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El movimiento y sus formas principales

Al conocer el mundo que nos rodea, vemos que en él no hay nada absolutamente
inmóvil e inmutable, que todo está en movimiento y pasa de unas formas a otras. En
todos los objetos materiales tiene lugar el movimiento de las partículas elementales, de
los átomos y las moléculas; cada objeto se encuentra en acción recíproca con el mundo
circundante, y esta interacción lleva implícito movimiento de uno y otro tipo. Cualquier
cuerpo, incluso el que se halla en reposo con relación a la Tierra, se mueve junto con
ella alrededor del Sol y junto con el Sol, respecto a otros astros de la Galaxia; esta
última se desplaza con relación a otros sistemas estelares, &c. El equilibrio, el reposo y
la inmovilidad absolutos no existen en ninguna parte; todo reposo y todo equilibrio son
relativos, son un estado determinado del movimientoTomado en su aspecto más general,
el movimiento es idéntico a todo cambio, a cualquier transición de un estado a otro. El
movimiento es un atributo universal, una forma de existencia de la materia. En el
mundo no puede haber materia sin movimiento, de la misma manera que no hay
movimiento sin materia. La materia, que está vinculada indisolublemente al movimiento
y posee actividad interna, no necesita de ningún impulso divino externo para ser puesta
en movimiento (precisamente esta concepción metafísica del «primer impulso» fue
defendida en su tiempo por algunos filósofos metafísicos, que consideraban la materia
como una masa inerte, estancada). [65] La materia es la portadora de todos los cambios,
la base sustancial de todos los procesos que se operan en el mundo; el movimiento
separado de la materia, «el movimiento puro», no existe. Los representantes del
energetismo (en primer lugar el naturalista alemán Guillermo Ostwald, cuyas opiniones
criticó Lenin en el libro Materialismo y empirocriticismo) admitían la existencia del
movimiento sin la materia. Consideraban que la única base de todos los cambios es la
«energía pura», separada de la materia y transformada en algo inmaterial. En realidad, la
energía es una propiedad de la materia que representa la medida cuantitativa del
movimiento y expresa la capacidad de los sistemas materiales de efectuar una labor
determinada a partir de los cambios internos. La energía no existe al margen de la
materia y se manifiesta siempre únicamente junto con otras propiedades de los cuerpos
materialesAlgunos científicos contemporáneos razonan también en el espíritu del energetismo
y sacan conclusiones idealistas de la transformación de las partículas y antipartículas
(mediante su acción recíproca) en cuantos del campo electromagnético (fotones). Según ellos,
se produce la aniquilación («anihilación») de la materia, su transformación en «energía pura».
Pero, como sabemos ya, el campo electromagnético no puede ser reducido a la energía: es
una forma, una variedad de la materia. La transformación de las partículas y antipartículas en
fotones no significa la «anihilación» de la materia, sino su paso de unas formas a otras en
conformidad estricta con las leyes de la conservación de la masa, de la energía, del momento
cinético, del espín (del momento intrínseco de rotación de las partículas), de la carga eléctrica y
de algunas otras propiedades.

En la naturaleza existe una cantidad infinita de sistemas materiales cualitativamente distintos,


cada uno de los cuales posee un movimiento específico. La ciencia moderna sólo conoce una
pequeña parte de estos movimientos, que pueden ser subdivididos en una serie de formas
fundamentales del movimiento. Entre estas últimas figuran conjuntos de procesos y cambios de
la materia que son inherentes a los objetos materiales del mismo tipo, tienen distintos rasgos
comunes y se subordinan a algunas leyes generales (distintas para las diferentes formas del
movimiento).

La clasificación de las formas fundamentales del movimiento corresponde un gran mérito a


Federico Engels, quien en su obra Dialéctica de la naturaleza distinguió las formas físicas,
químicas, [66] biológicas y sociales del movimiento y analizó su contenido. (54, XX, 406-407)
Señaló que en el mundo existen formas del movimiento como la traslación mecánica, el calor,
la luz, la electricidad y el magnetismo, el movimiento químico, biológico (la vida) y social, en el

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cual incluía también el pensamiento. Esta clasificación conserva su valor en nuestros días.
Parte del principio del desarrollo histórico de la materia y de la irreductibilidad cualitativa de las
formas superiores del movimiento a las inferiores. Durante los cien años transcurridos desde
entonces, la ciencia ha descubierto muchísimos fenómenos nuevos en el micromundo y el
cosmos, en la esfera biológica y en la social, que han ampliado en grado sustancial nuestras
nociones acerca de las formas fundamentales del movimiento.

Entre estas formas destacaremos, en primer lugar, las que tienen un carácter muy general y se
observan en los más diversos niveles estructurales de la materia, en todas las magnitudes de
tiempo y espacio conocidas. Una de ellas es la traslación en el espacio, que acompaña a todo
cambio. Esta traslación puede ser uniforme, acelerada, rectilínea, giratoria y oscilatoria, seguir
trayectorias determinadas y realizarse sin trayectorias. Tiene asimismo un carácter bastante
general el movimiento gravitacional, que es un proceso de interacción de todos los cuerpos
conocidos por medio del campo de gravitación. Esta acción recíproca determina la formación
de todos los sistemas cósmicos, la unión de grandes masas de sustancia. En la naturaleza se
manifiesta también ampliamente la forma electromagnética del movimiento, que incluye todos
los procesos de interacción con participación del campo electromagnético. Las interacciones
electromagnéticas condicionan la unión de las partículas elementales en átomos, la de los
átomos en moléculas y la de estas últimas en cuerpos macroscópicos.

Debe mencionarse, además, la forma de movimiento peculiar únicamente de la estructura de


los núcleos atómicos y de las partículas elementales. Todos los tipos de energía nuclear son
manifestaciones particulares de esta forma del movimiento. La redistribución de las conexiones
entre los átomos en las moléculas y de la reestructuración de las capas electrónicas de los
átomos en las moléculas origina un proceso de transformación de unos átomos en otros y de
formación de moléculas. Este proceso constituye la forma química del movimiento
Las formas del movimiento de los microobjetos siguen actuando en sistemas materiales más
complejos. Ahora bien, [67] las propiedades y leyes a que está sujeto el cambio de los sistemas
más complejos no se reducen a las propiedades y leyes del cambio de los sistemas pequeños
y de las micropartículas que los componen. Estas diferencias caracterizan la originalidad
cualitativa de las formas del movimiento que corresponden a dichos sistemas

A escala macroscópica y cósmica son características formas del movimiento como el calor, la
mutación de las fases de las sustancias, los procesos de cristalización, los cambios
estructurales en los cuerpos sólidos, en los líquidos, en los gases y en el plasma. La forma
geológica del movimiento incluye un conjunto de procesos físico-químicos relacionados con la
formación de minerales de toda índole y otras sustancias sometidas a grandes temperaturas y
presiones. En las estrellas se manifiestan asimismo formas de movimiento como las reacciones
termonucleares autosostenidas, la formación de elementos químicos (sobre todo en los
fulgores de estrellas novas y supernovas). Cuando las masas y densidades de los objetos
cósmicos son muy grandes, puede haber procesos del tipo del colapso gravitatorio y del paso
del sistema al estado superdenso, en el cual su campo de gravitación no deja de escapar ya
partículas de sustancia ni emisión electromagnética. A escala del megamundo somos testigos
de la grandiosa ampliación de la Metagalaxia que, por lo [83] visto, es una etapa aparte de la
forma de movimiento de este gigantesco sistema material. A cada nivel estructural de la
materia aparecen formas propias de movimiento y funcionamiento de los sistemas materiales
respectivos.

Las formas del movimiento de la naturaleza viva comprenden los procesos que se operan
dentro de los organismos vivos y en los sistemas de éstos: familias y colonias de organismos,
especies, biogeocenosis y toda la biosfera (6). La vida es el modo de existencia de los cuerpos
albuminoideos y ácidos nucleicos. Su contenido son el metabolismo incesante entre el
organismo y el medio exterior, los procesos de reflexión y autorregulación orientados a la
autodefensa y la reproducción de los organismos.

{(6) Biogeocenosis: conjunto de algunas especies de animales y plantas que pueblan


determinado sector del medio, juntamente con sus condiciones naturales de existencia.
Biosfera: conjunto de todos los organismos vivos del planeta que habitan en el aire, el agua, la
tierra o los estratos de ésta.}

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Todos los organismos vivos son sistemas abiertos. Al intercambiar constantemente sustancia y
energía con el medio circundante, el organismo vivo recrea sin cesar su estructura y sus
funciones y las mantiene en una estabilidad relativa. El metabolismo, que origina una
autorrenovación ininterrumpida de la composición celular de los tejidos.

La vida es un sistema de formas de movimiento y comprende procesos de interacción, cambio


y desarrollo en los sistemas biológicos supraorgánicos: las colonias de organismos y especies,
las biocenosis, las biogeocenosis y toda la biosfera.

La etapa superior de desarrollo de la materia en la Tierra es la sociedad humana, con las


formas sociales de movimiento que le son inherentes. Estas formas se complican sin cesar a
medida que progresa la sociedad. Comprenden todas las manifestaciones de la actividad
concreta de los hombres, todos los cambios sociales y tipo de acción recíproca entre los
diversos sistemas sociales: desde el individuo hasta el Estado y la sociedad en su conjunto.
Todos los procesos de reflexión de la realidad en el pensamiento que se fundan en las síntesis
de todas las formas físico-químicas y biológicas de movimiento en el cerebro del hombre son
también una manifestación de las formas sociales del movimiento. [84]

Entre las diversas formas de movimiento de la materia existe una estrecha interrelación, que se
manifiesta, sobre todo, en el desarrollo histórico de la materia y en el surgimiento de las formas
superiores del movimiento a partir de las relativamente inferiores. Esas formas superiores
sintetizan en sí, transformadas, muchas formas inferiores que las precedieron y fueron la base
de su surgimiento. Por ejemplo, el funcionamiento del organismo humano se basa en la acción
recíproca de las formas físicas, químicas y biológicas del movimiento, que se hallan en él en
unidad indisoluble; al mismo tiempo, el hombre se manifiesta como sujeto portador de las
formas sociales del movimiento.

Al estudiar la interrelación de las formas del movimiento tiene importancia evitar, por un lado,
que se aísle las formas superiores de las inferiores y, por otro, que se reduzca mecánicamente
las primeras a las segundas

Si se separan las formas superiores de las inferiores será imposible dilucidar su origen y sus
peculiaridades estructurales. En biología, por ejemplo, dicha separación condujo al vitalismo.
Según esta concepción idealista, la actividad vital de todos los organismos está condicionada
por algunos factores inmateriales implícitos en ellos —una «fuerza vital», una «entelequia», &c.
—, a los que se atribuía, en definitiva, origen divino. La ciencia asestó un golpe al vitalismo al
descubrir las leyes del surgimiento histórico de la vida y la condicionalidad de sus procesos por
las formas físico-químicas del movimiento.

Reducir las formas superiores del movimiento a las inferiores significa desconocer la
especificidad cualitativa de estas formas. Pero en los procesos sociales existen rasgos y
peculiaridades específicos que no son inherentes a los biológicos, y cualesquiera que sean las
formas biológicas del movimiento que estudiemos, no podremos en modo alguno deducir de
ellas las leyes de los fenómenos sociales. De la misma manera, las formas biológicas del
movimiento no pueden reducirse a las formas físicas y químicas

El desprecio de la diferencia cualitativa entre las formas superiores del movimiento y las
inferiores conduce al mecanicismo. Este surge cuando se intenta reducir las formas superiores
del movimiento a las inferiores sin tomar en consideración todas las formas precedentes e
intermedias. [85] Por ejemplo, a veces se identifica el pensamiento con los procesos
informativos que tienen lugar en las máquinas cibernéticas, no viendo el hecho fundamental de
que todos los procesos en los sistemas cibernéticos son resultado de las formas físicas del
movimiento. En cambio, el pensamiento se basa en la interacción de las más complejas formas
biológicas y sociales del movimiento, es producto del desarrollo social y, por ello, no puede ser
comprendido fuera del estudio de lo que se refleja en el cerebro humano.

El conocimiento de la interrelación entre las formas del movimiento tiene gran importancia
metodológica para revelar la unidad material del mundo y las peculiaridades del desarrollo

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histórico de la materia. La investigación de las peculiaridades y leyes del ser de la materia
coincide, en medida considerable, con el estudio de las formas de su movimiento a distintos
niveles y grados estructurales del desarrollo. El esclarecimiento de la especificidad cualitativa
de las distintas formas de movimiento de la materia y de su conexión recíproca es importante
también para clasificar las ciencias que estudian estas formas del movimiento y comprender los
complejos procesos que se producen en la cognición científica contemporánea (aparición de
nuevas ramas del saber, empleo de los métodos de unas ciencias en otras, &c.).

Es importante aclarar las leyes de la interdependencia de las formas del movimiento


para conocer la esencia de la vida y otras formas superiores de movimiento y modelar
las funciones de los sistemas complejos, incluido el cerebro humano, en sistemas
técnicos más complicados cada día. El progreso de la ciencia y la técnica ofrece en esta
dirección perspectivas inabarcables.

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