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CAROLINA PIAZZI
tural y afectiva, sumada a la carencia de una niños fue seguida de manera completa por las
red social contenedora, sobre todo por ser prin- Damas, hasta que salían del asilo, lo cual pudo
cipalmente inmigrantes, en su mayoría, italia- reconstruirse mediante los registros de ingre-
nas y españolas (lo que se revela en la elección sos y egresos de niños del Hogar.
de símbolos nacionales o de cartas en idioma Las piezas familiares con las que contaban
italiano, dejadas como señales). los niños consistían precisamente en esas “se-
En este sentido, resulta difícil cualquier ñales” dejadas por sus madres, padres o al-
intento de juzgar a estas madres, si se tiene en gún otro familiar, que las autoras trazan como
cuenta la reconstrucción realizada por las “documentos de identidad”. Tal vez esos frag-
autoras, a partir de las cartas y notas dejadas. mentos tan reveladores les permitían saber
La difícil decisión del abandono, vista desde por qué estaban en el Hogar o el por qué de
afuera como negativa, parece haber sido la su nombre, además, podrían conocer la iden-
mejor opción para salvar a un hijo de la muer- tidad de su madre o, tener la esperanza de ser
te o la pobreza extrema y consistió en des- recuperados por su familia. En suma, podían
prenderse de ellos para librarlos de la misma reconstruir un pedacito de su historia fami-
suerte que habían tenido sus madres. El aban- liar, de su identidad, gracias a esos indicios
dono se revela aquí como un gesto de amor que, evidentemente, estaban ahí para desig-
generoso, antes que como pecado o indiferen- nar algo ausente. Mientras tanto, llevaban el
cia filial, comenzando con la voluntad mater- apellido “de Paul”, escogido por las Damas
na de preservar este vínculo mediante las para los huérfanos; ellas eran quienes cuida-
señales (por ejemplo, elegían el nombre del ban de ellos, con la colaboración de las amas
niño/a, pedían que fuera bautizado/a en caso de leche y las Hermanas del Huerto.
de que aún no lo estuviera), lo que constitu- En relación con las Damas de Caridad, el
yó una mínima decisión ante la imposibili- libro construye la trama institucional del
dad de poder tomar otro camino que no fuera Hogar desde sus orígenes, a través de los li-
la entrega. bros copiadores de cartas que registraron las
El destino de estos niños nacidos “bajo el reuniones y decisiones tomadas a lo largo del
signo de la fatal desgracia”, se resumía en la tiempo. La opción por los niños y niñas aban-
muerte, la adopción, la salida propia o la re- donados constituyó desde un principio la pre-
cuperación por parte de su familia. Con esta ocupación fundamental de las Damas y, desde
última, se cerraba un ciclo comenzado con el la certeza acerca de la necesidad de “socorro
abandono. La adopción, en cambio, era la res- del desvalido y la educación del huérfano”,
puesta a un abandono sin “señal” o con la ex- asumieron funciones públicas, que tal vez
plícita voluntad materna de desprenderse debieron haber preocupado al poder estatal.
definitivamente de la criatura. La vida de los En esa tarea no estuvieron solas, sino que
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construyeron redes de apoyo con otras ins- se la invaluable labor institucional para la con-
tituciones como iglesias o consulados, con servación de este archivo que se ha manteni-
particulares pudientes que colaboraron con do resguardado en cajas metálicas de galletitas
donaciones para la institución, con médicos Bagley.
que prestaban su desinteresada ayuda, las Entender cabalmente esas “señales” im-
amas de leche que criaban a los niños, conse- plica considerarlas en primer lugar, y de ma-
jeros varones de la sociedad rosarina, además nera amplia, en su significado jurídico,
de contar con la protección divina de los san- cultural, religioso y social; en segundo lugar,
tos a los que encomendaron a los niños. como un código de confianza establecido en-
Enfrentando enfermedades y epidemias, tre las Damas y las madres; en tercer lugar, y
sobrepasadas a veces por el número de huér- en el caso de las señales duplicadas, como
fanos recibidos, y con la ausencia de apoyo símbolos de la recuperación y el reencuentro
constante del Estado, las Damas junto a las entre el niño y su familia; en cuarto lugar,
Hermanas del Huerto mantuvieron intacto su como indicios de la nacionalidad de los pa-
generoso objetivo de ir “tras el vagido y el la- dres del bebé, de la situación social o econó-
mento llevados por la piedad, a salvar una mica de la madre, de la intención de
existencia y endulzar una agonía”. recuperación o no, de la fecha de nacimien-
Reconstruir la historia que vivieron estos to o de bautismo del niño. Todo esto, sin ol-
protagonistas es posible gracias a la preserva- vidar las diferentes motivaciones al
ción de esas “señales”, y el libro intenta justa- momento de escoger una señal como: tarje-
mente demostrar tas de parteras, cartones, trapos, cintas, fo-
tografías, estampitas, medallas, alhajas y
[…] que la señal articuló la decisión del cartas.
abandono por parte de los familiares, La iniciativa de las autoras ha sido funda-
la recepción de los bebés por parte de mental para valorar la recuperación de este
las religiosas, y la política de la entrega archivo y poder contar la historia del Hogar,
en adopción que tomaron las Damas de de las madres que a él confiaron la suerte de
Caridad. sus hijos, de esos niños abandonados en ma-
nos de las Hermanas, de las Damas que se hi-
Hay que mencionar, además, el valor de cieron cargo de su alimentación y educación
las imágenes que se incluyen en el libro y que y, además, relatar un aspecto poco conocido
enriquecen el análisis interpretativo, hacien- de la inmigración en Argentina.
do más tangible y sensible, la realidad recons- La obra, además de rescatar la importan-
truida, acercando la cocina del historiador al cia social y afectiva de esta institución, cons-
público más general. Tampoco debe olvidar- tituye un estímulo para realizar estudios
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CAROLINA PIAZZI
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caro_piazzi@yahoo.com.ar
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