Está en la página 1de 1

UNA VIDA EN LA NADA

(Efecto invernadero)

Sonia era aún una pequeña, si bien recuerdo tan solo tenía 10 años. Creo que todos
somos culpables, no negare que yo también actué para que todo estuviera como
hoy esta. Me arrepiento, por supuesto que me arrepiento, pero ya es demasiado
tarde para sentir culpa y querer regresar el tiempo. Solo queda tener fuerzas para
sobrevivir en estas condiciones.
No sé cuándo vaya a terminar esto, desearía que pronto. Nuestro tiempo esta
contado. Ya no hay nada: no hay comida, no hay lugares habitables. El agua se
agota, los animales se mueren, las personas no cambian, la vida se nos está yendo.
Lo siento mucho por mi pequeña Sonia. Es una niña muy alegre, muy entusiasta,
muy optimista. Si tan solo más personas pensaran como ella, la vida sería muy
diferente.
No sé en qué momento todo cambio. Aun me acuerdo cuando la niña era yo.
Cuando corría feliz por las verdes veredas, cuando me mojaba con la fresca y
benigna lluvia, cuando iba a la playa y caminaba descalza por la arena, cuando el
sol y el aire no eran tóxicos.
Los humanos solemos quitarle valor a las cosas que nos mantienen vivos. Pero en
cambio, les damos un valor muy alto a esas cosas que lo único que hacen es
contaminar nuestro planeta, nuestro hogar, nuestro único lugar para vivir.
Pequeña Sonia, mi Sonia, discúlpame. Siempre quisiste que te contara nuestro
antes y nuestro después, pero yo nunca lo hice. Me dolía mucho, es más, aun me
duele hablar de eso, de recordar lo bello que era nuestro mundo. Pero ahora, ahora
que ya no hay oxígeno para mí, que el agua se ha agotado para los mayores, y que
el alimento a escaseado por completo, lo hare.
Todo comenzó cuando los humanos crecieron en todo sentido, en todo ámbito.
Cuando empezaron a aparecer las maquinas, los gases, los autos, y todas aquellas
cosas contaminantes. Y si, mi amor, es verdad lo que un día te contaron, es verdad
que yo tuve mucho que ver, que mis hoteles y los de tu papa afectaron demasiado,
que me importo más el dinero que el mundo que te estaba dejando para vivir.
La ambición y el deseo de poder nos llenaron por completo. Olvidamos que de la
naturaleza vivimos, y sin ella moriremos.
El mundo cambio mucho. En ese entonces todo era bueno y bonito. Había arboles
por doquier, había mucha agua, y de la limpia y pura, de la cristalina y sabrosa que
se podía beber sin purificarla o hervirla. Había mucha comida y mucho terreno para
sembrar y pastar, pero también había mucho espacio de bonitos bosques y selvas.
De esos espacios donde reinaba la naturaleza y los animales

También podría gustarte