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Paleolítico Superior
Paleolítico Superior
Antecedentes[editar]
Mapamundi de las
migraciones de Homo sapiens, con el polo norte como centro. Los patrones de
migración están basados en estudios del ADN mitocondrial (matrilinear). Los
números representan miles de años. África es el punto de partida, leyéndose
desde la parte superior izquierda hasta América del Sur en el extremo derecho.
La caracterización inicial del Paleolítico superior se basó en la aparición en el
registro arqueológico de una nueva tecnología lítica conocida como modo técnico
4, que fue encontrada básicamente en Europa.1 Por ello, su cronología se
relacionó con la llegada y expansión del H. sapiens por el continente europeo y
sus regiones aledañas. Las investigaciones posteriores han relativizado y
ampliado esta visión, demostrando que algunas de las novedades culturales que
se dieron en Europa a partir del 40 000 AP ya se habían producido en África con
anterioridad: el arte, la talla lítica laminar, una industria ósea muy específica y
nuevas herramientas y estrategias de caza. Las primeras manifestaciones
simbólico-artísticas se han hallado en Sudáfrica y se datarían en unos 75 000
años, mientras que en la República Democrática del Congo se identificaron
instrumentos óseos de unos 90-75 000 años. Los restos más antiguos conocidos
del H. sapiens arcaico tienen una antigüedad de 150 000 y de 170 000 años y
corresponden respectivamente a Sudáfrica y Etiopía. Asimismo, los estudios
del genoma mitocondrial señalan nuestro origen en África entre tales fechas y los
200 000 años AP.2 Las transformaciones que dieron lugar a nuestra especie
debieron producirse en una pequeña parte de la población africana, en unos 10 o
15 000 individuos, a partir de los cuales se generaron todos los grupos humanos
modernos. Así lo demostraría la poca variabilidad genética existente entre las
personas actuales.3
En Israel se hallaron restos óseos de hace unos 100 000 años, lo que indicaría
una pronta expansión de nuestra especie por el sur de Asia, llegando
a Australia entre los 60-50 000 años AP. Por Europa empezarían a distribuirse
hace 40 000 años y en América se asentaron definitivamente hace 15 000,2
aunque hay autores que adelantan la fecha de penetración hasta hace 75-40 000
años.4 Relacionadas con la expansión mundial de nuestra especie estarían las
extinciones masivas de especies animales que se produjeron en Australia,
América y aquellas islas que todavía no habían sido colonizadas por humanos.2
Homo sapiens[editar]
Los primeros afectados por nuestra expansión fueron las otras especies de
hominidos que vivían en Europa o Asia y que, tras un periodo de coexistencia,
desaparecieron. Hace unos 100 000 años el H. sapiens arcaico llegó a Palestina,
pero no fue capaz de seguir hacia occidente, quizás porque su tecnología,
la musteriense, era igual que la de su contemporáneo, el H. neanderthalensis, que
habitó esa misma región posteriormente, sobre el 60 000 AP. Pero sí que se
distribuyó por oriente, sustituyendo fácilmente a los últimos Homo
erectus de Indonesia o China y llegando a Australia hace unos 60 000 años. Hacia
el 40 000 AP y ya con sus nuevas herramientas auriñacienses,
los cromañones empezaron a extenderse por toda Europa, compartiendo durante
unos 10 000 años el terreno con los neandertales, que llegaron a adoptar
industrias y comportamientos culturales similares antes de desaparecer
definitivamente.5
Manos en negativo de la cueva de
Gargas, Altos Pirineos, Francia.
Todos nosotros pertenecemos a la especie Homo sapiens. Nuestro cráneo, con
una capacidad media de 1400 cm³, es más redondeado y alto que el de nuestros
predecesores, tenemos mentón y unos arcos supraorbitales poco evidentes. La
inteligencia de H. sapiens no es superior a la que debió tener H. neanderthalensis,
pero sí es diferente, muy relacionada con los comportamientos simbólicos que nos
llevaron a desarrollar el arte y unas relaciones sociales cada vez más complejas.2
Un claro exponente de esta nueva preocupación por los simbolismos es la
abundancia de adornos personales cosidos a las ropas o en forma de collares,
pulseras o cinturones, decorando sus herramientas o incluso su propio cuerpo,
como parece indicar la presencia de ocre en algunos enterramientos. Estos
ornamentos no solamente cumplirían un papel estético sino que también servirían
para identificar a sus portadores y relacionarlos con su grupo o tribu.6
El esqueleto de los primeros H. sapiens era más ligero que el de los neandertales
y se fue volviendo cada vez más grácil a lo largo del Paleolítico superior. También
se fue haciendo más pequeño: si al principio del periodo la media de altura
masculina era de 1,76 m y la femenina de 1,63, en el Mesolítico-Epipaleolítico se
había reducido a 1,63 y 1,51 respectivamente. Es posible que estos cambios
fueran la consecuencia de la aparición de armas como el propulsor y el arco, que
les permitieron matar sus presas a gran distancia, necesitando así mucha menos
energía y fuerza.7 A la vez, su mayor ligereza les permitía realizar largos
desplazamientos con un gasto energético relativamente bajo.3
32 000 A P, cultura ateriense
12 000 A P, culturas ibero-maurusiana, sebiliana
Resto de África:
52 000 A P, cultura fauresmithian
32 000 A P, cultura stillbayan
12 000 A P, cultura lupembian
11 000 A P, cultura magosiense
9000 A P, cultura wiltonian
Asia occidental, incluido Oriente Próximo:
52 000 A P, cultura jabroudian
42 000 A P, cultura amoudian
32 000 A P, cultura emirian
Sur, centro y norte de Asia:
32 000 A P, cultura angara
11 000 A P, cultura khandivili
Asia oriental y sudoriental:
52 000 A P, culturas ordos y ngandong
32 000 A P, cultura sen-doki
10 000 A P, cultura hoabinhian
América: