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3. DISTINTAS EPOCAS, DISTINTOS CONCEPTOS Un recorrido personal no se nota en el momento en que se hace, sencillamente porque no lo hay. Como en el poema de Machado que canta Joan Manuel Serrat: «...caminante no hay camino, se hace camino al andar». Los trayectos representados en las hojas de ruta son posibilidades. Cada cual hard los suyos. Uno «echa a rodar un hecho» que después lo involucra 0, para decirlo en forma més sofisticada, lo determina como sujeto. Y ello no suprime lo que fue, sino que lo que parecia ser una totalidad se convierte en algo parcial de una totalidad otra. En la década deel960 oD a ir ¥ en quer é de un término conceptual es el indice de su agotamiento. El problema que se presentaba con «identificacién proyectiva» era: gsi cada yo ubica aspectos de su mente en el otro, qué papel o qué lugar ocupa éste? Si se lo pensaba como homédlogo al yo en cuanto a sus mecanismos emocionales, no se requeriria un otro para saber de su especificidad. En la década d ‘del encuentrolcon las estructuras elementales de parentesco formuladas por J existencia de la estructura familiar inconscien daba cabida a los sujetos segiin la diferencia de generacional: relacién entre la pareja devenido: lugar luego a la relacién entre padres ¢ hijos. Cada sujeto de una DEL SER AL HACER cambiar del suyo ao} u 10. Ug jue ae - ero podriamos decir no hay otro hasta que el desarrollo conceptual no lo reclama, Los otros son determinados por lo que ocurre en una estructura a partir de lugares ocupados por las funciones descriptas tradicional. mente como el lugar del padre o el lugar de la madre. E estableci6 la pertenencia de los yoes a un conjunto, y se produjo el je del yo al lugar)y del lugar al conjunto de lugares ligados. Para E i hubo de desestructurarse un: ‘a previa de pensar, basada en _Jindividnalidad del yo. cee. chuimos el cuarto término, | Gwinn! Entonces nos encontramos con que alguien més se ® agregaba a los personajes clésicos del Edipo. Aunque més que agregarse parecid haber estado alli en la sombra a la espera de sparecer. Result6 algo imprevisto y bastante impresionante: el hijo era destituido del centro de la escena en su relacién con la madre y, un poco mds allé, con el padre, y el cuarto término, ese que era un agregado, devino fundamento. Atin recuerdo las preguntas, reitera- das una y otra vez, acerca de por qué descentrar al hijo y posicionarlo de otra manera en la estructura del Edipo, y la resistencia de los terapeutas a dar lugar a una modificaci6n sustancial al incluira ese nuevo personaje. Habia que desmarcar un ordenamiento crono- logico, aunque ya lo habiamos hecho en la teoria y la clinica psicoanalitica con el pasaje de la nocién de trauma a la de fantasia de seduccién infantil y con la doctrina de la resignificacién, el a posteriori (aprés coup). Es que el pensamiento y la formacién de raiz biolégica, que abarca mucho més que el-criterio médico, estan tan enraizados que costé y atin cuesta establecer un pensamiento donde haya otros drdenes de determinacién que el basado en lo cronolégicc, incluido en el punto de vista hist6rico-genético. Desde media fi a i ‘én en el concepto de «vinculo»,-quetinorerela"eonocery [como TO creerlo si lo habfamos estudiado con Piehon=Rivigre! Luego lo conocimos en'laiversi¢ de Bion. curre con los conceptos como bene las personas: las Ilamadas con el mismo nombre no son la misma y no todos los conceptos llamados con el mismo no! son el mismo. Ocurrié y ocurre que las ideas sobre «vinculo €ncuentran un obstaculo denso que espera ser trabajado y estarfa familia tenia su que COMIENZO DE UN RECORRIDO Bn compuesto de problemas atin no resueltos. Las preguntas fre- cuentes de los alumnos marcan Jos Puntos inconsistentes en nuestras formulaciones, : 1 aquellos que esperan ser aclarados: De qué inconsciente se trata al hablar de «vinculo»? ) ciente de huellas mnémicas inaccesibles y S6lo evi de sus formaciones de superficie? produce en el encuentro con el otro? {Qué relacién tienen vinculo y pulsién? ¢Cuél es la relacion entre el vinculo y Ia singularidad de cada otro? Por otra Parte falta esclarecer de qué modo el vinculo da lugar a lo ajeno, a lo nuevo, a lo no registrado anteriormente. éEs un incons- identes a través éEs un inconsciente que se ‘Tengo la impresién de estar asistiendo actualmente a un tiempo que parece ser un comienzo, como ocurre en todo nuevo encuentro, como se dio en su momento con las anteriores formulaciones teéricas. A la vez surge la idea de si la nueva formulacién seré una complejizacién o una ampliacién de lo existente, 0 quizd sea «lo que lo instituido desearia» que fuera eso, una continuidad, una «articulacién», algo que no desaloje lo anterior de su posicién segura, por lo cual surge una neutraliza- cién de términos como nuevo juicio, elde ajar el psiquismo a partir de lo que se pi /e percibe un particular recrudecimiento de las atractivas trampas de la seduc- cién a volver atrds, a lo ya conocido. El nuevo problema, no previsto en la concepcién de la BEI'y surgido desde la observacién ncontramos al menos tres cuestiones relacionadas con este interrogante. Una primera acerca de la-movedad, que para acen- tuarla mas podriamos Ilamarla movedad:radical: asi nos referimos a aquello que aparece sin estar prefigurado, Io que no tiene o no tuvo lugar hasta ahora, lo incierto y lo que sorprende a la subjetividad. Una revolucién puede ser pensada como una vuelta a un origen o como un intento de volver a un punto de partida aparentemente perdido. Parece posible de prever y de prepararla, pero su emergencia / sus efectos no pueden ser calculados. La segunda cues*i6n ataiie al surgimiento de lo imprevisto, lo que no esta en la serie de lo previsible. Se lo suele comparar con DEL SER AL HACER FT] Jos acontecimientos naturales, como los terremotos 0 las erupei nes de un volcdn, © los desbordes imprevistos de la naturaleza “ el acontecer humano esté representado por el accidente, ten que se supone podrfa prevenirse, como nos advierten en i campafias de educacion vial («puede prever qué, cémo y cugn, do ha de ocurrir). Las prevenciones a posteriori de lo que se podria haber hecho para evitar lo que ocurrié ponen en evidencig dl fracaso de la prediccién. Las guerras son otro ejemplo del fracaso de la anticipaci6n. Una tercera cuestion es la“disparidad entre'acc ria, términos que parecen oponerse. E] intento de registro en la memoria transforma lo imprevisto en algo pensable, el verbo en sustantivo, asf como el acontecer intenta conservarse como acon- tecimiento, el suceder como suceso, el hacer como hecho. Lo nte de uno se asocia con la fijacién o el intento de fijar el evanescel suceso en la memoria. ‘Acaso no nos dimos cuenta de que el evento nos ponia ante una disyuncién bastante radical entre el acontecer (quizd el deve- nir) y la memoria. El acontecer produce la apertura de un tiempo, de una época, de una era; da lugar a un movimiento imprevisible, un tiempo que no consta en el calendario y no es el tiempo al, que no se rige por la dimen- sidn de la cronologia. EMevenito'no reconace objetividad, nit ni efecto.\Quizé por ello es tan dificil «declararlo»} dic (199), pues no se trata de demostrarlo penn : ‘una historia, sint6 sostenerloensus efectos de subjetivaciény de ahi que produzca una apertura donde noila+habfat™ El concepto de «identificacién proyectiva> pertenece al pensa- miento kleiniano, que es donde se origin6. El pensamiento estruc- tural proviene de Lévi-Strauss en Francia, que con Lacan, Levinas y otros se desarroll6 en las décadas de posguerra. Ambos estin como procedencia en mi recorrido. Pero «vinculo> en nuestras formulaciones se hizo independiente de ese punto de partida y hoy pienso que «lovvincalarii deph “ei ed, lacaniano u otra filiacién senieant ‘Es una idea propia.) r inconsciente, ese que es atempor:

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