Está en la página 1de 3

Karell Danitza Huamán Borda

Biografía
Karell Huamán Borda es de procedencia huamanguina, nacida el 16 de mayo de
1999 en el distrito de San Juan Bautista. Realizó sus estudios primarios y
secundarios en la I.E.P Federico Froebel. Actualmente se encuentra cursando el
sexto ciclo de la carrera profesional de Ciencias de la Comunicación en la
Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga.

Categoría Cuento

COLOR CARMESÍ
Era indescifrable aquella mirada tuya que traspasaba mi ser con tan solo
parpadear, ellas tenían el poder de crear ventiscas y catástrofes solamente por
blandir esas delicadas y gruesas pestañas que me traían loco por ti, por tu ser,
por ser toda tú.

Mi amor, te amé tanto que dolía verte, dolía porque tú no me veías, tus ojos no
paraban en mí y eso me carcomía el alma. Cuando tu rostro pasaba a través de
mí, mi corazón quemaba y ardía como si de un pequeño solo se tratara.

Cariño, ahora te veo como un ángel pues te encuentras recostada sobre aquel
manto blanco con esa tranquilad que te caracterizaba, tan bella y hermosa
impregnada de magia que no veía en nadie más. Siento gotas caer y descubro
la existencia del agua de rocío en los diferentes semblantes presentes alrededor
tuyo. Mi amor, ¿qué hiciste para que estuvieran así?

Comienzo a ver en mis memorias, no… no quiero hacerlo, pero es entonces


cuando las lágrimas comienzan a aproximarse a mis ojos, ¿qué hice?, estabas
tan llena de vida que me entusiasmé con tu magia instantánea; ¿sabes?
recuerdo cómo se iba el brillo de tus ojos, el color miel se oscurecía y ambas
ventanas se quedaron opacas a mi mirar. Las gotas de lluvia comienzan a caer
y escucho que las nubes lloran por ti y que el sol está abandonando la tierra de
los vivos para unirse a ti, y la luna… la luna reclama tu ausencia con vehemencia,
mi amor ¿no los escuchas? Todo el cielo te aclama, gritan tu nombre con
desesperación, quieren que les contestes, que digas que estás bien, pero solo
una vez, porque si lo mencionas dos, nadie te creerá.
De pronto, descubro que mi rostro está empapado de gotas de agua, el cielo
lloraba al igual que yo, no podía creer lo que había hecho. Te quité la vida, tu
vida, y eso no me lo voy a perdonar. Mi amor, no sabes cuánto lo lamento, me
encuentro arrepentido ahora llorándote mientras tu bello cuerpo se sumergía
dentro de la obscuridad de la tierra. ¿Escuchas mis gritos, mis lamentos?, te
exclamo, te anhelo, vuelve por favor, hazme otra vez feliz con tu sola presencia,
deseo verte bailar, sonreír, cantar como solo tú sabías hacerlo.

Cariño te necesito como nunca antes necesité de alguien. Necesito los abrazos
que me regalaste; me tranquilizaste aquella vez aun sabiendo tu destino, lo
hiciste y sentí paz dentro mío por primera vez, pero tuve que arruinarlo. Yo y mi
maldito egocentrismo, te pido disculpas por expresarme de esa manera, pero es
que no aguanto, no más.

Mis piernas flaquean al recordar aquel día nublado son tonos grises pero
resplandecientes, pues desde aquella vez quise más, más de ti pero no de una
manera monstruosa, sino de una forma tierna, dulce y sencilla; aunque me
califican muchos como un terrible monstruo. Te pido perdón por aquella
insinuación, entonces me doy cuenta que con decir ‘lo siento’ no arreglo nada
con esa mísera y mezquina palabra, es más, lo empeoro todo.

Desearía que estuvieras aquí, o yo contigo, cualquiera de las dos opciones me


agradan mucho, pero eso no va a suceder… Hasta siempre, te extrañaré.

Pero antes de irme, déjame hacer algo por ti.

Me suelto de las cadenas que me atan al imperio terrenal y saco de mi boca una
cuchilla pequeña, lo suficiente para hacer daño a cualquiera, la sujeto fuerte y
sin temor lo dirijo contra mi piel. Escucho algunos gritos a mi alrededor, pero
estos se vuelven lejanos hasta desaparecer, entonces prosigo con mi acto.

Presiono la pequeña navaja con mayor fuerza hasta que brote aquel líquido
carmesí que tanto me hipnotiza, se siente caliente y húmedo, sigo cortando. El
olor a culpa inunda mis fosas nasales, en ese momento dos agentes uniformados
saltan sobre mí llevándome a la tierra.

En pocos minutos ya estaría junto a ti, solo aguarda un poco más mi amor, ya
voy…
Mi visión se torna borrosa en poco tiempo y miro tranquilamente como mi sangre
te reclama, recorre un corto y pequeño sendero hasta llegar a ti, entonces
escucho que cae ante la tierra que comenzaba a cubrir tu cama espectral.
¿Sabes?, soy feliz, mi fin ya estaba cerca y estaría junto a ti.

Mis sentidos empiezan a adormecerse y ya no siento nada, ni mucho menos el


frio característico de la muerte narrado en miles de películas. Solo soy yo en
busca tuyo…

Hola mi amor, ya llegué.

Fin.

También podría gustarte