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I. Nociones comunes
En la vida cotidiana es muy frecuente que las personas utilicen la palabra “valor”, su
uso, en ocasiones, es vago o equívoco; en otras se da por supuesto su significado sin saber
realmente a que se refiere. Por otra parte, el término no todo el tiempo se emplea con la
misma acepción, sino que existen una diversidad de maneras para aludir a él, los cuales
resultan disímiles. Por eso, resulta de interés explicitar y caracterizar dicho concepto. Se –
inicia este trabajo con una presentación de las nociones comunes de “valor” en las que las
personas usa dicho término. Al respecto, es necesario recordar que algunas de estas mane-
1894) o “lo que deseo" (Ehrenfels, 1897); es decir, se aprecia lo que es agradable o desea-
ble. Según se desprende, en los hechos y las cosas no hay nada (propiedades o cualidades)
que los haga valiosos, razón por la cual agradan o atraen. Este es un enfoque psicologista
que los reduce a estados psicológicos o vivencias personales. Idea que, por demás, dominó
por años en la filosofía (Alvarez, 1980: 142-143; Frondizi, 1992: 11). Los valores se conc i-
ben en el plano de la subjetividad, negando con ello la idea de su objetividad. Según esto,
los valores se encuentran en un ámbito puramente emotivo y para algunos son una cuestión
de gusto. En su punto extremo esta posició n conduce a un relativismo ético. Estas posturas
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reconocen que los valores son cualitativos. Ahora, si se redujera la asignación de valor a los
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que se ejerce sobre el ser humano (Marlasca, 2000 : 135). Con mayor precisión, la naturale-
za del valor es valer; idea prefigurada por Kant, pero que es plenamente desarrollado por el
filósofo alemán Rudolf Herman Lotza (1896-1909), quien hace un tratamiento sistemático
de dicha noción.
Según la teoría de los objetos (véase Frondizi, 1992: 13), en el plano del ser se tiene a
los objetos físicos y a los ideales, los objetos que caen en la categoría de valor correspon-
den a aquellos que valen, por ejemplo, la bondad, la belleza, la santidad, la verdad y la uti-
lidad, entre otros. El valor no es un ser concreto, físico o sensible, tampoco es ideal, como
el mundo de las forma s de Platón, no existe en algún lugar, tampoco son simples vivencias
subjetivas, sino que se encarna en algo 4 . Su existencia, por ende su objetividad, se debe a
que necesita de otro substrato La realidad del valor es transempírica, es decir, abstracta; la
Puede decirse, valga la redundancia, que los valores valen y por eso atraen y compla-
cen. Si se asume un objetivismo moderado, los valores no son una pura creación subjetiva o
contextual, sino que los valores son objetivos, pero muy vinculados al ser humano. Es de-
cir, existen características, propiedades y calidades que hacen a los objetos o las situaciones
ser considerados como valiosos, pero lo que se considera valioso es definido por el ser hu-
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Hartmann propuso que los valores son esencias del tipo platónico, y los ubicó dentro de los objetos idea-
les, para él a esto se debe la intemporalidad de los valores. Según Frondizi, confunde el valor con su depo-
sitario (Frondizi, 1992: 14-15).
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IV. Características
Una serie de características tienen los valores, si se parte de una concepción objeti-
ser humano o de las circunstancias, pero a la vez son dependientes de éste. La depe n-
dencia no implica una subordinación del valor a instancias ajenas, sino la necesaria ad-
herencia del valor a los cosas. Los valores hacen referencia siempre al ser y son expre-
sados como predicaciones del ser (Véase a Ferrater, 1999: 3636; y Frondizi, 1992: 17).
Tal característica se nombra también como inherenc ia, es decir, no existen separa-
dos, por sí mismos, sino que se dan siempre en un sujeto; son cualidades que necesitan
chez, los valores existen para un sujeto, pero no de manera individual, sino como ser
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Nombre dado por Husserl, las cualidades no tienen sustancialidad por sí mismas, sino que tiene que apo-
yarse en otra. En este sentido son meras posibilidades, tienen una existencia virtual (Frondizi, 1992 : 18).
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3. Polaridad: no son entidades indiferentes, siempre tienen contrapuestos, en ninguna otra
• belleza- fealdad
• bondad- maldad
• santidad-profano
cimiento de relaciones cuantitativas entre las cosas valiosas, es decir, es una relación de
valor encarnado o realizado agota la esencia del valor (Marlasca, 2000: 137).
mente, unos valores valen más que otros. Unos valores pueden estar subordinados a
otros. Esta jerarquía puede variar según los tiempos y las cult uras.
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V. Clasificación
Los valores pueden ser clasificados u ordenados por la materia o el ámbito al que se
refieren, las clasificaciones son variadas. Este punto servirá para hablar de la naturaleza y
especificidad del valor ético, pues hasta el momento se ha expuesto la noción de valor in-
Entre algunas de las clasificaciones están las de Nicolai Hartman, José Ortega y
Gasset, Max Scheller, Luis Galindo y Carlos Valero y la de Joseph de Finance. En general,
todas estas clasificaciones coinciden en distinguir los valores que no son éticos, de aquellos
que lo son prop iamente. No es posible exponer, en el poco espacio con se cuenta, todas las
clasificaciones de los valores, por eso, se presenta una ordenación con base en la realizada
por De Finance, la cual resulta muy lucida. Es importante aclarar que dicha clasificación
1. Primero están aquellos valores que no son propiamente humanos sino que se comparten
con todos los animales y están en un plano puramente biológico, por ejemplo, sanidad-
enfermedad, fortaleza -debilidad. En general, se les llama vitales, para De Finance son
infrahumanos.
2. En un segundo plano están aquellos valores que son propiamente humanos, los cuales
no se comparten con los animales, pero que todavía no son éticos, pues se refieren a d i-
versos ámbitos de la vida social y personal de los seres humanos. Por ejemplo, estéticos
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falsedad, certero-probable, entre otros que están en relación con la ciencia), útiles (ca-
valores que tienen que ver con el ámbito de la fe, según De Finance, estos valores están
por encima de los éticos, al poner a Dios como el fundador de todos los demás. Esta úl-
tima idea no se comparte por todos los autores Aquí sólo se consideran como un grupo
especial de valores, pues se parte de una concepción civil de la ética. Entre ellos están:
4. Luego, se tienen los valores éticos, al igual que los demás tipos, pertenecen al obrar
humano; diferenciándose en que tienen por objeto las acciones libres de éste.
Uno de los aspectos específicos del valor ético es el compromiso intencional del s u-
jeto, lo cual está en relación con la libertad, esto es, sin que medie la coerción externa y
donde se puede atribuir una responsabilidad moral. Su objeto son las acciones libres del ser
humano. Para Galindo y Valero (1995: 151) los valores éticos se componen de dos partes:
(1) una objetiva, la acción moral concreta, y (2) otra subjetiva, la buena voluntad del sujeto.
Según De Finance este tipo de va lores afecta a las personas en su totalidad no sólo
en un aspecto de su vida (el arte, la ciencia, la economía, entre otros), hacen del ser humano
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Los valores éticos son propensos a la universalización, sin ellos se considera que se
está falto de humanidad. De esta manera, condicionan a la persona a su realización, por tal
razón, tienden a ser obligatorios, y por tanto, son de carácter prescriptivo. Empero, a la vez,
Entre estos valores están: bueno- malo, correcto - incorrecto, justo-injusto, altruismo-
egoísmo, amor-odio, entre otros. Se relacionan con otros valores no morales sin anularlos.
No obstante, éstos valores tienen supremacía sobre los otros (Marlasca, 2000 : 143); por
contra el valor moral de la justicia. Es por este motivo que afectan a toda la vida humana en
su totalidad.
bos conjuntos se contraponen, siendo –en princio- sus versiones extremas inconciliables.
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1. Sujetivismo-relativismo
El subjetivismo sostiene que los valores no existen de manera objetiva, de tal forma que
los objetos y hechos no son valiosos en sí mismos. Los valores son creados o inventados
por los seres humanos, su existencia se debe a las reacciones fisiológicas o psicológicas de
quien valora. Son los deseos, las necesidades o los intereses de los seres los que confieren
valor a las cosas. Dirán que tiene valor lo que es deseable o agradable. Los valores sólo se
mo plantea que los valores son siempre relativos, no pueden generalizar se, pues todo se
valora de manera muy distinta según las personas, los grupos sociales, las culturas, las épo-
cas y los lugares: lo que se prohibe aquí, allá se ensalza, lo que allá es moral aquí es un
crimen, lo que se permite a unos se prohibe a otros. Por tanto, resulta imposible concebir
(a) Individual: el valor -por ejemplo, las ideas de bueno y malo - se determina necesaria-
mente de manera individual y depende de cada sujeto moral. Así se tiene que: el valor
de los sentimientos del agrado o desagrado del hecho de ser o no deseados, e. i., de la
subjetividad humana individual. Según esto, cada quien tiene sus propios valores acerca
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En algo si tienen razón los relativistas, los valores no son absolutos, lo mismo puede
decirse de los derechos humanos, en cuanto que siempre pueden encontrarse excepciones.
Si no fuese así la vida sería insoportable, por ejemplo, en el caso del derecho a la vida una
excepción es el asesinato por defensa personal, otro, el aborto por razones médicas (cuando
También, el contenido de los valores puede variar, siguiendo con el ejemplo del de-
recho a la vida, puede afirmarse que la mayoría de los pueblos del mundo históricamente
han considerado el respeto a la vida como algo valioso. En las diferentes épocas su conteni-
do puede abarcar más o menos situaciones o hechos; así por ejemplo, en los “pueblos pr i-
mitivos”, se permitió el sacrificio humano, hoy es práctica resulta inamisible. Un caso ilus-
trativo de la actualidad es de la pena de muerte, si bien muchos países la abolieron por con-
siderar que atenta contra el respeto a la vida, otros todavía consideran que está justificada
éticamente y la ejecutan, por ejemplo, los Estados Unidos y Guatemala. Pero el hecho de
que la pena de muerte esté reconocida legalmente no quiere decir que sea moralmente bue-
na. Existe un contenido mínimo de valores (Véase Cortina, 2000) compartidos por toda la
humanidad que permite realizar la evaluación de las diferentes jerarquías de valores. Desde
esta perspectiva los valores tienden a la universalización, la forma en que se realice dicho
Por último, es común entre los diferentes autores considerar que los valores éticos
son aquellos que humanizan, de tal manera, por ejemplo, es deseable que una persona sea
simpática, pero no es deseable que sea hipócrita, porque esa es una característica que des-
humaniza. Por eso los valores son aquellos de los que no puede prescindirse. Otros valores
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son deseables, como el que todo el mundo sea hermoso, pero nadie pierde humanidad por
ser feo.
VIII. La axiología
La disciplina que estudia los valores, los disvalores o valores negativos de manera
gas “Axios” que significa “valor”, “valioso”, “lo que vale”; y de “logos” que quiere decir
“tratado” o “teoría”. Literalmente se trata del tratado o la teoría de los valores. El término
comienza a utilizarse en los primeros años del siglo XX. Según Maliandi es difícil determi-
nar quien lo acuñó (Maliandi, 1992 : 74); su popularización se debe a los filósofos Paul La-
pie (Francia), Karl Boehm (Hungría), Edward von Hartmann (Alemania) y Wilbur Mars-
hall Urban (Estados Unidos). En contraste, J. N. Findlay (Citado por Ferrater Mora, 1999,
tomo 2: 287) afirma que Urban (1873-1952) es el primero en usar el término, en un artículo
de 1943, titulado Axiology, el cual aparece en Twenty Century Philosophy. Con dicha pala-
bra traduce el término alemán “Werttheorie” -en español se traduce por “teoría del valor”-
que el economista von Neumann introduce a la economía como “teoría del valor económi-
co”.
La axiología o el estudio de los valores, en tanto enfoque ético, es de recie nte apari-
ción. Sus orígenes se remontan a la segunda mitad del siglo XIX con la ética material de
terizado por la conciencia: “todo acto psíquico es intencional, es decir, está dirigido a un
correlato objetivo, aunque no sea real, los actos valorativos corresponden a correlatos obje-
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sonalista de los valores (Marlasca, 2000: 134) de Max Scheler (1874-1929) y Nicolai
Hartman (1882-1950). En esta última tendencia objetivista del valor se ubica también a
La disciplina se desarrolla sobre todo en el siglo XX, según Maliandi como una re-
acción al positivismo. Lo cual no quiere decir que con anterioridad el tema de los valores
no fuese objeto de análisis por parte de los filósofos, cabe citar a Platón y Kant. No obstan-
te, dichos autores no lo trataron de manera sistemática sino aislada; por otro lado, no defi-
nieron el término “valor”. Por lo general, los griegos lo incluyeron en el ámbito del ser
(Frondizi, 1992 : 11); en la actualidad, el valer se distingue del ser. En el siglo XIX Rudolf
Como bien afirma Maliandi (1999: 74), por axiología no se designa una escuela o una
tendencia, sino, más bien, un conjunto de teorías elaboradas desde diferentes perspectivas:
cas y relativistas, entre otras. Entre las teorías axiológicas que aparecen en el siglo XX se
tienen las de Louis Lavelle (1951-1955); Francisco Romero (1965); Risieri Frondizi (1968
y 1977), quien intenta una mediación entre objetivistas y subjetivistas; Robert Hartmann
(1959; 1965) y Mario Bunge (1985), quien concibe los valores como relaciones entre obje-
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La axiología tiene problemas que le son propios, entre algunos de ellos están: el valor in
genere, la determinación de los distintos tipos de valor, las relaciones entre ellos (Maliandi,
valiosos y del valor mismo, entre otros. En general, representa una manera particular y
De lo expuesto, por tanto, cabe distinguir entre teoría de los valores y los sistemas
de valores, pues los últimos contienen juicios de valor, son una determinada escala de valo-
res. Mientras que los valo res pueden verse como el fundamento de las concepciones del
mundo y de la vida, dan origen a teorías éticas determinadas o enfoques de análisis éticos
particulares.
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