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A SOLAS CON EL SEÑOR

HORA SANTA

1. Canto de entrada:
1.Junto a Ti, al caer de la tarde, y cansados de nuestra labor, te ofrecemos
con todos los hombres el trabajo, el descanso y el amor.
2.Con la noche las sombras nos cercan, y regresa la alondra a su hogar;
nuestro hogar son tus manos, Oh Padre, y tu amor nuestro nido será.
 
2. Oración todos juntos:
Señor Jesús, queremos velar contigo, queremos estar junto a tí. Quizá no se nos
ocurran muchas cosas, pero queremos estar, queremos sentir tu amor, como
cuando nos acercamos a una hoguera, queremos amarte, queremos aprender a
amar. Lo importante es estar abiertos a tu presencia. Y agradecer, alabar, suplicar.
Y callar, escuchar, no decir nada, simplemente estar.
 
Acógenos como discípulos que quieren escuchar tus palabras, aprender de ti,
seguirte siempre. Acógenos como amigos. Y haz de nosotros también tus testigos,
testigos del amor.
 
Señor Jesús, toca esta noche nuestro corazón, danos tu gracia, sálvanos, llénanos
de la vida que sólo tú puedes dar.
 
3. El mandamiento del amor
AMAR COMO JESÚS NOS AMA
«Éste es mi mandamiento: amaos unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene
mayor amor que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si
hacéis lo que os mando. Ya no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace
su señor; yo os he llamado amigos porque os he dado a conocer todas las cosas
que he oído a mi Padre. No me elegisteis vosotros a mí, sino yo a vosotros; y os
designé para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca, a fin de que todo
lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Esto os mando: amaos unos a
otros». Juan 15, 10-16

CON UN AMOR QUE SIRVE


“Estando de nuevo a la mesa les dijo: «¿Entendéis lo que os he hecho? Vosotros
me llamáis el maestro y el señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el señor y
el maestro, os he lavado los pies, también vosotros os los debéis lavar unos a otros.
Yo os he dado ejemplo, para que hagáis vosotros lo mismo que he hecho yo. Juan
13,13-17
 
4. Oración en silencio
 
5. Canto
Un mandamiento nuevo nos dio el Señor, que nos amáramos todos como El nos
amó. (bis)
Lo que hagamos al hermano, a Dios mismo se lo hacemos.
Quien no ama a sus hermanos miente si a Dios dice que ama.
La señal de los cristianos es amarse como hermanos.

6. “Haced esto en memoria mía”


Luego tomó pan, dio gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: «Esto es mi cuerpo, que
es entregado por vosotros; haced esto en memoria mía». Y de la misma manera el
cáliz, después de la cena, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi
sangre, que es derramada por vosotros. Lucas 22,14-20
 (Música de fondo: La estación de primavera de Vivaldi)
 
7. Meditación:
Un día, el Amor llegó tan lejos que se entregó a sí mismo hasta morir
derramando su sangre en un madero. Cada día, el Amor llega tan lejos
que se entrega a sí mismo para saciar nuestra hambre de amor en el
pan compartido en una Cena.

Sacramento de un Dios encarnado que no ha venido más que a amar y a


servir; memorial de un Dios que se dejó despojar para abrir en el fondo
de nuestro atolladero una brecha nueva, pero tan estrecha que sólo el
pobre puede pasar por ella, y sólo el amor descentrado de sí puede
atravesar.
 
Sacramento de una muerte única que recapitula todo don de sí liberador; memorial
de un sacrificio único en el que muere la muerte de un mundo pecador.
 
Sacramento del triunfo definitivo del amor, en el que el hombre se salva
entregándose; memorial del triunfo definitivo de la vida, en el que el hombre se
hace inmortal amando.
 
 
8. Canto
1.Cristo te necesita para amar, para amar. Cristo te necesita para amar. (bis)
No te importen las razas ni el color de la piel, ama a todos como hermanos y
haz el bien. (bis)
2. Al que sufre y al triste, dale amor, dale amor; al humilde y al pobre, dale
amor. Al que vive a tu lado, dale amor, dale amor, al que viene de lejos dale
amor.
 
9. Oracion y meditación:

Lo más importante no es...

Que yo te busque, sino que tú me buscas en todos los caminos;

Que yo te llame por tu nombre, sino que tú tienes el mío tatuado en la palma
de tus manos;
Que yo te grite cuando no tengo ni palabra, sino que tú gimes en mí con tu
grito;

Que yo tenga proyectos para ti, sino que tú me invitas a caminar contigo
hacia el futuro;

Que yo te comprenda, sino que tú me comprendes en mi último secreto.

Que yo hable de ti con sabiduría, sino que tú vives en mí y te expresas a tu


manera;

Que yo te guarde en mi caja de seguridad, sino que yo soy una esponja en el


fondo de tu océano;

Que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas, sino que tú me amas
con todo tu corazón y todas tus fuerzas;

Que yo trate de animarme, de planificar, sino que tu fuego arda dentro de mis
huesos;

Porque ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte... Si tú no me buscas,


llamas y amas primero?

El silencio agradecido es mi última palabra y mi mejor manera de encontrarte


 

10. Acción de gracias

Gracias Señor, por tu muerte y resurrección que nos salva

Gracias Señor, por haber instituido la Eucaristía que nos alimenta

Gracias Señor, por este tiempo que nos has concedido para adorarte y
venerarte.

Gracias Señor, por todos los beneficios que nos concedes.

Gracias Señor, por esta hora de comunión contigo

Gracias Señor, por tus palabras que reconfortan y sanan

Gracias Señor, por tu cruz que tanto enseña

Gracias Señor, por tu sangre que a tantos salva

Gracias Señor, por tu amor sin tregua y sin fronteras


Gracias Señor, por la Madre que al pie del madero nos dejas

Gracias Señor, por olvidar nuestras traiciones e incoherencias

Gracias Señor, por perdonar el sueño que nos aleja del estar en vela

Gracias Señor, por ese pan partido en la mesa de la última cena

Gracias Señor, porque aún siendo Dios, te arrodillas y a servir nos enseñas

Gracias Señor, por tu sacerdocio que es generosidad, ofrenda y entrega

Gracias Señor, por tu amor sin límites y en la cruz hecho locura

Gracias Señor
 

11. Padrenuestro
 
12. TESTIMONIOS
En la hora santa se pueden intercalar algunos testimonios o parábolas que nos
hagan vivir este momento de oración.
 
a)Un número por otro
Maximiliano Kolbe; le asignaron el 16670  en Auschwitz. Cambió su número para
que un padre de familia se librara de la cámara de gas. Fue canonizado por el Papa
Juan Pablo II en 1982 La noche del 3 de agosto de 1941, un prisionero de la misma
sección en la que estaba asignado Kolbe escapa; en represalia, el comandante del
campo ordena escoger a 10 prisioneros al azar para ser ejecutados. Entre los
hombres escogidos estaba el sargento Franciszek Gajowniczek, polaco como
Kolbe, pero casado y con hijos. Maximiliano, que no se encontraba dentro de los 10
prisioneros escogidos, se ofrece a morir en su lugar. El comandante del campo
acepta el cambio, y Kolbe es condenado a morir de hambre junto con los otros
nueve prisioneros. Diez días después de su condena y al encontrarlo todavía vivo,
los nazis le administran una inyección letal el 14 de agosto de 1941
 
b)El rey que quiso imitar la misericordia de Jesús
Por el año 987 Roberto fue coronado rey de Francia. Era un príncipe
piadoso y un gran devoto de Jesús en la Eucaristía. Su mayor placer
fue el de adornar los altares y las iglesias, y lo más hermoso y precioso
lo dejaba por Jesús.
Algunos hombres impíos y ambiciosos habían conspirado para asesinarlo y así
apoderarse del gobierno. Mas la confabulación fue descubierta y los culpables
fueron traídos ante el tribunal que los condenó a muerte. El rey les envió a un
sacerdote a la cárcel. Los malhechores se arrepintieron y, después de una sincera
confesión, recibieron la Sagrada Comunión.
 
Era la mañana del día de su ejecución. Las esposas y madres de los sentenciados
fueron al rey a pedirles perdón, pero sus consejeros no querían de ninguna manera
indultarlos.

Entonces una anciana madre se echó a los pies del rey y llorando, dijo: "Es cierto
que estos hombres han merecido tal castigo; pero, tened presente, oh rey, que han
sido, hace pocos instantes, huéspedes de Jesús, porque acaban de recibir la Santa
Comunión. Él les ha perdonado todo; perdonadles también".

Al oir el rey estas palabras de la afligida madre, y recordando la infinita misericordia


de Jesús en la Santa Comunión, hizo llamar inmediatamente a los condenados y,
estrechándoles la mano, los indultó.

Todo el pueblo aplaudió la bondad del rey que, en adelante, fue el ídolo de sus
súbditos.
 

c)La Cruz abrazada...


Un joven sentía que no podía más con sus problemas.  Cayó entonces de rodillas
rezando: "Señor, no puedo seguir.  Mi cruz es demasiado pesada"   El Señor le
contestó:  "Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa
habitación. Después escoge la cruz que tu quieras". El joven suspiró aliviado:
"Gracias Señor".  Luego dio muchas vueltas por la habitación observando las
cruces, había de todos los tamaños.  Finalmente fijó sus ojos en una pequeña cruz
apoyada junto a la puerta y susurró: "Señor, quisiera esa cruz".  El Señor le
contestó:  "Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar"
 

d) Un soldado iraquí pasa a  la vida monástica


Vengo de una familia cristiana. En 1984 era soldado del ejercito iraquí. Combatí en
la guerra contra Irán militando durante casi cuatro años en el ejército. He combatido
también contra los kurdos y entre otras adversidades fui hecho prisionero: un grupo
de guerrilleros kurdos me capturó y permanecí tres meses en la montaña sufriendo
crueles torturas. Me liberaron porque mi familia pagó como rescate 10.000 dinares.
La vida militar en el ejército de Saddam me agotó y huí, por lo que me convertí en
un desertor. La policía me capturó y un tribunal militar me condenó a prisión por
deserción.
 
En aquel período descubrí la oración como verdadero alimento espiritual. Viví esta
crisis con mucho dolor y sufrimiento en cuerpo y alma. Pero el Señor estaba
siempre conmigo y no me dejó jamás, porque quien tiene fe en el Señor nunca
debe tener miedo y encuentra la paz y la alegría a pesar de las situaciones de
angustia.

Dice el salmo: «Fui joven, ya soy viejo, nunca vi al justo abandonado, ni a su linaje
mendigando el pan» (Sal 37, 25).
Comencé a interrogarme sobre el verdadero sentido de la vida y sobre los
verdaderos valores, preguntándome dónde y cuándo podría encontrar el camino
adecuado de mi existencia en el mundo ¿Qué camino deberé seguir para llegar a la
verdadera felicidad?

A las preguntas sobre mí mismo se añadían otros interrogantes: ¿por qué hay
guerras, injusticias y odio en el mundo? ¿Por qué la humanidad no puede vivir en
paz? En aquel momento de angustia, oí una voz fuerte dentro de mí que me
llamaba: «Ven y sígueme, encontraras el verdadero sentido de tu vida». «Yo soy el
Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14, 6).

En 1988 terminó la guerra y seguí un curso de estudios en la Universidad en mi


ciudad, Nínive. Continuaba frecuentando la Iglesia y pidiendo a Dios que confirmara
mi vocación.

En 1991 comenzó la Guerra del Golfo y la situación de la mayoría de la gente


empeoraba de día en día. Muchas familias emigraban de Irak. También yo habría
querido unirme a la diáspora.

En 1993 me inscribí en un curso de Teología y sentí en lo profundo de mi corazón


lo dulce y buena que es la Palabra de Dios. La conciencia de la vocación se hizo
más fuerte y entonces respondí a la llamada del Señor. Es el Señor quien llama y
es Él quien da el primer paso hacia el hombre.

Después de un intenso período de oración, en 1995 dejé a mi familia y mi ciudad


para seguir al Señor y entré en el convento de los Monjes Caldeos que se
encuentra en Bagdad. Ahora estoy perfeccionando mis estudios.
 
 
Javier Leoz
Parroquia de San Juan Evangelista
Peralta (Navarra)
La Hora Santa de Adoración para Niños
por admin
La Hora Santa para Niños es una magnífica ocasión para que nuestros niños
puedan lograr ese silencio interior en el que Dios les habla de manera individual.
El propósito de la hora santa es que los pequeños reconozcan la relevancia de
honrar a Nuestro Señor Jesús como elemento de su preparación para la primera
comunión. Puedes conocer de ello y mucho más a continuación.
Indice De Contenido [Ocultar]
 1 La Hora Santa de Adoración
 2 ¿Qué hacer en la Hora Santa de los Niños?
o 2.1 Preparación y Concentración
o 2.2 Exposición del Santísimo
o 2.3 Canción: No Adoréis a Nadie
o 2.4 Adoración 1 en la Hora Santa
o 2.5 Adoración 2 en la Hora Santa
o 2.6 Canción: Tan Cerca de Mi
o 2.7 Canción: Yo Te Adoro
o 2.8 Canción: Ante Ti, Señor
o 2.9 Canción a la Virgen
o 2.10 Arrepentimiento
o 2.11 Perdón
o 2.12 Agradecimiento
o 2.13 Bendición Final
 3 Consideraciones
La Hora Santa de Adoración
La Hora Santa para los niños se denomina el primer encuentro de los pequeños
con el sacramento de la primera comunión. Este es el momento que debe ser
aprovechado de manera efectiva para que comprendan la importancia de ese
encuentro especial con Nuestro Señor Jesús, donde, como parte de la
catequesis, se les prepara para acoger al Señor por vez inicial.
Este es un momento en el cual pueden reconocer y meditar sobre ciertos
aspectos de su vida, que les conducirán a compartir vivencias de fe de una
manera divertida. El propósito de la catequesis es la formación de aquellos
seguidores de Jesús, que tras experimentar la fe, se preparan para hacer
posible la misión eclesiástica.

Todas ellos pueden emplearse para ir introduciéndose en el silencio interior. Se


ha de crear el ambiente apropiado con los niños para lograr ese silencio interior
en el que Dios nos habla de forma muy particular.

¿Qué hacer en la Hora Santa de los Niños?


Primeramente hemos de explicar a los pequeños lo que se va a realizar en cada
una de las actividades que se ejecutarán, de acuerdo a como se discriminan en el
siguiente programa.

Preparación y Concentración
Se conducen a los niños ante el Santísimo y allí se les señala, en voz baja, que
procedan a sentarse y que hagan silencio haciéndoles recordar el sitio en que se
hallan y ante quien se encuentran. Se les solicita que cierren sus ojos para que
se concentren, pidiéndoles que en ese momento de silencio y ensimismamiento
reserven su corazón y mente únicamente para Jesús.
Se les recuerda que deben permanecer con los ojos cerrados, que respiren
hondamente, al menos en diez ocasiones y que pronuncien en cada respiración en
voz suave: “Jesús te amo” para percibirlo en el corazón.

Exposición del Santísimo


A través de la exposición del Santísimo se les solicita hacer la señal de la cruz y
orar:
 Un Padrenuestro.
 Un Avemaría.
 Un Gloria.
Canción: No Adoréis a Nadie
No adoren a nadie,
a nadie que no sea Él.
No adoren a nadie,
a nadie que no sea Él.
No adoren a nadie, a ninguno más.
No adoren a nadie, a ninguno más.
No adoren a nadie, a nadie que no sea Él.

Jesús se encuentra aquí, al cuidado, en el Santísimo Sacramento. Por ello


realizamos un acto de fe, como los infantes de Fátima:

“Mi Señor, yo creo, te adoro, te aguardo y te amo.


Y te imploro perdón por los que no son creyentes,
no adoran, no aguardan y no te aman”.

Adoración 1 en la Hora Santa


Hora Santa para Niños ¡Queremos Consolar a Jesús! Empezamos cantando “Está
vivo Jesús, Mi Señor” u otra canción apropiada:
Está vivo Jesús, Mi Señor
Está vivo Jesús, Mi Señor
Está vivo Jesús, Mi Señor
Está vivo Jesús, Mi Señor
Él está vivo, Él está vivo, Él está vivo, vivo.
Está vivo Jesús, Mi Señor

Son muchos los que no te adoran, Jesús… Son muchos los que pronuncian cosas
horribles de Ti… Pero nosotros sí te adoramos, por eso nos encontramos aquí,
para darte consuelo; por eso adoramos decirte demasiadas cosas bonitas que
den júbilo tu corazón, por lo que te decimos:

(Todo niño/a ha de leer una frase y luego de cada frase se canta “Jesús, Jesús,
acércate a mi morada”).

1.- Muchos niños no te adoran pero yo te quiero demasiado.


2.- Tú has entregado la vida por mí, puedes tomar ahora la mía.
3.- Tú señalaste: “Tomen y coman, esto es mi Cuerpo”, alístame para recibirte.
4.- Señor, yo jamás habré de cerrarte la puerta.
5.- Jesús, quiero darte consuelo.
6.- Señor, me haces falta, acércate a mi corazón.
7.- Jesús, te adoro mucho.
8.- Jesús, Tú deseas ingresar en mi corazón y yo anhelo que te acerques a mí.
9.- Luce como pan, pero es tu Cuerpo. Por ello…
10.- Luce como vino, pero es tu Sangre. Por ello…
11.- Todos se fueron de tu lado pero yo no quiero abandonarte
12.- Tú señalaste: “Dejen  que los niños se acerquen a Mí”, y aquí me encuentro.
13.- No hay quien me adore como Tú.
(En este lugar se pueden proporcionar unos cortos puntos de meditación.)
Jesús, nosotros somos tan humildes, tan modestos…, vemos tantas carencias en
el mundo y es muy poco lo que podemos lograr… Pero Tú que eres omnipotente y
nos adoras tanto, sí que puedes otorgarnos lo que te rogamos, si lo imploramos
con fe. Óyenos, Señor, y haz lo que tu corazón te señale. Deseamos,
particularmente, hacer tu voluntad.

1.- Por los niños y niñas que nos encontramos ahora en este lugar, para que jamás
nos apartemos del Señor. Imploremos al Señor.
2.- Por los que no saben de Jesús, para que reconozcan que el Señor les adora
mucho. Imploremos al Señor.
3.- Por nuestros progenitores, que nos han apoyado para conocer a Dios, para
que vivan de tal manera que un día puedan alcanzar el Cielo. Imploremos al
Señor.
4.- Por los niños que, tras haber acogido a Jesús, se han apartado de Él y ya no
le adoran, para que retornen. Imploremos al Señor.

– Jesús nuestro, Tú nos has otorgado muchas cosas… Te agradecemos por todo
lo que hemos obtenido de Ti, pero de una forma particular queremos
agradecerte por habernos otorgado por madre a tu misma Madre, la Virgen
María. Conocemos que andando de su mano vamos seguros. Ella quiere
conducirnos al Cielo y lo hará si le permitimos que nos guíe. Por eso nos
deseamos dedicar a Ella, introducirnos en su corazón, para que Ella nos ampare
del mal.

Rezamos Todos Juntos:


Madre de Jesús, igualmente eres mi Madre.
Muéstrame como consolar a tu Hijo, nuestro Señor.
Te otorgó mi corazón, que desea ser un Sagrario para Él,
y Tú, que eres tan benévola, acógeme en tu corazón.
Haz que Jesús se contente en mi alma,
que le adore siempre.
Protégeme del mal.
Mamá adorada,
aguardo tu ayuda para ser leal a Jesús.
Si cierto día me conduzco mal, has de recordarme que soy tuyo.
Tómame con fuerza de la mano
para un día te vea en el Cielo con toda mi familia. Amén.

– Y para concluir este rato contigo, Jesús, deseamos realizar una oración muy
particular para aliviarte, para señalarte que los niños deseamos ser tuyos y que
Tú te estimes como nuestro amigo, nuestro gran amigo. Por eso señalamos todos
unidos:

Soy creyente tuyo, Señor,


Creo con firmeza que me adoras
y que anhelas vivir en mi corazón.
Creo que te encuentras en la Eucaristía,
con tu Cuerpo, tu Sangre, tu Alma y tu Divinidad.
Sé que por adoración a mí has perecido en la Cruz.
Otórgame perdón por todo lo que te he injuriado.
Otórgame perdón por olvidarme de Ti en tantas ocasiones.
Tú sabes de mi más que nadie,
más que mis padres, más que mis hermanos,
más que cualesquiera de mis amigos,
y conoces que te adoro.
A través de tu Pasión, padeciste tanto por mí
y por todos los humanos,
que yo no deseo ahora abandonarte.

Cuando muchos te abandonan, yo quiero permanecer a tu lado,


quiero darte consuelo,
quiero pronunciar mil millones de veces que te adoro.
Te lo pronunciare en unión a tu Madre,
la única que no te dejo solo.
Permíteme, Señor, quedarme  junto a Ti este rato,
y no dejes que me aparte jamás de Ti.

Sagrado Corazón de Jesús,


en ti confío.
Inmaculado Corazón de María,
se la redención del alma mía.

Adoración 2 en la Hora Santa


Imploramos ayuda a María, Ella está aquí amando a su Hijo con nosotros. Y le
agradecemos por el obsequio de su Hijo. Jesús se encuentra verdaderamente
presente en la Sagrada Hostia, es nuestro Dios oculto. Él nos adora y quiere que
nosotros le adoremos. Él nos aguarda noche y día en la pequeña figura. Él quiere
escucharnos y nosotros le amamos ya que Él es Dios.

– Un Niño sale al frente del Santísimo y se arrodilla:


«Jesús, Hijo de Dios, ten conmiseración de nosotros»

– Todos entonan la frase:

«Yo sé que te encuentras aquí Señor. Yo sé que te encuentras aquí.»


«Yo sé que te encuentras aquí Señor. Yo sé que te encuentras aquí.»

– Un Niño sale al frente del Santísimo:

«Corazón eucarístico de Jesús, has que crezca en nosotros la devoción, la


esperanza y la piedad».

– Todos cantan:

«Yo sé que te encuentras aquí Señor. Yo sé que te encuentras aquí.»


«Yo sé que te encuentras aquí Señor. Yo sé que te encuentras aquí.»

– Un Niño sale al frente del Santísimo:

«Jesús, dócil y humilde de Corazón, otórganos un corazón como el tuyo».

– Todos cantan:

«Yo sé que te encuentras aquí Señor. Yo sé que te encuentras aquí.»


«Yo sé que te encuentras aquí Señor. Yo sé que te encuentras aquí.»
– Un Niño sale al frente del Santísimo:

«Jesús, ¡qué benévolo eres con todos! Te adoramos presente en la Eucaristía».

– Todos cantan:

«Yo sé que te encuentras aquí Señor. Yo sé que te encuentras aquí.»


«Yo sé que te encuentras aquí Señor. Yo sé que te encuentras aquí.»

En ocasiones, aunque deseamos ser bondadosos, injuriamos a Dios. Ahora vamos


a reflexionar cada uno en qué le hemos podido injuriar y le rogamos perdón en la
paz de nuestro corazón. Dios nos adora y nos perdona cuando mostramos
arrepentimiento y pedimos su conmiseración.
– Un Niño:

«Creo, Mi Señor, que me encuentro en tu presencia,


que me adoras y oyes mi oración.
Tú eres inmenso y santo, yo te amo.
Tú me lo has entregado todo, yo te lo agradezco.
Te he injuriado con mis indebidas acciones,
yo te ruego perdón con todo mi corazón.
Tú eres muy benévolo, yo te imploro que me ayudes
para mejorar cada día más. Amén.»
Canción: Tan Cerca de Mi
Tan próximo a mí,
tan próximo a mí,
que hasta lo llego a tocar,
Jesús se encuentra aquí.

No busques a Cristo en los cielos


ni lo busques en las sombras.
Muy próximo de ti, en tu corazón,
puedes amar a tu Señor.

Tan próximo a mí,


tan próximo a mí,
que hasta lo llego a tocar,
Jesús se encuentra aquí.

Ahora reflexionamos acerca de todas las cosas provechosas que nos ha otorgado
y agradecemos. Unos minutos de reflexión.

– Un Niño: «Te agradezco, Jesús, por las plantas, el agua, el sol, la luna, las
flores, las aves y todo lo que has creado».

– Todos: «Te agradecemos, Señor».

– Un Niño: «Te agradezco, Jesús, por mis familiares, mis abuelos, mis amistades,
mis maestros, mis catequistas, mi cura y por todas aquellas personas que se han
preocupado por mí».

– Todos: «Te agradecemos, Señor..»


– Un Niño: «Te agradezco, Jesús, por mis manos, mis pies, mis piernas, mi nariz,
por el obsequio de la vida, por hacerme según tu imagen y parecido».

– Todos: «Te agradecemos, Señor».

– Un Niño: «Te agradezco, Jesús, por desear permanecer entre nosotros en el


Santísimo Sacramento del Altar».

– Todos: «Te agradecemos, Señor».

– Un Niño: «Te agradezco, Jesús, por adorarnos tanto».


– Todos: «Te agradecemos, Señor».

– Un Niño: «Te agradezco, Jesús, porque desear morar entre nosotros».

– Todos: «Te agradecemos, Señor..»

Canción: Yo Te Adoro
Yo te amo a Ti, Señor.
Yo te amo a Ti, Señor.
Desde lo más hondo de mi corazón.
Te agradezco Señor.
Te agradezco Señor.
Desde lo más hondo de mi corazón.

Hemos sabido que oyes nuestra oración, por eso te rogamos por:

– Dos Niños:

«Roguemos por la Iglesia.


Que Jesús nos oriente y nos una en la armonía».

– Dos Niños:

«Roguemos por nuestro Santo Padre, el Papa Francisco.


Que Dios le de fuerzas para que siga orientando a la Iglesia».
– Dos Niños:

«Roguemos por nuestro curas.


Que el Señor les ayude a seguir leales a Jesús».

– Dos Niños:

«Roguemos por cada uno de los niños del planeta.


Que Dios les dé bendiciones y conserve puros de corazones».

– Dos Niños:

«Roguemos por nuestros familiares


Que Dios los ampare y los conserve unidos».
– Dos Niños:

«Roguemos por los que más necesitan.


Que Dios les de fuerzas y les ayude en lo que necesitan».

Ahora procedemos a realizar una comunión espiritual:

– Todos repiten:

«Yo desearía, Señor, recibirte, con aquella pureza, modestia y fervor con que tu
recibes a tu Santísima Madre, con el espíritu y exaltación de los Santos”.

Canción: Ante Ti, Señor


Delante de Ti, Señor,
(Delante de Ti, Señor)
mi alma elevaré.
(mi alma elevaré) (bis).
Oh mi Señor,
Oh mi Señor, tengo confianza en Ti,
tengo confianza en Ti.
Yo te ensalzo, Señor.
Yo te amo, Señor.
Oh mi Señor.
Yo te ensalzo, Señor.
Yo te amo, Señor.
Oh mi Señor.
Reserva del Venerable.

– Un Niño: Plegaria a la Virgen

Virgen María: hoy no he llegado a implorarte nada;


hoy sólo he llegado a verte
y a expresarte que te quiero.
Tú adoras mucho a Dios,
por eso eres tan hermosas y tan pura.
Estás colmada de gracia.
Madre de todos los chiquillos,
yo quiero ser benévola, como Tú.
Me gusta poderte llamar Inmaculada,
engendrada sin pecado original.
Y no me da vergüenza expresar a todos que
Tú eres la Madre del Señor y Madre nuestra.
¡Y te encuentras viva! ¡con tu cuerpo y con tu alma! ¡allá arriba!
¡aguardándonos a todos! Virgen María… ¡eres tan bella!
Canción a la Virgen
Yo no he podido creer
y me ha costado comprender
que existan niños
que aún te ignoren.
Yo les he querido enseñar
tu mansedumbre y bondad,
exprésale Tú a todos
que eres su Madre.

No existen olas en la mar


Tan hermosas como tu mirada
Inmaculada Virgen.
Los niños arribarán
A tu lado al cielo
Sí te acompañan
De tu mano marchan.

Arrepentimiento
Acto de contrición: Yo he de confesar ante Dios omnipotente y ante ustedes
hermanos, que he sido un pecador tanto de pensamiento como de palabra, de
acción y omisión. Por culpa mía, por culpa mía, por mi gran culpa. Por eso imploro
a Santa María, siempre Virgen, a los Ángeles, a los Santos y a ustedes,
hermanos, que medien por mí ante Dios, Nuestro Señor.

Perdón
Mi Dios, no permitas que mi vida la oriente el odio, el resentimiento y los celos,
únicamente el amor, únicamente el perdón, únicamente el perdón, únicamente el
amor. (3 veces)

Agradecimiento
Te agradezco Señor, por adorarnos demasiado. Por ese amor que ocasionó que te
dieras por nosotros. Te agradezco por encontrarte hoy aquí entre nosotros. Te
agradecemos por todo la benevolencia que nos has otorgado, por sanar un poco
más nuestros corazones. ¡Permanece con nosotros, hazte presente entre nuestra
familia eternamente! Amén.

Bendición Final
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.  ¡A los benditos Corazones
de Jesús y de María. Respeto y Gloria!

Consideraciones
Lo más apropiado es llevar a cabo la hora santa en la Iglesia, ya que, obviamente,
estamos allí ante la presencia misma del Señor en el Santísimo Sacramento,
sumado a lo que es el ámbito natural para los rezos.

No obstante, sea cual sea el sitio de la oración, templo, capilla, al aire libre, o en
el hogar, lo trascendental es crear el entorno propicio que esté colmado de
serenidad, quietud, paz, de modo tal de posibilitarle al Señor que se dirija a
nosotros, particularmente a quienes son parte de la hora santa para que así
logren escuchar lo que Él quiere transmitirles.
De gran relevancia es esta práctica ya que guarda gran significancia para la
existencia espiritual de todo cristiano que se inicia en el ceremonial eucarístico,
por lo que es sugerido para todos quienes desean conocer mejor al Señor.

Entonces, cuando se efectúa la hora santa para niños de catequesis, es


imprescindible hacerla con la intención de alcanzar la correcta atención y
asimilación por parte de los chiquillos para que reconozcan su importancia y valor
para su existencia espiritual venidera. Se recomienda hacer énfasis en la
relevancia de mantener el silencio y consideración en los instantes en que la hora
santa así lo requiera.
¿Qué actividades se realizan en la Hora Santa para niños de primera
comunión? Eso es muy variable. Únicamente hay que dejar que el corazón se
manifieste. La manifestación del amor no cuenta con una estructura formal,
pese a que en la oración igualmente podría ayudar el hacer uso de la lectura de
pasajes de las Sagradas Escrituras, plegarias devocionales ya redactadas,
letanías, rosarios, viacrucis u otros rezos formales.
Todas estas clases de textos y plegarias pueden muy bien emplearse para
alcanzar el paz interior que se busca. Evidentemente que siempre van a estar
adaptados esos textos a la edad de los niños que son parte de la hora santa.

Tan pronto se alcance la comunicación con el Señor, se debe exigir a todos


concentración para estar alertas a sus mensajes, a oírlo, sentirlo y mostrarle
nuestro amor, admiración y consideración. Se ha de exhortar a los niños a sentir
en su corazón las plegarias y abrirlo al Señor para permitir que fluyan los
sentimientos.

¿Qué le dice la Cruz al mundo actual?


La cruz, para el cristiano deja de ser un instrumento de tortura y se
convierte en signo de reconciliación

Por: . | Fuente: Mercaba.org || FEyFAMILIA.com


La cruz es el símbolo del cristiano que nos enseña cuál es nuestra
auténtica vocación como seres humanos. Cristo mismo nos asegura que
en su cruz se abre el horizonte de la vida eterna para el hombre.

La enseñanza de la cruz conduce a la plenitud de la verdad acerca de


Dios y del hombre. La cruz es para la Iglesia un signo de reconciliación y
una fuente providencial de bendición. Y hoy, al igual que en el pasado, la
cruz sigue estando presente en la vida del hombre.

¿Cuál es el mensaje central de la cruz del Señor?

La cruz ofrece al hombre moderno un mensaje de fe y esperanza, porque


ella es el signo de nuestra reconciliación definitiva con Dios Amor. La cruz
nos habla de la pasión y muerte de Jesús, pero también de su gloriosa
resurrección. De esta manera, con su muerte destruyó nuestra muerte y
con su resurrección restauró nuestra vida. Por eso a la cruz también se le
llama árbol donde estuvo clavada la salvación del mundo.

¿Qué nos enseña Jesús por medio de su cruz?

Jesús crucificado es el supremo modelo de amor y verdadera aceptación


del Plan del Padre. Cargado con nuestros pecados subió a la cruz, para
que muertos al pecado, vivamos para siempre. Clavado en la cruz, el
Señor nos enseña con toda claridad a responder fiel y plenamente al
llamado de Dios. Y al ver la cruz descubrimos que nuestra respuesta debe
ser igual: fiel en las cosas grandes y en las pequeñas, fiel al Señor en
nuestra vida cotidiana.

¿Amar la cruz no es amar un instrumento homicida?

Algunas personas, para confundirnos, nos preguntan: ¿adorarías tú el


cuchillo con que mataron a tu hermano? ¡Por supuesto que no! Porque mi
hermano no tiene poder para convertir un símbolo de derrota en símbolo
de victoria; pero Cristo sí tiene ese poder. ¿Cómo puede ser la cruz signo
homicida, si nos cura y nos devuelve la paz? La historia de Jesús no
termina en la muerte. Cuando recordamos la cruz de Cristo, nuestra fe y
esperanza se centran en el resucitado.

¿Pero no es un símbolo de muerte?

Por el contrario, la cruz, en el mundo actual lleno de egoísmo y violencia,


es antorcha que mantiene viva la espera del nuevo día de la resurrección.
Miramos con fe hacia la cruz de Cristo, mientras por medio de ella día a
día conocemos y participamos del amor misericordioso del Padre por cada
hombre.

¿Nos recuerda entonces el amor de Dios?

«Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el
que crea en Él no perezca sino que tenga vida eterna», (Jn 3, 16). Pero
¿cómo lo entregó? ¿No fue acaso en la cruz? La cruz es el recuerdo de
tanto amor del Padre hacia nosotros y del amor mayor de Cristo, quien
dio la vida por sus amigos, (Jn 15, 13).

Qué nos enseña el madero horizontal?

La cruz, con sus dos maderos, nos enseña quiénes somos y a dónde
vamos: el madero horizontal nos muestra el sentido de nuestro caminar,
al que Jesucristo se ha unido haciéndose igual a nosotros en todo,
excepto en el pecado. Somos hermanos del Señor Jesús, hijos de un
mismo Padre en el Espíritu. El madero que soportó los brazos abiertos del
Señor nos enseña a amar a nuestros hermanos como a nosotros mismos.

¿Y el madero vertical?

El madero vertical nos enseña cuál es nuestro destino eterno. No


tenemos morada acá en la tierra, caminamos hacia la vida eterna. Todos
tenemos un mismo origen: la Trinidad que nos ha creado por amor. Y un
destino común: el cielo, la vida eterna. La cruz nos señala hacia dónde
dirigir nuestra esperanza.

¿Cómo integrarlos?

Como cristianos, debemos vivir en una vida integrada, armonizando en


una vida coherente la dimensión vertical de nuestra relación con Dios y la
dimensión horizontal del servicio al prójimo. El amor puramente
horizontal al prójimo siempre está llamado a cruzarse con el amor
vertical que se eleva hacia Dios.

¿Por qué se dice que es un signo de reconciliación?


Por que fue el instrumento que el Señor utilizó para abrirnos el camino
hacia el Padre. Cristo vence al pecado y a la muerte desde su propia
muerte en la cruz. La cruz, para el cristiano deja de ser un instrumento
de tortura y se convierte en signo de reconciliación con Dios, con
nosotros mismos, con los hermanos y con todo el orden de la creación en
medio de un mundo marcado por la ruptura y la falta de comunión.

¿Cómo la cruz nos acerca al Señor?

San Pablo nos recuerda que «la predicación de la cruz es locura para los
que se pierden... pero es fuerza de Dios para los que se salvan», (1 Cor
1, 18). Recordemos que el centurión reconoció en Cristo crucificado al
Hijo de Dios; él ve la cruz y confiesa un trono; ve una corona de espinas
y reconoce a un rey; ve a un hombre clavado de pies y manos e invoca a
un salvador. Por eso el Señor resucitado no borró de su cuerpo las llagas
de la cruz, sino las mostró como señal de su victoria.

¿Cómo seguir al señor por medio de la cruz?

Jesús dice: «El que no tome su cruz y me sigua, no es digno de mí», (Mt
10, 38). Nos dice eso no porque no nos ame lo suficiente, sino porque
nos está conduciendo al descubrimiento de la vida y el amor auténticos.
La vida que Jesús da sólo puede experimentarse mediante el amor que es
entrega de sí, y ese amor siempre conlleva alguna forma de sacrificio:
«Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si
muere, da mucho fruto», (Jn 12, 24). Esa es la manera de seguir al
Señor.

¿Qué nos enseña María sobre la cruz?

Después de Jesús nadie ha experimentado como su Madre el misterio de


la cruz. Ella mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz. Ella,
que fue la primera cristiana, nos educa al mostrarnos cómo sufre
intensamente con su Hijo y se une a este sacrificio con corazón de Madre.

Ella es la mujer fuerte al pie de la cruz que nos enseña cómo vivir la
verdadera fortaleza ante la adversidad: cuándo más dolor hay en el
corazón de María más se adhiere ella a la cruz del Señor, pero lo hace
con la esperanza puesta en las promesas de Dios.

¡Qué gran lección para el mundo de hoy¡ La cruz es para María motivo de
dolor y a la vez de alegría. Ella sufre como Madre todos los dolores de su
Hijo, pero vive este sufrimiento en la perspectiva de la alegría por la
gloriosa resurrección del Señor.
Todos los cristianos de este tiempo estamos llamados a imitar a la Madre
de Jesús al pie de la cruz, siendo coherentes y fieles a Cristo en las
pequeñas y grandes cruces de nuestra vida diaria y poniendo nuestra
confianza en aquel madero que se alza desde la tierra hacia el cielo.

Y debemos hacerlo así porque desde esa misma cruz, Jesucristo nos
ofrece a María como Madre nuestra: “De Cristo a María, y de María más
plenamente al Señor Jesús”.

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