Está en la página 1de 1

Agua exótica.

Me encuentro una vez más aquí, frente a tu puerta, montado en el Dragón del Quizá.

Mientras una pulga entona el canto que el delfín de tus recuerdos me dejó, me limito a

observarte igual que aquél búho que acecha a su presa.

Con tu adiós, dejé de ser esa fiera a la cual domaste. Ese día dejé de sentirme un león que

podía protegerte del mundo. Me convertí en un gusano y todas mis fuerzas te las llevaste.

Siento tu mirada morder mi alma, asemejando a una araña alimentándose del pequeño

insecto. Tu silencio me inyecta un veneno más poderoso que el de cualquier serpiente.

He seguido el consejo de un lobo solitario, y he confundido el negro de tus ojos con el

aguijón de un escorpión. Un buitre se alimenta con los restos de mi corazón, al que tu

partida asesinó. Ahora el quetzal de tu cuerpo pertenece al chacal que pudo conquistarte.

Me doy cuenta que la Quimera del Destino nunca permitió que me amaras.

Le pregunto al Unicornio del Tal Vez, si llegaste a quererme. Mas la hiena burlona se ríe

de mi necedad de buscarte. Un grillo toca el arpa del Dolor y una boa aprisiona mi alma,

mientras duermes junto al faisán que te apartó de mí.

Antoni, The Ilusion Behind A Poem

También podría gustarte