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¿Cuáles son las categorías teológicas generales?

, y ¿Cuáles son las categorías


teológicas especiales?
Ideología, fe, existencia humana, infancia y madurez, valor absoluto del ser, lenguaje,
ciencia, política, pueblo, conflicto, géneros literarios, reconciliación, opción por los pobres,
historia de los concilios.
Historia de Jesús, La Ley, religión, discípulos, contexto eclesial, profetas, Reino de Dios,
parábolas, secreto mesiánico, satanás, escatología, venida del Hijo del hombre,
resurrección, sinópticos, Pablo, liberación y salvación, pecado, fundamento evangélico, la
condición cristiana, bautismo, Resurrección como nuevo dato.
Historia de Jesús: Juan Luis Segundo divide la narrativa de la historia de Jesús de Nazaret
en dos; lo encontrado en los evangelios sinópticos, y en lo descrito en las cartas paulinas.

¿Cómo se articulan las categorías teológicas generales con las categorías teológicas
especiales?
Por medio de algunos ejemplos intentaré mostrar las correlaciones existentes entre los dos
tipos de categorías.
En primera medida, el capítulo 3 de la introducción general es el que a priori posee
pinceladas de una comparación entre categorías generales y especiales. Puesto que allí Juan
Luis Segundo confronta cara a cara distintas categorías, por ejemplo, religión e ideología, o
fe e ideología. Todo esto como un recurso que usa el autor para explicar el asunto de la
ambigüedad en lo que para el ser humano son las distintas formas y caminos de vida.
También, es importante resaltar dentro de lo que Juan Luis Segundo llama la “historia
perdida de Jesús”, la necesidad narrativa de que las enseñanzas del Mesías fueran por
medio de parábolas, puesto que las parábolas son una categoría especial para la teología.
Siendo estas unas analogías de lo que Jesús vislumbra debe ser el Reino de Dios en la
Tierra. Por tanto, esta enseñanza debe darse a través de un tipo de lenguaje específico, lo
que para Juan Luis Segundo es el lenguaje icónico. Recordemos que él utiliza las categorías
del lenguaje “icónico” y lenguaje “digital”. El lenguaje digital es aquel lenguaje
objetivador, sin interpretación y cuantificable. Con el contraste de que el lenguaje icónico
es aquel en el que se invita al sujeto a la apertura de sus sentidos 1, lo que podríamos decir,
encaja dentro de lo que Jesús pretende a través de sus parábolas.
Así mismo, dentro de la historia perdida de Jesús, y la historia recuperada de Jesús en los
textos bíblicos, para Juan Luis Segundo es fundamental tener en cuenta el género y estilo
literario que se usa para la narración de cada una de éstas dos partes. Por ejemplo, una
categoría teológica especial como lo es la resurrección se narra en los sinópticos por medio
de un género literario muy específico y casi idéntico en los tres evangelistas. Para el autor
no es coincidencia que en un momento tan importante como lo es la pasión y resurrección

1
Segundo, EI hombre de hoy ante Jesús de Nazaret. 179-213
de Jesús se utilizara un único y específico género literario dentro de todos los sinópticos. El
mensaje sería tan contundente que no podría haber una forma distinta de narrarlo.
El último punto para destacar en esta parte, es una comparación en dónde Juan Luis
Segundo coteja la situación de pecado con lo que él denomina “Reino de Satanás”. Siendo
esta una asociación directa con la idolatría (categoría general) y con el pecado (categoría
especial). Esta imagen antagónica de lo que debe ser el Reino de Dios, aporta un elemento
universalizante dentro de la ejemplificación del camino que se pretende transitar para alejar
al ser humano del Pecado, o lo que sería para una persona no creyente, un mundo sin
condiciones dignas para vivir.

¿Cómo describiría a partir de las categorías las perspectivas del autor?


El teólogo uruguayo defiende la idea de que las ideas originales de Jesús tuvieron una
evolución, en donde pasaron de ser una ideología, a hacer parte de un fundamento para
tener una fe religiosa en él. De forma que para el autor es importante diferenciar hoy en día
entre ideología y religión.
Para tener aquella fe en Jesús, se debe primero hacer el mencionado recorrido de “dos
historias” comenzando desde la apertura a sus lenguajes proféticos. Así pues, se debe
comprender el Reino en vez de tan solo recibir la información. Casi que existe un desgarro
entre el Jesús terrenal y el Jesús divino en el camino de fe hacia él, pero éstas dos
naturalezas en ningún momento se separan una de la otra, tan solo hay que saber distinguir
la proyección narrativa. Con esto quiero decir que sin las palabras y acciones específicas
del Jesús profeta y actor político que anunciaba el Reino, posteriormente no hubiera podido
existir la interpretación paulina del asunto. Así que Juan Luis Segundo deja claro qué Pablo
denunció el pecado en el que vivían los judíos de aquella época, un pecado en el que se
priorizaban leyes sociales sobre la vida del hermano, la vida del ser humano, lo que fue
desde un principio el mensaje profético de Jesús. Gracias a Pablo se crea un “debate” en el
que se confrontan dos leyes, la ley de Moisés y la ley de vida del hermano, lo que
definitivamente le otorga la victoria a la fe en Jesús.
Finalmente, considero muy importante para Juan Luis Segundo, el destacar que cualquier
persona puede hacer lectura de este libro más allá de su tradición y creencias religiosas.
Incluso, el autor uruguayo entiende sus posiciones como “abiertas” a cualquier credo, por
lo que considera necesario hacer una aclaración exclusiva para lectores cristianos al final de
la primera parte (p. 347).

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