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Material de uso interno de la Cátedra Historia Regional Facultad de


Humanidades - Universidad Nacional de Salta
2 Dario G. Barriera

de Buenos Aires. En segundo lugar, Rodríguez subraya la similitud en las imágenes del pasado que el
peronismo construía para fundar su tradición con los escritos del mismo Levene y de las posiciones de la
Academia y, en tercer lugar, confirma la situación de “estabilidad" que logran los miembros de la
Academia (quienes, aun tomando posiciones diversas, tal como por ejemplo Diego Luis Molinari se
diferencia en sus actitudes hacia el gobierno peronista respecto de Levene) atravesando las coyunturas de
inicio y caída del régimen peronista. Véase RODRIGUEZ, Martha “Cultura y educación bajo el primer
peronismo. El derrotero académico institucional de Ricardo Levene”, en PAGANO, Nora y
RODRÍGUEZ, Martha -compiladoras- La historiografía rioplatense en ¡a posguerra, La Colmena,
Buenos Aires, 2001, p. 39-65.
3 Darío G. Barriera
4 Darío G. Barriera

Entre los años 1540 y 1593, la provincia fue gobernada por adelantados, por sus
tenientes y, en varias ocasiones, por hombres que (encabezando una revuelta o erigidos
popularmente) eran reconocidos en el gobierno de Asunción por un grupo de conquistadores
o por el mismo cabildo. La creación del virreinato del Perú suponía que su virrey tenía
potestad para designar gobernadores en “provincias”, o capitanes en “capitanías”: Pero dicha
potestad (teórica y efectiva, en algunas ocasiones) colisionó con la del monarca que, o bien
enviaba adelantados (sobre los cuales el Virrey no tenía preeminencia), o bien designaba a un
hombre diferente del nombrado por el Virrey Ciertamente, aunque había espacio para la
negociación, el titular de un nombramiento regio siempre se impuso sobre el titular de una
designación efectuada por el virrey. En definitiva, aunque delegado potestades como la
mencionada, el Rey raramente resignaba su ejercicio. 31 Respecto de la Gobernación del
Paraguay, ya se ha señalado el fracaso del licenciado La Gasea en sus intentos de hacer
prevalecer sus poderes incluso siendo Presidente de la Real Audiencia de Lima.

31 Véase, como ejemplo coetáneo del período que se analiza, la superposición de designaciones en la Gobernación
del Tucumán entre el Virrey Toledo y Felipe II. Roberto Levillier pone de manifiesto, en un párrafo no exento de
sarcasmo, lo que para nosotros es hoy un comportamiento y unas maneras de proceder absolutamente coherentes
con el tipo de razón política inherente a la monarquía hispánica del siglo XVI: Toledo, elegía a su gente: “...con
el afán de destacar el más apto y el más digno, en tanto ocurría con frecuncia que las propuestas del Consejo de
Indias, naciesen del interés de gratificar con una prebenda ventajosa un reconmendado, o provinieran de la
necesidad de conceder una compensación a un desalojado causal, o respondieran al propósito de comprar la
voluntad de un poderoso [...] nombramientos con gravedad apodados compromisos políticos imputables además
a razón de estadoV' LEVILLIER, Roberto Nueva Crónica..., cit., III, p. 13. Felipe II había concedido a Toledo el
derecho de designar los gobernadores del Tucumán, pero siguió haciéndolo él mismo. Al caer preso Aguirre por
segunda vez, Felipe II acordó a Gonzalo de Abreu (R.C. 29 de nov de 1570) la gobernación vacante. Toledo,
apoyándose en la extensión de facultades que aquél le había otorgado, había designado en el mismo cargo a
Cabrera el 20 de septiembre de 1571. Un Real Decreto de fines de marzo de 1573 confirmó a Cabrera como
gobernador del Tucumán.
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Recorte del plano de Santa Fe la Vieja con notas sobre los propietarios de solares CALVO,
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8 Darío G. Barriera

Éste es el nuevo observatorio desde donde voy a plantear el análisis de las relacio nes
de fuerza y de las pautas reproductivas de aquellos integrantes de una hueste que,
devenidos vecinos, instituyeron un cuerpo político, aceptaron y recrearon reglas de
juego acerca de la manera e;n que se dirime la disputa por los recuros materiales y
simbólicos en clave política. En un universo signado por la inestabilidad, la
incertidumbre y la negociación, la ciudad era la única entidad sólida. Su papel en la
configuración es el de un elemento clave del juego: las relaciones que la instituyeron
para desarrollarse en su marco la involucran, en este sentido, dentro de un esquema
donde predominan no los atributos de la institución, sino los de la configuración.

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