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8.1 Definiciones.

La escisión de una sociedad comercial es el proceso de reorganización corporativa


que consiste en segregar o separar el patrimonio de esta en dos o más partes para
ser aportadas a otra u otras sociedades.

Una escisión implica: (i) la extinción de la sociedad por dividir su patrimonio en


dos o más partes, las cuales se transfieren en bloque a una o más sociedades, o la
segregación de una o varias partes del patrimonio de una sociedad sin su extinción
hacia una o varias sociedades, y (ii) los socios de la sociedad que se escinde reciben
partes sociales de las sociedades beneficiarias de la escisión.

Se denomina Fusión, cuando una empresa se disuelve, sin liquidarse y cede su


patrimonio a otra empresa, ya constituida o en constitución. Es decir, cuando una
sociedad se constituye o aumenta su patrimonio en calidad de fusión con otra
sociedad en disolución.

Una fusión implica (i) la disolución sin liquidación de las sociedades que
desaparecen y la transmisión universal de sus patrimonios a las sociedades
beneficiarias, en el estado en que se encuentren a las fecha de la realización
definitiva de la operación, y (ii) simultáneamente, para los socios de las sociedades
que desaparecen, la adquisición de la calidad de socios de las sociedades
beneficiarias en las condiciones determinadas por el contrato de fusión.

8.1.2 Reglamentación.

La Ley No. 479-08 sobre Sociedades regula en los artículos 382 al 407 todas las
operaciones relativas tanto a la fusión como a la escisión estableciendo de manera
detallada y particular dichas operaciones.

Como disposiciones generales que son, las antes referidas normas y como tales les
serán aplicadas a todas las sociedades cual que sea su forma. Pero la mayor parte
de sus disposiciones están orientadas a regular este tipo de operaciones
principalmente entre los dos grandes tipos de sociedades, la Anónima y las de
Responsabilidad Limitada.

8.1.3 Las condiciones.

La decisión de fusión o escisión ha de ser, necesaria y obligatoriamente, aprobada


por las asambleas generales extraordinarias de cada una de las sociedades
participantes, asambleas que deberán ser celebradas de forma independiente y en
las cuales se deberán cumplir con los requisitos que para su validez establezcan
tanto la ley como los Estatutos sociales de la sociedades participantes, debiendo en
este caso tenerse muy presente que, y en los más de los casos, tanto la fusión como
la escisión comportarán una modificación de los Estatutos sociales, salvo cuando se
trate de una sociedad en proceso de disolución.

Sin embargo, y sobre este principio general, la Ley General de Sociedades en el


párrafo II del artículo 383 dispone la siguiente excepción que resulta ser muy
importante y las cuales han de ser tenidas muy en cuenta, a saber: ‘’Si la operación
proyectada tiene por efecto aumentar las obligaciones de los socios de una o varias
de las sociedades involucradas, no podrá ser decidida sino por el voto unánime de
dichos socios. Si la operación conlleva la creación de sociedades nuevas, cada una
de estas será constituida según las reglas propias a la forma de la sociedad
adoptada.

De donde se desprende que, amén de la Asamblea General Extraordinaria en la


que cada una de las sociedades haya de decidir sobre la fusión, se requerirá
siempre la celebración, y no obstante, en el caso de que de dicha fusión surja una
nueva sociedad con personalidad jurídica propia y diferente a las sociedades
fusionadas, una asamblea en la que sesionen los socios de las sociedades que
desaparecen y la cual ha de aprobar la conformación de la nueva sociedad, los
Estatutos sociales que la regulan, etc. Pero en el caso del párrafo II del artículo 383
de la L. G. de S., cuando se pretenda aumentar las obligaciones de los socios de una
o varias de las sociedades, o la disminución de los derechos que esta les han sido
precedentemente reconocidos, dicha asamblea está sometida a un requisito
adicional, y al efecto, estos accionistas (privilegiados) han de celebrar una
asamblea en la cual deberán aprobar o rechazar dicho proyecto de fusión. Se ha de
entender que cuando una o más de las asambleas rechazan el proyecto de fusión
esta operación no podrá realizarse. Por lo general, y siguiendo las directrices
generales establecidas por la ley, lo usual es que los directores, gerente o
administradores, según sea el tipo de sociedades envuelta tiendan a ponerse de
acuerdo sobre dichos proyectos y los mismos serán adoptados en un documento
protocolo donde se plasmen los mismos y en el cual, expresamente, se ha de
señalar que se trata de un proyecto que su concretización está sujeto a la
aprobación de las respectivas asambleas o reunión de asociados de las sociedades
involucradas en el mismo.

La ley exige que este proyecto de fusión sea objeto de dos medidas de publicidad,
la primera, que es común a todas las sociedades fusionantes, que sea depositado en
el Registro Mercantil correspondiente al domicilio social, en el plazo de los tres (3)
días posteriores a la firma de dicho acuerdo, al cual se anexarán todos los
documentos por los cuales se comprueba que se han satisfecho los requerimientos
establecidos por la Ley General de Sociedades pero además de dicha publicación
en el Registro, se debe hacer público dicho protocolo mediante un extracto que del
mismo ha de ser contenido en el edicto que al efecto se deberá publicar en un
periódico de amplia circulación nacional. Pero cuando se trate de una sociedad de
suscripción pública o cotizante en bolsa, el cumplimiento de las formalidades
anteriores estará sujeta a que la Superintendencia de Valores dé su visto bueno y
con ello su aprobación a dicho proyecto.

Al efecto de los párrafos II y III, del artículo 386 de la Ley General de Sociedades,
disponen que: ‘’Párrafo I.- Dentro de los treinta (30) días siguientes a la suscripción
del indicado proyecto, dichas sociedades deberán depositarlo en el Registro
Mercantil correspondiente a la Cámara de Comercio y Producción del domicilio
social, (acompañada de una declaración jurada en la cual consignarán todos los
actos efectuados para la operación de fusión o escisión y su conformidad con los
términos de esta ley.) Además, publicarán, dentro del indicado plazo, un extracto
del proyecto de fusión o escisión en un periódico de amplia circulación nacional.
Párrafo II.- Las sociedades anónimas que hayan incursionado en el mercado de
valores deberán depositar el proyecto de fusión o escisión en la Superintendencia
de Valores, anexando la publicación antes referida y una declaración jurada
prestada por los representantes de las sociedades participantes en la fusión o la
escisión en la que se consignen todos los actos efectuados para la operación y su
conformidad con la presente ley. La Superintendencia de Valores podrá dictar
normas sobre las estipulaciones que deban contener el indicado proyecto y sobre
las informaciones que deban insertarse en el señalado extracto, pudiendo hacer las
observaciones y reparos que estime convenientes’’.

La S.I. de V., cuenta con un plazo de quince (15) días para decidir, mediante
resolución motivada la aprobación o no del proyecto. Y es a partir de esta cuando
se deberán cumplir con las medidas de publicidad señaladas anteriormente.

Entre las obligaciones que están a cargo de los directores administrativos o


gerentes, y previo al sometimiento del proyecto a la Asamblea para su aprobación
se pueden citar las siguientes:

8.1.3.1 Condiciones Financieras.

Como condición previa a cualquier negociación a los fines de fusión o escisión,


será preciso conocer, con la mayor exactitud posible, las condiciones financieras de
las entidades a ser fusionadas o del patrimonio que se pretende escindir de la
sociedad para traspasarlo a otra sociedad.

Al efecto, y si bien la Ley General de Sociedades no se refiere expresamente a este


efecto ni lo regula de forma particular, ello no implica que esta operación no sea
necesaria llevarla a cabo. Para ello, y conforme a los mejores técnicas de la tasación
será necesario convocar uno o más peritos que están llamados a evaluar el activo
de la sociedad a ser fusionada o la parte de dichos activos a ser escindidos, y para
ello han de combinar el valor matemático, el valor líquido, el valor de rendimiento
(capitalizando por ejemplo los dividendos distribuidos), el valor en bolsa, entre
otros, para, para fijar el precio o valor del patrimonio a ser escindido o fusionado.

Las sociedades deberán referirse a las cuentas cortadas a una misma fecha, por lo
general la del último ejercicio social, a los fines de cumplir con esta condición.

8.1.3.2 Reporte de Cambio.

Establecido el monto del valor global de la sociedad a ser fusionada o escindida, y


a a partir de este momento, es preciso buscar un punto de equilibrio o de
encuentro en lo que respecta a los accionistas de las sociedades involucradas para
determinar cómo se expresará en la nueva sociedad su participación manifestada
de cualquier forma. De aquí, y a estos fines, y partiendo del principio general de la
igualdad de los asociados que sea una obligación a cargo de los directivos el de
realizar una negociación que permite establecer dicho valor.

A estos fines, el valor global de cada sociedad deberá ser dividido entre el número
de títulos que componen el capital. De esta manera se obtendrá un valor unitario
para cada título. La comparación del valor de los títulos de cada sociedad da una
paridad teórica de cambio. Si el valor real de los títulos de la sociedad absorbente
es superior a su monto original, la diferencia entre el valor de los bienes aportados
y el monto del aumento de capital hecho por la sociedad absorbente debe ser
llevada al pasivo del balance bajo el renglón o acápite de suma ‘’prima de fusión’’,
análoga a la prima de aporte creada con ocasión de un aumento de capital. Si la
sociedad absorbente es propietaria de una fracción del capital de la sociedad
absorbida no se les podrían atribuir sus propias acciones en cambio de su
participación en la sociedad absorbida. De este modo la sociedad absorbente está
limitada en su propio aumento de capital a la creación de los derechos sociales
necesarios para la remuneración de los asociados absorbidos entre los que se
encuentra ella misma.

Si, por el contrario, es la sociedad absorbida la que ostenta una participación en la


sociedad absorbente, y esta fuere una sociedad por acciones, esta tiene la facultad
de conservar sus propios títulos en cartera. Pero si ella poseyera más del 10% del
capital de la sociedad absorbente está obligada a ceder las acciones excedentes de
tal porcentaje en el plazo de los dos meses posteriores a su adquisición. Al efecto,
el artículo 56 de la Ley General de Sociedades dispone expresamente que: ‘’Una
sociedad anónima no podrá tener inversiones en otra sociedad, si esta última
detenta una fracción del capital suscrito y pagado de la primera superior a un diez
por ciento (10%). Párrafo I.- En ausencia de acuerdo entre las sociedades
interesadas para regularizar la situación, aquélla que posea la fracción más inferior
del capital de la otra, deberá enajenar su inversión en el término de un (1) mes a
partir de la notificación que haga de su conocimiento la situación. Párrafo II.- Si las
inversiones recíprocas son de la misma importancia, cada una de las sociedades
deberá reducir la propia, de tal manera que no exceda de un diez (10%) por ciento
del capital suscrito y pagado de la otra. Párrafo III.- Las sociedades que de acuerdo
con lo anterior deban enajenar ciertas inversiones, no podrán ejercer el derecho de
voto de las mismas, las cuales no se computarán para fines de quorum’’.

Pero si el caso fuese ambas sociedades absorbentes y absorbida, fuesen


participantes recíprocas y si no fuera posible aplicar las disposiciones del artículo
56 de la Ley General de Sociedades convendría proceder a una fusión – renuncia y
una reducción del capital a fin de que la sociedad absorbente no se convierta en
propietaria de sus propios títulos.

Se puede entender que será necesario celebrar una primera Asamblea General
Extraordinaria en la cual los socios den poder al Consejo de Administración a los
fines de iniciar las negociaciones tendentes a la fusión o a la escisión, según sea el
caso, estando esta asamblea sometida a los requisitos comunes exigidos a las
mismas. El objeto de ella será tan solo el dar su consentimiento a que se inicien las
negociaciones, no a concluir las misas, pues esto será objeto de una segunda
Asamblea General Extraordinaria, en la cual se discutan las propuestas y
condiciones de la fusión.

8.1.4 El proyecto de Escisión o de Fusión.

8.1.4.1 Contenido

Como ya hemos señalado antes, el proyecto de fusión o de escisión ha de ser


elaborado por el Consejo de Administración, el director o gerente de cada una de
las sociedades participantes en la operación de fusión o escisión proyectada. En él
se establecerán el conjunto de las condiciones en que se realizará la operación.

Se ha de indicar la forma, la denominación y el asiento social de todas las


sociedades participantes, el motivo, fines y condiciones de la fusión o escisión, la
designación y evaluación del activo y del pasivo transmitido, las modalidades de
entrega de las partes o acciones, la fecha a partir de la cual las operaciones de la
sociedad absorbida o escindida serán desde el punto de vista contable,
consideradas como cumplidas por la o las sociedades beneficiara de los aportes, las
fechas en que se haya producido el corte de las cuentas de las sociedades
involucradas y utilizadas para establecer las condiciones de las operaciones; el
reporte de intercambio de derechos sociales y, en el caso que fuese necesario, el
monto del saldo, el monto previsto de la suma de fusión o de escisión, los derechos
acordados a las sociedades que tengan derechos especiales así como, si fuese
preciso, todas las ventajas particulares.

8.1.4.2 Régimen Fiscal de la Fusión y de las operaciones asimiladas.

Independientemente del cumplimiento de las medidas de publicidad ya señaladas,


que son previas a la realización de estas operaciones cuando las mismas se hayan
realizado, será preciso notificar dichas operaciones a la Dirección General de
Impuestos Internos, a los fines de que esta tome las medidas necesarias para
registrar dichas operaciones. Respecto a los derechos de la sociedad, la fusión o la
escisión comportarán en la más de las veces la disolución de la sociedad absorbida
(o escindida) y el aporte a la sociedad absorbente de los elementos o bienes que
componen su patrimonio en beneficio de una o varias sociedades.

En ambos casos, dichas operaciones compartan un aumento del capital de la


sociedad absorbente o de la sociedad que recibe los bienes escindidos, de aquí que,
salvo que el capital social autorizado no haya sido enteramente suscrito, quedando
de este modo acciones no emitidas, que puedan suscribirse con dichos aportes, la
sociedad absorbente o fusionada ha de pagar los impuestos correspondientes al
aumento de dicho capital.

El Código Tributario, y respecto de estas operaciones y en lo que al pago de las


cargas tributarias se refiere, regula de manera directa las mismas, y al respecto el
artículo 11 y en su literal k, dispone expresamente que: ‘’Son solidariamente
responsables de la obligación tributaria de los contribuyentes: k) En la proporción
correspondiente, los adquirientes de bienes afectados por la ley a la deuda
tributaria y los adquirientes de establecimientos, de empresas, de entes colectivos
con personalidad jurídica o sin ella, comprendiéndose en aquéllos a los socios y
accionistas de las sociedades liquidadas, así como los adquirientes de los activos y
pasivos de ellas. Cesará, sin embargo, la responsabilidad del adquiriente en cuanto
a la obligación tributaria no determinada:

1) Tres meses después de operada la transferencia, siempre que el adquiriente


hubiese comunicado la operación a la Administración Tributaria no menos
de quince días antes de efectuarla.
2) En cualquier momento en que la Administración Tributaria reconozca como
suficiente la solvencia del cedente en relación con el tributo que pudiere
adeudarse.
3) La responsabilidad de los administradores, mandatorios, liquidadores o
representantes, de los adquirientes de empresas o de activos y pasivos se
limita al valor de los bienes que administren o que reciban respectivamente,
a menos que hubiesen actuado con dolo, caso en el cual responderán con
sus bienes propios del total de la obligación’’; y en el literal j) que resulte de
la fusión, transformación o incorporación de otra persona jurídica o entidad,
por los tributos debidos por esta hasta la fecha del respectivo acto;’’

Por su parte el artículo 323 del Código Tributario por el que se regula a Los
Agentes de retención o percepción exige la aprobación previa para el traslado de
derechos y obligaciones fiscales, cuando ‘’reorganicen sociedades y en general
empresas de cualquier naturaleza, los resultados que pudieran surgir como
consecuencia de la reorganización no estarán alcanzados por el impuesto de esta
ley y los derechos y obligaciones fiscales correspondientes a los sujetos que se
reorganizan, serán trasladados a las entidades continuadoras. En todo caso, la
reorganización deberá efectuarse conforme a las normas que establezca el
Reglamento y el traslado de los derechos y obligaciones fiscales quedará
acreditado supeditado a la aprobación previa de la Administración Tributaria’’.

Se entiendo por reorganización: ‘’a) La fusión de empresas, preexistentes a través


de una tercera que se forme o por absorción de una de ellas; b) La escisión o
división de una empresa en otras que continúen en conjunto las operaciones de la
primera; c) Las ventas y transferencias de una entidad a otra que, a pesar de ser
jurídicamente independiente, constituya un conjunto económico’’.

A los fines del tratamiento fiscal, y en estos casos en los que se impliquen la
liquidación parcial o total de la empresa fusionada o escindida, el artículo 324 del
referido Código expresa que: ‘’Las reorganizaciones que impliquen una
liquidación de la o las empresas reorganizadas serán tratadas conforme a las
normas que rigen la liquidación de sociedades’’.

Finalmente, y en lo que se refiere a la exención del pago del impuesto sobre el


patrimonio social, el párrafo II del Art. 406 dispone que: ‘’Están exentas del pago
de este impuesto las personas jurídicas que, por aplicación de este Código, leyes
especiales o contratos aprobados por el Congreso Nacional, estén totalmente
exentas del pago del Impuesto Sobre la Renta. Párrafo II.- Las empresas que
pretendan beneficiarse de la exclusión de que se trata, deberán solicitarla a la DGII
por lo menos tres (3) meses antes de la fecha prevista para la presentación de su
declaración jurada anual. La DGII podrá negar esta exención temporal por
resolución motivada, la cual será susceptible de ser recurrida ante el Tribunal
Contencioso Tributario en el plazo de quince (15) días contados a partir de su
notificación al contribuyente o responsable. La resolución que otorgue la exención
temporal determinará la duración de la misma, la cual será hasta de tres (3) años,
prorrogables cuando existan razones justificadas para ello, a juicio de la
Administración Tributaria. Se exceptuarán aquellos casos en los cuales la
titularidad de los activos ha sido transferida en virtud de fusiones o que hayan
sido transferidos por otra u otras personas jurídicas o físicas que hayan gozado
total o parcialmente de esta exención’’.

De donde que, si una de las empresas escindidas o fusionada era titular o gozaba
de esta exención la misma aprovechará a la otra, siempre y cuando dicha operación
haya sido debidamente informada a la Dirección General de Impuestos Internos, y
esta la haya aprobado.

8.1.5 La Realización.

La ejecución de la operación dependerá del acuerdo de los asociados o accionistas


de cada una de las sociedades involucradas. Cuando las sociedades involucradas
en la fusión o en escisión fuesen sociedades anónimas de la Ley General de
Sociedades siguiendo las pautas trazadas por las Directivas de la Comunidad
Económica Europea que regula a las sociedades económicas en el territorio de la
Unión, impone, además, la intervención de los Comisarios de Fusión o de
Absorción.
En este aspecto, procederemos al análisis de la ejecución de los acuerdos de fusión
o escisión, partiendo del hecho de que estamos en presencia de dos o más
sociedades anónimas.

En ambos casos estas operaciones han de ser aprobadas por la asamblea general
extraordinaria de cada una de las sociedades participantes en la operación, las que
deberán sesionar con el quórum y sus Resoluciones aprobadas por el número de
votos presentes y requeridos para los casos de disolución de la sociedad. En
cualquier caso, y si fuese necesario, la aprobación de la fusión, deberá ser sometida
a la aprobación de las asambleas especiales de accionistas previstos en el artículo
191 de la Ley General de Sociedades. Al efecto el párrafo de dicho artículo dispone
que: ‘’La asamblea especial deliberará válidamente, en la primera convocatoria, si
los accionistas presentes o representados posean al menos las dos terceras partes
(2/3) de las acciones de las cuales se proyecta modificar los derechos; y en la
segunda convocatoria, la mitad de tales acciones. A falta de este quórum, la
asamblea podrá ser prorrogada para una fecha posterior dentro de los dos (2)
meses siguientes’’, fijando el párrafo II el mínimo de los votos requeridos para ello,
y al efecto disponiendo que, ‘’La asamblea especial decidirá por mayoría de las dos
terceras (2/3) partes de los votos de los accionistas presentes o representados’’.

A los fines de aprobación y ratificación del acuerdo a que hayan podido haber
llegado los miembros de los Consejos Directivos de las sociedades intervinientes se
precisará que dicho acuerdo o protocolo de fusión o escisión haya sido puesto a
disposición de los accionistas, junto con los documentos necesarios para la
preservación o garantía de sus intereses, en un plazo que no será nunca inferior a
quince (15) días antes de la celebración de dicha asamblea.

Este reporte ha de estar soportado o acompañado de un informe que al efecto ha


de ser elaborado por el o los comisarios que han de ser designados por el común
acuerdo de las sociedades participantes.
8.1.5.1 Comisario de Fusión.

Como llevamos dicho, uno o varios Comisarios de la fusión han de ser designados,
bien de forma individual por cada una de las sociedades participantes o bien de
común acuerdo entre ellas, y en caso de desacuerdo por auto administrativo
dictado por el juez de la Cámara de lo Civil del Juzgado de Primera Instancia del
domicilio social de una de las sociedades participantes, en virtud de instancia
sometida conjunta o separadamente por las mismas sociedades.

Lo más usual en aquellos países en los que esta disposición tiene larga data de
aplicación, es que ambas sociedades sometan a la consideración de este juez, en sus
atribuciones comerciales la designación de este funcionario presentando para ello
una terna de candidatos. El Auto que lo designe fijará, entre otras cosas, el monto
de los valores que como honorario tendría derecho a cobrar por los servicios
prestados este o estos funcionarios designados. El o los mismos, una vez
nombrado, han de ser juramentados por dicho juez. Les corresponderá a estos
rendir un informe escrito bajo su sola responsabilidad, sobre las modalidades de la
fusión. Tendrán la facultad como tales de requerir y obtener la comunicación de
todos documentos útiles y necesarios para la gestión que les ha sido encomendada,
como también para proceder a la verificación y comprobación de dichas
informaciones.

Este o estos comisarios deberán reunir las condiciones requeridas para los demás
Comisarios y establecidas en el artículo 242 de la Ley General de Sociedades
(deberán tener la calidad de contador público autorizado con por los menos tres (3)
años de experiencia en auditoria de empresas, y podrán ser accionistas o no) y
estarán sujetos a las incompatibilidades que señala el artículo 243 de la Ley General
de Sociedades: ‘’(a) Las personas físicas o jurídicas sujetas a las inhabilitaciones
establecidas en el Artículo 211; b) Los fundadores, aportadores en naturaleza,
beneficiarios de ventajas particulares, administradores de la sociedad, o de sus
filiales; así como sus parientes hasta el cuarto grado inclusive; c) Los
administradores de otras sociedades que posean la décima parte (1/10) del capital
suscrito y pagado de la sociedad o de las cuales ésta tenga una porción igual del
capital, así como los cónyuges de dichos administradores; y, d) Las personas que
directa o indirectamente, o por persona interpuesta, por concepto de cualquier
actividad permanente que no sea la de comisario de cuentas, reciban un salario o
cualquier remuneración de la sociedad; de quienes son mencionados en el Literal
c) del presente artículo; o de cualquier sociedad que esté incluida en las
previsiones del precedente Literal c), así como los cónyuges de las personas
previamente inhabilitados en este Literal d)’’.

Su misión básica consiste en verificar que los valores atribuidos a las acciones de
las sociedades participantes en la operación sean adecuados y que la razón de
cambio sea equitativa.

En su reporte o informe, que ha de ser puesto a disposición de los accionistas


previamente a la celebración de la asamblea que haya de estatuir sobre la
operación de que se trate, estos, los comisarios para la fusión, han de indicar
mínimamente:

a) Los posibles métodos a seguir para la determinación de la razón de cambio


propuesta y los valores a los cuales cada uno de estos métodos pudiere
conducir; y,
b) El método que consideren más adecuado al caso, con la justificación del mismo
y sus conclusiones. Asimismo estos han de estimar también, bajo su
responsabilidad, el valor de los aportes en naturaleza y las ventajas
particulares, si los hubieren, respecto de los cuales harán el correspondiente
informe, conforme lo dispone el artículo 391 de la Ley General de Sociedades.

8.1.5.2 Sociedad Absorbida.

La decisión de fusión ha de ser decidida por la Asamblea General Extraordinaria


en las condiciones requeridas para las modificaciones estatutarias y como hemos
visto ya estarán sometidas a la ratificación de las asambleas especiales de
accionistas de categorías diferentes, si existieren.
Sin embargo, el artículo 392 de la Ley General de Sociedades establece una
excepción a esta regla general, al disponer que: ‘’En el caso de que, después de la
publicación del proyecto de fusión y hasta la realización de la operación, la
sociedad absorbente detentare permanentemente todas las acciones que
representen la totalidad del capital suscrito y pagado de las sociedad absorbidas,
no habrá necesidad de la aprobación de la fusión por las asambleas generales
extraordinarias de las sociedades absorbidas ni de la presentación de los informes
previstos en los Artículos 390 y 391. La asamblea general extraordinaria de la
sociedad absorbente decidirá en vista del informe del comisario de aportes’’.

Esta asamblea ha de sesionar y deliberar en las condiciones requeridas para


hacerlo de una asamblea general extraordinaria convocada para la modificación de
los estatutos sociales.

8.1.5.3 Sociedad Nueva.

Sin embargo, cuando producto del acuerdo de fusión nazca una nueva sociedad, la
misma podrá ser constituida sin otros aportes que los de las sociedades que se
fusionen.

En todos los casos, el proyecto de estatutos de la sociedad nueva será aprobado por
la asamblea general extraordinaria de cada una de las sociedades que desaparezca,
de forma individual.

No obstante ello, será preciso que los socios de ambas sociedades se reúnan en
asamblea general constitutiva para la verificación de que se han cumplido dichos
requisitos, y para adoptar todas las medidas procedentes sobre otros asuntos.

En otras palabras, en aquellos casos en que la fusión de ambas sociedades de lugar


al nacimiento de una nueva sociedad será preciso y necesario que se celebren tres
asambleas diferentes, dos asambleas generales extraordinarias de los accionistas de
las sociedades a ser fusionadas y que desaparecerán por el efecto de la fusión, y
una tercera, que será la constitutiva de la nueva sociedad, en que participen los
socios de las sociedades fusionadas, y ratifiquen los Estatutos así como decidan
sobre aquellos asuntos que sean necesarios para poner en marcha la nueva
sociedad.

8.1.5.4 Los Obligacionistas en las Sociedades de Suscripción Públicas.

Existiendo terceros que tienen y conservan interés en las sociedades que pueden
ser objeto de fusión y eventualmente de escisión, y a quienes la ley les ha asignado
un rol que va más allá de un simple acreedor social, que ella, la misma ley, regule
la forma de en qué estos están llamados a intervenir en este proceso el cual
eventualmente podrá repercutir sobre sus intereses. Se trata de los obligacionistas.

Respecto de ellos, el artículo 394 de la Ley General de Sociedades señala la


obligación a cargo de la Junta Directiva de comunicar a la Asamblea de estos, y en
las mismas condiciones que a los accionistas, el proyecto de fusión. Sin embargo, la
sociedad puede optar por hacerle una oferta de reembolso de las obligaciones de
que estos sean acreedores la cual deberá ser publicada mediante dos (2) avisos en
un periódico de amplia circulación nacional, con diez (10) días de intervalo por lo
menos entre uno y otro. En este caso, ya sea por la solicitud voluntaria de
reembolso formulada por ellos o por la oferta unilateral que en igual sentido puede
hacer la sociedad y luego de hacerse efectivo dicho reembolso, no será necesario
que se convoque a la Asamblea de los obligacionistas. Tampoco será necesaria la
publicación del edicto de oferta de reembolso anticipado de las obligaciones
sociales a causa de fusión en la sociedad, cuando todas las obligaciones hayan sido
emitidas de forma nominativa, pues en este caso se puede satisfacer el mandato de
la ley mediante una comunicación por escrito con acuse de recibo dirigida a cada
uno de ellos. Sin embargo, dicha opción deberá ser ejercida en el plazo de los tres
(3) meses, contados a partir de la fecha, y bien sea de los edictos publicados en la
prensa o de la fecha de recepción de la carta, ya que de no hacerlo así, los mismos
conservarán ‘’su calidad en la sociedad absorbente según las condiciones fijadas
por el contrato de fusión’’.

La sociedad absorbente se reputará como deudora de la sociedad absorbida de


todos aquellos desembolsos que la primera haya realizado para el reembolso de los
valores de que son acreedores las obligacionistas cuando las mismas se hayan
efectuado por simple solicitud de estos.

En todo caso, el proyecto de fusión ha de ser comunicado a dichos obligacionistas a


los fines de que estos opten por, bien sea solicitar el reembolso de las obligaciones
de que son titulares o bien por esperar que el mismo le sea ofrecido o autorizar el
cambio de deudor

Los acreedores sociales no obligacionista, y en los casos de fusión, estarán ante


subrogación legal de deudores, sin que con ello se produzca una novación en la
deuda, pues conforme a las disposiciones del artículo 395 de la Ley General de
Sociedades: ‘’La sociedad absorbente será deudora de los acreedores no
obligacionistas de la sociedad absorbida en lugar de ésta, sin que esta sustitución
implique novación al respecto’’.

Sin embargo, otros acreedores, y si su acreencia hubiera nacido antes de la


publicación del proyecto de fusión, tendrán la posibilidad de hacer oposición a
dicha fusión dentro del plazo de los treinta (30) días posteriores a la publicación
del segundo edicto en el que se hace público el proyecto de fusión.

La validez de dicha oposición se ha de demandar por ante el juez de los


Referimientos del domicilio de una de las sociedades envueltas en el proyecto de
fusión que hade estatuir bien rechazando la misma o bien, como juez de los
Referimientos provisión, ordenando el pago de dichas obligaciones. Esto es, no
siendo un crédito controvertido entre las partes, podrá ordenar su pago inmediato
en su totalidad o en la forma y plazos que para ello estime oportuno y prudente u
ordenar la prestación de una garantía para su cobro. En estos casos, será necesario
tener en cuenta la exigibilidad o no del crédito y las condiciones en que se haya
estipulado su pago. Sin embargo si la sociedad absorbente ofrece una garantía para
dichos créditos, y este juez la estimara suficiente para asegurar el cumplimiento de
la misma, podrá al ordenarla, rechazar la oposición.

La falta de reembolso de los créditos o la no constitución de la garantía acordada,


en los términos y plazos que fueren concedidos para tales fines, acarreará la
imposibilidad de la fusión para dichos acreedores, quienes podrán tomar todas las
medidas conservatorias o ejecutorias que fuesen necesarias para el cobro de sus
acreencias sobre los bienes dela sociedad deudora.

Sin embargo, la Ley General de Sociedades no le otorga a esta oposición un efecto


suspensivo sobre las operaciones de fusión como tampoco el de impedirla, las
mismas y no obstante dicha oposición podrán continuar válidamente, sin embargo,
serán valido los acuerdos que autoricen al acreedor a exigir el reembolso inmediato
de su crédito en caso de fusión de la sociedad deudora con otra sociedad.

Cuando la sociedad absorbente a su vez sea deudora por valores y obligaciones


que se encuentren en manos de obligacionistas, y de conformidad con la
disposición del artículo 396 de la L. G. de S., no será necesario que dicho proyecto
sea sometido a las Asambleas de las obligacionistas de la sociedad absorbente, esto
así porque en el caso ocurrente no se producirá la sustitución de un deudor por
otro, ni tampoco se pone en peligro la prenda con que se garantizan estos créditos.
Sin embargo, cuando de la fusión surja una nueva sociedad, con personalidad
jurídica diferente a las dos sociedades fusionadas, este mandato legal dejará de
tener efecto pues, en ese caso se estarán produciendo una sustitución legal de
deudor, en la que, y por fuerza y necesidad, los acreedores deben consentir en ella.

Ello no impedirá que los obligacionistas, que pueden temer por su crédito a raíz de
dicha fusión, no obstante la prenda con que quedan garantizado pueda ampliarse,
puedan hacer oposición a dicha fusión, y en este escenario, la sociedad absorbente
podrá al igual que como está obligada la sociedad absorbida, a proceder a
desinteresarlos, y a los fines de evitar, una descapitalización o una disminución de
su capital de trabajo podría ofrecer reforzar la garantía de sus obligaciones. En
estos casos el juez de los Referimientos ha de ser muy cauto al momento de decidir
sobre dicha oposición, y sobre todo analizar el impacto de su Ordenanza sobre la
sociedad absorbente.

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