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LOS SIETE RAYOS

PROMETEO
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

ÍNDICE

Pág.

Introducción 3

¿Qué son y cómo se manifiestan los Siete Rayos? 6

Los Rayos y la Jerarquía Espiritual 11

Relación de los Siete Rayos con el Árbol de la Vida 14

Los Rayos y la Humanidad 17

Primer Rayo o Rayo de Voluntad-Poder 20

Segundo Rayo o Rayo de Amor-Sabiduría 24

Tercer Rayo o Rayo de la Mente Superior 28

Cuarto Rayo o Rayo de la Armonía a través del conflicto 32

Quinto Rayo o Rayo de Mente Inferior 36

Sexto Rayo o Rayo Devocional 39

Séptimo Rayo o Rayo de Orden o Maga Ceremonial 42

Conclusiones 45

Bibliografía 50

2
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

INTRODUCCIÓN

Otras veces se ha desarrollado este tema en las distintas Escuelas de la


O.T.O.; es más, nuestro Maestro Serval ha preparado una magnífica monogra-
fía que resume este conocimiento (ver bibliografía). No obstante, es bastante
escasa la literatura de la tradición occidental que se puede encontrar al respec-
to; básicamente no alcanzan a una decena de autores los que tratan este tema
directa y abiertamente, posiblemente si existan muchos más, pero al parecer o
bien lo tratan en forma velada o bien se encuentra más material en la literatura
de corte oriental. Mi impresión al respecto es que este conocimiento forma
parte de corrientes de información emergentes que surgen especialmente por
el advenimiento dela Nueva Era; y que si bien antes ya se conocía por los ini-
ciados más adelantados y especialmente en las tradiciones del yoga y otras
similares, era de difícil acceso dado lo complejo que puede resultar, más aún
si el entendimiento no está preparado. Al parecer ya la humanidad estaría lista
para recibir un primer esbozo de estas “energías divino—creadoras” que in-
funden toda la creación y que a través de su septenaria diversidad dan testi-
monio de la Divina Unidad.

Antes de entrar abiertamente en materia, debo manifestar que trataré de


dejar bien claro cuando cito a un autor, con las referencias correspondientes
claras y concisas, de tal forma que cualquiera pueda remitirse a la fuente; y
cuando son conclusiones o ideas mías, producto de la reflexión u otra cosa
después de haber estudiado y leído sobre este tema. Pondré especial cuidado
en esto, porque considero que cualquier estudiante que pretenda ser serio en

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Prometeo – LOS SIETE RAYOS

sus estudios e investigaciones debe saber diferenciar las ideas de otros y como
afectan o promueven ideas en uno mismo. Según mi opinión es que las inves-
tigaciones y estudios que podamos hacer dentro de esta escuela o en forma
totalmente independiente, tendrán éxito en la medida que se cumplan tres pa-
sos, a saber:

1. Estudio de lo que otros autores han escrito sobre el tema en cuestión,


posterior reflexión y expresión de nuestras propias ideas al respecto,
que naturalmente estarán influenciadas en alguna medida por lo es-
tudiado.

2. Una vez que tengamos nuestras propias ideas, ver la forma de opera-
cionalizarlas en el medio de desenvolvimiento nuestro. Con esto úl-
timo quiero dar a entender que no solamente se quede en ideas, sino
que tratemos de llevarlas a la práctica en nuestra realidad, en la me-
dida o grado que sea posible.

3. Una vez que hemos actuado con estas “ideas propias”', evaluar los
resultados, lo que naturalmente llevará a perfeccionar nuestras con-
clusiones y postulados, para que nuevamente comencemos con los
punto dos y tres.

Como cada uno de nosotros verá, a medida que se sumerja en este co-
nocimiento de los siete rayos, que estas tres premisas son más válidas que
nunca para realizar un trabajo adecuado y fructífero al respecto, pero también
descubriremos que este conocimiento requiere de una gran preparación previa
antes de comenzar a desarrollarlo y empezar a trabajar con él. De tal forma
que no permitamos que aparezca el desánimo y la apatía si es que pensamos
que el trabajo con los siete rayos está muy lejano, porque en realidad no es
tanto, solamente debemos quemar algunas etapas previas antes de sumergirse
de lleno en él. Pero mientras tanto podemos comenzar a trabajar en algún gra-
do con este conocimiento.

Al trabajar o estudiar este conocimiento de los “Siete Rayos”, debe uno


necesariamente partir de algunas premisas o ideas preconcebidas, ya que la-
mentablemente se debe comenzar con alguna base de sustentación en este es-
tudio. Naturalmente estas hipótesis o premisas no deben tomarse como dog-

4
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

mas, porque seguramente en algún momento más adelante en nuestros estu-


dios tendremos posibilidad de analizarlas y discutirlas, y, por qué no, intuirlas
como son y deben ser, de tal forma que las incorporaremos como un conoci-
miento real y vivencial de nuestra realidad interna; pero por el momento, dada
su complejidad y profundidad, tendremos que aceptarlas como premisas vale-
deras para poder desarrollar este tema. Por lo demás, todos los autores consul-
tados por mí consideran estos elementos, ideas o premisas preliminares que es
necesario tener más o menos claro antes de ingresar al estudio de los “Siete
Rayos”, por supuesto que existen diferencias entre lo que plantean unos u
otros, pero en los contenidos de fondo prácticamente son las mismas.

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Prometeo – LOS SIETE RAYOS

¿QUÉ SON Y CÓMO SE MANIFIESTAN LOS SIETE RAYOS?

Para contestar a esta primera interrogante podemos citar directamente a


algunos autores. Por ejemplo Alice Bailey1 dice al respecto:

“Los Siete Rayos son la personificación de siete tipos de fuerza


que nos demuestran las siete cualidades de la Deidad. Estas siete cuali-
dades tiene por consiguiente un séptuple efecto sobre la materia y las
formas que existen en todas partes del Universo, y también una séptuple
interrelación entre sí”.

Ernesto Wood2 plantea que la Divinidad se expresa en forma de siete


atributos en toda la creación; tres de ellos corresponden a los aspectos de con-
ciencia y tres a los aspectos del ser, habiendo un séptimo que une a estas dos
triadas; y de esto resulta siete realidades fundamentales en toda la experiencia
del mundo del ser humano.

A este respecto nuestro Maestro Serval3 trata el tema en su monografía


como una expresión séptuple de la expresión de los seres humanos; en otras
palabras una clasificación para estudiar y analizar las fuerzas subjetivas y ob-
jetivas que tienen que ver con la constitución existencial y esencial de la hu-
manidad; a pesar de este cariz que aborda él, no excluye la universalidad que
tiene estas siete energías en todo tipo de manifestación.

1
“Tratado sobre los Siete Rayos”. Tomo I Pág.: 39
2
Cfr. “Los Siete Rayos”.
3
Cfr. Op. cit.

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Prometeo – LOS SIETE RAYOS

Alice Bailey4, por su parte, diferencia la existencia en los mismos atri-


butos trinos que observábamos con Wood, sin embargo, ella les da los nom-
bres de vida, cualidad y apariencia respectivamente. Y según este punto de
vista la Vida corresponde a la Única Vida de la Deidad existente en todo el
Universo o en otras palabras corresponde al Espíritu Divino que infunde toda
la Creación; esta Vida Una, se expresa a través de una conciencia o energía
cualificada en siete aspectos que conforman los Siete Rayos; lo que finalmente
se manifiesta en una diversidad sin fin de formas y que corresponde a la apa-
riencia. Sin embargo, esta conciencia refleja el aspecto Vida o Espíritu, en
forma trina en los tres primeros rayos y por eso Bailey les da el nombre de
Rayos de Aspecto, y los otros Cuatro, resultantes de la unión de estos tres
primarios es la conciencia reflejada en la forma y a estos les da el nombre de
Rayos de Atributo.

Esto también lo podemos encontrar en las enseñanzas rosacruces de


Max Heindel5:

“Dentro del triángulo blanco hay tres círculos: azul, rojo y ama-
rillo, respectivamente. Todos los demás colores son simples combina-
ciones de estos tres colores primarios. Estos círculos corresponden a
los tres aspectos de Dios, que no tienen principio y que terminan en
Dios, si bien sólo se exteriorizan durante la manifestación activa.”

4
Cfr Op. cit.
5
“Concepto Rosacruz del Cosmos” de Max Heindel. pág. 220

7
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Este pasaje nos aclara el porqué del nombre de Rayos de Atributo que le
da A Bailey a los tres primeros rayos. Pero Heindel sigue más adelante:

“Cuando se entremezclan estos tres colores aparecen cuatro co-


lores adicionales..., formando en total los siete colores del espectro. Es-
tos colores representan los Siete Espíritus que están ante el Trono. Los
colores son diferentes, como lo son también los Siete Espíritus, y tiene
cada uno también una misión diferente en el Reino de Dios: nuestro
Sistema Solar.”6

Después de citar lo que plantean los distintos autores es bastante fácil


determinar que la Creación o el Universo manifestado, desde los planos más
esenciales a los más formales o concretos se expresa en base a una división
séptuple de energía. Esta energía de siete características distintas es la expre-
sión de la Divinidad, la que a su vez se divide en una tríada, a saber: Espíritu,
Forma y Conciencia; lo que refleja en la mayoría de las religiones O filosofías
trascendentes, de tal manera tenemos que equivalentes a estos tres divinos as-
pectos está Brahma, Vichnú y Shiva; entre los hindúes; o bien Dios Padre,
Dios Hijo y Dios Espíritu Santo entre los Cristianos; Primera, segunda y terce-
ra tríadas del Árbol de la Vida para los cabalistas, etc.

Sea como sea, lo interesante es que al parecer Dios como Ser Creador y
Único se proyecta en Su Creación en forma de siete atributos, tres de los cua-
les son atributos de su aspecto Espíritu, tres lo son de su aspecto Forma y uno
es el mediador o es el reflejo de su aspecto Conciencia. Porque desde ese
mismo momento todo ser o substancia en su creación se cualifica en su ener-
gía de manifestación orientado en una de estos siete rayos.

No obstante, en el caso de los seres humanos, al poseer existencia los


tres aspectos divinos en él, específicamente en su espíritu, alma o conciencia y
cuerpo o forma; posee los siete energías calificadoras en su ser, pero si existe
una mayor tendencia o “teñimiento” de una en especial, la que constituirá el
rayo de cada uno; el cual solamente se podrá expresar adecuadamente si existe
un equilibrio con el desarrollo de los otros rayos secundarios en él.

6
Id Íbid.

8
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Si consideramos que los tres primeros rayos son un reflejo de los atribu-
tos divinos o el Espíritu reinante en toda la Creación, entonces esto se refleja
en forma de rayos de aspecto, los que están orientados a que las personas en-
cuentren a Dios en su interior, un tanto independientes de las formas y del ex-
terior, por ello Wood7 les llama rayos de “independencia e intuición”. Los ra-
yos de atributo según Bailey, son para Wood dos clases distintas, el cuarto por
sí sólo conformaría una especie de nexo entre el primer grupo de tres rayos, y
los otros tres (del quinto al séptimo), y estos últimos corresponderían a los ra-
yos que Wood llama “devocionales”, ya que buscan a la divinidad en la parte
externa, en las apariencias.

Pero basándose en la misma clasificación que recién veíamos de Wood


los rayos también los podemos agrupar en aquellos que corresponden al refle-
jo de el Aspecto de la Voluntad o de Dios Padre, con la salvedad que uno lo
hace desde un punto de vista interno, como es el primer rayo, y el séptimo lo
haría desde un punto de vista externo; misma cosa sucede con el aspecto Dios
Hijo, Amor Divino; correspondiendo al segundo rayo desde el punto de vista
interno e independiente y el sexto desde el punto de vista externo o devocio-
nal, y finalmente el aspecto Dios Espíritu Santo, Inteligencia divina; con los
tercer y quinto rayos respectivamente. Según esta clasificación, y como ya
hemos visto, el cuarto rayo hace de nexo entre una visión y la Otra. De acuer-
do a esta especial clasificación, los rayos primero y séptimo, segundo y sexto,
tercero y quinto, son de igual resonancia, sólo que en ámbitos distintos; algo
que debemos tomar en cuenta como importante clave al querer estudiar y rea-
lizar trabajos reales con estas energías.

Estas siete cualidades de manifestación que determinan la creación son


de tipo universal y por ende se debería encontrar rastros de su existencia en
otros escritos que no sean los orientales, específicamente los hindús, de donde
originalmente fueron extraídos. Al observar los escritos bíblicos encontramos
que posiblemente se refieran a ellos cuando se dice:

“Entonces vi, de pie, en medio del Trono y de los cuatro seres vi-
vientes y en medio de los ancianos, un cordero como degollado; tenía sie-

7
Op. Cit.

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te cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios, enviados a toda
la tierra.” 8

Estos siete espíritus de Dios simbolizados por ojos también lo encon-


tramos en la siguiente cita:

“Esos siete son los ojos de Yhaveh: ellos recorren toda la tierra.”9

Seguramente podríamos encontrar otras veladas y confusas menciones


de estas siete energías que cualifican la existencia de la Creación. Y la verdad,
es que si uno lo analiza, la relación que se puede hacer con ellos y los ojos de
Dios, está espléndidamente realizada, porque los Siete Rayos son la forma
séptuple en que la Divinidad puede escudriñar y observar su propia creación.

Los ojos como símbolos divinos constantemente han sido usados como
la manifestación de Dios en la realidad que nosotros vivimos, tan sólo recuer-
do a los que ya sepan y a los que no que investiguen en otros ojos divinos
simbólicos famosos, como son el de Horus, los de Mithra, etc.

Seguramente existe una gran gama de estudios relacionados a hacer con


respecto a los Siete Rayos. Por lo pronto, considero que podría ser interesante,
así como significativo, conocer un poco sobre las Jerarquías Espirituales y su
relación con estos Rayos, así como la o las posibles que puedan tener con el
Árbol de la Vida, y naturalmente lo que nos atañe de más cerca a todos noso-
tros, como se manifiestan en los seres humanos.

8
“Libro del Apocalipsis” Cap. 5 vs 6.
9
“Zacarias” Cap. 4 vs.10

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Prometeo – LOS SIETE RAYOS

LOS RAYOS Y LA JERAROUÍA ESPIRITUAL

Referente a este tema, es necesario contemplar, o por lo menos dar paso


a la posibilidad, de que esta Creación en la que estamos insertos parece tener
una finalidad y por lo tanto está diseñada y estructurada de forma ordenada y
en pos de conseguir este objetivo ulterior. Todo esto, naturalmente nos hace
desembocar en la idea de que existe toda una jerarquía de seres o conciencias
que en distintos grados de compromiso, claridad, amplitud de conciencia; de
alguna manera dirigen todos los procesos para que esta creación logre esta
Meta Superior.

Por lo tanto, debemos asumir que existe un sistema ordenado de con-


ciencias escaladas desde lo más denso hasta llegar a Él, cuyos esfuerzos están
orientados al de lograr que se cumplan los distintos procesos para que se cum-
pla la finalidad de la Creación, y esta no es otra que retornar a su origen. Esto
es la Jerarquía Espiritual, y naturalmente esta se divide en distintos grados de
acuerdo a los planos o niveles que se controlan. A nosotros nos interesan
aquellos grados que dicen relación a nuestra evolución en este sistema solar,
teniendo como exponente máximo en este sistema al Logos Solar.

Según Alice Bailey10, toda la creación está hecha en base a estos Siete
Rayos o energías de manifestación, por lo que se determina la primera gran
clasificación, esta corresponde a la creación a nivel universal de los siete Sis-
temas Solares, cada uno de los cuales tiene o está dirigido por una entidad re-

10
Cfr. Op.cit.

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gidora o “Dios”, llamado Logos Solar. Cada uno de estos sistemas, está in-
fluenciado por un aspecto de la séptuple energía, clasificando a nuestro siste-
ma como parte del segundo rayo o Rayo de Amor-Sabiduría, y por esto que
este es el rayo principal e ineludible de toda la manifestación de nuestro sis-
tema, nuestro Logos Solar es del segundo rayo.

A partir de esta Gran Conciencia que dirige todos los procesos de nues-
tro sistema, se comienza a desenvolver una cadena jerárquica que llega a con-
trolar todos los aspectos de manifestación. El Logos Solar se apoya en una
cadena jerárquica para desempeñar sus funciones.

De esta manera vemos que Bailey11 establece la siguiente relación jerár-


quica: El Logos Solar, es nuestro Dios, la conciencia máxima y regente del
sistema, Ella posee los tres atributos divinos que se manifiestan según la ter-
minología católica como Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. A partir
de esta excelsa y divina entidad todo el sistema se divide en siete rayos, los
que se diferencian en tres de Aspecto, y cuatro de Atributo.

Dividido en estos siete rayos la energía llega hasta la Jerarquía Planeta-


ria (nuestro planeta Tierra), en donde se refleja la Jerarquía Solar, de tal mane-
ra que encontramos a un Logos Planetario, llamado por la autora “El Señor del
Mundo”, que es el reflejo directo, a escala planetaria, del Logos Solar, de
igual forma cada rayo se refleja también a nivel planetario, de esta manera te-
nemos que el primer Rayo está dirigido por “El Manú” quien básicamente tie-
ne por misión ver y vigilar los distintos aspectos en que se refleja este rayo en
el planeta; el segundo Rayo está a cargo del Bodhisatva, el Instructor del
Mundo, y su actividad está relacionada con los aspectos de esta energía en el
mundo, en el tercer Rayo encontramos al frente a Maha-Chohan o el Señor de
la Civilización el cual no solo tiene a su cargo este tercer Rayo, sino también
los cuatro Rayos de atributo. Cada Jerarca de rayo posee a su servicio una ca-
dena de Maestros que van desde los ascendidos hasta aquellos discípulos en-
carnados que son estimulados por los primeros para cumplir sus propósitos en
esta tierra. (Véase diagrama al final de capítulo )

11
Cfr. ”Iniciación Humana y Solar”. pág. 54 y 55

12
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Esto es una visión muy somera y tal vez simplista de lo que la autora
plantea como la jerarquía planetaria y su relación con la solar, pero pienso yo
que es suficiente porque no es la idea sumergirnos en conceptos complicados
y demasiado técnicos especialmente si recién estamos comenzando un camino
de trabajo iniciático. Es importante, según mi opinión que consideremos que
existe la participación consciente e inteligente de toda una vasta jerarquía, y
que de una u otra forma estamos relacionándonos con ella. En todo caso quien
quiera profundizar en este tema le sugiero remitirse a la obra citada.

La Trinidad Solar o Logos:


Padre-Hijo-Espíritu Santo

Los Siete Rayos:

Tres Rayos de Aspecto y

Cuatro Rayos de Atributo

S: Sanat Kumara o Señor del


Mundo
A: El Manú
B: El Bodhisattva (El Instruc-
tor del Mundo)
C: El Maha-Chona (El Señor
de la civilización

Imagen tomada de la obra de


Alice Bailey, “Iniciación Hu-
mana y Solar”, p. 54.; en don-
de se indica: “Este diagrama
es un delineamiento de una
parte de la Jerarquía en el
momento actual e indica so-
lamente las figuras principales
en relación con con la evolu-
ción humana…”

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Prometeo – LOS SIETE RAYOS

RELACIÓN DE LOS SIETE RAYOS CON EL ÁRBOL DE LA VIDA

Como lo veo personalmente cuando intentamos relacionar un esquema


tan universal como es el Árbol de la Vida, con otro de índole distinta, pero que
engloba también la creación completa
como este de los siete rayos, nos topa-
mos con la problemática que no existe
un solo criterio de comparación, o lo que
es lo mismo dependiendo del punto de
vista desde el cual estemos analizando el
problema es como lo podremos relacio-
nar. Recordemos tan solo que al intentar
hacer este trabajo de relación estamos
clasificando y que toda clasificación por
muy clara que sea es sólo una ilusión, no
existe en realidad y tan sólo se echa
mano de ella para fines didácticos.

El Árbol de la Vida se puede ana-


lizar desde distintos niveles de manifes-
tación; yendo desde aquel total de la
Creación o manifestación, pasando por
aquellos de realidad intermediaria como son el mecanismo de acción del sis-
tema solar en el cual estamos insertos, hasta sistemas más pequeños, pero

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Prometeo – LOS SIETE RAYOS

igualmente ilimitados, como son el microcosmos, o la realidad subjetiva del


ser humano.

Entonces podemos tener tantos puntos de vista de relación como sea po-
sible. Esto podría prestarse al entendimiento que es una simple excusa ante la
posibilidad de no realizar inspiradas o felices relaciones, Sin embargo, va más
allá que eso, más bien es una forma de explicar que no existen las recetas ni
estructuras o clasificaciones milagrosas que nos llevarán, por sí solas, al deve-
lamiento de los misterios de la creación y de la existencia; sino que más bien
esto se logra a través del trabajo constante y las distintas apreciaciones, ya que
mientras más elementos tengamos o seamos capaces de realizar trabajos en
forma adecuada, más cerca estaremos de la realidad absoluta.

Los siete rayos pueden aparecer en el Árbol de la


Vida a partir de la Esfera de Netzach (Victoria), si es que
concedemos el hecho de que el Logos Solar se encuentra
en la tríada Kjesed, Gueburah y Tîphereth, y especialmen-
te representado por esta última esfera. Entonces podemos
aspirar, con una visión macrocósmica, a obtener un acer-
camiento a estas realidades que por el momento significa-
rán Dios para cada uno de nosotros, en la imposibilidad de
poder asimilar lo que existe más allá. Tan sólo, desde este
punto de vista, una vez que nos coloquemos como parte
activa en estas jerarquías planetarias o solares, podremos
ampliar nuestra concepción de la deidad hasta los niveles
de consciencia que representan los próximos aspectos en el Árbol de la Vida.
Pero, cuidado, recordemos que macrocósmicamente los aspectos de conscien-
cia en el Árbol de la Vida están reflejados en el pilar del centro, y los otros
pilares no son más que el reflejo de la polarización de estos aspectos de con-
ciencia; por lo tanto, sobre Tiphereth, encontramos que el próximo paso es
Kether, desde este punto de vista macrocósmico, aún estamos muy lejos de Él.

Por lo tanto si el Logos Solar (nuestra concepción de Dios para nuestro


desarrollo) está en Tiphereth, lo lógico es que la división septenaria se pro-
duzca en Netzach, y por esto es que se está tratando a propósito de esta Esfera.

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Prometeo – LOS SIETE RAYOS

Pues bien, si consideramos que el Logos Solar se encuentra como con-


formado por la tríada Superior de Kether-Kjockmah-Binah, entonces los tres
rayos de aspecto, a saber Rojo, Azul y Amarillo corresponden a Gueburah,
Kjesed y Tiphereth, respectivamente; y los cuatro rayos de atributos corres-
ponderían a los cuatro Sephiroth que les siguen.

De este mismo modo podríamos relacionar o establecer las relaciones


con cada rayo, ya que recordemos la creación completa se estructura en base a
esta séptuple energía, y posiblemente viceversa, también podríamos hacerlo,
es decir, dentro de la manifestación de cada rayo podríamos encontrar un Ár-
bol de la Vida completo.

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Prometeo – LOS SIETE RAYOS

LOS RAYOS Y LA HUMANIDAD

La relación o expresión de los Siete Rayos en la humanidad es vasta-


mente considerado en el Tratado de los Siete Rayos de A. Bailey, y genial-
mente expuesto para la comprensión de todo el mundo en la Monografía de
Serval; por lo que ya se ha dicho bastante al respecto en la Escuela, recomien-
do una vez más la Monografía de nuestro Maestro, así como los cursos, confe-
rencias y enseñanzas que de cuando en cuando se dan en la O.T.O. Pero aun-
que esté repetido, tendremos que hacer un pequeño bosquejo o resumen de
cómo se presentan estas siete cualidades de conciencia en los seres humanos.

Nuevamente he de decir que debemos considerar los siguientes factores


antes de analizar estas energías en cada uno de nosotros:

1. Los siete rayos como energía séptuple de manifestación se


expresan en todo el universo, y por lo tanto en nuestro sistema y es-
pecíficamente en nuestro planeta, alcanzando a toda forma y toda vi-
da.
2. Nuestro Sistema Solar completo está dentro del Gran Rayo
segundo, debido a que la Gran Inteligencia que rige este sistema en
donde estamos, conocido como Logos Solar, pertenece a este rayo;
por consiguiente este Segundo Rayo, o también conocido como el
Rayo de Amor—Sabiduría es el principal de todo el sistema funda-
mental del cual formamos parte, y por ende casi toda manifestación
de existencia, vida y conciencia en este sistema pertenece a este ra-

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Prometeo – LOS SIETE RAYOS

yo, siendo las otras solamente manifestaciones cualificadoras de as-


pectos secundarios o sub-rayos.
3. En todos nosotros se expresan los siete rayos, solamente
que existe una mayor preponderancia de unos sobre otros.
4. Nuestra individualidad está teñida por el “Rayo Primario” y
la personalidad por el “Rayo Secundario”, los que no necesariamente
deben ser los mismos.

La energía cualificada de los rayos determina por una parte la tendencia


de acción en el desarrollo trascendente o iniciático de la individualidad en el
caso del rayo “primario”; mientras que el rayo “secundario” confiere al ser
humano características mentales o psíquicas, afectivas o emotivas, vitales o
energéticas y físicas o morfológicas determinadas y específicas.

El rayo “primario” se mantiene mientras la individualidad de una perso-


na mantenga la unidad de existencia, por ello es fácil deducir que se mantiene
inalterable la calidad de energía, ya que la individualidad se conserva indivisi-
ble hasta que se permite la reintegración final y total del Espíritu al seno di-
vino del cual salió. Sin embargo, no sucede igual cosa con la personalidad, y
de tal forma que si creemos en la reencarnación, esta personalidad se corres-
ponde con un rayo mientras dure su integridad como tal, es decir, una vida fí-
sica, e incluso E. Wood12 plantea que es posible que el iniciado o discípulo
pueda y tenga que cambiar la tonalidad del rayo secundario en una misma vida
física, a fin de poder establecer un mejor cauce para el adecuado desenvolvi-
miento de su rayo primario. Naturalmente esto puede pasar en aquellas perso-
nas que ya tiene un camino iniciático bastante avanzado, y por lo tanto se en-
cuentran en un nivel de desarrollo espiritual bastante elevado que implica en
ellos una misión específica en el Plan o Sendero de Discipulado Universal.

Es importante considerar en esto último que el rayo secundario se podrá


expresar más o menos puro de acuerdo a una serie de otros factores que de-
terminan nuestra personalidad, entre los que tenemos la educación y condicio-
namientos dados por el medio desde el momento que nacemos, el desarrollo
mayor menor de los otros seis rayos, que permiten una balance y ajuste ade-
cuado del rayo secundario de cada uno de nosotros.
12
Cfr. Op. cit..

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Prometeo – LOS SIETE RAYOS

A continuación, reseñemos las características de cada uno de los rayos,


y aunque no las veamos en detalle, puedo decir que en cada uno trataré de ex-
poner la característica básica de cada uno, la tonalidad o color asignado, las
características psicológicas elementales de las personas que lo conforman, ya
sea en equilibrio o armonía, lo que se expresa en virtudes, y los defectos que
aparecen si existe desequilibrio con respecto al desarrollo de los otros rayos.
También en cada uno se verá algo breve relacionado con la jerarquía espiritual
y la música o llave tonal que se le asigna a esta jerarquía, así como la caracte-
rística del sendero de iniciación o espiritual, y finalmente el aspecto sanación
asignado a cada una de estas energías.

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Prometeo – LOS SIETE RAYOS

PRIMER RAYO o RAYO DE LAVOLUNTAD O PODER.

Es el rayo de tonalidad roja según Serval y la O.T.O., sin embargo,


Connie Méndez13 lo trata como rayo azul; y corresponde al reflejo del aspecto
de la Voluntad o el Poder de Dios. Está directamente relacionado con la capa-
cidad de gobernar. Es el rayo propio de todo aspecto de poder y control.

Este rayo es de una energía devastadora, y A. Bailey14 plantea que


“…sólo sin sabiduría o amor, sería de una fuerza destructiva terrible y desin-
tegradora…”

Corresponde a los tres rayos de la tríada reflejo directo del Aspecto


Dios Padre o Espíritu Divino, o como lo llama E. Wood15 un rayo de indepen-
dencia e intuición, porque la persona incluida en él, busca la divinidad dentro
de sí independientemente del medio que le rodea. Tan sólo se sumerge en su
propio ser y en él encuentra la voluntad y el dominio suficiente para encontrar
a Dios y desde allí lo proyecta al medio o entorno con que interactúa.

La persona tocada por este rayo determina como principal objetivo de


su vida el gobierno de sí, porque de esta forma posteriormente podrá salir al
mundo externo para tomar el poder y el mando, no por la fuerza, si porque por
derecho y desarrollo real le corresponde. El individuo del primer rayo es el
estadista y gobernante más idóneo. Pero aunque no dirigiera la vida a grupos

13
Cfr. “El maravilloso número siete” de Connie Méndez. pp.90 - 93
14
“Tratado de lo Siete Rayos” T. I. pp: 168-169
15
Op. cit.

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Prometeo – LOS SIETE RAYOS

en el exterior, sus fuerzas, estudios y desarrollo están principalmente enfoca-


dos al control de su vida interior.

Todas estas características le confieren una serie de


virtudes, si es que existe equilibrio con los otros rayos,
tales como: fortaleza, valor, constancia, propias de alguien
de una gran voluntad. Otro rasgo distintivo determinado
por este rayo es que la persona al gobernarse a sí misma
expresado en el control y dominio constante de su vida
interior, adquiere seguridad en sí e independencia. Todo
esto hace que, como hemos visto, sea el líder o gobernante
nato; con gran seguridad toma las mejores decisiones, con
gran fortaleza y voluntad escoge lo mejor y lo lleva a cabo
sin temor.

De acuerdo a las características psicológicas de las personas de este ra-


yo, veamos un poco como es la forma del sendero espiritual que ellos pueden
seguir. Es indudable que su camino iniciático estará marcado por la fuerza de
la voluntad, lo que determinará la autoafirmación del yo, por lo que la bús-
queda del maestro lo llevará desde un primer momento en su parte interna, es
sabedor de la existencia de su Maestro interno, y nada podrá desviarlo de su
intento de encontrarlo. Sin embargo, tal cual Serval plantea esto no significa
que acepte a alguien externo y en el caso de que esto suceda lo seguirá como
un guía, y lo hace porque él escoge esto, acepta sus instrucciones porque él
quiere hacerlo. Serval16 además plantea: “El primer rayo es a menudo un sen-
dero extrañamente silencioso, hasta el extremo de que el sonido interno es voz
del silencio que guía al ser humano por el sendero espiritual”.

Pienso que las personas de este rayo están llamadas a gobernar y cons-
truir en el orden y fortaleza de una firme guía, así como en otros casos están
llamados a destruir lo que ya no sirve y debe eliminarse del contexto a fin de
que ya no siga influyendo negativamente en lo nuevo que deba venir. Por esta
última razón es que debido al inevitable advenimiento de la Nueva Era, debe-
mos pensar que existen muchas almas de este rayo actuando en este sentido
destructor, de eliminación de lo caduco e inservible.
16
“Los Siete Rayos” de Serval p. 6

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Prometeo – LOS SIETE RAYOS

Este rayo rojo es de una fuerza y magnitud tan arrasadora que A. Bai-
17
ley plantea que aún no puede manifestarse en forma pura en nuestro planeta,
aún nadie estaría preparado para poder resistirlo en forma total, siempre debe
venir suavizado por algún aspecto del segundo o del tercer rayo.

Pero veamos ahora que defectos pueden presentar


las personas teñidas con este rayo, debido a que no han
logrado el equilibrio adecuado con las otras calidades de
energía: orgullo, ambición, inflexibilidad, arrogancia, obs-
tinación, deseo de dominar a los demás. Todo esto con-
forma un cuadro característico de la persona que tiende a la
tiranía, que encuentra gozo en tener poder sobre los demás;
o bien en aquellas que pensando que están realizando el bien, no permiten la
expresión libre.

Con respecto a la Jerarquía espiritual, en realidad existen diversos plan-


teamientos al respecto, no obstante en forma general po-
demos decir que prácticamente todos los autores consul-
tados plantean que es el rayo del Manú, además se en-
cuentran trabajando en él el Maestro Morya. Alice Bai-
ley18 introduce también en este rayo además del anterior
al Maestro Júpiter. En cuanto al arcángel regidor de las
huestes angélicas teñidas por esta cualidad energética,
tanto C. Méndez19 como Clara M. Codd20 coinciden que
es el Arcángel Miguel, en él podemos observar las ener- Supuesta imagen del
gías luchadoras que están dispuestas a destruir o construir Maestro El Morya
con tal de sellar la Voluntad del Padre.

De acuerdo al sistema de enseñanza de Connie Méndez, Juan Antonio


Muñoz21 señala que la llave tonal, o de otro modo dicho, la melodía caracterís-
tica y que invoca de por sí al Maestro El Morya son “Pompa y Circunstancias”
de Elgar, la que prácticamente pasa a ser un segundo himno de Inglaterra, y

17
“Tratado de los Siete Rayos” T. I
18
Cfr. “Iniciación Humana y Solar” p. 60
19
Cfr. Op. cit. p. 91
20
Cfr. Rvta. “El Teósofo” Vol 90 Nº 10-12 (1969) pp 18-19
21
“Música inmortal para ángeles y arcángeles”

22
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

este es un país del primer rayo. También pertenecen a este rayo el primer mo-
vimiento de la quinta sinfonía de Beethoven, la “Marcha de los soldados” de
la ópera Fausto de Gounod y “Los vitrales de la Iglesia” de Ottorino Respighi.

Dentro del campo artístico, las personas tocadas por este primer rayo no
están exentas de su participación; es así como A. Bailey22 plantea que en el
terreno de la música si la persona está además afectada por el cuarto, sexto o
séptimo podría ser una gran compositora. En el campo literario son enérgicos
y mordaces y no les preocupa el estilo ni son prolijos.

Bailey23 plantea también que en el aspecto curación y sanación emplea


el método de extraer salud y fuerza de la gran fuente de vida universal y de-
rramarla sobre el enfermo, por supuesto, previo conocimiento de métodos
ocultos.

22
Cfr. “Tratado de los Siete Rayos” T.I. p. 169
23
Id ibíd.

23
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

SEGUNDO RAYO O RAYO DE AMOR-SABIDURÍA

Este segundo rayo corresponde a la tonalidad azul, pero C. Méndez24


trata al segundo rayo como de color amarillo, el que en gran parte tiene más
correspondencia con el tercer rayo según la clasificación trabajada en nuestra
Escuela, y otra parte corresponde al rayo color “rosa”, tercer rayo para C.
Méndez. Corresponde a la cualidad energética de Amor como la fuerza o
energía positiva de entrega que permite que la conciencia en cualquiera de sus
manifestaciones pueda comunicarse en todos sus niveles y con esto lograr la
sabiduría de comprender, a través de un flujo de simpatía determinado por los
más altos y puros sentimientos, la realidad unitiva y trascendente que existe en
todo. Podríamos resumir a la energía de este rayo en la siguiente parte de una
plegaria que tan bien conocemos: “…Y traiga a la luz el amor, que subyace en
todo cuanto ocurre en esta época…”.25

Si el primer rayo es el reflejo del Dios Padre, este segundo rayo es el re-
flejo del Dios Hijo o del Verbo de la Santísima Trinidad. Por ello es que A.
Bailey dice que el Logos Solar, máxima jerarquía espiritual de nuestro sistema
pertenece intrínsecamente a este rayo. Y que toda otra manifestación de rayo
dentro de los confines del Sistema Solar, corresponde a un subrayo de este
Gran Rayo del sistema.

24
Cfr. Op. cit. pp 93-95
25
Plegaria o Mantram de unificación

24
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

También es un rayo de “independencia o intuición”, es decir la persona


teñida por esta rayo busca a la Divinidad o la Expresión Unitaria dentro de sí a
través del desarrollo del aspecto del más puro y elevado sentimiento, que resi-
de en el plano intuicional: el amor. El amor es la energía que genera el alma, y
a través de su irradiación poco a poco comienza a incorporar toda las demás
realidades a su propia realidad, produciéndose una especie de fusión simpática
entre su esencia y lo que le rodea, encontrando así la unidad por la vía de la
más sublime fusión, y desde el punto personal progresivamente se va am-
pliando a la familia, la ciudad, el país, la humanidad; para que finalmente todo
pase a formar parte de una sola manifestación.

Las personas de este rayo son los me-


jores Maestros o guías, ya que en ellos se
despierta la intuición que llevará a com-
prender los distintos grados de conciencia
de los demás, y por ello sabrán mejor que
nadie que es lo que necesitan aprender. Por
esta razón también puede llegar a ser el co-
merciante o empresario ideal, ya que si en-
cuentra equilibrio en los otros rayos, intuirá
fehacientemente por esta gran onda de
amor, que es lo que necesitan los demás, esto funcionará tanto más mientras
más extienda toda esta influencia de la energía del amor desde su alma. Tam-
bién pueden llegar a ser excelentes embajadores.

La paciencia la serenidad, la calma son virtudes que caracterizan a las


personas de este rayo cuando existe equilibrio con los demás. De la misma
manera otras virtudes son: la resistencia, amor a la verdad, lealtad, intuición,
inteligencia clara y temperamento sereno. En general son personas que pueden
llegar a sentir una gran identidad por lo que les rodea, algo que surge desde
dentro de su ser hacia afuera. y quieren establecer una unidad completa que
intuyen se puede encontrar a través de la diversidad. Todo lo que encuentran
en su yo tiene su relación con algo afuera, que lo hace suyo a través de su gran
influjo de amor.

25
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

Las personas que encuentran desequilibrio en los otros aspectos pueden


presentar básicamente expresiones que se presentan en ambas direcciones re-
lacionadas con el sentimiento de amor, por ejemplo: la presentación de una
especie de exacerbación del sufrimiento derivado de observar los horrores y
sufrimiento de los otros, poca voluntad para actuar, en un mal entendido al-
truismo esto se puede transformar en el aprovechamiento de los demás, cargas
emocionales negativas, sentimientos de culpabilidad, sentimientos e inclina-
ciones a auto-sacrificios vanos o improductivos. Y por otro lado tenemos que
la persona se torne fría o indiferente, se abstraiga o evada del medio y de los
distintos sufrimientos a través de una excesiva concentración en los estudios.

La senda de iniciación a través de este rayo, es la senda del servicio a


través de la educación e instrucción, algo que fundamentalmente se hará con
la finalidad de ir ampliando el radio de acción del amor divino que llevará a la
unidad del Alma Una. Esta senda es algo plenamente conocido en general en
las Escuelas de la O.T.O.

El Instructor Mundial, es la máxima jerarquía es-


piritual dentro de nuestro sistema que dirige este rayo, y
en esto coinciden las corrientes o sistemas. A este rayo
pertenecen algunos maestros como son Kuthumi y aquel
conocido como “EI Tibetano” (Djwal Khul), a quien se
le adjudican los escritos de A. Bailey. Y también se en-
cuentra en este rayo el futuro Bodhisattva o mediador

divino que está por venir. Clara M. Codd26 plantea que Supuesta imagen de
el arcángel del rayo es Gabriel, aunque C. Méndez 27 “El Tibetano” (Djwal Khul)

pone en esta posición al Arcángel Jofiel. Según Juan A. Muñoz28 la llave tonal
para el director de este rayo sería “EI vuelo de la alondra” de Vaughan Wi-
lliams. También pertenece a este rayo la ópera “Satyagraha” de Phillipe Glass.

Según Bailey29 artísticamente pertenecen a este rayo aquellos que trata-


rán siempre de enseñar a través de su arte, y sus obras siempre tendrán un sig-

26
Cfr. Op. cit. p.19
27
Cfr. Op. cit. p 94
28
Cfr. Op. cit.
29
Cfr. “Tratado de los Siete Rayos” T. I p. 170

26
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

nificado. De igual forma en el trabajo literario del ser humano del segundo
rayo el principal objetivo es la educación.

Con respecto al aspecto Sanación Bailey30 plantea que consiste en cono-


cer a fondo el temperamento del paciente y de la enfermedad que lo aqueja, a
fin de poder aplicar adecuadamente su fuerza de voluntad. Pienso yo, dado las
características del rayo, que dentro del aspecto sanación también necesaria-
mente debe encontrarse aquellos métodos en que el sanador introduce dentro
de su campo de influencia magnético al enfermo y lo cura por acción simple y
sencilla de su energía de amor puro.

30
Cfr. Id Ibíd

27
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

TERCER RAYO o RAYO DE LA MENTE SUPERIOR

Es el rayo de la tonalidad amarilla para nuestra escuela, no obstante C.


Méndez31 habla del tercer rayo como el del color rosa. Corresponde al reflejo
o la proyección del Dios Espíritu Santo, el aspecto formal de la divinidad, y en
la humanidad esto dice relación con la mente abstracta; por ende es el rayo del
pensamiento superior.

Desde el primer rayo hasta este tercero conforman el conjunto de rayos


que reflejan la triada superior o divina, es decir rayos de independencia e in-
tuición. En el primero la persona busca armonizarse con las fuerzas divinas a
través de la constante búsqueda del Yo, en el segundo a través de la armoniza-
ción de la conciencia personal con lo que lo rodea con el nexo del amor uni-
versal; y finalmente en este tercer rayo la persona trata de descubrir en sus
pensamientos más elevados y abstractos la verdad que es inherente a todo y
por supuesto es Dios. Pero, la diferencia con el quinto rayo, que como vamos
a ver también buscan la verdad a través de un método analítico y mental, es
que las personas de este rayo intentan descubrir esta verdad en su ser interno
como una realidad arquetípica que lo afecta tanto a él como a los demás. En
otras palabras se preocupará de las ideas superiores que es el alimento de las
conciencias.

La persona que está inserta dentro de la influencia del tercer rayo es es-
timulada por las ideas arquetípicas o abstractas y con ello incentivan a su vez
el intelecto superior de la humanidad agudizándolo e inspirándolo. Podríamos
decir que capta las ideas o pensamientos de un medio superior y, dado su ca-
31
Cfr. Op. cit. p 94

28
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

pacidad de claridad mental, puede transmitirlas al resto de los seres humanos.


Si bien es cierto la persona del tercer rayo no necesariamente será la que tenga
el contacto con las esferas superiores de conciencia, si se produce la ilumina-
ción en él para tomar este “material” o “mensaje” divino y expresarlo en pala-
bras que la mayoría de las conciencias puedan captar, de acuerdo a sus capaci-
dades.

De acuerdo a las características del


rayo encontramos en él a los filósofos, los
metafísicos y los matemáticos puros, es de-
cir, justamente aquellas personas llamadas a
iluminarse para captar las ideas más eleva-
das y arquetípicas y llevarlas a explicar en la
vivencia de cada uno y de la sociedad en
general. “El anhelo del individuo de este
rayo es satisfacer el hambre de conocimien-
to que tiene el alma”32. Las personas de este rayo captan la inteligencia, que es
una sola y que se encuentra subyacente en toda la creación. Por esta razón son
la cualidad energética en la que se basa la evolución de la manifestación.

Psicológicamente las personas de este rayo tienen gran abstracción y


capacidad de imaginación, lo cual lo podrán concretar o no dependiendo de su
equilibrio y desarrollo en los otros rayos. Poseen además “amplio criterio res-
pecto a todas las cuestiones abstractas, sinceridad de propósitos, intelecto
claro, capacidad de concentrarse en estudios filosóficos, paciencia, cautela,
no le preocupan las trivialidades ni quiere preocupar a otros.”33 Por otra parte
si existe desequilibrio o falta de desarrollo de los otros rayos, tenemos: orgullo
intelectual, que se expresa principalmente por pensar que se está por sobre los
demás por el hecho de tener una mayor claridad intelectual; esto también pue-
de ir acompañado por distintos grados de egoísmo, especialmente en lo que a
la actividad intelectual se refiere, en otras palabras, pensar que sus ideas son
un verdadero tesoro y cuesta compartirla con los demás; así también pueden
surgir otras situaciones en las que la persona trata de hacer muchas cosas pero
se distrae o se diluye y no realiza nada, sin embargo, siempre puede dar la idea
32
Serval. Op. cit. p. 13
33
“Tratado de los Siete Rayos” Tomo I de Alice Bailey p 170.

29
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

de que se encuentra muy ocupada y no tiene tiempo para nada ni para nadie,
pero sólo es una ilusión. También puede caer en el error de demasiada precau-
ción, y pierde la ocasión de obrar en forma oportuna, escapándosele las opor-
tunidades.

El sendero de la iniciación en el que se ve encauzado la persona del ter-


cer rayo es el del análisis y reflexión profunda de las distintas líneas filosófi-
cas o metafísicas, para que desde aquí comience a comprender la verdad y la
luz que se ocultan tras todas ellas. A mi entender en el movimiento del tercer
milenio, tienen un papel muy importante que cumplir, pues deben traer los
nuevos conceptos, las nuevas ideas y llevarlas a la comprensión de toda la
humanidad, ya sea a través de la literatura o la expresión oral, o bien usando
otros medios de comunicación más de acorde a los nuevos tiempos. Así tam-
bién pienso que pueden tener un papel importantísimo en el período de transi-
ción de la vieja dispensación a la nueva.

La jerarquía espiritual de este rayo esta comandado por el Maha-


Chohan, que no es otra cosa que el Señor de la Civilización, aquel que vela y
provee los elementos necesarios para que la evolución
ordenada y sustentada por un constante desarrollo men-
tal se realice y se refleje en algo que conocemos como
civilización. Este gran ser estará dirigiendo además los
otros cuatro rayos que están por verse. Con referencia a
maestros que se encuentren en este rayo, no encontré
mención de ninguno con A. Bailey, ni Clara M. Codd;
C. Méndez34por su parte en el tercer rayo coloca a una
Una representación de
Maestro llamada Lady Rowena, identificada con la ca- Lady Rowena
racterización literaria que aparece con el mismo nombre
en la novela de Sir Walter Scott “lvanhoe”; no obstante, es necesario conside-
rar que el tercer rayo del sistema de Méndez más se parece al segundo rayo de
amor sabiduría concebidos dentro de nuestra escuela.

34
Cfr. Op. cit. pp. 94-95

30
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

Con respecto al arcángel del rayo, Clara M. Codd35 plantea que no lo


tiene claro sin embargo, a ella le parece que debería ser Uriel (“La Luz de
Dios”), pero C. Méndez coloca en este sitial a Chamuel.

Las llaves tonales o música que puede guardar relación con esta jerar-
quía invisible del rayo es según Juan A. Muñoz como sigue: Segundo movi-
miento del concierto Nº 1 para piano y orquesta de Chopin. Cuarto movimien-
to de la segunda sinfonía de Jean Sibelius. Solo para soprano de Carmina Bu-
rana de Carl Orff y finalmente “Regina coeli” de Cavalleria Rusticana de Pie-
tro Mascagni.

Artísticamente A. Bailey36 plantea que su técnica no será refinada, pero


su temática será fecunda en ideas. Gustará mucho de la música, a pesar de esto
no será compositor a no ser que esté influido por el cuarto rayo. Literariamen-
te frecuentemente es complicado e indefinido, pero si es influenciado adecua-
damente por los rayos primero, cuarto, quinto o séptimo esto se soluciona, es
más con la participación del quinto rayo, Bailey plantea que será un maestro
de la pluma.

En el aspecto sanación, al parecer el método del tercer rayo consiste en


emplearlas drogas extraídas de minerales o de hierbas que pertenecen al mis-
mo rayo del paciente que desea aliviar, como es el caso de la homeopatía.
También me atrevería a decir que pueden pertenecer a este rayo las distintas
terapias alternativas que dicen relación con la curación a través de la mente,
con la imaginación y la visualización principalmente.

35
Cfr. Op. cit p 20
36
Cfr. “Tratado de los Siete Rayos” T. I p. 171

31
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

CUARTO RAYO o
RAYO DE LA ARMONÍA A TRAVÉS DEL CONFLICTO

Rayo de color verde, aunque C. Méndez37 una vez más disiente con esta
clasificación y le asigna el color blanco. ES el único rayo que sirve de media-
dor entre la realidad interna y la realidad exteriorizada en las formas. Por esto
es que la cualidad energética característica de este rayo es la de la armonía o
equilibrio dinámico que se debe establecer entre la manifestación superior que
se expresa a través de la vivencia y percepción de lo interno y superior y el
reflejo externo entre las distintas formas que se da de la Divinidad. La armonía
o el equilibrio que debe lograrse en estos dos aspectos, que no son sino dos
aspectos de manifestación de la Deidad, es a través de una constante lucha, en
que la persona, en un momento busca la relación con este Dios personal, a tra-
vés de cualquiera de los tres senderos de los tres rayos antecesores, tales como
la voluntad y el poder, el amor que inspira e intuye lo que transforma en sabi-
duría o bien la captación de los ideales o ideas superiores para hacerlos uno
con su identidad; pero en otro momento busca también a la Divinidad en el
reflejo que de Ella se produce en sus contrapartes de la forma, lo que se da en
los tres rayos que le siguen. Es como un puente o nexo entre los tres primeros
y los tres últimos.

El ser humano del cuarto rayo vive en la constante lucha de tratar de


armonizar los dos principios que se le presentan a él como caminos válidos
para encontrar a la divinidad; y estas constantes fricciones lo llevará a evolu-
cionar. La persona del cuarto rayo más que nadie sabe sobre el hecho de esta
vida es un combate constante, y las condiciones para su desarrollo se presen-

37
Cfr. Op. cit. p 96

32
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

tan de esta forma. Ya que su rayo le impele a esta lucha es que también está
llamado a convertirse en un mediador un armonizador en los distintos planos
en donde él establezca su acción en conciencia.

Por todo lo dicho la persona que participa de este rayo no puede separar
el mundo interno del externo, no existe para él valla divisoria, ni cerca que
delimite donde comienza Dios y donde el ser humano. Estas características le
confieren gran capacidad para el trabajo con los símbolos y por lo tanto con
los aspectos esotéricos operacionales. De hecho Serval38 plantea que a este
rayo pertenece el mago blanco, justamente por esta cualidad de establecer un
nexo entre los interno o subjetivo y lo externo u objetivo, entre los planos su-
periores y los más concretos. Serval expresa al respecto: “…es decir, quien es
capaz ―se refiere al mago blanco― de transformar la naturaleza de acuerdo
a las leyes del Creador y para servicio de la humanidad.”

Las personas que pertenecen a este rayo están constantemente en un y


venir entre los polos, por la ley del péndulo, y el objetivo de esta senda es jus-
tamente dominar esta ley, y colocarse sobre los pares de opuestos, desencade-
narlos a voluntad cuando se requiera, en otras palabras está dicho ya: la labor
del mago. Las características psicológicas son la de grandes afectos, simpatía,
valor físico, generosidad, devoción y ágil intelecto y percepción.

Por otra parte, si no tiene bien desarrollados los otros rayos o existen
desequilibrios en la expresión de estos, la persona del cuarto rayo puede pre-
sentar el vicio del egocentrismo, o el antropocentrismo; es decir fundir tan
perfectamente la idea de la Divinidad en las formas, que cae en la ilusión de
que estas segundas corresponden exactamente al reflejo o lo que simbolizan.
Otros vicios son la preocupación, la inexactitud, falta de valor moral, indolen-
cia, fuertes pasiones que le arrastran, extravagancia.

38
Cfr. Op. cit. p 17

33
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

La senda de iniciación de este rayo según A. Bai-


39
ley es el de autocontrol adquiriendo así el equilibrio
entre las fuerzas antagónicas de la naturaleza. Pero ade-
más de este debemos citar el de la magia operativa, el
cual lo volveremos a observar en el séptimo rayo, pero a
mi entender la diferencia estriba en que en este cuarto
rayo la persona enfrenta la magia como algo que
constantemente le está sucediendo a ella misma y que
necesariamente ha de abocarse a esta a fin de lograr el
control sobre esta lucha que se verifica en ella. Por el
contrario en el séptimo rayo, la persona puede llegar a
ser un gran mago en su búsqueda de la armonía y belleza que ve reflejada en
el universo, y por este canal es que ella logra una conexión superior.

Con referencia a las jerarquías espirituales, este rayo corresponde, así


como los otros tres que le siguen, al departamento del Maha-Chohan. Tanto C.
Méndez40 como A. Bailey41 sitúan en este rayo a un maes-
tro ascendido llamado Serapis Bey, de quien la segunda
autora citada plantea que es conocido como “el Egipcio”, y
de él reciben enérgicos impulsos los distintos movimientos
en el mundo. El arcángel del rayo es Gabriel, según Mén-
dez, aunque C. Codd42 proclama en este sitial a Zadkiel. El
primero es el ángel de la anunciación a la Virgen María y Imagen de Serapis Bey
el segundo la tradición le atribuye haber detenido el brazo
a Abraham cuando estaba por sacrificar a su propio hijo.

La llave tonal del Maestro Serapis Según Juan A. Muñoz es “Bendición


de Dios en la Soledad” de Franz Liszt; y también pertenecerían a este rayo,
según este autor: “Coro de los peregrinos” de Tannhauser, “Preludio” de Par-
sifal, ambos de Wagner; e “lntermezzo” de Cavalleria Ftusticana de Mascag-
ni.

39
Cfr. “Tratado de los Siete Rayos” T. I p. 173
40
Cfr. Op. cit p. 96
41
Cfr. “Iniciación Humana y Solar” p.65
42
Cfr. Op. cit p 20

34
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

Artísticamente este rayo tiene una gran influencia, es más por muchos
autores es justamente catalogado como el rayo del artista. La gente de este ra-
yo centra su vida en el color, ya sea que ellas dominen una técnica de pintura
o no. Las composiciones musicales están plenas de melodía. En el campo lite-
rario, como escritor o poeta, frecuentemente su trabajo será brillante aunque,
según A. Bailey43, muy a menudo sus descripciones serán inexactas y exage-
radas y su estado de ánimo lo llevara al pesimismo.

En el aspecto sanación, la senda de la persona del cuarto rayo, será la


del masaje y el uso del magnetismo, utilizado con conocimiento.

43
Cfr. “Tratado de los Siete Rayos” T. I. p. 173

35
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

QUINTO RAYO o RAYO DE LA MENTE INFERIOR

Rayo de la tonalidad anaranjada; para C. Méndez44 es de color verde.


Las características de la energía de este rayo están bien definidas por su nom-
bre, vale decir, corresponde a la expresión de las energías de la mente concre-
ta, lo que la mayoría de las personas conoce como pensamientos, pero a dife-
rencia de la manifestación mental del tercer rayo, éstos son de tipo más prácti-
cos, porque están en estrecha relación con las formas y apariencia externa.

De hecho este es el primer rayo de apariencia o como los llama E.


Wood,45 "rayos devocionales". Tal cual lo hemos visto, esto es porque las per-
sonas de estos rayos buscan encontrar a la Divinidad, ahora ya no en el ser in-
terno, sino que en las formas y apariencias externas, y en el medio que les ro-
dea ellos pueden encontrar el reflejo de la Divina Energía, y gracias a una ver-
dadera y honesta admiración es que pueden acercarse a Dios.

Este es el rayo fundamental que alberga a la ciencia y a la investigación.


Podríamos decir que las personas, buscan y sirven a la “Verdad”, como la cua-
lidad divina que se manifiesta en toda la creación, y la motivación de cada uno
es encontraría a través de la observación y la experimentación preferentemen-
te. De acuerdo a esto, E. Wood46 plantea que el credo de la persona en

44
Cfr. Op. cit. p 97
45
Cfr. Op. cit. p 135
46
Op. cit. p. 136

36
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

el quinto rayo es: “Creo que el mundo es un lugar donde puede hallarse
la verdad. Creo que la mente humana es un instrumento para descubrirla.
Creo que cuando el hombre la descubra será beneficiosa para su vida.”

Es fácil darse cuenta que a este rayo perte-


nece el científico, el investigador y el inventor.
Todos aquellos que ostenten estas profesiones u
oficios generalmente tienen un intelecto agudo,
gran exactitud en los detalles, y harán incontables
esfuerzos a fin de reafirmar o rechazar las teorías
que promueven sus investigaciones.

De acuerdo a todo esto, psicológicamente las personas del quinto rayo


tendrán la cualidad de realizar declaraciones estrictamente exactas, tendrán
gran sentido de la justicia, gran perseverancia y sentido común, se les debe
sumar la rectitud y la independencia, además del intelecto agudo que ya men-
cionamos. Sin embargo, si existe desequilibrio en los otros rayos, esto podrá
presentarse con la crítica destructora, mordaz e hiriente; estrechez mental,
arrogancia, carácter rencoroso, carencia de compasión, su vida y motivaciones
está llena de prejuicios.

Esto último debemos considerarlo, especialmente ya que los prejuicios


son elementos tergiversados y desviados de nuestra propia energía mental. O
una tergiversación de la realidad a través de nuestra mente, y que generalmen-
te se implantan en nuestro subconsciente.

Con respecto al sendero de la iniciación en este rayo para mi es claro


que es el camino del estudio y de la investigación, especialmente representa-
dos por el esoterismo, el hermetismo y algunas corrientes del saber que últi-
mamente han sido llamadas pseudociencias, dado sus características de intro-
ducir a su desarrollo el método científico, aunque no siempre lo logran en ple-
nitud, me refiero entre otras a parapsicología y otros sistemas o corrientes psí-
quicas, dentro de las cuales personalmente coloco al espiritismo y lo que últi-
mamente se ha desarrollado como ciencia cristiana.

37
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

Este rayo también está dirigido por el Maha-Chohan, es decir el “Señor


de la Civilización”. Tanto C. Méndez47 como A. Bailey48 colocan en la jerar-
quía de este rayo a un maestro ascendido llamado Hilarión. Y en cuanto al ar-
cángel C. Méndez plantea que corresponde a Rafael, en cambio C. Codd49 su-
giere al arcángel Jofiel, diciendo que su nombre significa o dice relación con
“el gran árbol del conocimiento”.

Según Juan A. Muñoz50 pertenecen a este rayo las llaves tonales del
Ave María de Franz Schubert. Tocata y fuga en Re menor de Bach. Sonata
Claro de Luna de Beethoven, aria “Una furtiva lágrima” de Donizetti. “Un
susurro de esperanza” de Hawthorne.

Según A. Bailey51, es raro encontrar artistas en este rayo, a no ser que lo


influyan como rayos secundarios el cuarto y el séptimo. Pero, a mi entender
esto no significa que no posean un sentido de apreciación artística; pero posi-
blemente en sus apreciaciones estarán dirigidas más a la forma, las técnicas
del arte, más que al contenido o el fondo. En la oratoria tanto como en el escri-
to serán de una gran claridad y las obras de ese tipo gozarán de un gran prag-
matismo.

Recurro una vez más a A. Bailey52 para referirme al aspecto Sanación,


la que plantea que son excepcionales cirujanos, así también la electricidad es
un camino muy válido para los fines de curación en este caso.

47
Cfr. Op.cit. p. 97
48
Cfr. “Iniciación Humana y Solar” p. 64
49
Cfr.Op. cit. p. 21
50
Cfr.Op. cit.
51
Cfr. “Tratado de los Siete Rayos” T. I p. 174
52
Íd ibíd..

38
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

SEXTO RAYO o RAYO DEVOCIONAL

Rayo de tonalidad violeta, aunque una vez más C. Méndez 53plantea


otro color, el llamado por ella rubí u “oro-rubí”. Es el segundo rayo devocio-
nal, y justamente su energía está caracterizada por el aspecto devocional pro-
piamente tal, en otras palabras a través de la devoción a formas o manifesta-
ciones consideradas divinas este rayo hace llegar la verdadera realidad de Dios
a la persona. Podríamos decir, que si el rayo anterior era el rayo de la ciencia,
este lo es de la religión principalmente, pero de la religión expresada como
formas externas de adoración y devoción que las distintas personas optan por
seguir. Recordemos una vez más este rayo intenta encontrar en las manifesta-
ciones externas a Dios, y específicamente lo realiza a través de este sentimien-
to religioso y de devoción.

La persona que está tocada por este rayo es dirigida principalmente por
la influencia del sentimiento, a diferencia del anterior; y establece como prin-
cipal forma de conocer a Dios el desarrollo dentro de ella de una adhesión y
lealtad a una persona, ideal u objeto que para ella es un reflejo nítido de la
Deidad, no es Dios, pero sirve a esa representación, por congruencia, puede
llegar finalmente a conocer a la misma Divinidad.

Generalmente la persona de este rayo necesita de un “Dios personal”,


una encarnación de la Deidad para adorar; y esto es justamente lo que entre-
gan las formas religiosas, especialmente todas las variedades del cristianismo,

53
Cfr. Op. cit p. 98

39
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

por ello es que seguramente la forma de acercamien-


to espiritual dada por el cristianismo es lo más carac-
terístico de este rayo en forma masiva. A este rayo
pertenece el santo y el monje. Debido a los rasgos
distintivos de esta energía, la persona polariza en
extremo las condiciones de manifestación, específi-
camente tiende a dicotomizar entre el bien y el mal, en todas sus apreciaciones
del medio. Esto último puede llegar a ser un gran lastre si no existe desarrollo
en otros rayos como son el quinto y tercero principalmente, por que puede
aparecer el fanatismo; pero por otro lado puede ser también —si existe un
adecuado equilibrio— un gran trampolín para elevarse a realidades realmente
superiores, ya que principalmente basa su acción en la fe y la confianza, he-
rramientas o cualidades que de por sí derriban todas los obstáculos; entonces
si el objeto o la persona de devoción ha sido bien elegida, llegará rápidamente
a alturas insospechadas. A mi entender, se puede transformar en la energía
cualificada en un rayo, de más rápidos progresos, si se desarrolla adecuada-
mente.

Psicológicamente el ser humano de este rayo puede poseer las siguien-


tes virtudes, naturalmente si tiene un equilibrio en el desarrollo de los demás
rayos: devoción, concentración mental, amor, ternura, intuición, lealtad y re-
verencia. Principalmente descubre en el medio, gracias a su devoción, la bon-
dad que se esconde o está velada en cada manifestación de esta creación.

Por el contrario al no tener un adecuado balance con las otras energías


de rayo puede presentar los siguientes vicios: sectarismo, fanatismo, supersti-
ción; todo esto derivado de una fe mal basada. También puede presentar pre-
juicios, conclusiones demasiado rápidas, arranques de ira, dependencia exce-
siva de los demás, amor egoísta y celoso.

El sendero de iniciación a través de este rayo es el que muchas veces se


conoce como místico, es decir aquel en que las plegarias, oraciones y las me-
ditaciones juegan un papel fundamental. En general aquellas prácticas de
amor, fe y acercamiento de ese “Dios personal” que recién comentaba, es pie-
za fundamental para la persona de este rayo.

40
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

La jerarquía espiritual de este rayo estaría dada por el Maha-Chohan, a


la cabeza, y pertenecería a esta división el Maestro Jesús, que no debemos
confundir con el Cristo, aunque que esotéricamente se considera que en alguna
encarnación de este Maestro, ofrendó su personalidad para que el Cristo pueda
manifestarse en este mundo físico, pero no son exactamente la misma persona,
aunque el Principio Crístico se encuentra en cada uno y en todos, por lo menos
en este sistema. C. Méndez 54sitúa también en este rayo a una tal Ascendida
Maestra Nada, quien sería patrona de la comprensión. El arcángel, según esta
última autora, es Uriel, aunque C. Codd55 plantea que es Samuel, quien se le
habría presentado a Jesucristo en el monte de Getsemaní.

Las tonalidades musicales de estas jerarquías según Juan A. Muñoz son


cantos gregorianos, laudes medievales, misas cantadas y los himnos protestan-
tes. Canción de cuna de Schubert. Oración de la ópera “Hansel y Gretel” de
Humperdinck. Las Gimnopedies de Satie, “Pavana para una infanta difunta”
de Ravel, “Orfeo y Eurídice” de Gluck, “Laudi alla Vergine” de Verdi; “Lau-
date Dominum” de la misa K 399 de Mozart y el cuarto movimiento de la se-
gunda Sinfonía de Mahler.

Artísticamente las personas de este rayo se expresan en las distintas ma-


nifestaciones sacras de las artes, sin embargo A. Bailey56 plantea que no ten-
drá gran productividad si no es influenciado además por los rayos artísticos
prácticos, es decir, el cuarto y el séptimo. Literariamente su temática también
principalmente girará en torno a los temas de índole religioso.

Las formas de sanación de este rayo como se puede observar por las ca-
racterísticas de él, están enmarcadas en las prácticas de fe, especialmente
orientadas por la plegaria y la oración. La fe y la sensación de contacto y co-
municación con el Dios personal, promueve en esta persona las energías nece-
sarias para establecer un equilibrio en la salud.

54
Cfr. Op. cit p.98
55
Cfr. Op. cit. p. 21
56
Cfr. ”Tratado de los Siete Rayos” T. I p. 175

41
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

SÉPTIMO RAYO o RAYO DE ORDEN CEREMONIAL O MAGIA

El rayo de color blanco para Serval57 y por ende para nuestra escuela.
Para A. Bailey58 tiene otra tonalidad, la del color índigo. C. Méndez59 plantea
que es el rayo color violeta. La cualidad energética característica es la de la
organización y de la belleza como el resultado de una interacción perfecta y
armónica de las distintas partes que conforman un todo. Por esta razón es el
rayo del ceremonial, o de la magia ceremonial, así como también una energía
que alimenta a los artistas, como personas que buscan en la armonía de un to-
do compuesto por una gran cantidad de partes. Según mi opinión es fácil ver
en este rayo los conceptos de holismo propios de esta Nueva Era.

El séptimo rayo es el tercer rayo de “devoción”, en que las personas in-


tentan descubrir a Dios en la perfección armónica del funcionamiento de la
naturaleza y del medio en general. Dios se puede reflejar en la perfecta acción
resultante de que cada cosa o elemento de un todo realice adecuadamente su
función, por ello la persona de este rayo es del tipo organizador, por naturale-
za, es decir aquel que tiene la visión para poder integrar distintos aspectos,
sobreponerse a las parcialidades y permitir que se comuniquen adecuadamen-
te, cosa que en esta interacción surja algo totalmente nuevo y más bello que
cada una de sus partes tomadas independientemente. Podríamos decir que la
57
Cfr. Op. cit. p. 23
58
Cfr. “Tratado de los Siete Rayos” T. I pp: 120-121
59
Cfr. “ Op. cit p. 99

42
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

persona del séptimo rayo tiene bien claro que un sistema es algo más que la
suma de las partes, sino que estas partes al actuar e interactuar correctamente
dan origen a algo mucho más hermoso y perfecto que tomando y sumando a
cada uno por separado. La magia ceremonial se basa en este principio, ya que
la realidad resultante de una ceremonia ritual bien hecha es mucho más que la
simple suma de sus partes, la verdad es que multiplican los efectos y mientras
más perfecto se realicen estas distintas interacciones tenemos la posibilidad
cierta de acceder a una realidad plena, superior y totalmente bella en cuanto a
la armonía celestial que en ella existe. El lema de este rayo podría perfecta-
mente ser que en la diversidad y la variedad correctamente integrada se en-
cuentra la verdadera belleza y armonía.

Encontramos en este rayo a las personas, dadas las características de él,


principalmente organizadoras, aquellos que concilian, dirigen sin imponer,
sino que más bien armonizando distintos mecanismos o sistemas. Psicológi-
camente las personas del séptimo rayo poseen fortaleza, perseverancia, valor,
cortesía, muy detallistas, perfeccionistas, muy ordenados, y una gran confian-
za en sí mismos; por supuesto que todas estas virtudes se dan siempre si se
mantiene un equilibrio con el desarrollo de los demás rayos. Por el contrario si
este desarrollo armónico no existe aparecen los posibles vicios que pueden
ser: formulismo, intolerancia, orgullo, excesivo engreimiento, falta de respeto
a las jerarquías establecidas, excesiva pulcritud hasta llegar a la dependencia
del orden y del perfeccionamiento, posibilidad de quedarse con el trabajo sim-
bólico y no con el real, en el fondo quedarse con las formas más que con el
fondo.

Dado las características de este rayo las personas influenciadas por él,
llegan a ser excelentes organizadores, así también excelentes diplomáticos o
mediadores, así como negociadores. También logrará grandes logros en las
labores de sacerdocio.

La senda o camino iniciático en este rayo, de algún modo ya la hemos


mencionado, es a través principalmente de la magia ceremonial. A diferencia
del camino de magia operacional del camino del cuarto rayo, en el séptimo
rayo el operador o mago a través de un ritual que posee distintos elementos,
puede entrar en contacto y controlar las fuerzas inferiores para ponerlas al ser-

43
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

vicio de las superiores, ya que en cada elemento que conforma este ceremonial
o ritual ve el reflejo de una realidad del Macrocosmos, que a su vez se proyec-
ta en su Microcosmos. Podríamos decir que trabaja principalmente con la ley
de analogía y al representar lo que observa en la Creación, logra, la misma
persona, unirse o contactarse con la Fuente de donde todo derivó.

Este rayo está bajo el mando del Maha-Chohan,


tal cual ha sucedido con los últimos cuatro. En este
plano también se ubica al Maestro Saint Germain y al
Maestro Racokzi, aunque tanto C. Méndez60 como A.
Bailey61 coinciden en que se trata de la misma alma. C.
Méndez62 presupone como arcángel de este rayo a
Zadkiel, en cambio C. Codd63 hace lo propio con Rafael,
el gran curador, dado que es el rayo de mayor corres-
pondencia con el plano físico.

Las llaves tonales de la jerarquía espiritual de este rayo según Juan A.


Muñoz, son: “Va pensiero” de la ópera Nabucco de Verdi. Segundo movi-
miento del concierto de Aranjuez. Ópera “La Walkyria” de Wagner.

La realidad artística de las personas de este rayo está dada por todo
aquel arte en que esté involucrado las formas y moldes, es decir: escultura,
arquitectura, diseño de cualquier índole. Literariamente, poseerá un riquísimo
y refinado estilo, pero más se preocupará de cómo decir que por el qué decir.

El aspecto sanación, según A. Bailey64 es la aplicación con extrema


exactitud de los medios ortodoxos de la medicina, no obstante, pienso yo que
dadas las características de la cualidad de esta energía, también debemos to-
mar en cuenta todas aquellas técnicas curativas en donde el desempeño físico
jueguen un rol preponderante, por ejemplo kinesiología, gimnasia o educación
física, técnicas naturistas en donde la acción física y la de los elementos natu-
rales son fundamentales, etc.

60
Cfr. Op. cit. p. 99
61
Cfr. “Iniciación Humana y Solar” p. 63
62
Cfr. Op. cit. p. 101
63
Cfr. Op. cit. p 22
64
Cfr. “Tratado de los Siete Rayos” T I p. 179

44
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

CONCLUSIONES

Al realizar este trabajo poco a poco fui reafirmando la impresión origi-


nal que tenía sobre este conocimiento, y es que es extremadamente complejo a
la vez de vasto o universal; junto a esta apreciación también se conformó en
mí la idea de que su trabajo y desarrollo, tanto en forma personal como grupal,
puede servir como un vigoroso propulsor en la evolución de las conciencias, y
eso es justamente lo que intentamos como grupo de iniciados unidos en torno
a una objetivo común.

Como nunca, me ha quedado claro que antes de tratar de empezar a des-


cubrir qué tipo de rayos, ya sea primario o secundario, somos cada uno como
individuo, es importante tratar de desarrollar las distintas virtudes de cada una
de estas energías en nosotros. Solamente logrando un adecuado desarrollo de
todos estos aspectos en armonía en nuestra personalidad, es decir, intentando
desarrollar nuestro rayo secundario en las siete direcciones, sólo entonces se
logrará descubrir realmente la dirección de nuestro rayo primario o egoico y
como segunda fase se podrá comenzar a servir de acuerdo a nuestro “destino”
o a la cualidad energética de nuestra individualidad. El primer trabajo o prime-
ra fase de desarrollo integral de todos los rayos no es otra cosa que la cubica-
ción de la personalidad, o como las Escuelas de Misterios llaman: “Los Miste-
rios Menores”; y la segunda etapa los “Misterios Mayores”.

45
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

Pienso que sería interesante realizar un estudio más concienzudo de


como intervienen estos siete rayos en la O.T.O., y como afectan a sus inte-
grantes y su acción en el medio interno y externo. Seguramente encontraremos
que existen diversos rayos que dirigen distintos aspectos de nuestro trabajo en
la Institución, y también estas energías se pueden mostrar de distinta forma
dependiendo de los niveles, las circunstancias, la historia, etc.

Pienso, haciendo un juicio a priori, que los niveles de la escuela del


Tercer Milenio están llamados a descubrir esto.

Otro trabajo interesante que indudablemente queda propuesto desde el


mismo momento que se tiene conocimiento de esta ense-
ñanza, es el del trabajo consigo mismo, para lo cual se
requiere de bastante observación de sí, en una primera
etapa, algo que seguramente la mayoría de los estudiantes
de las Escuelas de la O.T.O., ya han hecho en alguna me-
dida; posteriormente podemos ir dándonos cuenta de que
es lo que necesitamos o cuales son nuestras carencias
más inmediatas o fundamentales, hasta aquellas que son
sólo pequeños detalles, aunque las primeras afloran en
forma más evidente, y las segundas se muestran en la
medida que se van disipando las fundamentales.

En el fondo los siete rayos constituyen otra forma para atacar el eterno
problema del ser humano: ¿qué hacer para ser mejor?, ¿qué hacer para sentir-
me más a gusto conmigo mismo?; esto último especialmente para estar mejor
y para ayudar al plan de evolución, en el que las jerarquías están comprometi-
das.

Como trabajo personal A. Bailey65 sugiere cuales son las cualidades que
debe tratar de desarrollar el individuo en cada rayo, pienso que sería interesan-
te detenerse un poco más en esto y hacerlo lo más real posible, pero en forma
organizada y planificada, porque no es un trabajo de corta, ni siquiera de me-
diana duración, sino de larga duración; pero también debemos estar ciertos

65
Cfr. “Tratado de los Siete Rayos” T I pp.: 168 -177

46
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

que desde el momento que estamos en una Escuela de Iniciación, ya estamos


realizando este trabajo, sólo depende de nosotros acelerarlo o no.

Las virtudes a adquirirse por rayo serían las siguientes:

Primer rayo: Ternura, humildad, simpatía, tolerancia y paciencia; todo


esto para contrarrestar en alguna medida la terrible energía desplegada por es-
te rayo.

Segundo rayo: Amor, compasión, altruismo; porque fácilmente se pue-


den desviar a la parte interna meditativa como una especie de evasión de la
realidad y buscar la sabiduría en el total sojuzgamiento de las pasiones y de
los apegos, pero olvidando el hecho de que conformamos una unidad. Otra
cosa a desarrollar es la energía, porque este rayo tiene una tendencia a la pasi-
vidad, a la contemplación y de vez en cuando le hace falta un estímulo del
primer rayo.

Tercer rayo: Sentido común y exactitud, ya que considerando la gran


influencia en las ideas que tiene este rayo fácilmente se pueden emitir juicios
y planteamientos nada prácticos y totalmente imposibles de hacerlo efectivos.
Simpatía, tolerancia y devoción; dado que uno de los principales escollos en
este rayo puede ser el excesivo orgullo y otros relacionados a este. Energía,
porque en forma similar al rayo anterior, existe tendencia a la inercia y la pa-
sividad, recordemos que estamos tratando con aspectos especialmente del
Mental Superior o Abstracto.

Cuarto Rayo: Serenidad, confianza y autocontrol; de acuerdo a los ras-


gos de confrontación constante que presenta este rayo. Pureza y altruismo,
exactitud, equilibrio mental y moral; todo esto para conseguir el equilibrio que
caracteriza a la persona de este rayo, como se podrá apreciar existen virtudes
del área del sentimiento y otras del área del pensamiento.

Quinto rayo: Reverencia, devoción, conmiseración y amor; lo que es


indudable dado el carácter principalmente mental práctico y operativo de este
rayo, por lo tanto serían cualidades que van a suavizar esta energía. Amplitud
mental, esto es fundamental para dar correcta orientación y aplicación a esta
fuerza mental.

47
Prometeo – LOS SIETE RAYOS

Sexto rayo: Las personas de este rayo tienen tendencia a evadirse de las
realidades contingentes, especialmente aquellas demasiado mundanas, por lo
que requieren desarrollar la fortaleza, la disposición al auto-sacrificio, la sere-
nidad y el equilibrio en su vida. También deben practicar la veracidad, la tole-
rancia y el sentido común, a fin de no caer en una estrechez de visión persona-
lista y egoísta.

Séptimo rayo: Para poder efectuar las labores organizativas en forma


adecuada es fundamental que se logre la comprensión de la unidad. A ella de-
be sumarse la amplitud mental, la tolerancia, la humildad, la benevolencia y el
amor; ya que el verdadero servidor de este rayo debe estar constantemente
consciente que es una herramienta de los superior para coordinar distintos as-
pectos, los cuales todos y cada uno es igualmente importante para lograr el
éxito.

El cuadro de comparación que se muestra a continuación lo elaboré


principalmente para quien quiera hacer otro estudio, también como curiosidad
en el sentido de como las ideas superiores son necesariamente interpretadas
por las distintas mentes de las personalidades que las reciben, y por ello son
distintas, así como también deben ser distintas las percepciones dependiendo
de los planos en los cuales se captan las realidades.

Es importante mencionar que la clasificación dada por Mme. Blavatsky


distingue un color exotérico y otro esotérico, incluidos en el cuadro compara-
tivo en el primer y segundo lugar respectivamente.

Otra cosa que se me ocurre al comentar esta Cuadro comparativo de la


clasificación de los colores, que Serval y A. Bailey, fundamentalmente, son
los que usan principalmente colores y valores netos, el resto en mayor o menor
medida introduce otros matices y gradaciones de color, y según mi entender
en los planos altos de manifestación los colores deberían ser lo más puros po-
sibles, pero esto es sólo una apreciación muy personal y si se quiere un tanto
intuitiva.

48
CUADRO COMPARATIVO DE COLORES DE RAYOS SEGÚN DISTINTOS AUTORES

Rayo Serval y O.T.O.i A. Baileyii H. P. Blavatskyiii A. Besant iv C. MéndezV


I Rojo Rojo Anaranjado y rojo Llama al sol Azul

II Azul Azul Índigo y azul claro Amarillo rosado Amarillo

III Amarillo Amarillo Negro y verde Índigo azul Rosa

IV Verde Verde Crema y amarillo Verde Blanco

V Anaranjado Anaranjado Amarillo e índigo Violeta Verde

VI Violeta Violeta Rojo y rosa plata Rosado azul Oro rubí

VII Blanco Índigo Blanco y violeta Azul claro Violeta

i
: “Los Siete Rayos” e instrucciones en el seno de las Escuelas de la O.T.O.
ii
: “Tratado de los Siete Rayos”. T I. pp. 120-121
iii
: Referido en “Tratado de los Siete Rayos” T I de A, Bailey pp. 322-323
iv
: Referido en “Tratado de los Siete Rayos” T I de A, Bailey pp. 141-142
v
: “El maravilloso número siete”
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA Y REFERIDA

1. Bailey, Alice. “Iniciación Humana y Solar”. Luis Cárcamo editor.


Madrid. 1ª edición. 1980.

2. Bailey, Alice. “Tratado de los Siete Rayos” Tomo l. Editorial Fun-


dación Lucis. Distribuida por Ed Kier. Buenos Aires. 3ª edición en
español. 1980.

3. Codd, Clara. “Los Siete Rayos”, en Revista “El Teósofo” Vol. 90, Nº
10-12 Julio- Septiembre 1969 pp. 17-22. Editorial Teosófica. Río
Cuarto. Argentina

4. Heindel, Max. “Concepto Rosacruz del Cosmos”. Editorial Kier.


Buenos Aires. 16ª edición 1981.

5. Méndez, Connie. “El maravilloso número siete”. Bienes Laconica


C.A. Caracas, edición de Noviembre de 1993.

6. Muñoz, Juan A. “Música inmortal para ángeles y arcángeles”. Ar-


tículo publicado en el Diario “El Mercurio” de Santiago con fecha
16.08.1991

7. Serval. “Los Siete Rayos” Editorial Círculo Aleph. Santiago. 1ª edi-


ción 1994

8. Wood, Ernesto. “Los Siete Rayos”. Editorial teosófica. Barcelona,


1927.

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