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Los retos del teletrabajo para no perder las conexiones

humanas

Escrito por Blanca Montoya Gago Nikotxan, 14 de abril de 2021 a las 10:00

Los peligros de la deshumanización: buscando el


límite de los algoritmos
Cuando las mentiras se convierten en verdades: las claves de
una sociedad polarizada
No podemos obviar que la tecnología ha llegado a nuestras vidas para facilitarnos
nuestro día a día. En cambio, cada vez más a menudo, comenzamos a vernos ante una
tesitura donde dejamos de hacer una tarea “humana” para sustituirla por un acto
digital.

La sociedad de la instantaneidad en la que vivimos y en la que estamos creciendo está


propiciando que dejamos de lado actos humanos que implican “demasiado tiempo”. La
llegada de la pandemia ha dado lugar a que esta situación se desarrolle con bastante más
rapidez, convirtiendo las pantallas en nuestros grandes aliados, sobre todo, en el ámbito laboral.
Ahora, nos hemos visto en la obligación de prescindir de momentos junto con nuestros
compañeros en la oficina y sustituirlos por una breve conversación o videollamada.
Charlas, bajo mi punto de vista, frías, ya que en ocasiones no ves la cara de la persona
con la que hablas. Según Sherry Turkle, profesora del MIT y escritora, “una interacción
a través de Zoom puede ser de calidad, pero tiene límites. Como que el espacio cerrado
de una videollamada bloquee mucha información, que de otro modo obtendríamos de
manera natural”.
De la noche a la mañana se nos ha arrebatado nuestra capacidad de socializar. ¿Cuántos trabajadores hemos
comenzado un nuevo trabajo y hemos tenido que adaptarnos a la situación e intentar darnos a conocer a través
de una pantalla? Muchos. El teletrabajo nos ha traído diversas ventajas, como un ahorro de tiempo o de dinero,
pero también ha traído consigo un incremento de la soledad o del síndrome burnout.
¿Cómo sabemos cuándo tenemos que desconectar de nuestras tareas? ¿Cómo podemos dejar de sentirnos
“solos” en nuestro día a día cuando teletrabajamos? ¿Esta situación ha llegado para quedarse o es algo temporal?
¿Ha sido necesario tomar distancia de lo que teníamos para ser capaces de valorarlo?

Y llegó el teletrabajo a nuestras vidas…


Según un estudio de Randstad sobre la evolución del trabajo en remoto, durante el segundo trimestre de 2020
había 3,01 millones de personas teletrabajando de manera habitual en España. Esta cifra se vio reducida a
1.923.800 ocupados que trabajan de manera remota durante el último trimestre del año pasado. Es decir, la cifra
de personas que teletrabajaban desde sus hogares a finales del 2020 descendió un 36,2%.
A pesar de estas reveladoras cifras, el número de trabajadores en remoto es bastante alto si lo comparamos con
datos de 2019, cuando solo el 4,8% de los españoles utilizaban esta fórmula. Sin lugar a duda, la COVID-19
ha supuesto un empujón a esta modalidad laboral que antes solo disfrutaban unos pocos “afortunados”.
Aunque no es lo mismo trabajar desde casa sabiendo que puedes ir a la oficina cualquier día, que hacerlo con el
conocimiento de que no acudes porque estamos atravesando por una crisis sanitaria.
Foto: NordWood Themes
Cierta parte de la población ha ansiado poder
trabajar desde sus hogares durante bastante
tiempo, sin embargo, entonces no éramos
conscientes de que al hacerlo perdíamos una
parte fundamental para las personas:
socializar. Lars Stalling, que forma parte del
equipo Core Innovation Telefónica, cuenta
a Think Big que “el teletrabajo se va a quedar,
pero tendremos que vivir diferentes
soluciones improvisadas para poder
alcanzar un concepto de trabajo en remoto
que funcione a largo plazo“.
No podemos obviar que esta modalidad no presencial es un avance, ya que varios países de la Unión Europea
apostaban por él antes de la llegada de la pandemia, como Países Bajos (14%), Finlandia (13,03%) o
Luxemburgo (11%), según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Lo que sí es cierto es que la gran mayoría no estábamos preparados para ello, ni contábamos con las
herramientas necesarias, ni estábamos preparados mentalmente.
y con él, el síndrome del burn out.
A lo largo del primer confinamiento, el más duro, esta modalidad puso a relucir las existentes desigualdades,
ya que no todo el mundo tiene acceso a Internet desde sus hogares o cuenta con dispositivos con los que poder
llevar a cabo el trabajo del día. Lógicamente, estas desigualdades pasan a un segundo o tercer plano cuando
hablamos de otras que se están viviendo estos meses, pero esto es otro tema.
Posiblemente, si preguntásemos a alguien cuál es uno de los mayores inconvenientes del teletrabajo nos diría
“no poder desconectar”. Esta situación está dando lugar a que seamos más proclives de sufrir el síndrome
de burnout o trabajador quemado.
Desde hace un tiempo vivimos en una sociedad en la que estamos en continua conexión con lo digital, también
conocido como “always on“. Esto provoca que los trabajadores no seamos capaces de desconectar, ya que la
línea que dividía el trabajo de nuestro tiempo libre está difuminada. Todo ello, junto la falta de contacto
con los compañeros e incluso la intrusión del ámbito laboral en nuestra vida privada con las videollamadas, da
lugar a que nos sintamos, en ocasiones, estresados y agotados.
Foto: Manny Pantoja
“Hay que diseñar ambientes digitales más humanos para que faciliten las interacciones más allá de los
funcional y transmitan las expresiones humanas en todas sus facetas”, comenta Lars Stalling. Que no estábamos
preparados para una situación de estas características es algo obvio, pero esta modalidad se va a quedar a
convivir con nosotros y el tiempo hará que nos adaptemos mejor a ella. En cambio, no todo depende del
trabajador, quizás, es necesario que las empresas ofrezcan formación en soft skills para poder adaptarnos a un
futuro de trabajo en remoto.
La RV y la RA al servicio del trabajo en remoto.

El teletrabajo es solo un ejemplo


más de nuestra adaptación al
entorno y no podemos obviar
todas las ventajas que trae
consigo (no todo iba a ser
negativo). Como el ahorro en
transporte y, por ende, menos
contaminación, mayor
flexibilidad o
autorresponsabilidad.
La clave reside en encontrar un
punto intermedio donde lo
presencial y lo online puedan
funcionar a la vez. Para Lucia
Komljen, Socio-Cultural Research at Telefónica Innovation, “quizás la cuestión debería ser cómo equilibrar
lo real de lo virtual“, menciona a Think Big.
A lo largo del artículo hemos mencionado el término “soledad”. Esta solo es una de las consecuencias que se
han agravado con la llegada de la COVID-19, pero que ya convivía entre nosotros antes.

Una vez más, la tecnología está al servicio de la sociedad, ofreciéndonos maneras de poder sentirnos más
cerca de la gente: “mediante un audio ambiental o realidad aumentada (RA) o virtual (RV) que nos ofrece
una flexibilidad infinita”, cuenta Lars Stalling. Pero no solo eso, también, existen diferentes programas que nos
ayudan a humanizar el teletrabajo, como Mural, Virbola, Soul Machines, etc.
Sin lugar duda, estas son las tecnologías del futuro que cada vez estarán más presentes en nuestra vida,
ofreciéndonos la posibilidad de simular lugares físicos de trabajo. Si son capaces de sumergirnos en la Segovia
de los Reyes Católicos, imagínate de lo que serán capaces cuando nos referimos al trabajo en remoto: las
reuniones a distancia podrán ser más dinámicas y “reales” y podremos introducirnos en nuestras oficinas,
pudiendo interaccionar con nuestros compañeros de una manera mucho “más cercana”.
Andrew Bosworth, vicepresidente de RV y RA de Facebook, compartía un vídeo con sus seguidores en Twitter
donde nos mostraba un experimento de teletrabajo con realidad mixta (RM). Según explica en el tuit, lo han
hecho posible gracias a tecnologías como Passthrough, permitiendo que los trabajadores alternen “el mundo
real y el virtual”.

Otro aspecto clave “es el creciente uso de los dispositivos y tecnologías de IoT (Internet de las Cosas, en español)
que, probablemente, sea masivo en el futuro”, explica Diego Perino, director de Telefónica Research, a Think
Big.
En este sentido, están trabajando en comprender “cómo el uso masivo de esta tecnología cambiará la red, los
servicios de Telefónica y de las TIC, en general“, continua.
Una apuesta por el reskilling de los trabajadores
As we think through supercharging remote work and
El mayor reto al que nos enfrentamos con el
teletrabajo es lograr relaciones e interacciones productivity, we've been working on mixed reality
más humanas vía online. Claramente, no será concepts that builds on existing technologies like
como sentarnos al lado de nuestro compañero y Passthrough to allow people to switch between
escuchar el bullicio del día a día en la oficina, pero real and virtual
sí que podremos sumergirnos en una realidad worlds pic.twitter.com/cJCEXDxC7b
parecida a ella. — Boz (@boztank) May 21, 2020
El teletrabajo es el futuro de la sociedad y la COVID-19 solo ha acelerado su aplicación. Nos encontramos
ante su primer año de vida, doce meses que no han sido nada fáciles ni para las personas ni para las compañías.
De manera que, según vayan avanzando los meses contaremos con más y mejores tecnologías con las que poder
desarrollar el trabajo en remoto desde nuestros hogares. Esta modalidad trae más ventajas que inconvenientes y
con el impulso y el apoyo de la tecnología, esas desventajas no tardarán en convertirse en beneficios.
Aunque aquí no solo es clave la labor de las empresas y de la tecnología, sino también, la de las personas. Las
compañías deberían reeducar a sus trabajadores y ofrecerlos las habilidades necesarias para poder desarrollarse
de manera adecuada en un mundo donde las tecnologías van adquiriendo una mayor importancia. Hemos sido
conscientes de que cuando algo llega de repente, la mayoría de la población, no somos capaces de asimilar los
acontecimientos por falta de desarrollo de la inteligencia emocional o resiliencia. Pero si ya hemos vivido
una situación de estas características, deberíamos ser responsables y formarnos para poder estar preparados para
todo lo que traiga consigo el futuro.
Foto: Josefa nDiaz
Quizás nos dirigimos hacia una
modalidad de trabajo semipresencial,
donde podamos exprimir los beneficios de
la esfera digital y de la presencial. “Hay
que dar un mayor énfasis a los encuentros
humanos, no solo mediante herramientas
digitales, también, en lo físico”, menciona
Lars Stalling.

Ambos mundos tienen diversas ventajas,


pero las conexiones que sentimos cuando
interaccionamos con personas “cara a cara”
es algo que lo online nunca nos podrá ofrecer.

Es la parte que nos hace únicos y, por ello, tenemos que trabajar por no perderla, porque si perdemos lo que
nos hace humanos, ¿qué nos quedará?
De ahí, la importancia de crear conciencia acerca de los peligros a los que estamos expuestos con las
tecnologías y las consecuencias que tienen en nuestras vidas la continua exposición en la red. Porque como
dice María Zabala, periodista y experta en educación digital, “no es la tecla, es la persona“..

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