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● Guión: 9
Elementos a estudiar y desarrollar.
Vehículo blindado
A este artilugio se le considera como el precursor de los tanques modernos.
Se suponía que podía moverse en todas las direcciones, pero tenía un defecto
importante: las manivelas para que lo hiciera iban en direcciones opuestas, de
manera que era imposible mover el aparato hacia adelante.
Hay expertos que piensan que un detalle así difícilmente habría sido pasado por alto
por Da Vinci, y sospechan que quizás saboteó su propio diseño para que nunca
fuera construido, pues en el fondo era un pacifista.
Equipado con una gran cantidad de armas, estaba diseñado para intimidar al
enemigo, y su cobertura protectora estaba reforzada con placas de metal.
Barco de guerra
Estaba equipado con una amenazante y enorme guadaña que se operaba con un
mecanismo basado en engranajes para elevarla y bajarla.
De cierta forma era el equivalente marítimo del ariete -esa viga pesada y reforzada
con una pieza de metal en la punta-, que se usaba antiguamente para derribar
puertas o murallas.
Carro de asalto
Sus dibujos son tan precisos y preciosos que a uno se le puede escapar el horror
que están representando.
Pero si te fijas bien, notarás que nuevamente, el arma es la guadaña, varias de ellas,
pero esta vez en tierra firme, girando y cortando a su paso los cuerpos de hombres,
mujeres y caballos.
Ballesta sencilla
Consciente de que el temor que las armas podían infundir en los enemigos era tan
importante como el daño que podían causar, Da Vinci creó esta ballesta gigante.
El tamaño era también un intento de aumentar el rango del misil, que no era una
flecha, sino más bien una roca o una bomba.
Sus vivaces dibujos de variaciones sobre este tema también indican que la idea
subyacente era aterrorizar a los enemigos para que huyeran en vez de atacar.
Municiones explosivas
En este boceto se ven bolas de cañón explosivas disparadas por grandes morteros.
El éxito alcanzado con la toma de Zaragoza, ciudad santa, sede apostólica y escenario
mítico, avivó, si cabe, el triunfal avance militar de las tropas de Alfonso I que aprovechó la
favorable coyuntura y prosiguió en su empeño tomando otras ciudades del valle del Ebro,
como Tudela (en febrero de 1119) y Tarazona; ante tamaños avances de las tropas
cristianas, la reacción almorávide fue virulenta, y se preparó un ejército compuesto por
tropas procedentes de Sevilla, Granada, Murcia, Molina y Lérida, con sus respectivos jefes
militares.
La corona de Aragón fue el escenario en el que convivieron tres culturas muy diferentes:
cristianos, judios y musulmanes. Una convivencia que nunca fue fácil porque a nadie le
gustaba esta situación. Cada comunidad vivía aislada, recelosa de sus ritos y costumbres,
sin mezclarse, con continuos roces y conflictos.
Fernando II de Aragón “el católico”, es el gran personaje aragonés del siglo XV, pues su
reinado supone un antes y un después en la historia. Entendía la labor de un monarca de
manera muy distinta, creía en las nuevas ideas que venían del norte de Europa y que
defendían la conveniencia de concentrar todo el poder en manos del Rey. Así, un poder real
absoluto y centralizado agiliza la toma de decisiones, ampliaba la capacidad de maniobra y
favorecía el buen funcionamiento del Reino. Sin embargo, la nobleza aragonesa desde
tiempos inmemorables estaba acostumbrada a pactar con los reyes todo lo que se decía en
las reuniones de Cortes. Poco a poco se impuso el poder real y sus sucesores aplicaron esa
nueva forma de gobernar prevaleciendo su criterio por encima de los acuerdos que se
habrían alcanzado en Aragón a lo largo de la Edad Media.
Por necesidades militares, políticas y económicas debidas a la guerra, el poder real tenía
que llevar a cabo concesiones de derechos y privilegios en favor de las personas, grupos y
regiones de la Corona. Los señores feudales aumentaron sus derechos en el campo de la
justicia y los hombres buenos de las ciudades obtuvieron autonomía. Así, la limitación del
poder soberano, en otra palabra, el Pactismo, se convirtió en el carácter principal de la
política de la Corona. Además, en las Cortes, los derechos de nombramiento y
administración de funcionarios regionales poco a poco se alejan de las manos del rey y se
quedan en las manos de la nobleza, la Iglesia y los ciudadanos.
La Reforma Gregoriana fue un movimiento que tuvo como objetivo principal la separación
del poder secular y la Iglesia
● Guión:
Narrativa:
Bajo el caos y la desesperación, entre montañas de muertos y olores nauseabundos,
pasado por cuerpos desfigurados, la peste se extiende por toda España, lo que crea un
panorama apocalíptico en donde algunas personas aprovechan crear su propia ley.
Nos situamos en Torla, un pueblo de Aragón en donde nos encontramos con unos sucesos
interesantes.
Como en todo el país, la sociedad intenta defenderse como bien puede contra esta
enfermedad, aunque hay una variable con la que no contaban: La Orden del Cister.
De primeras parecían ser muy pacíficos, incluso llenaban de esperanza al pueblo con sus
colores tan llamativos y vivos, pero tan solo era una careta.
Estas personas habían devastado con ballestas muchísimos pueblos de los alrededores. No
tenían ningún contacto con nadie que no fuera de su grupo, amenazando con disparar a
quienes se acercaran a menos de 20 metros. En cierto modo era una forma de
supervivencia ¿No? Pero, ¿Matar a tus propios padres y/o hijos si tienen la peste para
poder entrar en el círculo, era realmente ético?¿Estaban cuerdos o tenían miedo?
Ésto provocó la primera batalla contra los Císteres, dejando una montaña de cadáveres en
la plaza del pueblo. Es aquí donde entran los protagonistas de esta historia: Antonio y
Carmen.
Ésta pareja de hermanos maellizos de 18 años habían perdido a sus padres en la matanza
en la plaza de Torla por culpa de esta orden, lo que llenaron su cuerpo con ira y venganza,
jurando que acabarían con ellos.
Durante varias noches, los consanguíneos analizaron varios patrones y estudiaron un poco
a este grupo sacando conclusiones que no podían alejarse mucho de la realidad. Parecían
custodiar el río, especialmente una parte que había unas pequeñas cataratas, lo que hacía
bastante intrigante ir a investigar allí, aunque no era sencillo. Además, parecían estar
distribuidos de forma jerárquica, teniendo en sus ropajes repetidos numerosamente estos
símbolos:
Quienes vestían el primer símbolo, sin duda eran los más abundantes, a la vez de los más
alejados de la catarata.
Los segundos se centraban sobre todo en estar solos en puntos estratégicos siempre
armados con ballestas. Los árboles y las torres eran sus lugares más comunes.
Por último, el tercer símbolo lo llevaban quienes parecían dirigir todo, ya que simplemente
se acercaban a sus compañeros para cruzar pocas palabras haciendo que se movieran a
otra zona.
Antonio retomó su honda con la que tenía muy buena puntería de pequeño. En cambio
Carmen tomó su boomerang e hizo algunas mejoras, añadiendo cuchillas a sus bordes.
Ahora preparados, toman un camino previamente estudiado para llegar a la catarata sin ser
vistos.
Sin ver el camino por donde pasar, los hermanos deciden usar sus armas
para ir abriéndose paso sólo cuando fuera necesario, llegando a avanzar
varios metros. Es cuando los jóvenes se sentían muy seguros cuando una
flecha roza a Antonio, terminando con su sonrisa al instante. A la voz de
“intrusos”, corren por el camino por el que habían venido de vuelta al
pueblo ayudados por la maleza y la oscuridad de la noche.
A la mañana siguiente, los hermanos salen a vigilar la zona y asegurarse que están
seguros, estando en posiciones estratégicas en donde pueden estar ocultos mientras
observan la entrada al pueblo por la parte del río. En lo que llegan, observan una gran
cantidad de nuevos enfermos en dicha zona, en donde fácilmente pueden haber más de la
mitad de las personas con serias marcas en sus cuerpos de la peste, además de muchas
otras de dudosa salud. Sin duda algo que tener en cuenta.
Al tornarse la noche de nuevo, Antonio y Carmen vuelven a su misión, pero por el último
camino a parte al de la anterior noche que se veía seguro.
La densidad de Císteres era menor, por lo que no les fue necesario más que el sigilo, en
principio, para poder llegar mucho más lejos de su anterior récord.
Tras unos pocos metros, cruzando la curva del río, una enorme tienda
extremadamente colorida y con telas completamente abismales
saliendo de todos lados de su estructura impacta contra la vista de
nuestros protagonistas, perdiendo la vista de su vigilado al entrar en
esta.
Así es cuando, sin razón aparente, una potente voz proveniente del río
capta la atención de todos en la zona. De forma inesperada, parecía que alguien estaba
gozando el momento, dando gracias a la vida por estar en dicho sitio. Nadie de la orden
hace mayor caso de los comentarios y continúan con su rutina.
Antonio intenta ir hacia la voz, pero Carmen no le sigue. En ese momento el número de
guardias de roles inferiores aparecen por la zona, casi descubriendo al chico.
Los adolescentes, con las ideas claras, fueron a hablar con los guardias del pueblo, pero no
se les tomó en serio… ¿Un hombre desnudo desplegando la peste? ¡Anda ya!
De todas formas, es cierto que mataron a muchos de los suyos y, aunque tuviesen miedo de
atacar, en algún momento tenía que suceder. Cuanto más tardaran, peor condiciones
tendrían para enfrentarse.
Ahí fue cuando Carmen contó todo lo que habían investigado de su zona, intentando
convencer a la mayor parte del pueblo. Con esta información, los guardias accedieron a
comentarselo al alcalde, el cual también aceptó.
Esa misma noche sucedió el golpe. Todos sabían los patrones de patrulla y posiciones de
los integrantes de la orden, así pues podrían acercarse muchísimo al objetivo sin ser
detectados.
Esta vez no huyeron, sino que esperaron a que la mayoría de los císteres quedaran
dormidos, observando la actuación.
A los minutos de arrojar hierbas sobre quien parece su líder, una mujer se acerca
completamente desnuda. Esperando lo peor, el hombre aprieta sus hombros con fuerza y
abre la boca, pero sin expulsar un sonido. Comienza a salir una espacio de humo por su
garganta que impacta contra la cara de la mujer, creándole granos de pus enorme por toda
la cara, cayendo al agua a los pocos segundos. Más tarde, es arrastrada con una cuerda
previamente atada a sus tobillos a una fosa común.
Tras esta actuación, los torlanos quedan aterrados, haciendo huir a unos pocos. Los
restantes, estaban convencidos de que había que matar a ese hombre.
Llegó el momento que estaban esperando, la mayoría de extranjeros van a dormir, pero hay
muchos guardias todavía. Es por ello que se manejan estratégicamente para poder matarlos
por grupos sin que alteren al resto de guardias. Los hermanos vuelven a tener un papel muy
importante, guiando a sus vecinos sobre los grupos de víctimas.
Una vez todos los objetivos de peligro muertos, hacen lo mismo con quienes duermen.
Obviamente no todo iba a ser tan fácil, pues varios torlanos comenzaron a tener síntomas
de la peste, con una evolución de la enfermedad desproporcionada. Viendo la situación, el
pánico cunde en la misión, llegando a sonar gritos de los más afectados, despertando así a
los pocos císteres restantes, incluyendo al líder.
Los hermanos salen de sus escondites celebrando la victoria, pero su humor cambia al
escuchar gritos de agonía detrás de varias tiendas. Es aquel hombre, quien estaba
haciendo el mismo tipo de brujería que a aquella mujer ahora en la fosa común, pero con
sus vecinos, a nombre de José.
Una vez acaba con sus pueblerinos, fija la atención, con una risa, hacia los adolescentes,
los cuales estaban preparados para luchar.
José es lento pero fuerte. Tiene diferentes formas de atacar a distancia, ya sea con arco o
con este extraño humo, lo que hacía que los consanguíneos no gozaran de la ventaja de
rango en esta pelea. Este enemigo era letal a cualquier distancia.
Gracias a utilizar el entorno como el agua, en donde no afecta el humo, o los árboles para
perderle de vista y cubrirse de las flechas, los huérfanos consiguen derrotar a José.