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NOTA DE CLASE N° 06

MARX
EL CAPITAL
CAPÍTULOS IV Y V

CAPÍTULO IV
“CÓMO SE CONVIERTE EL DINERO EN CAPITAL”

APARTADO 1. La fórmula general del capital.

1. Hasta ahora, nos enfrentamos con la circulación de mercancías M-D-M para ir desplegando
sus determinaciones. Pero en el capítulo IV encontramos que junto a esa circulación,
convive otra, la del dinero que se transforma en capital, donde el proceso es D-M-D’.
“La forma directa de la circulación de mercancías es M – D – M, o sea,
transformación de la mercancía en dinero y de éste nuevamente en
mercancía: vender para comprar. Pero, al lado de esta forma, nos encontramos
con otra, específicamente distinta de ella, con la forma D – M – D, o sea,
transformación del dinero en mercancía y de ésta de nuevo en dinero:
comprar para vender. El dinero que gira con arreglo esta forma de circulación
es el que se transforma en capital, llega a ser capital y lo es ya por su destino”
(Marx, [1867]1995: 103, resaltado del original).

2. ¿Qué es esta nueva forma? ¿Cuál es su fin? Si la circulación de mercancías parecía tener su
objetivo final en el consumo, el intercambio de dos valores de uso cualitativamente
distintos mediado por la producción de valor, aquí el fin parece ser totalmente otro. Ya no
importa el valor de uso que se cambie, sólo que al final del proceso tengamos más valor del
que había inicialmente.
“El ciclo M – D – M arranca del polo de una mercancía y se cierra con el polo
de otra mercancía, que sale de la circulación y entra en la órbita del consumo,
la satisfacción de necesidades, o, dicho en otros términos, el valor de uso. Por
el contrario, el ciclo D – M – D arranca del polo del dinero para retomar por
último al mismo polo. Su motivo propulsor y su finalidad determinante es, por
tanto, el propio valor de cambio.” (Marx, [1867]1995: 106, resaltado del
original).

3. Con esta forma se pone de manifiesto que su sentido no es la producción para satisfacer
necesidades humanas, no es simplemente una producción de valores de uso mediada por la

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producción de valor, sino al revés, es una producción de plusvalor, de un valor creciente,
mediada por la producción de valor de uso. Veamos en detalle esta forma.
“A primera vista, este ciclo parece absurdo porque acaba por donde empezó. Ambos
polos presentan en él la misma forma económica. Ambos son dinero, y, por tanto
valores de uso entre los que no media ninguna diferencia cualitativa, pues el dinero
no es, como sabemos, más que la forma transfigurada de las mercancías, en la que se
borran todas las huellas de sus valores específicos de uso. (…) Las sumas de dinero
sólo se distinguen por su magnitud. Por tanto, el proceso D – M - D no debe su
contenido a ninguna diferencia cualitativa entre sus dos polos, pues ambos son
dinero, sino simplemente a una diferencia cuantitativa. El proceso acaba siempre
sustrayendo a la circulación más dinero de que a ella se lanzó. (…) La fórmula
completa de este proceso es por tanto: D – M – D’, donde D’ = D + ΔD, o lo que es lo
mismo, igual a la suma de dinero primeramente desembolsada más un incremento.
Este incremento o excedente que queda después de cubrir el valor primitivo es lo que
yo llamo plusvalía. Por tanto, el valor primeramente desembolsado no sólo se
conserva en la circulación, sino que su magnitud de valor experimenta, dentro de
ella, un cambio, e incrementa con una plusvalía, se valoriza. Y este proceso es el que
lo convierte en capital.” (Marx, [1867]1995: 106-107, resaltado del original).

4. Este proceso donde el dinero se convierte en capital no tiene un fin fuera de la circulación,
debe volver a ella. El D que se presenta al final es cualitativamente igual al del inicio, sólo
los distingue su magnitud. Pero esa misma diferencia se borra al terminar y lleva a reiniciar
el proceso, sin rastro de lo ocurrido. Así, la valorización del valor es un movimiento
incesante.
“El final de cada ciclo aislado, en el que se consuma la operación de comprar
para vender, forma por tanto, de suyo, el comienzo de un ciclo nuevo. La
circulación simple de mercancías -el proceso de vender para comprar- sirve
de medio para la consecución de un fin último situado fuera de la circulación:
la asimilación de valores de uso, la satisfacción de necesidades. En cambio, la
circulación del dinero como capital lleva en sí mismo su fin, pues la
valorización del valor sólo se da dentre de este proceso constantemente
renovado. El movimiento del capital es, por tanto, incesante ” (Marx,
[1867]1995: 108, resaltado del original).

5. En el capítulo 1 habíamos encontrado algo más en la circulación simple de mercancías. No


es simplemente que la producción de valores de uso está mediada por la producción de
valor (M-D-M), sino que el valor es el sujeto de la producción social, donde el valor es la
capacidad de organizar indirectamente el trabajo social. Ahora bien, la cuestión no se frena
allí: el sujeto de la producción social no es simplemente el valor, sino la valorización del
valor. Así, no sólo está en juego la organización del trabajo social, sino de hacerlo en escala
ampliada, un ciclo que se cierra por tanto con una mayor capacidad de organizarse

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indirectamente el trabajo social. Es el capital, en su movimiento incesante y creciente,
quien realiza esta expansión de ampliar la capacidad del trabajo social.

6. En este sentido, la organización del trabajo social en escala ampliada se realiza así en el
movimiento del capital, por medio del capitalista, como su personificación, por más que se
le presente como su afán de generar una mayor riqueza. Es decir, con su “fin subjetivo” de
generar una mayor riqueza le da cuerpo al “contenido objetivo” del proceso de organización
del trabajo social, esto es, la valorización del valor.
"Como agente consciente de este movimiento, el poseedor de dinero se
convierte en capitalista. (...) El contenido objetivo de este proceso de
circulación -la valorización del valor- se convierte en su fin subjetivo, y solo
actúa como capitalista, como capital personificado, dotado de conciencia y
voluntad, en la medida que sus operaciones no tienen más motivo propulsor
que la apropiación progresiva de riqueza abstracta"
“En cambio, en la circulación D – M – D, ambas formas, la mercancía y el
dinero, funcionan como simples modalidades distintas de existencias del propio
valor: el dinero como su modalidad general; la mercancía como su modalidad
específica o transfigurada, por decirlo así. El valor pasa constantemente de una
forma a otra, sin perderse en estos tránsitos y convirtiéndose así en sujeto
automático. Si plasmamos las formas o manifestaciones específicas que el valor
que se valoriza reviste sucesivamente a lo largo del ciclo de su vida, llegaremos
a las siguientes definiciones: capital es dinero; capital es mercancía. En realidad,
el valor se erige aquí en sujeto de un proceso en el que, bajo el cambio
constante de las formas de dinero y mercancía, su magnitud varía
automáticamente, desprendiéndose como plusvalía de sí mismo como valor
originario, o lo que tanto vale, valorizándose a sí mismo. En efecto; el proceso
en que engendra plusvalía es su propio proceso, y, por tanto, su valorización la
valorización de sí mismo. Ha obtenido la virtud oculta y misteriosa de
engendrar valor por el hecho de ser valor. (…)
(…)
El valor se convierte, por tanto, en valor progresivo, en dinero progresivo, o, lo
que es lo mismo, en capital."

APARTADO 2. Contradicciones de la fórmula general.

7. ¿De dónde surge este plusvalor? ¿De dónde emerge éste si los intercambios son entre
equivalentes y simplemente tienen la misma estructura que la circulación de mercancías
pero en orden invertido, esto es, comprar para vender. Es más, lo que para uno es una

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compra, para otro es una venta, en ambos opera un mero cambio de forma. Entonces, no
puede brotar del acto mismo de la circulación.

8. ¿Por qué el plusvalor no puede venir del acto de venta? Primero, entonces, porque se
intercambian equivalentes. Pero si no fuera así, si existiera un recargo que puede hacer un
vendedor, es simplemente a costa de un comprador, es decir, es una mera transferencia de
valor. Pero lo que ganan como vendedores, lo pierden como compradores. Es decir, en el
acto completo, no hay incremento de valor alguno. En el agregado, la suma de las ventas
coincide con la suma de las compras, no hay generación de plusvalía en la circulación.

9. Entonces, subyace la pregunta. ¿De dónde proviene el plusvalor? Si no es en la circulación,


parece que hay que buscarlo fuera de ella, esto es, en la producción. Pero en tanto
mercancías, sabemos ya que su valor está dado por la cantidad de trabajo socialmente
necesario para producirla y, en tanto ello, el proceso de trabajo toma la forma del proceso
de creación de valor. Pero no un nuevo valor, un valor adicional, no plusvalía, sino
simplemente agrega valor mediante el trabajo.
“El poseedor de mercancías puede, con su trabajo, crear valores, pero no valores que
engendren nuevo valor. Puede aumentar el valor de una mercancía, añadiendo al
valor existente nuevo valor mediante un nuevo trabajo, v. gr. convirtiendo el cuero
en botas. Las botas valen más que el cuero, indudablemente, pero el valor del cuero
sigue siendo el que era. La misma materia, el cuero, encerrará ahora más valor, puesto
que contiene una cantidad mayor de trabajo. No ha engendrado un nuevo valor, ni
ha arrojado plusvalía durante la fabricación de las botas. Es imposible, por tanto, que
el productor de mercancías, fuera de la órbita de la circulación, sin entrar en contacto
con otros poseedores de mercancías, valorice su valor, transformando, por tanto, en
capital, el dinero o la mercancía” (Marx, [1867]1995: 119-120, resaltado del original).
“Como se ve, el capital no puede brotar de la circulación, ni puede brotar tampoco
fuera de la circulación. Tiene que brotar en ella y fuera de ella, al mismo tiempo.”
(Marx, [1867]1995: 120).

10. De modo adicional, resulta importante remarcar la insistencia de Marx respecto a que el
origen de la plusvalía debe encontrarse aún cuando las mercancías se cambien
estrictamente por sus valores. En otros términos, si ello no ocurre, simplemente significaría
una redistribución del valor existente, pero no podría a partir de allí explicarse el origen de
la plusvalía.

“Después de la explicación anterior, el elector se dará cuenta de que esto sólo quiere decir
que la creación de capital tiene necesariamente que ser posible aun cuando el precio de

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las mercancías sea igual a su valor. La creación del capital no puede explicarse por la
divergencia entre los precios y los valores de las mercancías. Si los precios difirieren
realmente de los valores, lo primero que hay que hacer es reducirlos a éstos; es decir,
prescindir de esta circunstancia, como de un factor fortuito, para enfocar en toda su
pureza el fenómeno de la creación del capital sobre la base del cambio de mercancías, sin
dejarse extraviar en su observación por circunstancias secundarias, perturbadoras y
ajenas al verdadero proceso que se estudia.” (Marx, [1867]1995: 120, nota al pie 38,
resaltado del original).

APARTADO 3. Compra y venta de la fuerza de trabajo.

11. ¿De dónde brota entonces el plusvalor? ¿Qué significa que tiene que brotar en la circulación
y fuera de ella al mismo tiempo? Significa que en la circulación debe encontrarse una
mercancía que se intercambie por su valor pero que luego, fuera de ella, en su uso, pueda
engendrar más valor del que costó. Esta mercancía no es otra que la fuerza de trabajo, esto
es, la capacidad de trabajo.
“… la transformación a que nos referimos sólo puede, pues, brotar de su valor de uso
como tal, es decir, de su consumo. Pero, para poder obtener valor del consumo de
una mercancía, nuestro poseedor de dinero tiene que ser tan afortunado que, dentro
de la órbita de la circulación, en el mercado descubra una mercancía cuyo valor de
uso posea la peregrina cualidad de ser fuente de valor, cuyo consumo efectivo fuese,
pues, al propio tiempo, materialización de trabajo, y, por tanto, creación de valor. Y,
en efecto, el poseedor de dinero encuentra en el mercado esta mercancía específica: la
capacidad de trabajo o la fuerza de trabajo. “Marx, [1867]1995: 121, resaltado del
original”

12. ¿Cómo es posible esta capacidad de la mercancía fuerza de trabajo? ¿Cuáles son sus
particularidades que la hacen generadora de plusvalor? No queda más que mirar en efecto a
ella misma, en la circulación y en la producción.

13. En la circulación, lo primero que aparece es que es necesario que esta mercancía “exista”
como tal. Esto es, que haya vendedores de fuerza de trabajo que ofrezcan su mercancía por
ser propietarios de ella, y ello no es más que ser personas jurídicamente iguales que
cualquier otro poseedor de mercancías. A la vez, para que eso suceda, para poder vender su
capacidad de trabajo, tiene que hacerlo con arreglo a una duración, para su consumo por un
tiempo determinado, y no venderse él mismo como persona.

14. A la vez, sólo puede su poseedor ofrecer su capacidad de trabajo como mercancía en tanto
no puedo “consumirla” él. Esto es, entonces, no pudiendo aplicar su trabajo en una
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mercancía, no pudiendo materializar esa capacidad en una mercancía que él mismo venda.
Así, debe estar despojado de todo medio de producción ni contar con medios de vida para
reproducirse.
“Para convertir el dinero en capital, el poseedor de dinero tiene, pues, que
encontrarse en el mercado, entre las mercancías, con el obrero libre; libre en un
doble sentido, pues de una parte ha de poder disponer libremente de su fuerza de
trabajo como de su propia mercancía, y, de otra parte, no ha de tener otras
mercancías que ofrecer en venta; ha de hallarse, pues, suelto, escotero y libre de todos
los objetos necesarios para realizar por cuenta propia su fuerza de trabajo.” (Marx,
[1867]1995: 121-122, resaltado del original).

15. Hasta aquí, entonces, las condiciones de existencia de esta mercancía especial. Para que
exista esta mercancía las personas deber ser reconocidas en tanto iguales, para poder
comercializar, y deben estar “disponibles”, es decir, sin posibilidad de usar esa capacidad de
trabajo para sí y con la necesidad de acceder a medios de vida. Esto no es más que el obrero
libre, que no es otra cosa que alguien que se ve obligado a vender lo único que tiene, su
capacidad de trabajo. Cabe señalar que la condición de existencia de obreros libres no es
fruto del azar, es resultado de un proceso histórico, aunque no es aquí donde
desarrollaremos este punto.

16. Dada la existencia de esta mercancía, ¿cómo se determina su valor? Y aquí, si bien la
mercancía fuerza de trabajo es una mercancía especial, en su determinación de valor le
rigen las mismas que cualquier otra; es decir, por la cantidad de trabajo socialmente
necesario para su producción.
“El valor de la fuerza de trabajo, como el de toda mercancía, lo determina el tiempo
de trabajo necesario para la producción, incluyendo, por tanto, la reproducción de
este artículo específico. Considerada como valor, la fuerza de trabajo no representa
más que una determinada cantidad de trabajo medio materializado en ella. La fuerza
de trabajo sólo existe como actitud del ser viviente. Su producción presupone, por
tanto, la existencia de éste, Y, partiendo del supuesto de la existencia del individuo, la
producción de la fuera de trabajo consiste en la reproducción o conservación de
aquel. Ahora bien para su conservación, el ser viviente necesita una cierta suma de
medios de vida. Por tanto, el tiempo de trabajo necesario para producir la fuerza de
trabajo viene a reducirse al tiempo de trabajo necesario para la producción de estos
medios de vida; o, lo que es lo mismo, el valor de la fuerza de trabajo es el valor de los
medios de vida necesarios para asegurar la subsistencia de su poseedor. (Marx,
[1867]1995: 124, resaltado del original).

17. Así, el salario, lo que el obrero obtiene por la venta de su mercancía, su fuerza de trabajo,
no se aparta en nada de las leyes generales de la determinación del valor de las mercancías.
Ahora bien, cabe hacer una aclaración. En ningún momento se refiere a un salario de

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subsistencia estrictamente fisiológica y no es esta la causa de la generación de plusvalor. En
la determinación de valor, entran todas sus necesidades que su producción requiere.
“… el volumen de las llamadas necesidades naturales, así como el modo de
satisfacerlas, son de suyo un producto histórico que depende, por tanto, en gran pare,
del nivel de cultura de un país y, sobre todo, entre otras cosas, de las condiciones, los
hábitos y las exigencias con que se haya formado la clase de los obreros libres.”
(Marx, [1867]1995: 124, resaltado del original).

18. Y no sólo son los medios de vida, materiales y espirituales, necesarios para su reproducción.
Sino que los son en tanto clase, en tanto producción de obreros libres.
“El poseedor de la fuerza de trabajo es un ser mortal. Por tanto, para que su presencia
en el mercado sea continua, como lo requiere la transformación continua de dinero
en capital, es necesario que el vendedor de la fuerza de trabajo ser perpetúe, “como se
perpetúa todo ser viviente, por la procreación”. Por lo menos, habrán de reponerse
por un número igual de fuerzas nuevas de trabajo las que se retiran del mercado el
desgaste y la muerte. La suma de los medios de vida necesarios para la producción de
la fuerza de trabajo incluye, por tanto, los medios de vida de los sustitutos, es decir,
de los hijos de los obreros, para que esta raza especial de poseedores de mercancías
pueda perpetuarse en el mercado.” (Marx, [1867]1995: 125, resaltado del original).

19. Entonces, el valor de la mercancía fuerza de trabajo es el valor de la suma de los medios de
vida que su reproducción requiere. Ahora sí, ya sabemos entonces todas las
determinaciones de la mercancía fuerza de trabajo en tanto su venta en la esfera de la
circulación.

20. Por lo tanto, en la esfera de la circulación, donde se realiza la compra-venta de la mercancía


fuerza de trabajo, se realiza el intercambio de equivalentes atento a las leyes de las
mercancías y se presenta como el mero acto de voluntades individuales libres que actúan
bajo su propio interés.
“La órbita de la circulación o del cambio de mercancías, dentro de cuyas fronteras se
desarrolla la compra y la venta de la fuerza de trabajo, era, en realidad, el verdadero
paraíso de los derechos del hombre. Dentro de estos linderos, sólo reinan la libertad,
la igualdad, la propiedad, y Bentham. La libertad, pues el comprador y el vendedor de
una mercancía, v. gr. de la fuerza de trabajo, no obedecen a más ley que la de su libre
voluntad. Contratan como hombres libres e iguales ante la ley. El contrato es el
resultado final en que sus voluntades cobran una expresión jurídica común. La
igualdad, pues compradores y vendedores sólo contratan como poseedores de
mercancías, cambiando equivalente por equivalente. La propiedad, pues cada cual
dispone y solamente puede disponer de lo que es suyo. Y Bentham, pues a cuantos
intervienen en estos actos sólo los mueve su interés. La única fuerza que los uno y los

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pone en relación es la fuerza de su egoísmo, de su provecho personal, de su interés
privado” (Marx, [1867]1995: 128-129, resaltado del original).

21. Ahora resta ver lo que sucede en la esfera de la producción, en su consumo, proceso que
tiene un doble carácter, proceso de trabajo y de valorización, mercancía y plusvalor. Allí
donde se consume la mercancía fuerza de trabajo y donde se “resuelve” la particularidad de
ésta, su capacidad de generar plusvalor.
“Ya sabemos cómo se determina el valor que el poseedor del dinero paga al poseedor
de esta característica mercancía que es la fuerza de trabajo. Qué valor de uso obtiene
aquél a cambio del dinero que abona es lo que ha de revelar el consumo efectivo de la
mercancía, el proceso de consumo de la fuerza de trabajo. El poseedor del dinero
compra en el mercado de mercancías y paga por todo lo que valen los objetos
necesarios para este proceso, las materias primas, etc. El proceso de consumo de la
fuerza de trabajo es, al mismo tiempo, el proceso de producción de la mercancía y de
la plusvalía. El consumo de la fuerza de trabajo, al igual que el consumo de cualquier
otra mercancía, se opera al margen del mercado o de la órbita de la circulación. Por
eso, ahora hemos de abandonar esta ruidosa escena, situada en la superficie y a la
vista de todos, para trasladarnos, siguiendo los pasos del poseedor del dinero y del
poseedor de la fuerza de trabajo, al taller oculto de la producción…. Aquí, en este
taller, veremos no sólo cómo el capital produce, sino también cómo se produce él
mismo, el capital. Y se nos revelará definitivamente el secreto de la producción de la
plusvalía.” (Marx, [1867]1995: 128, resaltado del original).

CAPÍTULO V

“PROCESO DE TRABAJO Y PROCESO DE VALORACIÓN”


APARTADO 1. El proceso de trabajo.

22. El proceso de trabajo es la transformación material del valor de uso mediante la aplicación
de esa capacidad de trabajo, es el trabajo en acción. Si bien este proceso de trabajo, en el
modo de producción capitalista, se realiza una vez que el comprador de la fuerza de trabajo
consume la mercancía, y esto es poner esa fuerza de trabajo en acción, como proceso
material de creación de valores de uso no se distingue, de modo general, de ningún proceso
de trabajo en cualquier tiempo y lugar.

23. En este sentido, el proceso de trabajo en términos genéricos es la acción consciente del
hombre sobre su objeto de trabajo, utilizando los elementos de la naturaleza, las materias
primas y medios de trabajo, para obtener un valor de uso concreto.
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“El proceso de trabajo … es la actividad racional encaminada a la producción de
valores de uso, la asimilación de las materias naturales al servicio de las necesidades
humanas, la condición general del intercambio de materias entre la naturaleza y el
hombre, la condición natural eterna de la vida humana, y por tanto,
independientemente de las formas y modalidades de esta vida y común a todas las
formas sociales por igual.” (Marx, [1867]1995: 136, resaltado del original).

24. Así como en cuanto valor de uso la mercancía no tenía nada que decirnos específicamente
en lo que respecta a la sociedad capitalista, lo mismo ocurre con el proceso de producción
considerado en tanto proceso de trabajo. Su carácter general no cambia en esencia en el
modo de producción capitalista, en tanto forma concreta en que se aplica cualitativamente
el trabajo sobre un objeto para su transformación material.
“… el carácter general del proceso de trabajo no varía por el hecho de que el obrero
lo ejecute para el capitalista, en vez de ejecutarlo para sí. Tampoco cambia, de
primera intención, porque en este proceso venga a deslizarse el capitalista, la manera
concreta de hacer botas o hilar hebras” (Marx, [1867]1995: 137, resaltado del
original).

25. Pero hay dos rasgos distintivos del proceso de trabajo en tanto se realiza en el modo de
producción capitalista. El obrero trabaja bajo el control del capitalista [capital] y el
producto de su trabajo no le pertenece. Es decir, de manera más coloquial, trabaja para otro
y no es dueño del fruto de su trabajo. Al vender su fuerza de trabajo, el obrero, despliega su
capacidad bajo la dirección ajena y el resultado material de su trabajo es algo que le es
ajeno, no le pertenece.
“Desde el instante en que pisa el taller del capitalista, el valor de uso de su fuerza de
trabajo, y por tanto su uso, o sea, el trabajo, le pertenece a éste. Al comprar la fuerza
de trabajo, el capitalista incorpora el trabajo del obrero, como fermento vivo, a los
elementos muertos de creación del producto, propiedad suya también. Desde su
punto de vista, el proceso de trabajo no es más que el consumo de la mercancía fuerza
de trabajo comprada por él, si bien sólo la puede consumir facilitándole medios de
producción. El proceso de trabajo es un proceso, entre objetos comprados por el
capitalista. Y el producto de este proceso le pertenece, por tanto, a él, al capitalista…”
(Marx, [1867]1995: 137, resaltado del original).

APARTADO 2. El proceso de valorización.

26. Habíamos visto que el trabajo tiene un doble carácter, producción de valores de uso y
producción de valor. En la circulación del capital, ahora este doble carácter no basta ya con
la producción de valor de uso esté mediada por la producción de valor, sino que es

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necesario que se produzca un plusvalor, una valorización del valor, donde el valor de uso en
concreto pierde relevancia.
“En la producción de mercancías los valores de uso se producen pura y simplemente
porque son y en cuanto son la encarnación material, el soporte del valor de cambio. Y
nuestro capitalista persigue dos objetivos. En primer lugar, producir un valor de uso
que tenga un valor de cambio, producir un artículo destinado a la venta, una
mercancía. En segundo lugar, producir una mercancía cuyo valor cubra y rebase la
suma de valores de las mercancías invertidas en su producción , es decir, de los medios
de producción y de la fuerza de trabajo… No le basta con producir un valor de uso;
no, él quiere producir una mercancía; no sólo un valor de uso, sino un valor; y
tampoco se contenta con un valor puro y simple, sino que aspira a una plusvalía, a un
mayor valor.” (Marx, [1867]1995: 138, resaltado del original).

27. Así, ya es totalmente indiferente el valor de uso en que se materializa el trabajo, sólo
importa que sea soporte material del valor de cambio, de un valor que se valoriza, de un
proceso que genera como resultado un plusvalor.

28. Aquí entonces la pregunta es cómo se genera el plusvalor. En tanto mercancía, su valor se
determina por la cantidad de trabajo socialmente necesario materializado en ella. De esta
manera, hay que ver como se materializa ese trabajo en el producto.

29. Y cuando vemos el proceso de trabajo encontramos que, en la determinación de valor, el


tiempo de trabajo necesario para producir los medios de producción se transfiere y se
conserva en la mercancía, siempre en su norma social, sin despilfarro, proceso que se realiza
por la acción del trabajo. Y lo mismo sucede con el trabajo realizado por obrero, en tanto
trabajo humano abstracto indiferenciado socialmente necesario, que añade su valor en la
mercancía.

30. Así, en el proceso productivo, la fuerza de trabajo cumple una doble función, que brota del
doble carácter del trabajo: mientras que como trabajo concreto conserva y transfiere el
valor de los medios de producción al valor del producto, en tanto trabajo abstracto crea
nuevo valor. En otros términos, el obrero, componente “vivo” del proceso productivo, se
enfrenta al objeto y medio de trabajo para, desarrollando su capacidad de trabajo,
poniéndola en práctica, transformar al primero mediado por el segundo en un nuevo valor
de uso. Desde el punto de vista del carácter concreto de este trabajo, transfiere el valor
encerrado en el objeto de trabajo, y la porción correspondiente encerrada en el medio de

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trabajo, al producto final; desde el punto de vista del carácter abstracto de su trabajo, como
despliegue de energía, cerebro, músculo, etc., crea nuevo valor, que se incorpora al valor
final de la mercancía.

31. Sin embargo, hasta aquí, nada nos muestra el origen de la plusvalía. Tampoco es resultado
de la abstinencia, el riesgo o la inspección y organización del trabajo.

32. La clave radica en la distinción entre el trabajo que cuesta producir la fuerza de trabajo, o
sea, el valor de la fuerza de trabajo, y el valor que la misma crea en el proceso productivo.
Considerada a la mercancía fuerza de trabajo en su carácter de valor, nos enfrentamos con
que el mismo está determinado por el tiempo de trabajo necesario para su producción,
mientras que, considerada en su carácter de valor de uso, la misma tiene la singular
cualidad, ausente en el resto de las mercancías, de producir nuevo valor (esto en tanto el
carácter abstracto del trabajo que despliega; en cuanto trabajo concreto, transfiere el valor
del objeto y medios de trabajo, el que en cuanto tal reaparece en el valor final del producto
por existir previamente materializado en el objeto y medios, y no en tanto nuevo valor
creado en el proceso productivo en cuestión). La producción de plusvalor brota, por tanto,
del hecho de que el nuevo valor creado por el obrero más que alcanza para reponer el valor
de la fuerza de trabajo representado en el salario.

33. La clave está, entonces, en la mercancía fuerza de trabajo, donde su valor es distinto a su
valorización. Es una fuente de valor y más valor que el que tiene, que el que cuesta su
reproducción. No hay ruptura de equivalencia en el intercambio mercantil, se cambia por
su valor pero genera más.
“…el trabajo pretérito encerrado en la fuerza de trabajo y el trabajo vivo que ésta
puede desarrollar, su costo diario de conservación y su rendimiento diario, son dos
magnitudes completamente distintas. La primera determina su valor de cambio, la
segunda forma su valor de uso. El que para alimentar y mantener en pie la fuerza de
trabajo durante veinticuatro horas haga falta media jornada de trabajo, no quiere
decir, ni mucho menos, que el obrero no pueda trabajar durante una jornada entera.
El valor de la fuerza de trabajo y su valorización en el proceso de trabajo son, por
tanto, dos factores completamente distintos. (…) El carácter útil de la fuerza de
trabajo, en cuanto apta para fabricar hilados o botas, es conditio sine qua non toda
vez que el trabajo, para poder crear valor, ha de invertirse siempre en forma útil. Pero
el factor decisivo es el valor de uso específico de esta mercancía, que le permite ser
fuente de valor, y de más valor que el que ella misma tiene. He aquí el servicio
específico que de ella espera el capitalista. Y, al hacerlo, éste no se desvía ni un ápice
de las leyes eternas del cambio de mercancías. En efecto, el vendedor de la fuerza de
trabajo, al igual que el de cualquier otra mercancía, realiza su valor de cambio y

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enajena su valor de uso. No puede obtener el primero sin desprenderse del segundo.
El valor de uso de la fuerza de trabajo, o sea, el trabajo mismo, deja de pertenecer a su
vendedor, ni más ni menos que al aceitero deja de pertenecerle el valor de uso del
aceite que vende. El poseedor del dinero paga el valor de un día de fuerza de trabajo:
le pertenece, por tanto, el uso de esta fuerza de trabajo durante un día, el trabajo de
una jornada. El hecho de que la diaria conservación de la fuerza de trabajo no
suponga más costo que el de media jornada de trabajo, a pesar de poder funcionar,
trabajar, durante un día entero; es decir, el hecho de que el valor creado por su uso
durante un día sea el doble del valor diario que encierra, es una suerte bastante
grande para el comprador, pero no supone, ni mucho menos, ningún atropello que se
cometa contra el vendedor.” (Marx, [1867]1995: 144-145, resaltado del original).

34. De esta manera, la transformación de dinero en capital se produce en la órbita de la


circulación y fuera de ella.
“Y todo este proceso, la transformación de dinero en capital, se opera en la órbita de
la circulación y no se opera en ella. Se opera por medio de la circulación, pues está
condicionado por la compra de la fuerza de trabajo en el mercado de mercancías. No
se opera en la circulación, pues este proceso no hace más que iniciar el proceso de
valorización, cuyo centro reside en la órbita de la producción.” (Marx, [1867]1995:
145-146, resaltado del original).

35. Así, el proceso de producción de mercancías no es más que el proceso de valorización del
capital, donde los valores de uso entran como medio de producir plusvalor. Todas las
mercancías forman parte de este proceso. Habíamos iniciado diciendo que D-M-D’ se nos
presentaba como una forma de circulación en “paralelo” a la circulación de M-D-M. Ahora
vemos que no ocurren “una al lado de la otra”, sino que la primera se corresponde con la
forma bajo la cual circulan la generalidad de las mercancías, mientras que la última sólo lo
hace con la de una mercancía particular: la fuerza de trabajo.

36. En síntesis, las mercancías, forma general que adoptan los productos del trabajo en el modo
de producción capitalista, no interesan, desde el punto de vista de su forma específicamente
social, como valores de uso, ni siquiera como portadoras de valor, sino como portadoras de
valor que encierra un plusvalor.
“Como unidad de proceso de trabajo y proceso de creación de valor, el proceso de
producción es un proceso de producción de mercancías; como unidad de proceso de
trabajo y de proceso de valorización, el proceso de producción en un proceso de
producción capitalista, la forma capitalista de la producción de mercancías.” (Marx,
[1867]1995: 147, resaltado del original).

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