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1.- Base Bíblica: Amos 3.3; Isaías 40:30, 31; 41:10; Génesis 32:22-30; Eclesiastés 4:9, 12;
2.- Objetivos:
2.1.- Que al término del Taller de Parejas, los participantes comprendan la importancia de
no resignarnos a permanecer en un nivel “promedio” en la relación familiar sino llegar a
nuevas alturas.
2.2.- Que al término del Taller de Parejas, los participantes comprendan que en el proceso
de llevar nuestra relación no estamos solos, porque Dios nos acompaña.
2.3.- Que al término del Taller de Parejas los participantes comprendan que hoy es el día de
emprender cambios en nuestra relación de familia
Bienvenidos a un nuevo Taller de Parejas, en el camino que nos anima: Construir familias
sólidas con ayuda de Dios. No olvidemos que el primer ministerio que todos tenemos y
estamos llamados a desarrollar, es la familia.
Igual ocurre con los matrimonios. Podemos quedarnos circunscritos a lo que hacen los
demás, es decir, a formar parte del promedio, o avanzar hacia nuevas alturas. Dios desea
ayudarnos en el proceso, pero la decisión es nuestra.
Una buena parte de las relaciones de pareja terminan en un estado de estancamiento como
consecuencia de la rutina. Los miembros de la pareja sencillamente se resignan a vivir
juntos, a sobrevivir, dejar que los días pasen sin que nada extraordinario ocurra con sus
vidas, la de su cónyuge y la de sus hijos. No les anima otro interés que procrear, llevar sus
niños y adolescentes al nivel de adultez, proveer para la universidad y emprender un nuevo
ciclo cuando ellos abandonan el seno del hogar.
También es probable que en el proceso se produzca la separación. ¿Es este el propósito de
Dios para la familia? Sin duda que no. Él tiene planes maravillosos, entre otros, que
podamos experimentar una vida plena como padres y cónyuges. La familia es también
nuestro lugar de realización.
¿Cuál es el primer paso que damos para salir del nivel “promedio” en la relación familiar?
Se fundamenta en la unidad de los componentes de la pareja. Tener claro que sea que
atravesemos por momentos difíciles o períodos de victoria, los componentes de la pareja
deben permanecer juntos. Librar las batallas de la mano.
— La Biblia reafirma que debemos mantener la unidad como pareja (Amos 3:3)
— Los más afectados cuando se producen enfrentamientos de pareja son los hijos. Su
mente— en la niñez y adolescencia— es fácilmente influenciable.
—Los conflictos de pareja de los que son testigos nuestros hijos, generalmente los marcan
para siempre.
— En medio de los conflictos de pareja es común hablar de “divorcio” pero debemos medir
el alcance de esa decisión por las heridas que causa a nuestro entorno familia
— Dios ha prometido en Su Palabra que nos fortalecerá para superar los conflictos de
pareja (Isaías 40:30, 31).
— Nadie podrá jamás obligarnos a tomar la decisión de dar la batalla por nuestra familia.
Es una decisión que como pareja debemos adoptar hoy.
Actividades para los participantes.- Les sugerimos que como pareja lean cada uno de los
siguientes interrogantes. Evalúende qué manera cada aspecto abordado en cada
cuestionamiento afecta la relación y propongan correctivos. El propósito es que logren
llegar al mayor nivel de acercamiento posible al pensar en soluciones.
a.- ¿Por qué razón no podemos dejar que nuestra relación de pareja y con los hijos llegue a
los niveles de resignación o estancamiento?
c.- ¿Por qué es importante la unidad de la pareja como primer paso para superar el nivel
“promedio” en la relación familiar (Amos 3.3)?
d.- ¿Qué ha prometido Dios a quienes confían en Él, y en el caso particular que nos ocupan,
a los matrimonios que vuelven su mirada al Creador (Isaías 40:30, 31)?
e.- ¿Qué papel juega Dios en el proceso de salir adelante la familia (Isaías 41:10)?
Una esposa me escribía desalentada por que el trabajo le estaba robando a su marido. Es
cierto, tenían una buena situación económica y posición social, pero el distanciamiento con
el marido y los hijos era evidente. Estaban a las puertas del divorcio. ¿Debería ser así? Por
supuesto que no. Dios ama la familia y no comparte la decisión del divorcio.
Para tener en cuenta.- La meta de salvar el matrimonio es posible cuando Dios reina en la
relación y le permitimos que gobierne en todo momento. La fe y la decisión de salir del
estancamiento son dos elementos que van de la mano. Les invitamos a considerar los
siguientes puntos que nos ayudarán a crecer como pareja:
— Superar las crisis familiares, que generalmente se producen cuando llegamos al nivel de
resignación o estancamiento, es posible cuando reconocemos que tener una posición de
“promedio” en la relación familiar no es para cristianos.
— Dios desea vamos más allá, que demos todo por nuestro hogar, y desea ayudarnos en el
proceso de llegar a nuevas alturas (Lean Isaías 41:10).
— Si confiamos que no estamos solos en la meta de salvar el hogar, Dios nos concede la
fortaleza necesaria para dar pasos sólidos orientados a mejorar la relación de pareja y el
interactuar con los hijos.
— Nuestros hijos deben apreciarnos como sus progenitores pero también, como sus
amigos, en quienes puedan confiar.
— Permitir que Dios ocupe el centro de la familia y guardar sus mandamientos es esencial
si deseamos construir una familia sólida (Lean Juan 14:15, 21).
— Jamás debemos olvidar que debemos responder a Dios por el trato, amor, cuidado,
comprensión y apoyo que le demos a nuestro cónyuge e hijos.
— Dios nos llama a no darnos por vencidos tan fácilmente si estamos procurando salvar el
matrimonio (Salmos 84:7)
Actividades para los participantes.- Como pareja tómense el tiempo necesario para leer la
siguiente reflexión del autor cristiano, Nick Vujucic: “Es fácil quedar atrapados entre los
retos cotidianos de vivir, en vencer los obstáculos, enfrentar circunstancias y sobrevivir
básicamente, que corremos el riesgo de descuidar las relaciones amorosas, el crecimiento
espiritual, una mayor comprensión del mundo y hasta nuestra salud a largo plazo.” (Nick
Vujucic. “Un espíritu invencible”. Editorial Aguilar. 2013. Colombia. Pg. 226)
a.- ¿Cuál es la concepción que Nick Vujucic tiene de los peligros que desencadena andar
“muy ocupados” y descuidar la familia?
b.- ¿Cómo pareja cuáles peligros hemos identificado que afectan nuestra relación?
c.- ¿Qué podríamos aportar cada uno como cónyuges para no dejarnos arrastrar por los
afanes diarios que ponen en peligro la relación de pareja?
e.- ¿Realmente somos amigos de nuestros hijos, en quienes ellos pueden confiar? ¿Cómo
podemos mejorar el clima al interactuar con nuestros hijos?
f.- ¿Qué promete Dios a quienes se esfuerzan por salvar su familia (Salmos 84:7)?
g.- ¿Está bien que renunciemos al propósito de salvar a nuestra familia? ¿En algún
momento hemos desfallecido en esa meta? ¿Podríamos compartir en qué momentos
pensamos en renunciar al objetivo de afianzar nuestra relación de pareja y con los hijos?
“No creo que la relación de casados tenga sentido”, se quejó Alejandra mientras tomaba
café con su mejor amiga. “Raúl no es el mismo de antes, sólo se dedica al trabajo”,
lamentó. Su compañera sonrió y dijo: “No te preocupes, yo pasé por la misma situación,
me separé y aún sigo viva”. Al terminar de conversar, cuando caía la noche en la ciudad,
Alejandra estaba plenamente convencida que la mejor vía era la separación. En ese
momento no pensó el tremendo daño que su decisión les causaría a sus hijos.
Para tener en cuenta.- Cada día nos ofrece una nueva oportunidad para experimentar
mejoramiento en la relación de pareja, la que incide en toda la familia. Les invitamos a
considerar los siguientes aspectos:
— Los problemas familiares siempre los enfrentaremos. Debemos estar preparados para
que surjan. Si Dios nos acompaña, si ocupa el primer lugar en el matrimonio, los podremos
superar.
— No podemos pensar que los tropiezos en la relación de pareja o tal vez en el interactuar
con los hijos, nos roba la felicidad.
— No podemos darnos por vencidos fácilmente por encima de que las diferencias con
nuestra pareja parezcan difíciles de resolver. Perseverar es lo que debemos hacer por el bien
de toda la familia.
— Dios nos llama a ser perseverantes en todo cuanto hacemos, lo que por supuesto aplica
al propósito de aplicar cambios para salvar y afianzar la familia (Salmos 27:13;2 Corintios
4:16).
— El Dios en el que usted y yo creemos tiene poder ilimitado para llevarnos al
entendimiento en pareja y a encontrar soluciones a los conflictos.
Actividades para los participantes.- Les invitamos a leer la siguiente reflexión del autor y
conferencista cristiano, Nick Vujucic y responder los interrogantes que encontrará a
continuación: Una buena definición al respecto la hace el autor y conferencista, Nick
Vujucic: “Ni tu ni yo podemos vivir con la expectativa de que algún día lograremos la
felicidad después de alcanzar algún objetivo o adquirir alguna cosa. Debes tener acceso a
la felicidad en todo momento, y la forma de lograrlo es vivir en armonía espiritual, mental,
emocional o físicamente.” (Nick Vujucic. “Un espíritu invencible”. Editorial Aguilar.
2013. Colombia. Pg. 226)
a.- ¿Cómo define Nick Vujucic la felicidad? ¿Cómo podrían definir felicidad ustedes como
pareja?
d.- ¿Por qué al pedir bendiciones de Dios, debemos pensar también que lleguen a nuestra
familia (Lea Génesis 32:22-30)?
e.- ¿Cómo se supone que debe ser la relación familiar de un creyente (Salmos 84:7; 25.3)?
f.- ¿Está bien que nos demos por vencidos si estamos comprometidos con cambiar en la
relación familiar y pareciera que nada ocurre (Salmos 27:13)?
g.- ¿Qué recomienda el apóstol Pablo en cuanto a perseverar en las metas que nos fijamos
(2 Corintios 4:16)?
Conclusión:
Si ponemos de nuestra parte y vamos de la mano del Señor Jesús en el proceso, logramos
superar el estancamiento familiar. Se trata de una dinámica que todos podemos lograr, no
en nuestras fuerzas sino con el poder de nuestro amado Salvador. Él es quien nos concede
la sabiduría y la fuerza necesarias. Recuerde que las batallas no las libramos en nuestras
fuerzas sino en el poder de Dios quien nos lleva a la victoria. Él es quien nos permite
superar el promedio y llegar a nuevas alturas en la relación familiar.
Si no ha recibido a Jesús como Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. Ábrale las
puertas de su corazón. No se arrepentirá.