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PISTAS SACERDOTALES PARA TODA LA VIDA

Actitud fundamental: Confianza en Dios. Esperar porque Dios es Dios. Porque


Él me ama y lo puede todo (puede hacer de mí algo mejor de lo que soy). Todo
lo que aumente la confianza en Dios es de Dios.

• SER FIEL A TU ORACIÓN.

Si el amor no crece se acaba. El encuentro de los que se aman. Secreto de


perseverancia. Orar por las personas que Jesús nos ha confiado.

• INSTRUMENTALIDAD DEL SACERDOTE.

Obramos en la “persona de Cristo”. Somos prolongación de su humanidad.


Continuamos eficazmente su obra salvífica. Soy instrumento vivo ¿qué haría
Jesús en mi lugar? El secreto de la fecundidad: “es Él el que obra en mí?
Enseñar a la gente a trascendernos.

• EL SACERDOTE ES SOBRE TODO UN HOMBRE DE FE.

“Señor mantén simpre viva mi fe”. Que jamás me connaturalice con lo


sagrado. Que viva en permanente admiración. Vivir para Dios es clave para mi
sacerdocio. Considerar el sacerdocio a partir de la fuente que es Él y no a
partir de las problemáticas. Alimentar mi vida con verdades de Dios (que
engendran optimismo y esperanza), verdades que salvan, verdades amadas.
Por lo mismo, el sacerdote es hombre de esperanza. Es el “pneumaticoi” (vive y
comunica la experiencia de Dios).

• EL SACERDOTE ESTÁ CON-CRUCIFICADO CON CRISTO.

El Espíritu Santo como a Jesús nos lleva a la entrega. Hay cruces de éxito, de
desprendimiento. No dejarse seducir por “obritas”. Viviendo el despojo de mi
mismo vivo mi sacramentalidad. ¿Por qué la cruz? El amor lleva a la expresión
total del amor. El ejercicio de la donación me conduce a la cruz. La cruz es
expresión del amor recibido. Somos discípulos de un crucificado. El
sufrimiento aclara “la imagen” que poseo y “la palabra” que pronuncio. La
vida de la gracia alcanza su plenitud en la cruz (Flp 1,27). Cuando Dios suscita
soledades (externas e internas) es para que lo amemos más a Él. Cuando
somete a purificaciones nos da su presencia que llena nuestros vacíos. Habrá
dolores específicamente sacerdotales que nos convertirán en epifanía de su
amor (consejo: tener siempre un amigo).

• EL SACERDOTE Y SU TRANSFORMACIÓN EN CRISTO.

La unidad viene del fin. ¿Qué quiero? Ser sacerdote transformado en Jesús.
Todos los días le diré: Heme aquí. Es la divina tarea (P. Félix). Es el centro de

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nuestros anhelos. Tengan entre Uds. los mismos sentimientos de Cristo (Flp 2,
5-17).

• EL SACERDOTE CARGA CON SUS HERMANOS.

Ejemplo: el monje y las miserias ajenas. El sacerdote consuela con la unción del
Consolador. Somos “consagrados en la verdad”. Haz de mí un sacerdote
misericordioso, regálame tu corazón de Buen Pastor. Sé bueno, con celo para
salvar a las personas. Que cada persona sea importante para ti. Que mi motor
en todo sea “la caridad pastoral”.

• EL SACERDOTE ES UN SERVIDOR.

Sigue e imita al siervo sufriente. Su atmósfera es la alegría. Soñé…(Tagore).


Hay más alegría en dar que en recibir. A tiempo y a destiempo. Promover la
santidad es el mejor servicio.

• EL SACERDOTE ES EL HOMBRE DE LA EUCARISTÍA.

Ahí encuentro mi propia identidad. El olvido absoluto de mí mismo. Dejo que


Cristo ocupe mi lugar. Preparar la Eucaristía. Mi vida es una Eucaristía
viviente. Esto es mi cuerpo esta es mi sangre. Sacerdote vive la Eucaristía como
si fuera…

• EL SACERDOTE ES EL HOMBRE DEL EVANGELIO.

El celo por Dios nos devora. Ay de mí si no anuncio el Evangelio (Pablo).


Enseñar “la Palabra de Dios y no sabiduría humana”. Debemos ser anuncio de
alguien. Estoy consagrado al Evangelio, es mi vida. Debo penetrar y dejarme
penetrar por él. Siempre es novedoso.

• EL SACERDOTE ES EL HOMBRE DE LA COMUNIÓN.

Su esposa es la Iglesia. Construir en el amor y en la paz. Crear lazos. Ser


elemento positivo en el presbiterio. Mi más grande anhelo la “unidad” (Jn 17),
para eso hay que purificar el corazón. No importan las caídas si nos
levantamos. El hombre peca todos los días pero todos los días es redimido. De
la Misa siempre salgo más fuerte. Comunión en todas las direcciones.

• EL SACERDOTE ES EL HOMBRE DE LOS POBRES.

Su obsesión es Cristo, está lleno del Espíritu y vive para el Padre y se convierte
en su “reflejo”.
Jesús nos trasplanta su corazón y sentimientos para que amemos a los pobres
(Mt 25) página cristológica.

• PLENAMENTE HUMANO PLENAMENTE VIVO.

Nos da el amor de Jesús en rostro humano. Está integrado armónicamente, ya


su vida es amar y darse. Damos a Dios a través de la riqueza de nuestra

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humanidad: sonrisa, mirada, tacto, acercamiento, ternura, etc. Un desafío
permanente.

• LLEVAR A MARÍA EN EL CORAZÓN.

El discípulo la llevó a su casa (Jn 19). Un ministerio con el colorido mariano, la


gran discípula de Jesús. Conservaba todo en su corazón. Nos enseña a decir
“fiat” y a dejar que “acontezca Dios en el mundo”.

• RECIBIR Y COMPARTIR EL AMOR DE NUESTRO PUEBLO.

Lo que ahora llamamos “inculturación”, es la encarnación. Sus gozos y


sufrimientos (G.Spes). Desde abajo y desde adentro. No dejar que las
tentaciones de: fama, espectacularidad, ser guías, ser protagonistas, te hagan
vivir en contra del Evangelio.

Manuel Rubín de Celis msps

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