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Cap. VIII. de La Fusión y Escisión de Sociedades Comerciales
Cap. VIII. de La Fusión y Escisión de Sociedades Comerciales
Una fusión implica (i) la disolución sin liquidación de las sociedades que
desaparecen y la transmisión universal de sus patrimonios a las sociedades
beneficiarias, en el estado en que se encuentren a las fecha de la realización
definitiva de la operación, y (ii) simultáneamente, para los socios de las sociedades
que desaparecen, la adquisición de la calidad de socios de las sociedades
beneficiarias en las condiciones determinadas por el contrato de fusión.
8.1.2 Reglamentación.
La Ley No. 479-08 sobre Sociedades regula en los artículos 382 al 407 todas las
operaciones relativas tanto a la fusión como a la escisión estableciendo de manera
detallada y particular dichas operaciones.
Como disposiciones generales que son, las antes referidas normas y como tales les
serán aplicadas a todas las sociedades cual que sea su forma. Pero la mayor parte
de sus disposiciones están orientadas a regular este tipo de operaciones
principalmente entre los dos grandes tipos de sociedades, la Anónima y las de
Responsabilidad Limitada.
La ley exige que este proyecto de fusión sea objeto de dos medidas de publicidad,
la primera, que es común a todas las sociedades fusionantes, que sea depositado en
el Registro Mercantil correspondiente al domicilio social, en el plazo de los tres (3)
días posteriores a la firma de dicho acuerdo, al cual se anexarán todos los
documentos por los cuales se comprueba que se han satisfecho los requerimientos
establecidos por la Ley General de Sociedades pero además de dicha publicación
en el Registro, se debe hacer público dicho protocolo mediante un extracto que del
mismo ha de ser contenido en el edicto que al efecto se deberá publicar en un
periódico de amplia circulación nacional. Pero cuando se trate de una sociedad de
suscripción pública o cotizante en bolsa, el cumplimiento de las formalidades
anteriores estará sujeta a que la Superintendencia de Valores dé su visto bueno y
con ello su aprobación a dicho proyecto.
Al efecto de los párrafos II y III, del artículo 386 de la Ley General de Sociedades,
disponen que: ‘’Párrafo I.- Dentro de los treinta (30) días siguientes a la suscripción
del indicado proyecto, dichas sociedades deberán depositarlo en el Registro
Mercantil correspondiente a la Cámara de Comercio y Producción del domicilio
social, (acompañada de una declaración jurada en la cual consignarán todos los
actos efectuados para la operación de fusión o escisión y su conformidad con los
términos de esta ley.) Además, publicarán, dentro del indicado plazo, un extracto
del proyecto de fusión o escisión en un periódico de amplia circulación nacional.
Párrafo II.- Las sociedades anónimas que hayan incursionado en el mercado de
valores deberán depositar el proyecto de fusión o escisión en la Superintendencia
de Valores, anexando la publicación antes referida y una declaración jurada
prestada por los representantes de las sociedades participantes en la fusión o la
escisión en la que se consignen todos los actos efectuados para la operación y su
conformidad con la presente ley. La Superintendencia de Valores podrá dictar
normas sobre las estipulaciones que deban contener el indicado proyecto y sobre
las informaciones que deban insertarse en el señalado extracto, pudiendo hacer las
observaciones y reparos que estime convenientes’’.
La S.I. de V., cuenta con un plazo de quince (15) días para decidir, mediante
resolución motivada la aprobación o no del proyecto. Y es a partir de esta cuando
se deberán cumplir con las medidas de publicidad señaladas anteriormente.
Las sociedades deberán referirse a las cuentas cortadas a una misma fecha, por lo
general la del último ejercicio social, a los fines de cumplir con esta condición.
A estos fines, el valor global de cada sociedad deberá ser dividido entre el número
de títulos que componen el capital. De esta manera se obtendrá un valor unitario
para cada título. La comparación del valor de los títulos de cada sociedad da una
paridad teórica de cambio. Si el valor real de los títulos de la sociedad absorbente
es superior a su monto original, la diferencia entre el valor de los bienes aportados
y el monto del aumento de capital hecho por la sociedad absorbente debe ser
llevada al pasivo del balance bajo el renglón o acápite de suma ‘’prima de fusión’’,
análoga a la prima de aporte creada con ocasión de un aumento de capital. Si la
sociedad absorbente es propietaria de una fracción del capital de la sociedad
absorbida no se les podrían atribuir sus propias acciones en cambio de su
participación en la sociedad absorbida. De este modo la sociedad absorbente está
limitada en su propio aumento de capital a la creación de los derechos sociales
necesarios para la remuneración de los asociados absorbidos entre los que se
encuentra ella misma.
Se puede entender que será necesario celebrar una primera Asamblea General
Extraordinaria en la cual los socios den poder al Consejo de Administración a los
fines de iniciar las negociaciones tendentes a la fusión o a la escisión, según sea el
caso, estando esta asamblea sometida a los requisitos comunes exigidos a las
mismas. El objeto de ella será tan solo el dar su consentimiento a que se inicien las
negociaciones, no a concluir las misas, pues esto será objeto de una segunda
Asamblea General Extraordinaria, en la cual se discutan las propuestas y
condiciones de la fusión.
8.1.4.1 Contenido
Por su parte el artículo 323 del Código Tributario por el que se regula a Los
Agentes de retención o percepción exige la aprobación previa para el traslado de
derechos y obligaciones fiscales, cuando ‘’reorganicen sociedades y en general
empresas de cualquier naturaleza, los resultados que pudieran surgir como
consecuencia de la reorganización no estarán alcanzados por el impuesto de esta
ley y los derechos y obligaciones fiscales correspondientes a los sujetos que se
reorganizan, serán trasladados a las entidades continuadoras. En todo caso, la
reorganización deberá efectuarse conforme a las normas que establezca el
Reglamento y el traslado de los derechos y obligaciones fiscales quedará
acreditado supeditado a la aprobación previa de la Administración Tributaria’’.
A los fines del tratamiento fiscal, y en estos casos en los que se impliquen la
liquidación parcial o total de la empresa fusionada o escindida, el artículo 324 del
referido Código expresa que: ‘’Las reorganizaciones que impliquen una
liquidación de la o las empresas reorganizadas serán tratadas conforme a las
normas que rigen la liquidación de sociedades’’.
De donde que, si una de las empresas escindidas o fusionada era titular o gozaba
de esta exención la misma aprovechará a la otra, siempre y cuando dicha operación
haya sido debidamente informada a la Dirección General de Impuestos Internos, y
esta la haya aprobado.
8.1.5 La Realización.
En ambos casos estas operaciones han de ser aprobadas por la asamblea general
extraordinaria de cada una de las sociedades participantes en la operación, las que
deberán sesionar con el quórum y sus Resoluciones aprobadas por el número de
votos presentes y requeridos para los casos de disolución de la sociedad. En
cualquier caso, y si fuese necesario, la aprobación de la fusión, deberá ser sometida
a la aprobación de las asambleas especiales de accionistas previstos en el artículo
191 de la Ley General de Sociedades. Al efecto el párrafo de dicho artículo dispone
que: ‘’La asamblea especial deliberará válidamente, en la primera convocatoria, si
los accionistas presentes o representados posean al menos las dos terceras partes
(2/3) de las acciones de las cuales se proyecta modificar los derechos; y en la
segunda convocatoria, la mitad de tales acciones. A falta de este quórum, la
asamblea podrá ser prorrogada para una fecha posterior dentro de los dos (2)
meses siguientes’’, fijando el párrafo II el mínimo de los votos requeridos para ello,
y al efecto disponiendo que, ‘’La asamblea especial decidirá por mayoría de las dos
terceras (2/3) partes de los votos de los accionistas presentes o representados’’.
A los fines de aprobación y ratificación del acuerdo a que hayan podido haber
llegado los miembros de los Consejos Directivos de las sociedades intervinientes se
precisará que dicho acuerdo o protocolo de fusión o escisión haya sido puesto a
disposición de los accionistas, junto con los documentos necesarios para la
preservación o garantía de sus intereses, en un plazo que no será nunca inferior a
quince (15) días antes de la celebración de dicha asamblea.
Como llevamos dicho, uno o varios Comisarios de la fusión han de ser designados,
bien de forma individual por cada una de las sociedades participantes o bien de
común acuerdo entre ellas, y en caso de desacuerdo por auto administrativo
dictado por el juez de la Cámara de lo Civil del Juzgado de Primera Instancia del
domicilio social de una de las sociedades participantes, en virtud de instancia
sometida conjunta o separadamente por las mismas sociedades.
Lo más usual en aquellos países en los que esta disposición tiene larga data de
aplicación, es que ambas sociedades sometan a la consideración de este juez, en sus
atribuciones comerciales la designación de este funcionario presentando para ello
una terna de candidatos. El Auto que lo designe fijará, entre otras cosas, el monto
de los valores que como honorario tendría derecho a cobrar por los servicios
prestados este o estos funcionarios designados. El o los mismos, una vez
nombrado, han de ser juramentados por dicho juez. Les corresponderá a estos
rendir un informe escrito bajo su sola responsabilidad, sobre las modalidades de la
fusión. Tendrán la facultad como tales de requerir y obtener la comunicación de
todos documentos útiles y necesarios para la gestión que les ha sido encomendada,
como también para proceder a la verificación y comprobación de dichas
informaciones.
Este o estos comisarios deberán reunir las condiciones requeridas para los demás
Comisarios y establecidas en el artículo 242 de la Ley General de Sociedades
(deberán tener la calidad de contador público autorizado con por los menos tres (3)
años de experiencia en auditoria de empresas, y podrán ser accionistas o no) y
estarán sujetos a las incompatibilidades que señala el artículo 243 de la Ley General
de Sociedades: ‘’(a) Las personas físicas o jurídicas sujetas a las inhabilitaciones
establecidas en el Artículo 211; b) Los fundadores, aportadores en naturaleza,
beneficiarios de ventajas particulares, administradores de la sociedad, o de sus
filiales; así como sus parientes hasta el cuarto grado inclusive; c) Los
administradores de otras sociedades que posean la décima parte (1/10) del capital
suscrito y pagado de la sociedad o de las cuales ésta tenga una porción igual del
capital, así como los cónyuges de dichos administradores; y, d) Las personas que
directa o indirectamente, o por persona interpuesta, por concepto de cualquier
actividad permanente que no sea la de comisario de cuentas, reciban un salario o
cualquier remuneración de la sociedad; de quienes son mencionados en el Literal
c) del presente artículo; o de cualquier sociedad que esté incluida en las
previsiones del precedente Literal c), así como los cónyuges de las personas
previamente inhabilitados en este Literal d)’’.
Su misión básica consiste en verificar que los valores atribuidos a las acciones de
las sociedades participantes en la operación sean adecuados y que la razón de
cambio sea equitativa.
Sin embargo, cuando producto del acuerdo de fusión nazca una nueva sociedad, la
misma podrá ser constituida sin otros aportes que los de las sociedades que se
fusionen.
En todos los casos, el proyecto de estatutos de la sociedad nueva será aprobado por
la asamblea general extraordinaria de cada una de las sociedades que desaparezca,
de forma individual.
No obstante ello, será preciso que los socios de ambas sociedades se reúnan en
asamblea general constitutiva para la verificación de que se han cumplido dichos
requisitos, y para adoptar todas las medidas procedentes sobre otros asuntos.
Existiendo terceros que tienen y conservan interés en las sociedades que pueden
ser objeto de fusión y eventualmente de escisión, y a quienes la ley les ha asignado
un rol que va más allá de un simple acreedor social, que ella, la misma ley, regule
la forma de en qué estos están llamados a intervenir en este proceso el cual
eventualmente podrá repercutir sobre sus intereses. Se trata de los obligacionistas.
Ello no impedirá que los obligacionistas, que pueden temer por su crédito a raíz de
dicha fusión, no obstante la prenda con que quedan garantizado pueda ampliarse,
puedan hacer oposición a dicha fusión, y en este escenario, la sociedad absorbente
podrá al igual que como está obligada la sociedad absorbida, a proceder a
desinteresarlos, y a los fines de evitar, una descapitalización o una disminución de
su capital de trabajo podría ofrecer reforzar la garantía de sus obligaciones. En
estos casos el juez de los Referimientos ha de ser muy cauto al momento de decidir
sobre dicha oposición, y sobre todo analizar el impacto de su Ordenanza sobre la
sociedad absorbente.