Bienaventuranzas
“Felices los que tienen alma de pobres,
porque a ellos les perteneces el reino de
los cielos”
“Felices los afligidos, porque serán
consolados”
“Felices los pacientes, porque recibirán
la tierra en herencia”
“Felices los que tienen hambre y sed de
justicia, porque serán saciados”
“Felices los misericordiosos, porque
obtendrán misericordia”
“Felices los que tienen el corazón puro,
porque verán a Dios”
“Felices los que trabajan por la paz,
porque serán llamados hijos de Dios”
“Felices los que son perseguidos por
practicar la justicia, porque a ellos les
pertenece el Reino de los Cielos”
Significado
Se refiere a la profunda humildad de
reconocer la absoluta bancarrota
espiritual de sí mismo, cuando estamos
apartados de Dios.
Da entender que el dolor interior nos
abre a una auténtica relación con el
Señor y con el Prójimo.
Para ser felices hay que estar
hambrientos, hay que descubrirnos
necesitados, necesitados de Dios. Porque
el que se considera satisfecho por la
vida, simplemente ya no le deja cabida a
Dios.
No se refiere a un deseo genérico sino a
una exigencia vital, cotidiana de todo ser
humano: la necesidad de nutrirse para
sobrevivir.
Se refiere a quienes tienen un corazón
sencillo, puro, sin suciedad, porque un
corazón que sabe amar no deja entrar en
su vida algo que atente contra ese amor,
algo que lo debilite o lo ponga en riesgo.
Ser de corazón puro significa que
nuestro corazón no busca otra cosa sino
sólo al Señor Jesús. Significa que lo
tomamos a Él como la única meta de
nuestra vida.
Jesús es nuestra paz, nuestra justicia,
nuestra reconciliación. El que trabaja por
la paz, según la bienaventuranza de
Jesús, es aquel que busca el bien del
otro, el bien total del alma y el cuerpo,
hoy y mañana.
Da a entender que dichoso el cristiano
perseguido porque su vida habla de
seguimiento a Jesús y de éstos es el
reino de Dios.