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Fragmento 01

“¿Recuerdos?”
“¿Qué son los recuerdos?”
Ante la pregunta de Minoru, la mano de su hermana Wakaba quedó inmóvil
mientras tomaba la natilla acaramelada que estaban merendando. Se quedó
pensativa un momento antes de responder:
— Mii, ¿recuerdas lo que merendamos ayer?
— Eh…
Minoru desvió su mirada desde Wakaba, que estaba sentada junto a él, hasta
su madre en la cocina, quien estaba tarareando mientras lavaba los platos. Los
aperitivos de los fines de semana siempre eran hechos por su propia madre.
Cerca de las tres de la tarde, ella siempre preparaba natilla acaramelada,
galletas, o pastel de la despensa junto a la cocina, como si fuese magia. Minoru
y su hermana llamaban a esa despensa la ‘Habitación Secreta de Mamá’.
Lo que apareció ayer de esa Habitación Secreta fue…
— Eh… Sí, crema bárbara.
— Eh… Era crema Bávara.
Sonriendo, Wakaba limpió un poco el caramelo de la comisura de la boca de
Minoru con una servilleta que había en la mesa y continuó:
— Entonces, Mii. ¿Cuál te gusta más, la crema Bávara de ayer o la natilla
acaramelada de hoy?
Minoru pensó en esa nueva pregunta mientras miraba la natilla frente a él, de
la que ya solo quedaba la mitad. Amaba ese postre que le preparaba su mamá.
A diferencia de los que vendían en las tiendas, el caramelo no era amargo y la
natilla tenía el sabor a huevo que debía tener.
Pero también le gustaba la crema Bávara. Como sea, la crema que comió ayer
era de fresa. Se derretía ligeramente en su boca como si fuese nieve.
—…pero me gustan los dos…
Incapaz de elegir, Minoru sintió que sus ojos comenzaron a humedecerse, y
Wakaba le dio una palmadita en la cabeza de manera gentil, sonriendo.
— Sí, a mí también me gustan ambos. Oye, Mii, ¿recuerdas el sabor de la
crema Bávara de ayer?
— ¡Sí! ¡Fresa! –gritó Minoru, olvidando rápidamente sus lágrimas.
Desde la cocina, su madre volteó a ver hacia la sala, soltando una sonrisa ante
la vista de sus hijos.
— Sí, era de fresa. La razón por la que puedes recordar el sabor de la crema
Bávara se debe al recuerdo que tienes dentro de ti sobre ella, Mii. Las memorias
están recordándose.
— Eh…
Eso fue algo difícil para Minoru, pero pensó lo más que pudo en el significado
de lo que su hermana acababa de decir y llegó a una conclusión.
— ¡…Bueno, entonces memorizaré todos los postres que comamos a partir
de ahora!
— ¿Por qué?
— ¡Porque si los memorizo, puedo recordarlos aún después de comerlos!
¡Memorizaré las natillas acarameladas, las cremas Bávaras, los helados, todo!
— Eh…
Mirando fijamente el rostro de Minoru, Wakaba volvió a sonreír.
— Bueno, entonces tendremos que disfrutar mucho comerlos todos.
Cuando terminemos de comer, dibujemos la natilla de caramelo. Estoy segura
que así podremos recordarla siempre.
— ¡Lo recordaré por siempre y para siempre! ¡Y cuando crezca, les haré a ti
y a mamá una natilla de caramelo, Waka!
— Gracias. No puedo esperar. Es una promesa.
Un recuerdo: Minoru, 4 años; Wakaba 7 años.
*
“Oye, Waka. ¿De qué están hechos los recuerdos?”
Ante la pregunta de Minoru, la mano de su hermana Wakaba quedó inmóvil
mientras hacía sus tareas de la escuela. Inclinó su cabeza con una expresión de
asombro en su rostro.
— ¿A qué te refieres con ‘de qué están hechos’?
— Bueno… los recuerdos se construyen dentro de tu cabeza, ¿no? Entonces,
cuando recuerdas jugar o cantar, cosas nuevas se van acumulando, y cuando las
olvidas, algunas cosas se van, ¿no? Así que, ¿qué son esas cosas que se
acumulan o se van? ¿Son palabras?
— Vaya, Mii, has comenzado a pensar en cosas un poco difíciles –dijo
Wakaba, sonriendo.
No importaba cuántos libros leyese en casa y el jardín de niños, o cuántas
cosas diferentes aprendiera, él nunca estaba tan cerca de alcanzar el
conocimiento de su hermana, quien era 3 años mayor que él. Cuando Minoru le
preguntaba por algo que le fascinaba, ella casi siempre le explicaría al instante,
de una forma que fuese fácil de comprender.
Pero ocasionalmente había veces en las que Wakaba no podía responder de
inmediato, y Minoru amaba la mirada que ella mostraba en esos momentos. Era
una expresión adulta, y siempre había una sonrisa ligeramente amarga mezclada
en ella.
— El medio de los recuerdos… Bueno. Ehh… Bien, en la cabeza de una
persona…
Hablando lentamente, Wakaba extendió su mano derecha y acarició el
cabello de Minoru.
—...hay un cerebro. Este está hecho de algo llamado neuronas, y estas estás
conectadas por sinapsis.
— ¿Neuronas…Sap…nisis?
— Son ‘sinapsis’. La gente suele decir que nuestros recuerdos están
almacenados en ellas, pero no saben de qué están hechos los recuerdos.
Actualmente, científicos de todo el mundo están esforzándose por descubrirlo.
— Eh… Entonces… ¿cuántas cosas de esas, sinapsis, hay en nuestras
cabezas?
Ante eso, la sonrisa torcida de Wakaba se intensificó.
— Oye… ¿Hasta qué numero puedes contar, Mii?
— ¡Hasta el cien! –gritó enérgicamente ese número, el cual finalmente había
aprendido a contar recientemente, y Wakaba respondió “asombroso”, y le dio
una palmada en el hombro.
—…Entonces, se dice que todo el cerebro tiene cien billones de neuronas.
Cien billones significan diez veces cien, diez veces más, y otras diez, y otras
diez, y otras diez veces cien.
— ¿Diez veces cien… diez veces cien… diez veces cien…?
Minoru no podía ni entender el concepto de multiplicar por cien, y frunció el
ceño.
—...Entonces, ¿cuál es más grande, eso o el número de libros en la habitación
de papá?
El estudio de su padre tenía un estante construido en una de las paredes y
estaba colmado de hileras de libros, viejos y nuevos. Minoru una vez intentó
contarlos de principio a fin, pero incluso cuando llegaba a cincuenta, apenas
alcanzaba una fracción de ellos, y perdía la cuenta.
Wakaba sonrió y asintió:
— Papá tiene una tonelada de libros. Quizá miles… pero cien billones es
mucho, mucho más. Y sabes… supongo que hay diez mil sinapsis por cada una
de esas cien billones de neuronas.
— ¿…?
Incapaz de imaginar el disparate de números que su hermana estaba
mencionando, la boca de Minoru se abrió completamente.
Abrazando a su hermano, Wakaba desvió la mirada hacia el cielo azul fuera
de la ventana.
— Cien billones de veces mil es un cuatrillón… El número de estrellas en
nuestra galaxia, la Vía Láctea, es cien billones también, por eso, el número de
sinapsis dentro de mi cerebro y el tuyo es igual al número de estrellas en diez
mil galaxias juntas. Algún día serás capaz de contar… No, serás capaz de
imaginar eso, Mii.
Wakaba pausó un momento, sosteniendo a Minoru con fuerza, luego susurró:
— Cuando llegues a ese punto, cuéntame también. Dime lo que sentiste con
un cuatrillón de sinapsis, Mii. ¿Lo prometes…?
De todas las cosas que su hermana había dicho, Minoru solo pudo entender
la última. Por eso, mirando el rostro de su hermana, asintió vigorosamente.
— ¡Sí, lo prometo! ¡Una vez que entre a la primaria, seré capaz de contar
hasta un cuatrillón!
Un recuerdo: Minoru 6 años y Wakaba 9 años.
*
“Waka... Tengo miedo, Waka”
Wakaba apretujó a su hermanito en un abrazo como si estuviese segura de
que nadie sería capaz de escuchar el débil quejido de Minoru.
Sus brazos lo liberaron de inmediato, permitiéndole agacharse. Otro quejido
amenazó con escapársele, pero Wakaba presionó un dedo en sus labios, y él
logró contenerlo.
Ambos estaban en la Habitación Secreta de Mamá, al final de la pequeña
despensa que conectaba con la cocina. Sacando una enorme canasta de la hilera
del fondo de los estantes, Wakaba rápidamente abrió la escotilla del
compartimiento adicional bajo el pido que estaba escondido allí. Dos bolsas de
arroz de 10 kilogramos estaban guardadas dentro, pero Wakaba las sacó con
una fuerza que haría que una persona se preguntara de dónde habían sacado
tanto poder esos delgados brazos. Luego empujó a Minoru ahí dentro.
Minoru desesperadamente agarró las manos de su hermana mientras trataba
de levantarse.
—…Waka, ¿a dónde vas…? –le preguntó con voz temblorosa.
Wakaba respondió con una sonrisa muy gentil a pesar de estar tensa:
— Tu hermana mayor llamará a la policía, por lo que te quedarás quieto aquí.
— No… ¡Waka, quédate…!
Wakaba interrumpió a Minoru con una voz llena de certeza y determinación:
— Todo estará bien.
—…Pero…
— Está bien. Te protegeré, Mii. Confía en mí y solo cuenta silenciosamente
allí, ¿bien? Si cuentas hasta mil, te haré una natilla acaramelada.
— ¿En serio…? ¿Lo prometes? –preguntó Minoru con lágrimas en los ojos.
Con una sonrisa en su rostro, Wakaba asintió firmemente.
— Sí, lo prometo. No puedes salir de aquí por nada del mundo.
La escotilla se cerró sobre su cabeza, y el compartimiento de almacenamiento
quedó cubierto por la oscuridad. Escuchó dos sonidos pesados en sucesión.
Luego el de un gran objeto siendo arrastrado. Wakaba colocó las dos bolsas de
arroz en la canasta y las puso encima de la escotilla.
El débil sonido de los pasos se fue reduciendo y desapareció al instante.
Suprimiendo sus sollozos, Minoru comenzó a contar dentro de su mente.
“Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete…”
Desde algún lugar a lo lejos, se escucharon golpes secos. Incluso unos pasos
salvajes y fuertes que no pertenecían a nadie de la familia.
“Cincuenta y dos, cincuenta y tres, cincuenta y cuatro, cincuenta y cinco…”
Los pasos se acercaban. Algo grande se había roto y caído al piso de la sala
de estar. Una silla del comedor cayó cerca. Alguien se acercaba a la cocina.
Escuchó que abrían y cerraban violentamente las puertas del refrigerador y los
gabinetes. Los platos y vasos eran arrojados con fuerza, rompiéndose.
“Ciento veintinueve, ciento treinta, ciento treinta y uno, ciento treinta y
dos…”
Al final, el dueño de los pasos se detuvo en la despensa. La colección de
especias que su madre atesoraba con tanto orgullo cayó y se dispersó. Ollas y
sartenes se unieron a estas, en el suelo. Aunque no podía ver nada, tenía una
imagen clara de la escena. Thud. Thud. Los pasos marchaban ahí una y otra vez
como si estuviesen verificando el suelo.
“Ciento cincuenta y cinco, ciento cincuenta y seis, ciento cincuenta y
siete…”
Pero cuando la canasta fue movida hasta la mitad, el movimiento se detuvo.
“Ciento sesenta y uno, ciento sesenta y dos…”
Los pasos se redujeron lentamente. Sonidos de destrucción volvían a
escucharse desde la sala y la cocina.
“Ciento ochenta, ciento ochenta y uno, ciento ochenta y dos…”
Los pasos desaparecieron. Un extenso, extenso silencio se extendió.
Minoru siguió contando. Tal como su hermana le había dicho, él contaba con
todas sus fuerzas.
Finalmente, las sirenas se acercaron. Se detuvieron cerca de la casa. Un
montón de pasos estaba entrando. Escuchó diversos gritos tensos de gente
adulta.
“Cuenta, cuenta”
Cuando contó hasta el 3.617, la canasta justo encima de él fue movida
completamente, y la puerta del compartimiento se abrió.
Entrecerrando los ojos debido al brillo, Minoru levantó la mirada.
Pero lo que vio allí era el rostro de un hombre desconocido usando un traje
azul marino y un sombrero con una placa dorada pegada en él.
El rostro de alguien que no era Wakaba.
Minoru nuevamente se hizo bolita y comenzó a contar.
“Tres mil seiscientos dieciocho”
“Tres mil seiscientos diecinueve”
“Tres mil seiscientos veinte——”
Un recuerdo: Minoru 8 años, y Wakaba 11 años.
Y así, esas tres promesas quedarán sin completarse por toda la eternidad.
Fragmento 2
Julio de 2019.
Dryden I, el radiotelescopio a gran escala construido dentro del cráter Dryden
en el lado más remoto de la luna, captó una ráfaga de ondas de radio que era
débil pero cargaba un significado. Era una señal muy corta con una frecuencia
central de 1420.406 MHz, y constantemente se repetía dos, tres, cinco, siete,
once, trece y diecisiete veces con pequeños intervalos en medio.
Dos, tres, cinco, siete, once, trece, diecisiete. Esos son los primeros siete
números primos, un hecho que hasta un niño de primaria podría entender. La
noticia se esparció por el mundo, y entusiastas novatos, especialistas y expertos
de cada campo concebible se dispusieron a analizar la señal en sí.
Tomando las primeras letras de las palabras “siete números primos”, la señal
fue denominada Señal SNP. Dentro de una semana, este “mensaje del espacio”
había sido traducido de todas las maneras posibles y presentado en internet. Pero
ningún argumento fue lo bastante fuerte para convencer a toda la gente.
Fue solo después de que todo hubiese comenzado y terminado que se hizo
claro que la Señal SNP había sido una advertencia para cierto desastre.

Septiembre de 2019.
En un número de regiones densas de energía de la Tierra, las primeras formas
de vida extraterrestre que la raza humana encontraría, descendieron. Pero como
eran demasiado pequeñas y no podían catalogárseles como tal, se reconoció que
el hecho fue mayormente limitado a la gente involucrada a los encuentros.
¿Había sido una coincidencia?
¿O es que dentro de él habían invocado algo?
Tras el encuentro, Minoru Utsugi se había preguntado eso muchas veces. No
sabía la verdad. Sin embargo, una cosa si estaba clara: ese orbe negro había
malinterpretado el deseo de Minoru.
Incluso con el poder sobrenatural que el orbe negro le había otorgado, la
soledad que Minoru ansiaba jamás sería suya. Eso era porque aún no había sido
capaz de hallarla por su cuenta.
Entonces, ¿qué era la definitiva y perfecta soledad absoluta que él había estado
buscando desde ese día?
1
Pasando por la niebla matutina, el extenso y estrecho asfalto negro se extendía
cada vez más.
Las delgadas suelas de sus zapatos deportivos se aferraban a la superficie
húmeda de la carretera, y él los removía. Inhalaba dos veces por la nariz a tiempo
con su ritmo, y exhalada dos nubecillas blancas de aliento por su boca. Su corazón
latía rítmicamente, con la sangre circulando por todo su cuerpo.
Su respiración, su pulso, y expansión y contracción de sus músculos. Esas eran
las únicas cosas que Minoru sentía al correr.
Su índice de masa muscular estaba por debajo de la media, y no se encontraba
inscrito en el equipo de atletismo de su escuela ni nada por el estilo, por lo que su
meta no era definirse o entrenar. Ni siquiera sabía si siempre había sido aficionado
a las carreras.
La razón por la que Minoru tenía el hábito de correr 10 kilómetros diarios era
esa, solo mientras corría, no pensaba en nada. Incluso sentía que su respiración y
el bombeo de su sangre erradicaban los recuerdos inútiles.
Esa era la razón por la que, ciertamente, él quería correr tarde en la noche en
lugar de temprano en la mañana. Al final del día, correr por la vía de recreación
en el terraplén guiado solo por la luz de la luna y de la lejana ciudad, él quería
tomar los recuerdos acumulados en el día y desaparecerlos completamente con su
sudor.
Pero una vez, cuando en realidad trató de salir a correr a eso de las 10 de la
noche, su hermana adoptiva, Norie Yoshimizu, gentilmente le prohibió de una
forma que no dejaba espacio para discusiones.
En la noche, el lecho del río Arakawa realmente estaba lleno con los rugidos
de motocicletas modificadas. También era impensable que desobedeciera a
Norie; él solo era un estudiante de secundaria, completamente dependiente de ella
para todo en su vida diaria.
Es por eso que Minoru mantenía el hábito de correr cada mañana desde que
empezó, hace cinco años, hasta la fecha: 3 de diciembre de 2019.
Pateaba. Su pecho se hinchaba. Inhalaba y exhalaba.
Estaba demasiado húmedo para una mañana de diciembre, y con la cremallera
de su Windbreaker bajada hasta la mitad, el aire se sentía bien en su pecho. De
acuerdo al pronóstico del tiempo, solo tenía un par de días más para vestir ligero
durante sus salidas a correr. La ventaja de correr bajo la lluvia usando un
impermeable a mediados de invierno era que podía tener el curso de casi 10
kilómetros enteramente para él, pero estaba en peligro de exagerar en ello antes
de ir a la escuela, agotando su energía física y mental.
Claro, hasta cierto límite, era inútil correr si no se estaba en una competencia,
pero sus prioridades necesitaban ser solventadas si estaba dispuesto a terminar
durmiendo en clases y haciendo enojar al profesor. Minoru corría para reiniciar
sus recuerdos, pero si ganaba la ira del profesor en el proceso, le tomaría X
cantidad de semanas olvidarlo.
La última vez que fue regañado por un profesor fue hace dos años, en el
segundo semestre de octavo grado. Su profesor de aula había anunciado que la
tarta de cereza casera de Norie caía en la categoría de ‘dulces’, lo cual estaba
prohibido en la escuela. Una vez que recibió esa crítica, el pastel fue confiscado.
En ese momento, su profesor había ido tan lejos como para hablar mal de la
hermana adoptiva de Minoru. Mientras suprimía desesperadamente la necesidad
de contestar, terminó derramando un par de lágrimas. Un cruel compañero de
clases lo vio y se burló de él; esa vez, no pudo contenerse…
— ¡¡…!!
Apretó sus dientes y mejoró su ritmo. Acelerando el curso a casi la misma
velocidad de una carrera, escupió los fragmentos de una frase.
— ¡¿Por qué… recordé… eso?!
Olvidar. Necesitaba olvidar. Tenía que olvidar todos los recuerdos, incluyendo
los de su estupidez.
Eso era porque seguramente se conectarían todos. Se unirían a ese día de hace
ocho años. El recuerdo del día en que su mundo fue destruido completamente –
el día en el que contó con todas sus fuerzas en un agujero oscuro.
Pateó el asfalto tan duro como pudo. Su respiración se distorsionó y su pulso
aumentó. Aun así, eso no era suficiente. Necesitaba luchar con más fuerza, o no
sería capaz de reiniciar su mente, la cual estaba sumergida en memorias como
agua negra.
“Corre, corre”
Si solo pudiese ir corriendo así hasta que su corazón o sus pulmones se
rasgases. Si pudiese hacerlo, dejaría atrás todos esos recuerdos e iría algún lugar
además de aquí…
Sin embargo, después de unos segundos, postes plateados emergieron desde la
niebla matutina. Bloqueaban a los carros, evitando que entraran al carril, y él los
usaba como marcadores de línea inicial y final de su ruta de trote.
Suprimió sus impulsos, y disminuyó su ritmo poco a poco. Una vez que la brisa
que refrescaba su cuerpo se esfumó, el sudor comenzó a emerger desde el fondo
de su Windbreaker. Su respiración y pulso regresaron inmediatamente a la
normalidad.
Tras secar el sudor de su frente con su muñequera, presionó el botón detener
de su reloj deportivo en su muñeca izquierda. Una vez que escuchó el ‘beep,
beep’, miró con recelo la pantalla LCD. Al ver los números digitales que estaban
siendo mostrados, frunció el ceño sin notarlo. Había anticipado esto, pero
realmente, él hoy estaba aún——
—…Demasiado rápido… –susurró, las palabras se deslizaron de su boca. Y las
sopló con un profundo suspiro.
Como había estado realizando estas carreras matutinas de diez kilómetros
durante 5 años seguidos, terminó desarrollando confianza en sus habilidades de
carrera a larga distancia, aunque humilde. Pero era por esa razón que podía
declarar que esta vez fue demasiado rápido. El tiempo de una persona no era algo
que pudiese mejorarse con demasiada facilidad. Mientras el tiempo aumenta y
disminuye diariamente dependiendo de condiciones como estado físico y clima,
la gente se hace más rápida poco a poco en cuestión de meses – no, comprenden
que se han vuelto más rápidos tras el hecho. Al menos así era cómo hacía sido
hasta ahora.
A pesar de eso, el número que ahora era mostrado en el reloj de Minoru se
había reducido casi tres minutos, en comparación a los de hace 3 meses.
Aunque había corrido un poco al final, en realidad intentó contenerse durante
la corrida.
Su mano derecha seguía en su reloj, y la movió al nivel del pecho. Presionó
ligeramente su esternón con un dedo. No sintió dolor ni nada extraño. Pero sí,
definitivamente podía sentirlo. Un ligero rastro de alguien respirando
calmadamente directamente sobre su pecho.
—…¿Fue debido a ti? –susurró. No recibió respuesta.
A estas alturas, esa era la única explicación.
Lo que pasó hace tres meses no fue un sueño. Algo había caído desde el cielo,
se deslizó dentro de su cuerpo a través de su pecho, y desapareció. No, se había
asimilado con su tejido.
Debido a esa cosa, su tiempo de carrera había mejorado anormalmente. Eso no
era todo. También tenía la sensación de que sus sistemas auditivo y visual eran
mejores que antes.
“No hay manera. Son tonterías” –en su corazón lo negaba, pero al mismo
tiempo, otra versión de sí mismo le susurraba–. “El sentido común no es más que
una ilusión”
Cada evento que pudiese suceder, sucedía; sin importar lo anormal, aterrador,
o triste que pudiese ser.
Tenía lo que le sucedió a su familia. Los cuatro vivían juntos, pero un día, todo
fue destruido de repente, sin dejar rastro.
— ¿Y qué importa…? –espetó en casi en silencio, bajando su mano derecha.
¿Qué importaba lo que fuese esa cosa que había entrado a su cuerpo, y qué
importaba si había aumentado o disminuido el tiempo que le tomaba correr diez
kilómetros? No era como si estuviese corriendo para una competencia.
Lo que deseaba era que los días le pasaran, claros e incoloros. Quería vivir
pacíficamente, como un fantasma; sin crear recuerdos extra, ni estar pegado a los
recuerdos de alguien más.
“Sí, ahora soy como un fantasma. La verdad es, que se suponía que yo muriese
ese día, junto a mi padre, mi madre, y… mi hermana”
Hablándose a sí mismo silenciosamente, Minoru desvió la mirada a una
dirección distinta. Un poco más adelante, podía ver las escaleras que descendían
del terraplén. Desde ahí, había cerca de un kilómetro hasta su casa.
Cambió el modo de su reloj de cronómetro al modo normal, confirmando que
le quedaba tiempo suficiente hasta el inicio de clases. Levantando la cabeza, echó
un vistazo al cielo rojizo. Otro día comenzaba, no era diferente del día anterior.
Mientras giraba para dirigirse a las escaleras, repasando su horario
mentalmente——
——escuchó unos pasos rítmicos provenientes de detrás de él. Estaba siendo
superado por otra persona trotando por la misma ruta.
Minoru se movió hasta el borde izquierdo del carril por un momento. En esa
zona, la gente solo podía correr en el centro del camino debido a los postes que
alejaban a los carros, y si bloqueaba esa parte, estaría obstaculizando a un
corredor tratando de pasar. Dicho corredor podría chasquearle la lengua, irritado,
y luego Minoru quedaría estancado con un montón de esos asquerosos recuerdos
que intentaba con esfuerzo limpiar de su cabeza.
Mientras esperaba que el corredor pasara, miró al conjunto de rascacielos en el
nuevo centro urbano de Saitama, el cual brillaba en la distancia mientras eran
golpeados por el sol matutino de mediados de invierno. Luego——
Los pasos disminuyeron poco a poco, deteniéndose justo detrás de Minoru.
Escuchó respiros vagamente dolorosos y percibió un ligero aroma. No podía
verla, pero podría tratarse de una corredora. Parecía que, como él, ella también
solía usar este punto como su línea de meta.
Si es así, no había razón para que él se quedase ahí hasta quién sabe cuándo.
Manteniendo su rostro desviado, Minoru se fue por las escaleras, pero no pudo
evitar detenerse de nuevo. Desde una posición diagonal detrás de él a su derecha,
ella de repente lo llamó.
— Oh, espera… Eres… Utsugi-kun… ¿cierto? –dijo ella entre alientos.
En eso, él se detuvo con un sobresalto. Su voz no sonaba familiar. Ni siquiera
tenía un recuerdo de una carrera conocida por este trayecto. De ser así, ya él
habría cambiado a un horario o lugar diferentes.
Por un momento, consideró que ella se había equivocado y salir corriendo, pero
tras tantos fracasos anteriores, aprendió que esa respuesta escapista impulsiva no
era la elección óptima. Desistió de huir y se dio vuelva con un movimiento
extraño.
Cerca de dos metros de distancia de él, una mujercita –no, una chica– estaba
de pie con sus manos sobre sus rodillas, exhalando enormes bocanadas de aire
blanco. Parecía ser de la misma edad de él, o un poco más joven, delgada y con
el cabello corto. Parecía delicada a simple vista, pero los brazos y piernas que
sobresalían del uniforme deportivo color verde pastel estaban sólidamente
ejercitados, y era obvio que corría regularmente.
Y sí, tenía una ligera sospecha de que podía recordar ese rostro, el cual lo estaba
mirando.
—…Eh… bueno…
Dudó, incapaz de decir ‘Disculpa, ¿quién eres?’. Su ligera sonrisa desapareció
y su boca se torció; la frunció tremendamente. Inhalando profundamente como si
finalmente hubiese recuperado el aliento, se enderezó, colocó ambas manos cerca
de la parte trasera de sus caderas, y——
— Minowa.
— ¿Qu-qué?
— Tomomi Minowa. Soy estudiante de segundo año de la Secundaria Yoshiki,
Clase 8.
Entonces, giró su mirada a un lado y vio la cara que no parecía tener impresión
alguna.
—…O-oh…
Sin saber cómo reaccionar, lo primero que hizo fue afirmar sutilmente con la
cabeza.
Minoru iba a la Secundaria Yoshiki, una escuela pública ubicada en la
Prefectura de Saitama, y él estaba en el mismo año, pero sus clases eran
diferentes. Minoru estaba en la Clase 1, la cual estaba en el lado opuesto del
recinto escolar, y habiendo estado en ese instituto por tan solo ocho meses, era
entendible que no recordase el rostro de alguna chica llamada Tomomi Minowa.
Él solo había pensado cosas de esas cuando Tomomi volvió a abrir su boca.
—…Y estuve en la Clase 2 en Hachi Middle en octavo grado.
—…O-oh…
Esta vez asintió más fuerte que antes.
El Hachiou Middle School era otro colegio al que Minoru había asistido.
También recordaba haber estado en la Clase 2 cuando estudiaba octavo grado.
Eso significaba que hace tan solo dos años –no, técnicamente un año y nueve
meses–, la chica que Minoru tenía ante él había sido su compañera.
Recordar los rostros de la gente no era su punto fuerte. No los miraba
apropiadamente durante las conversaciones, por lo que se podía decir que era de
esperarse. Aun así, debió haberle hablado, al menos, un par de vece si habían
estudiado en la misma clase durante un año. ¿Acaso esa dificultad de recordar
significaba que sus corridas diarias para reiniciar la memoria estaba siendo más
efectiva de lo que pensaba…?
Mientras Minoru pensaba en esas cosas, de su cerebro surgió un leve recuerdo
e inmediatamente cambio la expresión de su cara. Frunció el ceño tratando de
deshacerse de ese recuerdo lejano.
— Eh… Minowa… Minowa… Oh… me parece que solías tener el cabello más
largo –Minoru murmuró.
En un destello, la sonrisa regresó al sombrío rostro de Tomomi. Ella
rápidamente asintió, sacudiendo su corto cabello.
— ¡Si, así es! Me lo corté antes de comenzar la secundaria.
—…Ah…
¿Acaso era el punto donde se suponía que preguntara por qué se lo había
cortado?
Pero afortunadamente no tendría que preocuparse por eso; Tomomi salió dando
la respuesta mientras se agarraba los extremos de su cabello, el cual fue cortado
3 centímetros por encima del hombro.
— El cabello largo no está permitido para los nuevos miembros del equipo de
atletismo. En la escuela media estaba bien mientras lo amarrases, claro.
— Ah, con que es así –dijo Minoru, dando la respuesta más neutral posible.
Minoru terminó pensando que, si ella encontraba las reglas de equipo
irrazonables, solo debería hacer que las mejoraran, o ella dejara el equipo, pero
él no dijo nada de eso. Él había escuchado que los clubes, y equipos deportivos
en partículas, no eran fáciles de abandonar, y si los nuevos miembros se quejaban
por las viejas reglas, crearía otras molestias en ello o en sí mismas.
“No, eso está más allá del punto”
Poniéndolo simple, a Tomomi Minowa le gustaba el atletismo… amaba correr.
Por eso, probablemente estuvo dispuesta a cortarse el cabello.
Esos pensamientos llamaron otro destello de recuerdos: una chica en escena en
una asamblea estudiantil matutina haciendo reverencias mientras el director le
entregaba un certificado de aprobación, su coleta se balanceaba alegremente en
la parte posterior de su cabeza.
— Oh… Minowa, ¿por casualidad, competiste en las nacionales en el último
año de la escuela media…?
— ¡Tardaste mucho en recordarlo! –Tomomi gritó con una expresión de
disgusto antes de volver a su sonrisa–. Pero así es como son las cosas cuando
siempre hablas sobre las extracurriculares de alguien más, ¿cierto? Y aunque fui
a las nacionales en la escuela media, quedé en el décimo lugar… Y este año, no
logré pasar a las calificaciones de la prefectura…
— B-bueno, creo que es grandioso. No es fácil estar entre los diez mejores del
país.
Un sonrojado Minoru había tratado de calmar las cosas, pero por alguna razón,
la boca de Tomomi volvió a hacer un puchero.
—…Dices eso, pero Utsugi, no podía siquiera estar a tu altura.
— ¿Eh?
— ¡Comencé a seguirte cuando te vi en el puente Hanekura, pero hasta que
llegué aquí, no pude siguiera acercarme a ti!
—…N-no lo noté.
—…Por lo que veo, ni siquiera estás sudado.
— Es debido al frio que hace hoy… –dijo, dando excusas mientras sentía
pánico interno.
No había comprendido para nada que una estudiante de su misma escuela lo
hubiese visto correr que ella lo hubiese estado siguiendo. Lo peor, su ritmo había
sido tan—— Él nunca había soñado que se pondría al mismo nivel que una
miembro del club de atletismo femenino que había ido a las nacionales.
Los enormes ojos marrones de Tomomi se fijaron en Minoru con una mirada
fuerte cuando él quedó en silencio.
— Utsugi, ¿no corriste nunca en la escuela media o secundaria?
—…No.
— ¿Corres a diario aquí? ¿Desde cuándo? ¿Qué tanto corres?
— Eh…
Él no sabía qué exagerar o minimizar para engañarla, por lo que respondió con
honestidad.
— Unos diez kilómetros durante cinco años.
— ¡Vaya——! ¡Asombroso! Ni siquiera en nuestro equipo hay tanta gente que
practique cada mañana de forma independiente, y menos así –dijo Tomomi
audiblemente, dando su interpretación de la respuesta de Minoru con otra sonrisa
en su rostro. Luego fue directa y dijo las palabras que Minoru había temido–.
¡Eres muy rápido, deberías unirte al club!
— Eh… Eh…
No era como si pudiese responder ‘eh-eh’ a todas las cosas.
De pertenecer a un club, él probablemente habría construido muchas veces más
recuerdos de los que había hecho hasta ahora. Además, la velocidad que había
despertado el interés de Minoru no era algo que había ganado por correr durante
cinco años. Solo podía pensar que fue causado por ese algo que entró en su cuerpo
hacía tan solo tres meses.
No había forma de que pudiese competir contra los miembros del club de
atletismo – quienes sinceramente se estaban esforzando – con lo que podía
llamarse una habilidad prestada. También estaba la posibilidad de que,
repentinamente, pudiese perder su velocidad de la misma forma como la había
ganado. Si se unía al club porque ella lo invitaba y en eso se volviese más lento…
El solo hecho de pensalo lo había sudar frío.
—…Bueno…
“No es como si esté corriendo para ser más rápido”
Minoru seguía rebuscando en su cerebro por una buena respuesta, pero antes
de poder juntar las palabras…
— ¡…!
Sus oídos – los cuales se habían vuelto más sensibles últimamente – captaron
algo como un ligero chirrido. Mirando por reflejo a su derecha, vio una sombra
avanzando rápidamente hacia ellos a través de la densa niebla matutina.
Una bicicleta – un ciclista. Iba a cruzar a través del espacio entre los postes sin
disminuir. Y encima de ese camino estaba Tomomi Minowa. No era claro si el
ciclista era consciente de las figuras frente a él, pero Tomomi obviamente no lo
había notado.
A estas alturas, ellos se tocarían – no, chocarían – en menos de tres segundos.
Si iban a ser golpeados por una bicicleta que parecía ir a 30 kilómetros por hora,
no saldrían de ahí con solo rasguños.
Finalmente, visualizando a Tomomi, el ciclista gritó:
— ¡Oye!
Ante ese grito, Minoru finalmente se movió. Dando un paso hacia adelante,
extendiendo su mano derecha, y envolviéndola alrededor de la espalda de
Tomomi, jalándola hacia la izquierda. Los delgados neumáticos de la bicicleta de
carreras se pararon mientras el ciclista presionaba los frenos, deslizándose por la
carretera humedecida por la niebla matutina.
Minoru había empujado a Tomomi fuera del camino de la bicicleta, y como
una reacción, él cayó hacia adelante. La bicicleta se acercó desde la derecha,
incapaz de detenerse.
Lo golpearía.
Minoru contuvo el aliento. Su corazón latió.
En eso——
Algo sucedió.

Todos los sonidos murieron. Todo su campo visual adoptó un color


ligeramente azul.
Las suelas de sus zapatos dejaron el suelo, su cuerpo se elevó unos centímetros.
Las palancas de freno, pegadas como cuernos en los mangos de la bicicleta de
carreras, hicieron contacto con el brazo derecho de Minoru. O eso es lo que debió
haber sucedido.
Pero Minoru no sintió nada. No hubo dolor, impacto, ni mucho menos la
sensación de tocar algo.
Aunque la bicicleta viró a la derecha como si hubiese sido desviada y
balanceada, el ciclista apenas recuperó el equilibro y regresó al centro de la pista.
Casi al mismo tiempo, ese algo que visitó a Minoru, lo dejó.
El color del mundo volvió a ser el de siempre, sus pies flotantes tocaron el
suelo. El extraño silencio había desaparecido, trayendo nuevamente la gran
variedad de sonidos ambientales.
— ¡Ten más cuidado! –rugió el ciclista.
Se volvió para mirarlos a través de sus lentes de sol mientras avanzaba
lentamente, luego aceleró la bicicleta hacia el norte.
Minoru no tuvo tiempo de ser agradecido por no haber sido un gran accidente.
“¿Qué fue lo que sucedió?”
Tratando de mantener el equilibrio, suspiró. Se llevó la mano a la frente de sus
ojos.
La bicicleta definitivamente debió haber entrado en contacto con su mano. Eso
no fue un roce. El impacto debió ser suficiente para cambiar el curso de la misma,
por lo que era extraño que él no hubiese sido enviado a volar, o que tuviese un
moretón.
Pero no importaba cuantas veces analizara su mano derecha, no podía
encontrar moretones o cortes. Claro está, no había ni dolor.
— ¡U-Utsugi! ¿Estás bien?
Escuchando esa pregunta con una voz ronca, Minoru bajó su mano derecha,
miró hacia su izquierda.
Estaba Tomomi Minowa, con ambas manos en frente de su pecho. Sus cejas,
las cuales estaban bien definida para una chica en estos días, estaban levantadas
por impresión. Las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos abiertos, y su
boca tenía forma de un ovalo. Al ver esa expresión tan totalmente amplia——
Una pequeña risa se le escapó. Sonrojado, Minoru se cubrió la boca y se
disculpó.
— L-lo siento. Tu rostro se vio demasiado gracioso, Minowa.
Tomomi parpadeó ante eso, confundida, y luego sus mejillas se ruborizaron.
— ¿Y qué? ¡Estaba preocupada! ¡Las cosas siempre se han mostrado en mi
rostro! ¡Más importante, ¿estás herido?! ¡La bicicleta te acaba de golpear!
—…Sí, pero…
Minoru ajustó su expresión y le mostró su mano derecha.
— Parece que está bien. No estoy herido en ninguna parte.
— ¿E-en serio? Me alegro… –dijo, pareciendo lo más aliviada posible.
Luego se mordió suavemente el labio y de repente miró al suelo.
— Lo siento. Fui realmente una tonta, gracias por ayudarme.
— E-está bien… Me alegra que no te hicieras daño.
Incluso ante esa respuesta de Minoru, la pequeña corredora se mantuvo
cabizbaja unos cinco segundos más, luego la levantó tímidamente.
—…Casi me arrolla una bicicleta antes. Por eso es que siempre he salido a
entrenar en Akigase, pero…
El lugar que Tomomi mencionaba era un enorme parque construido en el
terraplén a lo largo del curso principal del río Arakawa al suroeste del distrito
Sakura de la ciudad de Saitama, prefectura de Saitama. Era un lugar popular para
trotadores, pero Minoru no frecuentaba mucho el lugar. Cuando iba a un gran
parque, no solo el Akigase, se despertaban viejos, viejos recuerdos.
—…La bicicleta iba bastante rápido en este camino, ¿eh? Pero me alegra que
nada pasara.
Minoru dijo esas palabras luego de haber estado pensando, Tomomi
finalmente mostró una sonrisa.
— Sí. Gracias, Utsugi, en serio. Hemos de ir a un retiro de entrenamiento con
otros equipos muy pronto, por lo que habría sido terrible si yo me lastimase.
Utsugi, realmente, siempre has sido…
Ella hizo una pausa y Minoru giró la mirada ligeramente.
Ante eso, la expresión de Tomomi se volvió más vacilante. Luego comenzó
a hablar.
—…Eh, hubo una vez en octavo grado donde realmente alzaste tu voz en
clase –lo cual era inusual en ti, ¿no, Utsugi? Lo recuerdo bien. Te enojaste
porque el profesor decía cosas malas sobre tu hermana. Yo me molesté mucho,
y quería contestarle al profesor, pero tuve mucho miedo. Fue ahí cuando pensé:
“Utsugi tiene algo de valor… y es buena persona…”
Esas palabras de Tomomi…
Minoru las había dejado de escuchar a la mitad.
No podía respirar. Su temperatura corporal se elevó, pero sus extremidades
estaban tan frías como el hielo.
Él lo había olvidado – era un recuerdo que ya debería haber olvidado. Uno
del que no debería ni recordar una palabra.
Mantuvo la mirada en el suelo. Apretó sus manos con fuerza. De alguna
forma logró inhalar y exhalar a través de su garganta cerrada.
— ¿Utsugi? –dijo Tomomi, dudosa.
—T-tengo que llegar pronto a casa, o llegaré tarde a clases. Bueno, nos
vemos…
Minoru respondió con una voz ahogada, sin siquiera mirarla.
Luego volteó su rostro en otra dirección y corrió a toda velocidad hacia las
escaleras un poco más adelante. Tomomi Minowa pensaría que se veía extraño
corriendo así. Para ser precisos, que pensaran de él como un extraño le
produciría más recuerdos que no pudiese borrar fácilmente.
Sabiendo esto, no podía evitar no correr.
“…Y he estado trabajando tan duro para no destacar. Entonces, ¿por qué la
gente sigue recordándome? ¿Por qué simplemente no me dejan solo?”
Soledad. Él quería tener soledad. Quería mantenerse acurrucado por siempre
en un mundo negro donde no se mantuviese en los recuerdos de nadie y no
recordase a nadie.
Incluso ya habiendo bajado las escaleras de concreto, e ingresado a la calle
residencial, Minoru seguía corriendo desesperadamente. Ese fenómeno anormal
que lo había invadido –o protegido– antes fue olvidado casi por completamente.
2
¡Malísimo!
Estaba asqueroso. Era basura que no merecía ser llamada comida.
Hikaru Takaesu escondía perfectamente su burla mientras bajaba su cuchillo
y tenedor, y se secaba la boca con una servilleta.
Cuando levantó su vaso de vino y lo acercó a sus labios, quiso tomar el objeto
inorgánico liso y duro y triturarlo completamente en su boca para limpiar su
paladar – la urgencia lo atacó, pero claro, no podía hacerlo.
Tras retener un sorbo de vino blanco en su boca y saborearlo como si
estuviese masticándolo, tragó. Tal como el mesero le había sugerido, tanto el
aroma como el sabor del vino carecían de algo; aun así, era mucho mejor que la
comida.
Con la copa en su mano derecha, bajó la mirada al montón de espagueti que
quedaba en el plato. Había escuchado que el fettuccine1 casero era el platillo
que destacaba en el menú de este restaurante, si esto era lo mejor que podían
hacer, usar tallarines secos quizá habría sido mejor y más comestible. A
diferencia de los tallarines secos, cuando se volvía pasta que no era preparada
al dente2 porque el centro quedaba crudo, si uno no prestaba mucha atención a
los ingredientes, la preparación de la masa, y el ajuste de cocción, era fácil
perder la firmeza, la cual era el alma de la pasta.
Ese era el caso con el fettuccine en este restaurante. La harina era mala, el
amasado era pésimo, y la forma de cocción era asquerosa.
Como resultado, no había firmeza al masticar y se reducía a una masa babosa,
pegajosa y empelotada.
Firmeza. El factor que debía ser considerado el más importante al cocinar, no
solo la comida italiana que Takaesu criticada principalmente, no era el sabor,
aroma o presentación, sino firmeza—— la forma como se sentía en la boca.
Morder, rasgar, triturar, aplastar. Esas acciones activaban los instintos
primitivos en los seres humanos y creaban la satisfacción en el acto de comer.
Cualquiera preferiría el sabor de un tazón de carne 300 yenes con nervudo

1
N.T: Un tipo de pasta.
2
N.T: Al dente es el estado de cocción de la pasta o el arroz que demuestra firmeza al ser mordida.
importado sobre carne Kuroge wagyu convertido en sirope usando un triturador
de alimentos.
Los chefs que no tenían el instinto para usar la textura a su favor, realmente
carecían de talentos en otras áreas. A estas alturas, el secondo piatto3 siendo
servido luego probablemente también sería una decepción. Él preferiría
levantarse e irse, pero no podía. Había venido aquí por sugerencia de alguien en
los medios que frecuentaba este lugar, por lo que no tenía más elección que
escribir un artículo que estaba presentándose por su propia cuenta.
Tomó su cubierto de mala gana, y cuando se forzaba a dar otro bocado al
fettuccine que era más asqueroso que comida de perro, un hombre con atuendo
de chef salió de la cocina.
El sonriente, y barbudo hombre que no daba impresión de estar limpio era el
jefe y dueño del restaurante, si a Takaesu no le fallaba la memoria.
— ¡Buenos días, Sr. Takaesu! ¿Qué le parecen todo hasta ahora? –el hombre
se dirigió audiblemente hacia Takaesu, quien le devolvió la sonrisa solo por
apariencia.
— Lo estoy disfrutando, gracias.
— Bueno, me alegra oírlo. Le serviremos más platillos preparados
cuidadosamente esta noche, y… ¡Oh! Correrá por cuenta de la casa. ¡Este
próximo platillo será muestra! –dijo el chef, colocando una copa llena de vino
spumante rosso en la mesa.
Cielos, ¿qué tipo de sentido podía tener este chef? En realidad servido vino a
Takaesu –y vino espumoso– detrás del restaurante sin siquiera mostrarle la
botella. Takaesu pudo sentir como su irritación se alzaba de nuevo, pero el chef
no mostró signos de haberlo notado, y por alguna razón eligió esta vez para
estrechar manos.
Sin más alternativa, se levantó extendió su mano derecha mientras sonreía.
“¿Por qué no lo masticas…?” –algo en él le susurró.
Él levantó un dedo tosco, rustico y manchado de tabaco de una mano derecha
que no podía creer que perteneciera a un chef y… le dio una leve mordida.

3
N.T: Proviene del italiano y significa Segundo Platillo. Se refiere generalmente al grupo de platos principales
en gastronomía italiana.
Tras dividir la piel y la carne y llegar a la falange, lentamente aplicó más
presión. Todas las texturas estaban ahí: primero, la membrana del hueso exterior
se separó, el hueso compacto crujió y los canales de Havers4 se asomaron.
Luego la membrana del hueso interno dio su resistencia final. Cuando Takaesu
mordió con más fuerza, el increíblemente jugoso tuétano estalló. Al dente. Al
dente. Un al dente placentero.
— ¿Señor…? –preguntó el chef. Una ligera confusión se notó en su voz.
Takaesu parpadeó. Comprendió que aún seguía apretando la mano derecha
del chef, y la soltó mientras aún sonreía.
— Qué rudo de mi parte. Solo pensaba en cómo esta mano había creado la
maravillosa comida de esta noche y quedé conmovido.
Ante esto, el chef le devolvió una sonrisa tensa mientras masajeaba su mano
derecha con la izquierda.
— Oh, ¡ja, ja! Soy yo quien quedó conmovido al escuchar eso de alguien de
su categoría, señor.
La razón por la que el chef estaba un poco nervioso quizá no se debía a que
Takaesu había apretado su mano por unos cinco segundos, sino porque él no
fue quien elaboró el montón de platillos. Takaesu, sin embargo, no estaba
interesado en quejarse por eso. El día que comiera espagueti fresco amasado
por manos que estaban llenas de tabaco era el día en el que necesitaría darle a
alguien una retahíla considerable en su revista, incluso si tuviese que quemar
un puente o dos.
Mirando al chef regresar rápidamente a la cocina, Takaesu enderezó el cuello
de su traje personalizado y se sentó. Tomó un sorbo del vino espumoso, calmado
a esa cosa que latía en el suave tejido de su mandíbula inferior. Thump. Thump.
La fuente de esa sensación de comezón, dolorosa, incómoda, pero placentera
era una protuberancia con un diámetro menor s los dos centímetros. Él no había
sido doctor, pero estaba convencido que no se trataba de ningún tipo de tumor.
Sabía eso porque el orbe rojo –parecido al ojo de una criatura viviente– no se
trataba de algo nacido dentro del cuerpo de Takaesu.

4
N.T: También llamado conducto de Havers, es por donde circulan los vasos sanguíneos y nervios que se
ocupan de la irrigación de las células estructuradoras del tejido óseo compacto.
El ojo había venido de algún lugar de fuera. Fuera de Tokio... Japón… y
quizá de la mismísima tierra. Y una noche, hace 3 meses, se deslizó hacia la
parte inferior de su mandíbula y le otorgó dos cosas: lo primero era la necesidad
de masticar. Lo segundo era el poder para hacerlo.
Desde entonces, esa cosa – ya que estaba dentro de su cuerpo debería llamarla
esta cosa – lo tentaba constantemente. Lo incitaba a llevar cosas a su boca,
morderlas, masticarlas. Le decía que ya no era humano, sino un depredador
moviéndose hábilmente a lo largo de lo más bajo de la ciudad en busca de una
presa.
Pero mientras Takaesu era capaz de llamarse a sí mismo un crítico
gastronómico, no tenía intención de colocar cosas en su boca si no tenían valor
de ser mordidas. Cosas como los dedos del chef-propietario, que olían a tabaco,
por ejemplo.
“…contente solo un poco más”
Cuando le susurró esto al ojo dentro de su boca, la pulsación cesó
gradualmente. Pero probablemente no se comportaría bien por mucho. La
última vez que había masticado huesos fue hace tan solo una semana.
Justo cuando Takaesu comenzaba a recordar el banquete lleno de éxtasis de
hace siete días, el mesero finalmente llegó con el secondo piatto. Un
saltimbocca5 de ternera sin una pizca de originalidad fue colocado en la mesa.
Él podía imaginar su sabor con tan solo mirarlo. Y encima de eso, estaba pasado
de cocción.
Si la carne al menos tuviese huesos… No, aún si los tuviera, no sería capaz
de tomar uno entero en su mano y roerlo.
Además de suspirar, Takaesu extendió una mano para tomar su cuchillo,
forzando una sonrisa que parecía decía que lo disfrutaba tremendamente.

Lleno de alivio al salir del restaurante, él sacudió su cabeza y comenzó a


dirigirse hacia el estacionamiento donde tenía su vehículo.
La carretera era grande, pero para ser las seis de la tarde, no había muchas
personas cerca. Incluso en los rascacielos que se elevaban sobra su cabeza, la

5
N.T: Saltimbocca (Salto en la boca).
mayoría de las ventanas estaban sumidas en oscuridad. El nombre “Nuevo
Centro Urbano de Saitama” sonaba dinámico, pero ¿realmente habría un día en
que este tomaría el lugar de centro de la ciudad de Tokio, Shinjuku? Por lo
menos, tenía la certeza de que cuando ese día llegase, ese restaurante italiano
definitivamente cerraría. Lo que a él le molestaba que es estuviese siendo
forzado a redactar un artículo sobre el lugar.
El sabor pegajoso de la pasta cruda, aun se mantenía en su boca. De todos
modos, quería llegar rápido a su coche, para cepillarse lo más pronto posible.
En la guantera del vehículo poseía una botella de agua mineral y un cepillo con
crema dental viajero. Creyó que su humor se aliviaría un poco luego que fuese
capaz de lavarse los dientes tanto como pudiese con un cepillo dental cubierto
con pasta de diente. Frotar. Frotar. Después de todo, sin importar la cantidad
de tiempo que durase cepillándose, no le causaría dolor. Eso no solía ser así.
Cuando volviese a Tokio, localizaría su próximo hueso y masticaría el
contenido de su corazón sus dientes limpios. Ya había preparado cuatro
objetivos. Necesitaba planificarlo con más cuidado que antes, pero el tiempo
pasado planificando los detalles de su menú para la cena era otra parte de la
diversión.
Caminó otros veinte o treinta metros por la carreta que pasaba cerca del
Saitama Super Arena hasta que llegó de nuevo al estacionamiento, los tacones
de sus zapatos hechos a la medida sonaron audiblemente. Se detuvo brevemente
en la entrada y miró su Maserati Grand Turismo de color azul oscuro. El
glamoroso cuerpo que rebosaba con un sentido de poder. La rejilla ovalada que
brillaba como una hilera de diente. Las tres aberturas que tenían un parecido a
unas branquias. Este carro era un tiburón. Y lo que es más, era un tiburón mako,
el más rápido de todos los tiburones. El cuarto tiburón favorito de Takaesu.
Su humor probablemente mejoraría una vez que se acomodase en la cabina
de copiloto, saltase a la autopista desde la elevación cercana, y colocase su pie
en el acelerador. Antes de eso, lo primero era cepillarse los dientes.
Cuando se detuvo en su carro y estaba a punto de quitar el seguro a la puerta
– fue cuando sucedió.
Takaesu abruptamente dejó de moverse. Algo olía bueno. Su nariz se torció
mientras olfateaba. En alguna parte dentro del escalofriante aire decembrino
había un olor débilmente dulce. No era flores, ni mucho menos perfume.
Era el olor de un hueso y musculo bien firmes, desarrollados y saludables.
Su sentido auditivo, seguido solo después de su sentido del olfato, captó el
sonido de ligeros pasos. Situándose más cerca de su gran carro, Takaesu esperó
al dueño de esos pasos que se acercaban.
La persona que pronto apareció en su campo visual era una jovencita trotando
por la acera, y usando un traje deportivo. Una estudiante de escuela media o
secundaria. Su cabello corto no estaba teñido, y no olía a cosméticos o alguna
sustancia química. El único olor que provenía de su piel empapada de sudor era
el saludable aroma del cuerpo de una persona, uno parecido a la leche.
Entre el sonido seco de los zapatos golpeando el asfalto, captó el eco del
hueso. Takaesu estaba mayormente inclinado hacia los huesos de las piernas –
la armonía que sonaba entre la tibial despreocupada y el agraciado peroné.
Maravilloso.
Tal como su nombre indicaba, el hueso compacto que formaba la capa
exterior del hueso estaba finamente ligado. Es de suponer que la chiquilla, desde
su infancia ha estado tomando suficiente calcio y vitaminas. Él sentía como si
pudiese ver la membrana del hueso exterior brillando de color blanco como una
perla bajo sus músculos desarrollados.
Luego cuando los pasos se acercaron al estacionamiento, Takaesu abrió sus
ojos y lamió sus labios suavemente.
Thump. Thump.
El ojo rojo latió en medio de su mandíbula inferior.
“Muérdela, muérdela” –lo invitó eso.
— No seas tan ansioso… compagno6 -Takaesu le susurró a eso.
Tras esperar un poco, él dejó el estacionamiento.
La figura de la chica retirándose se había hecho más pequeña. Pero mientras
Takaesu tuviese su sentido del olfato, agudo como el de un tiburón, rastrearla
no sería un problema aunque la perdiese de vista por completo.

6
N.T: Compañero en italiano.
Levantando el cuello de su abrigo, Takaesu comenzó a caminar, mientras una
débil sonrisa se ocultaba detrás de la tela.
3
El cielo el día miércoles 4 de diciembre estaba lleno de nubes, anunciando el
acercamiento del sistema de bajas temperaturas.
Minoru condujo su bicicleta los seis kilómetros que le tomaba llegar a la
escuela secundaria desde su casa al extremo norte del distrito Sakura en la
ciudad de Saitama, cruzando la línea Metro Express Saitama Omiya, la línea JR
Saikyou, y la línea Touhoku Main. Tenía una bicicleta ordinaria, no una
deportiva como con la que había colisionado ayer.
Seis kilómetros era una distancia que podía correr fácilmente, pero luego
tendría que cambiarse de ropa en la escuela. Más importante, Minoru destacaría
si imitaba a la gente en los clubes deportivos cuando no estaba en uno. ¿Cómo
sería capaz de pasar las escasas tres semanas que quedaban del 2019 sin
incidente alguno? Esa era la única e importante razón que a Minoru le
preocupaba.
En este sentido, lamentaba lo que había sucedido el día anterior por la
mañana. Salió huyendo de pánico como un tonto, dejando sola a Tomomi
Minowa.
Antes de hacerlo, si se hubiese movido hacia la derecha luego de notar que
el ciclista se acercaba hacia ellos, probablemente habría logrado que Tomomi
se pusiese a salvo sin tener que protegerla de una forma tan exagerada. Desde
el comienzo, un simple saludo habría sido suficiente para finalizar las cosas si
extender la conversación.
Creía que había entendido que mantener una extensa conversación con
alguien incrementaría los recuerdos que quería borrar.
Pero de nada valía llorar sobre leche derramada.
Incluso si rezaba para que Tomomi olvidara todo lo del día de ayer,
probablemente no habría nada que hacer además de evitar reunirse con ella por
un buen tiempo. A partir de esa mañana, él había cambiado su ruta habitual.
Aunque los dos estaban en el mismo año e inevitablemente tendrían que pasar
por el campo del instituto, no habría ninguna razón por la que Tomomi
estableciera conversación con un estudiante del estatus de Minoru en un lugar
tan público. Ella, después de todo, había competido en las nacionales y era la
mejor esperanza del club de atletismo; en otras palabras, estaba en el puesto más
alto en la lista de los mejores de la escuela.
Esos pensamientos volaron por la mente de Minoru mientras él terminaba de
recorrer los seis kilómetros hasta la escuela. Detuvo la bicicleta cerca del
aparcamiento de estudiantes y le puso la cerradura. Él quería hacer lo posible
para evitar el problema de no encontrar su bicicleta cuando quisiera irse a casa,
por lo que usaba una cadena gruesa que requería una llave.
Tomando su bolso de mensajero impermeable, Minoru cubrió con su bufanda
la mitad de su cara y se dirigió a la entrada al igual que los demás estudiantes.
Del estante de zapatos, saco las zapatillas de la escuela, colocó dentro las que
trajo de casa y cerró la puerta metálica, girando el seguro de combinación de
tres dígitos al azar. Por fortuna, usando un pequeño candado mantendría sus
cosas a salvo, pero el riesgo de destacar de mala forma era enorme. Una vez
llegabas a secundaria, era difícil imaginar a la gente haciendo bromas al ocultar
los zapatos. La mayoría de los estudiantes ni siquiera usaban una combinación,
pero para Minoru, eso era algo natural y no había nada que se pudiera hacer.
“Al final del día, supongo que no confío en los demás. Es muy tarde para
cambiar las cosas ahora, por lo que supongo que sólo tendré que evitar
mostrarlas. Mantenerme quieto todo el día sin tener conversaciones
innecesarias con nadie. En fin, no creo que haya alguien que se preocupe por
mi actitud”
Minoru había pasado la mañana, absorto en su introspección negativa.
Alguien detrás de él le dio una palmada en la espalda. La cual vino
acompañada por una voz enérgica:
— ¡Buenos días, Utsugi!
El cuerpo de Minoru se tensó por un momento, y luego se dio la vuelta
extrañamente.
Tomomi estaba frente a él vestida con ropa deportiva de la cabeza a los pies,
mostrando una sonrisa inocente. Cargaba una mochila de color amarilla en los
hombros, la cual parecía estar llena de sus cuadernos, utensilios de escritura, y
equipo de atletismo. Tenía la frente ligeramente sudada.
“Ella no debería estar conversando conmigo en la escuela”
Encogiéndose de hombros ante el hecho de que su predicción reciente había
sido refutada como si nada, Minoru hizo lo posible por devolverle el saludo.
—…Buenos días, Minowa.
Dada a la situación, lo primero que quería hacer era pedir disculpas por
haberse escapado el día de ayer, pero no encontraba las palabras adecuadas. Sin
embargo, Tomomi estaba frente a él y no podía quedarse callado. Debía
encontrar una forma de manejar esto sin ofenderla…
Después de ese último pensamiento, rápidamente dijo:
— ¿Vienes trotando a la escuela todos los días?
Ante eso, Tomomi asintió mientras se quitaba los zapatos deportivos y pisaba
el suelo de madera.
— Sí, pero solo es un trote suave. Por cierto… ya perdí la cuenta de las veces
que me has pasado por un lado en tu bicicleta, Utsugi.
— Oh… lo siento, no lo había notado.
Aun habiéndose disculpado, Minoru no pudo evitar seguir preguntando por
curiosidad.
— Además de Minowa, ¿hay otros estudiantes que también lo hacen?
— Eh, hasta donde se conoce, dentro del club hay otros tres chicos y chicas
que lo practican. Si se incluye a todos los equipos deportivos, debería haber más
gente, ¿no? Debido a que las aceras son muy amplias, es más fácil correr.
— Ah… ¿sí…?
— ¿Quieres intentarlo, Utsugi? ¿Dónde quedaba tu casa?
— Oh, es cerca de la planta de tratamiento de agua del distrito Sakura.
— ¿Eh? ¿Para allá? Es un poco lejos. Hay aproximadamente seis kilómetros,
¿cierto?
— Sí, algo así. ¿Y tú, Minowa?
— Un poco más de cuatro kilómetros. Bastante cerca de tu casa, Utsugi…
Pero supongo que no es para sorprenderse, puesto estudiamos juntos en la
escuela media.
La verdadera razón de la manera natural de ese dialogo desde la entrada de
la escuela hasta el salón de clases, era porque la mitad de la mente de Minoru
estaba distraída. Mientras que la otra mitad pensaba en las posibilidades de
correr de su casa a la escuela.
Para evitar inconvenientes, Minoru siempre mantenía las cosas que cargaba
consigo a un mínimo absoluto, por lo que si podía ir sin su bicicleta, no podía
hacer algo mejor que eso. Hace seis meses tuvo un inconveniente una vez que
una llanta se le reventó y tuvo que llevar su bicicleta hasta la tienda más cercana.
No le había pasado aún, pero obviamente, el riesgo de correr hacia un peatón o
un carro era más alto de lo que lo era si caminaba.
Sin embargo, si alguien viera a Minoru correr de su casa a la escuela, pensaría
que es extraño ya que él no estaba involucrado en los deportes. También
necesitaría comprar una nueva mochila. Él tenía suficientes ahorros para ellos,
pero su hermana Norie le había regalado en pasado mes de abril el bolso de
mensajero que tenía ahora, por lo que se sentiría culpable si dejara de usarlo tan
solo seis meses después. Además que, el impuesto al consumidor fue aumentado
recientemente al doce por ciento…
—…gi. Oye, Utsugi.
— ¿Ah…? Oh, lo siento…
— Estamos en tu salón de clases.
Al escuchar eso, comprendió que en algún punto se habían detenido frente a
la puerta de la Clase Uno de los estudiantes de segundo año.
Tomomi se echó a reír.
— Si quieres correr hasta la escuela, nos podemos encontrar en algún sitio en
la mañana y correr juntos –luego de decir eso, con gesto se despidió y se dirigió
a su salón de clases.
Minoru graznó inadvertidamente mientras, con efecto retardado, se daba
cuenta de que muchos estudiantes lo observaron conversando con n la estrella
del departamento de atletismo.
“¿Venir juntos corriendo a la escuela?”
Era ridículo, inconcebible, y el solo hecho de pensarlo era aterrador.
“Si pudiese permitirme regresar cinco minutos atrás. No, por favor, regresa
veintisietes horas, hasta ayer en la mañana. Si eso es imposible, al menos borra
los recuerdos de Minowa y yo conversando frente a todo el colegio”
Orándole al creador del mundo, Minoru silenciosamente entró al salón de
clases.

Por supuesto, el tiempo no retrocedió.


También, el haber visto a Minoru y Tomomi caminar juntos y hablar, no
desapareció de la mente de los estudiantes.
Después de clases.
Minoru quitó la cerradura del casillero donde guardaba sus zapatos, al abrir
la puerta, un trozo de papel bastante pequeño cayó suavemente al suelo. Al
parecer estaba atrapado entre la puerta y el marco del mismo.
Incluso con un presentimiento desagradable, se dispuso a recoger el papel
que había caído en el piso de madera. Parecía una hoja arrancada de cuaderno,
en él había palabras garabateadas en fila. Decían: “Ven a la parte trasera del
dojo”
—…Oh…
Ya que era la primera vez que Minoru recibía ese tipo de llamados, la palabra
se deslizó de su boca involuntariamente; aun así no podía tomar las cosas con
calma.
Podía seguir las instrucciones en el papel, o simplemente ignorarlas. Con el
objetivo de no arruinar su pacifica vida, tenía que analizar seriamente cuál
decisión tomar.
Por ahora, se cambió los zapatos, salió, y se detuvo, mirando en ambas
direcciones. Si decidía ir al aparcamiento de bicicletas, debería girar hacia la
izquierda. En cambio sí optaba por ir al dojo tendría que elegir el camino de la
derecha.
El aire que contuvo en sus pulmones se convirtió en un extenso suspiro y
salió como un ‘ah’. Luego, Minoru giró su cuerpo hacia la derecha.
El único motivo de ese llamado que pasaba por la mente de Minoru, era su
conversación con Tomomi Minowa. Por supuesto, ella no sería la que lo
esperara, sería otra persona que tuviese un problema con que ellos hablaran. Si
Minoru podía convencer a esa persona que lo había llamado de que no había
designios en ella, él podría terminar esto y volverlo un evento irregular.
Un vez que cruzó un par de pasillos y pasó al lado del gimnasio, el dojo
cuadrado llegó a la vista al frente. A sus lados y en la parte posterior había
matorrales, aun estando en invierno, la zona era muy oscura. Era la primera vez
que Minoru ponía un pie allí.
Pisando con cuidado el terreno resbaladizo y cruzando por la esquina del
edificio, inmediatamente escucho una serie de voces que venían de su destino.
—Oh… llegó, llegó. Ahora me tienes que comprar pollo frito.
— ¿En serio? No dudó en venir.
— Espera, ¿no fuiste tú quien me dijo que lo llamara?
Mirando hacia adelante, observó a varios estudiantes de sexo masculino,
vistiendo chaquetas deportivas. A juzgar por el tipo de diálogo, los dos que
estaban apoyados a la pared eran de grados mayores, mientras que, el que estaba
a cierta distancia era de un grado menor.
Deteniéndose a cinco metros de ellos, Minoru observó a los chicos sin decir
nada. Esta escuela jamás había tenido estudiantes delincuentes o pandilleros,
pero no había ningún un rastro de peligro en la apariencia de estos tres.
A pesar de que parecía que tuviesen una pequeña apuesta sobre si Minoru
vendría o no, ellos realmente daban la impresión de ser deportistas
extremadamente normales.
Minoru se pasó con una mezcla de estar atento y aliviado. En eso, uno de los
estudiantes de secundaria que estaba arrimado a la pared, con una sonrisa
amistosa dijo:
— Eh, ¿eres Utsugi? Discúlpanos por haberte llamado de repente.
—…No es nada.
Trato de decir la menor cantidad de palabras, mientras observaba a los tres
chicos.
A pesar de que el chico de cabello largo estaba sonriendo, el otro que estaba
arrimado a la pared, quien tenía el cabello rapado como un monje, tenía una
seriedad marcada en su rostro a pesar de haber ganado la apuesta. Las ordenes
escritas en el papel que estaban en el casillero, parecían ser obra del chico de
menor grado, pero simplemente era porque estaba cumpliendo con una orden.
En eso, el chico de cabello largo lanzó otra pregunta – la verdadera – a
Minoru, quien había vuelto a quedar en silencio.
— Es como una pregunta personal, Utsugi, pero ¿estás detrás de nuestra
pequeña Minowa?
Minoru contemplaba las dos posible al mismo tiempo: ‘Eso creo’, como
confirmación, y ‘Para nada’, como sorpresa.
Él ya había imaginado que el llamado se relacionaba con Tomomi Minowa,
pero no podía creer que solo hablar con ella por los dos o tres minutos que
tomaron desde la entrada de la escuela hasta el salón de clases sería considerado
‘estar detrás de ella’.
Minoru enfrentó a los tres –quienes debían ser miembros del club de
atletismo, ya que la llamaron ‘nuestra’– y respondió con las palabras que
preparó.
— Fuimos compañeros de clase en la escuela media, por lo que solo
estábamos conversando –después de unos segundos, añadió–. Realmente no
estoy detrás de ella, ni nada por el estilo.
Pero el chico de cabello largo, manteniendo su sonrisa, inclinó su cabeza y
dijo:
— Ah, pero.
— Pero, Utsugi, a ti por lo general no te gusta comunicarte con las chicas,
¿cierto? ¿Por qué solamente has hablado con Minowa?
—…No es que… nunca les hable. Si me hablan doy una respuesta…
— Sin embargo, según tengo entendido, parece que hablaron por bastante
tiempo, ¿no? Ogucchi, ¿cuántos segundos hablaron?
— B-bueno, no medí el tiempo exacto. Diría que unos quince minutos más o
menos.
Minoru quería replicarles si realmente creían que tomaba tanto ir de los
casilleros hasta el salón de clases, pero se contuvo. Incluso si quince minutos se
convertían en tres minutos, no cambiaría el hecho de que habían conversado.
“¿Y qué si ando detrás de ella?”
No era como si no tuviese deseo alguno de replicar algo así. Pero si lo hacía,
era probable que los chicos no se pudiesen contener más, y Minoru seguramente
iría a casa y se sentaría con las manos en la cabeza, lamentándose durante 4
horas o más. Cada vez que había problemas, se mantenía cabizbajo y lo dejaba
pasar. Así era como había vivido estos ocho años.
—…Bueno realmente, no tengo ningún deseo de involucrarme con Minowa.
Minoru declaró, su mirada se fijó en alguna parte del pecho del chico de
cabello largo. Sin embargo, su enemigo era más difícil de lo esperado.
— Hmm. Pero, si desgraciadamente, Minowa se acerca a ti, ¿qué harás?
— No…
Comenzó a decir “quién sabe”, pero rápidamente se detuvo y cambió su
respuesta.
— La saludaría, ya que es una conocida, pero——
— Basta, me harté de esto.
De repente de la boca del chico calvo que estaba con la espalda arrimada a la
pared salieron esas palabras.
Tenía sus manos en los bolsillos de su chaqueta, irguió su cuerpo usando la
fuerza de la parte superior de su cuerpo, pasó a un lado del chico de cabello
largo, y caminó hacia Minoru rápidamente
Deteniéndose justo delante de él, su nariz estaba a la misma altura de los ojos
de Minoru. Resopló, y con voz profunda murmuró.
— Eres un chico muy estudioso, ¿no? Si es así, mejor sigue metido de cabeza
en tus libros. Eres de la clase de ciencia, ¿cierto? En serio no hay manera de que
pueda involucrarte con chicas.
Ni siquiera le dio oportunidad a Minoru de decir que no estaba
involucrándose con ella. El chico calvo sacó su puño izquierdo del bolsillo y,
sin pensarlo, golpeó a Minoru en el abdomen – para ser más preciso, trató de
hacerlo.
Por reflejo, Minoru se inclinó hacia adelante y cayó hacia atrás. Pero no había
forma de que pudiese evadir el puñetazo con esos movimientos. El puño,
desarrollado como el de un adulto, entró en contacto con el plexo solar. El
cuerpo de Minoru, inconscientemente se dobló por el inmenso dolor. Aun con
la clara premonición de ser golpeado y sentir ese dolor desesperante, Minoru en
medio no pudo evitar contener su respiración.
Sin embargo, el dolor nunca llegó a ser real.
A causa de eso, el conocido fenómeno ocurrió otra vez.
Su campo visual cambió de color.
Todo sonido desapareció y sus pies se alejaron del suelo húmedo.
“Tal como si fuese desprendido del mundo”
El puño del chico calvo fue se clavó en su abdomen.
Sin embargo, no hubo dolor o el impacto, ni siquiera la sensación de tocar
algo. Fue igual a ayer en la mañana, cuando entró en contacto con los frenos de
la bicicleta…
No. No los tocaron. Con ambos ojos abiertos de par en par, él lo había visto
claramente. Entre el puño del chico calvo y uniforme de Minoru solo había un
espacio vacío de medidas milimétricas.
“¿Estaba fingiendo golpearme…? ¿Se detuvo antes del impacto…?”
Minoru pensaba eso en silencio y luego miró hacia arriba para ver la cara del
chico distorsionada violentamente. No era ira – quizá era dolor.
Tomó otro aliento, y al mismo tiempo, el misterioso fenómeno desapareció.
El color, el sonido y las sensaciones de tocar el suelo habían regresado.
Aunque el puño no lo había golpeado, Minoru se echó hacia atrás, con su
cuerpo aún en posición de escape que él mismo había adoptado. Sus pies se
deslizaron sobre las húmedas hojas caídas, haciéndolo caer sobre su trasero.
Desde detrás de ellos, el chico de cabello largo tenía una sonrisa de lastima,
mientras que el chico de grado inferior tenía una expresión rígida. Ninguno de
los dos había notado la extraña fuerza que había caído sobre el chico de cabello
rapado.
El chico de cabello rapado usó su mano derecha para envolver su puño
izquierdo, y apretó sus dientes como si estuviese aguantando las ganas de gritar.
Era la expresión de una persona que no había golpeado un suave cuerpo
humano, sino algo como un muro de concreto con todas sus fuerzas.
Después de unos segundos, el dolor parecía estar disminuyendo, el chico de
cabello rapado exhaló lentamente, con una mirada extraña vio a Minoru sentado
en el suelo.
—…Maldito… –susurró con voz ahogada.
Probablemente se estaba preguntando qué demonios era esa sensación que
acababa de experimentar. Por fortuna, no parecía tomar alientos profundos, por
lo que espetó en voz baja.
— ¡No te la creas tanto! La próxima vez no tendrás la misma suerte.
Cuando el chico de cabello rapado se fue a paso rápido, el estudiante menor
lo siguió.
Mientras el de cabello largo comenzaba a seguir a los otros dos, gritó:
— Lo siento, Utsugi. Pero estábamos enseñando las formas del mundo.
Minoru apenas escuchaba. Dentro de su cabeza, las palabras ‘¿Y sí?’, estaban
dando vueltas en su mente.
Y sí… Y sí… ¿Y si en ese momento no hubiese retrocedido tan rápido como
pudo por su propia cuenta? ¿Qué pasaba si no hubiese podido responder al
puñetazo y se quedaba plantado ahí?
¿El chico de cabello rapado le hubiese golpeado tanto para romperle el
hueso? No estaba basando eso en nada; era simplemente la intuición. Pero si
realmente hubiese pasado, Minoru lo creería sin duda alguna.
“¿Qué acaba de pasar? ¿Qué golpeó el chico de cabello rapado?”
Minoru seguía sentado en el suelo, mientras levantaba su mano derecha y
tocaba su esternón a través de su uniforme.
No había nada, sin embargo tenía algo. Algo… viviente.
“¿Fuiste tú…?”
La pregunta salió como un gemido, pero ninguna voz le respondió.

“¿Cómo llegó a casa desde la escuela——?”


Cuando volvió a la realidad, Minoru ya se encontraba en el porche de su casa,
asegurando su bicicleta. Miró el reloj, eran las seis y media de la tarde. El cielo
había tomado una tonalidad oscura, y la cálida luz salía por la ventana de la sala
de estar mientras observaba desde el pequeño jardín. Su hermana Norie
probablemente ya estaba en casa.
De repente notó algo y buscó en su bolso. Los libros de la biblioteca que
debía devolver de camino a casa ya no estaban, habían sido reemplazados por
unos distintos. De alguna forma, parecía que había pasado por la biblioteca
pública, devuelto los libros, y solicitado otros como si hubiese estado en modo
piloto automático. Caminó hacia la entrada principal, pensando distraídamente
que era una suerte no haber tenido un accidente.
Él no le había contado nada a Norie, pero en los días que ella llegaba antes
que él a casa, se ponía un poco nervioso al abrir la puerta. Aunque sabía bien
que no había forma de que pasara, terminaba imaginándolo sin importar lo que
hiciese. Se preguntaba si, cuando entrase a la casa, encontrara a Norie tirada en
el piso y cubierta de sangre.
Minoru cambió la llave de su bicicleta, la cual seguía apretando en su mano
izquierda, por una diferente.
Ellos tenían una regla casera de que siempre tenían que asegurar las puertas
frontal y trasera, incluso cuando estuviesen en casas. Cuando colocó la llave en
la cerradura y la giró hacia la izquierda, el confiable clic surgió, y Minoru exhaló
suavemente.
Aun sin haberse quitado los zapatos, escucho un golpeteo de zapatillas
corriendo hacia él. Seguido de un tono suave y dinámico.
— ¡Bienvenido a casa, Mii!
— ¡Hola!
A Minoru le tomó un año, para poder acostumbrarse a saludar de forma muy
natural.
Pensado eso, se quitó sus zapatos deportivos y se colocó unas zapatillas
especialmente para él, y entró al pasillo.
De pie frente a él, con un delantal y una cuchara en su mano derecha estaba
una joven. Era de la estatura de Minowa, pero aunque Minoru había superado
su estatura, ella no se sentía pequeña. ¿Era porque ella estaba relacionada con
él como su hermana adoptiva?
Ocho años atrás, cuando Minoru perdió a su familia, Norie Yoshimizu lo
había acogido y criado.
— Eh, Srta. Norie, lo he dicho muchas veces… que cuando cocine no vengas
a recibirme… –dijo Minoru, mirando el cucharón.
Norie cambió su expresión alegra a una descontenta.
— ¡Y yo te he dicho hasta más no poder que no tienes que llamarme Srta.
Norie, Mii!
— Incluso si tú lo dices, ya me he acostumbrado a ello…. Ah, parece que en
la cocina suena algo.
Escuchando lo que Minoru decía, Norie quedó en silencio por un momento.
— ¡Ah sí, es la olla que está hirviendo! –gritó y con un trote suave se fue
saltando por el pasillo.
Minoru exhaló suavemente mientras avanzaba por las escaleras hasta el
segundo piso. En eso, escuchó otro grito.
— ¡Hoy comeremos gyoza7! ¡Ahora a contratar a alguien que se encargue
cubrirlas!
—…Regreso en lo que me cambie de ropa -diciendo eso en voz alta, siguió
avanzando por las escaleras.
La gran habitación de Minoru tenía suelo recubierto de tatami, y estaba en la
parte superior estaba la habitación de Minoru de una casa de 4 habitaciones
construida hace 15 años. Basándose en la política, “tratar de no adquirir bienes

7
N.T: Bolas de masa hervida que generalmente van rellenas.
innecesarios”, él no tenía muchos muebles. En el lado este de la pared había una
pequeña cama, en el lado oeste estaba un estante, y al sur estaba un pequeño
escritorio y una silla junto a una ventana de piso a techo.
Sobre la mesa había un ordenador portátil que le obsequió Norie. No había
televisores, grabadoras, consolas de juegos, ni nada similar. En el pequeño
estante había alrededor de treinta novelas y libros académicos, y suponiendo
que alguien fuese a pasar por ahí, tendría problemas ideando cómo pasar el
tiempo. Pero para bien o para mal, no tenía amigos cercanos.
Minoru colocó la parte superior e inferior de su uniforme escolar en un
perchero, se quitó la camisa y la camiseta. Estando en boxers, y cuando pensaba
abrir el armario y sacar unas piezas de ropa, su mano se detuvo de repente.
Detrás de la puerta del armario, había un espejo grande. En él, se reflejó su
cuerpo semidesnudo.
Minoru frecuentemente escuchaba la frase ‘chico sombrío’, y al evaluarse
sentía que estaba en lo correcto.
Siempre tenía una mirada escéptica, su boca había olvidado como sonreír,
generalmente estaba cerrada. Sobre sus cejas siempre estaba un largo flequillo,
y aunque siempre sobresalía cuando corría, no quería cortárselo. Su contextura
era más frágil que delgada, y la debilidad de su cuello y hombros era similar a
los de una chica.
Además, la sensibilidad del color de su cabello de alguna forma diluida
confirmaba su aspecto sombrío. Por otro lado, su cabello no era blanco, sino
que, dependiendo de cómo le llegase la luz, se veía gris. Ese no era su tono
natural, pero todo ese cambio era resultado de lo que había sucedido hace ocho
años. El simplemente podría usar un tinte negro para cambiarlo, pero los
maestros y compañeros de clase no decían nada al respecto, por lo que lo
mantuvo así.
Minoru confirmó que su aspecto no había cambiado nada, fijó su mirada en
su pecho desnudo – en el centro de sus costillas visibles. En su piel blanca no
había dolor, ni abolladuras, ni protuberancias.
Sin embargo, ya no había que negarlo más. Lo que sucedió hace tres meses
no era un simple sueño. Allí se ocultaba algo. Era el responsable del misterioso
fenómeno, el de evitar la manilla de la bicicleta y que el puño del compañero
de clases de Minoru lo tocara.
El resultado era que eso lo había protegido de tener lesiones, pero en lugar de
gratitud, le causaba temor. Pensaba en todas las cosas anormales que sucedían,
las cuales no podían ser explicadas por el sentido común del mundo en el que
Minoru vivía. Mientras contemplaba esto, se le puso la piel de gallina.
Pero
—…Sentido Común… –después de susurrar eso, sus escalofríos
inmediatamente desaparecieron.
“Sentido Común. Sentido Común”
Bajo la sección ‘sentido común’ en el diccionario de Minoru, un fragmento
del novelista del siglo 19, Ogai Mori, estaba siendo citado.
‘El sentido común es la capacidad de comprender las ocurrencias normales
y tomar las medidas apropiadas’
Si el sentido común era la capacidad de entender lo ordinario y actuar como
se debía. Minoru ya había perdido ante esto. Pues, él no sabía dónde estaba el
límite existente entre las cosas normales y anormales.
¿Correr diez kilómetros por la mañana? ¿Era normal?
¿No tener amigos con los que salir en los días de descanso era normal?
¿Qué hay de que alguien entre en la casa de otro y masacre a toda su familia?
¿Era normal que el responsable no fuese atrapado, aún después de ocho años?
¿Era anormal?
Si todo eso se consideraba normal, entonces no debería sorprenderlos cuando
alguien mejora su tiempo de trote, o cuando algo cayese del cielo, se alojase en
su cuerpo y detuviese el tiempo para evitar que sufra alguna lesión. A pesar del
hecho de que hubo un escándalo cuando señales transmitidas por una
civilización extraterrestre fueron captadas por un telescopio en la luna, las cosas
habían quedado en completo silencio en menos de seis meses.
Lo que pudiesen pasar, sucederá. En este mundo todo era posible.
Minoru desvió su mirada del espejo, se dispuso a colocarse la camiseta y
pantalones de algodón, y luego salió de la habitación. Luego fue a la sala tras
lavarse las manos en el baño que había en el primer piso, y enjuagarse la boca.
Norie quien sostenía el tazón, salió corriendo de la cocina hasta la parte trasera
de la casa.
— ¡Justo a tiempo, Mii! Acabo de tener listos los ingredientes.
— Ah… entonces yo…
Minoru iba a decir que pensaba ayudar, pero quedó en silencio, mientras
observaba el tazón.
— Espera, ¿esto no es demasiada comida?
La densa mezcla de ingredientes del gyoza – repollo, col china, cebolla verde,
cebollino ajo, carne picada, y camarones Shiba medio picado – rebosaban en el
tazón. En casa vivían solo Minoru y Norie, y los dos no eran de gran apetito,
por lo que, independiente de cómo se viera, no lograrían comerse todo eso.
Pero Norie rápidamente Norie, al escuchar eso, puso el tazón en la mesa y
con gran orgullo dijo:
— Incluso si sobra, se puede guardar en el refrigerador por un tiempo. Parece
que el truco es congelarlos tras añadirles harina por encima.
En otras palabras, Norie quería decir que pronto llegaría de nuevo el día del
gyoza. Con eso en mente, Minoru se acomodó en la silla. Sobre la mesa estaban
las bolas de masa hervida ya envueltas (preparadas como siempre), y un tazón
lleno de agua que usarían para sellarlas.
Sentada frente a Minoru, Norie sonrió audazmente, y dijo:
— Mii, compitamos para ver quién hace más –dijo, declarando la guerra de
repente.
— No, no hagas esto un juego de velocidad… no puedo ver más que un futuro
deprimente para ambos si no sellamos los bollos lo bastante bien.
— Asaré los gyoza, por lo que si hay un agujerito, está bien. ¡En sus marcas,
listo, vamos!
“…No me sorprende que ella sea la examinadora a cargo en la prefectura”
Minoru se apresuró para agarrar una cuchara mientras susurraba eso
inadvertidamente. Realizó su trabajo rápidamente, aplicando la cantidad de
ingredientes necesaria, colocándolas en la envoltura, creando un doblez, y
enrollándolo. Intentaba concentrarse en lo que hacía, pero sus pensamientos
vagaban poco a poco en el pasado.
Hace ocho años, cuando Minoru cuando fue traído a esta casa tras quedar
huérfano, Norie nunca dejó de sonreí, siempre se esforzaba para cumplir su
papel como hermana y madre.
En ese entonces, Norie estaba recién graduada de la universidad y comenzaba
a trabajar en la prefectura. Él siempre había pensado en ella como una adulta,
pero en ese tiempo, ella solo era siete años mayor que Minoru. Sin embargo,
Minoru no estaba seguro si, dentro de siete años, cuando tuviese veintitrés años,
sería capaz de cuidar de un niño del cual solo conocía su nombre.
“Ven a vivir conmigo”
Eso era lo que Norie le había dicho al cabizbajo Minoru en ese tiempo. Estaba
sonriendo suavemente y había hablado con una voz en la que no se notaba duda
alguna.
La mayoría de los familiares de Minoru habían mostrado indecisión de
cuidarlo tras perder a su familia una noche en ese espantoso incidente. El padre
de Norie, quien en ese tiempo aún vivía, pareció haber pensado que sería difícil;
ya había perdido a su esposa (la madre de Norie) y vivía solo con su hija.
Pero aun así, Norie pudo reunir la fuerza necesaria para lograr persuadirlo.
Para ella, Minoru era el hijo de un primo materno, queriendo decir que era su
primo segundo. ¿Por qué Norie, recién graduada, tomó a un niño al que solo
había visto un par de veces, uno que estaba separado por cinco grados de
familiares, y lo convirtió en su familia? Él nunca lo había preguntado.
Pero casi un año después de que Minoru llegara a esta casa, el padre de Norie,
Kouhei Yoshimizu, le dijo a él. Ella, al igual que Minoru, tenía ocho años
cuando su madre murió en un accidente de tránsito. Desde esa vez, hasta que
llegó a la escuela media, ella casi nunca sonreía.
Aunque por el bien de su hija él se opuso a la adopción, el Sr. Yoshimizu fue
severo pero amable con Minoru tras adoptarlo. Pero ese cuidado solo duró
cuatro años, pues Kouhei sufrió de una hemorragia cerebral y murió. Norie
también había perdido a sus padres a una edad muy temprana.
En los ocho años que Minoru llevaba viviendo con ella, la única vez en la
que su sonrisa desapareció de su rostro fue cuando el señor Yoshimizu murió.

— ¡Bueno, terminé! –Norie al decir esa frase, hizo que Minoru despertara de
su meditación.
Habían vaciado el tazón, y la hilera de gyozas de color blanco lechoso dentro
de la bandeja de acero inoxidable estaban divididas en dos grupos: uno cerca de
Minoru, y otro en el lado opuesto. Norie comenzó a contar los que había hecho:
“Dos, cuatro, seis, ocho, diez”, por lo que Minoru no tuvo más elección que
hacer lo mismo.
— Bueno, yo aquí tengo treinta y uno. ¿Y tú Mii?
— Eh... Treinta y tres…
— ¡Ohh!
Incluso después de haber anunciado los resultados, Norie le dio una sonrisa
que se mostró en todo su rostro. Luego juntó sus manos, las cuales estaban
blancas por la harina.
— ¡Tal como esperé, Mii! ¡Te nominaré para la Competencia Nacional de
Envolturas de Bollos Rellenos de la secundaria masculina!
— Oh, g-gracias. Bueno… terminamos haciendo sesenta y cuatro… ¿Está
realmente bien?
— Oh, ¿no te parece buen número? Si hacemos ocho de cada gyoza asada,
frita, al vapor, y hervida, funcionará a la perfección.
— No creo que funcione. Y dijiste que estaba bien que hubiese aberturas en
las envolturas, ya que todas se harían asadas…
— Bueno, supongo que no se puede evitar. ¿Congelo la mitad?
Cuando Norie comenzó a llevar la bandeja a la cocina, Minoru rápidamente
le dijo:
— ¡Congela dos terceras partes!
4
Él aún seguía en la ciudad de Saitama.
Incluso si vivía allí, jamás podría llegar a gustarle, pero era curioso que en
tan solo dos días hospedándose ahí, había desarrollado cierta afinidad por el
nombre de una ciudad que al principio encontraba hilarante. Incluso podría
haberse sentido así porque había sido capaz de hallar una presa de alta calidad.
Después de una ducha, Takaesu se colocó la bata de baño y entró nuevamente
a su habitación, caminó hacia la ventana frontal y abrió las cortinas totalmente.
Desde la lujosa habitación doble del hotel rascacielos registró la última noche,
tuvo una vista panorámica del nuevo centro urbano de Saitama por la noche. El
puente peatonal que se extendían hasta el oeste desde la estación del tren estaba
decorado con luches a esta época del año, y el calmado parpadeo de las
innumerables luces LED de color azul tenía su propio encanto.
La enorme y bien cuidada superficie plana que se esparcía directamente desde
el lado norte del puente peatonal bien podía haber sido el tejado del Saitama
Super Arena. Parecía como un monte submarino elevándose desde las
profundidades del océano. Si él pudiese tener todo ese espacio para sí, y
preparar una cena ahí arriba, todo se sentiría probablemente maravilloso.
Mientras bajaba la mirada hacia el escenario nocturno, Takaesu movió su
mano derecha y de la bolsa de papel que había en una mesa, tomó una cosa
redonda de unos dos centímetros de diámetro y se la llevó a la boca.
Era de color marrón brillante, similar a las trufas de chocolate, pero no lo era.
Se le conocía como el fruto comestible más duro: nueces de macadamia.
Giró la nuez de macadamia –la cual la gente usualmente pasaba por un
cascanueces para abrirla– dentro de su boca por un rato, luego la presionó
ligeramente entre su primer y segundo premolar.
Fue aplicando fuerza gradualmente. Esa sensación en su boca era igual a
como si estuviese mordiendo una bola de acero. Sus mandíbulas crujieron y el
músculo masetero que las conectaba tembló. Si una persona masticaba algo tan
duro, sin duda alguna se le rompería un diente.
Claro, Takaesu no era una persona ordinaria. No. No era una persona. Era un
tiburón. Un tiburón que devoraba personas rondando dentro de la ciudad.
Existe un tiburón llamado Tiburón Tigre. Es el más largo de su especie, puede
alcanzar una longitud de hasta siete metros. Se le conoce también como el
tiburón come hombres.
Los dientes del tiburón tigre tienen una forma peculiar. Tienen una estructura
doble capa con punto filosos como cuchillos y bases densas como de sierra.
Incluso sus dientes podían destrozar el caparazón de una tortuga. Es el tercer
tiburón favorito de Takaesu.
Mientras se imaginaba a sí mismo como un tiburón tigre, seguía mordiendo
con gran fuerza. La nuez estalló en su boca con un impacto explosivo
placentero. La densa cáscara se rompió verticalmente y un embrión diminuto –
la parte comúnmente conocida como nuez de macadamia– rodó.
Takaesu dejó en su boca solo la cascara, escupiendo el núcleo de la nuez en
la basura.
La cáscara se había roto en dos, y masticó una mitad en su lado derecho y la
otra en su lado izquierdo. Esta segunda batalla también terminó con sus dientes
victoriosos. La cáscara fue destrozada, y él la convirtió en trozos pequeños.
Crunch. Crunch. Crunch.
Hace tres meses, dichos movimientos era algo que no podía ni siquiera imitar.
No, en aquel entonces, Takaesu habría tenido preocupaciones sobre las
galletas de arroz horneadas y carne seca que hasta los niños podrían comer sin
problemas. En el restaurante al que había ido para elaborar su crítica, habría
tenido muchos problemas engañándolos si le hubiesen enviado bizcochos duros.
Sin embargo, ahora todo era diferente.
Crunch. Crunch. Crunch.
Y el día que eso se refugió en su mandíbula inferior, Takaesu consiguió
dientes nuevos. No importaba que tan duros fueran los alimentos, él era capaz
de masticarlos. Dientes gloriosos que se hacían más fuertes al comer mientras
más cosas duras comiesen.
— Masticar… Masticar… Masticar…
Takaesu murmuró con una voz melodiosa mientras persistentemente seguía
masticando los fragmentos de la cáscara, los cuales ya eran tan finos como
granos pequeños como la arena.
—….Masticar… Masticar… Masticar…
De repente, un olor indescriptible llegó hasta destilarse en su boca. No era el
sabor de la cascara de la nuez. Era como el sabor de…. la Anchoveta8. Sardinas
secas.
“Masticala bien, Hii. Mastica. Mastica. Mastica más. Si la escupes, te daré
un pellizco. Ahora, mastica. Mastica. Mastica. Mastica”
— ¡!
Fue atacado por unas intensas nauseas, pero logro contenerlas. El olor a
pescado comenzó a disiparse luego de unos segundos, y se tragó la cáscara de
la nuez de macadamia, la cual ahora era una masa. Takaesu desconocía si eso
que había masticado poseía nutrientes. Aun así, sus dientes se volvieron un poco
más fuertes.
Para deshacer de su memoria ese recuerdo del pasado, comenzó a imaginarse
un futuro inmediato. ¿Será que la chica hoy también corrió por la calle que
pasaba por el nuevo centro urbano debajo de él? ¿Regresó a casa y comió, y
ahora dormía plácidamente en su cama, creciendo un poco más?
Retrató una imagen mental del calcio siendo absorbido por el cuerpo de la
jovencita, circulando por sus venas y penetrando sus huesos blancos como la
nieve. Con solo eso, se le hacía agua la boca. Había un latido punzante y
cosquilloso en el centro de su mandíbula inferior. Lanzando otra nuez de
macadamia en su boca, Takaesu la rodó, fingiendo masticarla, para calmar a esa
cosa. Tembló ligeramente.
Todavía no. Aún es temprano.
En el hotel tuvo que registrarse con un nombre falso, pero aun así, era
imposible evitar todas las cámaras de seguridad que había en el vestíbulo y los
pasillos. Además, los empleados del restaurante italiano que había visitado la
noche anterior recordarían a Takaesu. Para poder actuar, tendría que esperar un
día… no, dos días como mínimo.

8
N.T: Pez de cuerpo largo y cilíndrico. Se caracteriza por su color plateado. Estos viven alrededor de tres años.
Afortunadamente había traído al hotel su laptop, con la cual podía escribir su
manuscrito. Sólo pensaría en este retraso como un condimento para incrementar
su placer cuando masticara huesos.
Duerme bien, y sigue creciendo, Signorina9.
Takaesu susurró a la jovencita que probablemente estaba durmiendo en algún
lugar en el paisaje urbano que veía desde su ventana. Luego, atravesó con fuerza
la segunda.

9
N.T: Señorita en italiano.
5
Minoru no tenía mucho interés en la gran carrera que anunciaba la revista,
por lo que la devolvió a su lugar.
Miró el reloj digital en su mano izquierda: 4:25 de la tarde. Aunque apenas
habían pasado treinta minutos desde que llegó a esa tienda de conveniencia, un
empleado que había estado lanzándole miradas a Minoru –o al menos eso
parecía– desde hace un rato, probablemente estaba pensando: ‘Ya ha pasado
media hora’.
Había planeado matar el tiempo en la biblioteca cercana antes de sus planes
a las cinco de la tarde, pero inesperadamente esta había cerrado por hoy. Pero
el empleado no era consciente de las circunstancias de Minoru, y probablemente
pronto llegaría al límite de cuánto más podría tolerar una lectura dentro de la
tienda.
Llegar al parque Akigase, donde ellos se verían, tomaba menos de cinco
minutos en bicicleta. No había nada más que hacer durante los otros treinta
minutos restantes además de leer un libro o hacer cualquier cosa en la banqueta
de un parque soportando la brisa fría. Por suerte, tenía puesto su abrigo de lana
Chesterfield encima de su uniforme, y además, en su bolso tenía un libro de tapa
dura que originalmente pensaba regresarlo a la biblioteca. A veces no era tan
malo releerlo.
Luego de haber decidido lo que haría, se alejó de la esquina de revistas y se
dirigió a la sección de dulces.
Minoru no tenía la fuerza de voluntad necesaria para dejar la tienda sin
comprar algo tras haber estado parado leyendo por más de media hora, pero
tampoco era como si tuviese mucha libertad financiera.
Mientras agradecía a su hermana adoptiva, quien se preocupaba cada mes en
si su mesada era suficiente, se aseguró de tomar la menor cantidad posible
necesaria para salir.
Tras mirar un poco las estanterías, tomó un paquete de caramelos de menta
que venía con una pequeña caja y se acercó al mostrador.
Había dos cajas registradoras, una estaba cerrada y la otra tenía dos personas
esperando ser atendidas. El cliente que estaba pagando era un hombre de unos
cincuenta años de edad. Su canasta estaba llena de artículos, los cuales la
empleada estaba pasando por el lector de código de barras de manera sombría.
Detrás del hombre, había un niño de tercer grado de primaria que sacudía su
cuerpo impacientemente.
Minutos después de que Minoru se situase detrás del estudiante de primaria,
el primer cliente finalmente terminó de pagar. Mientras el hombre se dirigía a
la salida con las bolsas de plástico en ambas manos, el chico entusiasmadamente
colocó su mercancía en el mostrador. Era un paquete de diez cartas de
coleccionables de un juego de estilo de lucha muy popular entre los niños de
primaria y escuela media; hasta Minoru conocía el nombre.
El niño estaba tan ansioso por abrir el paquete lo más pronto posible. Y sin
esperar que la empleada pasara el producto por el lector de código de barras,
dejó caer las monedas que apretaba con su mano izquierda sobre el mostrador.
Inmediatamente, la empleada miró la registradora y dijo:
— Son trescientos trece yenes.
Al oír eso, los hombros del chico comenzaron a temblar.
Primero vio la cara de la empleada, luego miró las monedas que acababa de
dejar en el mostrador. Dejó de moverse.
Minoru se inclinó un poco para ver lo que pasaba en el mostrador.
Sobre el cristal había tres monedas de cien yenes, y una de diez yenes. Había
una diferencia de 3 yenes para comprar las cartas, pero el chico estaba
congelado en su lugar, y no mostraba signos de añadir más monedas.
Inmediatamente Minoru comprendió lo que sucedía. En el 2014 el impuesto
sobre el consumo era de ocho por ciento. El año 2015 aumentó a diez por ciento,
manteniéndose así por un tiempo, hasta que este año fue aumentado al doce por
ciento. Es más, las conversaciones repentinas sobre el incremento de impuestos
llegó al Régimen a la confusión, y la implementación de la nueva tasa de
impuestos había sido retrasada hasta fin de año, el primero de diciembre – en
otras palabras, hacía tan solo cinco días.
El precio de las cartas en cuestión probablemente había sido de menos de 300
yenes incluyendo el impuesto hasta noviembre. Pero debido al aumento de dos
por ciento en los impuestos, el precio aumentó ligeramente.
Incluso si eran unos pocos yenes, para un estudiante de primaria era una gran
diferencia. El chico finalmente entendió el cambio de precios e
instantáneamente sus orejas se sonrojaron. Buscó en el bolsillo delantero de su
pantalón, pero no encontró ninguna moneda para pagar la diferencia. Había
salido de casa con la cantidad exacta de dinero para comprar el paquete de cartas
en la tienda.
Incluso para el joven Minoru, llegar al mostrador con algún producto y
descubrir que no tienes la cantidad de dinero suficiente para pagarlo era algo
muy vergonzoso. Quizá era la primera vez que el niño pasaba por ese tipo de
situación, y estaba completamente abrumado. Nuevamente volvió a buscar
ciegamente en sus bolsillos.
Minoru sentía como si pudiese ver que ese recuerdo se grabaría en la mente
del chico. Y a partir de ese entonces, lo recordaría innumerables veces.
Quizá que la mujer en la caja registradora le dijese que ella le retendría las
cartas mientras él iba a casa y buscaba los tres yenes restantes, le haría perder
el pánico y ayudaría porque olvidara el incidente. Pero, ella no parecía de ese
tipo de persona. Ella simplemente se quedó en silencio con una cara de pocos
amigos, golpeando sus dedos sobre el cristal en el mostrador.
Luego que el silencio opresor desapareciese por unos diez segundos, el chico
finalmente pensó lo que debía hacer. Tomó las cuatro monedas del mostrador,
y dijo: ‘No lo necesito’, con una voz muy débil. Luego se volteó hacia la derecha
y comenzó a correr hacia puerta automática.
Minoru ya había sacado de su cartera una moneda de cinco yenes, y ahora la
apretaba en su mano derecha. En ese momento, la dejó caer al piso. El chico se
volteó con dudas, y Minoru se inclinó frente a él, recogiendo la moneda de
bronce que aún seguía girando. Aún agachado, le entregó la moneda al chico,
moviéndola entre sus dedos.
— Esto se te cayó del bolsillo –dijo.
Los ojos del chico brillaban con asombro, y abrió su apretada mano derecha.
Minoru colocó los cinco yenes sobre las otras cuatro monedas que estaban en
la mano sudada, y se levantó.
— Ahora que tienes esto, creo que ya puedes comprar las cartas que querías.
Al escuchar las palabras de Minoru, el chico con el dedo índice de su mano
izquierda comenzó a contar las monedas, una por una. Al confirmar que tenía
trescientos quince yenes, alzó la mirada y tímidamente sonrió. Inmediatamente,
regresó a la caja registradora y colocó nuevamente las monedas en el mostrador.
Una vez que la empleada le entregase el paquete de cartas y él apretase los
dos yenes de cambio en su mano, el chico le lanzó una mirada con el rabillo del
ojo a Minoru.
Minoru vio la sombra del chico desaparecer después de pasar por la puerta
automática. Cuando recordó que él también iba a comprar algo, se acercó al
mostrador y colocó sobre el cristal los caramelos de menta. Cuando levantó la
cara, fijó su mirada en la empleada, quien lo estaba mirando espeluznantemente.
Mientras desviaba rápidamente la mirada, Minoru murmuró mentalmente que
tendría que alejarse temporalmente de la tienda.

Cuando Minoru dejó la tienda de conveniencia y subió a su bicicleta, pedaleó


contra la brisa fría que soplaba en su rostro. Condujo a través del barrio
residencial por un rato y cruzó un puente sobre el río Kamogawa, el cual era
una extensión del río Arakawa. Se afincó sobre los pedales para aumentar la
velocidad a través del estrecho sendero que había sobre el terraplén, y la orilla
del Arakawa al atardecer se esparcía para llenar su campo visual.
En esa área, la anchura del cauce del rio era aproximadamente de un
kilómetro y medio, y el terraplén al otro lado como un horizonte vago. No podía
ver la superficie del río debido a otro terraplén que bloqueaba la vista, pero la
amplia cadena verdosa que yacía ahí cerca era su destino: el parque Akigase.
El parque, uno de los más grandes dentro de la ciudad de Saitama, era una
extensión de tierra de unos 3 kilómetros que corría a lo largo del terraplén.
Dentro de ahí, había zonas boscosas, parques de aves silvestres, y áreas de
barbacoa, además de las instalaciones deportivas como campos de béisbol y
canchas de tenis.
Hace ocho años, en la región donde vivía había un gran parque similar. A
menudo, en los días soleados, los cuatro iban de picnic como familia, llevando
una canasta con cajas de almuerzos.
Luego, negando firmemente con la cabeza para que deshacerse de todos esos
recuerdos, Minoru descendió del terraplén y entró al parque. Detuvo la bicicleta
frente al directorio un momento, confirmó la ruta a su destino, y continuó.
Avanzó lentamente por el camino que llevaba al centro del parque, y una
extensión de césped con árboles ordenados llegó a su visión. Ahí era a donde se
dirigía; se le llamaba “Jardín Occidental”. Probablemente, en los viajes de
verano o primavera, el lugar estaba repletos de grupos familiares, pero en estas
fechas de diciembre, no había ni un alma.
Estacionó la bicicleta a un lado de la plaza, pisó el heno cuya tierra era color
marrón claro, se quitó el bolso de los hombros y se sentó en uno de los bancos
que había allí.
Observo el reloj y vió que marcaba las cuatro y cuarenta. Quedaban otros
veinte minutos hasta que la persona de la reunión llegase.
A pesar de que tenía un libro en su bolso, Minoru no estaba de ánimos como
para comenzar a leerlo, arrimó su espalda al banco y cerró los ojos fuertemente.
Inmediatamente, su cerebro comenzó a reproducir la escena de lo que había
sucedido en la tienda de conveniencia.
La razón por la que hizo tal acto para darle la moneda de cinco yenes al chico,
era porque sintió pena por él, no porque quisiera ayudarlo.
Simplemente, era porque si en ese momento se quedaba de brazos cruzados,
después surgiría una sensación desagradable en su corazón. En otras palabras,
todo era por su propio bien. Pero eso era lo que había hecho, y ahora Minoru
estaba saboreando una sensación intolerable de su intervención engreída.
Al final, si entraba en contacto con las personas, seguramente sus recuerdos
negativos aumentarían. Hace tres días, en la mañana salió corriendo del
terraplén sin importarle dejar sola a Tomomi Minowa. Hace dos días, frente a
los miembros del club de atletismo, cayó torpemente sentado en el suelo. Y el
día de hoy, con sus acciones hipócritas.
El pantano donde el agua negra de sus recuerdos seguía acumulándose trataba
de atrapar a Minoru y arrastrarlo hacia él de una vez por todas. Escondido en
las profundidades de ese pantano estaba el incidente de hace ocho años. Los
recuerdos de esa horrorosa tragedia que podía recordar claramente, segundo a
segundo, se decoraban con el terror, la desesperación, el arrepentimiento y
remordimiento.
Cada vez que re-experimentaba esa noche, sentía como si perdiese algo
dentro de él. Probablemente era algo como la fuerza de seguir viviendo.
¿Qué importaba seguir soportando esos dolorosos recuerdos y continuar
viviendo? ¿No sería más feliz si pudiese terminar su vida e ir al lugar donde sus
padres y hermana le esperaban? Cada vez que se hundía en ese pantano de
recuerdos, esa necesidad lo abrumaba.
La única razón por la que había resistido hasta ahora, era porque si se
suicidaba o algo, no podía imaginar lo triste que se pondría Norie, quien lo había
protegido y criado durante los últimos ocho años… O cuán triste se pondría su
hermana Wakaba, quien se sacrificó esa noche para salvarlo a él.
Pero si esos recuerdos negros aumentaban más de lo que lo habían hecho…
Si el pantano se derramaba dentro de él… ¿No llegaría un día en el que jamás
podría recuperarse? Él preferiría ir a un mundo sin nadie en él. En un lugar
donde no hubiese otros humanos, sus recuerdos negativos no aumentarían.
Si uno leía novelas de terror o ciencia ficción, frecuentemente hallaríamos la
típica historia en la que el protagonista era arrojado a una ciudad deshabitada y
abrumada con el miedo. Si él fuese puesto en tales circunstancias, Minoru
creería que definitivamente sentiría un profundo alivio en vez de miedo.
¿Y si——?
¿Acaso esa cosa descendió del cielo para llevar a Minoru a ese tipo de mundo
solitario…?
Ayer y hoy, después de terminar su carrera diaria a primera hora de la
mañana, Minoru intentó reproducir el extraño fenómeno de antes sobre el
terraplén, cuando no había nadie. Lamentablemente no tuvo éxito, pero no era
porque el fenómeno había desaparecido. Sino que simplemente no sabía cómo
activar el interruptor. Aun así, él tenía el presentimiento de que algún día
lograría dominar y activar dicho fenómeno.
Incluso si era realmente capaz de manipular todo eso a voluntad, el verdadero
deseo de Minoru no sería cumplido mediante fenómenos físicos.
Incluso así, justo ahora, estaba bien. Porque si se seguía esforzando, tal vez
en un futuro lograría ir. A un mundo de soledad absoluta… completamente solo.
Con los ojos cerrados y pensando esas cosas, el sonido de unos leves pasos
llegó a sus oídos. Ya había escuchado ese ligero ritmo antes. Se enderezó y miro
a su izquierda. En el ocaso, con la mayoría del resplandor crepuscular se había
desvanecido, él pudo ver una pequeña silueta corriendo hacia él. Mirando su
reloj, faltaban tres minutos para las cinco. Sorprendido por haber estado
pensando durante diecisiete minutos, se levantó del banco.
La persona que Minoru había estado esperando, ahora estaba de pie ante él,
marchó en el lugar por un rato mientras recuperaba el aliento. Incluso cuando
su respiración se normalizó, por alguna razón no hizo intento de hablar. Minoru
sintió que era difícil respirar, por lo que señaló el banco y dijo:
— Eh… ¿Nos sentamos…?
Ante eso, la chica con el traje deportivo, Tomomi Minowa, asintió
firmemente, y se sentó en el extremo del banco, aun usando su mochila. Minoru
también se sentó pero dejó un pequeño espacio entre ellos.
Mientras Minoru pensaba si debía comenzar a hablar sobre algo, el reloj había
marcado las cinco en punto y las lámparas de energía solar se encendieron.
Tomomi aprovechó esa oportunidad para comenzar.
—…Lo siento por hacerte venir tan tarde a este lugar.
—…De todos modos, después de clases al único lugar que voy es a casa, así
que…
— Utsugi, no has entrado a ningún club, ¿cierto?
— No. Supongo que estoy en el club de ir a casa. Parece que hay menos de
diez en nuestro grado.
En este punto, la conversación finalizó.
Hace unas horas, cuando abrió el casillero para sacar sus zapatos, un pedazo
de papel suavemente cayó al suelo. Minoru pensó que habría sido mejor no
haberla visto, pero la caligrafía precisa que vió al recoger el papel a
regañadientes tenía el siguiente mensaje: “Por favor, ven al Jardín Occidental
del parque Akigase a las cinco de la tarde. Seguido del mensaje, estaba el
nombre de Tomomi Minowa.
Por supuesto, en ese momento consideró también si hacer caso o no a lo que
decía la carta. La razón por la que no lo ignoró era porque podía sentir las
poderosas intenciones detrás de ella firmando con su nombre completo.
Anteayer, él llegó a la conclusión de que ignoraría las órdenes de los chicos de
atletismo. No tenía razón para obedecerlos tímidamente, quienes ni siquiera
firmaron con sus nombres al llamarlo. O al menos no debería tener razón para
ello. Mientras se decía eso, Tomomi se volvió a disculpar con voz baja.
— Lo siento, Utsugi.
— No es nada… Además mi casa no queda tan lejos de aquí…
— No me refiero a eso.
La expresión de Tomomi, la cual por un instante tuvo una ligera sonrisa, de
pronto cambio violentamente. Gotas transparentes se agruparon rápidamente en
las esquinas de sus ojos, y Minoru casi dejaba de respirar.
— Escuche algo por parte las chicas del club de atletismo. Dijeron que los
miembros del club masculino te llamaron y… te golpearon.
— ¿Eh?
Los ojos de Minoru se ampliaron mientras escuchaba las palabras de Tomomi
siendo dichas con voz temblorosa.
En realidad, si era cierto que lo habían llamado, pero aun así las cosas
sonaban un poco exageradas. Aunque había sido golpeado una vez en el
estómago soportó, ese extraño fenómeno lo mantuvo alejado de todo daño.
Además, eso no tenía relación directa con Tomomi, por lo que no ella no tendría
que disculparse y llorar.
— Eso es un poco exagerado. No me hicieron daño, además solo fue una
simple conversación… –Minoru apresuradamente comenzó a explicar la
situación, mientras pensaba que estaba metido en un lío.
En todo caso, el solo debía haber negado que lo habían llamado. Tomomi
probablemente había elegido verse en un parque tan alejado de la escuela
porque sospechaba que su conversación con ella había sido el por qué los chicos
del club lo había llamado. La respuesta que Minoru había dado, terminó de
afirmar el miedo de Tomomi.
—…Lo siento mucho… –pidiendo disculpas nuevamente con una voz muy
baja, Tomomi se cubrió la cara con las dos manos. Leves sollozos sacudieron
el aire seco de diciembre.
Mientras Minoru sabía que debía decir algo, pero no sabía exactamente qué
más decir. Era imposible saberlo. Hasta ahora, él había estado evitando
enfrentar a las chicas –no, evitar estar con alguien cara a cara.
Minoru continuo en silencio y Tomomi seguía llorando. Al final, el que
terminó con este momento no fue Minoru, sino Tomomi.
Suprimiendo las lágrimas con su boca increíblemente cerrada, Tomomi se
frotó los ojos con la manga de su camiseta para secarlas. Se mantuvo cabizbaja
y dijo con voz ahogada.
— Probablemente es mejor que no hable más contigo, ¿cierto, Utsugi?
—……
Probablemente ella tomó el silencio de Minoru como una respuesta
afirmativa.
El pequeño cuerpo de Tomomi se contrajo aún más, y finalmente volvió a
decir.
—…Realmente, lo siento…
Después de ese susurro, se levantó.
Dándole la espalda, comenzó a caminar lentamente, no hacia el camino por
donde vino, sino hacia el bosque en el centro del parque. Aceleró el paso, y
finalmente comenzó a trotar.
Incluso después de que el sonido algo pesado de sus pasos se hiciese distantes
en el atardecer, Minoru estaba inmóvil en el mismo lugar. Solo se sentó y miró
como una sola gota que brillaba donde Tomomi estuvo sentada se sumergía
poco a poco en el asiento de madera del banco.
*
“Hmm”
Mirando el amplio parque desde el camino sobre el terraplén, Takaesu inclinó
ligeramente su cabeza.
El comportamiento de su presa era distinto al de días anteriores. Aunque pasó
junto al Saitama Super Arena luego de las seis de la tarde y fue directo a casa
desde allí, tanto ayer como anteayer, hoy había cambiado su camino. En lugar
de ir a su casa, siguió corriendo por el estrecho camino a lo largo del rio, subió
al elevado terraplén, y luego entró en el parque. Todo eso en un intervalo de
cinco minutos.
Él había mantenido una distancia de cincuenta metros entre ellos, por lo que
le parecía difícil de creer que ella se diera cuenta de que la estaban siguiendo.
Aun así, solo por si acaso, se detuvo frente al parque para estudiar
cuidadosamente la situación.
Desde qua había iniciado su seguimiento solo habían pasado tres días, por lo
que no podía deducir si todo eso era un comportamiento irregular. No sabía si
todos los viernes, ella desviaba su ruta hasta el parque antes de ir a casa, pero
tenía la sensación de que hoy había algo pesado en las pisadas de su presa.
Aunque de ninguna manera lo creía posible, se preguntaba si la policía lo
había alcanzado sin que él lo notara. ¿Esta era una trampa para atraer a Takaesu?
Si él se disponía a cazar a su presa aquí, ¿sería él el que terminará siendo
cazado?
En tres meses, Takaesu había masticado los huesos de cuatro personas. Los
residuos que quedaban eran cuidadosamente eliminados, por lo que las
posibilidades de que haya sido descubierto no eran altas. Pero dos de sus presas
habían sido reportadas como desaparecidas.
Naturalmente, la policía comenzaría a moverse con investigaciones, y
Takaesu no podría decir que era absolutamente imposible que eso los llevase a
él mediante pistas no vistas.
Esa cosa le había dado habilidades físicas que sobrepasaban a una persona
promedio, y unos dientes que fácilmente podrían romper un fémur o húmero
humano. Pero, después de todo, evitar o detener los disparos. Si era rodeado por
los oficiales de policía que abrían fuego con sus armas, la habilidad de
masticación de Takaesu probablemente terminaría ahí.
No le tenía miedo a la muerte. Sin embargo, un feo y torpe final era
totalmente inaceptable. Era mucho mejor comer el fettuccine recocido, que se
pegara en su garganta y morir asfixiado, que ser capturado y asesinado por la
policía.
La mayoría del parque al que la chica había entrado estaba envuelto por la
oscuridad, casi la mayor parte de la luz era de las calles de las partes sur y central
del parque. ¿Acaso esos cerdos estaban acechando en la oscuridad? ¿Esa era la
oportunidad que le había dado el diablo, o una cruel trampa establecida por los
ángeles? En eso——
El viento del norte que había estado soplando desde detrás del él en el parque
todo este tiempo, se detuvo. Luego, desde el sur, un aire ligeramente más cálido
sopló en dirección hacia él.
El cuerpo de Takaesu, el cual estaba cubierto por un uniforme deportivo de
color negro recién comprado, se encogió mientras soltaba todo el aire en sus
pulmones e inmediatamente tomó un extenso aliento a través de su nariz.
Nunca lo había probado, pero si en el parque decenas de policías estuviesen
al acecho, ciertamente, él debería ser capaz de percibir un olor así. Lo que llegó
con el viento del sur fue el olor de las hojas caídas que se amontonaban en el
suelo, el olor de pantanos profundos con un tono verdoso, el olor de las hierbas
marchitas que eran de color marrón… Y el dulce olor de la chica.
La cosa emitió un punzante latido en su mandíbula inferior.
“...Está bien, no hay peligro” –le susurró esa cosa.
“Mastícala, mastícala” –lo comenzó a tentar.
—…Buena idea, compagno -le susurró él.
Takaesu bajó corriendo con gracia por las escaleras que llevaban del terraplén
al parque.
*
“¿Que estoy haciendo?”
Mientras el remordimiento lo atormentaba, Minoru suspiró por enésima vez.
Tomomi Minowa se había ido hace cinco minutos, pero él aún seguía sin
poder levantarse del banco en el Parque Occidental
La razón por la que había ido allí, era porque sentía que no era capaz de ser
insensible ante la determinación de ella.
Si ese era el caso, entonces ¿él no debió haber sido capaz de responder las
constantes disculpas de Tomomi con las mejores palabras que pudo mascullar
en lugar de tratar de calmar las cosas con superficialidades? Pero en realidad no
calmó las cosas, pues Minoru solo permaneció en un intenso silencio.
No quería interactuar con más gente. No quería aumentar sus recuerdos. Si
eso era lo que realmente deseaba, sería mejor confinarse en su habitación y dejar
de asistir a la escuela, pero no tenía el coraje para hacerlo.
Aunque siempre ha dicho que quiere estar solo, en su corazón aún persiste el
miedo de que eso lo haga desviarse del carril académico y profesional. Siendo
más precisos, temía que la gente que él conocía lo vise con lástima y desdén
porque se desvió. Al final, la soledad absoluta, es una simple fantasía.
Asi Minoru comenzase a aislarse, no era como si fuese a desaparecer de
inmediato de las memorias de la gente que le rodea. Es por esa razón, que la
verdadera soledad no podría existir.
“Pero, tal vez a la gente que me rodea no le importo tanto, como yo creo que
es. No, estoy seguro que ella es igual. Probablemente olvidará en poco tiempo
que habló conmigo que lloró. A partir de mañana, volveré a una vida en la que
no me involucro con nadie”
Después de haber pensado durante un rato, Minoru se levantó lentamente del
banco – fue ahí cuando pasó.
— ¿?
Minoru tuvo la sensación de haber percibido un olor extraño e
inmediatamente frunció el ceño. Era muy ligero, por lo que no podía decir con
seguridad si se trataba de un hedor. El olor de algo quemándose, de hierro, de
bestias… Si tuviese que decirlo, era el olor de la violencia.
Vació sus pulmones y nuevamente inhaló aire lentamente por su nariz.
No era una ilusión. En el aire frío había un olor que nunca antes había
percibido, pero que, inexplicablemente, le produjo la piel de gallina. Encima de
eso, el olor estaba flotando por el aire desde la zona boscosa que cubría el centro
del parque. Desde la dirección por la que Tomomi Minowa se había ido.
*
Los colmillos derechos de Takaesu emitieron un ligero sonido mientras
rozaban. El ojo que estaba alojado en su mandíbula inferior comenzó a latir
como si fuese incapaz de esperar el festín que pronto llegaría a él. Esa emoción
viajó por sus treinta y dos dientes, y se juntaron por su cuenta, lejos de la
voluntad de Takaesu.
“Aguanta, compagno. Sería una pena si nos equivocamos ahora” –susurró
en su mente, y luego volvió a avanzar.
Se movió a través del vasto bosque en el centro del parque con pasos rápidos.
Como estaba fuera del camino, sería fácil resbalarse con las hojas húmedas
caídas, y la luz de los faros no llegaba a donde él estaba. Pero ahora, las distantes
luces de la ciudad eran suficientes para los ojos de Takaesu. Como un tiburón
come hombres arrinconando a su presa, caminó con gracia.
Su cavidad nasal capturó nítidamente el olor de la chica. Ella estaba cerca.
Probablemente a no más de cien metros de distancia. Si agudizaba su oído para
escuchar, captaría el sonido de sus botas golpeando el pavimento.
Su movimiento parecía ser más pesado que ayer, como si estuviese cansada.
Claro, lo mejor sería que su presa estuviese en las mejores condiciones, pero si
estaba fatigada, sería más fácil de cazar.
Desde el lado derecho frente a él, el sonido de los pasos se sentía bastante
cerca, mientras había sonidos regulares de su respiración y la fricción de su traje
deportivo.
En ocasiones, parecía como si estuviese gimoteando. Con cada paso se podía
oír el sonido que emitía su nariz. ¿Se habría resfriado, o estaba llorando? Si era
lo último, ¿sería que algo le pasó en el parque?
Eso era algo sin importancia. Todo lo que quería era su carne propiamente
desarrollada y sus huesos bien firmes.
Los pasos se acercaban cada vez más. Al otro lado de los matorrales frente a
él, él podía ver la estrecha pista de recreación. Una delgada figura moviéndose
en la luz blanca de las lámparas LED.
Takaesu presionó su cuerpo firmemente contra el tronco de un enorme árbol
de alcanfor a lo largo de la pista de recreación, y esperó. En el momento en el
que la jovencita corriese desde el lado derecho y se acercase al otro lado del
árbol, él se daría vuelta y saldría a la carretera detrás de su presa.
Quizá habiendo notado el ligero sonido de pasos, la chica se volteó mientras
corría. Ambos ojos, viendo la aparición de Takaesu, se abrieron completamente.
Las lágrimas que estaban acumuladas en esos ojos, brillaron en la luz LED. Lo
primero que haría, sería probar las lágrimas como un aperitivo.
Mientras pensaba eso, Takaesu extendió su mano izquierda finamente
enguantada, y cubrió la boca de la chica, quien se preparaba para gritar.
La vibración de sus cuerdas vocales llegó a la palma de su mano, pero nunca
se convirtió en sonido. Se situó detrás de ella y de un jalón la acercó,
envolviendo su delgado cuello con su brazo derecho.
Con su primera presa, él cometió un error cuando regulaba la presión en este
punto y le destrozó la columna vertebral. Aunque el resultado final siempre era
el mismo, él realmente quería saborear esa energía que la carne viva y los huesos
tenían cuando diese el primer bocado.
Mientras sujetaba a la chica que forcejeaba con fiereza, él cuidadosamente
aplicó fuerza con su brazo derecho. La gente generalmente pensaría que el
mecanismo en un estrangulamiento que deja a alguien inconsciente es que la
arteria en el cuello es comprimida, deteniendo el flujo sanguíneo hasta el
cerebro, pero eso no es lo correcto. Para ser precisos, cuando un lugar llamado
seno carotideo es comprimido, el nervio vago sobreactúa. La señal llega al
corazón, el pulso se reduce al instante, la presión sanguínea baja, y el suministro
de oxígeno que va al cerebro no es suficiente, produciendo el desmayo.
Por lo tanto, si se quiere inducir un desmayo en un corto tiempo, no es
necesario presionar fuertemente el cuello de la víctima. Solo basta con ubicar el
seno carotideo que se encuentra debajo de la barbilla – justo allí.
La chica comenzó a perder fuerza. Levantando fácilmente el pequeño cuerpo
de su presa, Takaesu volvió a dejar el campo.
Con sus colmillos rozando, y rozando uno contra el otro, comenzó a caminar
con pasos agigantados. Yendo a la oscuridad en lo profundo del bosque, donde
ni la luz ni el sonido podían llegar.
*
El olor que estaba mezclado con el viento frío desaparecía y reaparecía.
¿Había algo pudriéndose dentro del bosque o alguien quemaba basura? Por el
gran tamaño del parque, esas dos situaciones eran posibles, pero era misterioso
que no lo hubiese notado cuando llegó por primera vez.
El Minoru de siempre probablemente lo habría ignorado y seguido
caminando. Pero una incomodidad lo retuvo de ir hacia su bicicleta.
¿Realmente esto era el olor de algo pudriéndose o quemándose? ¿Podría
tratarse de una criatura viviente? Incluso si era así, lo único que habitaba en el
parque Akigase eran mapaches o gatos callejeros.
En el parque no debería haber animales que pudiesen hacer daño a los seres
humanos.
Si giraba ligeramente la vista, a un kilómetro y medio de distancia podía
visualizar el las luces de los carros que iban y venían por el puente Akigase. A
esas alturas, Tomomi seguramente ya habías salido del parque e ido al terraplén.
Aunque creía eso, la incomodidad que lo atacaba en su pecho no desaparecía.
“Debe ser por todas las cosas que han pasado hoy que todavía estoy un poco
nervioso. Solo iré a casa y el día de hoy habrá terminado. Podrás olvidar las
cosas que han pasado, pero la puedes dejar en el pasado”
Dio un paso al frente mientras se decía eso, acercándose a su bicicleta
estacionada a un lado del Jardín Occidental. Pero tras solo tres pasos, ese olor
afectó su nariz nuevamente. Era como si hubiese entrado en el territorio de un
carnívoro enorme y tremendamente peligroso.
—…¿Qué es esto…?
Minoru murmuró mientras observaba los matorrales que estaba
diagonalmente a la derecha desde donde él estaba.
En lo profundo de su pecho, en el centro del esternón, sintió que esa cosa
palpitó. Fue más poderoso que cuando casi era golpeado por la bicicleta – y
superior que cuando casi era golpeado por los estudiantes mayores.
El sudor se acumuló en las palmas de sus manos en ese instante, y se las secó
con sus pantalones. Colocándose la bufanda en la boca, Minoru volvió a
caminar.
Pero no hacia su bicicleta, sino hacia ese bosque negro azabache.
*
Aun sujetando a la chica inconsciente en sus brazos, un compuesto Takaesu
caminó hacia el bosque fuera del camino.
Hasta ahora, él ha llevado a sus presas a su carro tras usar métodos similares
para capturarlas, pero esta vez, eso no era una opción. Sería imposible moverla
hasta el Maserati, el cual estaba en el estacionamiento de ese lejano hotel, sin
ser visto por alguien o captado por las cámaras de seguridad. Había considerado
atarla de manos y pies, y esconderla en algún lugar dentro del parque mientras
buscaba su carro, pero con el desmayo inducido por la presión de la carótida, la
gente se recuperaría en unos cuantos minutos siempre y cuando la sangre
volviese. No había manera de que la chica lo esperase obedientemente si
recuperaba la consciente.
Por suerte, este bosque era tan vasto y profundo que era difícil creer que
limitase con un área urbana. Era un infortunio que fuese incapaz de usar su mesa
favorita, pero si usaba este lugar podía disfrutar de su banquete sin preocuparse
por ser molestado.
Takaesu caminó hacia el lado norte del parque, que estaba bastante alejado
de diversos campos de recreación. Pero cuando se dispuso a colocar a la chica
en el suelo, se dio cuenta de que había una inesperada silueta angular a unos
pasos más adelante.
Amortiguando el sonido de sus pasos, se acercó; era un cobertizo de
almacenamiento sencillo. La densa hiedra estaba cubriendo las paredes, y la
pintura de la puerta corrediza estaba agrietada. Pensó que quizá era una especie
de almacén para guardar herramientas de limpieza, pero al ver lo dilapidada que
estaba, parecía que llevaba años sin usarse.
Tras acercar su rostro a la chica en sus brazos para confirmar que aún
estuviese respirando correctamente y que no hubiese signos de recuperación, la
acostó sobre las hojas caídas. Se acercó al cobertizo y con una de las manos
cubiertas por un guante, agarró el candado que sujetaba la puerta.
Estaba cubierto de polvo y moho, pero aun así, aplicándole fuerza la
cerradura de bronce seguía inmóvil cuando él tiró con todas sus fuerzas. Incluso
con la fuerza física actual de Takaesu, no existía ninguna posibilidad de que con
las manos vacías pudiese destruirla. Quizá con su cuerpo podría ser capaz de
golpearla y romper la puerta, pero al hacer eso, el enorme ruido que se
produciría probablemente alcanzaría las afueras del bosque.
Sin embargo, sería lamentable abandonar tan precioso descubrimiento. A
pesar que el cobertizo estaba un poco deteriorado, debería ser capaz de proteger
los efectos de sonido que se produjesen – y también incrementar la
desesperación de la presa. Sacó un limpiador de una ‘navaja multiusos’ que
había en su bolsito y limpió cuidadosamente el candado de color gris oscuro.
Tratando de contener la inevitable sensación de asco, abrió la boca en gran
medida y puso el metal pesado entre sus dientes delanteros.
Por un instante trató de aplicar un poco de fuerza. Era tan duro como
esperaba. Al menos las nueces de macadamia tenían una ligera elasticidad, pero
esto no se doblaba en lo más mínimo, repeliendo obstinadamente sus dientes.
Se preguntaba si todos sus dientes delanteros se romperían si mordía con más
fuerza. Aun así, si quería mejorar más, tenía que elevar eventualmente el nivel.
Ya no había objetos orgánicos que pudiesen derrotar los dientes de Takaesu.
No quería partir el candado a la mitad, sino destrozarlo. Takaesu tomó una
gran bocanada de aire mientras se imaginaba un cincel – y mordió con todas sus
fuerzas.
Un dolor agudo recorrió su dentadura. Un sonido metálico se produjo y,
seguido a esto, de su boca se desprendieron chispas amarillas.
Un segundo después, Takaesu se fue levantando poco a poco y comenzó a
escupir los trozos de metal en la palma de su mano: una pieza de latón que
mordió en un semicírculo. Por otro lado, el poco de sangre que brotó
probablemente se debía a la presión que fue ejercida había roto los capilares de
sus encías. Esa cosa probablemente fijaría este nivel de daño por él.
Cuando tiró de la mitad aun colgando del agarre, el seguro en forma de U
cayó inmediatamente. Sintiéndose satisfecho mientras veía las hermosas marcas
dentales grabadas en los lados cortados de los dos trozos de metal, los guardó
en uno de sus bolsillos.
Después de eso, abrió la puerta de la casa cuidadosamente y en el aire
comenzó a manifestarse el olor a humedad. Entró al cobertizo apresuradamente.
El interior de unos 3.5 metros cuadrados. Tal como se lo imaginaba, el lugar
estaba lleno de rastrillos, escobas de bambú, palas y utensilios de limpieza,
además de materiales prefabricados, tales como tubos de hierro y bloques de
cemento. Sin embargo, casi la mitad del espacio del piso estaba disponible, y
había una enorme sábana azul esparcida ahí, justo lo que necesitaba.
Takaesu recogió a la chica que estaba tendida en el suelo, la llevó al interior
del cobertizo y cerró la puerta tras acostarla sobre la tela. Como no había
ventanas, el interior de la estructura estaba sumida en una oscuridad total.
Pensando por un momento, extrajo de su bolsito una pequeña luz LED y las
colocó en forma de linterna sobre los utensilios que estaban allí. La luz que
producía, débilmente iluminaba la habitación.
Ahora nadie los molestaría. A partir de ese momento, ya no era un cobertizo
que se caía a pedazos sino un restaurante italiano de tres estrellas.
Primero, retiró la mochila de la espalda de la chica, luego tomó una cinta
elástica – una parte importante en sus herramientas de caza – y comenzó
envolver las muñecas y rodillas de la chica.
Enrolló un pañuelo y se lo coloco en la boca, y encima de este colocó más
cinta adhesiva. Cuando terminó de atarla, Takaesu le dio unas pequeñas
palmadas a las mejillas de la chica vagamente inconsciente. Finalmente
recuperó la conciencia, abrió sus ojos y parpadeó un par de veces, para luego
fijar su mirada en el rostro de Takaesu.
Sus ojos marrones, al principio, mostraron confusión, luego sospecha y
finalmente terror. Poco a poco, la chica parecía estar consciente de su situación,
un grito silenciado provino de su boca sellada; como un camarón, comenzó a
mover sus pies hacia atrás, alejándose de él. Sin embargo, inmediatamente su
espalda chocó con una de la pared detrás de ella.
—…No tenga miedo, Signorina…
Él mismo se dio cuenta que su pronunciación fue horrenda, pero todos sus
dientes ya habían comenzado a crecer, y parecía no poder enunciar las cosas.
En el centro de su mandíbula inferior, la cosa latía ferozmente.
Takaesu tomó un enorme tubo de hierro de la montaña de instrumentos de
limpieza y materiales arrojados al lado de izquierdo del cobertizo. Los ojos de
la chica se ampliaron más, y comenzó a emitir gritos silenciados, mientras se
aferraba más a la pared detrás de ella.
— No se preocupe; no voy a usar un instrumento tan rustico como este –
susurró Takaesu con una voz callada.
Luego, Takaesu abrió su boca completamente. Las luces LED iluminaron
los dientes y el reflejo de estos brilló en los ojos de la chica.
El centro de su mandíbula inferior latía con un calor insoportable. Todo el
deseo que había sido reprimido desde el último banquete, fue liberado al
instante.
Crunch.
El hueso de su mandíbula emitió un gran sonido. Ésta, la cual siempre había
sido tan robusta para una persona japonesa, rechinó y crujió mientras crecía
hacia adelante.
No era que las articulaciones se habían dislocado. Era el hueso en sí que se
estaba expandiendo a través de un mecanismo que iba más allá de la biología
moderna. Lo que es más, su mandíbula superior comenzó a experimentar el
mismo fenómeno.
Las puntiagudas mandíbulas superior e inferior sobresalían más de diez
centímetros más de lo normal; en pocas palabras, el rostro de Takaesu ya no era
el de un ser humano. Los ojos de la chica se abrieron hasta el límite, sus pupilas
se dilataron a causa del miedo. Pero el evento principal aun no terminaba.
Los treinta y dos dientes dentro de la mandíbula alargada de Takaesu
emitieron un chirrido ensordecedor mientras se incrementaban, convirtiéndose
en fauces de doble capa con filo, puntas como de cuchillo y bases resistentes
como de hacha.
Él era un tiburón tigre. Se estaba convirtiendo en un salvaje tiburón come
hombres que abría los caparazones de las tortugas marinas.
La luz que había colocado a la izquierda proyectó sombras anómalas en la
pared derecha. Si hubiese sido forzado a decirlo, su silueta de espantosos dientes
–no, fauces– creciendo de una larga mandíbula podía haber sido los de un nuevo
tipo de humano que tenía ADN de un tiburón y no el de un simio.
Para un ser humano obsoleto, todo eso sería feo y extraño, pero para Takaesu,
esta era la figura ideal que había estado buscando durante muchos años: una
mandíbula robusta, y unos dientes hermosos, saludables y resistentes que
pudiesen masticar cualquier cosa.
Viendo la loca transformación de Takaesu, la chica no pudo hacer otra cosa
que temblar violentamente. Y para infundirle más miedo, Takaesu tomó el tubo
de hierro que tenía en su mano derecha, lentamente lo llevó hasta su boca y lo
masticó enteramente con la mayor calma que pudiese haber. Este era uno de los
tubos de acero de carbono que frecuentemente se usaba en sitios de
construcción, con un diámetro de seis centímetros aproximadamente y un
espesor superior a los cuatro milímetros.
Hasta el día de ayer –no, hasta hace exactamente diez minutos– Takaesu
pensaba que, literalmente, sus dientes no serían capaces de morderlo, incluso si
él se hubiese transformado. Sin embargo, el recuerdo de que, en su estado
normal, había logrado romper una cerradura, le habían dado poder a él y a esa
cosa.
Hundió sus enormes colmillos en el tubo de hierro, produciendo un chirrido
abrasivo. Ni siquiera una gran cortadora hidráulica podría exhibir ese tipo de
poder de corte. En apenas seis o siete segundos logró romper el tubo de acero,
como si fuera un bastón dulce.
Takaesu colocó el pedazo restante del tubo de hierro dentro de su boca y lo
masticó varias veces. El chirrido del metal se hacía cada vez más agudo.
Lo que finalmente escupió sobre la tela plástica que había bajo sus pies fue
un trozo de metal de medidas milimétricas. No había gotas de sangre sobre ellas.
— Cattivo10.
Dando un paso adelante y pisando las piezas de metal, se inclinó frente a los
ojos de la muchacha.
— Sin embargo, parece que sus huesos sabrán delicioso.
Al escuchar eso, la chica intentó gritar sin éxito, pues la cinta en su boca no
permitía emitir ningún sonido, y comenzó a mover su cuerpo como si fuese un
juguete roto. Sus rodillas que estaban atadas, inútilmente comenzaron a patear
el aire. En eso Takaesu las tomó con su mano derecha. Y sin dudarlo,
rápidamente retiró las botas que ella estaba usando.
— ¡¡!!
Los lamentos de la chica se intensificaron notablemente. Pero para Takaesu,
eso no era más que música de fondo para incrementar la diversión de su
experiencia de esta cena que tendría.
Luego de remover los calcetines, comenzó a apreciar intensamente los pies
descalzos expuestos. De seguro ofrecerían la mayor calidad o firmeza.
Quería morderla rápidamente, pero dejarla morir tan fácil sería
decepcionante; primero, debía preparar algo para detener el sangrado. Takaesu,
nuevamente, buscó en su bolso y saco un rollo de nylon. Cuando estaba a punto
de agarrar la pantorrilla de la chica, su mano se heló. Un débil sonido llego a
sus oídos. Temía que fuera el ruido una rama seca rompiéndose.
Después de unos segundos, volvió a escuchar el mismo sonido. No estaba
equivocado. Alguien se acercaba al cobertizo.

10
N.T: Malo en italiano.
— ¡Si gritas, te mato en el acto! –susurró, llevando sus extraños rasgos cerca
de su rostro y viendo sus ojos anegados de lágrimas con la mayor cercanía
posible.
Colocó el pie de la chica que tenía agarrado el suelo, se acercó a la parte
trasera de la puerta corredera y colocó su oído en el hierro oxidado.
Escuchaba un crujido con intervalos regulares. Era el sonido de pies pasando
sobre el montón de hojas caídas. La persona estaba increíblemente cerca del
cobertizo.
Se preguntaba si era la policía, pero luego comprendió que los pasos que oía
solo pertenecían a una persona. Fuese un detective o un miembro de los SWAT,
ningún oficial de policía actuaria por su cuenta. ¿Entonces era el conserje del
parque? ¿Acaso el cobertizo tenía apariencia de abandonado por años porque el
deseo de Takaesu por usarlo le había nublado el juicio?
Takaesu sacudió un poco su cabeza, y miró la luz LED que puso sobre los
utensilios de limpieza. Pensó por un momento apagarla, pero luego decidió
dejar todo como estaba.
Se dio la vuelta y se preparó, justo al lado de la puerta. Sin importar quién
fuese, en lo que la persona entrara, inmediatamente la asesinaría. Esta vez no se
molestaría en apretarle la arteria carótida. Le rasgaría el cuello de una mordida.
Era una pena que tuviese que poner a la espera a su presa de buena calidad
para masticar ese hueso inferior, pero esa era su recompensa por hacer algo
estúpido.
Su mandíbula, pronunciada como de tiburón, se abrió por completo. Sus
dientes delanteros, afilados como navajas, brillaron bajo la luz LED.
*
Tras caminar unos pocos metros, Minoru se alejó del campo de recreación y
se adentró en el oscuro bosque.
No había forma de decir que el hedor mezclado en el aire fuese su
imaginación. Aun en la dirección de la que provenía, podía identificarlo
claramente. Antes de darse cuenta, la luz de los faros de las calles ya no llegaba
hasta donde él estaba, pero ya que era probable que su visión se hubiese vuelto
más sensible que antes, no le fue tan difícil avanzar.
Minoru sabía que estaba haciendo algo estúpido. Independientemente de cuál
fuese la fuente del olor probablemente era algo desagradable, y sabía que
querría borrar el hecho de descubrirlo más adelante.
Aunque podría ser mejor si diese media vuelta, luego sería atacado por un
sentimiento de auto-odio, como siempre. Ya había llegado hasta aquí porque se
sentía incómodo por el hecho de que el olor anormal proviniese de la dirección
por la que Tomomi Minowa se había ido, por lo que si se iba sin poder
asegurarse de que no había nada, se sentiría abrumado por su propia cobardía
y frialdad.
“…Al final, ¿todo lo que es hago es por mí?”
Mientras pensaba eso, su boca se torció. En esto, su zapato izquierdo pisó
una rama seca, emitiendo un crujido seco. Minoru se detuvo por reflejo, y se
estiró para ver a través de la oscuridad frente a él. Notó que, a unas pocas
decenas de metros de distancia, había un cobertizo. Probablemente un almacén
o algo; pero su condición medio destruida, y azotada por el clima, la hacían
parecer que no estuviese siendo usada.
Sin embargo, Minoru sabía que el olor provenía de allí.
Evidentemente, a los alrededores del edificio no había nada ni nadie.
Entonces, ¿estaba dentro del cobertizo? De ser así, entonces el extraño hedor no
pertenecía a un animal salvaje.
Se sintió como si se le pusiera la piel de gallina. Sus heladas palmas estaban
empapadas de sudor. Aunque no estaba moviéndose, parecía que el hedor se
intensificaba cada vez más. Incluso cuando usó su mano izquierda para cubrirse
la nariz con su bufanda, el olor que perforaba sus células olfativas no
desaparecía.
En ese cobertizo, algo fuera de lo ordinario se estaba ocultando.
Inconscientemente, su pie derecho dio un paso atrás, y pisó otra rama seca.
Escuchando su propio sonido, su cuerpo se estremeció de repente.
Él quería darse vuelta y correr muy lejos de ese cobertizo. Apenas
tranquilizándose, agarró la parte delantera de su uniforme con su mano
empapada de sudor.
Al hacerlo, sintió algo que le dolía y le picaba en el espacio entre su
entumecida palma y su corazón, el cual latía como un timbre.
Era esa cosa. El pequeño orbe que estaba alojado en su esternón estaba
latiendo con furor. Le susurraba a Minoru: “No temas, adelante”.
Tomó una respiración profunda y lentamente comenzó a exhalar. Luego,
Minoru dio un paso con su pie derecho, el que había retirado antes. Luego,
movió su pie izquierdo. Luego el derecho otra vez. Caminando con pasos tan
seguros que lo sorprendían, se quitó la bufanda y el bolso que llevaba cruzado
sobre su pecho, y los colocó cuidadosamente en el suelo.
El cobertizo estaba justo delante de él ahora. Cuando miró cuidadosamente
la grieta increíblemente delgada entre la puerta de hierro que estaba cerrada y
la pared, le dio la impresión de que había una luz tenue que se filtraba.
Mientras más avanzaba, el olor de bestia se hacía notar aún más, pero
misteriosamente, Minoru no tener dificultades para respirar. Definitivamente
no estaba percibiendo esto porque las células en su nariz captasen algún material
que tuviese esencia. Era su cerebro quien tomaba algún tipo de información y
la interpretaba directamente como olor.
Como si fuese atraído por ello, Minoru extendió su mano derecha, sostuvo el
pomo de la puerta, y tiró de él para abrirla.
En esto inhaló rápidamente. Un plástico azul estaba extendido en el suelo del
tenue cobertizo, y encima de este, Tomomi Minowa estaba atada de manos y
pies atados con cinta gris, y amordazada. Aunque cargaba la parte superior e
inferior de su uniforme deportivo, no entendía por qué solo sus zapatos y
calcetines habían sido removidos de sus pies.
—…Mi… –dijo Minoru con voz ahogada y grave mientras entraba en el
cobertizo.
Al mismo tiempo, con los ojos muy abiertos, Tomomi comenzó a sacudir
violentamente la cabeza, como si le dijese que no pasara. Justo después, una
variedad de cosas sucedieron.
El olor de bestia, tan denso que podía sentirse hasta su malicia, se acercó a
Minoru.
Directamente a su izquierda, una sombra negra voló hacia él con un poder
increíble.
Una enorme y pronunciada boca con una forma inhumana atacó a Minoru a
la altura de su cuello. Los dientes inusualmente grandes y feroces tocaron la piel
en la parte posterior de su cuello.
*
Era un chico. Muy joven. Un estudiante de secundaria.
Parecía conocer a la chica. ¿Estudiaban en la misma escuela? ¿Es por este
ragazzo11 que ella está llorando?
Si era así, sería bueno capturarlo. Qué divertido habría sido alinearlos y
turnarse al masticarlos. Lamentablemente, ya era demasiado tarde. No podía
detener a sus mandíbulas, sus dientes ni a esa cosa.
Era un cuello muy delgado. Delgado como el de una mujer. Takaesu estaba
seguro que podría atravesar la columna vertebral con una mordida.
Era fácil tenerla entre sus dientes.

Takaesu pensó en todo eso en los 0.3 segundos después de que la molestia
llegase a su visión. Ladeó levemente la cabeza, colocó su boca en el cuello del
niño que estaba cubierto por el uniforme escolar. Los dientes del lado derecho
tocaron la densa tela tejida negra mientras que los del lado izquierdo tocaron la
piel blanca. Si mordiese así, de seguro atravesaría la carne y el hueso, revelando
una adorable sección cruzada de color rojo, rosa y blanco.
Los músculos de su mandíbula estaban listos. Iba a liberar en ese instante
todo el poder de tiburón que tenía reprimido——
Fue ahí cuando sucedió algo muy inesperado.
Un extraño olor lo golpeó justo en la cara. Era un hedor irritante, químico,
artificial que nunca antes había percibido.
Al mismo tiempo, el cuello del chico se hinchó – o eso le pareció.

11
N.T: Significa joven o chico en italiano.
Los dientes de Takaesu, los cuales tenían que cortar la piel, fueron empujados
hacia atrás por una presión mayor a su fuerza de mordida. Algo increíblemente
duro e inimaginablemente liso estaba rechazando sus dientes. Seguido de eso,
un dolor pasó por su musculo masetero en ambos lados, advirtiéndole que su
fibra muscular se estaba deteriorando.
Sus ojos se ampliaron por la sorpresa, y Takaesu vio su mandíbula
enormemente pronunciada. Después de eso, se sorprendió aún más.
Definitivamente tuvo la sensación de que su mandíbula había mordido algo.
Sin embargo, los dientes no habían tenido contacto con la carne. Estaban
temblando ligeramente, pero inmóviles, separados de la piel blanca por tan solo
3 centímetros.
Pero si ese era el caso, entonces, ¿qué era esa terrible firmeza que sentía en
los huesos de su mandíbula? ¿Será que el cuello del chico estaba protegiendo la
parte posterior de su cuello con vidrio templado o algo parecido?
No, incluso si se tratara de cualquier tipo de vidrio o resina, Takaesu
fácilmente podría romperlos en su modo tiburón tigre. Entonces, ¿era diamante?
¿Este insignificante estudiante de secundaria era capaz de llevar semejante
material?
Los pensamientos de Takaesu fueron arrojados a la confusión – el material
era más sólido que cualquier cosa que hubiese encontrado antes, e
incomprensiblemente, no podía verlo. Aun así, no abrió su mandíbula. No podía
existir nada que Takaesu, como un tiburón tigre, no pudiese masticar.
Ignorando por completo los lamentos que su musculo masetero emitía, aplicó
toda la fuerza que pudo. En cierto punto, el misterioso e irritante hedor había
desaparecido, aun así, Takaesu no se preocupaba por eso; su atención estaba
centrada en atravesar esa cosa transparente.
Como resultado, no había considerado evitar el puño derecho que el chico
había levantado torpemente luego de recuperarse del asombro.
Ya que él le había permitido a la cosa vivir en su mandíbula inferior, la
fuerza, no solo de sus dientes y mandíbulas, sino también las de sus habilidades
físicas se habían disparado. Incluso si recibiera uno o dos golpes de este
debilucho estudiante de secundaria, no sentiría dolor alguno. Ignorando por
completo el puñetazo, Takaesu apretó con toda la fuerza que podía usar——
Choque.
Su campo de visión rápidamente se oscureció, y un destello de chispas
blancas apareció. Su sien derecha se sintió caliente, como si se estuviese
quemando, y luego fue abrumado por un dolor severo como si un clavo de hierro
estuviese perforándolo. Incluso su sentido del equilibro fue alterado como si su
cerebro estuviese siendo sacudido. Takaesu luchó por mantenerse en pie,
tratando de no caerse.
Fue golpeado. Pero no fue algo hecho con las manos vacías. Fue un golpe de
algo duro, pesado y liso… Se podía comparar con el golpe de una esfera de
acero pulido a toda potencia. ¿Eso significaba que la protección invisible del
chico no estaba solo alrededor de su cuello? ¿Estaba usando algún tipo de
guante hecho a base de diamante u otro material en su puño?
No. Quizá sea...
Presionando tu tambaleante cuerpo contra la pared a su izquierda, Takaesu
trató de empujar los dedos de su mano izquierda en el abdomen desprotegido
del chico. Sin embargo, sus dedos no alcanzaron nada. Tal y como era de
esperarse, estos golpearon algo justo por encima del abrigo Chesterfield gris
que el joven cargaba. Era un muro invisible, liso, e increíblemente duro; ni frío
ni caliente.
Todo el cuerpo. Todo el cuerpo del niño estaba protegido.
Mientras Takaesu pensaba en todo eso, el chico nuevamente volvió a levantar
su brazo derecho. Eran los movimientos de un novato. Pero aun así, si Takaesu
llegaba a recibir otro golpe con la misma fuerza de hace un rato, posiblemente
caiga desmayado.
Tragándose una pena indescriptible, Takaesu abrió su mandíbula y soltó el
cuello del chico. Se agachó, la gran cantidad de saliva que había acumulado en
su boca salió.
El puño del joven pasó a través del espacio donde la cabeza de
Takaesu estaba segundos antes y chocó contra la puerta corredera de metal
medio abierta. Hubo un ruido estrepitoso, como si un gran hombre que se
enorgulleciera de su fuerza hubiese azotado la puerta con un martillo de acero.
Hubo una fuerza increíble, como si un gran hombre que se enorgulleciese de
su fuerza hubiese golpeado la puerta con un martillo de acero. La superficie de
la puerta se hundió notablemente y rastros de la pintura se esparcieron por el
aire. Aprovechando la oportunidad, Takaesu comenzó a arrastrarse por el suelo
hasta salir del cobertizo.
Luego de rodar y rodar casi unos cuatro metros, busco la manera de
levantarse. Una gran cantidad de hojas caídas no solo se había pegado no solo
en su uniforme nuevo sino también en su cabello. Su piel estaba llena de polvo.
De su sien, gotas de sangre caían, además, estaba babeando notablemente. Todo
su cerebro había sido sacudido de tal manera que terminó agachado y con el
trasero visible. Era una posesión intolerablemente horrenda, pero Takaesu no
podía permitirse sentir ira en esos momentos.
Una vez más, examinó de pies a cabeza al chico que había aparecido en la
puerta del cobertizo. Probablemente era unos siete u ocho centímetros más
pequeño que Takaesu, quien media un metro ochenta y tres. Tal vez, era
bastante alto para su edad, pero era físicamente débil, y no parecía ser capaz de
lanzar un golpe lo suficientemente fuerte como para causar una abolladura a una
puerta de hierro…
No, un momento. La sombra creada por la luz LED que provenía desde el
interior del cobertizo no estaba tocando los pies del chico.
Estaba flotando.
Los pies del chico estaban separados unos centímetros de la entrada de
concreto. ¿Acaso esa coraza invisible cubría incluso hasta sus pies?
Una armadura que podía cubrir todas las partes del cuerpo de una persona sin
dejar aberturas, era totalmente transparente, además de ser más fuerte que el
acero, y expandirse y contraerse a voluntad. No había manera de que algo así
pudiese crearse con la ciencia y tecnología actuales.
Tratando de soportar el dolor de su hinchada y punzante sien, Takaesu llego
a una conclusión muy desagradable.
Era esa cosa.
Ese estudiante de secundaria que estaba a unos cuatro o cinco metros de
distancia de él también debería tener esa pequeña esfera en cualquier parte de
su cuerpo.
Takaesu no era la única persona que había sido elegida. Además, esa cosa le
dio poderes diferentes. Él poseía el poder de un tiburón —— y el chico había
obtenido una armadura invisible.
¿Aún había otros? ¿Otros humanos que tenían orbes dentro de ellos? ¿Todos
tenía poderes extraños y poderosos, y estaban escondidos en algún lugar de
Japón?
—…No puedo aceptarlo -con una voz ronca, Takaesu murmuró.
El nunca aceptaría ese tipo de cosas. Era inaceptable que alguien además de
Hikaru Takaesu perteneciese a las especies superiores y sobrenaturalmente
poderosas.
Haciendo rechinar sus aun crecidos dientes, se decidió. Debía eliminarlos. A
todos. Al chico que tenía frente a él… y a todos los demás que tuviesen el ojo,
si es que los había. La cosa latió con locura en el centro de su mandíbula. Era
como si estuviese clamando que los cazara, los masticara y los matara.
Ya no le importaba el dolor de su sien izquierda o su retorcido sentido del
equilibrio. Aún inclinado hacia adelante e incitado por una ira abrumadora,
Takaesu buscó la manera de reprimirla rápidamente. En su próximo ataque,
masticaría al chico. Haría pedazos todos los huesos del cuerpo del chico, junto
con la armadura transparente que lo protegía.
Pero antes de eso, debía reunir tanta información como podía. Tal vez el chico
podría saber algo acerca de los demás, además de él, que poseyesen el ojo.
Como sus dientes ardían, aspiró aire seco con la boca ligeramente abierta,
luego de enfriarlos Takaesu le dirigió unas palabras al chico.
*
El hombre ante él parecía estar diciendo algo, pero Minoru no podía
escucharlo.
Para él… parecía masculino. Pero no estaba seguro sobre la humanidad de la
figura. Su estatura superaba los ciento ochenta centímetros. Sus extremidades
eran bastante largas, y sus hombros anchos. Llevaba puesto un traje deportivo
negro, y Minoru podía sentir la densidad de sus músculos endurecidos.
Tenía aproximadamente treinta años de años de edad. Su cabello corto estaba
arreglado en un corte de dos bloques, y todo desde su frente hasta sus ojos
emanaba un aire de inteligencia. Sin embargo, el problema era la mitad inferior
de su cara.
Al principio, cuando Minoru lo vio, pensó que era un dinosaurio. Su
mandíbula extrañamente larga se pronunciaba hacia delante, dientes con
dimensiones inhumanas se asomaban. Pero por la forma afilada de la
mandíbula, le pareció más similar a la de un pez que a la de un reptil. Lo que es
más, era un pez enorme y carnívoro capaz de atacar a los humanos: un tiburón.
Los enormes y triangulares dientes eran filosos y puntiagudos, y brillaban
húmedamente. Densos grupos de músculos corrían a ambos lados del rostro.
Esa mandíbula ocultaba un impresionante poder, y no cabía duda que, con solo
una mordida que dieran, podrían despedazar fácilmente un cuerpo humano.
Solo con pensar en cómo esa mandíbula había estado alrededor de su cuello
por solo un instante, hizo que por su cuerpo corriesen escalofríos.
Solo un minutos y varios segundos antes——
Después de abrir la puerta del cobertizo y ver a Tomomi Minowa atada de
manos y pies, Minoru había dejado de pensar. Si hubiese sido capaz de usar un
poco su cabeza, probablemente habría sido consciente de la posibilidad de que,
quien hubiese secuestrado a Tomomi, se encontraba escondido y al acecho en
algún punto ciego detrás de la puerta, pero él solo entró despreocupadamente.
Entonces, una sombra negra saltó desde su lado izquierdo—— dientes fríos
y un aliento caliente como el fuego tocaron su cuello. De repente, él sintió que
la cosa en el centro de su pecho se sacudió con violencia.
Inmediatamente, el extraño fenómeno nuevamente se produjo.
Todo sonido desapareció, su campo de visión cambio su color, y su cuerpo
comenzó a flotar ligeramente.
Cuando Minoru sintió que los dientes de su atacante – los cuales
definitivamente hundieron la piel de su cuello – fueron empujados hacia atrás
por una fuerza invisible, finalmente entendió lo que le estaba sucediendo.
Era un caparazón.
Era un caparazón invisible y espantosamente duro que podía transformarse a
voluntad, y se generaba alrededor de su cuerpo sin dejar ninguna abertura. Tenía
unos tres centímetros de espesor. Era extraño que no pudiese sentir el uniforme
y el abrigo Chesterfield ser presionados dentro del caparazón, pero dada la
situación, no podía permitirse estar pensando en eso.
Usó toda su concentración para crear un puño y empujarlo hacia su atacante.
El puñetazo fue tan torpe que hasta él creyó que era patético, pero aun así, logró
golpearlo de alguna manera. Debido a que no logró sentir el retroceso, pensó
que no había causado daño mayor e intento realizar una vez más el mismo
ataque. Esta vez, el hombre se lanzó al suelo y lo evadió, pero se quedó en el
suelo y rodó hasta salir del cobertizo — fue ahí donde enfrentó a Minoru.
¿Qué demonios era él?
Minoru respondió su propia pregunta Era obvio. En el pecho del hombre…
No, era no era la única posibilidad. El hombre era humano, y ese orbe se
encontraba en alguna parte de su cuerpo.
Como Minoru lo había imaginado repetidas veces, había otras personas que
se habían encontrado con eso. En otras palabras, ese hombre era uno de la
especie de Minoru.
Pero no había rastro de algo parecido a camaradería en los ojos del hombre
con mandíbula de tiburón. Sus ojos solo destellaban con un instinto asesino y
frío, y una animosidad hirviente.
Mirando a Minoru, quien estaba inmóvil, el hombre tiburón movió su
mandíbula un par de veces. Parecía como si estuviese diciendo algo, pero
cubierto por el caparazón invisible, Minoru no podía siquiera escuchar el sonido
del viento en la copa de los árboles ni el tráfico en el puente Akigase, mucho
menos lo que el hombre estuviese diciendo. Pero no todo era silencioso. Él
sentía como si pudiese escuchar un débil bajo pesado, así como el whump,
whump de una máquina… o el latido de una enorme criatura. No tenía idea de
lo que pudiese ser.
El hombre estaba a menos de cinco metros de distancia. En estas
circunstancias, perder ese caparazón sería demasiado peligroso. En realidad él
no sabía cómo liberarse de él, pero aun así, Minoru tenía curiosidad por saber
lo que el hombre le estaba diciendo…
Minoru inhaló el aire inodoro e insípido. En él, hasta la esencia de su propio
cuerpo era imperceptible. Cuando llenó sus pulmones, sucedió.
El tono ligeramente azulado que cubría su campo visual volvió a la
normalidad, su cuerpo cayó tres centímetros y las suelas de sus zapatos tocaron
de nuevo el concreto húmedo.
—…¡!
El caparazón había desaparecido. Debido a la sorpresa, estuvo a punto de
emitir un sonido, pero en el último momento se contuvo. Si el hombre se daba
cuenta que involuntariamente lo había liberado sin darse cuenta, lo atacaría
nuevamente.
Pero afortunadamente, el hombre tiburón creía que Minoru había tomado la
decisión de eliminar el caparazón. Haciendo un movimiento con su boca
nuevamente, abrió los brazos e hizo un gesto sofisticado.
—…Vaya, vaya. ¿Así que finalmente estás de humor para escuchar lo que
tengo que decir?
Originalmente, el hombre probablemente tenía una hermosa voz que sonase
bien, pero ahora sonaba como si un alienígena tratase de imitar el habla humano.
Su forma de hablar sonaba extrañamente distorsionada debido a que el final de
sus palabras era incierto.
Cuando Minoru quedó en silencio, el hombre inclinó suavemente la cabeza
y continuó.
— Chico, confírmame algo… ¿Lo tienes en alguna parte de tu cuerpo? ¿El
ojo rojo?
— ¿…Ojo…?
Minoru preguntó reflexivamente.
Lo que el hombre había dicho claramente se refería a esa cosa que estaba
enterrada en el pecho de Minoru. Sin embargo, había una inconsistencia que no
podía ignorar.
Hace tres meses, una misteriosa esfera cayó del cielo. Aunque lo que vieron
sus ojos duró unos pocos segundos, Minoru parecía recordar cada detalle.
El diámetro de la esfera era menor a los dos centímetros. La superficie tenía
un brillo como si estuviese húmeda, y el núcleo que era de una dimensión menor
estaba alojado debajo de la capa superior transparente.
Ahora que el hombre lo mencionaba, esa esfera de doble capa realmente tenía
un parecido al ojo de una criatura viviente. Pero…
— ¿Rojo…?
Eso era lo único que era claramente erróneo.
La esfera que se había deslizado en el pecho de Minoru, tenía una capa
transparente dando un tono gris claro, y el núcleo era negro, como si se tragara
toda la luz. Eso quiere decir que, ¿cada esfera tenía un color diferente? Para
empezar, ¿cuántas existían en total…?
Como si estuviese irritado, el hombre apuntó su mandíbula hacia Minoru,
quien estaba demasiado tenso.
— ¿Qué sucede? ¿Lo tienes o no?
— Sí, si lo tengo… O hay uno dentro de mi cuerpo… –Minoru respondió con
voz ronca.
El hombre asintió y, entrecerrando los ojos, preguntó nuevamente.
— ¿Hace tres meses?
Minoru asintió suavemente.
— Ya veo.
El hombre cerró su gran mandíbula, y los extremos de su boca se estiraron
para dar una sonrisa vagamente amenazadora que causaría pesadillas a un niño.
— Bueno, tu ojo parece haberte otorgado un poder bastante placentero. Una
armadura invisible que cubre todo tu cuerpo… Eso me ha dejado desconcertado.
Pero lo que más me sorprende es el hecho de que existan otras personas que
posean el ojo.
La forma en la que habló se sintió amable, pero la intención asesina albergada
en los ojos del hombre no desaparecía. No, Minoru no podía tener una idea
equivocada. Aunque él y el hombre tiburón ante él compartían el hecho de que
los orbes vivían dentro de ellos, el hombre definitivamente no era alguien con
el que pudiese encontrar entendimiento mutuo. Eso era porque este hombre fue
el que atacó a Tomomi Minowa, la llevó al cobertizo detrás de ellos, y la ató de
manos y pies.
Si Minoru no los hubiese interrumpido… ¿qué le hubiese hecho este hombre
a Tomomi?
Generalmente, cuando un hombre secuestra a una chica de secundaria y la
ata de manos y pies, se sabe que solo haría una cosa. Pero este hombre no era
un ser humano ordinario. Tenía una mandíbula extrañamente formada y
grandemente protuberante, y unos enormes y afilados dientes. ¿Habría usado
esos dientes para…?
El hombre confirmó fácilmente las aterradoras imaginaciones de Minoru.
— Bueno, luego te masticaré apropiadamente. No importa cuánta armadura
tengas, si solo protege tu cuerpo, hallaré una forma. No te preocupes; no te
mataré al instante. Me tomaré mi tiempo para masticarla lo más lento posible
mientras observas, inmóvil. No, no. Si invierto el orden, ¿sería mejor…?
— ¿M-masticar…? ¿A qué te refieres con masticar…? –Minoru murmuró,
asombrado, y el hombre nuevamente sonrío malvadamente.
— Oye, oye. Cuando la gente mastica algo, es solo por una razón, ¿cierto?
Comer, obviamente. Mis dientes existen para eso.
— C-comer… ¿Por qué hacer una cosa así? ¿Acaso ese ojo… te manipuló el
cerebro o algo así…?
— Es mi propia decisión, claro está. El ojo no hizo más que darme los medios
para hacerlo. Siempre he querido masticar personas. Por eso es que el ojo vino
a mí… Por cierto, serás la quinta persona que mastique. Y esa chica detrás de ti
será la sexta.
Su extraña sonrisa se hizo notablemente más grande, exponiendo varios de
sus perversos dientes con forma de daga que se ocultaban bajo sus alargados
labios.
— Bueno… ¿Será que empiezo a saborear?
Humedeciéndose los labios con la lengua color rojo oscuro, el hombre
comenzó a acortar poco a poco la distancia entre ellos. Tomando aliento tras
aliento, Minoru pensó.
“Este tipo realmente planea masticarnos a Minowa y a mí hasta matarnos.
Debo apresurarme y activar de nuevo el caparazón. Pero aún no sé cómo
activar el interruptor”
“Hace tres días, cuando estuve a punto de entrar en contacto con esa
bicicleta. Hace dos días, cuando el chico de grado superior estuvo preparado
para golpearme. Y hace unos minutos, cuando el hombre frente a mí mordió mi
cuello. Tiene que haber alguna acción en común que tomé en esas tres
oportunidades antes que el caparazón apareciera”
La distancia entre él y el hombre se redujo a tres metros.
“…Formar un puño… No”
La distancia se redujo a dos metros.
“…Apretando mis dientes… No”
El hombre estaba justo delante de él, y abrió su perversa mandíbula lo más
que pudo. Los dientes tenían un ligero lustre metálico, y brillaban al recibir la
luz nocturna.
“…Eso es. Todas esas veces, y hace un instante, respiré como——”
Minoru rápidamente respiró profundamente. Pero justo antes que la habilidad
que el orbe le había concedido se activase…
Algo que Minoru y el hombre espantoso y extrañamente formado jamás
habían imaginado sucedió.
Un ¡bam! resonó en el aire, y justo en el lado izquierdo del tiburón desde la
perspectiva de Minoru, una gran cantidad de hojas que se habían apilado en el
suelo volaron en el aire.
Una figura que minutos antes no estaba allí, apareció. Su larga cabellera se
batía en el ondulante viento. Era una chica con un blazer oscuro. En su mano
derecha, llevaba una especie de vara.
— ¡Nn...!
El hombre tiburón se giró suavemente hacia la derecha, y sus ojos se abrieron
mientras soltaba un quejido. En ese punto, la chica estaba proyectando la vara
negra que cargaba en su mano derecha. En el instante en el que la punta de esta
tocó el lado derecho del hombre, unas chispas intensas destellaron con un
chasquido.
— ¡Guh!
Al mismo tiempo que el cuerpo del hombre se retorcía de un lado a otro,
Minoru, debido al shock, soltó el aliento que había inhalado.
La chica que estaba de pie a una corta distancia, y usaba un blazer, no había
saltado desde el techo del cobertizo o de las copas de los árboles. Por supuesto,
tampoco había estado oculta en el suelo. Ella simplemente había aparecido allí
en un instante.
Debido a su larga cabellera, su rostro no era muy visible. Su blazer, que
parecía negro azabache en la oscuridad, y su falda gris-plateado probablemente
pertenecían al uniforme de alguna escuela. Unas medias negras cubrían
totalmente sus piernas, y sus zapatos eran unos tenis de corte medio que
llegaban por encima de sus tobillos.
Por la manera que estaba vestida, parecía una estudiante de secundaria
común. Claro, si no fuese por la vara negra de aproximadamente 30 centímetros.
Dos electrodos se extendían desde la punta de la vara; probablemente era algo
parecido a eso llamado arma aturdidora. Y aunque Minoru no tenía
conocimiento alguno sobre ese tipo de herramientas, era obviamente tan
poderosa que uno podría pensar que se trataba de algo ilegal.
El hombre tiburón había recibido varios impactos eléctricos, y se inclinó
violentamente hacia atrás, su esbelta figura tan tensa como un tablero. Pero justo
antes de caer al suelo, afincó su pie izquierdo y se las arregló para mantenerse
de pie. Con toda la parte superior de su cuerpo echada hacia atrás, lo único que
era visible era la punta de su larga mandíbula. De repente, abriéndola hasta el
límite, rugió fuertemente.
— ¡Gwaaah!
Si los tiburones fuesen animales terrestres, esa probablemente fuese la forma
en la que aullarían. La voz del hombre estaba rebosando con la ira suficiente
para sacudir el aire, haciendo que el cuerpo de Minoru se volviese a tensar.
Bajo el traje de entrenamiento de color negro que usaba el hombre, sus
músculos se retorcieron. Se había inclinado hacia atrás, pero ahora su cuerpo se
enderezó como si hubiese sido impulsado. Debido a la descarga eléctrica que
recibió, sus brazos colgaban sin fuerzas, mostró su cabeza y voló hacia la
misteriosa chica.
—...¡!
Minoru de repente tomó un respiro.
Aunque la identidad de la chica aún era desconocida, era evidente el
resultado: ella salvó a Minoru. Asi que él tenía que salvarla. O eso pensó – pero
no podía mover su cuerpo. Todo su cuerpo se acobardó ante el rugido del
hombre tiburón.
Las mandíbulas con sus feroces colmillos se movieron hacia la chica de
cabello negro. Ella trató de echar su cuerpo hacia atrás, empujando el suelo y
corriendo, pero no había forma de que ella pudiese escapar. Si resultaba
mordida por esas fauces, la mitad de su cabeza le sería arrancada——
¡Shing! Tras ese sonido metálico, chispas blancas salieron dispersas de los
dientes cerrados. Lo único que mordió fue aire. La chica, justo en lo que la
mandíbula se cerró, se agachó.
Sin embargo, el hombre tiburón no se detuvo. Abrió sus mandíbulas una vez
más, tratando de morderla como diera lugar. Abrió y cerró su boca nuevamente
con un ¡Shing, shing!, pero la chica se movió a ambos lados, apenas logrando
evadirlo.
Su forma de moverse era impresionante – pero no podía esquivar al hombre
para siempre. ¿Por qué no trataba de usar esa vara eléctrica que era más
poderosa que un arma aturdidora normal? ¿Era porque, a cambio de su ataque
tan potente, no podía ser usada continuamente?
Minoru nuevamente pensó que necesitaba ayudarla. Se esforzó por mover su
tenso y aturdido pie derecho hacia adelante. Mientras avanzaba extrañamente,
tomó un profundo respiro…
Pero en ese momento, la chica colapsó hacia la izquierda. Quizá se resbaló
con las hojas húmedas caídas en el suelo.
— ¡¡Gwah!!
El hombre tiburón dio un rugido rápido, y se lanzó sobre la chica.
La agarró con las dos manos, abrió sus mandíbulas a un ángulo mayor a los
noventa grados, tomó el delicado cuello de la chica, y——
—…¡!
Minoru había estado centrándose completamente en abalanzarse sobre la
espalda del hombre, pero involuntariamente detuvo su movimiento.
Por primera vez pudo ver el rostro de la chica.
No había ni una pizca de miedo en su rostro hermoso y bien definido. Sus
labios estaban presionados, y sus ojos negros miraron directamente al monstruo
que estaba tratando de devorarla. La chica empujó la vara eléctrica en su mano
derecha hasta el fondo de la boca del hombre tiburón, su expresión
completamente compuesta seguía imperturbable.
¡Bang!
El ruido se escuchó de nuevo. La boca del hombre se llenó de un pálido
destello, y su cabello corto se puso completamente de punta.
La descarga eléctrica tuvo una duración de más de tres segundos. Luego de
eso, incluso el hombre tiburón probablemente no sería capaz de moverse.
Mientras la fuerza se deslizaba lentamente el cuerpo del hombre, Minoru sintió
otro escalofrío.
La chica del blazer negro, sin duda había estado repitiendo las evasiones
intencionalmente. La verdad era que, aunque ella pudo haber escapado con gran
facilidad, se atrevió a intentar obtener una abertura para atacar. Todo fue para
asegurar que el segundo choque incapacitara a su enemigo——
¿Quién era ella? Tanto la sensatez con la que manejó al monstruo
extrañamente formado y la vara eléctrica súper poderosa que no podía
comprarse en cualquier mercado hacía difícil creer que ella fuese la estudiante
que aparentaba ser. Lo más importante era el hecho de que apareciese junto al
hombre tiburón sin previo aviso. Ese fenómeno… o esa habilidad.
¿Acaso esa chica también la tenía? ¿A esa cosa?
En lo que Minoru pensó eso, fue cuando pasó.
El interior de la boca del hombre tiburón fue chamuscado por la electricidad,
quedando completamente inmóvil. El musculo grueso que se abultaba desde sus
mandíbulas hasta el cuello convulsionó. Su prominente y larga lengua fue
carbonizada, y humo blanco salió de las comisuras de su boca. El blanco de sus
ojos quedó completamente expuesto, por lo que no parecía estar consciente.
Sin embargo, el área alrededor de su enorme boca algo estaba temblando
como si perteneciese a una criatura independiente. Sus mandíbulas, que se
habían abierto hasta sus límites, comenzaron a cerrarse poco a poco.
Viendo los incisivos afilados del hombre tiburón morder suavemente la vara
eléctrica, Minoru jadeó con voz ronca.
— No… puede… ser…
El adorable rostro de la estudiante de secundaria se tensó mientras caía al
suelo, como si esa situación estuviese más allá de lo que anticipó. Su blanca
mano derecha presionó el interruptor del arma, produciendo el tercer estallido
eléctrico. Y al mismo tiempo…
Las mandíbulas del hombre tiburón se cerraron con un agudo ¡shing! La vara
eléctrica se dividió a la mitad y el cometido de las baterías se dispersó, enviando
llamas blancas al aire.
En ese momento, la mano derecha de la chica ya había soltado el arma. Se
levantó con movimientos ágiles, y puso distancia entre ella y el hombre.
Tras escupir los restos de la vara llameante, el hombre tiburón…torció los
chamuscados bordes de su boca, soltando un resoplido.
Sus ojos, los cuales habían dado vuelta hasta detrás de su cabeza, temblaron
y sus irises aparecieron. Las pupilas pequeñas y parecidas a unos puntos
brillaron hacia la chica mientras su voz resonaba indistintamente.
— Qué demostración fue esa…
El cuerpo del hombre se tambaleó como si sus heridas fuesen tan serías como
aparentaban, pero miró a la jovencita de cabello negro y dio un paso al frente.
—…No te dejare escapar… No sé quién eres en realidad, pero eso no
importa. Voy a comerte… Voy a masticarte hasta el hueso… Masticaré todos y
cada uno…
Mientras decía esas palabras terribles, comenzó a acortar la distancia.
La chica, que estaba a unos cinco metros de distancia, no hizo intento de
moverse. Separó suavemente las piernas y se arrodilló, mirando al hombre
tiburón acercarse.
“¿Qué haces? Apúrate y escapa” –Minoru oró desesperadamente, de pie en
la entrada del cobertizo.
Por lo que podía ver, la chica no tenía alguna vara eléctrica adicional, o
cualquier otra herramienta para defenderse. Asumiendo que ella tuviese el
mismo orbe que Minoru y el hombre tiburón en su interior –aunque no sabía de
qué color era– si podía derribar al hombre tiburón con la habilidad concedida,
ella probablemente no habría comenzado usando un arma de electrochoque.
Los zapatos deportivos de corte medio pisaban firmemente las hojas caídas,
y la forma en la que su falda gris plateado, y su pelo largo y liso se batían con
el viento se veían muy naturales, no parecía que ella tuviese el mismo tipo de
caparazón transparente que Minoru.
“¿Ella en realidad… está renunciando porque cree que no será capaz de
contratacar o escapar? ¿Sólo planea ser masticada por el hombre tiburón y
morir así?”
Mientras Minoru pensaba eso, apretaba fuertemente sus puños. Miró detrás
de él. Tomomi Minowa estaba tendida en el suelo al fondo del cobertizo, y
parecía que, debido al temor, había perdido el conocimiento. Se sintió mal por
ella, estando atada de manos y pies con cinta, pero ella no parecía estar herida.
Incluso tenía la opción de recoger a Tomomi justo ahora y salir corriendo del
parque. Pero la razón por la que había abierto la puerta del cobertizo era la
misma que le impedía escapar.
Devolviendo la mirada al frente, vió que el hombre tiburón y la chica del
blazer estaban separados a menos de tres metros de distancia. Minoru llenó su
pecho con aire. Consumiendo una porción de él, gritó.
— ¡Rápido, corre!
Luego dejó de respirar completamente. Sintió la presión de sus pulmones
juntándose en el centro de su esternón. No estaba seguro. Pro el orbe negro
respondió a la voluntad de Minoru.
El sonido de las hojas y el frio de mediados de invierno habían desaparecido.
Su cuerpo flotó ligeramente. El caparazón invisible había sido activado. En
efecto, su respiración era el interruptor.
Aun conteniendo la respiración, Minoru empujó el suelo a través del
caparazón. Dirigió su cabeza hacia el lado izquierdo del hombre tiburón
mientras este trataba de girarse hacia él.
Debió haber sido un impacto tremendo, pero todo lo que Minoru sintió fue
una pequeña disminución de su velocidad. Pero para el hombre, eso fue lo
mismo que ser golpeado por un bloque de hierro de más de cincuenta
kilogramos. Fue enviado a volar sin una pizca de resistencia y aterrizó en el
suelo junto con Minoru.
Hirviendo con una ira extrañamente intensa, el hombre intentó echar a
Minoru a un lado. Mientras éste trataba de retenerlo desesperadamente, el no
respirar comenzó a volverse doloroso. Sacudiéndose el miedo de que el
caparazón pudiese desaparecer, dejó escapar el gas carbónico que había
acumulado en sus pulmones e inhaló el aire inodoro e incoloro. Había respirado
un montón de veces dentro del caparazón durante el tiempo que luchó con el
hombre en la entrada del cobertizo, por lo que esto no debería deshacerlo.
Pero ahora tenía una nueva preocupación. El caparazón transparente
generado a una distancia de casi tres centímetros del cuerpo de Minoru. Cuando
calculó el área superficial de su cuerpo en clases de matemáticas, recordó que
había sido de 1.63 metros cuadrados. Entonces, ¿la cantidad de aire dentro del
caparazón era de unos cuarenta y nueve litros? ¿Cuántos respiros más tendría
que tomar para agotar el oxígeno que tenía incluido…?
Mientras Minoru consideraba eso, se le ocurrió que debía decirle a la chica
que corriera una vez más al mascullar las palabras. Volteó su rostro hacia ella.
Pero la chica de secundaria con el blazer negro no estaba allí.
Olvidó por un instante que se encontraba en medio de una batalla, y sus ojos
se abrieron notablemente. Minoru no había apartado sus ojos de la chica por
más de tres segundos. Sin importar a dónde corriese, debería ser imposible que
cubriese la distancia suficiente como para desaparecer completamente de su
campo visual. ¿Habría usado la misma habilidad que cuando apareció?
Fuese que el hombre tiburón notase o no la desaparición de la chica, él se
encontraba completamente alterado, tratando de masticar cualquier parte que
pudiese. Para empezar, el caparazón de Minoru estaba aislando los dientes del
hombre, pero no tenía idea de cuánto más podría resistir. ¿El oxígeno dentro del
caparazón desaparecería primero, o se rompería como cristal antes de eso?
De repente, una enorme cantidad de hojas caídas voló por el aire. Justo detrás
de donde el hombre tiburón estaba luchando contra Minoru, la chica se paró.
Esta vez, Minoru finalmente fue testigo del momento en el que ella apareció.
Sin embargo, tal como antes, no entendía cómo es que ella se movía.
Repentinamente, como si se hubiese teletransportado, la estudiante de
secundaria apareció en un lugar en el que no había estado 0,1 segundos antes.
Es más, ella estaba sujetando una vara negra en su mano derecha – una nueva
vara aturdidora. Era como si hubiese ido a buscar un repuesto y regresado al
lugar rápidamente.
Mirando la riña entre el hombre y Minoru, la chica frunció el ceño y gritó
algo. Claro, Minoru no podía escucharla dentro del caparazón, pero sintió que
estaba diciendo algo parecido a ‘Apártate’.
— ¡E-entendido!
Ella tampoco podía escucharlo, pero tras gritarle a su espalda, Minoru trató
de alejarse del hombre tiburón.
En eso——
Hasta ahora, el hombre tiburón había estado rugiendo como si hubiese
perdido los sentidos, pero ahora la fría luz de la razón brotó de sus ojos.
El hombre agarró a Minoru, quien había comenzado a levantarse, y lo elevó
junto con el caparazón en el aire con ambas manos. Y así, lanzó a Minoru con
una fuerza intensa en lo que, esencialmente, era un movimiento suplex de lucha
libre profesional, apuntando a la chica que estaba de pie directamente detrás de
ellos.
Parecía que esto era lo único que la misteriosa estudiante no había esperado.
Sus entrecerrados ojos se ampliaron y ella bajó su cuerpo para saltar fuera del
camino, pero probablemente no lo lograría a tiempo.
¡Iban a chocar——!
Minoru dejó de respirar por reflejo, centrando sus sentidos en el orbe.
Después, golpeó de frente a la chica como si se hubiese abalanzado sobre ella.
Colapsó en el suelo con gran fuerza, captando un aroma refrescante y una
delicada suavidad.
Había logrado liberar el caparazón en el último momento, pero eso le hizo
tener un impacto mayor; no pudo levantarse de inmediato. Aunque la chica
quedó atrapada debajo de Minoru, ella no se había quejado tanto hasta que le
gritó directamente al oído:
— ¡¡Muévete, ahora!!
Era la primera vez que escuchaba la voz de la chica. Era un tono claro que le
recordaba al sonido de una flecha de un arco japonés.
Se apresuró a saltar, pero la parte inferior de su abrigo y la falda de la chica
quedaron presionados bajo su rodilla derecha, por lo que tuvo problemas para
alejarse. Desistiendo de levantarse, rodó hacia la izquierda y puso algo de
distancia entre ellos.
Como era de esperarse, ella se levantó, manteniendo su cuerpo bajo mientras
preparaba la vara aturdidora en su mano derecha. Era un movimiento agraciado
que le hizo recordar a una pantera justo antes de saltar hacia su presa.
Pero poco después, una expresión de amarga decepción pasó por su rostro, el
cual estaba todo sucio. Lo que Minoru vio cuando se apresuró a darse vuelta fue
una figura negra cortando su paso a través de los densos arbustos al lado del
cobertizo, alejándose cada vez más. De cuando en cuando se escuchaba unos
snap, snap; podía haber sido el sonido del hombre tiburón masticando las ramas
que estaban en su camino.
Si ella podía moverse en un instante, habría sido capaz de atraparlo con ese
poder. Sin embargo, la chica permaneció agachada, inmóvil.
Los sonidos del hombre tiburón se fueron atenuando y desaparecieron
rápidamente. Había campos de futbol y canchas de tenis en esa dirección, por
lo que pronto estaría en un espacio abierto. ¿Esa misteriosa chica estaba
evitando ser vista por la gente?
Segundos después, la colegiala se levantó con un suspiro, casualmente estiró
su falda, y guardó la vara eléctrica en una pistolera que tenía en su pierna
derecha.
Sin siquiera mirar a Minoru, quien aún seguía sentado en el suelo, ella se dio
vuelta en dirección al cobertizo y comenzó a avanzar. Mientras caminaba,
acercó a su boca el pequeño reloj en su muñeca izquierda y susurró suavemente
en él.
— Biter huyó. Un objetivo a proteger, un objetivo inesperado a asegurar.
Trae los kits uno y tres.
“¿Acaso un reloj tan pequeño tiene capacidades de comunicación…?
Mientras Minoru pensaba eso algo asombrado, finalmente recordó quien
estaba en el cobertizo al que la chica se dirigía.
— Oh… Mi… Minowa.
Diciendo su nombre en fragmentos debido a lo tensa que estaba su boca,
logró reunir algo de fuerza en sus temblorosas piernas y se levantó. Cuando
Minoru llegó a la entrada del cobertizo, la chica misteriosa ya había tomado a
la desmayada Tomomi Minowa y la había sentado. Luego le tomó el pulso con
una mano práctica y verificó su respiración.
— E-eh… Minowa… ¿se encuentra… bien? –preguntó Minoru mientras
apretaba el borde de la puerta.
En eso, la chica levantó los ojos pero no trató de responder. Su mirada severa
fue directamente hacia Minoru, comunicándole su hostilidad.
Poco después, los labios de la chica finalmente se movieron.
— ¿Sabes cómo se llama esta chica?
Aunque fue intimidado por su gélido tono, él asintió.
— S-sí… Asistimos a la misma escuela…
— Hmph. Encima de ser un Ruby Eye, eres un completo idiota, ¿eh? Si eliges
a alguien de tu propia escuela, tu identidad será descubierta de inmediato.
Bueno, eso ahora es irrelevante, claro.
Minoru no pudo comprender lo que sus palabras significaban.
— ¿Ruby…? ¿Objetivo…?
— Ya deja de fingir, es terrible. Digo, tú y Biter discutían por la chica y
terminaron peleando.
— ¿Fingir…? ¿Biter…?
El noventa por ciento de lo que ella había dicho era incomprensible, pero no
pudo obviar las últimas palabras. Respirando profundamente, respondió con un
tono de voz ligeramente más alto:
— Si por ‘Biter’ te refieres a ese monstruo de hace rato, déjame decirte que
no es amigo mío…
En eso——
Minoru notó un ligero sonido que provenía de detrás de él. El sonido de
zapatos sobre hojas caídas. Rápidamente se alejó de la puerta y se dio la vuelta,
manteniendo la espalda contra la pared. Cuando lo hizo, notó una figura negra
a unos cinco metros de distancia.
Notó algo luego de que comenzara a inhalar, preguntándose si el hombre
había vuelto. Comparado al hombre tiburón – o Biter, de acuerdo a la expresión
usada por la chica – la figura era mucho más pequeña en sentido vertical.
Incluso comparado a Minoru, la persona era, probablemente, unos diez
centímetros más pequeña.
Por la altura de la figura, pensó que podría tratarse de otra chica, pero se
equivocó. Era un chico de la misma edad de la chica del blazer negro, o quizá
un poco mayor.
Tenía una gorra de béisbol de color oliva hacia atrás y usaba un chaleco
camuflado. En su mitad inferior, tenía unos pantalones cargo, holgados, y unas
botas de combate muy resistentes. Colgando de sus manos había maletines
metálicos de color negro.
Su ropa lo hacía parecer un poco dominante, pero no había ni un rastro de
peligro en su rostro o expresión. Sus ojos, los cuales hacían creer que estaban
siendo levantados con dificultad, se ampliaron y miraron fijamente a Minoru –
o quizá con la mirada vacía.
Inseguro de cómo responder, Minoru se quedó de pie ahí. Luego la chica salió
del cobertizo. Se había quitado el blazer, quedando en camiseta blanca, pero no
mostraba señales de estarse helando. Frunciéndole el ceño a Minoru con una
mirada que abiertamente estaba alerta, ella pasó un poco alejada de él y extendió
su mano izquierda hacia el chico pequeño.
— DD, el tercer maletín, por favor.
— Ah, e-está bien.
El joven llamado DD asintió y levantó el maletín en su mano izquierda. Pero
justo antes que la chica pudiese tomarlo, lo echó ligeramente hacia atrás.
—…Oye, ¿qué haces?
— Vamos, digo, ¿estabas hablando de este chico cuando mencionaste un
Ruby a asegurar? ¿Aunque él no la ató ni nada por el estilo?
— Si intenta algo, lo neutralizaré en el acto. Solo el hecho de que haya
luchado contra Biter sin morir es prueba suficiente. No te dejes engañar. La
interferencia mental ya ha comenzado. Secuestró a una chica de su escuela e
intentó matarla.
— Oh, vamos. ¿En serio? Pero si tiene una mirada dulce.
— ¿En serio…? Como sea, ¿a quién le importa? Rápido, dame eso. Quiero
encargarme de eso esta noche.
— Ah, entendido. Sólo eres impaciente como siempre, Yumii…
— Oye, ¿quién te dijo que podías darme un apodo? ¡Es Yumiko!
“Así que la chica se llama Yumiko, ¿Eh? Parece que es su verdadero nombre,
pero DD no puede ser el de él. O más bien, con una apariencia así, ¿acaso es
extranjero…?”
Tras pensar eso, Minoru finalmente captó el hecho de que ellos estaban
hablando de él. ¿Acaso ‘objetivo a asegurar’ significaba que ellos iban a
capturarlo? Si es así, entonces, ¿qué demonios querían decir con ‘encargarse de
esto’?
Mientras Minoru seguía de pie allí, Yumiko tomó el maletín, se dio vuelta, y
anunció fríamente:
— Si no te resistes, no seremos rudos contigo. Voy a darte un disparo ahora,
pero solo será un sedante, así dormirás un poco. Durante ese tiempo, haremos
una remoción quirúrgica y un bloqueo de memoria en alguna parte de Tokio, y
luego te dejaremos esta misma noche en tu casa.
Mientras ella decía eso, el maletín se abrió con un clic. Dentro, había una
enorme jeringa y algunos instrumentos adicionales a su alrededor, fijos en su
lugar mediante goma espuma de color negro.
Alejándose inconscientemente del maletín, Minoru preguntó en respuesta.
— ¿A-A qué… se refieren con remoción quirúrgica…?
— ¿No es obvio? –respondió Yumiko con un tono ligeramente más fuerte–.
La remoción del Third Eye enterrado en alguna parte de tu cuerpo.
— Third… Eye… –Minoru replicó en un murmullo.
Third Eye. Aunque esta era la primera vez que escuchaba esas palabras, hasta
Minoru fácilmente podría adivinar lo que significaban. El pequeño ser extraño
alojado en su esternón. Ese orbe de color negro que el hombre tiburón llamaba
‘ojo’.
Ya que estaban usando un nombre como Third Eye, esos dos debían estar
haciendo investigaciones y analizando los orbes. Y probablemente eran parte
de alguna organización.
Yumiko dio su interpretación del silencio de Minoru en una voz que
ligeramente se había suavizado.
—…El hecho de que hayas peleado contra Biter significa que no has sido
poseído por completo, ¿cierto? Pero si dejas las cosas así, comenzaras a atacar
y matar humanos indiscriminadamente como ese maldito tiburón. Justo ahora,
aún puedes volver a la vida que tenías. Esa que gozabas antes de que el Third
Eye te tomara como huésped.
¿Era porque la hostilidad en sus ojos había disminuido, aunque ligeramente?
Incluso en esta situación, Minoru no podía evitar sentir la intensa presencia
de Yumiko nuevamente. Sus rasgos eran tan solidos como si hubiesen sido
tallados por el cuchillo inspirado de un escultor profesional. Lo que
particularmente destacaba de ella era el color de sus ojos, tan profundos como
un cielo nocturno despejado. Terminó mirando esas profundidades como si
estas lo succionaran.
Ante eso, Yumiko frunció sus cejas arqueadas con sospecha, y le devolvió la
mirada fija a Minoru.
— ¿En realidad… tú…?
Casi al mismo tiempo, DD, quien estaba detrás de ellos, levantó la visera de
su gorra de béisbol con su mano derecha mientras se quejaba:
— Esperen… ¿En serio este chico es Ruby? ¿No será que se trata de un Jet…?
Aquí había otro término que Minoru escuchaba por primera vez. Inclinó su
cabeza debido a ello, pero Yumiko no parecía tener más intenciones de
explicarlo. Se dio vuelta y comenzó a intercambiar palabras rápidamente con
DD.
— Pero tú fuiste el que dijo que no había más Jet en la región de Kanto.
— Técnicamente, dije que no había más Jet despiertos. Sin importar lo buena
que sea mi nariz, no puedo distinguir los olores de los Third Eyes despiertos.
— Si está dormido, entonces ¿cómo terminó en una batalla con Biter sin
resultar herido? Si no hubiese usado su habilidad, habría sido despedazado hasta
la muerte en un instante.
— E-es cierto, pero…
Minoru se esforzó para entender el contenido de su conversación, la cual
parecía ser sobre él.
¿Acaso Ruby y Jet podrían ser tipos de orbes —— Third Eye? Si es así, Ruby
probablemente era el ojo rojo del que el hombre tiburón hablaba, pero no podía
decir a qué color se referían al decir Jet. También era incierto lo que significaba
despierto y dormido.
Lo único de lo que podía estar seguro era que Yumiko y DD, y el hombre
tiburón conocido como Biter tenían un orbe que había descendido del cielo
alojado en sus cuerpos. La enorme boca de Biter y la teletransportación de
Yumiko eran poderes otorgados por un Third Eye así como el caparazón de
Minoru.
No, los poderes podrían no ser lo único que los Third Eye les había dado. Si
él creía lo que Yumiko decía, Biter había tratado de matar y comerse a Tomomi
Minowa y a Minoru debido a la influencia del Third Eye.
“Entonces, ¿acaso yo también comenzaré a atacar pronto a las
personas…?”
Fue ahí cuando Minoru finalmente recordó algo importante; un ‘¡Oh!’ se
escapó de su boca.
Yumiko volvió a girar, frunciéndole el ceño con obvia cautela.
— ¿Qué quieres?
— Eh… antes de preocuparse por mí, Minowa…
Tomomi Minowa seguía tendida en el cobertizo detrás de ellos. Aunque ella
no tenía heridas mayores, ser secuestrada por un horrible monstruo, y casi ser
asesinada y comida debió haber sido un terrible shock mental.
Minoru se dirigió hacia el cobertizo y sintió unos delgados pero poderosos
dedos agarrar su brazo izquierdo.
— ¡Espera un momento!
Yumiko recortó la distancia entre ellos en un instante y ahora estaba a corto
alcance. Con una voz severa que no daba espacio a argumentos, dijo:
— Contesta mi pregunta con honestidad. Recuerdas hace tres meses cuando
tuviste un encuentro con un Third Eye… un orbe que cayó del cielo, ¿cierto?
—…S-sí.
— ¿De qué color era el orbe que te convirtió en su huésped?
El Minoru normal probablemente habría pensado cuál sería la respuesta que
a la persona le gustaría y diría eso primero. Pero el momento en el que los ojos
de Yumiko lo miraron, él dijo la verdad como si estos lo estuviesen arrastrando.
—...Negro.
—……
Tras mirarlo por otro par de segundos, Yumiko asintió ligeramente.
—…Supongo que realmente eres un Jet – puedes ir.
Ella apartó su mano y retrocedió. Desde detrás de ellos, DD se apresuró a
intervenir:
— ¿E-está bien?
— Fuiste tú quien dijo que este chico no era Ruby.
— P-pero no es que lo haya jurado.
— Agh, ya deja de quejarte. Ve y olfatea a Biter o algo.
— ¿Me ves cara de poder olfatearlo si no está usando su poder?
Mientras escuchaba ese intercambio detrás de él, Minoru volvió trotando en
dirección al cobertizo. Tomomi Minowa estaba tendida sobre varias capas de
sábanas azules apiladas. Un blazer negro estaba cubriendo su cuerpo, y aunque
sus parpados seguían cerrados, ella no se veía bien. La cinta que ataba sus manos
y pies había sido removida, y nuevamente tenía sus calcetines puestos.
—…Minowa –susurró mientras se arrodillaba a su lado.
Extendiendo una mano vacilante, llevó sus dedos hacia el hombro de su
uniforme, el cual se dejaba ver desde debajo de la sábana improvisada.
Debido a que demasiados eventos increíbles habían sucedido uno tras otro,
su cabeza aún seguía conmocionada. Pero había algo de lo que él estaba seguro.
Si Minoru hubiese enfrentado a Tomomi con más seriedad en el banco en el
Jardín Occidental. Si no la hubiese dejado irse llorando y sin decirle nada.
Entonces ella definitivamente no habría sido atacado por ese espantoso hombre
tiburón – Biter.
—…Es… mi culpa.
Fue como si ella escuchase la voz ahogada que él forzó de su garganta. Las
pestañas de Tomomi se movieron y sus parpados se levantaron lentamente. Bajo
la débil luz de la lámpara LED, sus ojos marrones parpadearon varias veces, su
mirada se centró en el ojo de Minoru. Sus labios se movieron ligeramente y una
voz casi inaudible salió.
— ¿U-Utsugi…?
— Sí.
Minoru no pudo hacer más que asentir. Tomomi siguió mirándolo por un rato
más, pero finalmente dijo con una débil sonrisa.
— Entonces, no fue un sueño… Utsugi, tú… me salvaste.
— No… yo…
Él trataba de decir ‘No, no pude hacer nada’, pero cerró su boca. Sus labios
se sintieron como si estuviesen temblando, pero de alguna forma los forzó a
convertirse en una sonrisa, y respondió:
— Todo está bien ahora. Puedes ir a casa.
—…G-gracias… –susurró, sonriendo débilmente. Luego, los párpados de
Tomomi se volvieron a cerrar. ¿Su corazón volvió a verse afectado, habiendo
tomado una carga mayor a la que podía soportar?
Pasando su muñeca a través de la correa de la mochila amarilla que había
caído junto al muro, Minoru puso ambos brazos debajo del cuerpo de Tomomi
y ligeramente la levantó junto al blazer.
Cuando salió del cobertizo, Yumiko y DD estaba de pie, lado a lado. Yumiko
dio un paso al frente y miró el rostro de Tomomi.
— Parece que está bien.
—…Sí.
Él asintió. Mientras se preguntaba si debería agradecerles, ella dijo algo
inesperado:
— Déjanosla a nosotros.
— Eh… No, la llevaré a su casa…
— No, ella necesita ser examinada en el hospital. Y… ella vio el rostro de
Biter. Hay un riesgo de que él vaya tras ella de nuevo. ¿No lo has pensado?
—…¡!
La forma en la que dijo eso fue cruel, pero tenía toda la razón.
Minoru no sabía si Biter había fijado su vista en Tomomi por casualidad
mientras pasaba por el bosque, o desde el principio la había elegido como su
presa.
Si fuese la última, entonces sí había la posibilidad de que el monstruo supiese
todo sobre Tomomi: su nombre y dirección.
Pero eso sólo solidificaba la sensación de Minoru de que no era correcto hacer
lo que le decían y dejarles a Tomomi, abandonando su responsabilidad.
—…Si es así, entonces, ¿no deberían haber ido tras de Biter en lugar de
rendirse con tanta facilidad? Puedes teletransportarte con el poder de esa cosa…
el Third Eye, ¿no? Por eso deberías haber sido capaz de atraparlo fácilmente.
Al oír esas palabras, los ojos de Yumiko se tornaron serios. Esa era la parte
en la que Minoru fácilmente se retrocedería y desviaría su mirada, pero solo
esta vez, medio desesperado, se encontró con la mirada de otra persona.
—…De haber podido, lo habría hecho –murmuró Yumiko como si escupiese
esas palabras. Tras inhalar profundamente y luego exhalar, continuó con voz
controlada–. No necesitamos que nos digas que busquemos a Biter. Con ese
nivel de daño, probablemente será capaz de dejar esta área por un tiempo…
Bueno, si intentas llevarla a casa, supongo que podemos usarla como cebo para
atraer a Biter.
—…Eso no es lo que… –Minoru le replicó por reflejo. Se mordió el labio.
Fuese o no esa su intención, eso no cambiaba el hecho de que la casa de Tomomi
era peligrosa. Aun así.
—…Entonces, ¿realmente pueden decir que al hospital al que la llevarían es
seguro?
— Mucho más seguro que su casa, sí. Y la cuidaremos, claro está.
—……
Minoru nuevamente bajó su mirada hacia Tomomi, quien estaba en sus
brazos. En lugar de estar desmayada, más bien parecía que estuviese durmiendo.
Definitivamente había algo capaz sobre ella para ser alguien tan pequeño,
probablemente porque todo su cuerpo estaba bien ejercitado. El peso de un
humano con vida.
Pero Minoru sabía que el peso podría perderse fácilmente en el capricho más
ligero del destino.
— ¿Qué explicación le van a dar a su familia…?
— Eh, bueno, que un depravado comenzó a atacarla, pero resultó que había
gente pasando cerca, y por eso está bien… o algo así.
Quien respondió no fue Yumiko, sino DD. Encogiendo rápidamente sus
hombros bajo su chaleco, siguió hablando.
— No es la primera vez que hay un caso así. Tenemos el conocimiento
práctico para devolverla a su antigua vida luego de que haya sido protegida y
tratada apropiadamente. Eso también incluye cuidado psicológico.
— Pero si dicen que un depravado lo hizo, ¿la policía no preguntará por lo
sucedido…? ¿Y ustedes pueden mantener a la policía o a los medios bajo
control? A fin de cuentas, ¿quiénes son ustedes…?
Minoru tuvo la sensación de que Yumiko y DD estaban siendo respaldados
por alguna entidad organizada, y él aprensivamente les preguntó eso. Ante eso,
DD sonrió irónicamente y sacudió su cabeza.
— Hmm, básicamente trabajamos para las autoridades, pero no tenemos el
poder para influenciar a la policía o a los medios. No podemos darte más
detalles a menos que haya una petición formal de tu parte para trabajar con
nosotros y llenes un montón de documentos, claro.
— ¿Petición… de trabajar con ustedes?
— Supongo que así es cómo probablemente termine… Actualmente en
Japón, hay un montón de Ruby Eyes con impulsos homicidas. Biter es un
ejemplo claro de ellos. Se ha asumido que gran parte del incremento acelerado
de personas desaparecidas cerca del país son víctimas de los Ruby. Por cierto,
las razones por la que los llamamos así son porque el color de su orbe parasitario
es rojo.
Tras una pausa, DD siguió explicando.
— Por otro lado, hay muy pocos Jet Eyes con orbes negros en comparación
con los Ruby. Probablemente eres el último Jet identificado en la región de
Kanto. Dependiendo de tu tipo de habilidad, creo que no hay duda de que
terminen pidiéndote que trabajes con nosotros. Por cierto, Jet no es como un
motor de reacción12. Es como las gemas azabache13.
—……

12
N.T: Esto se relaciona al inglés. Jet Engine (motor de reacción) y Jet (Azabache).
13
N.T: Para el que le interese. El azabache es un mineraloide de color negro brillante. Es una escasa variedad
de carbón húmico formado en el periodo cretácico (división de la escala temporal geológica perteneciente a
la Era Mesozoica – inició hace 145 millones de años y terminó hace 66.4 millones de años), por lo que se le
utiliza como piedra semipreciosa.
Minoru miró rostro de DD inexpresivamente por un momento, luego bajó sus
ojos nuevamente hacia Tomomi.
Entonces realmente existían dos tipos de orbes. Los rojos eran Ruby Eyes
mientras que los negros como el que estaba enterrado en el pecho de Minoru
eran Jet Eyes. Los humanos que tenían Ruby Eyes como parásitos comenzarían
a atacar a otros humanos, tal como lo hizo Biter. Y las personas como Yumiko
y DD, quienes poseían Jet Eyes eran puestas en una organización por las
autoridades –en otras palabras, el gobierno– y luchaban contra los Ruby Eyes…
Era difícil de creer. Pero más que eso; era absurdo.
Minoru levantó la cabeza y preguntó con voz ronca:
— ¿De dónde provienen los Third Eyes…?
Ante eso, el pequeño chico puso una expresión mucho más seria desde que
Minoru lo vio, apuntando el dedo índice de su mano derecha hacia arriba.
Siguiéndolo, Minoru levantó la mirada. Solo veía un montón de estrellas
parpadeando en el cielo grisáceo por encima de las copas de los árboles.
“¿Espacio?”
“¿Acaso estaba diciendo… que objetos misteriosos del espacio tomaron a
los humanos como huéspedes, les otorgaron habilidades sobrenaturales, y los
hicieron atacar o proteger a las personas?”
“Oye, dame un respiro” –gruñó Minoru inadvertidamente.
Si Minoru aceptaba eso, la vida normal que había protegido con tanto
esfuerzo se alegaría mucho más de él. Mejor dicho, no era como si él tuviese
las cualidades para unirse a alguna organización para combatir el mal.
Después de todo – ese día de hace ocho años, él cerró sus ojos con fuerza, y
se cubrió los oído mientras se ocultaba solo bajo el suelo. Siendo el único
sobreviviente, sacrificando a sus amados padres y hermana.
— ¡Oye chico! ¿Estás bien? ¡Estás un poco pálido!
Al escuchar la voz de DD, Minoru se sobresaltó y abrió sus ojos.
“No estoy aquí. No estoy en ningún lado”
Recitó su encantamiento mentalmente, esforzándose por cortar los senderos
de memorias que comenzaban a conectarse.
— Oh… no es nada –respondió, sacudiendo rápidamente su cabeza.
Dirigió sus ojos hacia Yumiko que estaba a la derecha, notó que su boca
seguía cerrada.
Ellos no podían decirle los detalles sobre su organización, y tampoco es que
él realmente quisiese saberlo, pero Minoru al menos estaba seguro de que
podían hacer cosas que él no. Y también estaba seguro de que él ya no podía
estar cerca de Tomomi Minowa.
—…Entiendo. Por favor, cuiden bien de Minowa –dijo como si estuviese
susurrando, sosteniendo amablemente a la durmiente Tomomi frente a él.
Los brazos de Yumiko se veían delicados a primera vista, pero aceptó a
Tomomi sin esfuerzo alguno. Minoro le entregó a DD la mochila que tenía
colgada en su mano derecha.
— Creo que ahí está el planificador estudiantil de Minowa.
— Comprendo. Lo usaremos para contactar a sus tutores.
—…Se los agradezco.
Bajando un poco su cabeza, Minoro recogió su bolso de mensajero, el cual
había dejado tirado a cierta distancia. Cuando comenzó a caminar, una voz
aguda lo llamó.
— Oye, ¿a dónde crees que vas?
— A mi casa –respondió brevemente, deteniéndose pero sin girar su cabeza.
— Es obvio que… a casa no puedes ir. ¿No escuchaste lo que DD acaba de
decir?
Minoru había esperado escuchar eso a estas alturas, pero sacudió su cabeza
mientras seguía mirando obstinadamente hacia adelante.
— No es como si hubiese algo más que pudiese hacer. Tú misma lo dijiste,
¿no?
— Incluso si no hay nada que puedas hace aquí, hay un montón de cosas que
te haremos hacer a partir de ahora.
Un sonrojado DD interrumpió las feroces palabras de Yumiko.
— U-un momentito, seamos más pacíficos sobre esto, Yumii. Dijo, apenas
encontramos un nuevo amigo.
— El llamar ‘amigo’ a este tipo ya es bastante…
— ¡Oye, cálmate un poco por un instante! ¡Te lo ruego! –gritó él.
DD corrió sobre las hojas caídas y se situó frente a Minoru. Bajo sus cejas
impresionantemente arqueadas, sonrió como si tratara de calmar las cosas.
— Eh, bueno, hay muchas cosas que quieres saber, ¿cierto? Si vienes con
nosotros, te contaremos lo que podamos.
—……
Definitivamente, él sentía como si quisiera saber con más detalle sobre los
Third Eyes y la organización a la que esos dos pertenecían. Pero más que eso,
esa sensación resistente de no querer seguir allí era más fuerte.
Minoru era quien había creado la oportunidad de que Tomomi Minowa fuese
atacada por Biter. Incluso si, afortunadamente, ella había salido ilesa en un
sentido físico, probablemente tenía heridas profundas en su corazón. El hecho
de haber quedado en silencio y dejar que Tomomi se fuese hacía cuestión de
minutos… No, el hecho de haber hablado durante un buen rato en el terraplén a
lo largo del río Arakawa hace tres días era algo de lo que nunca dejaría de
lamentarse sin importar cuánto lo hiciera.
“No puedo soportar que alguien más salga herido por mi culpa. De ninguna
manera” –susurró internamente.
— Ya está bien.
— ¿Eh?
DD parpadeó como si en realidad le sorprendiese la respuesta e Minoru.
— ¿Estás diciendo… que no quieres saber? Digo, todo esto es completamente
increíble si lo buscas explicar con sentido común.
—…El sentido común no es más que una ilusión. Todo pasa cuando tiene
que pasar.
— Oye, oye… Eres bastante filosófico para ser tan joven…
En ese momento, escuchó una voz a su izquierda que parecía haber perdido
la paciencia con ese intercambio de palabras.
— Ya basta. Sólo usa la vara.
Los ojos de DD se abrieron con asombro, y Minoru notó que el giro en su
mano derecha. La vara probablemente era el arma de electrochoque que
Yumiko había estado usando. Ahora que ella lo mencionaba, Minoru tenía la
sensación de que el lado izquierdo del chaleco camuflado estaba un poco más
abultado que el lado derecho.
Mirando el rostro estupefacto de DD, Minoru se preparó para dejar de respirar
en cualquier momento. Luego, la voz fría de Yumiko volvió a resonar.
— Así es cómo deberíamos tratar a chicos como este, chicos que tienen una
expresión en sus rostros como si nada tuviese que ver con ella incluso después
de decirles sobre las víctimas de los Ruby Eyes.
— No, no, no. No podemos ser tan crueles con un Jet como nosotros…
— ¿Cómo nosotros? No me hagas reír –espetó.
El sonido de pasos firme continuó. Yumiko se detuvo justo a la izquierda de
Minoru, muy cerca de él. Y ordenó con una voz fuerte:
— Mírame.
—……
Tras resistirse por unos dos segundos, se dio vuelta hacia la izquierda.
Aun sujetando a Tomomi, Yumiko miró ferozmente a Minoru, sus ojos
parecían llamas cristalizadas súper calientes. Mientras desviaba la mirada,
Minoru se preguntaba mentalmente si él, alguna vez en su vida, había mirado
fijamente a los ojos de una persona así.
—…Tú perdiste tu derecho a elegir en el momento en el que el Jet Eye entró
en tu cuerpo –dijo ella. Su voz tintineante golpeó sus oídos–. Incluso en este
momento, los Ruby están atacando gente inocente. ¡Tienes el deber de seguir
luchando hasta que todos los Ruby sean erradicados!
Para Minoru, quien siempre evitaba situaciones donde las demás personas lo
regañaran, las palabras de Yumiko eran como una aguja que estaba atravesando
su pecho. Pero en medio de ese dolor, también había una ligera sensación
rebelde hacia el tono dominante de Yumiko. Minoru apretó sus puños y forzó
una rara protesta desde su garganta.
—…No es como si aceptara esa cosa porque quisiera. Esta es la primera vez
que escucho sobre Jet y Ruby. No conocía sobre ninguno de ellos.
— ¡Y es por esa razón que te digo que te avergüences de no saber nada y que
trabajes con nosotros para aniquilar a los Ruby!
— Eso no tiene nada que ver conmigo. La gente que quiere luchar debería
luchar y ya. Yo me largo a mi casa.
Pensando que solo incrementará los recuerdos dolorosos si seguía con la
conversación, Minoru pasó por un lado de Yumiko y se dirigió al bosque. Pero
esta le bloqueó el paso luego que él comenzara a avanzar en esa dirección,
dándole a DD una orden con un tono de voz más frío que el nocturno aire
decembrino.
— Usa la vara en este imbécil ahora mismo. Nos lo llevaremos al cuartel
general aunque tengamos que hacerlo a la fuerza.
— C-como te dije, es bastante riesgoso –contestó él.
Su tono era ligero como siempre, pero había un rastro de ansiedad en él.
— Si hacemos algo así, no hay forma de que podamos persuadirlo. Digo, la
habilidad del chico aún es desconocida. De una forma u otra, salió ileso de la
batalla contra Biter. Debemos respetar lo que quiere, así que dejemos la charla
para otro día…
— Si ve los registros en el cuartel general, no será capaz de seguir diciendo
cosas tan ingenuas. ¡Mira cómo lucha Sanae tan valientemente, y eso que ella
era mucho más pequeña que él…!
En las palabras de Yumiko, las cuales estaban cubiertas de ira, hubo un
nombre que él nunca antes había escuchado. Pero ya Minoru no estaba para
prestar atención. Conducido por una irritación que, hasta para él, era inesperada,
espetó en voz baja:
— Si quieren saberlo, se los diré. Si uso mi habilidad, no serán capaces de
escuchar mi voz, ni yo podré escuchar las suyas. Crea un caparazón transparente
que no permite el paso de nada. Es por eso que ese tipo de armas no funcionará
en mí.
— Vaya… Ahora lo entiendo –cambiando su expresión a interés, DD tiró de
la visera de su gorra de béisbol y exclamó–. Entonces así fue cómo evitaste salir
herido aun cuando ese Biter te masticó, ¿eh? Esos dientes pueden despedazar a
una persona, claro; entonces ese es un poder superior si puede bloquearlos, sí.
Esto es… Hmm… Oye, dejémoslo hasta aquí por ahora. Si es como dice el
chico, la vara definitivamente no será de ayuda.
—……
Ante eso, Yumiko miró intensamente a Minoru como si estuviese tratando de
noquearlo con la mirada en lugar de la vara aturdidora. Luego soltó un breve
suspiro.
—…Es algo sospechoso, pero es un poco interesante de ser verdad.
Realmente parece que Biter no pudo masticarlo aunque lo intentó…
— Hablemos sobre esto de una forma más pacífica otro día. Bueno, como
sea, lamentamos amenazarte. Así que, hablemos otro día –dijo, levantando
ligeramente su gorra de béisbol.
Minoru sacudió obstinadamente su cabeza.
— No siento ganas de hablar nuevamente con ustedes… Así que les encargo
a Minowa.
Mirando a Tomomi, aún en los brazos de Yumiko y con sus ojos cerrados,
Minoru comenzó a avanzar hacia la parte sur del bosque.
Cuando había avanzado un par de metros, ambos se dirigieron a él desde
detrás.
— Te daré una última advertencia. Biter no vio solo el rostro de esta chica,
sino el tuyo también. La posibilidad de que te localice no es de cero por ciento.
— El olor. Pendiente del olor del Ruby Eye, chico.
Tras detenerse por un momento, Minoru comenzó a avanzar nuevamente
mientras respondía:
— Sé cuidarme solo.

Incluso así, mientras dejaba el parque Akigase y se dirigía a casa, Minoru no


pudo evitar verificar sus alrededores varias veces. Solo preguntarse si ese
hombre estaba al acecho en los tenues caminos o detrás de los carros
estacionados en el camino hacía que la respiración de Minoru se aceleraba. La
sensación de su cuello estando entre esos inmensos dientes allá en el cobertizo
aún estaba aferrada a su piel.
Pero si creía en las palabras finales de DD, los Ruby Eyes incluyendo al
hombre tiburón podrían distinguirse por el olor. Ahora que lo mencionaba,
Minoru originalmente se acercó al cobertizo porque estaba preocupado por ese
extraño hedor que parecía pertenecer a una bestia enorme.
Eso definitivamente tuvo que ser el olor de un Ruby. Era lo bastante malo que
uno lo notaría si se encontrase en un rango de diez—— no, treinta metros.
Por eso, al final, él no sería atacado por algo que saltara repentinamente de
las sombras. Pero antes eso——
Él no podía creer que todo, incluyendo estar cerca de ser asesinado por un
monstruo extrañamente formado, no fuese alguna inmensa obra de ficción.
Los Third Eyes eran orbes misteriosos que llegaron del espacio. Las personas
a las que ellos tomaron como huéspedes comenzaron a mostrar habilidades que
la ciencia actual no podía explicar. Los Ruby Eyes, quienes tenían orbes rojos
viviendo en ellos, no solo recibían una habilidad sino también el deseo de matar
personas. Los Jet Eyes, quienes poseían orbes negros viviendo en ellos, trataban
de rechazar a los asesinos Ruby.
Todo eso era muy difícil de creer, pero lo que era aún más misterioso era por
qué tales eventos enormes no eran conocidos públicamente. Si los Ruby Eyes
atacaban a la gente, ¿no debería anunciarse para atraer ampliamente la atención
pública?
Si Minoru no hubiese interrumpido a ese retorcido hombre conocido como
Biter, no habría duda alguna de que hubiese asesinado a Tomomi Minowa.
Parecía que Yumiko y DD lo habían estado siguiendo, pero probablemente
habrían llegado unos minutos muy tarde para rescatarla sana y salva.
Esa es exactamente la razón por la que Minoru no podía estar de acuerdo con
el hecho de que su organización tratase de manejar esto en secreto. Si ya había
muchas víctimas, deberían movilizar a la policía o la fuerza militar y abordar
esto a gran escala, no coaccionar a Minoru a trabajar con ellos.
Mientras Minoru pensaba todo eso con algo de resentimiento, se mordió
ligeramente el labio.
¿Por qué fue incapaz de decidir que no le importaba como siempre lo hacía?
¿Era porque el reproche de Yumiko estaba aferrándose a él más de lo que
comprendí? Eso no era nada típico en él. Mientras más se enojaba y actuaba así,
más fuerte y enorme se volverían sus recuerdos dolorosos. Eso era todo.
“Voy a olvidar. Todo esto. Si los Jet Eyes quieren luchar contra los Ruby
Eyes en secreto, bien. No es algo que yo necesite saber”
Murmurando eso internamente, miró el reloj en su muñeca izquierda. El cielo
estaba completamente oscuro, pero todavía faltaba para las siete de la noche.
Cuando se alejó del río Arakawa y entró en la calle residencial, comenzó a ver
jóvenes yendo a casa desde las reuniones de sus clubes y hombres asalariados
cargando bolsas de tiendas de conveniencia. El recuerdo de haberse involucrado
con un espantoso monstruo, arriesgando su vida hacía tan solo veinte o treinta
minutos, gradualmente se volvía surreal.
“Voy a olvidarlo” –murmuró para sí, pedaleando con más fuerzas.
6
Hacía tanto frío que las articulaciones de sus extremidades crujían. Le dolía
todo el rostro como si estuviera chamuscado. El hambre retorcía sus entrañas.
Pero con la energía de su ira hirviente, Takaesu pudo silenciar esas sensaciones.
Ya habían pasado casi seis horas desde que se había escabullido en un edificio
abandonado en proceso de demolición a unos dos kilómetros del parque.
Después de pasada la medianoche, la fecha cambiaría a sábado 7 de diciembre,
y no debería haber ninguna construcción ni ese día ni el siguiente. Si deja que
su cuerpo descanse aquí durante dos días, debería recuperarse al menos lo
suficiente para poder moverse de nuevo.
En el primer piso del gran edificio abandonado, que parecía haber sido
originalmente un almacén, soplaba un viento helado por todos lados y el piso
de concreto estaba frío como el hielo. En lugar de una cama, se envolvió en una
sucia sábana azul, manipulando una botella de jugo que había comprado en una
máquina expendedora durante su huida.
Por lo general, no tomaría refrescos con jarabe de maíz de alta fructosa
aunque alguien se lo pidiera, pero ahora no tenía más remedio que depender de
uno. Ni siquiera podía ir a una tienda de conveniencia con su cara quemada, y
después de descubrir que estaba siendo perseguido por ese extraño y peligroso
grupo, necesitaba recostarse en este escondite hasta que pudiera operar como de
costumbre.
Tenía que dormir y descansar su cuerpo un poco. Eso es lo que pensaba, pero
cuando hacía que sus pensamientos se quedaran en blanco, una llama de rabia
instantáneamente comenzaría a estallar.
—...Silencio... Cálmate… –susurró sin mover la boca.
Fue entonces cuando decidió renunciar al sueño y, al menos, pensar un poco
en silencio.
Su esperado banquete de huesos había sido interrumpido por primera vez por
el niño con el caparazón transparente. Luego había sido atacado por la chica que
podía teletransportarse. Aunque, de alguna manera, se las arregló para masticar
el arma aturdidora de la chica, partiéndolo a la mitad, no había podido darles ni
un rasguño a ninguno de las dos y se vio obligado a huir como un fracasado.
“En esa situación, fue la mejor opción”
El razonamiento de Takaesu juzgaba que eso era cierto incluso ahora, pero a
nivel emocional, era imposible de aceptar. Había obtenido el poder del cazador
más fuerte, el tiburón. ¿No fue él el elegido? ¿No era un depredador orgulloso
que podía morder cualquier cosa?
“No, no fue como si hubiera huido lamentablemente, jamás”
Había otros aparte de Takaesu que poseían el ojo. Las habilidades otorgadas
por el ojo variaban ampliamente. Y había gente cazando a quienes lo poseían,
probablemente como una organización. Takaesu simplemente se había dado un
poco de distancia momentánea para investigar toda esta nueva información y
reconsiderar sus planes. Como un tiburón devorador de hombres dando vueltas
lentamente alrededor de su lamentable presa.
Dejando a un lado al chico, que parecía ser un conocido de la joven que,
lamentablemente, había perdido de masticar, la chica que se teletransporta
parecía saber desde el principio que Takaesu tenía el ojo cuando lo atacó. Pero
él no entendía cómo ella había descubierto dónde estaba.
Si ella lo había estado siguiendo todo el tiempo, debería haber atacado antes
de que él arrastrara a la chica al cobertizo. Y si pudiera usar el poder del ojo
para rastrearlo, probablemente habría aparecido en este edificio varías horas
antes.
Si las capacidades de rastreo de la chica o sus acompañantes eran limitadas,
ya deberían estar muy lejos. Pero con la cara como la tenía, a Takaesu le
resultaría difícil llegar al estacionamiento del hotel donde tenía su Maserati, y
mucho menos volver a la habitación de hotel que había alquilado en el nuevo
centro de la ciudad.
Si solo tuviera las quemaduras inflamadas alrededor de su boca,
probablemente podría haberlas cubierto con una máscara facial o algo así. Pero
sus mandíbulas de tiburón transformadas no volverían a la normalidad,
posiblemente porque había recibido intensas descargas eléctricas a la boca. El
hecho de que hubiera podido llegar a este edificio abandonado sin ser
interrogado por los transeúntes ya era milagrosamente buena suerte.
La razón por la que había juzgado a la chica que se teletransporta como
miembro de algún tipo de organización realmente se debía a la eficacia de esa
vara aturdidora. Las pistolas paralizantes que se vendían en anuncios de revistas
militares y en Internet a menudo tenían frases que se relacionaban a productos
de alto voltaje con decenas de miles de voltios. Parecían ser extremadamente
poderosos, pero en verdad, lo que era peligroso para el cuerpo humano no era
el voltaje, sino la corriente—— los amperios.
En las pistolas paralizantes que utilizaban transformadores para aumentar el
voltaje de la batería, la intensidad de la corriente caía proporcionalmente por
debajo de un amperio. Aunque, por apariencias, lanzaban chispas brillantes, casi
nunca causaban daños graves al cuerpo.
Pero la vara aturdidora que llevaba la chica probablemente usaba una batería
dedicada de alta capacidad, creando terribles quemaduras en la boca de Takaesu
con electricidad de alto amperaje. Naturalmente, algo así no se vendía
abiertamente en Japón.
Las únicas opciones eran importarlas del extranjero o comprar algo
modificado a través de medios ilegales. No importaba cómo se mirara, no era
algo que una simple chica de secundaria pudiera tener en sus manos así.
La habilidad de teletransportación de la chica que le permitía aparecer justo
cuando creías que había desaparecido era ciertamente notable, pero en realidad
era esa arma la que requería atención. Y eso era porque, en pocas palabras, había
algún tipo de organización que la respaldaba. Con toda probabilidad, era una
organización extremadamente peligrosa con múltiples miembros que poseían el
ojo, y su objetivo era eliminar a otros que también lo tenían.
Así es—— peligroso.
Incluso si Takaesu estuviera rodeado de diez luchadores profesionales, no
sería un gran problema, pero no podía decir lo mismo de un grupo de personas
que tenían el ojo. En realidad, esa chica había escapado continua pero
estrechamente de sus ataques – que eran tan rápidos que una persona promedio
no podría responder a ellos – y le dio a Takaesu un duro golpe. Además de tener
sus habilidades físicas aumentadas debido al ojo, no había duda de que ella
también había recibido algún tipo de entrenamiento de combate. Si solo hubiera
habido un oponente más así, probablemente hubiera sido completamente
incapaz de escapar.
¿Qué haría él? ¿Qué debía hacer?
Primero, tenía que curar sus heridas lo más rápido posible y alejarse de esta
ciudad.
Luego, reuniría información. Si es posible, capturaría a esa chica u otro
miembro de su organización y haría que soltaran tanta información como
supiesen. Después de eso, los cazaría uno por uno. No importaba cuánto tiempo
tomase, continuaría matándolos hasta que solo él fuera el elegido.
Pero antes de eso…
Olvidando momentáneamente el dolor de sus quemaduras, Takaesu apretó
los dientes, que aún eran puntiagudos como los de un tiburón tigre.
Antes de eso, sólo el niño——
El chico, que había sido el primero en interrumpir su comida, de alguna
manera parecía no estar relacionado con la organización de la chica. El chico se
sorprendió cuando miró la cara transformada de Takaesu, y salió con estas
inocentes líneas como, "¿Por qué matarías a alguien?".
Seguramente, pensó Takaesu, podría encontrar al menos una oportunidad
para atacar al chico.
Comprendió que, cuanto más tiempo permaneciera en la ciudad, mayor era
el peligro, pero sabía que no podría dejar ir al chico. Eso era porque ese chico
con su caparazón era el único que podía oponerse a la evolución de Takaesu.
El poder ofensivo del chico estaba muy por debajo del de la chica que se
teletransporta. Recibir un puñetazo había sido un error de Takaesu, pero los
movimientos del chico eran los de un aficionado. Fácilmente podría evitarlos si
tenía cuidado.
Pero el problema era su poder defensivo, la terrible dureza de ese caparazón
invisible.
—...Grr...
De solo recordarlo, soltó un gruñido como el de una bestia salvaje de su boca
transformada. La increíble dureza que encontró cuando Takaesu intentó morder
el cuello del niño a través del caparazón, aún permanecía en las profundidades
de sus dientes.
No se parecía en nada a la sensación que tenía en su boca cuando mordía
algo. No importa cuál sea la sustancia, las cosas deberían al menos doblarse
cuando Takaesu las mordía en su modo tiburón tigre. Pero la armadura del chico
no comunicaba ni un micrón de sensación a sus sentidos transformados.
Hace tres meses, cuando el ojo rojo descendió del cielo para deslizarse en su
mandíbula inferior, Takaesu finalmente había dejado de lado su dentadura
postiza mientras crecían los dientes reales. Enloqueció de la alegría.
Aplastó una jarra llena de hielo. Devoró salami duro. Mordió tantos biscotti
tan sólidos como la roca cuanto quiso.
Mientras más cosas difíciles comía, más fuertes se volvían sus nuevos
dientes. Cuando llegó a poder comer un filete de hueso en T, con huesos y todo,
Takaesu se dio cuenta del privilegio que se le otorgó. Y eso fue para masticar.
Para nadar elegantemente por la ciudad en la noche, cazar a su presa como un
ser superior, como un depredador, y saborear deliciosos huesos hasta el
contenido de su corazón.
Por eso tenía que masticar al chico. No hacía ninguna diferencia que él
poseyera el ojo. No podía haber humanos a los que Takaesu no pudiera morder.
La próxima vez, acabaría con ese fastidioso caparazón. Para hacer eso, tenía
que curarse lo antes posible.
Él era un tiburón. Sería un tiburón.
Para los peces, los tiburones contaban con una extraordinaria habilidad para
sobrevivir. Tenían una fuerte resistencia a las enfermedades, y podían
recuperarse incluso de heridas profundas que matarían a otros peces en el acto.
Sus tiempos de vida eran largos; un gran tiburón blanco macho era
identificado con un periodo vital de setenta años de edad.
Quemaduras como estas no serían nada para un tiburón.
Imaginándose a sí mismo acechando en las sombras de las piedras en el fondo
marino, Takaesu continuó concentrándose en soportar el frío y el dolor.
*
No había manera de que pudiera dormir bien por la noche.
Minoru tenía un sueño ligero en primer lugar. Eso se debía a que tenía la
costumbre de obligarse a despertarse si lo que estaba soñando adquiría el más
mínimo reparto de pesadilla.
Sabía que sus esfuerzos eran inútiles. Porque el estado más fácil para soñar
era cuando su cuerpo estaba dormido y su cerebro estaba despierto – el llamado
sueño REM – él debería dormir profundamente si quería evitar soñar. Si
continuaba durmiendo a la ligera, solo eso aumentaría sus posibilidades de
perderse en una pesadilla. Incluso sabiendo esto, los sueños eran algo que no
podía controlar.
Con un suspiro, Minoru buscó a tientas el reloj de alarma en su cabecera y se
apoderó de él, llevándolo delante de sí.
Era la una de la madrugada. Normalmente, ya se estaría quedando dormido a
esa hora.
Mañana – no, hoy – era sábado, pero la escuela secundaria de Minoru tenía
clases los sábados cada dos semanas. Desafortunadamente, tendría que ir a clase
hoy. Cuatro horas más tarde, tendría que levantarse y hacer su carrera matutina.
Sentía que estaría bien tomarse el día solo por hoy, ya que había experimentado
todas esas cosas, pero arruinar su rutina diaria era su propio tipo de molestia.
Dejando atrás el reloj, se metió en sus cálidas mantas hasta la cabeza. Se
sintió un poco somnoliento cuando cerró los párpados, pero en el momento en
que estaba a punto de quedarse dormido, tuvo la sensación de haber oído el débil
aullido de una bestia. Sus ojos se abrieron de golpe. En realidad se levantó de
la cama, caminó hacia la ventana y olió el aire exterior por el hueco en el marco
de la ventana ligeramente abierta más de una o dos veces.
Se dijo a sí mismo una y otra vez que no había forma de que Biter supiera
dónde estaba esta casa, pero las dudas se aferraron a él persistentemente ——
¿Estaba ese tiburón acechando en la oscuridad de la calle frente a Minoru,
mirando hacia la ventana de su habitación?
“La existencia de ese hombre probablemente no sea lo único que me asusta”
–pensó mientras se hacía bolita.
Los eventos de la noche anterior fueron una señal de que la vida pacífica que
había protegido tan desesperadamente desde su llegada a esta ciudad iba a
desmoronarse y caer. Por eso se sentía tan incómodo.
El colapso probablemente había estado ocurriendo desde el día en que el
orbe... el Third Eye se deslizó dentro de su cuerpo. Pero Minoru había evitado
apartar sus ojos de la realidad y negarlo hasta hoy. Con una sola frase, "No
importa", no había tenido en cuenta la mejora anormal en su tiempo al correr e
incluso el misterioso fenómeno que le había impedido recibir un rasguño
cuando fue golpeado por la bicicleta.
Pero las palabras de esa chica Yumiko habían destrozado sin piedad el mundo
de Minoru, y estaba empezando a transformarse tanto que nunca podría volver
a ser como antes.
“¿Acaso este poder es un arma para luchar contra los Ruby Eyes que atacan
y matan personas...? ¿Hay personas que son el objetivo de monstruos como el
hombre tiburón en este momento, y tengo el deber de protegerlos...?”
En cama, sacudió ligeramente la cabeza y trató de pasar por alto todo con una
sonrisa irónica, pero su tensa boca no se movió.
Estaba realmente contento de que Tomomi Minowa estuviera a salvo después
de haber sido atacada por Biter, o al menos pensaba que lo estaba. Si su poder
había ayudado a salvarla, eso debería hacerlo feliz.
Pero en última instancia, ese sentimiento era solo un beneficio adicional.
Acompañado por un alivio egoísta, él había evitado verla asesinada
despiadadamente ante sus ojos y que las cosas terminaran sin que él creara
pensamientos desagradables. Al fin y al cabo, fue lo mismo que cuando le dio
la moneda de cinco yenes al niño que estaba en problemas en la tienda de
conveniencia. Si Tomomi hubiera sido una extraña cuyo nombre y rostro no
conocía, incluso si ella había sido atacada y asesinada por Biter sin que Minoru
lo supiera, probablemente habría pensado que era aterrador y se sentiría mal por
ella.
“Así es... solo necesito proteger el pequeño mundo que me rodea”
A quienquiera que Yumiko, DD y la organización a la que pertenecían
quisieran enfrentar, dondequiera que quisieran hacerlo, y a quien quisieran
proteger, no tenía nada que ver con él. Podrían simplemente darse prisa y atrapar
a Biter, luego matarlo u operarlo.
“He tenido suficiente”
Él también había tenido suficiente de que personas cercanas a él murieran. Y
de esos recuerdos desgarradores que se repiten y se repiten. Ya había tenido
suficiente de todo.
De repente, Minoru se levantó en la cama.
— Aquí no. No estoy aquí. No estoy en ninguna parte –gritó en voz baja
como si estuviera lanzando un hechizo.
Las aguas fangosas de sus recuerdos casi desbordadas cambiaron de rumbo
en el último segundo, volviendo a las profundidades de su conciencia.
Era peligroso para él preguntarse en la oscuridad más de lo que ya lo había
hecho. Reviviría esa noche hace ocho años y le quitaría su poder para seguir
viviendo. No podía hacer otro intento de suicidio. Por Norie—— y por Wakaba.
Cuando se dio la vuelta y miró la manecilla del reloj poco iluminado, solo
había avanzado quince minutos.
La escuela era a medio día y probablemente podría ir incluso si se quedaba
despierto toda la noche. En cuanto a su carrera—— haría cinco kilómetros.
Abandonando el sueño por anoche, Minoru encendió la luz de lectura de su
cama y sacó al azar uno de los libros de bolsillo que tenía apilados en su
cabecera.
*
Cuando se rascó suavemente alrededor de su boca con su mano derecha,
pedazos de piel descolorida se desprendieron.
El dolor de sus quemaduras había disminuido bastante, pero en su lugar,
ahora estaba atormentado por un intenso picor. El deseo de clavarse las uñas y
rascarse la cara con tanta fuerza como pudiese era insoportable.
Pero este picor era una prueba de que sus heridas estaban sanando. El dolor
ardiente que había sentido en sus articulaciones y músculos cada vez que se
movía era ahora una rigidez punzante. Takaesu pudo sentir el ojo enterrado en
su mandíbula inferior latiendo violentamente, intentando restaurar las áreas
dañadas con toda su fuerza. Si su recuperación continuara progresando de esta
manera, sus quemaduras probablemente no sobresaldrían en un día.
—…Cuento contigo, compagno –susurró Takaesu con voz ronca, cayendo
sobre el piso de concreto.
El precio de esta drástica actividad metabólica era que su cuerpo seguía
gastando enormes cantidades de energía. Cuando intentó tocar su estómago a
través de su ropa de entrenamiento, su grasa, que nunca había sido suficiente,
parecía haber sido eliminada casi por completo.
Hacía mucho había pasado la etapa del hambre; ahora le golpeaba
periódicamente la sensación de una prensa de hierro que apretaba sus entrañas.
Hace rato que se había bebido toda la botella de jugo. Puso una barra de energía
en su bolso de herramientas... En el momento en que pensó esto, terminó
imaginando el sabor del chocolate y sus entrañas le dolieron poderosa y
notablemente.
Cuando miró el reloj Panerai en su muñeca izquierda, eran apenas las dos de
la mañana. El amanecer estaba muy lejos, e incluso si el sol salía, su rostro aún
no estaba lo suficientemente curado para que pudiera comprar algo.
Ahora, sentía que podía comer una montaña de fettuccine hervido en exceso
en una bandeja. Hablando de eso, su artículo sobre el perfil de ese restaurante
debía ser enviado el lunes. Había dejado su computadora en su habitación del
hotel, así que obviamente no podría escribir el borrador. Probablemente, debería
al menos enviar un correo electrónico al departamento de edición, pero había
quitado la batería del teléfono inteligente de su celular para que no lo rastrearan
usando la señal. Si tuviera la oportunidad, usaría un teléfono público para
informarles que el borrador llegaría tarde...
—...Qué ridículo –murmuró, dando una risa gutural. Él podría descartar su
posición como crítico de comida gourmet en cualquier momento. Después de
todo, incluso esa era una de las maldiciones que esa mujer había puesto sobre
él.
Y él todavía tenía hambre.
Se había bebido todo el jugo, pero aún podía quedar una fracción de gota en
el fondo de la botella. Sacando apenas su mano derecha de la sábana azul que
rodeaba su cuerpo, buscó la botella que debería haber estado rodando cerca.
Luego sus dedos rozaron algo pequeño.
Lo agarró y lo puso delante de él. Era una tuerca hexagonal de metal con un
diámetro de unos dos centímetros. Después de que quitó el polvo con sus dedos,
emitió un brillo tenue en la oscuridad. ¿No se había oxidado porque era de acero
inoxidable?
Después de mirarlo un instante, se lo puso tranquilamente en la boca. Hizo
girar el nudo duro, frío y de sabor metálico alrededor de la lengua.
“¿Dulce…?”
No había ninguna razón para que fuera así. Pero definitivamente captó una
leve dulzura dentro de su boca. Una dulzura de alguna manera nostálgica, pero
una que lo hizo sentir culpable.
Rodar, rodar. Rodar, rodar. Se absorbió a sí mismo lamiéndola, colocándola
ligeramente entre sus dientes.
Eso es... Esta era la dulzura de los caramelos duros. El sabor de un dulce de
azúcar negro, grande y redondo.
Escondido en el armario, había lamido atentamente el pedazo de azúcar negro
que alguien le había dado. Tuvo que darse prisa y terminar de lamerlo antes de
ser descubierto. Pero sería un desperdicio tan solo morderlo.
Experimentando felicidad y ansiedad, satisfacción y culpa al mismo tiempo,
rodó y rodó el caramelo duro alrededor de su boca. De repente, la puerta del
armario se abrió.
“¡¿Qué estás comiendo?!”
Una voz aguda e histérica. La voz de esa mujer.
Ella lo sacó de su escondite y lo obligó a abrir la boca. Sacó el dulce de azúcar
negro, mojado con saliva, de su boca con dedos que apestaban a maquillaje.
“¡Esto! ¿Esto es lo que estás comiendo? ¡Es sólo un montón de azúcar!
¡Comer azúcar te derretirá los dientes!”
Comer azúcar te derretirá los dientes. La frase que había escuchado hacía
mucho tiempo se repetía como una maldición. Acurrucándose como un bebé sin
darse cuenta, Takaesu se sumergió en un montón de recuerdos.

La madre de Hikaru Takaesu fue una famosa educadora y crítica


gastronómica. Fue autora de muchos libros publicados sobre educación
nutricional y tuvo una exposición frecuente en todo tipo de medios.
En televisión, ella parecía la madre ideal: bonita y amable. Pero Hikaru casi
no tenía recuerdos de ser elogiado por su madre. ‘Haz esto. No hagas eso. Haz
esto. No hagas aquello’. Esas fueron todas las palabras que recibió de su madre.
Hikaru probablemente tenía cinco años cuando sus padres se divorciaron.
Recordaba a su padre como alguien amable. Era un asalariado en una empresa
comercial, y lo único que podía haber llamado un pasatiempo era jugar al
pachinko en sus días libres. Dejaba que Hikaru comiera chocolate y bocadillos
que se ganaba, diciéndole que lo mantuviera en secreto de su madre.
Incluso el día en que se mudó, el padre de Hikaru le dio un montón de dulces.
Hikaru lo guardó con cuidado en una caja secreta escondida en la parte posterior
del armario en su habitación.
Hikaru, su madre y la criada eran los únicos que vivían en esa casa grande en
Motoazabu. Fue en esa época cuando la madre de Hikaru comenzó a ponerse
histérica cuando lo reprendía.
Al mismo tiempo que comenzó la escuela primaria, se vio obligado a ir a la
escuela intensiva para prepararse para los exámenes de ingreso a la escuela
intermedia. En poco tiempo, la escuela de natación y la escuela de conversación
en inglés se agregaron a la lista. No tenía tiempo para jugar, y cuando decía que
quería un sistema de juego para su séptimo cumpleaños, su madre enfurecida le
pellizcó la oreja con tanta fuerza que pensó que se la arrancaría. Era un buen
estudiante pero un forastero en clase; no tenía un solo amigo.
Su madre estaba loca por algo más que la educación. Forzó a la criada a crear
menús basados en sus propias teorías nutricionales y prohibió estrictamente
comer cualquier otra cosa.
La teoría favorita de su madre era que la base de la crianza de los hijos era
proporcionar calcio a los niños antes que cualquier otra cosa para dientes sanos
y huesos sanos; su mesa de comedor estaba repleta de pequeños peces y algas.
Las cosas dulces estaban completamente prohibidas, y tenía que asegurarse de
cepillarse los dientes a los diez minutos de haber comido. Incluso le hacía tomar
un set de cepillo de dientes cuando iba a la escuela. Cuando lo había descubierto
secretamente lamiendo dulces, lo castigó más fuerte que cuando él pidió el
sistema de juego.
¿Y por qué su madre lo hizo cuidar tan bien de sus dientes? Eso era para que
ella pudiera poner la foto de Hikaru en sus libros y artículos de revistas.
Mira lo bien que estaba criando a su hijo. Mira lo maravillosas que fueron
sus teorías. Ella usó Hikaru como material para presumir. Curiosamente, el
joven Hikaru con sus brillantes dientes blancos como la nieve se hizo popular
entre las amas de casa, e incluso lo llevaron a hacer un comercial de pasta de
dientes cuando tenía ocho años.
Pronto, su madre se excedió tanto como para complementar sus afirmaciones
con la teoría de que la fuerza de masticado nutre el cerebro, e incluso se hicieron
más reformas a su dieta. Para el arroz, comían arroz integral o arroz con granos
mezclados. Tenían peces pequeños que se podían comer con huesos aún en
ellos. Sus verduras eran todos tallos duros. Incluso los bocadillos se limitaban
a frijoles salados, algas secas y sardinas secas. Cada vez que comía algo, su
madre le decía que lo masticara cien veces.
“Mastica bien, Hii. Mastica. Mastica. Mastica más. Si lo escupes, te daré un
pellizco. Eso es, mastica. Mastica. Mastica. Mastica. Hii… tienes que esforzarte
y comer lo suficiente por ella también. Así que mastica más, mastica. Mastica,
mastica, mastica, mastica”
Incluso cuando ingresó a los grados más altos de la escuela primaria, los
niveles de Hikaru lo colocaron en la cima de la clase y, como de costumbre, no
tenía una sola caries.
Hikaru se dio cuenta de un cierto hábito al final de las vacaciones de verano
en el sexto grado: rechinar los dientes. Sin darse cuenta, se había acostumbrado
a frotarse los dientes con fuerza, ya fuera que estuviera en clase, estudiando en
casa, o yendo y viniendo de la escuela.
Incluso cuando trataba de detenerse, simplemente no podía hacerlo. Su
mandíbula simplemente se tensaba por sí misma, especialmente cuando estaba
pensando en su madre, y sus dientes emitían un chillido.
No era gran cosa, o eso creía. Pero Hikaru no lo sabía. No sabía que el exceso
de rechinar los dientes era una enfermedad de pleno derecho: atrición.
Una enfermedad en la que el esmalte se desgasta de manera anormal debido
al continuo rechinamiento de los dientes.
Desgastó sus dientes permanentes, que acababan de crecer, lo suficiente
como para exponer la dentina. Hikaru se volvió incapaz de cepillarse
correctamente los dientes porque era demasiado doloroso. Se saltaba el
cepillarse los dientes en la escuela y engañaba a su madre pretendiendo que solo
se cepillaba en casa.
Luego las bacterias se asentaron inmediatamente en sus dientes debilitados.
Las cavidades aparecieron por todo el lugar simultáneamente y progresaron con
una fuerza increíble.
Pero ni siquiera podía discutirlo con su madre, y mucho menos ir al dentista.
Su cuerpo se enfriaba por el miedo solo de imaginar... lo duras que serían las
reprimendas y los castigos si ella supiera que él tenía varias caries.
Hizo que detuvieran las sesiones de fotos de revistas y libros por un tiempo,
diciendo que quería concentrarse en estudiar para sus exámenes de ingreso a la
escuela secundaria. Pero la verdad era que estudiar ya estaba fuera de discusión
debido al dolor. Incluso cuando se sentaba en su escritorio, solo estaba
aguantando desesperadamente el dolor insoportable, y los días pasaban con él
sin poder dormir lo suficiente. Junto con sus dientes, todas las palabras y
fórmulas atascadas en su cabeza fueron disueltas por la bacteria Streptococcus
mutans14 y desaparecieron por completo.
El estado de sus parciales de segundo semestre fue lamentable. No había
manera de que pudiera mostrarle a su madre las hojas de respuestas que le
habían devuelto. Hikaru las escondió en una caja secreta en el armario.
La excusa de que la calificación se estaba retrasando no duró ni tres días.
Su madre sospechosa hizo una búsqueda exhaustiva de la habitación de
Hikaru justo en frente de él, descubriendo una lata de galletas de arroz de
aspecto antiguo en la parte posterior del armario. Enfureciéndose con Hikaru,
quien rogaba que ella no la abriera, su madre abrió la tapa y encontró el paquete
de hojas de respuestas marcadas con calificaciones muy por debajo del
promedio.
El rostro de su madre palideció y sus manos temblaron. Luego su mirada se
dirigió al fondo de la caja. Estaban los paquetes de chocolate, chicle y azúcar
negro almacenados con amor, que el padre de Hikaru le había dado antes de
mudarse.
Los rasgos de su madre cambiaron. Sus ojos se entrecerraron rápidamente,
sus colmillos fueron descubiertos, y su cabello incluso pareció ponerse de punta.

14
N.T: es una bacteria Gram positiva (que se tiñen de azul oscuro o violeta por la tinción de Gram), anaerobia
facultativa que se encuentra normalmente en la cavidad bucal humana, formando parte de la placa dental o
biofilm dental. Se asocia al inicio y desarrollo de las caries.
Era la cara de un demonio. Tirando a Hikaru hacia el suelo, su madre le abrió
su boca agresivamente.
En el momento en que vio los dientes de Hikaru, descompuestos por el
desgaste y las caries, un grito –que era difícil de creer que procediese de un ser
humano– salió de la garganta de su madre. Esa voz profunda, retumbante y
persistente sonaba como el rugido de una bestia.
Su madre salió corriendo de la habitación y regresó de inmediato. La boca de
Hikaru estaba congelada por el miedo. Su madre apretó su diente frontal con los
alicates que sostenía en su mano derecha y gritó: “¡Comer azúcar te derretirá
los dientes! ¡¡Te diiiiije!!”
Takaesu se levantó de un salto, un sonido sordo se escapó de él.
Por un momento, no supo dónde estaba. Después de mirar apresuradamente
a su alrededor, en todas las direcciones posibles, en la oscuridad total, recordó
las circunstancias que lo habían llevado a colarse en el edificio abandonado.
Dejando escapar un largo y delgado aliento, se llevó la sábana azul que cubría
su cuerpo hasta su boca.
Habían pasado muchos años desde que soñó con esa mujer. Se limpió el sudor
grasiento que fluía por su frente como una cascada con la manga de su traje
deportivo. Metiendo un dedo en su boca, comprobó que sus dientes estuvieran
donde deberían estar.
Todo estaba bien. Esa mujer ya no podía hacer nada.
Eso era porque, hace seis años, el día en que se graduó de la universidad, él
le había enseñado una lección. Le enseñó cuánto la odiaba su propio hijo.
Tomando todo el reconocimiento y estatus de su madre, Takaesu hizo su
debut como crítico de comida gourmet, manteniendo en secreto el hecho de que
la mayoría de sus dientes eran falsos. Había un daño persistente en su cresta
alveolar porque una laica había sacado los dientes mientras él aún estaba
creciendo, así que en lugar de recibir implantes, no tenía más remedio que usar
dentaduras parciales. Siempre había temido que algún día se descubriera que
era un crítico gastronómico con dentaduras postizas que no podían masticar
cosas duras, pero esa vida terminó hace tres meses. El día en que el ojo que el
cielo le dio se asentó en su carne, dejó de lado sus dentaduras por los nuevos
dientes reales que crecían.
Así es... Ya no podía morder a su madre, pero aún había una persona a la que
debería masticar: la dentista que atendió a un niño que obviamente había sido
objeto de abuso y aceptó un montón de dinero para mantenerlo tranquilo.
Cuando regresara a Tokio, visitaría a esa dentista, que ahora era la única
persona que sabía que Takaesu tenía dentaduras postizas.
Le haría examinar los dientes que habían crecido y disfrutar plenamente de
la conmoción en su cara antes de capturarla. La ataría a la mesa de examinación,
le sacaría los dientes uno por uno y los masticaría con un crujido como si fuese
un caramelo Ramune. Ya no era necesario que él pagara una tarifa adicional
para que le hicieran el mantenimiento bucal en una sala de examinación a mitad
de la noche.
Pero antes de eso, estaba el niño con el caparazón.
Durante su breve sueño, la curación de las quemaduras había progresado
bastante. Tampoco sentía mucha hambre. Era como si se hubieran filtrado
nutrientes de la tuerca de acero inoxidable en su boca.
Rodar, rodar.
Después de rodar un poco la tuerca dentro de su boca——
“Tritúrala. Tritúrala. Destrózala. Destrózala”
Takaesu mordió el trozo de metal y lo tragó.
7
El fin de semana transcurrió de manera anticlimática sin que pasara nada.
Ya fuese que Minoru hiciera su carrera temprano el sábado por la mañana,
fuera y viniera de la escuela, o fuera de compras con Norie el domingo, Biter
no se mostró a sí mismo, y Yumiko y DD no volvieron a ponerse en contacto
con él. En solo dos días, los eventos en el parque Akigase habían perdido
rápidamente su sentido de la realidad.
El lunes por la mañana, cuando él y Norie salieron de la casa juntos, empezó
a sentir que todo había sido un sueño. La presencia del orbe asentado
profundamente en su pecho —el Third Eye negro— fue lo único que no
desapareció, pero ahora incluso eso parecía ser parte de la vida cotidiana.
En una intersección en el camino se despidió de Norie, que trabajaba en la
oficina de la prefectura de Saitama cerca de la estación de Urawa, y luego
aceleró un poco su bicicleta. Incluso cuando sacó un poco la cara de debajo de
su bufanda e inhaló el aire frío por la nariz, no pudo captar en absoluto ese olor
bestial único.
Pero todavía había una cosa —no, solo había dos cosas que no podía decir
que no le molestaban, eran como pequeñas espinas en su costado.
Lo primero era lo que DD le había gritado hace tres días cuando Minoru había
comenzado a abandonar el parque.
“Pendiente del olor del Ruby Eye, chico”
Incluso sin que se lo dijeran, siguió revisando el olor en el aire de esa manera.
Pero no podía superar la sensación de que Yumiko y DD habían dicho algo
importante en la conversación sobre el olor del Ruby Eye. Simplemente no podía
recordarlo. Tal vez era el resultado del esfuerzo consciente de Minoru para
mantener a distancia los recuerdos de esos eventos.
Y lo segundo era Tomomi Minowa, a quien habían llevado al hospital.
Él no la había visto en la escuela el sábado. Ella no debería tener lesiones
graves, por lo que si todavía estaba siendo tratada, ¿era por un problema mental?
Eso tampoco era irrazonable; había visto de cerca la cara aterradora del hombre
tiburón. Sin embargo, sería bueno si ella pudiera recuperarse y asistir a la
escuela hoy.
Detuvo su bicicleta ante la señal para cruzar la variante Shin-Omiya y dejó
escapar un suspiro.
Al menos el incidente en sí había terminado. Sabiendo que le debía las
terribles quemaduras que había recibido a esa misteriosa organización, Biter no
tenía motivos para quedarse en esta área durante días. Probablemente había
huido a algún lugar lejos y estaba siendo seguido por Yumiko y su gente.
La señal cambió a verde y, mientras aplicaba fuerza a los pedales de su
bicicleta, susurró esas palabras internamente por enésima vez.
“Todo eso terminó”
Cuando las clases de la mañana terminaron y la campana sonó para el
almuerzo, el aula se llenó de inmediato con el clamor y los olores de los bentō.
Minoru lo atravesó todo suavemente y salió al pasillo. Por lo general, iba
recto y se dirigía a la cafetería, pero hoy se detuvo y miró hacia el pasillo a la
derecha. La clase de Minoru, estudiante de segundo año, Clase Uno, estaba en
el extremo este del edificio escolar en el tercer piso. En el extremo occidental
lejano estaba la clase ocho, la clase de Tomomi Minowa.
Minoru no tenía idea de lo que le había sucedido después de que DD y
Yumiko la hubiesen llevado al hospital. Si él supiera su número de teléfono, al
menos podría haberse preocupado por enviarle un mensaje de texto, pero nunca
habían intercambiado números de teléfono ni nada.
Debería poder averiguar si ella había asistido a la escuela si iba directamente
a su salón de clases, pero no se justificaba una excusa para explicar por qué se
estaba asomando a la Clase Ocho al final del pasillo al pasar. También parecía
que habría problemas si los chicos del equipo de atletismo lo vieran o algo así.
Decepcionado consigo mismo por pensar estas cosas aunque fuese por un
momento, Minoru comenzó a caminar, no por las escaleras, sino hacia el pasillo.
Incluso si lo veían, podría terminar con todo esto si lo llamaban nuevamente.
La próxima vez, sin embargo, tendría que asegurarse de no activar el caparazón
en el momento en que lo golpearan.
Con los hombros estirados, Minoru fue contra la corriente de estudiantes que
se dirigían a la cafetería hasta el otro extremo de la sala. Se asomó furtivamente
a la Clase Ocho a través de la puerta del aula que había quedado abierta.
Pasó rápidamente la mirada por la habitación, pero Tomomi Minowa no
estaba allí. ¿Ella también había faltado a la escuela hoy, o ya había ido a la
cafetería o al vestuario?
Mientras daba vueltas a estos pensamientos en su mente cerca de la puerta,
escuchó una voz baja detrás de él.
— Oye.
Respirando reflexivamente, se dio la vuelta. Allí estaba el hombre tiburón —
no, era uno de los tres tipos que lo habían convocado en la parte posterior del
dojo. El estudiante de segundo año del equipo de atletismo que había visto
hablar a Minoru y Tomomi. Si recordaba correctamente, habían llamado al tipo
Ogucchi.
La única impresión que Minoru tuvo del chico de hace cinco días era la de él
burlándose frente a los hombres de clase superior, pero ahora sus ojos estaban
estrechamente entornados bajo su pelo corto y su boca estaba torcida de
disgusto.
— ¿Qué asuntos tienes en nuestra clase, Utsugi? –preguntó con voz profunda.
La pregunta hizo que Minoru quisiera murmurar ‘Nada’, e irse, pero se
mantuvo firme, dejando salir lentamente el aire en sus pulmones. ‘¿Podríamos
hablar allí?’, sugirió, mirando hacia la esquina del pasillo.
Aunque el ceño del miembro del equipo de atletismo se frunció, creando
arrugas verticales entre sus ojos, él asintió. Se movieron frente a una ventana en
el extremo oeste del pasillo y se miraron de nuevo.
“Ahora que lo pienso, solo conozco el apodo de este tipo” –pensó Minoru.
— Lo siento, no sé tu nombre –dijo mientras hacía contacto visual con el
chico, que tenía aproximadamente la misma altura que él.
—...Oguchi –murmuró.
Dando al chico un leve asentimiento, Minoru llegó directo al punto sin
preámbulos.
— Me preguntaba si Minowa vino a clases hoy.
—…¿A ti qué te importa? –dijo Oguchi, su voz bajó aún más. Viendo esa
mirada penetrante, Minoru tuvo una comprensión tardía. A este chico le gustaba
Tomomi Minowa. Por eso temía que Minoru le hablara a ella.
Entonces ¿qué hay de mí? –se preguntó momentáneamente.
Desde que se mudó a esta ciudad, nunca se había sentido interesado en una
chica en particular o con querer estar cerca de una. Había seguido evitando
reducir la distancia entre él y otras personas, no solo con las chicas. Eso era
porque siempre tuvo miedo de terminar con recuerdos amargos, recuerdos
dolorosos, recuerdos que querría olvidar.
Oguchi seguramente había sido superado por emociones oscuras en el
momento en que vio a Minoru hablando con Tomomi. Es por eso que les había
dicho a los alumnos de los cursos superiores y los había alentado a llamar a
Minoru. Pero no había duda de que había lamentado sus acciones después. Al
fin y al cabo, cuando vio a Minoru tumbado en el suelo después de ser golpeado,
la cara de Oguchi quedó completamente retorcida.
Y él también estaba poniendo la misma cara ahora.
Reuniendo el poco coraje que tenía, Minoru respondió: ‘...Es porque Minowa
es mi amiga’, sin apartar los ojos.
La razón por la que no pronunció una de sus líneas habituales, ‘no es nada’,
‘está bien’, fue porque una voz débil que se repetía dentro de su oreja había
regresado.
“Tienes el deber de seguir luchando”
Era la voz de Yumiko, a quien probablemente nunca volvería a ver.
No pensaba que luchar contra los Ruby Eyes siendo un Jet Eye era algo que
podía hacer. Pero Minoru sentía que las palabras de Yumiko pusieron en tela de
juicio su forma de vivir, con la intención de apartar sus ojos de todo lo que
sucedió durante los últimos ocho años, diciendo que las cosas no importaban o
que no tenían nada que ver con él.
Minoru había hablado con Tomomi Minowa un montón de veces, la había
salvado de Biter y le había dicho que todo estaba bien ahora. Después de todo
eso con Tomomi, sería un error descartarla, diciendo que no importaba. Y lo
mismo probablemente se aplicaba a Oguchi, que estaba justo delante de él.
Oguchi escuchó la respuesta de Minoru, sus ojos se agrandaron por un
momento y su boca se puso completamente tensa. Al ver su huesudo y atlético
hombro derecho contraerse, Minoru se preguntó si quería golpearlo. Pero
Oguchi relajó su cuerpo después de unos segundos y murmuró:
—...Minowa tampoco vino hoy. Se lastimó entrenando la semana pasada, y
creo que ha estado desde entonces en el hospital.
—... –después de un breve silencio, Minoru asintió y dijo–. Está bien.
Yumiko y DD probablemente habían llevado a Tomomi al hospital, llamaron
a su familia allí y les dieron esa explicación sobre el pervertido y todo eso. En
consecuencia, la escuela le había dicho a la gente que se lesionó durante un
entrenamiento independiente.
Minoru sabía que Tomomi no estaba físicamente herida, pero, por supuesto,
no podía ir y decírselo a Oguchi. Sólo bajó la cabeza y dijo:
— Gracias. Bueno, me voy.
Cuando se dio vuelta, oyó una pequeña voz.
— Utsugi. ¿Minowa...y tú...?
Después de considerar esta pregunta sin verbo, Minoru respondió con
sinceridad:
— Para nada. Sólo somos amigos, así que estaba preocupado.
— Eh. Bueno, nos vemos –murmuró Oguchi, entrando en el aula por la puerta
cercana.
Cuando se dirigió a la cafetería, Minoru de repente se preguntó si debería ir
a ver a Tomomi al hospital. Pero inmediatamente se dio cuenta de que no tenía
ese derecho.

Dado que llegó tarde, los alimentos populares se agotaron en todos los
ámbitos. Devoró un cuenco de arroz al estilo chino, que era impopular pero no
era algo que a él personalmente no le gustara. La campana de advertencia sonó
justo cuando regresaba al aula.
Ya que Tomomi Minowa había estado en su mente toda la mañana, él no
había prestado mucha atención a sus clases, por lo que quería dar lo mejor de sí
por la tarde. Pero sus pensamientos de la conversación con Oguchi siguieron
resurgiendo en fragmentos y perturbando su concentración.
La razón por la que no podía dejar de pensar en Tomomi Minowa no era
porque tuviera algo de afecto por ella como miembro del sexo opuesto. Sino
porque, mientras ella estuviese ausente de la escuela, aún no podía decir que su
vida había vuelto a la normalidad. No era como si quisiera acercarse más a
Minowa de lo que estaba ahora una vez que ella fuera dada de alta del hospital.
Él solo quería que ella mejorara y corriera de la misma forma como solía
hacerlo.
Ella no estaba herida, por lo que definitivamente debería regresar a la escuela
mañana o pasado mañana. No planeaba hablar con ella, pero esta ansiedad que
sentía debería desaparecer si la veía con su ropa de entrenamiento en el camino
yendo y viniendo de la escuela o en el campus.
Minoru logró pasar los períodos quinto y sexto diciéndose esto. Cambiando
rápidamente sus zapatos –no había ninguna nota atascada en su casillero– dejó
el edificio de la escuela. Mientras se dirigía hacia el estacionamiento de
bicicletas, respiró lentamente por la nariz. Los únicos olores que podía percibir
eran el olor a polvo que era exclusivo de la escuela y el olor a escape de los
autos.
El libro que había olvidado regresar a la biblioteca de la ciudad el viernes
todavía estaba en su bolso. Después de preguntarse si debería dirigirse
directamente a casa en un momento como este, disipó el pensamiento; ya no
había una razón para llamarlo "un momento como este”.
Cuando Minoru llegó a la gran biblioteca cerca del ayuntamiento y entró en
el edificio con calefacción, lo primero que hizo fue oler el aire. Por supuesto,
no había nada anormal al respecto. Se encogió de hombros y, después de dejar
su libro en el mostrador, se dio cuenta de algo repentinamente y se dirigió al
laboratorio de computación.
Minoru entró en la cabina que estaba al final y agarró el ratón. Abrió el
navegador e ingresó ‘Third Eye’ en la barra de búsqueda en la parte superior de
la página.
Tenía una laptop en su habitación, pero se vio con muchas dudas el hecho de
buscar en casa todas esas palabras que había escuchado de Yumiko y DD. No
esperaba que sucediera, pero tenía la sensación de que no era completamente
imposible que esa organización monitoreara incluso Internet y ubicar la casa de
Minoru basándose en palabras clave de búsqueda.
Por supuesto, también había cámaras de vigilancia en la biblioteca, pero
probablemente era mejor que su casa...
Reflexionó sobre estas cosas mientras miraba los resultados de la búsqueda.
Había esperado esto, pero los éxitos que recibió estaban llenos de sitios web de
empresas con nombres similares y sitios relacionados con amuletos de la buena
suerte y adivinación.
Escribió ‘Ruby’ y ‘Jet’ como términos de búsqueda adicionales, pero los
resultados de la búsqueda no cambiaron mucho. Añadiendo palabras como
‘ojo’, ‘poderes’ y ‘asesinato’, comenzó a revisar los sitios que se mostraban de
arriba a abajo, pero como era de esperar, ni siquiera encontró un sitio que
pareciera contener información relevante.
Después de docenas de búsquedas, la única información que había obtenido
que podía llamarse beneficiosa era sobre la piedra preciosa azabache que DD
había mencionado. No era un mineral, sino una piedra preciosa hecha de materia
vegetal fosilizada, y estaba escrita igual que motor de reacción15. Si hubieran
querido una piedra preciosa negra, podrían haber ido con ónix o morión.
Mientras pensaba esto, borró el historial de búsqueda del navegador, sacó un
paño húmedo de su bolso y limpió el mouse y el teclado. Por supuesto, él estaba
haciendo esto para deshacerse de las huellas dactilares, no en beneficio de la
persona que lo utilizara después de él.
Por supuesto, también había cámaras de vigilancia en la biblioteca, pero
probablemente era mejor que su casa...
Reflexionó sobre estas cosas mientras miraba los resultados de la búsqueda.
Había esperado esto, pero los éxitos que recibió estaban llenos de sitios web de
empresas con nombres similares y sitios relacionados con amuletos de la buena
suerte y adivinación.
Escribió ‘Ruby’ y ‘Jet’ como términos de búsqueda adicionales, pero los
resultados de la búsqueda no cambiaron mucho. Añadiendo palabras como
‘ojo’, ‘poderes’ y ‘asesinato’, comenzó a revisar los sitios que se mostraban de

15
N.T: Como se dijo anteriormente, Jet (Azabache) y Jet Engine (Motor de Reacción).
arriba a abajo, pero como era de esperar, ni siquiera encontró un sitio que
pareciera contener información relevante.
Después de docenas de búsquedas, la única información que había obtenido
que podía llamarse beneficiosa era sobre la piedra preciosa azabache que DD
había mencionado. No era un mineral, sino una piedra preciosa hecha de materia
vegetal fosilizada, y estaba escrita igual que motor de reacción16. Si hubieran
querido una piedra preciosa negra, podrían haber ido con ónix o morión.
Mientras pensaba esto, borró el historial de búsqueda del navegador, sacó un
paño húmedo de su bolso y limpió el mouse y el teclado. Por supuesto, él estaba
haciendo esto para deshacerse de las huellas dactilares, no en beneficio de la
persona que lo utilizara después de él.
Se alejó de la cabina sintiéndose avergonzado por sus acciones y se trasladó
a la sección de lectura de revistas. Revisando el estante, sacó una revista
mensual de ciencia que llamó su atención con las palabras en la portada: Señal
SNP – Edición Especial.
Se sentó en el sofá cercano y abrió la revista, pero el contenido de los
artículos simplemente no estaba causando impacto. Sin importar lo que hiciera,
sus pensamientos seguían regresando a los eventos anormales que experimentó
en el parque Akigase.
Los dos tipos de Third Eyes, Ruby y Jet, habían descendido del espacio hace
tres meses, invadieron los cuerpos de docenas o quizás cientos de personas, y
les otorgaron poderes sobrenaturales.
Además de eso, los humanos que habían sido tomados como ‘huéspedes’ por
los orbes rojos, Ruby Eyes, incluso recibieron el impulso de matar y comenzaron
a atacar a las personas como lo había hecho Biter. Es por eso que los que tenían
el poder de oponerse a ellos, los Jet Eyes, estaban luchando contra los Ruby
Eyes. Eso era lo que había dicho Yumiko, la chica del blazer negro.
Era una historia ridícula, pero como el mismo Minoru había recibido la
habilidad de un caparazón invisible, no podía dudarlo.
Aun así, todavía algo en todo eso que no le parecía lógico. Después de pensar
un poco, se dio cuenta de lo que era.

16
N.T: Como se dijo anteriormente, Jet (Azabache) y Jet Engine (Motor de Reacción).
A los Ruby Eyes se les había dado poder e impulsos homicidas. A los Jet
Eyes solo se les había dado poder. Estaba desequilibrado.
¿Qué pasaría si el impulso homicida que impulsaba a los Ruby Eyes era algo
similar al hipnotismo o el lavado de cerebro? Entonces, ¿podrían realmente
decir que los Jet Eyes como Minoru y Yumiko no estaban experimentando
algún tipo de interferencia mental?
“Mi actitud hoy frente a Oguchi, del equipo de atletismo, fue muy diferente
a la que suelo tener. En lugar de hablar evasivamente y huir, lo enfrenté, lo
miré a los ojos y dije las cosas que pensé que debía decir. Y ni siquiera me vino
a la mente que aumentaría los recuerdos de los que no podría deshacerme si
hiciera algo así”.
“¿Y si ese fuera el resultado de la interferencia mental...? Nada en mi
verdadero yo ha cambiado, pero ¿podría ser más agresivo por el Jet Eye…?”
Estaba aplicando demasiada presión en la revista que sostenía en sus manos,
que hizo un pequeño pliegue en la página. El sonido lo hizo reaccionar, y
apresuradamente relajó sus manos.
“Estoy pensando demasiado en esto. Todo lo que hago es por elección
propia”.
Se dijo a sí mismo, pero durante un rato no pudo ponerse de pie. Miró sin
comprender el reportaje de la página que había abierto.
Seis meses atrás, hubo un alboroto sobre si la débil señal captada por el
telescopio en la luna era un mensaje de una civilización extraterrestre.
Esto se debió a que la señal se repitió la misma cantidad de veces los siete
números primos del dos a diecisiete. Pero como nadie pudo descifrar el
contenido de esta importante señal, las cosas se calmaron.
Ya nadie hablaba de eso en la Secundaria Yoshiki, pero Minoru seguía
pensando en la señal de SNP de vez en cuando. Por supuesto, eso era porque se
había encontrado con la cosa extraña que había descendido del cielo.
¿Había algún tipo de conexión entre la señal y el orbe, el Third Eye? ¿O era
solo una coincidencia?
Yumiko y su organización probablemente tenían algún tipo de información
al respecto, pero él no estaba en posición de preguntar. Dependiendo de cómo
hubiesen ido las cosas, probablemente le habrían disparado algo sospechoso y
se le había extirpado quirúrgicamente su Third Eye.
“No”.
Aún si él temía la interferencia mental, ¿habría sido mejor dejar que lo
hicieran? ¿Debería haber aprovechado la oportunidad para escapar de esa
situación anormal—personas que poseían poderes sospechosos luchando entre
sí—y regresa a su antigua vida pacífica?
Apartando la mirada de la revista, desvió la vista hacia el área alrededor del
segundo botón de su uniforme. Con sus pensamientos, se acercó al orbe negro
que probablemente estaba muy dentro de su pecho.
“Oye. ¿Realmente vienes del espacio? ¿Tienes alguna conexión con la señal
SNP?”
“¿Qué quieres que haga…?”
Obviamente, ninguna voz le contestó. Pero Minoru sintió un latido
increíblemente débil en su pecho.
La sensación era como si estuviera recibiendo una pregunta a cambio. Algo
como, ‘¿Sabes qué hacer con el poder que te otorgaron?’

Cuando terminó de leer varias revistas, y salió de la biblioteca, no sin antes


haber pasado por el baño, ya eran las seis de la tarde. Si se daba prisa, debería
estar en casa justo cuando Norie comenzara a preparar la cena. Aceleró por las
oscuras calles residenciales en su bicicleta.
Cuando aumentó su velocidad, un viento de frente penetrantemente frío se
abalanzó sobre él. El viento era agradable en sus carreras de la mañana porque
su temperatura era elevada, pero ir en bicicleta no era ejercicio suficiente para
sudar. La bufanda favorita de Minoru, una que Norie le tejió, era cientos de
veces mejor que algo de estantería debido a la emoción que contenía, pero no
podía decir que fuera lo bastante buena para mantener el frío.
El viento penetraba implacablemente en las costuras sueltas y sus orejas le
dolían mucho. Si activara el caparazón, este viento no tendría ninguna
posibilidad... Aunque lo consideró, probablemente no podría seguir montado en
la bicicleta mientras usara su poder.
—...Eh, usar mi poder... –dijo, expresando sus pensamientos en voz baja con
una sonrisa irónica.
Era una frase familiar de todo tipo de manga y novelas, pero nunca pensó que
llegaría el día en que lo dijese en la vida real.
—...¡Ah!
Los ojos de Minoru se ampliaron al instante.
Eso era. La pequeña espina en su costado que le había estado molestando. La
conversación entre Yumiko y DD que él no había podido recordar.
‘Ve y olfatea a Biter o algo’.
‘¿Me ves cara de poder olfatearlo si no está usando su poder?’
Eso era lo que habían dicho.
Agarró con fuerza la palanca del freno sin pensar, y su bicicleta se detuvo
con un espantoso chillido.
Si no se usaban los poderes, uno no podría percibir el aroma de un Ruby Eye.
Cuando Biter usó su habilidad, su boca y dientes se transformaron en algo
parecido a un tiburón, pudiendo morder cualquier cosa. En otras palabras,
mientras se transformaba en un hombre tiburón, expulsaba continuamente ese
olor bestial.
Pero para decirlo de otra manera, eso significaba que cuando no se
transformaba... Cuando parecía ser un humano normal, no podía detectarse a
través del olfato, incluso si estaba a quemarropa.
Minoru rápidamente se dio vuelta para mirar detrás de él. Miró a la izquierda
y a la derecha muchas veces. No había nadie alrededor de la pequeña
intersección residencial. Aun así, no podía decir que el hombre no estuviese al
acecho al otro lado de la pared de bloques de concreto o que no notase ese olor
justo cuando su cabeza ya estaba siendo arrancada.
Por el miedo, casi activaba el caparazón protector, pero se lo pensó
mejor. Tres días atrás, había perdido el olor de Biter en el instante en que lo
activó. Justo ahora, bloquear el olor era algo sumamente peligroso. Biter tendría
que transformarse justo antes de que atacara, por lo que Minoru debería poder
cubrirse a tiempo con el caparazón después de notar ese mal olor.
Primero, tenía que llegar a casa lo antes posible. Podía pensar en un plan
después de eso. Tras lograr calmarse, Minoru volvió a apretar los pedales.
Olvidando el frío mientras exhalaba bocanadas blancas, avanzó por el camino
a casa casi sin parar.
Cuando dobló la última esquina y vio una luz cálida que llenaba la ventana
de la sala de su casa, todo su cuerpo finalmente se relajó. Probablemente, Norie
estaba comenzando los preparativos para la cena.
Se suponía que la cena de esta noche serían los gyoza que habían hecho y
congelado hace cinco días.
Abrió la puerta, detuvo su bicicleta en su lugar habitual y se dirigió a la
entrada, trotando. Cambiando la llave de su bicicleta por las de su casa, se
detuvo frente a la puerta. Fue entonces——
Minoru sintió como su corazón se contraía.
El ojo de la cerradura, donde debería haber puesto su llave, no estaba allí.
Sobre la manija de la puerta, en lugar del ojo de la cerradura, había un enorme
agujero con un diámetro de casi diez centímetros. Minoru se quedó mirándolo
fijamente; a través de él podía ver el otro lado.
El agujero no había sido hecho con un taladro o herramienta similar. Los
bordes del orificio que se habían formado en la placa de metal eran anormales,
irregulares y afilados, pero el borde de corte del cilindro interno brillaba
suavemente. Era exactamente como si una bestia con una boca puntiaguda lo
hubiera mordido con dientes filosos y fuertes.
Minoru agarró el pomo con su mano derecha, fría y entumecida, y tiró
suavemente de él. La puerta se abrió, deslizándose sin ningún tipo de
resistencia. No había personas ni animales por ningún lado que pudieran ser
vistos—el pasillo que se extendía directamente desde la entrada, las escaleras
ascendentes a la izquierda o la puerta de cristal al final del pasillo que conducía
a la sala de estar. No podía escuchar ni un solo sonido. Una luz ligeramente
anaranjada caía en el pasillo desde la puerta de cristal.
Con sus pensamientos totalmente inactivos, Minoru se quitó los zapatos y
entró al pasillo. Después de dejar caer su bolso de mensajero, su abrigo
Chesterfield y su bufanda en el pasillo, y dar unos pasos hacia adelante, eso
finalmente lo golpeó.
El sonido que siempre solía escuchar a esa hora… No podía escuchar el
golpeteo de zapatillas corriendo hacia él.
Su cerebro finalmente volvió a funcionar, y dos pensamientos estallaron
desde el interior de su mente.
“Biter está aquí”.
“Norie”.
El único que podría haber mordido el resistente cilindro era ese hombre
tiburón de forma extraña.
En otras palabras, existía la posibilidad de que, en este momento, Biter
estuviera al acecho en algún lugar de la casa. Pero a Minoru no le importó y
corrió por todo el pasillo y entró de golpe en la sala de estar con la fuerza
suficiente para destrozar la puerta de cristal.
— ¡¡Norie!!
Mientras gritaba, miró alrededor de la parte izquierda de la cocina, luego
alrededor de la sala-comedor a la derecha. La luz del techo brillaba
intensamente y el calentador había quedado encendido, pero ni la forma de Biter
ni la pequeña figura de Norie estaban allí. Cuando se dio la vuelta,
preguntándose si estaban en el segundo piso, su pie izquierdo tocó algo blando
y suave.
— ¡…!
Dando un salto hacia atrás, miró sus pies.
La cosa en el suelo era un semicírculo pequeño, blanco lechoso. Inclinándose,
lo levantó con dedos temblorosos.
Era uno de los gyoza que él y Norie habían preparado hace cinco días. Cuando
se apresuró a ir a la cocina, vio que la bandeja de plata estaba tirada en el suelo
y había docenas de gyoza dispersos alrededor.
De inmediato quedó claro lo que había sucedido. Norie había sacado la
bandeja de gyoza del congelador para preparar la cena cuando Biter la atacó.
Los ojos de Minoru recorrieron toda la cocina. No encontró nada que
pareciera una mancha de sangre. Luego, con la punta de un dedo, presionó el
gyoza que todavía tenía en la mano derecha. El exterior era suave, pero los
ingredientes del interior aún estaban medio congelados.
Con la temperatura en la habitación, el gyoza probablemente se habría
descongelado hasta el centro en treinta minutos. Eso significaba que el ataque
probablemente había ocurrido hace apenas veinte minutos o menos.
Dejando caer el gyoza a medias en el fregadero, Minoru volvió a salir de la
cocina para subir las escaleras. Cuando lo hizo, notó que había un rectángulo
negro colocado ostentosamente en el centro de la mesa del comedor que no
había entrado en su línea de visión anteriormente.
Era la tablet que siempre tenían puesta en el borde del mostrador de la cocina.
Corriendo hacia la mesa, tomó la tablet y presionó el botón. Esta mostró la
aplicación de bloc de notas. Minoru fijó su mirada en las líneas escritas allí.
“Te aseguro que la mujer está ilesa. Quédate donde estás y espera el próximo
aviso. Hay cámaras de vigilancia puestas allí. Si sales de la habitación, tratas
de llamar a alguien, o de desactivar las cámaras, te juro que la mato”.
Las palabras eran claras y concisas, lo que las hacía surrealistas. Pero se
sentía como si la malicia de Biter aún permanecía en la pantalla de la tablet,
incluso varios minutos después de haber escrito esas líneas. Minoru devolvió
la tablet a la mesa y se dejó caer en una silla del comedor.
Norie todavía estaba viva.
Eso era lo único en lo que debía creer. Si el objetivo de Biter fuese matar a
Norie, él lo habría hecho allí mismo en lugar de arriesgarse a secuestrarla.
Pero ¿qué pasa con las cámaras ocultas? Biter había tenido veinte minutos
como máximo para atacar a Norie antes de que Minoru llegara a casa. ¿Habría
tenido tiempo de instalar las cámaras y conectarlas a Internet en ese tiempo?
Todavía sentado, pasó la mirada por toda la sala-comedor. Todo estaba
limpio y ordenado, pero como era notablemente más grande que la habitación
de Minoru, había muchos lugares donde se podían esconder cámaras de
vigilancia. Tampoco es que fuese seguro que el hombre estuviera usando una
cámara oculta hecha a medida. Si él tenía un teléfono inteligente con una
aplicación de cámara de vigilancia, todo lo que tendría que hacer sería dejarlo
en algún lugar.
Eso no era bueno. Como Biter estaba usando la vida de Norie como
influencia, Minoru no podía dejar esta habitación ni informar a la policía usando
el teléfono fijo que estaba junto a la pared. No tenía más remedio que seguir las
instrucciones bajo el supuesto de que realmente estaba siendo vigilado.
Al menos necesitaba determinar si existía la posibilidad de que Biter se
estuviera escondiendo en el segundo piso mientras fingía haberse trasladado a
un lugar lejano. Enfocando todas sus neuronas en su sentido del olfato, inhaló.
Era débil... Muy débil, pero tenía la sensación de que estaba captando ese
olor. ¿Era el famoso aroma restante de cuando había secuestrado a Norie? Si
ese hombre estaba al acecho al otro lado del techo, a pocos metros de distancia,
Minoru debería estar recibiendo una señal clara, aun si el hombre no estaba
usando su habilidad. El Third Eye en su pecho también estaba completamente
en silencio ahora.
Biter realmente ya estaba muy lejos.
El shock inicial disminuyó poco a poco cuando se dio cuenta de la situación,
y en su lugar una desesperación negra y fría llenó su pecho.
“Es mi culpa. Yo soy quien atrajo a Biter a esta casa”
Y Yumiko y DD se lo habían advertido. Había tratado de parecer duro al
decir que podía cuidarse solo, pero él sólo había estado prestando atención a su
propio entorno y ni siquiera había considerado la posibilidad de que Norie
pudiera ser un objetivo.
Si hubiera tomado su advertencia más en serio, Minoru podría haber pensado
las cosas hasta el final, y así se habría dado cuenta de que Biter tendría formas
de localizar su casa.
¿Dónde había puesto el hombre tiburón su mirada en Tomomi Minowa? La
posibilidad más probable era durante su entrenamiento matutino o en sus
carreras de ida y venida de la escuela. Si la hubiera seguido, fácilmente habría
localizado su casa y su escuela.
Además, era natural concluir que el chico de la escuela secundaria que había
irrumpido justo antes de que el hombre devorara a Tomomi en el parque
Akigase—es decir, Minoru—era un conocido de Tomomi, no alguien que
pasaba por allí. En ese caso, si observaba la entrada de la secundaria Yoshiki,
podría haber encontrado a Minoru.
Los Third Eyes no solo otorgaban habilidades únicas, sino que también
aumentaban enormemente las capacidades físicas y de percepción—es decir, el
oído y la vista—de sus huéspedes. No la había medido con precisión, pero
Minoru pensó que si le hicieran un examen de la vista ahora, su visión sería
mejor que la de 20-10.
Era probable que Biter también tuviese una visión aguda. No debería haber
sido difícil para él escoger a Minoru desde un lugar lo suficientemente alejado
de la entrada de la escuela, como el techo de un edificio de apartamentos, y
seguirlo.
Minoru estaba seguro de que eso había sucedido cuando volvía de la escuela
el sábado. No había notado el olor del Ruby Eye, pero no sabía—no, había
olvidado—el importante hecho de que el olor no podía percibirse cuando un
Ruby Eye no estaba usando su habilidad. Así que Minoru había conducido,
descuidadamente, a Biter hasta su casa.
“Es…mi culpa”
Una vez más, Minoru agonizó al comprender eso. No podía hacer ningún
movimiento extraño porque Biter podía estar observándolo por cámara, por lo
que reprimió desesperadamente el impulso de gritar a todo pulmón.
Había vuelto a pasar. Había puesto en peligro a su preciosa familia.
No, no había ninguna garantía de que Biter fuese a dejar viva a Norie tal
como había dicho su mensaje. En este momento, él ya podría estar masticándola
con esos dientes de tiburón mientras su vida se desvanecía.
Igual hace ocho años. Igual que su padre, su madre y su hermana Wakaba.
¿La historia se volvía a repetir? A pesar de haber vivido estos ocho años
pensando únicamente en alejar a la gente y evitar los malos recuerdos, ¿había
vuelto a cometer el mismo error?
Un débil quejido que no pudo reprimir se le escapó de la garganta.
“A mí...a mí”
“A mí. Si vas a matar a alguien, mátame a mí”
Minoru levantó la cara. Miró alrededor de la sala-comedor. No sabía la
ubicación de las cámaras, y no estaba seguro si realmente existían. Pero——
Si se arrodillaba y suplicaba...
“Si le imploro tanto como pueda, si digo que acabaré en este mismo instante
con mi vida, siempre y cuando regresase a Norie sana y salva…”
“Quizá así, Biter escuche mi petición, ya que soy yo a quién debería
detestar”
Había un montón de cuchillos en la cocina justo a su lado. Si tomaba el que
parecía más grande y resistente—el cuchillo de carnicero—y lo llevaba hacia
su pecho, podría morir, sin importar cuántos Third Eyes estuvieran dentro de él.
Minoru volvió a inspeccionar la sala-comedor en busca de cámaras. Fijando
su mirada en el área alrededor del soporte de TV, que parecía tener los lugares
más escondidos, respiró hondo…y apretó los dientes con fuerza.
Este fue el punto de inflexión.
¿Iba a darle la espalda a sus deberes y responsabilidades y se alejaría como
siempre lo había hecho? ¿O iba a tomar la decisión de luchar contra el destino
esta vez?
No era como si la vida de Minoru fuera lo único que Biter quisiera. Él quería
destrozar a la gente con esos dientes como de tiburón.
Es por eso que, si Minoru se suicidaba aquí, Biter podría descargar su ira
sobre Norie.
Si existiera la más mínima posibilidad...
Si todavía existiera la posibilidad de pelear contra Biter en cualquier lugar
donde el siguiente mensaje lo convocara y recuperar a Norie...
La voz de Yumiko estaba en su oído otra vez.
“Tienes el deber de seguir luchando”
“No creo poder luchar como un Jet Eye contra un sinfín de Ruby Eyes y
proteger a la gente. Pero si es para proteger a Norie Yoshimizu…para proteger
a mi segunda hermana, que es lo más preciado que tengo en esta vida, sé que
puedo luchar contra Biter como Minoru Utsugi. Tengo que luchar”
Después de apretar sus manos y formar puños una última vez, Minoru fue
liberando poco a poco la tensión de todo su cuerpo y se dejó caer de nuevo en
la silla.
Todo lo que podía y debía hacer ahora era calmarse y esperar la próxima
comunicación. Mantendría bajo el consumo de su energía física y mental para
aumentar sus posibilidades de ganar la pelea, aunque solo fuera un poco.
Cerrando los ojos, llamó a sus dos hermanas dentro de su corazón.
“Norie, resiste. Definitivamente, te salvaré”
“Waka, por favor. Dame tu fuerza”
El tiempo se hizo tan largo y pesado como el de aquella noche de hace ocho
años.
No había forma de que pudiera tener hambre, pero mordisqueaba algunas de
las galletas en el armario de la cocina y limpió los gyozas que se habían
esparcido por el suelo. Como sería un problema si más tarde tuviese que ir al
baño, solo tomó un poco de agua.
Se sentó en el sofá, cerró los ojos y se concentró en esperar.
Cuando por fin sonó el teléfono, era más de la una de la madrugada.
Minoru se levantó, y cuando extendió su mano hacia el teléfono fijo, se dio
cuenta de que lo que sonaba era su teléfono celular, que aún se encontraba
dentro de su bolso en el pasillo.
Tuvo que salir de la sala-comedor para contestar. Por un momento se
preguntó qué pasaría si no fuera Biter sino alguien más... Pero inmediatamente
disipó este pensamiento. El tono de llamada era del teléfono celular de Norie. El
que llamaba probablemente era Biter, que había robado el teléfono.
Corriendo hacia el pasillo y agarrando el bolso, Minoru sacó el teléfono y
regresó a la sala-comedor. Deslizó el dedo por la pantalla y se llevó el teléfono
a la oreja.
—...¿Si? –respondió brevemente.
Desde el otro extremo de la línea telefónica, la voz de ese hombre susurró:
— Bueno, ha pasado tiempo, muchacho. Discúlpame por hacerte esperar.
—...¿Ella está a salvo?
— Deja la prisa, ragazzo. Tuve que suministrarle medicina para ponerla a
dormir, así que no puedo ponerla al teléfono para que la oigas; pero
tranquilo, no le he dejado ninguna marca. Claro, ya sabes…eso seguirá así
siempre y cuando sigas mis instrucciones, muchacho.
No había distorsión extraña o ronquera en su sabe voz tenor, como la de hace
tres días, tal vez porque su boca no estaba transformada en ese momento. Pero
Minoru podía sentir que desprendía malicia y un profundo apetito. El Third Eye
latió fuerte latido bajo su esternón.
— Seguiré tus instrucciones. ¿Qué debo hacer?
— Bueno, es sencillo. Quiero que vengas a un cierto lugar ahora
mismo. Pero será un poco molesto si se pone en contacto con la policía o esa
peligrosa ‘signorina’ en el camino. Saldrás sin colgar el teléfono. Si se cae la
llamada debido a problemas con la señal, te volveré a llamar de inmediato, y
responderás de la misma forma. ¿Estamos claros?
— Sí. ¿A dónde debo ir?
Aunque lo preguntó, Minoru podía predecir lo que el hombre diría. Ese
cobertizo en lo profundo del bosque del parque Akigase...
Pero las palabras que vinieron del otro lado de la línea fueron inesperadas.
— Primero irás a Keyaki Plaza, cerca de la estación del nuevo centro
urbano de Saitama. Tienes 15 minutos. Date prisa, ragazzo.
Le sorprendió la instrucción inesperada, pero no tuvo más remedio que
seguirla.
— Voy para allá –respondió.
Sin colgar, Minoru deslizó el teléfono en su bolsillo y salió corriendo de la
sala-comedor. Al cruzar la entrada, metió los pies en los zapatos deportivos que
usaba en sus trotes matutinos en lugar de las botas que usaba para ir la
escuela. Se puso un Windbreaker sobre su abrigo, salió por la puerta sin cerrar
y se subió a su bicicleta, completamente ajeno al frío invierno.
Estaba a unos cinco kilómetros de la estación del nuevo centro urbano. Para
llegar allí en quince minutos, tendría que viajar a una velocidad promedio de
veinte kilómetros por hora. Esos números eran, realmente, fuertes para una
bicicleta que no era una carrera, especialmente cuando la conducías en un área
urbana. Pero Biter había indicado esa cantidad de tiempo apenas posible
sabiendo que Minoru poseía el Third Eye
“...Norie. Resiste; voy para allá”
Como la llamada seguía activa, Minoru dijo eso dentro de su cabeza mientras
pedaleaba lo más fuerte que podía.
8
La razón por la que Minoru se había puesto un Windbreaker sobre su
uniforme era más para evitar a la policía que para evitar el frío. La mayoría de
los oficiales de policía que patrullaban a la una de la mañana tratarían de detener
a un chico de secundaria si lo veían pasar a toda velocidad con un uniforme
escolar.
En realidad, solo una vez se cruzó con un oficial de policía yendo en bicicleta,
pero nadie lo llamó; posiblemente debido a la capucha que tenía puesta. Aunque
naturalmente, incluso si alguien hubiera tratado de detenerlo, él simplemente
habría acelerado para perderlos.
Corriendo a través de las silenciosas calles residenciales, cruzó la variante. Al
salir por caminos ligeramente más anchos, se levantó del asiento y comenzó a
pedalear de pie. Aunque iba a toda marcha en su bicicleta de tres velocidades,
la resistencia era demasiado ligera para como Minoru estaba ahora.
Los imponentes rascacielos del nuevo centro urbano aparecieron delante de
él, perforando el cielo nocturno. Cuando Minoru los miró, al aplicar demasiada
fuerza con su pie derecho sobre el pedal, sucedió.
¡Clang! Después de este impacto, la resistencia en los pedales desapareció
por completo. Parecía que la bicicleta se inclinaría hacia la derecha, pero
Minoru apenas recuperó el equilibrio y frenó. Cuando miró sus pies, notó que
la cadena rota caía hacía la superficie de la carretera.
No tenía ni el tiempo ni las herramientas para arreglarla, por lo que su única
opción era dejar la bicicleta allí. Miró el reloj después de apoyar la bicicleta
contra el costado de la barandilla, faltaban tres minutos y treinta segundos del
tiempo límite de 15 minutos. Tendría que recorrer el último kilómetro y medio
a pie.
—... ¡Norie...! –Minoru llamó a su hermana adoptiva con voz ronca,
golpeando el camino en la oscuridad de la noche.
En el corazón del nuevo centro urbano de Saitama había una terraza de
observación llamada Keyaki Plaza. En las noches de invierno, esta debería estar
iluminada con luces LED de color azul, pero el periodo en el que estaban
encendidas había terminado y solo quedaba el leve brillo de un puñado de
faroles.
Minoru subió corriendo las escaleras desde la base hasta la terraza. Respiraba
pesadamente mientras se apoyaba contra uno de los incontables árboles keyaki
que estaban plantados allí. Volvió a mirar su reloj: le quedaban veinte segundos.
Esta era la primera vez que llevaba sus habilidades de carrera hasta el límite
desde que el Third Eye había comenzado a vivir en él. Mientras pensaba que el
record mundial de carrera de mil quinientos metros era de aproximadamente
tres minutos y veinticinco segundos…sacó el teléfono del bolsillo frontal de su
franela y, con voz leve, se dirigió al hombre que estaba al otro lado de la línea
telefónica.
— Ya llegué.
Luego de una pausa, esa voz respondió.
— Sí, te estoy vigilando, chico. ¿Qué le pasó a tu bicicleta?
— ¡…!
No era mentira; el hombre realmente lo estaba observando. Pasó rápidamente
la mirada por toda el área a su alrededor, pero había pasado bastante tiempo
desde que el último tren de la noche había salido, por lo que no había ni un alma
en la plaza.
—…Se dañó de camino, por eso corrí hasta aquí.
Ante esa respuesta, una débil risilla llegó desde el teléfono.
— Qué desastre. Pero me impresiona que lo lograras a tiempo sin tener
que quejarte. Ella debe ser alguien muy importante para ti.
— ¡¿Y tú qué esperabas?!
Era como si él estuviese cerca de levantar la voz contra su buen juicio, pero
apenas logró mantenerse a raya. No había nadie cerca, pero era probable que, al
otro lado de la plaza, hubiese algún policía de turno. Reduciendo su voz a un
susurro, continuó:
— Seguí tus instrucciones, suelta a mi hermana.
— Oye, oye, chiquillo. Te dije que esto era lo primero que tenías que hacer,
¿no? Obviamente, ya tengo preparada tu próxima instrucción. Mira hacia el
lado norte de la plaza.
—…...
Suprimiendo su irritación, miró en la dirección que le indicaron. Una amplia
pasarela se extendía hacia el norte, cruzando una carretera y conectándose a una
terraza de observación de la misma altura. Justo al final, la sombra de una
enorme estructura se alzaba como una colina. Se trataba del Saitama Super
Arena, la sala de usos múltiples más grande de Japón.
Al mismo tiempo que Minoru miraba hacia el techo de la arena, una voz llegó
desde el teléfono celular.
— Ve hacía el lateral del Super Arena a tu derecha. No dejes que la policía
o los guardias te vean.
—…El lado derecho…
Las intenciones de Biter no estaban claras, pero todo lo que Minoru podía
hacer era obedecer. Después de mirar alrededor del área una vez más y
confirmar que no había nadie alrededor, salió corriendo, manteniendo su cuerpo
bajo.
Cuando cruzó el puente y llegó a la terraza de observación junto a la arena,
se movió hacia el este en la oscuridad junto a la pared. Tras varios segundos,
llegó a la esquina, dio la vuelta y miró hacia el norte. Allí, escaleras anchas
continuaban subiendo por el costado del edificio.
Acercando el teléfono a su oreja izquierda, dijo:
— Desde aquí…
Minoru había comenzado a preguntarle qué debía hacer, pero Biter lo
interrumpió con la tercera instrucción.
— Avanza un poco más; allí encontrarás una puerta que lleva a las
escaleras de emergencia a la izquierda. Ábrela y sube.
Cuando avanzó como le habían ordenado, Minoru vio una puerta de
metal. Naturalmente, ésta habría estado cerrada la mayor parte del tiempo, pero
el pomo había sido cortado por completo. Al igual que en la casa de Minoru,
Biter lo había devorado.
Estremeciéndose ante el poder que se necesitaría para atravesar como si nada
ese grueso acero, abrió la puerta. Las escaleras de emergencia estaban justo en
frente de él, así que ahogó el sonido de sus pasos y subió.
Tras subir siete pisos, llegó a otra puerta con una cerradura rota, y cuando la
cruzó, salió a la terraza del piso superior.
Miró rápidamente a ambos lados, pero aquí tampoco había nadie. Incluso
cuando levantó la vista, solo notó enormes vigas sobresalientes que sostenían el
techo por encima de él.
—... ¿Dónde estás? –habló por el teléfono en voz baja.
Después de unos segundos de silencio que parecían tener la intención de
mantener a Minoru en suspenso, una voz baja respondió.
— Aquí viene tu siguiente instrucción. Si te diriges a la parte trasera de la
terraza, verás una escalera que lleva hasta la azotea. Sube por ella y ven.
— ¿A...a la azotea?
— Tranquilo. Es bastante espaciosa y se siente muy bien.
Apresúrate, ragazzo.
—…...
Minoru levantó la vista una vez más, con el teléfono todavía apretado en su
mano. El techo del Saitama Super Arena se inclinaba desde la parte frontal hacia
la parte posterior del edificio. Las zonas cercanas al frente estaban a unos veinte
metros por encima de la terraza donde estaba Minoru, y probablemente a más
de sesenta metros del suelo.
¿Realmente Biter realmente en un lugar así? ¿No sería una trampa? Él
consideraba estas cosas, pero su única opción era seguir obedeciendo las
instrucciones hasta que hubiera recuperado a Norie.
Corrió hacia el lado sur de la terraza del piso superior. El extremo del techo
que sobresalía por encima de su cabeza se inclinaba más y más. Cuando llegó a
la parte trasera del edificio, el techo estaba a unos cinco metros de distancia de
él.
Y cuando dobló en la esquina, había una escalera de aluminio, tal como Biter
había dicho. Agarró el metal helado y comenzó a subir de inmediato.
Finalmente, llegó a la cima del Saitama Super Arena. El enorme techo se
parecía a un enorme glaciar que caía del cielo nocturno.
La pendiente, que se elevaba ligeramente en el centro, se extendía hacia
arriba desde la ubicación de Minoru hacia el frente del edificio. La escala de la
misma era abrumadora. La inclinación real quizá era menor a los diez grados,
pero desde la ubicación de Minoru, se sentía como un acantilado.
Minoru se quedó quieto mientras la fría luna mostraba su rostro desde una
pequeña brecha entre las nubes en el lejano cielo. La luna, el 10 de diciembre
de 2019, era una luna gibosa creciente—poco menos que una luna llena. Aun
así, los ojos de Minoru, fortalecidos por el Third Eye, se llenaron con esa
brillante luz lunar. Esta hacía que la gran pendiente de 150 metros de ancho y
200 de largo brillaran con un tono plateado.
Ahí fue cuando Minoru vio.
Cerca del punto más alto del gran tejado. Una figura en posición vertical
estaba en el centro de la pendiente
La figura movió su brazo izquierdo y sostuvo algo cerca de su cara. Después
de que Minoru hiciera lo mismo, presionando el teléfono celular en su cabeza,
una voz tranquila fluyó.
— Aquí está tu última instrucción: acércate.
Entonces la figura arrojó lejos el teléfono en su mano derecha. Con el sonido
del impacto, la llamada se cortó.
Minoru se quitó el Windbreaker y puso su teléfono celular en el bolsillo
delantero de su uniforme.
Apartando su pie derecho de las láminas de acero inoxidable del techo, dio
un paso adelante. Luego, su pie izquierdo. Pie derecho. Pie
izquierdo. Aumentando de manera constante su velocidad, Minoru corrió unos
doscientos metros por la pendiente de una sola vez.
Cuando estaba diez metros por delante de la figura, Minoru se detuvo.
Ese hombre—Biter—estaba de pie cerca del borde del techo con el rastro de
una sonrisa en su rostro.
Daba una impresión completamente diferente a la que tenía hace tres días. No
llevaba ropa de entrenamiento, sino un traje de color oscuro, y sus zapatos
también parecían ser de alta calidad. Y lo más importante, su rostro no estaba
transformado.
Al ver el rostro descubierto de Biter por primera vez, Minoru notó que tenía
una apariencia elegante e inteligente. La piel alrededor de su boca, que debería
haberse chamuscado por la vara eléctrica, se había curado maravillosamente en
solo tres días.
Minoru tenía la sensación de que había visto ese rostro en algún lugar, pero
antes de que pudiera recordarlo, Biter le habló con su voz sin filtrar.
— ¡Qué maravilloso verte! ¡Es una vista bastante hermosa, ¿no crees?!
La vista nocturna del centro de Saitama se habría extendido detrás de Minoru,
pero en lugar de eso, él preguntó al hombre con voz tensa sin dejar de mirarlo.
— ¿Dónde está mi hermana?
Ante esto, el hombre se encogió de hombros y, con su brazo derecho,
gesticuló diagonalmente detrás de él.
Seis estructuras masivas parecidas a vigas sobresalían del borde sur del
enorme tejado. Estas protuberancias tenían unos tres metros de ancho y se
extendían hacia el aire libre. Cerca del final de la tercera viga partiendo desde
la izquierda, había una pequeña figura. En un instante, los ojos de Minoru
confirmaron que era una mujer que llevaba un delantal, y estaba atada con cinta
adhesiva. Parecía inconsciente.
“¡¡Norie!!” –gritó en su mente.
En ese instante sintió como si pudiera correr hacia la viga, pero de alguna
manera logró quedarse quieto.
La sonrisa en el rostro del hombre se amplió más al ver a Minoru así.
— Tranquilo, chico. Solo la puse a dormir con un sedante potente. Ya te lo
había dicho por teléfono, no le he mordido ni un solo dedo.
—…...
En este momento, a él no le quedaba más opción que creer lo que el hombre
decía. Pero estaba claro que Norie había sido puesta en una situación
increíblemente peligrosa. Estaba cerca de una caída de setenta metros desde la
punta de la viga hasta el suelo. Caer desde allí sería una muerte segura.
No.
Solo Minoru podría salir con vida si cayera. Nunca lo había probado, pero
existía la posibilidad de que su caparazón protector, que había evitado los
dientes de Biter, pudiera soportar una caída de setenta metros de altura. Pero
Minoru no podía amortiguar la caída de Norie. El caparazón era lo
suficientemente duro como para destrozar una puerta de metal; si arruinaba las
cosas, podría dañar a Norie más de lo que lo habría hecho el asfalto.
Comprendió una vez más lo egocéntrico que era este poder. El caparazón de
Minoru lo separaba del mundo, creando una soledad física. Él podía bloquear
todo peligro fuera del caparazón, pero no podía salvar a nadie más que a sí
mismo. Era la autoprotección definitiva, solo le preocupaba su propia seguridad
“Tal cómo he estado viviendo”
Mientras pensaba esto con amargura, se vio obligado a decidir.
Solo había una forma de recuperar a Norie a salvo: rescatarla de la peligrosa
punta de esa viga y bajarla por la escalera detrás de él. Pero no había manera de
que el hombre que estaba parado allí en su camino se sentara y lo observara
hacer eso.
No había más opción que enfrentarlo y derrotarlo.
Justo como si hubiera visto el interior de la mente de Minoru, Biter levantó
las comisuras de sus labios, sonriendo burlonamente.
— ¿Has considerado eso, muchacho?
Sin decir nada, con un pequeño movimiento, movió su cabeza de arriba hacia
abajo.
Las cosas eran tan surrealistas como siempre. Estaba de pie en el techo del
Saitama Super Arena, al que estaba acostumbrado a ver en su camino de ida y
vuelta a la escuela, pero nunca había mirado desde arriba. Se enfrentaba a un
temible monstruo que ya había devorado y matado a numerosas personas, y lo
estaba haciendo solo. Ese monstruo y el propio Minoru habían recibido poderes
sobrenaturales por orbes misteriosos que provenían del espacio. Todo era como
una broma mal escrita.
Pero de algo sí estaba seguro: tenía que proteger a Norie.
El hombre frente a él probablemente mataría a Norie después de Minoru. Las
palabras y las acciones del hombre en sí mismas eran racionales, pero en sus
ojos, el odio y el deseo bailaban rojos como brasas parpadeantes. Minoru no
sabía si esta era la contaminación mental del Ruby Eye como había dicho
Yumiko, o si era algo que el hombre siempre había tenido—pero en este punto,
todo daba igual.
Si mataban a Minoru, Norie también moriría.
Biter observó a Minoru mientras éste enfocaba su conciencia en el Third Eye
enterrado en su pecho, preparándose para ponerse el caparazón protector cada
vez que lo necesitara. La sonrisa de Biter se profundizó un poco más.
— Eso es bueno, ragazzo. A decir verdad, cuando te vi en el parque, tú mismo
no me provocaste mucho que digamos... Pero esa expresión tuya me está
alborotando el apetito.
Con el cuerpo balanceándose, el hombre se frotó la parte inferior de la
barbilla con el dorso de su dedo índice derecho.
— Bueno, antes de pelear, supongo que te haré responder algunas
preguntas. Soy de esas personas que ama conocer en detalle su comida…
“¿Por qué diablos tengo que darle un tratamiento especial a un tipo que
trata de comerme?”
Aunque su mente se resistía a ese concepto, siguió pensando en cosas
mientras mantenía su boca tensada. No había ninguna garantía de que Minoru
pudiera derribar a Biter por su cuenta, por lo que no tenía nada de malo gastar
un poco de tiempo en esto.
Eso era porque cuando Biter usó su habilidad para irrumpir en la casa de
Minoru y en la puerta de las escaleras de emergencia del Saitama Super Arena,
él debió haber producido ese olor por al menos un momento, incluso si Minoru
no había podido percibirlo.
—...Bien, pero antes de eso, respóndeme algo.
Al oír la respuesta de Minoru, el hombre asintió con un aire de generosidad.
— Me parece bien. ¿Qué quieres saber? Contestaré lo que pueda.
— ¿Por qué este lugar?
Parecía que no esperaba tal pregunta. Después de parpadear un par de veces,
Biter sonrió.
— Y yo que creía que me harías una pregunta personal. Aunque no te las
habría respondido… La primera razón por la que elegí verte aquí era porque ese
lugar parece perfecto para una cena. Es amplio y extravagante, ¿no crees? Es
como estar en el fondo del océano.
Era extraño pensar que la parte superior de un tejado de más de sesenta
metros por encima del suelo fuese comparado con el fondo del océano. Aun así,
Minoru sentía que podía comprender eso. Pero se reservó el comentario y aplicó
más presión.
— ¿Y la segunda razón?
— Simple: aquí no nos molestará nadie. Bien. Ahora me toca, chico –dijo
Biter mientras señalaba rápidamente detrás de él.
— ¿Esa mujer en serio es tu hermana?
—......
Minoru no estaba obligado a responderle honestamente al tipo que intentaba
matar a Norie. Pero tenía la sensación de que, si mentía y la conversación se
rompía, sería descubierto, por lo que no pudo evitar negar con la cabeza.
— No. Ella me adoptó cuando era niño.
— Oh…
— Bien, es mi turno. Ahora es mi turno. Antes dijiste que yo ‘no te provoqué
mucho’, entonces, ¿por qué nos elegiste a mi hermana y a mí?
Biter hizo otro gesto elegante al responder esa pregunta.
— Para ser precisos, dije 'tú en sí no provocaste'. Sin embargo, tu habilidad
es intrigante. ¿De qué está hecha ese caparazón transparente? ¿Qué tan duro
es? ¿Y cuál es el motivo de su aparición...? Eso es lo que quisiera saber.
Extendió un poco los brazos y luego los cruzó sobre su pecho.
— Así que dime, ragazzo ¿Por qué ella te adoptó? ¿Acaso ocurrió algo
cuando eras un niño…?
Biter inclinó la parte superior de su cuerpo hacia delante, prácticamente
lamiendo sus labios. Las profundidades de sus largos ojos rasgados estaban
teñidos con una pálida luz roja.
Minoru sintió como si los recuerdos de ocho años atrás, hundidos en su
conciencia, se estaban abriendo ligeramente.
Apretó los dientes con fuerza. No estaba obligado a decirle la verdad a un
tipo como este, pero sentía que el hombre lo descubriría si mentía. Además, él
tenía sus razones para tratar de extender la conversación lo más que pudiera.
Tomando un ligero respiro, Minoru respondió con voz moderada.
— Porque un enfermo como tú...asesinó a mi familia.
En ese instante, las comisuras de la boca de Biter se movieron hacia
arriba. Sus dientes ahora expuestos parecían tener un brillo metálico. Se había
inclinado hacia adelante, pero ahora su cuerpo se echó hacia atrás con fuerza,
como si estuviera atado a un resorte. El Ruby Eye dejó escapar una carcajada.
— ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja! Conque es eso, entiendo, ¡esa es la razón! Mataron
a toda tu familia... Y tú eres el único sobreviviente. Por eso es que tienes ese
caparazón. Excelente... ¡Esto me da ganas de devorarte más y más! ¡¡Apuesto
a que tus huesos deben tener el mismo sabor de las lágrimas!!
Crunch.
El peculiar sonido provino de las mandíbulas de Biter, quien estaba inclinado
hacia atrás. Un asqueroso olor bestial, tan salvaje, brutal y cruel, hizo contacto
con los sentidos de Minoru. Era el olor del Ruby Eye.
— Ah…Ya no sirve de nada. No puedo contenerme. Acabemos con esta
sesión de preguntas y respuesta. Muy bien, ahora disfrutemos de esto hasta que
nos saciemos…
Crunch, crunch, crunch.
— ¡¡Un festín…sólo…para nosotros dos!!
La puntiaguda mandíbula inferior de Biter comenzó a estirarse hacia el cielo,
los huesos comenzaban a crujir sin parar. Cuando volvió a levantarse, ya no era
humano. El hombre tiburón que Minoru vió hace tres días en el parque Akigase
estaba de pie allí.
Dentro de la salvaje sonrisa que recorría su enorme boca, hileras de dientes
como cuchillos brillaban bajo la luz de la luna.
— Bueno, para empezar, ¡te probaré una vez más como tiburón tigre! –
anunció Biter con una voz extrañamente distorsionada mientras inclinaba su
cuerpo un poco más hacia adelante. Densos grupos musculares se agitaban
debajo de su traje ajustado.
“El caparazón. Tengo que activarlo” –pensó Minoru, y un calor que parecía
como si el núcleo de su cerebro se estuviese quemando lo invadió.
Pero nada que se activaba.
Su respiración y pulmones no lo escuchaban. Sólo expulsaba alientos rápidos
y superficiales una y otra vez. No podía realizar el movimiento clave para
activar el caparazón protector: inhalar profundamente, contener el aliento, y
aplicar presión en el Third Eye en su esternón.
Los zapatos de Biter se despegaron de las láminas de acero del tejado. La
enorme figura se acercaba a él a toda velocidad, tal como un tiburón. Sus
mandíbulas triangulares se abrieron de golpe.
Renunciando a activar su habilidad, Minoru se lanzó desesperadamente hacia
la derecha.
Los colmillos del tiburón pasaron a sólo unos centímetros del zapato
izquierdo de Minoru. Al lanzarse de cabeza, Biter terminó mordiendo la viga
de acero de unos cincuenta centímetros de espesor que sostenía las placas de
acero inoxidable del tejado.
En medio del estruendo del impacto, y las chispas brillantes dispersas, Biter
masticó parte de la viga de acero como si estuviese masticando pasta.
— ¡¡…!!
Minoru apenas logró evitar caer, y sus ojos se ampliaron debido a la sorpresa.
Desde que vió las marcas de mordidas que habían quedado en la puerta de su
casa y de las escaleras de emergencia del Saitama Super Arena, él había
asumido que Biter podía devorar incluso el metal. Pero aun así, nunca había
pensado que los dientes de este tipo fuesen tan afilados.
Incluso un cortador de diamantes tardaría un par de minutos en realizar un
corte a una viga de acero de tal grosor.
Si este tipo lo hubiese mordido sin tener su caparazón, le habrían arrancado
un brazo o una pierna en un instante.
“Cálmate. Cálmate y respira hondo”
No importaba qué tanto pensara en eso, sus pulmones no lo escuchaban en lo
absoluto. El aire era forzado a regresar como si la parte final de su tráquea
estuviese bloqueada.
Después de haberse vuelto a levantar, Biter escupió un enorme trozo de metal
y cargó con furia. Esta vez extendió sus brazos hasta más no poder como si
intentara evitar que Minoru escapase saltando a los lados.
— ¡Shaaa! –gritó mientras se acercaba.
Minoru esquivó los dientes de tiburón al lanzarse al suelo. Pero si se quedaba
en esa posición, se vería forzado a bajar al tejado.
Audazmente, se lanzó de cabeza hacia la cintura de Biter, deslizándose detrás
de él a través de sus largas piernas. Rodó hacia adelante y se levantó como si
nada.
Aún no recuperaba el aliento. Necesitaba comenzar de nuevo, pero ¿cómo?
Biter tenía sus dientes mortales y esos extensos brazos. Si atrapaba a Minoru,
todo acabaría en un instante.
En ese momento, los zapatos de correr que Minoru solía usar rozaron contra
la lámina de acero inoxidable bajo sus pies con un chirrido.
“Es verdad. Eso es todo lo que puedo hacer ahora. Algo en lo que puedo ser
mejor que el mismísimo Biter. ¡Y eso es—correr!”
En lugar de voltearse y enfrentar a su oponente, Minoru se inclinó hacia
adelante y pisó el tejado tan fuerte como pudo.
Minoru tenía la sensación de que el tiburón come hombres le pisaba los
talones. Con un escalofrío, sintió el filo de esos colmillos puntiagudos en su
nuca. Desechando esa urgencia de acobardarse, él arrancó a correr por el
enorme techo de la arena en línea recta.
Esprintar no era su punto fuerte, pero sabía correr: relajando los hombros y
moviendo los brazos a buen ritmo. Empujando justo debajo del centro de
gravedad, consciente del propio núcleo.
El sprint era un ejercicio anaeróbico, por lo que él no respiraba. Su diafragma,
que había estado a punto de sufrir un espasmo, dejó de moverse. El dióxido de
carbono atrapado en sus pulmones escapó. El sonido de los pasos de Biter se
fue alejando. Sus pensamientos, que habían sido superados por el pánico, se
calmaron gradualmente.
El Third Eye negro azabache en el centro de su esternón se estremeció.
“¡Está funcionando!”
De repente, frenando con ambos pies, llenó sus pulmones vacíos con aire frío.
“Retenlo. Presiona”
Su campo visual tomó un tono azul, y todo sonido y temperatura
desaparecieron. Su cuerpo se elevó tres centímetros.
Cuando miró a su alrededor, vio la figura del hombre tiburón volando hacia
él con sus brazos extendidos, los rascacielos que estaban al otro lado del
Saitama Super Arena se habían convertido en el paisaje de fondo.
— Vaya… ¡Vaya, vaya, vaya! –gritó desde dentro del caparazón.
Mirando a Biter, Minoru atacó con la cabeza.
Aunque chocó contra el pecho de Biter a través del traje del hombre, casi no
sintió impacto o retroceso. Parecía que las Tres Leyes de Newton habían fueron
desviadas por algún mecanismo en lo que el caparazón fue activado. Minoru
claramente era el más liviano de los dos, pero Biter fue el único que salió
expelido.
El hombre tiburón fue arrojado contra la lámina de acero detrás de él. Esta
vez fue Minoru que cargó hacia él a toda velocidad.
Repitiendo lo que había visto en programas de lucha, Minoru se sentó a
horcajadas sobre Biter, y movió sus puños apretados.
El primero movimiento golpeó el hombro de Biter. El segundo le dio en la
garganta—pero el tercero, que dio con su puño derecho y que apuntaba hacia
su mandíbula inferior, fue detenido en el trayecto.
Las mandíbulas se abrieron de repente y detuvieron el puño a través del
caparazón.
Esta vez, Minoru sintió un impacto muy fuerte. Al otro lado del brazo de
Minoru, que no se deformaba por más que tiraras o empujaras, los ojos de Biter
emitieron un destello rojo.
*
El lado derecho de su pecho, donde había recibido el cabezazo, le ardía, y su
hombro y clavícula izquierda se le retorcía donde había sido golpeado. Podía
incluso tener alguna fractura.
Puede que haya subestimado ligeramente las capacidades físicas de ese
ragazzo. Takaesu no esperaba que el chico lo superara, pues él entrenaba a
diario en el gimnasio hasta quedar empapado de sudor…Y no había esperado
que el chico actuase y cargase contra él.
Esas no eran las únicas cosas que no había predicho.
Él se lo había dicho al chico, pero había otra razón por la que Takaesu había
elegido el tejado del Saitama Super Arena para luchar. Todo el techo estaba
cubierto por láminas de acero inoxidables recubiertas, haciendo que el
deslizarse fuese más fácil en ellas que el asfalto o la tierra.
El caparazón transparente con el que el chico se cubría tenía una superficie
anormalmente suave y era espantosamente duro. Los pies del chico se
deslizarían en láminas de metal, suponiendo que fuese una sustancia parecida
al vidrio y con una fuerza fuera de lo común, dejándolo incapaz de moverse
apropiadamente. Sin embargo, cuando él frenó de repente y golpeó a Takaesu,
el equilibrio del chico no fue perturbado en lo más mínimo.
Parecía que el chico tenía un agarre mucho más sólido en las placas del tejado
que Takaesu con sus zapatos con suela de goma.
Él no entendía exactamente cómo eso era posible. Pero los poderes otorgados
por el ojo iban más allá de lo ordinario. Todo era posible.
Era igual a la forma cómo Takaesu logró recuperarse perfectamente—no,
más que perfectamente—en ese edificio abandonado sin comida ni bebida.
Había recibido daños leves por ese contraataque imprevisto, pero había
atrapado al chico. No, lo había metido entre sus dientes. En este punto, él no lo
dejaría ir, ni hacer nada. Primero, le arrancaría el brazo derecho junto con el
caparazón. Takaesu disfrutaría sus gritos mientras lo viese retorcerse de dolor,
y luego le devoraría el brazo izquierdo. Tras terminar ahí, iría por la pierna
derecha. Y luego la izquierda. Como el chico podía correr tan rápido, Takaesu
podría probar un gran hueso sólido.
Cuando el chico ya no pudiese hablar debido a la pérdida de sangre por
desmembramiento, Takaesu devoraría a la mujer frente a él. Para mantenerla
viva, había recurrido al uso de su reserva de somníferos barbitúricos que habían
sido difíciles de obtener. Ella era, aparentemente, la hermana adoptiva del chico,
pero eso podría aportarle un sabor emocional y estimulante a las cosas…
Cuando pensaba eso, una extraña y dolorosa punzada atravesó un lugar
profundo en la cabeza de Takaesu.
Cuando pensó eso, una extraña punzada de dolor atravesó un lugar profundo
en la cabeza de Takaesu.
Ignorando eso, presionó el cuerpo del chico con su rodilla derecha y, al
mismo tiempo, tiró del brazo en su boca, arrastrando al chico hacia la izquierda.
Claro, no abrió sus mandíbulas. Tras
Ignorando esto, presionó el cuerpo del niño con su rodilla derecha mientras
simultáneamente tiraba del brazo en su boca, arrastrando al niño hacia la
izquierda. Claro, él no abrió sus mandíbulas. Después de caminar a horcajadas
sobre el chico y bloquear un golpe de su puño izquierdo, Takaesu desató la
fuerza de mordedura del modo tiburón tigre.
— ¡Gugururu!
Un salvaje grito de guerra escapó de su garganta. Los músculos alrededor de
sus mandíbulas crujieron. Sus colmillos temblaban bajo esa espantosa presión.
Sin embargo——
Al igual que hace tres días, el caparazón del niño no se tensó ni se dobló. Con
una dureza que iba más allá de la materia, resistió el poder del tiburón tigre y se
negó a romperse. La sensación en su boca le decía que probablemente no podría
romperlo incluso si seguía mordiéndolo así durante decenas de segundos.
“Pero ¿sabes, chico? Yo tampoco soy el mismo de hace tres días” –susurró
para sí con el brazo aún entre sus dientes. La comisura derecha de su boca se
levantó formando una mueca.

En la parte trasera del edificio congelado, Takaesu había estado cerca de la


muerte. Aunque las quemaduras alrededor de su boca estaban sanando, el
consumo excesivo de energía podría haberlo matado. Lo que le salvó la vida
fueron los tornillos y tuercas de acero inoxidable que estaban regados por el
piso.
Basándose en sentido común, los humanos no podían obtener ni una sola
caloría del metal, ya sea que la sorbieran o la masticaran. Pero había seres vivos
en el mundo que consumían hierro. Estas bacterias que oxidaban el hierro
obtenían energía mediante la conversión de hierro bivalente al hierro trivalente,
y luego la multiplican.
Takaesu no sabía si ese mismo mecanismo estaba trabajando en su
cuerpo. Pero la realidad era que cada vez que comía una tuerca, su hambre
disminuía y la curación de sus quemaduras progresaba.
Arrastrándose por ese polvoriento suelo en la oscuridad, Takaesu recogió
todos los metales, uno tras otro, conforme sus dedos los rozaban. Luego se los
llevó a la boca y los devoró. Como un infante sin ser consciente de sí mismo, o
como una bestia salvaje.
Fue humillante, pero a su vez, eso le dio una alegría perversa.
Esto era en realidad lo que significaba comer. Los platillos artísticamente
elaborados y las mesas decoradas no eran más que apariencia.
En algún momento, las tuercas de metal comenzaron a parecer tan dulces
como los caramelos y los tornillos tan apetitosos como las galletas. Takaesu
siguió devorando el metal como loco y, cuando su estómago se llenó, cayó en
un profundo sueño una vez más. Esa vez, no tuvo más sueños de su pasado.
Justo antes de que comenzara a amanecer, despertó. Se sentía renovado. Sus
mandíbulas ya no estaban transformadas; habían vuelto a la normalidad. Sus
heridas, que probablemente habían sido lo suficientemente graves como para
considerarlas quemaduras de tercer grado, habían sanado completamente, e
incluso al moverse no sentía ningún tipo de dolor. Y eso no era todo. Todos sus
dientes habían adquirido un brillo plateado como si el metal se hubiera
incorporado a su tejido. Cuando tocó un diente con su dedo, este resonó
claramente.
Disfrazado de corredor, Takaesu regresó a su hotel. Luego de bañarse, dejó
el edificio. Cuando tomó el volante de su Maserati en el estacionamiento
subterráneo, ya sabía muy bien lo que debía hacer.
Encontraría a ese chico y ubicaría su casa. Lo seguiría y lo atacaría en un área
desierta, o si eso se le dificultaba, tomaría a un miembro de la familia como
rehén para atraerlo. Considerando a la chica con la vara aturdidora y la
organización de la que ella provenía, Takaesu sabía que era peligroso quedarse
en la ciudad, pero no podía dejar pasar eso hasta resolver las cosas con el chico.
Esta vez iba a morderlo, pues Takaesu había renacido como un tiburón más
grande, más fuerte y más hermoso.

— ¡¡Guh, guhg, guhgugooo!! –Takaesu rugió con el chico inmovilizado y el


brazo derecho del mismo aún sostenido en su boca.
El ojo rojo latía furiosamente en el centro de su mandíbula inferior. Sus
dientes, huesos, tendones y músculos de su mandíbula ardían como una llama.
Con unos extraños crujidos, sus mandíbulas—no, toda su cabeza—se
trasformaron. Un dolor ardiente, y un placer cientos de veces más fuerte,
perforaron su cuerpo.
Por fin...al final...él se convertiría en ese tiburón. El pez carnívoro más grande
de la historia. El gobernante absoluto que reinaba en el mar. El segundo tiburón
favorito de Takaesu. Nombre científico: Carcharocles megalodon. Nombre en
español: Megalodón.
*
En shock, Minoru alzó la vista hacia el rostro de Biter mientras se iba
transformando.
Las mandíbulas, que hasta ahora habían sobresalido diez centímetros más que
las de una persona normal, se hicieron más grandes y largas. El puente nasal de
Biter se fusionó con el extremo de su mandíbula superior, dibujando una curva
suave desde su frente hasta la parte posterior de su cabeza. Sus ojos se movieron
a los lados de su cara, haciéndose pequeños y redondos. Su cuello también se
volvió extrañamente grueso, y su corbata y los botones de su camisa se rasgaron
y salieron disparados.
Y sus dientes, que habían sido de doble capa con una hilera en forma de
cuchillo y una en forma de sierra, se volvieron triangulares como las puntas de
enormes espadas fijas.
La criatura que tenía el brazo derecho de Minoru en su boca era la versión
perfecta del hombre tiburón. Del cuello para abajo, seguía siendo un humano
que llevaba un traje, pero toda la piel que Minoru podía ver estaba teñida de un
negro azulado.
Alas mandíbulas parecieron haber alcanzado una anchura de veinte
centímetros, y los densos músculos se estremecían a sus lados. Los dientes
tenían un tono metálico gris-plateado, y brillaban a la luz de la luna.
“Esto no es bueno. Va a aplastar el caparazón”
En el instante en que Minoru sintió eso, gritó:
— ¡¡Whoooaa!!
Hasta hace un momento, él solo había dejado que su brazo derecho fuese
mordido, pero ahora lo empujaba desesperadamente hacia lo profundo de la
boca del hombre. Sus dedos—técnicamente, el caparazón protector alrededor
de sus dedos—se enterraron en el suave tejido de la garganta del hombre, y la
cabeza de este se movió ligeramente hacia atrás.
En un instante, Minoru sacó su brazo derecho con todas sus fuerzas. Podía
sentir la punta de los colmillos aferradas al caparazón invisible mientras él
buscaba retirar su brazo. En ese momento, ambas mandíbulas—superior e
inferior—chocaron con gran intensidad y chispas naranjas se esparcieron por
ese mundo insonoro.
Esta vez las enormes mandíbulas se acercaron a él decididas a agarrarle la
cabeza, pero Minoru las evadió inclinándose hacia la izquierda. Con la misma
fuerza, Minoru asestó un golpe con su rodilla derecha en un costado de Biter.
En lo que la presión sobre él disminuyó, Minoru salió de debajo del hombre
y se liberó. Se puso de pie, corrió como si fuera a ir detrás del hombre tiburón,
y marcó cierta distancia entre ambos.
Todavía podía respirar, pero era difícil. ¿Acaso el oxígeno dentro del
caparazón estaba por acabarse? Como no podía permitirse perder el
conocimiento, se vio obligado a quitarse el caparazón protector.
En el instante en que la suela de sus zapatos tocó la lámina de acero, el espeso
hedor del Ruby Eye que había estado incrementándose todo este tiempo le atacó.
— ¡…!
Eso lo hizo querer dejar de respirar involuntariamente, pero lo soportó y
respiró hondo.
Finalmente, y a pesar de su inestabilidad, el hombre tiburón se incorporó, y
se dio la vuelta. Su altura había aumentado ya que su cabeza se había agrandado,
y probablemente ahora medía 190 centímetros. Los músculos de sus brazos y
piernas también se habían hinchado, y las mangas de su traje y las costuras de
sus pantalones estaban desgarradas en ciertas partes. La corbata la había perdido
hacía rato, y los botones de su camisa de vestir se habían desprendido hasta la
altura de su estómago. Los músculos expuestos de su pecho eran como los de
un fisicoculturista...no, los de un animal salvaje.
Incluso con más de cinco metros separándolos a los dos, se sintió abrumado
por la fuerza física que tenía el hombre para destruir. Minoru lo captó en el
aire. Volvió a inhalar profundamente y trató de activar el caparazón protector
una vez más
Pero justo antes de poder hacerlo, Biter sonrió extrañamente y habló:
— Ja, ja, ja… ¡Qué pena que no pueda verme a mí mismo…!
Esa no era una voz humana; era una mezcla de tonos roncos y mucho ruido
áspero. La forma de los labios, dientes y lengua ciertamente eran diferentes a
las de un ser humano, por lo que las palabras en sí eran irracionales. El
monstruo, que parecía haber salido de una pesadilla, siguió hablando mientras
miraba a Minoru con unos ojos que emitían un extraño brillo rojo.
— Casi me da ganas de que me tomes una foto con tu teléfono celular. Incluso
si te dijera lo que comí para tener esta forma, te aseguro que no me creerías, ¡ja,
ja, ja!
La boca del tiburón se sonrió. Los colmillos expuestos brillaban
depravadamente.
— Por cierto, ragazzo, ¿sabes cuántos kilogramos por diente es la fuerza de
oclusión…digo, la fuerza de mordida de los humanos?
—......
Él sacudió ligeramente la cabeza. Ante esto, el tiburón levantó
profesoralmente el dedo índice de su mano derecha.
— Bueno, te lo diré. Para un hombre adulto, un aproximado de sesenta
kilogramos, aunque existen diferencias individuales. Para los leones,
cuatrocientos kilogramos. Para los cocodrilos y los hipopótamos, la cifra
asciende a los mil kilogramos. Para los animales terrestres, estos son los
números más altos.
—… ¿Intentas decirme que tu fuerza de mordida está cerca de esa cifra? –
preguntó Minoru con voz ronca.
Biter volvió a burlarse.
— Por desgracia, las criaturas terrestres y similares son irrelevantes. Los
mayores gobernantes del mar, los tiburones tigres y los grandes tiburones
blancos, tienen una fuerza de oclusión de dos mil kilogramos. Con eso, puedes
decir que ellos son los más fuertes entre los animales modernos… Pero en
cuanto a las especies extintas, hay algunas que los llegaron a superar. Se dice
que el famoso T. Rex poseía una fuerza de oclusión de cinco mil kilogramos
aproximadamente. ¡Eso es extraordinario!
— ¡¿A dónde quieres llegar con eso?! –gritó Minoru.
Ya no podía soportar escuchar esas líneas académicas que salían de la boca
del hombre tiburón en medio de ese espectáculo de pesadilla. Él tenía sus
motivos para querer extender el tiempo, pero también le preocupaba Norie que
estaba atada a esa viga en medio del aire. Si el efecto de los somníferos pasaba
y ella despertaba con pánico, probablemente ella podría caerse de la viga.
Pero Biter agitó su dedo índice que aún tenía elevado y siguió hablando.
— Deja la prisa, ragazzo… Bien, ahora dime, ¿la mayor fuerza de oclusión
en la historia pertenece al T. rex? La respuesta es no. En el océano, hace 5.5
millones de años, hubo un rey que presumía de una fuerza de oclusión de quince
mil kilogramos, tres veces mayor a la del T. rex. Eso da un aproximado de
quince toneladas por colmillo; altamente suficiente para atravesar hasta la densa
piel de las ballenas. Hasta tú debes haber escuchado de él. Ese gobernante
absoluto fue el tiburón más poderoso y cuya longitud sobrepasaba los diez
metros: ¡Carcharocles megalodon! –con su voz elevándose repentinamente,
Biter gritó: ¡Y ahora! ¡El extingo Megalodón ha superado la eternidad y ha
resucitado! ¡En otras palabras, como yo——!
Los pies del hombre chocaron contra la lámina de acero con un bang.
Biter corrió hacia Minoru a una velocidad inimaginable para semejante
cuerpo. Saltando hacia la izquierda para evadirlo, Minoru volvió a activar su
habilidad.
Pero esta vez, no estaba seguro si el caparazón protector sería capaz de resistir
esos dientes aterradoramente enormes. Ya no podía recurrir a la estrategia de
atacar con sus puños mientras dejaba que el hombre lo mordiese tanto como
quisiese.
“Si salgo vivo de esta, debo centrarme en una forma de saber cuántas
toneladas puede resistir ese caparazón”
Luego de considerar sinceramente en eso, se deshizo de sus pensamientos.
En estos momentos, lo único en lo que necesitaba centrarse era en una forma de
derrotar a este monstruo que tenía justo al frente.
Si las armas de Biter eran las mandíbulas que podían devorar hasta el
mismísimo hierro, las de Minoru eran sus puños cubiertos por el caparazón.
Además de ser capaces de golpear sin preocuparse por dañarse las muñecas o
los huesos de sus manos, sus puños eran tan duros como el acero. Debido a eso,
podía esperar que estos ejercieran un poder tan alto como para igualarse al golpe
emitido por un enorme martillo—si le atinaba.
— ¡Wh…whoa!
Minoru sacó un puño mientras pasó al lado derecho de Biter, pero solo rozó
el aire. Biter dio un salto fuera de su dirección con un movimiento ágil. Minoru
apenas logró esquivar los colmillos que se dirigieron hacia él poco después.
Volvió a oscilar su puño de nuevo hacia el hombre, pero este lo esquivó una vez
más.
Minoru sacó su puño mientras se dirigía al lado derecho de Biter, pero éste
sólo cruzó el aire. Biter saltó fuera de esa dirección de manera ágil. Minoru a
pensar logró evitar los colmillos que lo atacaron después. Osciló su puño
derecho nuevamente, pero el hombre lo volvió a evadir.
Él sabía que los grandes ataques de sus puños revelaban su inexperiencia.
Pero Minoru, quien era un verdadero novato, no tenía ni la más mínima idea de
cómo golpear. Poco a poco, Biter comenzó a evadir los puñetazos de Minoru
con gran facilidad; mientras que Minoru comenzaba a ser rozado por los
colmillos de Biter.
Si las cosas seguían así, pronto lo atraparían.
Un arma. Además de sus puños, ¿él no tenía más armas?
Las patadas quizá podrían ser más poderosas que los puños, pero eso estaba
fuera de discusión. O caía al momento de patear, o sus piernas serían devoradas.
Si las cosas iban a terminar así, ¿él debió haber traído un cuchillo de su casa?
No, si activaba el caparazón mientras sostenía un cuchillo, probablemente
saldría volando hacia adentro, y terminaría cortándose a sí mismo.
“¿Qué haré? ¿Qué puedo ha——?”
Mientras apenas lograba atacar y defenderse, Minoru había sido llevado, en
algún punto, hacia el borde de ese enorme tejado.
Ya no podía retroceder más. Quizá comprendiendo eso, Biter extendió sus
brazos y fue cerrando, poco a poco, la brecha entre él y Minoru.
Ya él no podría evadir el próximo ataque. Si saltaba hacia atrás, caería a la
terraza en el piso más alto o a la carretera que rodeaba al Saitama Super Arena
si realmente complicaría las cosas. Desde donde estaba, probablemente sería
una caída de unos sesenta metros…
‘Un momento’
¿Ya no lo había pensado antes? ¿Y a la inversa?
Eso era cierto. Él aún tenía un arma. Una enorme que no daba oportunidad
de escapar.
Se puso en cuclillas y miró a la derecha.
Como si sintiera que Minoru intentaría escapar así, Biter cambió su centro de
gravedad mientras Minoru se lanzaba hacía él de un salto.
“¡¡Norie, ya regreso, quédate ahí un poco más!!”
Mientras se dirigía internamente a su hermana, Minoru dobló sus rodillas y
saltó hacia Biter. Golpeando la placa del techo con ambos pies, y con tanta
fuerza como podía, saltó hacia atrás.
Cuando estaba por clavar sus dientes en el rostro de Minoru, los ojos de Biter
se abrieron de par en par. Sacó la mano izquierda que tenía detrás de él, pero ya
era muy tarde.
Entrelazados, los dos hombres que poseían Third Eyes cayeron desde el borde
del techo.
*
Fe absoluta en su propio poder.
Takaesu en el modo Megalodón tenía esa fe inquebrantable, pero no había
pensado que el chico también la tuviera. Su razón para pensar esto era que el
chico había realizado una huida extraña tras otra, evitando la posibilidad de que
su caparazón fuese penetrado.
Por eso es que Takaesu no lo imaginó. No pensó que el chico se arrojase a sí
mismo desde un techo de sesenta metro de alto, llevándose a Takaesu con él.
— ¡Graaa! –Takaesu rugió en una mezcla de rabia y horror mientras trataba
desesperadamente de agarrar el borde del techo.
Pero sus dedos extendidos solo rozaron la viga de concreto.
Justo debajo del tejado estaba una terraza en el piso superior que conectaba a
las escaleras de emergencia. Pero con este nivel de fuerza, pasarían de largo y
caerían al suelo docenas de metros más abajo.
Cuando él eligió el tejado del Saitama Super Arena como lugar de batalla,
había considerado el riesgo de caer. Sin embargo, fuese como fuese, el lugar
tenía unos treinta mil metros cuadrados de ancho. Mientras luchasen en el centro
del mismo, no se caerían, y tampoco era que al chico le gustase estar cerca del
borde.
Le costaba creer que, a pesar de todas sus predicciones, quedó absorto en la
caza de llevar al chico hasta el borde…o que el chico se abalanzase sobre
Takaesu, sin darle oportunidad de descubrir su plan de lanzarse los dos.
Qué estupidez. Qué estupidez. ¿Acaso su cerebro también se ha convertido
en el de un tiburón?
Ya era muy tarde para lamentarse. De alguna forma, él tenía que disminuir el
daño de la caída. Para hacerlo, usaría al chico como un cojín…
No, no. No podía. El chico estaba cubierto por un caparazón más duro que el
hierro. Si Takaesu caía encima de eso, el impacto sería doble. Tenía que
deshacerse del chico. Debía hacerlo y caer sobre los arbustos o los árboles
alineados en la calle.
Luego de pensar todas esas cosas en una fracción de segundos, Takaesu
empujó al chico que se aferraba a él. Pero sus brazos habían hecho un agarre
fuerte en él, que Takaesu no podía zafarse.
El suelo se acercaba cada vez más rápido. El lugar al que iban cayendo era
una amplia acera que bordeaba el lado este del Saitama Super Arena. No sería
capaz de evitar chocar con el asfalto. Lo único que podía hacer ahora era creer
en el poder que el ojo le había otorgado…no, en el poder que había descubierto
por sí sólo en su interior.
Él lo soportaría, y sobreviviría.
— ¡¡Grroooo!!
Mientras liberaba un rugido feroz al suelo que rápidamente se acercaba,
Takaesu tensó todos los músculos de su cuerpo.
¡Impacto!
Primero, todo su campo visual se tornó blanco, y luego se oscureció
inmediatamente.
*
Ya que Biter había torcido su cuerpo justo antes del golpe, Minoru aterrizó
en la carretera sobre su hombro izquierdo.
Hubo una sensación de repentina desaceleración y de presión como si el
núcleo de su cuerpo estuviese siendo presionado. Eso fue todo.
Había creado un enorme cráter en el asfalto, pero Minoru no había sentido el
impacto, y mucho menos dolor. El caparazón protector invisible había
bloqueado completamente el golpe fatal que le habría dado a Minoru esa caída
de sesenta metros de altura.
“¿Qué demonios era este caparazón?”
Esa era la primera vez que Minoru había sentido algo parecido al temor por
su habilidad, pero sólo por un instante. Ahora, él sólo estaba agradecido. Porque
Biter, quien había caído al mismo tiempo sobre su hombro derecho, estaba
tirado en el suelo a cierta distancia, inmóvil.
Un charco negro de sangre estaba extendiéndose debajo de su enorme cuerpo.
Las puntas de sus manos y pies convulsionaban con contracciones irregulares.
Estaba muerto— ¿O no? ¿Acaso el ‘arma que no daba oportunidad de
escapar’ que Minoru usó—en otras palabras, el suelo cubierto de asfalto—
destruyó al Ruby Eye que estaba orgulloso de su dureza y poder amenazadores?
“¿Significa que lo maté?”
Esa idea llegó de repente a él, y desactivó su poder sin siquiera pensarlo. La
suela de sus zapatos tocaron los escombros de asfaltos, produciendo un ruido
áspero y crujiente.
Debió haber habido un sonido increíblemente ensordecedor cuando cayeron,
pero sobre el mundo colgaba un completo silencio.
A la derecha estaba la pared del Saitama Super Arena. A la izquierda estaba
un camino rodeado por vías de trenes. Geográficamente, los únicos que podían
pasar por aquí serían carros que se dirigían al estacionamiento subterráneo del
SSA, y ese lugar tenía varias horas de haber cerrado. Tampoco había señal de
los guardias de seguridad o de la policía acercándose.
Minoru se quedó inmóvil un momento, escuchando sólo el sonido del viento
del norte sacudir las hojas de los arboles alineados en la calle.
Luchar y derribar a Biter… Había intentado fortalecer su determinación para
hacer eso. Pero ahora comprendía que no poseía la suficiente preparación para
considerar lo que derribar significaba.
Sin darse cuenta, había estado evitando la palabra matar. Había sido lo
mismo que un mensaje en un RPG para derrotar a un monstruo; para castigarlo.
En última instancia, Minoru no había podido ser capaz de enfrentar
completamente la realidad hasta el final…
Mientras pensaba eso, Minoru, cuidadosamente, dio un paso hacia Biter,
luego otro.
El Ruby Eye estaba boca abajo. Su cabeza aún tenía la forma puntiaguda de
un tiburón. Hasta el cabello que descansaba en la parte posterior de su cabeza
se había vuelto azul y filosos cuan agujas. Si iba a quedarse así, y no volver a
su forma humana, ¿cómo se desharía del cuerpo? mejor dicho, ¿eso era
responsabilidad de Minoru? ¿Cómo podría hacerlo?
Mientras consideraba eso, y daba otro pasó, sucedió…
Escuchó un sonido débil, pero extraño.
Crack, crack, crack. Crunch, crunch, crunch.
Era como algo siendo aplastado. No, para ser precisos—parecía algo duro
siendo triturado por dientes.
— ¡¡…!!
Mientras sus ojos se ensanchaban con horror, Minoru dio un paso atrás.
Luego de eso, el enorme cuerpo de Biter se movió como si fuese un resorte.
Cunado su robusto brazo derecho se movió como una serpiente y agarró el
tobillo derecho de Minoru, éste lo soltó con todas sus fuerzas. Sin tener tiempo
de activar su caparazón, saltó hacia los arbustos que estaban entre la acera y la
carretera.
Minoru no pudo levantarse de inmediato. Justo frente a sus ojos, el Ruby Eye
que él creía muerto buscaba levantarse.
Había recibido daños de gravedad. De eso no había duda. Su camiseta blanca
estaba teñida de negro por la sangre, y su mandíbula inferior también sangrada.
Pero algo más también caía al suelo. La boca de Biter seguía realizando
pequeños movimientos, y por las comisuras de la misma, iban cayendo
pequeños trozos, uno tras otro.
Crunch, crunch. Crack, crack.
Él estaba comiéndose la carretera. Comía asfalto.
Cuando Minoru miró, había un enorme agujero a los pies de Biter. No era el
que había creado la caída de ese hombre, no. Lo había abierto usando sus
enormes colmillos.
—...Cattivo –espetó Biter.
Minoru ni siquiera podía identificar de qué idioma era esa palabra. El hombre
tiburón levantó el rostro, y las comisuras de su boca se torcieron para formar
una sonrisa.
—…Bueno, supongo que hay similitudes entre el componente principal del
asfalto: el hidrocarburo; y el componente principal del arroz y el pan: el
carbohidrato. Una vez que los comes, ¿no son iguales?
—…No puedes… No importa si eres un tiburón, no hay manera de que
pudieses digerir el asfalto… –murmuró desconcertado, aún en el suelo.
Mientras hacía eso, las infinitas laceraciones marcadas en la parte superior
del cuerpo de Biter se fueron cerrando poco a poco.
Su capacidad de recuperación era increíble.
— Ja, ja… No subestimes el poder para digerir de un tiburón. Ellos hasta
pueden recuperarse de heridas que podrían matar instantáneamente a otros
peces –declaró Biter como si leyese la mente de Minoru–. Pero…no niego que
caer de esa altura fue demasiado… Sería un fastidio volver a subir; ¿debo
reprogramar una nueva hora y lugar para ti? No puedes quedarte tirado ahí.
Dándose la vuelta hacia otro lado, Biter comenzó a caminar lentamente. Por
la forma en que evitaba usar el hombro derecho y cómo arrastraba el pie
derecho, Minoru podía decir que aún estaba bastante herido.
En la dirección a la que iba Biter quedaba la pendiente que llevaba al
estacionamiento subterráneo. ¿Acaso tenía su auto estacionado allí? Si subía a
él, no habría forma alguna de que Minoru pudiese atraparlo si corría.
Minoru podía acabar con él mientras seguía herido. Si lo perdía aquí, era
probable que persiguiese a Norie o a Tomomi una vez que se recuperase por
completo.
Aunque eso lo comprendía a la perfección, Minoru seguía entre los arbustos,
incapaz de moverse.
No lo derrotaría, lo mataría. Aunque actualmente era un hombre tiburón
extrañamente formado, Minoru le arrebataría la vida a alguien que solía ser
humano. El peso de esa acción lo presionaba tanto, hasta el punto de drenar el
poder de sus extremidades.
“No puedo hacerlo. No hay forma de que pueda matar a alguien. Nunca he
considerado algo así. Ni siquiera lo he imaginado. Por eso es imposible. No
puedo seguir luchando”
“Además, Biter pudo haber sido una persona normal antes de entrar en
contacto con el Third Eye. Si la interferencia mental lo afectó y él fue forzado
a matar gente en ese estado manipulado, ¿acaso tengo el derecho de castigarlo
por esos pecados?”
No, eso estaba mal.
Sólo había una persona a la que Minoru podría matar sin dudar si se le
presentase la oportunidad. Él albergaba unas ganas de matar que no
desaparecerían sin importar cuánto tiempo pasara.
El perpetrador que les arrebató las vidas a sus padres y hermana. Ese que, a
pesar de haber transcurrido ocho años, no había sido atrapado. Minoru no
conocía su apariencia, nombre ni género, pero fuese quien fuese, sin importar
las circunstancias, esa era la única persona a la que podía matar.
Quería matarlo. Y quería hacerlo de la forma más brutal posible.
Biter había hecho lo mismo. Él dijo que ya había matado a cuatro personas
antes de atacar a Tomomi Minowa. Estuviese siendo manipulado o no por el
Third Eye, eso no cambiaba los hechos.
Esas víctimas quizá tenían familiares; personas llevadas al mismo abismo de
la pena, la angustia y la desesperación que Minoru.
Tenía que ver con él. Importaba.
Incluso si no tenía el derecho, Minoru poseía una misión: derribar—no,
matar—a Biter aquí mismo y evitar que cobrase otra víctima.
Biter ya había descendido la suave pendiente y ahora se dirigía al
estacionamiento. Las horas pico ya habían terminado, por lo que el interior
estaba completamente negro. Su enorme espalda se iba hundiendo lentamente
en la oscuridad——
Formando puños y apretando sus dientes, Minoru se apartó de los arbustos.
Se levantó, colocó su pie izquierdo adelante y pisó el pavimento con
determinación.
Corrió. Bajó corriendo por la pendiente, cruzó el paso peatonal junto a la
puerta, y corrió hacia el estacionamiento subterráneo.
Casi no había carros en el enorme espacio tenuemente iluminado por las luces
de emergencia de color verde. Pero al lugar donde Biter se dirigía estaba
estacionado un vehículo deportivo muy llamativo.
Vertiendo la última onza de determinación en su voz, Minoru le gritó a la
enorme figura que se balanceaba irregularmente.
— ¡¡Espera!! –la extraña silueta se detuvo de repente–. ¡¿Piensas huir con el
rabo entre las piernas porque solo caíste de un techo?!
La figura quedó un momento inmóvil, luego se dio vuelta lentamente.
— ¿Huir…? –en esa profunda oscuridad, sus ojos emitieron un brillo rojo–.
¡Ja, ja, ja! Pero qué palabras las tuyas. Y más cuando eras TÚ el que huía
asustado como la propia sardina allá en el techo.
— Sí. ¡Pero ya no huiré! ¡¡Te voy a matar…aquí mismo!!
La declaración de Minoru resonó en todo el estacionamiento.
Esos ojos rojos parpadearon lentamente. Minoru fue atacado por la sensación
de la temperatura cayendo en picado, pero reunió su fuerza mental y siguió
firme.
— ¿Matarme…? ¿Tú? ¿Matarme? ¿Desde cuándo las presas matan a los
depredadores…?
Biter dio un paso al frente con su pie derecho, el sonido fue solemne.
— ¿Me estás diciendo que tú, con ese miserable caparazón de capa fina, vas
a matarme? ¿A mí, una especie superior…?
Luego su pie izquierdo. La figura negra se hacía más grande a una velocidad
mayor a la que podía explicarse por la perspectiva.
— No puedo permitirlo… Tendré que enseñarte lo pecaminosas que son esas
palabras…
Los músculos de Biter se hincharon mientras sus huesos sonaban. Sus
incontables colmillos brillaron viciosamente en la tenue luz.
— ¡Te masticaré…te masticaré…te masticaré, te masticaré, te masticaré, te
masticaré, te masticareeeeeeé——!!
Con ese extraño grito de guerra, su enorme cuerpo saltó en el aire.
Al mismo tiempo, Minoru también se alejó del piso de concreto. Activó el
caparazón, y apretó su puño derecho tanto como pudo.
— ¡Waaaaaah——! -gritó Minoru mientras dirigía su puño hacia el tiburón
que descendía directamente sobre él.
El puño cubierto en el caparazón golpeó la punta de la afilada nariz de Biter.
La piel negro azulado se dividió, lágrimas salieron irradiadas, y enormes
cantidades de sangre se esparcieron por el aire. Pero luego que el tiburón girase
la cabeza y desviara el puño, abrió sus mandíbulas lo más que pudo y llevó toda
la cabeza de Minoru hacia su boca.
*
Ira.
Una ira que nunca antes había sentido—una rabia feroz que superaba incluso
a la que había sentido cuando su boca fue quemada por la vara aturdidora de la
chica—cruzó todo el cuerpo de Takaesu.
¿Era porque había sido atrapado por el plan del chico y caído de una forma
desagradable?
¿Era porque había quedado vuelto un desastre que terminó comiendo asfalto
para sanar sus heridas?
¿Era porque el chico había soltado todas esas palabras tan vergonzosas sobre
él, diciendo que había huido con el rabo entre las patas?
Sí, y no. Esa ira ya tenía muchas horas existiendo dentro de Takaesu…desde
que asaltó la casa del chico y secuestró a esa mujer: la hermana adoptiva.
A decir verdad, él planeaba matarla en el acto.
Comprimir su seno carotideo no haría más que noquearla durante unos
minutos. Esta vez, él pasaría por el centro de un área urbana, por lo que sería
una molestia si ella despertaba en el maletero. A fin de cuentas, él mataría al
chico de inmediato, por lo que mientras ella pareciera estar viva cuando la
mirara desde lejos—no, incluso si el chico descubría que estaba muerta, eso no
sería un gran problema.
Pero una vez que masticó en silencio el cilindro metálico, abrió la puerta para
entrar y se paró detrás de la mujer mientras hacía los preparativos para la cena
en la cocina, Takaesu fue vencido por una sensación indescriptible. Ni siquiera
podía recordar a qué había ido allí.
Mientras revisaba el calor de la estufa de gas donde había colocado una
sartén, ella le habló a Takaesu con una voz brillante mientras él se encontraba
allí detrás de ella.
— Bienvenido de nuevo, Mii. Hoy entraste sin hacer mucho ruido. Espera un
momento; ya preparo la cena.
En realidad, Takaesu pudo haberse quedado congelado detrás de ella por solo
un segundo. Pero en ese segundo, sintió oleadas de confusión y desconcierto
como nunca antes. Quizá tenía que ver con la atmósfera que llenaba ese espacio.
El olor del arroz recién cocinado salía de la arrocera. El ligero sonido del
aceite apareciendo en la sartén. Las cuerdas del delantal balanceándose a lo
largo de la pequeña espalda de la mujer.
La atmósfera que crearon todas estas cosas debió haber sido algo inalcanzable
para Takaesu. Aun así, él quedó envuelto por la sensación de que había
regresado a casa desde un lugar frío y oscuro.
Alguien le hablaba con una sonrisa en su rostro mientras se sentaba en una
silla al otro lado de la mesa, la cual pronto estaría llena de hileras de platillos.
“Como recompensa por obtener 100%, te he preparado tus espaguetis y
albóndigas favoritos, Hika. Come mucho y mastica bien…”
Una vez que se dio cuenta de todo eso, Takaesu pasó su brazo derecho
alrededor del cuello de la mujer y presionó cuidadosamente su seno carotideo.
Cuando la fuerza abandonó su cuerpo, él la acostó cuidadosamente en el piso.
Eso no era lo que él había planeado. Sabiendo eso, intentó romperle la
cervical, pero su mano derecho alrededor su delicado cuello sólo tembló, sin
una pizca de fuera en él.
Ya que el ojo rojo moraba en su cuerpo, Takaesu había cobrado la vida de
cuatro personas. Y cuando ataba a su presa en la gran mesa en el sótano de la
villa y masticaba sus huesos de los pies a la cabeza, no vacilaba en lo absoluto.
Pero sin importar cuánto se esforzara en aplicar fuerza a su mano derecha,
los músculos de su brazo sólo temblaban, desobedeciendo la voluntad de
Takaesu. El ojo palpitó en su mandíbula inferior, incitándolo a matarla, a
matarla. Pero esta voz, siempre placentera, ahora sólo traía un dolor sordo en el
centro de su cabeza.
Incapaz de evitar un cambio en sus planes, hizo que la mujer vagamente
inconsciente tomase uno de sus valiosos somníferos barbitúricos.
Luego la colocó en la enorme maleta que había preparado para transportar su
cadáver. Incluso llegó al punto de dejarla un poco abierta para evitar que ella se
sofocase.
Le dejó un mensaje al chico en la tablet que encontró en el comedor y salió
de la casa. Acomodó la maleta en la parte trasera de la minivan que había
estacionado cerca. El carro era algo que había robado en el norte el día anterior.
Su amado Maserati atraería mucho la atención, y el maletero era pequeño.
Además, él tenía otro motivo para el viaje.
Para cuando agarró el volante y comenzó a conducir hacia el nuevo centro
urbano, dejó de pensar en la razón por la que su mano derecha no había
funcionado.
Pero en lo más profundo de su subconsciente, él sabía la razón. Era un hecho
que nunca quiso admitir. El motivo por el que no pudo matar a esa mujer aunque
lo hubiese planeado se debía a que sintió en ella el aura de una madre.
Takaesu había asesinado a su madre biológica el día que se graduó de la
universidad. Durante 22 años, ella lo había gobernado, dándole incontables
órdenes y rechazos, dolores y humillaciones. Ahora él la había removido de su
existencia.
Puso en acción ese plan que había perfeccionado con el tiempo. Al hacerlo,
las únicas cosas que permanecían en su corazón eran odio y amargura por
haberle sacado los dientes con unas pinzas. Aún después de seis años, él no se
había arrepentido de ello.
Por eso esto era inaceptable. No podía aceptar sentir algo maternal en esa
mujer que no era más que un cebo para atraer al chico.
Porque él, Hikaru Takaesu, era de la especie superior que había desechado
todas las emociones inútiles. Porque era un depredador que nadaba
elegantemente por la ciudad cazando humanos como presa.
Lo demostraría.
Luego de destrozar el caparazón y la cabeza del chico, volvería al tejado del
SSA y devoraría a la mujer hasta matarla. Si hacía eso, Takaesu erradicaría la
debilidad que quedaba en su interior.
— ¡¡Garraaa!!
Canalizando hasta ser un rugido una energía que probablemente era ira y
luego dispersándola, Takaesu mordió. Una y otra vez.
Cada vez que los puños del niño golpeaban su pecho y hombros, sus
músculos eran aplastados y sus huesos crujían, pero ignorando el dolor, él
continuó mordiendo.
— ¡¡Grrrooooooo!!
Otro aullido ronco salió disparado de su garganta. El ojo en su mandíbula
inferior latía más fuerte que nunca, y algo caliente impregnaba toda su boca. Los
tendones y los músculos que conectaban sus mandíbulas superiores e inferiores
hicieron un ruido de estiramiento a medida que se agrandaban.
La boca de Takaesu ya ocupaba más del 70 por ciento de su cabeza. Los
colmillos se hicieron cada vez más grandes, y más gruesos. Las raíces de sus
dientes penetraron más y más profundamente la cresta alveolar para que
pudieran soportar la presión intensa. Un dolor le atravesó los nervios, peor de
lo que había sentido cuando la vara aturdidora lo quemó.
A pesar de eso…
El caparazón del niño seguía bloqueando los dientes de Takaesu sin siquiera
un sonido de protesta.
Incluso si se trataba de un fenómeno sobrenatural creado por el ojo, el
caparazón estaba hecha de algún tipo de materia. Entonces, ¿era realmente
posible que recibiera tanta presión sin deformarse?
No. No debería ser posible. Si reuniera un poco más de fuerza...solo un poco
más, ciertamente se rompería.
Él escuchó un extraño chasquido proveniente de su cuerpo. Incapaz de
soportar la presión extraordinaria, los huesos de su mandíbula se agrietaron y
fueron restaurados inmediatamente. Los tendones y los músculos se estaban
creando por el mismo proceso, y cada vez que su piel se separaba y se volvía a
cerrar, gotas de sangre salían volando.
Sin embargo——el caparazón no se rompía.
Era tan difícil que era irrazonable. Ciertamente, esta era la prueba final a la
que Takaesu se sometería. En el momento en que traspasase el caparazón del
chico, la debilidad en su espíritu que no podía deshacerse del fantasma de su
madre se desvanecería. Así, Takaesu podría convertirse en un verdadero
depredador—un verdadero tiburón.
“Es cierto, yo…yo soy un tiburón”
El tiburón favorito de Takaesu. Ese con el que se identificaba con más fuerza
que el tiburón mako, que era el que nadaba más rápido; el tiburón tigre, capaz
de romper hasta el caparazón de las tortugas marinas; y el emperador
Megalodón, que era el más poderoso.
Se trataba del tiburón enfermera gris17.
Pertenecía al orden de los Lamniformes y a la familia Odontaspididae. Tenía
una longitud máxima de 3 metros, casi nunca atacaba a los humanos, y su forma
era increíblemente ordinaria.
Pero entre las casi quinientas especies de tiburones, había una característica
que ningún tiburón excepto el enfermera gris tenía: oofagia18, canibalismo.
Los fetos del tiburón enfermera gris no sólo comían huevo no fertilizados,
sino también a los demás embriones de tiburón dentro del vientre de su madre.
Takaesu fue igual.
Desde que tenía uso de razón, su madre le decía una y otra vez que ella debió
haber tenido gemelos: un niño y una niña. Hikaru y Akari. Al parecer, ya habían
elegido un nombre para ella.
Pero el único que nació fue Takaesu. Él no sabía en realidad qué había
pasado, pero debido a un pequeño contratiempo en la primera etapa del
embarazo, uno de los gemelos fue absorbido por el otro—Takaesu. Era un
fenómeno muy extraño llamado “síndrome del gemelo evanescente19”, que
pareció ser la causa subyacente del divorcio de sus padres.
Cada vez que podía, su madre le decía: “Tienes que esforzarte y comer mucho
por la pequeña Akari”. Cuando se enojaba, ella llegaba a decirle: “Después de
todo, te la comiste”.

17
N.T: Se le conoce también como tiburón tigre de arena, tiburón damisela, o tiburón dientes cerrados
18
N.T: práctica de los embriones de alimentarse de los huevos mientras aún están dentro del útero.
19
N.T: es la pérdida de uno o más de los fetos en un embarazo múltiple que había sido previamente
identificado médicamente. A partir del uso de la ultrasonografía en las primeras semanas del embarazo, este
síndrome ha aumentado en incidencia.
Él estaba en tercer grado cuando aprendió sobre la ecología del tiburón
enfermera gris mediante una guía de campo en la biblioteca.
Incluso él pensaba:
“Es igual que yo. Yo no soy humano. Siempre he sido un tiburón. Por eso me
comí a mi hermana dentro del vientre de mamá”
“Si soy un tiburón, está bien si no tengo amigo. Está bien si como sardinas
como mis bocadillos”
“Soy un tiburón, soy un tiburón”
Luego que su madre le sacara casi todos los dientes con unas tenazas, esas
palabras mágicas fueron lo único que le sirvieron de apoyo emocionalmente.
Los tiburones perdían y reemplazaban sus dientes de forma interminable
durante su vida. Por lo que él, algún día, tendría dientes nuevos.
Y tres meses atrás, esas palabras mágicas se hicieron realidad.
Por eso, ahora era momento de probar que la verdad había llegado.
Él podía admitirlo; el caparazón del chico era, esencialmente, el más duro
que cualquier material existente. Pero los dientes de Takaesu eran más
poderosos que cualquier cosa jamás creada.
Cuando rompiese el caparazón, Takaesu superaría el muro final. Acabaría
con todas las debilidades y estupideces humanas, y se convertiría en un
verdadero tiburón.
— ¡¡Garaaaaaaa——!! –Takaesu rugió desde su garganta, la que estaba
comenzando a cerrarse debido al continuo alargamiento de sus fibras
musculares.
Como su boca seguía el ciclo de destrucción y regeneración, un chorro de
sangre como fuego salió disparado de ella.
De repente, todo sonido desapareció. Era como si hasta su oído interno se
hubiese convertido en músculo.
“¿Qué me importa? Sólo convierte todo en mandíbulas”
El momento en el que pensó eso, tuvo la sensación de que sus ojos estallaban
mientras su visión era cubierta por la oscuridad.
El sabor de la sangre desapareció. El olor metálico también. El dolor que le
hacía sentir que su cara le ardía se esfumó.
“¡Te lo daré! ¡Te lo daré todo a ti!” –gritó Takaesu en silencio–. “Te daré
todo, así que ese desesperadamente duro…duro… ¿Qué? ¿Qué estoy
masticando? ¿Por qué no logro recordarlo? Mi cerebro…Hasta mi cerebro se
está convirtiendo en músculo…”
Lo único que quedaba era la sensación de algo cálido latiendo ene l centro de
su cuerpo. El latido recorrió todo el camino hacia su cerebro y lo convirtió en
músculo, llevándose sus recuerdos y sensaciones.
Dentro de Takaesu, el recuerdo de hace tres meses de convertirse en un
depredador desapareció. Los recuerdos de sus seis años de éxito como crítico
gastronómico desaparecieron. El recuerdo todos sus días como estudiando
ocultando desesperadamente el hecho de que tenía dentadura postiza
desapareció.
Los recuerdos de su madre sacándole los dientes con tenazas, haciéndolo
memorizar las tablas de multiplicar, obligándolo a masticar sardinas, o
elogiándolo por obtener el puntaje completo en una prueba desaparecieron.
Los recuerdos de su padre dándole caramelos el día que se despidieron y los
recuerdos de haber ido a caminar con él a la orilla del río mientras iban tomados
de la mano se fueron.
La cabeza de Takaesu ya no era más que una boca enorme y un montón de
fibras musculares que la movían. Hubo un rugido espantoso que no pertenecía
a un ser humano.
Una gran cantidad de sangre brotó de él. Todos sus músculos se contrajeron,
sobrepasando sus límites——
Justo después de eso, su mandíbula hizo un movimiento de tartamudeo.
Incontables luces plateadas se dispersaron, brillando hermosamente mientras
volaban por el aire.
Lo que se había roto no era el caparazón del niño, sino el diente que le había
dado a Takaesu su identidad.
Inmediatamente después——
El trozo de carne que había sido cara, cabeza y cerebro del humano llamado
Hikaru Takaesu estalló violentamente. Sangre negra y pedazos de carne salieron
expulsados como si de una cascada se tratase. Uno de los dientes que estaba
mezclado allí salió disparado hacia el techo del estacionamiento y dejó un
profundo agujero en él.
El cuerpo había perdido su cabeza entera, y sólo la parte inferior de su
mandíbula quedó. Se deslizó húmedamente por todo el caparazón transparente,
el cual se había extendido hasta el máximo sin siquiera protestar, y cayó en el
asfalto.
*
Él escuchó un castañeo bastante irregular.
“Qué extraño. Lo único que debería poder escuchar ese extraño sonido bajo
y pesado dentro del caparazón” –pensó Minoru vagamente hasta que
comprendió que la fuente del ruido eran sus propios dientes.
Él era incompletamente incapaz de detener el temblor de los músculos en su
cuerpo, no solo los de su mandíbula. Era como si lo que corriera por sus venas
fuese agua helada en lugar de sangre. Estaba adormecido y sentía un hormigueo
de la cabeza a los pies, tanto que era un misterio que siguiera de pie.
Esta era la segunda vez—no, quizá la tercera—que había estado tan cerca de
la muerte a la corta edad de 16 años.
Esa noche de hace ocho años, Minoru se había escondido en el espacio de
almacenamiento debajo de la despensa y no había visto la cara del asesino. Eso
era algo de lo que se lamentaba, pero luego de estar, literalmente, de las ‘fauces
de la muerte’, él no pudo hacer más que quedarse helado de medio.
Las hileras de dientes de Biter que se habían aferrado fuertemente en la
cabeza de Minoru eran instrumentos de destrucción. Su tenue brillo ocultaba un
poder abrumador. Cada uno de esos enormes dientes era como una cuchilla
afilada con muchas capas de malicia y deseo asesino.
Él creía que todo había terminado. Que no había forma de que el caparazón
pudiese soportar tal poder.
En ese corto tiempo, hasta imaginó cómo irían las cosas en lo que el
caparazón fuese desactivado. ¿Se rompería en incontables fragmentos como el
cristal? ¿Se estiraría como goma? ¿O explotaría y desaparecería en un instante
como si fuese una burbuja? ¿Y cuándo sería eso?
Él mataría a Biter. Minoru ya se había decidido a hacerlo. Pero no sabía que
luchar para matar o se asesinado sería tan aterrador y grotesco. Era un choque
de hostilidad pura sin una pizca de heroísmo.
Claro, dentro de Minoru también había odio. Odio por la persona que mató a
su familia. Odio por Biter que había intentado matar a Norie y a Tomomi. Él no
pensaba que la energía de ese odio fuese más débil que el odio que Biter tenía
hacia él.
Pero muy diferente era si él podía canalizarla en poder. Biter usaba el odio y
el deseo asesino como energía para luchar. Eso hizo que Minoru entendiera que
no estaba equipado con los circuitos para ello. O quizá esa era exactamente la
diferencia entre los Jet Eyes y los Ruby Eyes.
Era por esa razón que Minoru no había sido capaz de soltar un suspiro de
alivio, mucho menos un grito de victoria, cuando la cabeza de Biter cayó como
si su incapacidad de controlar sus excesivos deseos asesinos fuera la causa de
su implosión, o cuando el enorme cuerpo de ese hombre cayese en el suelo
mientras enormes cantidades de sangre y carne se dispersaban.
—…Esto… –susurró Minoru mientras veía la sangre negra como aguacero
caer en el caparazón que lo protegió hasta el final–. Esto…
“…no es una batalla” –era lo que quería decir, pero las palabras no salieron
de su boca.
El Ruby Eye conocido como Biter estaba muerto.
Su despiadado cuerpo decapitado yacía en el suelo. Todos los recuerdos que
había acumulado se dispersaron sin ningún sentido y dejaron el mundo. Y esto
era, de hecho, algo que Minoru había hecho. Incluso si sólo se quedó de pie allí,
Minoru había matado a Biter usando su propio poder.
¿Acaso esta era la conclusión ineludible? ¿O existía otra opción?
Ninguna voz respondió esas preguntas. Minoru desvió la mirada del cadáver
que estaba tirado en el suelo justo delante de él y se tambaleó. Esa acción envió
hasta la última gota de sangre que se había acumulado en un hueco en su
caparazón hacia el pavimento del estacionamiento.
Cuando desactivó el caparazón protector luego de haberse retirado unos
cuantos pasos, el denso olor de la sangre lo atacó, haciendo que Minoru arrugara
la cara. Él dudaba en dejar el cadáver de Biter así como estaba, pero ya no se
podía hacer nada. Tenía que darse prisa para ir al tejado del SSA y rescatar a
Norie de esa viga——
El aire que se expandía violentamente golpeó la espalda de Minoru. Luego,
el sonido de los zapatos de suelas de goma sintácticas de alguien raspando el
asfalto resonó. Él casi activa el caparazón por reflejo, pero se detuvo y giró.
De pie en el extremo más cercano de la pendiente que llevaba a la salida del
estacionamiento estaba la chica de preparatoria usando un blazer negro. Era
Yumiko. Lo único que él sabía sobre esa Jet Eye era su nombre. Tal como hace
tres días, ella portaba un arma aturdidora en su mano derecha.
Pasando su mirada sobre el cadáver de Biter en el suelo y Minoru de pie más
atrás, ella acercó el reloj con capacidades de comunicación a su boca y susurró
un breve mensaje.
— DD, lo encontré. El estacionamiento subterráneo.
Ella bajó su brazo izquierdo y trotó con una expresión seria. Sus pequeños
labios se movieron para hablar.
Pero quien habló primero fue Minoru. Le dirigió las palabras con un volumen
de voz que hasta él se sorprendió; casi gritaba.
— ¡¿Cómo te atreves a mostrarse cuando todo terminó?!
La razón por la que Minoru trató de ganar tiempo antes de comenzar la batalla
contra Biter era porque había anticipado—no, esperado—que Yumiko y DD
notaran el olor del Ruby Eye.
Era algo egoísta de parte de Minoru esperar rescate cuando él mismo se había
negado a colaborar con ellos. Él era autoconsciente, pero no podía dejar de
gritar.
— ¡¿No me lo habías dicho?! ¡¿No dijiste que hallarían a Biter?! ¡Entonces…
¿por qué…llegan tan tarde…?!
—……
Tras morder duramente sus labios ligeramente separados, Yumiko preguntó
con un tono moderado y bajo:
— ¿Luchaste con Biter tú solo? ¿Estás bien? ¿No estás herido?
Esa pregunta inesperada lo sacudió de pies a cabeza y asintió.
—…No, no estoy herido…
— Ya veo. De todas formas, haré los preparativos para que te lleven al
hospital.
Luego de guardar el arma aturdidora en la funda en su pierna derecha,
Yumiko se disponía a acercar el reloj de pulsera a su boca nuevamente.
— ¡Oye, e-espera! –interrumpió con prisa. Él dudaba en confiar en ella luego
de gritarle, pero no podía decir eso. Miró a Yumiko y explicó rápidamente.
— Mi hermana quedó en el techo. Biter la atacó y le hizo tomar algún tipo de
medicina…tengo que darme prisa, salvarla y llevarla al hospit——
Pero Yumiko levantó su mano izquierda para interrumpir al confundido
Minoru, luego asintió.
— Tranquilo, ya DD bajó a tu hermana de allá. No está herida, y sus signos
vitales son estables.
—…Ya veo…
Él suspiró de alivio.
Levantando su reloj, Yumiko contactó a alguien mientras caminaba hacia
Minoru.
— Todo listo por aquí. Biter ya no está activo. El chico está bien, pero
tenemos que hacerle una revisión por si acaso. Trae el vehículo al
estacionamiento subterráneo una vez que tengas al objetivo de rescate.
Tras finalizar la llamada, ella miró a la extraña figura del cuerpo en el suelo
que estaba a lo lejos. Luego, miró hacia el techo, mostrando una expresión como
si estuviese convencida de algo.
— El carro vendrá de inmediato… Quiero que me confirmes algo… A
Biter… ¿Fuiste tú quien…?
—…Sí. Yo fui quien…lo mató.
— Ah –respondió brevemente ella.
Yumiko miró directamente a Minoru. Él se esforzó por mirarla a sus ojos, tan
profundos y oscuros que parecía que viese directamente al fondo de su alma.
Él creyó que ella quizá lo regañaría tal como hace tres días. Eso era porque,
aunque él dejó que sus emociones lo vencieran cuando le gritó a Yumiko
momentos antes, sabía que el 70 por ciento de las razones por las que Biter
secuestró a Yumiko se debía a su propia negligencia y desconsideración.
Pero Yumiko desafió sus expectativas, su larga cabellera se balanceó
mientras ella hacía una reverencia.
— Lo sentimos. Nos equivocamos esta vez. Ayer, Biter asaltó una
constructora en Kumugaya. No había nadie ya que era domingo, pero uno de
los vehículos fue robado. DD y yo supusimos que él había escapado al norte,
por eso tomamos la Ruta 17 hasta allá… Pero fue hoy que comprendimos que
era un engaño y volvimos. Fue nuestro error juzgarlo como un Ruby Eye de tipo
impulsivo dada sus tendencias asociadas con su modus operandi y
habilidades…
—……
Ese fue un cambio drástico comparado a lo sucedido tres días atrás. Minoru
quedó confundido con la actitud de Yumiko, la cual se podía considerar
admirable.
La ira que había sentido hace unos minutos pareció haberse disipado por
completo mientras escuchaba su explicación. Y en lugar de ello, en su mente
surgió una duda.
— Pero…tú posees una habilidad llamada teletransportación, ¿no es así? Si
la hubieses usado, ¿no te habrías transportado en un instante…? –preguntó.
Ante eso, Yumiko mostró una sonrisa débil e irónica, y sacudió la cabeza.
— Mi poder es diferente a eso que llamas teletransportación. ¿Cómo te lo
explico…? Esto amplifica mi habilidad de acelerar y sólo me mueve en línea
recta hacia adelante. No puedo atravesar obstáculos ni nada de eso, por lo que
no hay forma de que pueda usarlo para viajar grandes distancias. Si choco con
un edificio o un carro mientras acelero, es probable que muera.
Minoru asintió, pensando que esa podría ser la razón por la que no había
podido perseguir a Biter mientras atravesaba los arbustos hace tres días.
— Entonces… Así son las cosas, ¿eh? Las habilidades del Third Eye son
algo…útiles e inconvenientes al mismo tiempo… –murmuró Minoru, pensando
en cómo no podía escuchar nada desde fuera del caparazón protector cuando lo
activaba.
— Entonces, ¿bajo qué estándares se determinan los poderes…?
— Ah, bueno… Se basa en los recuerdos del huésped del Third Eye… –
comenzó a decir Yumiko, bajando la mirada.
El sonido de un motor llegó bajando por la pendiente e interrumpió la
conversación.
Lo que apareció fue una minivan negra ordinaria. Luego que esta entrara al
estacionamiento subterráneo, el motor se detuvo y la puerta del lado del chofer
se abrió. DD bajó de un salto, usando un chaleco camuflado igual al de hace
tres días, aunque este parecía ser negro y gris, uno para misiones nocturnas.
Levantó ligeramente la visera de una gorra de béisbol del mismo color, y
llamó a Minoru una vez lo vio. Yumiko también asintió, por lo que Minoru trotó
hacia el carro.
Cuando DD abrió la puerta corrediza trasera izquierda, los ojos de Minoru
volaron hacia la pequeña figura acostada sobre los asientos traseros totalmente
doblados.
— ¡Norie…! –gritó con voz ahogada, inclinando la parte superior de su
cuerpo dentro del carro.
Tras tomarla frenéticamente en sus brazos y sacarla del carro, se arrodilló en
el suelo y volvió a hablar.
— Norie… ¿Estás bien? ¡Norie!
El cuerpo de su hermana adoptiva, cubierto con un ligero Windbreaker para
mantener su temperatura corporal, era asombrosamente liviano. Sus párpados
aún estaban cerrados y su rostro se veía tan blanco bajo las luces de emergencia.
Él tuvo la sensación de que sus labios se movieron ligeramente al oír la voz de
Minoru, pero ella no recuperó el conocimiento.
— Aún sigue bajo influencia de los somníferos, pero su vida no corre peligro,
chico –dijo DD.
Dándole a Minoru una palmada en el hombro para tranquilizarlo, DD caminó
hacia el cadáver de Biter que estaba a cierta distancia.
Echó un vistazo a la gran herida abierta y luego miró al techo. Como si solo
por eso comprendiera lo que había sucedido, bajó su cabeza con la misma
actitud seria que Yumiko.
— Chico, lo sentimos… Y gracias. Dejaremos para otro momento los
agradecimientos y disculpas. Primero debemos llevarte a ti y tu hermana al
hospital. ¿Te parece bien si nos permites elegir la ubicación que tomamos
siempre?
— S-sí.
Cuando Minoru asintió, DD se giró para mirar a Yumiko.
— Le pedí al jefe recoger el cuerpo de Biter. Él iba camino al hospital, por
lo que le dije que pasara por aquí primero. Creo que llegará en unos veinte
minutos, ¿será que puedes esperar aquí hasta entonces, Yumii?
Por un instante, Yumiko mostró una expresión de disgusto mientras pensaba
en quedar sola en ese oscuro estacionamiento subterráneo junto a un cadáver,
pero luego asintió.
— Muy bien. Bueno, pero date prisa y lleva a esos dos al hospital.
— Sí, sí—por cierto, sólo para estar seguros, un chequeo rápido. Chico, el
Third Eye de Biter se desprendió, ¿cierto?
— ¿D-desprendió?
Al no saber lo que significaba esa palabra, Minoru inclinó la cabeza.
— El desprendimiento es un fenómeno donde, luego que el huésped muere,
el Third Eye deja el cuerpo y flota hacia el cielo mientras va brillando –explicó
Yumiko–. Casi siempre pasa cuando el corazón se detiene.
— Eh… ¿Hacia el cielo…? –murmuró Minoru mientras levantaba la mirada.
Yumiko y DD hicieron lo mismo. El techo, cubierto de concreto y tuberías
expuestas, tenía un agujero negro de unos 5 centímetros de diámetro. Pero no
se trataba de algo hecho por el Third Eye.
Volviendo a bajar la mirada, Minoru habló mientras recordaba lo que había
sucedido minutos antes.
— Eh…la cabeza de Biter exploró frente a mí… Su cuerpo cayó al instante…
Pero no creo que hubiese cosas brillantes volando cerca…
Al oír eso, Yumiko abrió los ojos de par en par.
— Oh, pero si allí hay un agujero.
— Uno de los dientes de Biter que salió volando se clavó allí y dejó una
marca. Allí, si miras de cerca, podrás ver algo plateado muy dent——
Pero antes de que Minoru pudiese terminar, Yumiko gritó:
— ¡Esto es malo, DD, no se desprendió! ¡Tenemos que extraerle el Third Eye
lo más rápido posible o…!
Al mismo tiempo, los tres miraron el cadáver sin cabeza de Biter que estaba
algo alejado.
Le faltaba la cabeza. Pero en algún momento había dejado de ser un cadáver.
El brazo derecho, doblado en un ángulo extraño, temblaba mientras sus dedos
se clavaban en el pavimento. Estaba tratando de levantar el torso.
Como le costaba creer lo que sucedía ante él, Minoru parpadeó varias veces
mientras abrazaba con fuerza el cuerpo de Norie. Pero eso que una vez fue el
cadáver de Biter no dejaba de moverse. Trataba de separar su torso del suelo
con movimientos extraños, las articulaciones de su brazo sonaban de manera
desagradable.
El sangrado del cuello se había detenido casi por completo. Una gran cantidad
de líquido viscoso brotaba de la enorme mandíbula inferior, la que aún quedaba,
cubriendo la sección en cruz descubierta. Burbujas de color rosa seguía
elevándose y explotando; ¿eso era porque aire entraba y salía de la tráquea?
—…Pero…si ni siquiera tiene cabeza… –susurró Minoru con voz ahogada.
Biter se había comparado a sí mismo con un tiburón. Pero no había forma
alguna de que los tiburones pudiesen vivir luego de perder el cerebro.
A pesar de eso, lo que había sido un cadáver hacía tan solo segundos ahora
se movía con más intensidad. Finalmente, hasta sus piernas temblaron, y una
vez que las suelas de sus zapatos tocaron el suelo, intentó tambalearse.
Carne nueva y densa comenzaba a salir del lugar donde salía la cabeza,
fusionándose con lo que quedaba de la mandíbula inferior al tiempo que se
extendía con una forma similar a una trompeta. Minoru pensó que eso era
idéntico a la boca de una lamprea—pero luego que esa idea cruzara su mente,
una incontable cantidad de filosos dientes crecieron, surgiendo a través de la
carne que se retorcía.
Con un whoosh, aire mezclado con una niebla de sangre brotó del agujero
oscuro que había sido el esófago de Biter.
Cada vez que el ancho pecho se movía como un fuelle, la sangre que había
entrado a la tráquea era expulsada.
Luego que ese movimiento se repitiera por unos cuantos segundos, la cosa
que una vez fue Biter de repente se detuvo.
Debajo de la ‘boca’ redonda, parte de la carne se movía, húmeda con moco—
Muy dentro de la carne que se había dividido a ambos lados como un párpado
abierto verticalmente, era como si un orbe rojo brillante mostrase su rostro.
Hasta Minoru comprendió de inmediato que se trataba del Third Eye que se
había aferrado a Biter.
En definitiva, eso era un ojo. Su color y estructura diferían a las de un ojo
humano, pero él sentía claramente la mirada magnética que éste emitía.
Junto a Minoru, DD soltó un leve quejido.
— ¿Acaso eso es…un Ruby Eye de tipo transformación física,
descontrolándose? Es como…una criatura completamente diferente…
— ¿Descontrolado? –preguntó Minoru en respuesta.
Sin siquiera mirarlo, y con voz ronca, DD explicó:
— Así lo llamamos. Cuando un huésped recibe una herida fatal y su corazón
se detiene, los Third Eyes suelen desprenderse de inmediato. Pero en algunos
casos donde el cerebro es gravemente dañado pero el cuerpo sigue intacto, que
el Third Eye toma el control.
— Y después de eso… ¿qué pasa…?
— En todos los casos anteriores, sin excepción alguna, los Ruby Eyes
comenzaron a atacar indiscriminadamente toda cosa viviente a su alrededor.
Pero como sus corazones se detuvieron debido a la pérdida considerable de
sangre, se desprendieron.
— P-pero el sangrado de este se detuvo…
— Esta es la primera vez que vemos un descontrolado con un Ruby Eye que
transforma su propia sangre como Biter lo ha hecho. El simple hecho de que
pueda sanar sus heridas es malo… Parece como si incluso si esperamos…
— Es inútil esperar –susurró Yumiko con un tono preciso, terminando el
pensamiento de DD.
—No puedo imaginarlo sobreviviendo por mucho tiempo, pero tampoco
parece una situación donde podamos esperar un desprendimiento inmediato.
Tenemos que hacer algo al respecto antes de que esa cosa salga a la ciudad.
— ¿Algo…como qué?
— Volverlo a matar.
Yumiko miró a Minoru con ojos completamente calmados.
— Tranquilo, DD y yo nos encargaremos de ello. Sal del estacionamiento
con tu hermana.
— P-pero ¿estarán bien contra ese tipo sólo con el arma aturdidora…?
Mientras hablaban, el monstruo trataba de completar más transformaciones.
Sus brazos se volvieron tan gruesos como los de un culturista, las mangas de
su traje se rompieron hasta los hombros, y el reloj de apariencia costosa en su
muñeca izquierda saltó en el aire como si nada. Los centros de sus alargadas
manos se dividieron horizontalmente, y parecía como si colmillos filosos
crecían desde allí. Parecía que sus manos, sin mencionar la boca redonda en la
cabeza, podía destrozar el arma aturdidora favorita de Yumiko sin problema
alguno.
Pero Yumiko asintió con una expresión determinada, y una débil sonrisa se
marcó en la comisura de su boca.
— Te enseñaré cómo es que se usa realmente mi habilidad –dijo, subiéndose
la falda con la mano derecha. Una funda de forma diferente a la de su pierna
derecha estaba pegada en la parte superior de su delgada pierna izquierda. Con
un sonido, de ella sacó un enorme cuchillo de combate.
La hoja, increíblemente gruesa y de unos veinte centímetros de largo, brilló
bajó las luces de emergencia.
Inclinándose lentamente hacia adelante, Yumiko susurró:
— DD, cúbreme.
— Se supone que yo sea apoyo entre bastidores, asegúrate… –gruñó él.
DD metió su mano derecha en el fondo de su chaleco camuflado y,
asombrosamente, sacó una pistola pequeña. Era automática y equipada en su
extremo con un tubo que parecía un silenciador. Eso era todo lo que Minoru
sabía, pero si DD la estaba sacando en esta situación, tenía que ser una de
verdad. Le quitó el seguro con un movimiento profesional y echó atrás la
corredera con un shick.
Cuando DD susurró ‘Está bien’, Yumiko se dio vuelta hacia Minoru, que
estaba detrás de ella, y dijo:
— Una vez que comencemos a atacar, retrocede lentamente para que no
llames su atención. Cuando te hayas alejado lo suficiente, sube por la pendiente
y sal.
— E-está bien.
Se preguntó qué se suponía que debía hacer si Yumiko y DD no salían, pero
no tenía tiempo para preguntar.
Yumiko y DD se miraron a los ojos y——
— ¡Ahora!
Ante esa breve, señal, DD fue el primero en avanzar.
El estacionamiento subterráneo era inmenso, pero elaborado en una
cuadrícula con gruesos pilares puestos en hileras. Él comenzó a correr en línea
recta, dirigiéndose por el pilar a la izquierda del descontrolado Biter.
El ojo rojo del monstruo giró y siguió la pequeña figura de DD.
— Gruf –gruñó, volteando su espalda como una bestia a punto de atacar a su
presa.
Apuntando a la parte superior del cuerpo, DD soltó varios disparos seguidos
con la pistola en su mano derecha. Con un chillido como si algo estuviese siendo
rasgado, la tela que apenas cubría el cuerpo de Biter estallaba en varias partes.
— Groh –volvió a gruñir Biter.
Sus incontables dientes creciendo en círculos concéntricos se movieron con
furia, pero él no colapsó. Arañando el suelo con ambas manos, él tomó una
postura similar a estar acuclillado enfrentando a DD, quien corría hacía él desde
la derecha.
En lo que el lado izquierdo del monstruo quedó expuesto, fue cuando pasó.
Yumiko dio un gran paso con su pie derecho, pisó el suelo de asfalto, y avanzó.
Aunque era un paso sencillo sin ningún tipo de fuerza, el cuerpo de Yumiko
se desvaneció al instante.
Hubo un ligero sonido como de impacto, y una gran cantidad de aire llegó al
espacio donde Yumiko había estado momentos antes.
— ¡Gogwaaaaa!
El monstruo soltó un rugido espantoso y lleno de ira, y Minoru rápidamente
miró hacia adelante.
Cuando vio, el ataque de Yumiko hacia el monstruo ya había ocurrido. El
cuchillo de combate había penetrado en costado izquierdo de la criatura, quien
había estado persiguiendo a DD y tratando de alcanzarlo. La falda y el cabello
de Yumiko se balancearon fuertemente con el viento mientras ella sostenía el
cuchillo, hablando del temible poder de su ataque.
Retirándose cuidadosamente mientras cargaba a Norie tal y como le habían
dicho, Minoru pensó sin darse cuenta: “Ahora entiendo”.
Tomando prestadas las palabras de Yumiko, la aceleración—es decir, energía
cinética—creada por golpear el suelo con su pie izquierdo fue amplificada
docenas de veces, haciéndola cargar hacia adelante a una velocidad espantosa.
Esa era la habilidad de Yumiko.
En ese caso, el cuchillo era más compatible que el arma aturdidora. La
velocidad de carga simplemente le añadía fuerza al arma. Además, luego de ver
ese furioso ataque que sólo podía describirse como teletransportación, era casi
imposible escapar incluso con el tiempo de reacción de alguien con un Third
Eye.
Parecía que el monstruo había recibido una herida grave en su pulmón, pues
otra enorme cantidad de sangre brotó de su boca.
— ¡¡Gagroooooo!! –gritó de rabia y agonía.
Aun así, sin caer, trató de destrozar a Yumiko con sus colmillos creciendo en
su mano derecha.
Pero antes de que el ataque la golpeara, Yumiko echó su cuerpo hacia atrás y
golpeó el suelo con un sonido sordo—luego desapareció. Un montón de sangre
que salió de la herida en el costado del monstruo fue atrapado por el remolino
de aire que surgió, dispersándose por toda la habitación como si fuese niebla.
Yumiko apareció diez metros atrás, las suelas de sus zapatillas sonaron
mientras frenaba. Luego volvió a pisar el suelo frente a ella. Con un ligero pop
en el aire, ella se desvaneció.
Reapareció esta vez clavando el cuchillo en la espalda de Biter, retirándose
al instante. Para cuando su oponente respondió y sacudió su brazo, ya se había
trasladado lejos de allí.
Con heridas profundas en dos lugares, el monstruo se tambaleó y cayó sobre
su rodilla.
Incluso el descontrolado Biter, con su poderosa habilidad de sanación,
parecía incapaz de reponer la sangre perdida. Había sangrado demasiado debido
a los dos ataques de cuchillo de Yumiko, y por la explosión de su cabeza
original. Para una persona ordinaria, eso era más que suficiente para perder el
conocimiento o morir.
La luz roja emitida por el Ruby Eye parpadeaba irregularmente como si un
sistema de iluminación estuviese mal conectado.
Moco rojo salía de su boca cada vez que inhalaba pesada y rápidamente.
Finalmente, el monstruo cayó arrodillado completamente como si no pudiese
soportar el peso de su enorme cuerpo. Las bocas que aparecieron en las palmas
de su mano rasgaban el asfalto con sonidos crujientes, pero ya no parecía tener
fuerzas para levantarse. El intervalo de los parpadeos de la luz del Ruby Eye se
incrementaba más y más.
“¿Qué demonios eres?” –murmuró mentalmente Minoru, conteniendo el
aliento mientras miraba esa escena.
Los Third Eyes descendieron del espacio, se aferraron a los humanos y les
otorgaron poderes extraños. Incluso después que el huésped pierde la vida
debido a que el poder se incrementa, el Third Eye manipulaba el cuerpo
inconsciente y trataba de atacar a todo ser vivo.
¿Qué significado había en todo eso? ¿Qué era necesario para este tipo de
conclusión horrenda y miserable?
Parecía que Yumiko y DD pensaban lo mismo. Ambos se detuvieron,
observando al monstruo con expresiones de dolor.
Finalmente, Yumiko sujetó el cuchillo con ambas manos y lo preparó a su
lado derecho. Extendió su pie derecho y se agachó.
El monstruo levantó la parte superior de su cuerpo, como si sintiera algo.
Yumiko golpeó el suelo.
El aire crepitó. Una nube de polvo se elevó. Cargando a través de una
distancia de diez metros en un instante, Yumiko dirigió el cuchillo al corazón
en el centro del pecho del monstruo, el cual estaba cubierto con densos
músculos——
Hubo un chirrido metálico. Y chispas naranjas se esparcieron en el aire.
Los ojos de Minoru se ampliaron. Dentro de la camiseta rasgada, donde
debería estar el corazón, una cuarta boca apareció.
El interior de la piel rota verticalmente era carne fresca del color de una
granada20, y había una hilera de filosos colmillos en los bordes. La boca se
retorció con furia, determinada a destrozar la hoja del cuchillo que tenía
firmemente en su agarre.
Por un instante, Yumiko dudó entre soltar el cuchillo y retirarse o hundirlo
más como estaba. Y el monstruo no dejó pasar esa parálisis.
Eso sacudió su brazo izquierdo con furia, aplastando el lado derecho del
cuerpo de Yumiko. Sin una pizca de resistencia, su delicado cuerpo salió
expelido y chocó con un pilar de concreto a unos cuantos metros de distancia.
— Ah…
Al mismo tiempo, Minoru contuvo el aliento…
— ¡¡Yumii!!
DD preparó su arma y atacó. Destellos amarillos se produjeron uno tras otro
desde el extremo del silenciador. Pero al cubrir su cuerpo con sus gruesos
brazos, el monstruo evitó que las balas golpearan su torso.
Un sonido metálico seco resonó, y el cuchillo de Yumiko que aún estaba en
el pecho del monstruo se partió a la mitad. Y como si nada, esa boca aplastó la
densa hoja como si estuviese masticando una galleta seca.
— ¡¡Graaaa!!
Quizá porque había recuperado energía al comer metal, Biter echó hacia atrás
su enorme cuerpo y aulló fuertemente. Ese ojo en la boca principal brilló de un
rojo tan intenso que parecía el color de la sangre.
DD tiró del gatillo dos veces más. Un disparo falló pero el otro golpeó al
monstruo en la pierna izquierda. Pero no pudo disparar por tercera vez. El brazo
derecho del monstruo se extendió más de cinco metros como si fuese una
serpiente, mordió el cañón del arma, y se la arrebató a DD de la mano.

20
N.T: Fruto del granado.
La pistola fue destrozada al instante, chasquidos acompañaron su
destrucción, y la boca en la mano derecha del monstruo se la tragó. DD trató de
saltar hacia atrás rápidamente, pero la criatura usó su mano izquierda para darle
un fuerte golpe directamente en el costado.
— Guh...
DD salió volando con una fuerza terrible, chocó contra un pilar lejano, y cayó
al suelo.
Sin siquiera mirar al aparentemente inconsciente DD, el único ojo de Biter se
posó nuevamente en Yumiko. Ella seguía consciente pero incapaz de levantarse.
El enorme cuerpo dio un gran salto y aterrizó justo frente a ella. Se inclinó hacia
adelante lo más que pudo y extendió su boca redonda de más de cinco
centímetros; el moco que salía de esta caía goteando en la falda gris de Yumiko,
ensuciándola.
A esas alturas, Minoru ya podría haber escapado de la amenaza del monstruo
si hubiese corrido a toda velocidad por la pendiente y alejado del SSA como se
le dijo.
Pero eso ni siquiera se le ocurrió. Antes de saberlo, Minoru ya estaba gritando
a todo pulmón.
— ¡¡Detente——!!
Cuando Biter, que buscaba comerse a Yumiko, se estremeció por el sonido
de su voz, giró su cabeza extrañamente formada unos 180º para mirar hacia
atrás, el ojo rojo dentro de la boca observó a Minoru.
La respuesta del monstruo fue rápida. Luego de dejar a Yumiko, atacó
directamente a Minoru con movimientos parecidos a los de un gran primate, los
colmillos en ambas manos se clavaban en el asfalto. El fuerte hedor que
expulsaba, ese olor de Ruby Eye más brutal que jamás hubiese encontrado,
golpeó directamente los cinco sentidos de Minoru.
— Grrrr…
Ese gruñido húmedo se escapó del agujero en su tráquea. A pesar de haber
perdido su cabeza, el cuerpo era mucho más grande de lo que solía ser cuando
era humano. Se estaba acercando a él justo frente a sus ojos. Los colmillos, que
crecían por capas en la cabeza, se retorcían ruidosamente. Las bocas en su pecho
y manos se abrían y cerraban constantemente.
Tomando un aliento determinado y preparándose para activar su caparazón
protector—Minoru se estremeció con violencia.
No podía hacerlo.
Si usaba su poder ahora, Norie saldría expulsada de sus brazos y del
caparazón.
Las cuatro fauces se movieron hacia Minoru, quien estaba inmóvil en una
posición medio levantada, y Norie, quien seguía dormida.
Lo que equivalía a cientos de colmillos brillaban a la vez.
Mientras el tiempo fluía lentamente como si estuviese siendo comprimido,
Minoru de repente recordó cierta escena de hace tres meses.

Fue a mediados de septiembre.


Un tifón pasó a mitad de la noche, y aún había vientos fuertes cuando Minoru
a su trote matutino. Él había corrido por las húmedas calles desde su casa hasta
el río Arakawa. Mientras miraba las nubes que pasaban por el cielo a una
velocidad tremenda, de repente tuvo una idea y se dirigió a un puente que jamás
había cruzado.
El estado del río Arakawa era totalmente distinto que en el día. Fiel a su
nombre, cuyo significado era ‘río salvaje’, el lecho estaba lleno de agua lodosa
y turbia. Él casi podía sentir en las suelas de sus zapatos la presión del agua que
retumbaba cuando golpeaba las vigas del puente.
Mientras observaba la turbia superficie del agua, una voz resonó en su oído.
“No puedes hacerlo, Mii. No puedes acercarte al río luego de un tifón”
Era una voz amable que le había hablado a un Minoru joven tiempo atrás, la
voz de su hermana mayor Wakaba.
¿Por qué la había olvidado? De haberlo recordado, él no habría venido a ver
el río.
Cada día perdía más recuerdo de su hermana. Los únicos que se habían
acumulado en ese lugar eran amargos, dolorosos y tristes.
Si…
Si saltaba al río ahora mismo… ¿la corriente se llevaría todo de él? ¿Lo
llevaría al lugar donde su hermana y sus padres estaban esperando?
Minoru agarró fuertemente la baranda con ambas manos.
Fue ahí cuando sintió que alguien lo llamaba. Alejando la vista del agua
turbia, miró hacia el cielo gris.
Al principio pensó que era una burbuja. Esa pequeña cosa de color gris que
parecía espuma bajó suavemente.
Finalmente, comprendió que no existía forma de que fuese una burbuja. Era
porque había un viento sureño poderoso que soplaba desde el frente de Minoru.
Fuese lo que fuese, de haber sido algo lo bastante ligero para flotar en el aire,
ya habría sido alejado.
Pero el objeto redondo descendió desde arriba de Minoru, ignorando
completamente el viento. Con sus ojos abriéndose por la sorpresa, Minoru
levantó ambas manos y recibió al objeto en sus palmas.
Cuando lo acercó a su rostro, notó que era algo que jamás había visto. Dentro
del orbe gris transparente había un orbe negro azabache más pequeño. Era
parecido al mármol, pero se deslizaba ligeramente en sus palmas como si no
pesara.
Finalmente, el orbe se elevó sin emitir sonido alguno, flotó ligeramente en el
aire y tocó el pecho de Minoru.
En lo que se deslizó a través de la tela de su traje deportivo y tocó su piel, él
sintió una leve calidez. Era como si alguien lo hubiese tocado suavemente con
sus dedos.
Tras quedar en blanco por un instante, Minoru bajó rápidamente la cremallera
y miró su pecho.
El orbe ya no estaba allí, pero la piel sobre su esternón estaba un poco
enrojecida. Sin embargo, esa decoloración desapareció en unos cuantos
segundos.
“¿Eso qué fue? ¿Acaso estaba soñando despierto?”
Inclinando su cabeza, Minoru comenzó a caminar por el sendero a través del
puente. Ya había olvidado ese impulso que había comenzó a engullirlo antes.

Esos eran todos los recuerdos que rodeaban su encuentro con el Third Eye.
Minoru no lo había visto directamente por más de una docenas de segundos.
Él sintió algo mientras miraba de cerca al ‘ojo’ del descontrolado Biter—en
otras palabras, al primer Third Eye que había visto en tres meses. Sintió como
un tipo de propósito en el interior del orbe.
Era algo completamente distinto a la malicia, al deseo asesino, ira y odio que
había estado en Biter cuando era humano. Una lógica absoluta de un tipo
diferente, incomprensible para Minoru. No eran los ojos totalmente negros del
gran tiburón blanco o los ojos compuestos de un insecto con su brillo metálico,
sino ojos que escondían una lejanía mucho más oscura y profunda.
Minoru sólo seguía mirando el ojo del monstruo que ahora trataba de matarlo.
Se acercaba mientras el moco caía de sus dientes, que habían logrado
destrozar un cuchillo grueso. El agujero en el centro de su boca se retorcía cada
vez más como si estuviese hambrienta.
Aunque sabía que tenía que huir, y salvar a Norie, su cuerpo no se movía.
Ese pozo sin fondo que estaba dentro del ojo rojo succionaba al miedo y la
inquietud.
Fue entonces que——
La mirada del monstruo bajó un poco. Minoru sabía que había notado a Norie
en sus brazos. Esa luz inhumana del Third Eye parpadeó ligeramente.
Fue solo por un instante, pero Minoru sintió algo de humanidad en el ojo del
monstruo. Era esa vacilación que una persona sentía sólo porque eran humanos
en momentos de confusión, angustia o dolor.
El monstruo dejó de moverse. Un leve quejido que sonó como un ‘grph’ se
escapó de las profundidades de su grotesca boca. Echó la cara hacia atrás. Bajó
las manos, los dientes rechinaban. El monstruo retrocedió poco a poco.
Cuando estuvo a pocos metros de distancia de Minoru, cuyos ojos estaban
desorbitados por el shock, el monstruo volvió a girar. Luego, cambiando
completamente de direcciones, lanzó un grito de guerra salvaje mientras
comenzaba a correr.
Corría hacia Yumiko, quien finalmente se levantaba. Ella presionaba su
hombro derecho con su mano izquierda como si aún estuviese dañado. Ya no
sostenía el cuchillo en su mano derecha, y también era incapaz de sacar el arma
aturdidora.
Estaba indefensa ante la enorme bestia que iba a atacarla.
Sin embargo, el poder de determinación que moraba en sus ojos negros no
desaparecía. Rápidamente se agachó, colocando una pierna detrás de ella y otra
delante.
— ¡¡Groff!!
El monstruo saltó hacia Yumiko mientras su aullido hambriento se iba
apagando.
Justo antes de que sus brazos la tocaran con sus colmillos expuestos, Yumiko
golpeó el suelo con su pie derecho y aceleró.
Pero el lugar donde apareció fue a escasos tres metros de distancia. Además,
falló al frenar y cayó sobre su rodilla.
La respuesta del monstruo fue rápida. Penetrando el asfalto con los colmillos
en su mano izquierda, usó la mano como punto de apoyo para cambiar de
dirección, manteniendo el poder de su ataque mientras saltaba.
Yumiko apenas logró mantenerse en pie y acelerar de nuevo, pero la distancia
recorrida fue menor que la última vez.
¿Acaso la habilidad de Yumiko de amplificar su aceleración requería de un
movimiento inicial suficiente para recorrer una distancia de docenas de metros?
Yumiko se movía por golpear fuertemente el suelo con la fuerza de pisada de
alguien poseedor de un Third Eye, luego creaba una aceleración intensa. ¿Acaso
estaba limitada a sólo dos o tres metros si se lanzaba de forma escalonada?
El monstruo siguió a Yumiko y volvió a atacar. Ella apenas logró esquivar su
brazo derecho, el cual salió disparado como una serpiente, pero uno de los
dientes alcanzó la cinta de su uniforme escolar, y la tela rota salió volando por
el aire como si fuese sangre.
Fue ahí cuando Minoru se armó de valor y comenzó a correr. Pero no se
dirigía a la pendiente. Tras acostar a Norie a la sombra de un pilar de concreto,
él corrió a toda velocidad hacia el descontrolado Biter.
Aunque entendía mentalmente que la seguridad de Norie era la prioridad, no
podía abandonar a DD y a Yumiko para escapar. Nunca más iba a sacrificar a
alguien para sobrevivir. Nunca.
Notando los pasos de Minoru, Yumiko se dio vuelta. Él no podía escuchar lo
que ella intentaba decir; quizá lo estaba llamando idiota.
Activando su caparazón protector, pasó por un lado de Yumiko.
Cuando el ojo del monstruo vio que Minoru se acercaba, no dudó ni un
instante.
El Ruby Eye brilló, sólo contenía la determinación inhumana de eliminar. Se
le acercó por ambos lados con esas palmas que estaban llenas de colmillos.
Ambas manos lo buscaron morder por encima del caparazón, pero Minoru se
guardó el miedo y pisó el suelo con violencia. Golpeó el pecho de Biter con su
cabeza.
Ese enorme cuerpo se elevó. Al mismo tiempo, Minoru gritó:
— ¡¡Whoooooooh——!!
Envolviendo ambas manos fuertemente alrededor del torso de Biter, reunió
toda la fuerza restante en sus piernas y avanzó.
Correr. Eso era lo que él iba a hacer.
“Quizá tanto correr fue para este momento”
Mientras pensaba eso, Minoru corrió. Aun levantando a Biter, corrió a través
el amplio estacionamiento subterráneo en línea recta.
Finalmente, pudo ver un carro frente a él. Era un vehículo deportivo grande
y de color negro azulado. El carro que Biter probablemente había preparado
para escapar cuando todavía era humano.
— ¡Va…mooooos! –gritó Minoru mientras chocaba su cuerpo y el de Biter
en el carro.
Esa línea elegante en el parachoques trasero se dobló. La ventana trasera se
hizo añicos, y el maletero se abrió de golpe.
Sangre salió de la boca extrañamente formada de Biter y de las heridas que
el cuchillo de Yumiko le creó, bañando el caparazón protector. Pero el monstruo
no dejaba de moverse. Trataba de devorar a Minoru hasta la muerte con las
enormes mandíbulas en su cabeza mientras sacudía los brazos salvajemente.
Minoru apretó los dientes y miró a la hilera de colmillos que crujían sin cesar
a escasos tres centímetros de su rostro.
A juzgar por el tamaño de cada uno de ellos, él se preguntaba cuánta presión
estaban poniendo sobre el caparazón protector. La fuerza de oclusión podría ser
miles de veces superior a la del humano Biter como Megalodón.
Los círculos sobre los círculos de innumerables dientes se retorcían como si
tuvieran mente propia, tratando de romper el caparazón. Incluso si un diente se
rompiese por la presión, otro aparecía inmediatamente desde dentro para llenar
el agujero.
Todo el cuerpo de Minoru estaba adormecido con un miedo tan frío como el
hielo. Su corazón latía con tanta fuerza que era doloroso, y su respiración se
profundizaba más. Pero Minoru se esforzó para soportarlo. Podía hacerlo
debido al calor de la pequeña vida en el centro de su pecho.
El Third Eye carmesí que brillaba frente a Minoru eligió al hombre llamado
Biter para matar gente. En ese caso, ¿por qué el Third Eye negro azabache
alojado en el pecho de Minoru lo eligió a él?
Actualmente, él no lo sabía. Probablemente era algo que jamás lograría
descubrir.
Pero por ahora, iba a confiar en él. Confiar en sus propias intenciones, su
deseo de salvar a otra persona además de él.
Apretando los dientes, Minoru hizo de su entumecida y helada mano derecha
un puño—y lanzó un puñetazo con todas sus fuerzas.
El puño cubierto con el caparazón se hundió en el costado izquierdo del
hombre. Él no había apuntado ahí, pero ese lugar era donde Yumiko había
clavado su cuchillo.
El descontrolado Biter inclinó su enorme cuerpo hacia atrás, sacudiendo
violentamente ambos brazos. Su brazo izquierdo lleno de colmillos cortó
fácilmente la parte trasera del carro deportivo.
Luego de eso——
Una gran cantidad de líquido transparente brotó del interior del vehículo,
empapando el cuerpo de Biter y el caparazón de Minoru.
“¿Agua? ¿Acaso este tipo tenía mucha agua mineral guardada en el
maletero o algo?”
Tras pensarlo, Minoru se deshizo rápidamente de ese pensamiento. No podía
oler nada, pero eso no era agua, sino gasolina.
— ¡¡…!!
La idea que de repente saltó a su mente le cortó el aliento.
Primero, el miedo le decía que era imposible, pero se lo sacudió de encima
pues sabía que debía hacerlo.
Pero la gasolina por sí sola no era suficiente. Hacía falta una cosa más.
Levantó su rostro. Biter había liberado la cabeza de Minoru de su boca y se
retorcía con angustia, como si la gasolina hubiese bajado por su tráquea. Esta
era la única oportunidad.
Soportando el miedo, tomó un aliento profundo y—desactivó el caparazón.
Cuidándose de no inhalar el combustible que probablemente se estaba
evaporando en el aire, gritó una sola frase:
— ¡Enciéndelo!
Habiendo escuchado su voz, Biter realizó rápidamente un movimiento rápido
para clavar sus dientes en Minoru. Si este hubiese tardado una décima de
segundo más en volver a activar el caparazón, probablemente habría perdido la
cabeza. Estremeciéndose ante la imagen de los colmillos que se habían detenido
abruptamente frente a él, esperó ese momento.
Finalmente——
Una larga cabellera apareció en su campo visual derecho.
Él miró. Yumiko se había teletransportado hasta allí y estaba de pie a cinco
metros de distancia. Tenía el arma aturdidora en su mano derecha. Pero había
cierta vacilación en sus ojos.
Mientras aplastaba al descontrolado Biter con la fuerza de la desesperación,
Minoru gritó, consciente de que ella no lo escucharía.
— ¡¡Estoy bien, sólo arrójalo!!
Como si sus palabras la hubiesen alcanzado——
Asintiendo, Yumiko giró el arma aturdidora y la lanzó hacia Minoru y Biter.
Arrastrando una imagen secundaria de las chispas a través del aire, el arma se
acercó lentamente y——
La visión de Minoru se tiñó de naranja brillante.
En lugar de decir que se incendió, eso se acercaba más a una explosión. Por
reflejo, Minoru desvió la mirada de las llamas que se esparcieron rápidamente
como un rugido.
Pero el caparazón protector bloqueó perfectamente el intenso calor producido
por la llama—y el calor radiante, resultado de las ondas electromagnéticas.
Inconscientemente respiró hondo ante el creciente brillo carmesí que estaba a
escasos tres centímetros de distancia.
El cuerpo del descontrolado Biter también quedó envuelto por el brillo rojo
en lo que Minoru lo inmovilizó.
Los jirones del traje de Biter se quemaron al instante. Minoru también
observó cómo la descolorida piel blanco-azulado se quemó hasta quedar
totalmente ennegrecida. Las llamas se tragaron el carro deportivo, trayendo
consigo una sucesión de explosiones.
Manteniendo presionado al monstruo incoherentemente airado con el poder
de la desesperación, Minoru gritó:
— ¡¡Ya…detente——!!
La membrana mucosa dentro de la enorme boca comenzó a inflamarse. El
agujero de la tráquea probablemente se sacudía con violencia porque el
monstruo estaba gritando, pero ningún sonido llegaba a los oídos de Minoru. El
Third Eye se hundió en la membrana mucosa como si tratase de escapar del
intenso calor, pero la llama quemó implacablemente la carne hasta convertirla
en cenizas.
Originalmente, el cuerpo humano contenía gran cantidad de agua y no
debería quemarse tan fácilmente cuando se empapaba con gasolina. Sin
embargo, quizá debido a las transformaciones forzadas por el Third Eye, el
cuerpo del monstruo ardió intensamente en una columna de fuego como si éste
fuese puro material inflamable.
Minoru podía sentir cómo esa carne robusta se encogía rápidamente a través
del caparazón protector. Primero se quemaron las extremidades, luego el hueso
expuesto que se separaba de las articulaciones y caía en el suelo.
De repente, el torso casi quemado en su totalidad se encogió drásticamente,
y una pequeña cantidad de moco fue expulsada del pequeño agujero en el lugar
donde una vez estuvo su boca.
Ese fue el acto final de la vida del monstruo. Toda la fuerza abandonó el
cuerpo que débilmente se movía.
En eso, Minoru lo vio.
Sin brillo alguno, el Third Eye se reventó como un pedazo de vidrio.
Desde el interior, una bola de luz roja salió volando a gran velocidad.
Cuando la luz golpeó el techo del estacionamiento subterráneo, creó un
extenso agujero de unos dos centímetros de diámetro y lo atravesó. Penetrando
el techo que había arriba de ese, y el que le seguía—pasando por todos y cada
uno de los pisos del Saitama Super Arena e incluso techo de acero, la luz roja
fue subiendo.
“¿Eso es…el desprendimiento de un Third Eye…?”
Casi al mismo tiempo que pensó eso sin entenderlo…
Debajo de él, miles de trozos negros de la carne de un hombre que una vez
fue humano fueron aplastados y dispersados.
Como si hubiesen estado esperando eso, los rociadores del techo se
encendieron, y el agua comenzó a caer con fuerza, llevándose todo sin dejar
rastro del hollín y la ceniza apilada en el caparazón protector.
9
Levantando la cara ante el leve sonido de las suelas que rozaban el piso de
linóleo, Minoru vio que Yumiko caminaba hacia él, su largo cabello negro se
balanceaba.
Minoru comenzó a levantarse del banco donde estaba sentado, pero Yumiko
levantó la mano derecha para detenerlo.
—... ¿Cómo se siente tu hermana? –preguntó en voz baja.
— Despertó hace un rato y habló. Ahora está durmiendo otra vez... –
respondió con el mismo tono de silencio.
— Ya veo. Es un alivio.
Asintiendo lentamente, Yumiko arregló el pliego de su falda mientras se
sentaba al lado de Minoru. Él se enderezó inconscientemente y continuó
explicando.
— En cuanto a las lesiones externas, aparentemente solo tiene algunos
rasguños leves. Como tampoco vio a Biter...no recuerda realmente lo que
pasó. Le expliqué lo que DD me recomendó… Que un ladrón entró en la casa y
comenzó a atacarla, pero en ese momento llegué y él salió corriendo...
— Oh.
Mientras tocaba la punta de los dedos de su mano derecha con su boca,
Yumiko dijo con una expresión preocupada:
— En ese caso, es posible que no tengamos que recurrir al bloqueo de
memoria. Sin embargo, depende del jefe decidir. Él vendrá pronto. ¿No te
lastimaste?
— No, no... ¿Y tú, Yumiko? Quizá deberías ir a que le echen un vistazo a tus
heridas.
En el blazer de Yumiko, la tela del brazo derecho, donde el descontrolado
Biter la había golpeado, y en la espalda, donde había chocado con el pilar, estaba
destrozada. A lo sumo, no sería una sorpresa que ella hubiese recibido algunos
golpes o se rompiera un hueso—eso es lo que Minoru pensó cuando dijo eso,
pero por alguna razón Yumiko se mantuvo en silencio, haciendo un gesto con
su boca.
— Eh, ¿acaso... dije algo...?
— No, en realidad no. Solo me preguntaba cómo deberías llamarme… –dijo
ella en un tono cortante.
Al oír eso, finalmente se dio cuenta de que la había llamado casualmente por
su nombre de pila, pero aun así, no se podía evitar, pues él no se sabía su
apellido.
Después de mirar de reojo a Minoru, quien se preguntaba si debía disculparse
o molestarse, Yumiko se encogió de hombros y respondió de nuevo.
— Estoy bien, solo tuve un ligero sangrado interno donde me golpearon. Es
un nivel de daño normal.
— ¿Normal?
Minoru desvió la mirada sin darse cuenta, pero Yumiko siguió hablando
calmadamente.
— DD no tiene nada malo con sus huesos u órganos, pero se golpeó la cabeza,
por lo que le están examinando de todas maneras. Cielos, siempre está dando
excusas para saltarse las prácticas, por lo que no sabe siquiera cómo recibir un
golpe. A partir de mañana, tendré que ponerme dura con él…
Yumiko hablaba de DD, quien probablemente era el mayor de los dos, como
una hermana mayor que tenía un estúpido hermano menor. Minoru se relajó
inconscientemente. Pensó que ella podría estar loca, pero Yumiko solo resopló.
Tras aclararse la garganta, preguntó por otras cosas que le causaban
curiosidad.
— Eh…entonces el carro quemándose y el Third Eye creando agujeros hasta
el techo superior, son un montón de cosas problemáticas que sucedieron en el
estacionamiento. ¿Cómo harán para cubrir todo eso…?
— Sencillo. Dijimos que cayó un meteorito, atravesó el edificio y golpeó el
carro en el edificio subterráneo, el cual explotó y causó el incendio –respondió
Yumiko con un tono serio.
Minoru la miró sin querer.
—…P-pero eso es una locura…
— El Third Eye llegó del espacio. La única diferencia es si cayó o volvió a
irse.
—…Ah, bueno, tienes razón…

Habían pasado tres horas desde la feroz batalla con Biter.


Ambos se encontraban ahora en el hospital universitario al este del distrito
Omiya en Saitama. Quizá porque eran las cinco de la mañana, no se podía ver
a nadie en ese piso tenuemente iluminado.
Luego que el Ruby Eye se hubiese desprendido del descontrolado Biter,
Minoru y Norie habían sido llevados al hospital con DD tras el volante. Como
si lo hubiesen discutido de antemano, Norie fue acostada en una camilla en la
entrada del área de emergencia para luego realizarle una examinación
inmediata. Por fortuna, ella no tenía heridas que la pudiesen estar lastimando,
pero ya que Biter la hizo tomar un somnífero potente, la asignaron a una
habitación privada en el piso superior, solo para estar seguros.
Recientemente, ella despertó por unos minutos, le habló un poco a Minoru, y
se volvió a dormir. Quizá tendría que tomarse el día en su trabajo en la
prefectura.
Al decir que ella y fuese quien fuese el jefe procesarían la escena y evitarían
que la información se filtrara, Yumiko se quedó en el estacionamiento
subterráneo del SSA. Minoru se preocupaba por ella a su manera mientras la
esperaba en una banca cerca de la habitación privada de Norie, pero al ver cómo
caminaba, parecía que no estaba gravemente herida.
A juzgar por lo que ella había dicho, quizá fue capaz de recibir bien los
golpes. Para ella, hasta esa batalla extraordinaria era algo ‘normal’.
Pero claro, para Minoru, todo eso que ocurrió seguía pareciendo un sueño.
Había un montón de cosas que él quería preguntarle a Yumiko, pero cómo aún
estaba aturdido, no podía siquiera decidir por dónde empezar.
Mientras miraba inexpresivamente el cielo del alba desde la ventana al frente,
las palabras que jamás esperó salieron de su boca.
—…En ese momento…cuando el descontrolado Biter trató de matarme a mí
y a Norie… –murmuró Minoru.
Yumiko lo miró fijamente como si lo animara.
—…Miró a Norie y, ¿cómo decirlo? Pareció dudar. Yo pensé que no existía
forma alguna de que él pudiese comunicarse, pero sólo en ese instante, se sintió
como si sus pensamientos hubiesen llegaron. Yo sentí que él…no quería matar
a Norie. Y en realidad dejó de atacar… ¿Por qué haría algo así…?
—……
Cuando Yumiko movió el rostro nuevamente hacia adelante, el silencio
permaneció unos segundos más, pero finalmente respondió en voz baja.
—…Se cree que, en cierta medida, los Third Eyes copian los recuerdos y
personalidades de sus huéspedes.
— ¿Eh? ¿Sus…r-recuerdos…?
— Sí. Los dos casos de Ruby Eyes descontrolado antes de Biter también
ocurrieron ataques repetidos que eran mecánicos e instintivos, pero decían cosas
que parecían originarse en los recuerdos de sus huéspedes. Y eso ocurrió a pesar
del hecho de que sus cerebros estaban prácticamente destruidos en ese
momento.
— ¡…!
Él inhaló bruscamente. Con su mano finalmente trabajando mientras
consideraba el significado de las palabras de Yumiko, Minoru murmuró con voz
ahogada…
—…Entonces…la razón de que dudara en atacar a Norie se debía a que los
recuerdos e intenciones de ese hombre…Biter, aún permanecían en el Ruby Eye,
¿es eso…?
—…Esa es la forma más lógica de pensar en ello, sí.
— Pero…quiero decir, Biter es un asco como persona, y atacó y mató a
muchas personas antes, ¿cierto? Intentó devorar y matar a Minowa hace tres
días y todo… ¿Por qué ese tipo de persona sólo dejaría a Norie…?
Habiendo podido decir todo eso, Minoru se mordió el labio con más fuerza.
¿La razón por la que ese monstruo no matara a Norie era porque había
copiado los recuerdos de Biter? Él creía que esa hipótesis era difícil de aceptar.
Yumiko movió la parte superior de su cuerpo hacia Minoru, quien estaba en
silencio. Sus ojos oscuros reflejaban algo de duda interna, vaciló por un instante.
Pero luego de parpadear, la Jet Eye comenzó a hablar calmadamente.
— Acabamos de descubrir el verdadero nombre del Poseedor Nº 29 de Ruby
Eye Confirmado, nombre clave Biter. No tenía ningún ID con él y su licencia
de conducir se quemó con el vehículo. Consultamos el número de placa y
finalmente lo hallamos…pero al ver el nombre, tanto el jefe como yo quedamos
sorprendidos. Hasta DD quedó en shock. Parecía fanático desde ese tipo.
— Eh… ¿fanático…? ¿Acaso era un artista o algo así…?
— Algo parecido. Aparentemente, él era un crítico gastronómico
relativamente famoso que escribía artículos sobre restaurantes para las revistas
y, de vez en cuando, aparecía en TV. Su nombre completo era Hikaru Takaesu.
Ese nombre le sonaba familiar. Minoru no sabía mucho de actores o gente
culta. Aun así, supuso que no era su imaginación cuando creyó haber visto a
Biter en algún otro lugar cuando lo enfrentó por primera vez con su rostro sin
transformarse en el tejado del Saitama Super Arena.
Mientras se preguntaba por qué alguien con un estatus social tan alto haría
tales cosas, Yumiko comenzó a hablar nuevamente.
— La madre de Takaesu también fue una comentarista educativa muy
famosa. Pero murió hace seis años en un accidente de tránsito. No está claro si
fue un accidente o si su muerte fue sospechosa, pero tras una búsqueda rápida
por Internet, parece que Takaesu estuvo activo en la industria del
entretenimiento junto a su madre desde que era un niño.
— ¿Crees…que quería a su madre…? –murmuró Minoru.
Yumiko no lo confirmó ni lo negó. En lugar de eso, habló con un tono más
suave que se asemejaba a un susurro:
— No lo sé. Es por eso que digo los hechos. Las mujeres que creímos que
fueron víctimas de Biter…de Takaesu, a pesar de su edad, no estaban casadas.
Es decir, nunca buscaba a un ama de casa. Todo esto sos mis suposiciones sin
base, pero…si Biter proyectó a su propia madre en tu hermana con su delantal
y la secuestró sin causarle daño, quizá debido a eso…sus sentimientos también
fueron copiados por el Third Eye, siendo la razón por la que no la atacara aun
estando en su estado descontrolado …
— Pero…si es así, es como si…
Minoru bajó su cabeza y forzó su voz a salir de su garganta.
— Es como si Biter también fuese una víctima. ¿Quieres decir que él no podía
evitar matar a las personas porque el Third Eye le estaba dando órdenes? Es
muy tarde para algo así. Era el peor tipo de persona que atacaba y devoraba
hasta la muerte a personas inocentes sólo por elección propia, ¿no? Era
enteramente malvado, era natural que muriese, ¿o no…?
Después de quedar brevemente en silencio ante lo que dijo Minoru, Yumiko
le respondió con la voz más gentil que hubiese usado hasta ahora.
— Es probable que no exista algo como enteramente malvado… los Third
Eyes producen diversas habilidades únicas, usando como plantilla los recuerdos
de los humanos en los que entran. Además de eso, los Ruby Eyes le dan a la
gente la necesidad de matar a otros, y los Jet Eyes… Bueno, ya que me incluyo,
probablemente no soy consciente de ello, pero creo que también recibimos
algún tipo de órdenes. Nadie aún sabe el significado o propósito que hay en eso.
¿Y si…esto no se trata de un fenómeno natural y los dos colores de los Third
Eyes fueron enviados por alguien a la Tierra? Si es así, lo que los Ruby Eyes
hacen puede ser algo considerado bueno para ellos, y el que nosotros nos
interpongamos puede ser lo malo. Pero, ¿sabes…?
De repente, Yumiko tocó suavemente la mano derecha de Minoru, la cual
estaba apretada en su regazo.
— Al final, te agradezco lo que hiciste, y estoy segura que tu hermana y esa
chica atleta también lo están. Salvaste mi vida, la de DD, la de tu hermana, la
de esa chica, y la de todas las personas que probablemente Biter habría
asesinado después. No importa lo que digan, eso es algo bueno… Incluso si
pongo en duda la existencia de algo enteramente malvado, también creo lo
contrario. Hay cosas que debes hacer, y debes hacerlas en este mundo, sin
importar la razón. Para mí, eso es enviar a todos los Ruby Eyes en el mundo de
vuelta al espacio y disminuir el número de víctimas tanto como pueda, incluso
si se trata de una sola persona. Aunque todo eso vaya contra la voluntad de lo
que sea que haya en el espacio.
— Eso es verdad. No hay duda de que, al final, esa es la razón por la que
existimos los Ruby Eyes –dijo alguien de repente, era una voz llena de fuerza y
dignidad.
Yumiko retiró su mano a gran velocidad, pero Minoru rápidamente levantó
el rostro sin darse cuenta.
Un hombre alto y delgado se dirigía hacia ellos desde el pasillo, sus zapatos
resonaban contra el suelo. Aunque estaba vestido con un traje oscuro y una
corbata color granate, sus ojos afilados sobre su puente nasal emitieron una luz
fuerte. Quizá estaba finalizando sus treinta. Surcos débiles estaban marcados a
ambos lados de su boca y cejas, pero su cabello enteramente negro estaba
alisado suavemente, dándole una apariencia juvenil.
¿Este era el famoso ‘jefe’ del que había escuchado tanto?
Su imagen estaba lejos de esa empresarial asociada con tal título; parecía un
guerrero de esos que aparecían en las novelas de época. Normalmente, Minoru
quedaría intimidado ante una persona tan digna como esta. Pero ahora,
simplemente se levantó con naturalidad sin siquiera desviar la mirada. Quizá
era porque estaba cansado o consciente de que se trataba de un Jet Eye, uno de
los suyos.
Yumiko se paró a su lado al mismo tiempo. Colocando ambas manos detrás
de su espalda, ella se dirigió primero a Minoru.
— Este es nuestro jefe. Tiene la peligrosa habilidad de manipular los
recuerdos de las personas. Y, jefe, este es, probablemente, el último Jet Eye
dentro de la región de Kanto. Su habilidad es——
— Ya lo escuché. ¿Debería llamarlo como…un escudo completamente
defensivo? Eso es muy interesante. Eres el sueño de un profesor –dijo con una
voz suave, pero bien llevada.
El hombre sonrió débilmente mientras extendía su mano derecha hacia
Minoru.
— Encantado de conocerte. Soy Himi, estoy a cargo de la Sección Especial
del Departamento de Seguridad y Salud Industrial en el Ministerio de Sanidad,
Trabajo y Bienestar. Sección Especial para abreviar.
Minoru se apresuró en estrechar la mano que le ofrecían.
— Oh, soy U-Utsugi.
— No tienes que ser tan formal. Mi habilidad no es tan peligrosa como
Yumiko dice. No puedo hacer nada a menos que la persona coopere.
— No…te aseguro que…
El hombre llamado Himi tenía una mano enorme que era dura y flexible a la
vez, probablemente perfeccionada por las artes marciales; Minoru sentía como
si esta le estuviese envolviendo todo el cuerpo. Tras distraerse un momento, se
apresuró a soltar la mano.
— Eh, mi habilidad tampoco es muy poderosa. Sólo puede protegerme a
mí… Yumiko y DD resultaron heridos en la batalla contra Biter, y sólo yo
resulté ileso… –Minoru se las arregló para responder eso con una voz indistinta,
y con la mirada al suelo.
Pero la voz clara y suave de Himi se superpuso al final de su oración, que se
fue apagando débilmente.
— Pero aun así no huiste.
El cuerpo de Minoru se sobresaltó y tensó, y Himi colocó suavemente su
mano sobre su hombro.
— Usaste tu habilidad lo mejor que pudiste y tus alrededores para luchar
contra un enemigo en lugar de huir, y todo por salvar a tu hermana, a Yumiko
y a DD. Incluso entre los Jet Eyes, son pocos los que pueden hacer eso. Seré
más directo. Eres la clase de persona que necesitamos. Minoru Utsugi, por
favor, trabaja con nosotros para——
— Por favor, no –Minoru interrumpió a Himi, sacudiendo su cabeza y su
mirada aún hacia el suelo.
Miró los rasgos audaces de ese hombre alto sólo un instante, luego volvió a
bajar la vista.
— Si conoce mi nombre, entonces ya habrá leído del incidente de hace ocho
años. Si es así, ya debería saberlo. Soy alguien que huye, que se oculta. Lo único
que me es importante es tener una vida pacífica cada día. Incluso la razón por
la que intenté salvar a Minowa, Norie, Yumiko o DD fue porque me sentiría
mal si no hubiese podido salvarlos… Fue sólo por eso.
— ¿Y eso qué tiene de malo? –dijo Yumiko desde detrás de él, su tono fue
inesperadamente suave.
Minoru se quedó inmóvil, incapaz de darse la vuelta. Lo que ella dijo a
continuación lo sorprendió más.
— Discúlpame. En el parque te dije muchas cosas que fueron injustas.
—…No… Es completamente natural que alguien quisiera decirme esas
cosas…
— Eso no es cierto. Yo…quizá sentí celos de tu habilidad. Es porque creí
que…si yo poseyese tu habilidad, habría podido salvar a la gente que no pude
salvar antes…
—……
— Pero en realidad sólo se trató de mi ego. Pensé todo eso porque quise
facilitarme las cosas… Pero…quiero salvar a la gente cuando sea capaz, incluso
si sólo lo estoy haciendo por mí. La gente ni siquiera sabe por qué se hacen las
cosas realmente, por lo que no pienso que importe tu motivación. Lo que de
verdad importa es lo que haces. Más nada. Ya lo he repetido, pero…me salvaste.
Sin importar la razón que tuvieses para hacerlo, no cambia el hecho de que te
esté agradecida—— ¿Qué le sucede, jefe?
Su último comentario fue dirigido a Himi por encima del hombro de Minoru.
Éste seguía cabizbajo, y frente a él, Himi habló con una ligera sonrisa.
— Bueno…es sólo que me sorprendió. Es la primera vez que te escucho
hablar así, Yumiko.
— No siga… En fin, ya terminé de hablar.
Yumiko se sentó de golpe en la banca.
Mordiéndose fuerte el labio, Minoru repitió mentalmente la parte que
Yumiko había dicho.
“Lo que de verdad importa es lo que haces”
“¿Acaso me está diciendo que alguien como yo sería capaz de hacer algo?”
Desde que descubrió la naturaleza del caparazón protector, Minoru había
creído que el orbe le había dado esta habilidad para que él pudiese aislarse del
mundo. E incluso creyó que eso había escuchado sus infinitas oraciones de estar
solo y le estaba otorgando ese deseo a través de medios físicos.
Pero ¿eso estaba mal?
¿Acaso este poder le fue otorgado para poder expiarse? ¿Acaso alguien le
decía que a través de proteger a más personas él podría compensar el pecado de
haberse ocultado, sólo, en un agujero mientras veía morir a sus padres y
hermana…?
“No hay forma de que pueda compensarlo. Incluso si salvase a docenas o
cientos de personas, dudo que el sentido de culpa en lo profundo de mi pecho
pueda salir”
“…Pero—pero”
“…Si algún día pierdo la vida mientras lucho por salvar a alguien…”
“¿Me perdonarías la próxima vez que nos veamos…Waka…?
Minoru no sabía cuánto tiempo estuvo en silencio. Pero cuando levantó
lentamente la mirada, Himi seguía allí, esperando su respuesta; su expresión era
la misma.
Minoru observó un momento su alrededor. Tras ver a Yumiko a los ojos,
quien parecía querer darle un empujón, él volvió a mirar a Himi.
— Me habría gustado pedirle que remueva quirúrgicamente mi Third Eye y
borre todos mis recuerdos relacionados a ello…pero no serviría de nada,
¿cierto?
— Lamento decepcionarte, pero la respuesta es no.
— Si trabajo en su organización, ¿he de tener algún tipo de recompensa el
día en que todo lo relacionado a los Ruby Eyes haya sido resuelto?
— Sí. Cuando la Sección Especial se disuelva, todos sus miembros recibirán
un bono por sus servicios. Claro, no puedo decirte la cantidad en este momento.
— ¿Sí? Sólo han pasado tres meses desde que los Third Eyes llegaron a la
Tierra, pero ustedes están bien preparados.
Himi sonrió enigmáticamente ante el comentario de Minoru.
— Bueno, hay muchas cosas detrás de ello. Si te parece, nosotros podríamos
pagarte parte de ese bono por adelanta——
— No necesito ni un yen –dijo directamente, prosiguiendo–. Pero cuando
todo acabe, quiero que use su habilidad.
Al oír eso, Himi levantó las cejas ligeramente, pero animó a Minoru a seguir
con una movida de su mano. Luego de respirar hondo, Minoru dijo lo demás.
— Use su habilidad…para borrar todos los recuerdos relacionados a mí de
las demás personas que me conocen. Eso los incluye a ustedes.
Un silencio sepulcral se extendió por unos cuantos segundos. Mientras el
amanecer se iba acercando gradualmente desde fuera de la ventana, la sirena de
una ambulancia sonó débilmente.
— Pero siendo realistas, ¿eso no sería imposible? –preguntó Himi con un
tono de voz apropiadamente asombrado.
Minoru sacudió ligeramente su cabeza.
— Para ser precisos, sólo puede borrar los recuerdos de la gente de la que
estoy seguro que me conoce relativamente bien. No deberían ser muchas,
incluso en el barrio cerca de mi casa y la escuela a la que voy.
—…No entiendo que ganarías de eso, pero…pero si es lo que quieres, te lo
prometo. Mientras yo siga con vida, lo haré.
— Gracias. Bueno…si me permiten, me gustaría unirme a la Sección
Especial y…
— ¿Y a tu hermana? ¿También le borrarías los recuerdos que ella tiene sobre
ti?
Quien interrumpió a Minoru fue Yumiko. Su tono era calmado, pero su voz
tenía un toque de severidad similar a cuando la conoció la primera vez. Minoru
se dio vuelta nuevamente y asintió.
— Si yo no estuviese cerca, Norie habría construido su propia familia y
vivido por su cuenta.
—…No creo que siquiera sepas si eso es lo que ella quiere, pero… ¿Qué
harás en un mundo donde nadie te conozca?
Los ojos de Yumiko emitieron una luz desafiante, y Minoru los miró
fijamente.
— Quién sabe… Quizá…yo sólo quiero descubrirlo. Conocer cómo es un
mundo donde nadie me conoce.

Yumiko ni siquiera intentó comentar al respecto. A cierta distancia de ella,


Minoru escuchó al jefe Himi explicar los detalles. Se decidió que él visitaría el
cuartel general de la Sección Especial en Tokio dos días después al salir de
clases. Mientras volvían a estrechar manos, Himi añadió algo más como si casi
lo olvidara.
— Ah… Hablando de esto, voy a verme con la chica que salvaste… Tomomi
Minowa.
— Oh, ¿Minowa está en este hospital?
— Así es. La Sección Especial tiene–lo que tú llamas–un acuerdo especial
con este hospital. En cualquier otro hospital, un detective de la comisaría
llegaría rápidamente si dijéramos que alguien resultó herido tras ser atacado por
un ladrón.
— Es…cierto. Pero ¿por qué hospitalizaron a Minowa por tres días? ¿Resultó
herida…?
— No, afortunadamente casi no tuvo heridas, pero ella vio a Biter mientras
tenía activa su habilidad… Luego de recuperar el conocimiento, tomó bastante
tiempo aconsejarla, explicarle la situación, y pedirle que cooperara con el
bloqueo de memoria.
— ¿Le borrarán sus recuerdos…?
— Ese es el procedimiento normal y también la mejor forma de manejar las
cosas. Incluso sin terminar herido, el miedo de ser atacado por un Ruby Eye
pone una carga enorme en el corazón de la víctima –dijo Himi de la forma más
franca posible. Luego continuó con voz calmada–. Para estar completamente
seguros, sellaremos todos los recuerdos de varias horas antes de ser atacada por
Biter. Ella estuvo de acuerdo, pero dijo que le gustaría verte una vez más antes
de eso. Parece que quiere agradecerte, ¿qué harás tú?
— Oh… Pero ¿de todas formas no le borrarán sus recuerdos…? –murmuró
Minoru, inclinando su cabeza.
Yumiko, quien estaba apoyada contra la pared, y con los brazos cruzados,
dijo con un tono brusco:
— En serio no entiendes los sentimientos de la gente, ¿verdad? Incluso si ella
te olvida, tú seguirás manteniendo el recuerdo, ¿no? Eso es lo maaaás
importante, al menos para ella.
—…
“Pero para mí——”
“Para mí, los recuerdos siempre pesados, dolorosos y tristes”
Minoru se repetía eso mientras recordaba todo lo que había sucedido luego
de cruzarse con Tomomi Minowa en el terraplén del río Arakawa temprano por
la mañana.
Él aún seguía preguntándose qué hubiese pasado si no hubiese dio o hecho
esas cosas ese día.
Pero hasta para Minoru era sorprendente que eso no fuese todo lo que sentía.
Tomomi sonriendo frente a un fondo de niebla blanco puro. Tomomi mientras
caminaban lado a lado por el pasillo escolar. Incluso Tomomi llorando en la
banca en el parque Akigase. En su interior, esas imágenes le proporcionaban un
dolor dulce que no era para nada desagradable.
—…Permítame ver a Minowa –dijo Minoru suavemente, y Himi asintió
mientras sonreía.

La habitación de hospital de Tomomi Minowa también estaba en el piso más


alto, no muy lejos de aquella donde estaba Norie.
Cuando Himi tocó la puerta, una voz desde dentro contestó rápidamente:
— Adelante.
Con Yumiko empujándolo en la espalda, Minoru se armó de valor y abrió la
puerta corrediza. Cuando entró en la habitación privada, lo primero que sintió
no fue el olor de flores frescas junto a la cama, sino el aroma de Tomomi, ese
que él había captado incontables veces. Era un olor que le recordaba al sol.
— ¿Por qué te quedas parado allí? –una voz suave habló de detrás de él.
Minoru avanzó mientras pensaba: “¿Y tú qué haces siguiéndome?”
Al rodear la cortina blanca, vio a Tomomi Minowa sentada serenamente en
medio de esa enorme cama.
Sobre su pijama amarilla, ella tenía un cárdigan de marfil. Parecía mejor de
lo que él esperaba. En lo que ella vio a Minoru, sonrió notablemente y sacudió
su mano.
— ¡Buenos días! Me alegra que vinieras, Utsugi. No te quedes allí; acércate.
Habiendo escuchado eso antes, no pudo evitar caminar hasta la cama. Por
suerte—si es que la palabra suerte era la correcta—Yumiko y Himi se quedaron
al otro lado de la cortina.
— B-buenos días, Minowa. ¿Cómo te sientes?
Él se sentía avergonzado de mirar directamente a Tomomi en pijama mientras
hablaba, pero se las arregló para mantener contacto visual mientras ella lo
miraba fijamente.
— Estoy perfectamente bien. Para empezar, sólo tuve algunos rasguños. El
querer correr me está volviendo loca.
Tras reír y mover sus pies de arriba abajo desde debajo de las sábanas,
Tomomi de repente quedó en silencio.
Luego de unos segundos de silencio, ella le preguntó:
— ¿Qué le sucedió a él…?
Él supo al instante que ella hablaba de Biter. Tomomi había visto al Ruby Eye
con su rostro horrorosamente transformado, y también lo recordaba bien.
Respirando hondo, Minoru dijo cada palabra con claridad.
—…Todo está bien. Ya se fue.
— ¡¿En serio?! ¡¿Lo derrotaste por mí, Utsugi?!
—……
Claro, no era como si Minoru hubiese derribado—no, asesinado—a Biter por
su cuenta. Pero si él intentaba ser modesto y se contenía frente a Tomomi, sólo
sería por su propio bien.
Minoru asintió con un movimiento suave pero seguro y dijo:
— Sí. Tengo un poder que me permite luchar con tipos así. Así que, si
aparecen más chicos, está bien. Porque yo… –Minoru se detuvo para tomar un
aliento y dijo audiblemente–. Porque te protegeré, Minowa.
Ante eso, los ojos de Tomomi se ampliaron, brillando como un cielo
estrellado. Las estrellas se juntaron y salieron derramadas de sus ojos en formas
de gotas de agua pálidas y centelleantes.
Minoru ya había visto las lágrimas de Tomomi tres días atrás en el ocaso del
parque Akigase. Pero ahora, él sentía que esas lágrimas que humedecían sus
blancas mejillas tenían un color y temperatura diferentes.
Incluso con lágrimas brotando de sus ojos, Tomomi le sonrió grandemente y
dijo ‘Está bien’ con voz temblorosa.
Tras respirar hondo unas cuantas veces y controlar su respiración temblorosa,
se secó las mejillas y siguió hablando.
— Bueno, tú sabes…ellos me han dicho que debo olvidar lo que sucedió en
el parque. No me importa olvidar a ese tipo espantoso, pero…me entristece
olvidar que me protegiste, Utsugi.
—…Hmm…
Mientras Minoru era incapaz de decir algo, Tomomi se inclinó hacia adelante
en su cama y extendió su mano derecha. De esa mano apretada, sólo extendió
su meñique.
— Oye, Utsugi, prométeme algo. Aunque olvide lo que sucedió en el parte o
todas esas veces que hablé contigo…prométeme que volverás a ser mi amigo
cuando nos encontremos en el terraplén del río Arakawa.
—…Está bien –asintió Minoru.
Extendiendo su mano derecha, cruzó su meñique con el de Tomomi.
Mientras decían ‘promesa del dedo meñique’ al mismo tiempo, Minoru
comprendió que, al final, mantendría esa promesa, incluso si se trataba de una
relación que algún día perdería.
Él simplemente quedó sorprendido de sí mismo por pensar así.
Minoru y Yumiko salieron, dejando a Himi en la habitación para realizar el
bloqueo de memoria de Tomomi.
Cruzaron los pasillos y se detuvieron frente a una ventana. En el cielo
oriental, la estrella de la mañana brillaba fuertemente en medio de la gradiente
creada por la noche convirtiéndose en la mañana.
Los Third Eyes rojo y negro llegaron de un lugar mucho más lejano que esa
estrella y descendieron en la Tierra. Y cambiaron el destino de aquellos
humanos con los que interactuaron.
¿Qué significado había en ello? ¿O simplemente no significaba nada?
— ¿Aún sigues queriendo que esa chica…y todos a tu alrededor te olviden?
–dijo Yumiko suavemente mientras también miraba las estrellas a su lado.
Minoru asintió, bajando su mirada hacia las luces de la ciudad en la superficie
de la Tierra.
— Bueno, entonces supongo que sólo nos conoceremos por un tiempo
limitado. Para comenzar, déjame presentarme. Mírame.
Minoru se dio vuelta. Mientras ella lo veía y extendía su mano derecha, habló
con voz digna;
— Me llamo Yumiko Azu, nombre clave: Accelerator. Trabajemos juntos
hasta que yo te olvide.
“Entonces, en realidad, nunca nos dimos los nombres” –pensó mientras
estrechaba suavemente la mano extendida de Yumiko.
— Soy Minoru Utsugi. Trabajemos juntos durante el tiempo que me
recuerdes.
FIN
Palabras de Autor
Gusto en conocerlos, o tiempo sin verlos. Soy Reki Kawahara. Gracias por
leer el primer volumen de Isolator.
Este es mi primera serie en cinco años desde mi debut en 2009, pero al igual
que otro de mis trabajos, Sword Art Online, este libro se basa en un trabajo
serializado en Internet. Me gustaría comenzar por escribir la razón por la que el
libro fue publicado en este punto, cuando SAO y Accel World aún están siendo
publicados.
Hay dos razones principales. La primera, aunque puse Isolator (el título de la
versión web es ligeramente diferente: Isolation) en hiatus estando incompleta,
aún seguía en un rinconcito de mi mente desde mi debut profesional. Si tuviera
que decirlo de una forma u otra, tiendo a ser el tipo de persona que escribe
historias bajo presión, por eso siempre me preocupaba no poder retomar la
historia si la abandonaba a estas alturas.
La otra razón es un asunto de capacidad.
Durante los últimos cinco años, básicamente he publicado libros a un nivel
de seis por año, entregando uno de ellos cada mes. Esto no era algo que yo
realmente decidí desde un principio. Cuando llegaba el fin de año, y mi editor
y yo discutíamos la agenda del año próximo, todo terminaba conmigo
declarando mis intenciones de decir algo banal como ‘Bueno…hagámoslo de la
misma forma que lo hicimos este año…’.
Por eso no pensaba mucho en ello cuando, a finales del año pasado, mi editor
y yo acordamos hacer un libro menos en 2014, para un total de cinco libros.
Esto era porque el tiempo que me tomaba trabajar en un libro había aumentado
en comparación a los inicios de mi debut y porque parecía que mi trabajo fuera
de la publicación se incrementaría. Sin embargo, luego de eso, un sentimiento
de duda o quizá vacilación se produjo dentro de mí. Llegué a preguntarme
“¿Está bien desordenar mi ritmo así tan fácil? Antes de disminuir la cantidad
de libros que publico, ¿no debería esforzarme mientras puedo?”
Ni siquiera yo entiendo cuál es el punto en seguir obsesionado con seis libros.
Quizá sólo es que temo tener algo o algún otro cambio cuando sólo culmino
cinco libros. En cualquier caso, fue entonces cuando pensé en tomar el
manuscrito existente de Isolator, realizarle una cantidad mínima de
correcciones, y convertirlo en un libro. Pensaba que si lo hacía, podría entregar
un libro más sin presionar mi agenda.
Claro, antes de eso, tuve que hacer que mi editor leyese el manuscrito y dijera
si estaba bien para publicar. Por fortuna, recibí la aprobación, y por eso procedí
a la edición.
Sin embargo, la parte que parecía acorde para el primer libro era un boceto
de hace diez años, por lo que las partes que me preocupaban sólo las guardé…
Traté de modificar todo lo que pudiese cambiarse, desde cosas pequeñas como
composición de oraciones y frases hasta cosas mayores como personajes ya
establecidos, pero antes de darme cuenta, ya había reescrito más del noventa
por ciento del manuscrito.
Naturalmente, este libro tomó más tiempo cualquier libro de SAO o AW. Eso
presionó mi agenda, y llegué a escuchar cosas como ‘Ya lo veía venir…’ de
parte de mi editor. Aun así, no me arrepiento. Siento que invertí cada gota de
mis habilidades de novelista en este libro, por lo que sólo me queda esperar que
lo disfruten.

Terminaré el tema del proceso de publicación aquí y hablaré un poco del


contenido.
Si me tocase resumir Isolator en algún género, ¿será que entraría a la
categoría de ‘batallas sobrenaturales’? Estoy tanto sorprendido como
impresionado de mi yo de hace diez años; se dio el lujo de escribir usando sólo
el giro de acontecimientos de ‘jovencitos y jovencitas con habilidades
misteriosas luchando contra personas malas y poderosas’. Sin embargo, cuando
lo pienso bien, mis otros dos trabajos tampoco tienen grandes cambios, por lo
que, en lugar de renunciar a este libro mientras apenas comienza… planeo ser
positivo y avanzar mientras lanzo una bola rápida con tanta fuerza como pueda.
Si hubiese una parte que, de alguna manera, pudiese tomarse como un giro,
¿sería en la habilidad del protagonista, Minoru? Se le llama ‘caparazón
protector’ en el libro, pero para ser más simples, es la encarnación de algo más:
¿Quién, de niño, no cruzó los brazos frente a sí mismo y gritó, ‘campo de
fuerza’?
Lo siento, creo que eso no es un giro…
Es una habilidad protectora completa que puede parecer un poco extraña para
un protagonista. Sin embargo, para mí, esta era una serie extraña donde también
escribí un poco desde el punto de vista del enemigo, por eso esto añade el
elemento de enemigos poderosos tratando de descubrir cómo conquistar la
barrera protectora completa de Minoru. Me estoy esforzando tanto en acumular
ideas que hasta les pedí a todos ustedes que me hicieran saber mediante Twitter
o cartas si tenías alguna grandiosa idea sobre cómo conquistarla. Sin embargo,
ya que, originalmente, la publicación de Zettai Naru Kodokusha comenzó por
mera coincidencia, aún no se ha decidido cuando se publicará el segundo libro.
Antes de eso, la editorial sigue indecisa si anunciar o no el segundo libro…
¡Pero por ahora diré que, como autor, todo lo que puedo hacer es esforzarme!
Con eso, espero verlos para el segundo libro que (probablemente) saldrá algún
día. El subtítulo del mismo será ‘The Igniter’.

A mi editor, Miki, quien pasó por tantos problemas, preocupaciones y


molestias, debido al proceso que expliqué antes, ¡gracias por encargarte mucho
de mí! A Shimeji, quien nuevamente tomó varias tareas difíciles relacionadas a
la ilustración de una novela ligera, y proveyó unas ilustraciones buenas,
hermosas e impactantes, ¡muchas gracias! ¡Y sólo una vez más, aquí al final,
me gustaría pedirles que me feliciten!
Cierto día de abril en 2014.
Reki Kawahara.

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