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Universidad Autónoma de Santo Domingo

Facultad de Ciencias de la Salud Escuela de Medicina


Instituto Sexualidad Humana
Maestría Terapia Familiar

ASIGNATURA
Historia y Evolución del Desarrollo Humano:
Una Visión Socio-Antropológica, Pareja y Familia.

NOMBRES
Lisset Altagracia
APELLIDOS
Ramírez Comas
MAESTRA
Lcda. Xiomara Rosario
Capítulo 1

Presencia de la mujer africana en la isla la española

La historia de la mujer de la institución de la esclavitud africana en América fue segada por el


protagonismo del hombre en el aspecto político, económico y su instrumentación como esclavo,
sin embargo la mujer atravesó por el mismo sistema esclavista, donde la dominación a la tierra y
a la persona llevo implícita los gérmenes de serios males, tales como el desorden social y la
degradación del trabajo, ya que se le negó la dignidad humana a los esclavos y esclavas lo que les
obligo a adoptar un comportamiento irregular para sobrevivir.

En un principio el tráfico de africanos en condiciones de esclavos se realizaba con la población


masculina en casi su totalidad como se infiere de los trabajos sobre esta parte de la historia de
américa. Pero era incuestionable la presencia femenina, ya que las más lejanas ordenanzas hacían
referencias a ambos sexos. Los estudios realizados sobre la esclavitud en santo domingo revelan
que para la primera mitad del siglo XVI, los negros alzados eran el temor de la población blanca
porque la superaban en cantidad. De ahí que, la presencia de la mujer venía a sosegar la vida e
interés de los españoles residentes en la española. Para 1517 los padres jerónimos eran los
administradores d ellos ingenios y para la producción de azúcar en la española platearon al cardenal
Cisneros, la imperiosa necesidad de traer población africana directamente desde áfrica. A petición
se unió otra solicitud hecha por el juez de residencia Alonso Suazo, quien en 1516 solicito en cartas
al Rey, realizar un convenio con Portugal para la introducción de negros a la isla, lo demuestra que
tanto las autoridades como los administradores, estaban de común acuerdo. La llegada de la mujer
africana a las Antillas se fijó para el 1518, sin embargo por la disposición del Rey qué acotaremos
más adelante, que data de 1513, nos hace pensar en población negra femenina desde mucho antes.
Además existían noticias de actividades de esclavas negras ligadas con los problemas sociales o
de fraternidad, como el caso de la fundación de un dispensario médico a instancia de una mujer
negra en 1501, este hecho mencionado en varias obras de la historia dominicana, lo refiere
Fadrique Lizardo en su libro Cultura Africana en Santo Domingo. Las primeras van a llegar de
los asientos existentes en Portugal y Sevilla, allí pasaban por un proceso de transculturización y se
denominaban Negras Ladinas. A las africanas que venían directamente desde áfrica se les llamaban
Negras Bozales. El tráfico con la población se hacía a través de la empresa negrera denominada
Trata, para el caso de américa, por europeos, portugueses, franceses, ingleses, alemanes,
holandeses y daneses. El contingente de mujeres africanas era traído junto con los hombres, atadas
y asinadas en las embarcaciones utilizadas para estos menesteres. Al llegar al puerto de destino
eran llevadas al mercado de esclavos y vendidas y de acuerdo con sus condiciones físicas las
destinaban al trabajo y a la procreación. Carlos Esteban Deive, en el tomo 1 de su libro La
esclavitud del negro en Santo Domingo, refiere como precio las cantidades de 50 y 90 pesos por
esclavo, aunque señala que una embarcación de 5,000 negras y negros no discrimina precio por
sexo. Para finales del siglo XVI presentaba los precios de 250 a 270 donde encontramos el precio
especifico de una multa por la ultima cantidad. La demanda de la población femenina en el proceso
de colonización europea en américa tiene su imperativo debido a varias razones como la revelación
de los esclavos ante sus amos y autoridades inmediatas yéndose a las montañas. Se deduce que la
presencia de la mujer africana en américa tuvo su origen en parte, en el interés de los peninsulares
de dar soluciones a los problemas internos que pudieran magnificarse y crear el caos en la naciente
colonia española.

La mujer africana en el periodo de esclavitud, no solo fue mercancía y fuerza de trabajo, sino,
también una importante maquina reproductora de esclavos, por lo cual tenemos a esta mujer, un
papel bastante completo en el proceso de producción, desarrollo y estabilidad sociopolítica para
fines de la sociedad colonial en américa.

Capítulo 2

Integración de la mujer de origen africano al sistema esclavista durante la época colonial

La esclavitud es el modo de producción que surgen sobre las ruinas de la comunidad primitiva y
que ofrece a la humanidad la creación del estado como órgano en que se da, de manera
sistematizada, la hegemonía de una clase o grupo sobre otra. La esclavitud no fue de africanos en
principios ni en sus orígenes, sino que se extendió como características apócales que sufrían los
pueblos sometidos en el desarrollo histórico aun que la consideremos inhumanas y
deshumanizantes. Los focos de la civilización antigua fueron: Egipto, Mesopotamia, india, y china
y en ninguna de estas sociedades se tuvo la concepción que vinculaba al negro con la esclavitud,
mas hubo esclavitud. En Grecia y en roma tampoco se estableció este nexo, sin embargo, opero la
esclavitud. La esclavitud africana no debe verse como una maldición del negro, sino como una
situación fruto de las contradicciones de clases en un periodo histórico del desarrollo de la historia
humana. Ahora bien la subordinación de la mujer como forma de esclavitud se remonta a la
estructura social patriarcal en las sociedades clásicas en donde la mujer, aunque no relegada de su
posición en el aparato productivo, ocupo principalmente el papel de productora de hijos, de objeto
de la satisfacción sexual del hombre y de doméstica. Esta ideología con la que se conceptualiza a
la mujer la mantiene en la mayoría de los casos, en una esclavitud psicológica que la hace asumir
un papel dependiente, débil y que evada o no logre su realización como mujer en todas las acciones,
que le son propias como ser social.

La evidencia y certeza de estos juicios en el desarrollo de la sociedad actual, pone de relieve una
situación de discrimen social a la m ujer, cualquiera que fuera su origen racial. Pero que se
recrudece si nos remontamos a tres siglos atrás, al referirnos a la mujer africana negra esclava y
en la actualidad, si al estudiar este fenómeno tocamos a la mujer negra o mulata. Luego de las
características de la sociedad patriarcal vino la esclavitud como efecto de las guerras en el marco
de la edad antigua, donde los pueblos vencidos pasaban a ser esclavos. En el caso de la mujer, esta
va a ser doblemente sojuzgada por el sistema y por los de su misma condición social.

El papel de la mujer en el marco de la sociedad precolonial en áfrica, este ligado al desarrollo de


la producción en todas las actividades económicas, por lo que su imagen refleja en la vida africana
un importante papel en las relaciones de producción desde la época colonial hasta los tiempos
actuales, donde comparte con el hombre las distintas actividades que caracterizan las economías
africanas desde antes de la colonia. Entre otras se señalan: agricultura, extracción aurífera, caza y
pesca, pastoreo, cría de animales, alfarería, manufactura, artesanía. A esto habría que agregar las
labores llamadas domésticas, tareas de hogar, cuidado de los infantes y otras, lo cual nos ofrece
una notable responsabilidad de la mujer en el marco de desarrollo de la sociedad. La mujer era
vista en el marco de estas ideas y creencias como un elemento fundamental en el proceso de
producción económica y de crecimiento agrícola, los hombres preparan el terreno y las mujeres se
dedican a la siembra y a la cosecha. Respecto a la procreación, tendrá la responsabilidad de parir
los hijos que necesite la sociedad. Estas dos tareas le daban cierta consideración en la comunidad
a la mujer, pero cuando tenían esterilidad o no poseían bienes eran doblemente explotadas y
dependían de sus maridos. La mujer vivió en relaciones polígamas, donde ser la primera esposa y
madre de hijos le daba admiración por debían convivir en armonía con las demás esposas. En el
plano religioso la mujer era objeto de admiración y credibilidad por sus poderes en relación con
los vínculos con sus antepasados, incluso mas que los hombres. La instrumentación de que fue
objeto el hombre durante la esclavitud llego a la mujer de igual manera, las variantes estaban
explicadas en relación con los objetivos de la corona. Por tanto fue distribuida en las diferentes
regiones de acuerdo con los intereses de las autoridades, los administradores y colonos. Los
africanos después de ser distribuidos para su integración a las diferentes actividades de la colonia
eran divididos en tres tipos o clases, ligados con las tareas impuestas a realizar. A saber esclavos
de tala, para el trabajo de los ingenios azucareros, las plantaciones y haciendas; esclavos jornaleros,
es decir, alquilados por sus amos como tales y en relación con las tareas que les eran designadas.
estos trabajaban en diferentes actividades, entre otras: vendedores en plantaciones. El jornal
ganado o producto de labor, era para su amo. En la tercera clasificación estaban los esclavos
domésticos, cuya actividad se realizaba en el seno de las casas, haciendas o palacios. La africana
esclava fue también integrada al quehacer de la colonia y le correspondió esta división o
clasificación, los matices en su integración estaban relacionados con su naturaleza y con la
finalidad del sistema. De ahí que como esclava de tala, trabaja principalmente para la subsistencia
de las haciendas en los llamados conucos: en siembras, mantenimiento y recolección, en la cría de
animales domésticos, etc., donde recibía la colaboración de ancianos u niños esclavos. Como
jornalera era alquilada y trabajaba para beneficio de su amo: era vendedora de víveres, tejidos,
leña, flores, ropas y otros, de lo cual debía entregar un jornal diario a su amo frente al fracaso de
las ventas generó, en opinión de Larrazábal Blanco, la prostitución en las hembras y los delitos de
robos en los varones. La certeza de este juicio la encontramos en la Cedula Real dada en Madrid
el 2 de diciembre del 1672. Esta cedula incluía también todas las indias, lo que demuestra que esto
fue una costumbre generalizada en la colonia la alarma de los monarcas que derivo dicho cedula
para poner fin a la referida actividad dudamos que se cumpliera a cabalidad, pues sabemos de los
desmanes en la aplicación de las leyes, principalmente cuando estas favorecían a los indígenas,
negros o negras libres, esclavos y mulatos. Como doméstica la mujer esclava desarrollaba un
amplia e importante labor, principalmente por el tipo de relación que establecía no solo de carácter
efectivo, sino también, debido al papel en la cotidianidad y en las costumbres, donde el proceso de
fusión de los haceres de los amos y esclavos echaron raíces para mas tarde formar parte de la
manera de hacer y ser dominicana y/o americana. Por tanto esa mujer trabajaba en el quehacer
domestico en general: cocina, limpieza, lavado, manufactura, etc. Otras de las labores
transcendentales que realizó la esclava doméstica, fue la de nodriza-nana y nana; aunque era una
tarea impuesta u obligada, basada en la irresponsabilidad de la madre blanca o en las costumbres
señoriales de la época, la mujer africana en esa labor, proyecto vida y amor a sus vástagos postizos
en su papel de esclava-madre de reyes y señores, donde obviamente se daba otro tipo de relación
afectiva entre otras y los hijos de peninsulares y criollos blancos. Además se constituyó en vehículo
virtual para trasmitir la cultura africana. En lo que respeta a vivienda preparada para la mujer
esclava soltera, estaban los barracones, en hileras, separados de los varones. Cuando empezaban
la faena de trabajo formaban dos filas, una frente a otra y en medio de estas dos hileras de
barracones, realizaban las mujeres, tareas de lavado de ropa y otras actividades domésticas. Estos
barracones eran sucios y antihigiénicos, como lo refiere Esteban Montejo, entrevistado por Miguel
Barnet para su obra, Biografía de un cimarrón. En relación con los castigos, estos eran en muchos
casos diferentes a los de los varones, pero no menores severos. Dependían de la naturaleza y
circunstancias en que se encontraba la mujer. De tal suerte, la esclava era también echada al cepo,
sacada al patio y amarrada ala tronco o picota donde recibía latigazos. Aclaramos que los latigazos
para todos los esclavos iban de 50 a 200; 1784, el código negro carolino legisló 25 latigazos
máximo como castigo, debido a las frecuentes muertes de esclavos a manos del látigo de sus amos
o capataces. Resulta pertinente señalar lo tarde que llego el código con referencia a esta legislación.
En el caso de la española encontramos el acuerdo número dos, de mayo 1544.

El Cimarronaje Insurgente y Cimarronaje Domestico

Los levantamientos de esclavos como forma de resistencia al sistema esclavista establecido en


América se conocían como cimarronaje. Tanto los esclavos como las esclavas se rebelaban
socavando las haciendas y otras propiedades de los dueños de esclavos, y también robaban
alimentos de todo tipo para satisfacer sus necesidades en sus diversos lugares de escondite.

El cimarronaje era una forma de resistencia y búsqueda de libertad por parte de los esclavos,
quienes se organizaban en comunidades clandestinas en zonas apartadas, como montañas o
bosques, donde podían vivir de manera autónoma y escapar del control de sus amos. Estas
comunidades cimarronas se convirtieron en refugios para aquellos que buscaban escapar de la
opresión y la explotación del sistema esclavista.

Además de socavar las propiedades de los esclavistas y robar alimentos, los cimarrones también
desarrollaban estrategias de resistencia cultural y social, preservando sus tradiciones, idiomas y
creencias, y transmitiendo su cultura de generación en generación.
El cimarronaje fue una forma valiente y audaz en la que los esclavos desafiaron el sistema de
esclavitud y lucharon por su libertad y dignidad. Su resistencia y perseverancia contribuyeron a
sentar las bases para la abolición de la esclavitud en América.

Capítulo 3

Las relaciones interétnicas y su significado social para américa latina y santo domingo

Durante la época colonial en América, el mestizaje biológico entre los diferentes grupos étnicos
que convivían fue una constante. Las relaciones interétnicas, en este caso nos referimos a las
relaciones entre europeos, africanos e indígenas, jugaron un papel importante en la configuración
de la sociedad colonial.

El proceso de criollización, que involucraba el nacimiento de hijos de españoles y africanos, llevó


a que los términos étnicos europeo y africano dejaran de ser precisos en su realidad etnográfica en
América. La mezcla de sangre y la diversidad étnica contribuyeron a la formación de una población
mestiza en términos biológicos y culturales.

En muchos casos, las hijas de los esclavos eran reservadas para las primeras relaciones sexuales
de los hijos de sus amos. Además, la mujer negra era utilizada con fines curativos, una creencia
que persistió hasta bien entrado el siglo XX en lugares como la República Dominicana. Se decía
que hombres con enfermedades de la piel y otras afecciones buscaban a una virgen o mujer negra
para supuestamente curarse, lo que refleja la estigmatización y la objetificación de la mujer
africana o negra.

Aunque se promulgó legislación en 1527 que prohibía los matrimonios entre negros y blancos, así
como entre blancos y negras, esta prohibición era directa y legal. Por otro lado, en 1514 se autorizó
el matrimonio con mujeres indígenas, y de estas uniones nacieron los mestizos, descendientes de
la mezcla de ascendencia europea e indígena.

Estos procesos de mestizaje y las complejas dinámicas interétnicas fueron parte fundamental de la
historia de América colonial, dando lugar a una sociedad diversa y en constante transformación.
Capítulo 4

La mujer de origen africano en el proceso de conformación cultural dominicano

Las relaciones sociales de producción de tipo esclavista que prevalecieron en la sociedad colonial
establecieron una jerarquía social que también se reflejaba en la posición de las mujeres de
ascendencia africana, negra y mulata, de acuerdo con sus características raciales.

Durante la colonia, la escala social estaba estrechamente ligada a las características raciales y a la
pigmentación de las personas. Era evidente que la condición de estas mujeres estaba vinculada, en
la mayoría de los casos, al estatus social de su esposo o a su linaje familiar.

En consecuencia, desde las mulatas tercerones hasta las llamadas blancas, se les otorgaba una
posición social preferente o una supuesta superioridad biológica en comparación con las mujeres
negras y mulatas primerizas.

Si un hombre blanco español se casaba con una mujer negra, no podía aspirar a ocupar puestos de
importancia en el gobierno de la colonia, lo cual refleja las limitaciones y discriminación que
existían basadas en la ascendencia racial.

Además, durante la época colonial, existían leyes suntuarias que regulaban la forma de vestir de
las mujeres negras y mulatas. Estas leyes imponían restricciones en cuanto a la vestimenta y
adornos que estas mujeres podían usar, lo cual también reflejaba la jerarquía social y el control
sobre su apariencia.

Estas normativas y discriminaciones raciales fueron parte del contexto social y legal de la sociedad
colonial, y tuvieron un impacto significativo en la vida de las mujeres de ascendencia africana en
términos de su posición social y restricciones impuestas.

La mujer de origen africano y el sincretismo culturar dominicano

En el contexto de la religiosidad dominicana, las creencias y prácticas de origen africano


desempeñaron un papel importante. Aunque los africanos fueron separados de su entorno
ecológico, su cosmovisión y creencias espirituales los acompañaron en su diáspora. Estas creencias
incluían deidades y divinidades que, junto con los antepasados, formaban la base de su
religiosidad.
En particular, en las culturas dahomeyanas, yoruba y bantú, la figura femenina adquiría una gran
importancia en la práctica religiosa y recreativa. Las mujeres desempeñaban el papel de
sacerdotisas, conocidas como Iyalocha en Cuba y Puerto Rico, Mambo en Haití y Servidora de
Seres y Luaces o Loas, caballo en República Dominicana. Además de sus roles en los rituales
religiosos, las mujeres también ejercían funciones como curanderas, comadronas y eran personas
respetadas en sus comunidades.

El arte culinario y alimentación.

Con referente al arte culinario, las evidencias de las raíces africanas de esta manifestación cultural
en américa. Se reconoce en américa una serie de alimentados que le son familiares, unos de origen
africano y otros asiáticos. Estos últimos eran traídos de áfrica, de ahí la notable influencia africana
en la alimentación y forma de preparar los alimentos. Los alimentos que nos llegan de áfrica son:
plátanos, rulos, guineos, pan de frutas, raíces farináceas, como la malanga, ñame, el arroz, café,
maíz, quimbombó o molondrón, mango, sandia, el comer cerdo y guinea y hacer guisos y
escabeche es herencia africana.

Estas mujeres desempeñaban un papel fundamental en la preparación y realización de los cultos,


manteniendo viva la conexión con las deidades y transmitiendo los conocimientos y prácticas
religiosas a las generaciones siguientes. Su papel como líderes espirituales y curanderas reflejaba
la importancia de las mujeres en la preservación y práctica de la religión africana en el contexto
dominicano.

Es importante destacar que estas prácticas religiosas también se fusionaron y sincretizaron con
elementos de la religión católica, dando lugar a tradiciones religiosas híbridas y adaptadas a la
realidad colonial. Esta mezcla de creencias y prácticas religiosas fue una forma de resistencia
cultural y preservación de la identidad africana en la diáspora.
Mi opinión critica de este libro

El Libro Mujer y Esclavitud es una lectura que más que educativa resulta transformadora. Conocer
la historia real de la mujer negra en mi país, me movió muchas emociones y hizo reflexionar de
cuán privilegiada soy ahora en comparación con lo que tuvieron que atravesar tantas mujeres en
mi historia. Me llena de satisfacción el hecho de que una mujer se haya preocupado por plasmar
estas informaciones pensando en las futuras generaciones que aunque estaba segura de que
tendrían mejores situaciones de vida, necesitarían enterarse de sus orígenes y de lo que implicó a
nivel costó la vida que disfrutamos hoy. Como mujer negra que siempre ha vivido discriminación
en su propia tierra, sociedad y sistema familiar, tocar estas informaciones me elevan un poco más
el deseo y motivación de continuar con la lucha de no discriminación y abuso a la mujer por sus
características físicas como el color, facciones de raíces africanas y cabello fuerte. Desde niña crecí
con todo tipo de prejuicios respecto a cómo era, en tez de piel, rostro y pelo afro, por muchos años
luché por salirme de ese estereotipo de belleza dominicana que no era aceptada y someti a mi
cabello a múltiples transformaciones para encajar en el perfil americano y europea que siempre
hemos aspirado ser, a costa de dolor, inversión de dinero y esfuerzo, para encajar en los cánones
que la sociedad moderna impone. Pero Gracias a Dios, logre poder liberarme de esos patrones de
pensamiento discriminatorios y raciales que yo también tenía sin darme cuenta, al no aceptar mi
realidad negra. Hoy puedo moverme con orgullo sin temor a que los prejuicios de otros me lastimen
y he decidido vivir en mismo tenor, educar a mi hija con conciencia de lo que implica todavía en
este siglo ser mujer, lo han tenido que pasar muchas y lo que todavía hoy nos taca trabajar.
Obviamente este es un libro que ella va a leer, y que yo pienso replicar con muchas mujeres de mi
alrededor y las tenga la oportunidad de ayudar. Como terapeuta familiar está clase me sirve de
mucho, para poder pensar cuando tenga una mujer enfrente, si está ha sido Víctima de este tipo de
situaciones por ser mujer negra dominicana e indagar en los sistemas si existen patrones de
comportamiento y pensamiento retrógrado relacionados a estos temas.
Que orgullo siento, que esta autora, tras pasar los años de su publicación, sigue moviendo
emociones y haciendo cambios en quienes la pueden leer y que honor para mí, que una mujer con
tanta sensibilidad social sea mi maestra. Definitivamente esta clase marcará un antes y un después
en mí. Gracias!

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