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E S T IM U L A C IÓ N D E C L ÍT O R IS

A causa de su pequeño tamaño y escondida ubicación, el clítoris ha estado, y para


algunos sigue estando, envuelto en el misterio.

En la mayoría de las mujeres el clítoris es la parte más sensible de sus órganos


genitales. La cabeza del clítoris, del tamaño de un botón y situada justo debajo del
lugar donde los labios menores se unen, está a menudo parcial o totalmente
escondida por el capu-chón o prepucio clitoriadiano, un pliegue de piel. El cuerpo
del clítoris está en su mayor parte cubierto por los labios, y se extiende en el
interior hasta la región púbica.
El clítoris es altamente sensible a la estimulación. Cuando una mujer es excitada a
través de la estimulación clitoridiana o por otros medios, el órgano se retrae contra
el hueso del pubis y los labios se hinchan, uniéndose y haciendo que aparezca
erecto. Por eso es por lo que a veces se lo compara con el pene.
A causa de su pequeño tamaño y escondida ubicación, el clítoris ha estado, y para
algunos sigue estando, envuelto en el misterio. Los hombres a veces tiene
dificultades para encontrarlo o se sienten confusos sobre cuándo y cómo
estimularlo. Aunque suman menos de un tercio las mujeres que pueden tener un
orgasmo sin necesidad de estimulación clitoridiana, muchas mujeres sienten
vergüenza de pedirla y tienen miedo a intimidar a su pareja si se acarician ellas
mismas durante el acto amoroso. Para agravar el problema, las teorías sobre como
deberían de alcanzar el orgasmo las mujeres han estado y pasado de moda durante
años siguiendo las pautas de las distintas escuelas del pensamiento. La más
notable es la de Freud, que mantiene la superioridad del orgasmo vaginal o no
clitoridiano. Esta forma de pensar ha hecho un gran daño a las mujeres en su
relación con los hombres. Aunque el clítoris no es un “botón mágico”, es en la
mayor parte de las mujeres la llave del orgasmo y, en casi todas ellas, una fuente
de placer que no debe ser ignorada.

Cómo hacer el amor al clítoris.


1. Venza la timidez de la mujer mirando como se toca ella misma. Un hombre
puede aprender mejor la forma en que a ella le gusta que le estimulen viendo cómo
lo hace ella misma. Pero muchas mujeres consideran tocarse a sí mismas una co-sa
privada e incluso vergonzosa. También puede creer que hacer el amor consis-te el
tocarse exclusivamente el uno al otro, no a ellas mismas. El hombre puede ayudar
a su pareja a superar estas inhibiciones pidiéndole que se estimule delante de él y
diciéndole lo mucho que le excita.
2. Alivie la ansiedad que causa en el hombre la necesidad de la estimulación
clitoridiana. A la inversa, muchos hombres siguen creyendo que deberían ser
capaces de satisfacer a sus compañeras sin ayuda ninguna y sólo con el pene.
Dígale que quiere compartir con él algo especial. Dígale que le da rubor pedirle la
clase de estimulación clitoridiana que necesita y que se sentiría mejor haciéndole
una demostración. La mayoría de los hombres se excitan con esa demostración.
Más adelante se sentirán menos cohibidos si usted se masturba durante la
penetración.
3. Adopte una posición cómoda. Podría ser la misma que adopta durante la
masturbación o su postura preferida mientras hace el amor.
4. Técnicas para el hombre. Tanto si utiliza los dedos, los labios o la lengua, hágalo
con suavidad. Humedézcase los dedos con saliva o con algún lubricante. Deje que
la reacción de su compañera le indique si desea caricias más fuertes. Utilice
movimientos diferentes, por ejemplo, en vez de acariciar alrededor del clítoris,
varíe el movimiento y muévase de arriba abajo a lo largo del cuerpo del clítoris.
Intente colocar dos dedos en V, con el vértice de la V pegado al cuerpo en la parte
superior del clítoris, de forma que los dedos queden a ambos lados. Presione
suavemente con los dedos.
5. No intente tener –ni provocarle a ella- un orgasmo. Aunque utilice una forma
habitual de estimulación, la mujer comprobará que le sigue costándole más tiempo
alcanzar el orgasmo que cuando se estimula ella sola. En los momentos en que ella
estimula su clítoris mientras él mira, o durante el acto sexual, o cuando le pide a él
que se lo haga, no deben sentirse apremiados por alcanzar el orgasmo.

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