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#SinFechaDeVencimiento
Desenmascarando el amor que duele

María Angélica Gutiérrez Rojas

Trabajo de grado para optar por el título de


Magíster en Estudios Culturales Latinoamericanos

Directora:
Verónica Lucía Mesa Urdaneta

Departamento de Estudios Culturales


Pontificia Universidad Javeriana
Bogotá
2022
Yo, María Angélica Gutiérrez Rojas, declaro que este trabajo de grado, elaborado
como requisito parcial para obtener el título de Magíster en Estudios Culturales
Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad
Javeriana, es de mi entera autoría excepto en donde se indique lo contrario. Este
documento no ha sido sometido para su calificación en ninguna otra institución
académica
A:
Los nadies,
sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñanlos nadies con salir de pobres,
que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy, ni mañana, ni nunca,
ni en llovizna cae del cielo la buena suerte,
por mucho que los nadies la llamen
y aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie,


los dueños de nada
Los nadies: los ningunos, los ninguneados,
corriendo la Liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica Roja de la prensa loca.
Los nadies, que cuestan menos
que la bala que los mata.

Eduardo Galeano
A mí misma, porque esto logró moverme la vida.

A mi mamá por siempre creer en mí, aunque muchas veces ni yo sepa lo que estoy
haciendo. A ella que fue mi mayor inspiración para escribir este documento y que ha
estado de cerca en mi proceso inacabable de desintoxicación del amor romántico.

A las coautoras de este documento que se convirtieron en parte fundamental de este


proyecto político personal y colectivo y a las que considero amigas y compañeras de
camino.

A las engendras: Diana, Viviana, Susana y Natalia.

A todas las mujeres salvajes.

A lxs amigxs por su fuerza, por el ánimo, por escucharme, por las conversaciones, por
el café, por el amor, por la lucha y por estar.

A Coral Herrera por darme pistas y a Puenteras por enseñarme a comprender que soy
mi propio hogar y que el amor sincero está más cerca de lo que creo.

A Verónica, quien conociendo a SinFechaDeVencimiento aun cuando era una


campaña, creyó en este proyecto, me apoyó y de quién he aprendido mucho

A Eduardo, a quien quiero decirle que definitivamente una no pasa impune por los
estudios culturales, pues no soy la misma Angélica que empezó la maestría.

A Mariana, Diana y Raúl por su apuesta a este proyecto denominado estudios


culturales.

A mis exparejas sexoafectivas de quienes aprendí mucho y quienes fueron parte vital
en este proceso de deconstrucción del amor romántico.

A todxs los machistas, racistas y clasistas que siguen montadxs en sus privilegios y
que le hacen daño a la sociedad.

A las mujeres que han asesinado en “nombre del amor” para que no haya NI UNA
MÁS.

A quienes hablan del amor de Dios, pero no tienen la capacidad de amarse a ellxs
mismxs, ni amar a lxs demás.

A quienes creen que amar siempre implica sufrir.

A mi papá, a quien siempre le deseo lo mejor, de quien nunca entendí su forma de


amar, o tal vez sí, pero nunca la compartí.
Instrucciones para la lectura del documento

1. Cada vez que encuentre un enlace, de clic y revise con detenimiento el


contenido del enlace.

2. Las frases y párrafos subrayados tienen la intención de resaltar aquello que


considero relevante, sin que ello implique que todo lo demás no lo sea.

3. Las frases y palabras que están en cursiva tienen la intención de resaltar


argumentos naturalizados, asociados al deber ser, los cuales desde mi
apuesta política personal y colectiva he venido intentando deconstruir.

4. Las listas de reproducción: Aquí no hacemos arroz con leche & Círculo de
apoyo afectivo y resiliencia colectiva, ha sido una construcción colectiva
musical que nos acompañó en las sesiones del laboratorio y que nos
acompaña en nuestros espacios de desintoxicación.

5. El libro gráfico Conversaciones íntimas sobre el amor, es una colección de


reflexiones, ejercicios, esfuerzos e intenciones de desenmascarar el amor en
nuestras vidas desde la intimidad de nuestros recuerdos y vivencias, el cual
fue realizado con las Engendras (Viviana, Diana, Susana y Natalia)

6. No olvide visitar la página #SinFechaDeVencimiento, para conocer el


proceso.

Ospina, V. (2020) Engendra grita [Ilustración] En @vivi.anawildflower. Antioquia,Colombia.


Tabla de contenido

A modo de introducción: mi relación con el llamado amor romántico .............................. 1


Paso a paso: mi proceso para llegar a la campaña #SinFechaDeVencimiento y al círculo de
apoyo afectivo y resiliencia colectiva .................................................................................... 7
Amor romántico con lentes de estudios culturales ............................................................. 13
Esto no solo me pasa a mí, nos pasa a muchas: para problemas colectivos, soluciones
colectivas............................................................................................................................ 30
Luchas colectivas que se van articulando ......................................................................... 39
Del infierno al paraíso: ¿hay que sufrir para vivir? ............................................................ 49
La soledad: del estigma al disfrute ................................................................................... 57
Laboratorio: círculo de apoyo afectivo y resiliencia colectiva ............................................ 61
Manifiesto político amoroso #1 ......................................................................................... 73
Manifiesto político amoroso #2 ......................................................................................... 77
Manifiesto político amoroso #3 ......................................................................................... 82
Manifiesto político amoroso #5 ......................................................................................... 91
Manifiesto político amoroso #5 ....................................................................................... 105
Manifiesto político amoroso #6 ....................................................................................... 111
A parar para cuidarnos: construyendo un espacio de auto-cuidadoy reflexión ................ 113
Reflexiones finales ¿cómo los diversos encuentros realizados en el marco del laboratorio
círculo de apoyo afectivo y resiliencia colectiva, contribuyen a la desnaturalización y
deconstrucción de ideas respecto al amor romántico, omnipresentes en la industria cultural
colombiana (representada en las telenovelas: Yo soy Betty la fea; El último matrimonio feliz;
Hasta que la plata nos separe; Pasión de gavilanes; y Victoria, emitidas en canales
nacionales entre 1999-2008)? .......................................................................................... 115
Manifiesto político amoroso final ..................................................................................... 122
Bibliografía ....................................................................................................................... 123
#SinFechaDeVencimiento.
Desenmascarando el amor que duele.

A modo de introducción: mi relación con el llamado


amor romántico

Recuerdo cuando era pequeña esa vida color de rosa que se me pintaba en
los cuentos, las películas, las novelas que veía todo el tiempo en la televisión; sin
embargo, siempre pensaba que eso que escuchaba y "aprendía" a leer no lo veía
en la realidad, en donde lo único que veía era peleas en mi casa, muchas
manifestaciones de violencias, dos separaciones de mi papá y mi mamá; el miedo
que me producía ver a mi papá y las lágrimas de mi mamá mientras escuchaba la
llamada música popular de la época hasta rayar los cassettes. De hecho, intento no
escucharla para no revivir esos recuerdos tan dolorosos.

Mi mamá una mujer católica, conservadora que creía profundamente en el


amor para toda la vida, en la espera incesante del príncipe azul, y que hacía
sacrificios para poder cumplir desde el 10 de octubre de 1992, con sus promesas
matrimoniales; esas mismas que nos dicen que para Dios el matrimonio es para
toda la vida, hasta la muerte misma.

“¿No han leído —replicó Jesús— que en el principio el Creador “los hizo
hombre y mujer”, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre,
y se unirá a su esposa, ¿y los dos llegarán a ser un solo cuerpo”? Así que ya
no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe
el hombre” (Mateo 19:4-6)

Pero se cansó y sintió que para ella no era el amor, que la idea de ese amor
duradero, maravilloso y con final feliz, era para su mamá y para su hermana, y que
ella había sido la desdichada, que la vida no solo se había encargado de ponerle
duras pruebas, sino que esa era la más dura y que estaría incompleta y sola por el
resto de su vida, porque ella solo se había casado una vez, por la iglesia y para toda
la vida.

Eso que ella cree que no logró- dar continuidad a su matrimonio para toda la
vida-. En lo que ella cree que fracasó porque además las personas se lo decían y
se lo dicen, era producto de la mala suerte que tenía y por eso no se había separado
una, sino dos veces de la misma persona, lo que para quienes no conocían
1
realmente qué pasaba en su vida, consideraban que era la causa perfecta para verla
seria y de mal genio. No solo bastaba con juzgarla, sino que le tenían la solución al
alcance de sus manos: regresar por tercera vez con aquel lobo que vivía en casa,
porque el amor implica sacrificios y la familia está conformada únicamente por una
mujer, un hombre y los hijos. En este caso fue solo una hija, yo; una decisión que
para muchas personas parecía errónea porque siempre hace falta la parejita, para
que no se queda sola la niña; sin embargo, ella tomó la decisión de no tener más
hijxs como respuesta a las violencias que vivió desde el embarazo, por parte de mi
papá.

Tal vez ella pensó que ese fracaso en su vida, no se podía repetir en su hija,
sino que yo podría encontrar a ese gran y único amor, con el que ella tal vez podría
sentirse más tranquila. Sin embargo, lo que ella no sabía era que todo lo que había
pasado en la niñez, me había llevado a odiar pensar en el amor, y que cuando le
preguntaban ¿ya le dicen suegra?, o me preguntaban ¿ya tiene novio?,
naturalizando que me gustaran solo los niños, varones; mi respuesta siempre era la
misma: no quiero pensar en novios, estoy pensando en otras cosas, no quiero
pensar en hijos ni en casarme, porque allí se sufre mucho; las personas la miraban
y me miraban con cara de sorpresa, se reían y muchas veces me decían: es porque
aún es muy pequeña, pero ya verás cómo va ir a cambiando tu forma de pensar con
los años, porque el amor y encontrar una pareja es lo más lindo.

Con los años, me fui aferrando a realizar actividades que me gustaban, una
de ellas, la que era más importante para mí, porque era un refugio a todo, era
estudiar; entonces me inscribía a cuanta cosa se podía y mi mamá podía pagar.
Cuando no se podía, me metía a todos los grupos del colegio con tal de pasar el
mayor tiempo posible en un lugar que no fuera necesariamente mi casa, porque
para mí no era un espacio seguro; aunque el apartamento de mi abuelito y mi
abuelita, en donde vivían ellxs1 y mis tixs, era un espacio amoroso, en el que ellxs
intentaban darme todo el cariño que de ellxs dependiera.

Con los años, las hormonas pero también los mandatos sociales comenzaron
a hacer su trabajo, me comenzaron a gustar algunas personas y caí en la trampa

1
Para la RAE es innecesario el uso de las letras “e”, “x” y “@”, con fines inclusivos, sin embargo, para mí la
escritura es un lugar de enunciación y reconocimiento y el lenguaje inclusivo es un proceso transformativo e
imparable que seguirá durante las próximas generaciones. Por ello, escribiré las palabras usando la “x” como
forma de evitar el sexismo, como alternativa a la norma dominante binarista y para incluir otras identidades
de género. Uso la x, para incluir a todos, todas y todes.
2
de eso que dije muchas veces que no haría. En este proceso, comencé a replicar
las conductas que tenía mi mamá con mi papá; sacrifiqué mi vida por encima de la
de esas personas a las que yo creía amar, porque lo valían todo, porque con cada
una de ellas sentía que el amor sería para toda la vida, que eran las indicadas y que
lo mejor que podía hacer era abandonarme a mí misma, mis gustos, mi forma de
vestir, mis amigxs, hasta mi familia, porque el mundo giraba alrededor de estas
personas. Aquí encontré mentiras y empecé a replicar sin darme cuenta lasprácticas
amorosas de mi papá, que estaban cargadas de celos, de posesión, con lo que
recibí aún más violencia, hasta el punto de sentirme subvalorada, amenazada,
secuestrada, golpeada, ultrajada y profundamente afectada psicológicamente,
porque sentía que todo era mi culpa, que de alguna manera esoera lo que merecía
y que la violencia que estas personas ejercían contra sí mismasera la más inmediata
consecuencia de mis acciones.

Las relaciones toxicas sexo-afectivas unas más largas, otras más cortas, se
fueron acabando con el tiempo, por razones que mi mamá y mis amigxs no conocen
en su totalidad, porque solo he podido contar algunas cosas cuando me he sentido
preparada. Sin embargo, ellxs han intuido que han estado cargadas de muchas
violencias, pero que yo no las contaba porque siempre me hacía la dura, la fuerte y
creía que llorar me hacía débil, eso era lo que me habían dicho que tenía que hacer,
solo obedecía a unas expectativas sociales, que me decían que tenía que sanar
sola, sin ayuda de nadie.

Al principio no me daba cuenta que en mis relaciones sexo-afectivas


replicaba lo que había vivido en mi casa durante muchos años; pasé por psicólogx
en donde hablamos siempre de mi relación con mi papá, de mi niñez, hasta por
psiquiatría en donde me medicaron por ansiedad. Mis amigxs me decían: tú eres
mucho más que eso, tú puedes siempre dar más de ti, eres una guerrera y eso no
te va a quedar grande; esas palabras hicieron tanto eco en mí, que fui encontrando
espacios que me permitieron darme cuenta del daño que me estaba haciendo y que
también le hacía a otras personas, pero sobre todo, me di cuenta del poco amor que
me tenía a mí misma, que me había convertido en una máquina al servicio de las
demás personas y que nunca decía: NO. Ni siquiera cuando hacía cosas en contra
de mi voluntad. Marcela Lagarde (1997), se refiere a esto a través de la ética
tradicional del cuidado de los otros en las mujeres, la cual, “se sostiene por un hecho
que es invisible y que está a la par y es el autodescuido. La ética del cuidado a los
otros se basa, requiere, reclama que las mujeres se descuiden a sí mismas”
(pág.25)

3
Fueron estos espacios, las personas que se encontraban allí, lo que a través
de una expresión artística que me encanta, como es el teatro, me di cuenta que en
algunas ocasiones, cuando así lo quieres y lo deseas, solas estamos mejor, que la
compañía no se encuentra con una pareja en el espacio privado, sino que la
compañía está en la colectividad, en esos espacios que construimos juntas, que nos
animan, que nos dan fuerza, con quienes reímos pero también lloramos. Que como
diría Coral Herrera "el amor tiene que ser algo bonito y placentero, un motor que
nos lleve a querernos y tratarnos bien y hacer un mundo mejor" (Asuar, 2018, pág.
1)

Lo más bello de todo esto, es que hemos ido caminando reflexivamente y de


la mano con mi mamá, que ha sido un apoyo fundamental en este proceso, con
quien hemos compartido muchas experiencias, nos hemos fortalecido y lo más
importante es que hemos empezado a amarnos, a construir una relación sin
jerarquías, sino de mutua escucha, nos reímos, hablamos de lo que nos duele y
reflexionamos críticamente sobre lo que nos pasó y lo que no queremos que nos
vuelva a pasar a nosotras, ni a otras mujeres más. Hasta el punto que mi mamá sin
tener que leer nada sobre los feminismos- sin que esto no sea necesario-, se ha
convertido en una replicadora con sus compañerxs de trabajo, de todo lo que hemos
aprendido durante estos años.

Seguimos siendo objeto de críticas por parte de muchas personas que creen
que nosotras somos sujetas sin corazón porque no quisimos volver a vivir con mi
papá, pero también nos han entusiasmado mucho esos mensajes de aliento que
nos han dado otras tantas personas sobre lo guerreras que hemos sido, muchas de
las cuales creyeron que no podríamos vivir sin mi papá, sin la figura de un hombre
y que la vida se nos vendría encima. No ha sido fácil, pero creo que lo hemos venido
logrando y yo he logrado construir una relación sexoafectiva sana, recíproca,
cuidadosa, libre, sin ataduras, del día a día, sin pensar en un felices para siempre,
lo cual no quiere decir que ya lo hayamos logrado todo, porque es un proceso, una
lucha constante de nunca acabar, porque por mucho que nos trabajemos seguimos
cayendo en las trampas de ese supuesto amor de pareja que se enseña en la
iglesia, en las telenovelas, en los cuentos y se replica en la cotidianidad, aquel al
que las feministas se refieren como amor romántico.

4
“El amor ha sido el opio de las mujeres,
como la religión el de las masas.
Mientras nosotras amábamos,
los hombres gobernaban” (Millet, 1984)

Pero, ¿a qué me refiero cuando hablo de amor romántico?, hago referencia


a lo que Marianny Sánchez llama, “un discurso amoroso hegemónico” (Sánchez,
2013, pág. 79), entendiendo que la hegemonía en términos de Gramsci, no propone
una “coerción que nos obliga a actuar y pensar de cierta forma, sino de una tensión
constante entre adhesión y rechazo a ese corpus de prácticas e ideas dominantes
que, a medida que son performadas, repetidas y no problematizadas, se validan
como lo posible, normal y correcto” (Sánchez, 2013, pág. 83). Es decir, que en su
consentimiento y reproducción, se posibilitan, validan y naturalizan, lejosdellegar a
problematizarlas y complejizarlas, o si se hace es en los mismos términos que el
discurso ofrece. Es allí donde reside la parte central del asunto en tanto llegamos a
aceptar, incorporar e incluso suscribirnos a estas lógicas.

En otras palabras, el amor romántico es un modelo hegemónico


heteropatriarcal de relaciones sexoafectivas, un discurso que nos define a las
mujeres como naturalmente vinculadas a la vida privada (matrimonio, reproducción,
trabajo doméstico), así como poco interesadas y vinculadas, de hecho, excluidas de
la esfera pública. De esta manera, se nos definen unas formascorectas de ser y estar
como mujeres, las cuales están asentadas en las desigualdades de género y
sustentadas en unos mitos transmitidos y naturalizadosculturalmente desde los
cuales se generan relaciones dependientes que pueden acabar en la reproducción
de distintas formas de violencia.

“Un libro sobre el feminismo radical


que no tratara del amor,
sería un fracaso político, porque el amor,
más quizás que la gestación de los hijos,
es el baluarte de la opresión
de las mujeres en la actualidad [...]
El pánico que sentimos
cada vez que algo amenaza al amor,
es una buena pista para comprender
su importancia política”
(Firestone, 1973, pág.107)

5
Ospina, V. (2022) Exponiendo la piel [Ilustración] En @vivi.anawildflower. Antioquia,
Colombia.

6
Paso a paso: mi proceso para llegar a la campaña
#SinFechaDeVencimiento y al círculo de apoyo afectivo y resiliencia
colectiva.

La campaña #SinFechaDeVencimiento. Desenmascarando el amor que


duele, surge como una apuesta colectiva construida por cuatro mujeres, feministas,
estudiantes de la maestría en estudios culturales latinoamericanos, quienes, desde
nuestras historias de vida empezamos, algunas antes que otras, a cuestionar el
amor romántico como una promesa, como una regla con la que medimos nuestra
felicidad, como una condición para el merecimiento, una ficción, una imagen, una
herramienta para controlar mayoritariamente a mujeres, a través de discursos que
combinan el maltrato con cariño.

Desde que inició esta campaña a inicios del año 2021, he entendido lo
importante que es hacer genealogía del amor romántico entendida esta como “una
forma de indagación de las prácticas y el pensamiento que se hace técnico a través
de saberes científicos y legos, que buscan incidir en la educación de la sensibilidad
y el cuerpo de las mujeres y los hombres para producir sujetos sentimentales
acordes con las expectativas sociales de la época” (López & Flores, 2017,pág. 199),
en este sentido, la importancia de hacer una genealogía desde nuestras emociones,
desde nuestra cotidianidad, como una forma de indagar las prácticas que, a través
de saberes científicos, incide en la producción de lxs sujetxs sentimentales (López
& Flores, 2017).

De esta manera, resulta relevante preguntarnos el por qué pensamos y


sentimos cómo lo hacemos, y así reconocer que detrás de aquellas prácticas o
discursos que definimos como inocentes o inofensivos, -los cuales están
relacionados con los mitos del amor romántico, como por ejemplo, que tener pareja
le da sentido a nuestras vidas, que tenemos que buscar nuestra media naranja, que
tu pareja te pertenece, que debes sacrificar tus deseos y pasiones por amor y que
los celos son muestra de amor, entre otras más-, hay entramados de poder que
están orbitando en beneficio de otros a costa de nuestro propio dolor. Por esto,
reivindico la pregunta como posibilidad de desenmascarar y deshacer los letargos
a los que hemos sido expuestas desde pequeñas.

Este ejercicio, se ha convertido en el camino para sacar dolores, en un


conglomerado de acciones para sanar, para revisar las relaciones presentes y
pasadas, para desprenderme(nos) de las que fuimos en momentos anteriores de

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nuestra vida respecto al amor y abrazar a las que somos ahora, a las que queremos
seguir siendo. En pocas palabras es un proyecto político que pretende construir
colectivamente un sentido político de la intimidad.

“sí queremos que el amor romántico deje de ser patriarcal, hay que empezar
por nosotras mismas y tener claro que no solo en las calles hay que luchar:
la batalla es el día a día, en nuestras relaciones y en nuestra cotidianidad”
(Herrera,2020, pág. 20)

La campaña #SinFechaDeVencimiento, se convirtió en un espacio colectivo


intergeneracional en el que mujeres que en su mayoría vivimos en Bogotá, en
Fusagasugá, Cundinamarca y en algunos países de América Latina como
Argentina, Panamá y Perú, construimos redes de apoyo y sororidad que nos
permiten relatar, re-narrarnos, desahogarnos, contar nuestro proceso de
desintoxicación – si lo hemos hecho- de los vestigios que ha dejado en nuestras
vidas la idea del amor romántico, en tanto se busca problematizar este modelo de
amar en nuestros contextos como mujeres, lideresas sociales que hemos
pertenecido o pertenecemos a alguna entidad, organización o círculo promotor de
derechos humanos.

Algunas nos reconocemos como feministas y otras no, y esto me parece


fundamental resaltarlo, ya que aquellas que nos consideramos feministas, nos ha
costado años aceptarlo, ha sido todo un proceso, hemos tenido miedo porque como
dijo una de las compañeras en uno de los encuentros de la campaña “sabemos que
se dice fácil, pero en realidad no es nada fácil”. Por su parte, algunas otras mujeres
prefieren no llamarse feministas porque “no quieren encasillarse, pero creen vivirlo
y explorarlo”. Lo cierto es que juntas estamos reescribiendo la historia, nuestras
historias y consideramos necesario que desde las escuelas se hable de feminismos,
porque para muchas de nosotras “así como hay que estudiarlos, hay que llevarlos
a la práctica, a nuestra cotidianidad”

“Soy feminista, me costó años aceptarlo, ser feminista es palabra sucia,


realmente reconocerme feminista es peligroso, no es fácil, se dice fácil pero
no es fácil, eso implica muchas cosas, te tachan de muchas vainas, pero me
reconozco feminista porque en este proceso, todo el proceso que he vivido
personal ,familiar, profesional y específicamente como abogada de víctimas,
yo tengo que ser feminista, llegas a ese punto en el que no puedes negarte
eso. Me he dedicado a entenderlo, no a estudiarlo profundamente porque
realmente no soy experta en feminismo. Claro, hay muchas cosas que el

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feminismo con mi fe, no entran, pero es mi derecho y que el feminismo lo ha
entendido, que justamente el feminismo tiene que darnos la libertad de poder
ser. Le ha hecho daño al feminismo es que esos radicalismos en donde si tu
no eres pro aborto no puedes ser no sé qué, eso me lo han dicho a mí,
entonces como yo no soy pro aborto, entonces me dicen que no soy
feminista. De hecho me dijeron que como católica no puedo ser feminista,
pero entonces quién se le va a parar a un sacerdote o a un obispo como le
he parado yo, yo era pastoral social de caritas y en una reunión de caritas
habian como ocho obispos, no me querían dejar hablar, me dejaron hablar
menos de cinco minutos pero me dejaron hablar. Entonces si no nos
quedamos en los espacios en los que estamos, no vamos a poder cambiar
las cosas ” (Yannia, 16 de octubre de 2021)

“Los feminismos son tensiones. Cuando entramos en estos espacios


empezamos a ser muy duras, porque pensamos que todas ya estamos
deconstruidas y no, cada una va en su propio proceso” (Angélica, 16 de
octubre de 2021)

“El feminismo hay que vivirlo, para mí el feminismo es justicia, no me llamo


feminista, porque no me quiero encasillar pero sé que lo vivo como vivo otras
cosas también. Un ejercicio que empecé a hacer fue decirle a mis amigas
que las quería, que las amaba, normalizar los abrazos y hacer todas esas
cosas que se supone que esperamos de un hombre, pero que podemos
hacerlo entre nosotras. Tu esperando que te lleguen con un regalo, pues dale
un regalo a una amiga, invítala a comer, dile que la admiras y así se refuerzan
esos vínculos entre nosotras que siempre esperamos que nos lo dé un
hombre” (Johana, 16 de septiembre de 2021)

Desenmascarar este amor es romper las formas a las cuales nos aferramos,
es reconocer que el amor romántico de una u otra manera, nos ha hecho mucho
daño. Comprender que no podemos sacrificarnos ni perder nuestra libertad ni
nuestras redes afectivas y que es fundamental entender cómo vivimos y cómo se
expresa en nuestra vida el amor romántico, es parte del proceso de desenmascarar.
De esta manera, nuestra principal arma es la palabra como herramienta para
compartir con otras personas, para vivir los afectos, para expresar puntos de vista
y sentimientos a través de formas menos limitantes.

“el amor romántico es un sentimiento


humano universal, producido por sustancias químicas
y estructuras específicas que existen en el cerebro”

9
(Fisher, 2004, pág. 69)

Coincido con Coral Herrera, en que el amor es una droga legal a la que la
mayoría de las mujeres nos hemos vuelto adictas, hasta el punto en el que nos
hemos arrastrado, hemos mendigado amor, hemos exigido amor romántico, es una
droga tan peligrosa que puede llegar a matarnos. Cuando nos enamoramos, el
cuerpo “experimenta una especie de tormenta química y segrega unas sustancias
anfetamínicas como la dopamina, la norepinefrina, la testosterona, la adrenalina, la
oxitocina y la vasopresina, entre otras; todas sustancias placenteras que genera
nuestro cuerpo y que se encuentran en las drogas (naturales y sintéticas)”(Herrera,
2011, pág. 1). La adicción y el amor romántico, “comparten la pérdida de la razón,
la falta de autocontrol y una necesidad obsesiva de buscar cierta satisfacción” (Coria
& Paredes, 2010, pág. 2)

Sin embargo, más allá de estas adicciones químicas, el enganche que se


tiene con el amor romántico es cultural, se ejerce presión social. Desde pequeñas
nos hacen creer a las niñas que la felicidad está en el amor romántico, en la pareja,
de hecho, los horóscopos nos dicen cuándo llegará la felicidad, cuándo llegará el
amor, solo nos queda esperar pacientemente a que mágicamente aparezca ese
amor de la vida. Por ello, una vez intoxicadas, no es fácil desintoxicarnos, librarnos
de la droga del amor romántico, es un proceso de autocuidado, de ahorrarnos
sufrimiento, de una constante toma de decisiones, es decir, es un proceso de
deconstrucción y construcción de largo aliento que tiene como objetivo una
transformación colectiva.

“Es importante buscar nuestras propias pasiones, que nuestra única pasión
no sea el amor romántico, que seas capaz de encontrar placer en muchas
otras cosas, que puedas construir tu propia red de afectos. Hay que cultivar
autonomía económica y emocional, que podamos disfrutar de nuestra
soledad, de nuestra relación con nosotras mismas” (Herrera, 2020,18:08 s)

Cuando se realizó la convocatoria al primer encuentro que se llevó a cabo el


27 de mayo del año 2021, se hizo un trabajo previo de difusión por medio de las
redes sociales de SinFechaDeVencimiento en Instagram, WhatsApp, Facebook y
nuestra página en Wix, a través de una campaña de expectativa a partir de videos-
collages, memes y la estética de los volantes que garantizan pactos para el amor y
el dinero, y que prometen con brujería o hechizos de amor amarrar su ser querido o
regresarle el amor, pero que en este caso se pretendía invitar a participar en un

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espacio colectivo para relatar y desahogarse como una forma de sanación. Allí se
les invitaba a todas las mujeres mayores de 50 años, a participar en el
#ElDesahogadero, un espacio de cuidado y autocuidado en el que las invitamos a
escribirnos a una línea confidencial de WhatsApp para contarnos sus historias y sus
sentires, a través de audios, mensajes de texto o imágenes de los escritos y/o
diarios digitales o escritos a mano.

Nos escribieron varias mujeres mostrando su interés en conocer más acerca


de la campaña, así que les seguimos enviando mensajes, videos, infografías hechas
por nosotras como creadoras de la campaña y las invitamos al encuentro del 27 de
mayo, en donde encontramos que la mayoría de ellas, son mujeres vinculadas a
entidades públicas, organizaciones sociales y universidades, y que están
interesadas en construir y participar en un espacio en el que se fortalezcan redes
de apoyo y se aborden temas relacionados con el amor, el autocuidado y la
sanación.

Muchas de ellas vienen trabajando en sus entornos en temas relacionados


con derechos de las mujeres, empoderamiento, apoyo psicosocial a mujeres
víctimas de violencias basadas en género. Algunas -específicamente las mujeres
que viven en el municipio de Fusagasugá, con quienes trabajé en el año 2017- me
escribieron por unos intereses particulares como: profundizar conocimientos para
ser replicadoras en sus comunidades, en sus espacios; desahogarse; adquirir
herramientas de amor propio y; visibilizar la falta de una secretaría de la mujer en
su municipio, la cual les ha sido reemplazada abruptamente por la secretaría de
familia e integración social.

Dando continuidad a las temáticas abordadas en el primer encuentro, el 13


de julio tuvimos un segundo encuentro, al que se unieron algunas de las mujeres
que habían estado en el primer encuentro y otras mujeres que se habían enterado
de la campaña y que estaban interesadas en hacer parte de esta colectiva en
construcción, de este espacio que personalmente necesitaba que se convirtió en el
laboratorio: círculo de apoyo afectivo y de resiliencia colectiva.

Pensando en la transformación colectiva y siendo consciente de que


debemos empezar por nosotras mismas, por nuestra cotidianidad, por hacernos
preguntas y cuestionarnos, surge este proyecto político personal y colectivo, el cual
problematiza las articulaciones que se entretejen en la idea/ilusión/discurso/práctica
del amor romántico desde las experiencias, realidades y corporalidades de mujeres
11
situadas en pequeñas ciudades y ciudades intermedias en Colombia. Mi interés es
contribuir a través de diversos encuentros en el marco del laboratorio: círculo de
apoyo afectivo y resiliencia colectiva a la desnaturalización y deconstrucción de
ideas respecto al amor romántico, omnipresentes en la industria cultural colombiana
(representada en las telenovelas: Yo soy Betty la fea; El último matrimonio feliz;
Hasta que la plata nos separe; Pasión de gavilanes; y Victoria, emitidas en canales
nacionales entre 1999-2008). Estos espacios estarán dinamizados por contenidos
digitales como infografías, podcast, vídeos, fotografías, entre otros, los cuales serán
producción propia, colectiva y extraída de archivo. Estos espacios estarán
dinamizados por contenidos digitales como infografías, podcast, vídeos, fotografías,
entre otros, los cuales serán producción propia, colectiva y extraída de archivo.

En este sentido, la pregunta de investigación es ¿cómo los diversos


encuentros en el marco del laboratorio: círculo de apoyo afectivo y resiliencia
colectiva contribuyen a la desnaturalización y deconstrucción de ideas respecto al
amor romántico, omnipresentes en la industria cultural colombiana (representada
en las telenovelas: Yo soy Betty la fea; El último matrimonio feliz; Hasta que la
plata nos separe; Pasión de gavilanes; y Victoria, emitidas en canales nacionales
entre 1999-2008).

Estas reflexiones serán propiciadas por los siguientes objetivos:

a) Desnaturalizar las construcciones socioculturales colombianas con efectos


regionales, que han justificado y fomentado los mitos alrededor del amor
romántico a través de nuestros propios relatos y experiencias.
b) Visibilizar las relaciones entre el amor romántico y las formas de opresión que
operan en las relaciones afectivo-sexuales del sistema sexo-género.
c) Construir colectiva y colaborativamente herramientas de sanación que aporten
al proceso de desintoxicación o deconstrucción del amor romántico.

Para la consecución de tales objetivos, SinFechaDeVencimiento, busca hacer


ruido, mover visceralidades, transformar imaginarios, quiere eso que Mari Luz
Esteban (2008) llama “desentrañar el significado cultural del amor en nuestra
sociedad” lo que implica “dejar al descubierto los cimientos de nuestra cultura y, al
mismo tiempo, nuestras propias contradicciones y excesos” (Esteban, 2008, pág.
159), para trabajar en pro de deconstruir el amor definido este por Sztajnszrajber &
Peker como,

12
“emancipar algo que es sujeto, sujetado y dispuesto para un lado, privando
todas las otras significaciones que ese fenómeno puede tener. Se nos ha
hecho creer que el amor es de un modo y que no puede ser de otro. Estamos
inmersos en ese paradigma del amor, que es el que de algún modo está
bueno hacer estallar. Deconstruir es desnaturalizar, pelearse con que hay
una forma del amor que por naturaleza no puede ser de otro modo.
Deconstruir es desidentificar, sacarnos de la idea de que hay una identidad
sexual imaginaria y heteronormativa en la que se juega el amor. Deconstruir
es politizar. Y politizar es hacernos conscientes de que en el amor es donde
más se juegan las relaciones de poder. Entonces, al deconstruir el amor, lo
colocás en todas esas dimensiones propias de una realidad social que es
clave a la hora de entender lo humano. Al deconstruir visualizás cómo se
ejercen las relaciones de poder y podés avanzar hacia una primera
emancipación en que el amor se juegue de un modo mucho más
democrático” (Sztajnszajber & Peker, 2020)

Amor romántico con lentes de estudios culturales

Preguntas como ¿qué me duele?,¿qué me molesta? ¿cuál es mi empute?,


eran esas preguntas que nos hacían lxs profesorxs y que tenían la intencionalidad
de estudiar el empute propio, era una forma de decirnos que por los estudios
culturales no se pasa impunemente. En ese momento, tal vez no era tan tangible
pensar en el empute propio, porque siempre había pensado en lo que yo creía que
eran los emputes de otras personas, como, por ejemplo, las víctimas del conflicto
armado interno colombiano, especialmente sus efectos en las mujeres. Si bien, esta
es una problemática que me atraviesa como mujer, como colombiana, como
politóloga y como trabajadora de una entidad defensora de derechos humanos, fue
con el paso del tiempo sin saber cuándo, ni cómo, que empecé a dar respuesta a
esas preguntas desde mi historia de vida personal, desde el mismo proceso de
investigación, que inició como búsqueda de respuestas personales, que luego se
convirtieron en colectivas.

Ospina, V. (2020) Cambiando de piel [Ilustración] En @vivi.anawildflower. Antioquia,Colombia.


13
En este proceso empecé a leer algunos artículos y libros de la escritora y
comunicadora feminista española, Coral Herrera, me enganché tanto con el libro
Dueña de mi amor: mujeres contra la gran estafa romántica, que decidí escribir un
texto que lleva como nombre Trazos y huellas: reflexiones personales en torno al
libro Dueña de mi amor de Coral Herrera, pero esto no era suficiente, quería conocer
más sobre el amor romántico compartiendo con otras mujeres, entonces decidí
vincularme este año al Laboratorio del amor, una comunidad virtual e internacional
fundada por Coral Herrera en el año 2015, bajo el lema Lo Romántico es Político y
Otras formas de quererse son posibles. El proceso para acceder a esta comunidad
tiene dos pasos; primero debes realizar un pago en euros: dos meses por 100 euros
o seis meses por 250 euros. Una vez hecho el pago, te inscribes en la plataforma
Ning.

Cuando ingresas a la plataforma, Coral te da la bienvenida y tienes acceso al


foro de las señoras, que es un espacio para comunicarnos a diario, para contar
cómo estamos; en los foros del laboratorio, se proponen diversos temas por parte
de Coral y de las participantes y tienen como objetivo generar debate y; en la
biblioteca del amor, tienes acceso a libros en pdf, artículos, documentales,
entrevistas, podcast y guías para profesionales de la educación. La comunidad
virtual es un espacio de mucho aprendizaje, en el que puedes interactuar con otras
mujeres con plena convicción de que otras formas de quererse, son posibles.

Sin embargo, es un espacio en el que personalmente no me sentí tan


identificada como hubiese querido, porque me sentía ajena al contexto desde el que
se situaban muchas de las chicas, en su mayoría españolas. A pesar de que hubo
un ejercicio de presentación, no es tan sencillo interactuar con personas que no has
visto ni siquiera por cámara, aunque se genere un encuentro sincrónico cada mes -
que es muy poco-, porque algunas personas como fue mi caso están por
temporadas, pagan solamente dos meses y/o simplemente no tienen el dinero para
seguir pagando ¡No es lo mismo pagar en euros que en pesos colombianos, cuando
el euro es una de las monedas más caras del mundo!

Cuando empezamos los encuentros de la campaña #SinFechaDeVencimiento,


fue muy interesante descubrir que había mucha intriga en qué era eso que no tenía
fecha de vencimiento, algunas mujeres nos decían: “yo nunca me he preguntado
qué es eso que me duele”, “no había pensado en el amor romántico como algo por
cuestionar”, “pensaba que el amor solo estaba en la pareja, en lo privado, en lo
íntimo”. En la medida en que dinamizamos los encuentros con algunos videos de
novelas colombianas, los cuales se pueden ver en la sección ¿cómo nos vemos y
14
cómo nos ven? de la página de #SinFechaDeVencimiento, se rescataron algunas
frases que fueron las que más resonaron.

15
Allí vimos con mis tres compañeras: Diana, Susana y Natalia, quienes
trabajaron conmigo en la creación y despliegue de la campaña que definitivamente
esto no podía terminar con el segundo encuentro, sino que se debía dar continuidad
al proyecto, porque las mujeres que atendieron nuestro llamado a los encuentros lo
pedían y nosotras sentíamos que había mucho más por contar y construir, que esto
solo era un abrebocas. Dejar la campaña hasta aquí, implicaba desde mi
perspectiva una acción con daño, en la medida en la que se generaban acciones
únicamente para cumplir con un compromiso académico y una vez logrado, se deja
a medio camino la posibilidad de un proyecto que podría generar acciones
transformadoras. Lo que como consecuencia trae desconfianza y sospechas de
personas que creen en el trabajo que he venido realizando de la mano con ellxs,
por años.

En un punto que considero que los estudios culturales se encuentran con el


enfoque de acción sin daño es en la importancia de aproximarse con cuidado y con
respeto al contexto en el que se(nos) desenvuelven(mos) las personas,
reconociendo que es vital identificar y valorar el trabajo en equipo, porque no
poseemos verdades universales. Por ello adopto una actitud de aprendizaje
constante en doble vía, en el que dejemos de vernos a nosotrxs mismxs como
espectadorxs pasivxs y ajenxs a una historia que también nos constituye como
sujetxs.
16
La Acción sin Daño hace referencia a la actividad humanitaria pensada en
disminuir o eliminar los efectos negativos que desde la misma se tiene sobre la
población con la que se trabaja. Implica un posicionamiento ético frente a la
intervención más ligada al enfoque investigativo, lo cual involucra la capacidad de
leer, interpretar y consultar el contexto; a su vez, promueve el análisis previo de las
acciones y el análisis durante y posterior a la intervención a partir del análisis
sociocultural y; la formulación de estrategias: planeación o rediseño de proyectos
(Vásquez, 2010).

Mientras que los estudios culturales, “no se limitan a interpretar de una forma
particular el mundo, sino que buscan su transformación […]La voluntad política de
los estudios culturales se materializa, entonces, en que no sólo buscan interpretar
el mundo sino intervenir en él” (Restrepo, 2020, pág. 5). Es decir, en los estudios
culturales la intervención política busca incomodar y disputar el sentido común,
estas naturalizaciones que vivimos y pensamos sin cuestionar, que nos resultan
absolutamente obvias, que han sido indiscutiblemente aceptadas. Para Gramsci, el
sentido común es una “concepción determinista y mecánica de la historia […]está
vinculada a la pasividad de las grandes masas populares” (Gramsci, 1981, pág.
190). En palabras de Hall,

“El ‘sentido común’ no es coherente; por lo general es ‘desarticulado y


episódico’, fragmentado y contradictorio. En él se han sedimentado los
rastros y ‘depósitos estratificados’ de sistemas filosóficos más coherentes sin
dejar un inventario muy claro. Se ve representado en la forma de la ‘sabiduría
o verdad tradicional heredada’, pero, de hecho, es fundamentalmente
producto de la historia, parte del proceso histórico” (Hall, 2010, pág. 309)

Esta apuesta tiene los lentes de estudios culturales, en tanto busca hacer una
intervención que cuestione los sentidos construidos en torno al amor romántico y
pretende desnaturalizar y exponer este modelo de amor en sus articulaciones
culturales, cuestionando y desnudando las relaciones de poder que hay tras los
mitos, las prácticas y los discursos de significación de esta visión. En este sentido,
quiero interpelar la subjetividad de las experiencias personales para interrumpir las
naturalizaciones que en razón al amor se han construido, y encontrar coincidencias
o diferencias en la forma en que concebimos y vivimos los vínculos emocionales y
amorosos desde una perspectiva de género. De allí la importancia de romper o por
lo menos contribuir con la ruptura de ese sentido común del amor romántico, en
tanto,

17
“sobre este terreno de concepciones y categorías se forma la conciencia
práctica de las masas del pueblo. Es el terreno ya formado y que se toma
‘como algo dado’ en el que ideologías y filosofías más coherentes deben
luchar por el dominio; el terreno que deben tomar en cuenta, disputar y
transformar nuevas concepciones sobre el mundo si han de dar forma a las
concepciones de las masas y de esa manera ser efectivas históricamente”
(Hall, 2010, pág. 309)

Es relevante desde esta apuesta, identificar e interpelar lo que feministas


como Ochy Curiel (2014), plantean como imbricación de opresiones, superando
términos como interseccionalidad, acuñado en 1989 por la abogada
afroestadounidense Kimberlé Crenshaw, para mostrar el entrecruzamiento de
categorías de diferencia que se derivan en un principio de sexo y raza, “en el marco
de la discusión de un caso concreto legal, con el objetivo de hacer evidente la
invisibilidad jurídica de las múltiples dimensiones de opresión experimentadas por
las trabajadoras negras de la compañía estadounidense General Motors” (Viveros,
2016, pág. 5), en esta medida, es clave hacer énfasis en su aplicación en el ámbito
jurídico, de hecho,

“con esta noción, Crenshaw esperaba destacar el hecho de que en Estados


Unidos las mujeres negras estaban expuestas a violencias y
discriminaciones por razones tanto de raza como de género y, sobre todo,
buscaba crear categorías jurídicas concretas para enfrentar discriminaciones
en múltiples y variados niveles. En numerosas oportunidades Kimberlé
Crenshaw ha aclarado que su aplicación de la interseccionalidad ha sido y
continúa siendo contextual y práctica, y que su pretensión nunca fue crear
una teoría de la opresión general, sino un concepto de uso práctico para
analizar omisiones jurídicas y desigualdades concretas” (Viveros, 2016, pág.
5)

Sin embargo, la interseccionalidad, se ha convertido en un palabra comodín


que apela a que seamos políticamente correctxs, de hecho, es usada en políticas
antidiscriminación en el ámbito institucional, además de su uso cuando se habla de
enfoques diferenciales, es por ello que les sirve a las ONG´s, a las entidades
promotoras de derechos humanos, gobiernos, entre otros. Este concepto, tiene
grandes falencias en la práctica, quedándose corta, en tanto como afirma Ochy
Curiel en su clase magistral “Aportes y Límites de la Interseccionalidad”, emitida el
23 de abril del año 2021, desde la interseccionalidad se “asume que antes estaba
la mujer, es decir, una autopista, la negra, otra autopista y hay un momento que se
intersecciona. Eso es un problema político y analítico, hay una fragmentación entre

18
lo que es la raza y el género” (Universidad Nacional de Colombia, 2021), aunque
feministas como Andrea Neira, contradicen esta posición argumentando que es una
lectura aplanada de la interseccionalidad, en tanto ella la entiende “no solamente
como un elemento teórico, sino también como un paradigma de investigación [...]
no como la suma de opresiones sino como interconexiones difícilmente separables,
marcas que se co-constituyen” (Neira, 2012, págs. 28-29)

En este sentido, hablar de imbricación de opresiones, ha sido un aporte


práctico muy importante que se ha hecho desde los feminismos críticos, que nos
exhortan a no seguir pensando las luchas como exclusivas, fragmentadas, sino a
colocarlas en lo que Ochy Curiel llama “la acción política” (Curiel, 2017, pág. 18). De
estemodo, categorías como género, raza, clase, heterosexualidad, surgen al mismo
tiempo y por lo tanto su análisis no puede hacerse de manera separada, mucho
menos en la vida de las personas, sin embargo, parece que muchas veces todo se
sustenta únicamente con el género. Lo que se quiere es acabar con las
desigualdades, complejizar esas políticas de inclusión y dejar de segmentar las
luchas, ya que muchas veces la especificidad de estas hace que nos separemos
en lugar de luchar por lo que nos une y es común a distintas causas, como si
algunas luchas fueran solo mías.

En esta medida, es fundamental dar cuenta de las opresiones que se ponen


en juego en el establecimiento de las relaciones amorosas, y cómo esto coincide
en los modos como han sido producidas y reproducidas (visibilizadas, ocultadas o
caricaturizadas) en las telenovelas y cómo estas, están siendo percibidas por la
audiencia. En este sentido, para teóricos como Jesús Martín Barbero, la televisión
es “medio no sólo en el sentido instrumental- medible en los efectos que produce-
sino en el más profundamente cultural de mediación entre la realidad y el deseo,
entre la que vivimos y lo que soñamos” (Martín-Barbero, 1992, pág. 6). Para Martín-
Barbero, las mediaciones pueden entenderse como,

“ese “lugar” desde el que es posible percibir y comprender la interacción entre


el espacio de la producción y el de la recepción: que lo que se produce en la
televisión no responde únicamente a requerimientos del sistema industrial y
a estratagemas comerciales sino también a exigencias que vienen de la
trama cultural y los modos de ver. Estamos afirmando que la televisión no
funciona sino en la medida en que asume -y al asumir legitima- demandas
que vienen de los grupos receptores; pero a su vez no puede legitimar esas
demandas sin resignificarlas "en función" del discurso social hegemónico”
(Martín-Barbero, 2012, pág. 2)

19
En este sentido, se reconoce en las telenovelas un movilizador de la
emocionalidad que en muchos casos aporta a la enseñanza de qué es el amor y
cómo se debe amar, lo cual me lleva a preguntar por el lugar del poder y lo político
en las emociones y en este caso, específicamente, en la construcción social que
se ha hecho del amor. Esto teniendo en cuenta que el público por excelencia de las
telenovelas son las mujeres, en tanto, desde la cultura se nos ha “delegado la
subjetividad, el sentimiento, el amor romántico, la entrega total y la existencia en
función del otro y de los demás” (Ballen, 2003, pág. 3), es en este medio a través
del cual se representan los roles de género. Es decir, la distinción en la forma de
actuar y en las actividades que realizan los hombres y las mujeres y que las
telenovelas nos enseñan, refuerzan y reproducen, diciéndonos cómo debe ser el
hombre perfecto y la mujer perfecta, cómo podemos encontrar el príncipe azul
siempre y cuando esperemos con paciencia. De hecho, después de la espera, se
nos dice que tendremos un final feliz, que sigue estando asociado al matrimonio y
a la maternidad.

Para Jesús Martín Barbero, la telenovela “se presenta como un espacio de


confrontación entre el sentido de lo nacional (el ´sentirse colombiano´, las temáticas
y personajes que se consideran ´propios´) y lo transnacional (los modelos y formatos
de melodrama televisivo en su capacidad de trascender las fronteras nacionales)”
(Martín-Barbero, 2012, pág. 2), pero además la telenovela se constituye como un
espacio que no solo está dirigido a entretener a las mujeres a quienes se nos ha
asignado históricamente el rol de amas de casa, sino también que se han convertido
en,

“un producto económicamente importante por la inversión publicitaria que allí


se hace y los resortes de desarrollo industrial que moviliza, políticamente
significativa porque cada día un mayor número de personas y sectores la ven
como un espacio de intervención y culturalmente ofrece un campo
fundamental para la introducción de hábitos y valores. El tomar la telenovela
como un lugar en el que se manifiestan cambios importantes que atañen a la
industria cultural de América Latina permite "tomar el pulso", desde un
producto concreto, a las relaciones entre cultura, comunicación y una
sociedad como la colombiana” (Martín-Barbero, 2012, pág. 2)

Es por ello que escogí cuatro telenovelas que constituyeron mi infancia y


adolescencia, en tanto fueron emitidas por primera vez entre los años 1999-2008
por medio de los canales RCN y Caracol Televisión, una década en la que no tuve
20
acceso a la televisión por cable y donde la hora de la telenovela, -generalmente
sobre las ocho y las nueve de la noche- se convertía en el espacio de reunión
familiar, por excelencia. Sumado a lo anterior, la mayoría de estas telenovelas han
sido vistas por las mujeres que conforman el grupo base de intervención de este
proyecto, lo que se vio reflejado en los dos encuentros que tuvimos en el marco de
la campaña #SinFechaDeVencimiento, desenmascarando el amor que duele, en los
que algunos capítulos de estas telenovelas fueron los dinamizadores de las
conversaciones y a partir de allí, algunas mujeres nos dijeron: “yo he visto esa
novela (Betty, la fea), muchas veces en mi vida y cada vez siento que soy mucho
más crítica cuando la veo”, “lo interesante es ver más allá de lo que nos muestran
las novelas, los mitos, los arquetipos, es importante ser críticas de eso que vemos”.
Por esto, es fundamental preguntarnos por la relación que existe entre estas
representaciones del amor televisadas y las formas en que vivimos y construimos
en la realidad nuestros vínculos sentimentales.

Cuando preguntamos en las sesiones del círculo de apoyo afectivo y


resiliencia colectiva nuevamente, según las telenovelas ¿cómo nos vemos y cómo
nos ven?, a través de preguntas que dinamizan las escenas de las telenovelas:
¿para el amor hay edad?, ¿ha cambiado tu idea de amor con los años?, ¿el amor
no fue hecho para ti? y, ¿has sentido miedo a la soledad?, nos encontramos que
respecto a la pregunta: ¿ha cambiado tu idea del amor con los años?, Yannia nos
comentó:

“La verdad cuando pusiste la pregunta, yo lo pensé. Antes sí me preocupaba.


Yo no me he casado nunca, yo respeto mucho a las personas casadas, la
verdad que para mí mis respetos porque eso no es fácil. No he estado
casada, ni he vivido con una pareja. Entonces eso me tenía sofocada antes,
pero ya después un buen día, después de un enamoramiento así medio
romanticón que tuve, casi sola, yo enamorada sola, como siempre, concluí:
si yo estoy bien sola, yo duermo bien sola y con tantas mujeres que atendía,
entonces yo digo: si eso viene bien y si no viene también y ahí fue donde
empecé a cambiar mi mentalidad en ese sentido. Y bueno, la que se casa, la
que se junta, la que vive con alguien, bendito sea Dios, ¿no? Yo siempre
hago un llamado al buen trato a mis amistades, a mis hijas y eso es lo que
exijo para mí también, pero ya no es mi ideal y cuando la gente me dice como
con pesar: ay, Yannia, te quedaste solita, ay Yannia, y comienzan a
lamentarse y me dicen: pobrecita tú, porque me tienen lástima. Y la gente en
Facebook cuando publico fotos me dicen: tan bonita que tu eres, tan
inteligente, tan profesional y yo digo: ¿y? eso no es lo que están buscando,
los hombres no están buscando eso y una mujer inteligente, menos, y una
abogada especialista en género, NO, menos. Pero ya eso no es una prioridad
y estoy tratando de dedicarme más tiempo a mí y a hacer las cosas que
21
cuando mis hijas nacieron no pude hacer, que es estudiar y sencillamente
hacer las cosas que quiero y por supuesto dentro de esas cosas, poder
ayudar a otras mujeres desde mi experiencia y mi conocimiento. Pero ya mi
idea del amor, esa sublimación, no, porque es que nos lo ponen muy fuerte
de jovencitas y están las pobres chiquillas por ahí sufriendo que si no tienen
novio, que si nadie las mira. Entonces eso nos hace sufrir mucho” (Yannia,
23 de octubre de 2021)

Lo que se espera de nosotras es que tengamos siempre una pareja e incluso


abandonemos nuestras pasiones por ir en busca del amor, lo que implica que
adoptemos ciertas conductas que buscan satisfacer a otros, pero no buscar nuestra
propia satisfacción y que se nos niegue explorar otras acciones diferentes y alejadas
de los roles preestablecidos.

“Yo siento que uno con los años se toma el amor con más calmita. Pero no
solo a las que no tienen pareja les preguntan esas cosas, sino que también
cuando uno tiene pareja esperan que uno haga unas cosas, por ejemplo, yo
decidí cuando nació mi hijo, por mi sueño, por dormir bien, decidimos con mi
pareja que dormíamos aparte porque el niño no lo dejaba dormir bien a él y
era incómodo para los tres. Entonces a mí me decían que él -mi pareja-
necesitaba cariñito y yo pensaba: bueno, sí, pero yo también lo necesito y es
algo que yo decidí porque hay otra prioridad ahora y es que yo duerma bien
y si no duermo por lo menos seis horas me voy a poner de mal genio.
Además, pienso que el imaginario de la gente es que ser esposa o ser mamá,
borra completamente que tu eres mujer y que tú sientes y que tú también
quieres ir y gatearle al otro (risas), pero pues estás con tu bebé. Incluso que
uno también sienta: ay me gustó otra persona y eso también pasa en los
hombres. Yo hablo mucho con mi pareja y le digo: uno no está exento de que
de pronto le pase que sienta atracción por otra persona mientras está en
pareja, lo importante es hablarlo y ser responsable y asumir y mirar qué se
hace. Pero nos han dicho que cuando una es pareja y es mamá, entonces
se borró la mujer, como si yo hubiera nacido siendo mamá y siendo esposa”
(Ximena, 23 de octubre de 2021)

En nuestros hogares, considerados como espacios seguros, también


encontramos comentarios que nos hacen daño, que demarcan un deber ser y que
desde lo binario nos categorizan como fracasadas o exitosas.

“Recordé una frase que me dijo una persona en mi familia: ¡ay yo pensé que
tú ibas a ser alguien en la vida! (risas) y yo le dije: bueno, soy alguien,
tócame, existo. Es eso, cuando no sigues los parámetros de éxito en el amor
o en la familia que digamos es la base de ese sistema, la familia tradicional,
entonces eres una fracasada y a veces tienes la familia tradicional, pero a
veces no puedes mostrar ningún defecto, ni nada malo, porque eres el
22
modelo a seguir, entonces te tienes que quedar calladita” (Angélica
Rodríguez, 23 de octubre de 2021)

Más allá de esto, para algunas de nosotras el amor que trasciende la


relación de pareja, también ha tenido algunos cambios importantes,

“Yo veo el amor de madre, de algunas abuelas que fueron muy auténticas y
fue un amor muy sincero y ese amor ha sido muy sincero. El amor de ahora
no es tan sincero, sino que va cambiando. El amor lo cambiaron por otra
cosa, no se ve el respeto. Para mí el amor más sincero que hay es el de
madre” (Luz Milena, 23 de octubre de 2021)

Respecto a la pregunta que acompaña el capítulo de la telenovela Yo soy


Betty, la fea, ¿has sentido miedo a la soledad?, generó diversos comentarios
relacionados con la edad y con la expresión la va a dejar el tren, en la que
reconocemos que muchas veces hemos dejado de darnos la oportunidad de estar
con nosotras mismas.

“Me pareció muy divertido, porque algunas las he visto. Yo ví esa escena de
Betty, la fea. Pero sí siento que estamos representadas, porque las mujeres
tenemos miedo a amar a cierta edad, tenemos miedo a quedarnos solas,
tenemos miedo a amar también a hombres menores que nosotras. Eso me
pasó a mí hace algunos años, cuando tenía como 38-40, ahora tengo 51,
había hombres enamorados de mí, eran siete años mejores que yo, yo ya
estaba asustada, yo decía: esta vaina que fue. Yo recuerdo que en esa época
estaba yendo a la psicóloga y se lo conté a la psicóloga y ella me dijo: no,
no, no se preocupe, eso es normal, no se sienta mal. Socialmente sí es
señalado cuando una mujer es mayor y el hombre es menor, aunque a veces
me pongo a pensar y miro a mi alrededor y veo a bastantes mujeres con
hombres menores. Los hombres andan con peladitas, mujeres más jóvenes
y nadie dice nada o por lo menos se ríen pero no es tan fuerte la crítica.
Pienso que la telenovela recrea bastante bien esos miedos del amor de
nosotras, que nosotras como mujeres vivimos” (Yannia,23 de octubre de
2021)

“Yo tengo 20 años apenas, y tengo un tío que es como mi amigo y él me dice:
ay usted cuándo va a tener novio, usted se va a quedar a vestir santos.Yo le
digo: es que yo ya tuve novio, otra cosa es que no me haya casado conél, pero
de eso no se trata. Si uno en este momento no piensa en eso es porque no,
porque tiene otras prioridades, pero la gente se encarga de juzgary de opinar
algo que no es importante. Pero todo el tiempo estoy escuchandoeso. Cuando
una prima le dijo a ese mismo tío que le gustaban las mujeres,lo que él le
dijo fue: ash es que usted apenas es una niña, usted qué sabe

23
de eso, usted qué se va a poner a hablar. Ahí yo me pregunto ¿por qué a mí
me dice eso y a ella no la apoya?” (Valentina, 23 de octubre de 2021)

“Cuando le dicen a una niña que ¿por qué no tiene novio? o ¿por qué no se
ha casado?, para mí yo creo que esos son patrones establecidos por la
sociedad. Creo que cada uno los mira y los vive de modo diferente de
acuerdo a como decía Yannia, no se puede uno dejar guiar por lo que te
decían las personas, los amigos, las amigas, porque yo creo que esos son
patrones que se han establecido. Para mí lo más importante actualmente y
se lo digo a mis sobrinos y a mis sobrinas -yo no tengo hijos, pero estoy
casada- que es muy importante y yo creo que para todo hay un momento y
lo más importante es que hay que tener una cierta madurez para cada
situación, cada uno debe tomar sus decisiones de acuerdo a la experiencia,
de acuerdo a su manera de pensar. Yo creo que hay que transmitirle a las
nuevas generaciones que para todo hay un momento y que lo mejor es tener
una cierta madurez para llegar a cada cosa que se deba hacer. Y también se
cree que el ideal de un hombre o de una mujer es estudiar y tener una
carrera, casarse, tener casa y tener carro y NO, habrá personas que no
quieren tener eso y que no se sienten bien con eso, hay que llegar a ver si
eso lo hace sentir a uno bien y buscar lo que lo hace sentir bien” (Luz
Rodríguez, 23 de octubre de 2021)

Convencida de que la intervención pasa por la sensibilidad, por un dejarse


atravesar por lo que considero que es una problemática y que seguramente para
otras mujeres también lo es, me enfocaré en una apuesta colectiva que pretende
incomodar(nos) más de lo que ya podemos estarlo, entendiendo que esto que nos
pasa a nosotras también es político y tiene relaciones de poder que lo constituyen.
Es así como, el enfoque de acción sin daño será transversal, en tanto pretendo
conectarme con las vidas y las realidades de aquellas mujeres que estén
interesadas en construir otras formas posibles de querernos y herramientas de
sanación colectiva, sin imponer discursos, sino movilizando(nos) a la velocidad de
cada una; intentando así, vislumbrar las articulaciones existentes que se han
construido, permanecido y legitimado tras las ideas ligadas al amor romántico desde
el sentido común. Puede que sea una pretensión muy ambiciosa, pero quiero que
lleguemos juntas a contar mejores historias complejizando estas relaciones, para
1
“abrir paso a una lucha más imaginativa y efectiva; para rehacer el presente y
reinventar el futuro” (Grossberg, 2017, pág. 37).

De lo único que estoy segura es que busca ser una apuesta colectiva sin
garantías, la cual de acuerdo con Stuart Hall, es “una forma de analizar la realidad
social fuera de las estabilizaciones derivadas por los determinismos establecidos y
sin las violencias epistémicas hechas en nombre de idealizaciones morales o
24
políticas”(Hall, 2010, pág. 10), ya que pese a todos los esfuerzos que haga por
desenmascarar e interrumpir los discursos que se han creado e impuesto alrededor
de las ideas que sujetan el amor romántico, a través de la creación de un espacio
colectivo intergeneracional para mujeres, nada me garantiza que vaya a lograr una
transformación en mí y en todas las mujeres a las que va dirigida nuestra campaña.

Finalmente, comprendiendo que los Estudios Culturales son situados y ello


implica que adquieren determinadas características e inflexiones dependiendo de
los contextos, en un primer momento plantee intervenir en ciertas ciudades
pequeñas, intermedias y grandes de Colombia, las cuales que habían sido elegidas
por dos factores: el primero, es que son los lugares con los que he tenido cercanía
a lo largo de mi vida personal y profesional y segundo; porque al realizar un primer
sondeo de mujeres interesadas en hacer parte del laboratorio: círculo de apoyo
afectivo y resiliencia colectiva como una apuesta de Fundación Al Derecho, Ana
Barragan Design y SinFechaDeVencimiento, nos encontramos con que son mujeres
que viven en estas ciudades que estaban interesadas en asistir a sesiones en las
que se abordaran temas que en sus palabras estaban relacionadas con: “el amor
propio”, “los estereotipos con los que nos obligan a vivir”, “ la autoestima y la
seguridad personal”, “ los procesos de sanación de sus vínculos afectivos”, “la
soledad”, “las emociones negativas de la adolescencia”, “la violencia intrafamiliar”,
“las expectativas de la sociedad que espera que seamos madres y mujeres
casadas”, y un gusto particular por aprender a “ser mujeres más fuertes sin perder
la sensibilidad por las emociones de las demás personas”

Sin embargo, en el proceso mismo del laboratorio y por la virtualidad se


fueron vinculando mujeres de países como Panamá, Ecuador e Italia, quienes por
recomendación de otras mujeres se interesaron y se vincularon al espacio virtual,
por diversas razones entre las que se encontramos que tenían un interés particular
en las temáticas, que habían trabajado en las mismas y que sentían que era el
espacio para conversar con mujeres de otros países sobre una problemática
compartida desde sus propios contextos en donde a pesar de sus esfuerzos por
transformar ciertas prácticas estas parecen no llegar a su fin. También fue
interesante ver como resultado del primer sondeo y de la primera parte del proceso,
una mujer que comentaba que le parecía interesante conocer sobre estas temáticas
porque ella sentía que la violencia basada en género y la sumisión de las mujeres
se había quedado en el pasado y que en el presente se hablaba de algo que había
quedado atrás.

25
Será un espacio intergeneracional, con mujeres heterosexuales, solteras,
casadas, viudas y separadas, de clase media con origen popular, con creencias y
prácticas religiosas; características que comparto en su mayoría y que describen el
contexto en el que he vivido a lo largo de los años. Me decanto por este grupo de
mujeres que han creído por años en la magia del amor romántico, el cual se sustenta
en el mito de la complementariedad y la naturalización de que las relaciones afectivo
sexuales solo pueden ser heterosexuales; al fin y al cabo, eso es lo que nos
muestran las telenovelas colombianas, en donde sus protagonistas son mujeres,
por supuesto, heterosexuales, que pasan por distintas dificultades y que en diversas
ocasiones dejan de lado sus pasiones para lograr que el protagonista, su amor ideal,
se fije en ellas, lleguen a ser deseables para él y que logren que este hombre sea
feliz a costa de su propia felicidad. Esta concepción del amor supone una
dependencia vital y la normalización de ciertas formas de relacionarse sin
cuestionar las dinámicas desde las que se presentan estas relaciones desiguales,
en donde,

“A las mujeres se nos dice que somos nosotras las que tenemos que cuidar
de las emociones y del amor; nos vemos obligadas a estar pendientes de los
demás. Que nosotras tenemos que dar todo ese amor, pero no podemos
pedir nada a cambio; es decir, se rompe la reciprocidad en perjuicio de la
mujer. Al fin y al cabo, si no se te permite pedir nada, tampoco estás a un
mismo nivel de poder. Otra forma de dependencia consiste en convencer a
las mujeres de que tienen que hacer lo que deben a cambio de amor, y no a
cambio de dinero; por tanto, lo que hace una mujer no es un trabajo, no tiene
valor. Existen muchas maneras de arrebatarnos la capacidad para exigir lo
que nos corresponde, lo cual nos relega a una posición de dependencia del
poder” (Esteban M. L., 2012, pág. 1)

Esto me permitirá indagar contextualmente sobre las vivencias del amor


romántico entendiendo este también como un discurso colonial, desde el que se
imponen asuntos como el cortejo, el matrimonio, la procreación, la moral sexual, la
viudez, entre otros, desde los cuales se despliegan las formas de relacionarnos, y
que condiciona nuestras posibilidades de sentir y expresar nuestra emocionalidad.
Sin embargo, previo al surgimiento del concepto de amor romántico, es relevante
mencionar las prohibiciones existentes durante los siglos VI y IX, en las cuales se
limitan los pactos económicos entre mujeres, en donde a través de la edad media
se impone el matrimonio como sacramento, la monogamia y el despojo de la
sexualidad como disfrute, orientándose a la reproducción (Mogrovejo, 2019).

Así mismo, desde los romances trágicos, empieza a forjarse la tradición


novelesca, la poesía de los trovadores como “exaltación del amor desgraciado”
26
(Herrera, 2007, pág. 31), la idealización de la pasión y de la ternura, como una
utopía, en la que “las damas eran amadas así en abstracto, pues representaban la
posibilidad de ascensión social y económica en tiempos de paz, y botines de guerra
en tiempos revueltos” (Herrera, 2007, pág. 32). Sin embargo, para la escritora y
periodista Tamara Tenenbaum (2019), las mujeres que se entregaban totalmente a
sus seres amados creían que estaban haciendo algo diferente a las mujeres que se
casaron por conveniencia o porque las obligaron a hacerlo “ellas se elevan por
encima de las hipocresías de la moral burguesa a través del sentimiento y del
sacrificio, no mediante el cuestionamiento ni la destrucción” (pág. 24). En este
sentido, a medida que avanza la década del sesenta, pero sobre todo a partir de los
setenta, el amor aparece más por amor que por conveniencia.

“La única destrucción que vemos en sus historias es la de ellas mismas. Y


esto quizás sea lo más curioso: a las mujeres, el amor romántico ni siquiera
les promete la felicidad eterna. Muchas de estas historias tienen un final feliz,
pero no son pocas las que terminan mal para la mitad femenina de la
ecuación; así y todo, rara vez esos relatos le quitan a alguien las ganas de
vivir un amor apasionado hasta las últimas consecuencias. Es como si
funcionaran al mismo tiempo como incitación y como advertencia: el mundo
va a castigarte por amar demasiado, que no te quepan dudas, pero ninguna
otra forma de vida vale la pena ser vivida” (Tenenbaum, 2019, pág. 24)

Finalmente, es fundamental hablar de ese amor que no nos ha ayudado en


la creación de parejas igualitarias, sino que con más fuerza ha permitido la
permanencia de la idealización de amor y que sigue repercutiendo en la forma en la
que amamos, actualmente, ese es el amor cortés,

“En teoría ensalzó la feminidad: las mujeres eran colocadas en un pedestal


como frágiles doncellas susceptibles de ser protegidas y mimadas por su
enamorado. Son todas mujeres de suaves manos, piel blanca, rubia
cabellera, que no tienen que labrar las tierras de sol a sol y cuya única función
es esperar las adulaciones de jóvenes pretendientes, que agudizaron su
ingenio para crear bellas composiciones con las que ablandar el corazón de
la amada, rica heredera de tierras y recursos” (Herrera, 2007, pág. 32)

Así, el amor romántico se convierte en un endulzante de las múltiples


violencias, en donde si bien los hombres y las mujeres pueden elegir en algunos
casos con quien unirse en matrimonio, -el cual se nos ha hecho creer que es la
mayor aspiración para las mujeres- esa libre elección está puesta en cuestión por
la socialización que se nos ha hecho a las mujeres desde pequeñas, en donde nos
regalan juegos de la vida doméstica, nos marcan preferencias y gustos y nos

27
imponen la idea de maternidad como instinto y proyecto de vida. Como
consecuencia, en muchos casos empezamos a mentir, a esconder lo que realmente
sentimos y queremos en nuestras vidas. Al respecto, Margarita Pisano, afirma que
“nuestra capacidad de sentir, de razonar, de construir relaciones como un acto de
libertad de lo humano está atrapada por esta obligatoriedad, la obligatoriedad de
sentir amor” (Pisano, 1996, pág. 17).

En este sentido, la colonialidad, que de acuerdo con Rojas & Restrepo


(2020), es un “fenómeno histórico mucho más complejo que se extiende hasta
nuestro presente y se refiere a un patrón de poder que opera a través de la
naturalización de jerarquías territoriales, raciales, culturales y epistémicas,
posibilitando la re-producción de relaciones de dominación” (Restrepo & Rojas,
2010, pág. 15), y que se mantiene pero no de la misma manera, “refiere no solo a
la manera en que un poder actúa desde fuera produciendo dominación, sino que es
enseñado y aprendido, e instalado en la subjetividad de los grupos sometidos de
manera que terminan asimilándolo y aceptándolo como válido y como propio”
(Mogrovejo, 2019, pág. 3)

El amor romántico, se ha convertido en un modelo que fundamenta el


matrimonio monógamo, como parte de una economía que a través de las industrias
culturales nos lleva al consumo de productos de belleza, de regalos románticos, de
ceremonias religiosas, de un estilo de vida que, si seguimos al pie de la letra, nos
garantizará la felicidad. En este sentido, el amor romántico la mayoría de las veces
responde a intereses capitalistas en pro del individualismo, dejando en un segundo
plano las alianzas colectivas de afecto, lo cual se explica en que, “el capitalismo
cultural es el triunfo del individualismo radical, que hace que todas las formas de
crisis sociales sean percibidas como crisis individuales y todas las desigualdades
sean achacadas a una responsabilidad individual, a fracasos personales” (Bard,
2018, pág. 67). Las responsabilidades son individuales, en tanto no recaen de la
misma forma en ambas partes de la pareja, sino que, si la relación fracasa, la
responsabilidad recae en el lado femenino de la relación, bajo argumentos que nos
hacen pensar y sentir que no fuimos lo suficiente y que no cumplimos las
necesidades de los hombres; argumentos que sirven para destruir nuestra
autoestima y provocar provocar dependencias.

“Amamos desde el concepto de propiedad privada y desde la base de la


desigualdad entre hombres y mujeres. Nuestra cultura idealiza el amor
femenino como un amor incondicional, abnegado, entregado, sometido y

28
subyugado. A las mujeres se nos enseña a esperar y a amar a un hombre
con la misma devoción que amamos a Dios o esperamos a Jesucristo.
A las mujeres nos han enseñado a amar la libertad del hombre, no la nuestra
propia. Las grandes figuras de la política, la economía, la ciencia o el arte
han sido siempre hombres. Admiramos a los hombres y les amamos en la
medida en que son poderosos; las mujeres privadas de recursos económicos
y propiedades necesitan hombres para poder sobrevivir” (Herrera, 2012, pág.
1).

Es por ello por lo que, este proyecto político resalta la necesidad de articular lo
íntimo y lo corporal a la crítica de las relaciones de poder basadas en la dominancia
y las desigualdades. En tanto se identifica y reconoce esas creencias dañinas que
conciben el amor como una promesa, una regla para medir felicidad, una condición
para el merecimiento y una herramienta para controlar, principalmente, a las
mujeres. Lo anterior no como mandato verticalizado, sino como un discurso que se
experimenta de manera distinta de acuerdo con los matices que nos componen y
en los cuales nos situamos. Precisamente, a partir de este enfoque, con la intención
de desenmascarar las relaciones de poder que componen el amor romántico y sin
perder de vista la contextualidad que me constituye es que considero sumamente
relevante esta apuesta en el proyecto de los estudios culturales.

Este texto, es el resultado de un ejercicio colaborativo de carácter


etnográfico y auto-etnográfico, donde se entrelazan narraciones en torno al tejido
testimonial como lugar de enunciación y como práctica de memoria transformadora
de las dinámicas convivenciales, en diferentes escenarios. Es lo que Claudia Girón,
una de las mujeres que participaron en los encuentros de SinFechaDeVencimiento,
definiría como,

“Más que una colcha de retazos bellamente terminada, un tejido de memorias


vinculantes… Un tejido multicolor, plagado de nudos y de fisuras que dan
cuenta de un proceso inacabado de conversaciones itinerantes…

Polifonía gramatical de voces que narran el sentido del quehacer memoria


de maneras distintas... Relato compuesto por micro relatos, que dan cuenta
de la posibilidad del diálogo entre narradores y narrativas de diversa índole,
que pueden coexistir de manera armónica, sin negarse las unas a las otras…

Poemas, cuentos, testimonios, ensayos reflexivos, artículos, metáforas,


plegarias, arengas, gritos y susurros…

Actos del habla; propuestas y apuestas narrativas que nombran los dolores
que se cargan en el alma y las luchas que se suceden año tras año, década
29
tras década, en el territorio del cuerpo y en los escenarios colectivos en los
que logramos encontrarnos y reconocernos como protagonistas de una
historia común… La historia de una utopía, donde el anhelo por alcanzar la
paz en medio de la guerra, nos ha obligado a entender que, para trazar la
ruta de una sociedad más justa y más humana, donde quepamos todos y
todas, hay que aprender a hilar fino para tejer procesos sociales sólidos; hay
que tejer el sentido de la vida todos los días, puntada a puntada; pero también
hay que aprender a destejer, deshilando las palabras, los gestos y los actos
que engendran el odio, la competencia y la desconfianza ... Hay que
reinventar la paz a pequeña escala para conjurar la guerra en los diferentes
ámbitos de la vida cotidiana… “

Esto no solo me pasa a mí, nos pasa a muchas: para problemas


colectivos, soluciones colectivas.

“Cuando comprendemos que lo personal es político,


estamos entendiendo que las discriminaciones,
exclusiones y violencia que sufrimos las mujeres
no son un problema individual que solo concierne
a las agredidas, discriminadas o excluidas,
sino que la vivencia individual de la desigualdad
es parte de un sistema que deshumaniza
a todas las mujeres.
Se trata, entonces, de un problema político
que requiere de soluciones políticas”
(Facio & coautoras, 2013, pág. 7)

Convencida de que el primer campo de batalla, como lo llamó Bárbara Kruger


(1989)-referente a las representaciones del amor romántico-, es el hogar, pues es
desde lo cotidiano que hemos venido librando nuestras luchas. El primer entorno en
donde procesamos lo que nos ocurre está habitado por mujeres, pero ellas a su vez
hacen parte de estructuras que responden a la misma lógica; en el caso de la familia,
por lo general responden a un esquema patriarcal que ha sido una institución
esencial en la construcción del amor romántico, desde la cual los roles de afecto se
desarrollan y despliegan de forma diferenciada y desigual en virtud de los roles de
género.

Hacemos parte de esquemas sociales construidos bajo ideas naturalizadas


que reproducen desigualdades, como por ejemplo, que las mujeres debemos ser
amables, dulces, obedientes, sumisas, delicadas, femeninas y que debemos
casarnos y tener hijxs, aunque esto implique abandonar nuestros proyectos,

30
nuestras pasiones, porque nos debemos al cuidado de lxs demás. La sociedad, ha
sido, por excelencia, el entorno para procesar estas ideas y deconstruirlas, pero
también para mantenerlas y reforzarlas.

Centrarnos en los relatos de las mujeres significa no sólo dar cuenta de cómo
vivimos y se vive el amor romántico, sino además de reconocer en nosotras un sentir
que cobra otros matices a medida que envejecemos. De hecho, a través del proceso
de la socialización es que “las personas, desde la infancia, vamos adquiriendo
conocimientos e interiorizando actitudes, maneras de pensar, sentir y actuar.
Hombres y mujeres aprendemos un sistema de valores y comportamientos
diferenciados según el sexo” (Nogueiras, Arechederra, & Bonino, 2012, pág. 19).

Este sistema patriarcal perpetúa las desigualdades entre hombres y mujeres,


a través de la división sexual del trabajo “una forma primaria de distribución desigual
de funciones y tareas entre hombres y mujeres, que deviene de los primeros tiempos
de la historia en los que fue necesario la especialización de las tareas paraasegurar
la supervivencia” (Fundación Juan Vives Suriá, 2010, pág. 61), transmitiendo un
mensaje androcéntrico que incide en la valoración desigual en el que lo masculino
se asocia con lo principal, con lo protagónico, con lo productivo, mientras que
aquellas personas que nos identificamos como mujeres desempeñaríamos un papel
secundario, relacionado con los asuntos domésticos yreproductivos que justifican
nuestro rol maternal.

Lo anterior estaría estrechamente relacionado con la fuerza del proceso de


socialización diferencial tradicional, el cual implica la consideración social,
normalizada de que niños y niñas son por naturaleza opuestos y por ende deben
desempeñar papeles diferentes en su vida adulta, dando congruencia a los
mensajes emitidos por los agentes socializadores, los cuales llegan a ser
interiorizados por las personas, hasta llegar a reproducirlos, es decir, las barreras
externas se convierten en barreras internas que se mantienen en el tiempo (Ferrer,
2013)

“Tradicionalmente, la expresión de las diferencias en la especie humana ha


servido como justificación para ejercer dominación y violencia, mismas que
se han dado, con mayor frecuencia, en el ámbito de los sexos, principalmente
de parte de los hombres hacia las mujeres. No obstante, las desigualdades
entre hombres y mujeres continúan, sólo que se manifiestan de otras
maneras: en las dobles o triples jornadas laborales que realizan las mujeres
que han decidido tener una pareja, hijos, trabajo y hacer estudios; en las
diferencias de salarios, de logros académicos o en la dificultad para acceder
31
a metas más altas de realización personal y proyección social de acuerdo
con el género” (Corres, 2012, pág. 113)

El discurso del amor romántico se sitúa y posiciona a través de un deber ser


que demarca edad, en tanto, “dentro de la comunidad amorosa romántica, las
mujeres son desechadas con el paso del tiempo, luego de haber sido consumidas
afectivamente” (Sánchez, 2013, pág. 79) siendo menoscabadas nuestras facultades
físicas e intelectuales, lo que genera que se nos busque un reemplazo. También se
circunscribe a una estética, en tanto se potencia el cuidado del aspecto físico, el
valor de la belleza, en este sentido, desde el atractivo sexual, saber agradar, pero
sobre todo, complacer al hombre que “satisface las necesidades y da sentido a la
existencia[...]todo ello desde la abnegación y la alegría” (Ferrer &Bosch, 2013, pág.
112)

Desde el amor romántico, como mecanismo del sistema social patriarcal, se


constituye esa necesidad de ese uno que necesita al otro, fundamentado en
cánones heteronormativos desde donde se nos ha dicho que, tras pasar por varios
obstáculos, encontraremos a nuestro amado o nuestra amada, porque se nos ha
dado por sentado que nos necesitamos unxs a otrxs para fusionarnos; incluso el
mito de la media naranja es “derivado del mito amoroso de Aristófanes, que supone
que los humanos fueron divididos en dos partes que vuelven a unirse en un todo
absoluto cuando encontramos a nuestra “alma gemela”, a nuestro compañero/a
ideal” (Herrera, 2007, pág. 49). Nos han metido hasta los huesos que, “para que
todo siga igual, hacen falta parejas heterosexuales que traigan al mundo a nuevos
consumidores/trabajadores que se casen y permanezcan dentro del modelo de
familia considerado "normal". Por eso nos seducen con amor mitificado” (Herrera,
2007, pág. 12). Por eso, hacemos bien en oponernos al modelo del amor romántico
y de familia que nos ha llevado a donde estamos sin ni siquiera llegar a cuestionar
todo aquello que sigue igual.

Desde SinFechaDeVencimiento, se cuestiona y quiere acabar con “la


creencia popular de que el deseo sexual desaparece con la edad y que si no
desaparece debería desaparecer, porque es inapropiado o reprobable” (Freixas &
Luque, 2009, pág. 192) por la edad y por sus efectos en el cuerpo, en la piel. Nos
han dicho que las mujeres después de cierta edad ya no somos deseables, o al
menos no tanto, incluso se cuestiona que podamos enamorarnos nuevamente
después de la separación, el divorcio o la viudez.

32
“Desde la publicidad y los medios de comunicación, siempre se nos
amenaza, se nos dice que si no cuidamos nuestra belleza nos vamos a
quedar solas y nadie nos va a querer. Hay una especie de castigo para
mujeres “raras”, mujeres que no cumplen con su rol de cuidadora y de mujer
complaciente, mujeres que no cuidan su belleza” (Herrera, 2020, 6:12 s)
Esta premisa ha ocasionado que a medida que las mujeres vamos
envejeciendo se nos niegue el derecho a la pasión, pero no solo a nosotras, a los
hombres con el paso de los años, se les cuestiona, se les burla si se salen de un
esquema en donde “su capacidad de conquistar a mujeres, su virilidad son un
elemento imprescindible en la ejecución de su masculinidad” (Pizarro, 2006, pág.
71), en este sentido,

“se espera que el hombre tenga una vida sexual muy activa, reducida por lo
general a lograr erecciones y penetraciones sin mediar ningún tipo de
manifestación emocional (amor, sensualidad, ternura, etc.). De esta forma,
los hombres aprenden que pueden y deben separar sus emociones del
placer sexual, y a vivir su sexualidad bajo la idea falsa de que entre más
relaciones sexuales tengan con un gran número de personas, más hombres
son. Esta creencia lleva a muchos hombres jóvenes y adultos a situaciones
de angustia más que de placer, ya que se sienten obligados a demostrar
constantemente que son una potencia sexual. Esta forma de vivir la
sexualidad trae consigo ignorancia de las emociones, sentimientos y
necesidades afectivas y de placer, tanto propias como de la pareja, y en
consecuencia una incapacidad para relacionarse en el plano afectivo y
sexual” (Pizarro, 2006, pág. 35)

En algunos casos, sobre todo cuando vamos envejeciendo, el erotismo, el


deseo y la búsqueda del placer puede chocar con la incomodidad y como
conversación ser llevado al estigma. En nuestra sociedad se pueden identificar
algunos mitos como “sexualidad=genitalidad, sexualidad=heterosexualidad,
autoerotismo=pecado, sexo=amor, sexualidad=reproducción y,
feminidad=pasividad, mandatos culturales que interfieren en la sexualidad de las
mujeres mayores” (Freixas & Luque, 2009, pág. 192).

Esta mezcla de creencias ha limitado la experiencia erótica de muchas mujeres,


pero sobre todo de las mujeres mayores, lo que imposibilita que escuchemos
nuestros cuerpos, nuestros deseos, lo que ha traído como consecuencia la dificultad
de entender y vivir la sexualidad con tranquilidad, con libertad, con satisfacción, lo
que ahoga la capacidad de experimentar el deseo y sirve para que se genere un
alejamiento, una renuncia a la gestión de la sexualidad.

33
¿Cuántas veces hemos apartado la mirada de una escena que involucre alguna
situación sensual o sexual entre personas mayores, o cuánto nos ha costado
normalizar esta representación? y ¿cómo nos hemos enfrentado a esas disputas en
pro de deconstruir unos mandatos que a su vez dan cuenta del proceso social que
se necesita para estigmatizar ciertas situaciones?

En nuestra sociedad existe un doble rasero sociocultural según el cual se


otorgan espacios y asignaciones diferentes a las personas en función del
sexo. La aceptabilidad social de la sexualidad es diferente para los hombres
y para las mujeres, produciéndose un doble estándar. Éste ofrece
permisividad a los varones para actuar como agentes sexuales, pero
desvaloriza y estigmatiza a las mujeres que responden a sus necesidades y
deseos sexuales, colmándolas de términos denigrantes que no se utilizan
con los varones en las mismas circunstancias. El ideario acerca del doble
estándar del envejecimiento considera que mientras los hombres maduran,
las mujeres envejecen (Freixas & Luque, 2009, pág. 193)

Así, el amor romántico se vuelve un privilegio discursivo y práctico que enmarca


sobre toda la juventud, la capacidad de reproducción. Son innumerables las
escenas que asocian la belleza, cierto estilo de vida, la vivencia del amor a las
personas jóvenes, relacionando a las mujeres mayores con la fealdad, la gordura y
la vejez. Un ejemplo de esto es una de las escenas de la telenovela El último
matrimonio feliz, en donde Margoth, una mujer que ha sido abandonada por su
esposo y que, para reconquistarlo, se somete a un procedimiento quirúrgico y
algunos tratamientos de belleza. Otro ejemplo, se ilustra en la telenovela Yo soy
Betty, la fea, cuando Bertha, una de las integrantes del cuartel de las feas, se
somete a una liposucción, con la esperanza de verse más delgada.

Sí, para el mandato social el amor romántico y el deseo en los


cuerposde las mujeres tiene fecha de vencimiento, por eso, en
esta campaña queremos decirle al mundo, que para nosotras no
hay fecha de vencimiento.

Desde la campaña #SinFechaDeVencimiento, hicimos una serie de episodios,


uno de ellos se denomina Cuerpo, placer y deseo, eso que hace parte indiscutible
de la juventud y que pareciera pasar a un segundo plano con el paso de los años.
Pero… ¿será que sí pasa a un segundo plano?, ¿cómo se transforma nuestra
relación con el deseo y el placer?, ¿cómo te relacionas con ellos y con tu cuerpo?,
¿qué tanta importancia les das en tu vida?

34
Para este fin, se escogió la estética de algunas de las telenovelas colombianas
de los años noventa-dosmiles, correspondientes a momentos que presentan
personajes del público objetivo en las novelas seleccionadas. Estas capturas, las
cuales están representadas en algunos clips de la escena y collages de estas, son
usadas como material de archivo para hacer referencia a aspectos del amor
romántico, conceptos y representaciones, es decir, algunas de las telenovelas
seleccionadas se convierten en la excusa que permite articular ciertas
conversaciones que nos permiten ver cómo se materializan estos discursos en la
práctica. Me interesa con estas imágenes, fragmentos de escenas, mensajes de
difusión y retos, retomar algunos personajes icónicos y situaciones particulares y
establecer un vínculo con la estética novelera en Colombia. Las novelas que tomaré
como referente son: Yo soy Betty la fea, El último matrimonio feliz, Hasta que la
plata nos separe, Pasión de gavilanes y Victoria, telenovelas quehan sido repetidas
en múltiples ocasiones, - porque tienen rating, aceptación, lo que habla de las
representaciones culturales en las cuales se enmarcan- por los dos canales
privados de televisión nacional: RCN y Caracol, empresas que han conseguido el
monopolio del entretenimiento, dando prioridad a lo económico.

Respecto a los escritores de estas historias -todos hombres-, se encuentran


Julio Jiménez, Luis Felipe Salamanca, Dago García -actual vicepresidente de
producción de Caracol Televisión-, Pedro Miguel Rozo y Fernando Gaitán- quien
fue vicepresidente de productos de RCN Televisión en los años 2009 hasta el 2014.
Estos reconocidos escritores, unos más que otros, han escrito tramas que tienden
a ser estereotipadas, melodramáticas y que desde sus contextos hacen “referencia
a problemas contemporáneos como la corrupción o la discriminación combinados
con toques de comedia” (Medina & Barrón, 2010, pág. 87). Algunas de estas
producciones como es el caso de Yo soy Betty la fea y Hasta que la plata nos separe
han sido reencauchadas en otros países y junto a otras telenovelas como Victoria y
Pasión de Gavilanes, - la cual tendrá segunda temporada-, han sido repetidas en
canales privados nacionales, en la cadena internacional Telemundo, y en streaming
como Netflix, donde, curiosamente, terminan quedando también en los primeros
lugares o en el top de preferencias del país. De acuerdo con Coral Herrera (2020),
los hombres que producen cultura son unos de los beneficiarios del sufrimiento
romántico de las mujeres,

“las novelas y películas de historias de amor con final feliz, las canciones
románticas, las series románticas en internet, los cuentos infantiles de
princesas, las revistas del corazón…Es una industria muy poderosa que
fabrica sueños románticos y gana millones de euros cada año vendiendo un
35
paraíso romántico que no existe, pero que sirve para entretener y controlar a
las mujeres necesitadas de amor” (Herrera, 2020, pág.17)

Los videos e imágenes seleccionadas de estas producciones se compartirán en


las sesiones del círculo de apoyo afectivo y resiliencia colectiva, con el fin de suscitar
el debate en torno a situaciones similares sobre el amor y el deseo, a través del
planteamiento de preguntas que permitan llegar a cuestionar la propia historia a
partir de situaciones que generen identificación o rechazo. En esta medida, se
pretende en un primer momento, identificar los conflictos y las tensiones que se
generan en nombre del amor, para que, en un segundo momento, construyamos
acciones colectivas de prevención de violencias basadas en género, teniendo en
cuenta que el maltrato se presenta como síntoma de amor, lo que hace más difícil
identificar las violencias o los malos tratos. En un tercer momento, será fundamental
tramitar a través de ejercicios y uso de herramientas de sanación, las relaciones
basadas en el amor romántico, comprendiendo algunas de las situaciones que nos
ocurren cuando nuestras relaciones sexo-afectivas empiezan a no gustarnos o no
nos sentimos bien.
El discurso romántico es un mandato sistemático que se define en contexto
y se vive en lo personal, lo familiar y en sociedad. Por esto, revelar en colectivo
todas aquellas situaciones que nos son comunes y encontrar en los otros relatos
una identificación que nos permita entender un contexto que nos ha impuesto unas
maneras específicas de definir y vivir el amor, y que está más allá de lo que cada
una es o hace, sumado a la posibilidad de desmitificar y encontrar debajo de la
máscara no solo un relato común, sino la posibilidad de reconstruir nuestras propias
versiones de lo que deseamos para sí mismas.

36
Ospina, V. (2020) Corazón [Ilustración] En Calendario Renacer 2021 @vivi.anawildflower.
Antioquia, Colombia.

Preguntarse ¿Qué es el amor romántico?, ¿tiene este una funcionalidad en


los sistemas que se interconectan en nuestra realidad?, ¿qué se esconde detrás del
sueño de encontrar y vivir el ideal del amor romántico?, son preguntas que desde
#SinFechaDeVencimiento, se quieren explorar y que sin lugar a duda me atraviesan
como feminista, por posición política y como hija de una mujer que ha vivido, junto
a otras mujeres más, la intoxicación de la idea del amor y que con el paso del tiempo
se ha ido desintoxicando de sus efectos. Frente a estas preguntas han surgido más
dudas como ¿por qué es necesario problematizar el amor romántico? ¿cómo el
amor romántico incide o se relaciona con el tema de las violencias?, ¿opera bajo

37
las lógicas del sistema de sexo-género2, es decir, afecta igual tanto a mujeres como
a hombres? y, en este sentido, ¿cómo las personas no binarias y de género fluido
han construido relaciones sexuales-afectivas desde el amor romántico?

Las anteriores preguntas son una pequeña muestra del mar de


cuestionamientos que no solamente pasan por mí -aunque parten de lo personal-,
sino que nos atraviesan de manera colectiva, en tanto hay una problemática
presente en las formas en las que nos estamos relacionando con el mundo, “a decir
verdad, son pocas las personas de nuestra época que se hayan visto exentas de
los tormentos del amor y las relaciones íntimas” (Illoz, 2012, pág. 11).

No es que hayamos tenido mala suerte con nuestrxs compañerxs,


recordemos que lo personal es político, esto implica que como lo afirma Hanish
(1969) “los problemas personales son problemas políticos. No hay soluciones
personales. Solo hay acción colectiva para una solución colectiva” (pág, 4), es decir
que, cuando una mujer habla de su problema considerado como individual con otras
mujeres, este se politiza, al comprender que es un problema colectivo, compartido
que se debe a estructuras patriarcales, que podemos transformar juntas, por más
diversas que seamos en tanto vivimos en cuerpos violentados y estamos afectadas
por la misoginia patriarcal.

“Que lo personal es político es uno de los descubrimientos que más


emociona porque significa darse cuenta de que gran parte del dolor y de las
experiencias difíciles que cada una ha vivido en la intimidad, en la familia –
ese espacio que es nuestro primer referente– tiene una explicación que va
más allá de lo individual, puesto que forma parte de una historia colectiva”
(Facio et al., 2013, pág. 8)

Es importante rescatar que así como nosotras, las mujeres, como sujetas
históricas hemos venido trabajando por muchos años para vivir libres, seguras,
tranquilas y sin miedo, el feminismo está en construcción permanente y los hombres
están comenzando a cuestionarse, a hacerse preguntas, a trabajar para liberarse
de los patriarcados que los habitan; en efecto, “cada vez hay más colectivos de
hombres que trabajan en el ámbito de las masculinidades: hombres igualitarios,
feministas o aliados del feminismo que también están trabajando en lo personal y

2
Definido por la activista y antropóloga cultural Gayle Rubin como “el conjunto de disposiciones por el que
una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana, y en el cual se
satisfacen esas necesidades humanas transformadas” (Rubin, 1986, pág. 97)
38
en lo político” (Herrera, 2019, pág. 146). Al respecto Javier Omar Ruiz, cofundador
del Colectivo Hombres y Masculinidades, quien se reconoce como pro feminista,
afirma que “un hombre no puede ser «feminista» o «pro feminista» parado en un
sistema machista o en las lógicas de dominación masculinas. Esa apuesta nos exige
unos procesos de transformación (Compilación Ediciones La Social, 2017, pág. 48).
Los hombres, tienen mucho por trabajarse y deconstruirse, de hecho, cuando le
pregunté a un amigo que hace parte de este Colectivo, si conoce escritos o proceso
de investigación juiciosos sobre el amor romántico hecho por hombres , me dijo: no
he identificado textos escritos por hombres desde este enfoque. Tengo el de Coral
para hombres que ya no hacen sufrir por amor

Luchas colectivas que se van articulando

Respecto a la idea de raza; - entendida en concordancia con Ochy Curiel


como “construcciones imaginarias, como idea, como significantes que contienen
una intención política para justificar desigualdades sociales, políticas y culturales”
(Curiel, 2012, pág. 15) y que también ha sido sustituida por el concepto de etnia
“para referirse a ciertas características culturales de determinados grupos[…] la
sustitución de la raza por etnia, sin embargo, ha conllevado algunas trampas
ideológicas y políticas incorporadas en la dicotomía raza=naturaleza/etnia=cultural”
(Curiel, 2012, pág. 16). En este sentido, el racismo, “responde a un tipo de
construcción social -no natural-, anclada en procesos de colonización y de
consolidación de los estados naciones en que se impone un imaginario civilizatorio
desde la racialización de los pueblos” (Curiel, 2021), que ha facilitado
históricamente, la opresión, desigualdad y discriminación racial en instituciones de
la sociedad como el estado, el sistema educativo, los medios de trabajo, entre otros.

En relación con las clases sociales, de las cuales es posible negar su


existencia como “un conjunto homogéneo de individuos económica y socialmente
diferenciados, objetivamente constituidos en grupos, y sostener al mismo tiempo la
existencia de un espacio de diferencias basadas en un principio de diferenciación
económica y social” (Bourdieu, 1994). Desde la investigación de Illouz (2009), las
diferentes clases sociales comparten un modelo básico de romance, sin embargo,
se establecen ciertas diferencias entre estas posiciones sociales, las cuales están
marcadas por prácticas cotidianas, sobre todo en cuanto a diferentes niveles de
capital cultural.

39
Las clases altas se salen más de los aspectos típicos asociados a lo
romántico y a asociarse a regalos o eventos de buen gusto, las clases populares
utilizan más los obsequios como recurso para expresar los sentimientos, “presentan
una mayor inclinación hacia la espiritualización de esos bienes, que aparecen como
elementos portadores del efecto romántico” (Illouz, 2009, pág. 346). Las exigencias
culturales, implican la valoración de la comunicación y la demanda de intensidad
para que no se pierda el amor, la magia. Sin embargo, estas demandas surgen en
contextos ajenos, en los cuales no se tienen medios económicos, en muchos casos,
para llegar a cumplirlas.

Respecto a la preferencia por lo heterosexual, entendido por Rich como


institución que expresa una obligatoriedad de convivencia entre varones y mujeres
y por Wittig como régimen político, como contrato social que debe ser roto,
buscando la creación de uno nuevo y saliendo de nuestra clase-mujeres- la cual ha
sido apropiado históricamente por los hombres.

“El supuesto de que «la mayoría de las mujeres


Son heterosexuales por naturaleza»
Es un muro teórico y político
Que bloquea el feminismo, Sigue
siendo un supuesto sostenible en parte porque
la existencia lesbiana ha sido borrada de la historia
o catalogada como enfermedad,
en parte porque ha sido tratada como excepcional y
no como intrínseca, en parte porque reconocer
que, para las mujeres, la heterosexualidad puede no ser
en absoluto una preferencia sino algo que ha tenido
que ser impuesto, gestionado, organizado,
propagado y mantenido a la fuerza, es un paso inmenso a dar si
una se considera libre e innatamente. Heterosexual”
(Rich, 1980, pág. 35)

La heterosexualidad como institución obligatoria es definida por Adrienne


Rich como “institución política que debilita a las mujeres” (Rich, 1980, pág. 15), que
perpetúa un orden jerárquico en el que se subordina a las mujeres, se nos impone
la heterosexualidad y de paso el matrimonio como discurso, ideología, caminos
inevitables en nuestras vidas, los cuales ni siquiera se cuestionan.

“El cinturón de castidad, el matrimonio en la infancia, la cancelación de la


existencia lesbiana (excepto como exótica y perversa) en el arte, la literatura,
el cine; la idealización del enamoramiento y del matrimonio heterosexual,
todas estas son formas de coacción bastante evidentes, siendo las dos
primeras ejemplo de fuerza física, y las dos segundas de control de la
40
conciencia” (Rich, 1980, pág. 27)

En el capitalismo, las mujeres somos segregadas y ocupamos posiciones


inferiores en el lugar del trabajo, de hecho, “es esencial e intrínseca a la realidad
económica de las vidas de las mujeres la exigencia de que las mujeres «venderán
atractivo sexual a los hombres, que tienden a detentar el poder económico y la
posición para imponer sus preferencias.»(Rich, 1980, pág. 28), en este sentido se
normaliza que muchas mujeres tengan que aguantar el acoso sexual para continuar
con su trabajo y que quienes nos resistimos a este tipo de violencia, se nos acuse
de lesbianas, asexuadas. Esto me hace recordar, que hace poco me preguntaron
si una amiga que conozco es lesbiana, porque un grupo de personas creía que así
era, debido a que en una clase, ante los coqueteos de uno de sus alumnos, ella les
comentó que ella no mezclaba la vida personal con la laboral y que no se
equivocaran con ella; esta persona que me preguntó hizo tanto énfasis en la frase:
no se equivocaran con ella, que paso seguido dijo: ¡seguro sí es lesbiana, porque
además ¿cuántos años tiene ella? no habla de pareja, no se ha casado, ni tampoco
ha tenido hijxs. Mi pregunta es ¿y si no quiere hablar de su vida privada, y si es
lesbiana y si no quiere casarse o tener hijxs, qué?

En muchas ocasiones seguramente muchas mujeres han fingido ser


heterosexuales, sin realmente serlo, porque su puesto de trabajo puede depender
de esto, de hecho, no es solo fingir serlo, sino verse como “una mujer heterosexual
en términos de atuendo y del rol femenino y deferente exigido a las «verdaderas»
mujeres” (Rich, 1980, pág. 29), ¿qué es ser verdaderamente mujeres? ¿Ser
verdaderamente mujer es tener unas normas de conducta específicas? ¿Es soñar
con casarse, tener hijxs y encontrar a nuestro príncipe azul?, ¿Es ser
normativamente heterosexuales?

Si bien, la heteronormatividad opera sobre los cuerpos feminizados, todos


los cuerpos en general y afecta profundamente a toda la sociedad, formar el círculo
de apoyo afectivo y resiliencia colectiva con mujeres heterosexuales, permite que
nos vinculemos entre mujeres, que estrechemos lazos de afecto, de amor y amistad
íntima, que construyamos una comunidad entre nosotras, que convivamos juntas y
dejemos de naturalizar la heterosexualidad desde una mirada biologicista,
inmodificable, en donde la relación entre hombres y mujeres comprende funciones
productivas para ellos, reproductivas y de cuidado no remuneradas para nosotras,
que no nos deja vivir más allá de los mandatos establecidos.

En diversas situaciones nos hemos entregado tanto por nuestrxs hijxs,


41
parejas, amigxs que hemos quedado relegadas en un segundo plano, pensando
que estar siempre para lxs demás constituye una parte fundamental de nuestros
proyectos de vida. Incluso a los cuerpos sexuados como femeninos, se nos ha
relacionado con la crianza, el cuidado y el espacio doméstico, y aunque en algunas
culturas se ha generado un trabajo más equitativo respecto a ciertas tareas
domésticas, este es valorado de manera distinta, llegando a romantizar la
realización de las mismas por parte de los hombres, cuando su realización por parte
de nosotras ha sido históricamente invisibilizada, porque es lo que se espera de
nosotras. En contraste, cuando somos nosotras quienes realizamos el trabajo
productivo en mayor o menor medida, la desigualdad salarial, las opciones de
trabajo e incluso los comentarios de personas cercanas, dificultan otras formas de
organizarse.

“Para que el que vende su fuerza de trabajo pudiera llegar al lugar en donde
ocurre la producción (y los sitios de distribución, publicidad y otras
actividades que permiten e incentivan la realización de lo producido), hubo
un trabajo que posibilitó un lugar en donde durmió la noche previa con
comodidades mínimas que permitieran el sueño, había vegetales,
legumbres, carnes u otros alimentos cuya transformación ocurrió
necesariamente para que fueran comestibles, hubo hasta ropa dispuesta. Es
decir, una persona creó las condiciones necesarias que permitieron que
asistiera al lugar de producción. A esa persona se le asignó un trabajo que
no se ubica en los espacios de producción y que sin embargo es
indispensable para esa producción. Dicha persona muy probablemente era
una mujer, pues en el capitalismo se asigna la responsabilidad del
trabajodel hogar en forma distinta, según los cuerpos sexuados” (Vergara,
2015, pág. 1)

En este sentido, como afirma Vergara “la heterosexualidad obligatoria no es


un tema de sexualidad, de prácticas sexuales o de relaciones afectivas, sino una
marca política impuesta concretamente a las mujeres en donde, por medio de
mecanismos de disciplinamiento y control, naturaliza la heterosexualidad como
«deseo»” (Vergara, 2015, pág. 2) y donde, se impone “la lealtad emocional y erótica
y el servilismo pleno de las mujeres hacia los hombres” (Rich, 1980, pág. 24)

Así, la heterosexualidad como institución económica ha permitido la doble


jornada de trabajo para las mujeres, la división sexual del trabajo, espacios en los
que las mujeres hemos aprendido a aceptar y naturalizar las violencias ejercidas
hacia nosotras, “donde las mujeres han sido educadas -tanto por la literatura
romántica como por la pornografía- a autopercibirse como presa sexual” (Rich,

42
1980, pág. 29), mientras podamos percibirnos como deseadas, como consumibles
“mientras puedan ser satisfechas las necesidades sexuales y emocionales del
varón” (Rich, 1980, pág. 31), porque cuando esto deja de ser así, pasamos a ser
mujeres desechadas.

Esta naturalización de la heterosexualidad obligatoria, está estrechamente


relacionada con lo que Rich llama “la ideología del amor romántico
heterosexual”(Rich, 1980, pág. 32), la cual ha sido proyectada desde “la infancia,
los cuentos de hadas, la televisión, el cine, la publicidad, las canciones populares,
los cortejos nupciales, es una herramienta en las manos del rufián que no vacilará
en utilizar” (Rich, 1980, pág. 32), hasta el punto que llegamos a dejar nuestras
vidas, amistades, intereses, deseos en un segundo plano, por darle un lugar
primordial a eso identificado como masculino, eso que como diría Rich “todo lo
puede, todo lo conquista” y que tiene un impulso incontrolable que no es
responsable de aceptar un NO como respuesta, que no se cuestiona y en este
sentido,

“Las mujeres aprenden a aceptar como natural la inevitabilidad de este


«impulso» porque lo reciben como dogma. De ahí, la violación marital; de
ahí, la esposa japonesa que hace resignadamente la maleta de su marido
para que se vaya a pasar un fin de semana en los burdeles kisaeng de
Taiwán; de ahí, el desequilibrio de poder, tanto psicológico como económico,
entre marido y mujer, empleador y trabajadora, padre e hija, profesor y
alumna” (Rich, 1980, pág. 33)

Por otro lado, Monique Wittg, filósofa francesa, feminista materialista, “como
para todas las materialistas, los hombres y las mujeres se definen por una relación
social que es de clase, concretamente, son clases de sexo, relación que está ligada
el sistema de producción, la división social del trabajo y la apropiación individual y
colectiva” (Curiel, 2012, pág. 9) define la heterosexualidad “no como una institución
sino como un régimen político, que se basa en la sumisión y la apropiación de las
mujeres” (Wittig, 2006, pág. 15), que se hace por ejemplo desde el lenguaje, que
ha sido apropiado por los hombres y es por esto que su propuesta es “liberar a las
mujeres por medio del habla. Plantea la emancipación al intentar establecer la
subjetividad a través del habla. Este es el reto lingüístico que liberará a las mujeres
de la alineación del lenguaje” (Sánchez, 2013, pág. 180), en este sentido, empieza
a ver el lenguaje como un campo político.

En este sentido, para la escritora y activista Shulamith Firestone el amor


romántico hace referencia a “el amor corrompido por su contexto de poder-el
43
sistema de clases sexuales- en una forma enfermiza de amor que tan sólo sirve
para reforzar las estructuras del sistema de clases basadas en el sexo” (Firestone,
1973, pág.124), consolidándose así como una forma enfermiza de amar,
contaminada por una dominación masculina, de dependencia no solo económica
sino también social, en donde el romanticismo “no es más que un instrumento
cultural del poder masculino, cuya finalidad es mantener a las mujeres en la
ignorancia de su condición” (Firestone, 1973, pág.124), perpetuando las relaciones
de poder entre los sexos, en donde se mezclan y confunde amor, control y
dominación.

Pensando en esto que algunas activistas como Firestone argumentan, en la


quinta sesión del círculo de apoyo afectivo y resiliencia colectiva, preguntamos: ¿el
amor romántico tiene un carácter diferencial entre hombres y mujeres?, ¿es distinto
cómo se vive el amor romántico en los hombres que como lo viven las mujeres?,
algunas de las compañeras que hacen parte de este espacio comentaron:

“el amor romántico para los hombres está desde el control desde la posesión
y por esa razón es que muchos feminicidios son ejecutados por ex parejas,
porque ellos sienten que: ¡tú no me puedes dejar!,¡tú eres mía!, es decir, esa
posesión. Para las mujeres es la sumisión. Si es ese amor romántico, los dos
viven ese amor romántico, pero ellos desde el control y desde el poder,desde
la posesión” (Yannia, 23 de octubre de 2021)

“es totalmente diferente. Ya que las necesidades afectivas creadas por la


sociedad lo plantean así. El amor romántico masculino no viene de la
necesidad. El amor para el macho violento no es romántico, es apático. Hay
hombres buscando amor romántico, buenos humanos, pero
lamentablemente también hay mujeres que no lo aprecian” (Johana, 23 de
octubre de 2021)

El pensamiento de Wittig, rompe la concepción binaria que produce la


heterosexualización, que elimina aquello que se sale de estos parámetros. En este
sentido, hace una problematización de categorías establecidas que sostiene
discursos “que ella denomina «el pensamiento straight» como «mujer», «hombre»,
«sexo» o «diferencia»- así como otros en los que estos van implícitos, como
«historia», «cultura» y «lo real»” (Curiel, 2013, pág. 53), en tanto se conciben como
leyes universales que tienen interpretaciones totalizadoras y que se conciben como
ahistóricas, es decir, que no se pueden cuestionar porque se han establecido como
dogma, en tanto, “definen las personas y las relaciones humanas, así como la
producción misma de las ciencias. Desde esta lógica, incluso la homosexualidad
44
no puede ser otra cosa que algo simétrico y complementario de la
heterosexualidad, pues para Wittig la sociedad heterosexual necesita de lo
diferente en tanto una necesidad ontológica” (Curiel, 2013, pág. 54). Una de las
categorías que intenta deconstruir Wittig es sexo,

“La categoría de sexo es la categoría política que funda la sociedad en tanto


que heterosexual. En este sentido, no se trata de una cuestión de ser, sino
de relaciones (ya que las mujeres y los hombres son el resultado de
relaciones). Aunque los dos aspectos siempre se confunden cuando se
analizan. La categoría de sexo es la categoría que establece como «natural»
la relación que está en la base de la sociedad (heterosexual), y a través de
ella la mitad de la población —las mujeres— es «heterosexualizada» (...). Su
principal categoría, la categoría de sexo, funciona específicamente, como lo
hace la de «negro», por medio de una operación de reducción, tomando una
parte por el todo, una parte (el color, el sexo) por la cual tiene que pasar toda
la humanidad como a través de un filtro” (Wittig, 2006, pág. 70).

Así, para Wittig, las mujeres debemos romper ese contrato social
heterosexual, creando uno nuevo, saliendo de nuestra clase- mujeres-, desde las
cuales los hombres se han apropiado históricamente, lo cual implica abandonar
este contrato, una por una, -de hecho, ya lo estamos haciendo- “las lesbianas
somos desertoras, esclavas fugitivas; las esposas desertoras están en la misma
situación” (Wittig, 2006, pág. 71). Crear un nuevo contrato, puede parecer una
utopía, sin embargo, “se nos niega un nuevo orden social, si se nos dice que éste
sólo existirá en palabras, entonces tendré que encontrarlo en mí misma” (Wittig,
2006, pág. 71). Esta es una apuesta fundamental que tiene
SinFechaDeVencimiento y que se conecta con los estudios culturales, en tanto
puede verse de manera utópica, irreal, pero que al entender que soy mi propio
hogar y que puedo encontrar en mí misma de la mano con muchas otras mujeres,
cuestionamientos para que estos códigos queden cada vez más endebles, formas
diversas de romper con ese contrato social. En este sentido, la tarea no se vuelve
tan utópica, si la transformación parte de mí misma, de nosotras mismas como
colectiva y como protagonistas e hilanderas de nuestras propias experiencias,
desde nuestra cotidianidad, desde el reconocimiento, el acompañamiento y el
establecimiento de relaciones con otras. Al respecto, autoras como Veena Das,
argumentan que,

“El testimonio tiene necesariamente un lugar central y problemático en su


reflexión y práctica disciplinaria. Obligatoria fuente de información para sus
diversas investigaciones antropológicas, el testimonio surge de contextos
terriblemente desgarrados y violentos, lleva sobre sí la marca de los
acontecimientos y atestigua a la vez la voluntad de vida de quien lo enuncia.
45
El testimonio no es simplemente una herramienta metodológica para
satisfacer la curiosidad intelectual; es, ante todo, una forma de dar cuenta de
las experiencias de los protagonistas y, en particular, de las víctimas, sin
perder de vista el sentido del evento. Por eso los testimonios deben
entenderse desde la cotidianidad de los hablantes, anclados en procesos
subjetivos y colectivos, estructurados por tradiciones simbólicas y
encauzados por géneros discursivos. Una lectura atenta del testimonio debe
abrirnos simultáneamente a la cotidianidad del acontecimiento y al testimonio
en tanto acontecimiento” (Ortega, 2008, pág. 40).

Frases provocadoras…

Pensar en frases de Wittig como, “yo no tengo vagina” y “las lesbianas no


somos mujeres”, implica para la primera, entender a la vagina como órgano clave
que permite el vínculo institucional entre el trabajo heterosexual y el trabajo de
reproducción. Es tratar de “deshacerse de la vagina como un órgano
heterocentrado, un anuncio de la deconstrucción del cuerpo hetero-moderno, una
declaración de guerra a las ficciones naturalizantes” (Fugitivas del desierto, 2009,
pág. 11), al quitarle estas funciones reproductivas a la vagina, se desterritorializa el
cuerpo lesbiano de ese acostumbrado “te hiciste mujer”, “de niña a mujer”, que se
nos ha dicho a medida que vamos creciendo. La segunda frase, “las lesbianas no
somos mujeres” se sustenta para Wittig, en la idea bajo la cual el concepto lesbiana
va más allá de las categorías de sexo establecidas, en tanto “el sujeto designado
(lesbiana) no es una mujer ni económicamente, ni políticamente, ni
ideológicamente” (Wittig, 2006, pág. 43), esto respecto a que para Wittig, lo que
constituye una mujer es

“una relación social específica con un hombre, relación que otrora hemos
llamado servidumbre, relación que implica obligaciones personales y físicas,
tanto como obligaciones económicas (“asignación a residencia”, tediosas
tareas domésticas, deber conyugal, producción ilimitada de hijos e hijas,
etc.), relación de la cual escapan las lesbianas, al negarse a ser
heterosexuales” (Wittig, 2006, pág. 55)

¿Cuántas parejas lesbianas hemos visto en las telenovelas colombianas?


¿Cuántas de estas parejas han sido protagonistas?

Respecto al sistema sexo/género, el cual es definido por primera vez por la


activista y antropóloga cultural Gayle Rubin como “el conjunto de disposiciones por
el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad
46
humana, y en el cual se satisfacen esas necesidades humanas transformadas”
(Rubin, 1986, pág. 97), impuestas por cada sociedad. Rubin, se refiere a un aparato
social sistémico que produce y reproduce la opresión y consecuente subordinación
de las mujeres, ejemplificado en aquel espacio y tiempo en el que no recibe una
remuneración económica, pero que es una tarea bajo la cual el obrero se reproduce
como trabajador, esta tarea es el trabajo doméstico, en el cual,

“circula en los tiempos de lo privado-íntimo y es la sujeto mujer alienada dos


veces, como mujer y como trabajadora. Su actividad es el goce y la alegría
de/para otro. Ella es desapropiada de una tarea que la domina y coerce
por/en la naturalización biológica de su función en el sistema. El trabajo
doméstico es clave en la producción del trabajador del que extrae plusvalía.
Un trabajo que no es empleo, es decir, que no recibe remuneración, no hay
paga para las tareas domésticas” (Alvarado, 2016, pág. 14)

En esta medida, Rubin va más allá del planteamiento marxista, analizando la


plusvalía3 que se genera desde el trabajo doméstico, realizado sobre todo por las
mujeres, en tanto se ha sostenido que somos “una reserva de fuerza de trabajopara
el capitalismo, que los salarios generalmente más bajos de las mujeres
proporcionan plusvalía extra el patrón capitalista, en sus papeles de
administradoras del consumo familiar” (Rubin, 1986, pág. 98). Al ser un trabajo que
no es remunerado, se produce una amplia plusvalía que mantiene el capital, y como
reproductoras, también somos las mujeres quienes reproducimos al trabajador y
así sostenemos el capital.

Para la autora, “el género es una división de los sexos socialmente impuesta.
Es un producto de las relaciones sociales de sexualidad. Los sistemas de
parentesco se basan en el matrimonio; por lo tanto, transforman a machos y
hembras en ‘hombres’ y ‘mujeres’” (Rubin, 1986, pág. 114). En este sentido, el
sistema sexo/género se constituye como un ordenamiento a través del cual un
cuerpo sexuado macho o hembra, se transforma a través de la cultura en hombre
o mujer y lo que esto significa en términos de los roles que se nos asignan de
manera natural. Así, el género, implica la identificación con un deseo sexual hacia
ese otro, opuesto, lo que está estrechamente ligado con la heterosexualidad
obligatoria, a la que hace referencia Adrienne Rich.

3
“incremento, o al excedente por encima del valor originario” (Marx, 1998, pág. 184)

47
De manera que se necesitan hombres y mujeres de ciertas características
para que produzcan lo que tienen que producir y hagan lo que tienen que hacer,
según ese sistema social complejo de producción, en donde se debe garantizar que
las fuerzas de reproducción hagan su trabajo y por supuesto, los hombres tienen
que aportar en la cadena productiva, y deben inseminar a estar reproductoras. Por
ello, se suprime y oprime la homosexualidad como parte del sistema de reglas y
relaciones.

“Si son homosexuales ¿qué va a ser de la humanidad?, o si las mujeres


no se quieren reproducir, ¿qué va a ser de la humanidad?,hay una
cacería de brujas en contra de mujeres no reproductivas, como amenaza
a la forma capitalista” (IISUE UNAM, 2017,11:50 s)
Al final de su texto, Rubin propone que el sistema sexo/género, debe ser
organizado mediante la acción política y que el movimiento feminista, “tiene que
soñar con algo más que la eliminación de la opresión de las mujeres: tiene que
soñar con la eliminación de las sexualidades y los papeles sexuales obligatorios”
(Rubin, 1986, pág. 135)

Por su parte, Judith Butler, genera una ruptura, en tanto su propuesta es


dejar de pensar el sexo/género como una dicotomía, para Butler, “el género se
construye culturalmente: por esa razón, el género no es el resultado causaldel
sexo ni tampoco es tan aparentemente rígido como el sexo” (Butler, 2007,pág. 54),
en este sentido, al sexo no debería corresponderle un solo género e inclusive
aunque se hable de dos sexos, lo que para ella debe ser también cuestionado, hay
un rechazo del sexo como natural, cuestionando su carácter binario, tampoco se
podría decir que solo hay dos géneros. De hecho, afirma que,“el género mismo
pasa a ser un artificio ambiguo, con el resultado de que hombre y masculino pueden
significar tanto un cuerpo de mujer como uno de hombre, y mujer y femenino tanto
uno de hombre como uno de mujer”(Butler, 2007, pág. 55).

De esta manera, si bien con Rubin, el sistema sexo/género se inscribe en un


modelo desde el que se habla de la construcción social, esta opera sobre un cuerpo
que funciona desde lo biológico. Butler, propone una forma distinta de pensar el
sexo, en donde, el género no se trata de significados culturales que recubren el
sexo como natural, sino que es el género el que establece la diferencia sexual. Así,
Gayle Rubin, “refuerza el binomio naturaleza cultura concibiendo al género como
aquella dimensión que interpreta la naturaleza del sexo” y Judith Butler “se apoya
48
en una concepción construccionista del género que no concibe la naturalidad del
sexo más allá de los discursos sociales y ataca, por lo tanto, el modelo teórico que
sostiene el sistema sexo/género como representante del fundacionalismobiológico”
(Suzzi, 2016, pág. 198). Así, Butler considera el género como algo performativo,
como una puesta en escena en la que no somos dueñxs de un géneroy no realizamos
lo que más nos genera satisfacción, sino que nos vemos obligadxs a actuar el
género, desde unas formas normativas, naturalizadas, que condicionannuestras
formas de actuar y que por tanto nos excluye o nos incluye.

Interrumpir estas opresiones supone una serie de presiones y frustraciones


que tienen efectos físicos, mentales y en las formas en las que nos relacionamos.
Interrumpir, nos permite cuestionar el binarismo, el determinismo biológico para que
a grupos humanos que se salen de estos parámetros se les otrerice, se les
enmarque en la diferencia, como lo no humano, como lo salvaje, como lo
perseguido, como lo inferior, como lo marginal y lo que incluso se puede llegar a
borrar, por no estar enmarcado en ese “paradigma moderno que ha sido el hombre
blanco, heterosexual y con privilegios de clase” (Curiel, 2012, pág. 17). Y
finalmente, permite no segmentar la mirada de las opresiones, porque no hay
luchas exclusivas, sino luchas políticas que se van articulando.

Del infierno al paraíso: ¿hay que sufrir para vivir?

“Nuestra cultura idealiza el amor femenino


como un amor incondicional,
abnegado, entregado, sometido y subyugado.
A las mujeres se nos enseña a esperar
y a amar a un hombre con la misma devoción
que amamos a Dios o esperamos a Jesucristo” (Herrera, 2012)

El modelo del amor romántico tal como lo concebimos es violento, en tanto


supone un ejercicio de dominación/sumisión que restringe la autonomía y la libertad
con base en mitos que perpetúan el machismo en las relaciones, posibilitando la
naturalización de frases que nos han dicho y con las que me he encontrado a lo
largo de mi vida como por ejemplo que, para amar hay que sufrir y que los celos son
muestras de afecto; ideas que han sido reproducidas, en tanto se , “cree que los
celos pueden servir para que el compañero desconfiado vuelva a confiar en su
pareja gracias a declaraciones de fidelidad y afecto, lo que puede contribuir a la
durabilidad de la relación” (Herrera, 2007, pág. 53). De esta manera,
49
“El mercado de consumo, los discursos de las disciplinas (psicoanálisis,
psicología, psiquiatría), el arte, la literatura, los medios de comunicación,
también participan en la construcción del ideal del amor romántico,
sustentado en el imaginario de la media naranja, el cual promueve, la
búsqueda del alma gemela que ha de asegurar la unión eterna entre
hombres y mujeres” (López & Flores, 2017, pág. 190)

Lo anterior sustentado en Olivia López & Edith Flores (2017), para quienes
el estudio de las emociones ha pertenecido históricamente a las disciplinas psi, en
tanto las emociones “fueron producidas como artefactos científicos por la psiquiatría
y la psicofísica en el siglo XIX, cuyos discursos las definieron como entidades
orgánicas de la mente” (pág. 191), de hecho, tanto psiquiatras como psicólogxs, han
tratado de explicar aquellos comportamientos caracterizados como indeseables a
través de términos que se han difundido entre las personas y que han llegado a
establecer diferencias binarias -dignx-indignx, admiradx-despreciadx, valiente-
cobarde- entre las mismas, estableciendo jerarquías para juzgar a otrxs (Gergen,
2018)
Sin embargo, algunas organizaciones fundadas y coordinadas por psicólogxs
como la Asociación Psicológica Raíces Violentas en México, Puenteras y Narrativoz
en Colombia, por solo nombrar algunos ejemplos que he conocido, le han venido
apostando a la construcción psicosocial de forma crítica, a la prevención y
erradicación de la violencia de género en personas de extrema pobreza y al
autoconocimiento de las mujeres. Estas organizaciones tienen algo en común y es
que tienen una postura crítica frente al modelo del amor romántico y a través de
talleres, cursos y publicaciones digitales han construido espacios de construcción
que nos invitan a cuestionar, a reflexionar y a fortalecer el amor propio. Así desde
su quehacer y apuesta política, rompen con ciertos discursos modernos, impuestos
desde el discurso “psi”.
Por otro lado, la doctrina cristiana nos ha permitido darle cabida al
sufrimiento, de hecho, de esta doctrina, ampliamente influyente en la cultura
colombiana, viene el gusto por el derramamiento de lágrimas, por la nostalgia, el
dolor y la angustia, exhibidos sin pudor precisamente porque las relaciones violentas
se basan en la creencia de que el amor “verdadero”lo perdona y lo aguanta todo, “el
amor todo lo puede”. Estas frases fácilmente se emulan con el sacrificio, con el dar
sin esperar, con aceptar lo que no cambia, peroa la vez esperando siempre ese
cambio como esperanza que la ataja de la separación, más aún en tiempos de

50
pandemia, en donde son preocupantes las relaciones que implican convivencia entre
mujeres y sus agresores, en cuanto estánconstituidas por amenazas, dependencia
económica y emocional, encierro, un espacio que se convierte en un infierno para
quienes viven ahí, en la medida en queno solo terminamos las mujeres viviendo con
nuestro enemigo, sino que nuestrxs hijxs se convierten en “presas del miedo por las
reacciones inesperadas de furia, viven con miedo de que un golpe pueda matar a
su madre o de creer que no hay salida para esa situación ni en contexto de
cuarentena, ni fuera de ella” (Virrueta, 2020)

También, nos han dicho que ese sufrimiento y aguante, traerá una recompensa,
lo cual se ha convertido en una carga de culpa que se ha construido y difundido en
las tradiciones religiosas, a través de apartados bíblicos como las
bienaventuranzas, la exhortación apostólica postsinodal AMORIS LAETITIA del
papa Francisco, y otros versículos de la biblia que dan las pistas sobre cómo se
compone el amor, cómo crece y cómo se mantiene intacto. De hecho, una de las
mujeres que hace parte del laboratorio, nos comentó en la tercera sesión que una
de las formas más importantes que ha encontrado para sanar sus heridas ha sido a
través del catolicismo. Algo que particularmente me generó muchos
cuestionamientos fue una conversación que tuve con una mujer víctima de violencia
sexual en el marco del conflicto armado, quien me comentó que “ella sentía que
Dios hace las cosas por algo y que tal vez tuvo que sufrir todo eso porque algo mejor
le esperaba”. Inmediatamente, pensé en una de las respuestas que una de las
mujeres del círculo de apoyo afectivo compartió cuando les pregunté si
consideraban que hay una relación entre el amor romántico y la religión cristiana,
para ella había una relación directa porque “la religión nos enseña amor, respeto y
mucho más. Pues el amor viene de Dios y él mismo es amor”. Respecto a esta
misma pregunta en la socialización una de las compañeras comentó que,

“Cuando se toca el tema Dios, no hay que asustarnos. Por ejemplo, I de


Corintios 13, habla del amor, Pablo habla del amor, pero el amor si lo leemos
literalmente en esa carta de Pablo a los Corintios, no habla nada de que sea
para la mujer, el amor todo lo puede, el amor todo lo perdona, pero el
contexto es para los dos. Entonces yo con ese texto he dado muchas charlas
aquí en Aguadulce y justamente porque yo vengo de un ambiente católico,
cristiano, entonces yo hablo de eso, incluso a jóvenes, en catequesis, etc.
Siempre les digo, si el amor lo perdona todo, sí, pero lo perdona de la mujer
al hombre y del hombre a la mujer, tiene que ser recíproco y siempre
insistiendo en que el amor es libre de violencia, el amor sin maltrato, el amor
del buen trato. El tema es que yo no te voy a llevar flores y después te doy
un puñete. Como yo le digo a los jóvenes y a las jovencitas que tu no quieras
51
tener sexo con él y él te esté obligando o que quieras tener sexo con él y te
esté obligando a que no uses condón, es decir, esas cosas NO. Tampoco
quiero que se piense que el tema Dios y nuestras creencias religiosas son
muchas veces malinterpretadas. Y mucho cuidado, porque es el tema del
buen trato” (Yannia, 23 de octubre de 2021)

La pregunta generó algunas dudas, ya que es una pregunta que puede llegar a
cuestionar lo que Yannia, una de las compañeras del laboratorio considera son:
“cosas importantes en tu vida”. Respecto a esta pregunta, Ximena una joven de
Fusagasugá, Cundinamarca, comentó:

“Tuve problemas al responder, no sabía muy bien, no me he preguntado


tanto desde la fe o desde la religión cómo puede haber un mito del amor
romántico, para mí fue muy difícil, porque siempre he sido de tradición
católica. Me parece que sí y no, para mí fue muy ambiguo, fue muy difícil”
(Ximena, 23 de octubre de 2021)

Estos son algunos de estos pasajes y discursos bíblicos, que sumados al


compartido por Yannia, se materializan y se hacen cotidianos e incuestionables,

52
"Esposas, sométanse a sus esposos, como conviene en
el Señor. Esposos, amen a sus esposas y no sean duros
con ellas". (Colosenses 3:18-19)

53
El sometimiento también se ha asociado con el llamado paraíso, ese lugar
desconocido pero que se nos ha pintado como maravilloso y donde seguramente
encontraremos la felicidad y la paz perpetua. En nuestras conversaciones, una de
las compañeras del laboratorio comentaba que: “el matrimonio ante los ojos de Dios
es para toda la vida, así que debo soportar lo bueno y lo malo. Cuando me caso
ante la iglesia sé que Dios me da la bendición y todo saldrá bien ante los ojos de
Dios” (Alma, 09 de octubre de 2021). Estas afirmaciones las he encontrado más de
lo que quisiera en uno de mis círculos familiares y no tiene que ver con un nivel
educativo o un estrato social en específico, sino con unas supuestas verdades que
se han constituido como universales y que están aprobadas por Dios.

El amor como medida de sufrimiento se ve reflejado en la denominada semana


santa o semana mayor, considerada una de las celebraciones más grandes de la fe
cristiana, en donde a través de diversas películas, programas y celebraciones
eucarísticas se hace evidente cómo el sufrimiento de Jesús, nos salvó, un
sufrimiento cruel y radical, que más allá de la violencia física, pasa por el abandono,
el rechazo, las burlas y la negación, es la representación de que el que mucho ama,
mucho sufre y sufre por lxs demás, lo da todo, hasta la vida misma por el perdón de
los pecados. De hecho, nos han dicho que todo aquello que se salga de la
normalidad, se constituye como un pecado, como lo malo, como lo desdichado,
como lo inferior, lo maldito.

“A mi vida siempre llegan hombres casados, en un momento de mi vida sí lo


acepté, de hecho el papá de mi hija es un hombre casado y él es un hombre
bastante mayor que yo, entonces con el paso del tiempo ya me di cuenta que
yo no me merecía eso, pero realmente a veces termino enrolada con este
tipo de personas y me da malgenio conmigo porque digo, oiga pero dónde
está el feminismo y toda esta vaina. Pero si son hombres que empiezan a
enamorarme yo les digo: tú tienes un compromiso, aléjate de mí o yo me
alejo de tí, pero al final yo no busco a nadie. Y ahí las gafas moradas no me
sirven porque me pregunto y por qué tengo sentimientos hacia hombres que
nada que ver” (Yannia, 16 de octubre de 2021)

También hemos cuestionado esos discursos a través de los cuales nos


reconocemos como católicas, pero hacemos comentarios y usamos palabras que
denigran a otras mujeres y que nos hace vernos y sentirnos como enemigas,

“Mi papá tenía su otra familia y a mi mamá le dio muy duro y nos alejó, las
llamaba las bastardas y tengo tres hermanos y no nos dejaba hablar con “los
bastardos de mi papá” es muy fuerte pensarlo y para mí fue muy fuerte
pensar que mi mamá tan católica, aún para ella ese proceso es muy muy
54
fuerte y no las puede ver, pero para mí encontrarlas a ellas como hermanas,
realmente somos muy parecidas estudiamos en el mismo colegio, tenemos
sufrimientos muy parecidos, entonces ha sido increíble pero sí, espero poder
superar ese término arcaico que me marcó desde niña” (Ana, 16 de octubre
de 2021)

Según Coral Herrera (2007) “la pasión tiene ese trasfondo teatral que toma su
máxima exponencia en las telenovelas latinoamericanas” (pág.23)

“La ideología hegemónica que subyace a esta utopía emocional es de


carácter patriarcal, y en ella la moral cristiana ha jugado un papel
fundamental, porque nos ha conducido por la vía del modelo heterosexual y
monogámico con una orientación reproductiva. El amor romántico es, en este
sentido, un ideal mitificado por la cultura, pero con una gran carga machista,
individualista, y egoísta. A través del amor romántico se nos enseña a
relacionarnos, a reprimir nuestra sexualidad y orientarla hacia una sola
persona” (Herrera, 2007, pág. 12)

En este sentido, el romanticismo, se ha convertido en una religión individualista,


en la que depositamos toda nuestra esperanza. En efecto, la psicología clínica ha
difundido y legitimado la idea de que “el amor y sus fracasos se explican en función
de la historia psíquica del sujeto y, por lo tanto, se encuentran en su esfera de
control” (Illoz, 2012, pág. 13) aunado a la industria de la autoayuda, que nos hace
creer en que necesitamos ayuda, pero no que podemos ayudar a lxs demás; que
somos responsables de nuestras agresiones porque las atraemos, como si fueran
consecuencias de la inmadurez o como una falencia psíquica; también nos dicen
que la felicidad está dentro de una misma.

Libros como amar o depender de Walter Riso; las mujeres que aman demasiado
de Robin Norwood; los hombres son de marte y las mujeres son de venus de John
Gray, solo por nombrar algunos libros, pretenden dar pautas para que las parejas
logren amarse profundamente, que las mujeres que están amando demasiado,
cambien su forma de amar; y que como los hombres y las mujeres son de planetas
diferentes en tanto se comunican, sienten, reaccionan, aman y necesitan diferente,
en cuanto reconozcan esas diferencias, nos dice Gray, podemos ser más
afectuosxs.

Si nos damos cuenta los manuales, guías, mapas de autoayuda que acabo de
mencionar- que son considerados clásicos- son escritos por hombres, lo que me
hace pensar en esto que dice Coral Herrera de que “la mayor parte de los gurús de
la felicidad son hombres, y muchos de ellos, de derechas” (Herrera, 2021), con

55
derechas se refiere a una ideología basada en la creencia de que somos lo que
somos porque queremos, porque no hemos querido salir de ese estado, por ejemplo
de la pobreza y que en el momento en el que deseemos algo con mucha fuerza,
triunfaremos. En este sentido, al hacernos creer que tenemos que invertir todo
nuestro tiempo en trabajar en nosotrxs mismxs, “aumenta la venta de libros de
autoayuda que insisten en el trabajo personal, “la búsqueda interior”, el desarrollo
de capacidades para crear escenarios laborales y emocionales estables” (Bard,
2018, pág. 68)

Se nos ha responsabilizado por nuestros fracasos amorosos y se nos ha


impulsado a “identificar fallas en la historia personal y a superar el sufrimiento
romántico mediante técnicas terapéuticas basadas en la palabra y el
autoconocimiento” (López & Flores, 2017, pág. 196). Tampoco nos dicen que es en
la interacción con lxs demás, en nuestra forma de relacionarnos de manera
colectiva, de construir redes afectivas en donde podemos cuidarnos, gestionar
nuestras emociones y aprender a tratarnos bien. Es esto a lo que le apuesta la
campaña #SinFechaDeVencimiento, porque “el sufrimiento y la felicidad son
asuntos políticos y afectan también a nuestra economía: una sociedad deprimida,
aislada, triste y sin esperanza no puede crear ciudadanía feliz” (Herrera, 2020, pág.
118). Por esto, como dice Coral,

“La autoayuda no te ayuda: no puedes ser feliz en un mundo donde nuestras


relaciones están basadas en la explotación, el abuso y la violencia.Para ser
felices necesitamos tomar conciencia de que lo personal es político,y que la
única magia que nos puede salvar es construir un mundo mejor paratodas y
todos” (Herrera, 2021)

56
La soledad: del estigma al disfrute
“Las yonkis no nacemos, nos hacemos.
Desde niñas nos cuentan muchas historias,
novelas, historias del amor, pensando en el amor
como la máxima aspiración:
encontrar a su príncipe azul,
a su media naranja. Y
nos dicen que siempre
estamos incompletas”
(Herrera, 2020,29 s)

Hemos escuchado en múltiples ocasiones frases como “sin pareja no somos


nada”. Nos han dicho que lo normal es encontrar una pareja y mantenerla, hasta el
punto de seguir con ellxs aunque no nos quieran, nos respeten, porque estamos
condenadas a sufrir, “vivimos en un mundo por y para parejas que te hace creer que
sola eres una fracasada, y porque tienes un miedo atroz a la soledad, al abandono
y a que nadie te quiera” (Herrera,2020, pág 87), sumado a lo anterior nos han dicho
que si un hombre nos abandona, la culpa es nuestra, porque no le cuidamos. Lo
que no nos han dicho es que podemos desenamorarnos de quienes no nos
convienen, de quienes nos hacen daño, porque “el amor no nos ata, ni nos limita, ni
nos obliga a tropezar mil veces con la misma piedra: somos nosotras las que
tenemos que hacernos responsables de nuestras emociones, y trabajarnos los
obstáculos externos e internos que nos impiden disfrutar del amor” (Herrera, 2015)

Allí los agentes socializadores como el sistema educativo, los medios de


comunicación, la familia, la religión, el lenguaje, entre otros, han tenido todo que ver
con la asociación tradicional y normativa de los mandatos de género, eso que nos
dice qué es ser un hombre masculino y ser una mujer femenina lo cual está
directamente relacionado con unos comportamientos, unas actitudes y unas formas
de ser muy específicas, que “constituyen básicamente una transposición de los
valores imperantes en la sociedad que nos rodea, que no son otros que los del
sistema patriarcal en lo que a las relaciones entre los hombres y las mujeres se
refiere (Altable, 1998; Charkow y Nelson, 2000; Moreno, González y Ros, 2007;
Oliver y Valls, 2004)

“necesitamos tiempo para dudar. Y para dudar solas y no frente a


alguien, que tal vez nos va a decir: “Deja esas
ideas, estás loca”. Pero yo necesito dudar. Dudar
de mi vida, dudar del mundo, dudar de lo que
creo, de lo que creí, de lo que ya no puedo seguir
creyendo” Marcela Lagarde

57
Nos hemos contagiado en algún momento del virus del amor romántico,
nuestras vidas se han configurado alrededor de la dependencia emocional, de la
espera incesante y de la rivalidad entre nosotras que hace que constantemente nos
comparemos, que nos sintamos feas, viejas, gordas e incluso que no construyamos
redes de apoyo entre nosotras y es precisamente ahí, en la construcción de redes
sociales y afectivas en las que podemos tratarnos, hablarnos, querernos bien, y
cuidarnos mucho entre nosotrxs, en este orden de ideas como afirma Coral Herrera,

“liberarse a una misma es liberar a las demás y, como es una victoria


colectiva, es necesario que creemos redes para que todas podamos hacerlo.
Redes en las que las mujeres que sufren se sienten escuchadas, creídas y
acompañadas. El miedo a la soledad es lo que nos hace resistir en las
relaciones en las que sufrimos, por eso es tan importante que sepamos que
no estamos solas” (Herrera,2020, pág. 19)

De acuerdo con Marcela Lagarde, se ha creado un imaginario colectivo en el


que se asocia la soledad con el horror, con el vacío, pero también con la libertad,
porque de vez en cuando nos gusta estar solxs, tener autonomía, sin embargo, a
veces se generan sentimientos de frustración, de tristeza al pensar que nos
quedaremos solxs toda la vida porque nos han formado con un sentimiento de
orfandad. De hecho, muchas veces decidimos guardar recuerdos materiales para
no sentirnos solxs o simplemente nos quedamos pensando únicamente en lxs otrxs,
entrando en estados de nostalgia. Por ello, de lo que se trata es de “hacer de la
soledad un espacio de desarrollo del pensamiento propio, de la afectividad, del
erotismo y sexualidad propias” (Lagarde, 2012, pág. 2)

La mujer tejía sin descanso los caprichos de su marido,


llenando el palacio de lujos,
los cofres de monedas, las salas de criados.
Tejer era todo lo que hacía.
Tejer era todo lo que quería hacer y
tejiendo y tejiendo, ella misma trajo el tiempo
en que su tristeza le pareció
más grande que el palacio, con riquezas y todo.
Y por primera vez pensó que sería bueno
estar sola nuevamente. (Colasanti, 2004, pág. 2)

El fragmento previamente citado, hace parte del cuento, “La joven tejedora”
de Marina Colasanti, periodista, escritora e ilustradora ítalo-brasileña, que en el
texto relata la historia de una joven que conseguía todo lo que quería tejiéndolo, en
un momento sintió que necesitaba una compañía, así que tejió a quien sería su
58
esposo y pensaba en que en el futuro tendrían hijxs, pero se dio cuenta que este
hombre aprovechándose de su don, quería tenerlo todo y la sometía como una
esclava, entonces ella decide destejerlo, y destejer todo aquello que él le había
pedido tejer; allí se dio cuenta que quería volver a estar sola y que estaría
nuevamente feliz. Leer este texto en la segunda sesión del círculo de apoyo afectivo
y resiliencia colectiva, generó que una de las mujeres que asiste al espacio dijera
“cuando pensamos en mujeres víctimas, pensamos en que la mujer tal vez es una
mujer sin sueños, entonces llega el hombre y te comienza a exigir. En el cuento la
joven tejedora toma la decisión y lo desteje, para mí esto significa que está en
nuestras manos cambiar” (Yannia, segundo encuentro, 2 de octubre de 2021)

Esta es una historia que quise traer en este apartado, porque me lleva a
recordar el costurero de la memoria: kilómetros de vida y de memoria, el cual más
allá de un espacio, es un proyecto que posibilita la inclusión de memorias colectivas
que narran el padecimiento y las formas de resistencia de las víctimas del conflicto
armado, permitiendo que se generen reflexiones a partir del reconocimiento del otro,
para que desde el ser y el hacer de cada persona, se promuevan transformaciones
sociales (Girón, 2014). Su directora, Claudia -quien estuvo en los dos encuentros
de la campaña #SinFechaDeVencimiento, desenmascarando el amor que duele-,
nos compartió este cuento como una invitación para que todas lo leamos pero
además como parte de un ejercicio de autoreflexión en el que ella nos dijo: “en la
medida que uno vaya creciendo y madurando, uno es más exigente [...]llega un
momento en el que uno dice, yo no me mamaria un tipo que en estas épocas de mi
vida venga a mí a decirme qué tengo que hacer, a qué horas, que me controle.
Porque si la gente confunde eso con el amor, perdimos”

La reacción de Claudia no fue la única, por su parte Yannia, abogada


panameña, defensora de derechos humanos y compañera del laboratorio, también
reaccionó a la lectura del cuento y nos comentó que,

“escuchar el cuento de la joven tejedora, me transportó a las historias de las


mujeres que he atendido en estos últimos 14 años y medio. Me puse a pensar
en las historias de ellas que son esa historia de la joven tejedora, con sueños,
con tantas historias que… a veces cuando pensamos en mujeres víctimas,
pensamos en que la mujer tal vez es una mujer que no tiene sueños o que
tal vez no estudió y NO, yo tengo un montón de historias de mujeres con
magister, mujeres estudiadas y si no estudiaron tanto a nivel universitario,
muy emprendedoras, con negocios y entonces llega el hombre así como la
tejedora y te comienza a exigir y no tiene que ser la exigencia de los castillos,
sino de otras cosas. Entonces me remontó.

59
El cuento me gustó porque ella tomó una decisión y se destejió, eso para mi
fue fabuloso porque yo siempre le digo a las mujeres que está en sus manos
cambiar y sus decisiones son las decisiones que ellas tomen para mejorar
esa vida de maltrato que tienen. No solamente la decisión legal, cuando ellas
vienen a mí vienen por una cuestión legal, pero yo como abogada pongo la
parte legal detrás de la emocional. Hasta que ellas no tengan fuerza para
tomar decisiones, no lo van a poder hacer. Entonces me sentí identificada”

Estas reflexiones y las que he venido construyendo al lado de Puenteras,


“una Escuela de Autoconocimiento para Mujeres, feminista, colaborativa, nómada y
autogestionada”(Bohórquez-Castellanos,2018), un espacio el que participé del taller
Mujeres solteras hilanderas de su propio destino, desde el cual he comprendido
cada vez más, que ¡Yo soy mi propio hogar!, que la soledad es un recurso para
construir la autonomía, un espacio para sanar, un compromiso y contacto con
nosotras mismas, un espacio necesario para pensar en nosotras, en nuestros
gustos; la pareja no es la solución para la soledad, muchas veces podemos estar
en pareja, pero sentirnos más solxs que nunca. En algunas oportunidades nos
casamos para poder viajar, para poder hacer cosas que no nos atrevíamos a hacer
solas, por miedo, por desconocimiento, sin embargo, viajar solas es una posibilidad
para la autonomía.

“la soledad puede ser vivida como metodología, como proceso de vida. Tener
momentos temporales de soledad en la vida cotidiana, momentos de
aislamiento en relación con otras personas es fundamental. y se requiere
disciplina para aislarse sistemáticamente en un proceso de búsqueda del
estado de soledad” (Lagarde, 2012, pág. 3)

“la soltería es una forma de vida


y la soledad es una sensación.
Siguiendo el refrán de “mejor sola
que mal acompañada”, desde mi
perspectiva la soltería es más sana
que el sadomasoquismo de
algunas parejas” (Herrera, 2013, pág. 32)

Desde #SinFechaDeVencimiento, hicimos un episodio denominado


esquemas sociales, en el que hablamos sobre cómo el paso del tiempo se vuelve
también un factor de juicio y control sobre la vida de las mujeres. De hecho, nos han
dicho frases como la va a dejar el tren, la dejó el tren, que no te deje el tren, pero…
¿qué es el tren?, el tren es esta expresión coloquial que por lo general hace
60
referencia al matrimonio y es común que se le digan en su mayoría a las mujeres a
modo de sugerencia y presión por responder a un esquema social. El tren se ha
entendido como algo que tiene un tiempo, que no se puede dejar pasar, y que si no
se toma le resta sentido a la vida o la hace ver incompleta. Esto ocurre porque
hacemos parte de esquemas sociales construidos bajo ideas naturalizadas que
generan y reproducen desigualdades. Preguntémonos, por ejemplo: si elmatrimonio
es un esquema social que incluye a hombres y mujeres ¿por qué se le hace más
esta pregunta a las mujeres que a los hombres?

Es necesario entender que esto es un problema político, que no nos pasa


solo a nosotras, sino que es un problema colectivo y por tanto las soluciones deben
ser colectivas, deben ser construidas y compartidas entre todas, este es el propósito
de la campaña y de los encuentros y acciones que de allí emerjan, como estrategias
que contribuyan en la generación de transformaciones educativas, culturales,
políticas, sexuales y económicas, sin embargo, como lo mencioné previamente, no
es una tarea sencilla, porque pese a todo lo que podamos hacer, los medios de
comunicación siguen y seguirán perpetuando los mitos alrededor del amor
romántico, por ejemplo a través de las telenovelas. Pese a esto, ser mucho más
críticas, comprender que, “la felicidad no reside en otras personas sino en una
misma” (Herrera, 2007, pág. 43), salir de las relaciones en las que no nos cuidan,
ser independientes, disfrutar de la soledad, es toda una rebelión.

Laboratorio: círculo de apoyo afectivo y resiliencia colectiva


Lista de reproducción del círculo

Ospina, V. (2020) Las manos de engendra. Nuestras heridas las sanamos juntas y con
ayuda de la madre naturaleza [Ilustración] En @vivi.anawildflower. Antioquia, Colombia.

61
Este espacio representa la materialización de un sueño que teníamos un
grupo de amigas desde hace varios años, de esos sueños que salen de las
conversaciones en medio de los encuentros y las celebraciones de la vida. De esos
sueños y propósitos que muchas veces pareciera que quedaran en el aire, que
nunca se volvieran a hacer realidad, pero que nunca se olvidan, y definitivamente,
nunca lo olvidamos. Por ello, decidimos agendar una conversación juntas, para ir
tejiendo ideas y creando el círculo de apoyo afectivo y resiliencia colectiva, un
espacio de todas, por todas y para todas.

Lo primero que hicimos fue realizar un sondeo difundido por medio de redes
sociales del 16-27 de agosto en donde además de preguntar por temas generales
de caracterización como: nombre, edad, identidad de género, profesión/ocupación,
ciudad y correo electrónico, se les preguntó: ¿qué es lo que te(nos) duele?, ¿qué
temáticas te gustaría que abordaramos para incentivar el amor propio? y ¿estarías
interesadx en participar en un círculo de apoyo afectivo en el que construyamos
herramientas colectivas para incentivar el amor propio?

Como resultado de este sondeo, encontramos 20 mujeres inscritas -varias


de ellas participaron en los dos encuentros de la campaña
#SinFechaDeVencimiento- interesadas en hacer parte de este proyecto, quienes
nos dijeron que les duele: la traición y el desamor; la discriminación por mi
nacionalidad venezolana; la injusticia-cómo no afectarme tanto cuando no puedo
ayudar; la indiferencia; no contar con el apoyo de pareja si estamos para ayudarnos
mutuamente; los estereotipos que nos obligan a vivir; el juicio, la crítica, el
abandono, la soledad; violencia intrafamiliar; la traición; no poder ayudar; ser
rechazada; el alma; que no sea clara la ruta de atención a las violencias basadas
en género (VBG) y que no tipifiquen la violencia psicológica con acciones concretas
desde las diferentes entidades en los territorios; me duele mi cuerpo, lucho para
quererlo y aceptarlo, me duele mi carácter, lucho para cambiarlo; me duelen las
violencias que sufrimos las mujeres, me duele la omisión del Estado, la tradición
machista y la desinformación de mi sociedad; me duelen los estereotipos, me duele
saber que miles de mujeres sufren distintos tipos de violencia y pocos casos son
solucionados.

62
También nos dijeron que les gustaría trabajar en: las emociones negativas
de mi adolescencia; el empoderamiento; el cuidado personal; mi autoestima, creer
más en mí y sanar mis relaciones con los hombres; la relación con mi cuerpo;
aprender a ser una mujer más fuerte sin perder la sensibilidad por las emociones
de los demás; la seguridad personal; mis derechos como mujer; los secretos íntimos
que las mujeres no podemos decir o contar, los silencios que nos hacen daño; la
resiliencia y el sentido de la vida; la creencia que el amor real, verdadero,es aquel
que se asemeja al amor romántico, al que duele, el que te mantiene con una
sensación de adrenalina, el que te hace llorar y te hace sufrir en pago de unos
minutos de éxtasis; deconstruir el amor romántico y el patriarcado cotidiano que es
doloroso y creo que trabajando juntas es más fácil luchar; quiero trabajar en mi
miedo a pertenecer a un grupo, quiero aprender a sentirme contenida y vivir la
sororidad; quiero trabajar mi sororidad, mi empatía y la confianza en mí misma.
63
Teniendo en cuenta estos resultados, el día 26 de agosto, nos reunimos
Angélica Rodríguez, Ana María Barragan y Angélica Gutiérrez, como
representantes de Fundación Al Derecho, Ana Barragan Design y el proyecto
SinFechaDeVencimiento, para revisar los resultados del sondeo, construir las
temáticas y coordinar algunos aspectos relacionados con la primera comunicación
oficial, en donde damos respuesta a algunas preguntas que encontramos en el
formulario respecto a los horarios, fecha de inicio y forma de pago de quienes están
dispuestas a realizar un aporte voluntario, por las ocho sesiones.

Todas las sesiones tienen una memoria gráfica, un manifiesto escrito


denominado: manifiesto político amoroso y, unas afirmaciones colectivas, que
constituyen la recopilación de todos los aportes que surgen de cada encuentro.
Estos harán parte de las memorias y otro material como grabaciones y

64
herramientas que compartamos, los cuales se convertirán en insumos
fundamentales para las acciones de réplica en sus vidas, sus entornos y
comunidades, lo que constituye una de las apuestas de este círculo de apoyo
afectivo y resiliencia colectiva. De esta manera, todas seremos las constructoras de
un espacio colectivo, sanador, que incentive y fortalezca redes de afecto y de amor
propio.

Este es un espacio en el que nos encontramos en ocho sesiones, cada


sábado con un tiempo máximo de tres horas, en el que queremos abrazarnos y
acompañarnos en procesos de duelo de manera colectiva; entregar y construir
colectiva y colaborativamente herramientas de autocuidado para incentivar el amor
propio desmitificando el amor romántico y avanzando en el camino de eliminación
de todas las formas de violencia contra las mujeres. Hacemos uso de algunos
elementos artísticos como herramientas de comunicación y sanación que permitan
liberar el alma y tejer resiliencia colectiva.

Fechas Temáticas Momentos

25 de septiembre ¿Qué me(nos) duele? 1. ¿quiénes somos?,


¿qué queremos?
El dolor y la vida. Diálogos
feministas Ritual de presentación

2. Acuerdos
3. Creación de
máscaras
4. Escritura y lectura del
relato
5. Lectura: la felicidad
es política
6. Manifiesto político
amoroso # 1 y
afirmaciones.

2 de octubre Lo que nos han dicho que es 1. Rondas infantiles


“Ser mujer en diferentes ciclos 2. Ritual- objeto
de la vida” simbólico
3. Juegos

65
4. Actividad del
La niña interior y mis vínculos cangrejo: ir al pasado
primarios. 5. Escritura de la carta a
la niña interior
6. Lectura: La joven
tejedora. Se retoma el
texto de la felicidad es
política
7. Manifiesto político
amoroso # 2 y
afirmaciones

9 de octubre La violencia de género como 1. Rondas infantiles y


una problemática de toda la sus historias de vida
sociedad 2. Video lo personal es
político
3. Identificando roles de
género
4. Ejercicio y
conceptualización
sobre violencias
basadas en género
5. Dramatizado con
roles, ¿cómo me sentí
con mi rol?, ¿fue
difícil interpretarlo?
6. Recoger el texto de la
joven tejedora y frente
a lo vivido en la
sesión, escribir una
carta a una amiga
7. Manifiesto político
amoroso # 3

16 de octubre Si me dejas moveré mi mundo 1. Ciclo de violencias,


ciclo del amor
romántico en relación
con las telenovelas
colombianas
2. Lentes violeta
(deconstruyendo roles
de género)
3. Nuevos relatos con
enfoque de género,

66
“soy la protagonista
de mi propia historia”
4. Lectura semanal: lo
tuyo no es un
problema personal, es
político. Coral Herrera

23 de octubre Mitos que validan y posibilitan 1. Conceptualización


el modelo del amor romántico. ideas del amor
romántico
2. ¿Cómo debería ser
una ruta de atención?
3. Construcción de
posibles rutas de
prevención y acción
frente a las violencias
basadas en género

30 de octubre Herramientas para el 1.Socialización de


autocuidado y la sanación casos y líneas de
acción
2. Ruta de atención a
mujeres víctimas de
violencias basadas en
género en Bogotá
3. Presentación video:
violeta y las amarillas
4. Respuestas
centradas en la
regulación emocional-
Capacidad de
reflexión y
aprendizaje
- Búsqueda de apoyo
social:
- Distanciamiento
- Autocontrol
- Aceptación de la
responsabilidad
- Revaluación Positiva
5. Meditación

67
6 de noviembre No seremos libres hasta que 1. ¿Cuáles son mis
todas lo seamos. fortalezas y
capacidades como
tutora de resiliencia?
2. Construcción de la
receta emocional-
ingredientes

13 de noviembre Replicadoras como tutoras de 1. Rearmar el


resiliencia rompecabezas:

¿Cómo es mi relación
conmigo?

¿Cómo es mi relación
con las personas
cercanas?

¿Cómo es mi relación
con lxs otrxs?

Socializar un
momento en el que
nos dimos la
oportunidad de
cambiar

2. Presentación de
propuestas de
sanación colectiva en
sus propios entornos.
3. Premiación mujeres
amantes de sí
mismas

Contarle al grupo de mujeres que estaban allí aquel 25 de diciembre en la


primera sesión, ¿qué me motivó a construir este espacio colectivamente?, me hizo
pensar en mis sentimientos, en mis dolores, sobre todo los de la infancia y la
adolescencia. Pensar en todo aquello que había dejado de lado, que no había
explorado, expresado, tal vez ignorado en cierta medida, generaron en mí un motivo
para ponerme por primera vez en primer lugar y sentir que más allá de estar siempre
para los y las demás, debía estar primero para mí, debía construir una vida amorosa,

68
cuidadosa conmigo misma. Debía aprender a amarme y empezar a escribir mi
propia historia.

Contarles que durante muchos años había pensado que podía hacer todo
sola pero que con los años he ido aprendiendo que esto es un trabajo colectivo, que
implica construir una red de afecto, de apoyo, cada vez más sólida, más fuerte y
más amorosa. En este proceso me he podido encontrar con personas maravillosas,
en las que he encontrado palabras de aliento, que han impulsado mis locuras, me
han hecho recomendaciones, pero que también han entendido mis espacios de
soledad.

Con el espacio, más allá de entregar, construir colectivamente, herramientas


de autocuidado para incentivar el amor propio, para desmitificar ese amor que duele,
que nos hace daño, que hemos naturalizado, que nos ha generado tanto dolor y
tanto daño. Queremos, y lo digo en plural, tejer resiliencia colectiva, queremos ser
replicadores de estas herramientas y conocimientos en nuestras vidas personales,
en nuestras comunidades y en las actividades que realizamos a diario.

Quería que saliéramos de las ocho sesiones siendo diferentes a las personas
que entramos. Mi interés era construir un espacio poderoso, amoroso, en el que se
creen sólidas redes de apoyo y afecto, que nos permita no sentirnos solas,
abandonadas, sino que podamos establecer redes de confianza entre nosotras. Mi
propósito es que fuera un espacio de diversión, en el que nos sintiéramos acogidas
y en el que disfrutáramos la experiencia.

Nuestra apuesta es por la construcción de un espacio de largo aliento en el


que se puedan vincular muchas personas más, en el que nos escuchemos y nos
escuchen. No nos importa la cantidad porque no pretende cumplir con unas listas
de asistencia, sino que lo que más nos importa es la calidad de cada una de las
sesiones que fueron construidas colectivamente, con amor.

¡Evitar juzgarnos, evitar criticarnos y evitar condenarnos!

En la primera sesión del laboratorio, establecimos unos acuerdos que


sentimos que eran fundamentales para el desarrollo de cada una de las sesiones.
El primero, permitir que el laboratorio sea un espacio seguro, de autocuidado
colectivo, evitando afirmaciones y actitudes que juzguen o condenen a las
compañeras o participantes, ha sido muy importante sobre todo en mi proceso
personal, porque aunque es mucho más fácil decirlo y pensarlo, es mucho más difícil
ponerlo en práctica, sobre todo cuando empiezas a explorar sentimientos y
69
emociones nuevas, que en mi caso, siempre pensé que no sentiría y que en ciertos
momentos me hacen sentir juzgada, cuestionada y condenada por la sociedad,
específicamente por algunas personas cercanas, que hacen que no sea amable
conmigo misma. Estos son algunos de los acuerdos a los que llegamos,

70
Las sesiones estaban divididas en momentos. En un primer momento,
cuando las compañeras participantes de este espacio nos contaban cuál había sido
su interés en hacer parte del mismo y querer construir colectivamente, nos decían
una mujer de Panamá y otra de Ecuador, que trabajan con mujeres víctimas de
violencias, que veían aquí “un espacio que buscaban hace muchísimo tiempo,
porque es desgastante representar a mujeres. Cuando vi la convocatoria, pensé:
me están mandando lo que necesito, lo que quiero. Necesito este espacio y todas
las mujeres lo necesitamos” (Yannia, 25 de septiembre de 2021), porque respecto
a la pandemia “no ha habido forma de cómo comunicarnos y cómo contar lo que
nos pasa y sentimos en la virtualidad. A veces cargas muchas cosas y no tienes
cómo soltarlo” (Lourdes, 25 de septiembre de 2021)

También nos encontramos con dos compañeras contemporáneas que nos


dijeron: “busco transformación, porque la sociedad ya nos ha hecho mucho daño a
partir de nuestra educación y hay ciertas cosas que debemos transformar. He venido
construyendo un círculo social más femenino, mi casa siempre es bienvenidapara
mujeres, siempre estoy ahí disponible para cualquier mujer” (Johana,25 de
septiembre de 2021). También nos dijeron “veo que las mujeres tienen muchas
cosas o hay situaciones que pone a las mujeres en riesgo y no sabemos cómo
actuar respecto a eso. Es por esto que vengo por herramientas para ayudar a las
mujeres” (Ximena, 25 de septiembre de 2021)

Desde el dolor y en encuentro de una amalgama de sentimientos, una joven


nos dijo: “hay algo que me atraviesa mi vida personal, nos planteamos abrir la
relación y fue un proceso doloroso por lo que cargamos culturalmente, me estoy
replanteando cosas del amor, de cómo llevar las relaciones y quiero sanar, quiero
saber qué hacer con todo lo que pasó. Me estoy replanteando mi sexualidad” (Paola,
25 de septiembre de 2021). Y otra mujer con lágrimas en sus ojos nos comentó:
“quiero encontrar las herramientas para volver a creer en mí y volver a recuperar mi
confianza y el amor propio que tengo perdido” (Ester, 25 de septiembre de 2021)

En un segundo momento en el que se empezamos a diseñar nuestras


máscaras, como herramienta de comunicación, nos encontramos que al decorarlas,
ponerles colores y accesorios, se venía a nuestra mente el tejido, de hecho, algunas
de las mujeres nos contaron que son artesanas y que a través no solo del tejido sino
de las manualidades en general, encuentran una sensación liberadora, de paz y que
les recuerda a las mujeres ancestras, convirtiéndose este ejercicio en un momento
de acercamiento e intercambio de saberes.

71
Máscara elaborada por Cristina Puente de Ecuador

En el tercer momento, nos centramos en elegir un momento de la vida donde


algo nos causó dolor, donde fuimos felices, o donde sentimos una explosión de
muchas emociones. Fue un ejercicio en el que exploramos nuestra sensibilidad y
encontramos que el momento que elegimos, sin que hiciera parte de la indicación
del ejercicio, fue el presente, desde allí nos encontramos con algunas situaciones
que nos atravesaban profundamente, a este momento lo denominamos, explorando
nuestras emociones.

Cada uno de estos relatos nos movieron profundamente, sin embargo, el


relato de Yannia, generó que una de las compañeras del laboratorio entre lágrimas
le dijera: “me despertaste muchos dolores porque yo tuve muchos problemas con
mi mamá de joven y de pronto uno no sabe qué está haciendo, uno no sabe que les
duele tanto. Mucho ánimo” (Ximena, 25 de septiembre de 2021)

Para nosotras el proceso de escritura ha sido fundamental. Escribir se


convirtió en una forma de hacer catarsis, de expresar aquello que muchas veces
nos cuesta decir con palabras. Por eso desde el círculo de apoyo afectivo y
resiliencia colectiva fomentamos desde la primera sesión, la escritura de nuestros
propios diarios.

Como resultado de las conversaciones que tuvimos el 25 de septiembre,


escribí este primer manifiesto político amoroso.

72
Manifiesto político amoroso #1
Queremos que este espacio sea un lugar seguro, sin críticas, sin juzgamientos.
Manifestamos que este es un espacio que necesitamos, que buscamos.
Queremos que sea un espacio sanador, un espacio para comunicarnos entre
mujeres.
Queremos que sea un espacio que nos permita entrelazar brazos con mujeres de
todo el mundo.
Queremos fortalecer redes sólidas de afecto, de apoyo con otras mujeres,
queremos construir espacios de confianza y sobre todo de amor propio.
Queremos construir herramientas colectivas y colaborativas que nos sirvan para
apoyar a otras mujeres, para abrazarlas, entenderlas y apoyar su proceso de
transformación.
Pero más allá de abrazar a otras mujeres, queremos abrazarnos, desmitificar y
desnaturalizar esas cargas culturales que se nos han impuesto, queremos
replantear el amor.
Queremos aprender, queremos fortalecer nuestras habilidades como creadoras y
como artistas. Sabemos que con nuestras manos podemos hacer muchas cosas,
podemos limpiar el alma, con las manualidades nos liberamos de las cargas del
día a día, nos desestresamos y nos llenamos de mucha paz.
Queremos darnos el tiempo de sanar esos dolores, esos miedos, esas
desconfianzas que hemos sentido y que aún sentimos.
Queremos reconocer esos días serenos, felices, pero también los angustiantes y
dolorosos.
Queremos encontrar otras formas, nuestras propias formas de amarnos y
valorarnos.
Queremos encontrar en la máscara una herramienta de comunicación que nos
ayuda a la transformación, una herramienta que nos permita reconocer nuestras
emociones.
Tenemos la esperanza de que todo va a ir mejorando y vamos a ir dando nuestros
propios pasos en nuestros tiempos, a nuestro ritmo.
Decretamos este espacio como un círculo en donde los sentimientos florecen, en
donde despediremos lo que tengamos que despedir y acogeremos lo que
sintamos necesario.
Sabemos que no estamos aquí por casualidad y que, en nosotras mismas, iremos
encontrando nuestro propio hogar.
Laboratorio: círculo de apoyo afectivo y resiliencia colectiva.

73
De esta sesión pudimos concluir que no nos encontramos y nos
reencontramos en este espacio por casualidad. Que queremos transformar, creer
en nosotras, abrazarnos en la contradicción, que consideramos este espacio como
un lugar donde afloran los sentimientos y que en medio de las muertes cercanas
que hemos tenido, estamos explorando la posibilidad de despedirnos, de continuar
a nuestros ritmos porque consideramos que la vida es un milagro y que la felicidad
es política.

“tenemos que aspirar a eso, tenemos que comenzar a creer que


todas y todos tenemos que ser felices, pero no lo hemos entendido,
y esa felicidades colectiva” (Yannia, 25 de diciembre de 2021)

74
Algunas frases que salieron de esta sesión y que nos acompañaron durante
esa semana, son las siguientes:

Lo que nos han dicho que es “ser mujer en los diferentes ciclos de la vida”,
nos llevó a evocar nuestras infancias y con ellas las rondas infantiles y sus letras
machistas que desde pequeñxs hemos ido asimilando, naturalizando y hasta
romantizando, sin cuestionar los roles y cualidades que se nos otorgan sobre todo
a las mujeres desde que somos unas niñas. A su vez, pensar en nuestra niñez, en
la niña interior, nos llevó a hablar sobre los objetos simbólicos que teníamos y aún
conservamos o en los que tal vez nunca tuvimos o no recordamos haber tenido.
También nos hizo pensar en las personas, en los lugares, en los colores, en los
sabores, en los apegos y en momentos específicos de nuestras vidas.

“Me transporté a un momento feliz que era cuando practicaba ballet y bailes
típicos panameños. Verme vestida bailando, me gustó. Ví a mis papás, a mi
75
papá y a mi mamá y me gustó mucho ver a mi mamá, ella ya murió y cuando
la veo en fotos y la sueño, es algo mucho. El ejercicio me relajó mucho”
Yannia

Revivir algunos momentos de nuestra infancia, nos hizo recordar a familiares


y amigxs, tener una conexión, como nos lo comentó Mary. Revivir estos momentos
nos llena de recuerdos tristes y recuerdos felices, porque como dijo Angélica María
mi compañera de la Fundación Al Derecho “la niña interior no solo trae malos
recuerdos, la niña interior también se sobrepone”. Pero también recordar la niña
interior nos hace rememorar los sueños teníamos y cómo nos fuimos
desconectando de esos sueños, “por lo urgente, me olvidé de lo importante,
entonces me fui a trabajar y me embolaté” dice Alma.

¿Cuántas veces hemos dejado de lado nuestros sueños y nuestras pasiones


por ser útiles para la sociedad? y ¿cuántas veces hemos querido forzar la
continuidad de las familias constituidas por parentescos socialmente establecidos,
poniendo el amor como centro de nuestras vidas aunque existan relaciones
cargadas de violencias? Es por esto que es necesario seguir tejiendo alianzas entre
mujeres, reconocer que no estamos solas, que separarnos no es un fracaso y que
aunque estemos enamoradas, embriagadas de amor, podemos tomar decisiones y
decidir poner alto cuando no somos felices.

“Compartir un espacio de mujeres donde hay cosas que no son bien vistas
en la sociedad y son invisibilizadas por la familia, por todo el mundo y más
cuando uno coloca límites como mujer y empieza a priorizarse como una
persona que derechos y que tiene el poder de decidir qué quiere para su vida
y qué no le suma. Obviamente eso deja muchos rezagos y muchas huellas
negativas.
Quiero autoevaluarme y dejar de culpar al resto del mundo. Quiero ver en
dónde estoy, qué fue lo que pasó y hacer una auditoria y ver qué procesos
voy a tomar para mejorar los resultados, si no estoy conforme dónde estoy”
(Diana, segundo encuentro, 2 de octubre de 2021)

Con el ejercicio de escribir una carta a nuestra niña interior reconocimos, más
allá de querer romantizar, como lo comentó Johana “tenemos cada una, una
percepción diferente de la niña”, ella no la leyó, solo nos comentó que para ella su
carta,

“Fue fuerte, no hubo palabras de cariño y amor, creo que tengo que quererme
un poco más desde ahí. Creo que he sido muy fuerte conmigo y hay mucho
dolor desde la infancia. Y sigo pensando: tienes que escribirte a ti misma
76
que te quieres, tienes que también valorar las cosas bellas que no hiciste
notar en ese escrito”

Las cartas de otras compañeras estaban llenas de amor, de recuerdos, de


ese dar siempre a otrxs sin esperar nada a cambio y de reflexiones constantes sobre
lo que han perdido a lo largo de los años.

“Nunca es tarde, siempre es momento para sanar, siempre es un momento


para abrazar a nuestra niña interior, siempre es momento para ayudar a que
otras personas sean más felices, porque la felicidad es política” (Angélica M.,
segundo encuentro, 2 de octubre de 2021)

Alrededor del proceso que tuvimos a lo largo de esta sesión, escribí el


manifiesto político amoroso #2.

Manifiesto político amoroso #2

¡Queremos soltar esos apegos que nos hacen devolver al pasado, queremos ser
libres!
Si volvemos al pasado será solo para construir, proyectar y dejar llegar lo nuevo.
Somos conscientes de que hay dolores que no han sanado, que se han quedado
congelados, pero que seguramente con el paso del tiempo iremos moviendo todo
aquello que hemos dejado guardado, todo aquello que nos han dicho que nos
sirve para ser “funcionales” en la vida.

Insistimos en la construcción de un espacio seguro, en el que construimos redes


de afecto, de apoyo colectivo, un espacio donde no nos juzguemos ni critiquemos,
un espacio para dejar de callar, para expresar todo aquello que nunca hemos
dicho.

Sabemos que no es fácil escribirle a nuestra niña interior, que es un ejercicio


personal pero también colectivo, que pasa por varios intentos, que es diferente
para cada una, porque tenemos diferentes percepciones de la niña interior,
percepciones que están íntimamente relacionadas con nuestras historias de vida,
con nuestras huellas en el mundo.

77
Recordar nuestra niña interior pasa por un proceso de conexión, pero también de
desconexión con nuestros primeros vínculos de apoyo, esos vínculos que se han
fortalecido pero que también se han fracturado con el paso de los años, como
consecuencia de los dolores de la infancia, a veces tan fuertes que no tenemos
palabras de cariño y amor para esa niña que nos pide querernos un poco más y
ser menos fuertes con nosotras mismas.

Queremos a nuestra niña interior alegre, inteligente, especial, fuerte, valiente,


autónoma, solidaria, perseverante, es niña que se caía, se ensuciaba, pero
seguía, esa niña que nos recuerda que hoy como adultas hemos perdido ese amor
propio que tanto amábamos.

Nunca es tarde para sanar, para abrazar a nuestra niña interior, para tomar la
decisión de destejer aquello que no queremos en nuestras vidas, está en nuestras
manos cambiar y ayudar a que otras mujeres puedan tener vidas más felices,
porque como nos lo recuerda Coral Herrera, la felicidad es política. Para poder ser
felices, necesitamos infancias felices, aprender a tratarnos bien y cuidar nuestra
salud mental.

Hoy más que nunca decimos: “Yo amo a mi niña interior, yo abrazo a mi niña
interior, yo sano a mi niña interior”, “mi niña interior se desteje, se teje y se
renueva cada día”

Laboratorio: círculo de apoyo afectivo y resiliencia colectiva.

Algunas frases que salieron de esta sesión y que nos acompañaron durante
esa semana, son las siguientes:

78
En esta sesión fue fundamental empezar a ver el cambio en el discurso de
Ximena, por ejemplo, a quien conocí en Moneda Luna, un proyecto que materializa
el buen vivir; es un espacio donde se tejen redes y se intercambia comida, cositas
y cuidados, no dinero, a través de lunas. Una luna equivale a 1.000 pesos
colombianos. Cuando invité a las mujeres de Moneda Luna Fusagasugá al
laboratorio, Ximena dijo que le encantaría asistir por material, porque ella ya había
sanado todo. Sin embargo, en el momento de cierre de la segunda sesión, ella nos
comentó,

“yo dije que vengo por material, pero siempre hay algo que sanar, estoy en
mi proceso de sanación. Me estoy haciendo más fuerte. Es fuerte saber que
yo sí puedo hablar, que yo si puedo hacer porque a veces siento que soymuy
pasiva y muchas cosas que me dan rabia me las callo, pero estoy bien
guerrera. Estoy soltando a esa mujer que no decía nada, que ni siquiera
cuando los zapatos le apretaban, hablaba” (Ximena,2 de octubre de 2021)

A medida que iban avanzando las sesiones, empezamos a conversar sobre


los roles y estereotipos de género que demarcan un deber ser y hacer para hombres
y mujeres. Para las compañeras del laboratorio a las mujeres se les pide que: se
79
encarguen del hogar y del cuidado de niños y niñas; que sean responsables del
cuidado y atención de las personas; que sean sumisas, abnegadas y no cuestionen
las decisiones; que sean fieles; y que sean tiernas y amorosas.

Por su parte a los hombres se les encarga de trabajos que implican fuerza y
competitividad; proveen económicamente a la familia; se les asocia como
generadores de un patrimonio estable, se les considera fuertes y valientes y, pueden
relajarse después del trabajo, porque sus tareas en general son mínimas respecto
al triple rol que tenemos la mayoría de las mujeres.

A través de cinco imágenes, identificamos cuál nos simbolizan autoridad, cuál


control, cuál poder, y cuál violencia. Tuvimos distintas opiniones al respecto, por
ejemplo, para algunas mujeres la imagen #1 simboliza violencia y autoridad, para
otras mujeres la imagen #2 representa violencia y control, mientras que la imagen
#3 simboliza control. También encontramos que la imagen #4 representa poder y
autoridad y, finalmente la imagen #5 simboliza control y poder.

Cuando pensé en estas imágenes, se venía a mi cabeza la imagen de mi


papá, porque siento que la mezcla de todas estas simboliza autoridad, control, poder
y violencia ejercidas por él, sin embargo, cuando les pregunté a las mujeres
participantes del laboratorio, todas, sin excepción, me dijeron que veían en estas
imágenes a sus mamás, porque sentían que ellas son quienes administran el dinero,
quienes tienen las llaves de la casa, quienes tienen acceso al control porque en su
mayoría han estado trabajando desde casa y que siempre han tenido un genio fuerte

80
así que ellas son quienes generalmente les han pegado más que sus padres,
algunas porque no han convivido con sus padres y otras porque sienten que ellos
han sido ajenos a sus procesos y que “no se meten en nada”

En el proceso de reconocer los tipos de violencias e identificar cuándo hemos


sido víctimas de estos hechos, no solo nosotras sino también mujeres cercanas y
no tan cercanas que han estado en nuestras vidas, escribimos algunas cartas para
ellas.

Aunque Yannia escribió esta carta en singular, ella le escribe esta carta a sus
hermanas, porque,

“mis hermanas viven violencia doméstica desde hace años y para mí es


complicado porque soy abogada de víctimas y al principio quería ayudar pero
hoy, bueno, entendí que no podía porque realmente la asesoría legal para
las víctimas es secundaria, la que prima es la asesoría psicológica y yo ahí
en eso estoy clara: la ley no hace mucho si la víctima no tiene suficiente
empoderamiento.
Se la dediqué a mis hermanas porque nosotras en casa también vivimos
violencia de mi familia con mi papá, mi mamá y eso es lo que hace que
nosotras no seamos buenas hermanas.
Todo lo que vivimos, todas esas cosas, lamentablemente las seguimos
replicando, nos herimos, nos hacemos daño y a veces yo quisiera poder

81
sanarlo, pero no se puede, es difícil, lo único que yo hago es no meterme en
la vida de nadie, antes sí trataba, ya entendí que no, ya ahora no. Mis 51
años me han enseñado que no y que pues yo soy católica y lo único que
hago es rezar por ellas, ese es mi consuelo.
A veces es duro, porque a veces en las reuniones familiares se escapa la
violencia, se escapan las malas caras y ¡ay Dios mío! y el maltrato y es duro”

El siguiente manifiesto político amoroso, resume algunas de las ideas y


emociones que emergieron a lo largo de esta sesión.

Manifiesto político amoroso #3


Reconocemos en la industria cultural la reproducción y respuesta al sistema
patriarcal.
Desde la niñez hemos reconocido en nuestros primeros vínculos, la autoridad, el
control y el poder. Para muchas de nosotras las relaciones en estos primeros
vínculos no han sido las más cercanas, no hemos tenido palabras de cariño,
hemos llegado a ser frías con nosotras mismas.

Las violencias basadas en género nos han doblegado para que nos rijamos bajo
ciertos comportamientos que la sociedad espera de nosotras. Estas violencias nos
han ocasionado daño o sufrimiento físico, sexual, económico, patrimonial,
psicológico, tanto en el ámbito público como en el privado. Han sido un ejercicio
de poder, fundamentado en estereotipos sobre el deber ser, sobre esas relaciones
desiguales que se han impuesto entre hombres y mujeres.

Con el paso de los años frente a diversas situaciones de violencias por las que
hemos pasado, nos hemos sentido miserables, vulneradas, débiles, indignadas,
con profundos miedos. Ha sido difícil reconocer estas heridas, pero en
este proceso, también hemos ido reconociendo las heridas que tenemos como
mujeres, esas heridas que no solo pasan por mí, sino que es un asunto
profundamente colectivo y sistemático.

82
Nos han dicho que trabajar juntas es peligroso, es nocivo, que seguramente se
convertirá en un problema y que definitivamente no podemos construir redes de
apoyo entre nosotras. Nos ha sido difícil salir de estos esquemas, de estas
prácticas, contar lo que hemos pasado, pero con el paso del tiempo hemos ido
reconociendo que la Juntanza de mujeres es un espacio de deconstrucción de
estas prácticas machistas que hemos normalizado y naturalizado.

Insistimos en la construcción de un espacio seguro, en el que construyamos redes


de afecto, de apoyo colectivo, un espacio donde no nos juzguemos ni critiquemos,
un espacio para dejar de callar, para expresar todo aquello que nunca hemos
dicho.

Hoy más que nunca decimos:


¡No, no somos propiedad de nadie!
¡Nada justifica la violencia, queremos una vida libre de violencias!
¡Somos nuestro propio hogar y necesitamos construir otras formas de amary creer
que estas formas son posibles!

Necesitamos construir infancias felices y herramientas que nos permitan sanar a


nuestros ritmos, en nuestros espacios, ir cerrando heridas y aprender a tratarnos
bien tanto a nosotras como a lxs demás.

Círculo de apoyo afectivo y resiliencia colectiva.

En este proceso, fuimos profundizando en temas como las violencias


basadas en género, una problemática que afecta a toda la sociedad y el normalizado
si me dejas, moveré mi mundo. Para abordar esta temática, decidimos hacer una
encuesta anónima en la que preguntamos ¿crees que el amor justifica la violencia?
y a su vez les pedimos que seleccionaran aquellas conductas que sus parejas sexo-
afectivas han tenido con ellas.

En la socialización de las respuestas encontramos que de las siete personas


que respondieron la encuesta, una persona dijo que el amor sí justifica la violencia
y nos comentó que había seleccionado esta respuesta porque sentía que
socialmente se naturalizado y justificado como algo incuestionable por la sociedad.
Por su parte las otras seis mujeres, dijeron que el amor no justifica la violencia, algo
que particularme puede verse un poco más difuso en la práctica.

“racionalmente cuando una lleva muchos años en este trabajo, es decir que
no, pero la verdad es que sí, desde el amor se justifican las violencias porque
muchas de estas violencias, que están ahí, que también he vivido en carne
83
propia en su momento, sí justifiqué esas violencias, pensando que eso era
amor. No lo hago con la racionalidad que tengo ahora, sino lo hago con lo
que he vivido y siento que sí, he creído que el amor sí justifica la violencia,
que yo no esté de acuerdo con eso, es otra cosa. De hecho, yo también soy
católica-cristiana y siempre es bueno, poner la otra mejilla, el amor es
tolerante, el amor lo soporta todo, el amor lo aguanta todo y esos son
argumentos que están mal interpretados porque el amor realmente no tiene
nada que ver con eso, pero que socialmente y culturalmente, justifican esas
violencias” (Angélica M, 16 de octubre de 2021)

Respecto a las conductas que han tenido sus parejas sexo-afectivas con
ellas, de las siete mujeres, cinco seleccionaron que sus parejas cuando mantienen
relaciones sexuales, no toman precauciones para evitar infecciones de transmisión
sexual o controlar los embarazos, seguido por cuatro mujeres que han tenido
parejas celosas; parejas que no tienen en cuenta sus sugerencias y quieren tener
la última palabra y; parejas que las han presionado o presionan para tener
relaciones sexuales aunque ellas no quieran.

Menos recurrente, pero con igual importancia, tres mujeres seleccionaron


que sus parejas han decidido o deciden su forma de vestirse e incluso han llegado
a enfadarse si no les hacen caso. Dos mujeres han sido amenazadas con objetos,
armas, han sido golpeadas, las han amenazado con matarse si los dejan y les han
prohibido ver a sus amigxs y familiares o las han obligado a pedirles permiso.
Finalmente, por lo menos una de las siete mujeres que respondieron esta encuesta,
afirmaron haber tenido parejas o tener parejas que han destruido sus artículos
personales, que controlan lo que hacen en redes sociales, espían sus teléfonos, se
enfadan si no contestan inmediatamente sus mensajes y que han tomado o toman
todas las decisiones económicas y controlan el dinero.

Los resultados gráficos de esta encuesta, se encuentran a continuación:

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Algunas reacciones que se generaron tras diligenciar y socializar los
resultados de la encuesta fueron las siguientes:
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“Me sentí indignada, porque con otras parejas he vivido todas estas
violencias. Ahora hago la autocrítica y veo que muchas de estas cosas las
permitía” Ximena

“Eso me pasó con el papá de mi hija, ya no está, pero sí viví esas violencias
y fueron muy fuertes” Luz Milena

“Las mujeres no queremos reconocer que somos víctimas, aunque todo el


mundo lo sepa, eso me pasa cuando doy mis charlas. Ellas dicen: no, no,
eso le pasa a mi vecina, es más hay gente que me dice: yo tengo una
hermana, una vecina, una prima, una amiga que vive violencia y al final
terminan diciéndome que son ellas mismas. Me gustó hacerme la encuesta
a mí misma y reconocerme como víctima nos hace pensar mucho” Yannia

Es increíble ver cómo hemos estado inmersas en relaciones sexo-afectivas


violentas en las que muchas veces por amor hemos justificado las prácticas
machistas que hemos naturalizado, argumentando que los hombres por naturaleza
son duros, implacables, seguros y violentos, lo que solo ha servido para justificar
sus actos violentos contras las mujeres. Sin embargo, algunos estudios han
desmentido estas ideas, argumentando que “la persona aprende, entre otras cosas,
a dar rienda suelta a las tendencias agresivas o a inhibirlas, a ajustarse a las
exigencias sociales sobre lo que significa ser hombre o mujer, es decir, va
construyendo nuestra identidad genérica” (Jayme & Sau, 1996, como se citó en
Ferrer & Bosch, 2013)

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Así como hacemos un escáner por nuestras vidas, por diversos momentos
que atravesamos y hemos atravesado, tenemos que hacer una autocrítica amorosa,
esto no significa que tenemos que ser duras con nosotras y que vamos a afectar
nuestra autoestima, sino que como lo menciona Coral Herrera,

“para lograr la transformación colectiva en la que estamos trabajando,


empecemos por nosotras mismas, en nuestras vidas cotidianas, a revisar
nuestros privilegios, a tomar conciencia de lo que nos une, a ponerle más
amor a nuestro día a día, a hacernos preguntas y a cuestionarnos nosotras
mismas, a enfocar el trabajo en el autocuidado, en los cuidados a los demás,
al resto de los seres vivos y al planeta tierra. Para despatriarcalizar la
sociedad entera, tenemos que empezar por los patriarcados que nos habitan,
porque lo personal es político” (Herrera, 2020, pág. 76)

El mensaje no es dejar todas las relaciones amorosas pensando que en


todas vamos a sufrir, sino que debemos estar alertas, lo cual implica estar
pendientes de los comportamientos que hemos identificado en las relaciones
violentas, comportamientos diversos que suelen ir escalando y pueden terminar en
un feminicidio. Es por ello que durante la sesión hicimos alusión al ciclo de las
violencias de Leonore Walker, que se compone de diversos momentos o fases. En
la reflexión nos encontramos con que nuestras vidas nos encontramos con que
estos patrones se repiten una y otra vez. De hecho en algunas telenovelas, como
en El último matrimonio feliz o en Victoria, de las cuales vimos algunas escenas en
88
esta sesión, encontramos que este círculo de la violencia está presente, allí el
mensaje es que es normal que ocurran estas situaciones, que ninguna mujer está
exenta de caer en este círculo y que estamos destinadas a sufrir, porque en el amor,
innegablemente, se sufre. Sin embargo, con el paso del tiempo podemos encontrar
a nuestro verdadero príncipe azul y que por lo tanto, todo lo que sufrimos, no fue en
vano.

Así mismo, vimos una escena de la telenovela, Yo soy Betty la fea, en la que
Armando, el protagonista, y Mario, su mejor amigo, hablan de enviar a Betty a un
lugar lejano y horrible para que no dañe sus planes de matrimonio, lo que ellos no
saben es que Betty los estaba escuchando y que ya había descubierto que Armando
estaba jugando con ella. Las reacciones a estas tres escenas, no se hicieron
esperar, los comentarios estuvieron relacionados con la identificación de la
escalada de las violencias, con el gusto por verlas sin tener una mirada crítica
llegando a normalizar e interiorizar muchas de las acciones que se muestran en
estas escenas.

89
En el segundo momento de la sesión, después de revisar el ciclo de las
violencias y su ejemplificación a través de algunas telenovelas colombianas, se
personificó el cuento de la princesa vestida con bolsa de papel, cuando les
preguntamos si lo habían escuchado, Johana dijo: “no, no lo había escuchado. Qué
historia tan linda. Creo que estas nuevas generaciones vienen dándole la vuelta a
las historias, a las canciones y enfocándose en otras cosas. Me sorprendió “ y lo
que Angélica, de Fundación Al Derecho le contestó: “claro porque los roles
tradicionales tal como los hemos estado analizando pensando en el sistema
patriarcal nos dicen otras cosas, pero hoy no estamos con el sistema, hoy nos
pusimos nuestros lentes violeta y con los lentes violetas empezamos a construir
nuevas narrativas”

Preguntarnos ¿Quién “es” o “fue” mi madre?, nos evocó a pensar en ellas,


en su existencia, en su paso por nuestras vidas y en nuestra fuente de conexión con
lo femenino.

La característica que más se repite es, sacrificada, convirtiéndose en la


palabra inicial con la que hemos asignado esos roles tradicionales. Bíblicamente el
libro de Génesis 3:16 dice: “Multiplicaré en gran manera tus dolores en tus
embarazos; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y
él se enseñoreará de ti”. Allí hay un sacrificio, cuando María sacrifica a su hijo, se
habla poco del dolor por el que pasa ella, porque se piensa que las mujeres tenemos
quecargar con esa historia de dolor, con esa historia de sacrificio.

Cuando asignamos características como: amorosa, bondadosa, dadora,tiene


que ver con el cuidado, con el dar vida. En este sentido, se van asociando losroles
con las cualidades, en esas cualidades no se admite cuando una mujer es
demasiado fuerte, no se admite a mujeres que estén pensadas fuera de ese
contexto del amor, de eso que está asociado con el yo todo lo doy, todo lo soporto
y ese gran sacrificio que pareciera que es el amor y como históricamente somos las
mujeres a las que se nos dicen que conectamos la vida, se nos dan todas estas
características.

Nos han dicho que más allá de ser mujer, lo importante es ser madre, de
hecho, nos han dicho frases relacionadas con el hecho de ser madres. Abordamos
la conversación por medio de la siguiente pregunta ¿ser madre es la “misión” de la
existencia de las mujeres?, lo que nos llevó a recordar las veces en las que nos han
dicho que tenemos que “ser” y “actuar” de ciertas formas para ser consideradas
90
“buenas madres” y “buenas esposas”. Trajimos a la conversación las veces que
hemos querido ser madres y las decisiones que hemos tenido que tomar alrededor
de esta decisión, pero también recordamos las ocasiones en las que hemos tomado
la decisión de no ser madres y las críticas que hemos recibido a causa de ello.

Como resultado de las conversaciones que tuvimos el 16 de octubre, escribí


el siguiente manifiesto político amoroso.

Manifiesto político amoroso #5

Reconocemos la reproducción de las violencias basadas en género en nuestra


cotidianidad. La cultura nos ha dicho que el amor justifica esas formas de
violencia.
Como mujeres nos ha sido difícil reconocer que somos víctimas, y cuando lo
hemos hablado, le hemos puesto un nombre a esa protagonista que se sale del
yo.
Definitivamente la industria cultural ha reproducido prácticas machistas y
patriarcales que hemos naturalizado, ¡cómo nos han gustado las telenovelas
desde la niñez!
Aunque ahora algunas de nosotras las veamos de forma crítica o ni siquiera las
veamos para no seguir consumiéndolas, sabemos que aún tienen mucha
audiencia y que se ha vuelto una compañía en muchos momentos de la vida,
sobre todo cuando nos hemos sentido solas y cuando hemos querido encontrar
allí la ilusión de un amor para toda la vida, la ilusión de tener un matrimonio con
final feliz.
No hablamos de feminismo, sino de feminismos en plural, como tensiones, como
luchas que hemos dado las mujeres históricamente. A aquellas que nos

91
consideramos feministas, nos ha costado años aceptarlo, ha sido todo un proceso,
porque sabemos que se dice fácil, pero en realidad no es nada fácil
Algunas otras no nos llamamos feministas porque no queremos encasillarnos,
pero creemos vivirlos y explorarlos.
Estamos reescribiendo la historia y consideramos necesario que desde las
escuelas se hable de feminismos, porque, así como hay que estudiarlos, hay que
llevarlos a la práctica, a nuestra cotidianidad.
Nos hemos venido dando cuenta que lo personal es político, que no estamos
solas, que lo que nos ha pasado y nos sigue pasando, no es culpa nuestra ni
mucho menos obedecen a casos aislados. Por ello, como dice Coral, debemos
tejer redes de apoyo mutuo y solidaridad para cuidarnos entre todos y todas.

Hoy decimos:
¡Si nos dejan, no moveremos nuestro mundo por ustedes, sino por nosotras!
Queremos ponerles a nuestras historias unos finales diferentes, salidos de las
telenovelas, queremos ser las libretistas de una historia con lentes feministas.

Círculo de apoyo afectivo y resiliencia colectiva.

“El amor jamás ha sido comprendido,


aunque haya sido plenamente experimentado
y esta experiencia haya sido comunicada [...]
Las mujeres y el amor son pilares básicos.
Examinadlos y estaréis amenazando
la estructura misma de la cultura”
(Firestone, 1973,pág.107

En la sesión, mitos que validan y posibilitan el amor romántico, abordamos


con mayor profundidad esta temática, a través de la aplicación de una encuesta
anónima en la que preguntamos ¿qué entiende por amor romántico?; ¿considera
que hay alguna relación entre amor romántico y violencia basada en género? ¿cuál?;
¿considera que hay relación entre la religión y el amor romántico? justifique su
respuesta; ¿los celos son una muestra del amor?; ¿el amor es suficiente por sí para
que una relación funcione?; ¿tener pareja es “lo normal” y una señal de éxito?; ¿hay
una persona que me completa y si no la encuentro no seré plenamente feliz?; ¿estar
en pareja exige renunciar a perseguir mis sueños?; ¿es normal que mi pareja me
controle, es una señal de protección y amor? y; ¿es cierto eso de que “el amor duele”
y “quien bien te quiere te hará llorar”?

Los resultados gráficos de esta encuesta, se encuentran a continuación:

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Una vez socializamos las respuestas, nos encontramos con que el amor
romántico es definido por este grupo de compañeras como:

99
En la socialización de estas respuestas, encontramos que hay dos visiones
distintas respecto a lo que entendemos por amor romántico, una de las mujeres
es de Panamá y otra mujer es de Colombia, pero vive hace muchos años en Italia.
Desde su experiencia, nos contaron qué es para ellas el amor romántico y cuál
fue su percepción respecto a esta pregunta.

“Yo recuerdo que la primera vez que escuché amor romántico eso me chocó,
cómo que los mitos del amor romántico, eso me pareció descabellado yo soy
una romántica decía yo (risas), la cosa es que cuando empecé a leerlo
entendí y dije: wao esto es cierto. Con las preguntas me sentí cómoda porque
más o menos siento de que se trata y lamentablemente cuestionan cosas
importantes en tu vida, porque están dentro de nuestro ser, que la ratifican
las novelas, las canciones, todavía hay canciones que te dicen que quien
bien te quiere te hará llorar ¡ay Dios mío! Cuando tú comienzas a hacer esas
preguntas por primera vez sí chocan” (Yannia, 23 de octubre de 2021)

“A mí me parece muy bien el amor romántico, no lo veo como algo negativo.


Yo soy romántica y me parece que el amor romántico es algo positivo. Si uno
realmente cree en Dios pues la primera cosa que uno siente es que la
relación con Dios es una experiencia y que siente que el amor de Dios,
siendo Dios amor, de ahí sale la relación con los seres humanos” (Luz
Marina, 23 de octubre de 2021)

“Para mí en Fusagasugá, el amor romántico es una estructura bastante


patriarcal, hubo un empalamiento y como pertenezco al grupo de lideresas
del municipio y hemos luchado en contra de la vulneración de estos
derechos. Algo que marca a las mujeres es que algunas mujeres han
participado en diferentes escuelas de liderazgo y algunas de ellas han
recibido muchos de estos conocimientos pero siguen en la misma etapa del
amor romántico, no quieren salir de ahí y siguen y siguen las violencias. Este
es el segundo municipio de Cundinamarca con más violencia de género, eso
es preocupante, porque aquí el machismo es fuerte y entre las mujeres
también nos damos duro. Hemos luchado para que se haga la secretaría de
la mujer, pero ha sido imposible, porque nos han mentido mucho, el 52% de
personas en el municipio somos mujeres y en elecciones siempre nos
buscan a las mujeres para que los apoyen y nos prometen muchas cosas,
pero no pasa nada. La política pública existe en el municipio, pero nos
cansamos por tanta falta de apoyo, es desgastante. Se han hecho avances,
pero por ejemplo en las escuelas, muchos profesores rechazan el feminismo
o simplemente no quieren saber de este, pero sí hace falta porque desde las
aulas hay muchas violencias escolares para los niños y las niñas del
municipio” (Luz Milena, 23 de octubre de 2021)

100
Cuando establecimos algunas diferencias entre el amor romántico y el amor
saludable o amor compañero, fue fundamental que frente a la frase “quien bien te
quiere te hará llorar” , generó diversas reacciones en las compañeras que asistieron
al espacio, quienes recordaron expresiones relacionadas con esta frase.

“cuando un hombre es agresivo, pero sobre todo de niños a niñas, si le pega,


decimos es que usted le gusta a ese niño” (Ximena, 23 de octubre de 2021)

“como te quiero te aporreo” (Valentina, 23 de octubre de 2021)

“ustedes se aman como los cholos, se dice en Panamá, lo que quiere decir
es que si te pega es porque te quiere” (Yannia, 23 de octubre de 2021)

“Recuerdo la canción de Julio Jaramillo, odiame por piedad yo te lo pido. Y


son canciones que cantamos a grito herido” (Ximena, 23 de octubre de 2021)

“Esto de que te quiero te aporreo, siento que ya no es así, esta es una etapa
superada por las mujeres, de pronto eso sucedía muchos años atrás. No sé
ustedes qué piensan, pero yo no creo que las mujeres de hoy en día digan
que si este me quiere, me pega. Posiblemente eso existió porque nuestras
mamás o nuestras abuelas, se dejaban pegar porque pensaban que eso era
amor, pero yo creo que en ese tiempo la mujer estaba sometida totalmente
al hombre y casi ella no tenía ni voz ni voto en la casa, y tenía que hacer lo
que decía el hombre, hasta en el plano sexual. Yo creo que es una etapa ya
superada, sin olvidarnos que hoy la mujer es golpeada, maltratada, yo no
vivo en Colombia, pero creo que en todo el mundo se da eso. Aquí donde
vivo (Italia) hay muchos casos y se ve todas las semanas que hay mujeres
que son golpeadas por el novio, por el compañero y por el esposo y a muchas
las llevan a la muerte. El problema de violencia a la mujer es muy real, pero
no sé si sea porque la mujer quiere liberarse, nunca me he logrado explicar
por qué hay tanta violencia de los hombres hacia las mujeres” (Luz Marina,
23 de octubre de 2021)

Este comentario de Luz Marina, abrió un espacio de debate durante la sesión:

“Quiero decirle a Luz que yo no pienso que el asunto de que quien te quiere
te aporrea, haya sido superado, un caso puntual y en Bogotá que uno dice,
de pronto no se ve tanto como en lo rural, una amiga que es abogada atendió
a una chica que era su vecina y amiga y esta chica muy sorprendida siempre
le preguntaba a ella: ¿de verdad su pareja, no le pega nunca? y era muy
sorprendida; ella no podía creer que una pareja de una mujer no la
maltratara. Ella creía que todas las personas hacían eso y es una chica joven.
Entonces no es que se haya superado, está escondido” (Ximena, 23 de
octubre de 2021)
101
“Yo me quedé un poco pensativa con el comentario de la compañera cuando
dijo que en pleno siglo XXI, no siente que pasen estas cosas. Particularmente
aquí en mi pueblo, a pesar de que no somos una comunidad que esté en el
centro de Panamá, estamos al interior. Aguadulce es un lugar donde más del
60% son profesionales y lo que yo atiendo, he atendido en 14 años, son
puras mujeres profesionales. Entonces tu no entiendes cómo tú como
profesional permites que te maltraten, que te peguen, que te digan tantas
cosas. Hace como un mes atendí a una contadora pública y vino llorando
porque perdió a su bebé hace como dos años cuando su niña tenía cuatro
años y desde entonces su ex marido, que en ese entonces era el papá de la
niña, su ex marido, desde ese tiempo hasta esa fecha la maltrata diciéndole
que ella tiene la culpa de que la niña muriera y es un maltrato psicológico. Y
yo le decía: tú no tienes la culpa, tú no tienes la responsabilidad de nada. Y
ella vive atormentada por las cosas que él le dice y eso que ya se dejaron.
Entonces eso es real. Parece una locura y no es porque hablo desde
Aguadulce, Panamá, pero cuando tu comienzas a leer, nada más sólo
puedes ir a leer España, las atrocidades que pasan en España y en todos los
países europeos, que tu dices ay no, esos países están bien, NO, Estados
Unidos, también. Esto pasa en todas partes, porque entonces caemos en el
principio feminista, lo personal es político y no ha dejado de ser así. El solo
hecho de que tantas mujeres mueran de feminicidio, la mayoría de estas
mujeres fueron víctimas de violencia emocional, psicológica, sino también
física y otras más. Lamentablemente es así, lo decimos desde la experiencia.
Invito a la compañera a que revise, si ahora la información está aquí a la
vuelta de la esquina y vas a darte cuenta que está bien documentado, cómo
el mito del amor romántico nos hace daño” (Yannia, 23 de octubre de 2021)

Frente a estos comentarios, para Luz Marina no es tan claro “¿cómo mujeres
profesionales, se siguen dejando pegar?, eso no lo entiendo”, alrededor de esta
pregunta, Ximena, Yannia y Angélica le contestaron:

“se debe a heridas en la infancia” (Ximena, 23 de octubre de 2021)

“Puedo decir y nos pasa a mujeres profesionales, es decir, la Universidad no


empodera a las mujeres, la Universidad solo nos da un cúmulo de
conocimientos y ya, eso no es garantía de que tú estés empoderada.Además
como dice la compañera Ximena, tiene que ver con la infancia, tieneque ver
con el machismo, con el patriarcado y con todo el contexto en el quenos
desenvolvemos que no empodera a la mujer y nos mantenemos así, a pesar
de que vamos y estudiamos y nos parece ilógico que una mujer profesional
se deje maltratar” (Ximena, 23 de octubre de 2021)

“Esto está relacionado con lo que hemos venido charlando en las sesiones,
este es un sistema patriarcal, que controla y domina todas las áreas de la
vida: el sistema educativo como lo planteaba Yannia, el sistema familiar
102
como lo planteaba Ximena. Hombres y mujeres crecimos en el patriarcado y
el machismo hace una simbiosis en cada escenario. A veces te dicen como:
¡oye, ya las mujeres trabajan!, entonces ya aquí no hay ningún problema
porque ya las mujeres tienen derechos, pero si analizamos con lupa todos
estos escenarios, siguen existiendo unas relaciones de poder, de control y
de dominación sobre el pensamiento, sobre el cuerpo. No hay una respuesta
sencilla, sino más compleja. El sistema como sistema tiene nodos, tiene
aristas, tiene interconexiones y todo está controlado, el sistema de Gobierno,
el sistema de pensamiento religioso, porque una cosa es la espiritualidad y
la fe y otra cosa es la normatividad de cada religión que te da unas conductas
de vida y esas conductas de vida, están pensadas en clave patriarcal, nos
guste o no. Y nosotras hacemos parte de ese sistema, por ende no podemos
salir de ese sistema (Angélica Rodríguez, 23 de octubre de 2021)

“A pesar de miles de poemas, canciones,


libros, óperas, obras de teatro, mitos
y leyendas que, desde épocas anteriores
a la era cristiana, describen el enamoramiento,
a pesar de las innumerables veces
que el hombre o la mujer han
abandonado familia y amigos, se han suicidado,
han asesinado o han languidecido
a causa del amor,
pocos científicos han investigado
esta pasión con la profundidad que merece”
(Fisher, 1992, pág.35)

Una de las compañeras del laboratorio, compartió en la sesión la entrevista


de la antropóloga y neurobióloga, Helen Fisher, denominada ¿Qué ocurre en nuestro
cerebro cuando nos enamoramos?, para contextualizarnos y darnos su apreciación
respecto a esta, nos comentó,

“En la entrevista habla del amor desde la neurología, biológicamente qué es


lo que sucede, qué es lo que pasa. Así en resumidas cuentas ella dice que
hay diferentes tipos de amor, relacionados con las diferentes personalidades,
si la persona tiene un tipo de personalidad va a buscar ese tipo de
personalidad también, entonces cada persona tiene diferentes expectativas.
Ella habla de algo muy interesante, desde la biología, desde la neurociencia
y es que el amor y todo este proceso se genera en el mismo lugar en el
cerebro en donde se generan las necesidades de supervivencia, entonces
ella concluye que el amor hace parte de nuestras necesidades de
supervivencia, entonces es algo que está, es algo que es necesario y es algo
que hace parte de algo muy primitivo de nosotros. Y también habla de los
celos y la posesión, dice que cuando hay amor, es muy normal que haya
posesión y celos porque tú quieres a ese otro ser para ti.

103
Yo pienso que los celos y la posesión son algo natural. Siento que los
podemos sentir no solo en el amor, en diferentes aspectos de nuestra vida,
creo que es una emoción válida y natural en todos los seres humanos. Lo
que no es natural es llegar a extremos y dejarnos llevar por esta emoción.
Yo creo que todos hemos sentido celos y hemos sentido posesión, sin
embargo, la mayoría de nosotros hemos aprendido a controlarlas y
manejarlas. Entender qué es lo que está pasando, sentirlo y a partir de ese
entendimiento, actuar, y no actuar impulsivamente como animales” (Johana,
23 de octubre de 2021)

Durante esta sesión encontramos la visión de una psicóloga que reconoce el


amor como el objetivo principal de los seres humanos y quien además establece
una diferencia entre el amor que ella denomina el real y el amor romántico,

“El amor… hace parte de la humanidad… es en sí el objetivo principal de los


seres humanos. El amor en la pareja hace parte de un sentimiento y éste se
ha creado desde la socialización primaria (pautas de crianza, modelo
parental, etc), luego en la socialización secundaria (escuela, grupos
deportivos, culturales, etc), se ha creado ya en la estructura psicológica un
ideal del hombre en sí y del amor (sentimiento como tal), idealizamos mucho
el amor en etapas tempranas como la adolescencia y parte de la juventud,
luego con la madurez emocional logramos diferenciar ese amor romántico
del amor real y depende de nuestras necesidades afectivas como lo
construimos. Por eso la educación en gestión de las emociones, es
fundamental en los primeros años de vida, se prepara al niño, al adolescente,
al joven y al adulto a ser conscientes de las emociones que sentimos,
aceptarlas y regularlas según el contexto en el que nos encontremos. El amor
real… es lo más lindo, aprendes a amarte para poder amar al otro, es en el
que aceptas las diferencias, aprendes a negociar por amor, aprendes a no
hacerte daño por amor, aprendes a amar libremente, sin sentirte dueña de
alguien, aprendes a gestionar tus emociones (celos, desconfianza, etc).
Aprendes a amar…simplemente amar sanamente” (Alma, 23 de octubre de
2021)

Cuando hablamos en esta sesión de ponernos los lentes violetas, queríamos


hacer una revisión cuidadosa y amorosa de nuestra vida, de nuestras conductas, de
nuestra familia y de las relaciones que tejemos y destejemos en estos espacios. No
todas estamos listas para verlo así, cada una lo ve desde su contexto y todo es válido
en la medida en que nos sintamos parte de esto que vamos construyendo, dela
colectividad y asumamos una responsabilidad activa, comprendiendo que los

104
procesos socioculturales son muy largos y no se deconstruyen de la noche a la
mañana.

“Es importante tener estas experiencias porque de estas experiencias es de


donde estamos tomando todos estos aprendizajes. Entonces ahora no es un,
no voy a tener novio, no voy a tener pareja, no voy a tener alguien por ese
miedo o por ser feminista, NO, solo hay que vivirlo y cada uno lo va viviendo
en un ritmo diferente y todas estamos viviendo y hemos vivido cosas
diferentes, entonces no hay que tenerle miedo a experimentar, a vivir, a ser
porque eso hace parte de nuestra evolución. Qué chévere que Valentina a
sus 20 años esté aquí, a mí me hubiera encantado tener a esa edad este
grupo, pero no, tengo 35. Sin embargo, ese es mi proceso” (Johana, 23 de
octubre de 2021)

El siguiente manifiesto, resume algunas de las ideas que surgieron de nuestro


quinto encuentro.

Manifiesto político amoroso #5


Para algunas de nosotras el amor romántico significa magia, pero no sabemos si
sea una magia real, puede que sea también un sentimiento que se obtiene desde
la niñez y que a raíz del tiempo va creciendo y se va transmitiendo de generación
en generación. El amor romántico, lo vemos en las historias que nos cuentan y
nosotras podemos transmitir de todas las maneras. También reconocemos que
este modelo de amor es un cliché de cómo debe comportarse una pareja
enamorada, tanto desde el rol establecido como “femenino” y “masculino”

El amor romántico, es ese amor detallista, que se evidencia en esas promesas de


eternidad, del felices por y para siempre. Es ese amor novelesco, extremadamente
idealizado, ese amor que como dirían las mamás nos hace vivir “cantando y
escuchando canciones a toda hora”, pero también ese amor que nos entra
chocando, que cuestiona muchas cosas en nuestras vidas.

La mayoría de nosotras relacionamos el amor romántico con las violencias


basadas en género, en tanto, se piensa que golpeando y perdonando, es decir,

105
reproduciendo un ciclo de violencias sin fin, seremos felices. Para nosotras, es
frustrante que esa idealización del amor no se cumpla, lo cual trae como
consecuencia la escalada de las violencias, que además se pasan por alto y se
normalizan por pequeñas muestras de romance. También, nos han dicho que
necesitamos otro que nos valide como mujeres, mientras generamos apego y
necesidad bajo relaciones que consideramos que no nos suman, sino que, por el
contrario, nos restan.

Nos han dicho que el amor todo lo perdona, que el amor todo lo puede, que quien
bien te quiere te hará sufrir, que quien te quiere te aporrea y otras tantos refranes
que han reproducido de generación en generación violencias que hemos
naturalizado. También nos han hecho pensar que necesitamos a otro que nos
valide como mujeres, generando en nosotras apego, necesidad y capacidad de
aguantar situaciones extremas donde nuestros derechos y deseos se ven
vulnerados.

Respecto a la relación entre la religión y el amor romántico, consideramos que la


moralidad también nos reglamenta en cuanto a cómo debemos comportarnos en
pareja, que la iglesia católica es machista y patriarcal, en resumidas cuentas, que
todas las religiones son machistas y patriarcales. Y que, desde allí, se han
generado un sinnúmero de reglas basadas en una familia ideal donde las mujeres
tienen unos deberes y se debe esperar siempre algo de la pareja, donde además
se crean unos idealismos alrededor del amor que está muy ligado a la familia.
Además de la idea del matrimonio que nos han dicho que es para toda la vida, que
está relacionado con el sufrimiento, con soportar lo bueno y lo malo, aunque se
diga que Dios nos da la bendición y que todo saldrá bien ante los ojos de Dios.
En contraste, para algunas de nosotras, la religión nos enseña el amor, el respeto,
porque el amor viene de Dios y él mismo es amor.

Estamos reescribiendo la historia y consideramos necesario que desde las aulas


se revise el amor romántico, ya que desde la infancia en los diversos entornos en
los que nos desenvolvemos, se generan ciertos maltratos que consideramos no se
deben seguir reproduciendo.

¡No queremos seguir parámetros, sobre todo aquellos que nos dicen que somos
unas fracasadas! ¡No queremos que nos vean solo en el rol de esposas y mamás,
esos roles que han sido histórica y arbitrariamente delegado a las mujeres!

Círculo de apoyo afectivo y resiliencia colectiva

Dimos inicio a la sesión 6, a la que llamamos Herramientas para el


autocuidado y la sanación, preguntando cómo nos hemos sentido en la juntanza de

106
mujeres desde que dimos inicio al círculo de apoyo afectivo y resiliencia colectiva.
Aquí tuvimos un par de intervenciones que dieron paso a la revisión de las noticias
relacionadas con las violencias basadas en género en diversos países de América
Latina.

“estoy en un periodo de transformación, entre el año pasado y este año han


pasado muchas cosas. He tomado decisiones, empecé a escribir lo que
quería y lo que realmente quiero” (Johana, 30 de octubre de 2021)

“me siento muchísimo mejor, gracias a Dios, yo llegué a este círculo en un


estado depresivo bastante fuerte, de un año de separación donde solo le
rogaba y rogaba a una persona que yo creía que era el amor ideal en mi vida
y donde solo recibía maltrato psicológico. Me siento mucho más fuerte, ando
feliz, me he vuelto a arreglar porque eran cosas que yo ya no hacía. (Ester,
30 de octubre de 2022)

Con la revisión por parejas de cada una de las noticias puntuales en un país
de América Latina, en la que se quería que indagaran por el contexto de la historia y
que desarrollaran una propuesta respecto a las acciones que llevarían a cabo desde
los roles asignados como activistas y abogadas defensoras de Derechos Humanos,
madres y hermanas de la víctima, amigas de la familia, de la familia de la víctima y
secretarias de la Casa de la Mujer.

En la conversación se resaltó un profundo sentimiento de tristeza y de rabia


debido a que en el manejo de los casos ha reinado la falta de garantías para dar
claridad sobre los procesos y el desarrollo de cada uno de los casos. Respecto a
uno de los casos en Lima, Perú en el que una pareja de jóvenes se separa por
violencia y el joven continúa violentando a su pareja y la ha intentado matar,
encontraron que la estaba ahorcando, una de las compañeras desde su rol como
hermana afirma,

“No puedo entender cómo la Fiscalía no hace justicia. Quiero buscar asesoría
legal, queremos ver qué podemos hacer, buscar otra casa. Él buscóformas de
cómo matarla porque él sabía dónde estaba ella. Quiero ir a medios de
comunicación, quiero enviar audios y videos en redes sociales. Me llama la
atención es que es una Fiscalía especializada y la fiscal que llevóeste caso, si
supuestamente es especializada, debe tener una experiencia yno comprendo
cómo toma estas decisiones. Ella tenía las pruebas. Nadie loentiende hasta
que no lo vivamos” (Yannia, 30 de octubre de 2021)

107
Respecto a uno de los casos, denominado: Mujeres, derechos laborales y
pandemia, de la Corporación Sisma Mujer, en donde se evidencia cómo los
sectores económicos feminizados fueron afectados por la pandemia del COVID 19.
Valentina una joven fusagasugeña de 20 años, estudiante de derecho nos comentó
que,

“Las mujeres pagaron un alto precio en la pandemia. Mujeres obligadas a


trabajar y a una de las jóvenes le tocó trabajar de interna en una casa, bajo
una amenaza y todo por sus hijos. Se evidencia en este caso el desempleo
y el maltrato a mujeres trabajadoras. La sociedad está sesgada por violencia
de género en temas laborales.
El boletín de la Corte Constitucional rechaza toda conducta de acoso laboral,
sexual y es consciente de la importancia de resolver problemas estructurales.
Las mujeres estamos en una lucha constante en el ámbito laboral, siempre
va a haber una enorme brecha entre hombre y mujer” (Valentina, 30 de
octubre de 2021)

Siguiendo esta línea, desde su experiencia en Argentina, Angélica


Rodríguez nos comentó respecto a la pandemia, lo siguiente,

“En la pandemia fue aumentando la violencia hacia las mujeres. Línea de


atención que es la 144. También tienen casas de mujeres como en Colombia.
Pienso que lamentablemente estas líneas de atención no son suficientes en
Colombia aún es precaria la atención que se tiene. Hay poca empatía, no se
saben abordar los casos y no hay una atención muy puntual. Aquí durante la
pandemia se usó un barbijo (tapabocas) rojo para estar en distintos lugares
y esto indicaba que la persona estaba viviendo una violencia en casa”
(Angélica Rodríguez, 30 de octubre de 2021)

En otro de los artículos revisados en la sesión, denominado: Habla la mujer


quemada con ácido: "Siempre me dijo que me iba a sacar los ojos y lo ha hecho",
presenta su testimonio una mujer que, junto a su hija, fue atacada con soda caustica
y ambas resultaron gravemente heridas, la mujer perdió un ojo. La agresión fue
causada por un vecino que la acosaba y le decía que la iba a quemar y sacar los
ojos si no se iba con él, por lo cual junto con su marido y los padres de la víctima
habían interpuesto hasta 7 denuncias contra el sujeto, siendo ignoradxs debido a
que no se había presentado un hecho “peor”. El miedo y la prevención de la víctima
eran tales que el día del ataque la mujer tenía un palo como instrumento de
defensa. Para este caso, Ximena, Luz Marina y Ester, identificaron tres tipos de
violencia, a saber,

108
“violencia psicológica, violencia física, y violencia (diría más que negligencia)
por parte del Estado o de la gobernanza de la ciudad, es aún más lamentable
porque era algo que de hecho la mujer y su pareja pretendían evitar
activamente y siguiendo los conductos de su ciudad, es decir, interponiendo
las denuncias de manera oportuna e insistente. Para completar existe una
revictimización, ya que los mozos investigan una posible relación sentimental
entre la víctima y el agresor, porque lo conoció a través de otra persona y
había hablado con él anteriormente. Nos preguntamos, en un hecho como
este y además ¿es eso acaso una excusa para rebajar una pena o para
justificar la agresión?

También observamos que las rutas de prevención son muy pocas, pues la
gran cantidad de denuncias indica que no existe ninguna capacitación para
el cuerpo policial en esta ciudad hacia el tratamiento de estas denuncias. De
hecho, aunque no se hubiera presentado el ataque, la mujer ve afectada su
calidad de vida por el miedo, ya que el hombre la perseguía incluso en la
noche y además de esto comenzaba un escalamiento de la violencia al haber
tirado piedras a las ventanas de su casa en presencia de su familia. Según
el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), un magistrado también
habría desestimado una orden de protección porque no se daban las
exigencias para adoptarla con la información que disponía: es decir que la
protección inmediata de una víctima de acoso depende de “papeleos” o de
“exigencias” (Ximena, 30 de octubre de 2021)

Respecto a su rol como amigas de la víctima de este atroz hecho, ellas


consideran que pueden tomar tres acciones importantes,

“Primero, ya que los entes estatales nos demuestran poca competencia en


estos casos (diciéndonos, por ejemplo, que si no hay un hecho de sangre no
se puede hacer nada), creemos que se debe hacer una jornada de
sensibilización de personas del común cuando alguna de nuestras amigas
se muestra incómoda por este tipo de acoso, para poder evitar estos casos
se debe hacer efectivo el alejamiento, no en papel como instrumento jurídico,
sino en físico y creemos que el solo hecho de prestar nuestra vivienda o el
apoyo (económico, ayudando a buscar nueva vivienda) a la víctima para
alejarla inmediatamente del acosador le da un poco de tiempo a la persona
para poder tomar decisiones de manera segura y no guiada por el temor. En
ningún caso creemos que la regulación de la venta de estos químicos sea
una solución efectiva; la sosa caústica (NaOH-hidróxido de sodio) es muy
utilizada en elaboración de jabones, para destapar cañerías, para regular el
pH de las piscinas, entre otros, por lo cual es muy fácil de conseguir y lo
mismo pasa con otros medios para hacer daño dada que esa es la intención
del sujeto.

Por otro lado, ya ocurrido el ataque es muy importante que colaboremos


sobreponiéndonos a las emociones que esto nos genera, debido a los límites
a los que puede llegar el acoso hacia la mujer. Estaríamos prestas a prestar
109
pruebas, testimonios y ubicar a esta familia hacia una entidad que proteja los
derechos a la mujer como SARA (Servicio de Atención, Recuperación y
Acogida, organización ubicada en Barcelona) que nos pueda dar una
asesoría para tener una mayor efectividad en lo penal, y que nos indiquen
los pasos a seguir para desarrollar una denuncia, teniendo en cuenta que
hay daño irreversible y que si el agresor se encuentra fugado aún puede
terminar en otro ataque fatal hacia esta mujer.

Finalmente, como amigas, el apoyo psicológico y la escucha hacia cualquier


persona que es vulnerada es vital para que esa persona pueda continuar su
camino sin sentirse culpable por lo sucedido, independientemente de que
haya hablado o no con su agresor, no tiene por qué pensar que le dio alguna
señal de que podría existir algo entre los dos, que aunque haya accedido a
alguna relación puede desistir de la misma sin que nadie ponga su vida en
riesgo y que NO, NO PUEDE PASAR ESTO POR BRINDAR CONFIANZA o
como le dicen acá en Colombia: por dar papaya…” (Luz Rodríguez, 30 de
octubre de 2021)

Alrededor de este caso, se generaron algunas reacciones por parte de las


compañeras que asisten al espacio,

“Siempre se pregunta lastimosamente, dónde está el golpe” (Yannia, 30 de


octubre de 2021)

“Los ataques con ácido, se han masificado a nivel mundial. El cuerpo de las
mujeres está pensado en que si no lo tengo, lo destruyo. El ataque con ácido
pretende torturar y dejar una huella para siempre” (Angélica Rodríguez, 30
de octubre de 2021)

Preguntarnos ¿Qué estamos sintiendo en términos de emoción y de


sentimientos?, nos llevó a expresar nuestra tristeza, indignación, rabia e impotencia
frente a cada uno de los casos que revisamos en la sesión, casos que no sentimos
ajenos y que nos llevan a recordar nuestros casos particulares y los de otras mujeres
que conocemos. Para Johana, una de las compañeras que se encuentra en Bogotá,
estos sentimientos tan fuertes que nos agobian,

“Podemos transitarlos con el amor, tener amor alrededor, tener apoyo, tener
un círculo de apoyo es muy importante. Para ser felices es necesario tener
un propósito y tener un sentido. Siempre es importante darle ese sentido a
tu vida” (Johana, 30 de octubre de 2021)

110
Uno de los regalos que nos ha dejado nuestro proceso en este espacio se
puede resumir en la capacidad de conocer, encontrarnos y reencontrarnos con
quienes no compartíamos hace mucho tiempo para recordar que no estamos solas
y para poder contar aquello que nos ha sido difícil tramitar solas. También, quisimos
enviar algunos mensajes de fuerza y resistencia como mujeres que compartimos
una casa común, América Latina.

El siguiente manifiesto político amoroso, es el último escrito que consolida


lo que hemos venido conversando a lo largo de las sesiones del círculo de apoyo
afectivo y resiliencia colectiva.

Manifiesto político amoroso #6


A lo largo de estas sesiones hemos trabajado juntas en la construcción de un
espacio seguro, amoroso, que teje redes de apoyo. Nos hemos juntado para
realizar un trabajo colectivo de análisis y construcción de rutas de atención
alrededor de algunos casos en los que se evidencian distintas violencias basadas
en género en América Latina. En este proceso, hemos identificado diversos tipos
de violencias y nos hemos posicionado desde unos roles muy particulares, pero
también, hemos establecido relación con algunos casos que conocemos de
primera mano, sin ser necesariamente propios.

En la revisión, análisis y socialización de estos casos, nos hemos visto


atravesadas por múltiples sentimientos, nos hemos sentido tristes, indignadas, con
rabia, con molestia, pero también recordar muchos de estos casos nos ha dado la
fuerza para trabajar en pro de darles visibilidad y ponerlos en la agenda pública.
Estamos cansadas de seguir siendo una cifra más, queremos alzar nuestras voces
y que se tomen las medidas necesarias, para hacer justicia.

Frente a los eventos traumáticos que hemos vivido, hemos tenido la capacidad de
reflexionar y aprender, de levantarnos después del trauma, de explorar nuestros
propios recursos y activarlos cuando lo hemos considerado necesario. En algunas
ocasiones hemos querido transformar los dolores que nos invaden, hemos querido
hablar, tomarnos un café, abrazar un árbol, tener un espacio a solas o

111
acompañadas. Sabemos que este proceso de transformación, como todo proceso
sociocultural es lento, tiene ritmos diferentes y estamos convencidas que
definitivamente la Juntanza con otras mujeres nos ha ayudado a transformar ese
ciclo de violencias, que no nos es ajeno, porque lo que es con una, es con todas.

¡Cómo nos duele lo que nos ha pasado y les pasa a otras mujeres, nos parte el
corazón hablar de estos temas!, ¡no somos más emocionales que racionales,
somos un todo, tanto emocionales como racionales!,

¡queremos más espacios seguros y de confianza!,

¡queremos que se haga justicia, por eso le decimos NO a la impunidad!,


¡queremos alzar nuestras voces!,

¡Tenemos que ser levadura para crear la masa!

Estamos seguras de que somos más que las circunstancias que hemos
atravesado.

Círculo de apoyo afectivo y resiliencia colectiva.

Desde este espacio creamos la receta emocional, a través de unos


ingredientes que consideramos necesarios pero que no son los únicos ni se
constituyen como una fórmula mágica. Entre estos resaltamos: el ejercicio sobre
todo de relajación y respiración profunda; acudir a terapia con una profesional
cuando lo consideremos necesario; incentivar el autocuidado, a través del
incremento de niveles de confianza en nosotras mismas y en la belleza que nos
constituye a cada una; incentivar el apoyo social, es decir, construir y/o fortalecer
esa red de amistades y de espacios colectivos; tomar espacios para nosotras en el
que exploremos nuestras pasiones, nuestros hobbies y disfrutemos un espacio con
nosotras mismas; darle espacio a nuestras emociones, a sentir sin juzgarnos y
cuestionarnos por hacerlo.

Identificar el problema y aceptar nuestra responsabilidad, es decir, hacer lo


que Coral Herrera denomina la autocrítica amorosa, que nos sirve para conocernos
mejor, para ser responsables de nuestro bienestar, para trabajarnos en todo lo que
nos hace sufrir y podemos mejorar, para escucharnos, para aprender a
comunicarnos con nosotras mismas , para construir relaciones sanas, para curar
viejas heridas, construir y pactar nuestros acuerdos con nosotras mismas, para ser
honestas con lo que queremos y para centrarnos en nuestros deseos y pasiones.

112
Este proceso va de la mano con un ejercicio constante de escucha activa
que a su vez nos permitirá hacer una revaluación positiva, un plan de acción que
se puede replantear cuantas veces sea necesario siempre y cuando me priorice y
sea consciente que las cosas toman tiempo, que debemos ser pacientes, vivir el
presente, vivir los procesos a nuestros ritmos y que los descansos son
fundamentales para renovar energías.

A parar para cuidarnos: construyendo un espacio de auto-cuidado y


reflexión

Ospina, V. (2021) Respira-conecta [Ilustración] En Calendario Renacer 2021


@vivi.anawildflower. Antioquia, Colombia.

“El auto-cuidado no sólo es un asunto personal,


también es un tema político.
No sirve solo para preservar
tu salud mental y emocional,
para aprender a defenderte de los abusos,
la explotación y la violencia de los demás,
y para alejar de tu vida a la gente que te maltrata.
También es una herramienta
muy poderosa para aprender
a cuidar a la gente que te quiere y te cuida”
(Herrera, 2021, pág. 1)

113
Desnaturalizar, desmitificar las creencias interiorizadas alrededor del amor
romántico puede sonar sencillo pero es mucho más difícil de lo que parece, por eso
pensamos que más allá de ser un círculo en el que acompañábamos, realmente
nos vinculábamos profundamente con cada una de las sesiones y por ello
decidimos construir un espacio de autocuidado y reflexión íntimo en el que Ana,
Angélica y yo nos encontramos cada sábado y entre semana para contar cómo nos
sentíamos, qué nos había movido en cada sesión y qué tanto lo que pasaba al
interior de este espacio nos había quedado resonando durante la semana.

¿cómo cuidar si no me cuido?, ¿cómo transformar si no me transformo?,


eran algunas preguntas que nos empezamos a hacer, las cuales dieron paso a la
construcción y consolidación de en un espacio poderoso en el que construimos
nuestro propio desahogadero, un espacio para parar y conversar, un espacio para
dejar de lado los afanes del día a día y preocuparnos por nuestro cuidado, un
espacio para expresar nuestros sentimientos, gustos y deseos y un espacio para
afianzar nuestras relaciones personales y nuestras redes de apoyo.

No es una tarea fácil reconocer que somos vulnerables en ciertas


situaciones, muchos menos cuando en múltiples ocasiones nos han dicho que
debemos ser fuertes y que no hay lugar para llorar y para reconocer solas, no
podemos. Por esto, este espacio se convirtió en un lugar seguro en el que
empezamos a cuestionar ciertos niveles elevados y excesivos de autoexigencia
que no nos permitían tramitar todo lo que nos estaba pasando y que nos encerraba
en nuestra zona de confort, en la que estábamos solamente preocupadas por el
acompañamiento y la organización de las sesiones desde un yo separado de las
dinámicas que se generan alrededor de los espacios en los que intervenimos.

Por eso este espacio se convirtió en una estrategia política, transgresora,


feminista y colectiva en la que de manera amorosa empezamos a caminar juntas y
a apapacharnos en los momentos en los que no sabíamos qué más hacer, en los
que necesitábamos solamente abrazar un árbol, salir a caminar, tomarnos una
aromática, ver una película, leer un libro, dar un paseo o simplemente descansar.
El recetario: apañes para el co-cuidado el cual fue creado con algunas compañeras
feministas de la maestría y en cual compartimos algunas recetas populares o
milenarias de mujeres poderosas que se han enfrentado al bicho del amor
romántico, nos ayudó en este proceso en tanto las preparaciones tienen la intención
de conectar con el amor propio y el autocuidado en contextos donde impera el amor
romántico.

114
Ospina, V. (2021) Apañes para fortalecer el amor libre [Ilustración] En
Conversacionesíntimas sobre el amor @vivi.anawildflower.
Antioquia, Colombia.

Reflexiones finales ¿cómo los diversos encuentros realizados en el


marco del laboratorio círculo de apoyo afectivo y resiliencia
colectiva, contribuyen a la desnaturalización y deconstrucción de
ideas respecto al amor romántico, omnipresentes en la industria
cultural colombiana (representada en las telenovelas: Yo soy Betty
la fea; El último matrimonio feliz; Hasta que la plata nos separe;
Pasión de gavilanes; y Victoria, emitidas en canales nacionales entre
1999-2008)?

Lista de reproducción: Aquí no hacemos arroz con leche

115
Ospina, V. (2021) Desintoxicación del amor romántico [Ilustración] En Conversaciones
íntimas sobre el amor @vivi.anawildflower. Antioquia, Colombia.

Mi proceso para contribuir en la desnaturalización y deconstrucción de


verdades coloniales respecto al amor romántico, omnipresentes en la industria
cultural bajo relatos saturados de lugares comunes y estereotipos, es una
contribución de largo aliento que empezó con la campaña
#SinFechaDeVencimiento, desenmascarando el amor que duele, con la que con un
grupo de compañeras de la maestría queríamos generar un espacio colectivo para
que mujeres entre los 50-75 años puedan construir redes de apoyo y sororidad que
les permitan relatar, re-narrarse, desahogarse y desintoxicarse de los vestigios que
ha dejado en sus vidas el amor romántico.

Con el tiempo esta campaña se convirtió en un proyecto político colectivo


que vinculó a más mujeres interesadas en construir un espacio denominado: círculo
de apoyo afectivo y resiliencia colectiva, un espacio en el que nos encontramos por
tres meses para pensar en colectivo, para acompañamos en procesos de duelo;
entregar y construir colectiva y colaborativamente herramientas de autocuidado
para incentivar el amor propio, desmitificando el amor romántico y avanzando en el
camino de eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres. Estos
encuentros tenían la intención de ver el amor romántico de forma crítica sin generar
fórmulas mágicas que pretendan considerarse salvadoras, así como los estudios
culturales que son para verlos de forma crítica y no pretenden salvar a nadie, sino
mirar críticamente para sacudir algunas cosas estabilizadas.
Construir desde el círculo de apoyo afectivo y resiliencia colectiva
herramientas de sanación que aporten al proceso de desintoxicación o
deconstrucción del amor romántico y visibilizar desde este espacio las relaciones
entre el amor romántico y las formas de opresión que operan en las relaciones
afectivo-sexuales del sistema sexo-género, generó que en los dos encuentros de
#SinFechaDeVencimiento, en las sesiones del círculo de apoyo afectivo y resiliencia
colectiva y en las conversaciones con amigas y con mujeres con las que me
encuentro en espacios laborales y no laborales, a quienes he contado mi
experiencia y mi proceso inacabado con la desnaturalización de las construcciones
socioculturales colombianas con efectos regionales, que han justificado y
fomentado los mitos alrededor del amor romántico a través de nuestros propios
relatos y experiencias, se suscitaran una serie de reacciones y comentarios que
considero relevantes se puedan mencionar desde sus voces:

116
117
En las reacciones y comentarios se evidencia cómo este modelo hegemónico
heteropatriarcal de relaciones sexoafectivas, denominado amor romántico, está
relacionado con las formas de opresión que en su gran mayoría vivimos las mujeres,
las cuales están fomentadas en la creencia de la posesión y la propiedad privada lo
que en múltiples oportunidades nos ha llevado a enfrentarnos con casos de agresión
no solamente doméstica, situaciones que nos han puesto en peligro, e incluso hechos
en los que hemos perdido a amigas y familiares, a causa del feminicidio. No ha sido
fácil reconocer que hemos sido violentadas, en algunos casos hemos preferido callar,
algunas con el paso de los años hemos podido verbalizarlo, sin embargo, algunas
mujeres tal vez aún no lo han podido hacer y siguen viviendo con sus maltratadores.

Durante este proceso en el que mujeres de algunos países de América Latina


como Colombia, Argentina, Panamá y Perú nos unimos para conversar, nos dimos
cuenta que en términos de nacionalidad y diferencias regionales, nos leemos como
mujeres mestizas, en cierta medida un lugar privilegiado, en el que a pesar de que
ha habido movilidad por parte de algunas de las mujeres del espacio quienes han
migrado en países de América Latina, el cambio de contexto geopolítico no generó
que en los encuentros salieran estas conversaciones en torno a cómo asumimos el
amor en un espacio racional diferenciado.

También nos resultó importante reconocer en este proceso la gran y valiosa


labor en la que históricamente muchas mujeres han ido avanzando, logros que se
evidencian en mejores condiciones de vida, igualdad y dignidad. Sin embargo,
aunque son avances muy importantes, las brechas de desigualdad de género siguen
vigentes.

Estas discusiones y reflexiones constantes personales y colectivas en


búsqueda de erradicar las prácticas dominantes, clasistas, heteropatriarcales,
estamos seguras, nos llevarán a avanzar en el proceso de desnaturalización de las
construcciones socioculturales que han justificado y fomentado los mitos alrededor
del amor romántico.

Casi un año después de haber iniciado este proceso desde

118
#SinFechaDeVencimiento, preguntarles a las compañeras que hicieron parte del
círculo de apoyo y resiliencia colectiva ¿cómo se han movido en estos tiempos?,
¿cómo han estado una vez se terminaron las primeras sesiones del círculo?, me
permitió constatar la importancia de darle prevalencia a las pasiones, de decidir qué
queremos, cómo lo queremos y qué estamos haciendo para llegar a estar donde
queremos. Al respecto algunas de ellas comentaron:
“Estoy feliz, me retiré de mi trabajo y en pocos días pondré un negocio para
vender trago, comida. Voy a vivir en Sibaté en una vereda que está en pleno
crecimiento. El círculo me ayudó mucho y quiero dar gracias a todas porque
gracias a ustedes pude superar esa depresión tan fuerte por la que estaba
pasando en ese momento” (Ester, 27 de marzo de 2022)
“El espacio me ayudó mucho porque a veces no encuentro espacios para ser
yo sin ser juzgada y eso me gustó. Más allá de los temas legales, me he
dedicado a mi emprendimiento, ahora mismo ando organizando mi taller de
artesanías” (Yannia, 28 de marzo de 2022)
“El círculo me ayudó bastante, previo a este espacio ya venía en un proceso
y continúo en eso, atravesando procesos” (Johana, 31 de marzo de 2022)
“Han sido tiempos difíciles, decidí separarme de mi compañero y tomar otros
caminos” (Johana, 15 de abril de 2022)

En mi proceso personal, pero no individual, me di cuenta que tenía y tengo


mucho por contar, por tramitar y por sanar; que construir, preservar y consolidar redes
de apoyo, ha sido clave en mi proceso y que, a pesar de haber trabajado con los
años en la construcción de relaciones sanas y recíprocas, estos son procesos
inacabados y que nunca se está preparadx para terminar una relación a pesar de que
no eres feliz allí, porque creamos expectativas irreales que se convierten sin darnos
cuenta en las causantes de las violencias dentro de las relaciones que construimos.
Es aún más difícil aceptar que nos han lastimado y que hemos lastimado,
sobre todo cuando sentimos que estamos lo suficientemente deconstruidxs para
lastimar a lxs demás, sin embargo, sin darnos cuenta, resultamos generando
acciones con daño, así estas acciones no sean intencionadas. Es por ello, que esta
es una larga lucha que implica más allá de identificar los mitos creados en torno al
amor romántico, un proceso constante de construcción, deconstrucción,
desnaturalización y prevención de las relaciones tóxicas basadas en la desigualdad.
No es solo una lucha, como si el proceso fuera individual, sino son muchas
luchas constantes y colectivas, que buscan construir y establecer relaciones
saludables en donde exista confianza, complicidad, felicidad, colectividad, cuidado y
119
reciprocidad, sin buscar o seguir recetas mágicas, ni un paso a paso y mucho menos
implica que una vez te consideras aliadx del feminismo o feminista, estás exentx de
caer en las trampas que trae consigo el amor romántico, es decir, aquí no hay
garantías de nada, no hay certezas, cualquiera puede caer en las trampas del amor
romántico, todas hemos sido educadas bajo el patriarcado, cualquiera de nosotras
puede caer y eso también nos da cierta humildad para cuidarnos mejor, por eso lo
único que tenemos son cuestionamientos y procesos inacabados.
También he podido reconocer que cuando se pierde la confianza, el cuidado
y la reciprocidad aparecen los miedos y se empiezan a establecer relaciones de
control, sin embargo, por más de que reconozcamos en este proceso que no
queremos esto para nosotrxs, que quisiéramos salir de allí, no lo hacemos por el
miedo a quedarnos solxs, por el apego que sentimos hacia otras personas. No es
fácil tomar la decisión, salir de allí y elegirnos, porque tenemos la idea de que las
cosas van a mejorar, que el amor todo lo puede y que solo nos queda esperar
incesantemente para tener nuestro anhelado final feliz, sí, ese que nos han dicho en
los cuentos de hadas que es posible.
Adicionalmente, nos han hecho creer que la soledad es negativa, que siempre
necesitamos a alguien a nuestro lado, porque de lo contrario estaremos incompletas
e infelices, nos han dicho que “una mujer puede hacer infinitas cosas, pero, si no
tienen un amor, socialmente será reconocida como vacía, como sujeto incompleto”
(Tenenbaum, 2019, pág. 24). Sin embargo, en el proceso nos damos cuenta que
cada unx es responsable de su propio crecimiento personal, que no debemos hacer
el trabajo que le corresponde al otrx en las distintas relaciones que construimos, que
no podemos ser complacientes con todas las personas en todo momento, muchos
menos cuando vamos dejando de lado nuestras pasiones, de hecho, nunca
deberíamos dejar de lado nuestras pasiones. En el proceso vamos tomando
consciencia que, así como hay personas que nos ayudan a crecer, hay otras a las
que debemos dejar ir y que la soledad es un espacio necesario para “ejercer los
derechos autónomos de la persona y para tener experiencias en las que no participan
de manera directa otras personas” (Lagarde, 2012, pág. 1)
Debemos seguir construyendo colectivamente un camino en el que
transgredamos los roles que se nos han impuesto, en el que rompamos la concepción
en la que nos pensamos como sujetas de consumo, en la que interiorizamos esos
supuestos que nos dicen que una mujer sola es una fracasada, que no importa qué
tanto hayas trabajado por tus sueños, qué tanto hayas estudiado, qué tan inteligente
seas, porque una mujer sola, es una mujer incompleta. De hecho, nos preguntan con
asombro ¿cómo así que te bastas sola?, hasta el punto que te hacen sentir culpable,
120
sin sentimientos, y quieren aconsejarte porque no es posible que te puedes bastar a
ti misma y que busques tu felicidad, porque nos quieren ver infelices, inconformes,
estemos solas o acompañadas, porque como afirma Clarissa Pinkola en Mujeres que
corren con los lobos “tanto los animales salvajes como la Mujer Salvaje son especies
en peligro de extinción”, pero ¿quién es la Mujer Salvaje?

“Desde el punto de vista de la psicología arquetípica y también de las


antiguas tradiciones, ella es el alma femenina. Pero es algo más; es el origen
de lo femenino. Es todo lo que pertenece al instinto, a los mundos visibles y
ocultos… es la base. Todas recibimos de ella una resplandeciente célula que
contiene todos los instintos y los saberes necesarios para nuestras vidas.
«… Es la fuerza Vida/Muerte/Vida, es la incubadora. Es la intuición, es la
visionaria, la que sabe escuchar, es el corazón leal. Anima a los seres
humanos a ser multilingües; a hablar con fluidez los idiomas de los sueños,
la pasión y la poesía. Habla en susurros desde los sueños nocturnos, deja
en el territorio del alma de una mujer un áspero pelaje y unas huellas llenas
de barro. Y ello hace que las mujeres ansíen encontrarla, liberarla y amarla.»
Es todo un conjunto de ideas, sentimientos, impulsos y recuerdos. Ha estado
perdida y medio olvidada durante muchísimo tiempo.» Es la fuente, la luz, la
noche, la oscuridad, el amanecer. Es el olor del buen barro y la pata trasera
de la raposa. Los pájaros que nos cuentan los secretos le pertenecen. Es la
voz que dice: “Por aquí, por aquí”.» Es la que protesta a voces contra la
injusticia. Es la que gira como una inmensa rueda. Es la hacedora de ciclos.
Es aquella por cuya búsqueda dejamos nuestro hogar. Es el hogar al que
regresamos. Es la lodosa raíz de todas las mujeres. Es todas las cosas que
nos inducen a seguir adelante cuando pensamos que estamos acabadas. Es
la incubadora de las pequeñas ideas sin pulir y de los pactos. Es la mente
que nos piensa; nosotras somos los pensamientos que ella piensa” (Pinkola,
1992, págs. 16-17)

Es así como de este ejercicio constante de autorreflexión surge el siguiente


manifiesto político amoroso final, una especie de conjuro amoroso en clave de
desintoxicación, el cual resume mi voz y la de las mujeres coautoras de este
documento, quienes seguimos teniendo asuntos irresueltos. No sabemos qué alcance
pueda tener este proyecto colectivo que hemos engendrado y que representa nuestros
sentires, nuestras voces y ha sido el producto de varios espacios en los que nos
hemos encontrado desde inicios del año 2021, cuando iniciamos la campaña
#SinFechaDeVencimiento, sin embargo, estamos convencidas, que es fundamental
cuidarnos a nosotras mismas y que el amor no es para sufrir, sino para disfrutar.

121
Manifiesto político amoroso final
Las mujeres históricamente hemos hecho cosas más valientes que
luchar por amor, aún cuando nos han dicho que lo que mejor hacemos es
amar, amar hacia afuera, no hacia adentro.
Cuánta falta nos hace aprender a amarnos, aprender a poner límites,
aprender a salir de la fiesta del amor cuando no nos sentimos amadas,
pero también cuando no nos están amando y
aprender a llenarnos de muchos cuidados cuando
salimos de allí.

Dejemos de romantizar el sufrimiento,


dejemos de romantizar a los buenos padres y a los buenos proveedores,
dejemos de romantizar el maltrato,
dejemos de romantizar la maternidad y los cuidados,
dejemos de romantizar la industria cultural que nos narra historias de amor
y tragedias románticas,
dejemos de romantizar el acoso y la violencia pasional,
creyendo que son muestras de amor,
dejemos de romantizar que tenemos un único amor y que es para toda la vida.
Necesitamos que todxs asumamos la responsabilidad
en la construcción de un mundo mejor en nuestros entornos,
necesitamos construir otras formas de querernos y amarnos,
necesitamos construir, reconstruir, cuidar y fortalecer las redes de apoyo,
necesitamos desmitificar la violencia y transgredir los roles establecidos,
necesitamos reconocer que nosotras somos nuestro propio hogar,
necesitamos infancias felices y herramientas de sanación y cuidado.

Debemos reconocer que no solo lo personal es político,


sino que lo colectivo, la felicidad y la ternura también lo son.

Círculo de apoyo afectivo y resiliencia colectiva

122
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