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Magister

Psicología e Intervención en Salud Mental


Seminario de Trabajo Final
Profesora Karin Pino
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“Cómo el adultocentrismo reprime


la cultura infanto-juvenil en la actualidad
en Chile”
Creado por Daniela A. Ríos Vega
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Resumen
Chile se suscribió a la Convención de los Derechos del Niño en el año 1990, sin
embargo, en la actualidad los niños, niñas y jóvenes se han visto imposibilitados de ejercer
correctamente sus derechos civiles y humanos a causa de la inevitable intervención del
adultocentrismo en espacios creados por y para la cultura infanto-juvenil, reprimiento y
censurando sus formas de comunicación, de relación y de afectividad, obstaculizando además,
una construcción plena de sí mismo, camino hacia la adultez.

Palabras claves: Adultocentrismo, Represión, Cultura, Infancia y Juventud.

Martes 28 de Julio del 2020, Santiago, Chile.

1. INTRODUCCIÓN
“Muchas de las cosas que nosotros necesitamos
pueden esperar, los niños no pueden, ahora es el
momento, sus huesos están en formación, su
sangre también lo está y sus sentidos se están
desarrollando, a él nosotros no podemos
contestarle mañana, su nombre es hoy.”

Gabriela Mistral.-

Durante el mes de noviembre, del año 2019, se realizó un proyecto llamado “Asamblea
de los Jóvenes”, el cual tenía por objetivo principal generar un ambiente contenedor para que
los niños, niñas y jóvenes pudieran expresar abiertamente su sentir, pensar, necesidades y
propuestas, en el contexto de la crisis y movilización social actual en nuestro país, ésta instancia
fue puesta en marcha en el Programas de Protección Especializada para el tratamiento de
Consumo Problemático de Alcohol y/o Droga (PDC), parte de los Programas 24 Horas del
Servicio Nacional de Menores (Sename), ubicado en la comuna de Pedro Aguirre Cerda (PAC)
de la Región Metropolitana, a cargo de la ONG “La Casona de los Jóvenes”, la cual se centra
en la promoción de derechos, prevención de situaciones de vulneración, organización y
participación comunitaria, para mejorar las condiciones de vida de niños/as, jóvenes,
fundándose en la dignificación y participación ciudadana, promoviendo el desarrollo
sustentable local, el respeto, la responsabilidad, la autonomía en el marco de la protección de
derechos humanos.
Es a raíz de la realización de este proyecto, que se da cuenta de la inevitable
intervención por parte del adultocentrismo, desde una visión de dominio, en espacios pensados
por y para la cultura infanto-juvenil. De esta forma se transgreden los acuerdos firmados por
Chile, país que se suscribió a la Convención de los Derechos del Niño en el año 1990, y se
comprometió a proteger y garantizar aquellos derechos que hoy en día son reprimidos,
impidiendo el correcto ejercicio de una participación protagónica, una libertad de expresión, un
espacio especializado para que todos los niños, niñas y jóvenes sean escuchados y considerados
a la hora de tomar decisiones que los involucre.
Es por esto que se vuelve necesario conocer y explicar desde dónde se está mirando la
cultura infanto-juvenil, y corregir, por medio de una exposición y educación, aquellas fallas que
obstaculizan un buen desempeño de los derechos civiles y humanos de aquellos que no
califican como adultos, y a su vez dificultan una construcción sana del sujeto, tanto desde en lo
personal y psíquico, como en su rol social, ya que el respeto a los espacios, ritmos y códigos de
una cultura infanto-juvenil en su desarrollo hacia la adultez, significa un bienestar social y
mental.
Para lograr demostrar lo anteriormente mencionado, se realizarán una serie de
entrevistas a participantes desde los 2 años de edad en adelante, con el objetivo de conocer sus
percepciones en la actualidad, acerca de cómo el adultocentrismo estaría censurando a la
cultura infanto-juvenil, y cómo consideran que les afecta en su camino hacia la adultez.
2. ANTECEDENTES

2.1 Conceptualización del proyecto

La idea nace a raíz de entrevistas realizadas a profesionales de PDC, en cuanto al


ejercicio de los NNJ ante sus derechos, comentan que es necesario un espacio donde los
jóvenes dispongan para poner en práctica la participación protagónica y comunitaria; que
puedan ser escuchados activamente por la institución y sus profesionales; y donde los usuarios
sean capaz de tomar decisiones respecto a situaciones que los involucre.
Por lo tanto, el proyecto “Asamblea de los Jóvenes”, brindaría este espacio de
participación social, entendiendo que “en un sentido básico, la participación se expresa cuando
adolescentes y jóvenes contribuyen activamente en procesos y actividades; se cumple el
ejercicio del poder, entendido como la capacidad de decidir, intervenir en las decisiones o
influir en ellas (Rajani, 2001: Krauskopf, 2003, p.23), es decir, se les devolvería el derecho a
los jóvenes de PDC, para que den a conocer sus opiniones acerca de la contingencia social, sus
intereses personales, y tomar decisiones al respecto, ejerciendo sus derechos de participación
comunitaria y libertad de expresión, a través de una participación protagónica.
El concepto de participación protagónica es definido como aquella participación
“intencionada y articulada a la voluntad de crecer en autonomía solidaria, en identidad social y
en dignidad como persona” (Cussianovich, 2009, p.462), la cual “exige un nivel de
organización de los niños, niñas y adolescentes y el desarrollo integral de cada uno de sus
miembros, a fin de lograr una participación efectiva y no sólo decorativa” (Cussiánovich y
Figueroa, s.f., p.99), es decir, los jóvenes no solo deben ser parte de una actividad comunitaria,
sino que deben ser capaces de organizar, idear, dirigir y realizar dichas actividades, “con
pensamiento propio, con acciones significativas para el conjunto” (Cussianovich y Figueroa,
s.f., p.88).
La ONG Save The Children, explica que “la participación protagónica apunta a la
transformación de las relaciones de poder actualmente existentes entre niños y adultos, e
implica procesos modificatorios de estructuras políticas, sociales, institucionales y culturales y
de posicionamiento y legitimidad en la sociedad” (2008, p.39), esto quiere decir, que la
participación protagónica debe ser entendida como un estilo de vida permanente para el
ejercicio correcto de los derechos humanos y sociales de los niños, niñas y adolescentes.
Además, cuando Galende plantea que “la pareja, la familia, la vida comunitaria, la
participación en la vida política, etc., no es que condicionen o sean contexto del bienestar
psicológico sino que son el ámbito mismo de producción de valores de felicidad o sufrimiento”
(1990, p.81), refiere que el bienestar, la salud mental del sujeto va a depender de su interacción
con el ambiente y la sociedad que lo rodea.
Asimismo, tomando en cuenta un estudio realizado en la ciudad de Valdivia, Chile, en
relación a la participación en el ámbito social y escolar, demostró que los niños, niñas y jóvenes
constantemente “reclaman un espacio en el que todos se sientan y sean reconocidos, donde
todos puedan participar, dar su opinión y consultar sus dudas sin ser juzgados, discriminados o
excluidos” (Albornoz, Silva y López, 2015, p.91), pues, la realización de una actividad
comunitaria, contribuye también a la construcción de una óptima salud mental.

El campo delimitado por la Salud Mental es amplio, complejo y, aunque requiere


todavía precisiones en relación con sus alcances y límites, podemos afirmar que la Salud
Mental debe concebirse como inherente a la salud integral y al bienestar social de los
individuos, familias, grupos humanos, instituciones y comunidad. (Galende, 1990, p.i)

Lo anterior refiere que la salud mental como tal, se ve reflejada en el bienestar social, es
decir en las relaciones y vínculos que la persona mantienen con los otros, así como también es
importante considerar el bienestar psicológico del individuo, como su estado anímico, sus
capacidad de responsabilidad, de enfrentar al mundo tal y como es, con sus pros y contras. Es
por esto que la actividad propuesta presta el espacio para que los jóvenes desarrollen sus
capacidades para relacionarse mejor con el mundo y los otros, un mundo que ha sido hostil con
ellos, el cual no quieren afrontar, pero que con un acompañamiento y una escucha activa desde
sus pares, el proceso podría ser más ameno.

2.2 Desarrollo y análisis de los resultados del proyecto

La actividad consistió en que cada grupo (de 4 personas) discutiera, respondiera y


expusiera cuatro preguntas relacionadas con los derechos del niño y la contingencia social:
1. ¿Qué problemáticas identifican en su población?
2. ¿Qué demandas sociales son prioritarias para ustedes en relación a su vida
cotidiana y derechos?
3. ¿Qué oportunidades ofrece esta movilización social?
4. ¿Qué acciones podrían realizar en su territorio para contribuir al movimiento
social, al logro de sus demandas y/o ejercicio de sus derechos?
Como problemática principal, visualizada por los niños, niñas y jóvenes (NNJ),
plantearon, según sus experiencias y los registros del Instituto Nacional de Derechos Humanos
(INDH, 2020), la constante violencia que han vivido en las poblaciones, tanto entre los mismos
vecinos, como por parte de Carabineros de Chile hacia los habitantes de la zona, aumentando
así el sentimiento de inseguridad. También comentan que les da miedo, rabia y pena la
situación, ya que se ven acorralados entre sus casas, un sitio con múltiples problemas
familiares, y por otro lado con la inseguridad de la calle, un lugar que hoy en día comentan ser
“tierra de nadie”, no como antes, que al menos entre todo el caos aquello era conocido, aunque
pese a esto último los participantes declaran tener consciencia de que un ambiente violento,
dominado por la delincuencia y las drogas, no es saludable ni es algo que quieran seguir
viviendo, y que es a raíz de esto que apoyan el actual movimiento social, del cual destacan una
demanda en particular: la igualdad social.
Los NNJ plantean que es fundamental que exista una igualdad de derechos, económica
y de oportunidades, en la que nadie debiera esforzarse demasiado por obtener ciertos derechos
que más bien parecen privilegios, identificando la desigualdad social como el origen de la
delincuencia, ya que fundamentan que aunque salgan a trabajar, el pago es insuficiente para
vivir, y es por esto que concluyen que aunque sea incorrecto, es más fácil salir a robar y ganar
más dinero. Sin embargo, cuando se les invita a reflexionar acerca del riesgo que se corre a la
hora de robar o vender de manera ilegal, exponiéndose a los peligros, los jóvenes responden
con un sentimiento de resignación, dicen “a veces no queda de otra”. En cuanto a las demandas,
acentúan la necesidad de elevar el sueldo mínimo, de hacer mejoras en la salud pública, en la
educación, que el país se abra más a la inclusión de personas con discapacidades, y un cuidado
consciente con el medio ambiente.
Entre los aspectos positivos del estallido social en Chile, los NNJ enfatizan con agrado
que han visto cómo sus vecinos se han unido y se han organizado para manifestarse a través de
cacerolazos, barricadas y pequeñas marchas dentro de la comuna. Esto, además de crear redes
de apoyo en los sectores, estaría generando un sentimiento de empatía entre los vecinos,
preocupándose y ayudando en comunidad.
Para finalizar, al igual que una investigación realizada en la ciudad de Coquimbo, Chile,
en un Consejo Consultivo de Niños, Niñas y Adolescente, se concluyó por los participantes, la
“necesidad de incluir a niños, niñas y adolescentes en la decisiones de su interés que se tomen a
nivel país, regional y comunal, con la finalidad de mitigar el impacto de políticas centralistas”
(Rojas y Zuñiga, 2014, p.132), que contemplando la contingencia, buscan contribuir al
movimiento social por medio de la organización política, en la que además de salir a protestar,
destacan que es importante informarse de las leyes y cómo estas se van desarrollando.
La actividad deja al descubierto la necesidad que tienen los NNJ de dar sus opiniones,
de ser escuchados en cuanto a su malestar con la sociedad. Sus ideas resultan contingentes y
empáticas con los demás, destacan demandas que no les afectan directamente, pero comprenden
el efecto en cadena que estas provocan en la sociedad. El sentimiento de rabia, pena y
resignación, reflejan la visión de un mundo que no les ha favorecido, que no les ha sabido
responder de forma adecuada a sus necesidades, sin embargo, son capaces de juzgar entre lo
correcto e incorrecto, según la norma social, y hacerse responsables de sus decisiones. Son
jóvenes conscientes, inteligentes y atentos a su entorno, a quienes brindándoles un espacio
comunitario y político donde puedan ejercer parte de sus derechos básicos como seres
humanos, estos son capaces de reflexionar temas sociales y personales frente a otros,
despertando la intervención anlítica, y contribuyendo en su bienestar.
Posterior a la actividad, se le entregó a cada participante una encuesta de evaluación
sobre la intervención, la cual fue contestada por los 9 asistentes a la “Asamblea de Los
Jóvenes”. El 100% de los asistentes dijo estar de acuerdo con la modalidad de la actividad; el
100% dijo haber dado a conocer sus opiniones e ideas; el 89% dice haberse sentido escuchado,
mientras que el 11% dice que “más o menos”; y al 100% le gustaría repetir la actividad.
En la pregunta abierta de la encuesta los participantes propusieron temas para futuras
asambleas, de los cuales se destacan la educación, nueva constitución, sexualidad, comunidad y
delincuencia.
Para finalizar, se les solicitó que calificaran del 1 al 7 la actividad en general. El
promedio de valoración fue de un 6,3.

2.3 Reflexión ante el proyecto

Pese a que la intervención fue bien recibida por los NNJ, y confiando en que es
importante volver a realizarla e incluso considerarla como un espacio permanente debido a que
permitió que los participantes expresaran sus opiniones e intercambiaran experiencias, no se
puede dejar de lado la idea de que aquella actividad fue creada y producida por adultos, y no
niños, niñas y/o jóvenes. Por lo tanto, la libertad de expresión y la participación que se esperaba
conseguir, siempre se vió empañada por la intervención de adultos, aún cuando éstos no fueron
indiferentes a las necesidades de los NNJ, siguen siendo personas ajenas a las experiencias
actuales de la infancia y la juventud, y es probable que este actuar se deba a la visión
adultocentrista con la que se suele definir a la cultura infanto-juvenil.

2.4 Infancia y juventud

Si consideramos la línea evolutiva de lo seres humanos, se debería contemplar en una


primera instancia a la infancia, la cual fue definida por la Convención de los Derechos del Niño
(CDN) en el año 1998, como “un espacio separado de la edad adulta y reconoció que lo que
resulta apropiado para los adultos puede no ser adecuado para la infancia”, es decir, la infancia
estaría siendo vista como aquello que resta de la adultez. También, “reconoció que los niños y
las niñas son titulares de sus propios derechos y por tanto no son receptores pasivos de la
caridad, sino protagonistas con la facultad para participar en su propio desarrollo” (1989), pero
cómo se pretende que los niños y niñas sean capaces de ser protagonistas y partícipes de su
desarrollo, si ya desde antes de nacer se les presenta una estructura de vida que deben cumplir.
Lo mismo ocurre con la juventud, la cual según los postulados de Brito, “se inicia con la
capacidad del individuo para reproducir a la especie humana y termina cuando adquiere la
capacidad para reproducir a la sociedad. (1998, p.4), es decir, sería una etapa en la cual el sujeto
aprende a definir de manera consciente sus relaciones a nivel social y su estilo de vida. Pero, en
la práctica, constantemente se les está dibujando un perímetro en el dónde y cómo relacionarse,
sin permitir una construcción sincera de sí mismos.

2.5 Adultez y Adultocentrismo

Para continuar con la idea anterior, el concepto de adultez actualmente es considerado


como “una etapa de alta satisfacción y conformidad consigo mismo. Así se explica que en la
transición a la edad adulta temprana las variables de carácter relacionadas con la madurez
psicológica tienen tanta importancia como los acontecimientos sociales normativos” (Uriarte,
2005, p.145), en este caso, los acontecimientos normativos son construidos por adultos en sí,
que experimentan en tiempo presente esta etapa, forjando las capacidades suficientes para
tomar el control de su propio bienestar y de paso del orden social, idea que se le atribuye al
concepto de adultocentrismo, el cual es definido como:

Un sistema de dominación que delimita accesos y clausuras a ciertos bienes, a partir de


una concepción de tareas de desarrollo que a cada clase de edad le corresponderían,
según la definición de sus posiciones en la estructura social, lo que incide en la calidad
de sus despliegues como sujetos. (Duarte, 2012, p.111)

Entonces, si se considera que entre los objetivos del adultocentrismo está la dominación
sobre aquellos que no pertenecen al mundo adulto -infancia y juventud-, se puede comprender
el desinterés por legitimar los derechos de los niños, niñas y jóvenes, quitándoles la capacidad
de decidir, de participar, y de expresar sus opiniones en ámbitos y situaciones que les compete
como ciudadanos de derechos e incluso en aspectos claves de desarrollo personal e identidad.

3. JUSTIFICACIÓN

Lo anterior pone en alerta el correcto ejercicio de los derechos de los niños, niñas y
jóvenes, sometidos a un mundo creado por y para adultos. Y no refiere a que esté mal tener en
cuenta, con tiempo previo, ciertas estrategias que puedan favorecen el crecimiento y desarrollo
de los NNJ, sino que la crítica es que a medida que se cruzan aquellas etapas, no se les consulta
en absoluto acerca de lo que sienten y/u opinan al respecto, ni cómo les gustaría proceder a la
hora de resolver una situación. Y sumado a esto, es preciso mencionar que cuando existen las
oportunidades y espacios en que se han podido expresar, no se les escuchan sus demandas de
forma auténtica, desde su posicionamiento en la sociedad, porque la manera que tienen para
darse a entender ha sido invisibilizada por las normas adultocentristas, olvidando por completo
la valía que necesitan como personas y sujetos de derechos a la hora de construir su identidad,
según sus propios códigos culturales.
Es por esto que se vuelve necesario, conocer y demostrar cómo el adultocentrismo a
conseguido censurar la cultura infanto-juvenil, para así derribar aquellos sesgos y visibilizar la
autonomía y la participación protagónica que los niños, niñas y jóvenes son capaces de poner
en práctica si se les sabe escuchar desde su propio lenguaje.

4. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Un estudio y análisis sobre los procesos judiciales al que son sometidos los menores de
edad, demostró que estas situaciones:

En efecto, esta temática se aborda más bien desde la evaluación de la capacidad del niño
de participar en el sistema judicial y no tanto desde la evaluación de las capacidades de
los operadores y de las condiciones existentes en el sistema para recoger la voz de los
niños y hacerlos participar. (Vargas y Correa, 2011, p.200)

Cuando se habla de los derechos de los niños, niñas y jóvenes, siempre se comienza
desde lo decretado por la “Convención sobre los Derechos del Niño” (CDN), adoptada por la
Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 20 de Noviembre de
1989, y de la cual Chile es partícipe desde el 26 de enero de 1990.
La CDN plantea como eje principal para la comprensión y el cumplimiento de los
derechos del niño, su Art. 3° Interés superior del niño, el cual refiere que “todas las medidas
respecto del niño deben estar basadas en la consideración del interés superior del mismo”. Este
sería considerado en todos y cada uno de los artículos declarados por la Convención, como es el
caso del Art. 12° Libertad de expresión. “El niño tiene derecho a expresar su opinión y a que
ésta se tenga en cuenta en todos los asuntos que le afectan”. Lo que también significa que los
niños, niñas y jóvenes ya no deberían ser considerados como una propiedad de sus padres ni
beneficiarios del Estado, incapaces de reclamar sus deberes y derechos, sino que debieran ser
vistos como seres humanos, titulares y sujetos de derecho.
Sin embargo, en la práctica, se puede apreciar como el adultocentrismo, desde las leyes,
las instituciones estatales y privadas, a definido el camino y límites de lo que un niño, niña o
joven debe cumplir como sujeto, dejando de lado la importancia de la escucha, de la libertad de
expresión, autonomía e ignorando su participación como actor principal en el ámbito social,
censurando la cultura infanto-juvenil, la cual mantiene su propio ritmo, lenguaje y manera de
relacionarse, forzandolos a comunicarse bajo un código que no le es propio, trayendo como
consecuencia que no les sea fácil expresarse, y siendo vistos como pequeños seres incompletos,
carentes de entendimiento político, económico e institucional. Estas consecuencias a largo
plazo podrían, incluso, estar influyendo en la sana construcción psíquica y rol social del sujeto,
quien está camino hacia su adultez.

5. HIPÓTESIS

La cultura infanto-juvenil es censurada por el adultocentrismo actual en Chile,


obstaculizando el correcto ejercicio de los derechos de los niños, niñas y jóvenes.

6. OBJETIVOS

6.1 Objetivo General


Explicar cómo el adultocentrismo censura la cultura infanto-juvenil.

6.2 Objetivos Específicos

A. Describir los aspectos que definen una cultura infanto-juvenil.


B. Mostrar desde dónde el adultocentrismo posiciona la cultura infanto-juvenil.
C. Explicar la importancia de valorar la cultura infanto-juvenil para conseguir un buen
ejercicio de los derechos civiles y humanos.
D. Conocer el efecto de la censura de la cultura infanto-juvenil, en la construcción psíquica
hacía la adultez, según la percepción actual de sujetos insertos en el mundo adulto.

7. MARCO TEÓRICO

7.1 La Cultura Infanto-Juvenil

Para entender el concepto de infanto-juvenil, primero se debe responder a los conceptos


de infancia y juventud, conocer su rango etario y su concepción psíquica y social.
La infancia, según el Ministerio de Salud de Chile (MINSAL) contemplaría a todos los
niños y niñas menores de 10 años de edad. Mientras que desde un enfoque socio-jurídico, se
cree que la infancia “corresponde al grupo social que se encuentra bajo la condición de minoría
de edad, que en Chile se extiende entre 0 y 18 años” (Vergara, Peña, Chávez y Vergara, 2005,
s.p.)
De acuerdo a investigaciones y postulados de Piaget, “la lógica del niño se construye
tanto progresivamente bajo sus leyes, como a lo largo de la vida pasando por diferentes etapas
antes de alcanzar el nivel adulto (...) el niño tiene maneras de pensar específicas que lo
diferencian del adulto” (Rojas y Lora, 2008, sp.), es decir, se debe considerar que el niño o niña
va a cruzar dichas etapas sin un conocimiento pleno de lo que está por venir, por lo que las vive
en presente, acorde a su desarrollo psíquico, una percepción y un pensamiento distinto al del
adulto.
Así también, el MINSAL va a afirmar que la población de adolescentes estaría entre 10
y 19 años, y jóvenes entre 20 y 24 años. Sin embargo, para fines de este trabajo, se hablará de
juventud para hacer referencia al rango etario entre los 10 y 24 años, debido a que la
denominación de adolescente ya estaría quedando obsoleta en el campo de la psicología, y
actualmente ambos conceptos estarían planteando la misma idea, ya que por un lado Francoise
Doltó (2004), pormenoriza que la salida de la adolescencia se da cuando son capaces de
liberarse de la influencia paterna, mientras que Sigmund Freud (1914) señala que:

La juventud de un sujeto está enmarcada por una característica: el apartamiento del


padre (…) el joven de hoy se aparta del discurso familiar que lo hace un sujeto infantil,
que lo objetaliza, y se aparta en la medida que enfrenta el otro discurso, el de afuera, el
de la calle, el de la realidad. (Velasquez, 2009, p.37)

Es decir, la concepción de infanto-juvenil, viene a contemplar a todo niño, niña y jóven


de entre los 0 y 24 años de edad. Quienes perciben el mundo de manera distinta de los adultos y
cruzan un camino desde la diferenciación con el adulto hasta la identificación con ellos.
Por otro lado, en cuanto al concepto de cultura, la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) va a definir cultura como:

El conjunto de los rasgos distintivos, espirituales, materiales y afectivos que


caracterizan una sociedad o grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras,
los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores,
creencias y tradiciones. (Molano, 2007, p.72)

Entonces, estaríamos hablando de que el grupo social en el que figuran los niños, niñas
y jóvenes, sería una cultura independiente de la adulta, ya que éstos, en la actualidad, manejan
un lenguaje distinto, con ritmos diferentes, incluso en una plataforma distinta, como en el
Internet, ya que con las facilidades de hoy en día (dadas por los smartphones y el acceso a red
que estos otorgan), se han generado verdaderos “Nativos Digitales”, jóvenes caracterizados por
hacer de sus celulares una verdadera prolongación de sí mismo y su principal medio de
comunicación e interacción con los otros, volviendo este mundo virtual un mundo tan real e
importante como el otro (Lerner, 2014).
Tal ha sido el impacto de estos cambios que se han formulado nuevas teorizaciones
sobre estos fenómenos, como el de “Virtualescencia”, acuñado por Angélique Gozlan (2016),
donde se plasma las ideas expuestas sobre la prolongación de la cultura infanto-juvenil hacia la
virtualidad otorgada por este mundo cibernético que los acoge de mejor manera que el ofrecido
por los adultos.
El espacio construido por la cultura infanto-juvenil les da oportunidades de crear,
participar, debatir temas, que frente a la mirada adulta, suelen ser vistos como asuntos de poca
importancia, o incluso de exageración.
Así también, las creencias que los NNJ han adoptado, en la actualidad, son muy
diferentes a la de los adultos, en su mayoría son sujetos con menos prejuicios que sus padres
y/o madres, creencias que van más allá de las que puede otorgar la crianza, opiniones
adquiridas con la experiencia, y producto del intercambio de pensamientos con sus pares.
Quizás, debiesen permanecer más presentes los prejuicios y creencias familiares que los
sociales, ya que como bien dice Lacan “el sujeto, sí puede parecer siervo del lenguaje, lo es más
aún de un discurso en el movimiento universal del cual su lugar está ya inscrito en el momento
de su nacimiento” (1957, p.475), sin embargo, aquel discurso pronunciado desde los orígenes
del sujeto, no cobran un real sentido de importancia a la hora de inscribirse en la identidad del
individuo, ya que no es transmitido con los códigos adecuados. Cuando Lacan menciona que
“ese soporte material que el discurso concreto toma del lenguaje” (Idem), tienen el “efecto
significante de lo que llamamos aquí la letra, en la creación de la significación” (Idem), refiere
a que la construcción de las ideas, pese a estar influidas por el discurso familiar, siguen estando
fuertemente sujetas a la identificación que el sujeto adopta con sus pares, quienes sí transmiten
sus creencias y experiencias bajo la misma letra que manipula el sujeto en cuestión.

7.2 La Represión como ley del Adultocentrismo

Como se mencionó anteriormente, el adultocentrismo debe ser percibido como sistema


de dominio, y por tanto es responsable de:

La serie de mecanismos y prácticas desde los cuales se ratifica la subordinación de las


personas jóvenes, atribuyéndose, a estos últimos, una serie de características que los
definen siempre como sujetos deficitarios de razón (déficit sustancial), de madurez
(déficit cognitivo-evolutivo), de responsabilidad y/o seriedad (déficit moral). (Vásquez,
2013, p.222)

Es decir, ejerce su poder a través de reglas que predisponen al ser humano no calificado
como adulto, en un subordinado, planteando la represión como principal arma para su dominio.
Desde la mirada social, la represión consistiría en “la acción de gobierno que discrimina
brutalmente a personas o a organizaciones que se considera que presentan un desafío
fundamental a las relaciones de poder existentes o las políticas clave del gobierno” (González,
2006, p.5).
Es notable la incomprensión que tienen los adultos frente a las conductas propias de
una nueva generación, como en el caso de la virtuadolescencia, donde son criticados o
castigados porque el individuo infanto-juvenil permanece más tiempo de lo “normal” frente a
un celular o computadora. Pretender que ésta manera de construir relaciones, en el mundo
cibernético, puedan ser un trastorno mental (OMS, 2019), es prueba del control que el mundo
adulto desea tener sobre aquellos que no conoce y que no acepta. Esto también es prueba de que
los adultos responsables del cuidado del mundo infanto-juvenil -profesionales de la salud
mental-, aún no son capaces de moldear la escucha, ni la comprensión, para hacer valer el justo
derecho de libertad de expresión de los niños, niñas y jóvenes.
Así también, es posible apreciar este nivel de represión, en las manifestaciones sociales,
en las cuales se les culpa a los jóvenes de ser quienes generan los destrozos de la infraestructura
urbana, la persecución que el gobierno y las fuerzas policiales han tenido contra los NNJ a lo
largo del desarrollo desde estallido social ha traspasado todas las barrera, violando todos los
derechos del niño, prueba de esto es el trato que se intentó concretar entre el Servicio Nacional
de Menores (Sename) y la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) (Ciper Chile, 2020), un
acuerdo que criminaliza el acto de rebeldía y descontento que los NNJ tienen frente a la
sociedad, un espacio que no los entiende, y que los suele patologizar a menudo, censurando la
capacidad de participación social que desean tener, y tienen a costa de las prohibiciones
estatales, clínicas y familiares que se les imponen.
Lo anterior, se podría comparar con lo que plantea Foucault, en relación al poder
psiquiátrico, “es el efecto de poder complementario dado, no por el contenido de un saber sino
por la marca del saber, aplicada con fuerza de ley” (1974, p.216), es decir, el adultocentrismo
estaría reprimiendo a los NNJ desde un saber impuesto, un saber que se caracteriza conservar la
letra de los adultos, compuesta por significados que no representan un conocimiento pleno de la
verdad, ni la realidad de los otros -NNJ-, sino que mantiene el objetivo de manipular según su
conveniencia y su propia verdad.

8. MARCO METODOLÓGICO

8.1 Método

El método que se aplicará para la presente investigación de tipo cualitativa, será el


enfoque fenomenológico, dado que su uso permite “una mejor comprensión del investigador y
del lector sobre la esencia y la estructura invariable de la experiencia, reconociendo que existe
un significado unificador de ésta. Ello implica que todas las experiencias tienen una estructura
básica subyacente” (Álvarez-Gayou, 2003, p.88), siendo esencial, para fines de esta
investigación, entender, profundizar, y explicar a mayor cabalidad la perspectiva que los niños,
niñas y jóvenes tienen del mundo adulto.

8.2 Muestra

La muestra estará conformada por dos grupos, uno compuesto por niños, niñas y
jóvenes que estén dentro del rango de edad de 2 y 24 años, y otro grupo compuesto por adultos
desde los 25 años de edad en adelante. Sin excluir ninguna identidad de género existente, y sin
importar la comuna de la Región Metropolitana en la que residen.
Para el primer grupo se consideró este rango de edad, ya que, según la Teoría del
desarrollo de Piaget, a partir de los 2 años el niño o niña ya “puede servirse de las palabras para
comunicarse, utilizar números para contar objetos, participar en juegos de fingimiento y
expresar sus ideas sobre el mundo por medio de dibujos” (Linares, 2007, p.9).
De ésta forma el sujeto daría a conocer su opinión en cuanto el mundo adulto. Así
también, se escogió como cierre del rango la edad de 24 años, la cual se considera por
diferentes autores -algunos mencionados anteriormente a lo largo del trabajo- como el término
de la etapa juvenil. Y de la misma manera es que se considera como comienzo de la adultez los
25 años de edad.

8.3 Técnicas de producción de información

Se ofrecerán dos técnicas diferentes para la recolección de datos: el primer lugar se


encuentra la entrevista, ya que se “busca entender el mundo desde la perspectiva del
entrevistado, y desmenuzar los significados de sus experiencias” (Álvarez-Gayou, 2003, p.109),
de esta manera aunque cada uno tenga una historia distinta respecto a su vida y sus
experiencias, hay ciertas similitudes entre las vivencias que caracterizan estas etapas en su
mayoría, que permitirán comprender este hecho. Además, éstas entrevistas serán de tipo semi-
estructuradas para así conocer en mayor detalle las respuestas de los participantes.
Y en segundo lugar, se dará la posibilidad de que el individuo pueda realizar un dibujo
libre ya que “las pruebas gráficas muestran los aspectos más profundos de la personalidad, dado
que el lenguaje que en ellas surge está menos sujeto al control voluntario consciente” (Taborda
y Abraham, 2006, p.116), el dibujo estará asociado a cierta consigna acorde con el tema de
investigación con el objetivo de abarcar el discurso de aquellos a quienes le cueste usar la
palabra como instrumento de comunicación.
Por último, mencionar que debido a la contingencia sanitaria en la que Chile y el mundo
se encuentra a causa de la pandemia de COVID-19, las entrevistas se realizarán vía on-line, por
medio de la plataforma Zoom, de las cuales se harán solo grabaciones de voz (con su debida
autorización), para no interferir con la fluidez del discurso de los y las participantes. Y en el
caso de los dibujos, estos podrán ser enviados vía correo electrónico.

8.4 Técnicas de análisis de información

Y para el análisis de las entrevistas y el dibujo libre, se realizará una inducción


analítica, ya que “la interpretación de los datos exige una reflexión sistemática y crítica de todo
el proceso de la investigación, con el fin de contrastarlo, por un lado, con la teoría y, por el otro,
con los resultados prácticos” (Herrera, s.f.,p.26), todo desde un enfoque psicoanalítico y una
crítica social.

9. CONCLUSIONES

En base a los antecedentes y conceptos teóricos expuestos en la elaboración de este


trabajo, se pueden deducir ciertas ideas, y comenzar a responder a la hipótesis propuesta.
Teniendo presente, en todo momento, que es necesario aplicar en la muestra correspondiente,
las técnicas metodológicas propuestas, y así conseguir un análisis en profundidad.
En primer lugar, se reconoce la existencia de una cultura infanto-cultura, independiente
del mundo adulto, y pese a que no pueda excluirse de las normas del adultocentrismo, ésta
cultura es capaz de consolidarse como tal, ya que mantiene un lenguaje, creencias y una forma
de comunicarse y relacionarse, bajo códigos, significantes, significados y una letra propia,
única de las generaciones infanto-juveniles.
En segundo lugar, se destaca la importancia de valorar y reconocer la cultura infanto-
juvenil, ya que tendría una fuerte relación, por un lado, con un efectividad en la ejecución de
los derechos humanos y civiles, y por otro lado, se vincularía con el óptimo desarrollo de la
salud mental. Valorar a la comunidad infanto-infantil, es reconocer sus estilos de vida, sus
creencias, y por ende, la identidad que han construido bajo sus propias normas y características,
por ende, habría una mejor apertura a reconocer sus opiniones, responsabilidades y su rol como
sujetos de derecho. Así también, validar su imagen de individuos con derechos, es validarlos
como personas capaces de crear y participar, entregándoles oportunidad de desarrollar una
confianza sobre sí mismos, y hacia el mundo adulto.
En tercer lugar, en relación al punto anterior, este reconocimiento de la comunidad
infanto-juvenil como sujetos de derechos, contribuye a una mejora en la percepción que tengan
de sí mismos, un bienestar social y psicológico, que traería como consecuencia, un construcción
psíquica, óptima en su camino hacia la adultez, una etapa en la que se supone existe una noción
plena de sí mismo, con ideas claras y sólidas, respecto a lo que se desea ser como persona.
Winnicott plantea la idea de que “el desarrollo, especialmente al comienzo, depende de
una provisión ambiental suficientemente buena” (1967), pero aquel camino hacia la adultez, es
casi imposible de cruzar con una mentalidad saludable, debido a una represión constante,
impuesta incluso antes de nacer.
Y por último, el método de represión impuesto por el adultocentrismo, para censurar la
cultura infanto-juvenil, sería justamente educar al individuo, con la idea de que no es sujeto de
derecho, que sus responsabilidades no son importantes, ni sus actos, ni sus opiniones. Toda
forma de expresión que se haga, deberá ser emitida acorde a los códigos y reglas impuestas por
el mundo adulto, por medio de la ley y su poder de saber manipular la verdad y realidad ajena.
Si se tiene en cuenta que estas normas son impuestas desde antes de que el individuo
nazca, se terminaría por producir una “normalización” de la represión de estos derechos, y un
sometimiento a la norma. Sin embargo, en la actualidad, aquel sometimiento, a demostrado no
perdurar de manera sólida en las personas, sino más bien, después del estallido social y hasta
ahora, se dió a conocer que existía una ira silenciosa, unas ansias de justicia, de ejercer los
derechos humanos y civiles, y de salud mental.
Winnicott, propone la noción de individuo sano, explica que el ambiente debe ser capaz
de adaptarse a las necesidades del sujeto y responder a ciertas tareas o funciones para así lograr
un óptimo desarrollo psíquico del individuo. El ambiente suficientemente bueno deberá tener
un carácter transformable que vaya acorde a la madurez del sujeto, puesto que “la adaptación
disminuye en consonancia con la creciente necesidad del bebé de experimentar reacciones a la
frustración (...) hasta que el bebé ha adquirido la capacidad de reaccionar con rabia a sus
fracasos en lugar de ser traumatizado” (Winnicott, 1967), es decir, es tolerable que el sujeto
reaccione con rabia u odio frente a aquello que no lo favorece ni lo satisface, puesto que de lo
contrario su silencio representa un trauma frente al fracaso, desarrollando un sentimiento de
desesperanza.
Entonces, se podría especular que Chile, y en especial la cultura infanto-juvenil,
desarrollan patologías y/o un gran malestar, a raíz de un descontento con las autoridades
sociales y sus normas adulto centristas, pero dejando entre ver, que si se les responde
adecuadamente, luego de escuchar de manera adecuada a sus demandas, y se reponen aquellas
fallas con tiempo anticipado, antes de cruzar la etapa adulta, se puede ayudar en la construcción
de un bienestar social, físico y mental.

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