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En todo el mundo no hay una

familia exactamente igual a otra. Sí,


es cierto que se pueden repetir
ciertos clichés como el de la prima
chismosa, el tío chavoruco, el papá
sobreprotector o la mamá hippie,
pero cada familia tiene una historia
y una evolución particular que la
hace única.
De acuerdo con un estudio reciente
“la sociedad mexicana es diversa y,
por lo mismo, la familia no debe
encasillarse en un modelo orientado
a la reproducción o a perpetuar la
desigualdad y el sometimiento”,
explicó en un boletín el Mtro. Welti
Chanes del Instituto de
Investigaciones Sociales (IIS) de la
Universidad Autónoma de México
(UNAM).
La investigación, llevada a cabo por el IIS,
encontró que en nuestro país existen 11
tipos de familias divididas en tres
distintos grupos: la familia tradicional, en
transición y la emergente. La primera es
la que a menudo vemos en los libros de
texto: mamá, papá e hijos, y
actualmente representa el 50% de las
familias mexicanas. Luego está la familia
en transición, que representa el 42%, y
son aquellas en las que no está presente
alguno de los miembros de la familia
tradicional. Por ejemplo una mamá
soltera, alguien que vive sólx, con amigxs
o parejas sin hijos.
El tercer grupo es el de las familias
emergentes, en donde podemos
encontrar a las parejas del mismo
sexo o reconstituidas, que es
cuando tienen hijos de una
relación previa. Aunque este
grupo representa el porcentaje
menor de las familias mexicanas,
es un modelo que “se ha
incrementado desde principios de
siglo y está marcando tendencia”,
señala el estudio.

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