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Arguedas nació en una familia de buena posición económica. A los dos años
de edad quedó huérfano de madre. Su padre volvió casarse con una mujer con
quien en niño no tenía buena relación. Este conflicto –sumado a los constantes
viajes del padre por motivos laborales (era abogado)– hizo que el pequeño José
María fuera relegado a la cocina de la casa, donde se estrechó relación con el
personal doméstico, grupo quechuahablante que lo introdujo en la cultura andina.
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Todas las citas del ensayo están tomadas de una versión digital del ensayo, que se puede consultar
completo en el siguiente link:
http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/arguedas/entre_el_kechwa_y_el_castellano.htm
expresión. Pero si escribimos en kechwa hacemos literatura estrecha y
condenada al olvido.
3. Otro texto de Arguedas que nos resulta útil para aproximarnos a su figura es el
discurso que pronunció en el marco de la entrega del premio “Inca Garcilaso de la
Vega” en 1968.
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Consulto este discurso en su reproducción incluida en el volumen de la novela póstuma de Arguedas El
zorro de arriba y el zorro de abajo.
Por otro lado, este breve texto es informativo en cuanto a las figuras
tutelares en las que Arguedas encontró sustento tanto artístico –Huamán Poma, el
Inca Garcilaso, César Vallejo, entre otros– como ideológico. En este plano rescata a
Lenin y al también peruano José Carlos Mariátegui (1984-1930). Este pensador
fundó en Lima una revista de gran importancia para el Perú y para América Latina
en general: Amauta (1926-1930). De todas maneras, su legado más importante lo
constituye el volumen Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana.3
3.1. Anotamos algunas de las ideas desarrolladas en dos de los ensayos que
integran el libro de Mariátegui, en tanto se trata de consideraciones que nos
resultan operativas para encarar la lectura del cuento “Agua” de Arguedas.
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Se puede acceder en forma libre y gratuita al volumen completo en la página de la editorial Ayacucho.
En clara articulación con estos planteos, en el capítulo titulado “El problema
de la tierra”, Mariátegui reivindica el derecho del indio a la tierra. Argumenta que
la concentración de la tierra en estas formas subsistentes de feudalismo tiene
consecuencias espaciales entre los indios, por ser estos mayormente agricultores,
con alto grado de desarrollo en esta actividad, como se constata –por ejemplo– y en
las terrazas y andes de cultivo de los Andes. Además, la subsistencia campesina se
organizaba, en términos sociales, en torno del ayllu o conjunto de familias que
ostentaban la propiedad colectiva de la tierra, en la cual convivían el trabajo
cooperativo y la apropiación individual de cosechas y frutos (Mariátegui: 43).
El término quechua escrito sin marcas tipográficas –que pudieran hacer ostensible
un distanciamiento– instala de modo explícito la heterogeneidad lingüística, cuyos
efectos de desconcierto entre lectores ajenos al ámbito cultural andino resultan
controlados por esas presuntas equivalencias en español.
5.2. Además de las palabras aisladas que se integran a lasintaxis del español,
también se emplean frases completas en quechua, en todos los casos entre signos
de exclamación, puesto que en la distribución de funciones de cada lengua el
quechua resulta privilegiado para la expresión de emociones (Morales, 2012: 48-
49).
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Este análisis de “Agua” forma parte de una ponencia presentada en la Universidad Nacional de Córdoba
(2018) en la que me propuse realizar una lectura comparativa entre este cuento de Arguedas y la novela
Gouverneurs de la rosée (1944) del haitiano Jacques Roumain. El trabajo completo se puede consultar en el
siguiente link: https://blogs.ffyh.unc.edu.ar/congreso-caribe/files/2019/08/El-Caribe-en-sus-literaturas-y-
culturas.pdf
comprensión para el lector hispánico, al tiempo que asimismo esta práctica
metalingüística instala en el texto zonas de la cultura andina que resultan apenas
sugeridas, sin que el texto las muestre de modo fehaciente.
5.8. También abundan las comparaciones a lo largo del cuento, cuyo segundo
término incluye algún elemento de la naturaleza o, en su defecto, de la vida
agrícola. De manera que los símiles apelan a lo concreto y a lo inmediato, lo cual es
propio del modo de transmisión del conocimiento en las culturas
predominantemente orales, según ha explicado Carlos Pacheco (1992).
5.9. Por último, cabe señalar la selección léxica del castellano empleada al momento
de describir la naturaleza, dado que esos pasajes predominan sustantivos,
adjetivos y verbos usualmente empleados para entes animados: “El eucalipto del
centro de la plaza parecía sudar y miraba humilde al cielo.” (103); “...las quebradas
se achicharraban con el calor.” (99). Esta animización del paisaje parece indicar un
vínculo singular del indio con la naturaleza signado por la cercanía emotiva.
Bibliografía citada (para consulta complementaria)
De Llano, Aymará. “Lo oculto que se hace presente. Los ríos profundos de José
María Arguedas”. Arguedas Centenario. Actas del Congreso José María Arguedas. Vida
y obra (1911-2011). Flores Heradia, Gladis; Morales Mena, Javier y Martos Carrera,
Marco (eds.). Lima: San Marcos, 2011.
Rowe, William. Mito e ideología en la obra de José María Arguedas. Lima: Instituto
Nacional de Cultura, 1979.