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CASIMIRO DE BRITO

  UNA ANTOLOGÍA IN PROGRESS


Traducción de Montserrat Gibert
   
 
   
ARTE POÉTICA
  JARDINES DE GUERRA
NEGACIÓN DE LA MUERTE
  LABYRINTHUS
REGRESO A LA FUENTE
 
NI SEÑOR, NI SIERVO
ARTE DE LA RESPIRACIÓN
 
DOS AGUAS, UN RÍO
  SÚBITAMENTE EL SILENCIO
INTENSIDADES
  OPUS AFFETTUOSO
POCO DE POCO
  EN LA VÍA DEL MAESTRO
LIBRO DE LAS CAÍDAS
 
EROS

   
 
   
ARTE POÉTICA
   Del poema
 
 El problema no es
meter el mundo en el poema; alimentarlo
 de luz, planetas, vegetación. Ni
tampoco
 enriquecerlo, adornarlo
con palabras delicadas, abiertas
 al amor y a la muerte, al sol, al vicio,
a los cuerpos desnudos de los amantes -
  
el problema es hacerlo habitable, indispensable
 a quien sea más pobre, a quien esté
más solo
 que las palabras
acompañadas
en el poema.
  De la palabra
 
  Silencio: la palabra
respira. Cuerpo tumbado
  en el mar. Silencio de fuego
y música.
   
La palabra sangra
  su cántico de polvo. Pez
de
  sombra                                                                                                                                          

  mordiendo las estrellas.


 
  La palabra sola. La palabra
refresca. Hueso abandonado
  en la playa desierta.
 
  La palabra de agua
donde niego la muerte. Pausa
  del sol.
 
   
 
  De la música
 
  La música se derrama
en el cuerpo terroso
  de la palabra. Se inclina
en el mundo en mutación
  del poema.
 
  La música lleva en su equipaje
la memoria de la sangre; el camino
  del sol: lumbre y cumbre
de palabras pulidas.
   
La música, un río de lava
  por sí mismo creado. Lágrima
endurecida
  donde caben el mar
y otras fuentes.
   
 
 
Del poema
   
El problema no es
  meter el mundo en el poema; alimentarlo
de luz, planetas, vegetación. Ni
  tampoco
enriquecerlo, adornarlo
  con palabras delicadas, abiertas
al amor y a la muerte, al sol, al vicio,
  a los cuerpos desnudos de los amantes -
 
  el problema es hacerlo habitable, indispensable
a quien sea más pobre, a quien esté
  más solo
que las palabras
  acompañadas
en el poema.
   
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JARDINS DE GUERRA
  JARDINES DE GUERRA
1966
   
 
   
El río
   
A Carlos de Oliveira
  Este río nadie sabe
dónde empezó. Algunas aves podridas
  en los timones, en los retoños de los árboles. Huesos
que progresaron
  en pequeños gusanos. Ruinas. Este río
navega en las témporas, en la repentina voz
  de loco. Voz de un sembrado no de espigas
sino de ruidosos insectos. Palabras
  sin calor. Rosas cubiertas de polvo.
El aire que se respira – la muerte.
  Este río nadie sabe
dónde empezó. Sin embargo, puede que alguien piense
  que va a amanecer.
 
   
 
La casa
 
  Una casa grande como
un país pequeño
  un país que no pueda
hacer la guerra
  Una casa de resina
en el limbo de la tierra
   
La tierra que moldeo
  en músculos
una tierra que no se pague 
  con usura
 
  Suave como un dorso
o un poco de agua
  entre los escombros
 
  Una casa invisible
un barco que se apriete
  en el pecho
 
  Más que dentro 
de la mano
   
Más que dentro
  del propio cuerpo
 
   
 
  La paz
 
  Si yo te pidiera la paz, ¿qué me darías
pequeño insecto de la memoria de quien soy
  nido y alimento? Si yo te pidiera la paz,
la piedra del silencio cubriéndome de polvo,
  la voz limpia de los frutos, ¿qué me darías
respiración pausada de otro cuerpo
  debajo de mi cuerpo?
 
  Perdona que esté tan solo , y hablarte aún
de mi exilio. Perdona si no te pido
  la paz. Sólo pregunto: ¿qué me darías
a cambio si te la pidiese? ¿El sol? ¿La sabiduría?
  ¿Un caballo de ojos verdes? ¿Un campo de batalla
para grabar en él tu nombre junto al mío?
¿O sólo un cuchillo de fuego, intranquilo,
en el centro del corazón?
   
Nada te pido, nada. Visito, simplemente,
  tu cuerpo de ceniza. Hablo de mí,
te entrego mi destino. Y la muerte vivo
  sólo preguntándote: ¿qué me darías
si te pidiera la paz
  y supieras cómo la quiero construida
con las materias vivas de la libertad?
   
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NEGAÇÃO DA MORTE
  NEGACIÓN DE LA MUERTE
1974
   
 
  Un río somos  
 
  Un río somos y canto: este ritmo
silencioso respiración suspendida
  en la curva de los días – este río
suspendido murmurado y por leyendas
  calcinado yo canto: cámara oscura
donde nos deglutimos: este pequeño
  planeta solitario yo canto – lugar
discreto
  donde se pudren pájaros donde revolotean
ciudades ciegas: jardín sumergido
  donde parten soldados
mientras la noche minamos
  los cimientos de la propia casa del propio pie:
este cuerpo yo canto este canto erecto
   
 
   
Homo faber
   
Decidme quién sabe dónde en este cristal
  la fiebre comenzó la tan oculta
navegación de átomos a través de la memoria
  de los tejidos – decidme del vértigo
de estos planetas sangre truculenta
  donde sobre esferas la muerte viramos
del revés la muerte el vómito y amor alegría
lo llamamos vuelo de Ícaro contaminada fuente
en el metal en el vértice frío
  de ciudades enfermas – decidme dónde quién sabe
la fiebre flagela
  los hábitos de la sangre la rampa la vocación
de ocultarnos el estiércol de nuestros pasos
  menos podridos –
 
   
 
  Nadie dos veces   
 
  Nadie dos veces atraviesa
el claro diamante de este río
  la suprema cualidad de la materia
ágil fluyendo ya en otro camino
  nadie dos veces se concentra
en la pura sustancia de este vino
  ni de la muerte la cuerda más antigua
en el sueño se desprende se libera –
  nadie dos veces trae de la muerte
este pan con raíces en la garganta
  y frutos con miedo multiplicados –
nadie dos veces trae de la muerte
  rigurosa prisión universal
la luz (lucidez de lava) de la infancia –
   
 
   
Música de mujeres  
   
Luz: música de mujeres sentadas
  en la noche música devastada
por la soledad obsesiva combustión
  de músculos calcinados por la pata
del tiempo oh muerte vivida
  por dentro – música sorda
esa luz de mujeres
  sentadas húmedas rosas revestidas
por una costra de sangre
  secreta – cantemos la sangre el alcohol el
insomnio de palabras labradas
  en los campos violentos de la luz: arco
distendido
  sobre un cuerpo alucinado —
 
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  LABYRINTHUS
1980
   

  Exilio: El regreso, 1971        


 
  En este campo lanzaré raíces, en este sitio
En que nada se me recusa: un patio/ una sepultura/ hú-
  Meda playa o patria donde nazca
La palabra posible; o, clandestina, crezca,
  Navegue, ilumine, corrompa. La jamás mutilada
Ni corrompida. Los cuerpos no duran mientras
  no se renuevan....................................................Me alimento
del plancton de la lengua. Alguna ternura, un cierto
  Concepto de justicia. Un manojo de manuscritos: por esta
Memoria mínima
  Cambias el polvo por la pólvora; o la rebelión
Por anónimas tareas sin gloria. Otros se acuestan
  En agujeros cavados en la sombra. Por esta guerra
Ha mucho des/esperada
  Escribo palabras y palabras
Destruyo: me preparo (silencio) para la renuncia
  De justos placeres míos: oír, p. e. el Concierto
Para cuerdas, percusión y celesta mientras
  Visito viejos libros minuciosamente
Anotados; aventurarme
  Con mis hijos de la mano en el laberinto
De las ciudades; o nadar
  En algarves de mármol transparente donde nunca sé
Si me fundo con el blanco o el blanco
  Se funde conmigo. La lumbre de mi voz
No hipotecaré...........................Escribiéndome
  En este regreso a viejos caminos sin abrigo; trans-
Formando
  Esta luz de ceniza en tierra tumularia
Soy ése que traía un ladrillo
  Para mostrar al mundo su morada: el hueso/ la muerte
Entre todas más movida. Otros que hablen
  de gloria/ honores/ bienes & haberes: yo hablo
De las luchas y de la belleza –tan pocas veces de-
  Fendida
Con las armas del cuerpo y de la
  vida......................................................
  
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  REGRESSO À FONTE
REGRESO A LA FUENTE
  1985
 
   
4   
   
Un vaso es un vaso y vacilo
  mientras tus manos tu boca alimentan
el fuego tu lengua en las bocas de mi cuerpo
  mientras escribo y tus narinas
tiemblan y vacilo y respiro
  tu perfume y lavas el polvo que me cubre el luto
de las ciudades y tu rostro
  se mueve en mi cintura mientras
las aguas
  se disuelven en mi cráneo y uñas se clavan
en los hombros uñas de luz leche espaldas aéreas
  mientras escribo mientras excavo
en tu muerte y eres un lago
  donde no tengo miedo un animal
que se deja beber masticar y me bebe y me devora
  y por eso te amo como se ama al agua
y el vaso la terracota
  que contiene el agua.
 
   
14  
   
Cuántas veces caminé por la playa
  esperando que vinieras. Lunas
enteras. Playas de ceniza invadidas
  por el viento. Cuántas estaciones cuántas noches
indormidas. Blanquearon
  mis cabellos. Y sólo hoy
cuando exhausto me acosté en mí
  reparé
que siempre estuviste a mi lado. En la cal frágil
  de mis huesos. En los tallos del mar
infiltrados en la sangre. En la película
  de mis ojos casi ciegos.
  
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NEM SENHOR, NEM SERVO
NI SEÑOR, NI SIERVO
  1986
 
   
 
  Tumbado en la arena   
 
  Horas y horas tumbado en la arena caído
En la arena
  O empujado por algún brazo. Poco a poco
Dejé de sentir los granos finísimos
  Pegarse a mi piel. Dejé de ver
El cielo que mis ojos miraban.
  Las primeras olas que tocaron mis pies
Aún las he sentido – bocas minúsculas
  Bebiendo mi sangre silenciosa –
Mas las segundas ya no eran frías ni calientes ya
                  no eran
Suaves ni ásperas ya no tenían
  Labios ni dientes. Y nada sé
De las siguientes como ya nada sabía
  De la arena ni de la sal ni de los bichos que pasaban
Por encima de mi cuerpo después de haber pasado
  Por el cuerpo de la arena.
Durante algún tiempo durante la rigurosa eternidad
  De un momento
Fue como si yo fuera también arena mar y sol
  Y tal vez haya sido
Arena sol y mar. El resto
  Es viento.
 
   
 
  Literatura   
 
  Mondad una naranja
lo más perfectamente posible
   
No encontraréis la diferencia
  entre forma y fondo pulpa y piel
 
  Tampoco la perfección se dejará captar
Entre vuestros dedos viejos
   
Sólo un hilo
Un río sin fin
 
  Tal la sangre la música del hombre
y otras materias de la literatura
   
Líneas infinitas
  Naranjas sin ruptura.
  
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  ARTE DA RESPIRAÇÃO
ARTE DE LA RESPIRACIÓN
  1988
 
   
 
  Sólo envidio a los maestros del arte de buen morir
- las piedras, los árboles, algunos animales -,
  cosa que el hombre raramente alcanza.
 
   
Aunque la verdad estuviera sentada
  no dejaría de ser fluctuación.
 
   
Ambición suprema: aprender a perder.
   
 
  El sol torrencial
la flor caída la flor que lleva el viento
  la canción del agua
dicen
  lo que pienso.
 
   
¿La muerte, qué muerte? Lo que muere es el vaso,
  sólo el vaso. La arcilla, si acaso se pierde,
jamás perderá su fuego. Tantas veces
  adormecido.
 
   
Si otros me abandonan
  debo de estar aproximándome
a lo esencial.
   
 
Húmedas islas silenciosas somos. Pero no sé
dónde se encuentra la película que separa
  mi cuerpo del cuerpo de la tierra.
 
   
Me deslizo contento en mi muerte –
  soy más del mundo que del hombre.
 
   
Estoy aquí pero me quedé
  - agua y pez -
en los ríos que atravesé.
   
 
  Si el agua del lugar ya no es potable
emprendo el camino. Montes y valles.
  Y, si acaso encuentro una fuente, me acuesto
en su sombra.
   
 
  Se abre la hermana para que la sangre
corra pero también se abre
  después de que la sangre haya corrido.
 
   
Más bellos que los hombres son
  sus huesos. Más
depurados.
   
 
  Sólo podrás agarrar el mundo
si tienes las manos vacías.
   
 
  Me siento como si fuera en fin
lo que soy: una montaña
  atravesada por un río.
 
   
Si el mundo lo contiene todo
  no necesito nada.
 
   
Cuando me siento empiezo a ser
  lo que de hecho soy: un río
atravesado por una montaña.
 
 
  El placer de ser sólo el polvo que viaja
en las grandes constelaciones.
   
 
  Bella, la forma del vaso. Pero es en su vacío
que se conserva el vino.
   
 
  Esos momentos de extrema levitación
en que regreso al suelo.
   
 
  Me acompaña, sin edad,
el niño que fui.
   
 
  No te comprendo. Rechazas comer carne
pero cogiste una flor para mí.
   
 
  Pesa en mis hombros
el polvo de los caminos
  que no recorrí.
  
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  DUAS ÁGUAS, UM RIO
DOS AGUAS, UN RÍO
  1989
 
   
 
  El regreso de las aguas  
 
  Si viví no lo sé oigo sólo
La hierba de mi respiración
  Donde la música toda se concentra
Y diluye. Sé sólo
  Que nada quedó dormido en las aguas
Que pasaron por la piedra que todo lo bebe
  Silenciosamente. Si viví
 
  No lo sé pero sé que nada se pierde
En la sombra en el círculo vacío
Que nos envuelve. Escuchar su rumor
Es mi oficio saborear el cuerpo
  Que se abre a mi cuerpo. Si viví
No sé no hay nada que saber
  Sólo oír mirar respirar –
 
   
Amor solar  
   
Cansado de los hombres aparto las nubes
  En busca de un árbol donde pueda
Beber en paz y en paz
  Construir mi nido. Allí
En el tronco más silencioso de la gran casa
  No soy ciudadano de ningún país
Padre de ninguna familia
  Soy sólo el perro más humilde
Del mundo que hay más allá del mundo
  Donde se miden al milímetro
El bien y el mal. En ese patio
  Ya no estoy me alejé
Cuando perdí el sentido del peso
  Y de las medidas –cuando alguien me dijo
Y yo vi
  Que en una gota de vino hay diez mil años
De amor solar.
   
 
  Sólo pasión   
 
  La voz que se levanta el ruido
Que se yergue en la brisa
  Que me toca en los hombros
Tu boca tus manos de agua
  Ora deslizante ora íntima sedentaria
El viento breve que me esculpe en músculos
  Cada vez más sensibles
La ola que en el aire se enciende
  Entre el rumor de la historia  y el olor de los tilos
La carne que va a morir mas también
  El olor el sabor de quien amo
Y bebo y canto
  Para que no se pierda nada
Para que nada se pierda mientras
  Mi sexo templado en tus aguas
Se ajuste a la curva del cielo
Y mi dorso aplastado por el dorso del mundo
Encuentre en el suelo de la casa el reposo
  De quien no tiene reposo sólo
Pasión.
    
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SUBITAMENTE O SILÊNCIO
  SÚBITAMENTE EL SILENCIO
1991
   
 
  Alguna cosa   
 
  Yo no sé si llevo la luz
Cuando visito a mi amigo
   
Llevo alguna cosa
   
Tal vez el silencio
  Si entro descalzo en la casa
De mi amigo
   
Tal vez lleve alguna cosa
   
El espejo está lleno de objetos
  Aunque no mire hacia él.
 
   
 
  Lección de Buda    
 
  No creas en nada
No creas en nada sea cual sea el libro
  Que hayas leído la piedra
Donde esté grabado
  No creas en nada sea quien sea
Quien te lo haya dicho
   
No creas en nada
  Aunque yo mismo lo haya dicho
No creas en nada
  A no ser que tu mente tu razón
En vacío deshecha
  Haya disuelto el sí y el no
 
No creas en nada
Ni siquiera en el vaso donde se funden la noche
  Las estrellas y las aguas del mar
Que nada son nada saben
  Porque no hay nada
Que se pueda asegurar.
   
 
   
Fuente rediviva  
   
Cuando no haya agua
  Beberé la tierra
 
  Cuando la tierra sea comida por el viento
Beberé la piedra
   
El espíritu del mundo
  Que todo se da a todas horas
Y nunca se cansa jamás
  Se agota
 
  Cuando no haya agua
Beberé la misteriosa
  Vegetación femenina
 
  La madre de todas las cosas.
 
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  INTENSIDADES
1995
   
 
   
 
  1
Cuidado. El amor
  es un pequeño animal
desprevenido, una tela
  que se deshilacha
poco a poco. Guardo
  silencio
para que puedan oír
  cómo se deshace.
 
 
9
  Amo en ti el miedo
de morir, hoja
  que va cayendo
en mi mirada; entre la luz
  y el polvo
el polvo y la cal
  de mi muerte. Desnuda
y protegida
  a la sombra del árbol que pasa.
 
   
19
  Ya que no puedo cambiar el mundo
déjame sacudir la arena
  de tus sandalias.
 
   
26
  Entraste en la casa de mi cuerpo
desordenaste todas las habitaciones
  y ya no sé quién soy, dónde estoy.
El amor sabe. El amor es un pájaro ciego
  que nunca se pierde en su vuelo.
 
   
32
  En el patio
de tus muslos
  soy inmortal: encerrado
en tus abrazos deshecho
  en tu vino tal una hoja
que el viento lleva
  soy inmortal.
 
   
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OPUS AFFETTUOSO
  1997
 
   
 
 
  “Jardín cerrado eres, hermana mía, amada mía;
manantial cerrado y fuente sellada.”
Cantar de los Cantares
 
 
I
Te amo porque no me amo
totalmente. Lo que me falta
es infinito
pero tú eres del bien que me falta
el enigma donde se condensan
la tierra y el sol el aire las aguas
invioladas
y tengo la boca llena
de música ondulación
de tu silencio.
 
 
VI
Entro en tu cuerpo árbol
felino
como quien visita un templo
vegetal una isla impregnada
de las especias más raras
del sol y del mar. Asciendo en bocas
que beben mi savia en dunas
que me lavan y queman
humildes. Armas tan frágiles
las que tenemos: la miel la saliva el
semen. Camino
en la luz oscura
con las manos vacías
de quien nace de nuevo.
 
 
XIII
Mañana tal vez mañana
yo ame a otra de ti ave horizontal
anidada en la sangre
mañana tal vez mañana
ames a otro de mí callao efímero
exaltado ablandado
por lenguas tuyas mañana tal vez mañana
el blanco nos habite
o el terror
de la noche encendida por esa comunidad
de miembros y bocas
despojamiento
savia insaciable
como si la casa de amor contuviera
el deseo la devoración
de la tierra toda.
 
 
XXIV
Adormecerse
así: inclinado
sobre un río
en reposo. La palma
de la mano izquierda
en el cráneo; la boca
en el hombro en el aroma
de la piel; la rodilla
y la mano derecha
en el muslo en el cantero aún
mojado. Despertar
así: oír
el breve adagio del cuerpo amado la
respiración poco a poco más tumultuosa
bajo las sábanas súbitamente visitadas
por el sol de la mañana.
 
 
XXVII
Los labios de la bien amada —
no sólo de vino se embriaga
mi corazón.
 
 
XXXIII
Las gaviotas de la mañana me despertaron. El canto
es suyo o fue recogido
en las aguas? Un rayo de sol
atraviesa la habitación y trepa indeciso
por la cama; se acuesta con nosotros
como si fuera un gato. Extiendo el árbol
flexible del cuerpo
y pienso que es bueno olvidarme de la edad
y de los demás y del mundo
que felizmente se olvida muchas veces
de mí. No sé de qué lado estoy si
me acosté
a la derecha o a la izquierda
de mi amiga. Me gusta
su rumor
cuando se refugia en mi cuerpo
sin haber oído aún el piar de las gaviotas
ni las patas perfumadas del sol
a nuestro lado.
 
 
XXXIX
Tu piel no es la luz
pero estoy cerca
ofuscado
y sin palabras
no las necesito
oigo el tumulto la
coronación
de mi verdad la que viene
de ti a mirar hacia ti
silenciosa
y en silencio desprender
la música de los otros la grata
imperfección del mundo
y enloquecer
donde fui sabio
otrora.
 
 
XLIII
Quedémonos sentados un poco más
en esta piedra en lo alto
del acantilado: sentados pues no podemos
ser piedra bajo la luz que del cielo
perfumada cae
como si fuese un vino macerado
por el viento. Tu mano
sin palabras sin pensamientos
me acaricia la rodilla
bajo la luz que del cielo
fatigada
cae.
 
 
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POUCO DE POUCO
POCO DE POCO
1999
 
                
Necesito poco y de ese poco
          necesito muy poco.
            Francisco de Assís  
 
 
X
Inclinas
la boca
sobre el ser:
fuente o falo;
aprendes
la muerte el
soplo la suma
juventud;
la sal
respiras la piel
que no pesa
ni piensa; sólo
tiembla
como si un río
cavase
con su vino
el árbol
del que hice
mi barco;
madera
sin edad.
 
 
LVII  
Amor
no existe
pero voy a amarte
abrir un abismo
en mi noche
seca.
Así nace
un bicho impuro:
algo de música
en el bronce
más sordo.
Amor
son nubes
y veo mal –
mas puedo verlas
y modelarme
en sus espejos
mientras espero
que nazcas
y destruyas
la imagen
perfecta.
El amor
es barro
               ¿o agua?
deshaciéndose.
 
 
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NA VIA DO MESTRE
EN LA VÍA DEL MAESTRO
2000
 
 
1
¿Qué nombre daré a este camino
Si los pies que pasaron, el peso del aire
Ya son ala o barro y el camino
Ya fue deshecho por la rosa doliente
Que en él reposa? Camino no hay
Para siempre, bajo el velo de la casa –
Sólo el deseo perdura pero el deseo
No es madre de las cosas, su sal me ciega
Y sólo la luz del no-deseo, el blanco
Más vacío, anuncia el secreto la
Fluctuación de cuerpos que no existen.
 
 
6
La luz efímera, que no se agota,
Canto: la fuente femenina el cerno
Oscuro de la tierra con sus venas
Y arrugas. El espíritu del valle
Canto: la fresca tela de cicatrices
Bajo el sol. El peso de la cosa invisible.
 
 
9
Si yo pudiera dejar de correr
Caminaría si yo pudiera dejar de caminar
Me sentaría a la sombra del nogal azul del cielo
Si yo pudiera acostarme me acostaría
En una cueva con la forma de mi cuerpo en
Reposo si yo pudiera dejar de cantar
Cerraría los ojos y miraría el alto vacío
Donde no acontece nada que no sea
La conciliación provisional del caos
Y de la luz que no se cansa de nacer.
 
 
53
Salté los cincuenta y acabo de entrar
En la vía del maestro donde no hay vía ni
Gloria más allá del pie que pisa
Las aguas que pasan. Y voy con ellas
Así leve en los acasos de este viaje
Sin retorno. He abandonado entre las hierbas
Los libros de oro y las monedas
De plata – el palacio del ser finalmente desviado
De los grandes caminos. El brillo de las estrellas
Me recuerda que tuve una infancia
Indescifrada. Tanto mejor. Salté los años –
Me liberé de la cáscara poco a poco
Acumulada. ¿Qué más puedo desear? ¿Playas desiertas?
¿Beber con la luna? Oigo la dulce
Respiración amada; divido con ella
El bello capital que me queda: estas manos
Vacías; velas de un cuerpo que se desliza
Entre las hojas de otoño que caen al suelo.
 
 
77
Soy nómada y me basta
Beber el agua que viene de la montaña
Y mirar la mica del cielo donde  se reflejan
Las mutaciones de la Cosa – el polvo
Que en ella se posa. La tela del conocimiento
Está podrida y no voy
A tumbarme en ella. Escribo porque soy un arco
Que va acumulando algunos restos
Algún dolor algún viento perfumado
Y de repente dispara. Ceniza. Palabras
Que no tienen dioses ni brillo ni nada.
  
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LIVRO DAS QUEDAS
LIBRO DE LAS CAÍDAS
2005 e inéditos
 
 
 
Muchas maravillas existen, pero ninguna
tan prodigiosa como el hombre (...)
Recursos tiene para todo
sólo la muerte no ha conseguido evitar, aunque
haya inventado defensas para luchar
contra las enfermedades traicioneras.
Sófocles, Antígona
 
1
Un hombre
va en su cuerpo
y de repente
cae. Oigo
desmoronarse
la sílice del corazón.
Y oigo tambiénla tiera y el aire
que acogen los huesos
del hijo pródigo.
En sí este acontecimiento
no es nada original
pero duele. El viento
del otoño
muerde mis huesos
y duele.
 
 
 
14
Asisto a mi muerte como quien sorprende
el nacimiento de un ángel.
 
 
79
Húmeda noche la del amor donde me pierdo
aunque me tumbe al sol de las playas –
aunque me limpie en las dunas íntimas
donde se adensa la luz más cruda.
Húmeda luz severa que me acompaña
en este canto breve que no sé cantar –
en este río cansado que no se cansa
de navegar
 
 
117
Si el mundo no tuviera palabras
la palabra del mar, con toda su pasión,
bastaría. No le falta
nada: ni el enigma ni
la obsesión. Entregado a su oficio
de gran hospitalero
el mar es un animal que se renueva
en cada momento.
El amor también. Un mar
de pocas palabras.
 
 
136
Ando por aquí para ver si encuentro
un hombre. No hay ninguno, me dice la Razón,
“El hombre es sólo
una imagen”. No es así, me dicen los sentidos,
después de haber convivido
con muchos hombres
y mujeres. Y vuelvo hacia atrás para ver mejor —
y me sumerjo entero en las aguas turbias
de la humanidad. Otras aguas
no hay, la transparencia
es una ficción de poetas felices,
y también hay pocos. Y entonces
cada hombre que voy encontrando
y cada piedra y cada hoja y cada gota de agua
me parece
un milagro.
 
 
 
170
Un hombre va en su vida,
transporta cuidadoso la balanza
del corazón, y de repente
cae. Y duele, el alma
duele, los huesos
duelen menos. Un hombre
duerme donde se tercia, una botella de vino
ayuda - duerme en una almohada
de paja o en los brazos del aire
y se aleja muy lejos en su cuerpo
cansado, y duerme, reposa
a pesar de todo __ pero el alma,
señores, el alma no va en eso, ella continúa
doliendo doliendo. Un hombre
se envuelve en las aguas del sueño
y acaba en la hondura más profunda
de la madre. Está
oscuro __ se lleva allí para dentro
la experiencia del mundo y ya no es
lo que era, ya no encuentro
la paz
de cuando había una noche
acogedora - ya no hay
nada. ¿La piedra del aire cae encima de mí
o soy yo quien en ella
pacificado cae? Duele, amigos míos,
la loba a la que llaman alma
duele -
no desarma. Canto. ¿O es
un llanto? Cantaré
más hondo, más hondo todavía, un canto
cavo
de quien regresa a casa
y ya no hay casa.

201
Quien amó aún ama,
va a oír toda la vida la canción furtiva,
va a oírla y a cantarla
al acaso de los vientos que traen
de Occidente y de Oriente
árboles y respiraciones animales
que supuran la fiebre del mundo < quien amó
aún ama, va a cantar
toda la vida
el nido de mujeres donde se juntan
la tierra y el cielo, va a aceptar
el dominio de las aguas sedientas
sobre el hueso y la piedra: el gran oficio
es transformar la tierra en hueso
y el hueso en carne
desamparada. Quien amó
no sabe nada, va a caer
toda la vida. Pero ¿qué fuerza es esa, si no es
un saber? Un saber de bocas invisibles
y del enigma de las aguas que son alcohol
de la carne y pájaro que regresa
al nido de la madre. Quien amó
va a amar
toda la vida.
 
 
 
244
Alguien me dijo que ciertas aves lloran
cuando les falta el mar
por mucho tiempo. No me parecen
tristes. Triste soy yo
delante de las olas
de cuando fui joven. Su sombra
en la arena
tiene el mismo dibujo
que mis ojos vieron cuando había
paisajes. Ahora,
sentado en mi roca,
ya no sé si veo la naturaleza
o ella me ve a mí. Somos
la misma boca, el mismo ojo oscuro
que reproduce
la sombra y su luz.
 

415
Esta cosa a la que llaman amor
es un niño que salta donde soy viejo,
yo que vengo de milenios viajando
de reino en reino. Polvo
intenso.
Salto y bailo y soy contaminado
por aguas montañosas que mantienen para siempre
el río febril. Los árboles, en la orilla,
se doblan a su paso.
Puedo llamarlo amor,
pensar en la luz cruda del nacimiento o simplemente
nacer de nuevo sin desear
cosa alguna. Pensar es ejercicio de palabras
y hay momentos en que sólo el silencio
o el sexo en el sexo
o un grito
dicen lo que se quiere decir.
 
Heraclito. Platão.
 
 
 
433
Soledad
acompañada.
Estoy desnudo y vago por la casa
con el sexo en la mano
imaginando que lo tengo aún
dentro de ti, en tu boca, en el laberinto
mínimo
de tu respiración.
En la gruta sagrada
donde recupero la infancia -
y todo es nada.
Amor es esto: prolongar la voz
y las folladas prolongarlas
como si fueran olas de un mar
personal. Un mar que no se acaba.
Crudo y místico.
Oírte gemir
y gemir contigo
es un regreso al paraíso.
El pájaro obsceno, el bicho natural
se arrodilla
dentro de ti.

 
 
434
Empiezo a creer que hay dioses
pues me protegen. Tengo 66 años
Y bebo y como y amo como si tuviera
30. Empiezo a confiar en esos cabrones
en los que nunca creí - o que sólo habían sido
acné adolescente. Miro las estrellas,
y pienso: me iluminan
sin quemarme. Miro a las mujeres
y digo: no hay savia
más luminosa. Sus nidos
me acogen. Sus bocas
se abren tristes y canto en ellas
como un pájaro en el cielo azul. Y ellas,
rastro de los dioses, sonríen.
 
 
437
Si fui engendrado para un tiempo escaso
ábreme las piernas, mi amor, déjame entrar
en el paraíso de donde nunca
debía haber salido. Por eso no preparo la muerte,
me arrojo entero dentro de ella.
Si la vida es breve para tanto conocimiento
me entrego a lo poco que sé y a lo mucho
que me falta saber del vasto mundo.
La escucha comienza en tu cuerpo
y la luz sólo me llega cuando en ti muero.
 
Salustio. Séneca.
 
 
 
448

Te amo. Me basta un pájaro,


o un árbol
para que me transporten al jardín
de ti < un libro, una palabra, o el peso
del silencio
para que me lleven al pozo de ti,
a tus ojos que ofuscan
el cristal de la mañana; a tu boca
acercándose a mi piel
como si regresara a casa.
Cantarte es deshacer la niebla de mi vida,
deshilar una llama, en lento arder,
que no se veía. Y me basta un vino
o tu lengua,
o su memoria,
para que en mí se disparen aguas
trémulas < todavía son - < y por eso
cuando te amo
soy un poco esa montaña que teje con el viento
un combustión muy lenta muy paciente
como si todo el fulgor de la vida
se concentrase en los valles y en los ríos de tu cuerpo
inagotable. Te amo. Me basta
una sonrisa para que se abran
venas adormecidas < un gemido,
y entro en fuentes como si nunca
hubiera salido de ellas. Aguas distantes
que me inundan.
 
 
 
 
466
 
I
La boca del amor,
un vaso de arcilla voladora,
ha invadido la casa.
Ya no sé cantar.
Donde fui llanto
y tierra oscura
soy ahora llama
y desmesura.
 
 
II
Una isla es una roca
en el mar. Mi sexo
en el tuyo. Sólo me queda
cantar.
 
 
III
Cuando me amas
no miras hacia atrás.
Haces lo que yo digo:
“La vida es esto
y nada más”.
Bebes mi sexo
como si fuera
la última morada.
 
 
 
517
Escribo con tu sexo
en los ojos. Acerco la lengua al suelo
donde una flor de carne brilla.
Tu mirada se derrama en las arenas de mi cuerpo,
tus uñas, en la raíz de mis cabellos,
tu lengua, en mis músculos más íntimos.
Te amo, mujer pequeñita y más leve
que mil galaxias; más densa que ruinas
acabadas de nacer. Florezco en tus tierras
mientras entera te alojas
en mi sangre. Beberte y ser bebido
 por ti: ¡aurora! Comerte y ser comido por ti
en gloria. Déjame ser el eterno adolescente
de tu noche; deshacerme en conchas
donde la luz se aloja, y su sombra.
 
Santo Agostinho. Camöes.
 
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Casimiro de Brito
Eros
 
 
L’ érotisme ne peut être entièrement révélé
sans la poésie.
Bataille, Les larmes d’ Éros
 
Eros is, in man, a complex idiom, a semantic act
involving the entirety of the person.
George Steiner, Extraterritorial
 
 
1
La muerte no existe.
Todo es sexo y canto.
 
 
2
Eros es un monte. ¿Alto, bajo? Unos suben, otros bajan. O: unas veces subimos, otras bajamos.
E incluso cuando somos dos, una pareja, no obstante apasionados – no subimos o bajamos al
mismo tiempo. Y este monte, de Eros por mí llamado, no tiene un altiplano, no hay en él un lugar
de reposo – un jardín de las delicias. ¿Instantes de delicia? Ah sí.
 
 
3
Amor, pasión, admiración, gozo sexual, palabra clara, eres bella, eres bello, complicidades mil,
de la piel y de la palabra, todo nos une pero lo que nos mantiene terriblemente encendidos y
despiertos y ávidos del deseo del otro es el secreto, el secreto que buscamos, que nos lleva a
sentir que siempre es la primera vez – un secreto que no sabemos cuál es, ni siquiera si existe.
El secreto es el peso indefinido de la penumbra que nos une y que todos los días vamos
transformando en una luz que nunca dejará de ser oscura, puesta en duda, y aun así nos ciega.
 
 
4
No tengo miedo de la muerte, ya está aquí – Me dice Sibila, pero ¿dónde la pasión, que todavía
no es, o que fue y se dejó cubrir de nieve, dónde empieza a arder? ¿Cómo se expulsa lo que
nunca podrá acabar?
 
 
5
Eros e Philía. Tal vez yo pueda ser tu amigo cuando salgas de mi vida. Ahora no: te amo y te
deseo y quiero que me ames. Amar amando es dar lo que se tiene, lo que ni siquiera se sabe si se
tiene. Decimos estas cosas, más con gestos que con palabras, cuando deambulamos por los
lugares sagrados de Astarté, la diosa de la Luna, y nos bañamos en la cascada que lleva su
nombre y donde los amantes del culto al amor se miran a los ojos desde hace milenios. Astarté
fue diosa de los navegantes fenicios y recorrió el mundo de la época en sus barcos y en sus
corazones: ahora soy yo que la llevo conmigo, y me basta mirar al cielo para sentir vuestra
fertilidad y el ciclo de la muerte como cosa natural.
 
 
6
No busques la pasión.
Ella, que no sabes dónde está,
te encontrará.
 
 
7
Ah pero la floresta, el caos, vuestro cuerpo desenfrenado, nunca ha dejado de existir. Un jardín
de Oriente, de ese Oriente de donde me llega el mayor caos, la paciencia y la fuga, el dolor y el
gozo, el deseo indescifrado. Uno de nosotros va a coger el primer avión. Uno de nosotros lleva al
otro la carne que gotea directamente del sol.
 
 
8
Contigo y sólo contigo se funden Eros y Philía: el deseo, la ternura, el placer de las ideas y la
pulsión infinita de integrarme en tu sangre. Darme y recibirte totalmente. Desreglarme. Oírte
decir que sueñas en mí noche y día, en la mente y en la carne. Sentirte abierta a todos los
vientos. Entrar contigo en las islas humildes y turbulentas que vamos dejando por el camino, los
cuerpos heridos, en esos hoteles donde fuimos afables bichos sedientos, sin noción de los días y
de las noches, hasta caer rendidos. Y así será hasta que uno de nosotros, en los brazos del otro,
sea llamado.
 
 
9
Hay una música pero no la oigo. Me inclino sobre el sonido del mar.
Después sobre tu sueño, como si fueras otra.
 
 
10
Pasión antigua. Que florece cuando la savia parecía haberse secado. Abres, sonríes en tu dolor y
yo entro. Entré siempre que abriste y fuiste abriendo siempre, de cuando en cuando, con igual
pasión. Siempre fue así, a lo largo de veinte años, desde la primera mirada. Tú en carne viva, yo
refugiándome en la viva carne de todo. Andróginos, dices, cuando en mí te fundes.
 
 
11
En la montaña nevada. Estamos cansados o deseamos descansar, sentimiento indefinido de
cuerpos insaciables. Va a la terraza y trae las manos llenas de nieve, que esparce por mi sexo y
luego por el suyo. Fuego negro.
 
 
12
Tu sexo oscuro
no es un lugar vacío –
¡tantas estrellas!
 
 
13
“Cuando te haga una señal, síguelo”, dice Khalil Gibran sobre el amor. Otra cosa no hago
sabiendo, sin embargo, (entre ruinas) que los otros, los que dependen de nosotros, no pueden
ser arrastrados a la invasión de esta pasión. Hay un corazón despedazado que paira sobre unas
montañas distantes inclinadas sobre un mar antiguo. Allí arriba, cuando estuve en la cabaña de
Khalil, veía sólo el azul mediterráneo y la complacencia de los montes. El dolor aún no se había
mezclado con el deseo.
 
 
14
El sexo es un festín; amar, una ceremonia.
 
 
15
La verdad es otra; caímos de la sombra a la luz excesiva. El Edén fue el vientre materno y la
expulsión dolorosa del parto es sólo el comienzo de una partida que no va a cesar. NO hay
regreso sino dulces simulacros. Islas (sexos masculinos) que regresan al mar. Lagos (sexos
femeninos) que recuperan al hijo pródigo. ¡Tanta fundación! Los suaves viajes de la infancia
iluminada. Escribas o no, pintes o no, recordar es cantar. Por eso regresas o esperas que él
regrese. El sexo al sexo, las cenizas a las cenizas. No hay nada más pero puedo cantarlo de mil
maneras.
 
 
16
Fue Eros quien fundó la palabra y la cosa – el cielo y su memoria.
 
 
17
Olvidaron el fuego, el castigo, el pecado, el infierno. ¿Amaba ella el adulterio? Sí, con pasión,
con fidelidad. Se olvidó de la hora de las oraciones. Se encontraba bajo el dominio y la promesa
de otra oración, de otra consagración del cuerpo. Oración donde el cuerpo encuentra su ritmo
en el caos y se orienta hacia su centro de gravedad, su florecimiento, su reencuentro animal con
el inicio de la leyenda del mundo. Abdelkébir Khatibi, Pèlerinage d´un artiste amourex.
 
 
18
Toco la fuente
como un viento que separa las flores secas
de las raíces humildes de los últimos
jardines – como las lágrimas felices
bebo tu perfume, mi promesa
de vino. Busco en los caminos secretos
el fin del luto, el silencio de los abismos tranquilos
donde la sombra del lago es una metáfora
olvidada. Entro
en el ardor oculto
saboreando la migración de las noches blancas.
Mi sangre se convierte en naranja.
¿Y tú, mi amor, qué esperas tú
del navegador de las tinieblas?
 
 
19
“Buenos días, querida loca. Mi desnudez sueña contigo”. Del Antiguo Testamento: Un día Noé,
que había bebido mucho, entró en su tienda, se desvistió y su sexo se elevó hacia el cielo. Su
hijo Cam vio al padre y llamó a sus hermanos diciendo: Venid a ver cómo sueña la desnudez del
padre. “ Mi desnudez también te ama y tiene mucha nostalgia de la tuya.”
 
 
20
Es natural que yo le haya dicho después de habernos amado – o mientras nos amábamos:
estamos en el paraíso. Con palabras, con una mirada interrogante, con el sexo latiendo dentro de
ella. Pero después fui expulsado, todos lo s días la exclusión, la expulsión. El exilio. Los otros
entrando en nosotros por la memoria y por el deseo sordo, y  separándonos uno de otro. Existe.
El paraíso, pero está siempre en el filo de la navaja o al final del pasillo. Sea en el cuerpo o en la
palabra. ¿Quién no enloquece?
 
 
21
Me gustaría morir
en casa de mi amada:
laguna sagrada.
 
 
22
Un animal: el sexo del hombre. Otro: el sexo de la mujer. Un animal dentro, en el centro, entre
las piernas de otro animal. Despierta. No siempre se despiertan al mismo tiempo, el hombre y la
mujer, vivan juntos, estén tumbados lado a lado. En todos los casos es el paso, o no, de un mundo
a otro: del caos a un orden: también ello un poco enigmático. Siempre bajo una cierta violencia
íntima (una con-fusión indefinida) que desea violar y ser violada –una aproximación del crimen y
de la muerte. Es necesario destruir lo que existe (los yoes defendidos por la piel) para expresar
la realidad erótica y crear (forzar) un nuevo estado de cosas. Yo quiero al otro como él es pero
voy a transformarlo y deseo que él me transforme – es esa la esencia y el destino de la
sexualidad, sea ella la reproductiva o la del juego amoroso, enigmas ambos indescifrados.
Lenguajes haciéndose.
 
 
23
Sólo la muerte limpia y cura. Y sólo las mujeres, tal como la muerte, tienen el poder de escoger,
depurar, filtrar, separar del rebaño de los que van a morir los que le dan, enigmática ciencia,
más garantías de futuro – o bajo la forma de hijos o de otras hipótesis de supervivencia, de
pasión silenciosa.
 
 
24
Siento el olor de las rosas más allá
del ardor blanco, el de las palabras;
signos de una pareja, en un laberinto
de sonidos, perfumes, heridas, cicatrices
de la otra vida, del éter y del sexo
que todas las cosas encierran: así es la sed
del naciente. No me olvido de nada, ni de las guerras
ni de los paraísos. Me arrastra
mientras me escondo bajo las lágrimas
que no lloré, yo el hermano
de una mujer sedienta de mi cuerpo
en busca del éxtasis. Quisiera tumbarme
a la sombra de tus higueras.
 
 
25
Mi deseo, en el amor y en la poesía, es el mismo: sexo y canto en todo lo que toco. Las palabras
rara vez se alejan mientras amo – tal vez sólo cuando la muerte me vive. La pulsión erótica
jamás se exilia de mis poemas, aunque hable de piedras que estarán siempre llenas de tensión.
Van a la cama conmigo. Mi cuerpo aún quiere fiesta y más y más. OH que bueno fue haberme
liberado de la monogamia.
 
 
26
La tierra se estremece cuando sobre mí te elevas.
 
 
27
Las manos de la mujer en el rostro del hombre, y después en los hombros – las manos del
hombre en la cintura de la mujer, y después en las nalgas. Movimientos en los que casi se
detienen. Parecen parados en el tiempo por un momento. Pero después hay otros, los cuerpos se
abren y se cierran en espiral, en las varias maneras de invocar a la muerte, que no se hace
esperar. Anda por aquí un simulacro de religiosidad, de cosa mística, de llamada de un desierto
más relajante que un oasis. Cosas afines. Pero siempre el regreso al cuerpo. Las piernas del
hombre concentradas en el cristal fascinante entre ellas, las de la mujer, toda ella abierta, en
los hombros del hombre. Centellean.
 
 
28
¡Aidoni!* ¿Tímido, yo? Te amo tanto que tengo miedo, sólo eso. Miedo de desviarme de una
cierta harmonía que no sé cuál es. Dos amantes, dos líneas paralelas que súbitamente se desvían
un poco. Cuándo, ni ellos lo saben. La misma pasión, dice el uno al otro, pero no es así.
 
*Aidoni: palabra árabe que significa tímido.
 
 
29
Tu cráneo
en mis dedos lancinantes –
y allí dentro, la muerte.
 
 
30
Soñé contigo: una mirada, tu cuerpo alucinante apretado sobre el mío, tu figura engullida por la
noche y por el viento en la terraza de la casa de la playa. La neblina colorida del mar
Mediterráneo. Ella, que eras tú, alejándose y acercándose, infinitas veces, sonriendo leve. Me
desperté y lloré. Las nubes se van más y vienen menos. Canto y lloro y recuerdo cada uno de
nuestros instantes en la casa del amor. Te deseo con ternura. Son gemelas la llama y la flor, la
pasión y la amistad. Y te digo.  Y respondes: “Te amo con la misma locura pero ahora más
sabiamente.” No entiendo.
 
 
31
Un monje Zen se inclina para amar ora el suelo de su montaña, ora la tierra de la mujer que se le
entregó. Desnudo bajo su túnica el monje agarra su sexo y golpea con él el transitorio tambor
de jade. La mujer lo acepta y le da a cambio el infinito de sus aguas. El monje se queda sabiendo
que hay una quinta estación, la mujer se abre para recibir el pequeño sol, y luego lo deshace. Se
acuestan lado a lado y se alejan después de haberse encontrado. Después se buscan de nuevo
pero ahora es el monje quien tiembla debajo de la mujer. La sangre del bonzo empezó a correr.
 
 
32
La pasión amorosa es una amistad (una conciliación a dos) llevada hasta la locura. Es más que
vivir el instante, sin dejar, no obstante, de gozar o sufrir cada matiz del instante. Amor es el
deseo que me causa tu belleza total, siempre moviéndose, y que respeto. Quiero decir: si la
mujer que amo ya no me ama con igual intensidad, debo partir porque en mi concepción amor es
lo que se vive entre iguales, al mismo tiempo, aunque les sea impuesta una separación. Si me
dices que el amor es irreal y fantasmagórico y que tienes miedo al mismo tiempo que te abres,
todo bien; si te cierras, también estará bien pues el amor es un pájaro, o debía serlo, sólo preso
de su libertad. Por esto estoy siempre diciéndote  adiós, y tú a mí.
 
 
33
Camino sobre el suelo
de mi amada, en las nubes
de la boca sellada.
 
 
34
Izumi: “¡El aire tan fresco! ¡Los pájaros cantan felices! ¡Qué voz magnífica y qué orgullosos
parecen con ella! ¡De repente dominan la bellísima voz que tienen y entran en el silencio
absoluto! ¡Ah qué feliz me siento por despertar así, todos los días, y después me quedo
pensando si oirás, tú también, de lejos, el mismo canto! ¡Todas las mañanas! ¡En mi ventana y en
la tuya, tan, tan atareados! ¿Qué pensarán ellos de nosotros? ¿Puedo ir a verte a Fermo? Te
tengo en mí pero necesitamos vernos más, ¿no? Continuar nuestra traducción de Bashô y más,
mucho más.”
 
 
35
Un misterio que nunca sabré descifrar: las alas rotas aún vuelan. La voz ronca aún canta. El sexo
cansado aun se levanta. ¿Y qué decir de mujeres que nunca sabré descifrar? Abren sus bocas y
dicen, Cai, regresa a tu lugar. Nunca dejaré de cantar.
 
 
36
La pasión es una dolencia que transforma al hombre en una libélula incendiada. Más breve que
sus cenizas.
 
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