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LAS PRUEBAS DE TARZANA

Tarzán había sido uno de los mejores líderes de la selva, todos los animales habían sido
felices y se habían sentido protegidos durante todo el tiempo que él había estado al mando,
los lagos estaban más limpios, las tribus se llevaban mejor entre ellas, los árboles estaban
más robustos y los frutos eran más ricos que nunca. Sin embargo llegó el día en que Tarzán
cansado de tanta humedad decidió abandonar la selva y cambiar de aires, así que reunió a
todos los animales y les dio la noticia:

-A partir de ahora, tendréis que pensar quién será vuestro nuevo líder, yo me voy una
temporada y estoy seguro de que sabréis apañároslas sin mí.

Tarzana en ese momento vio que su sueño podría hacerse realidad. Tarzana era una de las
niñas que se había criado en la selva, y que apasionada por los ríos, las lianas y los
animales siempre había estado cerca de Tarzán aprendiendo cómo sobrevivir en la
selva…de ahí que todo el mundo terminara llamándola Tarzana.

– ¡A mí me gustaría ser la nueva líder! ¡He aprendido mucho de Tarzán durante todo este
tiempo!

Los animales pusieron cara de susto y todos ellos murmuraban:

– ¡¿Una chica?!…¿cómo va a protegernos una chica, cómo va a imponerse una chica,


cómo va a defendernos una chica?
– Tarzán esto no puede ser así, ¡las chicas son para otras cosas!

Tarzán conocía muy bien a aquella chica, y sabía que podía confiar en ella. Pero eran los
animales quienes debían darse cuenta de aquello.

Finalmente, y tras mucho discutir, el consejo de la selva decidió organizar unas pruebas. La
persona que las superara con éxito sería la encargada de dirigir la selva.

Pero nadie se ponía de acuerdo. Algunos pensaban que el mejor sucesor de Tarzán sería
un gran chimpancé, cuya sabiduría era la misma de Tarzán, ya que este había aprendido
todo lo que sabía de los monos. Otros pensaban que el cocodrilo era el más apropiado, ya
que dominaba el agua y la tierra. Pero una cosa sí tenían clara: Tarzana, como era chica,
nunca sería la mejor para proteger y salvaguardar la selva.
Todos estaban seguros de eso, todos menos León, que había crecido con Tarzana, y sabía
que no había nadie mejor. La había visto correr, saltar, trepar y aprender sobre la selva
desde que él tenía recuerdo. Nadie mejor conocía cada rincón de la selva y sus animales.

Tarzana estaba muy enfadada con todo lo que estaba pasando y se pasaba el día
quejándose a su amigo León:

– ¿De verdad piensan que no puedo hacerlo porque soy una chica? No me lo puedo
creer…¡me han visto durante años por la selva !
– Tienes razón Tarzana, la mayoría piensa que las chicas son menos fuertes, tienen menos
habilidades y están menos preparadas para mandar. Pero tú eres la mejor, y si haces esas
pruebas demostrarás a todos que las habilidades y capacidades de cada uno, no tienen que
ver con ser chico o chica.
– Yaaaa…pero tener que demostrarlo por ser chica, es un rollo …
– Pero ya verás cómo después de hacerlo dudarán un poco menos de las chicas –
exclamaba entusiasmado León, que confiaba ciegamente en su amiga.

Tarzana sabía que contaba con la confianza de León, incluso con la de Tarzán, así que
según se acercaba la fecha iba estando más tranquila y confiada en ella misma.

El gran día llegó, el consejo había ideado las tres pruebas más difíciles y habilidosas que se
le habían ocurrido dudando que Tarzana pudiera superarlas. El consejo estaba convencido
de que el gran chimpancé o el cocodrilo lo harían mucho mejor.

La primera prueba consistía en recorrer la selva en lianas en el menor tiempo posible. El


gran chimpacé lo tenía chupado. Pero no fue así. Tarzana era muy rápida, hábil y pequeña,
de modo que era más fácil ir rápido y no enredarse entre los árboles. ¡Prueba superada y
ganada!

La segunda prueba consistía en nadar más rápido que los demás por el rio de la selva. Era
imposible que Tarzana ganara al cocodrilo. Pero Tarzana volvió a sorprenderles: utilizó el
gran truco que había aprendida de Tarzán, ponerse grandes hojas en los pies como si
fueran aletas de pez. Con ellas podía ir tan rápido como el cocodrilo. Además, como tenía
más resistencia, consiguió llegar al final antes que él. resistencia ¡Segunda prueba
superada y ganada!

Y la tercera prueba tenía que ver con luchar contra la gran hiena, no había animal más difícil
de vencer en toda la selva, de modo que era imposible que lo superara. Su amigo León, al
verla tan confusa, se acercó a ella para darle ánimos:

-Tarzana, recuerda la cantidad de veces que me has vencido jugando a luchar, eres fuerte,
pero sobretodo eres hábil.

Así que Tarzana confiando en sus habilidades, volvió a dejar a todos boquiabiertos, en la
lucha. Ella llevaba años aprendiendo de naturaleza: era ágil como un jaguar subiendo por
un árbol, sigilosa como una boa arrastrándose por la maleza, había aprendido a correr con
lo guepardos y con su amigo León había descubierto técnicas para tumbar hasta a los
animales más grandes. Así que al final, después de mucho pelear, consiguió dejar en el
suelo y totalmente paralizada a la gran hiena. ¡Tercera prueba ganada y superada !

Tarzana no solo había ganado las tres pruebas que le habían impuesto los animales, sino
que además había conseguido lo más difícil: ganarse la confianza y el respeto de todos los
animales.

Tarzana habló para todos confiando en ella y sintiéndose segura. Les habló de todas las
aventuras que había vivido siguiendo a Tarzán por la selva, de todos los rincones secretos
que había descubierto y de todos los problemas que había visto resolver. Ella debía ser la
nueva líder de la selva, porque había demostrado que era la mejor.

Los animales se sintieron avergonzados de haber dudado de ella, y se dieron cuenta de que
era la mejor persona para protegerles y cuidar de la selva. La más valiente, la más rápida, la
más ágil y la más lista.

Fue la primera vez que una chica estaba al mando de la selva… y fue la última vez que en
el mundo al revés se dudó de que una chica no fuera capaz por el simple hecho de ser una
chica.

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