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Martes/27/abril Semana 4 Día 2

Área: Tutoría

EXPERIENCIA DE APRENDIZAJE: DESCUBRIMOS NUEVAS FORMAS


DE DISFRUTAR Y DIVERTIRNOS EN FAMILIA

ACTIVIDAD: ¡Cuánto quiero a mi familia!


PROPOSITO O CONTRIBUCION DE LA CRITERIOS DE
META TUTORIA EVALUACION
¿QUÉ APRENDERÉ? La participación de las y los ¿QUÉ ESPERAMOS QUE LOGRES AL
Reconoceré y valorare los estudiantes y su compromiso en DESARROLLAR ESTA ACTIVIDAD?
saberes de mi familia y los acciones dirigidas a la búsqueda -Identificar a través de la lectura
distintos momentos que del bien común situaciones de responsabilidad y
comparto con ella. respeto por los demás.
-Menciona momentos importantes
que ha pasado en su familia.

Hoy vamos a identificar los momentos compartidos en familia. Para ello te invito a leer
un bonito cuento de una niña llamada Lina. El cuento se
llama:
“LINA Y LAS PATARASHCAS”
Los tíos de Lina dejaron unas patarashcas sobre la mesa.
Estaban envueltas en hojas de bijao. La niña se acercó a
olerlas: “¡Huelen muy bien!”, se dijo a si misma. No había
nadie más en casa aquella mañana.
Las patarashcas estaban listas para ser asadas en el almuerzo. Era
casi el mediodía, así que Lina encendió el fuego y las coloco en la
parrilla. Su abuela llegaría pronto trayendo yucas y plátanos.
En aquel preciso momento escucho el canto de un ayaymama. Lina
recordó la historia que su abuela le había contado acerca de esta
ave cuyo canto solo se escucha al oscurecer, por eso le
pareció muy raro escucharlo en aquel momento y decidió
buscarla.
El sonido del canto parecía venir de lejos. Esa curiosidad
la llevo fuera de casa, empezó a buscar el árbol de donde
provenía el canto. No fue fácil, hasta que al fin dio con él.
Al principio no se la podía ver
claramente; pero al estar muy cerca, pudo ver al ave. Estaba
tan emocionada con el canto que no recordó las patarashcas
que había dejado en la parrilla. Allí se quedó un buen
momento.
Cuanto retorno a su casa, de la cocina salía un olor fuerte a
pescado quemado. Lina se quedó paralizada al ver que las
verdes hojas de bijao ahora tenían un color muy oscuro.
-¡Queme la patarashca de mi abuela! – grito Lina.
Rápidamente, retiro los restos chamuscados de las brasas y vio que en la mesa aún tenía
dos patarashcas listas para ser asadas.
“Aun puedo preparar otra patarashca, antes de que llegue mi abuela”, pensó aliviada.
Así que volvió a colocar la nueva patarashca sobre las brasas.
-Esta vez no me alejare, cuidare que quede bien cocida.
Sentada en la cocina frente a la brasa, Lina recordó a sus amigas y amigos: “Tito, Anita y
Sadith seguro están nadando en el rio afuera ¿y si voy un rato?... no, mejor no. Aquí
debo cuidar esta patarashca sin moverme”.
De pronto, Sadith apareció en la puerta de su casa y le dijo:
-Lina, vamos a jugar. Ven ¡vamos!
-No puedo, debo cuidar que se cocine esta patarashca; es para mi
abuela.
-Vamos un rato. Luego, te regresas.
-Mmm… vamos, pero solo un rato. Tengo que regresar rápidamente a casa.
Luego de unos minutos, ya estaba jugando con sus amigos en la
quebrada. Esa tarde era más calurosa de lo normal. Todos se
estaban divirtiendo y Lina de pronto recordó algo y lanzo un
grito:
-¡La patarashca! ¡Como pude olvidarme otra vez! – Salió del agua
bruscamente y retorno a su casa corriendo -.
No puede ser… ¡Segunda vez que me olvido de la comida! ¡¿Qué
le diré a mi abuela?! Ya debe haber llegado a la casa…
En la entrada de su casa se encontró con su abuela. Tenía la
patarashca en una bolsa. Lina al verla cambio la expresión de su
cara. En un segundo se le borro toda la alegría que sintió en la
quebrada. Ahora sentía vergüenza y hasta un poco de miedo.
La abuela vio aparecer algunas lágrimas en la
cara de su nieta. La abrazo fuerte.
-¿Qué paso Lina?- le dijo con una voz tranquila.
Luego de sollozar por unos minutos abrazando a su abuela, Lina, aun
con la vergüenza mordiéndose los labios contesto entre gemidos:
-¡Mamita, las patarashcas, me olvide dos veces! Quería cocinarlas
para ti, pero solo las queme. Es que… el ayaymama que canto de día y el rio… luego
Sadith… quería jugar.
-Primero tranquilízate Lina, si no, no te entenderé nada. Respira
un poco para entender lo que me dices.
-¡Mamita, disculpa! ¡Discúlpame mucho! ¡Pero te cocinare unas
yucas!
-Te disculpo querida Lina, pero debes saber el peligro en que
pusiste la casa y tu propia vida al dejar la comida en el fuego, sin
que la mires.
Cuando su abuelo dijo esto, Lina se dio cuenta realmente de las consecuencias que su
descuido pudo ocasionar.
-No lo digo para que te sientas mal, lo digo porque te amo, y no quiero que nada malo te
suceda: ni a ti ni al hogar donde vivimos.
-Sí, abuela. Desde ahora seré mas responsable al decidir, la verdad no tome en cuenta lo
grave que esto podría llegar a ser.
-Y es por eso por lo que te lo digo, para que aprendas de lo ocurrido.
Al decir estas palabras, la abuela envolvió a su nieta en un cálido
abrazo.
-Ya no llores mas, vamos a cocinar algo juntas. Y mas tarde iremos a
nadar a la quedrada.
Lina vivo muchas sensaciones aquel dia y al
final, al atardecer, nadar junto a su abuela le dio una enorme
tranquilidad y seguridad de saberse amada y que iria
aprendiendo poco a poco de su sabiduria y conocimiento.

-¿Terminaste de leer el cuento?


-¿Qué te pareció?
¿Descubriste qué son las patarashcas?
Sigamos analizando el cuento:
En la historia que nos contó Lina, hay muchos momentos que comparte con su abuela.
Identifica qué momentos te gustan más.

MOMENTOS:
1.

2.

3.

• ¿Has tenido experiencias similares a la de Lina?


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Aquí te comparto algunos momentos importantes de otras familias.
Reflexiona acerca de estas familias.
¿Qué nos comparten?
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¿Qué es lo más importante para estas familias?
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Ahora, piensa en tu propia experiencia:
1. ¿Qué momentos recuerdas con tu familia?
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2. ¿Qué crees que es lo más importante para tu familia?
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3. ¿Qué acciones realizan los integrantes de tu familia para demostrarse cuánto se
quieren y se valoran unos a otros?
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4. Realiza un dibujo que represente las fortalezas de tu familia.

Valorar a nuestras familias, desde los


saberes que comparten en el día a día, es la
mejor demostración de afecto que les
podemos dar.

Compartimos en familia
Es momento de compartir. Pide a los integrantes de tu
familia que recuerden lo más valioso que han recibido de sus antepasados. Elaboren un
cuaderno de recuerdos donde coloquen esas herencias que han recibido. Póngase de
acuerdo sobre cómo pueden poner en práctica aquellos valiosos saberes.

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