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Sigues aquí

Voy caminando por las calles solitarias, acompañado por tus recuerdos. Han
pasado dos años desde nuestra graduación de preparatoria y no te he olvidado. A
pesar de eso, con el transcurso de los meses, me di cuenta de algo: sentías cariño
por mí, pero era sólo amistad.

Cada momento que pasé a tu lado se ha convertido en gotas de hiel, gotas que han
minado mi alma. Intento seguir adelante, escribirte, pero sólo me consumo en el
silencio de mi memoria. Me gustaría confesarte que añoro tocar tu piel, al hacerlo
me estremecía y detenías el tiempo. Me encantaría decirte que aún llevo el aroma
de tu cuerpo en mi mente. Podría describirte cada uno de tus retratos, pues mis
ojos no ven más allá de ellos; mas de qué serviría si sé que no volverás.

Puedes llamarme demente, pero te diré que llevo grabado el sabor de tus labios,
aunque me hayas besado sólo una vez. Aún puedo sentir ese golpe eléctrico que
recorrió mi piel durante días. El dulce sonido de tu voz sigue dentro de mis
tímpanos, y si me hablaras en este momento, estoy seguro que mis oídos no
soportarían tanta felicidad.

Tu imagen se esconde durante el día para salir nuevamente al llegar la noche;


sostengo un idilio con ella en mis sueños. En ellos, el poder de tu mirada es aún
más fuerte. Tan poderoso como para borrar todas las penas y el olor a muerte que
lleva mi espíritu. En mi onírico mundo, no hay medicina mejor que besarte en los
labios, y no existe canción alguna en la que no estés tú.

Prefiero vivir soñando contigo, no quiero morir pensando y embriagándome con la


sangre que derramo en cada una de mis lágrimas. Desearía seguir el aullido de un
lobo herido y perderme en la historia de algún libro nuevo, pero es imposible
intentarlo ya que tú… sigues aquí.

Antoni, The Ilusion Behind A Poem

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