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Las maldiciones, y los demonios que Satanás envía para activarlas, entran a
la persona por la puerta del pecado. Cada vez que alguien no obedece la
Palabra de Dios, hay una maldición relacionada con este acto rebelde.
"Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá
todo el pueblo: Amén" (Deuteronomio 27:26).
Hay pecados que muchos no consideran como tales. Por ejemplo, la ira.
Algunos dicen que la ira es solamente una emoción. Esto es cierto, pero si
una persona desobedece la Palabra en cuanto a la ira, abre la puerta para la
entrada de una maldición. "Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre
vuestro enojo, ni deis lugar al diablo" (Efesios 4:26-27).
"No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni
quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni
encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es
abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas
abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti. Perfecto
serás delante de Jehová tu Dios" (Deuteronomio 18:10-13)
"...porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los
padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
aborrecen" (Éxodo 20:5).
De estos dos pasajes vemos que las maldiciones pueden entrar en la línea de
sangre a causa de las prácticas de nuestros antepasados. Ahora, vamos a
cancelar estas maldiciones, y a ordenar que los demonios que obraban en
nosotros a causa de ellas, salgan de nosotros en el nombre de Jesús.
Los demonios, tal y como los he encontrado, demuestran una gran variedad
de trazos de carácter. Algunos son agresivos, violentos y sobrenaturalmente
fuertes. Otros son débiles, acobardados, incluso ridículos - características que
uno no esperaría encontrar en los ángeles, incluso cuando son caídos.
Déjame ilustrarlo con un caso concreto. Una mujer me había pedido que
acudiera para echar fuera los demonios de su marido. Tras haber orado con
él durante algún tiempo, él demostró señales de volverse violento. A estas
alturas su esposa me llevó a un lado y dijo: "En casa él me tira las sillas
encima".
¿Por qué no me dijo eso antes de pedirme para orar por él? Me dije a mí
mismo, ¡decidiendo no ponerme en una situación como esa otra vez!
Embarazosas.
Otra vez en Lucas 22:3-4 el escritor registra: "y entró Satanás en Judas...y
éste fue y habló con los principales sacerdotes, y con los jefes de la guardia,
de cómo se lo [a Jesús] entregaría". Esto no indica necesariamente que
Satanás entró en Judas en persona.
Anteriormente el escritor describe cómo Jesús sanó a una mujer que tenía la
espalda encorvada, expulsando un "espíritu de enfermedad" de ella (Lucas
13:11). Comentando sobre esto, Jesús describió a la mujer como "una hija de
Abraham, que Satanás había atado dieciocho años" (versículo 16). La causa
verdadera e inmediata del estado de la mujer era "un espíritu de
enfermedad", pero como ese espíritu era guiado y controlado por Satanás, su
actividad se atribuía al mismo Satanás. Jesús dijo que Satanás la había
"atado".
Una función especial de los daimons aparentemente era asignar a cada ser
humano el destino señalado por los theoi (los dioses en el nivel más alto).
Son dominados y dirigidos por los “dioses" que están en el nivel más alto.
Posiblemente, los theoi dirigían a los daimons, los cuales a su vez dirigían a
los daimonions.
Puede ser difícil para aquellos que piensan sólo en inglés formar una imagen
clara de esas tres órdenes de seres espirituales, porque al idioma inglés le
falta el vocabulario necesario. Un theos se traduce fácilmente por un "dios" y
un daimonion por un "demonio", pero no existe ninguna palabra inglesa
obvia para la categoría inmediata, un daimon. En este libro, he escogido usar
la forma transcrita daimon.
Es posible que las dos categorías de theoi y daimons se correspondan a lo
que Pablo llama en Efesios 6:12 "principados y potestades" ['gobernadores y
autoridades", NVI. Ambos aparentemente residen en "las regiones celestes".
Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos,
Los theoi, daimons y daimonions están unidos en una guerra sin tregua
contra la raza humana. Bajo el dominio de Satanás, trabajan juntos para
infringir a la humanidad toda forma posible de daño, engaño y tormento.
Supongamos por un momento que dos daimonions son espíritus que una vez
han ocupado los cuerpos de miembros de alguna raza pre-adámica que
llevaban una vida impía y pecaminosa. En su presente condición, con todo,
no tienen ninguna manera de dar expresión a las varias pasiones y lujurias y a
las emociones que desarrollaban en sus cuerpos anteriores. Se puede
concebir que ellos pudieran encontrar algún tipo de liberación vicaria,
viviendo sus lujurias, pasiones o emociones a través de cuerpos humanos.
Esto explicaría una característica dominante de los demonios: su intenso
deseo de habitar y obrar a través de la carne humana.
Considero que esta teoría del origen de los demonios es una hipótesis
posible, pero me satisface no seguirla más a fondo. Hay algunas cosas que
Dios mantiene secretas (véase Deuteronomio 29:29), y es ridículo intentar
husmear en Sus secretos
Es posible que ninguna de las dos teorías sobre los demonios sea correcta-
que no sean ni ángeles caídos ni espíritus incorpóreos de una raza anterior.
Sin embargo, nuestro concepto de los demonios tiene un efecto
Por otro lado, he tenido un cierto número de contactos con ángeles satánicos
a través de la oración intercesora y de la guerra espiritual, la cual podría ser
descrita de la mejor manera en las palabras de Pablo en Efesios 6:12:
"Porque no tenemos lucha contra sangre ni carne, sino contra...los
gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes".
1. Voluntad
2. Emoción
3. Intelecto
4. Conciencia de sí mismo
1. Voluntad
2. Emoción
"Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y
tiemblan" (Santiago 2:19). El temblar es una señal externa de intensa
emoción. Como he dicho, en algunas ocasiones he visto a una persona
endemoniada, al ser confrontada con la autoridad de Cristo, empezar a
temblar violentamente. Esta puede ser una manifestación externa del miedo
del demonio en el interior.
3. Intelecto
4. Conciencia de sí mismo
Los demonios promueven la rebelión contra Dios entre los hombres. Cuando
Satanás dijo: «Seré semejante al Altísimo», introdujo entre los ángeles una
filosofía centrada en la criatura (Is 14.14; Ez 28.16, 18). Y vino al hombre con
la misma mentira: «Seréis como Dios» (hebreo, elohím, poderoso o
poderosos). Los resultados fueron idénticos: culpa, muerte y degradación. El
anticristo de Satanás será el epítome de la rebelión, ((el hombre de pecado...
haciéndose pasar por Dios» (2 Ts 2.3-4). Él reunirá a los hombres para hacer
la guerra contra Dios y Cristo en la tribulación (Ap 16.14), después de ser
liberado de su prisión milenial (Ap 20.7-9).
OPRIMEN A LA HUMANIDAD
A veces, los demonios afligen a los hombres usando la naturaleza (Job 1.12-
19; 2.7). Para degradar al hombre hecho a la imagen de Dios, los llevan a
filosofías humanistas centradas en la criatura (Ro 1.18-32; Ef2.1-3). Y esto
conduce a la perversión y corrupción de los poderes dados por Dios en la
religión, la sociedad y el sexo.
Las fuerzas malignas de Satanás son lanzadas contra el creyente para tratar
de llevar a cabo sus planes (Ef6.10-1.1). Atacan su confianza en Dios y en su
Palabra (Mt 16.22-23; 1 Ti 4.1). Lo tientan para que peque (l Cr 21.1-8; Ap
2.12-14). Promueven la inmoralidad (l Co 7.2, 5). Les encanta destruir los
matrimonios cristianos. Pueden provocar enfermedades físicas (Job 2.7-9; 2
Co 12.7).
Dios puede usar los poderes de los demonios para corregir las deserciones (1
Ti 1.19-20) o la inmoralidad (l Co 5.1-5). Mediante las dificultades infligidas
por ellos, los creyentes pueden crecer en discernimiento Oob 40.1-3; 42.1-6)
y aprender a confiar en Dios más ampliamente (2 Co 12.7).
Dios ha usado a los demonios para derrotar a los impíos. Probablemente los
haya empleado como «un ejército de ángeles destructores » «(una
delegación de ángeles malos», dicen otras versiones) para que juzgaran a
Egipto. Dios juzgó a Acab y decretó su muerte permitiendo que lo guiara un
espíritu de mentira en boca de un falso profeta (l R 22.20-38).