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Los medios masivos de comunicación han jugado un rol importante en nuestra sociedad en el último

tiempo, puesto que, como sociedad hemos enfrentado cada vez más sucesos que de manera
colectiva nos conciernen y son acontecimientos a los que es muy difícil volvernos ajenos. En una
sociedad conectada, aquellas personas encargadas de brindarnos información tienen una especie de
poder sobre nuestro conocimiento. Pero de todo esto surge una duda: ¿qué sucede cuando ese
poder está en manos equivocadas? ¿Qué se puede hacer como persona individual o en colectivo
para despojar a alguien de un poder así cuando se hace mal uso del mismo?
La propuesta a sugerir consiste en proporcionar las herramientas necesarias para identificar las
denominadas “fake news” y saber cómo tomar acción frente a ellas, de modo que se fomente la idea
de una sociedad informada y conocedora de lo que sucede en la actualidad.

Primeramente, la idea de guiar a las personas para poder reconocer lo que diferencia a una noticia
falsa de una real, promueve el desarrollo del pensamiento crítico y la habilidad de las personas de
analizar con mayor detenimiento si aquello a lo que se enfrentan es una verdadera fuente de
información o una que, por el contrario, pretende crear una idea errónea sobre la percepción que el
individuo tiene sobre los sucesos que se presentan en su entorno, asunto del cual, la periodista
Mena Roa, M. (2021) comparte para el sitio web de Statista, indicando que el 64,6% de los adultos
en Chile sienten preocupación sobre las noticias a las que se exponen, puesto que desconocen la
manera de comprobar la veracidad de la información que reciben, y es que Lapuente(2021) indica
por su parte que “lo que ocurre es que el conjunto de información al que estamos expuestos es tan
gigantesco que nos llegan muchas mentiras y nos fijamos en ellas”, confirmando la repercusión que
posee la difusión de contenidos que desinforman a la comunidad.

Igualmente, se necesita saber cómo se presentan distintos medios de noticias falsas y el propósito
con el que lo hacen, de modo que se pueda saber cómo actuar frente a esto. Por ejemplo, cuando se
realizan con fines maliciosos que involucran el menoscabo a un individuo o un grupo, desde sesgos
políticos o fines ideológicos, incluso con intenciones de sátira expresadas explícitamente por sus
autores (ej: páginas en redes sociales como “CHTVNega”o “Meganoticiasn´t”), cuya intención no se
origina en malas intenciones. Sin embargo, este último tipo no las exime de deber ser analizadas y
verificadas de la misma manera que el resto de posibles casos presentados . Cualquier información
falsa que pueda desatar resultados perjudiciales para las personas, incluso creada bajo la creencia de
tratarse de algo inofensivo, debe ser refutada y lo ideal es que su efecto sea contrarrestado tan
pronto como sea posible en favor de proteger a la comunidad.

Para concluir, puede decirse que fomentar el análisis de la ciudadanía sobre la información a la que
se expone, pasa a ser una herramienta valiosa para incrementar un importante conocimiento y a la
vez ayudar a otras personas del entorno, de modo que se garantiza la veracidad de la información
que preocupa a una sociedad que hoy en día ha demostrado necesitar mantenerse al tanto de lo que
nos involucra como personas, además de proponer tomar acción frente a aquellos contenidos que
desinforman a sus receptores. Que estas habilidades estén en manos de las personas pueden
incentivar una mejoría en la forma en que reaccionamos frente a los saberes que nos entregan los
medios de hoy, y junto con eso, un progreso en conjunto como sociedad.

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