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Poemas de Hermann

Hesse

 Esbozo
 Libros
 Huida de la juventud
 Anochecer en la aldea
 Enseñanza
 Lamento
 El lobo estepario
 Reflexión
 Vida de una flor
 Letras
 Noche del temprano estio
 Sobre Hirsau
 La nube silenciosa
 Chioggia
 Noche
 El poeta
 Montañas en la noche
 Oda a Höderlin
 Ante una colección de esculturas egipcias
 Anochecer solitario
 Excursión en el otoño tardío
 Dolores
 Otoño prematuro
 El poeta y su tiempo
 Lenguaje
 Conocimiento
 Escrito en la arena
 Un sueño

Esta pequeña página contiene diversos poemas de Hermann Hesse, y aunque la poesía
escrita en una lengua extranjera pierde bastante en la traducción, creo que es bonito
leer algún poema de Hesse.
Por mi parte, se los dedico a la toda la gente que me ha enviado correos.
Como decía la traducción puede modificar bastante la forma de un poema, sirva como
ejemplo estas dos traducciones del mismo poema:
(Escrito el 5 de diciembre de 1946)
Esbozo Página con esbozos

El viento del otoño cruje con frialdad entre las


Frío crepita el viento otoñal entre los secos juncos
secas cañas,
agrisados por la tarde;
ha envejecido con el anochecer;
Aleteando, las cornejas vuelan del sauce a tierra
tierra adentro, desde los sauces aletean cornejas.
adentro.
Un viejo solitario descansa en una orilla,
Solo, un anciano se detiene un instante en la orilla,
siente el viento en su pelo, la noche y la nieve que
siente el viento en sus cabellos, la noche y la nieve
se acercan,
inminente; eleva su mirada de los bordes de
desde la orilla en sombras mira la luz enfrente
sombra hasta la
donde entre nube y lago la línea de la costa más
luz, allí donde, entre mar y nube, cálida sonreía
lejana
aún,
todavía refulge en la cálida luz:
iluminada, la cinta de una orilla lejana:
un allende dorado, feliz como la poesía, como el
áureo más allá, dichoso como el sueño y la poesía.
sueño.
Firmemente retiene en sus ojos la fulgurante
La mirada sostiene con firmeza el cuadro
imagen,
iluminado,
piensa en la patria, recuerda sus buenas épocas,
piensa en la patria y en los buenos años,
ve empalidecer el oro, lo ve extingirse,
ve cómo el oro palidece y se extingue,
se vuelve y, lentamente, se dirige
se aparta y lentamente
del sauce a tierra adentro.
camina tierra adentro desde la salceda.

¿Verdad que parecen dos poemas distintos sobre el mismo tema? Por cierto, esto no es
ninguna crítica a los traductores.

Libros (Entre 1911 y 1918) Huida de la juventud (1895-1898)


El estío, cansado, inclina la cabeza
Ninguno de los libros de este mundo para verse surgir, amarillo, del lago.
te aportará la felicidad, Hago mi camino cansado y polvoriento
pero secretamente te devuelven por las alamedas en penumbra.
a ti mismo.
El viento titubea y corre entre los álamos.
Allí está todo lo que necesitas, A mis espaldas el cielo empieza a enrojecer.
sol y luna y estrellas, Delante de mí tengo el miedo de la noche.
pues la luz que reclamas Y crepúsculo. Y muerte.
habita en tu interior. Hago mi camino cansado y polvoriento
y detenida y dudosa queda tras de mí
Ese saber que tú tanto buscaste la juventud, que baja su cabeza hermosa
por bibliotecas, resplandece y que se niega a acompañarme.
desde todas las lágrimas,
puesto que es tuyo ahora.

Anochecer en aldea (1895-1898) Enseñanza (1919-1928)


Algo más, algo menos, mi querido
Entra el pastor con sus ovejas
muchacho,
por callejuelas silenciosas,
las voces de los hombres son todas un
dormir desean las casuchas
engaño;
y cabecean en la sombra.
sólo somos honestos cuando niños,
y ya después en el sepulcro.
Entre los muros donde estoy
me siento solo y extranjero
mi corazón apura el cáliz
Yacemos luego junto a los que nos
de mi dolor con pesadumbre.
precedieron,
sabios al fin y llenos de fría claridad,
Donde el camino me llevó
y con los huesos blancos crujir
siempre una lumbre daba abrigo
hacemos la verdad,
pero yo nunca conocí
y alguno mentiría, otros preferirían
qué es una patria y un hogar.
una vez más vivir.
Lamento (1929-1941) El lobo estepario (1919-1928)
El ser no nos ha sido dado. Somos un río sólo Yo, lobo estepario, troto y troto,
y dócilmente en toda forma confluimos: la nieve cubre el mundo,
tanto la noche como el día, catedral o caverna, el cuervo aletea desde el abedul,
todo lo atravesamos, pues nos arrastra la sed pero una liebre nunca, nunca un
por existir. ciervo.
¡Amo tanto a los ciervos!
Así llenamos forma tras forma sin descanso, ¡Ah, si encontrase alguno!
y ninguna llega a ser patria, ni dicha, ni Lo apresaría entre mis dientes y mis
necesidad, patas,
siempre de viaje, huéspedes para siempre, eso es lo más hermoso que imagino.
no nos llama el campo ni el arado, tampoco Para los afectivos tendría buen
crece el pan para nosotros. corazón,
devoraría hasta el fondo de sus
Desconocemos lo que Dios piensa de los tiernos perniles,
hombres. bebería hasta hartarme de su sangre
El juega con nosotros, somos arcilla entre sus rojiza,
manos, y luego aullaría toda la noche,
enmudecida y maleable, ni ríe ni solloza, solitario.
es realmente dúctil, pero tampoco se calcinará. Hasta con una liebre me conformaría.
El sabor de su cálida carne es tan
¡Ser convertido en piedra alguna vez, durar! dulce de noche.
Siempre viva por ello está nuestra nostalgia, ¿Acaso todo, todo lo que pueda
mas también queda siempre un temeroso alegrar
escalofrío una pizca la vida está lejos de mí?
y nunca se hace pausa para nuestro sendero. El pelo de mi rabo tiene ya un color
gris,
apenas puedo ver con cierta claridad,
y hace años que murió mi
compañera.
Ahora troto y sueño con los ciervos,
troto y sueño con liebres,
oigo soplar el viento en noches
invernales,
calmo con nieve mi garganta
ardiente,
llevo al diablo hasta mi pobre alma.
El poema que le adjunto guarda relación con mi neutralidad en el
campo político (repetidas veces atacada por los "emigrantes").
(Escrito en Baden, el 20-XI-33, como un intento por formular los
pocos fundamentos de mi fe, de los que estoy seguro).
Poema que Hermann Hesse envió a Thomas Mann en Baden (Suiza)
el 26-XI-1933
Reflexión
Divino es y eterno el Espíritu.
Hacia Él, cuya imagen e instrumento somos,
conduce nuestro camino, y es nuestro entrañable anhelo
llegar a ser como Él, fulgurar con su luz.
Mas del barro y mortales nacimos
e inerte pesa en nosotros, criaturas, la gravedad.

Aunque amor y cuidados maternales nos brinde Natura,


y la tierra nos nutra y sea cuna y tumba,
la paz no nos otorga;
paternal y próvida, deshace
la chispa del Espíritu inmortal
de Natura el amoroso encanto:
hace hombre al niño, diluye la inocencia
y nos despierta a la lucha y la conciencia.

Así, entre padre y madre,


así, entre cuerpo y espíritu,
vacila el hijo más frágil de la Creación:
el hombre de alma temorosa, pero capaz de los más
sublime: un amor más fiel y esperanzado.

Arduo es su camino, la muerte y el pecado lo alimentan,


se extravía con frecuencia en las tinieblas
y más le valdría a veces no haber sido creado.
Eternamente fulge, sin embargo,
sobre él su misión y su destino: la Luz, el Espíritu.
Y sentimos que es a él, desamparado,
a quien ama el Eterno especialmente.
Por ello no es posible amar,
erráticos hermanos, aun en la discordia.

Y ni condenas ni odios,
sino amor resignado
y amorosa paciencia
nos acercan a la meta sagrada.

Vida de una flor


(escrito el 14-VIII-1934)

Por la verde ronda de hojas ya se asoma


con temor infantil, y apenas mirar osa;
siente las ondas de luz que la cobijan,
y el azul incomprensible del cielo y del verano.

Luz, viento y mariposas la cortejan; abre,


con la primera sonrisa, su ansioso corazón
hacia la vida, y aprende a entregarse,
como todo ser joven, a los sueños.

Más ahora ríe toda, arden sus colores


y su cáliz abulta ya el dorado polen;
aprende a sentir el calor del mediodía
y, agotada, se inclina al lecho de hojaspor la tarde.

Labios de mujer madura con sus bordes,


donde las líneas tiemblan por la edad ya presentida.
Cálida florece al fin su risa, en cuyo fonfo
amarga caducidad y hastío anidan.

Pero ya se ajan y reducen los pétalos,


ya cuelgan pesadamente sobre ñas semillas.
Palidecen los colores como espectros: el gran
secreto envuelve ya a la moribunda.

Letras, escrito el 8-II-1935, que originalmente llevaba el título de


Jeroglíficos:

Letras
En ocasiones solemos coger la pluma
y escribimos, sobre una hoja en blanco,
signos que dicen esto y aquello: todos los conocen,
es un juego que tiene sus reglas.

Si viniera, en cambio, algún salvaje o loco,


y, curioso observador, acercase a sus ojos
una de esas hojas con su campo rúnico,
otra imagen del mundo, extraña, de ahí lo observaría.

Acaso un salón de mágicos retratos;


vería la A y la B como un hombre o animal
moverse, como los ojos, cabellos y miembros,
allí pensativos, impulsados aquí por el instinto;
leería como en la nieve las huellas de las cornejas,
correría, reposaría, sufriría y volaría con ellas
y vería trasguear entre los signos negros, fijos,
o deslizarse entre los breves trazos,
de cualquier creación, las posibilidades.
Vería arder el amor, al dolor contraerse,
y se admiraría, reiría, lloraría, temblaría,
pues tras las mejillas de aquella escritura
el mundo entero, con su ciego impulso,
pequeño se le antojaría, embrujado, exiliado
entre los signos que, con rígida marcha,
avanzan prisioneros y tanto se asemejan
que impulso vital y muerte, deseos y pesares,
fraternizan hasta hacerse indiscernibles...

Gritos de intolerable angustia lanzaría


finalmente el salvaje, atizaría el fuego y,
entre golpes de frente y letanías,
la blanca hoja entregaría a las llamas.
Luego, tal vez adormilado, sentiría
cómo ese No-mundo, ese espejismo
insoportable lentamente retorna
a lo Nunca-sido, al Ningún-lado,
y suspiraría, sonreiría, sanaría...

Noche del temprano estío Oda a Höderlin(1911-1918)


(1895-1898)
Amigo de mi juventud, a ti regreso agradecido
ciertos atardeceres, cuando entre los saúcos
en el jardín que duerme suena sólo
la fuente susurrante.
El cielo tormentoso,
y un tilo en el jardín, Hoy nadie te conoce, amigo mío; en estos
en pie, tiembla. tiempo nuevos
Es tarde ya. muchos se han apartado del encanto tranquilo
de la Hélade,
Un pálido relámpago sin oraciones y sin dioses
vemos en el estanque prosaicamente el pueblo camina sobre el polvo.
permanecer, con ojos
Pero para una secreta multitud de absortos
grandes, humedecidos.
entrañables
a los que el dios llenó el alma de anhelos
Las flores se mantienen aún suenan las canciones
en tallo fluctuante de tu arpa divina.
y afiladas guadañas
se acercan más y más. Cansados del trabajo regresamos ansiosos
a la ambrosiaca noche de tu canto,
El cielo tormentoso cuyas flotantes alas nos protegen
trae un aire pesado. con un sueño dorado.
Mi chica se estremece:
<<¿Lo sientes tú también?>> Y cuando nos encanta tu canción más ardiente
se enciende,
más dolorosamente arde hacia el país dichoso
del pasado
hacia los templos de los griegos
esta nostalgia que jamás termina.
La nube silenciosa Noche (1903-1910)
(1899-1902)
He apagado mi vela con un soplo.
Por la ventana abierta se introduce la noche,
Suave, silenciosa,
dulcemente me abraza y me permite ser
angosta, blanquecina,
como amigo o hermano.
una nube se extiende en el azul.
Inclina tu mirada y siente
Enfermos ambos por igual nostalgia;
cómo te lleva con ternura blanca
lanzamos sueños aprensivos
entre sueños azules.
y hablamos quedamente de los viejos tiempos
en el paterno hogar.
Sobre Hirsau (1899-1902) El poeta y su tiempo (1929-1941)
Mientras descanso bajo los
abedules
recuerdo tiempos ya pasados,
Fiel a las imágenes eternas, constante en la
cuando con mi dolor adolescente
contemplación,
un mismo olor atravesaba el
dispuesto para la acción y el sacrificio.
bosque.
Pero en tu tiempo sin respeto
no tienes cátedra ni oficio, ni dignidad ni confianza.
En este lugar mismo, sobre el
musgo,
Debe bastarte, en un lugar perdido,
tímido y ardoroso, yo soñaba
expuesto a los escarnios del mundo, consciente sólo
con una joven rubia y muy esbelta,
de tu vocación,
primera rosa para mi corona.
renunciar al brillo y al placer diario
y guardar los tesoros que jamás enmohecen.
Pasado el tiempo envejeció mi
sueño
La burla de mercados puede apenas dañarte
y se alejó de mí. Mas otro
mientras para ti suene la sagrada voz;
sobrevino.
si se muere entre dudas, te encuentras despreciado
¡Cuánto hace ya que me dijera
del propio corazón, como bufón sobre la tierra.
adiós!
Mas para una futura perfección es preferible
¿Con quién se fue? ¿Quién fue?
servir con tristeza, sacrificarse sin acción,
Aún hoy no lo sé, solamente que
que hacerse grande y rey traicionado
era
lo que otorga sentido a cuanto sufres: tu misión.
graciosa, esbelta y rubia de
cabellos.

Ante una colección de


El poeta (1903-1910) esculturas egipcias (1911-
1918)
Miráis desde unos ojos esculpidos
sobre piedras preciosas,
más allá de nosotros, silenciosos y
eternos,
hermanos remotos.
Para mí, el solitario, sólo para mí
Ni la añoranza ni el amor
brillan las innumerables estrellas de la noche,
parecen conocer vuestros brillantes
la fuente de piedra susurra su mágica canción,
rasgos.
y sólo para mí, para mí, el solitario,
Regios y emparentados con los astros,
surcan las sombras coloreadas
antaño misteriosos,
igual que nubes que deambulasen como sueño
caminasteis entre los templos.
sobre el paisaje.
Hoy flota santidad, como tardío aroma
No un hogar ni un sembrado,
de los dioses,
ni bosque o profesión me fueron concedidos,
alrededor de vuestras frentes,
mío es tan sólo lo que no tiene dueño,
la dignidad en torno a las rodillas;
el arroyo que cae tras el velado bosque,
con serenidad respira vuestra
mío el fecundo mar,
hermosura,
mío el gorgojeo de los niños que juegan, el dolor y
su patria es la eternidad.
las lágrimas del enamorado solitario en el
atardecer.
Nosotros, sin embargo, vuestros
Míos también los templos de los dioses,
hermanos jóvenes,
el venerable bosque del pasado.
nos tambaleamos sin dioses a lo largo
Y no es menos mi patria en el futuro
de una vida errabunda,
la iluminada bóveda celeste:
todas las torturas de la pasión,
Mi alma alza el vuelo a veces con nostalgia
cualquier anhelo ardiente
para ver el futuro dichoso de los hombres,
están abiertos ávidamente al alma
para ver el amor, vencedor de la ley, amor de
temblorosa.
pueblo a pueblo.
Nuestro final es la muerte,
Vuelvo a encontrarme a todos, cambiados con
vanidad nuestro credo,
nobleza:
nada alejado de la actualidad
al rey, al campesino, al comerciante, al laborioso
se opone a nuestra efigie suplicante.
pueblo de los marineros,
Pero también nosotros, sin embargo,
al jardinero y al pastor, todos, agradecidos,
tenemos grabadas en nuestras almas
celebran la universal fiesta del futuro.
la huella de un misterioso parentesco,
Sólo falta el poeta,
intuimos los dioses y ante vosotras,
él, testigo solitario,
mudas
portador del anhelo del hombre y su pálida
imágenes, sentimos de los tiempos
imagen,
antiguos
pues que el futuro, el mundo consumado
como un amor sin miedo. Porque,
no necesitan más. Sobre su tumba
sabed, no odiamos
muchas coronas se marchitan,
a ser alguno, ni a la muerte tampoco,
pero ni rastro ya de su recuerdo.
ni el sufrimiento ni la muerte
aterra nuestras almas,
porque aprendimos a amar
profundamente.
Nuestro corazón como el de un pájaro
a mar y bosque pertenece, y llamamos
hermanos
a los esclavos y a los miserables,
y a piedras y animales también, con
nombres del amor.
De ese modo la imagen
de nuestra vida efímera
no ha de sobrevivirnos en la sólida
piedra;
se desvanecerán mientras sonríen,
y en el polvillo efímero del sol,
impacientes y eternos, cada hora
a nuevas penas y alegrías resucitarán.

Anochecer solitario (1911-1918)


Oscila el fuego de la vela
en la botella vacía y en el vaso.
En el cuarto hace frío.
Fuera sobre la hierba la lluvia cae blandamente.
Vas al lecho de nuevo para un corto descanso,
lleno de escalofríos y tristeza.
La mañana y la noche vienen otra vez
vienen siempre de nuevo
mientras que tú jamás.

Un sueño(1944-1962) Excursión en el otoño tardío (1919-


1928)
Salones que cruzamos con timidez, La lluvia del otoño ha escarbado en el bosque
un centenar de rostros que grisáceo,
desconocemos... el valle tirita con el viento frío de la mañana
Con lentitud, una tras otra, los duros frutos del castaño caen
las luces palidecen. y estallan y sonríen húmedos y parduscos.
Allí cuando su brillo se hace gris
cuando se ciega con el atardecer, El otoño también ha escarbado en mi vida,
un rostro me parece familiar, el viento arranca hojas desgarradas
la memoria del amor encuentra y sacudiendo va rama tras rama, ¿dónde el
conocidos los rostros fruto?
que antes fueron extraños.
Oigo nombres de padres, Florecí amor, fue sufrimiento el fruto.
hermanos, camaradas, Florecí fe, y el odio fue su fruto.
así como de héroes, de mujeres, Corre el viento por mis ramas estériles,
poetas yo me río con él, aún resisto tormentas.
que yo reverencié cuando muchacho.
Pero ninguno de ellos ¿Cuál es el fruto para mí? ¿Cuál mi meta? -Yo
me concede siquiera una mirada. florecía
Como las llamas de una vela y era mi meta florecer. Ahora me marchito
se desvanecen en la nada y esa es la meta, no otra cosa,
dejan en el entristecido corazón breves las metas son que el alma se propone.
sonidos de poemas olvidados,
oscuridad, lamentos Dios vive en mí, Dios muere en mí, Dios sufre
en torno de los días ya encauzados en mi pecho, y es ésta meta suficiente.
en leyenda y en sueño Buen camino o errado, flor o fruto,
de una luz disfrutada alguna vez. todo es lo mismo, pues que nombres tan sólo.

El valle tirita con el viento frío de la mañana,


los duros frutos del castaño caen
y fuerte y claramente ríen. Yo con ellos.

Otoño prematuro (1929-1941) Dolores(1919-1928)


Huele con fuerza a hojas marchitadas,
trigales vacíos y sin panorama;
sabemos que alguna de las próximas En la chimenea el tizón se retuerce dolorido,
tormentas una escritura llameante corre sobre su cenicienta piel
desnudará al verano fatigado. estremeciéndolo.
Fuera la húmeda noche se precipita y sufre
como animal atormentado que gritase pidiendo
Crujen las vainas del esparto. Y compasión y muerte.
repentinamente
lo legendario y lo remoto se nos Me arrodillo en el centro a la oscilante luz que surge de la
aparecen, chimenea,
todo lo que creemos tener en nuestras mi destino parece insoportable al alma temblorosa,
manos como aguacero corre sobre mi corazón
fuego del sufrimiento, entre cuya tortura me consumo.
y cada flor maravillosamente se extravía.
Igual que el tronco en llamas y la noche quejosa
Medrosamente crece un deseo en el alma el corazón se ofrece palpitante al terrible enemigo,
asustada: ese dolor, en que entregados e impotentes ardemos
que no se una a la vida demasiado, y que hace iguales tronco, llama, tormenta y grito de
que viva como un árbol su animal.
marchitamiento,
que no falte a su otoño fiesta ni color.

Lenguaje(1929-1941) Conocimiento(1929-1941)
El sol nos habla por medio de la luz, Es eterno el espíritu y divino.
con aroma y color lo hacen las flores, Hacia él, de quien somos la imagen, e
el aire con las nubes, nieve, y lluvia. instrumento,
En el santuario del mundo nos llevan nuestros pasos; es nuestro anhelo
vive un impulso, es insaciable, íntimo:
para romper el mutismo de las cosas, ser como él y brillar en su luz.
y en la palabra, el gesto, el sonido, el Pero somos terrenos y mortales,
color sobre nosotros pesa con gravidez la
declarar el ser y su secreto. negligencia.
La clara fuente de las artes corre Dulce nos trata, sin embargo, la naturaleza,
aquí, maternalmente cálida,
lucha por la palabra la revelación, nos cría con la tierra y nos prepara cuan y
por el alma del mundo, y luminosa sepultura.
anuncia Mas a pesar de todo, la naturaleza no nos trae
con los labios del hombre una el sosiego,
experiencia eterna. su maternal encanto lo atraviesa
Toda vida tiende hacia el lenguaje, la chispa paterna de inmortal espíritu,
en la voz y en el número, en el color, hace del niño un hombre,
la línea y el sonido la inocencia nos borra, nos despierta a la lucha
y alza un trono cada vez más alto a los y la conciencia.
sentidos.
Así entre padre y madre,
El rojo y el azul en una flor entre cuerpo y espíritu,
se vuelve en la palabra de un poeta vacila el sino frágil de la creación,
el edificio interno de la creación el alma temblorosa de los hombres, capaces
que siempre empieza y no termina para el sufrimiento
nunca. como ser otro alguno, capaz de lo más alto:
Y allí donde el sonido y la palabra se un amor más creyente y con más esperanza.
combinan,
donde una canción suena, el arte se Difícil su camino, muerte y pecado su comida,
despliega, se pierde a veces entre la tiniebla,
y es cada vez allí el sentido de todo el sería mejor a veces no haber sido creado.
universo, La nostalgia, no obstante, irradia eterna sobre
y la existencia toda se conforma de él,
nuevo, también su determinación: luz, espíritu.
y cada libro y cada canción Entonces
y cada cuadro es un descubrimiento, lo sentimos: es él, amenazado,
un nuevo intento, tal vez hace el a quien ama el Eterno con amor especial.
millar,
para alcanzar la unión de lo que vive. Por eso, hermanos extraviados, a nosotros
Os atraen música y poesía nos es posible amar, incluso en la discordia,
a entrar en esa unión, y no juzgar ni tan siquiera el odio,
para captar la variedad de lo creado y por eso es posible este paciente amor.
una mirada basta solamente al espejo. Una resignación amante nos acerca
Lo que nos afecta con su desconcierto cada vez más al límite sagrado.
se vuelve claro y simple en el poema:
ríe la flor, la nube llueve,
tiene sentido el mundo, y lo que es
mudo habla.

Escrito en la arena (1944-1962)


Que lo hermoso y lo hechicero
sea tan sólo hálito y tormenta,
y que lo encantador y lo precioso
y lo propicio nunca permanezca:
que flor y nube y pompa de jabón,
fuegos artificiales, risas de los niños,
mirada de mujer en el espejo
y tantas otras cosas tan maravillosas
que se extinguen, apenas descubiertas,
duren sólo un instante,
eso penosamente lo sabemos.
No nos es tan querido
lo duradero, inmóvil:
piedra preciosa con un fuego frío,
pesada barra de oro refulgente;
y las mismas estrellas
extrañas, alejadas, no parecen
iguales a nosotros, seres transitorios,
pues la hondura del alma no la alcanzan.
Parece que lo hermoso, que lo amable tienda a la
destrucción,
tan cerca siempre de la muerte,
y que lo más precioso, los tonos de la música
que desde el nacimiento
huyen, se desvanecen,
hálito son tan sólo, ríos, persecución.
Y por un dolor tenue derribados de un soplo,
pues tampoco se dejan detener
por el tiempo que dura este latido, tampoco
exorcizar;
sonido tras sonido, casi apenas tocados,
se esfuman y se escurren desde allí.

Así está nuestro corazón


lealmente entregado,
fraternalmente a lo fugaz,
la vida, lo que mana,
no a lo que, sólido, posee duración.
Pronto lo permanente nos fatiga, joyas,
roca y mundo estrellado,
a nosotros, en el eterno cambio a la deriva,
almas de viento y pompas de jabón,
al tiempo unidos, y fugaces,
a quienes el rocío de una hoja rosa,
a quienes el cortejo de unas aves,
la muerte del espejo de las nubes,
el brillo de la nieve, el arco iris,
la mariposa que voló, nosotros,
a quienes el sonido de una risa
que al pasar nos rozara
nos parece una fiesta
o nos causa dolor. Amamos todo aquello
que nos es semejante, y entendemos
lo que el viento escribe sobre la arena.

Montañas en la noche (1903- Chioggia (1899-1902)


1910)
Fachadas apretadas que el tiempo oscureció,
cuadros marianos en ocultos nichos,
en medio espejos de agua, góndolas perezosas
El lago se ha extinguido, y anchas barcas cargadas de oscuros pescadores.
oscuro duerme el cañaveral Pero por todas partes, sobre los muros que se
murmurando en el sueño. desmoronan,
Sobre el campo extendidas por todas las callejas, por las escalas y por los
alargadas montañas amenazan. canales
No reposan. adormecida yace una tristeza desesperanzada
Hondamente respiran, se mantienen que quiere hablarnos de pasados tiempos.
unidas unas contra otras. Avanzo muy despacio sobre las baldosas
Respirando hondamente, y con temor: quisiera despertarlas.
llenas de oscuras fuerzas, irredentas ¡Si acaso despertaran no podría salvarme!
en su pasión devoradora. Sigo andando con prisa y busco el puerto,
y busco el mar, y trato de ganar un barco.
Tras de mí se aduermen se demoran tristemente las
calles.

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