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Introducción

Antes de entrar directamente a las decisiones en torno al aborto, que pueden


analizarse desde muy distintas perspectivas, tenemos que abordar en Bioética dos
conceptos muy utilizados en todos los debates sobre este tema, que dan lugar a
varias preguntas. La primera es sobre el estatuto del embrión humano: ¿Qué o
quién es el embrión y el feto? ¿De quiénes hablamos cuando discutimos sobre el
aborto? El debate sobre el estatuto del embrión humano nos lleva enseguida a
otra pregunta unida a ésta: ¿Cuándo comienza la vida humana? ¿Es una cuestión
que debe ser determinada por la Filosofía o por la Ciencia? ¿O quizás por las
dos? No es posible responder a estas preguntas en pocas páginas, pero sí
comentaremos que es el personalismo filosofía el que proporciona una mejor
fundamentación y más congruente en cuanto a nuestros deberes éticos con la
protección del embrión. La segunda cuestión es la autonomía de la mujer para
decidir: ¿Qué es la autonomía?, ¿cuáles son sus límites, si los tiene?, ¿puede la
madre u otras personas, incluido el médico decidir por el feto?, y finalmente,
¿puede la madre u otras personas, incluido el médico realizar un acto
profundamente maleficente con el feto como es el aborto, por un motivo
benefícienle para la madre? En definitiva, ¿Es posible una autonomía sin la
responsabilidad correspondiente ante uno mismo y los demás? Quizás sean éstas
las preguntas más fundamentales que se plantean en todos los debates y desde
distintas perspectivas bioéticas en torno al aborto, aunque ciertamente no son las
únicas.

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Índice
Introducción...................................................................................................................................1
Justificación...................................................................................................................................3
El Aborto.........................................................................................................................................3
 Noción..................................................................................................................................3
Algunos aspectos histórico-sociales del aborto...............................................................4
Legislación más liberal........................................................................................................5
Legislación que permite causales amplias.....................................................................5
Legislación más restrictiva.................................................................................................6
Legislación que permite el aborto terapéutico..............................................................6
Legislación totalmente prohibitiva....................................................................................6
Posiciones a favor y en contra del aborto......................................................................7
Consideraciones bioéticas sobre el aborto........................................................................7
La autonomía de la mujer: ¿puede la madre decidir por el feto?..............................9
Libertad y dignidad como valores complementarios en el ser humano................10
Dignidad humana, ética y derechos humanos.............................................................11
La autonomía del médico: ¿Puede el médico decidir por el feto?..........................11
Los principios de la Bioética: ¿Autonomía y beneficencia frente a justicia en el
aborto?...................................................................................................................................12
Aspectos legales en República Dominicana....................................................................13
Conclusión....................................................................................................................................15
Anexos...........................................................................................................................................16
Bibliografía....................................................................................................................................20

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Justificación

Se realizó el siguiente trabajo, ya que es cuestión ética y problema legal cuando


se interrumpe un embarazo no deseado de forma voluntaria. Por lo tanto, es de
gran importancia conocer y valorar los riesgos y aspectos legales y bioéticos
relacionados con este, ya que este es un tema que afecta nuestra sociedad y que,
a pesar del progreso de los métodos de regulación de la fertilidad, en la actualidad
no se ha podido eliminar su práctica sino que ha aumentado su incidencia. Por
otro lado, en el mundo mueren anualmente cientos de miles de mujeres por
causas relacionadas con la práctica del aborto en condiciones no seguras. No
obstante, su incidencia se puede disminuir y por tanto, reducir los problemas de
salud relacionados con este. Para esto, es preciso conocer un poco de la historia y
por medio de los aspectos bioéticos y legales poder orientar a la población sobre
el papel que deben desempeñar.

La investigación se centra en:

a. Conocer cuándo, dónde y por qué es permitido o no el aborto.

b. Determinar si el principio de autonomía de la madre le otorga el derecho


a decidir con respecto a la continuidad o no de su embarazo.

c. Determinar en qué medida el feto es una persona.

El Aborto
 Noción

Se llama aborto a la interrupción del embarazo antes de que el feto sea viable.
Suelen distinguir entre “aborto espontáneo”, que consistes en la expulsión
involuntaria del embrión o feto no viable por causas patológicas o accidentales no
previstas, y el “aborto inducido” o “provocado”, que consiste en la interrupción
deliberada del embarazo por la extracción del contenido de la cavidad uterina. Es,
por tanto, la eliminación deliberada y directa de una vida humana, en la fase
inicial, que va desde la concepción hasta el nacimiento.
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Algunos aspectos histórico-sociales del aborto

El aborto es tan antiguo como la propia humanidad, y ha sido permanente objeto


de estudio desde diferentes puntos de vista. De cada 10 embarazos, 1 se pierde
bajo la forma de aborto. Es el llamado aborto espontáneo, con una morbilidad
muy baja y una mortalidad prácticamente nula. Se considera que su etiología
fundamental es la malformación del nuevo ser que va a nacer.

El aborto continúa siendo utilizado incorrectamente como un método de control de


la natalidad. Se estima que en el mundo se producen al año más de 40 millones
de abortos provocados. La práctica del aborto era ya conocida muchos siglos
antes de nuestra era. En los pueblos primitivos, de patriarcado absoluto, el jefe de
la familia podía vender e incluso matar a sus hijos, aún antes de nacer. Se
pensaba que el feto pertenecía al cuerpo femenino, a sus entrañas; y dado que la
mujer tenía un estado de minoridad, el padre o el jefe de la familia ejercía
absolutos derechos sobre el fruto de la concepción.

En general, las antiguas legislaciones no castigaron al aborto. En Grecia


Antigua, donde se consideraba que el feto no tenía alma, Platón manifestó en su
obra La República, que el aborto debería prescribirse en caso de incesto o cuando
los padres fueran personas de edad; en tanto Aristóteles y otros filósofos, lo
recomendaban como fórmula para limitar las dimensiones de la familia. Aquí se
consideraba al feto como parte de la madre, y era ella quien podía disponer al
arbitrio de su cuerpo.

La represión al aborto comienza en Roma, cuando aparecen sustancias nocivas


a la salud de las mujeres sometidas a esos métodos. Doscientos años después de
Cristo, se promulgaron medidas rigurosas contra la mujer sujeta a esta acción,
incluyendo la pena de muerte, castigos corporales y el exilio.

El número de abortos no varía significativamente por el hecho de que en un país


esté legalizado o no; los abortos se han realizado de forma insegura a lo largo de

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la historia. En el pasado se intentaba abortar tomando diversas drogas, dejando
de comer, colocándose carbono calientes en el abdomen, saltando desde lugares
elevados, transportando objetos pesados, lanzándose al mar desde acantilados,
sentándose en un recipiente con agua y amoníaco, o insertando agujas o
alambres en el útero a modo de legras. Las complicaciones que producían tales
métodos infrahumanos desencadenaban hipotensión, insuficiencia renal,
trastornos hepáticos, infarto, necrosis del útero e incluso la muerte inmediata de la
mujer.

El horror de estos métodos y sus complicaciones ponen de manifiesto de forma


dramática, el hecho de que las decisiones sobre el aborto se realiza de forma
individual en respuesta a factores sociales, económicos, morales, religiosos y
psicológicos; sea cual sea la situación legal.

Si se observa la legislación actual de distintos países, puede advertirse que el


aborto es reprobado en sí; pero, las permisiones que en mayor o menor medida se
consagran, tienen por objeto proteger los derechos reproductivos de la mujer. En
esta observación se encuentra: 

Legislación más liberal

Corresponde a un grupo de países donde el aborto es permitido ya sea por


solicitud de la mujer embarazada, problemas de salud, razones de eugenesia
(daño fetal) o motivaciones de tipo socioeconómico.

Este grupo está conformado por cuarenta países, entre ellos se encuentran
Estados Unidos, Canadá, Holanda, Austria, Noruega, Grecia, Dinamarca, Vietnam,
Cuba, China, entre otros.

Legislación que permite causales amplias

Las leyes de estos países tienen por lo general, una actitud comprensiva hacia el
aborto. Aunque no es suficiente la petición de la mujer; se incluyen diferentes
motivos válidos para justificar el aborto, como son: la protección de la vida y la

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salud de la mujer, la violación, el incesto, las razones de eugenesia o los factores
sociales y económicos.

Este grupo comprende alrededor de 31 países, entre ellos se localizan Gran


Bretaña, Alemania, Italia, España, Japón, Israel, Sudáfrica, la India, Barbados,
Belice, entre otros.

Es importante advertir que la no punibilidad del aborto, significa que en estos


países sea más frecuente que en los que sí lo sancionan; por el contrario, el
reconocimiento de los derechos reproductivos de la población, acompañado con
una educación sexual masiva y un amplio acceso a métodos anticonceptivos
favorece a que ocurran pocos abortos. Un ejemplo de esto es Holanda, que es el
país con menor frecuencia de abortos en el mundo.

Legislación más restrictiva

Las leyes de estos países admiten entre dos y cuatro causales de excepción.
Además de permitir el aborto cuando la continuación del embarazo pone en riesgo
la vida de la mujer, también admite los motivos por eugenesia o bien cuando el
embarazo se debe a violación o incesto.

Entre los 59 países que integran este grupo se encuentran Argentina, Brasil,
México, Arabia Saudita, Tailandia, entre otros.

Legislación que permite el aborto terapéutico

La legislación de este grupo de 45 países sólo permite el aborto para salvar la vida
de la mujer afectada. Entre los países más poblados de este grupo vale mencionar
a Indonesia, Irán, Egipto, Venezuela, Nigeria y Afganistán.

Legislación totalmente prohibitiva

Corresponde a 15 estados donde se prohíbe totalmente el aborto, sin admitir


causal de excepción alguna. Los países que cuentan con esta legislación son:

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Colombia, Chile, Honduras, Filipinas, Somalia, Haití, República Dominicana,
Andorra, El Vaticano, entre otros.

Posiciones a favor y en contra del aborto

Quienes defienden el aborto sostienen que debe priorizarse el derecho de la


madre a la intimidad, a su propio cuerpo y a la libre maternidad. También afirman
que, frente a la ineficacia de las leyes penales y a los abortos clandestinos, que
ponen en riesgo la salud de millones de mujeres, debe recurrirse a la legalización
para mejorar las condiciones sanitarias en que se realizan y consideran que la
clandestinidad pone en riesgo a las mujeres con menos recursos económicos,
donde se crea situaciones discriminatorias.

Los opositores al aborto afirman que la vida nace desde el momento de la


concepción y que debe ser protegida desde entonces; por tanto el aborto sería
equiparable al homicidio de una persona indefensa. Ellos temen que la
legalización lleve a la utilización del aborto como método de control de natalidad y
que su práctica crezca en forma indiscriminada y multitudinaria.

Consideraciones bioéticas sobre el aborto

Se describen cuatro principios que constituyen el eje del modelo clásico de la


bioética: beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia.

Beneficencia del latín bonum facere, literalmente "hacer el bien". Este principio


denota el actuar en pro del mayor número de dinámicas, siendo éstas el individuo,
la familia, la sociedad, la nación, el planeta y el universo.

No maleficencia del latín non malum facere, literalmente “no hacer daño”.

La palabra autonomía se deriva del griego autos que significa “propio”


y nomos “regla, autoridad o ley”. Determinante de ser el juez y ejecutor de uno
mismo.

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Los términos equidad, mérito y titularidad han sido usados por varios filósofos en
sus intentos de explicar la justicia, donde la interpretan como trato igual,
equitativo y apropiado a la luz de lo que se debe a las personas o es propiedad de
ellas. El principio de justicia en términos simples se define como el otorgar a cada
quien lo que le corresponde.

Dicho esto, al enfrentarnos al tema del aborto nos encontramos en la situación de


un binomio, madre-hijo, que se ve forzado a ser separado para el escrutinio de los
4 principios mencionados. Sin embargo, el tema del aborto ha sido abordado
desde el punto enteramente materno, por lo que los defensores del mismo
determinan como punto cardinal la voluntad y beneficio de la madre sin tomar en
cuenta que se ejerce ineludiblemente una acción de derecho sobre un tercero.
Este tercero en discordia, el producto de la concepción se ve sin ningún tipo de
consideración en la mayoría de los casos y su carácter legal se ve por demás
empañado y a veces literalmente hecho a un lado. Siendo elevado el principio de
autonomía materno sobre el de autonomía fetal, el cual no puede ser ejercido.

Desde el punto de vista obstétrico, entendemos al producto de la concepción


como un ser único desde el momento de su detección por cualquier método de
diagnóstico, lo que hace que la conducta terapéutica vaya encaminada al
bienestar o beneficencia del binomio, sin embargo en situaciones de gran
gravedad para la madre el producto siempre ocupa un lugar secundario.

Para el auxilio de la obstetricia, el desarrollo del embarazo se ha dividido en


semanas de gestación, y respecto a éstas, cualquier patología lleva una conducta
y terapéutica establecida. Ahora, al momento de perderse la viabilidad del
embarazo o más concretamente la vitalidad del producto de la concepción, la
Organización Mundial de la Salud determinó que a la pérdida gestacional menor
a las 20 semanas o de menos de 500 g de peso se le denomina aborto.

El aborto que implica el conflicto bioético es aquel que es provocado, y por


muchos años ha sido penado por la ley en muchas naciones. Las implicaciones
bioéticas por parte del personal de salud y en primer lugar de los obstetras ha sido
causa de un gran debate, el cual jamás podrá ser ganado por ningún grupo o

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individuo por las actitudes y creencias propias de cada uno de ellos. Aun si
tratamos de aplicar los 4 principios bioéticos arriba mencionados, no se podrá
obtener una unanimidad, puesto que de ellos el principio de Justicia es el que nos
lleva a consideraciones más allá de toda discusión político-religioso-social, puesto
que los argumentos vertidos en cualquier discusión pueden ser de total validez
para aquel que los defiende.

Ante esta incapacidad de resolución unánime entra en auxilio una figura si bien no
del todo justa en todas acepciones, sí determinante en el actuar de un grupo social
determinado: la ley.

La autonomía de la mujer: ¿puede la madre decidir por el feto?

Se afirma la autonomía como una posesión del individuo que decide con
independencia absoluta sobre sí mismo, conforme a lo escrito por Stuart Mill:
«Ningún hombre puede, en buena lid, ser obligado a actuar o a abstenerse de
hacerlo, porque de esa actuación o abstención haya de derivarse un bien para él,
porque ello le ha de hacer más dichoso, o porque, en opinión de los demás,
hacerlo sea prudente o justo. Éstas son buenas razones para discutir con él, para
convencerle o para suplicarle, pero no para obligarle o causarle daño alguno si
obra de modo diferente a nuestros deseos. Para que esta coacción fuese
justificable, sería necesario que la conducta de este hombre tuviese por objeto el
perjuicio de otro. Para aquello que no le atañe más que a él, su independencia es,
de hecho, absoluta. Sobre sí mismo, sobre su cuerpo y su espíritu, el individuo es
soberano». Pero en la práctica nos enfrentamos muchas veces a pacientes no
competentes o con la competencia do con la competencia disminuida, que hacen
difícil la aplicación inmediata del principio de Stuart Mill, aunque estuviéramos de
acuerdo con él, de forma que debemos ir a decisiones subrogadas, cada vez más
alejadas de esa «soberanía individual». También, en el ámbito latinoamericano, la
familia cumple un papel importante en las decisiones clínicas y en el
consentimiento informado, frente al individualismo más extremo. Esto se presenta
de un modo más complejo en las decisiones de la mujer frente al aborto, por las

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presiones de su compañero, de sus padres cuando es menor de edad, por la
mentalidad social de rechazo a la madre soltera, etc.

La autonomía es un concepto introducido por Kant en la ética. Etimológicamente


significa la capacidad de darse a uno mismo las leyes. En la Ética Kantiana el
termino autonomía, tiene un sentido formal, lo que significa que las normas
morales le vienen impuestas al ser humano por su propia razón y no por ninguna
instancia externa a él. En bioética tiene un sentido más concreto y algunos sobre
todo en el ámbito anglosajón la definen como: la capacidad de tomar decisiones
sin coacciones en lo referente al propio cuerpo y a la atención de salud, y en torno
a la vida y la muerte.

Libertad y dignidad como valores complementarios en el ser


humano

El hombre es el único ser verdaderamente libre, profundamente libre, íntimamente


libre que hay en nuestro universo material. Y su libertad se manifiesta como poder.
Poder libre frente al poder de la naturaleza, frente a los mismos datos y hechos
reales que le presenta el conocimiento que puede admitir o no, frente a las demás
libertades. Es la posibilidad de elegir también lo que está mal, por ejemplo. El bien
no nos seduce totalmente y no nos obliga a actuar, sino que libremente debemos
elegir lo mejor, pero podemos no hacerlo, e incluso podemos llamar bien a lo que
sabemos que es un mal, como en el caso de la interrupción del embarazo no
deseado. La libertad y la autonomía no implican realizar siempre lo que uno
desea, lo que a uno le gusta o lo que ve que le conviene, pues éstas remiten
siempre a la dignidad del ser humano que debe guiar su actuar como persona. En
definitiva, es fundamental en el ámbito de la bioética, entender el valor
complementario que tienen la dignidad y la libertad del hombre, sin contraponerlos
en falsas disyuntivas.

En definitiva, una actuación libre de la madre que aborte su propio feto, no sólo
está provocándole al feto un grave daño privándole del mayor bien que es la vida,
sino que está provocándose a sí misma una pérdida irreparable en su propia

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dignidad moral como persona. Y en esto tienen también responsabilidad aquellas
personas que prestan su ayuda o promueven esa «solución» para el embarazo no
deseado. Es necesario encontrar soluciones que respeten la dignidad de todas las
personas involucradas en la decisión, donde también se debe incluir al hijo no
nacido.

Dignidad humana, ética y derechos humanos

La dignidad humana es la dignidad de un ser que es fin en sí mismo, por ser


persona. Tanto la dignidad de la mujer como la del feto están en juego en las
decisiones morales de abortar. Y también está en juego el fundamental derecho
humano a la vida, que tenemos todos los seres humanos. No es un derecho
positivo, no tenemos el derecho a vivir, de modo que pudiéramos «exigir» a los
demás que nos mantengan siempre con vida, sino que es un derecho negativo:
derecho a que nadie atente contra nuestra vida, derecho a que no nos quiten
injustamente la vida. El derecho del feto.

La autonomía del médico: ¿Puede el médico decidir por el feto?

No todo lo permitido legalmente es éticamente correcto. Puede ser que no se


penalice en determinados supuestos el aborto en algunas legislaciones, pero eso
no lo convierte en algo moralmente aceptable y debe ser éticamente justificado.
Tampoco entramos aquí en cuáles deberían ser las soluciones sociales a temas
como el embarazo adolescente, los abortos provocados ilegales, y otros. Algunos
ofrecen como solución de estos dramas sociales la legalización o, al menos, la
despenalización del aborto provocado, sin considerar que, en sí mismo, el aborto
es un drama más que se añade a los anteriores y que cualquier solución debe
centrarse en la educación para una paternidad responsable, y no sólo en la
exigencias de unos supuestos derechos reproductivos que incluirían el aborto.

Lo cierto es que puede existir una presión social hacia los médicos para
encargarles de la realización legalmente aprobada de los abortos, incluso dentro
del propio sistema público de salud, como ocurre en algunos países. Ante esto,

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debemos tener en cuenta la posición generalizada de la mayoría de las
organizaciones médicas en contra, y las exigencias éticas de protección a la vida
humana no nacida que están expresamente escritas en algunos Códigos
Deontológicos. La Asociación Médica Mundial, en una Declaración sobre el aborto
terapéutico, señala: El primer principio moral que se impone al médico es el
respeto a la vida humana desde su comienzo.

Los principios de la Bioética: ¿Autonomía y beneficencia frente a


justicia en el aborto?

Primer nivel ético: Anhelo de una vida realizada.

Todos ejercemos nuestra libertad en el horizonte de una vida buena que


pretendemos realizar, en el horizonte que nos dan los ideales. La vida moral
pretende llevar a plenitud nuestras potencialidades y proyectos de vida. Por eso, el
embarazo no deseado puede presentarse como una limitación fuerte de la libertad,
en un primer momento. Todos tenemos limitaciones, y existen ocasiones en que
se nos presentan de modo más fuerte. Y todos las enfrentamos con la ayuda de
los demás, no sólo. La mujer con embarazo no deseado debe tener la ayuda del
médico y de todos los profesionales que le atienden, de su pareja o esposo, de
sus padres, y de la sociedad entera, que deberá suplir de algún modo si fallan los
anteriores. Pero, ¿qué es una vida plena, lograda, realizada? Podemos contestar
que es una vida que alcanza unos niveles de excelencia externos al sujeto: el
genio científico, el rico empresario, el médico exitoso, el deportista de élite, la
actriz independiente y triunfadora, realizan plenamente su vida, en ese aspecto de
su actividad, pero no quiere decir por eso que sea realizada en todo, en su vida
familiar, afectos, ideales, etc. Es cierto que en el caso de la mujer con un
embarazo no deseado, este nivel de excelencia externa puede estar muy
afectado, en el presente o en el futuro, con una plenitud a medias.

Segundo nivel ético: Autonomía con y para los otros. Articular Beneficencia y
Autonomía.

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El médico está ligado al paciente por un contrato profesional, y en el marco de una
institución. Es, por tanto, el médico un agente que interviene en lo que denomina
Ricoeur el tercer nivel de la intención ética, el de la justicia. Pero a la vez, debe
establecer relaciones personalizadas con los pacientes que atiende, y por eso su
actuación se mueve en el segundo nivel ético del «con y para los otros». No puede
ignorar la justicia, pero debe actuar con beneficencia, desde una ética de las
virtudes que ayude al otro a conseguir una vida lograda, en la mayor medida
posible. Por otro lado, la mujer con un embarazo no deseado debe también tener
en cuenta los justos derechos del no nacido aún. Cometer una injusticia al no
respetar la vida del hijo supone un acto maleficente para el hijo y para con ella
misma, porque tampoco respeta su dignidad como persona y es, por tanto, injusta
consigo misma. Esta es la raíz más profunda del gran desequilibrio personal que
provoca el aborto en la mujer. No es sólo el posible remordimiento desde sus
convicciones religiosas o ideológicas, sino la conciencia cierta de haber cometido
una injusticia, con su hijo, y consigo misma, que afecta gravemente a su dignidad
como persona.

Por tanto, debemos construir desde el principio de justicia, base de los principios
de autonomía y beneficencia. Por delante de la autonomía de la mujer y del
médico, y de la beneficencia posible de la madre con el aborto, están las
obligaciones de carácter absoluto y que no admiten excepciones, impuestas por
los principios de no maleficencia no hacer daño al feto ni a la propia madre, y de
justicia: respetar el derecho a la vida y a la salud del no nacido.

Aspectos legales en República Dominicana

La legislación penal nacional prohíbe todo tipo de aborto. La única excepción no


punible es el aborto que se realiza con fines terapéuticos, cuando está en peligro
la vida de la madre, pero que también es sumamente restrictivo porque exige de la
opinión de una junta médica para llevarse a cabo. Son consideradas figuras
atenuadas del aborto cuando el embarazo es producto de una violación o de una
inseminación artificial no consentida, ocurrida fuera del matrimonio. Incluso el

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aborto eugenésico o por malformaciones congénitas físicas o psíquicas no está
exento de punibilidad.

El Tribunal Constitucional de la República Dominicana ha emitido un fallo histórico


revocando una ley impulsada por el presidente Danilo Medina, al entender que
la legalización del aborto violenta la Constitución del país caribeño. Semanas
después de que el presidente firmara la ley en diciembre del 2014, dos
organizaciones sin fines de lucro, la Fundación Matrimonio Feliz y la Fundación
Justicia y Transparencia, presentaron una demanda para impugnar la
constitucionalidad de la ley. La nueva ley, que había sido defendida
personalmente por el presidente, como parte de una revisión más amplia del
código penal, introdujo un párrafo que habría permitido que se legalizara
el aborto en los casos de violación, incesto o en aquellos casos en que los
médicos considerasen que el niño no nacido pudiera sufrir de enfermedades o
discapacidades consideradas como «incompatibles con la vida.

El Artículo 317 del Código Penal Dominicano sanciona con penas de dos a cinco
años a toda mujer que se provoque un aborto, con o sin asistencia, en tanto que
impone penas que oscilan entre los cinco y veinte años al personal médico que
interviene en su realización.

 El Estado dominicano se comprometió a lo siguiente en el Artículo 4, numeral 1


de dicho texto legal: “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este
derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la
concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”. Cuando el
legislador interamericano redactó el Artículo 4 de la Convención Americana de
Derechos Humanos, le acordó a la vida humana la condición de derecho
fundamental y establece para los Estados Miembros la obligación de proteger ese
derecho fundamental desde el momento de la concepción. El único mecanismo
que los Estados Miembros como la República Dominicana tienen a su disposición
para proteger esa vida humana ya concebida y existente en el vientre de una
mujer, es la prohibición y penalización del aborto. 

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Conclusión

Cada ser consciente considero que es como la hebra de una gran trama que lo
trasciende. El motivo o propósito que cada uno lleva como parte vital de dicha
trama, escapa y excede por mucho a nuestro conocimiento humano y al final,
quizás todo se trate hacer una elección y luego ver por qué razón tomamos dicha
elección entre infinidad de posibilidades más. Y creo que de todas las elecciones
posibles, ser el juez de quién puede seguir existiendo y quién no, no corresponde
en todo caso a otra de las hebras, ya que no puede ver todas las perspectivas y
solo conoce un poco de la trama a partir de su propia posición en la misma. En
caso del aborto terapéutico, cuando el peligro de muerte es inevitable para la
madre, dependerá de una elección, y la respuesta sobre cuál es la elección
correcta creo que no existe. En el caso del inciso 2 del Código Penal, no se
considera que a una vida se la deba condenar a la no existencia por un motivo que
excede su propia responsabilidad y en el momento en que se produce la
fecundación, la vida ya es un valor autónomo que debería exceder por tanto la
capacidad de someterla a la voluntad de otro ser, ya que la madre, es por su
propia naturaleza que ha servido de instrumento para que dicha forma se exprese
y lo antinatural sería que ella rechazara la condición que la define como tal y es su
capacidad procreadora. A diferencia de la carne que podrá ser fruto de la propia
vida de la madre, es mi opinión que un ser humano no está solo formado por un
cuerpo biológico, sino que tiene una identidad y un carácter y por qué no un
espíritu que en el conjunto lo definen como tal y están más allá de la potestad que
una madre debiera tener y por tanto las leyes humanas deberían protegerle, hasta
tanto pueda seguir independientemente del medio que hasta su gestación sostiene
transitoriamente su existencia.

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Anexos

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Bibliografía

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