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8 poemas, 4 países para el mal de amores.

En Argentina no hay palabra para el desamor

Me dicen que en Nicaragua, la palabra para las tristezas de amor es la cabanga. En Colombia, la
tusa. En Argentina no tenemos palabra para el desamor: el mal de amores es una locución; pero
todos lo sentimos, igual.

Aquí 8 poemas contemporáneos, de 4 países, que resuenan como ecos, para compartir esa
tristeza.

ARGENTINA

De El mal amor

No me amabas.
Otro hubiese demorado diez minutos,
diez horas, diez días en darse cuenta.
A mí me llevó diez años.
No te reprocho que me hayas dejado,
lo que me atormenta es el tiempo que estuviste
junto a mí sin amarme.
Eso es lo que verdaderamente hiere.
Cuántas veces habrás estado en mis brazos con fastidio.
Cuántas veces habrás hecho el amor sin deseo.
Si estuvieras aquí
me dirías que no fue así, que exagero.
Y acabarías persuadiéndome
y volveríamos a hacer el amor mecánicamente.
Y yo volvería a equivocarme una vez más.

José Sbarra.

El futuro

Y sé muy bien que no estarás.


No estarás en la calle, en el murmullo que brota de noche
de los postes de alumbrado, ni en el gesto
de elegir el menú, ni en la sonrisa
que alivia los completos de los subtes,
ni en los libros prestados ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás
o en el color de un par de guantes o una blusa.
Me enojaré amor mío, sin que sea por ti,
y compraré bombones pero no para ti,
me pararé en la esquina a la que no vendrás,
y diré las palabras que se dicen
y comeré las cosas que se comen
y soñaré las cosas que se sueñan
y sé muy bien que no estarás,
ni aquí adentro, la cárcel donde aún te retengo,
ni allí fuera, este río de calles y de puentes.
No estarás para nada, no serás ni recuerdo,
y cuando piense en ti pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de ti.

Julio Cortázar

COLOMBIA

Una noche

El día no es la luz,
es tiniebla trasparente que se viste de negro con las horas,
para que las voces del insomnio
traspasen el silencio de la noche
y el quiste del desamor se convierta en un llanto de palabras
quebradas, en un clamor del aire.
El olvido es amor que se convierte en nada interminable de obsesiones,
en lento deshacerse;
al final del amor está el olvido y el olvido demora madurándose
y las voces que a veces se escuchan a la madrugada, antes de la primera luz,
son eco del silencio angustiado de los seres que olvidan, de los seres
que amaron y llevan semanas y meses olvidando.
El olvido no es que algo se borre en la memoria,
el olvido te ocupa todo el tiempo, a la hora del trabajo o del aseo, cuando comes o rezas
no te olvidas de olvidar.
Entretanto en la noche, cuando el silencio es la materia más consistente de lo oscuro,
se cuelan voces sin dueño, las voces silenciosas de aquellos que agonizan olvidando:
—Voy birlando tus apariciones, eludo los instantes en que sólo a ti te deseo,
eres la mía nunca más,
nadie repite, no hay regresos, lo sabemos, pero no descanso de olvidarte,
me gasto cada noche entera contigo, olvidándote. Tú bien lejos y yo aquí contigo
olvidándote,
olvidándote.
—La palabra mata
y yo te voy desollando con cada sílaba.
Dardo mi verbo, arma mortal.
Lunas en agonía hacen explosión en esta memoria de guerra.
Cuando el amor acaba todo recuerdo tortura, olvidando se convierten en espinas las dichas
del pasado:
saber que me amaste es aprender que tu amor envenena;
para degradarme hoy, te amé entonces.
estoy en guerra con lo que tengo de ti, un fantasma que se apodera de mis noches,
la rabia de saber que no es el tuyo, cuando otro cuerpo.
Tengo que purificarme de ti, suicidarme de ti, mudar la piel que tú acariciaste.
Tengo que matarte en mí para no ser sólo un pedazo de pasado.
—Cómo te voy desamando, qué largo y monótono ejercicio ya no amarte y pensar en ti
todo el tiempo,
qué tortura sutil sentir que mi lujuria está en abrazar un cuerpo que ya no abrazaré,
¿cuándo un tiempo sin ti y conmigo, vuelto a mí, recuperado de la droga de tu aliento?
Te expulso de mí, te exorcizo, te llamo a cada segundo para que salgas de mi alma, para
que tu fantasma no me anule.
Ah, nuestros momentos de dicha quedan demasiado lejos y ya no me justifican los insomnios
de este olvido minucioso.
Se me va un día entero olvidando cada minuto de nosotros.
Se me va toda la rabia cuando me doy cuenta, lacerado, de que ni siquiera pude herirte.

Darío Jaramillo Agudelo

El amor brujo

He robado parte de tu cuerpo y de tu alma


Le he tendido una celada a los recuerdos
que aquí te recuerdo ¿Recuerdas amor?
El cielo de la noche casi azul se asoma
entre tus pestañas Noche vibrátil
Una vez me fui hasta tu regió de monte
enfermo de hongos y tristezas muy tristes
Y aluciné con tu imagen alta y flexible
galopando un caballo de nube Luego
Venías por la tarde desde el Retiro de los Indios
en tu carruaje blanco y yo iba a pie
por la carretera Como un sonámbulo
Sonríes desde lejos como si masticaras
mi corazón entre tus colmillos
Mis palabras le quitan a tu vida muerte
Vives en este libro aunque te tengo miedo
Aunque apenas si hemos hablado
Pero te amo tanto como siempre
Tanto como puedas imaginar
Y estamos lejos
Como el sol del mar

Raúl Gomez Jattin

URUGUAY

Ya no

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.

Idea Vilariño

Todos tenemos algún vidrio roto en el alma, que lastima y hace sangrar, aunque sea un poquito.
Entonces, al escribir, siento que puedo sacar un poco de esos vidrios fuera de mí. Al ponerlos en
un papel, ya no me dañan.

Eduardo Galeano.

NICARAGUA

Al perderte yo a ti...

Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:


yo porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te amaba yo.

Ernesto Cardenal

Beltrán Morales
Un sabio me dijo una vez que la poesía era compañera y cómplice. Otro, que todos los poemas
eran buenos caminos para sanar. Yo, por lo pronto, me dedico a leer mucho y sacar los vidrios de a
pedazos como Galeano.

Hay algo en estos poemas que me resuena profundamente como ecos a lo largo de mis días: me
da la certeza de que no estoy sola, que no seré ni la primera ni la última persona en sentir esa
tristeza. Me asegura que es profundamente humano.

Y, si todo falla, siempre tendremos a la Santísima Trinidad de las mujeres despechadas para
cantar, llorar o bailar las penas: sea maldiciendo al mundo como la Violeta Parra,
(https://www.youtube.com/watch?v=4t5sY-pUedQ ) con la palabra justa como la poderosa Gilda
(depende de tu día: puedes cerrar la puerta en la cara,
https://www.youtube.com/watch?v=yBwtlVUr1_0 o proclamar que no te arrepientes de ese
amor, https://www.youtube.com/watch?v=dl0gOqP-A3s y saber lo que fue
https://www.youtube.com/watch?v=mm_SwD5PYvY ) o mirar las moscas en la casa
https://www.youtube.com/watch?v=HzgK55_5PHM como la colombiana Shakira.

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