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En el corazón del poeta, se entrelazan emociones, Amor y tristeza, en sutiles

composiciones. Para ti, maestro querido, hoy quiero expresar, Mi gratitud y afecto,
en versos he de plasmar.

Eres faro luminoso en mi camino incierto, Guías mis pasos con sabiduría y acierto.
Con paciencia y ternura, me enseñas a crecer, Con cada lección, tu conocimiento
florecer.

Tu voz, dulce y serena, calma mi inquietud, Me brindas seguridad, en cada altitud.


En tus palabras encuentro consuelo y abrigo, Aliento que necesito, cuando me
siento perdido.

Pero también, maestro, siento tristeza profunda, Cuando el tiempo nos separa y la
despedida se anuncia. Anhelo tener siempre tu sabiduría a mi lado, Y en tus
enseñanzas, permanecer abrazado.

Los días pasan volando, como aves en el viento, Y el tiempo nos aleja, sin pedir
consentimiento. Pero el amor que siento, por ti, maestro querido, Permanecerá
intacto, en mi corazón, encendido.

Aunque las lágrimas empañen mis ojos alguna vez, La gratitud y el amor, jamás se
desvanecerán después. Eres un ser especial, un faro en mi existir, Y en cada verso
que escribo, quiero decirte: "Gracias por existir".

Maestro, en esta poesía, amor y tristeza se entrelazan, Un canto a tu grandeza y a


las lecciones que me enseñan. Eres mi guía, mi inspiración y mi luz, Y en mi
corazón, por siempre, serás mi maestro, mi virtud.

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