DOCUMENTO DE TRABAJO N°39

MAYO 2023

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Chile en la gobernanza global de los Océanos

Cristián de la Maza Riquelme1

El pasado 3 de marzo de 2023, en la sede de la Organización de Naciones Unidas de Nueva

York, se adoptó el Tratado Global de los Océanos. Este acuerdo busca la preservación de la
vida marina en Alta Mar, es decir, en aquel espacio marino que está más allá de la
jurisdicción de los estados, y que es conocido por sus siglas en inglés BBNJ (Biodiversity of
Areas Beyond National Jurisdiction).

Al respecto, es importante destacar que Chile tiene una larga historia en creatividad, en
generación de normas internacionales que regulan los Océanos y en defensa de sus
intereses en los océanos Pacífico, mar Austral y Antártica. Una historia fructífera que ha
demostrado un trabajo conjunto y coordinado entre autoridades, instituciones y
organizaciones tanto públicas como privadas, en una visión de Estado que ha trascendido a
los gobiernos.
Mapa N.º 1: Áreas de responsabilidad S.A.R. (Search and Rescue) marítimas

Fuente: Política de Defensa Nacional de Chile (2020)

1 Vicealmirante en retiro de la Armada de Chile, ex-Subsecretario de Defensa. Fellow del Harvard University Advanced Leadership Initiative. Es

Ingeniero Naval Electrónico, Oficial de Estado Mayor y Magister en Ciencias Navales y Marítimas.

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En 1947 nuestro país declaró unilateralmente una zona de protección pesquera de 200
millas marinas. Posteriormente, en 1952 emitió la “Declaración de Santiago” en conjunto
con Perú y Ecuador, para preservar este espacio. Tal fue la relevancia de esta
determinación, que las 200 millas fueron incluidas en la Convención de Naciones Unidas
sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) de 1982, en calidad de Zona Económica Exclusiva
(ZEE). La CONVEMAR, en cuyas negociaciones Chile también participó activamente, tiene
una aceptación casi universal, rigiendo en la actualidad a 119 países.

Desde el año 1972, Chile forma parte de la Organización Marítima Internacional (OMI),
integrada por más de 176 países, e integra en forma ininterrumpida el Consejo Ejecutivo
desde el año 2001. La OMI es el organismo superior que regula la actividad marítima
mundial en materias como la seguridad, la protección del medio ambiente marino y la
formación profesional de las tripulaciones de las naves mercantes y especiales.

Además de contribuir en generación de normas, Chile ha ejercido los derechos que

soberanamente le corresponden, siendo los últimos hitos la afirmación de su plataforma
continental jurídica de 200 millas al Sur y Este del Cabo de Hornos, y la reclamación de
plataforma continental extendida en Isla de Pascua e islas Salas y Gómez, así como en la
Península Antártica.

Asimismo, nuestro país ha realizado y mantiene importantes esfuerzos en acumular

conocimiento científico para la toma de decisiones, sumado a medidas de preservación y
conservación de recursos y biodiversidad, con declaración de áreas marinas protegidas que
suman más de un 43% de nuestra Zona Económica Exclusiva.

El acceso y soberanía sobre espacios marítimos generados por el dominio terrestre ha sido
un aspecto común en las diferencias limítrofes con nuestros vecinos sudamericanos: límite
marítimo con Perú, demanda de acceso soberano al mar con Bolivia y proyección marítima
de territorios al Sur del canal Beagle, cuya soberanía fue ratificada por el fallo arbitral entre
Chile y Argentina en 1977. Todos ellos fueron resueltos finalmente utilizando arbitrajes
internacionales o una mediación en el caso del conflicto con Argentina.

Mas allá de los espacios jurisdiccionales de los Estados ribereños, existe un gran espacio
oceánico cuyas aguas se denominan Alta Mar, con libertad de navegación y explotación,
más el fondo marino denominado por la CONVEMAR como “la Zona”, en donde se pretendía
que los beneficios económicos de su eventual explotación serían distribuidos entre todos
los países, incluyendo los no ribereños.

Esto último, si bien ha carecido de efectividad real, representó en su momento una forma
de destrabar las negociaciones para adherir a la CONVEMAR, considerando los distintos
intereses entre los países desarrollados que tienen los recursos para explotar estos fondos

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marinos y la gran mayoría de los países menos desarrollados y países sin costa, que
pretendían obtener beneficios de un bien común de la humanidad.

Nuestro país también ha sido pionero en relevar la importancia de la Alta Mar, con especial
énfasis en aquella inmediatamente adyacente a la ZEE. La Armada de Chile generó hace más
de treinta años los conceptos de “Mar Presencial” y “Oceanopolítica”, afirmando la
necesidad de estar presentes en la gobernanza de la Alta Mar para defender nuestros
intereses y aprovechar las crecientes oportunidades que estos vastos espacios adyacentes
generan para nuestro país.

Si bien inicialmente estos conceptos no tuvieron acogida a nivel internacional, la realidad

ha demostrado la necesidad de abordar los aspectos económicos, jurídicos y la gobernanza
de estos espacios oceánicos comunes a la humanidad.

Es así como, en el proceso histórico de la regulación de los océanos, se han creado

organizaciones regionales de pesca y un acuerdo para la conservación de peces trans-
zonales y altamente migratorias (denominado Acuerdo de Nueva York).

Foto 1: Fiscalización en áreas oceánicas, Parque Marino “Motu Motiro Hiva” marzo 2022

Fuente: DIRECTEMAR

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El reciente tratado BBNJ, acuerdo vinculante en el marco de CONVEMAR, es el último gran

avance en esta materia y logró ser aprobado después de muchos años de negociaciones.
BBNJ se orienta a la protección de recursos marinos en Alta Mar, ampliación de áreas
protegidas e incluso compartir recursos genéticos marinos (MGR) y modelos de estudios de
impacto ambiental.

En los últimos años, la evidencia histórica y científica ha confirmado la relevancia vital de

los océanos no sólo como la gran via de comunicación para un mundo globalizado y fuente
de recursos, sino también como principal mitigador de los efectos del cambio climático y
como un espacio amenazado por la pérdida de biodiversidad, acidificación por CO2,
contaminación, eutrofización, aumento de temperatura y aumento del nivel del mar.

Foto 2: Delegación chilena en sede OMI en Londres dic 2021. Chile reelecto en Consejo
de la organización 2022-2023

Fuente: Armada de Chile

La defensa de nuestros intereses en el océano, la prevención de riesgos y amenazas, así

como la generación y aprovechamiento de las oportunidades para nuestro desarrollo
sustentable, requiere seguir activos y presentes en la gobernanza de los océanos, además
de mantener capacidades nacionales, articuladas por políticas de estado y de una acción
coordinada y colaborativa entre el sector público, privado y la sociedad civil.

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En ese sentido es positivo que Chile ya cuente con una Política Oceánica Nacional (2017),
un Programa Oceánico Nacional (2021) y una Estrategia Marítima Nacional (2021) lo que,
sumado al funcionamiento de un organismo interministerial denominado Comité
Coordinador de la Administración Marítima Nacional, contribuye a la gobernanza de la
actividad marítima en la costa y en el mar, incluyendo el fortalecimiento de nuestras
capacidades como Estado ribereño.

Asimismo, es destacable que nuestro país haya formalizado su postulación para

transformarse en la sede de la futura Secretaría del Tratado Global de los Océanos. Esta es
una excelente oportunidad que profundiza la vocación oceánica de nuestro país y, por ello,
amerita un apoyo transversal.

Los océanos han sido un tema de creciente preocupación mundial y, en particular, debe ser
también un tema relevante para un país con una posición geográfica tan privilegiada como
Chile. Integrar estos espacios marítimos como fuente de vida y desarrollo para las futuras
generaciones, requiere esfuerzos integrados a nivel mundial y el Tratado Global de los
Océanos encarna precisamente esta posibilidad que podemos y debemos aprovechar.