimo de Vila Nova de São
Pedro (VNSP),21 un pequeño asentamiento fortificado al norte del estuario
del Tajo, donde se encontraron miles de puntas de flecha. La población conocida
más grande fue, sin embargo, Zambujal, situada justo en el centro de la península
de Estremadura y que parece acumular en su secuencia estratigráfica hasta seis
niveles consecutivos, manteniendo siempre un recinto amurallado con escasas
entradas. En esta región aparecen un total de 21 asentamientos fortificados,
siendo habituales los enterramientos en cuevas artificiales, de los que se
conocen una decena. En cambio, no se ha encontrado ningún tholos.
A partir del 2900 a. C. es característica de este grupo cultural la cerámica
campaniforme, así como la presencia de innumerables ídolos, tanto
antropomorfos, como placas de piedra decorada, báculos de
pizarra, betilos (columnillas troncocónicas de piedra con carácter
votivo), lúnulas de arcilla y simples falanges de toro.
Los Millares[editar]
Artículos principales: Cultura arqueológica de Los Millares y Los Millares.

Maqueta de un tholos característico del poblado de


Los Millares (Santa Fe de Mondújar, Almería, España).
Luis Siret descubrió a finales del siglo XIX el otro gran centro de complejidad
cultural de la península: el asentamiento de Los Millares, situado sobre el río
Andarax, que en aquella época debía tener mayor caudal que en la actualidad,
siendo posiblemente navegable. Este gran poblado almeriense empezó a
configurarse a partir del 3100 a. C. y duró hasta el 2200 a. C. aproximadamente,21
diferenciándose de otros asentamientos de su entorno por sus grandes
dimensiones. Los enterramientos de esta población eran colectivos y se realizaban
en sus característicos tholoi (esta sería la principal diferencia con Vila Nova),
donde se han recuperado idolillos con motivos oculares, en forma de violín o
cruciformes, así como cerámica campaniforme (algo posterior a la de Vila Nova).

Mediodía francés[editar]
El Mediodía francés tiene una alta densidad demográfica, pero de poblados
pequeños que albergaban casas con muros de piedra en seco y tejados a doble
vertiente. Algunos de los pueblos de Provenza estaban fortificados, habiéndose
encontrado además dos fortalezas de esta época en Hérault.
El hallazgo de puntas de flecha en algunos esqueletos, junto a la práctica exitosa
de trepanaciones para curar traumatismos craneales, inducen a pensar en que los
conflictos eran habituales. Además, está comprobada la interrupción del comercio
de sílex melado y de obsidiana, diversificándose los puntos de extracción de
piedra. El cobre utilizado se extraía localmente.
Los enterramientos eran de carácter colectivo, en megalitos tipo tholos, en cuevas
artificiales y también naturales, así como en hipogeos y en galerías abandonadas
de minas. La abundante cerámica encontrada, dividida en cinco tipologías, sufrió
inicialmente un empobrecimiento formal en comparación con la época anterior, así
como la pérdida de toda decoración.

Herederos de los protoestados balcánicos[editar]


Al esplendor de Vinça, Gumelnitsa, Salcuta, Cucuteni y Tiszapolgar les sucedió
una serie de grupos cuyos poblados perdieron las características protourbanas
anteriores, desapareciendo todo rastro de ideogramas y cuya producción
metalúrgica se vio reducida a una décima parte. Este brusco declive fue
relacionado por Marija Gimbutas con unas supuestas invasiones de los pueblos de
las estepas nordpónticas; según Nandor Kalicz, con la entrada de grupos
anatólicos. Actualmente, a las viejas explicaciones difusionistas se prefieren unos
modelos menos rupturistas y con más matices, aunque se reconoce una
cierta aculturación externa: en esta época la mayoría del cobre era de procedencia
caucásica y un porcentaje significativo de recipientes cerámicos seguían modelos
orientales (cerámica cordada) o egeos (piezas lisas o acanaladas).22
Cerdanova[editar]
En el área de Gumeniltsa se desarrolló el grupo de Cerdanova, cuyos yacimientos
más característicos son Ezero y Ezerevo, los cuales presentan estructuras de
vivienda tradicionales y elementos cerámicos de ascendencia foránea. 23
Los ritos fúnebres se asociarían a los pueblos orientales, ya que la presencia de
ocre en las tumbas es habitual. Entre los objetos rituales se han encontrado
imágenes de la Diosa Madre, hachas rituales y unos característicos ídolos de
arcilla en forma de ancla, de origen egeo, aunque propios también de otras
culturas balcánicas. El asentamiento de Ezero, aparece fortificado, albergando en
su interior viviendas que, en lo esencial, siguen la tradición local y donde se han
encontrado objetos de cobre arsenicado.
Pecel-Baden[editar]
Artículo principal: Cultura de Baden
En el área de Tiszapolgar se desarrolló un característico grupo,
denominado Pecel en Hungría y Baden en Croacia y Serbia, cuyas distintas fases
han sido denominadas Boleraz, Kostolac y Vucedol, sucesivamente. Los
poblados se situaban en alturas o al borde de ríos, estando formados por casas
hechas con barro y madera, de pequeño tamaño y parcialmente excavadas en el
suelo. Las tumbas conocidas son tumulares y solo de individuos masculinos,
acompañados habitualmente de animales sacrificados.22
El hecho de fortificar los poblados evidencia una gran continuidad de poblamiento.
El culto parece que estaba centrado en la Gran Madre exclusivamente,
apareciendo también algunas estatuillas humanas, posiblemente ofrendas. El ritual
fúnebre era muy variado, con grandes necrópolis en las que se encuentran
enterramientos individuales en posición flexionada junto a sepulturas colectivas,
en las cuales algunos cuerpos aparecen en posición sentada, con los rostros
quemados y con los primeros torques de la arqueología europea. También hay
incineraciones diversas, tumbas múltiples, sepulturas simbólicas (cenotafios) y
tumbas rituales con animales (tanto aisladas como asociadas a enterramientos
humanos).
Boleraz[editar]
La gente de Boleraz habitaba en pueblos fortificados con fosos y terraplenes,
veneraban a la Gran Madre y a los dioses animales y poseían una cerámica de
boca de embudo, bruñida con brillos metálicos, de excelente calidad. Pero su
rasgo más característico era su ritual funerario de incineración en pequeños
círculos de piedras conocidos como crómlech, aportando un ajuar repetitivo
consistente en: jarra, copa, hachas de piedra dura y adornos de conchas.
Vucedol[editar]
En Vucedol (cerca de Vukovar), se excavó en el centro de la población una
ciudadela, o «gradac», en cuyo interior se halló una vivienda de tipo megaron, con
taller metalúrgico, así como una sepultura de catacumba, similar a las
‘nordpónticas’. La cerámica, de excelente calidad, adoptó un nuevo estilo de
acabado pulido con fondo negro; la decoración siguió siendo de motivos lineales
(puntillado-acanalado, incisiones, impresiones), trazando también espirales y
círculos concéntricos (que podrían tener significado solar) e incrustando pasta de
colores rojo-blanco-amarillo. El asta se utilizaba para la producción de hachas
rituales y el cobre en la fabricación de diversos tipos de hachas. En el culto ya no
se encuentran imágenes de la Gran Madre, sino solo pequeños altares cerámicos,
ídolos con aspecto de rueda y recipientes zoomorfos rituales.
A través de los ajuares de este momento final del Calcolítico se percibe una fuerte
estratificación, consecuencia de que los procesos metalúrgicos estaban ya
dominados con carácter exclusivo por los jefes de esta sociedad.22

Vaso campaniforme[editar]
Artículo principal: Cultura del vaso campaniforme

Vaso campaniforme con motivos geométricos


incisos rellenos de pasta blanca, procedente de un ajuar de Ciempozuelos
(Madrid, España).
El vaso campaniforme fue una manifestación cultural calcolítica que se expandió
por casi toda Europa occidental, llegando a utilizarse hasta la I Edad del Bronce.
Ha sido relacionado con la difusión de la metalurgia del cobre hasta tal punto que
se ha convertido en su fósil director. Su denominación proviene de las especiales
características de estas vasijas o vasos de cerámica, con forma
de campana invertida y profusamente decoradas que han sido encontradas
generalmente en contextos funerarios.24 Actualmente y gracias a la revisión
sistemática de los datos proporcionados por el radiocarbono en vasos
campaniformes de toda Europa, se ha podido establecer que los más antiguos
serían los encontrados en el área del Bajo Tajo, en Portugal, con una cronología
que iría del 2900 al 2500 a. C.25
Estos vasos cerámicos son de excelente calidad, de color rojo o marrón-rojizo,
decorados profusamente con bandas horizontales incisas (grabadas), excisas o
impresas, con temas geométricos, rayados, ajedrezados, etc. Los vasos más
tempranos han sido descritos como de estilo internacional, que incluiría los
grupos Marítimo y AOO (all over ornamented/ornamentado y encordado
completamente), mientras que los estilos posteriores se enmarcan en distintos
desarrollos regionales.26
Aparte de la cerámica, lo que mejor define a este horizonte arqueológico son los
ajuares funerarios, que suelen consistir, casi invariablemente, en un vaso
cerámico, adornos manufacturados en hueso, botones con una característica
perforación en V, colgantes de arcilla en forma de creciente, espirales de oro,
abundantes flechas denominadas de Palmela, puñales triangulares de cobre y
unas placas perforadas de esquisto que suelen considerarse brazales de arquero.
Aunque en las áreas de Vila Nova y Los Millares no hubo ruptura con las
tradiciones funerarias megalíticas anteriores, en el resto de Europa, según fue
avanzando el III milenio a. C., fueron generalizándose los enterramientos
individuales en cistas y fosas simples, en las cuales los cuerpos femeninos y
masculinos eran depositados de manera diferenciada.
La relativa unidad del vaso campaniforme en Europa a finales del tercer
milenio podría explicarse como consecuencia de la gran interacción comercial
provocada por unas élites ávidas de bienes de prestigio, entre los que destacaba
el vaso campaniforme. Así, se podría interpretar como una moda, una vajilla de
lujo usada por las jefaturas europeas en ceremonias sociales en las que se
asociaba a la bebida, empleada también en pactos políticos, transmisión de
conocimientos, alianzas matrimoniales, etc. Se sabe que sirvió para beber cerveza
o hidromiel, según lo demuestra el análisis de los posos de la pieza escocesa de
Ashgrove. Pero también fue usado en algunos casos como recipiente
de reducción para fundir minerales de cobre. Hay vasos que conservan restos
orgánicos asociados con comidas e, incluso, algunos fueron empleados como
urnas funerarias.27

Cerámica cordada[editar]
Artículo principal: Cultura de la cerámica cordada

Cerámica con impresiones cordadas del cementerio


de Lilla Bedinge (Skåne, Suecia).
La cerámica cordada identifica un vasto horizonte arqueológico europeo que
abarca el Calcolítico y el principio de la Edad de Bronce (o sea, entre el 2900 y
el 2450/2350 a. C.).28 Asociada inseparablemente a la denominada cultura del
hacha de combate/guerra o de los sepulcros individuales, recibe unos u otros
nombres en función de las distintas escuelas arqueológicas. Tanto la cerámica
decorada con cuerdas como las hachas de combate (simbólicas, ya que estaban
pulidas en piedra, lo que las convertía en armas poco eficientes para esa época)
eran típicas ofrendas funerarias masculinas, depositadas en tumbas individuales,
por lo que los tres elementos forman una asociación recurrente.29 Es
contemporánea del vaso campaniforme, solapándose en su área de distribución
más occidental con este. Aunque adoptaron una organización social y patrones de
asentamiento similares, los grupos de la cerámica cordada carecían de los
refinamientos de aquellos, solo posibles mediante el comercio y la comunicación
por el mar y los ríos.30 La cerámica cordada está asociada con la introducción del
metal en el norte de Europa y, según algunos investigadores, con ciertas lenguas
de la familia indoeuropea.
Se conocen pocos poblados, quizá por ser demasiado precarios, pero hay pruebas
de la práctica de la agricultura y el pastoreo, así como de la presencia de caballos
y carros de cuatro ruedas macizas. Los enterramientos solían
ser inhumaciones individuales, aunque en algunos casos se dio la incineración.
Los ajuares fueron muy uniformes e incluían un vaso, un ánfora, útiles líticos u
óseos y hachas rituales para los hombres, mientras que las mujeres eran
enterradas con objetos suntuarios en vez de armas. También se diferenciaban los
sexos acostando los cuerpos femeninos sobre su lado izquierdo y los masculinos
sobre el derecho. Podía haber un pequeño túmulo o no, y en el caso
de Dinamarca los túmulos contenían dos y hasta tres enterramientos sucesivos;
en Polonia se mantuvo la tradición anterior de las tumbas-nicho en catacumbas.

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