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Andrea498

PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS

3º Grado de Criminología

Facultad de Derecho
Universidad Nacional de Educación a Distancia

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 1: INTRODUCCIÓN ANDREA (CURSO 19/20)
1. PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS
2. PATRONES ESTRUCTURALES: UN ENFOQUE DURKHEIMIANO
3. PATRONES CULTURALES

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
3.1. Cultura: un enfoque durkheimiano
3.2. La cultura en la Criminología
3.3. El sesgo anticultural de las ciencias sociales contemporáneas
4. PROCESOS DELICTIVOS
5. ASPECTOS METODOLÓGICOS: LA MEDICIÓN DEL DELITO
5.1. Estadísticas oficiales
5.2. Encuestas de victimización
5.3. Estudios de autoinforme
5.4. Conclusión
6. ASPECTOS METODOLÓGICOS: ESTUDIOS INDIVIDUALES Y REDUCCIÓN DE LA INFORMACIÓN
6.1. Estudios longitudinales
6.2. Metaanálisis
7. CONCLUSIONES

Reservados todos los derechos.


**Resumen del libro PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS: la naturaleza y características del delito en la sociedad
contemporánea de Alfonso Serrano Maíllo (Ed. Dykinson, 2019). Págs.21-55.

1. PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS


Criminología según SUTHERLAND y sobre la base de las funciones que desempeña: “cuerpo de conocimientos sobre
el delito como fenómeno social que incluye dentro de su ámbito:
1) Los procesos de elaboración de las leyes.
2) Los procesos de infracción de las leyes.
3) Los procesos de reacción a la infracción de las leyes.

A la vez que se ocupa de la extensión del fenómeno delictivo”.

Este autor introduce la idea de patrones y procesos delictivos y en su obra inicial incluye secciones sobre variables
sociodemográficas, estructura social, condiciones físicas y mentales, etc. tratándolas en relación con la causación del
delito y no en sí mismas. Posteriormente, tras profundizar en la materia y madurar su concepción de la misma,
considera que algunos de estos procesos y patrones no tienen que tener necesariamente un rol causal, sin que por
ello sean menos relevantes.

Ni Sutherland ni sus seguidores ofrecen una definición o aclaración de su planteamiento por lo que tenemos que
reconstruir estos conceptos partiendo de la obra de DURKHEIM. Planteamiento sobre la relación entre patrones y
procesos reflejado en el Gráfico 1.1.:

Patrones
Interacciones/Ritos]
[Procesos

Una serie de procesos determinan la celebración de y la participación en interacciones o ritos; los mismos a su vez
hacen nacer de modo emergente determinados patrones; finalmente algunos de estos patrones gozan de fuerza
causal y de este modo influyen en los procesos.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 1: INTRODUCCIÓN ANDREA (CURSO 19/20)

PATRONES
• Evoca la distribución u organización de un fenómeno (por ej. de la criminalidad o de variables relacionadas).
• Son agrupaciones de cosas semejantes, de eventos con una estructura parecida.
• Se crea a partir de interacciones entre individuos y grupos (elemento emergente de estas relaciones).
• Tiene carácter supraindividual, se ubica en un nivel de análisis agregado (macro).
• Responden a un carácter más o menos fijo y resistente al cambio (estructura jurídico-penal; grado de
industrialización de un país o sus infraestructuras), pero también pueden ser más efímeros y cambiantes (ciclos
económicos).
• Ejemplos de patrones: tasas de delincuencia y su distribución a lo largo de diversos países y regiones; grado
urbanización; distribución de la riqueza.

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PROCESOS
• Fenómeno dinámico que tiene varias fases y está referido de modo más directo a la biografía de las personas y
grupos de los que forman parte.
• Tiene un carácter individual o grupal (micro).
• Ejemplos de procesos que influyen en la participación en ritos/interacciones: género, edad, estatus inmigrante
y la desventaja social, etc. que corresponden a un individuo concreto.

El esquema durkheimiano que aquí seguimos es problemático:


1) Una serie de variables y/o procesos determinan la participación en ritos e interacciones.

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2) Estos procesos y, más mediatamente, estos ritos e interacciones hacen nacer de modo emergente patrones
agregados (conexión micro-a-macro o causalidad hacia arriba).
3) Los patrones agregados, que gozan de independencia ontológica, ejercen su influencia causal sobre los procesos
individuales (conexión macro-a-micro o causalidad hacia abajo).

El problema básico (GIDDENS) es que la teoría parece asumir que individuos aislados se unen de modo espontáneo y
hacen nacer de la nada una entidad nueva y distinta de ellos, que a la vez tiene poderes causales. Esto hace implausible
la existencia de unos patrones que existen de modo independiente de los individuos que le dan vida y sobre los que
influyen causalmente. La distinción tiene que ser ontológica o no podría hipotetizarse una causalidad hacia abajo.

2. PATRONES ESTRUCTURALES: UN ENFOQUE DURKHEIMIANO


Debemos distinguir entre patrones estructurales y culturales. La relación entre estructura social y cultura es compleja,
por lo que para afrontarla nos basaremos en la obra conjunta de Durkheim.

Estructura social: hace referencia a relaciones sociales ordenadas y duraderas. Cultura: símbolos compartidos. Son
elementos emergentes de ritos e interacciones que bajo condiciones normales aseguran el orden y la solidaridad social
y, por lo tanto, el mantenimiento de los sistemas sociales y su cambio pacífico. Aunque pueden entenderse como
elementos distintos, su conexión es tan íntima que no pueden entenderse por separado, sino integrados en un único
sistema. Estructura y cultura son elementos analíticamente diferentes.

Estructura social según DURKHEIM:


• La observación cotidiana revela personas o grupos interaccionando unos con otros, durante un cierto tiempo y
con una determinada distancia física y social. No es aleatorio, sino que se ajusta a unos patrones regulares.
• Estas relaciones ordenadas, regulares y duraderas conforman la estructura social y reflejan las propiedades
organizativas de una sociedad. La estructura es un elemento emergente en el sentido de que analíticamente
resulta de las interacciones y sus características. Por este motivo se trata de algo dinámico y distinto a la mera
suma de los individuos y sus interacciones, aunque al mismo tiempo se impone a los individuos, que pueden hacer
muy poco para modificar algo objetivo y externo a ellos mismos. Es coercitiva, impone sanciones, constriñe su
comportamiento, etc.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 1: INTRODUCCIÓN ANDREA (CURSO 19/20)

• En términos analíticos, los individuos influyen sobre una estructura que no es otra cosa que el producto de sus
relaciones e interacciones, de sus ritos; y viceversa: la solidaridad genera interacciones y las interacciones generan
solidaridad.
• La estructura como algo positivo que permite el orden y la vida colectiva (trasfondo funcionalista). Es como el
“tejido” de lo social que permite la vida social al generar solidaridad de acuerdo con 2 tipos:
1) Solidaridad mecánica: corresponde a sociedades poco desarrolladas y se basa en la uniformidad (baja división
del trabajo social). Existe una conciencia colectiva ampliamente compartida en la que apenas hay disenso. Los
símbolos son concretos y nítidos para todo el mundo. “Todas las piezas funcionan al unísono”.

Cuando las poblaciones aumentan, también lo hacen las interacciones y, en consecuencia, aumentan la diferenciación
y la división del trabajo social. Como consecuencia, la conciencia colectiva se hace más ligera y toma más peso la

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individual. Los símbolos son menos claros y exigen cierta reflexión por parte del individuo. La diversidad de las
sociedades más densas encierra 2 fuerzas sociales contrapuestas:
• Por un lado, favorecen la individualización y debilitan la solidaridad.
• Por otro lado, aumentan la solidaridad porque cada individuo depende cada vez más de los demás.

La solidaridad mecánica se ha convertido en lo que Durkheim denomina solidaridad orgánica.

2) Solidaridad orgánica: el sistema social se sostiene ahora como un organismo animado en el que los órganos
son independientes entre sí, pero que al mismo tiempo unos dependen de otros para subsistir. Característica
de sociedades avanzadas que se basa en nuevas instituciones de diversa naturaleza y sus relaciones entre ellas
y que, a su vez, permite crecer la autonomía de los individuos. La conciencia individual se libera parcialmente
mientras que la colectiva se debilita.

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BERNSTEIN: ejemplo en el ámbito de la educación escolar del paso de un sistema de solidaridad mecánica a otro de
solidaridad orgánica:
• De una transmisión de valores comunes a una confrontación de los alumnos como individuos.
• De un equipo escolar reducido a otro amplio con una mayor división del trabajo.
• De unos grupos fijos como la clase a una organización más flexible, etc.
Como resultado del paso a una solidaridad orgánica, la relación entre profesor y alumno adquiere una forma más
individualizada y menos jerárquica y el rol de los alumnos está cada vez más definida. Puesto que todos dependen
unos de otros, en las nuevas escuelas existiría una mayor flexibilidad.
Durkheim sostiene que ambas pueden coexistir y que la solidaridad orgánica no puede aparecer si no existe
previamente solidaridad mecánica.

La estructura social implica la existencia de ciertas posiciones y determina los contactos de quienes ocupan dichas
posiciones entre sí, al margen completamente de quiénes sean las personas concretas que ocupan dichas posiciones.
Desde este punto de vista, la diferenciación se refiere a cómo se distribuyen los individuos en posiciones sociales.
BLAU divide la diferenciación en:
a) Desigualdad: posiciones con diferencias jerárquicas.
b) Heterogeneidad: como ocurre con la religión.

Las diferenciaciones pueden ser continuas o categóricas.

Un elemento clave de la teoría durkheimiana es la densidad social: número de personas que se concentran en un
espacio físico de un cierto tamaño, lo cual determina las interacciones entre ellas. Depende básicamente:
1) Del tamaño de la población, de la tasa de natalidad/mortalidad y de los movimientos migratorios.
2) De los medios de transporte y comunicación.
3) De la distribución y concentración de la población a lo largo del territorio.

La densidad social determina la estructura social, de modo que las alteraciones en la primera se traducen en cambios
en la segunda.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 1: INTRODUCCIÓN ANDREA (CURSO 19/20)
3. PATRONES CULTURALES
3.1. CULTURA: UN ENFOQUE DURKHEIMIANO
DURKHEIM: la cultura tiene un carácter social. Cultura como “sistema de símbolos y significados”.

GEERTZ: cultura como “un patrón transmitido históricamente de significados encapsulados en símbolos, un sistema de
concepciones heredadas expresadas en formas simbólicas a través de los cuales los hombres comunican, perpetúan y
desarrollan su conocimiento sobre la vida y sus actitudes hacia ella”; “un sistema ordenado de significados y símbolos
en virtud del cual los individuos definen su mundo, expresan sus sentimientos y hacen sus juicios”. Símbolos: pueden
ser cualquier cosa, en nuestras sociedades evocan algo invisible pero real y compartido y hacen posible la
representación y el significado.

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Cultura:
• Está compuesta por comprensiones y significados compartidos y públicos.
• Abarca también acciones, creencias y ritos.
• No es un poder causal, sino un marco o contexto para la comprensión de la vida y del mundo.
• Permite tipificar y evaluar; media nuestra experiencia.
o Tipificación: estos sistemas clasificatorios (tipificaciones), agrupaciones de experiencias son simbólicos
(abstracciones) y son imprescindibles para comunicarse y entenderse recíprocamente con otros
individuos.
o Evaluación: de las experiencias (mediante esquemas cognitivos y emocionales).
• Funciona como “fuente extrínseca de información”.
• Es aprendida a través del proceso de socialización.

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3.2. LA CULTURA EN LA CRIMINOLOGÍA CONTEMPORÁNEA: VALORES Y SUBCULTURAS
En CRI existe una gran imprecisión sobre qué se entiende por cultura.

Enfoques subculturales:
• En un país o región o bien en un grupo social amplio y heterogéneo tenderá a existir un única cultura (dominante
o generatriz). De otro modo sería difícil la comunicación entre los miembros de ese grupo.
• SANEY: adopta un enfoque cultural para explicar las altas tasas de criminalidad de EEUU: “las normas y valores
que abarcan el panorama del mundo norteamericano contemporáneo influyen de manera indirecta en la
naturaleza de la estructura social y del comportamiento individual en todas las situaciones de la vida”.
• MILLER: existen 3 conexiones entre cultura y delito:
1) En ocasiones, ciertas prácticas culturales son en sí mismas delictivas.
2) Otras veces caben tanto opciones lícitas como ilícitas, pero estas últimas son más ventajosas ya que permiten
obtener algo más rápidamente y con menos esfuerzo.
3) Finalmente, la cultura exige una respuesta a ciertas situaciones que implica la comisión de un delito.
• Los valores son la base de las teorías subculturales.

Subcultura:
• Contiene algunos valores distintos de los dominantes, pero no están en conflicto con ellos.
• En la actualidad existen subculturas, por ejemplo, en grupos de niños o adolescentes.
• Suele relacionarse con la desviación y el delito, pero existen subculturas en las que predomina lo prosocial.
• No tiene que ser necesariamente inferior a una cultura más amplia (grupos artísticos avanzados).
• No deben confundirse con las bandas.
• DOWNES: dos tipos de subculturas:
1) Las que se forman fuera de una cultura dominante (grupo de inmigrantes).
2) Las que se forman dentro de una cultura dominante como una respuesta positiva (grupos de adolescentes;
miembros de una profesión) o negativa (subculturas criminales; grupos políticos o religiosos extremistas).

Contracultura: tiene valores distintos de los dominantes y se encuentran en conflicto con éstos.
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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 1: INTRODUCCIÓN ANDREA (CURSO 19/20)
3.3. EL SESGO ANTICULTURAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES CONTEMPORÁNEAS
Sesgo anticultural en las ciencias sociales y en la CRI contemporáneas:
• Casi por norma se relaciona la cultura con algo negativo, coercitivo, opresor, etc. (Cultura del control de Garland),

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aunque la esencia de la cultura y de los mecanismos culturales es ofrecer protección a los individuos.
• No sólo predominan las críticas a las teorías culturales y subculturales (incluidas las de tipo ideológico), sino que
además se les presta poca atención.
• Cultura y estructura a menudo se trata en CRI como entidades independientes y casi opuestas, aquí las hemos
considerado diferentes únicamente desde un punto de vista analítico (no ontológico).

4. PROCESOS DELICTIVOS
Divididos en 3 grandes grupos:
1) Biográficos: variables o patrones individuales entre los que se incluyen el sexo, la edad, las características físicas
y mentales (personalidad, inteligencia, constitución física, autocontrol, etc.), el estatus inmigración, la clase social
y el estatus socioeconómico, la moralidad individual en su dimensión cognitiva y emocional. También figuras más
genéricas como las carreras criminales o la predicción o evaluación del riesgo de criminalidad o reincidencia.

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2) De socialización y crianza: incluyen a la familia (crianza, criminalidad y experiencia en el Sistema de Administración
de Justicia de padres, hermanos y otros familiares, el conflicto familiar, el maltrato y la violencia, los hogares rotos,
etc.), a la escuela, a los mentores y al matrimonio, la vida en pareja y la descendencia.
3) De grupo: son los pares y los procesos de asociación diferencial (la codelincuencia, las redes, la delincuencia
organizada y las bandas delincuentes).

5. ASPECTOS METODOLÓGICOS: LA MEDICIÓN DEL DELITO


5.1. ESTADÍSTICAS OFICIALES
El estudio de los patrones y procesos delictivos tiene una base empírica que se refiere tanto a las fuentes de
información sobre el delito como a las investigaciones que se han valido de las mismas para extraer hallazgos de modo
inductivo o contrastar hipótesis.

Estadísticas: la idea procede y es característica del Estado moderno que para su organización necesita conocer
cuantitativamente diversas cuestiones. Las primeras estadísticas sobre el delito aparecieron en Francia en el primer
tercio del SXIX.

Estadísticas oficiales: datos recogidos y elaborados por distintas instituciones:


• Ministerio de Interior: informa de los delitos conocidos por la policía y otros cuerpos y fuerzas de seguridad.
• Ministerio de Justicia: informa sobre las actividades de los Jueces y Tribunales de justicia.
• Dirección General de Instituciones Penitenciarias: ofrece datos sobre los internos en prisiones.

SERRANO GÓMEZ: clasificación de las estadísticas existentes en España:


a) Estadísticas policiales.
b) Datos de la Fiscalía General del Estado.
c) Estadísticas judiciales.
d) Datos de los Tribunales de Menores.
e) Datos de prisiones.

El estado de las estadísticas sobre el delito en España deja mucho que desear:
• No son publicadas de manera organizada y sistemática.
• Los datos incluyen incongruencias, carencias y errores.
• La información que ofrecen no es exhaustiva ni sigue siempre criterios estrictamente criminológicos.
• Son recogidos y preparados por un organismo directamente dependiente del Ministerio de Interior.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 1: INTRODUCCIÓN ANDREA (CURSO 19/20)
Aunque la fuente de información preferible depende en buena medida de lo que se desee estudiar. Reglas
metodológicas (SELLIN):
1) “Un dato será tanto más preferible cuanto menos haya penetrado en el sistema y el proceso de Administración de
Justicia”.
Desde que tiene lugar, la cuantificación de un delito va dando diversos pasos (la víctima lo detecta, denuncia, la policía
lo registra, etc.), el proceso puede ser muy largo. Cada uno de estos pasos implica una decisión (denunciar, registrar,
investigar, etc.) de continuar con la investigación o bien sacarlo del sistema. Puesto que el resultado de estas
decisiones no es aleatorio, los datos que van superando las distintas etapas (y formando parte de sucesivas estadísticas
oficiales) se encuentran cada vez más sesgados y contaminados, no ofreciendo una imagen fidedigna de la realidad.
La regla metodológica es que los datos sobre delitos conocidos por la policía son los preferibles (los datos sobre
internos los menos porque estarán muy sesgados).

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2) “Los tipos más graves son los preferibles para la medición del delito”.
Las razones son semejantes a las anteriores. Para que un delito vaya superando los distintos pasos y decisiones, en
vez de ser sacado del sistema, la gravedad de la conducta es decisivo. En general, es más sencillo que unas lesiones
graves o un robo en una vivienda vayan superando todos y cada uno de los pasos que un hurto.

Las estadísticas oficiales en general sufren serios problemas:


a) No todos los delitos que se cometen pasan a formar parte de las estadísticas oficiales. Es lo que se conoce como
cifra negra.
SERRANO GÓMEZ distingue entre:
1) Cifra oscura: en la que el delito, aunque se conoce su existencia, no se registra porque no hay denuncia o porque

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no hay pruebas.
2) Criminalidad oculta: en la que la víctima desconoce que ha sufrido un delito o bien es la primera interesada en
que el delito permanezca oculto.

No es posible conocer mediante las estadísticas oficiales el nº total de delitos, aunque sí se asume que debe existir
una determinada relación de los indicadores con el mismo. Debido a que esta razón puede variar en gran medida de
un país a otro, el uso de las estadísticas oficiales para llevar a cabo comparaciones sobre tasas delictivas
internacionales absolutas es muy problemático.

La cifra oscura no es constante ni se distribuye al azar, sino que podría encontrase influenciada sistemáticamente por
ciertos factores. MacDonald: encontró que factores económicos y específicos de los incidentes son decisivos en la
decisión de denunciar, así como que las tendencias a denunciar dependen básicamente de los ciclos económicos.

b) No todos los delitos tienen la misma posibilidad de formar parte de las estadísticas, de modo que éstas tenderán
a estar sesgadas sistemáticamente.
Los llamados delitos de cuello blanco tienden a no aparecer en las estadísticas oficiales; también ocurre que los delitos
cometidos por determinadas minorías o clases sociales desfavorecidas tienen mayor probabilidad de aparecer.

ALBRECHT: las estadísticas oficiales no captan la delincuencia organizada. Los aumentos oficiales en delitos de esta
naturaleza suelen responder mucho más a cambios en la aplicación de la ley que a cambios reales en las tendencias.
Por este motivo recomienda atender mucho más al impacto social y económico de estas conductas ilícitas que a la
mera cuantificación de supuestos punibles. Se muestra igualmente cauteloso respecto a la medición oficial de los
delitos de los inmigrantes. Las estadísticas oficiales arrojan una desproporción entre delitos de nacionales y
extranjeros, pero cuando se procede a incluir una serie de controles (edad y sexo) las razones disminuyen de modo
notable.

c) Las estadísticas oficiales también son reflejo de la actividad de la policía y demás cuerpos y fuerzas de seguridad.
Si van a ser evaluados en función del aumento o disminución de los índices de delincuencia, o esos índices van a ser
decisivos para la asignación de recursos, es posible que se den ciertas presiones (formales o informales) que lleguen a
moldear su comportamiento respecto al registro de delitos. También pueden ser influyentes los medios materiales y
el nº de miembros asignados a una comisaría, así como factores tan variados como la edad y grado de profesionalidad.
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d) Otros problemas técnicos incluyen calificaciones incorrectas de determinadas conductas debido a la imprecisión
de la ley y de las distinciones entre delitos por su gravedad.

Pese a que parte de la doctrina española ha mostrado una nula confianza en las estadísticas oficiales para la medición
del delito, las mismas son imprescindibles. No reflejan la realidad de manera exacta, pero parecen ofrecer indicaciones
de los niveles o tasas de delitos y de sus tendencias a lo largo del tiempo, sobre todo para ciertos delitos y para un país
en concreto. La interpretación de las estadísticas es, por lo tanto, de una complejidad extraordinaria, siendo en la
medida de lo posible conveniente recurrir a fuentes de medida alternativas y complementarias.

BEST: en la sociedad contemporánea existe un “mercado de problemas sociales” en el que determinados actores se
ven obligados a competir para recibir atención y recursos para afrontar el problema social. Estos actores, para captar
la atención de la opinión pública, pueden afirmar que dicho problema se encuentra muy extendido y que puede afectar

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a cualquiera. Cuando no existen datos, existe la posibilidad de que no existan en absoluto indicadores sobre la
extensión del problema social, de modo que se pueden ofrecer datos inventados. Tarde o temprano, sin embargo, es
preciso recurrir a datos cuantitativos sobre el problema social de que se trate (preferiblemente estadísticas oficiales).
De modo que no es extraño que se entable una disputa sobre lo que debe medirse (EEUU, años 80: problema del rapto
de niños, pág.41). Lo decisivo es reconocer el juego de fuerzas e intereses que se encuentran detrás de la elaboración
de las estadísticas.

5.2. ENCUESTAS DE VICTIMIZACIÓN


Encuestas de victimización:
• Método de medición alternativo y complementario a las estadísticas oficiales desarrollado por la CRI. Tienen la

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ventaja de ofrecer datos que no aparecen en las estadísticas oficiales como pueden ser las características de las
víctimas o ciertas actitudes, sensaciones o estimaciones como el miedo al delito.
• Se toma una muestra de personas, viviendas o locales de negocios y se contacta con ellas para que informen de
los delitos que ha sufrido en un determinado periodo de tiempo (últimos 6 meses o año) o a lo largo de su vida.
Los estudios se suelen hacer vía telefónica o mediante un entrevistador cara a cara. Las encuestas pueden
realizarse a nivel local, regional o nacional, aunque hay estudios también internacionales.
• Se han revelado imprescindibles:
o En la medición de las tasas delictivas, su evolución y comparación.
o Para estimar el riesgo de victimización y sus correlatos.
o Para estudiar cómo ocurren los delitos personales (fenomenología) y el costo de los mismos.
o Para desvelar las necesidades de las víctimas.
o Para el test de ciertas teorías.
• En España no existen estudios de victimación comparables a los realizados en los países anglosajones y del norte
de Europa. Sólo ha participado en algunas ediciones de la Encuesta Internacional de Victimación.
• Problemas:
a) Problemas específicos de las muestras en lo relativo a su selección y acceso a las mismas: no todos los
seleccionados participarán en la entrevista y de este modo tenderán a sesgar la muestra si no se toman
medidas correctoras.
b) Las preguntas pueden ser ambiguas: la definición que el investigador o la ley tienen de un delito puede no
coincidir con lo que la víctima piensa. Se suelen incluir relativamente pocos delitos. Los delitos muy graves son
escasos, por lo que es difícil que una muestra (salvo que sea muy grande) detecte alguno.
c) Sesgos como ofrecer respuestas socialmente deseables, la dificultad para reconocer ciertos tipos de delitos o
cuando el autor es alguien cercano.
d) Es posible olvidar que se ha sufrido algún delito o bien creer que un delito que se sufrió hace tiempo haya
ocurrido hace menos de 6 meses o un año. Del mismo modo, se pueden señalar delitos que se han sufrido en
otro lugar.
e) Pueden existir diferencias entre grupos de población: los delincuentes pueden definir como delictivas menos
conductas que un individuo no delincuente.
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f) Los encuestados pueden mentir de modo consciente porque desean llamar la atención sobre una conducta
que les parece grave o porque así creen satisfacer a su interlocutor.
g) El entrevistador puede influir en el entrevistado y así sesgar los datos e incluso puede inventarse las encuestas
para ahorrarse trabajo.
h) Existen influencias dependiendo del tipo de metodología y diseño utilizados: una gran diversidad
metodológica podría dificultar la comparabilidad de los resultados.

5.3. ESTUDIOS DE AUTOINFORME


Estudios de autoinforme:
• Se pregunta a un grupo de delincuentes o a una muestra de individuos por los delitos que ellos mismos han
cometido, junto a otras posibles cuestiones.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
• Presentan una gran ventaja que es su flexibilidad.
• Desempeñan un papel fundamental en la CRI contemporánea para el test de teorías y para estimar los correlatos
del delito, no así para la medición de las tasas delictivas ya que para ello se necesitarían muestras de gran tamaño
que incluyeran delincuentes serios.
• Problemas:
a) Puesto que una muestra de individuos en general no incluirá delincuentes serios, la mayor parte de los delitos
que se detectan en los estudios de autoinforme son muy leves (suelen ser muestras de estudiantes).
b) Es posible que existan diferencias entre distintos grupos a la hora de reconocer los delitos que han cometido.
c) Como consecuencia de la flexibilidad que ofrecen, la existencia de diseños distintos hace difícil la comparación
entre estudios.

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d) También existen problemas metodológicos más o menos específicos.

5.4. CONCLUSIÓN
La medición del delito es muy difícil y toda cautela es las interpretaciones es poca. Sin embargo, ello no quiere decir
que en la actualidad no existan ciertos métodos que ofrecen importantes frutos y que resultan muy prometedores
para el futuro. Además, estos métodos son mejorado constantemente. La CRI debe recurrir a tantas fuentes de
información y enfoques metodológicos como sea posible. Por este motivo, estadísticas oficiales (de distintos tipos),
encuestas de victimación, estudios de autoinforme y otros métodos se han revelado en buena medida compatibles y
complementarios y deben compaginarse entre sí para la medición del delito y otros fines. Las supuestas discrepancias
suelen deberse más a problemas concretos que a dificultades epistemológicas. La regla es el recurso a tantas fuentes
y metodologías como sea posible, entendiendo que todas tienen sus ventajas e inconvenientes.

6. ASPECTOS METODOLÓGICOS: ESTUDIOS INDIVIDUALES Y REDUCCIÓN DE LA INFORMACIÓN


6.1. ESTUDIOS INDIVIDUALES
Los estudios individuales pueden ser:
1) De nivel individual o agregado.
2) Resúmenes o estudios de reducción:
a. Narrativos.
b. Meta-analíticos.

Existen distintos tipos o diseños de estudios individuales que se han utilizado para el estudio de los patrones y procesos
delictivos. Los experimentos verdaderos o con asignación aleatoria a grupo de control y experimental son el patrón
oro para el establecimiento de relaciones causales, pero casi nunca se pueden hacer en nuestra disciplina para los
fines recién señalados. De todos los estudios individuales, los más importantes probablemente son los que siguen un
diseño longitudinal, aunque la mayoría de los estudios existentes en CRI son individuales y de carácter transversal.

Los estudios con diseño transversal no permiten establecer el orden temporal de las variables. Tienen una limitación
adicional que comparten con los longitudinales y es que proceden de contextos no sólo bastante homogéneos entre
sí, sino en los que el delito es en ellos un evento poco frecuente. Es conveniente completar la literatura existente con
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datos de contextos distintos de los habituales occidentales y con una mayor presencia del delito. Estudio de
delincuencia juvenil de Cali (2010): la ciudad de Cali (Colombia) tiene una tasa de criminalidad alta, en particular
delitos graves como el homicidio. Muestra compuesta por casi 1000 chicos/as que fueron contactados en sus colegios,

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aunque se incluyó a algunos desescolarizados. Las edades objetivo fueron 14 y 16 años, pero al entrevistar a todos los
miembros este rango se vio ampliado. La muestra no es representativa, pero trató de maximizar la variabilidad.

Los estudios con diseño longitudinal cuentan con una muestra de individuos (panel) que es seguida a lo largo de cierto
tiempo y de la que se toma información sobre variables relevantes a intervalos determinados. Se consideran de
máxima calidad cuando:
o Tienen una naturaleza prospectiva.
o Se contacta con los participantes muy pronto en sus vidas (niños).
o Se toman frecuentes mediciones (anuales o bianuales).
o La muestra es representativa o al menos heterogénea.
o Cuentan con una muestra relativamente amplia.
o Se obtienen mediciones de un nº elevado de variables a través de varios modos de recogida de información.
o Están basados en teoría criminológica y existe una estrategia de control del error de medición.

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o Tienen una duración de al menos 5 años o llegan hasta el inicio de la edad adulta.
o Se minimiza la pérdida de sujetos.

Algunos estos estudios longitudinales siguen a cohortes de individuos (estudios de cohorte). Una cohorte está
compuesta por sujetos que comparten una misma característica (año de nacimiento). Estudios de Cohorte de
Filadelfia de WOLFGANG et al.:
1º. Muestra de 9945 niños nacidos en 1945 y que residían en esta ciudad a la edad de 10-17 años.
2º. Muestra de 27160 niños nacidos en 1958 y que residían en esta ciudad a la edad de 10-17 años.
Ambos grupos fueron seguidos por sus registros policiales hasta la edad de 30 y 26 años respectivamente.

GLUECK, años 40 del siglo pasado, reanalizado y continuado parcialmente por SAMPSON y LAUB; McCORD: Estudio
Juvenil de Cambridge-Somerville en Massachusetts con datos de 650 niños que asistían a escuelas públicas en 1937-
1939.

La principal ventaja de los diseños longitudinales es que hipotéticamente permiten establecer el orden temporal de
las variables. Por ejemplo, permiten estudiar qué aparece antes en la vida de las personas, la comisión de delitos o
ciertas particularidades sociales e individuales. Esto es decisivo para establecer las causas del delito, organizar una
política criminal eficaz o testar teorías criminológicas. JOLLIFFE et al.: estudiaron la relación entre estados depresivos
y de ansiedad y criminalidad y en particular se preguntaron por el orden temporal de estas variables. A tal fin
recurrieron al Estudio Juvenil de Pittsburgh en su muestra más joven de 503 chicos que habían comenzado a seguirse
a la edad de 7 años. Se obtuvieron estimaciones para cada individuo de ansiedad y depresión por un lado y hurto y
violencia por otro a las edades de 11 y 16. Encontraron que típicamente la comisión de delitos antecede a los estados
negativos recién mencionados. Aunque el establecimiento del orden temporal no equivale a causación, al menos sí
excluye que los estados de ansiedad y depresión puedan ser una causa de la criminalidad.

Estudios longitudinales (prospectivos, de panel) relevantes


1) Estudio Longitudinal de Cambridge o Estudio de Cambridge de Desarrollo Delictivo (CSDD): WEST y
FARRINGTON: pionero e importante en CRI. Comenzó en 1961. Se contactó con 411 niños de 8-9 años que
vivían en un área muy específica de clase trabajadora de Londres. Algunos tenían necesidades especiales. La
información se ha ido recogiendo regularmente hasta que los sujetos tuvieron 48 años. Entre 2004-13 se trató
de entrevistar a todos los hijos biológicos de la muestra.
2) Encuesta Nacional Juvenil (EEUU): ELLIOT y HUIZINGA: muestra representativa a nivel nacional compuesta por
1725 adolescentes de entre 11-17 años en 1976. Fueron entrevistados regularmente hasta 1993 y luego en
2002-03.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 1: INTRODUCCIÓN ANDREA (CURSO 19/20)

3) Estudio de Desarrollo Juvenil de Rochester: THORNBERRY, LIZOTTE y KROHN: muestra de escuelas públicas
cuyos integrantes tenían entre 13-14 años y que residían mayoritariamente en barrios con altas tasas de
delincuencia. Fueron seguidos a intervalos regulares hasta que cumplieron 32 años. También ha seguido a los
hijos de los participantes.
4) Proyecto de Desarrollo Social de Seattle (1985): HAWKINS y CATALANO: muestra de 808 niños/as de 10 años.
Siguió regularmente a esta muestra hasta los 27 años o más. Incluye un elemento de intervención.
5) Encuesta Juvenil de Denver: HUIZINGA y ESBENSEN: 1527 niños/as de entre 7-15 años que vivían en barrios
con altas tasas de criminalidad en 1988. Se han recogido datos al menos hasta 2002.
6) Estudio Juvenil de Pittsburgh: LOEBER, STOUTHAMER-LOEBER y FARRINGTON: muestra de 1517 niños de entre
7-13 años que asistían a escuelas públicas en el curso 1987-88. Se ha obtenido información hasta los 43-45 años
de los participantes. Estudio de Chicas de Pittsburgh: este estudio cuenta con una versión compuesta por una

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muestra de 2450 chicas que comenzó en 1999-2000 cuando tenían 5 años.
7) Estudio Juvenil de Oregón: PATTERSON, DISHION y CAPALDI: ha seguido a 206 niños de 10 años hasta que
cumplieron 30.
8) Estudio Multidisciplinar sobre Salud y Desarrollo de Dunedin: MOFFIT y CASPI: muestra compuesta por 1037
niños y niñas nacidos entre 1972-73. Fueron contactados por primera vez con 3 años y seguidos regularmente
hasta los 32 años.
Estos estudios se encuentran entre los más importantes porque fueron puestos en marcha hace mucho tiempo y sus
datos han podido ser analizados con detalle. En la actualidad están en marcha muchos otros estudios de esta
naturaleza de los que se espera obtener conocimientos criminológicos en un futuro como el Estudio de Desarrollo
Juvenil y de Jóvenes Adultos de Peterborough (WIKSTRÖM).

Reservados todos los derechos.


Los criminólogos también han utilizado otros estudios longitudinales de naturaleza más general o del ámbito de la
salud o la PSI como:
1) Estudio Longitudinal de Cohorte Británico: muestra de 17.287 niños/as nacidos en una misma semana en 1970.
Cuenta con registros médicos y entrevistas con los padres desde el nacimiento y entrevistas con ellos/as desde
que cumplieron 5 años.
2) Estudio Nacional Longitudinal de Salud de los Adolescentes (Add Health): comenzó en 1994 con una muestra de
20000 niños/as en varias edades escolares y se repitieron las mediciones en 1996, 2001-02, 2008 y 2016.

6.2. METAANÁLISIS
Hasta hace poco, la forma más habitual de revisar las investigaciones existentes sobre una materia era narrativa: el
comentarista comenta cada artículo o libro científico de modo individualizado (y crítico) y extrayendo patrones
comunes. Esta herramienta no es incompatible con otras. Limitación: no ofrece un estadístico de resumen que
cuantifique la fuerza de una relación o la capacidad predictiva de un factor de riesgo.

Una alternativa cada vez más frecuente son los metaanálisis: la información de todos los estudios sobre una
determinada cuestión es reducida y estimada de modo cuantitativo. PRATT y CULLEN: ventajas de los metaanálisis:
1) La oferta de tamaños del efecto (estimación cuantitativa).
2) La toma en consideración de la heterogeneidad metodológica de las contribuciones individuales.
3) La codificación siguiendo criterios públicos.
4) La generación de una base de datos dinámica a la que pueden añadirse futuras investigaciones.
5) Al poder realizar estudios específicos para el caso de que se detecte alguna carencia importante en un
metaanálisis, esta herramienta de resumen permite igualmente orientar la investigación futura.

Tamaños del efecto utilizables en metaanálisis:


a) La d de Cohen: indica efectos altos cuando es superior a 0,5; medios cuando se ubica entre 0,5-0,25 y bajos cuando
se ubica entre 0,25-0,1.
b) El coeficiente de correlación (r): del que hay versiones ponderadas, tiene la ventaja de su estandarización y la
sencillez de su interpretación. Toma valores entre 0 (ausencia total de relación) y 1 (relación absoluta).

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 1: INTRODUCCIÓN ANDREA (CURSO 19/20)
c) La razón de las ventajas (RV): razones de 2 o 2,5 o superiores indican un efecto fuerte, es decir, que indican el
aumento del riesgo de un fenómeno dada la presencia del factor de interés.
d) Tamaños de efecto relativos: se toman todos los efectos estimados y se clasifican en bajos, medios y altos o en
otras categorías y de este modo se les asignan valores numéricos.

Consideraciones a tener en cuenta sobre los metaanálisis:


1º. Problema de las naranjas y limones: el metaanálisis tiene que integrar investigaciones muy heterogéneas entre
sí. Esto plantea cómo es posible obtener una estimación de conjunto de cosas tan dispares (como calcular el peso
de cítricos distintos). Para contrarrestar, en esta herramienta es posible codificar las particularidades de las
investigaciones empleadas y controlarlas estadísticamente.
2º. Problema del archivador: los investigadores revisan estudios previamente realizados aunque cabe la posibilidad

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de que algunos no hayan sido publicados por inconcluyentes y hayan terminado en un “armario archivador”. A tal
fin, los investigadores deben realizar una búsqueda de todos los estudios que potencialmente hayan terminado
en esta situación. Para afrontar este problema, los investigadores suelen recurrir a la llamada red de seguridad
que estima cuantas investigaciones tendrían que existir con hallazgos nulos o contrarios como para anular lo
reportado por el análisis.
3º. Problema de la basura dentro, basura fuera: la calidad de un metaanálisis no puede ser mejor que el de las
investigaciones particulares utilizadas. A fin de minimizar esta complicación, el resumen puede ponderar el peso
de cada investigación según su calidad o incluso eliminar las de baja calidad.
4º. El metaanálisis no es un procedimiento inferencial: la inferencia no está justificada ni al nivel de los individuos ni
al de los estudios.

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Metaanálisis relevantes
1) Metaanálisis de la Oficina de Justicia Juvenil y Prevención de la Delincuencia Juvenil (OJJDP): 22 investigadores
revisaron durante 2 años hasta 66 estudios longitudinales (prospectivos/retrospectivos) con muestras de
jóvenes (unidad de análisis) relativamente heterogéneas (que no hubieran sido seleccionados por haber
cometido actos criminales o desviados) y se centró en la comisión de actos violentos como lesiones o amenaza
de lesiones a otros. Ventaja: revisión de un nº muy amplio de factores de riesgo.
2) Metaanálisis de Lipsey y Derzon, 1998: organiza los factores de riesgo en 5 grupos jerárquicos según su
capacidad predictora de la violencia o delincuencia seria a la edad de 15-25 años, a partir de estimaciones
tomadas a los 8-11 o a los 12-14 años.

7. CONCLUSIONES
1º. La investigación sobre patrones y procesos delictivos tiene en gran medida un carácter descriptivo. Más en general,
una orientación inductiva parece dominar el estudio de los patrones y procesos delictivos.
2º. El delito es un fenómeno tan heterogéneo que no sería plausible construir explicaciones generales a nivel
individual ni proponer patrones y procesos generales. Aunque los enfoques generales son preferibles en igualdad
de condiciones a los tipológicos.
3º. La asociación o correlación no equivalen a causalidad: los llamados factores de riesgo o concurrentes permiten
predecir el delito y la criminalidad y algunos pueden ser causas del delito, pero establecer una correlación o un
factor predictivo no implica causalidad. Esta importante advertencia es ignorada casi sistemáticamente.
4º. Algunos autores consideran que la replicación es esencial en ciencias humanas y sociales: consiste en repetir un
estudio para comprobar si los resultados que se obtienen son coincidentes. Existen pruebas de que más de la
mitad de los estudios de PSI no son confirmados cuando se repiten.
5º. Muchos estudios se limitan a reportar efectos bivariados, de modo que puede esperarse que desaparezcan cuando
se controlen otras variables.
6º. Un problema muy serio que afrontan las hipótesis sobre efectos macro-a-micro en el marco de modelos
estructurales es el de la selección. Aunque se han empleado diversos enfoques metodológicos para tratar esta
cuestión, nunca es posible eliminar completamente un sesgo de selección.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 1: INTRODUCCIÓN ANDREA (CURSO 19/20)
Por lo tanto, ¿qué es más importante la causación social o la selección causal?:
• Causación social: ve en la conducta individual un resultado de influencias agregadas (mecanismos macro-a-
micro). Por ejemplo, determinadas características de los barrios ejercen una influencia sobre el
comportamiento de sus habitantes.
• Selección causal: ve en los elementos agregados de una comunidad un resultado de las conductas individuales
(mecanismos micro-a-macro). Por ejemplo, podrían ser las particularidades y conductas de los individuos que
habitan un barrio las que, agregadas, arrojarían determinadas características de dichos barrios.

El problema es si es posible ofrecer una teoría unificadora de variables y explicaciones macro y micro a la vez y
que ambos niveles gocen del mismo peso, o que sean insesgados o iguales. En el estricto terreno empírico se
mantienen las dificultades para establecer efectos contextuales.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 2: PATRONES ESTRUCTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
1. PATRONES INTERNACIONALES DE CRIMINALIDAD
1.1. Las tasas de homicidios y su evolución
1.2. ¿Un descenso global en las tasas de criminalidad?

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
2. URBANIZACIÓN
3. DESIGUALDAD
4. ECONOMÍA Y DELINCUENCIA
4.1. Tasas de desempleo y tasas de criminalidad
4.2. Ciclos económicos y tasas de criminalidad
4.3. Privación relativa
5. VALORACIÓN

**Resumen del libro PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS: la naturaleza y características del delito en la sociedad
contemporánea de Alfonso Serrano Maíllo (Ed. Dykinson, 2019). Págs.57-89

1. PATRONES INTERNACIONALES DE CRIMINALIDAD


1.1. LAS TASAS DE HOMICIDIO Y SU EVOLUCIÓN

Reservados todos los derechos.


Existen grandes diferencias en las tasas de criminalidad que experimentan los distintos países. Esta distribución forma
un patrón estructural que suele relacionarse con otros elementos estructurales.

Dificultades en la medición del delito a nivel internacional:


• Distintas formas de medir el delito.
• Distintas definiciones legales.
• Tendencias diferenciales a denunciar y a registrar las denuncias.
• Confianza/desconfianza en la policía.
• Encuestas de victimización: (des)confianza en los entrevistadores, deseabilidad social, factores técnicos.

Algunos autores apuntan a fuentes de datos alternativas (ajenas a los Estados) como una forma válida de medir el
delito:
• OMS: facilitan estimaciones de homicidios a lo largo del mundo.
• Banco Mundial: ofrece información relativa sobre homicidios a partir de datos de la OMS y agrupados en regiones:
o América Latina y Caribe: mayor tasa de homicidios (22,3/100000 habitantes en 2015; 22,5 en 2014).
o Unión Europea: cifra muy inferior (1 para 2014 y 2015).
o Asia del Sur (3,6 en 2015/3,7 en 2014); América del Norte (4,6 en 2015/3,6 en 2014); Oriente Medio y
África del Norte (3,4 en 2015/3,9 en 2014). Puntuaciones intermedias.
o África subsahariana: 9,4 en 2015 y 9,5 en 2014.

LAPPI-SEPPÄLÄ y LEHTI: combinan datos de salud y del Sistema de Administración de Justicia para calcular las medias
ponderadas por 100000 habitantes para los homicidios ocurridos entre 2008 y 2012 por continentes: América (17,3);
África (13,6); Oceanía (6,6); Europa (4,1); Asia (2,9).

BAUMER y WOLFF: utilizan 11 regiones mundiales y muestran un escenario más heterogéneo con datos combinados.

Datos de la OMS por países


2016 • Cuartil superior: 9,9/100000 habitantes. Hay 46 países (23 del continente americano y 19 al africano).
• Percentil superior: 16,86/100000 habitantes. Hay 18 países (14 del continente americano y 4 al africano).
• Los 10 países con mayores tasas de homicidios (rango 29,70/55,5): Honduras, Venezuela, El Salvador,
Colombia, Trinidad y Tobago, Jamaica, Lesoto, Sudáfrica, Brasil y Bahamas.
2000 • Cuartil superior: 12,4/100000 habitantes. Hay 46 países (16 del continente americano y 20 al africano).
• Percentil superior: 19,66/100000 habitantes. Hay 18 países (10 del continente americano y 4 al africano).
• Los 10 países con mayores tasas de homicidios (rango 26,8/90,6): Colombia, Sudáfrica, Honduras, El Salvador,
Lesoto, Venezuela, Jamaica, Brasil, Federación Rusa y Guatemala.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 2: PATRONES ESTRUCTURALES ANDREA (CURSO 19/20)

Tanto en 2000 como en 2016 los 15 países con menos homicidios pertenecen a la Europa occidental, Japón, Baréin y
Singapur (éste sólo en 2016).
Observaciones:
• Existen grandes diferencias entre países, así como una continuidad entre los que más homicidios sufren a nivel
mundial.
• América y en particular América Latina sufre las más altas tasas de homicidios, que como mínimo se ha mantenido
cuando no se ha incrementado entre 2000 y 2016.
• Europa occidental se ubica en el otro extremo del continuo.
• Las tasas de homicidios a nivel mundial se han visto reducidas en los últimos años.

SERRANO MAÍLLO: realiza cálculos utilizando los datos desagregados de la OMS y una estimación alternativa para 183

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
países (ver Tabla 2.1 y Gráfico 2.1, pág.61). Estos datos sugieren una ligera reducción general en las tasas de homicidios
entre 2000 y 2015 en las seis regiones, con la excepción del continente americano, también a nivel de los países
individuales se observa un descenso entre ambas fechas en 146 de ellos (79,78%) y un aumento en 36 de ellos
(19,67%).

Estas diferencias entre países se han descrito como diferencias internas a los mismos. PARKER: descenso desigual del
delito. En EEUU no es posible comparar las tasas de homicidios de personas blancas y de color. Cuando desagrega las
tasas de homicidios por raza y sexo encuentra que, aunque la tasa total ha descendido de modo notable, la de hombres
blancos ha descendido lentamente desde 1980 y la de mujeres blancas se ha mantenido estable desde entonces.
Aunque la tendencia general es clara, también resaltan desigualdades llamativas que ponen en duda un efecto causal
de políticas generales.

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1.2. ¿UN DESCENSO GLOBAL EN LAS TASAS DE CRIMINALIDAD?
Esta idea de un descenso global en las tasas de criminalidad (crime drop) ha sido defendida por algunos autores,
aunque habitualmente centrándose más en delitos contra el patrimonio que contra las personas y homicidios en
particular.

La idea del descenso de la criminalidad se aplicó originariamente a EEUU. Es un país con tasas de criminalidad
especialmente elevadas. A partir de mediados de los 90 comenzó un descenso en las tasas de criminalidad (en
particular de la violenta). BLUMSTEIN y WALLMAN: este descenso estadounidense no responde a una única causa,
sino a varias que se refuerzan mutuamente e interaccionan entre sí como el control de armas, la actividad del Sistema
de Administración de Justicia, el declive de los mercados del crack, el aumento de oportunidades y cambios
demográficos.

Algunos autores han sugerido que este descenso no se habría limitado a EEUU sino que sería prácticamente global.
EISNER: describe 2 fases recientes en la evolución de la violencia grave:
1) Una ascendente entre la década de los 50 y la de los 90.
2) Una descendente desde entonces.

FARREL y cols. también defienden un descenso global de la criminalidad. VAN DIJK y TSELONI: corroboran esta idea
para los países occidentales con datos de encuestas y oficiales. FRATE y MUGELLINI: estudio que sostiene un descenso
global en los homicidios utilizando datos de NU de 100 países. Sostienen que la mayoría de los países en los cuartiles
2º, 3º y 4º han experimentado un descenso en las tasas de homicidios y que lo mismo ha ocurrido en el primer cuartil
pero sólo para el período 2009-2010 (América).

Los datos mostrados señalan un descenso amplio de las tasas de homicidios a lo largo del mundo, pero con notables
excepciones:
a) Un 20% de países han sufrido un aumento de las tasas entre 2000 y 2016.
b) América muestra una tendencia ascendente.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 2: PATRONES ESTRUCTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
LAPPI-SEPPÄLÄ y LETTI: el cambio en los períodos 1990-92 y 2008-11 ha sido a mejor en Europa, Asia y Oceanía
(descenso entre el 26% y 37%), pero a peor en América (incremento del 79%). Ofrecen también una revisión más
detallada agrupando países que comparten elementos culturales y que arrojan un elevado grado de heterogeneidad
con los resultados anteriores.

BAUMER y WOLFF: llegan a la misma conclusión negativa sobre una rebaja global del delito tras analizar las tendencias
del homicidio en diversas naciones con datos combinados:
1) Existen excepciones al patrón descendente en América.
2) En Europa las tasas llevan descendiendo muchos años.
3) Existe una gran heterogeneidad dentro de cada región.

En los delitos contra el patrimonio tampoco existe acuerdo. AEBI y LINDE: utilizando datos oficiales rechazan que

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exista una línea general en Europa de descenso de criminalidad en todas sus formas.

Aunque hemos visto que es dudoso que pueda hablarse de un descenso global en la criminalidad, el mismo está bien
documentado para un cierto nº de regiones y países. Muchos autores han apuntado como potencial explicación las
teorías de la oportunidad (aumento de los guardianes capaces de impedir un delito). Estas teorías ofrecen más una
explicación de la victimización que de la delincuencia y han sido criticadas por irrefutables. Ofrecen 2 mecanismos
contradictorios:
1) Un aumento de los objetos susceptibles de ser victimizados hipotetiza aumentos en las tasas de delitos.
2) Un aumento de los guardianes en forma de cámaras y elementos de seguridad hipotetiza lo contrario.

Por ejemplo, en América Latina parece difícil que esta hipótesis de la seguridad pueda explicar que existan tanto

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aumentos notables como descensos sobresalientes en las tasas de homicidios entre 2000 y 2016. Muchos de los países
de América Latina comparten muchos elementos estructurales y culturales como para que la situación de la seguridad
haya sido tan diferente en unos lugares y en otros. Colombia: ha reducido su tasa de homicidios en un 52,43% entre
2000 y 2016 según datos de la OMS. Al mismo tiempo, ha experimentado procesos que en el caso típico implicarían
un aumento de la criminalidad y de los homicidios en particular. Hay que tener en cuenta que Colombia tiene una
larga y trágica tradición de violencia desde los años 50 con un fuerte aumento de los homicidios en los años 80 y 90 y
un fuerte descenso desde hace 2 décadas, coincidiendo en buena medida con el auge y declive de los grandes cárteles
de la droga.

2. URBANIZACIÓN
El delito es un fenómeno fundamentalmente urbano. BAUMER y WOLFF: el porcentaje de urbanización de un país
predice en sentido positivo los homicidios (a más urbanización, más muertes violentas). ENTORF y SPENGLER:
revisaron potenciales causas económicas y sociales de distintos tipos delictivos en países europeos entre 1990 y 1996
y señalan que el nivel de urbanización (medido según el trabajo urbano o rural) es un predictor de la agresión y el
hurto agravado. PRATT y CULLEN: en su metaanálisis encontraron que el nivel de urbanización predecía las tasas de
criminalidad. McCALL: la estructura poblacional (compuesta por el tamaño y la densidad poblacional) pronosticaba de
modo positivo las tasas de homicidios.

Sin embargo, LAPPI-SEPÄLÄ y LETHI muestran en sus datos sobre homicidios a nivel mundial entre 2004 y 2012 un
efecto predictor del grado de urbanización en el sentido contrario: a más urbanización, menos criminalidad
(únicamente a nivel bivariado y para la muestra total).

DURKHEIM: la concentración de personas es un elemento importante para la estructura social. Sobre la urbanización
escribe que “las causas sociales de que depende el suicidio están estrechamente ligadas a la civilización urbana”; “el
suicidio, como la locura, está más extendido en las ciudades que en los campos”. Fuerzas macro son responsables de
esas diferencias. La mayoría de estudios explicativos y descriptivos en CRI se han centrado en el ámbito urbano y han
excluido pueblos y ciudades pequeñas de las encuestas de victimación.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 2: PATRONES ESTRUCTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
FERNÁNDEZ VILLAZALA y SERRANO MAÍLLO: estudiaron en España la evolución de la criminalidad en el medio rural y
urbano (límite de 30000 habitantes) a partir de estadísticas policiales. El estudio reveló:
• Un aumento constante de la criminalidad en el medio rural hasta 2009 y una disminución a partir del 2012.
• En el ámbito urbano se observó un ligero aumento constante hasta 2008 en el que la tendencia se invirtió al menos
hasta 2016.
• La tasa de criminalidad era mucho más elevada en el ámbito urbano que en el rural, con diferencias robustas a lo
largo de los años.
• En el medio urbano se ha producido una disminución más marcada de la delincuencia que en el medio rural,
principalmente en los últimos años.

La investigación también se preguntó por diferencias según el tamaño de las poblaciones de las provincias. Se crearon

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3 zonas:
1) Zona A: provincias con poblaciones iguales o superiores a 1.000.000 de habitantes. Es la zona con menos tasas
delictivas.
2) Zona B: entre 500.000 y 1.000.000. Presentaba las tasas de infracciones penales más elevadas.
3) Zona C: inferiores a 500.000. Superaba a la A desde 2008.

Esto sugiere que el tamaño de la población puede correlacionar positivamente con el delito a nivel provincial, pero
que las diferencias entre el medio rural y urbano son reales y no se explican por diferencias a nivel de la división
administrativa territorial. El delito se concentra básicamente en ciudades pobladas, no tanto en otras áreas pobladas
(como las provincias).

La relación entre el delito y la población es más compleja. Por un lado, dentro de las ciudades existen grandes

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diferencias y también dentro de cada rango existe una enorme heterogeneidad. GOTTFREDSON: encontró escasas
diferencias en las criminalidad de los jóvenes en el ámbito urbano y rural. Por otro lado, la relación entre tamaño de
población y tasa de criminalidad puede no ser lineal.

3. DESIGUALDAD
✓ La desigualdad tiene muchas dimensiones relacionadas con el delito.

BAUMER: encontró una relación negativa entre ingresos mínimos y homicidio, no para delitos contra la propiedad.
HSIESH y PUGH: metaanálisis en el que identifican 76 conexiones entre condiciones económicas como pobreza y
desigualdad y delitos violentos pudiendo establecer que todas menos 2 eran positivas y significativas estadísticamente.
Las asociaciones se encontraron a lo largo de varias unidades de análisis (naciones, regiones, barrios, etc.). añaden
diferencias según tipos delictivos, con asociaciones más fuertes entre pobreza y desigualdad y homicidio y agresión
por un lado y con violación y robo con violencia o intimidación por otro.

PRATT y CULLEN: metaanálisis en el que los factores macro relacionados con la desigualdad y las dificultades
económicas eran los de más peso de todo su estudio. Encontraron:
• Que las fuerzas de las instituciones no económicas era el predictor más fuerte de las tasas de criminalidad.
• Que el desempleo teniendo en cuenta su duración era el segundo efecto más poderoso.
• Que la pobreza, la desigualdad y el estatus socioeconómico también predecían la delincuencia a nivel macro.
• Que la mayor parte de estos factores tiene una baja estabilidad. Fuerza de las instituciones no económicas,
desempleo y estatus socioeconómico (baja estabilidad); pobreza (alta estabilidad).

BAUMER: encontró una relación negativa entre el PIB del condado y tasas de homicidio, también para delitos contra
la propiedad. ENTORF y SPENGLER: encuentran pruebas mixtas de la influencia del PIB a nivel nacional ya que observan
una relación en modelos sencillos para muchos delitos, pero que en modelos multivariantes, o bien desaparece (hurto,
hurto de vehículos, robo con violencia o tráfico de drogas) o bien muestra signos contrarios (positivo en agresión y
negativo en homicidio).

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 2: PATRONES ESTRUCTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
✓ La desigualdad no afecta a todo el mundo por igual, sino que se ceba en los más desaventajados.

CURTIS: en su contexto de desigualdad, los jóvenes de color ven limitadas o anuladas sus posibilidades de expresar su
masculinidad (masculinidad culturalmente normativizada por la cultura dominante). La violencia es una forma de

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expresar subculturalmente dicha masculinidad cuando otras opciones lícitas no son posibles. Estos comportamientos
violentos son normales desde el punto de vista de la subcultura y, al mismo tiempo, no son contraculturales a una
cultura dominante, ya que expresan elementos culturales mayoritarios.

SAVELSBERG: revisa los cambios que se produjeron en los países del Este de Europa tras la caída del muro de Berlín,
en los que las tasas de criminalidad aumentaron de modo rápido. Sostiene que fue debido en parte a un aumento de
las desigualdades. Estos cambios se explican mejor a través de la teoría durkheimiana de la anomia.

✓ Otra forma de desventaja se produce a nivel comunitario o de barrio. El delito se concentra en determinados
barrios e incluso en espacios y lugares más concretos. Se trata de barrios desaventajados desde un punto de vista
social y económico.

FAGAN: su problema es que entran en una especie de círculo vicioso en el que las dificultades estructurales generan
criminalidad al menos de modo indirecto y ésta a su vez retroalimenta los problemas macro y mediadores.

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FANG: la relación entre desventaja comunitaria y tasa de criminalidad no es lineal. El nivel de desventaja debe alcanzar
un cierto mínimo para que tenga una influencia sobre el delito a nivel agregado. Utilizaron datos del estudio
longitudinal Add Health para testar esta hipótesis mediante varias herramientas estadísticas. No sólo encontraron
evidencia favorable a esta conjetura, sino que señalan igualmente un efecto techo: a partir de un determinado nivel
de desigualdad, ésta deja de tener efectos criminógenos. La relación entre desventaja y delito a nivel agregado
aparecería en una gráfica como una z invertida.

✓ Otra fuente más de desigualdad procede de la inmigración.

BAUMER y WOLFF: no encontraron en su análisis explicativo sobre las tendencias globales del homicidio que el nivel
de inmigración desplegara ningún rol causal sobre esta forma de criminalidad.

ENTORF y SPENGLER: sí encuentran una conexión, pero limitada al hurto de vehículos de motor, robo en vivienda y
homicidio; no así para hurto, robo con violencia o intimidación, agresión o tráfico de drogas.

MARTINEZ y NIELSEN: estudiaron la violencia entre los inmigrantes de color haitiano (latinos) en la ciudad de Miami y
la compararon con la de otros grupos. Distinguieron 6 comunidades locales con poblaciones de distinta conformación,
en particular, la población predominante en una de ellas (Little Haití) era la de inmigrantes haitianos mencionados.
Los autores encontraron que los haitianos eran (frente a los afroamericanos, latinos y personas de raza blanca) los que
tenían menores tasas de victimación en los delitos de referencia (asalto agravado y robo a mano armada), y que esto
era cierto sobre todo para sus propias comunidades, ya que ellos mismos tenían tasas de victimación más elevadas en
áreas predominantemente afroamericanas y muy desventajadas que en Little Haití.

MARTINEZ: estudio sobre homicidios latinos. El autor fue capaz de ubicar geográficamente los hechos en los barrios y
comunidades en que habían tenido lugar, cada uno de ellos con características y una población específicas. Tras
numerosas comparaciones y exploraciones, concluye que “el supuesto vínculo inmigración/delito ha tenido una
influencia relativamente pequeña en los latinos”, y que los delitos de los que son responsables son menos de los que
cabría esperar atendiendo a sus condiciones de vida.

SAMPSON: trabajo “Puertas abierta no invitan criminales”. Señala que la inmigración que han venido experimentando
los EEUU desde los años 90 ha sido una causa del descenso en las tasas de delincuencia de dicho país desde entonces.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 2: PATRONES ESTRUCTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
4. ECONOMÍA Y DELINCUENCIA
4.1. TASAS DE DESEMPLEO Y TASAS DE CRIMINALIDAD
Existen pruebas de una correlación positiva entre las tasas de desempleo y tasas de criminalidad, aunque con algunos
hallazgos mixtos. La conexión es esperada por teorías como las de la frustración, el conflicto y la elección racional. Los
resultados se complican ya que puede haber diferencias dependiendo de los datos empleados, del tipo de delito y del
grupo de edad.

BOX: advierte de las serias limitaciones de los datos oficiales y de que datos de victimación pueden arrojar resultados
distintos. EHRLICH: encontró que la asociación positiva entre desempleo y delito era más elevada para el robo con
violencia e intimidación y el robo en vivienda que para el asesinato. GLASER y RICE: la correlación positiva era

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particularmente alta para tasas de delitos contra el patrimonio cometidos por individuos de entre 20 y 45 años de
edad. A pesar de éstas y otras dificultades es posible extraer algunas conclusiones como veremos a continuación.

BOX: en su revisión de la literatura hasta los años 90 identifica 3 grandes estrategias para establecer la relación entre
tasas de criminalidad convencionales y desempleo:
a) Series temporales: consisten en datos sobre un objeto que una naturaleza cíclica (diferencia con los estudios
longitudinales) recogidos en distintos momentos temporales y ordenados cronológicamente (tasa de desempleo
o PIB). Identifica 18 estudios de series temporales (13 favorecían la hipótesis de la relación positiva).
b) Diseños transversales: identificó 32 investigaciones transversales, de las que 19 encontraron relación positiva.
c) Estudios longitudinales: identificó 1 investigación longitudinal que también favorece la hipótesis de la conexión
positiva.

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El autor critica el uso de datos sobre arrestos como medida agregada de criminalidad que emplean muchos estudios
ya que es una fuente de información muy alejada de la infracción. Esto quiere decir que existen muchas contingencias
de las que depende que llegue a producirse un arresto o no, como la hipótesis de la contaminación ecológica (la policía
tiende a ser más punitiva en unos barrios que en otros) o bien cambios en las tendencias a denunciar un hecho
delictivo. Este argumento puede extenderse a datos oficiales semejantes como las condenas, siendo preferibles los
procedentes de encuestas de victimación y autoinformes. De este modo, reduce los estudios que encuentra al remover
los que utilizan datos oficiales.

Como conclusión escribe que “los estudios de series temporales existentes ofrecen un cierto apoyo a la idea de que el
desempleo y el delito se encuentran conectados causalmente, en particular para hombres jóvenes”; “la evidencia
derivada de estudios transversales favorece la hipótesis de que desempleo y delito están relacionados” (la relación
sería más fuerte si se limitara a hombres jóvenes); “en el único estudio longitudinal el desempleo se relaciona de modo
inmediato con los arrestos subsiguientes”.

El estudio longitudinal (de panel) del que habla BOX es de THORNBERRY y CHRISTENSON (basado en uno de
WOLFGANG con una cohorte de Filadelfia de los niños nacidos en 1945). Para su estudio seleccionaron una submuestra
del 10% de la muestra original de Filadelfia y obtuvieron información sobre la historia laboral y los arrestos que habían
experimentado a cada edad. Este estudio se ubica en un nivel de análisis individual y encontraron:
• Que el desempleo se relacionaba de modo instantáneo y causal con el crimen.
• Que la relación era más fuerte para grupos de edad más elevada.
• Que el modelo se ajustaba mejor para los conjuntos más desaventajados: individuos con antecedentes, de color y
de clase trabajadora.
• Observaron también efectos recíprocos tanto del desempleo sobre el delito como del delito sobre el desempleo.

BOX: realiza un estudio transversal con datos sobre arrestos y tasas de desempleo de las 43 áreas policiales en las que
se dividen Inglaterra y Gales. Encuentra una relación muy elevada entre robo en vivienda, violencia contra las
personas, vandalismo y hurto y tráfico de material hurtado y tasas de desempleo; y algo menor entre robo con
violencia o intimidación y estafa y las tasas de desempleo. La única excepción fue la de los delitos sexuales, cuya

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 2: PATRONES ESTRUCTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
correlación no era significativa. Considera que ha podido establecer el orden temporal confirmando que el desempleo
está conectado causalmente a los niveles de criminalidad.

RAPHAEL y WINTER-EBMER: estudiaron la relación entre datos estatales anuales de desempleo y 7 delitos federales
encontrando el mismo patrón de asociación positiva. Informan de que un descenso del 1% en la tasa de desempleo se
traduce en un descenso de entre el 1 y el 2% en la de robos de vivienda, hurtos y robo de vehículos de motor, si bien
los delitos violentos no permitían extraer conclusiones fiables.

LAND: advierten en un estudio con 11 variables estructurales y a lo largo de varios años y unidades espaciales que la
tasa de desempleo se relaciona con la de homicidios, solo que de modo negativo (más paro, menos muertes violentas).
La explicación residiría en las tesis de la oportunidad: los ciudadanos tenderán a pasar menos tiempo en la calle y más
en sus casas, protegidos. En una replicación posterior con datos hasta 2000, estos autores señalan que la relación es

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baja, inconsistente y positiva.

DE FRONZO: utiliza datos de unidades administrativas pequeñas observando que “las tasas de desempleo tenían
efectos estadísticamente significativos y positivos sobre la violación, el robo en viviendas y el hurto”. Encuentra que
reducir las ayudas sociales tendría un efecto agravante en la criminalidad.

ELLIOT y ELLINGWORTH: utilizaron datos sobre criminalidad en regiones y áreas procedentes de la encuesta de
victimación de Reino Unido de 1992 y datos sociodemográficos del censo de 1991 para contrastar la hipótesis de que
existe una relación entre desempleo masculino y delitos contra la propiedad y contra las personas. Concluyen su
análisis transversal encontrando una asociación positiva, al menos en los delitos contra la propiedad.

JANKO y POPLI: información empírica canadiense analizada mediante series temporales para varios tipos delictivos

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que apuntan a una conexión positiva entre tasas de desempleo y delincuencia contra el patrimonio, aunque no de tipo
violento:
a) A nivel nacional: un aumento en el desempleo predice subidas de robo en viviendas y robo con violencia o
intimidación.
b) A nivel regional: lo mismo ocurre para el robo en vivienda y la estafa.
c) Sin embargo, cuando se tienen en cuenta ciertos controles, al tiempo que se reduce el rango de años utilizados,
se vuelve al patrón de la relación con los delitos contra el patrimonio.

PAPPS y WINKELMANN: datos de Nueva Zelanda de 1984 a 1996 para 16 regiones. Muestran que la tasa de desempleo
y la de delitos por 1000 habitantes se mueven de modo muy semejante. En un análisis de regresión descubren que un
aumento del 10% en la tasa del desempleo se relaciona con un ascenso en la de criminalidad de un 1,4%. Cuando
desagregan el total de delitos por categorías confirman que para la mayoría de ellos la relación es respaldada por los
datos.

ENTORF y SPENGLER: pruebas favorables a la relación entre desempleo y criminalidad tanto adulto como juvenil. En
modelos multivariantes:
1) El desempleo adulto es un predictor del hurto, hurto de vehículos de motor, robo en viviendas, homicidio y tráfico
de drogas, aunque no del robo con violencia o intimidación.
2) La tasa de desempleo juvenil predice el hurto de vehículos de motor y el robo con violencia o intimidación, pero
no el hurto o el tráfico de drogas.

DEVINE: efecto positivo de las tasas de desempleo y las de homicidio, robo en vivienda y robo con violencia o
intimidación.

CARMICHAEL y WARD: datos regionales de Reino Unido en los que encontraron una asociación sistemática positiva
entre tasas de robo en viviendas y desempleo masculino, relación que se mantenía independiente del rango de edad
y tras controlar el riesgo de detección y castigo y la etnia. Las tasas de daños y robo con violencia o intimidación
únicamente se relacionaban con el desempleo juvenil, sin embargo, el hurto se limitaba al desempleo adulto.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 2: PATRONES ESTRUCTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
CHIRICOS: revisión de 63 estudios (42 transversales y 21 con series temporales). Afirma que sí existe una relación
positiva y a menudo significativa estadísticamente entre las tasas de desempleo y las de criminalidad. Añade que esta
conexión se había hecho más evidente desde los años 70 para los delitos contra la propiedad y que era más fuerte
cuando se utilizaban unidades menos agregadas ya que ahí había menos sesgos. Escribe que “el alto desempleo puede
tener un impacto desmoralizador en un barrio particular o en una sección de una ciudad o condado que crea un clima
de desesperanza o anomia con consecuencias criminógenas incluso para aquellos que no están directamente
desempleados”.

CANTOR y LAND: estudio clásico con series temporales en el que encontraron ejemplos de lo contrario a una conexión
positiva y concluyeron que “la relación entre tasas de desempleo y tasas de delincuencia puede ser positiva, negativa
o inexistente dependiendo del tipo de delito y de si uno se centra en los efectos sobre la oportunidad criminal o sobre

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la motivación criminal”. Sostienen que es preciso explicar esta variabilidad. Existen en las sociedades 2 fuerzas
relacionadas con el desempleo que operan en sentido opuesto en lo que se refiere a su conexión con las tasas de
criminalidad:
1) En toda sociedad la población se distribuye de modo continuo respecto a su motivación para delinquir. Cuando se
eleva el desempleo, se produce al mismo tiempo un desplazamiento de dicha distribución hacia la derecha, es
decir, hacia una motivación más alta. En igualdad de condiciones, las tasas de criminalidad aumentarán.
2) Cuando sube el desempleo disminuyen al mismo tiempo las oportunidades para delinquir. Esto ocurre porque
cuando el desempleo aumenta se reduce la circulación de personas y mercancías, de esta manera la actividad del
sistema se reduce y las casas pasan a estar más tiempo ocupadas, por lo que aumentan los guardianes capaces de
evitar el delito.

Reservados todos los derechos.


Si motivación y oportunidad fueran contemporáneos, no se observaría ningún cambio porque ambos tenderían a
cancelarse recíprocamente. Sin embargo, a menudo será el elemento oportunidad el que con más celeridad seguirá al
aumento de la tasa de desempleo, que será automático. Por el contrario, el desplazamiento hacia una motivación más
alta tenderá a retrasarse hasta que los efectos del desempleo se agudicen y se terminen las ayudas sociales. El modelo
de estos autores pronostica un efecto indirecto del desempleo sobre la criminalidad mediado por la motivación y la
oportunidad.

En 1987, los mismos autores sostuvieron en un trabajo inédito que su hipótesis puede variar según el tipo de delito.
Para los delitos contra el patrimonio (hurto y robo en vivienda) debería haber una conexión más inmediata entre
aumento de la tasa de desempleo y de estos crímenes ya que se trata de responder más rápidamente a una situación
de precariedad sobrevenida. Informan de un efecto significativo positivo de la fluctuación del paro en un mes dado
sobre los delitos contra la propiedad del mes siguiente, que los investigadores atribuyen a un aumento de la
motivación para delinquir que es mucho más inmediato aquí que para otros delitos. Este aumento era seguido por un
efecto negativo de la fluctuación del paro en un mes dado sobre los delitos contra la propiedad al cabo de dos meses.
Cuando estos efectos positivos y negativos se estudiaban a lo largo de unidades anuales, no se observaba ningún
efecto por cancelación de los mismos.

Los mismos autores replicaron su estudio algunos años más tarde utilizando series temporales anuales de entre 1946
y 1990.La evidencia obtenida coincidía con la original y su modelo explicaba entre un 30 y un 45% de la varianza en las
tasas de criminalidad:
1) Informan de efectos negativos contemporáneos de la oportunidad criminal y positivos de la motivación criminal
para el robo con violencia o intimidación, robo en vivienda y hurto.
2) Informan de efectos negativos contemporáneos de la oportunidad para el homicidio y el hurto de vehículo de
motor, pero no positivos; y de efectos no significativos para la violación y la agresión.
3) No encontraron que los efectos variaran según la edad o la raza; ni que estuvieran mediados por procesos de
prevención o encarcelamiento; así como que sus hallazgos no diferían de los de estudios de nivel micro.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 2: PATRONES ESTRUCTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
LAND y COHEN: la estratificación social tiene un efecto indirecto sobre las tasas de criminalidad mediado por varias
dimensiones de la oportunidad (exposición, guardia capaz, proximidad de ofensores potenciales, atractivo y
propiedades de delitos particulares).

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BAUMER: hallazgo negativo de la conexión. Encontraron que el porcentaje de fuerza laboral desempleada no se
relacionaba más que con una de sus cinco variables dependientes (el homicidio perpetrado por jóvenes adultos).

CRUTCHFIELD y WADSWORTH: debe distinguirse el efecto del empleo sobre la criminalidad para el caso de los adultos
y para el de jóvenes y de niños, así como que la influencia sobre estos últimos es indirecta y contextual.

DANSER y LAUB: sostienen que existe un efecto de la edad: la relación entre tasas de desempleo y de robo con
violencia o intimidación eran significativas para hombres blancos de entre 12 y 17 y entre 21 o más años de edad, pero
no cuando se tomaban en consideración todas las edades y razas.

CHIRICOS: la relación puede cambiar a lo largo del tiempo, por ejemplo acentuarse en épocas de mayor precariedad.
Confirma la relación entre desempleo y criminalidad a nivel agregado y sostiene que la misma suele aparecer más
frecuentemente en estudios de los años 80 que de los años 70 ya que en el intervalo las tasas de paro habían
aumentado significativamente hasta convertirse en un problema prácticamente crónico.

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4.2. CICLOS ECONÓMICOS Y TASAS DE CRIMINALIDAD
Ciclos económicos: fenómeno bien establecido que consiste en fluctuaciones no aleatorias, irregulares, recurrentes y
de intensidad diferente en las que a una etapa de prosperidad, expansión o activación económica sigue otra de
contracción o recesión. Existen ciclos de duración diversa, pero en CRI han recibido especial atención los considerados
medianos (entre 7 y 10 años) aunque no son fácilmente predecibles. Algunas de las etapas pueden ser especialmente
intensas y derivar en crisis y depresiones.

Relación entre ciclos económicos y tasas de criminalidad:


• Modelo cíclico: en épocas de auge económico podría pasar que hubiera más delitos por la existencia de más
oportunidades para delinquir (casas vacías o viandantes con más dinero).
• Modelo contracíclico: también podría ser que hubiera menos delitos por la existencia de más oportunidades para
ganarse la vida de modo lícito y más inversión en prevención y control de delito.

Diversas formas de medir los ciclos económicos: PIB, actividad comercial, comportamiento de la bolsa, etc. Una de las
más habituales es la tasa de desempleo.

COOK y ZARKIN: estudio clásico sobre los 9 ciclos económicos ocurridos en EEU entre 1933 y 1981 y 4 tipos delictivos.
Encontraron un patrón mixto:
1) El robo en viviendas y el robo con violencia o intimidación eran contracíclicos (a más auge económico, menos
delitos). Durante las recesiones se producen aumentos sustanciales de estos delitos (un incremento en la tasa de
desempleo se traduce en un incremento en estos delitos).
2) El hurto de vehículos a motor era cíclico (a más auge económico, más delito).
3) El asesinato era acíclico (no se ajusta a los ciclos económicos).

BUSHWAY et al.: replicaron el estudio anterior mediante un enfoque analítico que empleaba varias herramientas
ampliando la serie de datos a 2008 (en total 13 ciclos económicos completos). Los hallazgos fueron casi idénticos:
1) El robo en viviendas y el robo con violencia e intimidación eran contracíclicos.
2) El hurto de vehículos a motor era acíclico o ligeramente cíclico.
3) El asesinato era acíclico.
4) Añaden que el homicidio y el suicidio eran ligeramente contracíclicos (pruebas poco firmes).

También estudiaron si estos patrones dependían de la edad afirmando que esto ocurría en el caso de los suicidios
(tendencia contracíclica para los mayores de 24 años y cíclica para los menores de 15) y del hurto de vehículos a motor
(carácter cíclico en menores de 18 años).

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 2: PATRONES ESTRUCTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
BAUMER et al.: centrándose en los períodos de recesión creen que puede existir un aumento de la criminalidad (teoría
de la elección racional), pero sólo cuando se dan a la vez otras condiciones. Contrastaron esta hipótesis de modo
inductivo y encontraron que variables que interaccionaban con la crisis económica influían en la relación:
a) La inflación en el caso de los delitos contra la propiedad.
b) Los ingresos medios para el homicidio.

Según eran más elevados los niveles de estas variables, más fuerte era también el efecto del desempleo.

c) Lo que no ocurre con las tasas de encarcelamiento y el tamaño de los cuerpos de policía, las prestaciones por
desempleo ni el tráfico de drogas.

LAURITSEN et al.: encontraron una asociación entre el pesimismo de los consumidores a nivel agregado con tasas de

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homicidios y actos violentos con armas de fuego juveniles (sobre todo en el caso de los hombres). Utilizaron datos de
victimación.

BOX: ofrece una revisión sobre delitos de empresas y de la policía (delitos de cuello blanco) concluyendo que tienden
a aumentar en momentos de recesión (cuando aumenta el desempleo y bajan los beneficios).

4.3. PRIVACIÓN RELATIVA


Privación relativa: componente de naturaleza económica que consiste en la escasez de cosas materiales o dinero en
sí mismo que sufren determinados sectores de la población en comparación con otros grupos o personas. Dimensión
subjetiva de la privación. Desempeña un rol en algunas aproximaciones teóricas como la CRI realista, la teoría general
de la frustración, la de la legitimidad de las instituciones o la de la anomia institucional.

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LAND y otros: no creen que la privación relativa y la pobreza absoluta puedan distinguirse respecto a sus efectos sobre
las tasas de criminalidad. Pueden ser distintas conceptual y operacionalmente, pero no empíricamente. Las ciudades
con altos (bajos) niveles de privación absoluta también tienden a tener altos (bajos) niveles de privación relativa.

YOUNG: no comparte esta idea sobre la falta de autonomía de la privación relativa. Explica que, en la tradición de la
frustración, la criminalidad es la respuesta a una comparación entre uno y la sociedad. En el caso de la privación
relativa, la comparación es entre grupos: tanto grupos que tienen más que el grupo propio y eso se percibe como
algo injusto; o, grupos que tienen lo mismo o incluso menos que el propio, pero también se percibe como injusto. Este
enfoque tiene conexiones con la idea de la sociedad bulímica que, por una parte “engulle” a un enorme nº de
individuos a través de la educación, pero a continuación los excluye y los “vomita” fuera del mercado laboral y de
consumo.

BOX: revisión hasta los años 90 sobre la conexión entre el índice Gini y la criminalidad agregada. Todas las
investigaciones encontradas favorecen la relación entre privación relativa a nivel agregado y delitos contra el
patrimonio y violentos no-fatales, pero no así con el homicidio (violencia fatal).

LAPPI-SEPÄLÄ y LETHI: utilizan datos sobre homicidios en todo el mundo para analizar una serie de predictores y
reportan que los más fuertes en modelos multivariantes son una medida de desarrollo nacional llamada Índice de
Desarrollo Humano (HDI) y de la que informa Naciones Unidas y el ya mencionado índice Gini (ambos de naturaleza
económica). BAUMER y WOLFF: no observaron ningún efecto del índice Gini en modelos multivariantes.

LAND et al.: con datos de ciudades, áreas metropolitanas y estados norteamericanos de 1960, 1970 y 1980, observaron
que el Índice Gini no se relacionaba con la tasa de homicidios. Sin embargo, estos autores sostienen que este índice
es más bien un indicador de otra variable de orden superior que denominan componente privación de
recursos/riqueza: este componente de 2º orden incluye como indicadores el porcentaje de familias bajo el umbral de
la pobreza y los ingresos familiares medios. En análisis subsiguientes, este componente (que combina privación
absoluta y relativa) predecía las tasas de homicidios en EEUU, siendo además el elemento más fuerte en análisis
multivariantes. El mismo hallazgo aparece en una replicación posterior con datos de hasta el año 2000.

10

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 2: PATRONES ESTRUCTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
BERNBURG et al.: encontraron apoyo para la teoría con datos de Islandia de escolares en 83 colegios:
a) A nivel individual: la privación económica predecía tanto la delincuencia como la violencia, pero
b) A nivel agregado: el efecto dependía del estándar de vida de los grupos de referencia. En comunidades escolares
en las que la privación económica era común, el efecto a nivel individual era débil; mientras que el efecto era
fuerte en comunidades en las que la privación era rara.

DRASS y LAFREE: proporcionan evidencia empírica en favor de esta hipótesis y argumentos teóricos que explican
potencialmente su papel. Se preguntan por la paradoja de que en EEUU las tasas de criminalidad aumentaron durante
las décadas de 1960 y 1970 pese a que la situación económica era de crecimiento y favorable y pese a que las
oportunidades educativas para los grupos más desaventajados se habían visto mejoradas. Mantienen que, al mismo
tiempo, aquella época de mejoras se vio acompañada por un aumento de la desigualdad en los ingresos entre personas

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de color y de raza blanca, en particular dentro de estos grupos, e hipotetizan que en esta desigualdad relativa
intrarracial se encuentra la explicación. Para contrastar esta hipótesis utilizan series temporales con datos sobre tasas
de arrestos de afroamericanos y blancos en robo con violencia o intimidación, robo en vivienda y homicidio:
1) La desigualdad intrarracial en los ingresos era un buen predictor de las tasas de arrestos.
2) Las tasas ascendentes en las tasas delictivas de EEUU se explicaban mejor por medidas de desigualdad en los
ingresos de naturaleza intrarracial que por medidas de bienestar económico de tipo absoluto.
3) Incrementos en la desigualdad en los ingresos iba acompañada de aumentos en las tasas de arrestos tanto para
blancos como para personas de color:
a. Arrestos blancos: tenían como predictores tanto las variables de desigualdad en los ingresos como de
bienestar económico.
b. Arrestos personas de color: sólo eran pronosticados por las medidas de desigualdad.

Reservados todos los derechos.


Concluyen que las medidas relevantes para explicar las tasas delictivas son las de percepción relativa de privación, no
las absolutas. Además, encontraron una interacción en el sentido de que la relación entre logros educativos y tasas de
arrestos dependía de la desigualdad en los ingresos por razas: más logros se traducían en más arrestos para las
personas de color cuando aumentaba la desigualdad; más logros se traducían en menos arrestos para los blancos
cuando se reducía la desigualdad.

GROVER: una forma que puede tomar la privación relativa es la desigualdad en los salarios. Informa de una conexión
entre tasas de criminalidad y desigualdad salarial: según es mayor la brecha en lo que ganan grupos distintos de
trabajadores, más aumenta la tasa de criminalidad.

5. VALORACIÓN
No resumido (págs.86-89)

11

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
1. CULTURA Y DELITO
1.1. La cultura entendida como valores y normas compartidos
1.2. Valores culturales y delito: la cultura de la pobreza

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1.3. Preocupaciones centrales y delincuencia juvenil
2. SUBCULTURAS
2.1. La subcultura de la violencia
2.2. La subcultura de la pobreza de personas de color
2.3. La subcultura de los skinheads neonazis norteamericanos (SNN)
2.4. Terrorismo yihadista interno y subcultura
2.5. “El código de la calle”
2.6. La subcultura de la violencia del Sur de Estados Unidos
3. CONFLICTOS NORMATIVOS
3.1. Conflictos normativos y su origen
3.2. Conflicto cultural y delincuencia
3.3. Sociedades pluralistas y conflicto normativo
3.4. Exposición parcial a una cultura

Reservados todos los derechos.


3.5. Conflicto normativo y creación de normas penales sesgadas
3.6. La tesis del conflicto entre el honor y el sueño americano
4. TEORÍA CULTURAL
4.1. Introducción
4.2. Tipos de grupos criminales según las dimensiones de cuadrícula y de grupo
5. VALORACIÓN
5.1. La crítica de Kornhauser a los modelos culturales
5.2. Otras consideraciones teóricas
5.3. Subculturas y delitos culturalmente motivados
5.4. Conclusión: un malentendido

**Resumen del libro PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS: la naturaleza y características del delito en la sociedad
contemporánea de Alfonso Serrano Maíllo (Ed. Dykinson, 2019). Págs.90-146

1. CULTURA Y DELITO
1.1. LA CULTURA ENTENDIDA COMO VALORES Y NORMAS COMPARTIDOS
Existen numerosas y heterogéneas definiciones de cultura:
• DURKHEIM: la cultura tiene un carácter social y es entendida como un sistema de símbolos y significados.
• GEERTZ: “patrón transmitido históricamente de significados encapsulados en símbolos”; “un sistema ordenado de
significado y símbolos”.
• En Criminología: conjunto de valores y normas compartidos, al ser compartidos son objetivos y reales. Durkheim
diría que son valores y normas propios de comunidades y que se imponen a los individuos por el hecho de formar
parte de las mismas.

Valores: se entienden como principios, valoraciones y orientaciones generales y abstractos que se manifiestan a través
de normas (que son más concretas). Normas: guían a los individuos en su comportamiento. Aunque no implica
necesariamente una conexión causal, el planteamiento es el siguiente:

Valores → Normas → Acción

Acción: ya sea lícita o criminal, está conectada con las normas y valores de los individuos.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
KLUCKHOHN: tradición parsoniana: Valores como “una concepción (explícita o implícita) distintiva de un individuo o
característica de un grupo de lo que es deseable y que influye en la selección de los modos, medios y fines de acción
disponibles”.
• Los valores fundamentales son compartidos y tienen una cierta vigencia temporal.
• Son generales y abstractos aunque tienen una orientación hacia la acción e incluyen límites para la misma.
• No son meras preferencias, sino que son opciones que se consideran justificadas y en este sentido son deseables.
• Se entiende que deben cristalizar en normas más concretas.
• CRI de orientación cultural: estudia estas conexiones al entender que la cultura es relevante para la explicación
del delito.
• Los valores no sólo se refieren a objetos particulares como la familia o la economía, sino que se encuentran

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jerarquizados (a unos se les concede más peso que a otros).

1.2. VALORES CULTURALES Y DELITO: LA CULTURA DE LA POBREZA


Han sido pocos los modelos en CRI que han propuesto la idea de que hay valores culturales en sentido estricto que
tienen un carácter criminógeno y explican la criminalidad. Entre estos modelos clásicos se encuentran los de LEWIS y
MILLER (teorías culturales).

LEWIS: “cultura de la pobreza”, la cual incluiría valores prodelictivos. Entiende la cultura como “un diseño para la vida
que se transmite de generación a generación”, su postura es consistente con la idea de que hay más de una cultura en
coexistencia dentro de una sociedad.

Afirma que la pobreza es habitualmente vista como algo puramente negativo (ausencia de algo), en particular como

Reservados todos los derechos.


privación económica. Sin embargo, también incluiría aspectos positivos: “tiene una estructura, una base lógica y
mecanismos de defensa sin los cuales los pobres difícilmente podrían seguir adelante”. Se trata de un estilo de vida
que se transmite de padres a hijos. Características universales de la cultura de la pobreza:
a) Baja esperanza de vida.
b) Alta proporción de jóvenes.
c) Orientación local.
d) Baja formación.
e) Desconexión de organizaciones como seguros médicos, sindicatos, partidos políticos, etc.
f) Lucha constante por salir adelante con alta tasa de desempleo, infraempleo, ingresos bajos, ausencia de ahorro y
liquidez, escasas reservas de comida en casa, viviendas sobreocupadas, falta de intimidad, altas tasas de
alcoholismo, etc.
g) Baja capacidad para demorar las gratificaciones y planear el futuro, unidas a cierto fatalismo (sus vidas están fuera
de su control).

En relación con los valores antisociales y prodelictivos, señala que la cultura de la pobreza incluye el machismo y “el
recurso frecuente a la violencia para resolver disputas y en la crianza de la prole, maltrato doméstico a la esposa,
iniciación temprana al sexo y una alta incidencia del abandono de madres e hijos”. El autor concluye que esta cultura
“puede verse como un intento de buscar soluciones locales a problemas de los que no se ocupan las instituciones y
agencias existentes debido a que las personas no son elegibles para ser atendidas, no se lo pueden permitir o desconfían
de ellas”.

Críticas a la hipótesis de la cultura de la pobreza:


1º. Parece ignorar elementos estructurales que constriñen a los individuos, de modo que su cultura es una
adaptación a dichas fuerzas que bloquean sus oportunidades. Si se removieran estas limitaciones, también los
valores cambiarían. La cultura es algo dinámico por lo que no es plausible, como dice Lewis, que pueda mantenerse
durante siglos.
2º. En este enfoque existe un exceso de determinismo que no deja lugar para la agencia individual: la mayoría de los
habitantes del interior de las ciudades tienen el deseo de ser “decentes”, pero sin un empleo es difícil serlo y
justamente el problema de esas zonas es la carencia de empleo y de oportunidades. WILSON: no ve aquí efectos
2

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
de unos valores particulares, sino de un aislamiento social ocasionado por una acumulación de desventajas
estructurales. La tesis de la cultura de la pobreza estaría confundiendo elementos estructurales y culturales.
3º. JONES y LUO: desde un punto de vista empírico estudiaron si existía una relación entre 3 dimensiones de actitudes
(ética del trabajo, valores familiares y ética de la dependencia) y la pobreza (variable independiente con 2
dimensiones: pobres o limítrofes con la pobreza y no pobres). Los hallazgos descartaron la relación y se observó
que la raza desempeñaba un rol interactivo significativo. Por lo tanto, los resultados fueron contrarios a la teoría
de la cultura de la pobreza (aunque el delito no era la variable dependiente).
4º. Con un tono más ideológico, se ha visto en el trabajo de Lewis un apoyo para PolPúb limitadoras de la movilidad
social de los pobres, en particular de los de color.

1.3. PREOCUPACIONES CENTRALES Y DELINCUENCIA JUVENIL

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
MILLER: ofreció una teoría cultural y criminológica. Habla de un “sistema cultural particular” y “de fuerzas culturales”.
Hipotetiza que la cultura de clase baja incluye elementos prodelictivos genuinos. Su teoría no es general, sino que se
limita a los delitos cometidos por ciertos miembros de grupos adolescentes de barrios de clase baja. No habla de
valores, sino de preocupaciones centrales (un conjunto de las cuales serían características de la clase social baja).

Preocupaciones centrales:
• Se refieren a las áreas o cuestiones que tienen en cuenta o despiertan emociones en los miembros de una clase
social.
• No son elementos unidimensionales que enfocan el comportamiento en una dirección concreta, sino que son
temas que figuran en las preocupaciones de los jóvenes.
• Están compuestas por alternativas. Por ejemplo, en el chico de clase media predomina la preocupación central del

Reservados todos los derechos.


éxito evaluado por sus símbolos externos, pero en la clase baja esta preocupación central cede a la de los
problemas. Una madre de clase social baja no evalúa (estatus) al novio de su hija en referencia a la dimensión
éxito, sino a la de los problemas (potencialidad de producir problemas o evitarlos). En las clases bajas las
dicotomías son respetuoso-infractor de las leyes, y no, tener o no tener como en las clases medias. Estas
dicotomías desempeñan un rol clasificador de naturaleza cultural fundamental.
• Se encuentran ordenadas de modo jerárquico y ponderadas (no existen únicamente en las clases bajas) y se
caracterizan más bien por el ranking que se les concede en comparación con otras clases sociales.
• Tienen un aspecto público y abierto y otro, privado y latente, así como una orientación que puede ser positiva
(conformarse) o negativa (rechazarlo o evitarlo).

Preocupaciones centrales en orden jerárquico de los jóvenes de clase baja:


1) Problemas: conformados por el área del comportamiento infractor-respetuoso de leyes. Meterse en problemas:
a) A veces, es un medio públicamente reconocido de obtener estatus (en una banda).
b) Otras veces, no es reconocido abiertamente así pero de modo latente puede servir a otras funciones.
c) En ocasiones, existe un compromiso público con el respeto de la ley, pero un compromiso latente o privado
de infringirla.
2) Dureza: incluye la dicotomía:
• La habilidad y fuerza física, la bravura, el atrevimiento, la masculinidad, etc.
• La debilidad, cobardía, etc.

El autor afirma que entre los hombres adolescentes de las clases bajas existe una obsesión por la masculinidad porque
muchos de ellos se han criado sin una figura paterna. Sin embargo, estos jóvenes pueden adoptar públicamente roles
femeninos que privadamente se interpretan como signos de dureza (cocinar ocasionalmente para su familia o grupo).

3) Astucia: formada por:


• Habilidad para ser más listo que otros, obtener dinero mediante el ingenio, dominar el engaño, etc.
• Candidez e ingenuidad.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
Ser astuto implica ser capaz de obtener cosas preciadas mediante la agilidad mental y sin esfuerzo físico. El autor
afirma que muchos de estos jóvenes ensayan constantemente entre ellos la astucia mediante juegos de cartas o de
destreza para ver quien demuestra más competencia. Describe una práctica llamada “de toma y daca” (doin’ the
dozens) en la que dos se meten el uno con el otro, hacen una gracia sobre el otro, le ponen un poco en ridículo, etc.,
una especie de juego en el que se premia la inventiva y el ingenio.

4) Excitación: oscila entre:


• La búsqueda de sensaciones, la atracción por el riesgo, el gusto por el cambio, etc. Representado por la “noche
de juerga” (night on the town) bebiendo, jugando, ligando, etc.
• El aburrimiento, la pasividad, la homogeneidad, etc. Representado por estar pasando el rato sin hacer nada
con los amigos (hanging out).

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
5) Destino: tener-no tener suerte. Muchos de estos jóvenes creen que sus vidas dependen de fuerzas extrañas a ellos
sobre las que poco pueden hacer, de modo que es inútil esforzarse por lograr meta alguna. Estas fuerzas están
relacionadas con el destino y con fuerzas mágicas, de modo que pueden llevar a cabo rituales para ver si cambia
su suerte. Piensan que una vez que se comienza a tener buena suerte, todo en adelante saldrá bien. Este elemento
se puede apreciar en el juego (también relacionado con la excitación) demostrando que las preocupaciones estan
conectadas entre sí.

6) Autonomía: estar libre-sometido a constreñimientos externos, autoridad, dependencia de alguien, etc. El autor
afirma que lo que se valora públicamente es la autonomía, pero que privadamente estos jóvenes buscan que
alguien cuide de ellos. En casos extremos, los adolescentes pueden realizar actos desviados para ingresar en alguna

Reservados todos los derechos.


institución que les controle, lo cual puede verse como una prueba de que alguien se ocupa de ellos, que alguien
“les salva de ellos mismos”.

Miller incluye 2 metapreocupaciones centrales que dependen de las preocupaciones centrales:


1) Pertenencia: se refiere a formar parte de un grupo. Esto se logra comportándose de acuerdo con el extremo de
problemas, dureza, astucia, etc. favorecido por el grupo e implica acatar las normas de un grupo y violar las de
otros.
2) Estatus: depende del grado en que se actúe de acuerdo con los extremos de problemas, dureza, astucia, etc.
favorecidos por el grupo. Los niveles de estatus se valoran de acuerdo con la adultez que demuestre un sujeto, es
decir, según su comportamiento se asemeje al de un adulto del barrio.

Hipotetiza que los jóvenes de clases bajas que se ven envueltos en delitos lo hacen porque es el medio más factible,
de entre los que su cultura considera viables, para obtener “fines, estados o condiciones que son valorados, y evitar
los que son desvalorados”. Esto lo hacen aunque conocen la naturaleza ilegal de los actos que realizan, si bien la
esperanza de potenciales beneficios les hacen inclinarse por el crimen. Al mismo tiempo, señala que, en general y a
pesar de todo, esos jóvenes prefieren no utilizar la violencia.

De todos modos, reconoce que no todos los jóvenes de clase baja son iguales y describe 3 patrones de adaptación a
su situación de desventaja:
a) Aquellos que permanecen estables debido a que carecen de aspiraciones de mejorar su condición o de
posibilidades para ello.
b) Aquellos que sí tienen aspiraciones de ascenso social y lo logran.
c) Aquellos que tienen aspiraciones pero no posibilidades y recurren al delito para aumentar su estatus (estos serían
los innovadores de MERTON).

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
2. SUBCULTURAS
2.1. LA SUBCULTURA DE LA VIOLENCIA
WOLFGANG y FERRACUTI: trabajo importante sobre la subcultura de la violencia porque:
• Analiza muchos de los fundamentos de la CRI (métodos inductivos y deductivos).

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
• Apuesta por la integración (línea metateórica).
• Ofrece un esfuerzo integrador entre disciplinas: entre sociología y psicología; entre CRI clínica y sociológica; entre
factores de riesgo y teorías generales.
• Preocupación constante por la medición de los constructos y variables que emplea en sus hipótesis. Reflexión
constante acerca de los retos y dificultades que afronta el modelo y cómo superarlos.

Objeto de estudio: es limitado y se centra en homicidios no premeditados. En su trabajo sobre Cerdeña concluyen que
la subcultura se limita a la violencia.

Subcultura: concepto reciente (1945) y ambiguo. Los autores parten de:


• La existencia de valores y normas culturales que evocan respuestas simbólicas.
• Que estos valores se encuentran jerarquizados.
• Que en cualquier sociedad hay valores que reciben una afirmación absoluta aunque existe una gran variabilidad,

Reservados todos los derechos.


pudiendo incluso algunos valores secundarios para la gran mayoría ser afirmados por algunos grupos.
• De esta variabilidad de valores pueden nacer las subculturas que pueden llegar a priorizar estos elementos
culturales sin llegar a salirse del sistema.

Por lo tanto, las subculturas se encuentran dentro de un sistema cultural superior, pero albergan ciertos juicios y
valores particulares que, en cantidad o calidad, pueden incluso entrar en conflicto con aquél y que tienden a provocar
un cierto aislamiento de la subcultura y sus miembros. Como consecuencia de esta variabilidad hay subculturas
toleradas que conviven con otras que son conflictivas y rechazadas por la cultura mayoritaria.

Los valores compartidos por los miembros de la subcultura se reflejan en una conducta esperada:
• Valores como “estándares normativos que son parte del repertorio de respuestas que un individuo puede utilizar
como alternativas de acción”.
• Las normas sobre el comportamiento nacen de un sistema de valores.
• Los valores median en la relación del individuo con las normas sociales y la acción.
• El comportamiento de ciertos grupos tiende a ser una manifestación de los valores compartidos por la subcultura.

Los autores añaden que:


• Puede haber subculturas compuestas por grupos independientes que nunca o casi nunca interaccionan entre sí.
• Existen diferencias individuales en el seno de los grupos.
• Las subculturas incluyen sanciones para quienes violen normas subculturales.
• Los valores se transmiten por un mecanismo de aprendizaje que puede llegar a incorporar la violencia a la
estructura de la personalidad de los individuos.

Teoría de la Subcultura de la violencia:


• El hecho de pertenecer a una subcultura que contempla la violencia como una opción posible afecta también a la
percepción de los contextos en que se mueven.
• Las “variaciones en el mundo circundante, los retos continuos y las frustraciones cotidianas” es más probable que
sean vistos por los miembros de esta subcultura como “estímulos agresivos que demandan una reacción inmediata
y una contra-agresión”.
• Para explicar esta forma de criminalidad, la teoría sostiene que el uso abierto de la violencia es consecuencia de
un núcleo de valores que se ha desgajado de la cultura general y que conforman un sistema normativo subcultural.
• Es un planteamiento agregado aunque se refleja en las tendencias individuales de los miembros de la subcultura
y puede testarse con datos individuales.
• Bajo ciertas circunstancias, la violencia es una reacción obligada y la inacción no sólo es castigada sino que puede
generar sentimientos de frustración y culpa en el sujeto.
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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
Proposiciones relacionadas con la teoría:
1) Una subcultura no diverge de modo absoluto de la cultura de la que se ha desgajado.
Las diferencias son relativas, siempre existen valores compartidos. La cultura de la violencia no está compuesta sólo
por valores pro-violentos, es más compleja.

2) La violencia no se ejerce de modo constante por los miembros de la subcultura de la violencia, sino únicamente
bajo circunstancias determinadas.
La mayor o menor frecuencia en el uso de la agresión depende del grado en que la subcultura ha penetrado en la
cultura nuclear de que se trate.

3) Las actitudes favorables a la violencia se instauran en los individuos mediante un proceso de aprendizaje.
Este proceso incluye una serie de refuerzos como el daño producido a la víctima y el beneficio del medio empleado

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que hacen que con el tiempo la violencia pueda convertirse en un hábito. Además, la subcultura contempla sanciones
(expulsión del grupo) para quien infringe una norma de comportamiento esperado. Los miembros de la subcultura no
entienden el uso de la violencia como algo ilícito y, por lo tanto, no experimentan sentimientos de culpabilidad.

Ejemplos de subculturas de la violencia:


• Sicilia: aunque reconocen que desde hace tiempo la violencia ha dejado de representar la 1ª opción de la mafia.
• Código “Barbaricino” de Córcega: exige vengar cualquier injuria y tilda de deshonorable a quien se abstiene de
ello. Se puede encontrar además en algunas partes del Sur de Italia.
• La “vendetta” de Albanova: comunidad relativamente aislada próxima a Nápoles en la que la violencia es
relativamente frecuente y la venganza un comportamiento socialmente esperado.

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ERLAGEN: trabajo de revisión que ofrece un análisis empírico propio. La evidencia encontrada no favorece a la teoría
de la subcultura de la violencia. Además observó en sus datos que era más probable que los pobres de raza blanca
utilizaran la violencia que los de color. Concluye que aunque la tesis en general es cuestionable, no puede decirse que
haya sido testada.

BALL-ROKEACH: contrastó si personas que varían en el recurso a la violencia se diferenciaban:


a) En sus actitudes hacia la violencia (H1).
b) En sus patrones valorativos subyacentes (H2). Son más generales que las actitudes.

Sus hallazgos no favorecen a la teoría de la subcultura de la violencia debido a que:


1) Las asociaciones en el caso del H1 son muy modestas.
2) Sólo existen diferencias en 6 de los 36 valores analizados para la H2.

No encontró una relación entre valores machistas y violencia; ni diferencias entre internos encarcelados por delitos
violentos y no violentos; ni apoyo para la teoría en el caso del homicidio. Sin embargo estos hallazgos son ambiguos:
aunque el efecto de la H1 sea moderado, existe una asociación estadísticamente significativa entre valores
proviolentos y comportamientos agresivos; el hallazgo de 6 asociaciones no puede desecharse sin más.

BARON et al.: encontraron pruebas a favor sobre la relación entre valores subculturales proviolentos y ejercicio
efectivo de la violencia en jóvenes sin hogar. Identificaron algunas variables relacionadas con la adquisición de valores
subculturales de este tipo en la familia (familias con orientación proagresiva) y en interacciones durante la vida en la
calle. Sus experiencias negativas llevan a estas personas a adoptar un estilo de vida desconfiado y defensivo y a recurrir
a la violencia en ocasiones.

BERNBURG y THORLINDSSON: estudio multinivel en Islandia. Encontraron que una serie de valores se relacionaban
con la agresión tanto en chicos como en chicas. Informan de la existencia de varios conjuntos homogéneos de valores,
entre los que están los denominados “valores de neutralización”: niveles altos en este factor se relacionan con una
mayor tendencia al comportamiento agresivo a nivel individual.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
CAO et al.: analizaron si el uso de la violencia era favorecido más por blancos o por personas de color:
1) Los blancos favorecían más que sus compañeros de color el recurso a la violencia en casos defensivos (golpear a
un extraño que entre en tu casa ilegalmente).
2) No había diferencias en casos ofensivos (golpear a un extraño que no cree lo mismo que tu).

No tienen en cuenta que la tesis de la subcultura de la violencia no se limita a distinguir según las razas.

CARAMAZZA y LEONE: aplicación de la teoría de la subcultura de la violencia a los secuestro en Cerdeña. A lo largo del
tiempo este fenómeno había ido adquiriendo un carácter organizado. Estos cambios tuvieron como consecuencia:
• Un aumento de la frecuencia de secuestros desde mediados de los años 60.
• Una ampliación de las zonas de riesgo.
• Una ampliación de las víctimas a extranjeros, sobre todo turistas.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Aunque la etiología y naturaleza de los secuestros no habían variado en lo esencial. Para estos autores la explicación
de la subcultura de la violencia era válida. Encuentran que el origen de los secuestradores y su modus operandi no
había cambiado, sino que había una continuación de una tradición ancestral. Explican esta tradición de secuestros por
un viejo sistema que es antagonista del sistema general y “se basa en la agresión, la violencia y la rebelión contra el
sistema legal”. Se trata, pues, de una serie de valores subculturales nacidos de una serie de condiciones históricas
adversas (opresión fiscal, malos gobiernos, etc.) y que se ha podido mantener por el aislamiento de la región. Este
valioso estudio es consistente con la tesis de la subcultura de la violencia pero, al carecer de una naturaleza
cuantitativa, no permite estimaciones precisas ni excluir otras potenciales explicaciones.

OUSEY y WILCOX: estudio multinivel sólido. Controlando variables agregadas e individuales importantes vieron que:

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1) Existía una relación entre valores violentos y violencia a nivel de los individuos.
2) A nivel agregado: el nivel de violencia de las escuelas se relacionaba positivamente con su nivel medio de valores
proviolentos.

SMITH: encontró pruebas de una subcultura de la violencia entre jugadores amateurs canadienses de hockey sobre
hielo, aunque sólo para violencia relacionada con la práctica del deporte. No encontró relaciones entre clase social y
violencia.

ERLAGEN: testó una de las hipótesis del modelo de la subcultura de la violencia, aunque sin apoyo empírico para la
misma. Esta hipótesis de los autores originarios es que la subcultura de la violencia puede operar de modo indirecto.
De este modo, al margen de los valores que uno albergue, puede verse compelido a la violencia por la presión del
grupo: “la contranorma es la no violencia. La violación de la violencia esperada y requerida probablemente terminará
con la expulsión del grupo”.

FELSON et al.: hablan de un proceso alternativo: control social. Su estudio (multinivel) está centrado en escuelas y
encontraron que:
1) En alguna escuelas es más probable que una respuesta agresiva a una provocación reciba el beneplácito de los
pares que en otras.
2) A nivel individual: la delincuencia es más un sometimiento a las demandas o al control del grupo que la aceptación
o internalización de una serie de valores.

Un problema metodológico de este estudio es la falta de control de variables fundamentales en CRI, en particular de
la tradición del control social. Hay evidencia tanto a favor como en contra de esta hipótesis del control social en otros
estudios. Cuando los análisis se refieren estrictamente a los valores individuales, la evidencia es favorable a la tesis de
la subcultura de la violencia.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
SURRATT et al.: la tesis de la subcultura de la violencia se puede emplear para explicar el estilo de vida de ciertos
grupos de personas. Este es el caso de las trabajadoras sexuales de Miami. En este estudio con metodología descriptiva
y cualitativa se encontró que:
a) Muchas de las mujeres de la muestra había sufrido abuso físico (45%) y/o sexual (50%) durante su infancia.
b) Muchas habían sido atacadas violentamente por sus clientes en el último año (40%), violaciones (12,9%).
c) Una mayoría de ellas consumía alcohol y drogas, y algo menos de la mitad no tenían hogar.

Es decir, “se veían expuestas a encuentros violentos en sus vidas cotidianas; el conflicto y la violencia interpersonal
habían permeado las vidas y la experiencia de estas mujeres desde una temprana edad”. Los autores sostienen que
estas trabajadoras han vivido y viven en una “subcultura de la violencia” e incluso abren las puertas a la presencia de
creencias subculturales cuando ellas mismas consideran “el abuso como esperable e inevitable”.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
2.2. LA SUBCULTURA DE LA POBREZA DE PERSONAS DE COLOR
CURTIS: subcultura de la pobreza de las personas de color: versión heterodoxa de las tesis de Lewis y de Wolfgang y
Ferracuti.

El autor, siguiendo una metodología comparada, revisó la distribución de delitos graves y encontró que uno de los
pocos patrones que trascendía fronteras era el carácter intragrupal del homicidio, es decir, los homicidios tienden a
tener lugar entre agresores y víctimas de la misma raza, etnia, casta, etc. Para 17 ciudades de EEUU en 1967:
• El 65,7% de homicidios, el 65,9% de los asaltos agravados y el 59,6% de las violaciones tuvieron como agresor y
víctima a 2 personas de color.
• El 24% de los homicidios, el 23,9% de los asaltos agravados y el 29,6% de las violaciones tuvieron como agresor y
víctima a 2 personas de raza blanca.

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• En menos del 11% de casos, agresor y víctima eran una de raza blanca y otra de raza negra.

Aunque el acceso a las armas de fuego desempeña un rol fundamental, existen determinantes más poderosos de las
tasas de homicidios de tipo cultural. Concluye a partir de estos datos que “el homicidio y la agresión están guiados por
profundas tendencias culturales”.

Homicidio precipitado por la víctima (idea original de Wolfgang): el autor observa que en algunos delitos violentos la
víctima ha atacado primero o simultáneamente al agresor, por lo que el resultado lesivo puede depender de la
causalidad (“quien tenga el arma de fuego”), lo cual puede sugerir que la agresión como valor puede estar presente
tanto en los agresores como en las víctimas, formando parte de una misma unidad social.

Frecuencia desproporcionada de los delitos cometidos por hombres de color de estatus socioeconómico bajo de
grandes ciudades: hecho especialmente destacable que el autor explica mediante el planteamiento de un modelo
cultural y rechaza que la gente de color norteamericana no tenga más cultura que la mayoritaria o que la que tengan
sea un batiburrillo de creencias inconexas. Al contrario, cree que existe tal cultura y en particular, algunos valores que
merece la pena conservar y defender.

Recurre a una modalidad amplia de cultura que incluye “valores, comportamientos, actitudes, metáforas,
expectativas, definiciones de la realidad y significados específicos de una comunidad que los comparte”. Reconoce
elementos estructurales detrás de dicha subcultura como el bloqueo de oportunidades económicas y el racismo
institucional; al mismo tiempo que pide concentrar las PolPúb en dichos elementos estructurales para variar, en
consecuencia, los elementos culturales.

La subcultura de la pobreza de personas de color se estructuraría en torno a una serie de dicotomías (parámetros
descriptivos medibles):
1) Creencia en el determinismo-Creencia en el libre albedrío.
2) Expresión demostrativa-Expresión mecánica en el discurso y la acción.
3) Identificación con la resignación y la tragedia-Ausencia de identificación.
4) Estilo de vida flexible-inflexible.
5) Cinismo-Fe en los motivos de las personas.
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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
Con este esquema, Curtis construye una subcultura en la que los elementos de la cultura dominante conservan su rol
y no es preciso recurrir a una inversión de las normas convencionales. Esta subcultura permite adaptarse a unas
condiciones estructurales que pueden ser muy adversas y pueden incluir el delito violento.

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2.3. LA SUBCULTURA DE LOS SKINHEADS NEONAZIS NORTEAMERICANOS (SNN)
HAMM: uno de los puntos de partida de su trabajo es que se trata de una realidad diferente a la de las bandas, ya que
las bandas a menudo son el resultado de jóvenes que se rebelan contra condiciones opresivas que pueden estar
ocasionadas por el racismo.

El autor afirma que:


• Se forma parte de un grupo de SNN como resultado del propio racismo individual.
• La violencia tiene como finalidad únicamente “promover un cambio político instalando el miedo en gente
inocente”.
• Sus miembros proceden de los sectores más marginales de entre los jóvenes norteamericanos.
• Todos comparten:
o Ideología: la neonazi.

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o Estilo de vestir: cabezas afeitadas y ciertas prendas de vestir, calzado y adornos.
o Estilo de música que incluye el llamado power-rock blanco (power-music blanca).
• Entre sus valores sólo hay sitio para una especie de dominio político absoluto y fantasioso.

A lo largo de su trabajo dedica mucha atención a un individuo particular que utilizaba medios de comunicación,
publicaciones, conciertos, etc. para hacer apología de este movimiento neonazi y racista, que era creador de ciertas
asociaciones supremacistas blancas, y al que concede un rol causal nuclear en la dispersión del movimiento. Evoca
aquí un trabajo de Yablonsky (bandas juveniles delincuentes lideradas por un psicópata) considerando relevante que
una Política Criminal eficaz exige estar atentos a estos sujetos particulares y, sobre todo, evitar que tengan acceso a
una financiación ilegal que puede proceder de delitos graves.

Los SNN utilizaban estrategias de reclutamiento como conciertos y fiestas, revistas para jóvenes, propaganda, internet
y empleos informales (guardias de seguridad) sin embargo, parece que la mayoría de los miembros buscaron ellos
mismos estas organizaciones (no reclutados). Esto concuerda con la etiología de estos grupos: un racismo y odio
graves.

Introduce una distinción entre los SNN: quienes han cometido actos terroristas y quienes no. En los primeros existe la
norma de la violencia: “la violencia es la norma entre los terroristas, es una parte fundamental de su estilo subcultural.
La no violencia es una forma de desviación en el seno de una subcultura terrorista juvenil”. Esta violencia se percibe
por los SNN como una vía necesaria para proteger los valores del grupo y siempre como respuesta a una agresión
previa (amparada por la legítima defensa e instrumental).

Los grupos SNN aparecen en contextos sociales determinados:


1) Entre las causas figuran la posesión de armas y la exposición a ciertos grupos de música y ciertos medios que
lanzan mensajes racistas (elementos protegidos constitucionalmente en EEUU).
2) Políticas conservadoras de EEUU y Reino Unido de los años 80.
3) Descarta variables como la influencia de los pares delincuentes, pero concede un rol importante al aprendizaje.
4) Factores desencadenantes de la violencia: las armas y la cerveza.
5) Una parte del proceso causal es una creación de los propios sujetos, los cuales buscan activamente su
transformación personal.

Los SNN conforman una subcultura y sus valores despliegan un rol causal decisivo en su uso de la violencia. Albergan
creencias morales contrarias a la moralidad mayoritaria, favorecen la venganza y admiran a los nazis y su ideología, a
la par que odian a ciertos grupos como los hombres de color, los homosexuales o los judíos.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
2.4. TERRORISMO YIHADISTA INTERNO Y SUBCULTURA
CAÑO PAÑOS: parte de 2 modelos teóricos: el conflicto cultural de SELLIN y la subcultura de la clase trabajadora de
COHEN.

El autor considera que la inmigración y la residencia en comunidades aisladas favorecen la coexistencia de “dos
culturas y sociedades: estos jóvenes forman parte de ambas, pero no pertenecen a ninguna de modo que necesitan
definir su identidad y encontrar su lugar en el mundo”. En estos casos puede darse una radicalización que es un proceso
por etapas en el que los individuos que se ven discriminados, están descontentos con su vida y no encuentran sentido
a su existencia pueden abrazar una subcultura terrorista. Identifica 5 procesos relacionados con la radicalización:
1) Ausencia de sentimiento de pertenencia a la sociedad de acogida.
2) Escasas perspectivas sociales y profesionales de éxito.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
3) Conflictos bélicos que se perciben como ataques al Islam.
4) Eventos sociales que igualmente se perciben como ataques al Islam.
5) Factores individuales.

Bajo estas circunstancias, estos jóvenes buscan una identidad y la encuentran en grupo subculturales juveniles
yihadistas: “el Islam da un sentido a sus vidas”. A nivel agregado, mantiene que en algunas ciudades europeas y
españolas en particular se estarían formando “sociedades paralelas” de grupos de individuos más o menos
homogéneos que elegirían aislarse de la sociedad mayoritaria, y que estas comunidades serían un lugar propicio para
el reclutamiento de terroristas yihadistas. Contempla la aparición de subculturas en el interior de un país o cultura, la
mayor parte de los autores sólo contempla esta posibilidad como resultado de la llegada de inmigrantes.

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2.5. “EL CÓDIGO DE LA CALLE”
ANDERSON: parte de un trabajo etnográfico. En ciertas áreas urbanas caracterizadas por la depresión económica y la
criminalidad (tráfico de drogas a pequeña escala), “las reglas de la ley civil se han visto seriamente debilitadas, y en su
lugar un código de la calle toma a menudo mucha fuerza”. En estas zonas, donde la policía tiene escasa influencia y un
interés mínimo y la propia seguridad depende de uno mismo, surge una especia de “Derecho de la gente” y de “justicia
callejera”. Para evitar la victimación resultan importantes el respeto y la capacidad de hacer creíble que uno se va a
vengar si es ofendido.

“Código de la calle”:
• Conjunto de reglas informales que gobiernan el comportamiento público informal, particularmente la violencia.
• Son normas de carácter cultural que a veces son opuestas a las mayoritarias, que se hacen cumplir aplicando
sanciones a los infractores y que pueden admitir la violencia como algo que se aprueba.
• Conocer el código se relaciona con una especie de “astucia callejera” que implica saber cómo comportarse en las
distintas situaciones que pueden darse en la vida cotidiana de los barrios interiores de las ciudades.
• Se aprende desde la infancia en un proceso similar al de la asociación diferencial y el reforzamiento.

Existen áreas en las que domina el crimen y el miedo al delito, sirven de escenario para que la gente ofrezca una
determinada imagen o presentación de sí misma. En estas zonas el rechazo a la ley es visible y, en su lugar, el código
de la calle determina la forma de comportarse. Predomina el miedo, lo que implica que las normas mayoritarias no se
apliquen. El código de la calle (que invita a evitar cualquier tipo de confrontación) “proporciona un elemento de
organización social y realmente reduce la probabilidad de violencia aleatoria”.

Los barrios interiores de la ciudad están compuestos por:


1) Familias decentes: se preocupan por sus hijos y tienen esperanzas en su futuro, tratan de educarles en los valores
mayoritarios, les sirven de modelos y se esfuerzan por mantenerlos alejados de las calles, incluso en familias
monoparentales. Sus hijos no lo tienen fácil en la escuela y cuando están fuera de casa sus valores tienen que
competir con los del código de la calle enfrentándose al dilema de perseverar en la decencia o sucumbir al código
de la calle. Estas familias ocasionalmente deben desplegar algún tipo de amenaza para evitar su victimación,
encuentran muchas dificultades en un espacio público sobre el que han perdido el control.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
2) Familias callejeras: tienden a tener vidas desorganizadas, a ser desconsiderados e irrespetuosos con los demás,
enseñan a sus hijos valores de dureza y mala educación y sus deberes como padres los cumplen de modo
esporádico. El delito suele ser una fuente de orgullo y de ingresos.

El respeto es un elemento esencial de la vida de los barrios interiores de la ciudad porque sirve de protección frente a
la victimación y permite una mínima autoestima que de otro modo podría desaparecer. Es algo difícil de conseguir y
fácil de perder, su conservación exige una lucha diaria. El código de la calle gira en torno a la adquisición y
mantenimiento del respeto, ya que este implica que sea creíble que el sujeto vengará cualquier afrenta, que no tiene
miedo y que está dispuesto a recurrir a la violencia. También existe aquí una valoración positiva de la masculinidad, es
decir, una exaltación del machismo.

El código permite el delito, en particular el menudeo de drogas y la violencia: “el código mantiene que la fuerza hace

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el derecho a que, si está cualificado, una persona que necesita algo puede sencillamente tomarlo por la fuerza o
mediante la astucia”. El delito, además de desempeñar un importante rol en la economía local, se legitima y se genera
una especia de “cultura fuera de la ley”.

El código de la calle responde a causas agregadas o macro como los cambios económicos, la pobreza, el racismo, etc.
El autor hipotetiza el siguiente curso causal:
1º. Existen fuerzas económicas que han impactado en amplios sectores de las ciudades reduciendo las oportunidades
de empleo y que vuelven muy difícil la vida de los habitantes de color de clase trabajadora. La negación de estas
dificultades por la sociedad mayoritaria y sus instituciones agravan esta situación. Se trata de elementos macro o
agregados que pronostican potenciales patrones culturales en las ciudades.
2º. Este estado de privación y desigualdad económica genera frustración y, como consecuencia, el delito y menudeo

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y consumo de drogas, embarazos juveniles no deseados, dependencia de los servicios públicos, marginalidad, etc.
dominan el escenario social de los barrios interiores de la ciudad. A su vez, estos fenómenos acentúan las
dificultades del barrio al aumentar su inseguridad, estigmatización, reforzar los prejuicios y el racismo contra sus
habitantes. Elementos micro contribuyen a robustecer las fuerzas macro.
3º. A continuación, la estructura social y familiar se ve resentida y se debilita, los niños dejan de socializarse en los
valores mayoritarios, mientras que los jóvenes y adultos se ven alienados no sabiendo qué hacer cuando se les
presenta una oportunidad para mejorar sus vidas. En este escenario es fácil para la sociedad mayoritaria y sus
instituciones culpar a estos individuos y, como consecuencia, el Estado se va retirando en vez de ayudarles por lo
que se cierra el “círculo vicioso” (difícil de romper).

El código de la calle parece tener una alta capacidad expansiva y de penetración en lo más íntimo de ciertos barrios.
Aunque el autor afirma que la mayoría de los habitantes de los barrios interiores no están completamente investidos
del código, pero sí “una minoría significativa de jóvenes callejeros del núcleo duro que mantienen el código para
establecer reputaciones que son integrales para el orden social existente”. Una contracultura o “cultura oposicional”
con valores propios y opuestos a los generales, que no corresponde a un grupo entero y compacto sino a una parte
del mismo.

STEWART y SIMON: contrastaron si la disposición a emplear la violencia bajo ciertas circunstancias se relaciona con la
delincuencia violenta (tal y como predice Anderson). Encontraron evidencia favorable en un modelo multinivel:
• Residir en un barrio en el que prevalece el código de la calle (“cultura callejera”) y adoptarlo implicaba a ambas
variables y de modo independiente una mayor tendencia a la violencia.
• Ambas variables interaccionaban entre sí en el sentido de que el efecto del código era más fuerte cuando se residía
en un barrio en el que imperaba esta subcultura.

Los mismos autores y con los mismos datos encuentran más pruebas favorables a la teoría del código de la calle:
1º. Vivir en un barrio desaventajado socioeconómicamente con niveles elevados de violencia, vivir en una familia con
orientación callejera, experimentar discriminación racial y sufrir niveles elevados de frustración hace más probable
que se adopte el código de la calle, al menos la disposición a reaccionar de modo violento cuando existe una
tentación (resultado favorable a la teoría).
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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
2º. La adopción del código de la calle media el efecto de las variables antes mencionadas sobre el delito, aunque sólo
en parte ya que el efecto de variables de control no desaparece completamente (resultado ambiguo con la teoría).

Otro estudio de los mismos autores que también apoya la teoría: verse sometido al estrés de los barrios
desaventajados del interior de las ciudades favorece la adopción del código y esto, a su vez, se relaciona con una mayor
tendencia a recurrir a la violencia. En esta investigación, sin embargo, no se encontró que pertenecer a una familia de
orientación callejera predijera una mayor criminalidad, lo cual no concuerda con la teoría.

BREZINA et al.: utilizaron modelos de ecuaciones estructurales para testar hipótesis derivadas de la tesis. Encontraron
que valores relacionados con el código de la calle (como la venganza), predecían las conductas violentas. BARR et al.:
mediante modelos de ecuaciones estructurales observaron que la adopción del código de la calle es perjudicial para
las relaciones de pareja ya que implica un aumento de la hostilidad y el conflicto (adopción de valores del código),

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aunque no se encontraron pruebas de que se acentúe más en los hombres que en las mujeres.

El uso de modelos de ecuaciones estructurales es debatible en este contexto:


1º. Estos autores testan modelos muy complejos que no es fácil que se ajusten de modo adecuado sin reajustes, sobre
todo cuando se cuenta con relativamente pocas observaciones; y para los que no es fácil contar con una potencia
estadística aceptable (en este caso, la hipótesis nula es el buen ajuste del modelo).
2º. Estos modelos exigen una teoría bien especificada, y Anderson escribe una etnografía de la que se pueden derivar
hipótesis concretas, pero difícilmente un modelo como los que proponen estos autores.

MATSUDA et al.: puesto que los barrios interiores de las grandes urbes norteamericanas a menudo son el caldo de
cultivo para bandas juveniles analizaron la conexión entre éstas y el código de la calle. Entrar en una banda eleva la

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presencia de valores del código en los individuos, y a la vez estos valores median la relación entre ser miembro de una
banda y cometer hechos delictivos. Otros autores han encontrado evidencias del código en comunidades distintas de
las personas de color como los asiáticos. Anderson no habla en su tesis de bandas por lo que es debatible que pueden
derivarse este tipo de hipótesis, a juicio de SERRANO MAÍLLO lo lógico es que la adopción del código y una orientación
callejera favorezcan la entrada a una banda como forma de adquirir respeto y protegerse de la victimación. MEARS y
otros encuentran un efecto directo.

Principal crítica empírica al modelo de Anderson: no parece que la adopción del código de la calle reduzca la
victimización, más bien aumenta su riesgo:
• MCNEELEY y WILCOX: encontraron en un modelo con unos controles pobres que la creencia en el código elevaba
la probabilidad de sufrir robo a mano armada, robo en vivienda y vandalismo, aunque no hurto.
• STEWART y otros: informan del mismo hallazgo con un diseño longitudinal y con unos controles más completos.
La adopción del código eleva el riesgo de victimación más allá de lo que se asocia a vivir en un barrio peligroso.
• BOURGOIS: culturas callejeras como las descritas por Anderson pueden tener un elemento autodestructivo tanto
para la comunidad como para sus miembros.
• HOROWITZ: lo que más se admiraba en una comunidad desaventajada no era el recurso fácil a la violencia, sino la
capacidad de resolver conflictos sin recurrir a ésta, lo cual se reservaría para casos extremos (“coolness”).

MEARS y cols.: estudiaron el efecto de la adherencia al código entre internos en prisiones y encontraron una relación
positiva entre esta variable y el comportamiento violento en la cárcel. Afirman que el código de la calle es un sistema
cultural importado a las prisiones.

BROOKMAN et al.: estudio cualitativo a partir de narrativas de 118 delincuentes encarcelados. Observan la presencia
de 4 elementos del código de la calle en los relatos de los criminales:
1) La exigencia de castigar las faltas de respeto.
2) La necesidad de evitar victimaciones futuras mediante actos de violencia que inspiren miedo.
3) La importancia de reforzar la autoconfianza mediante la agresión.
4) Conservar estatus y respeto en las calles manteniendo una reputación de individuo violento.

Estos relatos no constituyen una prueba formal a favor de la teoría.


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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
NATERER: investigación cualitativa en la que encontró que niños que vivían en la calle de una ciudad ucraniana y que
estaban expuestos a la violencia cotidiana, a la desatención y al abuso policial habían desarrollado un código que
favorecía la cooperación y la solidaridad. En este caso, la presión estructural daba lugar a una respuesta alternativa en

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la que, en vez de resaltar la búsqueda de estatus y la expresión de la masculinidad, se buscaba la seguridad. Vemos en
este estudio como la cultura debe desempeñar un rol protector que puede adoptar distintas formas, algunas de ellas
paradójicas.

RICHARDSON y ST.VIL: estudio cualitativo con una muestra de 15 jóvenes delincuentes. Estos chicos consideraban
que en las condiciones de desempleo del contexto en el que vivían y ante la convicción de que les sería imposible
conseguir un empleo remunerado, el delito es una forma de trabajo. Puesto que el trabajo es una forma de obtener
estatus y capital, el delito y la desviación pueden desempeñar este rol bajo ciertas condiciones. Estos autores ven el
delito como una forma de adquirir el respeto callejero del que habla Anderson y dan un paso más al hipotetizar la
existencia de una cultura: “la violencia estructural de la encarcelación masiva entre algunos hombres jóvenes de color
ha creado una cultura en la que la violencia directa es percibida como esperada. normativa, y con un valor añadido en
la campaña por el respeto”. A todo ello pueden añadirse la complicaciones a nivel individual, familiar y comunitario
del encarcelamiento masivo que sufren las personas de color en EEUU.

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SULLIVAN: trabajo etnográfico que describe la ambivalencia de los habitantes del interior de las ciudades
norteamericanas hacia el delito:
• Por un lado, no quieren llamar a la policía por los lazos que les unen a los delincuentes, porque éstos prefieren no
victimizara quienes conocen y porque habitualmente el delito les proporciona bienes baratos.
• Pero, al mismo tiempo, “muchos adultos locales desaprueban el delito tanto por un sentimiento general de
moralidad como por el temor a ser victimizados”.

Esta ambivalencia no implica una aprobación del delito para muchas familias callejeras como apunta Anderson. El
autor además ofrece un enfoque estructural en el que la cultura juega un rol secundario y subsidiario: la cultura entra
en juego una vez que se ha agotado la explicación estructural.

WACQUANT: análisis crítico con la tesis de Anderson:


1) Acusa a Anderson de maniqueísmo (bueno o malo, sin términos medios) al tomar partido por las familias decentes
dibujando unas familias callejeras en las que todo es negativo y deficiente y que son valoradas en comparación
con las primeras, lo que determinaría su análisis.
2) El código de la calle es impreciso: por un lado, incluye normas y comportamientos contradictorios; y, por otro, no
se sabe muy bien cuáles son sus orígenes dejando fuera elementos importantes como la posesión de armas, el
encarcelamiento masivo de jóvenes de color, etc.
3) El código reduciría a sus portadores a sujetos pasivos a merced de unos valores acerca de los cuales no pueden
hacer nada.
4) Culpabilización hacia las mujeres en su rol de abuelas: destaca su contribución a que las familias puedan salir
adelante, pero se ven en dicho rol porque paradójicamente han fracasado como madres.
5) La tesis de Anderson no sería generalizable.

La mayoría de estas críticas son ideológicas.

2.6. LA SUBCULTURA DE LA VIOLENCIA DEL SUR DE ESTADOS UNIDOS


Teoría subcultural para explicar la mayor tendencia a la violencia apreciada en el Sur de EEUU en comparación con el
Norte, al menos en épocas históricas. GASTIL: observa una tasa de homicidios desproporcionada en los estados del
Sur que “achaca a una cultura regional que se desarrolló en los siglos pasados”. HACKNEY: “la violencia sureña es un
patrón cultural”. REDD: “los registros históricos y las estadísticas reales sobre delitos sugieren que los sureños sí que
tienen una tendencia a apelar a la fuerza para zanjar sus diferencias”, así como que es más probable que tengan armas
de fuego.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
La tesis de la subcultura sureña destaca:
1) La presencia de valores favorables al perdón de la violencia bajo ciertas circunstancias.
2) Un exagerado sentimiento del honor y de la obligación de responder a las injurias.

NELSEN et al.: a nivel agregado informan de que las tasas de homicidios están influenciadas por la distribución de la
población más que por patrones regionales más amplios. Por otro lado, para las personas blancas los niveles de
homicidios tendían a converger entre el Sur y el Oeste, mientras que para las personas de color no había un patrón
claro.

MESSNER: encontró evidencia favorable a la teoría a nivel agregado. Observó una desproporción en las tasas de
homicidios de ciertas áreas metropolitanas (SMSAs=unidad espacial urbana) para el Sur de EEUU y para la composición
racial. PRATT y CULLEN: a nivel macro encontraron una conexión entre efecto sureño y tasas de criminalidad, aunque

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bajo o moderado. LAND y cols.: señalan una relación positiva entre subcultura sureña y tasas de homicidios a lo largo
de varias unidades temporales y espaciales estadounidenses.

DIXON y LIZOTTE: rechazan la tesis de la subcultura de la violencia sureña estudiando patrones de posesión de armas
de fuego. Informan de que la posesión no está ligada a la región una vez controlados los factores estructurales y de
que tampoco se relaciona con valores subculturales como los especificados por la teoría.

VANDAL: ofrece una aproximación histórica para explicar la violencia sureña. Concede gran importancia a la
postguerra norteamericana (1866-1884), en esta etapa sucede la llamada Reconstrucción (época considerada muy
perjudicial para las personas de color). El autor lleva a cabo una recolección de abusos contra las personas de color en
Luisiana mediante testimonios que incluyen:

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1) El fraude político y electoral que llevó a la exclusión de las votaciones a las personas de color.
2) La ausencia de legalidad y orden que existía en todo el Sur y que dio lugar a una devastadora e impune violencia
contra las personas de color, incluidos los linchamientos. Estos linchamientos tenían como fin controlar a la
población de color y contribuyeron a crear un “terror contra los negros” que se tradujeron en éxodos masivos de
éstos hacia el Norte.
3) La gran tolerancia que existía por parte de los blancos hacia los homicidios y delitos graves cometidos entre
personas de color. Esto se tradujo en la aparición del mito del “negro malvado” haciendo que incluso las personas
de color honestas tuvieran que recurrir ellas mismas a la violencia para resolver los conflictos que surgieran y para
defenderse.

El autor cree que estos procesos históricos son fundamentales para comprender el racismo y las condiciones de
opresión de los afroamericanos y sus tasas de violencia en las grandes ciudades actuales. También considera que la
brecha en las tasas de homicidios de blancos y personas de color había comenzado antes de que se formaran las urbes
contemporáneas, por lo que puede tener un componente cultural más que estructural.

3. CONFLICTOS NORMATIVOS
3.1. CONFLICTOS NORMATIVOS Y SU ORIGEN
SUTHERLAND: el delito puede ser consecuencia de un conflicto normativo interno de algunas sociedades en su
conjunto. Un conflicto normativo surge cuando en una sociedad:
• No existe consenso sobre las metas deseables o sobre los medios lícitos para conseguirlas.
• Coexisten grupos con normas que no son conocidas por otras comunidades.

Este tipo de sociedades se caracterizarían por favorecer y proscribir al mismo tiempo el delito. BAUMANN: es un caso
de ambivalencia característico de las sociedades contemporáneas. A su juicio, el proyecto de la modernidad era
precisamente eliminar cualquier forma de ambivalencia ya que pone en duda el orden establecido. Sostiene que en
muchas sociedades actuales se ha abandonado este proyecto limitador y ahora ya es posible en las mismas vivir con
ambivalencia, los individuos ya no experimentamos desasosiego cuando no somos plenamente coherentes con
nosotros mismos o cuando nos contradecimos, ya no tratamos de evitarlo.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
La CRI ha desempeñado tradicionalmente este rol de poner en duda un determinado estado de cosas abriendo la
puerta a planteamientos alternativos de estudio del delito y de formas de control y prevención del mismo que
precisamente estarían posibilitados por estos cambios sociales que nos permiten vivir con ambivalencia.

SUTHERLAND y cols.: hablan de 3 desarrollos criminológicos que favorecerían el conflicto normativo y la aparición de
subculturas:

A. LA COMPETICIÓN:
MERTON: en su teoría clásica entiende la desviación como una forma de respuesta o adaptación a una situación social
en la que la cultura favorece unas metas y unos medios lícitos para alcanzarlas, pero la estructura social impone
barreras a ciertos grupos desaventajados. Esta adaptación desviada es denominada “innovación”: ciertos individuos
buscan formas novedosas e innovadoras de alcanzar las metas deseadas, aunque sea mediante la infracción de normas

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legales. SUTHERLAND añade:
1º. Procesos contemporáneos como los de individualización tenderán a aumentar la competitividad y, en
consecuencia, la presión hacia la desviación para competir en un ámbito de desigualdad.
2º. La solución innovadora, cuando es adoptada por un nº suficiente de individuos, conllevará la invención de valores
que justifican las conductas desviadas (moralidad alternativa). Se puede generar un conflicto cultural entendido
como un conflicto de valores.

Las normas culturales empujan a los individuos hacia su fracaso, por lo que es comprensible que en sociedades
individualistas y diferenciadas como las nuestras puedan aparecer sistemas valorativos en conflicto con el mayoritario.

B. DESFASE CULTURAL:

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OGBURN: científico de la Escuela de Chicago que adopta esta idea. Sostiene que los dos problemas principales que
presenta la rapidez de los cambios en las sociedades actuales son:
1) El del ajuste del hombre a la cultura (o de ésta a aquél).
2) El del ajuste de diversas partes de la cultura entre sí. La cultura estaría compuesta por varios elementos que no
cambian a la misma velocidad, pero que sí se encuentran relacionados entre sí por lo que cambios en uno de ellos
exigen adaptaciones en los otros.

Cuando esta situación de equilibrio no se logra, se produce un desajuste o desfase cultural (ejemplo de la industria y
la educación, pág.128).

El autor señala que las condiciones materiales de la vida (casas, fábricas, productos) requieren para su empleo
condiciones no materiales (creencias, gobiernos, leyes), por lo que cambios en las primeras exigen cambios en los
elementos no materiales. “Cultura adaptativa”: parte de la cultura no material que se ajusta a las condiciones
materiales. Ejemplos:
• Paso de la explotación a la conservación en la deforestación de los bosques de EEUU: la política y las leyes
forestales son parte de la cultura adaptativa.
• La familia: habitualmente se adapta a cambios en las condiciones materiales mientras que al mismo tiempo
conserva otros, por lo que tiene un carácter parcialmente adaptativo.

En ambos casos, el reajuste puede llevar tiempo con la consecuencia de que se presenta un desfase entre condiciones
materiales y la cultura adaptativa no material. En supuestos de desfase cultural pueden aparecer desajustes entre
leyes penales, costumbres, creencias, etc. con la consiguiente posibilidad de que aparezcan conflictos normativos.

REINARMAN: un caso particular de desfase cultural se produce cuando las leyes penales existentes están desfasadas
y castigan comportamientos que la sociedad considera lícitos (castigo de la idolatría en el SXVII; prohibición de música
en locales abiertos en el SXX). Pone como ejemplo de la obsolescencia contemporánea de las leyes la prohibición del
consumo de drogas y señala como factores responsables del mantenimiento de estas normas punitivas los siguientes:
1º. Industria del control de las drogas que, en el fondo, tratan de conservar su poder.
2º. Justamente esas leyes punitivas etiqueten como delincuentes y aíslan a los consumidores, con el efecto de que el
consumo aparece relacionado con lo que la sociedad teme y trata de evitar con dichas leyes punitivas.
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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
Lo interesante de este trabajo es precisamente ver cómo el cambio social puede producir desajustes entre las leyes
criminales y las creencias y actitudes ciudadanas, es decir, los conflictos normativos entre partidarios y opositores a
determinados comportamientos.

C. INTERPENETRACIÓN CULTURAL:
Es el conflicto normativo que se produce cuando dos sistemas culturales distintos entran en contacto. Puede
producirse cuando códigos normativos diferentes rigen en áreas adyacentes; cuando un grupo cultural penetra y
coloniza el territorio de otro; o, cuando una comunidad emigra a otra área.

3.2. CONFLICTO CULTURAL Y DELINCUENCIA


SELLIN: ofrece un informe muy matizado sobre la relación entre conflicto cultural y delincuencia en el que expone su

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teoría. Parte de que en las sociedades contemporáneas existe una pluralidad cultural (conviven varios códigos
culturales) la cual puede ocurrir por la aparición de diferenciaciones sociales en una cultura preexistente, por la llegada
de inmigrantes o por la conquista de otros territorios. Además sostiene que la ley representa los valores de los
poderosos que imponen sus formas culturales.

Las normas de conducta son definidas por el autor como actitudes sociales de un grupo acerca de cómo se puede
actuar bajo determinadas circunstancias, actitudes que han cristalizado en una norma cuya infracción lleva aparejada
una sanción. Existen, por tanto, diversos grupos que responden a normas de conducta diferentes. Los individuos
interiorizan estas normas que pasan a formar parte de su personalidad (argumento parsoniano). Puede darse el caso
de un conflicto de normas cuando en una situación se pueden aplicar más de una norma de conducta. Estas normas
de conducta tienen a su vez resistencias potenciales diferentes que normalmente dependen de la fuerza de las

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sanciones aparejadas a su infracción.

La infracción de una norma de conducta depende de la resistencia grupal y describe las situaciones en las que puede
infringirse una norma:
a) Cuando no hay resistencia del grupo: un sujeto no experimentará ningún tipo de resistencia grupal cuando no
haya sido capaz de recibir la norma (enfermedad mental); cuando su grupo cultural no posea esa norma; cuando
la situación en que se encuentra es definida por su grupo de modo distinto a otro; o, casos en los que se infringe
una norma de modo accidental.
b) Cuando la resistencia está disminuida: un sujeto experimentará una resistencia grupal disminuida cuando haya
interiorizado normas que están en conflicto y que proceden de grupos distintos, caso en el que la conducta
dependerá de cuál sea la influencia dominante.
c) Cuando la resistencia del grupo es completa, no cabría infracción alguna.

La clave para el autor es que uno en realidad nunca infringe una norma propia (que forma parte de su personalidad),
aunque sí puede infringir normas de otros grupos socio-culturales.

3.3. SOCIEDADES PLURALISTAS Y CONFLICTO NORMATIVO


SUTHERLAND: su teoría de la asociación diferencial concede una gran importancia a la homogeneidad cultural de una
sociedad:
• Cuando predomina un único código moral, los individuos se verán expuestos a un exceso de definiciones
favorables al respeto de dicho código y, por lo tanto, a no delinquir en igualdad de condiciones.
• Cuando existe pluralidad normativa, los individuos se verán expuestos a definiciones favorables y desfavorables
sobre dicho código normativo. Bajo estas condiciones, variables que normalmente carecerían de peso criminógeno
pueden pasar a tenerlo ya que, aunque el conflicto no determina la criminalidad, si reduce la protección frente a
la desviación. Esto es consistente con el principio de que el efecto del conflicto normativo está mediado por el
proceso de asociación diferencial.

El autor trata la cuestión del conflicto normativo sobre el delito en relación a la 2ª generación de inmigrantes: jóvenes
que han nacido en los países de acogida a los que cuyos padres emigraron. Se trata de un grupo heterogéneo, aunque
algunos parecen delinquir sistemáticamente y de modo desproporcionado.
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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
Estos jóvenes pueden vivir en un conflicto normativo entre los códigos de sus padres y el del país donde residen.
Conflicto que puede aumentar el riesgo de criminalidad, aunque sea un efecto indirecto. No se trata de que los jóvenes
hayan interiorizado un código normativo opuesto al mayoritario, sino de que viven en un contexto en que existen dos

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código alternativos.

3.4. EXPOSICIÓN PARCIAL A UNA CULTURA


Se trata de otra situación en la que puede aparecer el delito.

SUTHERLAND: puede ocurrir algunos grupos de inmigrantes que estarían familiarizados con la cultura pública de
EEUU, pero no con su cultura privada (de la que estarían aislados). La cultura pública es fácilmente accesible para
todo el mundo a través de los medios de comunicación, los deportes, etc. y entra en conflicto con los estándares de
trabajo duro y ahorro de muchos grupos de inmigrantes, que como consecuencia ven la cultura norteamericana como
algo exagerado que promueve la competitividad y relega al ser humano a un plano secundario. Al mismo tiempo, el
contacto con la cultura privada es muy limitado: es un medio de reducción de las tendencias exageradas, consumistas,
etc. de los ciudadanos y de los niños en particular. Este supuesto de conflicto cultural es responsable de la criminalidad
de algunos individuos.

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3.5. CONFLICTO NORMATIVO Y CREACIÓN DE NORMAS PENALES SESGADAS
Enfoque del conflicto normativo (más crítico) que sugiere que el DP responde a que determinados grupos logran que
sus valores se vean reconocidos y protegidos por el Estado.

El proceso comienza cuando un grupo cree que alguno de sus valores (SUTHERLAND menciona la propiedad y la belleza
ambiental) está en peligro y utiliza su influencia política para que se castiguen conductas que atentan contra tales
valores. El DP se convierte en una herramienta de un grupo frente a otro. Paradójicamente, el Estado al hacerse
partícipe del conflicto entre dos partes contribuye a continuar el conflicto, en vez de eliminarlo.

VOLD y BERNARD: no se debe confundir este enfoque con la teoría unificada del conflicto para la que el conflicto está
determinado por los intereses de grupos:
1) Para estos autores, los grupos son mucho más dinámicos que las culturas o subculturas puesto que aparecen o
desaparecen con facilidad.
2) Los valores son secundarios y suelen ser el resultado de intereses y adaptarse a ellos.

Esta 2ª teoría es más consistente con la tradición marxista para la que la ideología es una variable dependiente.

3.6. LA TESIS DEL CONFLICTO ENTRE EL HONOR Y EL SUEÑO AMERICANO


HOROWITZ: en una investigación etnográfica sobre una comunidad chicana en EEUU explora las consecuencias de
verse expuesto a dos códigos culturales que pueden entrar en conflicto.

La autora parte de una concepción situacional de la cultura:


• No es un constructo omnicomprensivo, sino que se manifiesta en ciertas situaciones y es relevante para la
orientación de la acción.
• No sólo refleja sino que determina el significado de las relaciones sociales. Los patrones de comportamiento
adquieren su sentido por efecto de la cultura. A través de la cultura juzgamos y evaluamos nuestro
comportamiento y el de los demás.
• Es algo dinámico y está en un estado constante de cambio.

En la comunidad de chicanos estudiada se encuentran presentes a la vez 2 códigos culturales:


1) El código del honor: el honor no se juzga por resultados, sino por la evaluaciones públicas de otros. Este código
implica que uno tiene que estar continuamente atento a las valoraciones que otros hacen para contestarlas si es
preciso y reasegurar nuestro yo.
2) El código del sueño americano: código instrumental cuya base valorativa se determina por el éxito personal.

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Normalmente estos dos códigos no entran en conflicto ya que se aplican a situaciones diferentes: el código del honor
en la calle y en la familia; y el del sueño americano en la escuela, la comunidad y el empleo. Sin embargo, hay ocasiones
en que ambos se pueden aplicar a una misma situación y sí se produce un conflicto, se produce una ambigüedad sobre
el significado de la situación.

Una ilustración de este conflicto se encuentra en el significado del empleo que para el sueño americano es una forma
de promocionarse y alcanzar el éxito, mientras que para el código chicano es una forma de sacar adelante a la familia.
BOURGOIS: ejemplo de conflicto entre normas en el grupo:
• El código mayoritario (en el que creen) exige un comportamiento lícito y un trabajo honrado, pero no les da las
oportunidades ni la formación suficiente como para cumplirlo.
• La cultura callejera (en la que se han criado) ofrece una forma de autoestima e identidad, así como el capital

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
cultural preciso.

Cuando se comparten ambos códigos pueden darse situaciones de ambigüedad que pueden conducir a la violencia.
Bajo estas circunstancias, los participantes en la situación no están seguros de a qué atenerse y deben negociar entre
ellos para establecer un significado fijo. Ahora bien, cuando se lleva a cabo una acción sobre la base de la definición
que se propone, los individuos revelan públicamente su identidad social.

En el caso de los chicanos existe una ambivalencia producida por la confluencia de los dos códigos:
• Por un lado, creen en el sueño americano y se esfuerzan por alcanzarlo, pero existen tanto impedimentos
estructurales como prejuicios (son vagos y peligrosos) que les impide lograrlo. Estos prejuicios se aprecian
especialmente en la escuela (valores mayoritarios de clase media) que considera que los jóvenes chicanos son
imposibles e incapaces de aprovechar las oportunidades que les brindan.

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• Por otro lado, también creen en el código del honor y en los criterios culturales que ofrece para la valoración
propia y de los demás, razón por la cual es raro encontrar individuos que abandonan su comunidad para vivir en
otros lugares o mejoras su situación económica.

El código del honor toma más relevancia en la vida callejera ya que la propia imagen y el ego pueden ser sometidos a
constantes desafíos que no pueden dejarse sin respuesta, si es que se desea mantener una identidad consistente con
el código. El código del honor exige una respuesta violenta a cualquier amenaza a la autoestima. Esto no quiere decir
que la agresión sea frecuente, ya que depende de la interpretación que se dé a la situación teniendo en cuenta que
los jóvenes oscilan entre ambos códigos. Ésta puede aparecer cuando existe una ambigüedad normativa sobre qué
normas son de aplicación.

El código del honor define como una afrenta la puesta en duda de la propia masculinidad, la ruptura de la etiqueta, la
violación de la pureza sexual femenina y las acusaciones de dependencia de otros. Estas violaciones son interpretadas
como una revocación del yo y crean una preocupación por el honor personal. Así, el honor se relaciona con la habilidad
para lograr que otros te traten con respeto en las interacciones interpersonales y exige una respuesta violenta que
restaure una imagen propia de masculinidad, dominación e independencia.

4. TEORÍA CULTURAL
4.1. INTRODUCCIÓN
A la teoría cultural pertenecen algunas tesis sofisticadas que han inspirado modelos o enfoques criminológicos como
la propuesta durkheimiana de DOUGLAS de la cuadrícula y el grupo.

AGGER: resumen de los principales puntos de partida de los estudios culturales:


• Parten de un concepto extendido de cultura que abarca a todo el sistema de vida de un pueblo y que tiene un
carácter dinámico que cambia continuamente.
• Legitiman y celebran formas populares de cultura que se contraponen a la cultura mayoritaria.
• Tienen una visión conflictual de la sociedad y rechazan las ideas de orden y consenso.
• Reclaman la interdisciplinariedad: asumen que no existe un punto de vista absoluto en materia valorativa, sino
una amplia relatividad.
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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
Criminología cultural:
• Revisa la relación entre la cultura entendida en un sentido muy amplio y la criminalización.
• Adopta una orientación conflictual en la que una élite de poderosos define qué es criminal y qué no lo es.
• Las metodologías cuantitativas son rechazadas.
• Uno de sus temas centrales es la criminalización por parte de los poderosos de formas y expresiones culturales
en el arte, en los estilos de vestirse e incluso en los estilos de vida en general. A través de un proceso, unas formas
culturales son definidas como indeseables y otras como deseables, por lo que se va imponiendo la distinción entre
una alta y una baja cultura. Las élites poderosas están formadas básicamente por empresarios y grupos
conservadores; mientras que los grupos definidos como criminales ofrecen una resistencia e incluso una
celebración y disfrute de su desviación.
• Estudia el rol de los medios de comunicación en el proceso de criminalización. Existe un proceso de criminalización

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de base cultural que decide qué es delito y qué no lo es sin limitaciones en la práctica; el delito no existiría en sí
mismo, al margen de procesos de base cultural.
• Estudia también los aspectos atractivos de la criminalidad y otros comportamientos habitualmente considerados
desviados por la sociedad mayoritaria. El delito puede ser visto como una actividad de riesgo en una sociedad
ambivalente hacia el mismo.

4.2. TIPOS DE GRUPOS CRIMINALES SEGÚN LAS DIMENSIONES DE CUADRÍCULA Y DE GRUPO


G. MARS: ofrece una tipología de formas de delincuencia a partir de la teoría cultural de M. DOUGLAS (enfoque
durkheimiano).

DOUGLAS: la cultura es un sistema clasificatorio (y comunicativo) que permite ordenar y clasificar las experiencias. En

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su teoría trata de ofrecer un criterio para clasificar sistemas culturales a partir de dos dimensiones:
1) Cuadrícula (grid): variable que va desde niveles bajos de gran o incluso total confusión colectiva en los que los
significados están ausentes (se ejemplifican con sistemas clasificatorios privados) hasta niveles elevados en los
que los significados están claros para todo el mundo (ejemplificados con sistemas clasificatorios compartidos).
2) Grupo: hace referencia al control al que está sometido un individuo por la presión de otros. Puede verse como un
continuo desde egos que no experimentan presión alguna (son completamente independientes) hasta egos
completamente controlados por la presión de grupo.

A partir de este planteamiento, ofrece una tipología de ambientes sociales según su ubicación en el espacio
bidimensional que dibujan las dos dimensiones.

MARS: toma el anterior planteamiento considerando la cuadrícula como el criterio que “pregunta hasta qué punto
una sociedad es capaz de imponer reglas y constreñimientos sobre sus individuos, limitando de esta manera sus
elecciones”. De este modo una sociedad con muchas reglas y constreñimientos (sociedades de castas de la India) sería
catalogada como “fuerte” en la cuadrícula.

Tanto cuadrícula como grupo evocan sistemas de control y constreñimientos aunque de manera diferente:
1) Cuadrícula: se refiere a constreñimientos externos sobre el grupo.
Es analizada en términos del uso del “espacio, el tiempo, los objetos, los recursos, el trabajo y la información” que son
elementos que determinan la autonomía, aislamiento, reciprocidad y competencia del sistema (cultura).

Autonomía: grado en el que un individuo puede llevar a cabo una tarea de modo definido por si mismo. Aislamiento:
de otros, es elevado en sistemas jerárquicos y bajo cuando existen contactos entre los individuos. Reciprocidad:
implica poder dar trabajo a otros. Competencia: depende inversamente de los constreñimientos que encuentran los
sujetos.

La cuadrícula (capacidad de imponer reglas y constreñimientos) será más elevada según la autonomía sea más baja, el
aislamiento más elevado, la reciprocidad y la competencia menores.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
2) Grupo: se refiere a constreñimientos internos.
Depende de la “frecuencia y mutualidad del contacto, el alcance de las actividades bajo la tutela del grupo y la solidez
de sus fronteras”. Según existan más contactos cara a cara entre la misma gente, el alcance de las actividades se
extienda y la percepción de particularidades de los comportamientos internos sea más elevada, la dimensión de grupo
será más elevada.

Cuadrícula y grupo permiten construir un espacio bidimensional que puede dividirse en cuatro regiones discretas.
Estos cuatro tipos pueden coexistir en una misma sociedad, en particular en el mundo criminal:

1) Fatalismo: cuadrícula alta y grupo bajo.


El tipo de la situación de fatalismo se caracterizaría por fuertes constreñimientos externos y bajo apoyo grupal:
delincuente aislado que trabaja solo.

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2) Jerarquía: cuadrícula y grupo altos.
El tipo de la jerarquía se caracteriza por una alta división del trabajo, sometimiento a las reglas, lo cual incluye
sanciones graves, y respeto a la autoridad. Los intereses de los individuos se someten a los del grupo y existe una élite
que ejerce una dirección centralizada y planea a largo plazo: Mafia del Sur de Italia.

3) Individualismo competitivo: cuadrícula y grupo bajos.


El tipo de individualismo competitivo está caracterizado por actores relativamente independientes que se insertan en
redes flexibles y de escasa duración, que cuentan con unas reglas mínimas y siguen una orientación cortoplacista. El
estatus se alcanza a través de la competición, son flexibles y se adaptan fácilmente a los cambios: criminal que actúa
como un empresario, que se apoya en una red o que puede actuar para otros como consultor o para tareas en las que

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se ha especializado.

4) Encaves igualitarios: cuadrícula baja y grupo alto.


El tipo de los encaves igualitarios se parece a la jerarquía en que existe una fuerte identidad de grupo y unas
motivaciones ideológicas e idealistas y las fronteras internas y externas están bien definidas. Sin embargo, se concede
poca autoridad a los líderes y las disputas pueden acabar en la escisión del grupo en varias facciones: algunas
organizaciones terroristas y activistas políticas de menor nivel.

Esta taxonomía de cuatro organizaciones o solidaridades criminales inspiradas en Douglas puede verse como una
aplicación de la teoría sociológica a la CRI. Es un trabajo original y tiene un alto valor heurístico. Aunque Mars dibuja
sus grupos como tipos ideales, no es fácil observar la mayor parte de ellos.

5. VALORACIÓN
5.1. LA CRÍTICA DE KORNHAUSER A LOS MODELOS CULTURALES
KORNHAUSER: pertenece a la tradición del control social y ofreció una profunda revisión crítica de los modelos
culturales y subculturales que sigue vigente. Su trabajo representa uno de los hitos de la CRI. Las consideraciones son
las siguientes:
a) Los modelos culturales asumen que no existe la desviación ya que los seres humanos no tienen más capacidad
que la de seguir normas culturales en las que han sido socializados y que han interiorizado.
Es una afirmación poco plausible (ya que ninguna sociedad puede asegurar una socialización perfecta de todos sus
miembros) y que choca con abundante evidencia empírica sobre el arrepentimiento de muchos criminales o sobre que
sus valores a menudo coinciden con los mayoritarios.

b) Los modelos culturales entienden que el orden procede del consenso.


Pero puesto que en las sociedades existen grupos culturales diferentes en vez de normas que respondan a valores
comunes, el orden que efectivamente se observa no tiene explicación posible. La autora cree que estos enfoques
profetizan sociedades orwellianas en las que la guerra es la paz.

c) Los modelos culturales asumen una variabilidad ilimitada de posibles valores y normas legales.
Sin embargo, muchos comportamientos son castigados en prácticamente todas las culturas conocidas.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
d) Son muy pocos los ejemplos que se pueden presentar como delitos con una motivación cultural.
e) El orden temporal no tiene que ser necesariamente el propuesto por los modelos culturales.
El comportamiento o una situación particular puede ser el origen de unos valores concretos. La autora habla así, al

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referirse a grupos que se reúnen en las esquinas de barrios desaventajados, de una pseudocultura que tiene su origen
en el fracaso de estas personas (y no al revés), que por otro lado no tienen ningún compromiso genuino con una
supuesta subcultura.

f) Es poco plausible que una cultura dirija a un grupo hacia su destrucción.


Al contrario, la cultura siempre tiende a ofrecer protección y a que el delito sea una mala idea, una opción irracional.

g) “Puesto que una subcultura es propiedad de una colectividad, debe demostrarse que las unidades sociales que
supuestamente son las portadoras de esa subcultura se encuentran estructuralmente unidas”.
La idea es que un grupo cultural necesita estar conectado entre sí ya que de otro modo perdería sus creencias y
desaparecería. La respuesta de los teóricos culturales a esta observación ha sido recurrir a la banda, pero las bandas
precisamente segmentan en vez de unir. Además los miembros de las bandas no parecen especialmente aptos para el
mantenimiento de una subcultura porque no tienen mejores habilidades sociales que sus pares respetuosos de las
normas, no forjan relaciones estrechas entre ellos y no valoran especialmente la solidaridad. La autora concluye “una

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subcultura en guerra civil es una contradicción en términos”.

h) El concepto de cultura es muy ambiguo y parece referirse a todo lo social.

Sobre la base de estas críticas, la autora rechaza tanto los modelos culturales como los subculturales.

5.2. OTRAS CONSIDERACIONES TEÓRICAS


A las críticas de Kornhauser se pueden añadir algunas consideraciones más:
1) Muchos de los correlatos sociodemográficos del delito (género, edad, etc.) no cambian a los largo de numerosas
culturas.
2) Las subculturas deben ser como mínimo incompletas ya que sus miembros no están dispuestos a abandonar unos
valores mayoritarios que, sin embargo, incluyen un estado que no pueden alcanzar.
3) Algunos de los modelos que hemos visto podrían sencillamente reconducirse a versiones de la teoría del
aprendizaje social, que no necesita hipotetizar la existencia de variaciones culturales o subculturales.
4) Muchas de estas teorías son testadas con datos individuales, cuando también es decisivo su predicción agregada,
algo que pasa desapercibido en tests empíricos.
5) Problema del orden temporal. Algunas versiones del etiquetamiento pronostican un proceso de desviación
secundaria según el cual los individuos etiquetados se integran en subculturas. Autores como HAMM reconoce
que sus investigados buscan formar parte de un grupo, de modo que la pertenencia a una subcultura puede ser
una variable dependiente. Algunos estudios, eso sí, han encontrado evidencia favorable al orden temporal
especificado por los modelos culturales.
6) Pese a que los valores son la clave, se ha prestado poca atención a sus jerarquías.
7) Algunas asunciones subyacentes a algunos enfoques valorativos pueden ser problemáticas. Esto ocurre con el
concepto parsoniano de internalización; la conexión entre valores y acciones; la relevancia de los valores desde
un punto de vista cultural; la propia ambivalencia de los valores (son difíciles de observar y de incluir en estudios
científicos); la asunción de que los valores ofrecen una percepción positiva (en realidad también pueden ser
negativos o neutrales); o, su potencial conexión con otras tradiciones como la teoría de la acción racional.
8) Desde un punto de vista empírico, LAPPI-SEPÄLÄ y LEHTI encontraron que todos sus factores culturales no
predecían los homicidios a nivel mundial entre 2004 y 2012 en modelos multivariantes. El metaanálisis de PRATT
y CULLEN sobre las variables macro y su conexión con las tasas de criminalidad juzga que las teorías subculturales
reciben un apoyo débil en su esfuerzo, muy inferior al de otras explicaciones alternativas.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PATRONES CULTURALES ANDREA (CURSO 19/20)
5.3. SUBCULTURAS Y DELITOS CULTURALMENTE MOTIVADOS
Dos cuestiones clave:
1) Un enfoque basado en lo social aspira a ofrecer explicaciones exhaustivas de fenómenos relevantes. Una vez
agotada esta opción se recurre a la idea de agencia, pero con un carácter residual y provisional. JENKS: la idea de
subcultura en el fondo representa una renuncia prematura a seguir explorando las posibilidades de lo social. La
“subcultura es una de las formas en que los teóricos sociales fracasan o sencillamente evitan explicar lo social en
términos de lo social”.
2) Muchos autores parten de que vivimos en la actualidad en sociedades multi o pluriculturales. Les parece evidente
que en nuestras sociedades no existe una única cultura, pero sin embargo no explican cuántas existen, cómo se
relacionan entre sí y dónde termina una y comienza la otra. La idea clave es que estas diferencias culturales deben

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respetarse y tolerarse, cuando no promoverse. El problema se presenta cuando estas diferencias son constitutivas
de delito.

Esta realidad existente no nos dice nada acerca de su extensión y fenomenología. Los investigadores occidentales que
estudian los denominados delitos culturalmente motivados no ofrecen pruebas empíricas de su existencia en sus
países más que de modo testimonial. Aunque a veces señalan algunos casos a modo de ejemplo, o bien se trata de
conductas que no son delictivas o bien la asunción de motivación cultural es irrefutable. El problema viene dado
porque al defender al menos de modo implícito motivaciones o conflictos culturales y hacerlo además para casos
relativamente graves, se exageran las diferencias culturales entre grupos.

Puesto que toda comunidad se define al menos en parte en oposición a otra comunidad o grupo, aquella exageración
puede dar lugar, de modo paradójico, a reacciones de rechazo e incluso xenófobas. KÜHNE: “el conflicto cultural no es

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sino una metáfora de la estrechez intelectual y la ignorancia que deberían ser superadas mediante la educación. Este
es el único medio de evitar la estigmatización y la victimación de las minorías. Esto puede evitarse porque
fundamentalmente éste es un elemento intelectual en cuanto que opuesto a lo cultural”. A día de hoy no existen
pruebas empíricas sólidas de culturas ni de subculturas criminales.

5.4. CONCLUSIÓN: UN MALENTENDIDO


Podemos rechazar la idea de que existan subculturas criminales en el seno de nuestras sociedades nacionales
contemporáneas. También que exista una pluralidad de culturas en nuestro contexto y que ello tenga alguna
relevancia criminológica. Por lo tanto, existe una única cultura en nuestro país con la presencia a la vez de muy diversas
comunidades que se caracterizan por sus ritos y creencias.

SERRANO MAÍLLO: quienes defienden este punto de vista cultural parten de un malentendido. Estos comentaristas
entienden que sociedades tan heterogéneas como las occidentales actuales no pueden responder a una única cultura,
sino que deben ser pluriculturales o multiculturales. Es justo al revés: podemos quizá esperar la aparición de
subculturas allí donde la cultura es compartida sin fisuras por una colectividad, donde todos sus miembros comparten
unos códigos claros y férreos (allí donde opera una solidaridad mecánica fuerte). En efecto, un enfoque cultural que
quiera explicar la desviación en un contexto de conciencia colectiva totalizadora y de conciencia individual ligera no
tiene más remedio que recurrir a las subculturas. Sin embargo, las sociedades contemporáneas son flexibles. Aunque
los defensores de los delitos culturalmente motivados aprecian esta heterogeneidad con claridad, yerran en su
consecuencia.

En las sociedades contemporáneas no rige una solidaridad mecánica sino orgánica y en esta situación se dan los
presupuestos de la siguiente ley: “cuanto más generales e indeterminadas son las reglas de la conducta y las del
pensamiento, más debe intervenir la reflexión individual para aplicarlas a los casos particulares”; “cuanto más general
se hace la conciencia común, más lugar deja a las variaciones individuales. No hay más que reglas fijas abstractas que
pueden ser libremente aplicadas de maneras muy diferentes”; “las representaciones colectivas se van indeterminando
por lo que no hay lugar para las subculturas en sociedades como la nuestra: las conciencias colectivas locales pueden
conservar su individualidad en el seno de la conciencia colectiva general y, como abarcan horizontes más pequeños,
les es más fácil permanecer concretas”.
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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PROCESOS BIOGRÁFICOS ANDREA (CURSO 19/20)
1. SEXO Y DELITO
1.1. Tendencias diferenciales al delito entre mujeres y hombres
1.2. Factores de riesgo y delincuencia en mujeres y hombres

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2. EDAD
2.1. La curva de la edad
2.2. Continuidad delictiva
3. CARACTERÍSTICAS FÍSICAS Y MENTALES
3.1. Personalidad
3.2. Inteligencia
3.3. Otras
4. INMIGRACIÓN

**Resumen del libro PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS: la naturaleza y características del delito en la sociedad
contemporánea de Alfonso Serrano Maíllo (Ed. Dykinson, 2019). (Págs.147-177)

1. SEXO Y DELITO
1.1. TENDENCIAS DIFERENCIALES AL DELITO ENTRE MUJERES Y HOMBRES

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El sexo es una de las variables con más peso en la vida personal de los individuos ya que influye:
• En las opciones que una persona puede tomar en su vida y en su cotidianeidad.
• En los sistemas de control informal a los que se ve sometida.
• En la probabilidad de victimación.

Asimismo, es la variable que se asocia de forma más sólida con la criminalidad: los hombres son responsables de un
porcentaje desproporcionado de los delitos que se cometen en una comunidad en comparación con las mujeres, cuya
criminalidad además de menor se limita a un abanico de infracciones penales relativamente pequeño y más leve.

MOFFITT: Estudio de Dunedin: importante investigación longitudinal de panel que ofrece mucha información sobre
la relación entre sexo y criminalidad y desviación. Se ofrecen comparaciones de los comportamientos desviados de
chicos y chicas con datos oficiales y no oficiales.

DATOS NO OFICIALES
• Comparaciones de informes de los padres a las edades de 5, 7, 9, 11 y 13 años.
• Comparaciones de informes de los profesores en las mismas edades.
• Autoinformes de los participantes a las edades de 11, 13, 15, 18 y 21 años.
• Reportes de un amigo o familiar que les conociera bien a los 18 y 21 años.
Todas estas fuentes de información coinciden en que los chicos se ven envueltos en más actos desviados que las
chicas de modo estadísticamente significativo. Excepción: los informes de los padres a los 15 años, en los que existe
una diferencia a favor de los varones, pero no significativa.
Los autores subrayan la consistencia de los hallazgos y calculan un tamaño del efecto pequeño para el sexo (d=0,25).
Al mismo tiempo, observan que la menor diferencia se produce en la adolescencia media.

DATOS OFICIALES
Encontraron diferencias aún mayores en:
• Contactos policiales entre los 10 y 16 años.
• Registros judiciales entre los 13 y los 21 años.
• Información del Ministerio de Transporte sobre sanciones en el ámbito del tráfico de vehículos de motor.
Las mayores diferencias en razón del sexo se encontraron para delitos violentos y las menores para delitos
relacionados con el alcohol y las drogas.
Estas diferencias también se observaban en los delitos cometidos en un periodo de 12 meses y tanto para datos de
autoinforme entre los 13 y 21 años como de condenas a los 21: en comparación con las mujeres, los hombres
confesaron más delitos violentos y fueron condenados más veces por esta modalidad; confesaron más hurtos y
1

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PROCESOS BIOGRÁFICOS ANDREA (CURSO 19/20)

fueron condenados más veces por estos hechos. No ocurre lo mismo, en delitos relacionados con el alcohol y drogas
en los que las diferencias entre hombres y mujeres eran menores (excepto a la edad de 15 años).
Otro ámbito en el que se encontraron escasas diferencias en razón del sexo fue en el abuso contra la pareja, en
particular en las formas menos serias de este comportamiento.

ESPAÑA, 2017: relación entre sexo y desviación


Datos del Ministerio de Interior:
• Hubo 283.936 detenciones e investigados en el caso de hombres por infracción penal frente a 60.831 en el caso
de las mujeres. Ver Tabla 4.1 y Gráfico 4.1, pág.151
• Delitos graves (homicidios y asesinatos): hubo 915 detenidos e investigados de sexo masculino frente a 102 del

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femenino.
Aunque las diferencias dependen en buena medida del delito, siguen siendo sobresalientes. Pese a que se ha
advertido que la magnitud de las diferencias puede depender de dimensiones temporales y espaciales y de otros
ámbitos, las mismas se mantienen con mínimas excepciones.

BARTOLOMÉ y cols.: aplicaron autoinformes a muestras en tres instituciones de ESO de una provincia española y
afirman que:
1) “El porcentaje de chicas y chicos que ha cometido las conductas estudiadas es similar, hay grandes semejanzas”.
2) “Los chicos y las chicas presentan más semejanzas que diferencias en sus patrones de conducta antisocial”.

Ahora bien, estos autores comparan una serie de comportamientos que pueden ser relativamente leves (consumir
alcohol o drogas, faltar al colegio, etc.) y ciertamente no encuentran diferencias significativas. Sin embargo, cuando

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nos fijamos en comportamientos de una cierta gravedad (comprar algo robado, vandalismo, amenazas, etc.), la
prevalencia de los chicos es claramente superior al de sus compañeras.

LIPSEY y DERZON: metaanálisis en el que se encontró que el género era un predictor fuerte de la violencia o
delincuencia seria entre las edades de 15-25 años.

ARCHER: metaanálisis que informa de que las diferencias en las tendencias de hombres y mujeres en distintas formas
de agresión son claras, los hombres están más dispuestos a recurrir a las mismas:
1) El efecto para la agresión total era de tamaño moderado a través de autoinformes, observación directa e informes
de pares y profesores, lo mismo que para sus componentes físico y verbal.
2) La diferencia es mayor en violencia física que en verbal.
3) Estas diferencias se observaban a lo largo y ancho de países culturalmente muy distintos de los 5 continentes.
4) Más recientemente, ha calculado que las diferencias en agresión física entre hombres y mujeres alcanzan tamaños
del efecto entre moderados y fuertes.

DAIGLE et al.: con datos de Add Health encontraron que ellos cometieron una media de 1,64 actos delictivos por 0,99
de ellas, diferencia válida tanto para delitos violentos como no violentos.

Proyecto de Seattle: ser hombre elevaba de modo significativo el riesgo de comportamiento violento a los 18 años.

JUNGER-TAS: con datos procedentes de la 1ª Encuesta Internacional de Delincuencia Autoinformada (ISRD) de varios
países, indica que los chicos cometen entre 1,5 y 2 veces más delitos contra el patrimonio y entre 2 a 4 más delitos
violentos que las chicas. Delitos como el hurto muestran diferencias pequeñas e incluso insignificantes.

CRIJNEN y cols.: con una amplia muestra de niños/as de entre 6 y 17 años procedentes de 12 culturas distintas
reaseguran que existen diferencias pequeñas pero consistentes entre hombres y mujeres en problemas de
externalización, que incluyen los síndromes delictivo y agresivo.

Estudio de Cali: en un contexto distinto al de la mayoría de las investigaciones occidentales confirma que el sexo es
un factor fuertemente relacionado con la criminalidad y el consumo de drogas, ser hombre aumenta de modo
estadísticamente significativo la probabilidad de ambos comportamientos.
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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PROCESOS BIOGRÁFICOS ANDREA (CURSO 19/20)
NIVETTE y cols.: en un estudio en 63 países de ingresos medios y bajos comprobaron que, entre los 12-15 años, era
mucho más probable que los chicos se hubieran visto envueltos en peleas en los últimos 12 meses que las chicas.

NILSSON: datos autoinformados (Suecia) de adolescentes de entre 14-16 años revelan que el 60,2% de los chicos se
había visto envuelto en alguna actividad delictiva durante al año anterior en comparación con el 46,4% de sus
compañeras, una diferencia significativa estadísticamente. A nivel de delincuencia individual, ellos incurrían más en
hurto en tiendas, vandalismo y hurto o delitos de agresión.

STEKETEE y cols.: datos de autoinforme de la ISRD-2 que incluye 25 países europeos y 5 del Norte y Sur de América.
Estas investigadoras muestran que las diferencias en razón de género parecen tener un carácter global. Mirar Tabla
4.2 (pág.153):
• Valores superiores en actividad criminal en chicos que en chicas.

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• En todas las modalidades y en todas las regiones los chicos reconocen más delitos que sus compañeras, con las
menores diferencias por tipología en delitos patrimoniales leves y las mayores por geografía en América Latina.

Los estudios de prevalencia del paradigma de las carreras criminales abundan en la misma diferencia en razón de
sexo. Prevalencia: porcentaje de individuos que han delinquido alguna vez a lo largo de su vida.
1) 2º Estudio Longitudinal de Filadelfia: el 33% de los hombres y el 14% de las mujeres habían sido detenidos alguna
vez antes de cumplir los 18 años por delitos que excluían los de tráfico de vehículos de motor.
2) Datos oficiales de Inglaterra y Gales: sobre el 15% de los hombres y el 3% de las mujeres nacidos entre 1953-63
habían sido condenados antes de los 17 años por un delito relativamente serio que excluía los delitos de tráfico
de vehículos o la embriaguez.
3) Estudio de Chicas de Pittsburgh: el 32,1% de sus mujeres reconoció en datos autoinformados algún delito entre

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los 12-17 años; un 27,5% actos violentos; y un 13,1% hurtos; el 11% recibió alguna acusación judicial formal; el
9,1% por algún acto violento; y el 3,8% por hurtos.

Estudio de Dunedin: también ha estudiado problemas sociales y psiquiátricos asociados a la desviación en hombres y
mujeres. Hallazgo general de comorbilidad: el 90% de los individuos antisociales experimentaban hiperactividad,
dependencia del cannabis o síntomas de esquizofrenia (común a ambos sexos). La principal diferencia residía en que
las mujeres tenían una mayor probabilidad de sufrir depresión severa.

Existe evidencia mixta sobre si las tendencias antisociales (agresividad) aparecen cuando los niños/as son bebés o si a
estas edades los niveles de agresión son iguales en niños/as pequeños/as:
1) KEENAN y SHAW: en una revisión de la literatura afirman que no rechaza la hipótesis de niveles similares de
conductas problemáticas, unos y otras se comportan igual en términos de grupo. A partir de los 4 o 5 años
comenzarían a aparecer las diferencias. Este patrón de semejanza aparece en temperamento, inhibición del
comportamiento, problemas externos e internos y agresión. Las diferencias a partir de los 4 o 5 años sería
resultado de la socialización que tendría el efecto de transformar las tendencias antisociales de las chicas en
problemas internos (dirigidas hacia ellas en vez de hacia otros).
2) Otros investigadores: han encontrado que las diferencias entre niños/as aparecen muy pronto en sus biografías y
quedan establecidas antes de los 2 años.
3) BAILLARGEON y cols.: a partir de datos longitudinales de Quebec sostienen que las diferencias entre sexos están
presentes ya al menos antes de los 17 meses de vida.

Existen pruebas de que la brecha de género varía de unas etapas vitales a otras, generalmente en el sentido de que se
van ampliando:
1) COTÉ: metaanálisis que reporta diferencias en desviación por razón de género que aumentaban entre los 11 y 13
años. Concluye: “aunque la brecha entre hombres y mujeres está presente durante los años preescolares, se amplía
considerablemente entre la infancia y la preadolescencia”.
2) HAY: anuncia el mismo fenómeno y lo achaca a que las chicas maduran antes que sus compañeros, con la
consecuencia de que la brecha aumenta durante la adolescencia.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PROCESOS BIOGRÁFICOS ANDREA (CURSO 19/20)
La desviación puede tratarse también como variable independiente, es decir, como potencial causa de
comportamiento y situaciones futuras. Estudio de Dunedin:
a) Son los que encuentran diferencias más acentuadas en razón del sexo afirmando que “las secuelas de los
problemas de conducta son distintos según el sexo”.
b) Mujeres: los problemas conductuales predecían dificultades en la vida en el hogar, en la salud y depresión. Su
tendencia delictiva se veía agravada cuando se emparejaban con un hombre desviado.
c) Hombres: complicaciones en el ámbito laboral y frente al Sistema de Administración de Justicia, así como abuso
de sustancias.
d) Común en ambos sexos: la tendencia a relacionarse y unirse sentimentalmente con otros individuos desviados,
tener descendencia en la adolescencia y verse envueltos en violencia doméstica.

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1.2. FACTORES DE RIESGO Y DELINCUENCIA EN MUJERES Y HOMBRES
Una cuestión importante es saber si existen diferencias en los factores de riesgo y en las causas que están detrás de
la delincuencia de hombres y mujeres. SIMPSON: desde un punto de vista descriptivo asegura que “existen tendencias
y patrones únicos en la violencia criminal femenina”. Aunque ahora nos interesa la parte más prescriptiva.

A. FACTORES DE RIESGO:
Estudio de Dunedin: midió más de 35 factores de dominios muy heterogéneos y sus responsables afirman que “los
hallazgos mostraban semejanzas llamativas entre hombres y mujeres respecto a los factores de riesgo del
comportamiento antisocial”. Los factores que parecían ser diferentes en unos y otras eran los déficits neurocognitivos,
temperamentos fuera de control, bajo control de los impulsos e hiperactividad (ellos puntuaban más alto). Se encontró
también que el patrón de delincuentes persistentes a lo largo de la vida era muy infrecuente en el caso de las chicas,

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si bien los factores de riesgo que predecían que se entrase en esa trayectoria eran los mismos para ambos.

KUEGER y cols.: se centran en la personalidad y confirman con datos del estudio de Dunedin que los 3 grandes factores
que subyacían a las varias escalas del Cuestionario de Personalidad Multidimensional (MQP) se relacionaban con 4
medidas delictivas de modo prácticamente igual para chicos y chicas.

Otros investigadores han corroborado estos hallazgos. En el estudio longitudinal de cohorte británico se encontró que
los mismos factores de riesgo pronosticaban la criminalidad de los chicos/as. Un trabajo a partir de varios estudios
longitudinales de 6 lugares en Canadá, EEUU y Nueva Zelanda halló diferencias relevantes sobre carreras criminales,
pero en un contexto de semejanzas notables en las muestras de chicos/as.

Por el contrario, otros trabajos apuntan a factores de riesgo diferenciales por razón de sexo. NILSSON: con datos de
autoinforme de 889 jóvenes adolescentes de Halmstad (Suecia) muestra notables diferencias entre chicos/as en el
efecto de variables familiares:
1) Chicos: los factores de riesgo familiares que explicaban su delincuencia autoinformada eran la estructura familiar,
el conflicto con los padres y la confianza con los padres.
2) Chicas: las variables anteriores no eran significativas. Su principal predictor era la vinculación a los padres, que era
irrelevante para ellos.
3) Ambos: compartían predictores clave como tiempo pasado con los pares. Hay que tener en cuenta que no todas
las diferencias eran significativas estadísticamente por lo que la falta de coincidencia podía ser debida al azar.

Estudio de Dunedin: aunque los factores de riesgo eran muy semejantes para chicos/as y ambos sexos eran
vulnerables a los mismos factores de riesgo, se encuentra que los chicos muestran puntuaciones más altas en muchos
factores de riesgo. En particular, tienen los mismos niveles de riesgo que las chicas en factores relacionados con las
madres y las familias, pero significativamente más altos en muchos factores cognitivos y neurológicos y relativos al
comportamiento infantil y a los pares. Tomados en conjunto, todos estos 35 factores derivados de 5 dominios
diferentes explican un 65% en las diferencias desviadas entre chicos y chicas.

DAIGLE y cols.: en comparaciones bivariadas con datos de Add Health se apreciaban notables diferencias en razón de
sexo, si bien para factores que son comunes. Clasifican los factores de riesgo según teorías que las destacan:

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1) Los chicos sufren más victimaciones que las chicas, quienes están más afectadas por la depresión. No observan
diferencias en el grado de autonomía y supervisión (teorías feministas).
2) Los chicos sufren más fuentes tradicionales de frustración (orientación económica) y menos conflicto parental y

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eventos vitales negativos (teoría de la frustración).
3) Existen algunas diferencias en vinculación y un mayor autocontrol en las chicas (teorías del control social).
4) No existen diferencias en la delincuencia ni en la influencia de los pares (teorías del aprendizaje).

B. CAUSAS:
MOFFITT y cols.: también las causas podrían coincidir en hombres y mujeres, ser invariantes en razón de sexo. Estos
autores apuntan varias consideraciones críticas de estudios que han sugerido lo contrario:
1º. Estas investigaciones se habrían quedado cortas en las pruebas estadísticas empleadas. Una forma habitual en CRI
de contrastar la hipótesis de efectos diferenciales de un factor de riesgo consiste en ver si el mismo predice la
criminalidad, la desviación o lo que sea en ambos grupos o solo en uno. Cuando la significación estadística se da
para unos pero no para otros, se concluye que debe existir una diferencia. Sin embargo, esto es un error ya que
solamente comparando directamente sin pruebas formales dos coeficientes no es posible saber si son distintos
entre sí desde un punto de vista estadístico.

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2º. Advierten de la insuficiencia de muestras de un único sexo para contrastar hipótesis sobre los potencialmente
distintos procesos causales subyacentes.

Finalmente, mencionan un sesgo de publicación: se produce cuando la probabilidad de que un trabajo sea publicado
no se distribuye de modo aleatorio (por su calidad) sino porque arrojen ciertos hallazgos significativos
estadísticamente, sean novedosos o socialmente deseables. Los autores sostienen que los trabajos que arrojan
hallazgos unitarios tienen menos probabilidad de constar en títulos o resúmenes y pasarán más fácilmente
desapercibidos en revisiones de conjunto posteriores.

SERRANO MAÍLLO: a su juicio existirán ambos procesos selectivos:


a) Precisamente los trabajos que señalan Moffitt y cols. serán publicados si encuentran algo sustantivo más, mientras
que los que hallen diferencias en razón de género (controlados por su calidad) también aparecerán en las
publicaciones ya que se justifican por ellos mismos.
b) A continuación, respecto al conjunto de las publicaciones con una probabilidad distinta de ser publicados, se
producirá lo que apuntan los autores: unos harán hincapié en las diferencias entre hombres y mujeres y serán
identificados por estudios de resumen o reducción de la información tipo metaanálisis o revisiones narrativas y
los otros no.

Los argumentos anteriores no son exhaustivos. HAY: sostiene que muchas diferencias que se aprecian entre chicos/as
son debidas a un pequeño grupo de varones que emplean la agresión con alta frecuencia.

La distintas teorías también han ofrecido explicaciones sobre la brecha de género, es decir, que las chicas delinquen
menos que los chicos: control social (las chicas están sometidas a más controles o los costes de sus conductas son más
elevados); aprendizaje (más contacto y más intenso con pares delincuentes); frustración (diferencias en la exposición
a fuentes de frustración o en el manejo de emociones negativas).

JANSSEN et al.: ofrecen una contrastación de varias teorías en el Estudio de Pares, Actividades y Barrios (SPAN). Se
trata de una investigación holandesa que incluye variables independientes del control social y del aprendizaje.
Concluyen que “correlaciones entre crianza y autocontrol, actitudes delictivas, delincuencia de los pares y tiempo
pasado en contextos criminógenos eran significativos y en la dirección esperada para chicos/as; Estos resultados
indican que existen más similitudes que diferencias entre chicos/as”.

REBELLON y cols.: trabajaban en la tradición de la frustración y sostienen que la diferente tendencia al crimen es
debida a diferencias en la anticipación de sentimientos de vergüenza por género.

CHAPPLE y cols.: encuentran que ni las medidas de vínculos sociales ni sus relaciones en delitos contra el patrimonio
se diferencian entre chicos/as.
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2. EDAD
2.1. LA CURVA DE LA EDAD
Después del sexo, la edad es el correlato más sólido del delito. Como ya sabemos:
• Los adolescentes son responsables de un nº desproporcionado de delitos y según se van haciendo mayores van
cometiendo más (como grupo). A partir de un determinado momento, los conjuntos de edades cometen menos
actos criminales (al menos, como grupo). Por lo tanto, a nivel agregado, existe una correlación primero positiva y
después negativa entre estas dos variables.
• Hay mucha evidencia de épocas, lugares y contextos muy heterogéneos que confirman esta relación (curva de la
edad).

SERRANO MAÍLLO: en España las pruebas también son favorables en lo que se refiere a la curva de la edad. En un

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estudio con datos oficiales encontró pruebas claras de la curva de la edad tanto para hombres como para mujeres
para 2005, 2006 y 2011, tanto con datos sobre arrestos como con datos sobre arrestos e imputaciones. Gráficos 4.2 y
4.3 (pág.162) elaborados con datos sobre arrestos e investigados del MI y del INE y reflejan la curva de la edad en
conjunto para hombres y mujeres para 2017. Hallazgos:
1) Los jóvenes de ambos sexos de 14 años son protagonistas de un volumen reseñable de detenciones.
2) A partir de esa edad los grupos de jóvenes experimentan cada vez más detenciones en términos relativos y se
produce un aumento constante hasta alcanzar una determinada edad (18-19 años).
3) A partir de este momento, los grupos de edad sufren cada vez menos detenciones de modo continuado hasta
llegar un momento en el que las mismas son absolutamente excepcionales.

Este patrón es conocido desde hace un siglo y reconocido en numerosas investigaciones descriptivas comparadas. Si

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se distribuyen gráficamente los delitos según la edad de sus autores (con datos relativos), nos encontramos con la
curva de la edad: una curva con forma de punta de flecha, de jota invertida o de tipi.

Existen consideraciones metodológicas sobre la curva de la edad, así como dudas sobre su generalidad (delitos de
cuello blanco o de algunos grupos sociales como las mujeres). Sin embargo, en términos globales, la evidencia que la
respalda es sólida. En general, existen factores que:
a) Sobreestiman la forma de la curva: por ejemplo, los jóvenes pasan más tiempo junto a los pares y en ocasiones
uno delinque pero son varios los arrestados.
b) Infraestiman la forma de la curva: por ejemplo, en igualdad de circunstancias, las probabilidades de que un joven
sea detenido son menores que las de un adulto.

SHOVER: ofrece fuentes de evidencias que confirman esta relación como estadísticas agregadas sobre arrestos,
investigaciones etnográficas ocasionales, estudios de autoinforme e historias de arrestos de delincuentes conocidos.

Tampoco es pacífica la interpretación de la curva de la edad y de la correlación entre edad y delito:


1) La curva utiliza datos agregados por lo que no tiene que coincidir con las tendencias de los delincuentes a nivel
individual (trayectorias). La idea es que grupos de criminales distintos siguen trayectorias distintas que, al
agregarse, dan como resultado la curva que conocemos y que enmascara una heterogeneidad subyacente. Existen
numerosos estudios que han encontrado un nº variable de trayectorias o clases latentes longitudinales (entre 4 y
6). En la actualidad, esta es la postura mayoritaria.
2) Todas las curvas de la edad parecen ser idénticas, de modo que la suma de todas ellas arroja una curva con la
misma forma. La idea es que, incluso aunque uno no delinca nunca, es más probable que los hiciera hacia los 18-
20 años. Esta es la postura de muchos autores que han ofrecido pruebas empíricas a favor de la misma.

El mismo patrón de la curva de la edad es aplicable a otros comportamientos relacionados con, pero distintos del
delito:
1) Consumo de drogas:
a. AKERS: las características demográficas de los consumidores pueden cambiar dependiendo del tipo de
sustancia, pero “existe una relación entre la edad y el consumo de drogas con el pico en la edad de los
jóvenes adultos”.

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b. UIHLEIN: con datos de la Encuesta Nacional sobre el Abuso de Drogas norteamericana concluye que “el
consumo de marihuana se ajusta al mismo patrón general de la edad igual que otras formas de delito y
desviación”.
2) Accidentes de tráfico: SORENSEN: revisa la investigación empírica sobre la materia y compara las curvas de la edad
en relación con el delito y con los accidentes de tráfico concluyendo que “el hecho de verse envuelto en accidentes
mortales de tráfico tiene un pico en la adolescencia tardía y poco a poco declina a partir de ese momento”. En
contraste con el delito, la curva de la edad para los accidentes de tráfico aumenta a partir de los 60 años, el autor
lo atribuye a factores fisiológicos que incluyen una menor probabilidad para sobrevivir según se alcanza una
determinada edad.

2.2. CONTINUIDAD DELICTIVA

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La continuidad es otro de los elementos de las carreras criminales con más apoyo empírico. Hace referencia a la
conexión entre la delincuencia juvenil y adulta sobre todo desde un punto retrospectivo, ya que prospectivamente
existe tanto continuidad como cambio (paradoja de Robbins).

MURRAY y FARRINGTON: Estudio de Cambridge:


• El 73% de los condenados durante su adolescencia (10-16 años) fueron condenados de nuevo entre los 17-24.
• Sólo un 16% de quienes no habían sido condenados en la adolescencia lo habían sido entre los 17-24 años.
• De los condenados en su adolescencia, el 45% fue condenado de nuevo entre los 25 y los 32 años, en comparación
con el 8% de quienes habían pasado una adolescencia sin condenas.

Los datos se confirman tanto con datos oficiales como con datos de autoinforme.

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Estudio Longitudinal de Cohorte Británico: problemas de conducta a los 5 años predecían de modo robusto problemas
de conducta a los 10 años.

Metaanálisis de la OJJDP: el comportamiento agresivo entre los 6-13 años predice la violencia masculina más adelante;
iniciarse en la violencia de modo temprano es un predictor especialmente fuerte de su continuidad.

LIPSEY y DERZON: observaron también una alta continuidad: las infracciones en general predecían la violencia o
delincuencia seria entre los 15-25 años, ya se hubiera estimado entre los 6-11 años o entre los 12-14.

DERZON: en una revisión de 60 estudios prospectivos señala que la asociación entre comportamiento pasado y futuro
es clara, aunque añade que a veces se ha exagerado y abunda en las dificultades para la predicción a partir de esta
información.

Proyecto de Seattle: encontró que la iniciación temprana en la violencia (12-13) y la venta de droga (14-16) elevaban
de modo significativo el riesgo de comportamiento violento a los 18 años.

MURRAY y cols.: señalan en su revisión de estudios longitudinales en países de ingresos medios y bajos que el mejor
predictor del delito es el comportamiento desviado previo y que existe una alta continuidad a lo largo del tiempo.

3. CARACTERÍSTICAS FÍSICAS Y MENTALES


3.1. PERSONALIDAD
Aparte del sexo y la edad, existen importantes diferencias individuales que podrían ser relevantes para la predicción
de la criminalidad, algunas de ellas de naturaleza física y mental. Estas DI son muy estables a lo largo de la vida.

ROBERTS y DELVECCHIO: metaanálisis a partir de 152 estudios longitudinales en el que encontraron una alta
consistencia de orden jerárquico (lugar relativo de los individuos dentro de un grupo) de los sujetos. En concreto:
• Consistencia de los rasgos durante la infancia de 0,31.
• Durante la adolescencia tardía de 0,54.
• A los 30 años de 0,64.
• Entre los 50-70 años de 0,74.

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Concluyen que “los resultados de su metaanálisis apoyan la inferencia de que los rasgos son bastante consistentes
durante el curso de la vida. Sin embargo, no apoyan la hipótesis de que los rasgos alcanzan una meseta pronto en la
vida de las personas”.

Personalidad: primer constructo relevante que incluye la tendencia a comportarse de cierto modo estable a lo largo
del tiempo y en contextos diferentes. Se entiende compuesta por distintos rasgos y aunque, no existe acuerdo sobre
su nº y contenido, existe una alta correlación entre todos ellos. En el caso de los niños podemos hablar de personalidad
en un sentido limitado (a veces se utiliza temperamento), pero sí existen pruebas de una continuidad entre ciertos
componentes o dimensiones a edad muy temprana y la criminalidad adulta.

Estudio longitudinal de Dunedin: cuando los participantes tenían 3 años se estudiaron 22 características conductuales
a partir de informes de evaluadores que se pueden resumir en 3 componentes principales. Estos factores podían

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predecir muchos sucesos y comportamientos que tenían lugar años más tarde:
1) Falta de control: este rasgo a la edad de 3 años predecía comportamientos como verse envuelto en peleas, mentir
y desobedecer (5-11) y problemas de comportamiento externo (13-15); así como desempleo y expulsión del
trabajo. Predecía la criminalidad a los 21 años tanto con datos de autoinforme como oficiales.
2) Enfoque.
3) Pereza.

Investigaciones como ésta son coherentes con la idea de continuidad.

KRUEGER y cols.: con datos del Estudio de Dunedin utilizaron el Cuestionario de Personalidad Multidimensional (MQP)
para analizar su relación con 4 medidas delictivas: delincuencia autoinformada, informes de algún conocido del

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protagonista, contactos policiales y condenas judiciales. El MQP consta de 10 escalas que los investigadores reducen
a 3 grandes superfactores: constreñimiento, emocionalidad negativa y emocionalidad positiva. Resultados:
• Constreñimiento (en sentido negativo) y emocionalidad negativa (en sentido positivo) se asociaban de modo
consistente y estadísticamente significativo con las 4 medidas de criminalidad.
• Existen serias diferencias en la personalidad de quienes delinquen y de quienes no lo hacen. Los primeros se
caracterizan por sentimientos de alienación, falta de cercanía social y gusto por el riesgo, los segundos por una
baja potencia interpersonal.

Modelo de los 5 grandes: modelo de personalidad contemporáneo más extendido. La personalidad consta de 5
grandes dimensiones: extraversión, apertura al cambio, responsabilidad, cordialidad y neuroticismo. Cada una de ellas
tiene a su vez varios componentes.

MILLER y LYNAM: metaanálisis sobre 59 estudios y 4 modelos de personalidad, entre ellos el de los 5 grandes.
Encontraron que 8 dimensiones se relacionaban con comportamientos antisociales y que las 8 podrían reconducirse a
las dimensiones de cordialidad (baja) y responsabilidad (baja), pero no el neuroticismo.

JONES y cols.: confirmaron los hallazgos sobre cordialidad y responsabilidad, además añadieron una conexión positiva
de los actos desviados con el neuroticismo (alto). Observaron una relación entre hostilidad, impulsividad y deliberación
con comportamientos desviados.

3.2. INTELIGENCIA
HIRSCHI y HINDELANG: fueron los primeros en señalar la relación entre inteligencia y criminalidad, este hallazgo se
había ignorado por la teoría criminológica. WILSON y HERRNSTEIN: hipotetizan una relación causal entre ambas.

En la actualidad existen numerosas pruebas de esta conexión: parece existir un déficit en el nivel de inteligencia de los
delincuentes frente a los no delincuentes, en particular respecto a la inteligencia verbal (más que a la práctica). Esto
es una idea clásica y se relaciona con alguna disfunción del hemisferio izquierdo. Un elemento especialmente relevante
es la capacidad de interpretar objetos abstractos. De todas formas, correlación no significa causalidad.

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CHOY y cols.: “el correlato cognitivo del comportamiento antisocial, violento y criminal entre los individuos (que no se
encuentran mentalmente enfermos) son déficits en la inteligencia general, aunque puede haber grupos de delincuentes
sin estas carencias (psicópatas)”.

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Estudio de Cambridge:
• Tanto una baja inteligencia verbal como no verbal a los 8-10 años predecían haber sido condenados a los 32 por
acto violento; el mismo poder predictivo que tenía la inteligencia no verbal a los 12-14 años. Algo semejante
ocurría con otros comportamientos desviados.
• Más del doble de los niños que puntuaron 90 o menos en tests de inteligencia no verbal fueron condenados
durante su adolescencia temprana.

LIPSEY y DERZON: su metaanálisis concluye que la inteligencia tiene una relación predictiva moderada con la violencia
o delincuencia seria entre los 15-25 años, ya se hubiera medida entre los 6-11 años o entre los 12-14.

MOFFITT: a partir de datos empíricos estima que la diferencia en la inteligencia entre delincuentes y no delincuentes
es de 8 puntos en la escala de CI. Al mismo tiempo, sugiere que las diferencias pueden ser mucho mayores (de hasta
17 puntos en la escala) entre grupos particulares (delincuentes crónicos y no delincuentes).

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MURRAY y cols.: revisión en países de ingresos medios y bajos que avala la capacidad predictiva de la inteligencia y el
comportamiento antisocial.

Algunas investigaciones sugieren que la inteligencia puede utilizarse como predictor de la criminalidad desde edades
muy tempranas (desde los 3 o 4 años).

La literatura ha apuntado que esta asociación podría ser un artefacto, excepto JOLLIFFE y FARRINGTON:
1º. MOFFITT: el estilo de vida (como el de los criminales) puede producir alteraciones en la inteligencia, por lo que
señala un potencial problema de orden temporal.
Jolliffe y Farrington: señalan que la mayor parte de la evidencia procede de estudios longitudinales en los que la
inteligencia se midió antes de que se comenzara a cometer delitos.

2º. Podría ser que la inteligencia estuviera relacionada tanto con la comisión de delitos como con la probabilidad de
ser arrestados. YUN y LEE: con datos del estudio longitudinal Add Health encontraron que la inteligencia verbal
era un predictor de los arrestos controlando variables como el autocontrol y los delitos previamente cometidos.
Jolliffe y Farrington: recuerdan que las pruebas proceden tanto de datos oficiales como de autoinforme, y que la
conexión es semejante independientemente de la medida utilizada.

3º. Jolliffe y Farrington: rechazan que exista un sesgo en la medición de la inteligencia por razones sociales o étnicas
o que los hallazgos sean un artefacto relacionado con la clase social. El motivo de este rechazo es porque todos
estos factores han sido controlados en algunas investigaciones por lo que no pueden eliminar la asociación.

El efecto de la inteligencia sobre la criminalidad es probablemente indirecto:


1) WARD y TITTLE: con datos del estudio longitudinal Youth in Transition contrastaron el efecto indirecto de la
inteligencia:
a. A través del rendimiento escolar: aunque ambos modelos tenían un impacto sobre la criminalidad, el
modelo del rendimiento escolar es el que prevalece en análisis multivariantes.
b. A través del tratamiento que reciben los niños/as en el colegio: este modelo de la “reacción escolar” trata
de cómo el sistema trata a los individuos dependiendo de su nivel de inteligencia.
2) LYNAM y cols.: tampoco encontraron pruebas de que la relación entre inteligencia y criminalidad fuera espuria ni
de que el orden temporal fuera el opuesto al habitualmente hipotetizado. Sostienen que el efecto está mediado
por el fracaso escolar para los chicos afroamericanos.

OLESON: mantiene que también existen sujetos con un alto CI o altas capacidades que cometen delitos. Ofrece un
estudio de casos en los que los sujetos de alta inteligencia han sido responsables de delitos no sólo de cuello blanco,
sino violentos contra las personas.
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3.3. OTRAS
Factores relativos al embarazo y nacimiento que se han relacionado con la criminalidad:
a) MURRAY y cols.: en su revisión muestran que existe una conexión moderada entre el consumo de tabaco materno
durante el embarazo en los problemas de conducta y la violencia, así como entre la malnutrición y los problemas
de conducta; pero no del bajo peso al nacer, el nacimiento prematuro o la exposición al zinc o al plomo, ni tampoco
que el consumo de leche materna fuera un factor protector.
b) LIPSEY y DERZON: en su metaanálisis señalan que características físicas y médicas son un predictor modesto de la
violencia o delincuencia seria entre los 15-25 años al medirse a los 6-11 años.
c) Metaanálisis de la OJJDP: a pesar de la existencia de algún apoyo empírico, estos factores no deben utilizarse para
la predicción temprana del riesgo de comportamientos violentos.

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Conexión entre nutrición y criminalidad:
a) VIRKKUNEN: hipoglucemia: en un estudio sobre 23 jóvenes con personalidad antisocial encontró que existía en
ellos una secreción de insulina relativamente alta (sólo en los que mostraban ciertos desordenes conductuales).
b) VIRKKUNEN y HUTTUNEN: aplicaron un test de tolerancia a la glucosa a 56 delincuentes violentos y los
compararon con 20 controles, observando que en los sujetos violentos con personalidad antisocial las
concentraciones de glucosa en sangre, tras elevarse a niveles relativamente altos, cayeron a niveles de
hipoglucemia retornando a valores base de forma lenta.
c) KANAREK: se muestra más escéptico sobre este tema señalando que:
• A menudo, los individuos con tendencias violentas tienen también una historia de alimentación poco
saludable y abuso de alcohol que se relacionan con problemas con el azúcar y con un estilo de vida particular,
pudiendo ser este último el que se encuentre detrás de la criminalidad (con los problemas de salud como

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epifenómenos).
• Que existen problemas metodológicos relacionados con la alimentación que los pacientes reciben en algunos
estudios y con la propia medición del azúcar. Lo que establecen los estudios quizás es un problema de salud
crónico, no que los delitos particulares tuvieran cuando había un exceso de insulina o cuando los niveles de
azúcar eran bajos, o que antes del delito no se hubiera abusado del alcohol.
• Sin embargo, no rechaza de modo categórico una potencial conexión entre hipoglucemia o nutrición y
criminalidad ya que las investigaciones aún son escasas y poco concluyentes.

Hiperactividad:
a) Proyecto de Seattle: la hiperactividad a la edad de 10, 14 y 16 doblaba el riesgo de comportamiento violento a los
18; la búsqueda de sensaciones lo triplicaba. Lo mismo ocurre en el metaanálisis de la OJJDP.
b) MURRAY y cols.: en su revisión de estudios longitudinales observan que la hiperactividad predecía la violencia,
pero no la delincuencia juvenil.
c) Estudio de Cali: asociación significativa entre hiperactividad/problemas de atención y criminalidad y consumo de
drogas.

4. INMIGRACIÓN
Algunas teorías criminológicas pronostican que los inmigrantes deberían delinquir más que los nacionales. Algunos
estudios europeos han encontrado que los inmigrantes delinquen más que los nacionales y es improbable que sea
una mera consecuencia de que sufran una mayor persecución por parte de la justicia.

ANDERSEN y cols.: estudio noruego en el que revisaron datos de acusados entre 2010-13. Contaban con datos oficiales
sobre cargos y un nº identificativo de los sujetos afectados. Observaron:
• Que tanto los inmigrantes como los nacidos en Noruega con ambos padres inmigrantes estaban
sobrerrepresentados entre los delincuentes registrados.
• Encontraron grandes diferencias dependiendo del origen regional de los individuos, tanto por continente como
por país de origen.
• Hay países asiáticos muy sobrerrepresentados en las estadísticas y otros muy infrarrepresentados.

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• Cuando se toman en cuenta las características sociodemográficas (edad y sexo) de los grupos, las diferencias se
reducen pero no llegan a desaparecer. Las diferencias tampoco parecen explicarse completamente por la
discriminación y se extienden a casi todos los delitos con excepción de los relacionados con las drogas, en los que
los inmigrantes se encontraban infrarrepresentados.
• Con datos más extensos (1992-2015) muestran que la sobrerrepresentación de los inmigrantes entre los
delincuentes conocidos ha ido disminuyendo en Noruega con el paso del tiempo.

Esta misma metodología arroja resultados en la misma línea en España: sobrerrepresentación de inmigrantes en las
estadísticas oficiales y una gran heterogeneidad y variabilidad en su seno.

SAMPSON, MORENOFF Y RAUDENBUSH: importante estudio longitudinal de cohorte con variables a varios niveles
entre 1995-2002 que incluía jóvenes blancos, negros y latinos de entre 8-25 años. Incluyeron también variables,

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derivadas de datos de encuesta y oficiales, relativas a los barrios en que habitaban. El trabajo se centraba en la
delincuencia violenta en una muestra de 2974 individuos de Chicago que fueron entrevistados, al igual que las
personas adultas que los tenían a su cargo, tres veces (cada 2,5 años). Resultados:
• Variables relacionadas con el contexto de las comunidades eran relevantes para explicar tanto la delincuencia
como las diferencias en razón de la raza o etnia.
• Ser inmigrante de 1ª generación reducía la probabilidad de cometer delitos (factor protector), frente a los de 3ª o
superior generación. Ser inmigrante de 2ª generación también era un factor de protector, pero de menor entidad.

SERRANO MAÍLLO et al.: administraron un cuestionario a una muestra no representativa de jóvenes internos (de
estatus nacional e inmigrante) en Centros de Madrid. El estudio no encontró diferencias estadísticamente significativas
entre el nº y naturaleza de delitos y actos desviados cometidos por nacionales e inmigrantes.

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SERRANO GÓMEZ: encontró que muchos inmigrantes tienen la intención de trabajar y delinquen menos que los
nacionales por diversas razones: “el inmigrante que viene a trabajar no suele crear problemas de criminalidad; el
inmigrante con contrato de trabajo suele delinquir menos que los nacionales: quieren trabajar, conseguir dinero para
enviar a su familia o regresar a su país”.

A menudo se distinguen en la investigación empírica y teórica varias generaciones:


a) Las primeras generaciones están compuestas por personas adolescentes o adultas que emigran a otro país.
b) Las segundas generaciones son hijos de inmigrantes nacidos en el país de acogida de sus padres o llegados a muy
cortas edades.

Las diferencias entre ambas incluyen el contacto directo con los lugares y culturas de origen y la potencial idea de
regresar allí, ambas ausentes en la 2ª generación que, como grupo, son las que muestran una mayor tendencia al
delito. Algunos autores entienden que esta dicotomía es insuficiente y proponen términos medios entre ambas:
• RUMBAUT: generación 1,5: son inmigrantes que llegan durante su 1ª adolescencia (5-12 años) y que serían
individuos marginales tanto al nuevo como al antiguo mundo, no forman parte completamente de ninguno.
• ZHOU y BANKSTON: segunda nueva generación: “nacidos en el país receptor o nacidos en el extranjero que están
creciendo en los EEUU y en la actualidad pasando a la madurez”. El fundamento teórico es que estos jóvenes
comparten estar creciendo en un país nuevo y tener que enfrentarse a la opción de bascular hacia sus grupos de
origen o bien hacia la nueva cultura y estructura característica del nuevo lugar donde residen.

RUMBAUT: “paradoja de la inmigración”: los inmigrantes de 1ª generación tienden a delinquir menos que los
nacionales en circunstancias semejantes, a pesar de estar expuestos a condiciones criminógenas delinquen menos de
lo que cabría esperar. A nivel de las comunidades, se ha teorizado que ello podría ser debido a que la inmigración
tuviera un efecto organizativo en las comunidades conocido como la perspectiva de la revitalización de la inmigración:
cuando los inmigrantes (que constituyen un grupo relativamente homogéneo) llegan a una comunidad y viven en la
misma pueden aparecer nuevas formas de organización social, reforzarse instituciones ya existentes en el área y
aumentar los controles sociales informales de dicha comunidad o barrio.

11

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 3: PROCESOS BIOGRÁFICOS ANDREA (CURSO 19/20)
J.LEE: sobre la base de entrevistas y observación participante relata formas que los inmigrantes pueden utilizar para
evitar conflictos. Por ejemplo, ciertos comerciantes coreanos o judíos en barrios mayoritariamente poblados por
afroamericanos emplean a personas de color o ponen mujeres al frente de sus comercios para que ejerzan de
intermediarios (brokers). Aun así, pueden llegar momentos en que estas estrategias fallen y se imponga el conflicto.
Este trabajo sostiene que incluso en barrios teóricamente desorganizados tiende a prevalecer la armonía.

BERSANI: cuando los inmigrantes de 2ª generación delinquen de modo desproporcionado puede ser debido a
experiencias únicas o bien al hecho de que se han asimilado hasta convertirse en jóvenes nacionales, de modo que
delinquen en la misma medida que ellos y por las mismas causas. Para contrastar la 2ª hipótesis utilizan datos de la
Encuesta Nacional Juvenil Longitudinal entre 1998 y 2005. Encuentran un patrón complejo:
• Cuando compara jóvenes inmigrantes de 2ª generación con jóvenes no inmigrantes de raza blanca se observan

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
grandes semejanzas y sus comportamientos son predichos por las mismas variables independientes sin diferencias
significativas.
• Las comparaciones con nacionales de raza negra y latina arrojan algunas divergencias como por ejemplo en
materia de supervisión y género para los participantes de color y vinculación para los latinos.

Un problema clave de todo esto es que el concepto de inmigrante es impreciso:


• ALBRECHT: “los conceptos de extranjero y minoría étnica son vagos y flexibles. No refleja un grupo homogéneo de
personas ni ofrece una guía teórica”.
• YOUNG: se trata de una construcción social ya que por ejemplo los británicos que vienen a vivir al sur de España
no son vistos como inmigrantes.

La categoría encierra muchos problemas añadidos como el de cuántas generaciones han de pasar para que alguien se

Reservados todos los derechos.


considere nacional y no inmigrante.

Algunos autores mencionan que el menor extranjero tiene más probabilidades de ser denunciado, detenido y
encarcelado:
• ROBERTS y STALANS: “si el público considera a los delincuentes como extraños a la sociedad mayoritaria, no es
sorprendente que se hagan asociaciones entre criminalidad y raza o etnia; los estereotipos sobre los criminales
tienen claramente un elemento racial”.
• BAUMAN: “los inmigrantes encajan mejor en tal propósito que cualquier otra categoría de villanos genuinos o
putativos”.

Otra posibilidad con apoyo empírico es que inmigrantes y nacionales respondiesen de modo diferencial a los
cuestionarios de autoinforme y unos declarasen más delitos que otros porque puede que definan como delitos más
comportamientos.

Es posible que existan subgrupos diferenciados dentro de los sujetos con un “estatus inmigrante” y que simplemente
algunos subgrupos fueran especialmente tendentes al delito o se encontraran marcadamente protegidos frente al
mismo. La investigación teórica y empírica en CRI mantiene de modo convincente que la categoría inmigrante, por sí
misma, en sentido global no parece tener una gran repercusión en la criminalidad y el delito, pero que ello no puede
ocultar la necesidad de utilizar distinciones más específicas (grupos particulares de inmigrantes según su procedencia
o generación a que pertenecen).

12

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 5: PROCESOS DE CRIANZA Y SOCIALIZACIÓN ANDREA (19/20)
1. FAMILIA
1.1. Familia y criminalidad
1.2. Procesos de transmisión intergeneracional

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
1.3. Hermanos y delincuencia
1.4. Hogares rotos y delincuencia
1.5. Castigo físico y abuso en la crianza
2. MENTORES: APRENDIZAJE Y OPORTUNIDAD
3. MATRIMONIO, VIDA EN PAREJA Y DESCENDENCIA
3.1. Matrimonio y criminalidad
3.2. Vida en pareja
3.3. Descendencia

**Resumen del libro PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS: la naturaleza y características del delito en la sociedad
contemporánea de Alfonso Serrano Maíllo (Ed. Dykinson, 2019). (Págs.179-212)

Reservados todos los derechos.


1. FAMILIA
1.1. FAMILIA Y CRIMINALIDAD
La familia suele figurar como un elemento etiológico importante en muchas teorías de la criminalidad.

HIRSCHI: teoría del control social: resume los mecanismos preventivos de la familia:
• Mediante una correcta educación, la familia puede enseñar autocontrol a los hijos.
• Con la restricción de las actividades de los hijos, vigilándolos físicamente o preocupándose por dónde están.
• Fomentando el cariño, el respeto o la dependencia entre los miembros.
• Vigilando la casa frente a potenciales asaltadores y protegiendo a los miembros de potenciales agresores.
• Cuidando y preocupándose de los miembros y garantizando su buen comportamiento.

GOTTFREDSON y HIRSCHI: añaden que la escuela podría desempeñar un rol notable en la prevención del delito si las
familias colaboraran con ella.

Muchas pruebas empíricas han encontrado una relación entre diversos aspectos familiares y la criminalidad posterior
de los hijos. Factores o aspectos familiares relacionados con la criminalidad a nivel individual:

1) Tamaño de la familia: se relaciona de modo positivo con la criminalidad a nivel individual.

Estudio de Cambridge: pertenecer a una familia amplia a los 8-10/12-14 años anticipaba comportamientos
antisociales a los 18 y disfunción social o haber sido condenado por conducta violenta a los 32.

Estudio Longitudinal de Cohorte Británico: en modelos multivariantes se observó que pertenecer a una familia amplia
a los 5 años predecía de modo robusto problemas de conducta a los 10 y condenas criminales entre los 16-34 años
tanto para chicas como chicos.

MURRAY y cols.: no encontraron que tener muchos hermanos se relacionara con la violencia en investigaciones de
países de ingresos bajos y medios.

SAMPSON y LAUB: encuentran que:


• Vivir en poco espacio despliega un efecto positivo indirecto sobre la criminalidad a través de la paternidad ineficaz
ya que los padres tienen que ocuparse de bastantes problemas.
• Existe un efecto negativo directo al aumentar la vigilancia y el control ya que, al estar más juntos y con menor
privacidad, hay más guardianes capaces de evitar el delito.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 5: PROCESOS DE CRIANZA Y SOCIALIZACIÓN ANDREA (19/20)
2) Conflicto familiar:

Proyecto de Seattle: el conflicto familiar a los 14-16 años aumenta el riesgo de comportamiento violento a los 18.

Estudio de Cambridge: el conflicto familiar predecía las condenas juveniles y la criminalidad autoconfesada, aunque
no las condenas adultas.

Estudio de Cali: se apreció una asociación entre el conflicto familiar y la comisión de hechos delictivos por un lado y el
consumo de drogas por otro.

3) Falta de vinculación segura entre el infante y quienes le crían:

El concepto procede de la PSI y se relaciona con el trabajo de BOWLBY.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
GUERRA: en un metaanálisis a partir de 69 estudios y casi 6000 niños/as se identificó que los niños (las niñas en menor
medida) que tenían vinculaciones maternales inseguras y que por ello, no toleraban bien la separación, “tenían un
riesgo elevado de problemas de comportamiento y de agresión más tarde”.

4) Pobreza: también se ha relacionado con la criminalidad, en particular a través de los efectos sobre la crianza.

MURRAY y cols.: en su revisión de países reseñan una conexión positiva (aunque pequeña) entre pobreza familiar y
problemas de comportamiento y violencia en la prole.

Estudio de Cambridge: encontró que:


• Unos bajos ingresos familiares, el desempleo del padre y la pertenencia a una clase social baja a los 8-10 años
predecían haber sido condenado a los 32 por delito violento;

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• El desempleo del padre a los 12-14 años predecía haber sido condenado a los 32.
• Unos bajos ingresos familiares, una vivienda pobre y formar parte de una clase social baja predecían
comportamientos antisociales a los 18 y disfunción social a los 32.
• Con datos de tres generaciones se encontró en análisis multivariantes que unos ingresos familiares bajos predecían
la violencia de los hijos y una vivienda pobre la de los nietos.

Metaanálisis de la OJJDP: reportan una relación entre pobreza y violencia.

LIPSEY y DERZON: identifican el estatus socioeconómico de la familia como un predictor modesto de la violencia o
delincuencia seria entre los 15-25 años cuando se estimaba a los 12-14.

Proyecto de Seattle: la privación económica a la edad de 10 y 16 años (no a los 14) pronosticaba también de modo
moderado el comportamiento violento a los 18.

GUERRA: resume potenciales mediadores:


• Los problemas económicos (incluidos los que son a corto plazo) pueden generar estrés y reducir la habilidad para
una crianza eficaz.
• Los padres pueden provenir de ambientes semejantes y carecer de las habilidades óptimas para la crianza y para
solicitar ayudas públicas.
• Sus dificultades les impiden acceder a recursos financieros que les ayuden a sobrellevar su tarea socializadora.
• La pobreza familiar se conecta con exposición a agentes tóxicos desde antes del nacimiento.
• Los niños no sólo sufren los problemas económicos de sus familias, sino también el de su barrio en una especie de
“doble maldición”.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 5: PROCESOS DE CRIANZA Y SOCIALIZACIÓN ANDREA (19/20)
1.2. PROCESOS DE TRANSMISIÓN INTERGENERACIONAL
Conexión entre delincuencia de los padres y de sus hijos:

BESEMER: con datos del estudio longitudinal Add Health sostiene que el 5% de las familias habían protagonizado más
del 50% de los arrestos; el 10%, el 79% de los arrestos, y el 25%, el 100% de los arrestos.

DUGDALE: investigación norteamericana de finales del S.XIX que fue pionera en la exposición de esta idea. En una
serie de visitas a cárceles de NY encontró 6 personas (aunque con apellidos distintos) que pertenecían a la misma
familia. Llegó a identificar a 81 miembros de la familia (de sangre o por matrimonio o convivencia), de los cuales 45
eran hombres (29 por sangre/16 no). De los 29 hombres familiares por sangre, 17 eran criminales; de los otros lo eran
16,5. El autor ofrece una explicación sociológica de esta familia, a los que llamó los Jukes: “las características esenciales

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del grupo son la gran vitalidad, ignorancia y pobreza. Nunca han recibido ninguna formación que hubiera activado el
gusto estético, los hábitos del razonamiento o incluso el deseo de la confortabilidad de un hogar bien ordenado”.
Asume que el ambiente es el factor criminógeno determinante y que “la herencia es un resultado de una ambiente
que no cambia”.

GODDARD: 2º estudio norteamericano (experimento natural) sobre una familia con miembros delincuentes. A través
de una interna en una institución que el autor dirigía descubrió una familia en la que podían identificarse dos ramas
que habían vivido separadas desde hacía 6 generaciones: una “buena” (no había criminales) y otra “defectuosa” (había
criminales y débiles mentales). Rechaza que el ambiente sea el único factor importante para la etiología de la debilidad
mental o que ésta pueda mejorarse a nivel individual a través de la educación: “la conclusión es que toda esta
degeneración ha llegado como resultado de que la mente defectuosa y la mala sangre han sido traídas a una familia

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normal de buena sangre”. Afirma la existencia de una relación entre debilidad mental y criminalidad.

Aunque los anteriores estudios son muy antiguos, en la actualidad existen pruebas de este fenómeno de transmisión
intergeneracional de la criminalidad (conexión padres-hijos):

BESEMER y cols.: metaanálisis a partir de 23 estudios en el que señalan que la conexión es clara, independientemente
de si los datos utilizados son oficiales o autoinformados.

MURRAY y FARRINGTON: analizan 11 estudios sobre la conexión entre el encarcelamiento del padre o madre y el
comportamiento antisocial de los descendientes encontrando pruebas favorables en 8 de los estudios (razones de las
ventajas entre valores modestos e intermedios).

Estudio de Cambridge: tener un padre condenado a los 8-10 años pronosticaba comportamientos antisociales a los
18 y disfunción social a los 32, así como haber sido condenado por un delito violento. En modelos multivariantes, la
condena parental se mostraba como uno de los predictores más sólidos.

McCORD: la desviación del padre era un factor predictivo de la criminalidad futura. Los mismos resultados se
desprenden del metaanálisis de la OJJDP.

LIPSEY y DERZON: tener padres antisociales es un indicador de violencia o delincuencia seria entre las edades de 15-
25 años (estimado a los 6-11 o a los 12-14). Proyecto de Seattle: la violencia y criminalidad parental predecían la
violencia a los 18 años (estimada a los 14 o a los 16).

Estas influencias pueden desagregarse por sexo:

AUTY y cols.: con datos de Cambridge:


• Que el padre haya sido condenado se relaciona con una mayor probabilidad de que el hijo lo haya sido, para la
hija no se alcanzó la significación estadística.
• Que la madre haya sido condenada se relaciona con una mayor probabilidad de que el hijo y la hija lo hayan sido.
• Añaden que los efectos se encuentran mediados por variables diferentes: padres y madres sobre los varones (vía
abuso de drogas); padres sobre las hijas (problemas de convivencia); madres sobre las hijas (disciplina dura).

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 5: PROCESOS DE CRIANZA Y SOCIALIZACIÓN ANDREA (19/20)
BESEMER y cols.: transmisión de más fuerte a más débil:
• De madres a hijas.
• Madres a hijos.
• Padres a hijas.
• Padres a hijos.

Aunque no está claro que algunos efectos sean distintos según se trate de un niño o de una niña.

THORNBERRY y cols.: confirman que la delincuencia y el uso de drogas por parte del padre predice de modo positivo
comportamientos problemáticos de los hijos a los 8-9 años (según informes de madres), si bien el efecto se encuentra
mediado por otras variables como la calidad de la crianza parental a los 6-7 años y la edad a la que los padres tuvieron

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la descendencia. A mayor nivel de desviación de los padres, antes tendían a tener los hijos; cuantos más jóvenes tenían
al hijo, más desviación mostraba éste.

BESEMER: datos de Add Health en los que observa una similitud entre los contactos de padres e hijos con el Sistema
de Administración de Justicia: que uno o ambos padres sea delincuente aumenta el riesgo de arresto, condena
condicional y encarcelamiento. Los datos revelen mayor robustez para el caso del padre; al mismo tiempo comprueba
que los padres y madres tienden a parecerse entre ellos.

La transmisión no tiene que limitarse a una generación sobre la siguiente:

FARRINGTON y cols.: datos del Estudio de Cambridge:


• 1ª generación: el delito se concentra fuertemente en las familias:
o El 6% de las familias era responsable de la mitad de todas las condenas.

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o Casi el 75% de los padres que habían sido condenados tenían un hijo a su vez condenado.
• Datos de 3 generaciones:
o Tener al padre condenado eleva el riesgo de violencia en las generaciones de hijos y nietos.
o La delincuencia autoinformada de los hijos a los 18 años pronosticaba la posterior de los nietos, sobre
todo en el robo en viviendas, robo en vehículos, agresión y consumo de marihuana.
o La delincuencia de los hijos a los 32 años pronosticaba la posterior de los nietos, sobre todo en la agresión
y el consumo de marihuana.
o El factor predictivo más robusto se producía entre madres e hijas.

Relación entre encarcelamiento parental y criminalidad:

MURRAY y FARRINGTON: Estudio de Cambridge, es uno de los que más pruebas han arrojado sobre esta relación:
• Comparan a los participantes que estuvieron separados de alguno de sus padres en algún momento antes de los
10 años y quienes no estuvieron separados porque sus padres no fueron nunca encarcelados, quienes sí estuvieron
separados pero por motivos distintos al encarcelamiento parental y quienes tuvieron a alguno de sus padres en
prisión pero sólo antes de nacer.
• Estas comparaciones son realizadas para 5 situaciones o conductas criminológicamente relevantes y para varios
momentos temporales en 3 de las 5 situaciones.
• La razón de las ventajas apunta a una asociación fuerte y positiva entre la separación de los padres por
encarcelamiento entre el nacimiento y los 10 años y todos los demás supuestos.
• El grueso de la variaciones se encuentra en la comparación con quienes no tuvieron a los padres encarcelados.
• La conexión se aprecia en la personalidad antisocial en distintas edades, violencia autoconfesada a los 18 años,
delincuencia autoconfesada en distintas edades, condena en distintas edades y encarcelamiento a los 40.
• Los autores abundan en la conexión positiva entre encarcelamiento de los padres y comportamientos antisociales
y delictivos de los descendientes hasta edades muy tardías (personalidad antisocial a los 48; condena entre los 33-
50; encarcelamiento a los 40).

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 5: PROCESOS DE CRIANZA Y SOCIALIZACIÓN ANDREA (19/20)
Los mismos autores revisan las mismas comparaciones para otros problemas no legales:
1º. Apuntan a una conexión positiva entre encarcelamiento de alguno de los padres y problemas de salud mental
(neurosis y ansiedad-depresión).

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2º. Apuntan a una conexión positiva entre encarcelamiento de algunos de los padres y problemas con el alcohol, las
drogas, la educación y el empleo.

Quienes han sufrido el encarcelamiento de alguno de los padres entre el nacimiento y los 10 años es más probable
que desarrollen alguno de los problemas señalados de tipo legal, mental, social, etc.; su relación con el
encarcelamiento en el estudio de Cambridge es positiva.

Mecanismos de transmisión intergeneracional de la criminalidad:


FARRINGTON y cols.:
• Continuidades en la exposición a los mismos factores de riesgo.
• Emparejamiento selectivo: tendencia de los individuos con tendencias antisociales a unirse entre sí.
• Influencia de unos miembros de la familia sobre otros.
• Efectos relacionados con la crianza inefectiva que se transmite de padres a hijos.
• Mecanismos genéticos.

Reservados todos los derechos.


• Retroalimentación de sesgos del Sistema Administración de Justicia (teoría del etiquetamiento).

BESEMER: datos de Add Health analizados con modelos de ecuaciones estructurales que no encuentran efectos
indirectos de la criminalidad de los padres sobre la de los hijos a través del ambiente familiar, pero sí directos (conexión
directa elevada) para arrestos, condena condicional y encarcelamiento. Testan la hipótesis del etiquetamiento y
afirman que sus resultados favorecen que la criminalidad se relaciona con una acumulación de desventajas, incluido
el encarcelamiento parental. Sin embargo, el enfoque adoptado no identifica un efecto del etiquetamiento en sentido
tradicional.

WOODARD: apunta a la potencial existencia de interacciones con datos del estudio Fragile Families and Child
Wellbeing (muestra de 4898 individuos nacidos entre 1998-2000). Identifica que el efecto criminógeno de tener a la
madre en prisión se modera con la presencia de un hermano, aunque éste no ejercía ningún efecto directo sobre la
criminalidad.

Teoría del control social: los padres o madres que delinquen habitualmente no ejercitarán una crianza eficaz sobre la
prole. Aun así, se puede esperar una cierta variación dependiendo de los vínculos del progenitor (calidad de la relación
con el hijo/a). La idea es que si la relación es negativa, que desaparezca temporalmente ese progenitor puede disminuir
la criminalidad del descendiente. El efecto del encarcelamiento entonces puede ser positivo o negativo dependiendo
de la relación padres-hijos.

Una cosa es la delincuencia de los padres o madres y otra su encarcelamiento: son variables que tenderán a
correlacionar entre sí, pero son conceptualmente ortogonales y sus efectos son potencialmente distintos.

AUTY: privación de libertad: ha descrito las consecuencias para los progenitores (alteración de identidad para padres
o angustia de las madres), para los hijos/as (trauma), para las relaciones entre unos y otros (distanciamiento) y para
la familia (declive económico y reducción en la calidad y estabilidad de la crianza).

El encarcelamiento de uno de los padres es un predictor señalado de la criminalidad, pero sin embargo su alcance es
amplio: tiene efectos negativos para las familias, lo cual a su vez puede generar de modo indirecto criminalidad.
Algunos de estos efectos son sutiles (sentimiento de vergüenza). FAGAN y WEST: el encarcelamiento de un familiar
aumenta las dificultades económicas del núcleo, dificulta la supervisión de los hijos y rompe los vínculos familiares. La
prole de padres encarcelados tiene un desarrollo emocional, conductual y psicológico relativamente pobre.

Sin embargo, puede esperarse que los efectos sean más severos en el caso de encarcelamiento de la madre, en este
caso los hijos suelen irse a vivir con personas ajenas a la familia nuclear (tíos o abuelos).

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 5: PROCESOS DE CRIANZA Y SOCIALIZACIÓN ANDREA (19/20)
AUTY: estudio en el que la mayoría de los padres encarcelados informó que los hijos estaban viviendo con la madre
(90%); las madres señalaron a los abuelos (53%), los padres (28%), otros familiares (23%) e instituciones de acogida
(10%). Sin embargo, las pruebas empíricas no son claras sobre si el encarcelamiento de la madre tiene consecuencias
más graves que las del padre sobre la conducta antisocial y delictiva de los descendientes.

La evidencia del efecto del encarcelamiento de la madre sobre los hijos es compleja, con hallazgos de efectos
beneficiosos y/o no significativos. WILDERMAN y TURNEY: encuentran que los niños/as que tienen a la madre privada
de libertad tienen un estatus socioeconómico desaventajado y muestran problemas de comportamiento. Sin embargo,
cuando se controlan las diferencias previas entre ellos y sus compañeros sin madres encarceladas, los efectos del
encarcelamiento son inexistentes.

Algunos efectos del encarcelamiento de los progenitores pueden ser sutiles y duraderos: BRAYNE et al.: quienes han

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tenido contacto con el Sistema de Administración de Justicia reducen voluntariamente su contacto con instituciones
públicas que recogen o guardan datos. Esto no ocurre con otras instituciones cívicas o religiosas. Este fenómeno es
denominado “evitación de sistemas”: cuando una persona ha tenido estas experiencias y tiene que acudir a una
institución pública (hospital, oficina de empleo o centro educativo), puede cambiar de opinión y olvidarse de las
gestiones que tenía que hacer (buscan estrategias para evitar una exposición directa). Como vemos, la prisión extiende
sus efectos y se solapa con otras instituciones sociales. Esta situación es especialmente problemática en el caso de las
madres que pueden dejar de acceder a servicios o prestaciones a las que tienen derecho y que realmente necesitan;
al tiempo que su identidad como madres puede verse comprometida (temor a que estas instituciones puedan poner
en duda su capacidad para cuidar de los hijos). Este fenómeno estaría en expansión debido a nuevas estrategias
policiales y públicas que recurren a big data ya que ahora se rebajan los niveles en que se considera que existe un

Reservados todos los derechos.


riesgo y se emplean con finalidades predictivas por un lado; y se combinan fuentes de información que antes eran
independientes por otro.

1.3. HERMANOS Y DELINCUENCIA


Conexión positiva entre nº y desviación de los hermanos (sobre todo chicos) y criminalidad propia:

SHAW: describió en 1930 la historia de los 5 hermanos Martin, detenidos casi 100 veces. Sus pruebas apuntan no sólo
a los hermanos como un factor de riesgo, sino a que los mayores pueden actuar como reclutadores de los pequeños.

REISS: utilizando información empírica escribe que de 151 robos en viviendas con más de un delincuente juvenil, en
el 24% había 2 o más hermanos.

Estudio de Cambridge:
• Se observa una tendencia a la codelincuencia con hermanos, sobre todo cuando el sujeto tenía 3 o 4 hermanos de
edades próximas a la suya.
• Tener un hermano con problemas de comportamiento a los 8-10 años predecía haber sido condenado por un acto
violento o disfunción social a los 32 años.

Proyecto de Seattle: tener algún hermano delincuente a los 16 años (no antes) aumenta el riesgo de comportamiento
violento a los 18 años.

BESEMER: alta semejanza entre los contactos con el Sistema de Administración de Justicia de hermanos/as.

FAGAN y NAJMAN: utilizan un estudio longitudinal australiano para comprobar si existen influencias criminógenas de
los hermanos a los 14 años. Informan de correlaciones bivariadas significativas desde un punto de vista estadístico
entre el comportamiento delictivo de las hermanas, de los hermanos y de los hermanos de sexo mixto. Señalan algunos
efectos moderadores de la relación como el hecho de que los padres hayan sido arrestados que refuerza la semejanza
entre hermanos. Podrían existir diferencias en el impacto de hermanos y hermanastros; hermanos y hermanas;
dependiendo de si viven juntos o no; las características de la vivienda o la estructura familiar.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 5: PROCESOS DE CRIANZA Y SOCIALIZACIÓN ANDREA (19/20)
1.4. HOGARES ROTOS Y DELINCUENCIA
✓ Hogar roto: aquel en el que falta uno de los progenitores ya sea por separación, fallecimiento u otro motivo:

PRATT y CULLEN: encontraron que la disrupción familiar era un predictor de las tasas de criminalidad.

JUBY y FARRINGTON:
• Los chicos que vivían permanentemente en familias con disrupciones a los 15 años fueron condenados de jóvenes
más que los que vivían en familias intactas. Estos resultados también se daban para datos de condenas adultas y
autoinforme.
• El hecho de que la disrupción familiar se debiera al abandono o a la muerte de uno de sus progenitores no parecía
tener un efecto diferencial sobre la delincuencia.
• Las tasas de criminalidad de familias con disrupciones y de familias con elevados grados de conflicto interno eran

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muy semejantes; la pérdida de la madre era una factor más criminógeno que la del padre; la falta de armonía
familiar era más criminógena que la pérdida de un padre; los niños que tras la ruptura siguieron viviendo con las
madres no delinquían más que los procedentes de hogares intactos.

Estudio Longitudinal Británico: en modelos multivariantes, la pérdida de uno de los padres a los 5 años predecía de
modo robusto problemas de conducta a los 10 años y condenas criminales entre los 16-34 años para el caso de los
chicos.

AEBI: datos de la Encuesta de Delincuencia Autorrevelada de Suiza (muestra de 970 jóvenes de entre 14-21 años).
Comparó el % de hijos e hijas de familias disociadas y completas y sólo encontró diferencias significativas
estadísticamente para las infracciones en materia de estupefacientes (prevalencia tanto a lo largo de toda la vida como

Reservados todos los derechos.


en el último año). Esta ausencia de diferencias se replicaba cuando la muestra se desagregaba por sexo y edad. El
autor considera que esta diferencia relativa a los estupefacientes se debe a que los hijos de familias rotas crecen más
rápido y llegan antes a ciertas etapas de desarrollo, adoptando pautas de comportamiento que no corresponden a su
edad (como el consumo de tabaco).

Metaanálisis de la OJJDP: probablemente los efectos dependen de la presencia de otras variables y es necesario llevar
a cabo análisis multivariantes para contrastar interacciones.

LIPSEY y DERZON: encuentran un vínculo entre el hogar roto y violencia o delincuencia seria entre los 15-25 años
(estimado a los 6-11 o 12-14), pero muy modesto y encuadrado en el grupo de factores más bajo de su escala
jerárquica.

Estudio de Cali: se comprobó que existía una diferencia significativa estadísticamente (pero débil) entre vivir con los
dos padres y vivir sólo con uno por un lado y criminalidad y consumo de drogas por otro. Sin embargo, no se observó
esa diferencia cuando quienes vivían con sus dos padres eran comparados con quienes no vivían con ninguno de ellos.

FARRINGTON et al.: apuntan 3 posibles mecanismos que podrían conectar estas circunstancias con la criminalidad
futura de los hijos:
1) Modelo del trauma: la pérdida de uno de los padres tiene un efecto perjudicial para la prole por la tensión a que
les somete o por la pérdida de una vinculación relevante.
2) Modelo de la selección: cualquier efecto puede reconducirse a diferencias previas en la familia. Por ejemplo, los
padres que se ven envueltos en actividades de riesgo y delictivas es más probable que sigan prácticas de crianza
criminógenas que elevan la probabilidad de que se rompa la familia (conexión hogar roto-criminalidad espuria).
3) Modelo del curso de la vida: se centra en el proceso de múltiples estresores como el conflicto familiar,
empeoramiento de las circunstancias económicas, cambio de figuras parentales por cambios en las parejas de sus
progenitores y prácticas de socialización ineficaces.

La ruptura de la familia puede relacionarse potencialmente con una reducción de los vínculos de los hijos. Esta
situación puede superarse si existe una vinculación robusta o se refuerzan otras con otras personas. Este argumento
sugiere que la clave etiológica de la criminalidad se encuentra en la calidad de las relaciones familiares (no en si
existen o no):
7

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 5: PROCESOS DE CRIANZA Y SOCIALIZACIÓN ANDREA (19/20)
McCORD: con datos longitudinales del Estudio de Cambridge-Sommerville de más de 30 años estudió la relevancia de
los hogares rotos y no apreció un efecto criminógeno de los mismos:
• De los 71 hombres que procedían de hogares rotos: el 41% había sido condenado por un delito grave y un 20% por
delitos leves; mientras que de los 130 criados por los dos padres: el 32% había sido condenado por delito grave y
el 25% por delitos leves.
• Presencia de madres afectuosas: 35 hombres de hogares intactos y 14 de hogares rotos (ambos grupos con
madres afectuosas) delinquieron lo mismo.
• La tasa de criminalidad de niños de hogares rotos sin madres afectuosas era del 62%; la de niños de hogares unidos
pero conflictivos del 52% (independiente de que la madre fuera afectuosa o no); y la de niños de hogares unidos
sin conflicto del 26%.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
1.5. CASTIGO FÍSICO Y ABUSO EN LA CRIANZA
Efecto que tiene el castigo físico durante la crianza sobre la criminalidad futura de la prole: las pruebas empíricas
apuntan a una influencia criminógena, pero con matizaciones derivadas de la metodología que se haya seguido.

GERSHOFF: metaanálisis a partir de 88 estudios realizados a lo largo de 62 años y sus hallazgos son opuestos al uso del
castigo físico durante la crianza ya que se conecta positivamente con problemas sociales y delictivos. El castigo físico:
• No logra los objetivos que se propone y tiene efectos secundarios muy negativos para la prole:
o Reduce la internalización moral y aumenta la agresión, la delincuencia y el comportamiento antisocial.
o Reduce la calidad de la relación entre padres e hijos y la salud mental.
• Cuando las consecuencias se miden en la edad adulta:
o Predice la agresión, los problemas de salud mental y el abuso hacia la esposa o hijo.

Reservados todos los derechos.


o Aunque no el comportamiento delictivo y antisocial.

Este trabajo ha sido criticado desde el punto de vista metodológico y por mezclar prácticas de castigo muy duro con
otras leves.

MURRAY et al.: “los estudios sobre estilos de crianza autoritarios y aspectos específicos de crianza dura generalmente
muestran asociaciones con comportamientos antisociales de los niños”. El estilo de crianza autoritario (coerción,
castigos duros y retirada del afecto) pronosticaba problemas conductuales y de agresión en el caso de que tal estilo lo
llevara a cabo la madre, pero el estilo que combinaba firmeza y cariño no alcanzaba la significación estadística (bajo
nº de estudios incluidos).

GUERRA: describe potenciales mecanismos mediadores de la relación castigo físico y comportamiento antisocial:
• El castigo corporal enseña al niño que la agresión es algo aceptable e incluso normativo.
• Hace que el niño trate de evitar a quienes le educan si les ve como agentes disciplinarios, lo cual reduce las
oportunidades de socialización.
• Hace a los niños hipersensibles a pistas hostiles y a desconfiar de los demás.
• Puede dificultar que se vea la moralidad y lo socialmente adecuado como patrones de conducta e incentivos para
el comportamiento correcto.

Efectos criminógenos del abuso y del abandono durante la infancia: abundante apoyo empírico:

MALVASO y cols.: muestra muy amplia de un estudio longitudinal de Australia. Establecieron que era 10 veces más
probable que los jóvenes que habían sufrido maltrato fueran condenados más adelante en comparación con la
población general (controlado por algunos factores).

MALVASO y FARRINGTON: datos correspondientes a 3 generaciones del Estudio de Cambridge para estudiar el efecto
del maltrato de los padres sobre la criminalidad de los hijos y el del maltrato de los hijos sobre los nietos en modelos
multivariantes: una disciplina dura de los padres predice la violencia de los hijos y el castigo físico de los padres sobre
los nietos predice la violencia de los nietos.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 5: PROCESOS DE CRIANZA Y SOCIALIZACIÓN ANDREA (19/20)
MERSKY y REYNOLDS: trabajo con muestra amplia, bastantes controles y grupo de comparación que establece que el
maltrato está asociado a delitos violentos y no violentos en el futuro, si bien con diferencias según grupos y variables
moderadoras.

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Los efectos del maltrato no se limitan al sufrido durante la infancia: SMITH y cols.: observaron que el maltrato
durante la adolescencia aumenta el riesgo de arrestos según datos oficiales y de delincuencia autoinformada en
análisis multivariantes.

BASKIN y SOMERS: han reportado que los efectos existen, pero que pueden depender del tipo de maltrato e incluso
del tipo de variable dependiente.

MURRAY y cols.: en su estudio sobre países encuentran que los cuatro estudios longitudinales ofrecen conexiones
débiles o inexistentes entre el maltrato y otras formas de violencia familiar por un lado y comportamiento antisocial
por otro.

Estudio de Cali: existía una asociación entre delincuencia y castigo físico estimado mediante medidas dicotomizadas
de los ítems, sin embargo la asociación no era significativa en el caso del consumo de drogas.

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WILSON y cols.: metaanálisis sobre la base de 18 estudios acerca de la relación entre presenciar violencia antes de los
12 años y comportamiento antisocial. Encontraron un efecto mediano en diseños longitudinales prospectivos, si bien
menor que el de sufrir una victimación.

EVANS et al.: metaanálisis sobre 60 estudios y 61 muestras en el que revisaron el efecto predictor de la exposición de
violencia doméstica de comportamientos problemáticos hacia otros y encontraron un efecto moderado.

2. MENTORES: APRENDIZAJE Y OPORTUNIDAD


SUTHERLAND: uno de los primeros ejemplos conocidos de conexión entre mentores y criminalidad que tuvo una
importante relevancia en la construcción posterior de la teoría de la asociación diferencial. En su investigación sobre
el ladrón profesional (historia de vida comentada) afirmó que no basta con querer serlo, sino que era preciso tener la
oportunidad de convertirse en uno de ellos.

Oportunidad: en este caso tiene que ver con el acceso al tutelaje a cargo de alguien que ya es un ladrón profesional.
Sin dicha oportunidad, no es posible llegar a serlo. En palabras del protagonista (ladrón profesional): “cualquiera que
tenga éxito en el delito estuvo asociado con algún delincuente exitoso que le tomó y le educó”. En palabras del autor:
“el tutelaje por ladrones profesionales y el reconocimiento como ladrón profesional son elementos esenciales en la
definición, génesis y comportamiento continuado del ladrón profesional”.

En principio, ciertas carreras delictivas parecen más propicias a la idea del mentor (carterista profesional, falsificador
de monedas, preparador de explosivos, etc.). Sin embargo, en otros supuestos esta idea parece menos plausible
(violencia de género, conducción bajo los efectos del alcohol o drogas, atraco a mano armada, etc.).

STEFFENSMEIER y ULMER: en relación al robo en vivienda habitada señalan que existen 5 condiciones para una carrera
criminal exitosa entre las que se encuentra “el aprendizaje al lado de un ladrón de viviendas experimentado”. Esta
propuesta se enmarca en la tesis de las oportunidades ilícitas: en las sociedades existen diferencias a nivel individual
y de grupo respecto al acceso al conocimiento necesario o útil para la comisión de hechos delictivos. Este conocimiento
puede ser distinta naturaleza. Estas diferencias también afectan al acceso a cuestiones tales como el instrumental o
los contactos con personas o redes que pueden permitir o favorecer el delito. Se solapan las ideas de mentores y de
oportunidad diferencial.

Receptadores: STEFFENSMEIER: el acceso al mentor no aparece como un requisito tan importante ya que esta
actividad ilícita puede aprenderse de diversas personas (cuando se pasa un tiempo en prisión) o por cuenta propia
(proceso de ensayo y error). KLOCKARS: proceso continuo de aprendizaje a partir de diversas fuentes, aunque en su
estudio sí aparece una figura importante en la iniciación al mundo del delito del protagonista.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 5: PROCESOS DE CRIANZA Y SOCIALIZACIÓN ANDREA (19/20)
Sectas: LOFLAND: interaccionismo simbólico: trabajo sobre ciertas sectas que creen en un fin del mundo próximo.
Quien tiene problemas personales graves puede querer buscar una solución, pudiendo estar dispuesto a seguir una
opción desviada. Cuando entra en contacto con individuos que forman parte de aquellas sectas y se produce una
iniciación, se generan unos vínculos y la persona con problemas puede optar por pasar a formar parte del grupo
desviado. La exposición a estas personas puede dar lugar a una entrada e identificación con su sistema de creencias,
hasta incluso cederles todos los medios y bienes que posee. Al mismo tiempo, las diferencias individuales son
importantes (tener o no creencias religiosas).

Relevancia que tiene un mentor para un delincuente y su carrera criminal:


MORSELLI y cols.: lo han analizado empíricamente recurriendo a datos de entrevistas siguiendo el formato de un
cuestionario a 193 internos en prisiones canadienses. Centrándose en quienes habían cometido delitos que buscaban

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generar beneficios económicos encontraron:
• Que el 39% de los encuestados reportó haber tenido un mentor. Ninguno había tenido más de uno.
• Quienes habían tenido mentores ganaban más dinero y pasaban menos tiempo en prisión.
• Relación significativa entre el hecho de tener un mentor y el autocontrol: los sujetos con niveles de autocontrol
más bajos eran los que con mayor probabilidad habían tenido un mentor. “El tutelaje parece ofrecer estructura a
individuos con un autocontrol bajo”.
• En un cierto nº de casos de delincuentes motivados por la obtención rápida de dinero, el hecho de contar con un
mentor puede desempeñar un papel significativo para alcanzar dicho fin.

Organizaciones criminales: MORSELLI: mediante estudios de casos ha analizado la influencia de mentores o


espónsores en el seno de estas organizaciones. Describe el caso de un sujeto que según iba ascendiendo en la escala

Reservados todos los derechos.


jerárquica de un grupo mafioso, también iba teniendo más oportunidades ya que podía contactar más directamente
con los puestos más altos de mando. El acceso a personas de mando con información privilegiada es la clave para el
éxito de este individuo. El autor llama la atención sobre cómo el acceso a un nº muy pequeño de individuos puede ser
suficiente para construir una carrera criminal de un cierto éxito.

La investigacion empírica no siempre es optimista respecto a la existencia de tales mentores:


SARNECKI: estudió parejas de codelincuentes en Estocolmo y encontró que los grupos normalmente tenían la misma
edad y experiencia criminal. Este trabajo sugiere que los mentores sólo existen en casos excepcionales y que más bien
el delito se aprende de otros con igual experiencia.

3. MATRIMONIO, VIDA EN PAREJA Y DESCENDENCIA


3.1. MATRIMONIO Y CRIMINALIDAD
El matrimonio, cuando genera un vínculo con la pareja, puede ser un factor preventivo de la criminalidad o
promocionar un proceso de desistimiento:

SAMPSON y LAUB: el matrimonio puede crear control social informal al desconectar el pasado del presente, al
proporcionar más supervisión y control, al cambiar y dar estructura a las rutinas y al permitir una transformación de
la identidad. Sin embargo, no es fácil aislar el efecto del matrimonio del de factores preexistentes que expliquen tanto
el establecimiento y mantenimiento de relaciones románticas con vocación de duración como la menor criminalidad.

Por esto, distintas versiones de la tradición del control social pronostican un efecto genuino del matrimonio sobre la
criminalidad cuando éste genera vínculo o un efecto nulo (epifenómeno o resultado de una selección). Sin embargo,
asumen que los mecanismos (sean los que sean) son universales.

A nivel agregado existe evidencia limitada sobre que el matrimonio pronostica tasas de criminalidad más bajas:

BAUMER y WOLFF: la tasa de divorcios predice en sentido positivo los homicidios (a más divorcios, más muertes
violentas) con datos combinados de nivel global y en modelos multivariantes.

ENTORF y SPENGLER: la razón entre divorcios y matrimonios es uno de los predictores más consistentes y robustos y
se relaciona con el hurto, el robo en viviendas, el homicidio, la agresión y el tráfico de drogas.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 5: PROCESOS DE CRIANZA Y SOCIALIZACIÓN ANDREA (19/20)
LAND y cols.: afirman una relación positiva entre % de divorcios y tasas de homicidio a lo largo de varias unidades
temporales y espaciales estadounidenses. Aunque la fuerza de la relación había ido descendiendo entre 1970 y 2000.

LAPPI-SEPÄLÄ y LETHI: no encontraron en sus datos sobre homicidios alrededor del mundo (2004-2012) un efecto
predictor de los ratios divorcios/población ni divorcios/matrimonios.

A nivel individual, el divorcio se relaciona con efectos negativos en los hijos:

AMATO: metaanálisis con estudios norteamericanos y otro con estudios europeos. Encontró tales conexiones
adversas en diversos ámbitos, incluyendo los actos desviados. Aunque informa de efectos pequeños, el problema
reside en deslindar si se trata de consecuencias causalmente unidas al divorcio o a otras cuestiones como la tensión
que existiera en las familias antes de tomar esta decisión y ejecutarla.

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A nivel individual, la gran mayoría de la investigación empírica favorece un papel reductor del matrimonio sobre la
criminalidad, así como que se trata de una función de la vinculación:

Esta es una de las hipótesis fundamentales de la teoría del control social informal dependiente de la edad (LAUB y
SAMPSON) que concede un rol causal al matrimonio. Estos autores han encontrado pruebas de que el matrimonio
correlaciona de modo negativo con la criminalidad y predice el desistimiento de una carrera criminal. Para contrastar
esta hipótesis recuperaron la información original de un estudio longitudinal (GLUECK) extendiendo la investigación
hasta la edad de 70 años.

Encuentran que el matrimonio en cuanto que vínculo social explica cambios significativos en la criminalidad en la edad
adulta. En términos cuantitativos estiman que estar casado implica una reducción del 33 o 36% en la criminalidad, en

Reservados todos los derechos.


comparación con si ese mismo sujeto estuviera soltero. Los autores ofrecen historias de vida de 70 hombres:
• Arnold: con una larga lista de antecedentes, se vio forzado a casarse por embarazo de su pareja. Mantuvo una
vinculación débil con su esposa y siguió delinquiendo. Se divorció y su vida siguió estando marcada por la
desviación y el delito.
• Charles: antecedentes por delitos juveniles (hurtos y robos en viviendas). Se casó con 21 años y generó una
vinculación muy fuerte hacia su esposa. No se le conocen delitos de adulto. El matrimonio para sujetos como este
es un punto de cambio positivo.

En análisis posteriores, insisten en que la reducción en la criminalidad es genuina y no una mera consecuencia de
diferencias preexistentes (efecto de selección). Encuentran también que el matrimonio marca una diferencia tanto
cuando se compara al que se casa con el soltero de características semejantes, como cuando se compara consigo
mismo, o sea que existe un cambio en la trayectoria del sujeto. Aunque reconocen la existencia de más puntos de
cambio (el empleo o la entrada al ejército) las pruebas empíricas apuntan a que el casamiento es el que tiene el efecto
más fuerte y es el más sólido a lo largo de distintos tipos de delito.

Los mismos autores utilizan otro estudio con los mismos datos de metodología contrafáctica: consiste en tratar de
evaluar qué hubiera pasado si un evento hubiera estado presente (el hecho de estar casado cuando en realidad se
está soltero). Informan de que:
• Estar casado se asocia con una reducción de la probabilidad de delinquir de un 35% de media.
• Las pruebas se dan tanto en la muestra completa desde los 17 a los 32 años, como en la del grupo que identificaron
y entrevistaron a los 70 años (estudio muy sólido).
• Este efecto reductor de la criminalidad a causa del matrimonio existía incluso en los casos con vinculaciones
débiles (el matrimonio era beneficioso para todo el mundo).

MONSBAKKEN y cols.: utilizaron datos de todos los casados en Noruega entre 1995-2001 para investigar cambios
intraindividuales, aunque sin grupos de control. Observan que el matrimonio tiene un efecto reductor de la
criminalidad en términos generales, aunque advierten de las dificultades para realizar afirmaciones causales.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 5: PROCESOS DE CRIANZA Y SOCIALIZACIÓN ANDREA (19/20)
WARR: con datos del estudio longitudinal National Youth Survey encuentra que el matrimonio tiene un efecto reductor
de la criminalidad, aunque indirecto y mediado porque se pasa menos tiempo con los amigos y se cambian algunos de
ellos. Una vez controlado este efecto, el del matrimonio deja de ejercer una influencia directa sobre la criminalidad.

KING et al.: también con datos del estudio National Youth Survey y mediante una herramienta llamada puntuación de
propensión coincidente: mediante la que los participantes en un estudio tratan de equipararse en ciertas variables
relevantes que podrían enmascarar un efecto de selección. Como no se puede hacer un experimento verdadero, se
intenta que los grupos (los que se casan y los que no) se asemejen lo máximo posible al margen de dicha variable. Los
autores encuentran en modelos sencillos que el matrimonio reduce la criminalidad, pero más en el caso de los
hombres que en el de las mujeres.

Con análisis más sofisticados, el hallazgo se confirma en parte ya que ahora no existe ninguna relación significativa

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desde un punto de vista estadístico para las mujeres, pero sí para los hombres. Añaden que el efecto depende de la
propensión individual a casarse:
• Hombres: la relación es más fuerte en el caso de quienes tienen una menor probabilidad de casarse.
• Mujeres: cuya conexión media es inexistente, son las mujeres con una probabilidad moderada a casarse las únicas
que pueden beneficiarse del matrimonio.

FARRINGTON y cols.: conexión entre matrimonio y delito con datos del Estudio de Cambridge:
• Con WEST: encontraron que el matrimonio tenía un efecto reductor de la criminalidad y que no había pruebas de
un efecto de selección porque quienes habían delinquido y quienes no, tenían tendencias semejantes a casarse.
Sugieren un efecto de la vinculación, ya que los matrimonios de corta duración tenían efectos más modestos que
los de larga duración.

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• Con THEOBALD: con una muestra reducida del estudio replicaron el efecto reductor de la criminalidad que significa
casarse:
o Las condenas para los que se casaron pasaron de 1,42 antes de hacerlo a 0,47 después, en comparación
con sus controles (de 1,35 a 1,09). Efecto de tamaño medio.
o Este efecto únicamente aparecía si el matrimonio tenía lugar a una edad relativamente temprana. Si el
matrimonio tenía lugar entre los 18-21 años, la reducción de la criminalidad era mayor. La reducción de la
delincuencia si el matrimonio tiene lugar antes de los 25 años se estima en un 70%.
o La duración del matrimonio es relevante: los matrimonios tempranos que duraron menos de 5 años
incrementaron en un 9% la tasa de condenas.

BERSANI y cols.: con datos de un estudio longitudinal holandés (utilizaron el 4% de los casos) y aplicando una
metodología analítica multinivel concluyeron que el matrimonio reducía en un 35% la razón de las ventajas de ser
condenado.

CRAIG y FOSTER: comparando las delincuencia entre las oleadas I y III del estudio longitudinal Add Health observaron
que el matrimonio pronosticaba una menor criminalidad.

LYNGSTAD y SKARDHAMAR: próximos a la idea de la autoselección. Utilizan datos de todos los hombres casados en
Noruega entre 1995-2001. Hallazgos:
• El cambio o el proceso de desistimiento comienza antes del matrimonio y éste puede verse más como una variable
dependiente de este proceso que como un factor causal autónomo.
• En los años previos al matrimonio existe un descenso de la criminalidad y tras el mismo incluso se aprecia un leve
aumento de ésta. Como consecuencia, el efecto independiente del matrimonio es prácticamente nulo.
• La idea general es que existe una ventana de desistimiento de unos 10 años, en el que se inscribe el matrimonio,
que es más una consecuencia que un detonante del mismo.
• Añaden que en esos años previos existirá en muchos casos una vida en pareja e incluso descendencia, lo cual sería
la verdadera causa del descenso en la delincuencia y no el matrimonio.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 5: PROCESOS DE CRIANZA Y SOCIALIZACIÓN ANDREA (19/20)
En una replicación posterior con datos entre 1997-2001 observan los mismos resultados viendo que el nivel de
antisocialidad alcanza su punto más bajo con el evento matrimonial. Aquí los autores hablan de un “efecto del cortejo”,
y no del casamiento. Lo más sorprendente es su hallazgo final en el que observan que los hombres delincuentes que

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
se casan con una mujer que ha delinquido reducen más su criminalidad que los que se casan con mujeres
convencionales. Estos investigadores basan en parte su aportación en la crítica metodológica a las investigaciones
previas.

ZOUTEWELLE-TEROVAN: datos holandeses de hombres y mujeres delincuentes de alto riesgo en los que encontraron
efectos preventivos del matrimonio para los hombres (estar casado reduce en un 37% en nº de delitos graves). Sin
embargo, no encuentran que ni el divorcio ni la duración del matrimonio tuvieran una influencia positiva o negativa
sobre la criminalidad. Señalan que, siendo relevante el matrimonio, los efectos preventivos más elevados se logran
con lo que llaman el “paquete familiar completo” (que incluye tener descendencia).

BURT et al.: estudio que apunta importantes efectos tanto de selección como de causación (ambos procesos a la vez).
Su investigación se basa en 289 parejas de gemelos hombres (65,1% monocigóticos) procedentes del Estudio Familiar
de Gemelos de Minnesota que entrevistó a los participantes cuando tenían 17, 20, 24 y 29 años. Encuentran que:
• Las diferencias en tendencias antisociales que existían a la edad de 29 años estaban ya presentes 10 años antes,

Reservados todos los derechos.


lo cual sugiere un efecto de la autoselección y no causal del matrimonio. En efecto, la diferencia entre individuos
casados y solteros a la edad de 17 años era menor, pero existía.
• Esto apunta claramente a un efecto de la selección: los que se casan son los que tienen menos tendencia a la
desviación, por eso la brecha con sus compañeros aumenta con el tiempo.
• El matrimonio sí produce efecto en el sentido de que los que se habían casado mostraban (tras la boda) menos
tendencias antisociales que los que permanecían solteros.
• Conclusión: es mixta ya que parece que inicialmente se produce un fuerte efecto de selección en el que los sujetos
con menor tendencia a la desviación tienden más a casarse y a continuación, el matrimonio acentúa la tendencia
a la conformidad.

Otros autores apuntan a interacciones: MONSBAKKEN y cols.: con datos noruegos sostienen que el proceso de
desistimiento que sigue al matrimonio depende de las características de la pareja. Concretamente señalan que quienes
se casan con quien tiene una historia delictiva reciente tienen una mayor probabilidad de delinquir, lo cual apunta a
una combinación de selección y de un efecto independiente de la pareja. Sus hallazgos son difíciles de interpretar.

La investigación empírica revela un efecto reductor menor del matrimonio en las mujeres que en los hombres:

MONSBAKKEN y cols.: advierten con sus datos noruegos que el matrimonio ayuda más en el caso de los hombres que
en el de las mujeres.

BERSANI y cols.: encuentran en sus datos de Holanda que los hombres se benefician más del matrimonio: en los
hombres el descenso en las razones de las ventajas es del 36% y para las mujeres del 21%. Añaden que la diferencia
en el efecto se limita a los delitos contra la propiedad, pero no en los delitos violentos.

ZOUTEWELLE-TEROVAN: no encuentran un efecto preventivo del matrimonio para las mujeres, aunque sí para los
hombres.

CRAIG-FOSTER: datos del estudio Add Health apuntan a un efecto reductor del matrimonio tanto para hombres como
para mujeres, pero más bajo para éstas.

Se han apuntado varios mecanismos potenciales de estos efectos diferenciales:


• Los hombres se casarían con mujeres con menor tendencia a la desviación; las mujeres pondrían más énfasis en
relaciones a largo plazo, que generan más control social informal pero a la larga.
• Los hombres delincuentes tenderían a casarse con mujeres más prosociales y las mujeres al revés (las mujeres se
casarían hacia abajo y los hombres hacia arriba).

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 5: PROCESOS DE CRIANZA Y SOCIALIZACIÓN ANDREA (19/20)
3.2. VIDA EN PAREJA
SAMPSON y LAUB: otorgan al matrimonio un efecto reductor de la criminalidad, pero no a la vida en pareja o
cohabitación:
1º. Son figuras cualitativamente distintas, al menos desde el punto de vista de las teorías del control social (diferencias
en términos de equidad y felicidad).
2º. La decisión de casarse probablemente responde a un mayor compromiso. Aunque hay estudios que informan que
la cohabitación también tiene un efecto reductor.

GOTTLIEB y SUGIE: datos de la Encuesta Nacional de la Juventud con los que encuentran que:
• Tanto matrimonio (36%) como vida en pareja (11%) reducen la criminalidad.
• La estabilidad es un elemento importante: pasar de estar soltero a casarse reduce la delincuencia en un 35%, pero

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el matrimonio estable lo hace en un 55% en comparación con estar soltero.
• Pasar de vivir sin pareja a cohabitar reduce la delincuencia en un 13%, pero la cohabitación estable lo hace en un
29%.
• Pasar de la vida en pareja al matrimonio reduce la criminalidad en un 44% en una escala de variabilidad.

En general, las pruebas sobre la relación entre cohabitación y desistimiento son menos claras que para el matrimonio
y la clave puede que se encuentre en la calidad de la relación. MOFFITT y CASPI: datos de Dunedin que comprueban
que existía algo más de violencia en la pareja entre quienes cohabitaban que entre quienes estaban casados.

3.3. DESCENDENCIA
Los hijos pueden ser un factor relevante para la reducción de la criminalidad e incluso para iniciar un proceso de
desistimiento. Puede esperarse tal efecto si se siente vinculación hacia el hijo/a.

Reservados todos los derechos.


BERSANI et al.: con datos holandeses encuentra un efecto preventivo de los hijos en el caso de las madres.

ZOUTEWELLE-TEROVAN: estudio de los Países Bajos que advierte un efecto incluso superior al del matrimonio. Con
SKARDHAMAR repiten el fenómeno rebote del matrimonio para la descendencia: la criminalidad desciende tras el
embarazo y antes del nacimiento, pero aumenta a partir de éste.

Otros estudios no han encontrado efectos reductores de la criminalidad significativos de la paternidad o maternidad:

THEOBALD et al.: concluyen que investigaciones como las reseñadas son excepcionales y que “la mayoría reporta poco
o ningún efecto sobre la delincuencia”, al mismo tiempo que abren la puerta a efectos diferenciales según:
• El sexo: efectos más fuertes en madres que en padres.
• La edad: efectos más fuertes cuando la descendencia nace antes de determinada edad de los padres.
• El estado civil: efectos más fuertes en quienes están casados.

WARR: con datos del National Youth Survey no observa una conexión directa entre los hijos y una reducción de la
criminalidad.

MOFFITT y CASPI: con información del Estudio Longitudinal de Dunedin y limitándose a la violencia en la pareja,
señalan que los hombres de 21 años con hijos reportaron tasas superiores a las de los hombres de la misma edad sin
hijos (3 veces más) y que las relaciones más violentas se daban en padres con hijos pequeños, sobre todo si no estaban
casados.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 6: PROCESOS GRUPALES ANDREA (CURSO 19/20)
1. CODELINCUENCIA
2. REDES Y DELITO
3. DELINCUENCIA ORGANIZADA

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
3.1. La idea tradicional de delincuencia organizada
3.2. El modelo del mercado
3.3. ¿Bandas organizadas?

**Resumen del libro PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS: la naturaleza y características del delito en la sociedad
contemporánea de Alfonso Serrano Maíllo (Ed. Dykinson, 2019). (Págs.213-242)

1. CODELINCUENCIA
Codelincuencia: la delincuencia, en particular la juvenil, a menudo es un comportamiento que implica a más de una
persona. Patrón que se ha encontrado en diversos lugares del mundo y épocas y utilizando fuentes de información
empírica distintas.

Hay muchos sentidos de colectividad y la literatura ha estudiado la fenomenología de:

Reservados todos los derechos.


• Los pares delincuentes, los hermanos o familiares antisociales, los mentores, etc.
• Las parejas criminales, la delincuencia organizada, las bandas y otras formas colectivas de participación.

La codelincuencia:
• Modalidad más básica y sencilla de delincuencia colectiva.
• Se produce cuando 2 o más personas cometen de modo conjunto un hecho delictivo.
• Debe distinguirse de los procesos de asociación diferencial en los que un individuo se ve expuesto a definiciones
favorables a la infracción de las normas porque interacciona con delincuentes, pares delincuentes o un mentor.
• Asociación con pares delincuentes: es uno de los predictores (probablemente una causa) más sólidos de la
criminalidad, así como el cimiento de las teorías del aprendizaje social. Sin embargo, estos pares para ejercer
influencia en un individuo no precisan participar en ningún hecho delictivo con él. Las teorías del aprendizaje social
no asumen dicha codelincuencia, aunque sí son consistentes con la misma.

El fenómeno de la codelincuencia es conocido desde hace tiempo:


• SHAW, 1938: en un estudio sobre 6000 casos de hurto en Cook (Chicago) en el 90,4% de los delitos habían
participado conjuntamente 2 o más jóvenes.
• SHAW y MCKAY: estudio sobre delincuencia juvenil y áreas criminales en el que encontraron que el 81,8% de los
jóvenes que habían sido llevados ante el Tribunal de Menores de Cook en 1928 habían cometido el delito como
miembros de un grupo (89% en el caso de hurtos). Estos porcentajes dejan clara la naturaleza colectiva de gran
parte de la actividad criminal. La codelincuencia puede tener mayor relevancia para la fenomenología criminal que
las bandas criminales, aunque sean más conocidas.

La consolidación de que la codelincuencia es algo criminológicamente relevante vino del paradigma de las carreras
criminales (1980). Por este motivo la discusión sobre la codelincuencia se ha relacionado con la prevención del delito,
en particular con la inocuización o incapacitación selectiva.

Los hallazgos señalan que muchos delincuentes actúan en régimen de codelincuencia y que muchos hechos delictivos
son cometidos por 2 o más personas de modo conjunto. Por esto, es importante tener en cuenta que la codelincuencia
puede referirse a varios objetos diferentes:
1) A delincuentes y codelincuentes en cuanto que individuos.
2) A delitos en cuanto que eventos.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 6: PROCESOS GRUPALES ANDREA (CURSO 19/20)
1) INDIVIDUOS:
REISS:
• Acude a los incidentes de victimación (1972-1975) en los que se había podido estimar el nº de agresores:
a) En un 64,3% había sólo un agresor.
b) En un 15,9% dos agresores.
c) Más de 2 agresores en el resto.
• Utiliza datos de 1979 de Peoria (Illinois) e informa de que los ladrones de viviendas solitarios constituían apenas
la 3ª parte de todos los infractores de esa clase.
• Con datos de robos con violencia o intimidación de 1982 de todo EEUU encuentran que:
a) Sólo la 4ª parte de quienes se habían visto envueltos en estos delitos habían actuado solos.
b) Había casi la misma proporción de grupos de 2, 3 y 4 o más ladrones con violencia o intimidación.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
HOOD y SPARKS: hasta los 25 años, más de la mitad de los delincuentes tienen copartícipes.

LANZ y HUTCHISON: identifican a un 54% de delincuentes de su muestra de condenados por robo en vivienda o
entrada ilegal en propiedad ajena en Pennsylvania como ofensores en régimen de codelincuencia al menos una vez
en un período de 10 años.

SARNECKI: el 60% de su muestra de delincuentes de Estocolmo había tenido algún codelincuente, mientras que el 40%
restante eran delincuentes solitarios.

VAN MASTRIGT y FARRINGTON: con datos del norte de Inglaterra reportan que el 69,8% de los delincuentes nunca
había tenido un codelincuente, en contraste con el 30,2% que lo había tenido alguna vez.

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CARRINGTON: con datos canadienses escribe que el 24% de quienes delinquen han cometido algún delito con
copartícipes.

Patrones posibles de codelincuencia


a) Un sujeto que siempre delinque solo, ya sea que haya delinquido una única vez, o bien que siga una carrera
criminal más o menos extensa.
b) Un sujeto que siempre delinca en grupo en uno o más delitos.
c) Los delincuentes de carrera pueden seguir un patrón mixto compaginando hechos en solitario y en
codelincuencia. Este parece ser el patrón más habitual con diferencia en quienes cometían varios delitos o
seguían una carrera criminal.
REISS: utilizando datos de Peoria observó que de 467 delincuentes juveniles:
• El 16,9% había delinquido siempre en solitario.
• El 19,5% siempre con partícipes.
• El 63,6% había combinado hechos en solitario y acompañado.

2) EVENTOS CRIMINALES:
REISS:
• En sus datos de 1979 de Peoria, la mitad de los robos en el interior de viviendas habían sido cometidos por
infractores solitarios.
• En sus datos de robos con violencia o intimidación de 1982 que un poco más del 50% estaba protagonizado por
un único delincuente.

PIQUERO, REISS y FARRINGTON: utilizando datos del estudio longitudinal de Cambridge, mantienen que la mitad de
los delitos de los participantes en el estudio (hombres) hasta la edad de 32 años habían sido cometido en solitario.

ANDRESEN y FELSON: en datos canadienses observaron que entre un 37% y un 54% de robos con violencia o
intimidación, robos en viviendas, agresiones agravadas y hurtos habían sido cometidos por codelincuentes.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 6: PROCESOS GRUPALES ANDREA (CURSO 19/20)
BERNASCO: en su estudio de La Haya encontró que sólo el 30% de los robos en viviendas había sido cometido en
régimen de codelincuencia.

VAN MASTRIGT y FARRINGTON: con datos ingleses reportan que el 89,9% de los delitos cometidos en aquella
jurisdicción lo habían sido en solitario.

Otras estimaciones rebajan la magnitud de la codelincuencia a menos de la mitad de todos los delitos que se producen,
por debajo incluso del 30%. Una reciente revisión de la literatura sostiene que entre un 10 y un 15% de todos los
delitos se realizan en régimen de codelincuencia.

Hipótesis del riesgo diferencial de detención: la mayoría de las investigaciones han recurrido a datos oficiales, por lo
que podría ser que hubiera una mayor probabilidad de ser descubierto y detenido cuando se delinque en grupo que

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cuando se hace en solitario. Sin embargo, esta hipótesis no parece poder explicar por sí sola las diferencias reportadas
por distintas investigaciones.

Hemos visto que existen grupos mayores de codelincuentes, aunque lo más habitual en este fenómeno es encontrar
únicamente 2 personas:
• Estudio de Cambridge: sólo el 9% de los delitos había sido cometido por más de 2 codelincuentes, hubo un caso
en el que se encontraron 10 copartícipes.
• BERNASCO: sólo el 9,3% de los robos en viviendas habían sido cometidos por más de 2 personas, con ejemplos
con un máximo de 7 y 8 ofensores.
• CARRINGTON: en sus datos de ofensores sólo el 6,84% de adultos había trabajado en grupos de 3 o más personas.
• GRUND y MORSELLI: analizaron más de 75000 eventos criminales cometidos por más de un delincuente en

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Quebec y sostienen que en el 77,12% había 2 delincuentes, en el 16,04% había 3 y en el 7% restante 4 o más.

Centrándose en los ofensores (no en eventos):


• SARNECKI: en su muestra de Estocolmo encuentra que la media de codelincuentes era de 2,3, aunque este dato
ascendía a 3,8 si se eliminaba el 40% de delincuentes solitarios.
• McCORD y CONWAY: informan de un caso extremo de un grupo de 30 personas que delinquieron juntos una vez
en su muestra.

El proceso de la codelincuencia se encuentra muy influenciado por la edad:


• Los jóvenes tienden a participar de modo conjunto en hechos delictivos, pero según van siendo mayores, más
probable es que delincan en solitario.
• El efecto de la edad, parece ser más importante que el de la experiencia.
• HINDELANG et al.: las encuestas de victimización revisadas muestran que los agresores actuaban en grupo y no
en solitario cuando su edad era inferior a los 21 años.
• REISS: investigación de Inglaterra en la que el 75% de los asaltantes de viviendas adultos habían actuado en
solitario, en comparación con el 50% de los jóvenes.
• Estudio longitudinal de Cambridge: reveló que:
o El nº medio de codelincuentes descendió del 1,2% para edades entre 10-13 años al 0,3% para edades de
29-32.
o Que el % de delitos cometidos en solitario aumentó del 25 al 84 para los mismos grupos de edades.
o Para todos los participantes en el estudio, la edad correlacionaba muy fuertemente con el nº medio de
codelincuentes y con el % de delitos cometidos en solitario.
• VAN MASTRIGT y FARRINGTON:
o La edad media de los delincuentes solitarios en el estudio de Cambridge era 26,5 y la de los que actuaban
con compañeros 21,9.
o Existía una correlación negativa entre la edad y la proporción de participaciones que incluían un
codelincuente por un lado y el nº medio de delincuentes por evento por otro.
• ANDRESEN y FELSON: con datos canadienses reportan que el % de robo con violencia o intimidación, robo en
vivienda y hurto cometidos por más de un delincuente desciende de más de un 60% a menos de unos 40 entre los
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12 y los 29 años, descenso más moderado en el asalto agravado. El descenso entre estas edades es muy marcado
y, aunque continúa, se vuelve más ligero a partir de esa edad, lo que sugiere que no cabe distinguir entre jóvenes
y adultos de manera categórica ya que la relación es continua (casi lineal).
• PIQUERO y cols.: la distribución de la relación entre codelincuencia y edad sigue la forma de una punta de flecha,
semejante a la curva de la edad. Utilizan datos actualizados del Estudio de Cambridge (datos oficiales de 411
hombres):
o Hasta los 13 años predomina el patrón solitario, con apenas 10 codelincuentes agregados de todos los
delitos cometidos por la muestra.
o Entre los 13-17 en nº de codelincuentes aumenta de modo vertiginoso de los 10 hasta casi los 100.
o Desciende monotónicamente de modo rápido hasta llegar a los 10 codelincuentes a los 21 años.
o Continúa con fluctuaciones entre 0 y 30 codelincuentes para toda la muestra, reduciéndose

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definitivamente a 0 desde los 31 años en adelante.
o La correlación entre nº de codelincuentes y edad es elevada y significativa desde un punto de vista
estadístico.

Los codelincuentes tienden a tener una edad próxima:


• REISS y FARRINGTON: informan de una alta correlación para la edad de los copartícipes.
• SARNECKI: en su investigación de Estocolmo señala que el 76% de las parejas de codelincuentes tenían una
diferencia de edad de como mucho 2 años. Incluso cuando un joven delinquía con adultos, éstos tendían a ser
relativamente jóvenes.
• BRICKNELL y BRYANT: con datos australianos sobre homicidios observaron que cuando el agresor era un joven
actuaba solo en el 51% de los casos; pero que cuando participaba con otros, éstos eran adultos en un 34% de los

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homicidios frente a un 13% en que todos eran jóvenes.

En los grupos de partícipes predominan los del mismo sexo (sobre todo entre los jóvenes):
• REISS:
o Utilizando datos de Alemania (1982) advierte que las chicas tienden algo más a delinquir en solitario,
aunque es un efecto de su autoselección en tipologías que favorecen este patrón como hurto en tiendas,
pequeños hurtos y prostitución.
o Con datos de la encuesta estadounidense de victimación (1982) reporta que las chicas es menos probable
que se asocien únicamente entre ellas, ya que los grupos que incluían mujeres eran exclusivamente
femeninos en el 36% de los casos. El 64% de los casos en que había chicas como copartícipes eran mixtos.
• VAN MASTRIGT y FARRINGTON: las chicas (24,1%) delinquen en grupo un poco más que los chicos (21%). La
diferencia es pequeña y prácticamente desaparecía cuando se miraba a la media de ofensores por delito: chicas
(1,35)/chicos (1,36).
• SARNECKI: estudio sobre Estocolmo:
o El 12% de los casos de codelincuencia eran mixtos.
o El 94% de los chicos eligió un compañero hombre.
o El 56% de las chicas eligió una compañera chica.
o En el caso de los chicos esto apenas cambiaba con la edad, en el caso de las chicas se movían hacia parejas
mixtas según se hacían mayores.

Los grupos de codelincuentes tienden a estar formados por individuos de la misma raza o etnia (los mixtos son raros):
• REISS: en los datos de victimación de 1982 observa que apenas un 6% de los delitos violentos incluía a sujetos de
razas distintas como copartícipes. Esta conexión puede estar en parte explicada por la homogeneidad racial de los
barrios norteamericanos.
• SARNECKI: estudio de Estocolmo:
o El 59% de las asociaciones son étnicamente homogéneas.
o Distingue 8 grupos étnicos y muestra el grado de homogeneidad de acuerdo con el total de la etnia de que
se trate en el país escandinavo. Encuentra que los nacionales se encuentran infrarrepresentados entre los

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 6: PROCESOS GRUPALES ANDREA (CURSO 19/20)
codelincuentes elegidos por los individuos de origen étnico sueco y para los asiáticos, pero que en general
existía una fuerte tendencia a elegir compañeros con el mismo origen étnico para los otros 6 grupos.
o Informa de que, siendo la etnia o raza un criterio importante para la elección de codelincuentes, no lo es

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tanto como la edad o la proximidad residencial.

Los codelincuentes tienden a vivir cerca unos de otros:


• REISS y FARRINGTON: estudio de Cambridge: encontraron que en el 60% de los casos de codelincuencia los sujetos
vivían en el mismo distrito postal o a una distancia de una milla. Este patrón era independiente de la edad.
• SARNECKI: estudio de Estocolmo:
o Sí observó un efecto de la edad: a más edad, más distancia entre los lugares de residencia.
o El hallazgo principal coincide con el estudio anterior: el 67% de los codelincuentes residían en la misma
área postal de las 9 en que se divide el Condado de Estocolmo.
o El 95% de los codelincuentes vivía en el Condado de Estocolmo, sólo el 5% vivía en condados distintos.
• BERNASCO: datos de La Haya sobre robo en vivienda:
o Tanto delincuentes que actuaban en solitario como acompañados lo hacían teniendo en cuenta la
accesibilidad de la vivienda, la proximidad al barrio donde residían o que se tratara del mismo barrio donde

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vivía y el nº de propiedades.
o La única diferencia entre solitarios y codelincuentes era que para los primeros tenía algo más de peso no
tener que salir del barrio.

Los grupos de copartícipes en hechos criminales:


• Son inestables y efímeros.
• Los codelincuentes tienden a cambiar frecuentemente a lo largo de sus carreras criminales hasta el punto de ser
aquellos prácticamente intercambiables.
• Los compañeros no están unidos por vínculos sólidos.

Algunos autores han puesto en duda que pueda hablarse de grupos en CRI en un sentido significativo del término:
• YABLONSKY: hablaba de “algo cercano a un grupo” o cuasigrupo. Esto es relevante porque abre la puerta al
concepto de red (caracterizada por contactos superficiales y vínculos débiles).
• GRUND y MORSELLI: el 90,11% de las parejas de su estudio cometió un único delito de manera conjunta y no
repitió, mientras que un 5,74% repitió una única vez.
• SARNECKI:
o En su estudio de Estocolmo observó que la gran mayoría de las participaciones de un mismo grupo se
habían limitado a un único evento delictivo y que apenas un 2,5% de aquellas sobrevivió 6 meses.
o Aunque concede que la mayoría de los codelincuentes no repite compañero, en su trabajo de Borlänge
observó que había algunos pequeños grupos que mostraba una cierta continuidad en el tiempo.
• SHOVER: las compañías de ladrones de viviendas cambian constantemente, si bien existe algún pequeño equipo
que colabora en varios robos (es algo excepcional).

La frecuencia de la codelincuencia (por regla 2 personas) en comparación con la delincuencia solitaria depende del
tipo de delito:
• EMLER y cols.: observaron en una muestra de 40 jóvenes:
o Porcentajes de participación conjunta en tirar basura al suelo del 9% y montar en bicicleta por la noche
sin luces del 17%.
o Robar en casas abandonadas (97,7%) y tirar piedras a coches y trenes (98%).
• REISS: los incidentes de victimación (1970) muestran diferencias dependiendo de la modalidad criminal, de entre
64,1 y 81,9% de delincuencia solitaria para varios tipos de violación a entre un 30 y un 54,7% para varios delitos
personales contra el patrimonio.
• Estudio de Cambridge: muestra una variación de una media de codelincuentes superior a 1 para el robo en
vivienda, el robo con violencia o intimidación y el hurto en el interior de vehículos. Y una media de 0,7 para la
estafa y la violencia. La relación entre edad y codelincuencia se mantiene independientemente del tipo de crimen.
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• McCORD y CONWAY: en su muestra de delincuentes de Filadelfia (1987):


o Encontraron diferencias entre los delitos cometidos en régimen de codelincuencia contra el patrimonio y
violentos: el descenso del porcentaje en coparticipación comenzaba para los primeros hacia los 15 años y
más tarde para los segundos.
o Los delitos en los que aparece más frecuentemente la codelincuencia son el robo en vivienda, el robo con
violencia o intimidación, el vandalismo y el tráfico de drogas; así como los delitos contra el patrimonio en
el caso específico de las mujeres.
o Es más probable encontrar un autor solitario cuando éste y la víctima se conocen (delitos relación ofensor-
víctima).

Los delincuentes que actúan en grupo tienden a delinquir más que quienes lo hacen en solitario:

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• REISS y FARRINGTON: estudio de Cambridge en el que los delincuentes solitarios tienden a desistir. Quienes
habían cometido su primer delito en solitario delinquían menos que quienes se habían iniciado acompañados.
• SARNECKI:
o En su estudio de Borlänge encontró que un 45% de los jóvenes que habían delinquido alguna vez a lo largo
de 6 años formaba parte de una red amplia que era responsable de la mayoría de los delitos que habían
cometido todos los jóvenes.
o En su investigación de Estocolmo, apunta una correlación entre el nº total de codelincuentes a los que uno
está unido y el nº de delitos del individuo. La mayoría de quienes delinquían en solitario (88%) sólo habían
cometido un delito a los largo de 5 años y, en conjunto, tenían una media de 1,16 delitos frente a la de
2,15 de quienes habían tenido codelincuentes (que habían cometido más de 2 delitos en el 66% de los
casos).

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• McCORD y CONWAY:
o Quienes comenzaron a delinquir pronto y actuaban en régimen de codelincuencia al menos en el 25% de
los casos fueron detenidos casi el doble de veces que los que también habían comenzado a delinquir
pronto pero actuaban en solitario.
o Esto quiere decir que existe una relación inversa entre edad de la 1ª infracción y codelincuencia; y una
relación positiva entre codelincuencia y criminalidad persistente, sobre todo para los que iniciaron su
carrera criminal a edad temprana.
o En todo caso existe un efecto de la codelincuencia independiente de la edad de inicio de la carrera
criminal.
• PIQUERO y cols.:
o Los individuos con carreras criminales más cortas tienen menos compañeros que los que tienen carreras
largas.
o También existe una asociación entre inicio de la carrera y nº de codelincuentes, con aquellos con inicios
más tempranos mostrando una mayor frecuencia de asociados.
o Individuos con pocas condenas han tenido pocos compañeros codelincuentes (ambas variables
correlacionan de modo elevado).

Quienes delinquen acompañados parece que planifican un poco más sus actos y cometen delitos más graves:
SARNECKI: en su estudio de Estocolmo, el grupo de delincuentes solitarios había cometido delitos de asalto, homicidio
y contras las personas en un 16,9% de los casos frente al 26,2% de los que actuaban acompañados.

Existe un tipo de codelincuencia que buscaría activamente compañeros de fechorías y que éstos últimos serían más
jóvenes e inexpertos: reclutadores:
• REISS: sus datos de Peoria afirman más la idea de que los delincuentes de alta frecuencia son más reclutadores de
otros que no sujetos dispuestos a delinquir con el 1º que se lo proponga. Estos reclutadores se fijarían en
individuos con menos experiencia criminal que ellos y cambiarían frecuentemente de compañero, lo cual podría
otorgarles un rol importante en que muchos jóvenes iniciaran una carrera criminal.

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• REISS y FARRINGTON: encontraron un grupo de reclutadores de jóvenes inexpertos, pero era pequeño: 6 de 22
delincuentes persistentes.
• WARR: muchos grupos de jóvenes cuentan con alguien mayor y más experimentado, si bien el patrón más habitual
es una combinación de instigar a otros y ser instigado uno mismo.
• SARNECKI: en su estudio de Borlänge había un claro efecto reclutador de nuevos miembros para la red criminal.
• PADILLA: sobre la banda puertorriqueña que estudia describe tanto la existencia de un reclutamiento por parte
de adultos como que una adaptación a cambios legislativos de la edad penal puede ser precisamente la búsqueda
chicos aún más jóvenes de lo que se establezca legalmente.

Sin embargo, en general parece predominar más la homofilia: tendencia a codelinquir con personas de la misma o
próxima edad y experiencia, lo que pone en duda la existencia de un nº significativo de reclutadores. A pesar de todo,

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es cierto que los pares (sobre todo si hay uno que actúa como una especie de jefe) puede ayudar a justificar un hecho
delictivo particular y, a largo plazo, pueden convencer a uno de que otros están constantemente violando la ley y que,
por lo tanto, hacerlo uno mismo no es incorrecto.

Teoría de la elección racional: intentos de explicar la codelincuencia:


• El delincuente tomaría una elección atendiendo a los costes derivados de la potencial delación de su acompañante
y de la necesidad de compartir el botín con él o ella y a los beneficios de la división del trabajo y el intercambio de
información (aunque puede variar de un delito a otro y de una situación a otra).
• WEERMAN: teoría del intercambio (versión de la elección racional): la codelincuencia se produce porque otorga
beneficios a los participantes que de otro modo no se podrían alcanzar. El modelo parte de 3 elementos para que
pueda darse la cooperación:

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a) Que un individuo esté dispuesto a participar en régimen de codelincuencia.
b) Que sea posible acceder al mismo.
c) Que sea percibido como un partícipe atractivo.

Propone una tipología dependiendo de estos elementos y una serie de factores que inciden sobre ellos tales como la
confianza, el tamaño de la red o el capital criminal.

• VAN MASTRIGT y FARRINGTON: hipotetizan que es más el carácter instrumental de la codelincuencia (cuánto
ayuda a asegurar el éxito de la empresa) que las características individuales de los agentes lo que determina que
se actúe en grupo o en solitario.

Teorías de la oportunidad: están conectadas con la elección racional:


• WARR: algunos delitos sólo se pueden cometer si se cuenta con copartícipes. Un codelincuente puede ser una
oportunidad para un delito, mientras que su ausencia es un constreñimiento para ciertos eventos criminales.
• TREMBLAY: “en muchas situaciones la probabilidad de que ocurra una infracción determinada depende en parte
de la habilidad de un delincuente motivado para encontrar codelincuentes apropiados” (relación entre las teorías
de la elección racional y de las actividades rutinarias e integrándolas con la teoría de la asociación diferencial).

2. REDES Y DELITO
El carácter a menudo grupal de la criminalidad (en particular la juvenil) y la naturaleza efímera de las asociaciones abre
la puerta a la idea de la red (codelincuencia como una red). El enfoque de las redes sociales se centra no tanto en
individuos como en las relaciones que existen entre unidades de análisis (tanto individuos como organizaciones). La
idea es explicar los comportamientos de esas unidades de análisis a través de propiedades de las relaciones que existen
entre ellos (estructura de la red que conforman las relaciones).

GRANOVETTER: trabajo sobre la búsqueda de empleo. La idea más general es la íntima relación entre los niveles micro
y macro de análisis:
1) Los vínculos débiles han sido vistos a veces como una fuente de alienación (que pueden ser vitales para los
individuos). Son propios de redes.
2) Los vínculos fuertes pueden conducir a la fragmentación. Son los típicos que se dan entre amigos.
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El trabajo señala que la forma más eficaz de encontrar un empleo no es mediante la aplicación directa o la impersonal
de anuncios, convocatorias, etc., sino mediante la forma indirecta de los contactos personales. Tanto quienes buscan
trabajos como quienes los ofrecen prefieren esta forma indirecta, los que han encontrado trabajo así se encuentran
más satisfechos, tienen empleos mejores y ganan más dinero. Lo más llamativo es que estos contactos personales
informales a través de los que se encontraba trabajo no eran los sólidos (amigos y familia), sino contactos débiles
(personas con las que se veían o interaccionaban con escasa frecuencia). Estos contactos débiles son más útiles en
general (no en momentos de gran necesidad).

Los individuos forman parte de redes en las que los otros son nódulos y con los que puede tener vinculaciones más o
menos frecuentes (sólidas). La información sobre ofertas de empleo puede llegar más fácilmente y más lejos a través
de vinculaciones débiles. No es que los amigos no estén motivados para ayudar, pero debido a su menor nº es más

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difícil que puedan hacerlo. Esta idea de vínculos débiles y redes parece apta para estudiar la participación colectiva
en eventos criminales.

REISS: habla de una “red laxa de afiliaciones”, una “red de contactos e intercambios” en la que existe un núcleo duro
de miembros centrales que concentran el grueso de las conexiones (nunca llegan a la 5ª parte de todos los miembros
de la red). La mayoría de quienes forman parte de la red no se conocen entre sí e incluso pueden tener pocos contactos
con otros miembros, pero en cualquier caso forman parte de ella y pueden recibir y compartir información, así como
encontrar copartícipes para sus actos criminales.

SULLIVAN: estudio etnográfico sobre contactos dentro del Sistema de Administración de Justicia. Observó cómo
algunos delincuentes trataban de “manipular el sistema” a través de las conexiones personales que tenían (abogados,
familiares que trabajan en el Sistema, etc.), las cuales son consideradas más importantes que los recursos financieros.

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Relata el caso de un individuo acusado de quemar una fábrica que gracias a un tío suyo que trabajaba en la policía
logró que la investigación se centrara en el socio del acusado.

REISS et al.: la mayor parte de los episodios de codelincuencia de adultos no surgen de su participación en grupos,
sino de redes informales y laxas cuyos miembros están conectados por este motivo, pueden buscarse entre sí
activamente e incluso pueden coincidir en billares, bares, etc.

ROXELL: los contactos para codelinquir no se hacen casi nunca en prisión (2% de los casos de su muestra en Suecia).

Las características de estas redes pueden desplegar una influencia sobre el comportamiento de sus miembros:
• LANTZ y HUTCHINSON: en estas redes pueden existir roles diferentes y según la red es mayor y más laxa, más
persiste en el tiempo y más delitos se cometen por sus miembros.
• McGLOIN y PIQUERO: cuando en una red existe una relativamente alta redundancia (densidad de las
vinculaciones: que cada individuo tiende a estar relacionado directamente con más individuos) también tiende a
darse mayor especialización en la codelincuencia. Lo que sugiere que lo más importante para la especialización es
la redundancia o densidad y no el tamaño de la red.
• MORSELLI y TREMBLAY: el tamaño efectivo o no redundante de contactos es una ventaja ya que da acceso a más
oportunidades para el delito y se relaciona con mayores ingresos ilícitos.

Modelo de la elección racional: MORSELLI: existe la necesidad de una oportunidad para poder llevar a cabo algunos
delitos que expliquen la relación entre delincuencia y redes:
• La importante conexión entre pares y asociación diferencial y criminalidad puede verse como los elementos de
una estructura personal de oportunidad. Las asociaciones con otros delincuentes son oportunidades favorables
para el delito. Según sea mayor la red de conexiones de un individuo respecto a una actividad determinada,
también serán mayores sus oportunidades (cuantitativamente). Las oportunidades que ofrece una red asegura
que la comisión de delitos sea exitosa y se reduzcan los costes y riesgos.
• Lo relevante de una red son las oportunidades que ofrece para el delito, pero no dependen únicamente del nº
cuantitativo de conexiones, sino de la estructura de estas. Según una red contenga menos conexiones
redundantes, más aumentará el éxito criminal.

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Redundancia: se produce cuando un sujeto (aunque tenga muchas conexiones) sólo está relacionado con un nº
relativamente pequeño de compañeros (cuadrilla de amigos unidos entre sí por varias vías). En este caso existe un alto
grado de redundancia. Por el contrario, cuando existen relaciones con muchos más individuos por una sola vía existe

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menos redundancia.
• El tamaño efectivo de una red depende del nº de individuos y conexiones que la forman y del grado de redundancia
presente. Los participantes más exitosos de la red son quienes son capaces de rellenar los agujeros estructurales
que tenga en la red, es decir, conectarse con cuantos más elementos de la red sea posible y asegurar que le pueda
llegar la máxima información posible y elevar su capacidad de aislamiento de posibles detecciones.
• El delito organizado recurre a estrategias que no son exclusivas del mundo criminal sino también del legal. Las
redes criminales están conformadas por contactos mutuos entre individuos con intereses compartidos que, de
hecho, excluyen que tenga que recurrirse a la violencia para asegurar la cooperación o resolver conflictos.

WARING: explicación de la codelincuencia como red semejante a la anterior:


• Las redes aparecen en el ámbito lícito:
o Para actividades que requieren algún tipo de “conocimiento o habilidad, rapidez y confianza entre los
agentes”, pero la existencia de constreñimientos impide otra forma de organización

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o Cuando la situación exige flexibilidad para una adaptación rápida.
o Cuando existe confianza.
• Estas situaciones pueden ocurrir con algunas formas de criminalidad:
o Como fraudes y delitos de cuello blanco.
o Con sujetos que tienen unos orígenes comunes, se parecen entre sí o incluso han desarrollado vínculos
entre ellos.
• Ciertos mecanismos pueden afectar a la aparición de redes:
o Presiones coercitivas: cuando uno o varios agentes obligan a otro u otros a adoptar ciertas formas
organizativas con la consecuencia de que esto puede tanto facilitar como impedir la aparición de redes.
o Procesos miméticos: se copia la estructura de una organización (lícita o ilícita) que se percibe como
exitosa.
o Isomorfismo normativo: los agentes que van a colaborar consideran que su asociación debe tener
determinadas características que se consideran deseables.

3. DELINCUENCIA ORGANIZADA
3.1. LA IDEA TRADICIONAL DE DELINCUENCIA ORGANIZADA
El concepto de delincuencia organizada que se utiliza en la sociedad y en el ámbito académico es ambiguo. Puede
verse como un continuo: McINTOSH: propuso una tipología de delincuencia profesional con 4 escalones:
1) Delincuencia picaresca: muy poco sofisticada y sofisticada.
2) Delincuencia artesanal.
3) Delincuencia relativa a proyectos.
4) Delincuencia de tipo negocio.

Tanto el contexto como el tipo de sociedad influyen en la prevalencia de cada uno de estos tipos.

Una organización (lícita o no) se caracteriza por una serie de requisitos: tamaño o nº de participantes mínimo,
existencia de unos individuos que toman las decisiones y dan las órdenes, estructura jerárquica, división del trabajo,
etc. Existen evidencias sobre organizaciones compuestas por un elevado nº de sujetos, con jefes claros, etc. (grupos
de bandoleros del S.XIX), pero la mayoría de lo que puede considerarse una organización criminal se encuentra lejos
de este modelo ideal. Por regla, el nº de personas que participa en estos grupos pequeños y los investigadores tienen
que tomar una decisión acerca de los requisitos mínimos para considerar a un grupo criminal como organizado. La
literatura ha aplicado a la delincuencia organizada teorías criminológicas clásicas.

DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO: la comparación entre organizaciones para llevar a cabo acciones lícitas y organizaciones
para llevar a cabo acciones ilícitas no debería llevarse demasiado lejos:

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 6: PROCESOS GRUPALES ANDREA (CURSO 19/20)
a) En una organización criminal se espera que las órdenes de los jefes sean ejecutadas por quienes se encuentran
más abajo en la cadena de mando, quienes a su vez están al tanto de la ilicitud de la conducta, no concurre en
ellos ningún defecto (no incurren en ningún error, sus capacidades intelectuales y volitivas están intactas) y, a
menudo, incluso tienen la posibilidad de abstenerse de delinquir si así lo desean.
b) En una organización no criminal se espera que quienes se encuentran más abajo en la cadena de mando se
abstengan de delinquir si reciben una orden en tal sentido.

Por todo lo anterior, no es sencillo ofrecer una definición criminológica de delincuencia organizada que tenga una
aplicación universal, incluso en los códigos penales no queda completamente clara la diferencia entre grupo,
organización, etc.

CRESSEY: imagen de la delincuencia organizada más popular. Define el delito organizado como “cualquier delito

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cometido por una persona que ocupa, en el marco de la división del trabajo establecida, una posición designada para
la comisión de delitos; esa división del trabajo incluye también al menos una posición para un corruptor, una posición
para un corrupto y una posición para un valedor”. Esta definición implica:
a) La coordinación de las actividades del delincuente organizado con las de otros criminales.
b) Esta coordinación tiene lugar a través de reglas.
c) Cada criminal ocupa un lugar en un conjunto de posiciones.
d) Esas posiciones son independientes de quien las ocupe.
e) Cada individuo tiene sus propios derechos y obligaciones.

El autor compara esta organización con la de empresa que cuenta con cajero, vendedor, contable, etc. o con el
funcionario público y las normas que regulan su función. Afirma que operar en una organización criminal exige

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habilidades y trabajo duro. Ofrece una imagen altamente organizada de esta delincuencia, describe una organización
formal (como la de empresas privadas o públicas) caracterizada por 3 notas principales:
1) División del trabajo.
2) Actividades de los miembros de la organización coordinadas a través de normas y códigos.
3) Una orientación de toda la organización hacia la consecución de objetivos anunciados.

Lo definido como delincuencia organizada es para este autor sólo una de las 6 formas que puede tomar una
organización criminal. Existe una forma con un grado incluso más elevado de jerarquización y división del trabajo que
incluye en su más alto nivel una comisión que toma las decisiones más importantes y actúa como tribunal resolviendo
las disputas que puedan surgir y, por debajo, una serie de consejos también con gran poder en el marco de la
organización.

Este tipo de delincuencia organizada no sólo tiene una existencia en la sociedad norteamericana de su época, sino que
representa una gravísima amenaza para la misma. A su juicio, la delincuencia organizada (aunque con parecidos y
conexiones con la mafia italiana) es un producto propiamente estadounidense que controla la distribución de bienes
y servicios ilegales. A través de estos medios ha logrado amasar una fortuna descomunal que le permite operar en el
mundo legal que pondría en riesgo las instituciones económicas y políticas de un país. La delincuencia organizada
podría comprar a funcionarios y al Sistema de Justicia, controlar la legislación, a los políticos, construir monopolios,
etc., por lo que representa un problema muy serio.

Existen pocas evidencias de que lo que describe este autor como delincuencia organizada exista de modo generalizado
en nuestras sociedades:
• Los criminales no pueden anunciar públicamente sus objetivos ilícitos por el gran riesgo de detección.
• Tampoco pueden recurrir al Sistema de Justicia para resolver conflictos serios.
• No existen asociaciones criminales tan organizadas como las descritas.
• Cuando existen organizaciones formales, éstas se utilizan más bien como tapadera.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 6: PROCESOS GRUPALES ANDREA (CURSO 19/20)
3.2. EL MODELO DEL MERCADO
GOTTFREDSON y HIRSCHI, 1990: el delito tiende a ser poco sofisticado y, por lo tanto, el delito rara vez responderá a
una naturaleza organizada. Los delincuentes (por su naturaleza impulsiva) no serán muy proclives a organizarse ni
coordinarse y tampoco lo serán a obedecer órdenes, a ser constantes y rigurosos en su ejecución. La desconfianza
reina en una organización criminal, con el consiguiente riesgo de delación cuando se detiene a uno de los miembros o
incluso de modo espontáneo.

REUTER, 1983: la delincuencia organizada era por lo habitual negada por la policía y el Sistema de Administración de
Justicia Norteamericano hasta 1961 (J.F.Kennedy, su hermano era Fiscal General). Investigó algunos ejemplos
estadounidenses de delincuencia organizada: el negocio del juego (lotería ilegal), los narcóticos y la usura. Propone el
modelo del mercado ilegal para describir y explicar estos fenómenos: se trata de casos en los que existe una demanda

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(el juego, el consumo de ciertas sustancias y préstamos rápidos) y una oferta para cubrirla, aunque fuera de la Ley e
infringiendo el CP.

Estos mercados ilegales funcionarían de modo semejante a los legales, incluyendo una serie de fuerzas externas
propias del mercado que se imponen a los individuos. Ahora bien, los participantes en un mercado ilegal (en el caso
típico) no pueden recurrir a la publicidad para dar a conocer sus productos o servicios, no pueden recurrir a la
protección de la policía o del Sistema de Administración de Justicia y afrontan costes a medio y largo plazo de
detención.

Frente a este modelo existen otras alternativas como:


• El modelo de la empresa: conjetura que las actividades estudiadas por Reuter y otras semejantes funcionan por
organizaciones parecidas a las firmas o empresas, con una jerarquía y organización nítidas.

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• Modelo del monopolio: hipotetiza que incluso alguna o unas pocas organizaciones ostentan el monopolio o el
cuasimonopolio de las actividades ilícitas señaladas.

El interés de la CRI reside en la frecuencia en que se dan estos casos ideales y comprobar cuál de ellos prevalece.
Existen algunas razones para que se sobreestime la frecuencia y carácter problemático de la delincuencia organizada:
1º. Se trata de un fenómeno que genera temor en la opinión pública por su potencial para penetrar en la
Administración (policía, jueces y tribunales).
2º. Algunos grupos que trabajan en este fenómeno pueden tener un interés en su exageración como forma de
competir por recursos escasos: la policía puede esperar recibir más fondos si define su actividad como una lucha
contra estos grupos; los investigadores pueden aspirar a conseguir proyectos de investigación financiados, plazas
de profesorado, etc.

REUTER, 1983: en su investigación sobre mercados ilegales encuentra lo siguiente:


1) En estos mercados existen pocas limitaciones para la entrada: casi cualquiera se puede involucrar en los mismos,
sin tener que realizar, por ejemplo, grandes desembolsos (como ocurre en algunos mercados legales).
2) Los participantes (empresarios ilegales) fijan sus precios de acuerdo con fuerzas externas propias del mercado de
que se trate (sino, no tendrían clientes).
3) No hay rastro de ninguna situación de monopolio, lo que se observa es un mercado fragmentado en el que
participan muchos empresarios pequeños.
4) A menudo los participantes no son profesionales, sino que estos comportamientos ilícitos son sólo una parte de
sus actividades y de sus ingresos.
5) Estas organizaciones, además de modestas, tienden a ser efímeras en el tiempo.

Concluye que actividades ilícitas que requieren colaboración no implican necesariamente delincuencia organizada. Se
muestra escéptico sobre que la delincuencia organizada sea un problema serio. Sugiere separar los conceptos de
delincuencia organizada y mercado ilegal. Este enfoque coincide con la tradición de GOTTFREDSON y HIRSCHI.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 6: PROCESOS GRUPALES ANDREA (CURSO 19/20)
Casos que habitualmente se estudian en el marco de la delincuencia organizada:
a) Tráfico de personas: art.177 bis CP. Evoca la idea de control de alguna o algunas personas con la finalidad de
explotarlo como trabajador sexual, trabajador o mendigo forzado, extracción de órganos corporales, etc.
b) Contrabando de inmigrantes (inmigración ilegal): art.318 bis CP. Consiste en ayudar a otros a entrar de modo
ilegal en otro país, salvo que se haga por motivos estrictamente humanitarios.

Ambos artículos siguen los protocolos de NU (2000) que a su vez siguen los de la Convención de Europol (1995). Se
trata de comportamientos diferentes, con unas notas de ataque a las personas más que al Estado, ausencia de agencia
en la víctima y explotación en el 1º (no en el 2º), que encajan a su vez en definiciones naturales de delito.

A pesar de las diferencias, existe entre ambas conductas delictivas una relación íntima:
• Para algunos autores nos encontramos ante un continuo: modalidades de gravedad diversa de un mismo

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fenómeno.
• También existen situaciones fronterizas: casos en los que existe presión por abandonar un país, pero en los que
no está clara la ausencia de agencia; casos en los que se producen cambios en las condiciones del viaje por
circunstancias sobrevenidas imprevisibles; casos en los que en un mismo desplazamiento se pasa por varias etapas
que encajan alternativamente en una u otra definición. Un caso complejo es cuando el contrabando se lleva a cabo
mediante promesa de abono una vez alcanzado el destino: el criminal ofrece tanto un servicio de inmigración ilegal
como de préstamo o financiación. Lo imaginable es que la víctima termine en una situación de explotación propia
del tráfico, pero la misma no es debida al contrabando sino al préstamo.

FRONTEX: los datos proporcionados señalan la existencia de varias rutas de inmigración ilegal a Europa (destacan
Mediterráneo central y occidental). Cada una de estas rutas presentan unos cambios espectaculares, con aumentos y

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descensos vertiginosos de 0 a cientos de miles (y, viceversa) de entradas ilegales en pocos meses. este mercado tan
flexible es consistente con un modelo mercado, ya que la atención rápida a esta demanda sólo es posible si muchos
individuos o grupos pequeños independientes pueden entrar y salir rápidamente del mercado.

CAMPANA, 2017: las observaciones anteriores sugieren:


a) No existe un monopolio de la inmigración ilegal en manos de uno o unos pocos grupos dominantes.
b) Al contrario, deben existir muchos grupos pequeños que se ven envueltos en actividades ilícitas.
c) La entrada en el mercado es sencilla y los costes de entrada son bajos.
d) No se requieren habilidades especiales ni un entrenamiento particular para participar en este mercado.

Se trata de un panorama coherente con la idea de mercado ilegal de REUTER y en línea con GOTTFREDSON y HIRSCHI.

Esto no excluye la existencia de delincuencia organizada, aunque sí pone en duda que la misma domine ciertos campos
criminales:
• SALT, 2000: describe grupos mafiosos que controlaban el contrabando de inmigrantes hacia el exterior de Polonia
antes de la entrada de este país en la UE.
• VAYRYNEN, 2003: el 70% de los clubs de alterne, que pueden dedicarse a la explotación de trabajadoras sexuales,
del Soho londinense están controlados por mafias albanas y kosovares.

Los delitos de contrabando ilegal y de tráfico de personas presentan problemas metodológicos para su estudio. Es
difícil inferir las características generales del fenómeno a partir de estudios particulares, así como ofrecer resúmenes
narrativos o cuantitativos de la evidencia disponible. Por este motivo se ofrecen a continuación 2 estudios que aunque
los hallazgos no se pueden extrapolar, sí son representativos de lo publicado:

1º. CHIN y ZHANG: sobre contrabando de inmigrantes chinos hacia el interior de EEUU (estudio cualitativo).
Entrevistaron a 129 individuos que habían ayudado a la introducción ilegal de inmigrantes chinos en EEUU. Nos
encontramos ante un supuesto de contrabando de inmigrantes, aunque no se puede descartar que algunas de las
víctimas se vieran luego sometidas a condiciones de trabajo abusivas y que los delincuentes lo supieran o sospecharan.
Informan de los siguientes hallazgos:

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a) Para verse envuelto en estos delitos no es preciso tener ningún tipo de habilidad o talento especial.
b) Las carreras criminales de estos delincuentes eran relativamente cortas, con una duración media de 6 años.
c) No forman parte de mafias, salvo un pequeño % de 7 puntos.

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d) En contra de la afirmación de Gottfredson y Hirschi (1990) de que el delito habitualmente no produce grandes
beneficios a sus autores, estos sujetos informaron de ganancias sustanciosas (mediana de 10000 dólares y un
máximo de 40000 dólares por acción). Al mismo tiempo, los costes parecen impredecibles ya que pueden aparecer
complicaciones no anticipadas que obliguen a variar la ruta o a otra serie de gastos añadidos.
e) Entre las motivaciones destaca el dinero: el 92% señaló que esta es la razón de verse envueltos en el contrabando
de inmigrantes; el 7% dijo hacerlo para ayudar a amigos.
f) En un 70% de los casos, el contrabando de inmigrantes representaba una actividad a tiempo parcial para los
entrevistados.
g) Los grupos de que formaban parte los delincuentes no eran muy grandes y estaban compuestos por entre 2 y 3
miembros en un 46% de los casos; mientras que apenas un 20% formaba parte de grupos de 6 o más personas.
h) Las entrevistas arrojan una clara división del trabajo entre los participantes en estas actividades.
i) La toma de decisiones dentro de los grupos era relativamente democrática en la mitad de los casos.
j) Estos grupos colaboraban relativamente poco con otros grupos: el 71% contestó que no existía tal colaboración.

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k) Son introducidos en estas actividades por amigos o familiares.
l) No se ven a sí mismos como delincuentes: tienen una buena imagen de sí mismos, se consideran empresarios,
personas que hacen el bien, etc. Alguno de ellos afirman que sus familias estaban orgullosos de lo que hacían.

La muestra del estudio no es representativa, por lo que no hay base para la inferencia. El escenario que describen se
aproxima al modelo del mercado ilegal (no al del monopolio o la empresa) y excepto en el punto d) al enfoque de
Gottfredson y Hirschi.

Otros estudios reportan las mismas conclusiones de que el contrabando de inmigrantes es una red flexible compuesta
por muchos grupos que cooperan sobre la marcha; de que no existe una organización centralizada, sino una red
compleja de organizaciones de tamaño pequeño y mediano.

Los hallazgos de estos autores:


• Se aproximan a las teorías del aprendizaje social al evocar un exceso de definiciones favorables a la infracción de
las normas (punto k) y al rol de las definiciones (punto l).
• Ponen sobre la mesa una cuestión relevante que abunda en la idea de un mercado ilegal compuesto por grupos
independientes. Delitos como el de contrabando de inmigrantes o el tráfico de personas están compuestos por
varias fases:
o Contrabando: puede haber varias etapas en un viaje largo que incluye varios países, períodos de espera,
procura de documentos, etc.
o Tráfico de personas: reclutamiento, transporte y explotación.
La idea de especialización y división del trabajo (punto h) y de ausencia de colaboración con otros grupos (punto
j) abre la puerta a que grupos distintos de individuos participen en etapas diferentes y que exista una coordinación
mínima entre ellos.

2º. CAMPANA: sobre tráfico de personas que viajan de África a Europa (investigación cuantitativa).
Estudia 16 eventos de tráfico de personas: mujeres nigerianas enviadas desde su país a Italia para ser explotadas como
trabajadoras sexuales. En estos eventos:
• Se habían visto envueltas 58 personas: 25 criminales y 33 víctimas.
• En cada uno se habían trasladado vía aérea una media de 2 víctimas y participado una media de 5 delincuentes.

Para la investigación se recurrió a varias fuentes de información de la policía y la Fiscalía italiana, a partir de las cuales
se pudo construir varias bases de datos para su análisis cuantitativo y consiguiente test de hipótesis.

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PATRONES Y PROCESOS DELICTIVOS TEMA 6: PROCESOS GRUPALES ANDREA (CURSO 19/20)
El autor está interesado en la cooperación y coordinación entre los agresores:
• Ofrece una descripción gráfica de los individuos que había participado a la vez en un mismo evento: cuatro sujetos
habían colaborado en una mayoría de casos, pero existían muchos criminales que parecían haber sido contactados
de modo esporádico para alguna acción concreta. Aunque existe una cierta internalización, predomina la
externalización de las intervenciones.
• Sólo en 2 de los 16 eventos habían participado 12 sujetos (el máximo), mientras que en la mayoría sólo había 4 o
menos individuos implicados. La mayor parte de los criminales de la muestra no parecen formar parte de una
organización criminal permanente.

El autor estudia qué variables predicen la coparticipación (de qué dependía que en un evento participaran más o
menos personas). Para ello regresa el nº de colaboraciones entre los ofensores sobre una serie de variables

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independientes aplicando un tipo particular de regresión (QAP). Resultados:
• Tener una edad próxima o el parentesco no eran determinantes estadísticamente significativos de la cooperación.
• La nacionalidad era un predictor negativo de la cooperación: los participantes tendían a colaborar más con sujetos
de otras nacionalidades.
Hay 2 hallazgos especialmente relevantes: la coordinación dependía de que:
a) Se desempeñaran roles diferentes: elemento que apunta a una especialización y división del trabajo.
Los roles son importantes porque los participantes no son intercambiables, no cualquiera puede desempeñar un rol
al azar: unos son dirigentes y toman las decisiones, otros se dedican a procurar recursos, etc. A la hora de organizar
un evento criminal se requiere coordinarse con sujetos que ocupen roles alternativos, no cubiertos.

b) Se participara en una misma etapa: el autor encontró que quienes participaban en la etapa de transporte

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cooperaban entre sí y quienes participaban en la explotación como responsables de clubs de alterne se
relacionaban entre sí, pero que los primeros y los segundos parecían autónomos. Grupos diferentes intervienen
en etapas diferentes y son independientes entre sí. No parece existir en estos casos una gran organización criminal
que recluta, transporta y explota a estas mujeres nigerianas.

3.3. BANDAS ORGANIZADAS


El estudio de bandas o bandas juveniles encuentra un grave problema en su definición, agravado con la gran
heterogeneidad y expansión que presenta su fenomenología. KAZYRYTSKI: existen bandas en Europa y España e
identifica hasta 12 bandas latinas con un rango de integrantes entre más de 400 y menos de 25. Afirma que en “el
caso de Europa no hay suficientes investigaciones para poder ofrecer unas sólidas generalizaciones”. La fenomenología
que describe no parece identificar grupos con una particular capacidad criminal. Existe amplio acuerdo en que las
bandas europeas en el caso de existir son marcadamente distintas de las norteamericanas.

Un modelo que subyace a estos fenómenos es el de la elección racional: PADILLA ha propuesto una teoría sobre las
bandas que encaja en esta tradición y que sugiere que son empresas. Estudia una banda de puertorriqueños en
Chicago:
• El punto de partida es una fuente de frustración estructural en la que estos jóvenes se dan cuenta de su situación
de desventaja y opresión y, en vez de conformarse, reaccionan y buscan alternativas para alcanzar el éxito
(innovadores de Merton).
• Su solución es la venta de drogas: la banda es una empresa que se encuadra en la economía norteamericana y
cuenta con sus propias particularidades culturales y sus medios para “transmitir y reforzar sus virtudes
empresariales fundamentales”. No consideran que su actividad sea algo malo, aunque son conscientes de que
infringen normas mayoritarias consideran que no les queda otra opción si no quieren resignarse a una existencia
precaria y oprimida. El tráfico de drogas es visto como un negocio (y a nivel individual un proveedor de empleo)
en el que el delito no les ocupa más que un tiempo limitado y en el que la violencia es un recurso limitado a casos
de necesidad en los que el negocio está en peligro. Se genera una “ideología de la resistencia cultural”.
• La banda gira en torno a la etnia: prácticamente todos los sujetos estudiados son puertorriqueños. Su empresa,
por lo tanto, es una empresa étnica. Este elemento étnico es decisivo ya que permite que exista un grado
significativo de solidaridad (étnica) y de identidad (étnica).
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• El autor rechaza que las bandas sean un fenómeno irracional (individuos con fuertes tendencias criminales o
psicópatas) y considera que es una respuesta (de coraje) a un contexto injusto y opresor y, aunque genera una
cultura propia, no se muestra totalmente antagónica al “sueño norteamericano”.
• La banda es un negocio empresarial que responde a una organización: para favorecer su negocio las bandas
favorecen la paz en los barrios, imponen un control interno y pueden aplicar sanciones, preparan algunos golpes
y trabajan en equipo. La organización que describe el autor es elemental y predomina la división del trabajo con
posiciones para proveedores y distribuidores de droga, para vendedores y para los que realizan hurtos y robos; al
mismo tiempo apunta una cierta jerarquía y menciona el establecimiento de una zona propia.

Algunas explicaciones se han centrado en aspectos no utilitarios como el sentido de pertenencia:


• SHORT y STRODTBECK: creen que las bandas son una respuesta a las condiciones desfavorables cuando no hostiles

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que les ha tocado vivir. Desde este punto de vista, el grado de organización de las bandas sería mucho menor que
el que propone Padilla.
• KAZYRYTSKI: entrevistó a miembros de los Mossos d’Escuadra. Nos ofrece la visión policial y en este sentido
experta, pero potencialmente sesgada en cuanto que elementos de evaluación de la labor policial, indicador de la
necesidad de asignación de recursos, etc. Las bandas de este estudio:
o Están condicionadas por el contexto inmigratorio.
o No tienen una orientación criminal ya que la delincuencia es una parte menor de sus actividades, no es
habitual el empleo de armas blancas y no practican el tráfico de drogas. Existen ejemplos de violencia pero
limitada a los jóvenes.
o No se encuentran pruebas de territorialidad ni de una estructura sólida ni mucho menos de jerarquización.
o Rechaza que se trate de un fenómeno importado directamente a partir de las bandas de sus países de

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origen: “no mantienen relaciones de carácter instrumental con sus homólogos y no han sido implantadas
por su voluntad”. Algo que se aleja de la imagen de organización de Padilla para las bandas españolas (en
el caso de que existan).

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