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Amodio, Emanuele, (1993).

Formas de Alteridad, Construcción y difusión de la imagen


del indio americano en Europa durante el primer siglo de la conquista de América.
Editorial Abya-Yala. Ecuador.

CAPITULO X: Producción y circulación de la imagen del indio americano en Europa

(Amodio, 1993, pp. 149-150)

Como escribe Antonello Gerbi, "…está claro que, incluso en este campo de la observación
y del reconocimiento de las tierras nuevas, la iniciativa del gobierno quedó muy atrás con
respecto a la de los aventureros y pobladores españoles del Nuevo Mundo. La política de la
metrópoli a menudo sorda y tranquila en materia económica y administrativa, resulta en
este campo científico muy insegura, lenta y dispuesta tal vez solamente a ratificar el
impulso dado por las propuestas hechas por los funcionarios locales" (Gerbi, 1978, p141)

Se contrapone a esta escasa curiosidad española del primer momento, tan creciente interés a
partir de los años treinta del siglo XVI que se expresa en los periódicos cuestionarios que
son enviados a América para ser respondidos por funcionarios coloniales con la
información correspondiente a la situación local, incluyendo también la solicitud de
informaciones sobre las poblaciones indígenas. Véase, por ejemplo, el siguiente pedido de
informaciones a la Audiencia de México por parte del Rey español en 1533. (Amodio,
1993, p. 150)

Porque queremos tener entera noticia de las cosas de esa tierra y calidades de ella os
mando que luego que ésta recibáis hagáis hacer una muy larga y particular relación
de la grandeza de esa tierra, así de ancho como de largo, y de sus límites:
poniéndolos muy específicamente por sus nombres propios y como se confina y
amojona por ellos. Y, asimismo, de las calidades, y extrañezas que en ella hay,
particularmente los de cada pueblo por si, y qué población de gentes hay en ella de
los naturales, poniendo sus ritos y costumbres particularmente (Solano. 1988, p.4)

Los primeros textos sobre el "descubrimiento" que circulan por Europa son precisamente
los de Vespucio dirigidos a los Médicis de Florencia. Finalmente, no podemos
menospreciar la influencia que ejerció la presencia del Papa español en la península
italiana, quien en fecha bien temprana se dio cuenta de ña importancia del evento para la
iglesia y para la misma España. (Amodio, 1993, p. 150)

(Amodio, 1993, p. 152) El interés mayor por los eventos americanos en el siglo XVI se
atribuye a Alemania, por lo menos en consideración a la enorme producción editada en este
país sobre este tema. Es cierto que tal merito debe ser explicado también gracias a la
difusión de la tipografía con caracteres móviles en este país más que en los otros, pero este
hecho no disminuye la importancia del interés demostrado. Siguen, según el cálculo de
libros editados sobre América, Francia y los Países Bajos:

Según los datos de Harisse, Sabin, Baginsky, Palmer, Sanz y la bibliografía de la


Jhon Carter Brown Library, Alemania por los menos en la primera mitad del siglo
XVI, fue el producente de <<Americana>> más grande de Europa, ocupando Italia,
Francia y los Países Bajos los siguientes lugares siendo <<Americana>> todas las
obras que de cualquier modo tratan de América. Aun cuando desde finales del siglo
XVI los Paises Bajos, Francia e Inglaterra comenzaban a superar la producción de
<<Americana>> en Alemania, ésta siguió desempeñando un papel importante, entre
otras cosas debido a la instalación de la feria de libros de Frankfurt desde 1550. Asi
entre 1492-1600 en Alemania se publicaban unos 900 <<Americana>> unos 300
durante los años 1492-1551, y alrededor de 1300 en el periodo 1600-1650 (Koning,
1990, p.133)
Las Cartas de Vespucio circularon por Europa desde el 1503 en latín (París) y desde el
1505 en una traducción italiana editada en Florencia por Gian Stefano de Carlo de Pavia.
En esta edición encontramos la representación gráfica del encuentro de Vespucio con los
indios americanos en una xilografía que sirve de frontispicio a la obra.

De cualquier modo, debemos considerar la Carta de Colon como el primer escrito sobre
América que circuló impreso, publicado en Alemania en los años 1493-1494 en una de las
"Zeytungen", folletos de lectura popular. Se trataba de pequeñas publicaciones de seis u
ocho páginas destinadas a una larga distribución con noticias locales y generales, ilustradas
con xilografías relativas a los argumentos tratados. La más conocida de estas pequeñas
publicaciones fue editada en 1505 y contiene una estampa que representa a unos indígenas
en plena fiesta caníbal. Es probable que los indios tupinambá representados en este dibujo
constituyan la primera imagen de los indios americanos que circularan en Europa.
(Amodio, 1993, p. 155)

Gran parte de la inspiración para estas representaciones iconográficas deriva de las Cartas
de Vespucio, material casi único en circular, sobre todo en traducciones locales, por lo
menos hasta la mitad del siglo XVI. Es este el caso, por ejemplo de la traducción en latín de
la Carta a Socerini que Johannes Grüninger utiliza para elaborar las cuatro xilografías que
acompañan su libro (1509). El dibujo representado en el folio B intenta describir una
escena de vida indígena donde junto al canibalismo se señalan algunas prácticas locales.
(Amodio, 1993, p. 155)

Acompañado del siguiente texto.

Lo que de su vida y costumbres conocimos fue que todos van desnudos, así los
hombres como las mujeres… sus armas son arcos y flechas muy bien fabricadas…
pero todo lo que en esto son limpios y esquivos, son sucios y desvergonzados en
hacer aguas, así los hombres y las mujeres porque estando hablando con nosotros,
sin volverse ni avergonzarse, dejan salir tal fealdad, que en esto no les da vergüenza
alguna (Kugelgen Fropfinger, 1990, 475) (Amodio, 1993, p. 156)
A partir de la mitad del siglo XVI, las publicaciones sobre los indios americanos se
multiplican y, con éstas, también las representaciones iconográficas. Entre las que
contienen dibujos debemos citar el libro de Girolamo Benzoni, Historia del Nuevo Mundo,
publicado en Venecia en 1565; el de André Thevet, Las peculiaridades de la Francia
antártica, publicado en 1558 y, naturalmente, el lobro de Hans Staden, La Verdadera
Historia y descripción de un país de salvajes desnudos… (Marpurgo, 1557), impreso en
alemán y, gracias al éxito obtenido, traducido ese mismo año al latín, holandés, inglés,
portugués y español. El libro de Staden es particularmente importante por dos elementos:
en primer lugar, venía a confirmar, con abundantes detalles, el canibalismo de los indios
americanos y, en segundo lugar, se ofrecía como testimonio directo, aumentando así su
valor y veracidad, fruto del largo periodo que pasó el autor como prisionero entre los indios
tupinambá del Brasil. (Amodio, 1993, p. 156)

Veamos un ejemplo de esa transformación llevada a cabo por De Bry. Se trata de una
imagen del libro de Hans Staden sobre el canibalismo tapinambá, reelaborada por De Bry
que mantiene la escena general de la representación, pero transformando algunos detalles y,
sobre todo, deteniéndose particularmente en la anatomía femenina. La primitiva
representación se ha transformado en algo diferente y más en línea con la mentalidad
europea de finales del siglo XVI. Sin embargo, el proceso de transformación no terminaba
aquí a su vez las imágenes de De Bry servirán a otros ilustradores para elaborar sus propias
versiones del mundo americano. (Amodio, 1993, p. 161)

Así, de una imagen a otra, la realidad del indio americano se hace cada vez más lejana,
sirviendo como espejo, negativo o positivo es lo mismo, a la idea que los europeos se
hacían de si, en la construcción progresiva de una identidad que tendrá su más alta
expresión en el Siglo de las Luces (Amodio, 1993, p. 161)

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