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La crisis que hoy atravesamos, no solo es económica sino también una fuerte
crisis moral, como la destrucción del matrimonio y de la familia, con la famosa
llamada ideología de género, dentro de ello el aborto llamándolo interrupción
del embarazo y como salud sexual y reproductiva, tapando así una horrenda
criminología. Esto es atentar con la dignidad y la vida humana.
“Si hay que decidir entre mi vida y la del niño no dudéis; elegid (lo exijo) la
suya. Salvadlo”.
La mañana del 21 de abril de 1962 dio a luz a su cuarta hija Gianna Emanuela.
El 28 de abril entre dolores indecibles y repitiendo la jaculatoria: “Jesús te amo;
Jesús te amo” Gianna murió santamente. Tenía 39 años. Pablo VI definió
meditada inmolación el gesto de Gianna; recordando: “Una joven madre de la
diócesis de Milán, por dar la vida a su hija, sacrificó con meditada inmolación,
la suya”.
Rezar, rezar bien, rezar mucho. No solo cuando tenemos necesidad de gracias,
no solo para pedir. La verdadera oración es aquella.
Los santos de todos los tiempos nos han ayudado a no detenernos en el camino,
a mirar hacia la eternidad, sin descuidar la misión en la tierra.
Santa Gianna Beretta Molla fue madre, esposa y una doctora ejemplar que
entregó su vida al dolor y al sufrimiento por salvar a su bebé. Su profesión
médica la vivió como un seguimiento a Cristo, se dedicó a curar el cuerpo y
también el alma.
Gianna no solo se quedó en el saber, como los gnósticos, sino que respondió al
amor de Dios con ciencia, teología y caridad. Enseña al mundo actual que la
verdadera ciencia no apaga el espíritu de oración y devoción, sino que te une a
Dios y esa entrega se convierte hasta dar la vida por los demás. No solo con la
voluntad sino también contando con la misericordia y gracia de Dios. Gianna
nos enseña a confiar en la providencia, ya que el Señor es quien toma la
iniciativa para toda obra buena, lo hizo todo como si dependiera de ella,
sabiendo que todo depende de Dios.
Una madre, como modelo del verdadero amor vivido por una sencilla cristiana
que participó ya en la vida del gozo de Dios, rebosando sencillez y alegría por
todas partes. Debemos admirar la Providencia del Señor que da en cada
momento a su Iglesia los modelos que necesita. Hoy cuando hay tantos que
desprecian la vida y juegan con los óvulos fecundados y aún con los fetos ya
dispuestos a salir a la vida, Gianna se sacrifica para defender la vida de su hija,
una madre mártir por amor a Dios en obediencia al mandamiento que prohíbe
matar, que testimonia y exalta el heroísmo de una esposa y madre cristiana que
en el respeto de cada vida que es un don de Dios al hombre, sacrifica su vida
joven para decir “ si” al deber cristiano del amor, haciendo una vez más
realidad la frase de Jesús: “No hay amor más grande que dar la vida por los
amigos”. Frente a la intransigencia de los sectores seculares contra cualquier
forma de protección del concebido surge una figura como Gianna para decir
que no puede ser esa la ley dominante, la verdadera ley es el “si” a la vida.
Gianna era una madre, como tantas madres, esposa como tantas esposas,
amaba la vida, a su esposo e hijos en esta normalidad estaba su
excepcionalidad, ella era consciente de lo que esto significaba, sin embargo,
frente a la vida, ella tomo la decisión cristiana evangélica, incluso en contra
de la opinión de las personas que le amaban. Una mujer maravillosa, amante
de la vida, que ha dado su vida, para que no fuese violado el misterio de la
dignidad de la vida.
https://www.corazones.org/liturgia/santos/santa_giana_molla.html#escritos
https://www.giannaberettamolla.org/esp/giaappuntiesp2.htm
Hna. Maruja