June 2 - December 30 2 junio - 30 diciembre

Fuera de control.
Informes sobre la bomba atómica
una película de Beatriz Caravaggio

Out of Control.
Reports on the Atomic Bomb
a film by Beatriz Caravaggio

Fundación BBVA
Sala MULTIVERSO
Palacio del Marqués de Salamanca. Paseo de Recoletos, 10. 28001 Madrid

10:00 - 21:00. Lunes a domingo (incluidos festivos) 10:00 - 21:00. Monday to Sunday (including public holidays)
ENTRADA LIBRE AFORO LIMITADO FREE ADMISSION LIMITED CAPACITY
 Una imagen ensuciada Según Arturo Colorado, Indalecio
Prieto y Juan Negrín intentaron sin éxito llegar a un acuerdo
con el Gobierno de Franco para devolver lo que tenían en su
poder a cambio de que el nuevo régimen aceptase el regreso a
historia

IGLESIA DEL MONASTERIO DE

PEDRALBES OCUPADA POR
CAJAS DE BIENES ARTÍSTICOS
DURANTE LA GUERRA CIVIL.
INSTITUT AMATLLER D’ART HISPÀNIC

4 LALECTURA
España de exiliados sin delitos políticos. Un gesto que, sin
duda, habría ayudado a lavar la imagen de ambos políticos,
insistentemente atacados por la propaganda franquista
en una campaña que se alargaría durante 40 años
El arte
robado
que se
disputaron
Prieto
y Negrín
Una investigación arroja luz
sobre la misteriosa carga del
yate ‘Vita’, que trasladó a Méxi-
co tesoros confiscados por los
republicanos durante la guerra
Si no fuese porque supone uno
de los episodios más negros en
la historia del fatal destino de
nuestro patrimonio artístico, la
aventura del yate Vita, al final de
la Guerra Civil española, tiene
todos los elementos para ser una
magnífica novela bélica de intri-
ga y traición: un acuerdo inter-
nacional firmado a la luz de los
faros de un coche, bajo el man-
to de oscuridad que dejaron las
bombas, para salvar aparente-
mente algunas de las obras más
importantes de la historia del ar-
te; el informe de un agente se-
creto mexicano que describe la
llegada a su país de un misterio-
so barco cargado con un fabulo-
so tesoro, y, por último, la lucha
a muerte entre Juan Negrín e In-
dalecio Prieto, dos políticos del
mismo partido, el PSOE, capa-
ces de todo por mantener el con-
trol del Gobierno republicano en
el exilio. Personajes santificados
en las narraciones convenciona-
les cuyo arco dramático los trans-
formaría de héroes vencidos en
avaros villanos.
Pero no es una novela. Es
una investigación del historia-
dor Arturo Colorado Castellary,
catedrático emérito de la Uni-
versidad Complutense de Ma-
drid. En concreto, el cuarto li-
bro de la serie que ha dedicado
al destino del patrimonio artís-
tico y cultural español durante
la Guerra Civil. Porque Arte y
Caja de Reparaciones viene
precedido de Éxodo y exilio del
arte (2008), Arte, revancha y
propaganda (2018) y Arte, bo-
tín de guerra (2021), todos ellos
editados por Cátedra, y en los
que se analiza de forma precisa
(hasta donde permiten los do-
cumentos) qué sucedió con los
bienes artísticos españoles du-
rante el conflicto fratricida.
Desde la destrucción del arte
religioso por parte de las mili-
cias republicanas o la salida de
las obras del Museo del Prado
(que el Gobierno transportaba
consigo como garantía de segu-
ridad en los sucesivos cambios
de sede, de Madrid a Valencia y
de ahí a Barcelona), hasta las
piezas que se apropiaron am-
bos bandos, algunas de las cuá-
les aún busca su legítimo due-
por MARIO ño. Y otras que, como se ha pu-
CANAL blicado recientemente, han
parecido en los fondos del Mu-
seo del Prado y cuyo origen
fueron, por un lado, las requi-
sas franquistas al final de la
Guerra, pero también las que
llevó a cabo la República a tra-
vés de la Caja de Reparaciones.
Confiscaciones. Al poco de
iniciarse la contienda, el Gobier-
no de la República creó dos ins-
tituciones para velar por la con-
servación de las principales obras
de arte, en peligro por los cons-
tantes bombardeos. La primera,
el 1 de agosto de 1936, fue la Jun-
ta de Incautación y Protección
del Tesoro Artístico, dependien-
te del Ministerio de Educación y
Bellas Artes (dirigido por Jesús
Hernández, del PCE), que ges-
tionó hasta el final de la guerra
el pintor Timoteo Pérez Rubio.
Esta Junta se ocupó de proteger
principalmente las obras del Mu-
seo del Prado. La segunda de las
instituciones fue la Caja de Re-
paraciones, cuyos fines eran me-
nos altruistas. Dependiente del
Ministerio de Hacienda (enton-
ces en manos de Juan Negrín),
fue creada el 23 de septiembre
de 1936 con el objetivo de apro-
piarse de los bienes «con cargo
a la responsabilidad civil de los
que han tenido participación di-
recta o indirecta con el movimien-
to rebelde». Es decir, una incau-
tación punitiva a los sublevados
y a quienes les apoyaban.
«La Caja buscaba y requisaba
los bienes de los sediciosos que
habían provocado el golpe de
Estado para con ellos poder
afrontar los quebrantos econó-
micos provocados por la Guerra
Civil», señala Arturo Colorado.
La Caja de Reparaciones tenía
sedes en todas las provincias
bajo control republicano.
Mina de talco. Cuando el ase-
dio a Madrid avanzaba, una gran
parte de estos bienes incautados
acompañaron al Gobierno de la
República en su periplo por Va-
lencia y Barcelona (junto con el
Gobierno de la República), y se
añadieron a los 71 camiones que
contenían las principales obras
de arte patrimoniales reunidas
por la Junta del Tesoro Artístico.
La expedición recaló final-
mente en una mina de talco en
el pueblo de La Vajol, en el alto
Ampurdán. Era febrero de
1939, en plena retirada. «Me-
diante la intervención extranje-
ra», narra Colorado, «se forma
un comité internacional de mu-
seos del mundo democrático y
las obras de arte son evacuadas
a Ginebra. Sucedió después de
dos días de negociaciones por-
que al principio el Gobierno de
Negrín se negaba a entregar las
obras si no se añadía una cláu-
sula que asegurara su regreso a
España».
Sin embargo, el botín corres-
pondiente a la Caja de Repara-
ciones –«con la excepción de 85
obras de gran valor artístico»
que también fueron a Suiza– se
dirigió hacia el puerto francés
de Le Havre, con destino a Mé-
xico a bordo del Vita.
La investigación de Colora-
LALECTURA 5

historia
do se centra en saber si entre
el dinero en metálico, los lingo-
tes de oro, las joyas y los obje-
tos preciosos de ese fondo que
fue embarcado en el Vita se co-
laron también obras de arte
mayores. La conclusión es que
no existen evidencias de que
eso sucediera, Pero nunca se
sabrá con exactitud el conteni-
do del cargamento, ya que las
autoridades republicanas no hi-
cieron ninguna relación ni al
salir de Francia ni al llegar a
México: «El único inventario
que se conoce es el de Amaro
del Rosal [miembro del PSOE y
responsable de la Caja de Repa-
raciones hasta casi el final de la
A LA IZQDA..,
JUAN NEGRÍN.
A LA DCHA.,
INDALECIO
PRIETO. SOBRE
ESTAS LÍNEAS,
EL ‘VITA’, EN EL
QUE LA
REPÚBLICA
LLEVÓ EL ARTE
INCAUTAD0 .
ARCHIVO
Guerra], que parece que no tu-
vo nada que ver con el conteni-
do real del yate Vita», señala
Colorado. Ese listado, sugiere,
habría sido exagerado por el
propio Del Rosal, un negrinista
que sólo buscaba desacreditar a
Indalecio Prieto, que ya estaba
en México y se hizo con el botín
del Vita una vez que el barco
atracó en la ciudad de Tampico
el 30 de marzo de 1939.
Un barco misterioso. «A las
19:30 minutos, encontrándose
ya el tren listo para partir, al ca-
rro Chadrón [el vagón especial
6 LALECTURA
De peso Sobre el contenido del yate –62 metros de
eslora y 9 de manga– solo hay un dato fehaciente: al
ser vaciado, la línea de flotación varió “2.5 pies [76
cm.], lo que indica el importante peso del cargamento”
de pasajeros del convoy ferro- documentación visual del atra- LUCHAS
viario que sacaría el cargamen- que. Tampoco hubo inspeccio- INTESTINAS
to del puerto de Tampico] llega- nes de aduanas, ni siquiera sa- DE LA
ron rápidamente tres españoles, nitarias. REPÚBLICA
uno de ellos con anteojos oscu- La ausencia de información “Cuando se
ros y boina vasca, de estatura ba- despertó numerosas fábulas en constituye el
ja, robusto». El agente especial la prensa local, que especulaba Gobierno de la
José Odriozola, de la Dirección erróneamente con la llegada de República en el
General de Investigaciones Po- Azaña o del lehendakari vasco, exilio en el 45,
líticas y Sociales de México, no José Antonio Aguirre. Sí está dirigido por
José Giral”,
sabe que está describiendo a In- acreditada la presencia de Enri- cuenta Colora-
dalecio Prieto. El poderoso polí- que Puente, guardaespaldas de do, “reclama
tico socialista, ministro de De- Indalecio Prieto, encargado de tanto a Prieto
fensa durante la guerra, compe- seguridad del envío y jefe de La como a Negrín
tiría con Juan Negrín –último je- Motorizada, la milicia socialista el estado de
fe del Ejecutivo de la Segunda responsable del asesinato de Jo- cuentas”, lo
República, nombrado por el pre- sé Calvo Sotelo el 13 de julio de que cada uno
sidente Azaña– por el control del 1936, que precipitó el inicio de había gestio-
Gobierno republicano en el exi- la Guerra Civil.
nado con sus
organismos de
la ayuda al
Opacidad. El his- exilio: el
toriador Francisco Servicio de
Gracia Alonso, que Evacuación de
publicó junto a Glo- Refugiados
ria Munilla El tesoro Españoles
del Vita –editado por (SERE), bajo la
la Universidad de Bar- dirección de
Negrín, y la
celona en 2014–, ase- Junta de
gura que el número Auxilio a los
de bultos «que indica Republicanos
Amaro del Rosal en Españoles
su inventario no con- (JARE), creada
cuerda con los que in- también en
dica el capitán del Francia, pero
barco, ni con los que en manos de
son descargados en
Prieto. “Prieto
se niega a
el puerto de Tampi- entregarlo
co, ni con el número hasta que el
de bultos que luego Gobierno de la
se llevan a la casa al- República
quilada de Indalecio –formado tras
Prieto». años de luchas
La carga va men- internas entre
guando hasta que no los partidos de
izquierda y
queda registro algu- nacionalistas–
no de lo que conte- no avale aprio-
lio. Contra la voluntad de Negrín, nía. «Prieto se dedica a desmon- rísticamente
que deseaba también instrumen- tar las joyas. Funde los metales y su gestión”, re-
talizar esa fortuna, Prieto se apo- los vende al Banco de México», lata Gracia. Es
dera del cargamento del Vita en explica Arturo Colorado, que decir, validarlo
connivencia con el presidente también ha probado ventas de sin conocer los
mexicano, Lázaro Cárdenas. algunos objetos en EEUU: esto números. “Gi-
El documento inédito del llevó a que el Gobierno mexica-
ral no aceptó”
agente mexicano, recientemen- no terminara incautándose, en
te desclasificado y que Antonio diciembre de 1940, de los bienes
Colorado ha localizado durante que quedaban del Vita y que ad-
su investigación en aquel país, ministraba la Junta de Auxilio a
es la única prueba de lo que su- los Republicanos Españoles (JA-
cedió a la llegada del Vita. Sa- RE), organismo que dependía
biendo que su cargamento ayu- de Prieto –frente al Servicio de
daría a sanear las malogradas Evacuación de Refugiados Espa-
arcas mexicanas, el Gobierno ñoles (SERE), controlado por
de Cárdenas prohibió cualquier Negrín–.
 historia
«Indalecio Prieto se despres-
tigió totalmente por ese tema.
Jamás, que yo sepa, dio cuenta
de los bienes de los que se había
apropiado y que representaban
un enorme poder económico y
político», asegura Colorado. «No
fue un proceso todo lo transpa-
rente que tendría que haber si-
do», coincide Francisco Gracia,
que además subraya el carácter
ilícito de las ventas que llevaron
a cabo tanto Prieto en México
como Negrín en Francia.
Negocios fallidos. Prieto au-
menta su tesorería «con ingresos
alternativos, movilizando algu-
nos fondos que la República te-
nía en América e incluso vendien-
do el yate», añade Gracia. «En
dólares de la época y partir de la
contabilidad que se realiza en
1942, el total estimado que acu-
muló Indalecio Prieto fue de
www.escenariopatrimoniocyl.es
5.303.281,49», precisa el investi-
gador y profesor, que llegó a ese
cálculo cruzando la contabilidad
de tres dirigentes de la JARE y el
Banco de México. «Es una bar-
baridad, que aún sería mayor por-
que hay que tener en cuenta que
las conversiones y la desapari-
ción de los objetos no tuvo en
cuenta su valía artística». Con ese
dinero, Prieto inicia una serie de
negocios e inversiones que fra-
casaron estrepitosamente «no
tanto por corrupción como por
mala gestión», y dedica otra par-
te a ayudar a los exiliados en Fran-
cia y México. Pero no a todos.
«La forma en la que se distri-
buyeron las ayudas fue secta-
ria», asegura Gracia. «Los
miembros de la JARE básica-
mente ayudaron a republicanos
liberales y socialistas», dejando
fuera del reparto «a comunistas
y anarquistas». Se conservan
Escenario
Patrimonio
DE CASTILLA Y LEÓN
numerosas cartas de en las que
los exiliados rogaban ayuda.
«Las peticiones eran del tipo: ne-
cesito ponerme un diente, nece-
sito unas gafas, necesito pagar
un mes de la habitación de la
pensión porque he pedido el tra-
bajo. Era pura supervivencia».
La investigación de Arturo
Colorado recoge también la ges-
ARTURO tión que hizo el franquismo de la
COLORADO Caja de Reparaciones que que-
CASTELLARY
ARTE Y CAJA DE dó en España y sus intentos por
REPARACIONES recuperar lo que se extrajo del
Cátedra. 256 país, que ha tratado en otros tra-
páginas. 21,95 E bajos anteriores. El libro reseña
Ebook: 15,49 E listados de obras y su destino:
desde las restituciones al alma-
cenamiento, en el Ministerio de
Hacienda, de joyas y bienes sun-
tuarios, pasando por el desvío de
valiosas obras a personas que
no eran sus legítimos dueños, y
que hoy se hallan en para-
dero desconocido.
III Festival
2023
LALECTURA 7
 patrimonio
UN ABANICO CAJA
La madrileña Isabel de Parrazar
presentó una solicitud para registrar
este abanico con caja plegable.
La historia de
España a través
de sus inventos
Creado en 1824, el Archivo de la Oficina
Española de Patentes y Marcas ofrece un
recorrido por los avances científicos e indus-
triales que permitieron la modernización del país
por Considerado por los historiado-
FERNANDO res como nuestro Leonardo par-
PALMERO ticular, Jerónimo de Ayanz y
Beaumont (1553-1613) fue uno
de los principales inventores es-
pañoles. A él se deben importan-
tes desarrollos de los molinos de
viento, de sistemas de ventila-
ción y extracción de aguas para
las minas, pero, sobre todo, de la
primera máquina de vapor del
mundo, que no fue británica si-
no española y registrada casi un
siglo antes, en 1606. También
llegó a diseñar un traje de in-
mersión para bucear (que probó
en el Pisuerga, ante la corte de
Felipe III) e incluso un submari-
no, pero ese hito está atribuido
8 LALECTURA
al riojano Cosme García Sáez
(1818-1874), que puso en prácti-
ca un prototipo en el puerto de
Alicante en 1860, es decir, 28
años antes de que lo hiciera el
cartagenero Isaac Peral, quien
además de la estructura de ace-
ro registró siete patentes relacio-
nadas con su invento, como un
acumulador eléctrico del motor
o un proyector de luz.
De todo esto, y de mucho
más, guarda memoria la Oficina
Española de Patentes y Marcas
(OEPM), que custodia uno de
los archivos más curiosos y más
completos de la Administración
Española, a cargo del cual se
encuentra Eduardo Rodríguez
PRIMER PRIVILEGIO REAL
Fue concedido en 1478 por
Isabel la Católica a su
médico, Pedro Azlor.
Álvarez. Entusiasta como pocos,
Rodríguez Álvarez conoce todos
los rincones, documentos y lega-
jos de este archivo (cuya catalo-
gación, estudio y digitalización
lleva años impulsando la OEPM
–ahora con Aida Fernández al
frente– con la colaboración de la
Universidad Autónoma de Ma-
drid). En su fondo están las soli-
citudes de patentes en España
de Gustave Eiffel, Nikola Tesla
o las nueve que Thomas Alva
Edison registró para proteger su
 PRIMERA PATENTE CAMPANA DE BUCEO
El 27 de marzo de 1826 el francés Privilegio concedido al buzo de la
Jean-Marie La Perriere registró un Real Armada Don Gregorio
nuevo molino movido a brazo. Rodríguez de Olmedo, en 1828.

bombilla eléctrica de incan-

descencia. Pero además, de
inventores españoles como
el ingeniero Leonardo To-
rres Quevedo (1852-
1936), un precursor de
los transbordadores
aéreos, los dirigibles,
el control remoto o la
cibernética.Tam-
bién, por supuesto, se
conservan las 18 patentes de
Juan de la Cierva (1895-1936),
inventor del autogiro (funda-
mental para el posterior desa-
rrollo de los helicópteros); las
patentes del Talgo, el novedoso
tren articulado fabricado en
1942 con aluminio, sin necesi-
dad de remaches ni tornillos y
que podía tomar curvas a gran
velocidad, patentado por Ale-
jandro Goicoechea; o la más
rentable de todas las registra-
das en España, obtenida por el
CSIC a instancias de la bioquí-
mica Margarita Salas, que pro-
tege una proteína, la DNA po-
limerasa, gracias a la cual es
posible amplificar ADN a par-
tir de cantidades muy peque-
ñas, y que ha proporcionado al
CSIC, desde 2003, cuatro mi-
llones de euros.

UNA BARAJA NUEVA

Liberalismo económico. Y
Patente concedida a es que, como recuerda Rodrí-
D. Roberto Chanony guez Álvarez, «si queremos que
para mejorar los la tecnología avance, tenemos
naipes, de 1872.
que proteger a los inventores».
Algo que tuvo muy presente el
joven régimen liberal que empe-
zaba a configurarse en España
tras la Guerra de la Indepen-
dencia contra los franceses.
Aunque la concesión de
Reales Privilegios de Inven-
ción es una práctica que
se remonta a principios
del siglo XV (en Espa-
ña, el primero es el
que concede en Sevi-
lla, en 1478, Isabel la
Católica a su médico, el
doctor Azlor, por un sistema de
molienda), y que la Real Junta
MEJORAR General de Comercio (impulsa-
LOS GLOBOS da por el duque de Medinaceli
En 1858, D.
Inocencio en 1679) o el Real Gabinete de
Sánchez Máquinas del Buen Retiro (diri-
patentó un gido por el ingeniero Agustín de
sistema para
dar dirección Betancourt desde 1778) son dos
a los globos. instituciones creadas para la

LALECTURA 9
 Madrid, registra-
ron en 1897 una
patente para un
patrimonio “pan reconstitu-
yente”, que incluía
ingredientes
como el glicero-
fosfato de cal y de
hierro. También
Jardiel Poncela
aprovechó sus
protección de los inventores, conocimientos consultar las 700 patentes de la
hay que esperar hasta 1811
del mundo de la Ford (entre nuevos modelos y
escena para idear
–cuando aún reinaba José Bona- una maquinaria diferentes elementos de perfec-
parte– para encontrarnos con la teatral que permi- cionamiento), pero también los
primera Ley de Patentes. Pero tía la traslación de las españolas Hispano-Suiza,
sobre todo, al apartado 5 del ar- DE LOS y el cambio de fundada en Barcelona y que, an-
tículo 335 de la Constitución de HERMANOS múltiples escena- tes de introducirse en el sector
1812, donde se especifica: «To- BAROJA A rios, lo que redun- armamentístico, fabricaba los
cará a las diputaciones: Promo- ARTURO BAREA daba en un mayor mejores motores de explosión
ver la educación de la juventud dinamismo de la de su tiempo, y los prototipos de
El registro de obra. Relacionado
conforme a los planes aproba- inventos no es también con el la casa Barreiros, propiedad del
dos, y fomentar la agricultura, la cosa únicamente teatro, el pintor empresario gallego Eduardo Ba-
industria y el comercio, prote- de ingenieros e y diseñador de rreiros y especializada en moto-
giendo a los inventores de nue- industriales, sino vestuario Mariano res diesel, en camiones, autoca-
vos descubrimientos en cual- también de Fortuny Madrazo res y utilitarios tan populares co-
quiera de estos ramos». muchos creado- patentó en 1901 un mo el Dodge Dart y el Simca
res. Durante el revolucionario 1.000, a partir de licencias de la
Empresas e industria. Du- tiempo que Arturo sistema de ilumi- Chrysler norteamericana.
Barea trabajó nación eléctrica.
rante el Trienio Liberal se pro- como examinador Por último, el edi-
mulgó un decreto sobre Certifi- de patentes en la tor y pedagogo La vida cotidiana. Las paten-
cados de Invención, Mejora e In- década de los años Saturnino Calleja, tes, sin embargo, no son obra
troducción y, en 1826, el Real 20 del pasado que fundó en exclusiva de la industria. Mu-
Decreto de Privilegios Exclusi- siglo (experiencia Madrid una edito- chos de los inventos van dirigi-
vos de Invención e Introducción, que queda refleja- rial que llegó a dos a la mejora de la vida coti-
gracias al cual el 26 de marzo de da en ‘La forja de producir más de diana y gracias a los avances
ese mismo año se registraba ya un rebelde’), 3.000 libros (la científicos se puede observar la
la primera patente a cargo de aprovechó para mayoría cuentos evolución de las costumbres.
registrar tres infantiles, de ahí la
Jean-Marie La Perriere, antiguo ideas, entre ellas expresión popular Así, encontramos originales di-
intendente de víveres del ejérci- un envase para “tener más cuento seños de muebles (como mesas
to de Napoleón, que inventó un pasta dentífrica. que Calleja”) con- plegables), de cocinas (de car-
molino movido a brazo. Desde Por su parte, los siguió cinco bón hasta la vitro y la induc-
entonces, con diferentes deno- hermanos Baroja patentes, entre ción), de botiquines para las me-
minaciones, las patentes y las (Pío y Ricardo), ellas un método de dicinas, colchones de muelles,
marcas (a partir de un decreto que habían regen- encuadernación camas articuladas, los primeros
de 1850) han estado protegidas tado una panade- y un manual para teléfonos, las más primitivas ne-
en nuestro país.
ría familiar en enseñar a leer veras o incluso aparatos de gim-
A través del archivo, como nasia, como las poleas patenta-
ha recordado el profe- das en 1886 por el entrenador
ARTURO BAREA
sor Patricio Sáiz, se A finales de los años José Sánchez González, antece-
puede seguir la histo- 20, registró un diseño dentes de los aparatos de fitness;
ria económica de Espa- para envases de pasta un abanico caja que permitía
dentífrica con
ña, mediante los regis- “vaciamiento plegarlo para llevarlo con mayor
tros realizados por em- progresivo a voluntad”. comodidad; la fregona, cuyos
presas internacionales y modelos de 1957 y 1964 patenta-
españolas. De las prime- dos por el ingeniero riojano Ma-
ras, cabe destacar a la fa- nuel Jalón Corominas fueron los
milia Krupp, representan- más populares, pero de la que
te del capitalismo renano, existe un modelo ya en 1901; o
que entre 1863 y 1940 regis- del Chupa-Chups, del que hay
tró más de 800 patentes rela- una gran variedad de patentes,
cionadas con la producción una de las cuales fue la del fabri-
de acero, con la minería y cante de caramelos José Segura
también con el armamento. O Martínez, en 1919.
la holandesa Philips, que sólo En total, más de seis kilóme-
en nuestro país patentó 6.500 in- JARDIEL tros lineales de documentos en-
ventos e innovaciones, entre los PONCELA tre los que se encuentran los
En 1948, el
cuales se encuentran la lámpara escritor aproximadamente 2.500 guio-
de argón (1915), la máquina patentó un nes de películas –obligadas a pa-
eléctrica de afeitar (1936), un nuevo sistema sar por el registro antes de su
de maquinaria
sistema de lectura láser (1978), escénico- proyección comercial–, miles de
o el disco compacto (1983). teatral. fotos de rodajes e incluso las
En el campo de la automo- partituras musicales utili-
ción, en el archivo se pueden zadas en ellas.

10 LALECTURA
 perfiles
HETERODOXOS
LATINOAMERICANOS
por Ricardo
Cayuela Gally
Emir Rodríguez
Monegal, la voz
de la crítica
La crítica es crucial para la salud de la
literatura. Separa la paja del trigo, dis-
cute el canon y establece vasos comu-
nicantes entre autores, generaciones,
tradiciones y lenguas. Sin crítica, la li-
teratura es sólo una sucesión de auto-
res-islas y no el mapa de un archipié-
lago cultural. En Latinoamérica, los me-
jores críticos han sido también autores,
como Alfonso Reyes u Octavio Paz. La
presencia del crítico profesional, como
en el mundo anglosajón, a lo Edmund
Wilson o Cyril Connolly, es aún rara.
Una notable excepción
fue la del dominicano Pe-
dro Henríquez Ureña.
Otra, igualmente notable,
la del uruguayo Emir Ro-
dríguez Monegal.
Pese al despiste que
provoca su nombre, Emir
Rodríguez Monegal no
era descendiente de ára-
bes, como tantos sudame-
ricanos. Vascos, catala-
nes, gallegos y andaluces
se dan cita en su árbol ge-
nealógico. La mitología
familiar se dividía entre
Melo, lugar de nacimien-
to en 1921 y seno de su
familia materna, tierra de
gauchos, y Corumbá, en
EL ESCRITOR URUGUAYO, EN UNA FOTO DE ARCHIVO. E. M.
Brasil, enclave selvático
en la frontera con Bolivia
y lugar de su familia paterna. Cuando
Emir era muy pequeño, su familia se
trasladó a Montevideo. Ser un niño en-
fermizo y casi mudo (un nódulo ino-
perable en la laringe, que expulsó an-
tes de la pubertad, hacía inaudible su
voz) le hizo rehuir la educación formal
hasta su ingreso en el liceo, pero no lo-
graba echar raíces. Su padre quería
vengar una afrenta familiar y triunfar
en Brasil, su tierra natal. Su infancia
era un humillante peregrinar entre Río
de Janeiro y Montevideo, ciudad a la
que regresaban sus padres forzados
por el dinero. Cansado de ese vaivén,
decidió quedarse en Montevideo a fi-
nalizar su bachillerato, lo que le costó
la separación de sus padres a una edad
temprana.
Lector compulsivo desde chico, no
es de extrañar que entrara muy joven
a la mítica revista Marcha, de Carlos
Quijano, donde trabajaría como editor
de cultura una década y media, entre
1944 y 1959. Su puesto lo ocuparía des-
pués Ángel Rama, el otro gran crítico
uruguayo del siglo XX, cuya rivalidad
ideológica atraviesa la vida intelectual
de ambos: Rodríguez Monegal, un li-
beral escéptico a la británica; Rama,
un jacobino a la cubana. Ni siquiera el
rechazo de ambos al autogolpe de Bor-
daberry los unió. Si acaso los separó
más. La Generación del 45, bautizada
por Rodríguez Monegal, se completa
con Juan Carlos Onetti, Mario Bene-
detti y dos magníficas poetas: Ida Vi-
tale, que en noviembre cumple cien
años, e Idea Vilariño.
En 1959, Emir deja el Uruguay y no
regresará nunca. Lleva en sus alforjas
una cultura literaria en tres lenguas (es-
pañol, portugués y francés) y una inci-
piente amistad con Borges, por el que
sentía devoción y que culminaría mu-
chos años después con una formidable
biografía. A principios de la década de
los sesenta hizo su doctorado en Ingla-
terra y luego, a finales, se trasladó al con-
vulso París. Ahí, Rodríguez Monegal
fundó la revista Mundo Nuevo, clave pa-
ra difundir la nueva literatura latinoame-
ricana y rival de la revista de Casa de las
Américas de Cuba. La aventura de Mun-
do Nuevo terminó abruptamente cuan-
do se reveló desde La Habana que el di-
nero que la hacía posible venía de la Fun-
dación Ford. Era el apogeo de la Guerra
Fría. Después de París, Rodríguez Mo-
negal inició una brillante carrera de scho-
lar en diversas universidades norteame-
ricanas, para culminar su carrera aca-
démica en Yale.
Cuando le descubrieron un cáncer
incurable, decidió estoicamente dedi-
car el resto de su energía a escribir sus
memorias. Pensadas como un conjun-
to de cinco libros, bajo el título genéri-
co de Las formas de la memoria, sólo
alcanzó a escribir el primer volumen,
Los Magos, que se publi-
caría en Editorial Vuelta
de manera póstuma. Re-
trato descarnado y tierno
a la vez de su vida fami-
liar, marcada por las lar-
gas ausencias del padre,
la sórdida iniciación se-
xual y el descubrimiento
de la literatura y el cine,
el libro recuerda por mo-
mentos a Proust, pero con
humor criollo.
Rodríguez Monegal
veía la literatura en espa-
ñol como una unidad, más
allá de la nacionalidad de
sus autores. También su-
po leer a los clásicos lati-
noamericanos como mo-
dernos y detectar en los
nuevos escritores a los
futuros clásicos. Sus estudios de Rodó,
Onetti, Quiroga, Bello, Neruda, Borges
y tantos otros autores, son ineludibles.
Impulsor del Boom, al que le dedicó uno
de los primeros libros, difusor de la li-
teratura brasileña, amigo de Haroldo
de Campos y colaborador de Octavio
Paz en Plural y Vuelta, Rodríguez Mo-
negal fue un defensor de la libertad en
la cultura, un difusor incansable de las
letras hispanoportuguesas en el mun-
do y un erudito con buena prosa. Su
obra es la mejor brújula para en-
tender nuestra cultura.
LALECTURA 11
 historia
‘Fiesta y tragedia’:
el último día de
vida de un español
del Siglo de Oro
En su último ensayo, el historiador
Enrique Martínez Ruiz ofrece una
panorámica insólita de la España del
XVII, “una sociedad que palpita, sufre,
se divierte, delinque, peca, reza y muere”
Imaginemos el último día de un
español en Madrid alrededor de
1600. A sus 46 años es ya viejo,
el último superviviente de seis
hermanos, la mitad de los cua-
les murió antes de llegar a la edad
adulta y los otros dos en las gue-
rras en las que el Imperio Espa-
ñol se bate de uno al otro lado
del mundo. Hace años dejó a su
familia en el pueblo y llegó a la
Corte a la búsqueda de preben-
das reales, pero otros muchos
tuvieron la misma idea, no hu-
bo suerte y, desde entonces, mal-
vive nadie sabe muy bien cómo.
Hoy, día de Carnaval, se ha le-
vantado temprano, ha desayu-
nado naranjada y aguardiente y
ha salido como cada mañana a
ver qué se cuece en los tres men-
tideros de la capital, el de las lo-
sas de Palacio, el de las gradas
de San Felipe y el de represen-
tantes. Contará después lo que
escuche en la taberna mientras
almuerza la sempiterna olla po-
drida. Al atardecer bailará y be-
berá sin medida, enmascarado,
en las sucias callejuelas de una
ciudad de fiesta, y los excesos
acabarán con él al final del día.
Le enterrarán en una fosa co-
mún extramuros de la ciudad.
Nadie le recordará.
La vida cotidiana en los si-
glos XVI y XVII se despliega
con todas sus grandezas y mi-
serias en el último libro de En-
rique Martínez Ruiz, catedráti-
co de Historia Moderna de la
12 LALECTURA
Universidad Complutense de
Madrid: Fiesta y tragedia. Vivir
y morir en la España del siglo
de oro (La Esfera de los Libros).
Se trata de una panorámica
insólita que muestra a los espa-
ñoles de entonces en todas sus
vertientes, cómo eran, dónde vi-
vían, qué comían y bebían, en
qué creían, cuál era su actitud
respecto al poder, al dinero, al
sexo o a la muerte. Y, especial-
mente, cómo se liberaban del
corsé de una religiosidad asfi-
xiante en esas fiestas populares
donde la transgresión servía de
válvula de escape.
El llamado Siglo de Oro dura
en realidad casi dos, desde el
descubrimiento de América en
1492 hasta tal vez 1681, cuando
muere Calderón de la Barca, úl-
timo representante de una ex-
cepcional floración de escrito-
res y artistas –Cervantes, Lope
de Vega, Góngora, Quevedo,
Velázquez...– que alcanza su es-
plendor al tiempo que los can-
diles de la Monarquía Hispáni-
ca comienzan a apagarse.
¿Decadencia? Durante mu-
cho tiempo así se describió, pe-
ro Martínez Ruiz no lo ve tan
claro. «Cuando afirmamos que
el esplendor del XVI decae en
el XVII debemos mirar al resto
de los países de nuestro entor-
no, que pasan por vicisitudes
parecidas. Olvidamos que el im-
perio español se mantuvo prác-
ticamente incólume, perdiendo
por DANIEL sólo zonas fronterizas cuando
ARJONA empieza la expansión francesa
y pasamos por alto además la
orilla americana, donde se alza-
ban entonces algunas de las
mayores urbes del mundo, co-
mo México. Quienes discutían
sobre esto entonces hablaban
de ‘mudanza de los tiempos’,
pero nunca de decadencia. La
decadencia es una invención de
la historiografía francesa, nues-
tro gran enemigo de entonces».
Fiesta y transgresión. Los
hombres y mujeres del Siglo de
Oro vivían en una sociedad es-
tamental y muy religiosa, sin
movilidad social, temerosos de
la Inquisición y de las llamas
del infierno. Así, la transgresión
que permite darle la vuelta al
mundo y que se hace carne en
las fiestas populares aparece
como un necesario desahogo
en muchas ocasiones tolerado,
aunque no admitido, por los po-
ENRIQUE deres fácticos. Era entonces
MARTÍNEZ cuando se desataban los instin-
RUIZ
FIESTA tos reprimidos y prendían la
Y TRAGEDIA burla y la parodia grosera de la
La Esfera de religión a la que con frecuencia
los Libros. 580 se apuntaban los propios cléri-
páginas. 26,90 E gos. Ebrios todos, los hijos pe-
Ebook: 12,99 E gaban a sus padres, los criados
impartían órdenes a sus amos,
el pobre daba limosna al rico y
el marido sostenía al bebé e hi-

laba mientras su mujer fumaba
con la escopeta en ristre.
Se sucedían dos tipos de fes-
tejos antagónicos, señala Mar-
tínez Ruiz: «Por un lado, las
fiestas regladas en los que to-
dos estaban obligados a partici-
par, ya fuera en persona o como
espectador, y que transmitían
los mensajes de los poderosos,
de la Corona y de la Iglesia. Y
luego estaba el Carnaval, la
gran fiesta de la transgresión,
tres días fascinantes en los que
todo estaba permitido, o las ro-
‘LOS BORRACHOS’
O ‘EL TR IUNFO DE
BACO’, DE
VELÁZAQUEZ
(1628). MUSEO DEL
PRADO
‘AUTO DE FE EN
LA PLAZA MAYOR
DE MADRID’, DE
FRANCISCO RIZI,
merías, que muchas veces aca-
baban en auténticas jornadas
de desenfreno sexual».
Si la fiesta era el momento pri-
vilegiado de la transgresión, la
feminidad era, en la cosmovisión
moderna, su agente perpetrador.
Algunas de las páginas más fas-
cinantes de Fiesta y tragedia se
ocupan de esa concepción ambi-
valente de la mujer que la mues-
tra, por un lado, como la perfec-
ta casada y sostén de la familia y
de la sociedad y, por otro, como
la gran tentadora cuyos peligro-
sos encantos pueden llevar a un
hombre a la ruina moral y eco-
Los hombres nómica. Pero entre esos dos ex-
del Siglo de tremos, casi de leyenda, hay to-
Oro vivían en do un mundo plural de mujeres
una sociedad que pasan por todo tipo de vi-
muy estamen- vencias y que no encajan ni el
tal y religiosa, molde de la fiel esposa o de la
temerosos de prostituta donde les invitan a en-
la Inquisición casillarse los teólogos.
y las llamas
del infierno
El culto a la muerte. La afi-
ción a los espectáculos que con-
Existía una cluyen en muerte violenta
gran afición –como los toros, pero también
a los espec- los autos de fe–, la exhibición
táculos que macabra en el arte y los sermo-
concluyen en nes de los eclesiásticos, ¿indican
muerte vio- un patológico y perdurable cul-
to a la muerte de la cultura es-
lenta, como
los toros o los pañola del Siglo de Oro o más
autos de fe bien una atención de carácter
más elevado y trascendente?
Enrique Martínez Ruiz admi-
te la existencia de una queren-
cia por el sentimiento trágico de
la vida, pero aduce que se asien-
ta en razones ideológicas de pe-
1680. MUSEO so: «Si crees que esta vida es un
DEL PRADO
tránsito a la otra que es la bie-
naventuranza, la muerte va a
preocuparte enormemente, da-
do que te hayas en el momento
justo del tránsito que da sentido
a todo, en el que dependiendo
de si has sido bueno o malo, te
juegas tu destino en la eterni-
dad. ¿Cómo no vas a obsesio-
narte por la muerte y a cargar
de sentido trágico la vida?».
En la Edad Moderna se des-
peja definitivamente el campo
de juego entre dos tipos de
muerte. La buena es la que so-
breviene de manera natural, en
la cama, rodeado de familiares
y amigos y tras recibir los san-
tos sacramentos y es tan impor-
El Carnaval tante que sucintos tratados, co-
era la gran mo uno célebre de Erasmo o
fiesta de la los versos de Quevedo, ayuda-
transgresión, ban a preparar un tránsito feliz,
tres días a «vivir en conversación con los
fascinantes difuntos y escuchar con los ojos
en los que a los muertos». Y luego obser-
todo estaba vamos el otro tipo, la mala
permitido muerte, la que sorprende al in-
cauto de forma vergonzante,
una evidente consecuencia del
pecado que, con todo, aún ofre-
ce una pequeña rendija para la
salvación merced al arre-
pentimiento.
LALECTURA 13
 sociología
La larga marcha desde la
Nueva Izquierda al ‘coaching’
En un texto ya clásico que acaba de traducirse al español por primera
vez, el crítico e historiador estadounidense Christopher Lasch fue
el primero en identificar el narcisismo como una patología social
por JOSÉ GARCÍA Se llama en realidad Anthony
DOMÍNGUEZ Lofredo, pero prefiere responder
por Black Alien, el personaje de
cómic que da sentido a su paso
por la vida. Por lo demás, suele
exhibirse en algunas ciudades
españolas con cierta frecuencia.
Así que es posible que el lector
haya visto su foto en la prensa
tras las 12 operaciones quirúrgi-
cas que transformaron su cuer-
po en la réplica convincente de
un mutante galáctico en la órbi-
ta estética de los monstruos de
la factoría Marvel.
Y es que Lofredo, o le que to-
davía quede de él a estas horas,
se ha extirpado las orejas, me-
dia nariz, el labio superior y un
par de dedos, además de lucir
ambos ojos teñidos de verde
fluorescente y de haberse tatua-
do el 100% de la piel con icono-
grafía de inequívocas resonan-
cias satánicas. Su último pro-
yecto en agenda, según informa
su página web, consistirá en ha-
cerse amputar media pierna
con el objeto de así mimetizar-
se mejor con su personal héroe
de los tebeos para adultos, el
mentado tullido interplanetario
Black Alien.
En otros tiempos no tan leja-
nos, pongamos por caso 1979, el
año en que Christopher Lasch
entregó a la imprenta el original
de La cultura del narcisismo –su
célebre crítica del desorden psi-
co-emocional en la Norteaméri-
CHRISTOPHER ca de la modernidad tardía que
LASCH ahora acaba de reeditar en Es-
LA CULTURA paña Capitán Swing–, Lofredo
DEL NARCISISMO
Traducción de
habría acabado recluido, y aca-
Jaime Collyer. so con una camisa de fuerza, en
Capitán Swing. una institución psiquiátrica es-
328 pp. 23 E pecializada en casos de enajena-
14 LALECTURA
ción severa. A su vez, todos esos todavía se mantuviera ausente
cirujanos, los que se han presta- del paisaje conductual del Occi-
do de grado a transformar su fi- dente desarrollado.
sonomía en una aberración pa- Lasch fue un pensador adscri-
tológica, bien podría asegurarse to al progresismo americano
que hubiesen ocupado varias clásico, el marcado por la obra
celdas en algún penal de alta se- de gobierno de Roosevelt y el
guridad. Otra época. Otro mun- espíritu comunitario del New
do. Otro orden moral; sobre to- Deal, alguien a quien los gurús
do, otro orden moral. californianos de la Nueva Iz-
Un mundo, el de ayer, aquel quierda considerarían ya por
de los 70 en el que Lasch acertó entero ajeno a sus particulares
a entrever la definitiva dimen- centros de interés, los articula-
sión perturbadora de la grieta dos en torno a las políticas de
psíquica que estaba provocando identidad y las estrategias de
la emergente eclosión del culto victimización de toda clase de
al yo en paralelo a la admira- minorías; esos mismos afanes
ción desmedida por la fama y el prioritarios que, más pronto que
protagonismo público, ambos tarde, irían alejando a las capas
percibidos como objetos de de- trabajadoras de la América po-
seo en sí mismos, como propó- pular de las nuevas élites con-
sitos desligados de mérito pre- traculturales encarnadas en esa
vio alguno para alcanzarlos; un izquierda alternativa surgida de
entorno colectivo en el que, sin los campus universitarios de la
embargo, aún resultaban incon- Costa Oeste.
cebibles noticias como la de que
379 personas murieron entre Enfermedad colectiva. Y es
enero de 2008 y julio de 2021 que en La cultura del narcisis-
mientras se sacaban selfies en mo, el exhaustivo diagnóstico
situaciones de máximo riesgo. de la afección espiritual cuyos
Entonces, cuando Lasch co- síntomas germinales comenza-
menzó a redactar ban a hacerse visi-
su ensayo premo- Lasch acertó bles en su tiempo
nitorio, nadie esta- a entrever las –empezando por la
ba en disposición consecuencias obsesión con la
todavía de jugarse del culto al yo apariencia física y
la vida por cinco y la admira- el culto al cuerpo–,
segundos de gloria ción desmedi- esa izquierda incli-
efímera en Insta- da por la fama nada al constante
gram o en TikTok; debilitamiento de
pero era sólo por- El autor, ads- las instituciones
que faltaban Insta- crito al pro- tradicionales a par-
gram y TikTok, no gresismo ame- tir del argumento
porque la nueva ricano, sería de autoridad que
matriz psicológica tratado hoy apela a la autorrea-
asociada al narci- como un lización desprovis-
sismo pandémico reaccionario ta de limitaciones, a
 restricciones hasta la misma
muerte, vender sus órganos al
mejor postor que encuentre en
el mercado, arrendar su útero a
un tanto alzado por feto conce-
bido, desheredar a sus hijos a fin
de garantizar el bienestar futuro
de sus amantes...) acababa de
irrumpir por primera vez en el
escenario de la Historia. Y Lasch
fue el encargado de redactar su
certificado oficial de nacimiento.

Repudio de la vejez. Un lar-

go viaje de más de 400 años, el
que él audita en el tramo que
transcurre por
La devoción Estados Unidos,
cuasi religiosa que se inició en
por el físico es la Alemania del
un rasgo muy siglo XVI con la
propio del herejía de Lute-
individuo emo- ro, germen pri-
cionalmente mero del indivi-
inmaduro dualismo moder-
no, para alcanzar
su última etapa
El edadismo va
en el instante
adelantando
presente con la
cada vez más
dictadura de los
el instante de
guapos, fenóme-
la expulsión
no ubicuo que
del Edén de los
certifica la rendi-
neonarcisos
da devoción cua-
si religiosa de los
la voluntad soberana del yo, contemporáneos por el físico y
formaba parte destacada de la apariencia externa; por lo efí-
la propia enfermedad colecti- mero, epidérmico y vacío, en úl-
va objeto de estudio. Hoy, nadie tima instancia; tres rasgos muy
lo dude, a Lasch le tendrían di- propios del sujeto emocional-
rectamente por un reaccionario. mente inmaduro que coloca a
La celebración entusiasta y cuanto esté relacionado con las
militante de los híbridos de cual- imágenes en el vértice superior
quier naturaleza, la primacía in- de su particular escala de valo-
cuestionable del derecho sobre res y jerarquías.
el deber, la elección subjetiva Y de ahí, por cierto, el repudio
elevada a regla universal de de- cada vez más extendido de la ve-
cisión, la sublimación de los de- jez, estadio de la existencia que
rechos de propiedad ejercidos suscita torrentes de angustia en-
desde un fuero individual desli- tre las legiones de neonarcisos,
gado de rastro alguno de depen- toda vez que el edadismo, la cul-
dencia o deuda de cualquier tipo tura juvenil que ellos mismos im-
con la sociedad... El nuevo ideal ponen, va adelantando cada vez
del individuo contemporáneo, más el instante fatal de su pro-
ese sujeto definitivamente autó- pia expulsión del Edén. En
nomo y sin raíces ni ataduras fin, un texto, el de Lasch,
con su pasado, el mismo que re- sólo apto para adultos
clamará la potestad legítima de que no se arrepientan
hacer consigo mismo cuanto le de su condición.
plazca a cada instante (deformar Abstenerse fans
su cuerpo en un quirófano hos- del coaching y
LUIS PAREJO
pitalario para emular a un perso- lectores de
naje de los tebeos, drogarse sin autoayuda.

LALECTURA 15

por RICARDO Las revoluciones
CAYUELA literarias suelen
GALLY
suceder de ma-
nera inadvertida
para sus protagonistas. No fue el
caso del Boom. Carlos Fuentes
escribió La nueva novela hispa-
noamericana en el tempranísi-
mo 1969, Mario Vargas Llosa de-
dicó en 1971 su tesis de doctora-
do, García Márquez: historia de
un deicidio, al estudio de la obra
del colombiano, y José Donoso
publicó su Historia personal del
Boom al año siguiente. Las car-
tas del Boom, que acaba de pu-
blicar Alfaguara, entre Julio Cor-
tázar, Fuentes, García Márquez
y Vargas Llosa permite observar
cómo se forjó esa conciencia de
grupo, pero, sobre todo, cómo se
leyeron entre sí estos autores en
la rueca cambiante del presente.
Antes que un fenómeno edito-
rial, en la conocida tríada Car-
En la cocina del
‘Boom’: las cartas
cruzadas entre
cuatro maestros
Sacralizado o vilipendiado, este movimiento
latinoamericano renovó para siempre la his-
toria de narrar en español. Un jugoso epistola-
rio nos acerca a su génesis y sus intimidades
16 LALECTURA
biografía
men Balcells-Carlos Barral-Bar-
celona (como estudia magistral-
mente Xavi Ayén), el Boom fue
el encuentro libre y casual de unas
afinidades literarias. Fue el des-
cubrimiento para sus participan-
tes no sólo de que estaban escri-
biendo novelas bajo el mismo im-
pulso de renovación verbal, con
altas dosis de parricidio, sino de
que, pese a ser de países diferen-
tes, formaban parte de una mis-
ma unidad cultural.
Las cartas publicadas son in-
completas de manera inevitable.
Aun así, las 207 incluidas en el
volumen son un verdadero ban-
quete para lectores y estudiosos.
Al furor epistolar de Fuentes o
Cortázar se contrapone la fobia
al género de Vargas Llosa (13 car-
tas tan sólo) y las episódicas –pe-
ro fundamentales– misivas de
García Márquez (40 cartas), que
obedecen menos a la coyuntura
y, por lo tanto, son las que tienen
mayor fuerza evocativa.
Cortázar vivía marginado vo-
luntariamente de Argentina en
París desde mediados de los años
50, celoso de su intimidad y poco
propenso a la vida literaria, de
suerte que era un autor casi se-
creto, salvo para un reducido cír-
culo de entusiastas. A París llega
a vivir Vargas Llosa, 22 años me-
nor, en los tempranos años 60.
Los une el trabajo como intérpre-
tes. La amistad se vuelve admi-
ración mutua cuando Cortázar
lee el manuscrito de La ciudad y
los perros, que aún tenía el títu-
lo provisional de «Los imposto-
res». Del otro lado del Atlántico,
en México, Carlos Fuentes y Gar- VARIOS
cía Márquez, radicados en la ca- AUTORES
pital, se hacen amigos mientras LAS CARTAS
trabajan en la poderosa industria DEL BOOM
cinematográfica. Las cartas del Alfaguara. 568
páginas. 23,90 E
Boom es también la historia de Ebook: 11,99 E
cómo estas dos parejas de ami-
gos iniciales se vuelven una «es-
trella de cuatro puntas» hasta que
las desavenencias personales y
la perra política los separa.
La sombra de Paz. Las cartas
cruzadas entre los cuatro ayu-
dan a entender cómo funciona-
ba el aparato cultural de Améri-
ca Latina, basado en dos polos y
un premio: las instituciones me-
xicanas, tartufas y oscilantes,
pero únicas en el continente
(Bellas Artes, la Universidad Na-
cional, el Fondo de Cultura Eco-
nómica, las revistas y suplemen-
tos culturales de la capital) y la
industria editorial argentina, con
Paco Porrúa de Sudamericana a
la cabeza. No menor fue el peso
del Premio Rómulo Gallegos en
la Venezuela democrática.
También demuestra que Octa-
vio Paz es el gran personaje es-
condido del libro. Fue clave para
conectar a los autores con el mun-
do cultural de Francia y Estados
Unidos, el modelo de escritor cos-
mopolita que dialoga como un
igual en el banquete de la civili-
zación. Además, fue guía moral,
por su renuncia al puesto de em-
bajador en la India como protes-
ta por la masacre de Tlatelolco,
y quien facilita el primer vínculo
entre Cortázar –amigo y coetá-
neo– y Carlos Fuentes, que en
esos años absorbía y transforma-
ba las ideas del poeta mexicano
en su narrativa. El otro fantasma
que recorre el libro es el crítico
Emir Rodríguez Monegal, editor
de Mundo Nuevo y picaporte pa-
ra las universidades americanas.
Un tema cruza todo el volumen
(además del amor al cine, el re-
chazo al nacionalismo cultural y
el curioso miedo a volar, compar-
tido por lo cuatro narradores): la
pasión política. Las cartas son
una suerte de historia intelectual
colectiva de América Latina y gra-
cias a ellas se puede rastrear mu-
chas posturas de los cuatro ante
la cruda realidad política de la
Guerra Fría, con sus tiranos de
opereta y sus libertadores con-
vertidos en dictadores. En el cen-
tro de toda discusión está la Re-
volución cubana, fenómeno que
los hechizó y bajo cuyo influjo vi-
vieron (y leyeron) buena parte de
Los integran- la década de los 60. Las cartas re-
tes del ‘Boom’ velan, además, llamativos cam-
descubrieron bios de papel. García Márquez
que escribían fue un crítico temprano de los cen-
novelas bajo el turiones culturales cubanos de
mismo impulso Casa de las Américas, y sólo tar-
y que formaban díamente se convirtió en un de-
parte de una fensor de Fidel Castro; Vargas Llo-
unidad cultural sa y Fuentes, por el contrario, son
firmes defensores de la Revolu-
ción, con sus matices, hasta el es-
tallido del caso Padilla. La firme-
Hay un tema za de ambos en el 71 contrasta
compartido con las ambigüedades de Cortá-
por los cuatro zar que, siendo crítico en priva-
autores que do, se mantuvo fiel al castrismo
cruza todo el hasta su temprana muerte en 1984.
volumen: la
pasión política, Amistad de contrastes.
que terminaría Aunque sólo se tenga el registro
separándolos de una cita entre los cuatro, en
1970, en la casa de campo de
Cortázar en Provenza, la convi-
vencia entre los amigos fue tan
intensa en París, Londres, Barce-
lona, La Habana y demás ciuda-
des que quizá eso explica la casi
total ausencia de asuntos íntimos
en la correspondencia, con la ex-
cepción de la ruptura entre Cor-
tázar y Aurora Bermúdez.
Las cartas revelan también có-
mo nacen y cambian las lealta-
des en el grupo; el lento despla-
zamiento de Fuentes, absorto en
un frenesí de vida que lo aleja del
día a día de los otros; el peso sim-
bólico que adquiere García Már-
quez tras el éxito mundial de Cien
GABRIEL GARCÍA años de soledad (y el tono iróni-
MÁRQUEZ, CARLOS co con que se defiende de la fama)
FUENTES, MARIO y cómo usa el insólito bienestar
VARGAS LLOSA Y
JULIO CORTÁZAR que le produjo para alejarse de
EN LOS AÑOS 70. la vida pública, en un proceso in-
verso al de Fuentes o Vargas Llo-
sa que, desde trincheras no siem-
pre coincidentes, usaron su obra
para defender en la arena públi-
ca sus ideas.
Las cartas del Boom es ade-
más un compendio de lecturas
cruzadas. El más libre en ese pa-
pel es Cortázar, quien, ampara-
do en su pertenencia a otra ge-
neración, es tremendamente agu-
do al juzgar los libros que va re-
cibiendo de sus amigos. Por con-
traste, el más generoso es Fuen-
tes, tanto en el elogio de las obras,
que lee a velocidad de rayo, co-
mo en el ofrecimiento oportuno
de contactos con editoriales, tra-
ductores, agentes, editores de pu-
blicaciones extranjeras, produc-
tores de cine y demás. Melanco-
lía produce que algunos proyec-
tos compartidos, como un libro
colectivo sobre dictadores em-
blemáticos –posible semilla de El
otoño del Patriarca o La fiesta del
Chivo–, no se llevara a cabo.
Del Boom, historia viva de
nuestras letras, se ha dicho to-
do. Sacralizado o vilipendiado,
renovó la forma de narrar en es-
pañol, atrajo en su influjo obras
posteriores, como la Roberto Bo-
laño, pero también obras ante-
riores, como la de Rulfo, Astu-
rias o Carpentier, que adquirie-
ron el protagonismo que mere-
cían gracias al impacto de estos
nuevos narradores. Y produjo
dos Nobel. Gracias a este im-
prescindible compendio, ahora
podemos mirarlo desde la coci-
na, el legendario lugar de
las mejores fiestas.
LALECTURA 17
 narrativa
Belleza, buen pulso narrativo
y magistral uso del tiempo
son las claves de la nueva no-
vela de José Antonio Abella
El riesgo
inconcebible
de estar vivos
por JUAN «La vida que con-
MARQUÉS tiene cada libro
se hace nuestra
cuando lo leemos», se dice en El
corazón del cíclope, y eso es lo
que sucede en la propia novela,
pues aunque transcurre por cau-
ces narrativos muy conocidos, y
el argumento obedece en gene-
ral a moldes relativamente pre-
visibles, se trata de un relato muy
bien escrito, realmente hermo-
so y finalmente emocionante.
Utilizando desde el principio
la técnica del manuscrito encon-
trado, José Antonio Abella (Bur-
gos, 1956) finge estar corrigien-
Poeta reconocido, Pedro Flo-
res debuta en la novela con
esta hermosa historia sobre el
valor social del lenguaje lírico
El luminoso
poder de
las palabras
por ADRIANA En muchos as-
BERTORELLI pectos nacer en
Canarias es como
nacer en otro país. Quizás por-
que, aunque pertenezcan a Es-
paña, geográficamente las islas
forman parte del continente afri-
cano. Eso, tal vez, explica –pero
no excusa– por qué tan pocos es-
critores canarios se conocen y
leen en la península. Premiado
y reconocido como poeta –gana-
dor del José Hierro y el Jaime Gil
de Biedma, y, en el último año ha
obtenido el Generación del 27,
el Miguel Hernández y el Jorge
Manrique–, Pedro Flores (Las
18 LALECTURA
do y poniendo en orden seis cua-
dernos que un primo montañero
encontrara en una inaccesible
cueva de cabras. En ellos, un hom-
bre llamado Leonardo cuenta su
vida desde su nacimiento a co-
mienzos del siglo XX hasta la re-
dacción de esos papeles, en 1942,
cuando lleva cinco años escon-
diéndose de las autoridades fran-
quistas, leyendo la Odisea y man-
teniendo a raya a los lobos.
Pero El corazón del cíclope no
es una novela de maquis, o no
principalmente. Es más bien una
novela de formación que comien-
za en el contexto de la Primera
Guerra Mundial en un pueblo
imaginario llamado Valferrado,
en la cuenca minera al norte de
León, y donde, ubicado entre
montañas, «amanecía tarde y ano-
checía pronto», lo cual procura
una primera metáfora perfecta
de los horizontes que esperan al
muchacho. «Mi infancia fue la de
un niño pobre en un país misera-
ble. Pero cada día tiene su afán y
el simple hecho de vivir era ya un
premio», piensa Leo, y con esa
Palmas, 1968) no se descuelga
en su debut novelístico del géne-
ro que mejor conoce.
La isla de los muchachos her-
mosos cuenta la historia de Be-
bo Ríos, un adolescente de un
barrio pobre, que de pronto se
encuentra explorando la poesía
de la mano de una terca profe-
sora de Literatura, ya retirada,
que se empeña en quitarle la ca-
pa de mugre descubriéndole a
Borges, Machado, Quevedo,
Pessoa y Rubén Darío, con la pre-
misa iluminadora e inobjetable
de que en poesía «también la ver-
dad se inventa» y mostrándonos
cómo los poemas pueden ser per-
sonales sin ser autobiográficos.
Además de leer y escribir, Ríos
se asombra cosechando las nue-
vas palabras como quien siem-
bra jardines, y las incorpora a su
propio vocabulario. Palabras como
albur, avatares, erial, enaguas o
alharaca, que al principio le sue-
nan rimbombantes, al final le re-
velan nuevas formas de nombrar
lo conocido. Es interesante el con-
traste de clases que hace entre
buena actitud comienza a traba-
jar en una ferrería, donde nace
una conciencia política que va ma-
tizándose pero que algo tiene que
decir en las huelgas de 1917, a lo
largo de la dictadura de Primo de
Rivera y Berenguer, con la pro-
clamación de la República y, so-
bre todo, con la revolución de 1934
y la guerra de 1936.
Antes de llegar a un final am-
biguo pero esperanzador (que
deja abierta la posibilidad de una
secuela), se van sucediendo acon-
tecimientos privados o colectivos
estupendamente enfocados, que
no puedo desvelar sin destripar
la trama, pero que van constru-
JOSÉ yendo algo creíble y conmovedor
ANTONIO y reconstruyen el destino de un
ABELLA buen hombre en un tiempo de
EL CORAZÓN
DEL CÍCLOPE hambre, miseria y violencia.
Menoscuarto. Los tópicos a los que aludía (en-
408 pp. 22,90 E frentamiento ritual con el padre,
primera experiencia sexual con
una prostituta, maestro republi-
cano que se desvive por ayudar...)
quedan compensados con la be-
lleza del relato y con el ma-
gisterio en el uso del tiempo.
los habitantes de la isla y los tu-
ristas y cómo lo dibuja: «Están
bronceados como si el sol que les
tocara a ellos no fuera el mismo
que nos cuece a nosotros cuan-
do estamos de plantón en la en-
trada de un hotel abriendo las
puertas de los taxis, como el que
me persigue a mí, cuando cami-
no por el pedregal polvoriento
los miércoles para que una vieja
adicta a la metáfora me hable de
poetas a los que el sol cocía, a su
vez, en sus exilios y en los patios
de sus prisiones».
Pero el guiño mayor de esta no-
vela y lo más bonito, además de
la sospecha de que el autor está
encarnado en casi todos sus per-
PEDRO sonajes, es que los encuentros con
FLORES la profesora y sus reflexiones sobre
LA ISLA DE LOS el hecho poético se convierten en
MUCHACHOS una clase magistral de aprecia-
HERMOSOS ción y análisis poético para
Maclein y Parker.
dummies, y de cómo o desde dón-
180 pp. 17,50 E
de acercarse a la poesía, descu-
briendo que el hecho poético es
el enigma mismo y haciendo un
recorrido precioso por poe-
tas fundamentales.
 narrativa
Galardonada con el Premio Málaga, Joaquín
Pérez Azaústre logra en esta emotiva novela
retratar la profunda relación que unió, a pesar de
las diferencias, a Manuel y Antonio Machado
Los hermanos
Machado, amor
fraternal a prueba
de ideologías
por ANNA
El querido herma-
Mª IGLESIA no es de esas no-
velas que no deja
indiferente, en parte porque cuan-
do una comienza su lectura no
sabe exactamente qué se va a en-
contrar. ¿Una biografía novela-
da? ¿Una novela histórica? ¿La
crónica de la temprana muerte
de Antonio Machado? ¿Un rela-
to sobre el duelo? Sin duda, hay
elementos de todas ellas, sin em-
bargo el nuevo libro de Joaquín
Pérez Azaústre (Córdoba, 1976)
es sobre todo la historia de dos
hermanos, cuyas vidas no sólo
están entrelazadas, sino que se
no se entienden la una sin la otra.
Galardonada con el Premio
Málaga de Novela 2022, la obra
reconstruye la intensa relación
de hermandad que unió a Anto-
nio y Manuel Machado, basada
en la complicidad y en la copar-
ticipación de un mundo común
que comenzó a resquebrajarse
con el inicio de la Guerra Civil y
que llegó a su fin con la muerte
del autor de Campos de Castilla
en Colliure, en febrero de 1939.
«Pero no ha muerto su herma-
no. Ni siquiera su mejor amigo.
Ha muerto su compañero en la
literatura y en la vida. En la poe-
sía y la vida», nos dice el narra-
dor de esta novela que comien-
za con un Manuel Machado que
acaba de conocer la noticia del
fallecimiento de Antonio. El si-
lencio se apodera de la casa que
el escritor comparte con su mu-
jer, Eulalia, en Burgos, ciudad en
la que se vieron atrapados, sobre
todo después de la inexplicable
detención de Manuel, provoca-
da por un periodista, Mariano Da-
ranas, que lo había acusado de
simpatizar con el Frente Popular.
Manuel no tarda en dirigirse a la
Oficia de Prensa para hablar con
el diplomático y periodista nacio-
nal José Antonio Giménez-Ar-
nau, pues sólo él puede confir-
marle la muerte de su hermano.
Este es el punto de partida de
una novela que avanza a través
de distintas líneas narrativas y
cruces temporales. Por un lado,
seguimos a Manuel y sus inten-
tos por conseguir un salvocon-
ducto que le permita abandonar
una Burgos ocupada por los na-
cionales para viajar hasta Colliu-
re y dar sepultura a su hermano,
el poeta republicano. Por otro la-
do, somos testigos de la reacción
de José María Pemán ante la no-
ticia: «Joder, otro Lorca», pensa-
rá nada más saber del falleci-
miento del poeta.
Amigo de tiempo atrás –fue él
quien consiguió que Manuel en-
trara en la Real Academia en fe-
brero de 1938, ocupando el asien-
to de la letra “N”–, Pemán pon-
drá a su disposición a su asisten-
te personal, quien le conducirá
hasta Colliure. Pérez Azaústre
incorpora así el relato de viaje pa-
ra narrarnos el periplo hasta la
pequeña localidad francesa, don-
de, de boca de su otro hermano,
José, Manuel se enterará también
de la muerte de su madre.
El viaje hacia Colliure es un
viaje hacia el pasado, hacia ese
París al que llegaron los dos her-
manos a finales del XIX: «Ma-
nuel evoca París durante la pri-
mavera de 1899. Es el París del
caso Dreyfus y el triunfo del sim-
bolismo. Un París bohemio en el
que nadie es extranjero». En el
trayecto, asimismo, recuerda las
tertulias compartidas con su her-
mano en Madrid, junto a Una-
muno; las conversaciones en tor-
no a la poesía, las obras escritas
conjuntamente y sus últimos en-
cuentros en el Varela. Fue allí, re-
cordará ya en Colliure Manuel,
donde Altolaguirre le pidió un
JOAQUÍN poemario para publicar: «Mejor
PÉREZ publíquele a mi hermano, por-
AZAÚSTRE que su poesía no tiene tiempo. Y
EL QUERIDO
HERMANO la mía, sin embargo, sí lo tiene...»,
contestó Manuel, que, de inme-
Galaxia
Gutenberg. 264 diato, fue rebatido por su herma-
páginas. 19,50 E no: «Esto ya lo hemos hablado:
Ebook: 12,99 E ninguna poesía tiene edad si es
auténtica poesía. Y la tuya lo es».
La admiración de Manuel ha-
cia Antonio es patente, pero tam-
UNA IDEOLOGÍA bién lo es el respeto que Antonio
CAMBIANTE siente por los versos de su her-
El pensamiento mano, cuyo reconocimiento se
político de Ma- vio mermado por su posiciona-
nuel fue osci-
lante. En 1931, miento político: «Todo Burgos
lleno de fervor me conoce ya y estima como un
republicano, devoto ferviente de esta gran ges-
escribió el bo- ta, de esta nueva reconquista de
rrador de un España, que me ha inspirado,
himno para la además, si no los mejores, los
República y en versos más sentidos que he es-
1933 participó crito en mi vida», escribiría Ma-
en la fundación nuel para defenderse de las acu-
de la Asocia-
ción de Amigos saciones de Daranas.
de la URSS. Sin A través de su relación, Pérez
embargo, me- Azaústre consigue reconstruir la
ses después, compleja y contradictoria figura
escribiría: “El de Manuel Machado, pero sobre
mundo se deba- todo consigue profundizar en ese
te hoy -lejos de sentimiento de amor, complici-
toda libertad- dad y admiración que unía a los
entre dos dicta-
duras: la capita- dos. El país se resquebrajaba, se
lista y la colec- dividía en dos, pero, a pesar de
tivista, la bur- todo, allí seguían ellos. Ese mun-
guesa y la pro- do compartido se venía abajo y
letaria, entre el sólo quedaban los recuerdos. El
fascismo y el querido hermano es una novela
comunismo. de gran belleza que, indepen-
Ambas son dientemente del rigor en la re-
igualmente construcción histórica, pone én-
enemigas de la
individualidad. fasis en la relación que, a pesar
Ambas son para de las discrepancias y las contra-
mí igualmente dicciones, unió a Manuel y
detestables” Antonio Machado.
LALECTURA 19
 narrativa
En esta segunda parte de su la Segunda Guerra Mundial hasta
trilogía sobre Marruecos, Leila –de momento– los años 70.
Slimani explora las contradic- En El perfume de las flores de
ciones del país en los años 70 noche (que relata su noche en un
Cómo vivir
la vida entre
dos mundos
por CARMEN «Llamo burgués
DE PASCUAL a cualquiera que
renuncie a sí mis-
mo, al combate y al amor, por su
seguridad», dijo el poeta francés
Léon-Paul Fargue. Y Leila Slima-
ni (Rabat, 1981) ha levantado una
extraordinaria trilogía (a falta de
la aparición del tercer volumen,
Miradnos bailar es el segundo,
tras El país de los otros) para di-
seccionar esa afirmación, unas
veces rebatiéndola y otras rin-
diéndose a la fuerza del aforis-
mo, a través de dos historias in-
separables, la de su familia y la
de Marruecos, desde el final de
En esta innovadora obra
escrita a finales de los años
40, la suiza Alice Rivaz explo-
ra su intimidad como mujer
Una pionera
de la novela
discursiva
por GONZALO En 1947 la suiza
TORNÉ Alice Rivaz (1901-
1998) escribió una
precursora novela feminista. O
eso es lo que se afirma, los rumo-
res que corren. La novela no ha
dejado de ganar influencia has-
ta convertirse en un referente ce-
lebrado por Annie Ernaux, la No-
bel más querida de los últimos
tiempos. Nada que oponer a la
idea de que La paz de las colme-
nas es una novela precursora y
feminista, pero sí debo de preci-
sar al lector cómo se concretan
en este libro dos palabras que ad-
miten tanta agitación semántica.
20 LALECTURA
museo veneciano en abril de
2019), Slimani examinaba su re-
lación con la escritura, anticipan-
do los ejes de estas novelas: la
identidad de los que tienen un pie
en los dos mundos («durante mu-
cho tiempo me ha preocupado la
posibilidad de escribir sin un an-
claje sólido, sin unos cimientos
donde apoyarme. ¿Qué contar
cuando uno no se siente de nin-
gún lado?»); el esfuerzo por su-
perar la otredad, las diferencias
de raza, de clase, de sexo y en
qué medida la expansión de la
burguesía y de la formación pue-
de contribuir a reducirlas.
Las reflexiones sobre el papel
de la educación son abundantes
en todos los libros, y aunque re-
velan la desigualdad de oportu-
nidades heredada del periodo co-
lonial, también ponen de mani-
fiesto cómo la educación –y, de-
seablemente, el acceso a una ca-
rrera universitaria, esa que «les
Las páginas de La paz de las
colmenas remiten al supuesto
diario secreto (aunque también
se pueden leer como un monólo-
go interior) de Jeanne Bornand,
una mecanógrafa, en plena cri-
sis matrimonial, de edad indefi-
nida. Su «feminismo» no es teó-
rico, no hilvana argumentos ni
expone una tesis. Su diario es,
por así decirlo, un acopio de ma-
teriales sobre su vida interior, eso
sí, con la pretensión de que sus
ideas y sentimientos se puedan
aplicar a muchas otras mujeres.
El ángulo desde el que Bornand
observa su vida no es tanto social
como existencial, y su indagación
se interesa más por los aspectos
políticos que por la naturaleza
tramposa del amor, expuesta des-
de un justificado resentimiento.
Las mujeres (la generalización es
del personaje) viven para amar, y
aman dentro de unas estructuras
(matrimoniales) donde están obli-
gadas a convivir con otra especie,
la «masculina» a la que el amor
leal no logra satisfacer, y que huye
a la persecución de distintos inte-
daba derecho a soñar con un ra-
diante porvenir»– se considera la
piedra de toque del desarrollo del
país. «¿Qué eres cuando no eres
nadie?» se pregunta el niño Mehdi,
trasunto del padre de la autora –
Othman Slimani, alto funciona-
rio marroquí procesado injusta-
mente por corrupción–, un niño
pobre empeñado en llegar a ser
«alguien». La imagen de él agu-
jereando los azulejos del cuarto
de baño de su casa parapoder ver
la pantalla del cine situado en-
frente, encierra toda la promesa
de libertad y bonanza que conte-
nían aquellas películas del Ho-
llywood dorado, y que él logrará
LEILA a través del estudio.
SLIMANI Dice la francomarroquí que
MIRADNOS BAILAR aprendió de Salman Rushdie que
Traducción de
Malika Embarek. «no estamos obligados a escribir
Cabaret Voltaire. en nombre de los nuestros». Y,
448 pp. 23,95 E sin embargo, su relato es una rei-
vindicación compasiva y emocio-
nante de las contradicciones de
unas vidas instaladas en una en-
crucijada histórica, entre el amor
y los vínculos familiares,
entre el deber y el poder.
reses: dinero, trabajo, honor… De
este marco se desprenden las som-
bras del resto de reflexiones de
Bornand, expuestas en una serie
de conversaciones breves con sus
amigas y compañeras de oficina:
la belleza, la inseguridad, la leal-
tad, los anhelos románticos in-
cumplidos, el miedo a la soltería,
la incompatibilidad entre sexos...
Como puede apreciarse el «fe-
minismo» de La paz de las colme-
nas deriva de un acopio de mate-
rial íntimo antes que de un discur-
so bien trabado. Y es una novela
«precursora» por lo menos en un
sentido: en la forma en como de-
vana el relato al tiempo que expo-
ne su tema. Rivaz diluye las exi-
ALICE RIVAZ gencias de la novela clásica, re-
LA PAZ DE corta las descripciones, concen-
LAS COLMENAS tra los personajes, limita las esce-
Traducción de nas… y contiene la novela en un
Regina López avance discursivo. Y ya sabemos
Muñoz. Errata
que el discurso es la forma favo-
Naturae. 152
páginas. 18 E rita de la novela testimonial (el gé-
nero dominante) de nuestro tiem-
po. Una voz que cuenta sus pro-
blemas de vivir desde una
casilla de la identidad.
 narrativa
por MARTA «La naturaleza
REBÓN nos devora», con-
cluye la médica y
escritora Bea Uusma (Lidingö,
Suecia, 1966) en La expedición.
Según la ley termodinámica que
rige la entropía, el universo tien-
de al caos. A pesar de nuestros
esfuerzos por estructurar y cla-
sificar, escribir listas intermina-
bles y hacer cálculos precisos, «la
naturaleza siempre tiende a una
elevada entropía con una fuerza
infinitamente más poderosa que
la nuestra». Es lo que experimen-
ta la autora después de 15 años
inmersa en la historia de la de-
nominada «expedición de An-
Sensibilidad y devoción resuenan en esta
novela con ecos de Perec y Sebald en la
que Bea Uusma reconstruye minuciosa-
mente una truncada expedición polar y
el dramático final de sus protagonistas
Historia de
una obsesión:
un viaje a un
pasado de
hielo y muerte
drée» (liderada por el ingeniero
Salomon A. Andrée), la que «más
literatura ha generado en Sue-
cia». Incluso fue adaptada al ci-
ne en 1982, con Max Von Sydow
como protagonista. Su libro está
repleto de tablas, listas, documen-
tos, informes, en un intento ex-
haustivo de agotar cada aspecto
de la expedición. Su mirada evo-
ca tanto a Perec como a Sebald
en su afán de extraer todas las
posibilidades de los rastros de
quienes ya no están.
La expedición de Andrée, acom-
pañado por dos jóvenes científi-
cos, tenía por misión cruzar en
globo el Polo Norte hasta Alaska
o Canadá, «deslizándose elegan-
temente» por los vientos del sur.
Era 1897 y ni siquiera se sabía que
aquello no era tierra firme sino
un mar helado, e incluso creían
que tendrían como aliados vien-
tos favorables y la luz del sol.
Fue una empresa temeraria,
marcada por un exceso de opti-
mismo, de «tres hombres de Es-
tocolmo que habían pasado la
mayor parte de su vida detrás de
un escritorio». Los problemas
técnicos surgieron ya en el des-
pegue, dejándolos a merced del
viento y de un aterrizaje forzoso
sobre el hielo a unos 480 km de
distancia. Penosamente, alcan-
zaron la denominada Isla Blan-
ca debido a las placas de hielo.
Cuatro días después, cesan las
anotaciones de sus diarios. Tres
décadas después encontraron
sus cuerpos, y abundaron las teo-
rías acerca de su muerte.
La investigación de Uusma es
la crónica de una obsesión. Re-
sulta interesante que surgiera de
la más pura casualidad: en una
aburrida fiesta de los años 90, la
autora tomó un libro de una es-
tantería que trataba de esta ex-
pedición... y así empezó todo. Es-
tamos acostumbrados a que sub-
yazca a este tipo de búsquedas
una fuerte motivación personal
y que el texto revele tanto las bio-
grafías de los exploradores co-
mo la del propio autor, unas nu-
triendo a la otra, y viceversa. Aquí
no es así. El enigma tanto de lo
que les sucedió a los explorado-
res como de la motivación de la
autora queda a salvo en el refu-
gio de la imaginación. Uusma in-
cluso llega a preguntarse si se
convirtió en médica «simplemen-
te para descubrir lo que pasó».
A lo largo de una década y me-
dia hizo todo lo posible por acer-
carse a ese minuto final: horas in-
contables revisando documentos,
búsqueda de financiación para ir
a la Isla Blanca (cosa que consi-
guió). Este esfuerzo casi irracio-
nal se manifiesta en las primeras BEA UUSMA
LA EXPEDICIÓN.
líneas, cuando se percata de que UNA HISTORIA
todas las teorías no son definiti- DE AMOR
vas, y de ahí nace su necesidad: Traducción de
«Tengo que seguir sus pasos. Ten- Pontus Sánchez.
Menguantes. 296
go que colarme en sus bolsillos
interiores. Tengo que penetrar en páginas. 26 E
las palabras de las páginas des-
compuestas de sus diarios».
Y eso es La expedición, una her-
mosa y rigurosa búsqueda en la
forma y en el contenido, que no
se pierde en el lirismo de las aven-
turas polares ni en lo meramente
científico. El lector es testigo de
EN BUSCA DE
LA VERDAD
Adaptada en
cómo una historia del pasado va
creciendo y ocupando el interior
de Uusma, hasta la identificación
2017 como un
trepidante y
poético
total. La investigación está narra-
da en orden cronológico, interrum-
pida por fragmentos del diario de
documental,
protagonizado
por la propia
Nils Strindberg, uno de los expe-
dicionarios, en diálogo con su ama-
da, Anna Charlier. Este romance
Uusma, en la
novela se
inercalan
en el texto
cobra vida en el libro: es trágico y fotografías de
permite tirar del hilo de quienes la expedición,
quedaron atrás. ¿Es la «historia imágenes de
de amor» a la que se alude en el los diarios,
subtítulo? ¿O la expedición es la todo tipo de
historia de amor de la autora? ¿Su mapas, análisis
verdadera protagonista?
forenses e
incluso una
Uusma sólo se desvía de los catalogación
hechos en dos páginas, casi al de los tonos de
final, cuando las pruebas ya no color del hielo
pueden ofrecer más certezas y que en su
se entrega a la imaginación. Por- primer viaje
que, al referirnos al pasado, en por el Ártico
nuestros intentos por reconstruir registró la
«una cadena de acontecimien- autora, que
también es
tos probables», no hay más re- ilustradora.
medio. Como seres narrativos Documentos y
que somos, nos angustian los va- más documen-
cíos en una historia. Y al tos para hallar,
llenarse, la magia emerge. al fin, la verdad
LALECTURA 21
 entrevista
La intérprete y creadora de la serie ‘Cardo’
debuta con un libro que rehuye lo autobio-
gráfico, aunque deja retazos de su vida: una
chica de Carabanchel convertida en modelo
Ana Rujas: una
actriz en el ‘top’
de las listas de
ventas de poesía
por DARÍO Ana Rujas (Ma-
PRIETO drid, 1989) está,
como su admira-
da Angélica Liddell, obsesiona-
da con la belleza. Desde su ado-
lescencia en Carabanchel, pa-
sando por trabajo como mode-
lo hasta llegar a su realidad más
reciente como actriz del mo-
mento, Rujas siempre ha deja-
do arrebatarse por lo hermo-
so. Así lo ha ido registrando,
aún en los instantes más es-
cabrosos, y así lo recoge en
su primer libro, La obra bes-
tia. Un volumen entre la poe-
sía, el cuento y la autofic-
ción que acaba de publicar,
poco después del estreno de
la segunda temporada de
Cardo, la serie protagoniza-
da y creada por ella junto a
Claudia Costafredas que re-
trata el viaje estupefaciente y
sexual de su generación. Des-
de su publicación, el libro ha
ocupado los primeros pues-
tos de las listas de ventas
de poesía en España.
«Para ser bello»,
escribe Rujas en el li-
bro, «tienes que pe-
gar una hostia al mun-
do. Yo me he pegado
a mí misma cada
vez que me he
sentido fea, ma-
la, y gorda. La
fealdad es un
monstruo
poderoso, a
partir de lo
22 LALECTURA
tea Rujas a La Lectura. «Igual
que en Cardo –que no es mi vi-
da ni tampoco pretendía hacer
algo sobre ella– era más libre,
en este libro hay un viaje de un
personaje que no soy yo, aunque
hay muchas cosas mías, muchas
experiencias, en él». Así, «hay
partes del libro que conviven con
la etapa de cuando estaba crean-
ANA RUJAS
LA OTRA BESTIA
Aguilar. 160
do Cardo, donde se habla más
de drogas, de sexo, de la crisis de
los 30... aunque me da palo esa
páginas. 19,90 E
Ebook: 6,99 E expresión. Hablaría mejor, de la
crisis existencial, en general, que
no corresponde sólo a una edad
concreta. En realidad, ahora es-
toy en crisis todo el tiempo».
«Escribo muy crudo», admite
Rujas, aunque no quiere caer en
el costumbrismo macarra de jo-
más feo nace lo más bello; ven que abandona el barrio. Re-
todo se mezcla, somos belleza conoce, eso sí, una huella que le
y fealdad». dejó: «En el libro hay un texto, El
«Me parece muy aburrido es- bestiario, en el que hablo de cuan-
cribir sobre uno mismo», plan- do me fui a Nueva York, y men-
ciono que ésa es la fantasía de
una chica de extrarradio. Cum-
plir los sueños y decir: ‘Lo hice’».
Igualmente, aborda otros as-
pectos, como la naturaleza de
la actuación: «Yo no quiero ver
a nadie que actúe, yo quiero
creérmelo. Y para eso hay que
entregarse de verdad y ser ho-
nesto. Este libro tiene mucho
que ver con eso», plantea. «Para-
dójicamente, una actriz es ac-
triz, pero lo que quiere ser es
real», añade Rujas, quien, ante
todo, se considera intérprete:
«Si no me pudiera subir a un es-
cenario me suicidaría».
Visceralidad que subraya con
su visión del arte. «No lo conci-
bo de otra manera: que el artista
se entregue absolutamente, que
ponga su yo. El día que no tenga
miedo antes de salir al escenario
pensaré que lo estoy haciendo
mal», asegura. En ese sentido, de-
fiende que «el arte tiene que es-
tar por encima del artista».
De ahí otra de sus pasiones:
«En el libro se habla mucho del
lenguaje y de la pervivencia de la
palabra, sobre todo al final. Esa
parte final es la que más me gus-
ta, porque es justo donde estoy
ahora: mi obsesión por encontrar
un sentido, el mío, a la palabra.
Porque el lenguaje hace que
cambien las cosas».
 poesía
Entre especies extin- por PILAR La cita que
tas y feminicidios, MARTÍN GILA abre este libro
Marta Lopez Luaces de Marta Ló-
da voz en este poema- pez Luaces (A Coruña, 1964)
rio a lo desaparecido es aquella del Génesis sobre
la facultad humana para nom-
Nombrar lo brar lo creado, para darlo en
el lenguaje, que es donde se
destruido da lo humano. Pero lo que
para seña- sigue a esa cita es la destruc-
ción de lo que ha tenido lu-
lar el vacío gar, y es el propio lenguaje
lo que lo hace intensamente
sensible. Escritura con el ai-
re de un rezo, donde se va
dando cada uno de los nom-
bres de lo destruido (la foca
monja, el tigre persa). No se
nombra para dar lugar, co-
mo en la creación, se nom-
bra para señalar el vacío.
Toca la herida de lo extin-
guido, que es el animal, la es-
pecie, y es también algo del
alma de quien lo destruye.
MARTA De ahí, el dodo, ese pájaro
LÓPEZ que asoma en nuestra litera-
LUACES
TALAR UN NOGAL tura desde que el ave real se
Tigres de papel. extinguió, evocado aquí con
58 páginas. 5 E Lewis Carroll; «el pájaro do-
do perdido en el país de las
maravillas/ nos llama a pre-
guntar// ¿dónde la luz?».
La última parte del poema-
rio de la gallega añade el fe-
minicidio a la devastación ali-
mentada en la superioridad,
Y aquí también, López Lua-
ces va nombrando extermi-
nios concretos, que conectan
la imagen con el hecho. Hay,
por tanto, mujeres asesina-
das literalmente, pero tam-
bién hay un significado que
nos llega con el símbolo, en
COSER EL DOLOR el inagotable mundo del mi-
Y EL TRINO to. Ahí está Antígona ente-
López Luaces rrada entre la ley de los dio-
hilvana, en el ses y la de los hombres.
sentido anti- Cabe, en esta lectura, la
guo del rapso-
da, cose en el pregunta por ese daño a la
cantar, el dolor mujer dentro del espíritu del
y el trino. Y a daño a lo inocente, y de lo
modo de músi- inocente, a lo bello, que qui-
ca ‘obstinata’, zá radique en el amor. Así,
con una impre- inevitablemente vienen a la
sión de sonido memoria aquellos versos de
de la tierra, Safo donde responde a esos
va repitiendo para quienes nada hay más
“porque hay
dolor/ hay hermoso que los jinetes
llanto// en marchando a la guerra: «mas
el canto de yo digo que aquel a
los pájaros” quien se ama».
En este nuevo poema- por PILAR Carmen Cres-
rio, Carmen Crespo MARTÍN GILA po (Plasenzue-
radiografía la posición la, 1962) se
intelectual desde la atreve con un libro que, si bien
que se escribe poesía en su título nos hace enfren-
tar una sugerente dicotomía
Lugar y entre «lugar» y «territorio», es-
tá poblado en su contenido por
terriorio: un universo sin casillas, sin
un viaje sin cartografías. Podría leerse co-
mo lo contrario del agrimen-
cartografías sor en El castillo de Kafka. No
hay tierra para medir ni par-
celar, no hay intento de incor-
porarse al sistema. Un lugar
no pretende ser definido, limi-
tado; en cambio, un territorio
es un dominio. El lugar se abre
al riesgo, al arrabal, a su posi-
bilidad de no ser.
Estamos, por tanto, ante un
trabajo que deja asomar una
idea del mundo y una crítica,
pero que se da en un espacio
de huida de sentido, precisa-
CARMEN mente para mantener esa mi-
CRESPO rada sin concesiones. En este
LUGAR, NO
TERRITORIO lugar que traza Crespo, hay
Polibea. 122 una tentativa de la propia es-
páginas. 10 E critura por cómo podría darse
la creación sin el excesivo peso
del autor. Cómo disolver el yo
en el lenguaje si el sujeto es
lenguaje, eso sería la respira-
ción de una poesía que trata
de borrar al yo del libro. Este
poemario nos desplaza por es-
pacios imposibles, en imáge-
nes difíciles de imaginar, ines-
peradas para el lector, «:irrum-
piendo en su cavidad más ce-
rrada :resbalando resbalando
resbalando :sin cesar :hasta los
agujeros de la sangre».
El uso constante de los dos
LANZARSE A puntos (como se aprecia en
NADAR SIN RED la cita) llama la atención por-
Este título es un que la autora no lo utiliza co-
verso del poeta mo retórica o adorno. Este sig-
José Luis Gó- no ortográfico suele tener una
mez Toré, quien
se encarga de función delimitadora y anti-
introducir esta cipadora. Sin embargo, aquí,
edición. Cita parece llevarnos hacia atrás,
Toré una frase anuncia lo ya pasado, renun-
que Jung dijo a cia a la delimitación. Quizás
Joyce, sobre la pueda verse como una señal
hija de este, y de tiempo en ese lugar, en ese
que puede espacio, un tiempo des-medi-
recoger bien el do, si observamos que los dos
riesgo que para
Crespo es la puntos se utilizan, según la
poesía: “Donde norma internacional, para
usted nada, ella marcar la separación
se ahoga” entre horas y minutos.
LALECTURA 23
 biografía
por JORDI Satírico en su li-
COROMINAS teratura, obsesi-
vo en su realidad,
Tom Sharpe (1928-2013) tuvo la
suerte de nacer en un hogar re-
pleto de contradicciones. La fa-
milia era pobre pese a tener un
amplio bagaje de aventuras en
su árbol genealógico. Su padre,
pastor anglicano, le educó en una
serie de valores donde el temor
reverencial era una máxima, así
como el nazismo, cuyas conse-
cuencias en la mente del joven
fueron terribles, como si residie-
ra en un universo paralelo al de
esa Inglaterra empeñada en com-
batirlo contra viento y marea.
En esta reveladora y atrayente biografía,
Miquel Martín i Serra ahonda en aspec-
tos inéditos de la vida de uno de los
grandes maestos del humor del siglo
XX e ilumina algunas claves de su obra
Tom Sharpe:
avatares polí-
ticos ocultos
tras los velos
de la carcajada
La idolatría del progenitor por
el nazismo es el inicio de la sin-
gladura del absurdo en Sharpe,
quien acudía a la escuela con un
cinturón de las SS y soñaba con
integrar las filas de tan sangui-
naria formación. Poco a poco, no
sin dificultades, comprendió lo
corrosivo de guiarse por esos en-
sueños, hasta derribarlos por com-
pleto en mayo de 1945, cuando
vio en un cine las terribles imá-
genes de los campos de extermi-
no, apenas liberados por las fuer-
zas aliadas. La vena humorística
del inglés ha sido un muro per-
fecto para ocultar todos los ma-
tices políticos de su trayectoria
24 LALECTURA
personal, catapultados por su eter-
no interés por la historia y la an-
tropología, cuyo estudio centró
su paso a finales de los 40 por la
Universidad de Cambridge, una
especie de agujero negro del que
jamás habló en demasía.
Fragmentos de inexistencia, la
detallada biografía escrita por
Miquel Martín i Serra, arroja luz
en la trayectoria de un Tom Shar-
pe que antes de la escritura es un
ser en búsqueda de voz e identi-
dad. De 1951 a 1961 recibió su
verdadera educación sentimen-
tal en la Sudáfrica del apartheid,
condición decisiva para entender
sus decisiones en ese ambiente
hostil. Durante ese decenio, se
implicó en la lucha contra el ra-
cismo y en el apoyo social a los
negros, más contundente desde
su labor como fotógrafo y dra-
maturgo, hasta ser deportado.
El retorno a la patria lo ubicó
de nuevo en la anormalidad, en
este caso debida a las metamor-
fosis del Reino Unido en víspe-
ras de todas las revoluciones de
los 60. Consiguió un trabajo de
profesor en su antigua univer-
sidad, cosechó sinsabores sen-
timentales y, al fin, se atrevió
con la prosa, ganándose al pú-
blico desde Reunión tumultuo-
sa (1971), novela, como casi to-
das las suyas, donde las risas
son un velo a territorios carga-
dos de profundidad crítica.
Sharpe fue un ser de fijaciones
cotidianas. Aquejado de vértigo,
mantuvo a lo largo de sus 85 años
de vida una gran obsesión con el
sexo y sus circunstancias, así co-
mo con las rarezas ajenas, mez-
cladas en el papel con las suyas.
En Fragmentos de inexistencia
nada invita a pensar que haya al-
go de él en el desmoralizado e in-
fravalorado Wilt, su personaje
más famoso, pero tampoco po-
dríamos descartarlo, pues una de
las claves de su literatura es el
carcajearse de todos y, ante todo,
de sí mismo, con tanta fortuna co-
mo para abandonar la docencia MIQUEL
MARTÍN
y enfocarse sólo en las palabras. I SERRA
Según sus propias declaracio- FRAGMENTOS
nes, existen dos tipos de escrito- DE INEXISTENCIA.
res. Los primeros, mucho más cí- UNA BIOGRAFÍA
DE TOM SHARPE
nicos, buscan un golpe de efecto
desde su debut para lucrarse, Anagrama. 336
páginas. 22,90 E
mientras otros, los de su cuerda, Ebook: 12,99 E
atienden con paciencia la fideli-
dad de los lectores sin pedirles
reverencias ni idolatrías. Fue un
hombre nervioso con voluntad
de tener paz, difícil por sus veri-
cuetos mentales. De hallarla, lo
hizo en Llafranc, localidad de la
RETOMAR UN LIBRO
NUNCA ESCRITO
En el otoño de
Costa Brava catalana, templo de su vida, Tom
su amor con Montse Verdaguer Sharpe recibió
y lugar idílico con Josep Pla de la suculenta
fondo, con quien, pese a ser an-
típodas en todo, se emparentó en
la magia de esa geografía.
oferta de un
millón de libras
para que plas-
Las vistas al mar y el carácter mara en papel
su biografía. Su
de los lugareños aliviaron los úl- salud, siempre
timos compases de nuestro pro- con altibajos,
tagonista. Aquejado de mil y una era más que
dolencias desde los 50, incluso precaria y frenó
padeció un infarto durante una el proyecto. Al
entrevista televisiva, fue apagán- cabo del tiempo
dose, empecinado en volver a dar Miquel Martín i
con la tecla de la imaginación por- Serra tomó el
que para él un día de páginas en
relevo y, con la
ayuda de
blanco era una derrota en toda Montserrat
regla. El chico de infancia rabio- Verdaguer, pa-
sa expiró el 6 de junio de 2013. reja de Sharpe,
La vigencia de su testamento ar- convirtió ese
tístico tiene coordenadas poco libro nunca
actuales. No se mordía la lengua, escrito en
se burlaba de lo políticamente co- ‘Fragmentos de
rrecto y ponía el dedo en la llaga inexistencia’,
reconstrucción
sin aspavientos, duro y sutil al de la existencia
tirar sus balas, sin miedo a prohi- del autor britá-
biciones por amor a la libertad. nico con infor-
Algo que se estila demasia- mación detalla-
do poco hoy en día. da e inédita
 tribuna

Bastante
más que el
Hemingway
español
por Jorge
Bustos

De Ignacio Aldecoa (Vitoria, 1925-Madrid, 1969)

conocíamos sus cuentos, encaramados con razón
a lo más alto del canon narrativo no ya de la Ge-
neración del 50 sino de las letras españolas del si-
glo XX. Pero esta lujosa edición de sus cuatro no-
velas a cargo de Hipólito Esteban Soler reafirma
y amplía la talla literaria de quien fue quizá el es-
critor mejor dotado de su tiempo junto con Ferlo-
sio, y al que solo una muerte prematura privó de
cuajar una obra más imponente.
Renovador y castizo, cosmopolita y cos-
tumbrista, entre discípulo de
Hemingway y precursor de
Renovador y Delibes, Aldecoa puso su pro-
castizo, fue quizá
el escritor mejor funda sensibilidad y su ta-
dotado de su lento expresivo al servicio
generación junto de una preceptiva neorrea-
con Ferlosio lista que ahormó a sus pro-
pias obsesiones: la tierra, el
mar, los oficios duros pero
Forjó un estilo nobles. Como a su paisano
propio que mezcla Baroja le interesaban los hom-
neorrealismo bres de acción, pero puestos en
y psicologismo situaciones límite, sometidos a la
con resonancias lucha por la supervivencia en una
simbolistas
España ardua pero nunca tópica.
Sus relatos son estudios de la dig-
nidad humana probada en condicio-
nes difíciles, y por eso incorpora procedimientos
más propios de la novela psicológica –el estilo in-
directo libre– que del realismo social. No está au-
sente de sus ficciones un cierto propósito de de-
nuncia social, pero sin el énfasis ideológico de
otros compañeros de generación. Lo propio de Al-
decoa es la mezcla de neorrealismo y psicologis-
mo con resonancias simbolistas.
Desde el principio forjó un estilo poético y fun-
cional a la vez, que aunaba la sencillez sintáctica
de Azorín y la riqueza léxica de Valle. Leer a Al-
decoa es asistir al despliegue del fraseo corto que
pauta la acción y al contrapunto lírico de unas des-
cripciones que envuelven por completo a los per- JORGE ARÉVALO

26 LALECTURA
 IGNACIO ALDECOA
NOVELAS COMPLETAS
Biblioteca Castro.
840 páginas. 50 E
sonajes y a menudo empujan, enmarcan o expli-
can sus actos.
Su primera novela es quizá su obra maestra. El
fulgor y la sangre es un relato coral, centrado en
cinco mujeres que son las esposas de los cinco guar-
dias civiles destinados en un aislado castillo de una
localidad rural de Castilla. Las vidas de los integran-
tes de esos cinco matrimonios quedaron truncadas
por el trauma de la Guerra Civil y su vida prosigue
ahora encastillada, marcada por el fatalismo y la
resignación. El tiempo de la novela es la inmedia-
ta posguerra, años de miseria material, de remem-
branza melancólica y de horizontes estrechos. Es
inevitable conectar el espacio de esta novela con la
fortaleza en la que hace su guardia metafísica la
absurda guarnición de El desierto de los tártaros,
de Buzzati. No en vano la crítica ha venido seña-
lando el vínculo de Aldecoa con el existencialismo
europeo, lo que eleva la ambición de su literatura
muy por encima de la prosa social en boga.
En el castillo apenas sucede nada. Los guardias
sueñan con el traslado y sus mujeres con una vi-
da digna de ese nombre en una ciudad o un pue-
blo grande, hasta que se desencadena el episodio
trágico que activa la tensión. En las novelas de Al-
decoa la peripecia es mínima, anecdótica, y solo
al final acontece el fúnebre suceso que cierra el
arco dramático de la narración. El Jarama no es
ajeno a esta fórmula. Pero El fulgor y la sangre re-
vela pronto la mala noticia (el asesinato de uno de
los guardias a manos de un gitano fugitivo), que
funciona como señuelo para ir paseando al lector
por la conciencia dañada de los personajes según
el peculiar pathos de Aldecoa: la ambivalencia de
lo crudo y lo tierno. Una mirada que registra el su-
frimiento y una conciencia que se apiada.
En su precisión de reportero humanista, que no
juzga sino muestra –a Aldecoa le gustaba sumer-
girse en los ambientes sobre los
que se disponía a escribir–, hay un
cierto aire al Chaves Nogales de A
La mirada piadosa
del autor redime sangre y fuego. La tensión de las
a sus personajes, mujeres que esperan el regreso de
sometidos a la la patrulla formada por sus mari-
crudeza de la dos sin saber si son viudas, a la es-
lucha por la vida pera de conocer la identidad del
guardia tiroteado, equivale a la es-
pera beckettiana de esos tártaros
Su prodigioso oído que nunca llegan, pese a que El ful-
para el diálogo y su gor y la sangre transcurre en una
talento descriptivo sola jornada: entre el mediodía y
elevan su fórmula la medianoche.
realista al rango
de prosa poética Pese a su juventud, Aldecoa de-
muestra en su primera novela un
dominio total de la técnica narra-
tiva. El manejo de la elipsis y de los saltos tempo-
rales logra mantener el ritmo y dosificar la intri-
ga mientras se zambulle en las vidas rotas de los
protagonistas. El oído del narrador para el diálo-
go popular es prodigioso, marca de su generación.
En la segunda novela de este volumen, Con el vien-
to solano, publicada un año después de la prime-
ra, el autor se propone llevar al límite el perspec-
tivismo narrativo poniendo el foco sobre el gita-
no que acaba disparando contra el guardia civil
en El fulgor y la sangre. Parece un planteamiento
lorquiano, pero no hay en Aldecoa rastro de visio-
nes folclóricas: las figuras que se encuentran en
las márgenes de la sociedad no le atraen como
símbolo poético sino como verdad antropológica.
Si vale decirlo así, la suya es una sensibilidad más
castellana que andaluza.
Los mundos narrativos de Aldecoa están pobla-
dos por menestrales, marineros, bo-
xeadores, campesinos, maestras de
escuela, mujeres que no conciben En su sensibilidad
otro papel en la vida que el de espo- por las clases
sas y madres. Escribió dos novelas trabajadoras hay
de campo –las dos citadas– y dos no- un énfasis menos
velas de mar: Gran Sol y Parte de una ideológico que
historia. En todas brilla poderosa- existencialista
mente su talento para el registro sen-
sorial del detalle, y en todas el desen-
lace queda algo abierto, sin conclu- Se sumergía en
sión moral, porque no hay promesa
los ambientes que
iba a novelar, como
ni condena para los humildes. Con un reportero, pero
el viento solano es la contraparte de su arte literario
El fulgor y la sangre desde el punto trasciende lo social
de vista del gitano –víctima totémica
del desprecio social y del maltrato
policial–, personaje que recuerda mucho al
Meursault de Camus, cegado por el sol, casi con-
ducido al crimen por las condiciones climáticas.
Gran Sol es un cuaderno de bitácora novelado.
Aldecoa se enroló en un pesquero y faenó con su
tripulación en aquel caladero atlántico, anotando
minuciosamente las rutinas de los marineros, la lu-
cha melvilleana con el mar, acechada siempre por
el accidente mortal y la soledad roedora y la ame-
naza de los elementos. Pero fue en Parte de una his-
toria –no se entiende que escogiera título tan me-
diocre para novela tan hermosa– donde alcanzó la
perfección del estilo. La precisión de la ciencia y la
desnudez de la poesía bajo la inspiración del archi-
piélago que lo deslumbró: Canarias.
El descubrimiento del islote de La Graciosa, don-
de pasó una temporada, se traduce en un fértil im-
pulso creativo. El narrador adopta la primera per-
sona del presente para confesar su extrañeza de
extranjero –nuevamente Camus– entre dos mun-
dos que chocan: el de los turistas ricos que visitan
la isla y el de los isleños que viven apenas de la
pesca diaria y el ron. La trama se adelgaza al má-
ximo en beneficio de los diálogos, que dan voz a
la pureza nativa del habla canaria, levemente es-
tilizada. El retrato del paisaje toma una cualidad
pictórica, como una acuarela hiperrealista. La fa-
talidad gravita sobre el islote evocando la Coma-
la de Rulfo, pero la tragedia –un ahogamiento– so-
lo aparece al final.
El espacio físico es siempre simbólico y a me-
nudo opresivo: son los escenarios donde se desa-
rrolla la epopeya de los humildes, redimidos ape-
nas por la mirada piadosa del narrador. Como di-
jo su amigo Medardo Fraile, Aldecoa «siem-
pre supo estar a la altura de los pobres».
LALECTURA 27
 deportes
por JUAN Un libro aureola-
CLAUDIO do por la leyenda,
DE RAMÓN
inscrita en la faja
promocional, de
ser «quizá el mejor libro jamás
escrito sobre cualquier deporte»,
levanta no pocas expectativas.
Pues bien, tras la lectura de El
nadador como héroe uno conclu-
ye que el elogio se queda corto.
Este libro, publicado originalmen-
te en 1992 e inédito en español,
es uno de los mejores libros que
este reseñador ha leído en mu-
cho tiempo sobre cualquier te-
ma. Y adelanto que fascinará tan-
to a los aficionados al nado co-
mo a quienes nunca sintieron ne-
Fascinante y absorbente recorrido cuajado
de anécdotas por el mundo de la natación,
desde la cultura grecolatina al mundo ac-
tual, este ensayo de Charles Sprawson en-
candilará a cualquiera a quien le guste leer
Heroicos,
refinados y
malditos:
historias de
nadadores
cesidad de perfeccionar su esti-
lo de crol o se atrevieron a prac-
ticar el salto del ángel.
Charles Sprawson (1941-2020)
ejercía como marchante de arte
cuando dio a la imprenta esta his-
toria cultural de la natación. Na-
cido en la India británica, fue allí
donde aprendió a nadar. Dando
brazadas en criptas subterráneas,
en ríos y en costas junto a tem-
plos hindúes, empezó a formar-
se, ya de niño, «un vago concep-
to del nadador como un individuo
bastante alejado o totalmente ais-
lado de la vida ordinaria, devoto
de un tipo de ejercicio en el que
la mayor parte del cuerpo perma-
28 LALECTURA
nece sumergida y absorta». Cuan-
do la familia se trasladó al norte
de África, siguió bañándose en
las piscinas naturales que los ro-
manos habían dejado por todo el
Mediterráneo. Su mente forjó en-
tonces un vínculo entre el mun-
do grecolatino y el nado, aunque
no fue hasta leer una crónica de
los Juegos de Melbourne de 1956
cuando se hizo «consciente por
primera vez de que la natación
tenía una dimensión homérica».
Pronto descubriría, además,
que su interés por la literatura,
clásica y moderna, gravitaba ha-
cia el agua. Acopiando lecturas
acuáticas y viajando para nadar
en los lugares donde lo habían
hecho sus autores y nadadores
predilectos, Sprawson se prepa-
ró sin saberlo para escribir este
magnífico e hipnótico libro, el
único que publicaría en su vida.
En él se da noticia, por ejem-
plo, de Matthew Webb, el primer
hombre que en 1875 atravesó a
nado el Canal de la Mancha, y que
moriría intentando cruzar los te-
rribles remolinos del río Niágara.
Webb era consciente del alto ries-
go de perder la vida en esa gesta,
pero «si algo temía por encima de
todo era una vida tranquila». Sen-
timos aquí el eco de Aquiles, que
parte hacia la guerra de Troya en
busca de gloria, sabedor de que
el hado ha sentenciado que allí
encontrará la muerte.
Es fama que Aquiles solo era
vulnerable en su talón. Fue preci-
samente un agarrotamiento del
tendón de Aquiles, que lo dejó co-
jo, lo que llevó a Lord Byron a ado-
rar la natación. El vate inglés ase-
guraba vanagloriarse más de ha-
ber cruzado a nado el Helespon-
to que de cualquier otra gloria po-
lítica o poética. De su amigo She-
lley aprendemos, en cambio, que
no sabía nadar, a pesar de sentir
una afinidad casi erótica hacia el
agua, elemento en que se dejó
morir en un ahogamiento que tu-
vo algo de suicidio. Siguiendo la
estela de Byron (y del Leandro de CHARLES
SPRAWSON
la fábula) Sprawson relata su via- EL NADADOR
je a Turquía para cruzar a nado COMO HÉROE
el Helesponto. Entre los consejos Traducción de
suministrados por Ibrahim, el ins- Lorenzo Luengo.
Siruela. 316
tructor que se ganaba la vida es-
coltando a los turistas mitómanos páginas. 26 E
Ebook: 11,99 E
que querían atravesar el canal,
estaba, además de nadar 2.500
metros al día durante dos meses,
el leer a Homero, además de al-
gunos capítulos selectos del clá-
sico de Werner Jaeger, Paideia,
los ideales de la cultura griega.
Son varios los gigantes de la
RÉCORDS Y
TRAGEDIAS
Sprawson no
cultura que Sprawson convoca
en su libro. Junto a los románti-
cos ingleses comparece Goethe
se olvida de las
grandes nada-
doras de la his-
solazándose en los lagos suizos,
Flaubert tirándose al Sena para
gozar de «mil pezones líquidos
toria y la mito-
logía, y de cómo
la natación
recorriendo su cuerpo», o Valéry
expresando su deseo de «forni-
car con la ola». Jack London, Walt
permitía a las
mujeres gozar
de una sensual
libertad cuando
Whitman, Kurosawa o Mishima aún sufrían de
también son glosados a la luz de todo tipo de
sus pasiones hídricas. Persona- corsés, reales y
jes que compartían la desconfian- simbólicos. Así,
za hacia la civilización burguesa combina las
y su atroz descuido del cuerpo. historias de la
Especial interés tienen las pá-
ninfa Arteusa,
la diosa Afrodi-
ginas sobre el papel del agua en ta o la rebelde
la literatura de los estadouniden- Antígona con
ses F. S. Fitzgerald y Tennessee las muertes
Williams o las dedicadas a la cons- acuáticas de
trucción de piscinas en Califor- Mary Woll-
nia a principios del siglo XX y el stonecraft y
impacto que tuvieron en el pin- Virginia Woolf
tor David Hockney. La escritura o la gesta de la
artista de varie-
de Sprawson no des merece la de dades Elise Wa-
los autores que cita. Para que es- llenda, que en
te libro encandile no hace falta 1881 estuvo bajo
que a uno le guste nadar; el agua 4 minu-
basta con que le guste leer. tos 45 segundos
 sociología
por ALBERTO «Un nazi se cru-
GORDO za con un judío y
le dice: ‘Schwein!
[cerdo]’. El judío alza el sombre-
ro y responde: ‘Cohen’». Este es
uno de los muchos chistes –ca-
racterísticamente judío en su jue-
go de equívocos lingüísticos– que
recorrían Europa en su período
más oscuro y que hoy nos hablan
de la formidable capacidad del
«pueblo elegido» para reírse en
la desgracia. El tópico dice que
la comicidad judía nunca ha de-
caído, ni siquiera a las puertas de
las cámaras de gas. De hecho se
habla de chistes de Auschwitz o
de Treblinka como aquí habla-
De Larry David y Woody Allen a Philip
Roth y Kafka, Jeremy Dauber recoge en
este volumen las mil y un caras de un hu-
mor judío que, vigente desde la Edad Me-
dia, ha marcado la cultura popular actual
Escatología,
mordacidad
y persecuciones:
el inagotable
humor judío
mos de chistes de Lepe (para los
judíos es Chelm, en Polonia) o,
en un sentido algo más próximo
a aquellos, de chistes de Irene
Villa. ¿Se puede bromear con la
peor de las tragedias? Al profe-
sor de la Universidad de Colum-
bia Jeremy Dauber (Nueva Jer-
sey, 1973), autor de El humor ju-
dío. Una historia seria, esta cues-
tión no le interesa demasiado: lo
que importa es que esos chistes
se hacen y que los judíos son ex-
pertos en inventarlos y contarlos.
Pero sería injusto, además de
falso, reducir el humor judío a un
montón de bromas sobre la per-
secución y el exterminio. Lo de-
30 LALECTURA
finen otros criterios: «el chiste ju-
dío, además de ser obra de judíos,
suele tratar la vida judía contem-
poránea o la existencia histórica
de los judíos», nos dice Dauber,
«se centra por lo general en el ju-
dío de a pie y en la ambigüedad
de la condición judía (¿quién es
judío?, ¿lo soy solo porque mi ma-
dre lo era?), a veces responde a
la persecución, es cierto, pero so-
bre todo adora la sátira, los jue-
gos alusivos e intelectuales, la vul-
garidad y lo grotesco, la ironía, la
mordacidad, la metafísica, y es-
tá obsesionado con el cuerpo».
Verán que en esta enumera-
ción, en algún elemento o en va-
rios, caben, por ejemplo, Larry
David o Woody Allen, Isaac Bá-
bel, Philip Roth o Gary Shteyn-
gart. Pero también Seinfeld o
Friends, Ernst Lubitsch o Billy
Wilder. Cabe nuestra comedia
más querida (y, según Peter Allen,
el 80% de la comedia estadouni-
dense: es su cálculo de la apor-
tación judía a la misma).
Pero lo que quizás no sea tan
evidente es que este rastro de risa
se remonta a la Biblia y el Talmud
y pasa por autores escatológicos
medievales hasta llegar a Sacha
Baron Cohen y a las mordaces
viñetas de los periódicos israelíes.
Hace unos meses se publicó un
ensayo de Norman Lebrecht, Ge-
nio y ansiedad (Alianza), que con-
taba cómo en apenas un siglo los
judíos habían cambiado el mun-
do. Pues bien, el libro de Dauber
podría considerarse un nutrido
spin-off en el que los actores más
divertidos repiten.
Kafka, por ejemplo. A estas al-
turas quedan pocos lectores que
no reconozcan el humor de bue-
na parte de su obra. Dice Dau-
ber: «El efecto cómico, así como
judío, del humor de Kafka, que a
menudo adopta formas no judías,
se basa en el disfraz literario o,
por decirlo de otro modo, en el
uso sostenido de la alegoría». Pe-
ro ¿era humor judío? Según Dau-
JEREMY ber, no hay duda. El escritor era
DAUBER
EL HUMOR un fanático del teatro yiddish y
JUDÍO. UNA la influencia en su obra es evi-
HISTORIA SERIA dente. Es conocida la anécdota
Traducción de
José Manuel
del de Praga leyendo en público
La metamorfosis sin ser capaz de
Álvarez-Flórez. contener la risa. La interpreta-
Acantilado. 448
páginas. 18 E ción de Dauber se corresponde
con la de Félix de Azúa, que en
Lecturas compulsivas escribió
que el de Kafka era un «humor
corrosivo, a medio camino entre
PINCHAZOS
el expresionismo germánico y la
EN YIDDISH
Bajo el título self-deprecation a lo Woody Allen».
‘Shpilkes’, es Del amplio repaso de Dauber
decir “alfileres” cada uno podrá quedarse con lo
o “alfilerazos” que más le interese. Este lector
en yiddish, ha disfrutado mucho con el vívi-
Libros del do recorrido por la obra de Phi-
Zorzal publica lip Roth («el que mejor compren-
una hilarante dió que contar chistes es una ma-
recopilación de
nera de afrontar la difícil tarea
refranes y mal-
diciones en este de asomarse al vacío»), cuya obra
idioma a cargo lo sitúan en la cima del humor ju-
del poeta, y fol- dío contemporáneo. No en vano,
clorista Eliahu hace que uno de sus personajes
Toker. “Que se más célebres, Alexander Portnoy,
te caigan todos pronuncie este lamento: «Esta es
los dientes me- mi vida, doctor Spielvogel, esta
nos uno, y que es mi vida; y resulta que toda ella
ése te duela”, pasa en un chiste de judíos».
“Que entre la
bendición de El humor melancólico de otro
Dios en tu Roth, Joseph, y sus caricaturas
paquetito de de ciertos vicios judíos, como la
desgracias” o extrema diligencia o el intelec-
“Que ganes tualismo, no están en el libro, pe-
un millón de ro podrían. Pues es un humor que
dólares en la despierta la misma mueca amar-
lotería y te lo ga que la terrible constatación de
gastes todo en
médicos” son Mel Brooks, esta sí recogida por
algunas de Dauber al hablar de la Edad Me-
las sabrosas dia: «Mientras se estén partien-
muestras del do de risa, ¿cómo van a ma-
ingenio yiddish tarte a garrotazos?».
 sociología

por DANIEL «Hay momentos del viajero. Le acompaña una tridentino y en las devociones
CAPÓ y lugares», lee- enorme cultura y un respeto ha- populares, en la extraordinaria
mos en Rituales, cia mundos que nos resultan ya complejidad del hinduismo y en
de Ignacio Jáuregui (Málaga, desconocidos. «Mezclado entre la aparente pureza del budismo;
1967), «en los que, por una cris- los creyentes sin ser uno de mira hacia el judaísmo más orto-
talización de circunstancias, el ellos, este paseante se ha en- doxo, la severa geometría del
ritual pasa de hábito a aconteci- contrado asomado a rituales re- chiismo iraní, a la nostalgia de
miento: los gestos se adensan, ligiosos de todo tipo con el ideal las ciudades santas.
el aire se carga de sentido y se de la invisibilidad en mente», En Etiopía –donde visita la mí-
abre paso la presencia de aque- leemos al inicio del libro. Por su- tica Lalibela–, el autor celebra la
llo que Kafka llamó ‘lo indes- puesto, se trata sólo de un ideal fiesta de la Epifanía rodeado del
tructible en nosotros’». Esta ex- porque ni la invisibilidad es po- exotismo de la Antigüedad. «Por
periencia casi stendhaliana del sible ni uno se integra realmen- toda la Etiopía cristiana –cuen-
rito –la belleza que se transforma te en un rito sin una fe que lo ta–, desde la aldea más remota a
en emoción, la emoción que abre sostenga. Aquello que desde las capitales históricas, se saca
las compuertas de una realidad dentro adquiere sentido se per- en procesión el Tabot, simulacro
más honda– aúna lo sagrado con cibe como ajeno y misterioso del Arca de la Alianza que custo-
la poesía y a ambos con la condi- desde fuera. Al viajero y al lector dia cada iglesia, hasta un lugar
ción humana. con agua, se celebra
Hace ya algunos allí una ceremonia
años, un neurocien- Profundo y estimulante, este reco- de bendición y se lo IGNACIO
tífico observó que conduce de vuelta al JÁUREGUI
nuestra estructura rrido de Ignacio Jáuregui por los templo donde estará RITUALES. UN
VIAJE POR EL HILO
cerebral parece fa- rituales de todo el mundo, actuales oculto hasta el año
QUE NOS UNE
vorecer la construc- siguiente».
ción de circuitos ri- e históricos, es una búsqueda del En Tikal, en cam-
Prólogo de
María Belmonte.
tuales, de modo que alfabeto íntimo de la humanidad bio, se pregunta por Fórcola. 372
quizás no sea dema- el olvido de los dio- páginas. 28,50 E

La magia del
siado atrevido soste- ses: «Desde el me-
ner que la mente lancólico intento de
humana funciona Juliano el Apóstata,
como una lente litúr-
gica. Los ritos ofre-
cen indudables es-
rito, un viaje sabemos que los dio-
ses necesitan de la fe
sostenida de los
SIMILAR PRÁCTICA,
DISTINTA VISIÓN
Arquitecto y
tructuras de sentido,
que actúan como
puentes sociales. Los
por las verda- hombres para man-
tenerse vivos, y en
Guatemala hace mu-
viajero, este
recopilatorio
de sus muchos
ceremoniales tienen
la misión de religar,
de dar sustento a
des que nos cho tiempo que na-
die cree de verdad
en Kukulkán, la ser-
viajes, que Jáu-
regui reunió de
forma casual, le

conforman
instituciones funda- piente emplumada ha hecho estar
de acuerdo con
mentales como la fa- que dio a los hom- una famosa
milia y canalizar los bres el fuego, ni en la máxima del
grandes sentimien- abuela del maíz, polemista
tos: ya sea el duelo Ixmucané». Así com- Chesterton. “Él
por la enfermedad o la muerte, el les queda entonces sólo el cami- probamos cómo las liturgias se argumentaba
amor, el miedo o la violencia. En no de la observación y, si se transforman y a veces pierden su que los ritos son
efecto, parafraseando a Novalis, quiere, del asombro. sentido y dejan de apelarnos. La prácticamente
en ausencia de ritos reinan los Ensayos sobre ritos, fuera del cultura es consecuencia de la his- los mismos. Lo
fantasmas, que son heraldos de ámbito antropológico y con una toria y de sus ciclos, del mestiza-
que difiere es
que un budista
la muerte. «¿Dónde está escrito clara voluntad cultural y litera- je mucho más que de la pureza. aspira a la
que nos corresponda vivir en la ria, hay pocos. Jáuregui afronta Rituales se lee como una enci- extinción, no
tierra amada?», se preguntó en el reto con la désinvolture propia clopedia del viajero. Mueve a la sólo espera que
una ocasión Czeslaw Milosz. de un hombre fascinado por envidia del lector y excita el áni- ocurra, sino
Jáuregui le respondería que en aquello que ve y le deslumbra, y mo del peregrino. Nos habla de que la desea,
la gestualidad de los ritos, en su con el distanciamiento caracte- un mundo que aún existe, como mientras que
palabra, en su promesa. Yo tam- rístico de un nieto de Montaig- fósil viviente, en algunos casos un cristiano
bién lo creo así. ne. De Jerusalén al Oratorio de casi prehistórico. En este senti- espera reunirse
con Dios en el
Rituales es uno de los ensayos Brompton en Londres, de Bena- do, es un libro que no engaña a paraíso. Son las
más estimulantes que he leído rés a Nuwara Eliya en Sri Lan- nadie. Culto y trabajado, resume concepciones
en estos últimos años. Recorre ka, de El Cairo a Fez, a Nápoles el Grand Tour de toda una vida del mundo las
la geografía de lo sagrado, sin o a Florencia, Jáuregui bucea en en busca del alfabeto más que son muy
perder la distancia aristocrática las ceremonias del catolicismo íntimo de la humanidad. diferentes”
LALECTURA 31
 EL LIBRO DE
LA SEMANA
por MERCÉ
IBARZ

FICCIÓN SEMANA ANTERIOR / SEMANAS EN LISTA NO FICCIÓN SEMANA ANTERIOR / SEMANAS EN LISTA

1. El viento conoce mi nombre 1/6 1. Nuestro cuerpo 1/8

Isabel Allende Plaza & Janés. 22,90 E Juan Luis Arsuaga Destino. 21,90 E
2. La rebelión de los buenos 2/5 2. Encuentra tu persona vitamina 2 / 77
Roberto Santiago Planeta. 22,90 E Marian Rojas Estapé Espasa. 18,90 E
3. Cómo (no) escribí nuestra historia 3 / 14 3. No me gusta mi cuello 3/6
Elísabet Benavent Suma. 19,90 E Nora Ephron Libros del Asteroide. 18,95 E
4. El nido del cuco 4/9 4. Neurociencia del cuerpo 4 / 35
Camilla Läckberg Maeva. 22,90 E Nazareth Castellanos Kairós. 18 E IMMA MONSÓ
5. El retrato de casada 5 / 19 5. Los hombres no son islas 7/4 LA MAESTRA
Maggie O’Farrell Libros del Asteroide. 23,95 E Nuccio Ordine Acantilado. 18 E Y LA BESTIA
Anagrama. 352
6. El Ángel de la Ciudad 6 / 16 6. El gran impostor 6/2
páginas. 19,90 E
Eva Gª Sáenz de Urturi Planeta. 21,90 E Carlos Cuesta La Esfera. 20,90 E Ebook: 10,99 E
7. La mala costumbre 7/2 7. El retorno de la derecha 5/9
Alana S. Portero Seix Barral. 19 E Federico Jiménez Losantos Espasa. 22,90 E Todavía con el eco
8. Los misterios de la taberna Kamogawa 8/3 8. Una historia compartida 7 / 18 del éxito de la
Hisashi Kashiwai Salamandra. 18 E Julia Navarro Plaza & Janés. 21,90 E traducción al
9. Púa 9 / 10 9. Hasta aquí hemos llegado 8/7 castellano de su
espectacular
Lorenzo Silva Destino. 21,90 E Rodrigo de Rato Península. 21,90 E ‘Tríptico de la
10. Cosecharás tempestades 10 / 8 10. King Corp 9 / 11 tierra’ (Anagrama)
Donna Leon Seix Barral. 19 E J. M. Olmo y D. Fernández Libros del KO. 22,90 E el año pasado,
11. El cuco de cristal 11 / 24 11. Contra la mayoría 11 / 11 la escritora
Mercè Ibarz nos
Javier Castillo Suma. 20,90 E Jano García La Esfera. 19,90 E
recomienda no
12. La taberna de Silos -/4 12. El malestar de las ciudades 12 / 7 perdernos este
Lorenzo G. Acebedo Tusquets. 19 E Jorge Dioni López Arpa. 19,90 E verano ‘La maestra
y la Bestia’, la
última novela de
POESÍA SEMANA ANTERIOR / SEMANAS EN LISTA INFANTIL/JUVENIL SEMANA ANTERIOR / EN LISTA
Imma Monsó,
que considera
“una luminosa y
envolvente
1. Lo que la poesía aún no ha escrito 1/8 1. Los Compas y el despertar de la momia 3/7
reflexión sobre la
Elvira Sastre Visor. 20 E Mikecrack, el Trollino y Timba VK MR. 19,90 E clandestinidad
2. La otra bestia 2/3 2. 30 sunsets para enamorarte 5 / 10 anarquista y los
Ana Rujas Aguilar. 19,90 E Mercedes Ron Montena. 18,95 E efectos del silencio
3. A rachas. Poesía reunida 3/4 3. Brujos en pañales. Anna Kadabra 12 1/3 colectivo durante
y tras la dictadura,
Carmen Martín Gaite La Bella Varsovia. 16,54 E P. Mañas y D. Sierra Listón Destino. 10,95 E y un cuestiona-
4. Lo que pasa es que te quiero 4 / 17 4. El Principito 4 / 73 miento audaz de la
Gloria Fuertes Blackie Books. 21 E Antoine de Saint-Exupéry Salamandra. 6,95 E noción de memoria
5. Sonetos y otros poemas 5/4 5. La teoría del amor 2/4 histórica”, afirma.
“Indagaciones
Antonio Gala Eirene. 16 E Ali Hazelwood Contraluz. 18,95 E desenvueltas y
ahondadas con
la humorista prosa
LIBRERÍAS CONSULTADAS. A CORUÑA: Arenas. ALBACETE: Herso. ALMERÍA: Picasso. ÁVILA: Letras. BARCELONA: La Central, Alibri, Laie. BILBAO: Cámara.CÁCERES: To- indómita de
doLibros. CÓRDOBA: La república de las letras. GIRONA: Geli. GUADALAJARA: Emilio Cobos. LEÓN: Artemis. LOGROÑO: Santos Ochoa. MADRID: Alberti, Casa del Libro,
El Corte Inglés. MURCIA: Alameda. OVIEDO: Cervantes. PALENCIA: Iglesias. PALMA: La biblioteca de Babel. PAMPLONA: Abárzuza. SALAMANCA: Letras Corsarias. SAN la autora, su
SEBASTIÁN: Lagun. SANTIAGO: Couceiro. SEVILLA: Verbo TENERIFE: El atril TOLEDO: Hoja blanca. VALENCIA: París-Valencia. VALLADOLID: Oletvm. ZARAGOZA: Cálamo marca esencial”

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32 LALECTURA
MEDIR
LASPALABRAS
Rodríguez
El Diccionario manual e ilustrado de la
lengua española de la Academia fue un
estimable repertorio, hoy bastante olvi-
dado, que se caracterizó (desde su pri-
mera salida, en 1927) por una mayor
apertura y agilidad, a la hora de recoger
voces y acepciones, que las que en su
momento mostraba el diccionario por
antonomasia de la corporación, el lla-
mado «diccionario común» frecuente-
mente designado —no por la Academia
misma— como DRAE.
De las cuatro ediciones que aquel –el
Diccionario manual, DM– tuvo, la terce-
ra (1983-85) y la cuarta (1989) corrieron
a cargo de un muy reducido equipo de le-
xicógrafos al frente del cual estaba M.ª
Josefa Canellada. Y ese equipo –lo he se-
ñalado en otras ocasiones– estuvo atento
a recoger novedades, a veces no tan nue-
vas, que escapaban al más envarado dic-
cionario «oficial» (y mostrando, en todo
caso, su subordinación a él mediante unos
corchetes con que se señalaba lo no reco-
gido en el diccionario maior).
Nuevo ejemplo de ello me lo ha depa-
rado la entrada Rodríguez en el DM de
1983-85. Lleva la marca fam. (= fami-
liar), de valor muy próximo a la hoy tan
frecuente –en lexicografía– coloquial; y
esta definición: «Marido que permane-
ce en la ciudad trabajando, y a menudo
divirtiéndose, mientras la familia está de
vacaciones»; a lo que se añade que se
usa más en la frase estar de Rodríguez.
El diccionario común recogió la pa-
labra en la edición de 2001: «Hombre
casado que se queda trabajando mien-
tras su familia está fuera, normalmen-
te de veraneo»; y añadía tres verbos que
a menudo acompañaban al sustantivo:
Anda, está, se queda de rodríguez. Nó-
tese que, con buen criterio, la R mayús-
cula inicial del DM de 1985 ha pasado
a ser minúscula.
La Academia recogía así un uso que
había hecho su aparición en la lengua
medio siglo antes.
Se ha vinculado la aparición del neo-
logismo a una película de 1965: El cáli-
do verano del señor Rodríguez, de Pe-
dro Lazaga. Pero el personaje tipo que
en la cinta encarnaba José Luis López
Vázquez, y el correspondiente nombre
lexicalizado, rodríguez, no nacieron con
por Pedro
Álvarez
de Miranda
ella, sino que la precedieron. La sala
York Club de la capital, por ejemplo, ya
ofrecía en 1957, por 25 pesetas en la se-
sión de tarde y 40 en la de noche, el «ma-
ravilloso show» ¡¡Estoy de Rodríguez!!
Y todavía cabe retroceder otros ocho
años más. Curiosamente, aun tratán-
dose de un hecho social marcadamen-
te madrileño, el primer testimonio apa-
rece, referido a la capital, en un perió-
dico barcelonés, La Prensa, el 23 de ju-
lio de 1949. Un corresponsal escribe
desde Biarritz una breve crónica que
cierra así: «Parodiando a lo que dicen
los Rodríguez madrileños, Biarritz, en
verano, con dinero y más libre que el
viento, es infinitamente mejor que Ba-
den-Baden». La naturalidad con que ahí
se emplea la palabra, sin necesidad de
ofrecer explicaciones sobre ella, impli-
ca una previa circu-
lación en la lengua vi-
va, hablada (… y a las
veces inaprensible).
En cuanto a la frase
tópica que expresa-
ba la superioridad del
Madrid veraniego so-
bre la ciudad balnea-
ria alemana, habrá
que volver sobre ella
otro día.
Hay un puñado de
testimonios de uso de
nuestro rodríguez /
Rodríguez de la déca-
da de los 50. La pe-
riodista Pilar Narvión, por ejemplo, de-
dica a los maridos sin veraneo una co-
lumna en el diario Pueblo, el 8 de sep-
tiembre de 1954: «Los Rodríguez son
unos pobres seres enormemente des-
graciados; ellos continúan aguantando
al jefe inmediatamente superior duran-
te todo el verano, y comen tortillas de
patata en las horribles tabernas de las
esquinas, y se aburren en los cines de
sesión continua, y han de hacerse la ca-
ma antes de ir a la oficina, y han de la-
varse los calcetines y la camisa, porque
para algo se los regaló de nylón [sic] su
querida esposa…».
No aparece ahí la propensión del ro-
dríguez al flirteo, pero en ella reside la
explicación (relativa) de la elección del
apellido: un apellido tan corriente que,
adoptado como propio en un eventual
escarceo o aventurilla, servía como es-
cudo de anonimato. Conviven, pues, un
factor de motivación y también un am-
plio margen de arbitrariedad: ¿por qué
elegir Rodríguez para el personaje o «ti-
po» humano del marido en libertad, y
no Martínez, García o López? Pues por
el mismo fifty / fifty de motivación / ar-
bitrariedad que ha llevado a llamar ma-
ruja a la «mujer que se dedica solo a las
tareas domésticas y a la que suele aso-
ciarse a ciertos tópicos como el chis-
morreo, la dependencia excesiva de la
televisión, etc.» (DLE), y no concha, o
charo, o pili…; y choni a la «mujer jo-
ven que pretende ser elegante e ir a la
moda, aunque resulta vulgar» (ibídem).
El porcentaje de inmotivación sube mu-
chos enteros en otros casos de lexica-
lización de nombres de persona: ¿por
qué se llama marianos a unos calzon-
cillos largos?; ¿por qué
marcel, en francés, a
una camiseta mascu-
lina de tirantes?
Termino volviendo
al rodríguez, y, no sin
cierto rubor, a la cas-
posa España que lo
alumbró. En 1975 Pe-
dro Lazaga fichó a
Tony Leblanc, Rafael
Alonso y Antonio Ozo-
res para reincidir en la
españolada con nueva
película, cuyo título lo
LUIS PAREJO dice todo: Tres suecas
para tres rodríguez.
Cuando, en 2001, la Academia inclu-
yó la palabra en el diccionario oficial
–olvidando añadirle, por cierto, la mar-
ca diatópica España, pues no creo que
en los países de América fuera un uso
conocido– es muy probable que hubiera
hablantes jóvenes a los que ya había
que explicársela.
Hoy, para que nada falte, alguna voz
reclama que rodríguez no sea solo nom-
bre masculino, que el definidor no sea
«marido que…» sino «persona que…»;
pues que hay, en fin, mujeres rodríguez.
Uno casi preferiría dejar por ahora
el artículo del DLE como está y que, con
base en los datos, en la documentación,
pudiera convenirle en breve llevar la
marca «p[oco] us[ado]».
De momento, este medidor de pala-
bras se va de veraneo y se lo de-
sea muy feliz a ustedes.
LALECTURA 33
 galerías

La otra Ibiza:
un oasis de arte
Con el impulso de la nueva feria interna-
cional CAN, resurge el circuito artístico de la
isla, con galerías en medio de bosques de
pinos o naves industriales. La otra cara del
turismo de masas y las macrodiscotecas

por VANESSA «No dejo de pensar en esa isla»,

GRAELL escribió Walter Benjamin cuan-
do ya se había marchado de Ibi-
za. Había llegado en 1932 y en-
contró una arcadia virgen, rural
y pobre. La estancia del filósofo
alemán forma parte de las leyen-
das de Ibiza, forjadas por ex-
tranjeros y apátridas que traje-
ron la modernidad a una isla de-
tenida en el tiempo. También fue
el caso del excéntrico Raoul
Hausmann, uno de los fundado-
res del dadaísmo (y del Club Da-
LA GALERÍA dá en Berlín), que llegó a Ibiza
PARRA & ROMERO, huyendo del nazismo con su es-
EN UNA NAVE posa y su amante Vera: los tres
INDUSTRIAL DE
SANTA
compartían casa en el puebleci-
GERTRUDIS. to de Sant Josep y, a cambio de
que el propietario les instalara
EL ESTUDIO TUR
un retrete, se comprometieron a
COSTA, CON no pasear desnudos por el jar-
OBRAS DEL dín. Ya en los años 30, Ibiza era
ARTISTA Ibiza, el refugio que acogería a
IBICENCO, SE HA
CONVERTIDO EN arquitectos e intelectuales, bohe-
UNA GALERÍA EN mios y buscavidas.
JESÚS. Aunque muchos de los artis-
XAVIER DURÁN
tas que han contribuido a crear
EL ESPACIO el imaginario y el mito de Ibiza
EDUARD MICUS, hayan quedado olvidados, su le-
CONSTRUIDO
POR EL CREADOR
gado sigue aquí, en una isla casi
ALEMÁN SOBRE secreta, alejada de la Ibiza de la
UNA COLINA DE masificación turística y de las
PINOS.
macrodiscotecas caras (la sesión
EL MUSEU D’ART de Steve Aoki en Amnesia cues-
CONTEMPORANI ta 55 euros, la de David Guetta
D’EIVISSA (MACE)
OCUPA UN
en Ushuaïa, 100). Esta otra Ibiza
EDIFICIO DEL está poblada por personajes fas-
SIGLO XVIII, cinantes como Erwin Broner, ar-
AMPLIADO CON quitecto y pintor que fundó el
UNA
ARQUITECTURA efímero grupo de vanguardia
MODERNA. Ibiza 59; Ivan Spence, ex juez

34 LALECTURA
que dejó Londres (y a su mujer)
para instalarse en la isla con un
carro y un burro y montar la ga-
lería mítica de los años 60; o
Elmyr de Hory, el mayor falsifi-
cador del siglo XX, que se hacía
pasar por un noble húngaro y
que pintó mil cuadros de Pi-
casso, Matisse o Van Gogh, mu-
chos en la isla, donde acabaría
suicidándose. La Ibiza de los ar-
tistas resucita gracias al impulso
de su nueva feria de arte CAN
(un juego entre el acrónimo in-
glés de Contemporary Art Now
y casa en catalán), que se cele-
bró del 12 a 16 de julio.
Glamour ibicenco. Estrena-
da en 2022, CAN fue un aconte-
cimiento, con el 80% de obras
vendidas. «Internacionalmente,
la marca Ibiza es brutal. Sin em-
bargo, no existía un gran evento
artístico que conectara todos los
proyectos que suceden en la is-
la. En 2021, cuando las discote-
cas estaban cerradas por la pan-
demia, vine a una inauguración
de Rafa Macarrón en la Nave Sa-
linas y me di cuenta del potencial
de hacer una feria aquí», explica
el director de CAN, Sergio San-
cho, fundador de Urvanity, la fe-
ria dedicada al arte urbano y ul-
tracontemporáneo que se cele-
bra en paralelo a ARCO. Aunque
CAN comparte el espíritu rebel-
de de Urvanity, tiene un estilo
100% ibicenco. Solo abre por las
tardes y a ritmo de una electró-
nica atmosférica, con un DJ pin-
chando ininterrumpidamente. La
feria es casi un desfile de looks
tan delirantes como divertidos,
psicodelia surrealista, glamour
isleño y ramalazos hippis (a Haus-
mann le habría encantado): bol-
sos Pachá, tacones de 12 centí-
metros fluorescentes, mucho Guc-
ci (es el patrocinador), bermudas
tropicales, monos de leopardo,
plumas, alpargatas con platafor-
mas, camisetas con mensajes pro-
fundos tipo I’m losing my fucking
mind, sombreros estrafalarios y
gafas de sol incluso para contem-
plar las obras...
«En un lugar donde todo el
mundo quiere ser moderno, lo
más moderno es revisar lo clási-
co», reivindica Fer Francés en el
stand de su galería Veta, una re-
lectura de Van Gogh, Cézanne o
Manet a cargo del alemán Ma-
tías Sánchez y el estadouniden-
se Alex Becerra, acompañados
por las cerámicas del español
Julio Galindo. Artistas y galeris-
tas compartían esa semana una
casa ibicenca, «como una comu-
nidad», resalta Francés.
En CAN las galerías partici-
pan por invitación del comisario
Saša Bogojev, con un claro pre-
dominio internacional: solo sie-
te españolas de 38, procedentes
de Nueva York, Miami, Los Án-
UNA VISITANTE geles, Hong Kong, Sidney... «La
EN LA GALERÍA visita es casi museística. Aunque
PLAN X (CON SEDE
EN MILÁN Y CAPRI) no hay una temática común sí
FRENTE A UNA existe una afinidad entre gale-
OBRA DE K. T. rías y los 140 artistas represen-
KOBEL.
YASMINARTVISUAL
tados. Predomina la Nueva Fi-
guración y, por supuesto, el co-
INTERVENCIÓN DE lor», resalta Sancho. Aunque en
JESÚS DE MIGUEL
EN SA PUNTA DES
su segunda edición, las ventas
MOLÍ, COMO PARTE han sido entre un 15 y un 20%
DEL PROGRAMA inferiores a las del año pasado,
‘OFF’ DE LA FERIA. CAN se ha consolidado como la
MARTA SANTO
cita artística del verano. «La edi-
ción inaugural, por ser novedad,
fue pletórica. El descenso de
ventas está en línea con las se-
ñales de enfriamiento del mer-
cado. Esta segunda edición nos
reafirma que la feria tiene un
gran futuro», destaca su director.
Este año, CAN ha estrenado
todo un circuito de intervencio-
nes en la isla, como las escultu-
ras en el faro de Ses Coves
LALECTURA 35

las
Miradas galerías
Blanques o el molino de la ba-
hía de San Antonio. Y además
descubre una isla al margen,
que hay que buscar mapa en
mano entre los callejones de
Dalt Vila, los bosques de pinos o
las urbanizaciones. «La feria es-
tá creando un pequeño boom.
Vuelve a resurgir esa Ibiza artís-
tica que empezó en los años 30 y
continuó en los 50», afirma Mar-
cos Tur Witt, paisajista e hijo del
artista Rafael Tur Costa y la ce-
ramista Anneliese Witt, que ha
convertido la casa en la que cre-
ció en una de las más exquisitas
galerías de la isla. En un barrio
residencial de Jesús, a las afue-
ras de la capital ibicenca, el Es-
tudi Tur Costa organiza varias
muestras anuales en el especta-
cular edificio diseñado por Er-
win Broner en 1971: un ejemplo
de arquitectura racionalista que
combina la tradición popular de
la isla, la pureza del blanco y lo
simple, con la más absoluta mo-
dernidad. Aquí se conservan
cerca de 700 obras de Rafael Tur
Costa, uno de los pocos repre-
sentantes locales de la abstrac-
ción, con una obra informalista
y geométrica domi-
nada por el blanco,
como si quisiera
atrapar la esencia de
la isla en cada cua-
dro. Y dialogando
con la elegante abs-
tracción del ibicenco
y la arquitectura, el
mallorquín Joan Cor-
tés presenta algunas
de sus bellísimas es-
culturas en la exposi-
ción de verano, inaugurada coin-
cidiendo con CAN.
Estilo Bauhaus. En la carrete-
ra hacia Cala Llonga, tomando
un par de desvíos apenas visibles,
se esconde otra galería singular:
el Espacio Micus. En un remoto
claro entre pinos, emerge un edi-
ficio de color arena que recuer-
da a la Fundación Miró de Bar-
celona proyectada por Josep Lluís
Sert. «En España siempre decís
que se parece a Sert, pero es muy
Bauhaus», matiza Katja Micus
con su marcado acento alemán,
joyera e hija del pintor Eduard
Micus, que llegó a la isla a fina-
36 LALECTURA
les de los 60. El propio artista
construyó este museo laberínti-
co, que se adapta a la irregular
topografía de la colina con vistas
a la bahía. Aquí no solo se expo-
nen los grandes lienzos matéri-
cos de Micus, también a otros ar-
tistas relacionados con la isla.
Del polígono al pueblo. An-
tes de llegar a Santa Gertrudis, el
emblemático pueblo en el centro
de la Ibiza con casitas blancas re-
matadas de ocre, otro desvío con-
duce a lo que parece un polígono
industrial anodino. Pero en la úl-
tima nave, que antes servía para
almacenar las balas de paja, el vi-
sitante descubre con asombro la
Galería Parra & Romero. Si no
fuera por el calor húmedo y las
cigarras, el lugar parecería un in-
menso hangar de Brooklyn con
el arte más vanguardista: una do-
ble exposición de los collages pic-
tóricos de Ian Wallace y los lien-
zos minimalistas de Callum In-
nes. «Hace 11 años, abrimos es-
te espacio con la idea de generar
un pequeño impacto en la isla.
Entonces las galerías solían abrir
una segunda sede en Londres, pe-
ro apostamos por Ibiza», recuer-
da Guillermo Parra, que fundó su
primera galería en 2005, a dos ca-
lles de la Puerta de Alcalá.
Hace una década, convertir un
almacén de 1.500 metros en una
galería en medio de la nada pa-
recía una decisión arriesgada.
Pero solo en Ibiza pueden coinci-
dir el CEO de Coca-Cola o la di-
señadora de moda Isabel Ma-
rant. En 2022, Parra & Romero
inauguró su segundo espacio en
la isla, en el centro de Santa Ger-
trudis, frente al mítico bar Costa.
Y la mantienen abierta todo el
año. «A pesar del cliché del gla-
mour y la opulencia, lo cierto es
Las Salinas Cada verano, el
coleccionista colombiano Lio
Malca transforma el antiguo
almacén de sal en un museo
dedicado a un artista
LA ISLA que en Ibiza siempre se ha man-
BLANCA
DE ERWIN tenido una libertad de pensa-
BRONER miento y una creatividad espe-
cial», defiende Parra.
Entre 1934 y
1937, el pintor
y arquitecto Un Picasso incautado. Esa
alemán Erwin contrahistoria del arte, con capí-
Heilbronner tulos aún por escribir, se cuenta
recorrió Ibiza en el Museu d’Art Contempora-
analizando su ni d’Eivissa (MACE), inaugura-
‘arquitectura do en 1969 en un edificio del si-
sin arquitecto’, glo XVIII. «Durante el franquis-
fascinado por mo, Ibiza era un reducto de liber-
las viviendas
rurales de los tad tolerado por el régimen. En
campesinos. 1964, se creó la primera Bienal
Escribió el de Arte Universitario con un pro-
primer estudio pósito estratégico de modernizar
que conectaba la imagen de España. Este mu-
la tradición seo solo se abría en verano para
mediterránea presentar las obras de la Bienal»,
con la moder- explica Elena Ruiz, directora del
nidad. Con la MACE desde 1990 y artífice del
Guerra Civil se
marchó a Es- museo moderno que es hoy, con
tados Unidos y una extensa colección de arte ma-
quitó de su de in Ibiza y destacadas muestras
apellido el internacionales, como la actual,
‘heil’ de una magna instalación de Joana
reminiscencias Vasconcelos, Valkyrie Crown.
hitlerianas y lo Entre las curiosidades del MA-
simplificó, CE, destaca una tabla de Goya
firmando como de su época negra –cedida por el
Erwin Broner.
cineasta Antonio Isasi-Isasmen-
Volvió en los di, que murió en Ibiza en 2017– y
años 50 y no un dibujo de Picasso que fue in-
solo fundó el cautado en la aduana el pasado
grupo de
artistas verano, cuando su propietario,
abstractos un empresario mexicano, inten-
Ibiza 59, sino taba hacerlo pasar por falso. A la
que construyó espera de que la Sucesión Pablo
algunas de las Picasso certifique su autentici-
casas más dad, el dibujo se expone en una
bellas de la isla. vitrina de alta seguridad y se su-
La suya propia ma a la historia del contrabando
(en la imagen)
es casi una ibicenco. Ya en el verano de
utopía sobre 1919, Joaquín Sorolla viajó a Ibi-
el acantilado za para pintar una escena cos-
de Sa Penya tumbrista de sus Regiones de Es-
paña: Los contrabandistas. Sería
su último lienzo de mar,
otra leyenda para Ibiza.

las
Miradas
contracultura
por Durante un siglo y
ENRIQUE medio, la noción de
JUNCOSA
que los artistas y los
poetas, aun careciendo de esta-
bilidad económica, llevan vidas
libres y satisfactorias, contrarias
a las convenciones burguesas,
ha ejercido una gran fascinación.
Suele aceptarse que la
modernidad misma em-
pezó en París; sin embar-
go la palabra bohemia,
para definir un estilo de
vida sin ataduras, apar-
tado de las normas socia-
les, tiene su origen en una
región de Chequia, de
donde procedían los gi-
tanos que en siglo XIX
llegaron a la capital fran-
cesa. De ser un término
despectivo, lo «bohemio»
pasó a romántico al apli-
carse a artistas y a un mo-
vimiento cultural.
La Bohemia. Historia
de una idea 1950-2000,
comisariada por Russell
Ferguson para la
Kunsthalle de Praga, en
el corazón mismo de Bo-
hemia, es una brillante
exposición que plantea
una historia no exhausti-
va de varias comunida-
des artísticas alternativas
en América del Norte,
Europa y Asia. Lo hace,
además, priorizando las
obras de artistas que do-
cumentan esas formas
de vida, sobre todo foto-
grafías y películas.
El recorrido empieza
con imágenes que el fo-
tógrafo Ed van der
Elsken tomó del mundo
nocturno parisino de posguerra
en los cafés de Saint-Germain-
des-Près. El café Chez Moi-
neau, su antro favorito, era tam-
bién frecuentado por Guy De-
bord y los situacionistas.
Debord proclamaba en 1953:
«Ne travaillez jamais» (No tra-
bajéis nunca). En estos mismos
años llegaron también a París
jazzistas y escritores afroame-
ricanos como James Baldwin.
De París pasamos a Nueva
York, también en los años 50,
cuando poetas y pintores se
reúnen en el Cedars Tavern en
Vidas de artista:
de los ‘beats’ al
cambio de siglo
Una exposición en Praga explora
la contracultura y la evolución del
concepto de ‘bohemia artística’
el Village. Icónicas de aquella
época son las pinturas de Alice
GENERACIÓN ‘BEAT’,
Neel y las fotos de Rudy
Burkhardt con Willem de Koo-
ning en su estudio. O las de
Fred W. McDarrath, que retrata
a Allen Ginsberg y a Jack Ke-
rouac; o de Herman Leonard,
que fotografía a Billy Holliday o
a Dexter Gordon. La muestra
incluye también la célebre pelí-
cula Pull my Daisy (1959), un
gran documento generacional
de Robert Frank y Alfred Leslie.
Basada en un texto teatral de
Kerouac, en ella participaron el
EL FESTIVAL
DE MÚSICA
DE
ALTAMONT
EN 1969.
BILL OWENS
propio Kerouac, Ginsberg, Gre-
gory Corso, Larry Rivers o Del-
phine Seyrig.
De los 60 se destaca la revo-
lución cultural del llamado
Swinging London y el San
Francisco hippy. En Londres,
mientras Francis Bacon y Lu-
cien Freud beben en The
Colony Rooms, se baila
el twist y David Bailey
retrata a estrellas de la
moda y del rock. Ri-
chard Hamilton, artista
pop, dedicará una obra a
la detención de Mick
Jagger y Keith Richards,
en 1968, por posesión de
drogas. En San Francis-
co nos encontramos otra
vez con artistas y poetas,
como Jess y su pareja
Robert Duncan. Un uso
disparatado de las dro-
gas acabó con el opti-
mismo tal vez ingenuo
de los hippies. Nos que-
dan las imágenes icóni-
cas de Bill Owens en el
Festival de Altamont.
En los 70, volvemos a
Nueva York. Fotógrafos
como Peter Hujar y Da-
vid Wojnarowicz, y poco
después Nan Goldin, do-
cumentan la escena gay
y los años del sida. Ro-
bert Mapplethorpe retra-
ta a Patti Smith y Bob
Gruen a los Ramones
viajando en metro.
Los 80 se explican a
través de varias ciuda-
des, aunque la elección
es algo caprichosa: Tehe-
rán, con los dibujos de
Bijan Saffari que retra-
JACK KEROUAC, tan un mundo gay un-
HÉROE DE LA derground; Vancouver, en un
EN 1959. momento de eclosión artística
FRED W. MCDARRAH que vincula el rock alternativo a
prácticas artísticas posconcep-
tuales, con figuras como Stan
Douglas o Rodney Graham, y
también Zagreb, Pekín o la mis-
ma Praga, con imágenes de la
LA BOHEMIA. comunidad lésbica tomadas por
HISTORIA Libuse Jarcovjáková. La mues-
DE UNA IDEA tra acaba con una foto de
1950-2000
KUNSTHALLE Wolfgang Tillmans en la que ve-
PRAGA mos el estado de su estudio tras
Hasta el 16 una fiesta, repleto de bote-
de octubre llas vacías y basura.
LALECTURA 37
las
Miradas fotografía

Les Rencontres:
la histórica
Arlés se inunda
de historias
Desde 1970, la pequeña ciudad francesa
se convierte cada verano en la capital
mundial de la fotografía. El festival Les
Rencontres despliega este año 30 exposi-
ciones en galerías y espacios históricos.
por FIETTA Arlés está llena
JARQUE de historia. Las
imponentes rui-
nas romanas, como el gran anfi-
teatro de Las Arenas, dan paso
a delicados monumentos me-
dievales. Y salvando fácilmente
los siglos, uno no puede dejar
de pensar que entre el dédalo
de sus calles estrechas y empe-
dradas pasearon sus desavenen-
cias Vincent Van Gogh y Paul
Gauguin. Pero Arlés también
está llena de historias. Cada ve-
rano, desde hace 54 años, el fes-
tival Les Rencontres inunda es-
ta pequeña ciudad de la Pro-
venza francesa de los relatos
que fotógrafos de todo el mun-
do han plasmado en imágenes.
Prestigioso punto de encuen-
tro de los profesionales de la
cámara, Les Rencontres d’Arles
atrajo en 2022 a más de 127.000
visitantes a este bello rincón
donde apenas viven 52.000 per-
sonas. Y este verano se espera
superar la cifra. Todo es historia
e historias en Arlés. También, y
con fuerza, lo es la actualidad.
Mientras las manifestaciones y
disturbios incendiaban Marsella
a principios de mes, a pocos ki-
lómetros se inauguraba la pre-
sente edición bajo el título Un
estado de consciencia: un pro-
grama con 30 exposiciones re-
partidas en galerías, iglesias y
sitios monumentales, y otras 25
asociadas en la región, además
de conferencias y talleres.
Ese estado de consciencia,
esa percepción de que están su-
cediendo cosas importantes que
quedan opacadas por la desin-
formación, por voluntades de
desviar la atención del fondo de
los problemas sociales, es la lí-
nea temática que subyace en la
mayoría de las exposiciones.
Para el director del festival,
Christoph Wiesner, Arlés actúa
como «un sismógrafo de nues-
tra época».
Lo más destacado del festival
son las grandes exposiciones de
los estadounidenses Gregory
Crewdson, Saul Leiter, Diane
Arbus y Carrie Mae Weens. Pe-
ro también se descubren exqui-
siteces de menor dimensión, co-
mo las de dos figuras notables
del cine en su faceta más íntima
como fotógrafos: Wim Wenders
o Agnes Varda. En My Polaroid
Friends, Wenders se remonta al
rodaje de El amigo americano,
en 1976, con Dennis Hopper y
Bruno Ganz. La pequeña mues-
tra, que se puede ver en el Espa-
ce Van Gogh, concentra el re-
cuerdo del director alemán a
través de las fotos que hizo y re-
cobra el ambiente enrarecido
del film con proyecciones.
En el claustro de la antigua
catedral, se despliega el univer-
so de Agnès Varda, que preparó
la visualidad de su primera pelí-
cula, La Pointe Courte (1956),
con un revelador trabajo de
ideas gestadas mediante la foto-
grafía –encuadres osados, líneas
de fuerza, abstracción–, que to-
LES maron cuerpo en una película
RENCONTRES antecesora de la Nouvelle Va-
D’ARLES gue. Hay una segunda muestra
FRANCIA dedicada a Varda, a cargo del
Hasta el 28 de
influyente comisario Hans Ul-
septiembre
rich Obrist, que introdujo a la ci-
neasta en el circuito del arte
contemporáneo, donde se docu-
menta esa colaboración.
Archivos y memoria. Varias
de las exposiciones se desarro-
llan en el Parc des Ateliers, un
complejo de construcciones in-
dustriales del XIX, sede de la fla-
mante Fundación Luma, encabe-
zada por el espectacular edificio
La Torre de Frank Gehry, que ha
cambiado radicalmente el skyli-
ne de Arlés. Bajo la torre de Geh-
ry, en unos almacenes reconver-
tidos en sala de exposición, se ex-
pone la obra de la brasileña
Rosângela Rennó, ganadora del
festival Women in Motion. Rennó
trabaja «sobre las ruinas de la fo-
tografía» con un despliegue de
composiciones a partir de imá-
genes de archivo, resignificándo-
las, con una intención tanto po-
lítica como de memoria.
El archivo es la esencia de
muestras como Casa Susanna,
fotos íntimas de los años 50 y 60
halladas en un mercadillo, que
retratan a un ex marine de ori-
gen chileno y sus amigos traves-

38 LALECTURA
PROTESTA DE LOS tidos de amas de casa. También
CHALECOS la exposición No me olvides res-
AMARILLOS EN 2018.
cata el archivo de Studio Rex,
‘STARKFIELD LANE’ un mítico estudio fotográfico del
(2018-2019), DE barrio marsellés de Belsunce,
GREGORY
CREWDSON. que cerró en 2018 y donde fue-
ron a retratarse miles de mi-
LA MUESTRA DE grantes magrebíes y subsaha-
CARRIE MAE
WEENS, EN LA
rianos entre 1966 y 1986. Hom-
FUNDACIÓN LUMA. bres y mujeres serios, trajeados
al modo occidental.
LA EXPOSICIÓN
DE NIEVES
MINGUEZAEN LA Recorrido por el presente.
IGLESIA DE LOS El archivo y la actualidad se fun-
FRAILES
den en la exposición por los 50
PREDICADORES.
años del diario Libération, en cu-
RENCONTRES D’ARLES yas páginas la fotografía de acen-
to artístico ha tenido siempre un
lugar relevante. En la abadía de
Montmajour confluyen desde las
manifestaciones feministas en el
París de los años 70 hasta los dis-
turbios de los chalecos amarillos
en 2018.
En la Iglesia de los Frailes
Predicadores encontramos a la
única española con muestra pro-
pia, la valenciana Nieves Min-
gueza, residente en Londres. En
Una de tres mujeres despliega
collages de fotos antiguas de
mujeres sin rostro para remitir a
la estadística de la ONU según
la cual una de cada tres mujeres
experimenta violencia de géne-
ro en su vida. Mingueza propo-
ne «reorientar» la mirada desde
las mujeres al «entorno patriar-
cal opresivo que controla su
existencia», y juega con super-
posiciones y transforma espa-
cios domésticos en escenas de
crímenes, objetos en armas.
Además de fotografía con-
temporánea y colectivas de jó-
venes valores, el festival tam-
bién apuesta por las experimen-
taciones estéticas. La polaca
Zofia Kulik, que proviene de la
escultura y la performance, ar-
ma una especie de mosaicos o
tapices fotográficos llenos de
complejos detalles simbólicos. Y
el peruano Roberto Huarcaya
presenta una de las obras más
originales con sus fotos sin cá-
mara, realizadas mediante ro-
llos de papel fotosensible de va-
rios metros, que se impresiona
directamente en la naturaleza,
ya sea la selva amazónica o la
orilla del mar, de día o en
horas nocturnas.

LALECTURA 39
las
Miradas escultura
Sheila Hicks,
la hilandera
de las ideas
La artista estadounidense dinamitó
el concepto tradicional de escultura.
El Pompidou de Málaga le dedica al
fin su primera antológica en España
Una de las primeras decisiones
que tomó Nelson Mandela tras
su nombramiento como presi-
dente en Sudáfrica fue llamar a
la norteamericana Sheila Hicks
(Hastings, Nebraska, 1934) y pe-
dirle que abriera en su país talle-
res textiles en los que una nue-
va generación de sudafricanos
pudiera ganarse la vida en con-
diciones dignas. Hicks, que ya
había desarrollado proyectos si-
milares en India y Marruecos,
aceptó con una condición: el pri-
mer taller debería instalarse en
la antigua prisión de mujeres de
Ciudad del Cabo, donde el ho-
rror del apartheid había rebasa-
do sus peores límites.
40 LALECTURA
encontró en el arte textil una ma-
nera eficaz de dialogar con la es-
cultura y la arquitectura. Lejos
de la convención habitual del ta-
piz, la artista supo crear formas
inverosímiles y, sobre todo, vivas.
Tal y como explicó en la presen-
tación de la muestra su comisa-
SHEILA rio, Michel Gauthier,
HICKS «cuando instalas una
FRENTE A exposición de Shei-
SU OBRA
‘LIANES DE
la Hicks, sabes cómo
BEAUVAIS’. empieza, pero no có-
mo acaba. Las obras
están vivas, cambian de forma y
de configuración, de manera que
lo que ven los últimos visitantes
puede ser muy distinto de lo que
vieron los primeros». Gauthier
no duda en definir las obras de
Hicks como esculturas y, de he-
cho, sus piezas transformaron la
noción clásica de escultura.
En un español sonoro y deli-
cioso, Hicks afirma que el tejido
Y es que cada hilo con el que entraña «un viaje internacional»,
Sheila Hicks teje sus obras tiene ya que «los hilos nos dicen todo
una historia detrás: «Los hilos lo que hay que saber sobre cual-
son como las ideas. Con ellos es- quier cultura». Esta convicción,
tablecemos lazos y a partir de ahí de hecho, movió a la artista a
creamos cosas que la gente pue- abandonar EEUU en los años 60
de mostrar, compartir y vender. y abrir en París el mismo taller
Funcionan como los pasaportes en el que trabaja actualmente.
de la amistad», explica la artista, Nómada irredenta, ha dado
que ha llegado a Málaga con mo- testimonio de su obra en todas
tivo de su primera retrospectiva partes: en 1980 realizó en Jeru-
en España, Hilos que viajan. A salén una instalación de 800 me-
través de más 60
obras, así como fo-
tografías y pelícu-
las documentales,
el visitante puede
conocer de prime-
ra mano la obra
por PABLO de una artista úni-
BUJALANCE ca que obligó a re-
visar los lugares
comunes del arte
en el siglo XX. ‘PALITOS CON tros cuadrados tejida con unifor-
Tras graduarse BOLAS’ (2011). mes de soldados, aprendió los
en la Universidad IMÁGENES:
CORTESÍA
bordados tradicionales del nor-
de Yale, Hicks to- POMPIDOU te de África, creó un bajorrelie-
mó el camino más MÁLAGA ve de 103 metros de largo para
difícil para el arte. el vestíbulo de un teatro a los pies
En pleno apogeo del expresionis- del Monte Fuji, diseñó las tapi-
mo abstracto, viajó a México y cerías del Boeing 747 y partici-
Chile y quedó fascinada con los pó en los decorados de El res-
SHEILA tejidos precolombinos. Ya en 1956, plandor, la película de Stanley
HICKS. HILOS a la vez que investigaba con la Kubrick. «Cada viaje me permi-
QUE VIAJAN pintura y la fotografía, realizó sus te prestar atención a una histo-
POMPIDOU
MÁLAGA primeros tejidos con bastidor, a ria especial. Así es como crecen
Hasta el 10 de los que llamó Minimes. Pero aque- los hilos», cuenta Sheila
septiembre llas tentativas crecieron hasta que Hicks, tejedora de mundos.
 VERANO Entradas a las exposiciones

2023
en centrobotin.org

RONI HORN:
ME PARALIZA
LA ESPERANZA
Hasta el 10 de septiembre de 2023

ENREDOS:
EVA FÀBREGAS
Hasta el 15 de octubre de 2023

RETRATOS:
ESENCIA Y
EXPRESIÓN
Permanente
los
Escenarios
¿Por qué todo el mundo
odia el reguetón
(y nadie deja
de bailarlo)?
Moralistas de todos los tiempos han
tratado de prohibir las danzas eróticas.
Ahora el reguetón se abre paso a través
del prejuicio y la censura. Su ‘destape’
trasciende el baile y llega a la política
por Noche de verano
BENJAMÍN
a las puertas del
G. ROSADO
Teatro Príncipe.
ilustración Un grupo de jó-
de ULISES venes baila en cír-
CULEBRO culos al son de
una música es-
candalosa. De pronto, una figu-
ra emerge de las sombras e inte-
rrumpe la fiesta al grito de «¡pe-
cadores!» y «¡criminales!». La es-
tampida se dispersa por las ale-
dañas calles de Lavapiés. Uno de
los músicos, con la pesada gui-
tarra colgada del cuello, es apre-
sado y trasladado a la Sala de Al-
caldes, donde será juzgado por
incitación al baile de una danza
prohibida. Estamos en el Madrid
cortesano de finales del siglo XVI
y la zarabanda se paga con 200
azotes y seis años de galeras.
A miles de kilómetros de dis-
tancia, transcurridos ya 400
años, en las barriadas rurales de
Puerto Rico y Panamá se produ-
ce una rara fusión de estilos mu-
sicales a partir del reggae jamai-
cano y el hip-hop de raíz latina.
Sus hipnóticos ritmos se propa-
gan como la pólvora por todo el
continente y llegan a Europa ba-
jo la etiqueta de reguetón. Lo de-
42 LALECTURA
reportaje
más es historia re- nario de la za-
ciente: la de un géne- rabanda, cuyos
ro musical tan denostado y mal- orígenes algu-
tratado por la crítica como pega- nos sitúan pre-
dizo y salvífico para la industria cisamente en las
discográfica. Un baile subversi- costumbres crio-
vo que se ha abierto paso a tra- llas de América».
vés de la desmemoria, el prejui- El problema no atañe
cio y la censura. tanto al pentagrama como al
«Aunque sería muy aventura- papel que juegan las letras en la
do establecer un vínculo entre la ecuación. «Se conjugan aquí
zarabanda y el reguetón, en ca- dos factores», advierte Eduardo
da época los moralistas de turno Viñuela, profesor de musicolo-
han tratado de prohibir, sin de- gía de la Universidad de Ovie-
masiado éxito, los bailes que con- do. «El contenido explícitamen-
sideraban alegres, lascivos o te sexual puede resultar ofensi-
deshonestos», explica Álvaro To- vo para determinados
rrente, catedrático de musicolo-
gía y director del Instituto
Complutense de Cien-
cias Musicales. «La
diferencia funda-
mental entre el
perreo y las
danzas eróti-
cas barrocas
es su métri-
ca en dos
tiempos,
más repeti-
tiva y ma-
chacona que
el compás ter-
colectivos, pero opera al mismo
tiempo un componente clasista,
xenófobo y hasta aporofóbico
respecto al acento, la ropa, los
modales y la procedencia hu-
milde de estos artistas». Y con-
tinúa: «Existe una especie de
consenso que atribuye errónea-
mente al reguetón todos los
males de nuestra sociedad».
Es algo que afecta al conjunto
de subgéneros y estilos vertidos
en el cajón de sastre de la músi-
ca urbana llamada «pan-latina»,
donde se incluye el trap de C
Tangana, reguetonero ocasional
y cuyo tema Demasiadas muje-
res derivó en la cancelación de
uno de sus conciertos en
Bilbao. «Ya puestos,
¿por qué nadie pone el grito en
el cielo con canciones que si-
guen sonando, como Carolina
de M-Clan, Sí, sí de Los Ronal-
dos, Soldadito marinero de Fito
o Toda de Malú? Muy sencillo:
porque pensamos que esos te-
mas son nuestros y el reguetón
CATALINA tan sólo una mala influencia ve-
RUIZ- nida de fuera», dice Viñuela.
NAVARRO
LAS MUJERES
QUE LUCHAN SE Tono y censura. Este contra-
ENCUENTRAN discurso ha encontrado aliados
Grijalbo (2019). incluso dentro del feminismo,
592 pp. 21, 90 E una de cuyas corrientes defien-
Ebook: 9,99 E de el perreo como herramienta
de empoderamiento. «En un con-
texto en el que las mujeres sólo
podemos hablar de sexo de ma-
nera solapada y romántica, este
baile se convierte en una forma
de resistencia y autoafirmación
contra el concepto de male gaze
[el dominio de la mirada mascu-
lina]», sostiene Catalina Ruiz-
Navarro, periodista y autora de
Las mujeres que luchan se en-
cuentran (Grijalbo). «También el
vals en su día fue un baile de cor-
tejo, pero para la moral europea
y el neopuritanismo imperante
el movimiento del culo y las ca-
deras constituye un escándalo
pecaminoso». Y añade: «Every
breath you take de The Police es
tan machista como algunos te-
mas arrabaleros de Maluma. Cla-
ro que ellos son británicos, blan-
cos y muy cooles».
El color, en su acepción ideo-
lógica, no siempre resulta es-
clarecedor. Hace cuatro años,
el Gobierno de Cuba prohibió
por decreto las «expresiones
vulgares, banales y mediocres»
del reguetón, que desde enton-
ces ha dejado de sonar en luga-
res públicos. Del otro lado de la
balanza, José Juan Franco Ro-
dríguez, alcalde conservador
de La Línea de la Concepción,
en Cádiz, lo erradicó de las tra-
dicionales casetas de la feria
del Domingo Rociero, donde
sólo estaba permitido el consu-
mo de sevillanas y música fla-
menca so multas de hasta 700
euros. Son sólo dos ejemplos
que plantean una interesante
disyuntiva: ¿criticar el reguetón
es de carcas o de progres?
Los prejuicios hacia el latino,
la defensa de la pureza cultural
sin mestizajes y el esnobismo
musical podrían haber en-
contrado pareja de baile
en los ataques a este
género musical que
profieren el femi-
nismo de la correc-
ción política y la iz-
quierda woke. ¿En
qué punto exacto
la fuerza liberadora
de los contoneos de
Shakira pagando sus
muchas facturas pen-
dientes con el fisco al rit-
mo de Perro fiel transmuta en
una repulsiva e intolerable cosi-
ficación del cuerpo de la mujer
que incita a la violencia sexual?
La respuesta está, por supuesto,
en el ojo de quien observa.
Papeleta electoral. Si las co-
sas de palacio van despacio, en
los mítines todo transcurre más
bien Despacito. El hit de Luis Fon-
si se ha escuchado en actos po-
líticos de Donald Trump y Pedro
Sánchez, ambos al acecho del
voto joven y latino. También Mi-
chelle Bachelet y Joe Biden re-
currieron al reguetón en sus
LALECTURA 43
los
Escenarios reportaje
campañas. Por no hablar del
perreo que se marcó en una emi-
sora de radio Mónica García o
del concierto de Henry Méndez
al que asistió Isabel Díaz Ayuso.
De las dos se dijo de todo y lo
contrario en redes sociales a pro-
pósito de la naturalidad y los lí-
mites del humor, de la poscen-
sura y la apología del machismo.
También los repositorios de
tesis doctorales se atascan en
un empate técnico. De un lado,
ensayos sobre el etnocentrismo
musicológico, la falacia de la
superioridad de la música culta
frente a los géneros bailables,
la internacionalización del es-
pañol y el apogeo de la cultura
latina en el mundo. Del otro,
cuestiones ligadas a la perspec-
tiva de género, neoperreo y teo-
ría queer, desigualdad, hetero-
patriarcado y el cuerpo femeni-
no como campo de batalla.
Como los macarrones rellenos
de bicarbonato de Groucho
Marx (que curan el ardor que
provocan), la gasolina del re-
guetón enciende y quema.
Región primitiva. Y, así, ar-
dieron las redes, hace solo unos
días, cuando el neurocirujano Je-
sús Martín-Fernández, del Hos-
pital Universitario Nuestra Se-
ñora de la Candelaria de Santa
Cruz de Tenerife, dio a conocer
los resultados de su último estu-
dio, según el cual el reguetón re-
gistra mayor actividad neuronal
que la música clásica, la electró-
nica y el folk. «Estimula una re-
gión primitiva del cerebro, los
ganglios basales, que se encar-
gan de modular la postura e in-
citar al movimiento», celebraba
el especialista. «Quizá algún día
esta música se pueda emplear
en terapias para paliar enferme-
dades degenerativas…».
Todo lo que siempre quisi-
mos saber sobre esta música, y
quizá nunca nos atrevimos a
preguntar, está contenido en
Reggaetón. Una revolución la-
tina (Liburuak) del periodista
Pablito Wilson. «No hay género
que haya pasado por un periodo
de transgresión y polémica: el
rock, el punk, la música disco y
hasta el tango», arguye el autor.
«Hoy el reguetón es el rey de las
44 LALECTURA
pistas y listas de éxitos interna- y Nueva York de Bad Gyal. «Si
cionales, por lo que el destape comparas los primeros puestos
generacional es hasta cierto del top 50 de Billboard y la Ro-
punto normal. El siguiente paso lling Stones de la última década
será empezar a llamar a las co- te das cuenta de que el reguetón
sas por su nombre, como ya ha no sólo manda sino que ha ex-
hecho J Balvin al referirse a es- perimentado una evolución en
ÁLVARO te género como nuevo pop». cuanto a calidad y estilo, con in-
TORRENTE. Ahí podría anidar el germen fluencias en otros géneros que
RAQUEL de los muchos desafectos que se han aprovechado de su pu-
ANDUEZA & ha cosechado por parte de la in- janza», confirma. «El catálogo es
LA GALANÍA
EL BAILE PERDIDO dustria (empezando por los des- tan inmenso que el periodo de
Anima e Corpo deñosos Grammy Latinos) y al- vigencia de algunos éxitos ape-
(2019). 12,95 E gunos de sus artistas más con- nas dura unos meses. Eso no es
sagrados, como Dani Martín malo. Quiere decir que se hace
(«preferiría morir antes de ha- mucho y cada vez mejor».
cer una canción reguetonera»,
publicó en su cuenta de Twitter), La mala prensa. Entonces
Mikel Erentxun, Leiva, Maná, ¿por qué la prensa especializa-
Santiago Auserón, Pablo Mila- da no ha prestado suficiente aten-
nés, Bunbury, Joaquín Sabina, ción a este fenómeno? «Se ba-
Gustavo Cerati, Residente… Es- rajan diferentes teorías», inter-
pecialmente controvertidas fue- viene el perreólogo Wilson. «Por
DADDY ron en España las declaraciones un lado, los prejuicios que todos
YANKEE del pianista James Rhodes. «¿Va- albergamos en algún momento,
BARRIO FINO
Universal mos a escuchar a Bad Bunny en yo el primero. Luego está la co-
(2004). 15,20 E dos o tres siglos como hacemos sa purista y el postureo de los
hoy con Bach, Chopin o Beetho- entendidos, que prefieren seguir
ven?», se despachaba en una en- hablando de Oasis en 2023. Y
trevista. «Pues no, ni de coña». también el antichovinismo his-
Más que odiosa, la compara- pano a rebufo de los prescripto-
ción se antoja improcedente. La res de la cultura anglosajona.
prueba la encontra-
mos en el éxito de
las sesiones after
con DJ que desde
hace algunos años
se celebran en La
Scala de Milán, el
PABLITO Met de Nueva York,
WILSON la Ópera de París y
REGGAETÓN. el Teatro Real de Ma-
UNA REVOLUCIÓN drid al final de las
LATINA
Liburuak (2022).
funciones. «Son gé-
360 pp. 23,75 E neros diferentes pe-
ro perfectamente
compatibles», apun-
ta Guillermo Ortiz,
pianista y mú sico
formado en el con-
servatorio, melóma-
no, aficionado a la
ópera belcantista y
DJ de la sala Piran-
dello de Madrid,
donde ha llegado a pinchar re- Pero el signo de los tiempos es-
pertorio clásico, como un Can- tá cambiando…». Sus detracto-
Can tecno de Offenbach y la res, vaticina, tienen la batalla
beethoveniana bagatela Para perdida. «El reguetón se consu-
Elisa mezclada con beats. me en las discotecas, pero tam-
Hay tres temas que nunca fa- bién en la política y hasta en las
llan: Tití de Bad Bunny, Dónde series de Netflix. Ha lle-
están las ratas de Daddy Yankee gado para quedarse».

EL MAESTRO CLAUDIO ABBADO Y LOS MÚSICOS DE LA ORQUESTA DEL FESTIVAL DE LUCERNA EN 2012.
Una ‘abbadía’
en Lucerna
Hace 20 años Claudio Abbado fundó
la Orquesta del Festival de Lucerna,
una incubadora de talento y plataforma
de lanzamiento de grandes músicos
Ya en 1969 escribía Federico So-
peña sobre la realidad y la uto-
pía de los festivales de música
europeos, entre la interpreta-
ción etimológica del concepto
de fiesta a la marxista que los
descubre «como un elemento
más del consumo cultural de al-
tos vuelos». La solución, decía,
estaba en la asunción del equili-
brio entre ambos conceptos por
parte de un público nuevo que
«presentía un mundo más per-
fecto». Y cita cómo, en Lucerna,
los jóvenes campistas a los que
había visto por la mañana se ha-
bían vestido de tiros largos para
acudir al concierto de la tarde.
La ingenuidad de Sopeña es
fácil de comprobar con el paso
del tiempo, cuando tantos festi-
vales europeos se fueron si-
tuando avispadamente no en el
equilibrio sino en la suma del
consumo cultural más o menos
música
dirigido y el consumo a secas.
Por eso le reprocharon tanto a
Gerard Mortier el final de los
días felices en Salzburgo.
El Festival de Lucerna se creó
en 1938 y su primera orquesta
propia la formaría un Arturo
Toscanini que había tarifado
con el nazismo reinante en
Bayreuth y Salzburgo. En 2003,
diez años después de que desa-
parecieran los restos de la idea
primitiva, Claudio Abbado re-
fundará aquella con parecidos
parámetros: crear una centuria
por LUIS internacional de altísima cali-
SUÑÉN dad fichando como sus prime-
ros atriles a algunos de los más
grandes solistas o músicos de
cámara del momento, entonces,
entre ellos, Kolja Blacher,
Wolfgang Christ –a quien se ho-
menajea este año– Natalia Gut-
man, Emanuel Pahud, Sabine
Meyer o Lucas Macías.
Precisamente el nombre del
oboísta y director español mar-
caba una tendencia que se ha
ido consolidando con el tiempo,
como es la importancia de nues-
tros músicos en la formación
suiza. Hoy encontramos en su
nómina a los contrabajistas Jo-
hane González Seijas y Jon Mi-
kel Martínez Valgañón, el oboe
Ramón Ortega Quero y el trom-
pa José Miguel Asensi Martí.
El primero de los cinco con-
ciertos que la orquesta protago-
niza en este su vigésimo aniver-
YURI BOGOMAZ/LUCERNE FESTIVAL
sario será el 11 de agosto –en el
auditorio diseñado por Jean
Nouvel y Russell Johnson y
abierto en 1998– con la Tercera
Sinfonía de Gustav Mahler diri-
gida por su titular desde 2016,
Riccardo Chailly. A lo largo de
un mes, y junto a los anfitriones,
desfilará por la orilla del lago lo
más granado de la industria mu-
sical o de lo que queda de ella,
algunas de las mejores orques-
tas del orbe –Viena, Dresde, Mú-
nich, Berlín, Boston, Concertge-
bouw, Gewandhaus–, la pareja
de moda Mäkelä-Wang, el im-
probable Daniel Barenboim –en-
tradas agotadas–, la siempre re-
diviva Cecilia Bartoli, la elusiva
Mirga Graþinytë-Tyla o el vete-
ranísimo Herbert Blomstedt, con
el pianista Daniel Trifonov como
estrella invitada. Y muchos más.
Todo muy previsible pero to-
do buenísimo. Hay también una
programación paralela dedica-
da a la música contemporánea
–recordemos la actividad de
Boulez con su Académie–, como
la protagonizada por Enno
Poppe, Dieter Ammann y Un-
suk Chin. Y una curiosidad: El
oro del Rin de Wagner con ins-
trumentos de época dirigido por
Nagano al frente de Concerto
Köln. ¿Qué habrá sido de aque-
llos campistas en este, como di-
jo el barroco español, paraíso
cerrado para muchos y
jardín abierto para pocos?
LALECTURA 45
los
Escenarios ópera
por B. G. La influencia de
ROSADO Kafka en la cul-
tura popular es
profusa en todos sus formatos.
Quizá por eso, porque todo el
mundo daba por hecho que La
metamorfosis debía de contar
con su propia adaptación operís-
tica (sólo Philip Glass se atrevió
con El proceso hace una déca-
da), hemos tenido que esperar a
2023, víspera del centenario del
fallecimiento del escritor, para
celebrar el estreno de un drama
musical inspirado en las tribula-
ciones de Gregorio Samsa y su
familia en un claustrofóbico
apartamento de Praga.
Igor Escudero (León, 1977),
compositor y autor también del
libreto, lo tenía claro. «Es una
Con motivo del centenario de la muerte
de Kakfa, el compositor Igor Escudero
estrena en Zamora ‘La metamorfosis’,
un corrosivo y claustrofóbico drama lírico
Gregorio Samsa
cuenta las patas del
género en LittleOpera
CARTEL DE ‘LA
METAMORFOSIS’
EN VERSIÓN
OPERÍSTICA.
MARTINDE
46 LALECTURA
historia que conjuga los mejores
ingredientes del género, pues
ofrece una serie de elementos
simbólicos y expresionistas que,
desplegados sobre el pentagra-
ma, crean atmósferas y tensio-
nes fieles al original», cuenta a
La Lectura. «Apenas me he per-
mitido alguna licencia, más allá
del trabajo de síntesis y el es-
fuerzo por elucidar a través de
sonidos las angustias y padeci-
mientos de su protagonista».
Antes de ponerse a componer,
en su cabeza resonaban con
fuerza algunos pasajes de Shos-
takóvich, Schoenberg, Mahler y
Richard Strauss. «De ahí que la
partitura refleje los estilos y co-
rrientes de las primeras déca-
das del siglo XX, a los que he
añadido técnicas modernas, co-
mo la armonía negativa y otras
ARQUEOLOGÍA
MUSICAL CONTRA extendidas, pero todo ello bajo
LA ‘EXTINCIÓN’ la omnipresente columna ver-
No cree Igor tebral del romanticismo». El re-
Escudero, ex sultado podrá escucharse el 5
arqueólogo y de agosto en el Teatro Ramos
compositor de Carrión de Zamora.
largo aliento,
que la ópera Cámara y vigencia. El en-
sea un género cargo del estreno ha sido posi-
en peligro de ble gracias al tesón y el disrup-
extinción, pero
sabe que la tivo entusiasmo de Conchi Mo-
mejor estrate- yano, soprano y directora del Fes-
gia de supervi- tival LittleOpera, que en su octa-
vencia pasa va edición se ha convertido en
por el formato una cita obligada de la tempora-
camerístico. da estival. «Fue ella quien apos-
En ‘La meta- tó por una ópera de cámara que
morfosis’ par- revisita un clásico de la literatu-
ticipan dos
voces (las del ra para demostrar que su men-
tenor William saje sigue vigente», celebra el
Wallace y la compositor, que reestrenará The
soprano Paula Methamorphosis en el festival
Mendoza), Tête à Tête de Londres (30 de
un piano y el agosto) y el Teatro Fortuny de
‘ensemble’ Reus (el próximo 8 de marzo).
LittleOpera, Igor Escudero se formó en el
que dirigirá Conservatorio de Santa Cecilia,
Marc Moncusí
pero hasta 2006 se ganaba la vi-
da como arqueólogo de los yaci-
mientos neolíticos del Valle de
Ambrona, en Soria. «Fue preci-
samente para conmemorar el
décimo aniversario de estas in-
vestigaciones que se me ofreció
la oportunidad de componer mi
primera ópera, Ocí, el chamán,
que transcurre hace seis mil
años en la pradera y la Colina
de las Piedras Rojas». A partir
de entonces, le empezaron a llo-
ver los encargos y ya cuenta con
13 óperas en su catálogo.
Aunque ha abandonado los
proyectos arqueológicos y la do-
cencia, su estilo como composi-
tor aún conserva trazas de su
pasado científico: una cierta
tendencia a «prospectar» estilos
y a combinar herramientas para
«excavar» técnicas y sonidos ol-
vidados, como los que emergen
de los instrumentos por medio
de la afinación pitagórica, que
empleó en su ópera Yo, Clau-
dio. «Puesto que el presente es
una proyección del pasado, la
crudeza del relato de Kafka ra-
dica en su capacidad para des-
cribir la soledad, la fragilidad
de la identidad y las rela-
ciones disfuncionales».
 [ X Flamenco On Fire Miguel y Juan Vargas, La Kaíta, Guadiana, Iván
Vargas, Nazaret Reyes, Belén López, Cancanilla de Málaga, El Yeye de
Cádiz, Enrique Pantoja y Rafael Rodríguez ‘El Cabeza’ protagonizan esta
programación del Tablao On Fire del 24 al 27 de agosto en Pamplona

DE MÚSICA Y TEATRO
por B. G. R. y D. P.

Cumbre Teatro negro,

de ‘bel circo y música para
canto’ en todos los públicos
El Escorial La compañía uruguaya Kompa-
Este año el nía Romanelli lleva 15 años gi-
Festival Inter- rando por el mundo con El tru-
nacional de co de Olej, un espectáculo que
Verano de El mezcla el Teatro negro de Pra-
Escorial abar- ga con circo, música y danza
ca 10 espectá- para acercar esta forma de arte
culos de lírica,
pop, ‘folk’, fla- a todos los públicos. Teatro Pa-
menco y dan- vón (Madrid). Del 1 al 27 de agos-
za. Arrancará to. De 16 a 24 euros.
por todo lo
alto con un
recital (4 de
agosto) del
tenor Juan
Diego Flórez
(con arias
‘belcantistas’
y canciones la-
tinoamerica-
nas), cuyo
testigo reco-
gerá el día 18
la soprano ‘Juana’ a través de
Sondra Radva-
novsky (en la los ojos de La Ribot
imagen) con
un programa La bailarina y coreógrafa María
para voz y José Ribot y el actor Juan Lo-
piano (en ma- riente proponen una nueva mi-
nos de Antho- rada a la vida de Juana I de
Ferrández, a por la Quincena ny Manoli):
una variopin-
Castilla por medio de un diálo-
go entre la danza y los músicos
Bajo el lema El plan que mejor suena, la Quincena Musical de San ta colección de la Orquesta de Cámara del
Sebastián dará el pistoletazo de salida a su 84ª edición de la mano de obras de Auditorio de Zaragoza y la
Purcell, Lizst
del violonchelista Pablo Ferrández, el director Lahav Shani y los Händel, Ri- Schola Cantorum Paradisi Por-
músicos de la Orquesta Filarmónica de Róterdam. Juntos aborda- chard Strauss, tae. Museo de Zaragoza (Plaza de
rán el tempestuoso y conmovedor Concierto para violonchelo nº 1 Duparc y los Sitios). 3 de agosto. 10-15 euros.
de Shostakóvich (dedicado a su amigo Rostropóvich) y la no menos Giordano,
convulsa Sinfonía nº 6 ‘Patética’ de Chaikovski. Auditorio Kursaal además del
(San Sebastián). 3 de agosto. Entradas entre 11,60 y 64,60 euros. estreno en
España del ‘If I
had known’ de
Ute Lemper canta Jake Heggie.
Teatro Auditorio
por Dietrich en los de San Lorenzo
Veranos de la Villa de El Escorial
(Madrid). Del 4 al
A la espera que se desvele la 26 de agosto. En-
actuación sorpresa del 20 de tre 15 y 40 euros.
agosto, el plato fuerte del ciclo A la ‘Cuarta’ va la
Veranos de la Villa, en Ma- vencida de Harding
drid, es la actuación de la can-
tante alemana Ute Lemper. En El Festival Internacional de San-
su espectáculo Rendezvous tander ha convocado a Daniel
with Marlene, a medio camino Harding para dirigir, al frente
entre el concierto, el teatro y de la Orquesta de Cámara de
el cabaret, recuerda a su com- Europa, la Cuartas de Sibelius y
patriota, en cuanto heredera Beethoven (además de la obertu-
de su talento. Patio del Centro ra de Coriolano). Palacio de Fes-
Cultural Conde Duque (Madrid). tivales (Santander). 7 de
30 de abril. 18 euros. agosto. A partir de 15 euros.

LALECTURA 47

pología y ha viajado por toda Es-
paña, documentando el proceso
de elaboración del pan en Fuerte-
ventura y la fabricación de an-
zuelos con plumas de gallo en
León, la fiesta de las Jarramplas
en Cáceres y los hornos de pez
en Burgos.
Empezó movido por la «in-
quietud ante los pueblos que se
deshabitaban y los viejos oficios
que se perdían». Y durante todo
este tiempo se ha mantenido fiel
a su objetivo: «Recuperar tradi-
ciones y costumbres que estaban
desapareciendo, y también difun-
dirlas para que se conservaran».
Subraya Monesma que él es
«un mero transmisor» y no se
siente cómodo con los vocablos
antropológicos. «Esto es como
una obra en una casa. Está el ar-
quitecto, el albañil y, en medio, el
aparejador. El arquitecto dirige,
pero no se roza la camisa con el
albañil. Aquí ocurre lo mismo: El
antropólogo está por encima del
bien y del mal. Y los etnógrafos,
mientras tanto, hacemos el traba-
jo de campo».
Tiene otra máxima el oscense:
«No intervenir nunca», sentencia.
«Al contrario de lo que se ve en el
periodismo actual, yo nunca he
salido en mis películas. No he
querido robar el protagonismo al
que lo merece: el artesano. Al
otorgárselo, éste siente que su
trabajo ha sido importante en su
vida». Por eso, advierte: «El ma-
yor error que se puede cometer
es hacer un documental desde
un plano superior al de la perso-
na entrevistada».
Para que salga algo con alma,
revela, hay que estar días y días
con los verdaderos protagonistas.
«Esta gente tan sencilla me ha
ofrecido todo lo que tenía», les
agradece. «Son más listos que
nosotros. Por eso la actitud co-
rrecta es recoger la información
que ellos tienen de su experien-
cia tras muchos años de vida. Es
la única forma de aprender».
No se da mucha importancia
Monesma, aunque reconoce que
su obra supone un registro para
la posteridad de vidas y acciones
que, de otro modo, caerían en el
olvido. Sí que se siente con orgu-
llo el contagio que provoca en el
espectador: «Yo me maravillo, pe-
ro lo más importante es que los
jóvenes se maravillan también
por estos oficios y los quieren re-
vivir por sí mismos».
Tampoco pierde al asombro al
pensar que «hasta hace 60 o 70
años hacíamos el vino en los la-
gares igual que lo hacían los ro-
manos» y que «hay procesos que
apenas han cambiado, como el
curtido de pieles, el prensado de
las fibras vegetales o la obtención
ARRIBA, DOS del aceite de oliva».
MUJERES Una reflexión que lleva a otra:
TRABAJAN
CÁÑAMO. SOBRE «Los humanos tenemos unas vo-
ESTAS LÍNEAS, luntades comunes: Tratamos de
MONESMA vivir felices, desarrollar cada uno
DURANTE UNA
GRABACIÓN. nuestro trabajo y hacerlo lo me-
E. M. jor posible. Porque ésa es otra co-
sa que he aprendido de los arte-
sanos: el afán de perfeccionarse.
Que si hacen un par de alparga-
tas éstas sean las mejores
del mundo».
LALECTURA 49
 PARATIEMPOSMEJORES
El cine más hermoso jamás rodado
Andrés Trapiello
Jonás Trueba es director de cine. Suya es una de las gran-
des películas sobre Madrid, La Virgen de agosto. Duran-
te el confinamiento por la pandemia, Jonás Trueba, com-
padecido de nosotros, copió en un disco duro doscientas
películas de lo mejor de la historia del cine, y nos las en-
vió por veredero al confín donde nos habíamos refugia-
do. En aquel momento no teníamos mi mujer y yo trato
más que con las bestezuelas del campo y la áspera flora
local, y él contribuyó con su providencia a que nos olvi-
dásemos de tantas tribulaciones. Aquellos meses del co-
vid fueron inolvidables y, para nosotros, de una rara e in-
tensa felicidad.
Entre las películas que incluía su alijo, venían las de
dos directores desconocidos aquí (somos comunes): Jo-
nas Mekas y David Perlov. Uno y otro se dan un aire: ha-
cen cine, pero su cine se parece poco al que se ve en las
salas. Filman la vida que tienen cerca, la familia, los ami-
gos, los lugares que frecuentan. Vidas también comunes.
Llevan la etiqueta de «documentales» porque no tienen
argumento. Las de Mekas, incluso, de «cine experimen-
tal». Como también la vida, Perlov y Mekas no tienen
prisa, y sus películas están rodadas a lo largo de años.
Filman la vida, filman el tiempo, filman la memoria.
Vimos la película de Perlov (ocho horas) por indicación
Jonas Mekas y especial de nuestro amigo, y quedamos subyugados. Sali-
David Perlov. mos de la pandemia y Mekas se quedó sin ver. Hasta ahora.
Uno y otro se Hace un mes volvió de París Jonás Trueba con un foto-
dan un aire: libro espectacular: Ligne(s) de vie (Línea(s) de vida), la
hacen cine, correspondencia de los Mekas, Adolfas y Jonas, con su
pero su cine se madre. La adoraban. A menudo se parecen más a unas
parece poco al cartas apasionadas a la novia que a una madre. El nom-
que se ve en bre de los hermanos figura impreso en el corte superior e
las salas. inferior del libro; en el corte lateral, el de Semeniškiai, Li-
Filman la vida tuania, la aldea de la que salieron en 1944, hu-
que tienen yendo de los nazis. En ella dejaron a su ma-
cerca, la dre, que esperó su regreso du-
rante veinticinco años. Una
familia, los
anciana silenciosa, ensimis-
amigos, los mada, acostumbrada a los tra-
lugares que bajos serviles (así la sacan en
frecuentan. Reminiscencias de un viaje a Lituania, «una obra
Vidas también maestra absoluta», señalaba Trueba). Es verdad.
comunes Se publicó este libro en 2021, dos años después
de la muerte de Jonas a los noventaiséis, y un mes
lleva uno sumergido en el mundo Mekas, fasci-
nado, abducido por sus películas y su historia.
Después de pasar cinco años en distintos
campos de desplazados, llegaron a Nueva
York. 1949. Con lo puesto. Sin conocer a
nadie. Su ciudad en el futuro. Formaron
parte del mundo beat. Jonas rodó al ar-
tista Warhol, eran amigos de Kerouac,
de Ginsberg, de Robert Frank. Pero es-
to es decir poco, nada. Jonas Mekas
es algo más que parte de una
generación. Es un solitario.
Cuando ya era viejo, Mekas TOÑO BENAVIDES
50 LALECTURA
reunió lo rodado durante medio si-
glo (Diarios lo llamó también, y Dia-
rio se titula lo de Perlov): As I Was
Moving Ahead Occasionally I Saw
Brief Glimpses of Beauty (algo así
como «Cuando vagaba por ahí, me
tropecé a veces con destellos de be-
lleza»). Cinco horas. Otra obra maes-
tra absoluta. Como Los muertos de
Huston, pero sin argumento. Desde
luego: esos momentos son fugaces
y memorables. Secuencias cortas (a
menudo de unos segundos tan solo),
fulgores sucesivos. A propósito de él
los críticos hablan de «cine paratá-
xico» (la levedad frente a la hipota-
xia, la hipertrofia). «No me gusta ha-
blar de cine. Soy un creador, no un
orador. Más que la palabra me gus-
ta el silencio. (…) Lo que ruedo son
solo imágenes que van pasando. Al-
gunos fragmentos de este mundo
que no se diferencia en nada del mun-
do de los demás».
Así es, son instantes, es presente
que fluye escogido con naturalidad,
porque «lo que sucede naturalmen-
te», dirá también, «es a menudo lo
mejor y más interesante». Solo lo
fugitivo permanece y dura, podría
haber dicho también, y la voz del
narrador (la suya) está ya tan cer-
ca del silencio, que
resuena como el
fragor del mar
en una caracola.
Te diría, si lo
supiera, dónde
y cómo puedes
encontrar y ver
estas dos pelícu-
las. No se me ocu-
rre ni cómo ni dónde. Tampoco
importa: son intemporales y te
estarán esperando cuan-
to tiempo haga falta.
 3 AGOSTO
84
DONOSTIA
SAN SEBASTIÁN
- 1 SEPTIEMBRE 2023

QUINCENA MUSICAL DE SAN SEBASTIÁN

EL PLAN
QUE MEJOR SUENA

Este verano siente la música en vivo, vibra con la danza, y descubre nuevas y refrescantes
sensaciones con cada nota, en cada movimiento.

Celebra Quincena Musical y disfruta de:

la Rotterdam Philharmonic Orchestra y Lahav Shani, Pablo Ferrández, “El lago de los cisnes” de Ballet Preljocaj, Chamber
Orchestra of Europe y Daniel Harding,
Harding Grigory Sokolov,
Sokolov la Octava de Mahler, Mitsuko Uchida y Jonathan Biss, una nueva
producción de “Oedipus Rex” de Stravinsky con Irène Jacob, Anne-Sophie Mutter & Mutter’s Virtuosi, Die Deutsche
Kammerphilharmonie Bremen y Hilary Hahn...
Y además, música antigua y de cámara en el Museo San Telmo, Tabakalera Dantzan, Chillida Leku, música contemporánea,
ciclo de órgano, la Quincena Infantil, etc.

ENTRADAS EN QUINCENAMUSICAL.EUS

Menai
TRABAJO EN EQUIPO.
30 AÑOS DEL CGAC

DOBLE EXPOSICIÓN
SANTIAGO DE COMPOSTELA

UNA HISTORIA
POSIBLE DEL CGAC
Centro Galego de Arte Contemporánea
Jul 2023—Ene 2024

RELATOS CONTEMPORÁNEOS
DESDE LA COLECCIÓN CGAC
Museo Centro Gaiás
Jul 2023—Oct 2023