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RESEÑA

BENEDICTO XVI-RATZINGER, J., El amor se aprende. Las etapas de la familia.


Madrid: Romana Editorial, 2012, 217 páginas.

Romana Editorial pone a nuestra disposición con enérgica viveza la edición


española de esta magnífica obra del Papa Benedicto XVI con motivo del VII
Encuentro Mundial de las Familias celebrado en Milán (del 30 de mayo al 3 de
junio, 2012). En ella, nos ofrece una honda reflexión acerca de la familia como
verdadera “escuela del amor”, ámbito en el que se aprende y se transmite a lo
largo de la vida de cada persona. Su versión original corresponde a L´amore si
aprende. Le stagioni della familia, publicada en Italia por la Librería Editorial
Vaticana, en colaboración con San Pablo Edizioni. En esta ocasión, Romana
Editorial cuenta con un ilustre ayudante: Elio Guerriero, responsable de la
Revista Communio y la edición italiana de las obras de von Balthasar, que se hace
cargo de la Presentación.

En lo que respecta a la estructura, la obra se divide en ocho capítulos. Un breve


apunte antes de entrar en la descripción. El lector puede apreciar alusiones que,
al mismo tiempo, invitan a abrir su propio espacio interior. En la Presentación,
Elio Guerriero expone los rasgos esenciales de la concepción del Santo Padre
sobre la familia: “tiene una visión de la familia —afirma—, que no parte de
consideraciones abstractas, sino que está sólidamente anclada a las etapas de la
vida (…) Una visión que proviene del diseño del amor eterno de Dios y toma
forma de viaje con letras de sangre para el hombre y con el hombre” (p. 7). El
primer capítulo (pp. 17-27) nos habla, a la luz de la encíclica Deus caritas est, del
amor, “del cual Dios nos colma, y que nosotros debemos comunicar a los
demás” (p. 18). Analiza con brillantez algunas propiedades más representativas
en la caracterización más honda de la persona: la capacidad de amar y, su
índole espíritu-corpórea. Del mismo modo, resalta la necesidad de conjugar la
teología del cuerpo con la del amor para encontrar la unidad del camino del
hombre. Como balance, establece en la familia el lugar “donde se aprende la
bondad del cuerpo, su testimonio de un origen bueno, en la experiencia del
amor que recibimos de nuestros padres”. Y donde el hombre descubre “su
carácter relacional (…) como hijo, esposo, padre, cuya identidad se funda en la
llamada al amor, a recibirse de otros y a darse a los demás” (p. 26). El capítulo
segundo analiza el amor, y lo define como “un acto de general aprobación hacia
otro, un sí hacia a aquél a quien se dirige el amor” (p. 30). Describe, asimismo,
cómo se debe vivir el amor para que se realice plenamente su promesa humana
y divina: en suma, cuando tiende a la eternidad. Finalmente, aborda la misión
de la familia en la comunidad cristiana y sus tareas de formación de la persona
y transmisión de la fe, partiendo del significado que el matrimonio y la familia
tienen en el plan de Dios. El III (pp. 53-77) proporciona un rico y sugerente
análisis del matrimonio y de la familia usando como categoría clave el amor
personal entendido como don. También, estimula y anima a todos aquellos que
viven el noviazgo y preparan el camino al matrimonio a “asumir la esforzada
responsabilidad de la opción conyugal y, del mismo modo, fundar la fidelidad,
indisolubilidad y transmisión de la vida como pilares de toda familia,
verdadero bien común, valioso patrimonio para toda la comunidad” (p. 63). El
cuarto capítulo subraya la vocación fundamental de la familia a “ser el primero
y principal lugar de acogida de la vida” (p. 85). En primera instancia, impulsa, a
los padres, principales promotores de la felicidad de sus hijos, a crear una
familia unida y estable y, en segundo término, a su sostenimiento desde los
distintos ámbitos: cultural, político y legislativo. En los capítulos quinto (pp. 97-
124) y sexto (pp. 125-147), nos advierte que el lenguaje de la fe se aprende en el
hogar donde ésta crece y se fortalece a través de la oración y de la práctica
cristiana (Sacramentos). También examina las principales fiestas del año
litúrgico de la Iglesia: La Navidad, La Pascua, El Corpus Christi, y el domingo.
En definitiva, nos invita a dar cada día testimonio de nuestra fe que se expresa
en la caridad, contribuyendo eficazmente al bien de todos. El penúltimo
capítulo trata sobre la madurez de la familia cristiana. Nos recuerda que la
familia es: “el ámbito privilegiado donde cada persona aprende a dar y recibir
amor” (p.163), y nos alienta a cuidar de los enfermos. Por último, el capítulo
octavo vislumbra la importancia de la familia como “primera e insustituible
educadora de la paz” (p. 172) y, como núcleo y pilar básico de la sociedad,
promueve que sea protegida. La obra se cierra con una Conclusión (pp.193-196).

En ella, aporta algunas indicaciones más detalladas respecto a la temática y a


las modalidades del VII Encuentro. El Apéndice (pp.197-207) es de carácter
autobiográfico y, a modo de colofón, supone un gran regalo para nuestra
atención. Da cuenta al lector que ha aprendido a amar de sus padres.

Desde mi perspectiva, se trata de una excelente contribución para difundir y


proclamar la verdad de la familia en cada una de las personas y, en su conjunto,
a la sociedad. La estabilidad de la familia está en peligro y resulta necesario
robustecerla, como garante y condición de posibilidad de que goce buena salud
cada comunidad humana. Del mismo modo, estimo que ha explicado con
aplomo, qué es el amor y en qué consiste el amor genuinamente verdadero: con
vocación de eternidad. La obra está escrita con exquisita claridad expositiva y
con un estilo ágil y ameno que permiten, a su vez, que su lectura resulte tan
sugestiva como provechosa. Ojalá que, de sus sabias reflexiones y testimonio,
logremos aprender a amar y establecer la civilización del amor.

Raquel Guerrero Villada

DATOS:

Raquel Guerrero Villada


Correo Electrónico: eidos2008@hotmail.es

Universidad de Málaga

Publicaciones:

-Reseñas, publicadas en esta Revista. Volumen VII (2002), de los libros:

Burgos, J. M., El personalismo. Madrid: Palabra, 2000, 197 páginas.

Guardini, R., Cartas sobre la formación de sí mismo. Madrid: Palabra, 2000, 189
páginas.

-Artículo:

“Introducción a la filosofía, de Tomás Melendo”, Torre de los Lujanes (2003), pp.


59-63.

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