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Sector servicios

En el siglo XX
A lo largo del período estudiado la expansión del sector servicios resultó
ser un componente significativo del crecimiento global de la economía.
La participación porcentual del sector terciario en el PBI total muestra
una contribución creciente. Reciben un gran interés los servicios
financieros y el transporte. Se trata de dos servicios que realizaron un
aporte decisivo a la articulación del mercado nacional. Durante los
treinta primeros años del siglo, la configuración de las redes bancaria,
vial y ferroviaria contribuyó a la integración física y financiera de un
mercado hasta entonces marcadamente fragmentado.
El transporte:
Los servicios de transporte terrestre experimentaron una gran expansión
que, medida como la magnitud de los volúmenes transportados (carga y
pasajeros), muestra un crecimiento del 670% entre 1900 y 1930 y se
duplica entre 1930 y 1955.
Hasta 1914 continuó la expansión del ferrocarril en manos de las
empresas británicas; se construyeron cerca de 900 kilómetros de vías
férreas. Eran años de prosperidad económica y disponibilidad de
capitales en Europa, y en el contexto nacional, de crecimiento político y
pacificación política. El aumento de la carga aseguró la rentabilidad de
las empresas, las que usufructuaban desde 1884 de la subvención
estatal, 21 que garantizaba a las compañías un determinado interés
sobre su inversión (definido sobre un valor ficto por kilómetro
construido). Esta expansión tenía un solo punto de llegada, Montevideo,
principal centro de consumo, transformación y exportación de los
productos pecuarios. La decadencia del transporte fluvial y la instalación
de los frigoríficos en la capital reforzarán esta situación.
Desde 1924 los camiones comienzan a competir con el ferrocarril en el
transporte de carga, superándolo hacia 1930 en el valor de la carga
transportada. A esta competencia se le agregaría la de los ómnibus
interdepartamentales a partir de los años treinta. Cuando finalmente en
1948 el Estado adquiere los ferrocarriles en 7.150.000 libras, su
participación en el transporte terrestre de carga y pasajeros se había
reducido al 11%. La última renovación realizada por los ingleses del
material de tracción databa de 1929. La obsolescencia de las vías hizo
que la parcial renovación del material de tracción luego de la
nacionalización resultara poco efectiva. Para 1955 la participación del
ferrocarril era marginal y alrededor de la mitad de su costo de
mantenimiento provenía de la subvención estatal. En el transporte de
pasajeros montevideano el ómnibus compite con el tranvía a partir de
1925; lo superará como medio de transporte en los años treinta, hasta la
desaparición de los tranvías a mediados de los cincuenta. En 1936
comienza el transporte aéreo en el Uruguay con la formación de las
empresas CAUSA y PLUNA. Ésta, originariamente empresa privada, pasa
luego a empresa de economía mixta y se convierte en ente autónomo
estatal en 1951.
Emisión monetaria y sistema bancario (1900-1930)
A principios de siglo la emisión de moneda estaba determinada por un
respaldo, o encaje metálico (oro, plata). La unidad monetaria se definía
por una determinada relación con el oro (un peso = 1,697 g). La
disponibilidad de este metal era el respaldo para la emisión y dependía
del comercio exterior, como contrapartida de las exportaciones, de los
préstamos externos, y de la inversión extranjera en propiedades y
papeles públicos. De esta manera, el circulante que “movía” la economía
uruguaya estaba sujeto a los acontecimientos externos y a la capacidad
productiva de bienes exportables, independientemente de la necesidad
interna de moneda que el desarrollo nacional demandara. Esto era lo
que separaba a oristas de cursistas: los primeros, vinculados al comercio
exterior –con acceso directo al metal–; los segundos, representantes de
los sectores de actividad orientada al mercado interno, con necesidad
creciente de circulante.
A partir de la creación del Banco de la República Oriental del Uruguay
(BROU) en 1896, la emisión se reguló además en función de una
proporción del capital del banco. La ley que lo creó le otorgó el
monopolio de la emisión, que no se hizo realmente efectivo hasta que
en 1905 venció el plazo de la concesión otorgada al Banco de Londres y
en 1907 la del Banco Italiano. La vigencia del patrón oro a escala
planetaria –todas las monedas tenían un equivalente en oro, eran
convertibles y el oro gozaba de libre movimiento internacional–
determinaba una cotización de la moneda nacional en términos de las
monedas de circulación mundial. Hasta 1914, los saldos comerciales
superavitarios permitieron que la moneda uruguaya, manteniendo la
convertibilidad y el libre movimiento de oro, tuviera una cotización en
torno a la paridad legal, asegurando prácticamente un sistema de
cambio fijo. La Primera Guerra Mundial interrumpió los movimientos de
oro, lo que llevó a decretar la inconversión, que se mantendría a través
de sucesivas prórrogas. Había importantes fondos en el exterior
producto de las exportaciones, pero su movimiento estaba prohibido.
Ante esta situación se introdujeron modificaciones en la emisión,
autorizando a emitir contra depósitos de oro en custodia y oro
depositado en el exterior.
La capacidad emisora del BROU creció constantemente (se multiplicó
por cinco entre 1914 y 1928). Sin embargo, dicha capacidad potencial no
se reflejó en la emisión de moneda, aunque sí en su valor, en el tipo de
cambio, que aumentó hasta 1920. Luego los déficit comerciales
provocaron la desvalorización de la moneda que ya no recuperará su
nivel anterior. La evolución del sistema bancario se puede analizar a
través de sus instituciones (banca nacional pública y privada, bancos
extranjeros) y a través del volumen de depósitos y de crédito que
procesaban. Antes de 1911, este volumen de negocios solamente puede
ser estimado a través de la actividad del BROU, el cual prácticamente
llegó a triplicar en ese año el nivel de sus colocaciones de 1900. Una
evolución que fue fiel reflejo de un período de expansión económica, y
que nos muestra en 1912 una estructura financiera en la cual el BROU
concentraba el 49% de los créditos.
A principios de siglo la banca estaba casi por completo extranjerizada, y
su principal negocio estaba vinculado al comercio exterior. Esta situación
comenzó rápidamente a cambiar. Desde 1902 a 1915 se fundaron seis
bancos nacionales, pero aún estaba poco desarrollada la intermediación
financiera y se usaba más el billete que los cheques (visible en el
estancamiento de la proporción de los depósitos a la vista en el total de
los medios de pago). Es el período en el cual la banca se consolida más
como instrumento de la acumulación que de la circulación. El
Departamento de Crédito Rural del BROU se creó en 1912, y en 1925 se
le agregó el de Crédito Industrial, con atribuciones de un banco de
fomento. Recién en 1919 se reglamentó la circulación de cheques, y en
1918 la ley de prenda agraria expandió la actividad del BROU con esta
nueva forma de crédito. En la década de los años veinte el sistema
bancario crece cuantitativa y cualitativamente. En 1928 el BROU contaba
con 50 sucursales en el interior y 5 filiales en Montevideo, y había 26
bancos privados en cuyos directorios predominaban los representantes
del gran comercio. En 1930, junto a los tres bancos oficiales (BROU, BHU,
BSE), funcionaban 11 bancos privados nacionales, 9 extranjeros y 6 cajas
populares.
Actualidad
Actualmente, bajo la denominación de servicios se agrupan: el comercio,
la hostelería, los transportes y las comunicaciones, las finanzas, un
conjunto de actividades auxiliares a las anteriores (asesoría, TICs, etc.),
las actividades relacionadas con el ocio y otras actividades diversas. La
biotecnología, el software y las TICs son actividades que en las últimas
décadas han crecido mucho en nuestro país. Por ejemplo, Uruguay es el
mayor exportador per cápita de software de América Latina y uno de los
primeros en términos absolutos.
Un ejemplo es el de Kitzanaro: empresa que desarrolla tecnología
aplicada al deporte, que provee información y datos estadísticos en
tiempo real o diferido (su boom con Uruguay en el Mundial 2010). Y en
lo que refiere a la biotecnología, existen en Uruguay más de 80
laboratorios y centros que realizan investigaciones. En ambas
actividades existe mano de obra muy calificada, no obstante, aún no es
suficiente, por lo que son sectores que ofrecen grandes oportunidades
laborales. El turismo es otra de las actividades importantes en nuestro
país, y que al igual que las anteriores requiere de mucha mano de obra.
Es una fuente muy importante de generación de recursos, de empleos,
de desarrollo y de inversiones. Tenemos una amplia oferta en esta
industria sin chimeneas, pasando por el turismo de CAMPO, SOL Y
PLAYA, y las ofertas HISTÓRICAS, TERMALES y de ESPECTÁCULOS. En
2012 recibimos 2.845.000 turistas, de los cuales el 25% arribaron a
Montevideo, siendo Punta del Este el segundo destino elegido. El 62%
de los turistas fueron argentinos. De todas formas, es un desafío para el
país consolidar un turismo de todo el año, lo que permitiría un notorio
incremento del empleo. Dentro de los servicios no tradicionales se
destacan: producción audiovisual, TICs, asesoría profesional, call center,
etc. Estas actividades tienen como destino EEUU, LATAM y la UE. ¿POR
QUÉ TENEMOS CAPACIDADES DE PRESTAR SERVICIOS HACIA EL
MUNDO? -RRHH calificados y multilingües -Ubicación estratégica con
relación al uso horario de potenciales mercados. Ejemplo: La empresa
Tenaris, dedicada a la producción de tuberías para la industria
petroquímica, está ubicada en el Word Trade Center, realiza tareas
administrativas financieras para su casa central en Argentina y emplea
aprox. 300 personas. La industria audivisual involucra a 150 productoras
y se desarrolla: publicidad, cine, video juegos, contenidos de TV, etc.
Algunas películas: Artigas la Redota, Miss Tacuarembó, El Baño del Papa
y Anina.
El crecimiento económico mundial encuentra en el Sector Comercio y
Servicios (SCyS) uno de los principales impulsores, con el consecuente
impacto sobre el mercado laboral. En el caso particular de Uruguay, al
año 2017 representa el 67,1% del PIB, lo que implica un aumento de más
de 8 puntos porcentuales respecto a la participación del año 2003
(58,8%).

Analizando la participación de los restantes sectores de actividad de la


economía, queda en evidencia la importancia relativa del SCyS.
Considerando los más tradicionales, en el año 2017 la Industria
Manufacturera tuvo una participación en el PIB global de 14,4%,
mientras que las Actividades Primarias representaron el 7,1% del total.

El crecimiento económico mundial encuentra en el Sector Comercio y


Servicios (SCyS) uno de los principales impulsores, con el consecuente
impacto sobre el mercado laboral. En el caso particular de Uruguay, al
año 2017 representa el 67,1% del PIB, lo que implica un aumento de más
de 8 puntos porcentuales respecto a la participación del año 2003
(58,8%).
En términos del comportamiento a lo largo de los años, los datos
reflejan que el sector duplicó su valor agregado entre los años 2003 y
2017: creció 105,3% en términos constantes, lo que se traduce en un
crecimiento promedio anual 4,9%. A modo de referencia, entre 2003 y
2017 la economía uruguaya en su conjunto creció 85,8% en términos
constantes, siendo la tasa de crecimiento promedio anual de 4,2%.

El SCyS agrupa en su interior a diversos sub sectores, siendo


heterogéneo el aporte de cada uno al PIB Global. De acuerdo con datos
del BCU, el sector Comunicaciones es el de mayor participación (17,4%),
seguido por el de Comercio y Reparaciones (13,0%). En el año 2008 el
sector de Comunicaciones comenzó a presentar un crecimiento muy
marcado, logrando finalmente superar al Comercio y Reparaciones en
términos de participación a partir del año 2015.
Analizando el mercado laboral, queda nuevamente demostrada la
importancia del SCyS. En 2017 el sector empleó aproximadamente
1.067.000 personas, lo que representa al 65,0% de la población ocupada
del país. En lo que refiere a los sub sectores, se destaca también
Comercio y Reparaciones concentrando el 18,0% de la población total
ocupada. En este caso sin embargo, las Comunicaciones no tienen tal
peso, concentrando únicamente 2,2% de los ocupados. Toman por su
parte mayor relevancia sectores como la Salud o las Actividades
Inmobiliarias, empresariales y de alquiler, concentrando al 8,3% y 8,0%
del total de la población ocupada respectivamente.
En relación al informalismo en el mercado de trabajo, el SCyS presenta
una menor incidencia del no registro a la seguridad social que el
promedio del sector privado de la economía. Mientras en 2009 el 32,6%
de los empleados en el SCyS se encontraban en condiciones de
informalismo, en 2015 dicha cifra cayó hasta 24,5%. Por su parte, la
cantidad de ocupados informales en el total de ocupados privados
representaba un 37,5% en 2009, mientras que la reducción se dio hasta
28,6% en 2015, es decir, 4,1 puntos porcentuales por encima del valor
registrado para el SCyS. El análisis desagregado entre las distintas ramas
que componen al SCyS a su vez, da cuenta de que la amplia mayoría
presenta niveles de informalidad menores al total del sector privado, a la
vez que la casi totalidad ha reducido el nivel de informalismo entre 2009
y 2015. Se destaca en particular el caso de Transporte por vía aérea,
donde no hay registro de informalidad en 2015, junto con los
Establecimientos financieros (excepto seguros y pensiones) y el
Transporte por vía acuática con los menores niveles: 1,6% y 3,4%
respectivamente en 2015 .

Por último, cabe destacar la importancia de los servicios en lo que


refiere al comercio internacional. En 2017 el intercambio comercial de
servicios con el exterior (importaciones y exportaciones) alcanzó un
valor de U$D 8.316 millones, lo cual representa el 29,3% del comercio
exterior total. Se trata a su vez del tercer año consecutivo en el que se
alcanza un saldo global superavitario, ascendiendo en este caso a U$D
1.210 millones.

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