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Nombre de la escuela: Universidad América Latina

Caso clínico: Hipertensión


Nombre de la materia: fisiopatología
Nombre del maestro(a): Emmanuel Zúñiga
Nombre del alumno(a): Mitsi Alejandra Barba Ruiz
Lic. En Nutrición 5º cuatrimestre
Turno: Matutino
Para diagnosticar la presión arterial alta, un proveedor de atención médica te
examina y hace preguntas sobre los antecedentes médicos y los síntomas. El
proveedor de atención médica escucha el corazón con un dispositivo llamado
estetoscopio.
La presión arterial se comprueba con un brazalete que suele colocarse alrededor
del brazo. Es importante ajustar correctamente el brazalete. Si es demasiado
grande o demasiado pequeño, las lecturas de la presión arterial pueden variar. El
brazalete se infla mediante un pequeño inflador manual o una máquina.
La presión arterial se mide en milímetros de mercurio (mm Hg). La lectura de la
presión arterial tiene dos valores.
Valor superior (presión sistólica). El primer valor (o superior) mide la presión en las
arterias cuando el corazón late.
Valor inferior (presión diastólica). El segundo valor (o inferior) mide la presión en
las arterias entre los latidos.
La presión arterial alta (hipertensión) se diagnostica si la medición de la presión
arterial es de 130/80 mm Hg o más. Un diagnóstico de presión arterial alta se basa
en el promedio de dos o más mediciones tomadas en diferentes ocasiones.
La presión arterial se agrupa según lo alta que sea. Esto se denomina establecer
el grado. Establecer el grado ayuda a guiar el tratamiento.

Recomendaciones:
A continuación detallamos una serie de recomendaciones dietéticas para reducir el
sodio de la alimentación diaria junto con una tabla para que sirva de guía.
Nutrición y Salud. Nutrición y patologías. Nutrición e Hipertensión
Prescinda de la sal de mesa (normal, marina, yodada) y de cocinar los alimentos
con sal. Se debe evitar el hábito de llevar el salero a la mesa.
Para ensalzar el sabor del plato utilice hierbas aromáticas y condimentos:
albahaca, hinojo, comino, estragón, laurel, tomillo, perejil, pimienta,…
Evite los productos precocinados por su alto porcentaje en sales. Una alternativa
muy saludable es congelar los alimentos después de su cocinado.
Reduzca el consumo de alimentos que utilizan gran cantidad de sodio como
conservante y en su procesado (conservas, encurtidos, carnes saladas o
ahumadas, embutidos, panceta, patatas fritas, frutos secos, pepinillos…)
Lea las etiquetas con atención. Existen alimentos en el mercado que incluyen el
sodio (Na) como aditivo:
Sal o cloruro sódico (ClNa)
Bicarbonato sódico o soda (agua con gas, refrescos con gas, helados, pasteles,
productos horneados)
Carbonato sódico (mantequilla, cremas, helado de crema, encurtidos)
Glutamato monosódico (carnes, condimentos, encurtidos y sopas)
Para reducir el sodio de los alimentos se puede utilizar el remojo prolongado (más
de 10 horas) ó la doble cocción (cambiar el agua a mitad de la cocción). Estas
técnicas se pueden utilizar en las verduras envasadas, legumbres envasadas,
pescados congelados y conservas.
Evite técnicas de cocción con exceso de grasas como guiso, rebozado y frito. Elija
cocciones más saludables como plancha, parrilla, hervido, cocido, vapor u horno.
La cocción al vapor mantiene mejor las propiedades del alimento que el hervido, y
evita sazonar con sal porque conserva el sabor.
Se debe moderar el consumo de alcohol. Abusar de él dispara las cifras de tensión
arterial.
Elija agua natural o agua mineral de baja mineralización y evite el agua con gas y
las bebidas carbonatadas ya que contienen sodio.
El ejercicio físico practicado de forma regular y con una intensidad moderada
ayuda a mejorar la tensión arterial.
El estrés mantenido produce elevaciones de la tensión arterial, por tanto es
necesario aprender a relajarse.

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