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malagua
Dos diarios
Teresa de la Parra
Prólogo de David Gálvez Casellas
medusa
Todo es prestado
Dos diarios
Teresa de la Parra
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David Gálvez Casellas todo es prestado
Bunimowitch—, no es De la Parra aunque diario y que esta forma, aquí usada con
se le parezca o comparta con ella estatus finalidad puramente narrativa, es seña-
social, prejuicios —sobre los empleados lada ya desde el mismísimo subtítulo
domésticos, sobre la higiene de ciertos ja- general de la obra: Diario de una seño-
poneses…—, nacionalidad o formación. rita que escribió porque se fastidiaba. De
La Sra. Bunimowitch comparte a menu- hecho, el subtítulo de la novela deriva
do otros elementos autobiográficos me- de una serie de escritos que, serializa-
nos de clase y más individuales con De dos, Teresa de la Parra había publicado
la Parra: hace referencias a Caracas y sus a lo largo de 1922 en la revista La Lec-
haciendas o compara las frutas tropicales tura Semanal —dirigida por José Rafael
de los sitios por donde pasa con las de su Pocaterra— bajo el título Diario de una
tierra. Durante un viaje en tren cruzan- señorita que se fastidia.
do los Estados Unidos, se menciona el El interés ya mencionado de Teresa
internado del Sagrado Corazón de Gode- de la Parra por el dietario se extiende
lla —Valencia, España— donde la autora también a otras formas de literatura ín-
estudiara. tima, como es la correspondencia priva-
da. En ambos casos, Teresa de la Parra
supo manipular y adaptar esas formas
literarias privadas para usarlas en su
Aprovechemos para recordar aquí que la narrativa.
segunda parte de Ifigenia (1924)—la pri-
mera y popularísima novela de Teresa
de la Parra— sigue la estructura de un
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Se sabe que, además de los dos que pu- «destacar aquellas frases o párrafos que
blicamos aquí —uno falso, como se ha nos conducen al conocimiento de [la]
dicho, y otro íntimo en el sentido estric- personalidad» de De la Parra.
to, como se verá a continuación—, existió En la versión que el lector encontrará
como mínimo otro diario escrito por De a continuación se ha editado lo mínimo,
la Parra que desapareció junto con su bi- respetando, por ejemplo, tanto la falta de
blioteca de París. elaboración o corrección sintáctica pun-
tual como la puntuación peculiar asocia-
da a esta modalidad de escritura íntima
que la autora no pudo revisar por razones
Centrémonos por un momento en el obvias. Se ha corregido apenas lo ininte-
segundo de los diarios recogidos en el ligible o claramente erróneo en cuanto a
presente volumen y que comprende la es- ortografía, intentando que no se perdiera
tadía de Teresa de la Parra en Bellevue, la espontaneidad de lo registrado.
Fuenfría y Madrid entre 1931 y 1936. Ya en 1954, en su libro Teresa de la
Este diario permaneció en las arcas Parra: Clave para una interpretación, el
familiares, inédito, hasta principios de la escritor Ramón Díaz Sánchez conoció
década de los 1980, a raíz de la publica- ese diario y lo comentó, señalando en re-
ción de la excelente selección que reali- ferencia al estilo: «Nótese el ritmo entre-
zara Velia Bosch de la obra de la autora. cortado y cada vez más impaciente de la
Se trata, de hecho, de una selección frag- escritura, lo que la lleva al final a una casi
mentaria del corpus del dietario que la ininteligible manía de condensación y de
editora realizara con el afán explícito de abreviatura».
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A lo largo de las entradas escritas poseer nada? Cuando gozamos con la po-
durante los últimos años de vida, aflo- sesión de algo, somos iguales a los niños
ran frecuentes ejemplos de reflexión ín- cuando reciben un juguete: jugamos «con
tima, pues es esta una obra en relación lo mío» creyéndonos inmortales. Todo es
estrecha con la mengua de calidad de prestado, todo es juguete un rato».
vida padecida por la escritora, con ese
acercamiento lento de la muerte que su- David Gálvez Casellas
pusiera su larga convalecencia. Bosch
se refiere a un «trenzarse de su dolencia
con la obra postergada, en espera siem-
pre de una recuperación que nunca fue
y que puso la nota más trágica» en la li-
teratura venezolana.
En su diario agónico y con fecha sá-
bado 18 de enero de 1936 —es decir, tres
meses antes de su muerte—, De la Pa-
rra escribió una reflexión que ilustra de
manera clara su desprendimiento final y
su modo de hacer un balance en el que
se mezcla crudamente lo espiritual y
lo terrenal: «Cada vez que veo la verda-
dera desgracia me pregunto, ¿para qué
emprender nada y sobre todo para qué
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Por el lejano oriente
El diario de una caraqueña
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Todo estaba previsto, dispuesto. Marc, dades. De ningún modo quisieron acep-
mi marido, en vista de sus ocupaciones, tar mis pasaportes de venezolana, consi-
y considerándome persona competente derándome rusa a todo trance.
para el caso, me daba su venia, a fin de Fue inútil que con la más amable de
realizar el viaje yo sola, de mi cuenta y mis sonrisas les explicara en todos los
riesgo. Una semana para ir, dos de esta- tonos que yo había nacido en Caracas,
día, una de vuelta, y luego lejos, lejos, el capital de la República de Venezuela, lu-
viaje divino al Oriente, al país de las le- gar situado en plenos trópicos, donde no
yendas, a la tierra pintoresca de los mika- se conocen más rusas que las ensaladas
dos y de las geishas. o las montañas del mismo nombre. No
¡Qué de alegres proyectos! En los pocos pude convencerlos. Hube de capitular y
días pasados en Venezuela, me habría resignarme a disponer mis asuntos desde
llevado conmigo la visión de la tierra el punto de vista ruso.
querida como un perfume evocador que Pero, ¡ah! es que el ser ruso en Norte-
me acompañase luego allá, en las tierras américa y por los tiempos que corren no
desconocidas y lejanas… Pero desgracia- es tontería, no, sino cosa difícil, ¡compli-
damente todo fracasó, debido al celo que cadísima!
por mi nacionalidad tienen los señores Mis nuevos compatriotas los bolche-
americanos. Y es este, asunto que merece viques, tienen, entre otras originalida-
explicación y capítulo aparte por tratarse des, la de repartir a derecha e izquierda
de cuestiones de actualidad algo curiosas. cónsules inverosímiles. El nuestro en
Como decía, los americanos tienen Nueva York, debe pertenecer a la fami-
gran escrúpulo en esto de las nacionali- lia de los fantasmas: nunca está visible.
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sonriente. Puse flores, retratos y libros con esencia de máquinas. ¡Qué prisa,
sobre las mesas; y al ver correr el paisaje Dios mío! ¡Qué movimiento! ¡Qué polvo
por la ventana abierta, entusiasmada le de carbón por todas partes! ¡Qué afán de
decía a Marc: rascacielos y de industrias, y de eterno
«¡Mira, mira, es nuestro apartamento rodar y meter ruido!
de Broadway que nos lleva de paseo!» . Sentí la nostalgia de las ciudades ar-
¡Y qué delicioso paseo era aquel! No caicas y silenciosas y fue con gran bien-
necesito describir la magnificencia de estar que me vi de nuevo en el tren, im-
estos paisajes americanos tan conocidos y pulsada hacia el Sur, hacia el calor, donde
ponderados por todo el mundo: montañas son escasas las máquinas y la incansable
inmensas, lagos azules y románticos, fiebre de la industria.
cascadas, ríos, árboles gigantescos, todo se La travesía de New México fue en
sucedía con una exuberancia de vida y un cambio un delicioso film variado y cu-
lujo de detalles realmente inagotable. Así riosísimo; la naturaleza había cambiado
llegamos a Chicago, donde pasamos dos ya; el clima era templado y el suelo esta-
días alojados en el «Auditorium Hotel» , y ba cubierto de cereales verdes y crecidos,
así seguimos cuatro días y cuatro noches que ondulaban al viento como un lago de
de un correr incesante, hasta que atrave- esmeralda cercado de montañas; traspo-
sando el desierto y todo el departamento níamos estas y en sus picachos era el frío
de New México llegamos a Los Angeles. y los paisajes de nieve. Bajábamos enton-
Chicago me aturdió. Es la más neo- ces, y a través del aire tibio mirábamos
yorkina de todas las ciudades america- cómo allá a lo lejos, confundida entre las
nas. Parece que toda ella estuviese hecha brumas, íbamos dejando la cresta de un
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volcán que se apagó. Y otra vez entrába- abandonado y derruido, y luego el cam-
mos en las llanuras y eran entonces las panario morisco de una iglesia y más allá
áridas mesetas del «Llano Estacado» y unas ruinas que fueron fortaleza… Los
corríamos sobre aquel desierto con mon- nombres eran todos dulcemente evoca-
tañas de roca que eran las islas de aquel dores: «Playa del Rey», «Alburquerque»,
mar de arena. «Santa Fe»… Parecía el hálito de la Es-
El niño Goldman y yo de codos en la paña heroica y conquistadora de Hernán
ventanilla no cesábamos de dar gritos de Cortés, que se hubiese llegado hasta allí
admiración ante los personajes que po- para morir, al cabo, olvidada y prisionera
blaban tan desolados parajes. Eran indios en tierra extraña.
tan clásicos y primitivos como no creo Al fin de tanto correr llegamos a Los
que se encuentren en la misma Goajira Angeles.
de Venezuela. ¡Qué pintorescos con sus Es esta una ciudad semi-tropical,
escasos vestidos de todos colores, llenos donde abundan las más deliciosas frutas
de abalorios y de pendientes! ¡Parecían de los Estados Unidos. Sus alrededores,
estampas! Los niños sobre todo estaban poblados de quintas, son especialmen-
graciosísimos y eran ellos los que princi- te encantadores. Entre ellos se destaca
palmente exaltaban el entusiasmo de mi Pasadena, lugar donde parecen haberse
amiguito Goldman. dado cita todos los millonarios ameri-
Vino luego un incesante pasar de po- canos. Es una especie de inmenso jar-
blaciones de origen español con casas dín poblado de magníficos palacios que
grandes y coloniales como las de Caracas. se yerguen espléndidos entre flores y
Y era primero un convento de frailes ya naranjales. Es célebre entre todos el de
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En lo más alto de vuestros montes Desde hace ya dos días vengo a escri-
A vuestras casas les dais asiento… bir aquí junto a mi balcón, en los ratos
que me deja libre mi incesante corretear
y pensaba con tristeza y con lágrimas de viajera. Frente a mí, como si quisiese
en todo lo que iba dejando atrás, ya tan interrogarlo de continuo, no ceso de mi-
lejos, tan lejos… rar este inmenso Océano Pacífico, azul
Nos encontramos actualmente en San y desconocido, que tantas sorpresas me
Francisco, alojados en un hotel que tiene reserva allá, detrás de su horizonte.
espléndidas vistas sobre el mar. Desde mi Por una extraña coincidencia nuestro
balcón diviso allá en lontananza el paseo vapor, anclado ya en el puerto, se llama
de «Golden-Gate» que se extiende a ori- el «Venezuela». Es muy hermoso y tiene
llas de la playa y más lejos aún, cerran- gran tonelaje. En él nos embarcaremos
do la bahía, el famoso presidio español esta tarde. Me parece verlo desde aquí,
de San Francisco, que dio su nombre a creo que son unos mástiles que se des-
la ciudad y está hoy transformado en es- tacan entre los de otros vapores y pienso
cuela militar. con orgullo pueril: «Siendo el más her-
Al contemplar este conjunto de edifi- moso de todos se llama ‘Venezuela’». Y es
cios colosales y grandiosos, no puedo me- que el amor de la tierra es un sentimiento
nos de sentir admiración por el genio del que por dormido que se halle se despierta
pueblo americano, que supo levantar tan y se exalta con las largas ausencias y las
de prisa este bosque de cúpulas y torres largas distancias…
que después de la catástrofe de 1906 era
solo un enorme montón de escombros.
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A bordo del «Venezuela», mayo 24 zada con música, baile todas las noches,
de 1919 y un pool donde nadar, el cual hizo mis
delicias, no bien la temperatura me per-
¡Qué deliciosos! ¡Qué divertidos han mitió entrar en match decididísimo con
sido para mí los días pasados a bordo todos los patos más tenaces que pueblan
de este gran buque que sabe deslizarse los estanques de tierra adentro.
tan majestuosamente sobre las olas, no Mis compañeros de viaje constituyen
siempre pacíficas, del Gran Océano! el conjunto más babilónico que darse
Pensando que era el mareo enfermedad pueda: americanos, ingleses, suecos, ja-
ya caída en desuso, no me he ocupado poneses, belgas, chinos, y sobre todo,
sino de divertirme entre los numerosos rusos que acuden a guarecerse en los lu-
amigos que pueblan y animan el vapor gares próximos a la frontera de la Rusia
por todos lados. Antes de hablar de ellos oriental. Por afinidad de razas nos hemos
me parece de rigor hacer primero la unido mucho a los rusos y belgas; hay en-
presentación del «Venezuela». tre ellos intelectuales y artistas de nota, y
Pertenece dicho buque a la «Pacific entre los rusos personas de mucha signi-
Mail Co.» Tiene 20.000 toneladas y jun- ficación social.
to con «El Ecuador» y «El Colombia», El séptimo día de viaje llegamos a Ho-
sus sister ships, hace la travesía entre nolulú, capital de las islas Hawai. Qui-
San Francisco, Honolulú, Hong-Kong, se escribir para dejar allí mi carta, pero
Yokohama, Kobe, Shangai y Manila. Tie- habiéndolo pensado demasiado tarde no
ne todo el confort de los más modernos me fue posible hacerlo. Resultó empre-
trasatlánticos, magnífica comida ameni- sa superior a mis fuerzas. Mientras yo
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garabateaba palabras a toda prisa sobre muerta antes de nacer, me lancé llena de
el escritorio, sentía a mi alrededor todo curiosidad a conocer nuevas tierras. De
el movimiento llegado de tierra, que me las islas Hawai tenía formada una idea
atraía de un modo irresistible: chirriar de llena de sentimentalismo y poesía. Re-
poleas y de cadenas, personas con indu- cordaba aquella música coral tan dulce-
mentaria de desembarco, los pasos y las mente sugestiva, medio religiosa y me-
voces de los vendedores ambulantes que dio salvaje que tantas veces había oído
se llegaban a bordo a ofrecer su mercan- en nuestro gramófono de casa. Me decía
cía, y para colmo de todo, los amigos y que muy lindo debía ser el país que a sus
amigas que de continuo me descubrían naturales inspiraba aquellos cantos.
y venían a tentarme con una insistencia En efecto, es aquel, un encantador país
desesperante. Y eran unos: tropical, de clima tan templado y suave
—Why, don’t you intend to go on shore, como el clima de Caracas. La agricultu-
Mrs. Bunimowitch? ra y las frutas son las mismas; tablones
Y luego otros: de caña, cafetales sombreados de bucares
—Mais, Madame Bunimowitch, est- que se alzaban, inmensos y enrojecidos
ce que vous allez rester tout bêtement a por sus flores de coral, y por todos lados,
écrire quand tout le monde se proméne? piñas, mangos, lechozas, parchas, todas
Est-ce possible! las dulcísimas frutas del trópico. No pude
Me di por vencida. Mandé al diablo el menos de recordar el terruño; la vida de
papel y la pluma y acompañada de Marc, hacienda; los días felices pasados en fa-
que sonriendo me esperaba, habiendo milia allá en nuestro hogar, los tiempos
ya profetizado el destino de mi carta, alegres de Güeregüere y Juan Díaz…
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Son los indios que pueblan estos paí- a comer frutas de todo género; desde las
ses de color cobrizo y regulares faccio- piñas que figuran entre las más distin-
nes. Según pude averiguar, entre la aris- guidas, hasta aquellas que por conside-
tocracia de los aborígenes se destacaban rarlas algo chabacanas no son admitidas
los hombres de gran corpulencia física. generalmente en sociedad, como son por
Una mujer se tenía por más o menos ejemplo los pobres mangos, tan descono-
bella según fuese su tamaño y robustez, cidos y poco tomados en consideración.
considerando la cara un detalle baladí de Sin reparos de categorías sociales, a todas
poquísima importancia. Dicha corpulen- les hice por igual y en cuanto me fue po-
ta aristocracia, practicaba en secreto el sible, una amable acogida, como era de
lomi-lomi, masaje complicadísimo y efi- rigor después de tanto tiempo de no ha-
caz al cual debían su colosal desarrollo; y, bernos encontrado.
designábanse ellos mismos con el nom- Luego de esta interesante excursión
bre de kanakas, palabra que en su idioma tropical, volvimos a bordo y continuó la
significa «los hombres», lo cual, dicho sea travesía.
entre paréntesis, era muy poco amable De entonces acá hemos tenido varias
para con los mismos de la democracia. fiestas dignas de mención. Una de ellas
Corrimos por la ciudad y sus alrede- fue en celebración de haber pasado el me-
dores poblados de preciosísimas quintas, ridiano 180°; hubo baile y brindis, entre
propiedad de los ricos americanos que los que se destacó uno de Marc, que fue
allí se dirigen durante los meses del ve- muy aplaudido. Hemos tenido también
rano; subimos a un elevadísimo volcán; varios conciertos, y una magnífica con-
corrimos en auto los caminos, y yo me di ferencia dada por un señor belga, noble
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posible, es decir, un minúsculo pantalón las lunas nos detiene horas enteras sobre
de baño y un fleco de cuentas que de la cubierta, donde se fuma, se juega y cada
cintura le caía hasta las rodillas; los pies uno va contando anécdotas de su vida o
descalzos, una peluca desgreñada y todo historias de la guerra, en pintoresca va-
el cuerpo hecho un laberinto de arabes- riedad de idiomas.
cos imitando tatuajes. Estaba horrible.
Yo me reía, me reía con mis demás com-
pañeros espectadores como en mi vida lo Yokohama (Japón) Mayo de 1919
había hecho. Cada movimiento, cada ac-
titud del salvaje era un nuevo tema para Hace ya dos días que, dando un último
desarrollar nosotros todo aquel caudal adiós al «Venezuela» y a nuestros compa-
inagotable de hilaridad. ñeros de travesía, pusimos pie en el Japón.
El baile duró hasta avanzadas horas Estamos alojados en el «Grand Hotel»
de la madrugada, y yo me retiré satisfe- de Yokohama, el cual por su confort, lim-
cha, pensando que pocas veces en la vida pieza y demás requisitos, no se le queda
volvería a presenciar fiesta tan curiosa y atrás a los mejores de Nueva York. En
original. él pagamos el precio algo subido de 30
Pasado mañana probablemente lle- dólares diarios, circunstancia esta que
garemos Yokohama, luego de 25 días de demuestra de un modo algo elocuente
viaje. Preparan a bordo fiesta de despedi- cómo los japoneses no se dejan quitar la
da. Mientras tanto, esperando la llegada, delantera en lo de vivir por las nubes y
disfrutamos de una temperatura agrada- cómo hasta la fecha baten ellos el record
ble, y en las noches, la más romántica de de las alturas.
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mujer occidental; y en ese caso, es a todas viene a resumirse toda su psicología ex-
luces indiscutible que nos llevan la venta- traña. Los japoneses nos admiran y nos
ja. Porque, es cierto que nosotras usamos odian a nosotros la raza blanca, y saben
la falda algo corta y el descote un poco contener su odio y superarnos las más
largo; pero ellos… ¡Dios mío!, ellos hacen de las veces. Es la raza más heroica que
mil veces peor. existe por lo paciente y por lo sufrida.
La indumentaria de un japonés se re- Después de trabajar y observar durante
duce casi a una fórmula. Usan tan solo un años y años el progreso europeo, mostra-
kimono, el cual debe parecerles todavía ron al mundo en la guerra contra Rusia
algo caluroso e incómodo porque lo dejan todo su poder y toda la grandeza de su ci-
abierto de arriba abajo, que a su antojo on- vilización hecha a fuerza de detalles. No
dule como una bandera a los cuatro vien- quisieron sin embargo, admitirlos en el
tos. Además del kimono, solo existe un Consejo de las Naciones, y los humillan
pequeño pantalón o pañuelo de seda, pero de continuo, rechazando su inmigra-
tan pequeño, tan breve y reducido como ción de casi todos los puertos civilizados.
son los pantaloncitos de nuestros moder- Ellos continúan, no obstante, sonrientes
nos babys. Y esto en cuanto a las clases y estoicos, esperando.
más elevadas, porque el pueblo, conside- Según he oído decir, la resistencia del
rando el kimono un lujo excesivo, propio samurai, soldado japonés, se dio a cono-
tan solo de dandys, decide suprimirlo por cer en todo su heroísmo durante la gue-
completo y quedarse en pantalones. rra con Rusia. El hambre, el frío, el can-
Otra cosa me intriga de los japoneses, sancio, los sufrimientos más horribles,
y es su eterna sonrisa de desdén, donde los dejaban impasibles y serenos.
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se ha metido por todas partes. Se apro- En nuestra visita a Tokio nos acompa-
pió barrios enteros; tendió hilos y plan- ñó una muchacha rusa que se ha agrega-
tó postes en la calle, levantó las casas de do a nuestra expedición e irá con noso-
varios metros; y hasta se atrevió a mor- tros hasta Harbin. Es de tan interesante
der en un costado al histórico palacio del especie que no puedo dejarla pasar en si-
Imperio. Los tranvías eléctricos se han lencio sin hacer mención de ella: pertene-
cogido para ellos toda la calle, y los au- ce a la juventud feminista de Rusia. Viaja
tomóviles acorralan a los pobres rikshas sola. Siendo muy joven y de aspecto muy
que asustados y tímidos les van cediendo femenino es una conferencista notabilí-
el puesto. sima. Tiene gran erudición y un conoci-
Ante tanta insolencia dan ganas de miento muy sólido de la política rusa y
detenerse, de subirse muy en alto, y con en general de todos los asuntos europeos
los brazos extendidos como los policemen y esto todo, aderezado naturalmente con
neoyorkinos hacer señas de que todo mo- una cantidad de idiomas increíble como
vimiento cese para gritar a los de abajo: es de rigor entre los rusos.
—¡Atrás los automóviles! ¡Fuera los La conocí en el hotel y ahora nos
tranvías eléctricos! ¡Abajo los invasores! acompaña, nos distrae y nos sirve de ci-
¡Que circulen los rikshas, que pasen los cerone, porque todo lo sabe.
de a pie, que corran las diminutas som- Es una de las muchas amistades agra-
brillas, sin temor de ser ahogadas, y alto, dables que tengo hechas en lo que lleva-
alto, a quien vuelva a turbar el buen or- mos de viaje. Porque es inmensa la dis-
den y concierto de las tres veces capital posición que tengo yo para hacer amigos
del Imperio! a diestra y siniestra cuando voy viajando.
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Estos amigos de ocasión son muy útiles dónde van, y demás cosas por el estilo?
y muy amables, y tienen además la ven- ¡Nada más inocente! Los procedimientos
taja de no tomar demasiada confianza, usados para entrar en materia son algo
ni mezclarse nunca en lo que no les im- variados. Algunas veces dejo caer un li-
porta, circunstancia esta muy frecuente bro o revista que vienen a recoger y yo
entre los amigos de otra especie. Marc, recibo con la más encantadora de mis
a quien desesperan estas teorías, con sus sonrisas. Otras veces, paseando de arri-
aires de aristócrata ruso, no consiente en ba abajo digo en el idioma ad hoc y en
hacer amistad sino con aquellas perso- monólogo conmigo misma:
nas que les son presentadas con todos los —¡¡Qué insoportable calor!!
requisitos del caso. Yo, en cambio, detes- Lo cual es tema para una contesta-
to las presentaciones; encuentro que es ción, o para venir gentilmente a ofrecer
una manera muy brusca de «romper el un abanico.
hielo» y de acabar con todo el encanto de Cuando entra Marc, me encuentro
lo imprevisto. departiendo con mis nuevos amigos que
Si por ejemplo se va Marc a sus que- suelen ser personas de mucha considera-
haceres, y yo cansada de visitar calles he ción. Yo entonces hago las presentaciones:
decidido quedarme en el hotel, empiezo a —La generala y el general X., conde-
aburrirme como deben aburrirse las os- corado con las cruces de C. y B. Ha he-
tras dentro de su concha. Si estoy en el cho la campaña de Oriente y nos llevará
salón y hay en él personas de aspecto sim- a visitar, si tú lo deseas, unas fortificacio-
pático: ¿por qué no distraerme hablando nes a las cuales no tienen libre acceso los
con ellas para saber de dónde vienen, a extranjeros.
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y al dar las doce, hora de su almuerzo, pero de unas aguas tan puras, tan trans-
sacando unas cajitas de madera muy lim- parentes y cristalinas, que en ellas se re-
pias, donde había un arroz muy blanco, flejan con limpidez de espejo, los árboles
armadas de los correspondientes palillos, que crecen a sus bordes, los puentes que
palillos que hacían las veces de cubier- las cruzan, y aquellas lindas casitas que
tos, daban comienzo a la comida sin de- parecen trepar por todas partes como
jar caer al suelo el más pequeño granito. rebaño de ovejas y que son pulidas y
En todas las estaciones había ocho o diez blanquísimas como objetos de cerámi-
grandes palanganas, y eran entonces los ca. En Kioto, las flores se derraman por
hombres quienes de continuo bajaban a todos lados; los preciosos parques de ar-
lavarse cara y manos. Acompañada por bolitos enanos con kioskos pintorescos
tan interesantes personajes, minutos se parece que crecieron y se formaron allí
me hicieron las veinte horas del trayec- para idilio de muñecas; y entre ellos, ale-
to; y fue con verdadero disgusto y muy a gre y juguetona, corre siempre el agua,
pesar mío, que hubimos de abandonar el regando los jardines de crisantemos y
tren, el cual, muy resueltamente se detu- parpadeando de blancura entre el verde
vo en Kioto, la estación final. de aquellas sabanas de musgo, que como
Es Kioto un refinamiento de Yokoha- esmeraldas muy grandes, van cortando,
ma y Tokio. Su nombre significa «la ca- cortando, la monotonía de los tejados y
pital» o «la ciudad de la paz»; porque fue haciendo de la ciudad, un lindo país de
en siglos ya muy lejanos, asiento de los cuento.
shoguns y capital del Imperio. La cruzan Cruzan el paisaje las japonesitas con
por todas partes riachuelos juguetones, sus sombrillas abiertas y el sugestivo tic-
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juegos malabares con los clásicos palillos, y bebe luego la otra tomándose el residuo
y pronto me convencí yo que aquello iba de la primera; si queda licor en la copa,
tomando el mismo sesgo del suplicio de pasa esta a manos de la segunda pareja
Tántalo, porque el menú no estaba des- que hace lo mismo y así sucesivamente.
provisto de interés, y decididamente no Para evitarme complicaciones tuve la
había esperanzas de llegar hasta él, pro- precaución de beber siempre en primer
vistos de armas tan insignificantes como término; y con brindis tan original se dio
inútiles. Me resigné a manifestar gran por terminada la fiesta.
desdén por cosa tan trivial y baladí como También en Kobe tuve ocasión de
es la de alimentarse, mientras que allá en asistir a una representación teatral. La
mi yo interno, echaba muy de menos los monotonía de la música, la incomodidad
tiempos felices, de infantil inconsciencia, de la postura siempre en el suelo; el poco
en que se coge la comida con la mano. interés del argumento, que para nosotros
Terminamos el banquete bebiendo el té casi no existía, puesto que nada com-
verde y saboreando el aristocrático sake, prendíamos, no nos divirtió gran cosa.
que hace las veces de nuestro champagne No pude menos que recordar aquella re-
y se bebe tan caliente que lengua, gargan- presentación de «La Túnica Amarilla»
ta y estómago quedan maltrechos de tan por los Guerrero-Mendoza, tan admira-
ardiente bebida. blemente encajada en su carácter chino
Brindamos luego por parejas a la moda y la cual suscitó numerosas discusiones
japonesa, la cual consiste en un procedi- entre los dilettantes caraqueños.
miento tan desagradable como sencillo: En fin, después de permanecer diez
bebe una de las dos personas en la copa días en Kobe, dijimos un último adiós al
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a Chang-sing-tao o Tsingtao, por abre- Puedo decir que pasé en ellas uno de los
viación, ciudad no menos célebre que la momentos de mi vida de más aguda y do-
primera, llena de un interés más vivo y lorosa emoción, tan viva se apareció ante
palpitante por tratarse esta vez de asun- mis ojos la imagen horrible de la muerte.
tos de mayor actualidad. Como decía, dichas fortificaciones están
Era Tsingtao antes de 1914 una flore- abandonadas y a obscuras, porque sien-
ciente ciudad alemana, limpia y sonrien- do subterráneas y no funcionando los
te, poblada de quintas que se extendían a aparatos eléctricos, no llega hasta ellas la
uno y otro lado de largas y hermosísimas luz del día. Como en los tiempos de los
avenidas. Vivían felices y patriarcales los primeros cristianos, íbamos pues, uno
habitantes de Tsingtao hasta que estalló tras otro por los largos y estrechos co-
la guerra en la lejana y belicosa Europa rredores, siguiendo la lámpara de acei-
y los japoneses pusieron sitio a la ciudad te de nuestro guía, cuya luz incierta, al
conocida y célebre por sus fortificaciones. menor movimiento de su brazo, cesaba
Cayeron estas al cabo, luego de tenaz re- de alumbrarnos, dejándonos en las más
sistencia y abandonadas ahora por los ja- profundas tinieblas. Despedían tal hu-
poneses, quienes se contentan con sacar medad las paredes que el agua en algunos
de ellas un buen rédito, van a visitarlas lugares nos llegaba a los tobillos. A una
en constante romería viajeros y turistas. y otra parte, veíanse las indicaciones que
Allá nos fuimos nosotros, muy curio- en otro tiempo sirvieron para orientarse
sos por ver de cerca uno de los lugares en aquel dédalo de corredores; decían en
que fue teatro de luchas y sufrimientos alemán y en grandes letras rojas: Hospi-
durante los años sangrientos de la guerra. tal, Sala de vendajes, Sala de operaciones
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y luego, por todas partes, arriba, abajo, de la tierra, la misma sangre, el mismo
sembrada la pared, como epitafios en un sacrificio de miles y miles de inocentes…
cementerio; eran desesperadas inscrip- Cuando salimos de allí volviendo a la
ciones de despedida, gritos de dolor ante luz del día, el sol ardiente y generoso cal-
la muerte que se acercaba. Marc, provisto deaba la tierra; yo, con el alma oprimi-
de un fósforo iba traduciendo del alemán da aún por el dolor, no cesaba de pensar:
y yo le oía con el alma oprimida de an- ¿Por qué destruirse así? ¿Por qué odiarse
gustia. Una de las inscripciones que pude tanto, cuando la vida es tan linda, y la na-
a toda prisa copiar en mi carnet decía así: turaleza nos enseña a todos el amor y la
«Al que leyere: Hemos sido sorpren- alegría?
didos por traición. Somos apenas 300 De Tsingtao fuimos a Dairen, y una
alemanes en lucha desesperada contra vez allí distando solo cuatro horas de
200.000 japoneses. Moriremos con valor Puerto Arturo, nos llegamos a conocer
y sin rendirnos. Viva nuestro honor; viva la histórica ciudad donde se asestó el
la Patria». primer golpe al entonces invencible Im-
Había allí la inmensa desolación de perio Moscovita. Marc, y demás rusos,
los recintos donde la muerte ha revolo- contemplaron con curiosidad y con re-
teado angustiosa y terrible. Parecíanos ligiosa tristeza, todos los trofeos que en
revivir todo el drama sombrío de las ca- recuerdo de su victoria conservan allí los
tacumbas. Eran las mismas tinieblas, las japoneses.
mismas inscripciones de muerte, la mis- Volvimos a Dairen y en Dairen toma-
ma tragedia subterránea, el mismo afán mos el tren japonés que luego de largo
de dominar el mundo desde las entrañas viaje nos condujo al fin a Harbin. Durante
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el trayecto visitamos aldeas y ciudades extasié yo, por consiguiente, como chi-
absolutamente chinas donde resultába- quillo de la calle, mirando la paciencia
mos nosotros elementos del todo exóti- con que aquellos horribles personajes se
cos. Las vimos grandes y pobladísimas, hacían tejer una trenza larga y apretadí-
donde pululaban a millares aquellas ca- sima, circunstancia que es de rigor en un
bezas uniformes, de un parecido deses- chino elegante y de buen gusto.
perante. Las vimos silenciosas y dormi- Al fin, luego de tanto correr y tanto
das; todas iguales y monótonas, todas andar, hemos llegado a Harbin, donde
eternamente chinas. permaneceremos mientras Marc termi-
A veces tuve ocasión de divertirme na sus trabajos de instalación y funda-
contemplando espectáculos de la vida ción del Banco. Es esta una ciudad for-
chinesca, algunos de los cuales me resul- mada casi toda por elementos rusos. La
taron interesantes y risibles. Mucho me vida en ella es escandalosamente cara.
llamó la atención entre otras cosas, la cos- Con gran trabajo hemos encontrado una
tumbre que tienen los peluqueros chinos quinta muy mona y pequeñita, rodeada
de ejercer su oficio en las plazas públicas de árboles y flores. En ella hemos colga-
y al aire libre. Porque es preciso saber do nuestro nido, mientras llega la hora de
que un chino distinguido y bien educa- emprender de nuevo el regreso hacia el
do, se hace peinar cada tres o cuatro días Occidente familiar y lejano. ¿Para llegar
por su peluquero; la clase media se peina a él volveremos a desandar lo andado?
cada ocho o quince, mientras que el pue- ¿Atravesaremos la Siberia y las desoladas
blo, menos cuidadoso de su cabellera, lo estepas de Rusia hasta llegar a Petrogra-
hace todos los meses. Más de una vez me do? ¿O navegando por el mar de la China
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dármela por contagio de entusiasmo de contando solo con el azar! ¡la lluvia in-
generosidad. Me parece vivir desde hace esperada! La vida interior es un mundo
algún tiempo en un clima espiritual que maravilloso, a condición de que en ella
no es el de mi espíritu. No llevo en mí la nazcan y se muevan las cosas, o se re-
suficiente fuerza de concentración para flejen las de afuera. ¿A qué profundidad
hacerme mi clima dentro de otro opuesto misteriosa se encuentra esta mía que solo
y me siento decaer sin elementos ningu- pasa por instantes, tan caprichosa, tan
nos para aislarme y defenderme. Tal vez opaca, y tan rápida que ni siquiera pueda
un viaje. ¿Este deseo continuo de viaje, exprimirla yo misma en palabras?
de «salir», no será la señal de mi inuti-
lidad en el mundo como ser colabora-
dor de la vida por haber equivocado mi Beaulieu 1931
vocación, cualquier «estado» definido y
humilde, que evité siempre por egoísmo: Septiembre 2
temor de perder libertad y adquirir res-
ponsabilidad y trabajo? El trabajo físico, Trabajando en Bellevue, por la mañana.
gimnasia de la energía, habría sido mi Historia de la Filosofía: estudio los es-
salvación, me habría salvado de la abulia toicos y los epicúreos. Lectura viaje de
que confunden con la bondad. Yo sé que Miranda en Rusia. Almuerzo en el tea-
no es bondad. Dice Rilke (acabo de leer- room. Salida en automóvil con Lydia y
lo) que todo comienzo es bello. Yo quiero Mlle. Morlay a visitar villas y alrededo-
comenzar hoy. Pero ¡qué gran humildad res. Visito varias. Una especialmente me
se necesita! ¡Sembrar en campo estéril, ha parecido encantadora, absolutamente
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completas. Parece que puede alquilarse un trabajo asiduo. ¿Pero podré resistir la
en 30.000 francos. Voy a reflexionar. ¿Se- soledad completa? Si me fuera posible iré
ría en realidad más agradable vivir aquí tal vez a Italia. No sé qué será de mí este
en París? Esta mañana ayudé a Lydia a invierno. Necesito reflexionar y tomar
hacer su equipaje. Pasé el día sin leer. A una dirección seria hacia algún trabajo.
las seis fui a dejarla a la estación
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Jueves 17 Miércoles 23
Antier viajé a Jean-les-Pins: mala im- A partir de hoy me siento tranquila con
presión, tarde aburrida y perdida. Ayer serenidad de espíritu y sobrellevando
con día agradable y bien aprovechado, bien la soledad. Ayer, antier y casi toda la
por la tarde fui a pie hasta St. Jean: la semana anterior he estado inquieta, ator-
villa Cantarella queda cerca, fui a visi- mentada por ideas fijas. He seguido el
tarla de nuevo y conversé con la criada. estudio de la Ha. de la Filosofía, hoy, es-
Hoy jueves escribí cartas en la mañana y pecialmente con mucho gusto retenien-
por la tarde fui a Cannes a ver a Evelyn do y ordenando bien. Leo la psicoanálisis
Duffant con quien visité algunas villas. de Freud con gran interés especialmente
No me gustaron nada, Cannes tampoco. ahora que he ido aceptando ciertas cosas
Evelyn me pareció demasiado intran- que juzgaba arbitrarias al principio.
quila, demasiado traits d’esprit delante
del enamorado. Me cansó. Sentí gran Antenoche hice una experiencia muy interesan-
alivio cuando arrancó el tren y me que- te. Traté de recoger el sueño y analizarlo según el
dé por fin sola en el vagón con mi libro. método que indica Freud. El sueño correspondía
¡Qué razón tenía Emilia! ¡Qué fastidiosa a preocupaciones de la víspera, a opiniones oídas
es la gente! en conversaciones anteriores, todo en una forma
simbólica que se podía analizar fácilmente gra-
cias a coincidencias muy curiosas. Se lo escribí a
Lydia pues ella tomaba parte en el sueño.
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reflejo muy grande sobre la cómoda. Pen- muchos detalles aunque le hablé de esta
sé: es la luna que se refleja en el espejo de resolución de ir regularmente a misa. Al
plata que está sobre la cómoda. Un mo- llegar a París haré decir 30 en algún lugar
mento después la luz (grande y muy clara) cercano e iré a oírlas.
se apagó encima de la cómoda y se fue a
encender en un rincón de la pared donde
no parecía posible que pudiera ser reflejo Martes 29
venido del exterior. Estuvo así como diez
minutos. Eran las doce de la noche. No Hoy comencé bien el día pero lo he aca-
tenía miedo y dije mentalmente: Emilia, bado mal: larga y aburrida visita a M.
si eres tú, demuéstramelo de algún modo: Morley que me ha dejado rendida de sue-
que se apague la luz por ejemplo. Y la luz ño. Y no me dejó terminar mi trabajo. En
se fue. Creo que era esto una contestación la tarde fui sola en coche a Villefranche
a lo que había reflexionado en la tarde que me sorprendió. Es preciosa. Pienso
acerca de mis lecturas sobre la inmortali- regresar a pie en estos días. Hablé por te-
dad del alma y mis dudas de siempre pre- léfono con Lydia en la tarde y hasta las
sentes a pesar de tantas pruebas. Fui ayer cinco leí y trabajé bien.
a la iglesia y recé pero hoy domingo me he
ido a misa. Tomo hoy la resolución de ha-
cerlo con fe en obsequio del alma de Emi- Lunes 5 octubre (Mi cumpleaños)
lia que por sí misma me ha hecho decir
«recen» con una imploración tan honda En la terraza del hotel pensando de nuevo
y tan triste. Escribí esto a Lydia ayer con que es la mejor solución de la vida, vivir
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aquí en el midi por lo menos seis meses presente como un panorama los grandes
al año: rasgos, las distintas tendencias, oposicio-
nes y reacciones: la lucha entre intuición
París es la dispersión, por todos lados influen- y positivismo; el yo infinito y lo objeti-
cias que me estorban cuando no me perjudican vo. Creo que he dejado completamente
en el sentido más serio, el de la fe y en la unión de lado la fe en los dogmas positivistas
de mi espíritu con ciertas cosas determinadas y naturalistas, como en otro tiempo los
que le convienen y que al desaparecer no siento católicos. Creo en la superioridad abso-
reemplazar por otras. Si se reemplazaran sería luta de las fuerzas inconscientes sobre las
evolución siempre provechosa. ¿Habrá evolución intelectuales. Dios es todo lo misterio-
latente que yo no alcance a sentir? so que deseamos conocer y que solo es
perceptible al sentimiento que es mucho
He terminado hoy la historia de la Fi- más poderoso que la inteligencia y sus
losofía. A pesar de saber que estoy muy conceptos limitados al testimonio de los
lejos de haberla estudiado plenamente, el sentidos. He comprendido bien la teoría
esfuerzo realizado aunque solo fragmen- intuicionista de Bergson y el reflejo que la
tario y superficial me deja mucha satis- reacción contra el positivismo dogmático
facción. He ordenado bien aunque su- y el naturalismo, produce actualmente en
perficialmente. El tiempo tampoco daba el arte.
para más, y muchos estados de ánimo
contrarios, desconcertaron mi interés y Me ha impresionado la admonición de Niet-
atención a menudo. Creo sin embargo zsche: «Trata de ser tú mismo». Este, unido a
haber logrado algo importante: es el tener su principio de que solo es cierto lo que puede
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sernos de provecho espiritual me decide a recha- momentánea: alguna discusión con los
zar como inciertas las influencias contrarias que Peláez. Anoche tenía ganas de hablarle;
me impidan ser yo misma. pienso más y mejor en ella desde hace
tres días.
Lo hago sin esfuerzo. Me es fácil el
pragmatismo puesto que por intento he
creído siempre que todas las verdades son Octubre 18. En Neuilly
relativas, y respetables desde el punto de
vista del que las aprecia. El viernes 9 salí de Beaulieu, llegué a la
He sido siempre escéptica no tanto en una a Marsella donde hice dos cosas in-
el sentido de negar como en el de recono- teresantes: visitar los barrios populares
cer todas las posibilidades. Esta tenden- de Vieux Port (sumamente interesantes,
cia me ha dado reputación de bondad (no dignos de una larga excursión) e ir por la
lo es) a menudo de falta de sinceridad o tarde a casa del vizconde de Triobrinand
de valor para dar mis opiniones (que no casado con una brasilera, por invitación
tengo) porque todas me parecen equiva- de ellos y con objeto de recoger algunos
lentes. Solo el extremismo en cualquier datos relativos a Fany de Villars. Estuvie-
sentido es capaz de producirme una opi- ron muy amables y a mi regreso al Hotel
nión que es la respuesta a lo que juzgo fal- apunté lo que pude recoger en el torren-
ta de medida, excentricidad e injusticia. te de cosas que me dijeron (hablaban los
He hablado con Lydia hace una hora. dos a la vez y no me dejaban anotar nada).
Me pareció triste y muy abandonada Además de los datos me regalaron la co-
de todo, me dio lástima. Debe ser cosa pia de una miniatura auténtica de Fany
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de Villars. Tengo de ella una opinión bas- He comenzado a poner orden en pa-
tante distinta de la que me había informa- peles viejos (desde 1924) que quería re-
do por sus cartas últimamente publica- leer, ordenar y romper. He comenzado
das y lo que dicen de ella C… y Cía. Creo por mi correspondencia con G. He pasa-
haberla visto bien (tipo de mujer a lo Pau- do hoy domingo el día enteramente sola,
lina Bonaparte con innumerables aman- releyendo mis cartas y las suyas, he roto
tes y varios hijos naturales). Llegué a Pa- muchas, he guardado y clasificado otras.
rís el sábado en la noche y vine a Neuilly Son cuatro años intensos de mi vida los
donde no había aún nadie. Isabelita llegó que he visto pasar. A pesar de alguna mo-
tarde. Pasé la mañana del domingo arre- notonía, cuántas cosas olvidadas, de va-
glando mi equipaje, haciendo un poco lor documentario para mi vida interior,
de orden en mis papeles, etc. Durante la y qué melancolía ver cómo nos vamos
semana he comenzado a ocuparme de la muriendo en lo que dejamos atrás que lo
ropa, sombreros, etc. Dos viajes a Sures- fue todo en un momento dado y está ya
nes. Visita a los Parra Picón y comida tres marchito a pesar de recordarlo con cari-
veces con Lydia. Estoy bien de espíritu. ño y ternura.
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mí. En épocas en que necesitaba menos cuenta enfermedad hermana. Llamó Pa-
la disyuntiva de ahora me habría tenido quita y me dice Lydia encontré casa al-
nerviosa y sin duda actuando y proyec- quilada. Esta llega en efecto diciéndome
tando maneras de detener el golpe. no ha conseguido nada. Pero se le ocurre
llamar a Mario Roso y damos allá con
un piso desalquilado. Llamo enseguida
Martes 7 enero. Temp. 36,8. neumo 500 Carmen Pérez de acuerdo con P. Lougria
vaya mañana ver piso, caso convenirnos
Me despierto tarde. Voy cuarto Lydia tomarlo. Me gusta la idea regresar casa y
avisarle para que esté lista a las 9 ir a barrio del año pasado. Me duermo alegre
Madrid. Me preparo bajar pero no llega con esa perspectiva. Deseo ya estar alqui-
Tapia sino después de las 10. Me hace el lada. Continúa la fatiga la que me desvela
neumo a 500 lo cual es demasiado. Im- pero vuelvo a dormirme no muy tarde.
posible continuar notas. Fuerte crisis de Lydia trae folleto José Ma. Chacón a pro-
tos y ahogo. Se comprende fuerte presión pósito conquista y leyenda negra.
sobre bronquios impiden expectoración.
Bajo sin embargo a almorzar con apetito. Es un tema que me aburre a fuerza de tanta po-
Siesta reposo. Trato con dificultad con- lémica y de tanto oír tratarlo en forma simplista
tinuar lectura Ha. Venez. Me es difícil y con odio. Cada vez siento mayor necesidad de
por agobio y pesa libro en la cama. Me acercarme a las cosas con curiosidad y el amor
sigo interesando (personalidad Monagas, natural que esta despierta cuando indagamos
Alzamiento del viejo Guzmán). Viene sobre algo.
Tapia. Luego Sylvia, después Amalia me
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El parti pris, o prejuicio, es decir, el Viernes 10. Temp. 36,8. (Villa Los Ci-
apasionarse o pronunciarse antes de co- preses)
nocer, todo lo enreda y hace que no se lle-
gue nunca a ver con serenidad. Se queda Me despierto temprano después de noche
uno siempre en la discusión desagrada- molesta por bronquios oprimidos como
ble. Choque de opiniones y amor propio: me ocurre desde martes, día último neu-
el eterno «yo» brutal y feo que trata de mo. Me levanto terminar preparativos de
imponer y de ganar. viaje. Me siento fatigadísima ante menor
esfuerzo e impresión desagradable perso-
na que no puede valerse. Viene a despe-
Miércoles 8 de enero. Temp. 36,8 dirme el padre. Frase: «si en algo he es-
tado deficiente o he hecho mal, le ruego
Notas sobre enfermedad. me perdone». Viene Dr. González. Ve ra-
diografía y afirma no puede pedirse más
como progreso.
Jueves 9. Temp. 36,9
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habitó, nos gusta mucho, cariño porteras rece querer dejar la casa en donde está.
etc. Hace que nos decidamos a tomarlo Vuelvo a quedarme mala después que se
por 210 ptas. Todo queda arreglado para va, criadas también se han ido. Momento
mudarnos martes 14 o lunes. Vamos con de profunda paz.
Fernando a comprar flores a un kiosko,
plaza Sta. Bárbara. Nos dan tal cantidad
por 3 pesetas que tenemos impresión ha-
ber saqueado florista. Alegría especial ca- Comienzo a leer un libro tomado al azar
lles de Madrid, bullanguera y popular me en el estante de Luz, es de Paul Morand:
da buen humor. Almorzamos muy bien «Ouvert la nuit». Comienza [en] el Quai
pavo riquísimo, como con una alegría y de Lausanne, despedida en un tren que
apetito de 18 años. Conversamos largo en sale hacia París… Hay un ambiente crea-
el salón Lydía y yo. Subo tarde a la siesta. do por mis propios recuerdos. ¡Cuántas
Visita francesa nos buscó Luz, me intere- llegadas y salidas sola de Lausanne, con
sa conversación: marido violinista murió aquella sensación única que me daba mi
tuberculoso, relato muerte fosa común independencia y tantos sueños imposi-
etc. Está toda envuelta en velos negros y bles no realizados! Verdadera plenitud
a medida que avanza la conversación la de vida, de juventud… Lo que dice P. M.
penumbra la va haciendo desaparecer, se me interesa menos: en el hilo del rela-
pierden los rasgos, el blanco mate de la to me voy siguiendo a mí misma: viajes
cara, por fin, es un túmulo que llora… del 25; el del 27 con mi libro terminado
Como criada no nos conviene: demasia- y después en tres meses de reclusión, la
do señora, demasiado cara, y ella no pa- recompensa de París, el proyecto de viaje
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a Cuba del 28, tan brillante tan réussi. Me Domingo 12 de enero. Temp. 37,3
siento acompañada, confortable como en
una buena casa caliente con todos estos Me despierto temprano. Buen humor.
recuerdos, mientras un silencio y una Leo Morand un rato y luego voy a desa-
soledad completa (la de una casa vacía) yunarme con Lydia. Hacia las once des-
me rodea… De pronto oigo ruido. No pués de hojear Vida de Jesús por Renán
son ladrones, es Fernando L. que llega. me voy a dar un paseo con Fernando
Se rompe el encanto de la evocación pero López. Día bellísimo de sol. Vuelvo con
me trae buenas noticias. Lydia ha escogi- el mismo apetito y alegría días anterio-
do los muebles lo mejor posible. res. Almuerzo con Lydia y Luz. Después
Todo está listo para el lunes en la tar- cometo tontería quedarme de tertulia.
de. Me habla de política española: exal- Discusión sobre mi régimen de vida, lu-
taciones, posibles disturbios próximas gar donde debo no debo vivir, errores de
elecciones. Lo escucho con interés, luego este verano, etc. Toda la serie de observa-
con atención forzada me adormece. Se va ciones que con razón (creo) me dan sobre
y sigo en la penumbra escuchando cómo los nervios. Deducciones… Resultado:
pasa el tiempo. Hasta las nueve y media soledad desagradable, evocaciones, re-
no llegan Luz, Lydia y Pepe. Como con cuerdos y comprobación de cosas que me
menos apetito que almorzamos antier, dejan estado desapacible toda la tarde, o
vuelvo a la cama con un cansancio de sea durante 6 horas. Trato de leer, Renán,
sueño profundo y delicioso. Maraud, Cervantes (La Gitanilla) y no
sigo la lectura. Viene a vernos la criadita
que me hace buen efecto y la tomo por
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diez duros. Se llama Vicenta. Termino que me exaltan y enturbian la paz. Insis-
tarde aburrida. Conversación Reyes por to en ejercicios Coué forma destruir esos
teléfono sobre noticias de Venezuela me malos estados de alma. Pienso me son
da muy buen humor. perjudiciales en todos sentidos.
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van Lydia y Luz y me quedo sola. Viene Martes 14 (Madrid - Mario Roso de
Dolores, luego Fernando me cuenta su Luna 28)
infancia en Cuba, tiempo de la guerra,
muerto su padre se queda a los 8 años con Me despierto a las seis. Coué y repaso no-
su madre tuberculosa, sin dinero porque tas antes desayuno: ha. lit. esp. Arcipreste
gobierno no paga pensiones por crisis. de Hita, Ayala, D. Juan Manuel, etc. Me
Tiene que asistir a su madre y trabajar parece tengo memoria y facultades men-
para ella de mandadero y como puede, tales más aguzadas a esta hora de desper-
cocina, lava la ropa, arregla la casa, va en tar. Desayuno y descanso toda la mañana
la madrugada a buscar la leche para la hasta la hora del almuerzo. Preparativos
enferma. Vida de los hatos en Cuba, la partida. Dejo Luz 20 ptas. en un sobre
madrugada a caballo, operación, muer- por días alojamiento que no acepta. Lle-
te de la madre una noche abrazada a él gada a casa. Aún revuelta pero todo lo
en la misma cama. Su vida de grumete a principal en su sitio, la criadita muy lista
bordo de un buque velero, cómo lo ator- nos hace una comida muy buena que to-
mentaban y cómo por fin reacciona un mamos con apetito.
día… Me he dulcificado con el relato que
él hace muy bien. Es tierno y dramático Siento melancolía por viaje de Lydia. Pienso en
como una novela de Daudet o Dickens. nuestras mutuas relaciones que deseo cada vez
Acabo de pasar día bajo esta impresión y de amistad más profunda y tierna: pequeños des-
duermo muy bien. acuerdos vienen no ponerse cada una punto vista
de la otra.
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la idea del desorden ambiente y de que no Sé que morirá pronto y con grandes sufrimientos
vienen como ofreció la Carmen a acabar por no haber podido dejar de trabajar. Me siento
de arreglar los muebles, que me siento avergonzada por mi mal humor de la mañana.
indignada. Escribo carta Carmen dicién-
dole prescindo de la mitad de sus muebles Cada vez que veo de cerca la verdadera desgra-
que compraré a plazos. Llega el empleado cia me pregunto ¿para qué que sigo con interés
y le digo de palabra todo lo que siento. En me deja desvelada, emprender nada y sobre todo
realidad me siento en ridículo cada vez para qué poseer nada? En el fondo cuando goza-
que tengo estos estallidos de impaciencia, mos con la posesión de algo somos iguales a los
pero creo que en la práctica tiene magní- niños cuando reciben un juguete: jugamos con
ficos resultados, de otro modo lo toman «lo mío» creyéndonos inmortales. Todo es pres-
a uno por tonto, le quitan el dinero y le tado, todo es juguete un rato.
dan lo peor. Muchacho viene a trabajar a
mi cuarto y poco a poco su conversación Lydia se va al té de Luz y me quedo
me desarma. sola toda la tarde con Vicente. Acabo de
vaciar los equipajes y pongo algo de or-
Es un tuberculoso de los riñones: tiene los dos en- den en la casa lo que me hace esperar en
fermos, ha estado en Fuenfría, hace varios años, cama la llegada de Lydia con cierto bien-
siente dolores continuos pero tiene que trabajar estar. No escribo a pesar urgencia cartas.
para una madre un padre ciego y 6 hermanos pe- Tampoco puedo leer y tengo dos libros
queños, uno de ellos tuberculoso del pulmón. Se le interesantísimos. «La vida de Jesús» y el
ve en los ojos hundidos y el color de la cara que es «Mazarino» de Bailly. La radio (que no
un tuberculoso. Me invade una compasión infinita. tenía nada) me sirve de distracción luego
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Pienso durante un rato en la felicidad del hedo- Lydia se va a almorzar José Ma. Chacón,
nismo y del ideal epicúreo del que puedo gozar Fernando va conmigo Tapia, este me
en lo que me queda de vida sobre todo si las cir- encuentra muy bien y con precauciones
cunstancias me lo permiten: yo me siento mal requeridas. Olvido cheque. Vuelvo a la
entre la gente y encuentro bienestar con la inde- cama y llega manicura. Luego Lydia. Vi-
pendencia y soledad. centa me hace una comida muy decente
con un buen pollo asado. Escape de gas
Paso el resto de la tarde conversando nos alarma. Viene L. a mi cuarto y habla-
con Lydia y me duermo profundamente mos separación, viaje suyo. Preveemos lo
al terminar de comer. He pasado la siesta que puede pasar, planes, gran cariño.
y las horas después con asma que atribu-
yo al dulce de leche. Vicenta tiene la casa
arreglada, empieza ya a se débrouiller lo Jueves 23. Temp. 37,3
que me da bienestar. También la mejoría
del estómago. Sigo creyendo malestar es Cansancio y somnolencia me invaden
debido a sucesivas indigestiones produci- después de almuerzo y caigo en la cama
das por pescado no fresco. pensando qué sería de mí si las circuns-
tancias me obligaran a llevar vida nor-
mal. Estas crisis de fatiga infinita en la
Miércoles 22 Temp. 36,9. Neumo 400 que no puedo cargar con mi propia per-
sona, ni levantar los brazos me parecen
Día como los anteriores: nada especial. alarmantes. No pueden prevenir del neu-
Mañana bien aprovechada estudio notas. mo ni de la inmovilidad porque serían
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diaria, presencia F. para lo que nos res- tóricos, etc. Leo algo. Facilidad de estilo,
ta de vida en Madrid, conflicto venida pero incultura inconsciente. No duda en
mamá y María, cabrán en la casa, etc., trabucar Pont Neuf por Port Royal. Ha-
etc. Vuelvo impresión neurastenia de la blando Pascal y jansenismo. Acumula-
mañana. Decido hacer en ese sentido y ción errores burdos por atropellos como
tratar de ocuparme en cosas más manua- en el Bolívar: excesiva juventud quizás y
les que en simples lecturas: revisión car- daños del éxito fácil. En todo caso dema-
tas, por ejemplo. Hace mucho tiempo que siado aplomo para hablar de cosas que en
impulsada inconscientemente quizás por realidad no conoce como los malos pe-
autosugestión, siento necesidad ejercer riodistas. Me salgo por mal tiempo. Es-
iniciativas y emotividad seguidas. cribo a mamá y María. Siesta agradable.
Leo cuento Kipling y algo de Nouvelles
Litteraires. No viene Fernando ni ningu-
Miércoles 29. Temp. 37,1 na visita. Hacia mitad tarde, cable Seida
indicando se ocupará ella y amiga asunto
Mañana mejor que la de ayer. Lydia, que no embarque. Esta me habla
Me levanto y leo revistas «Nuestra hacer colaboraciones prensa y escribe ar-
raza», me la ha traído M. E. V. Vienen co- tículo sobre fotografías de Terwagne con
sas interesantes respecto a Maimónides y consideraciones sobre vida Leysin, etc.,
Sefarditas. Aparecen en todos los núme- que encuentro muy bien. Me asombra
ros elogios a O. B., veo está en vedette: rapidez con que escribe. Creo podrá ha-
retratos, cordón Isabel La Católica, Presi- cer periodismo con facilidad. Pasado día
dencia de honor, interviús, estudios his- con algo de cama. Decido hacer sacudir
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Siento pasar aquellos dos años sobre todo los me- lentos y ordenados como el mío. Salgo
ses del Grand Hotel como un ensueño lleno de otra vez con Lydia a las tiendas y al cine
encanto y de posibilidades poéticas. Pienso en el «Actualidades». Muerte Jorge V., etc. Al-
libro posible que tanto deseo y lo siento de pron- morzamos tardísimo una paella que está
to como si viviera en mí, sensación que me inun- bien buena. Siesta tarde, llega Luz. Crisis
da del placer que sentía cuando vivía en medio bronquial-asmática, logro detenerla con
de los personajes de Ifigenia y de las M. de mamá inmovilidad. Quizás por haber hablado
Blanca. ¡Qué felicidad sería volver a ese ambiente demasiado. Termino el día con sensación
del alma retoñando de creación como un árbol de malestar por el arreglo de la casa, Ly-
en primavera!… dia quiere mudarse, pero me parece un
disparate antes de abril. Es lo cierto que
Llegan los libros encargados a libre- con este frío el único lugar posible es el
ría. Pienso bibliografía quiero hacer so- comedor, allí trasladamos los muebles lo
bre cronistas y demás obras americanis- que aumenta el desorden. Entre los mue-
tas. Buscar en Baudini y notas Lib. esp. bles feos, el mosaico manchado, el pipí
e informes Ballesteros y Chacón. Creo de la Raty que todo lo ensucia, el olor de
que es menester orientar la lectura hacia cocina, etc., esta casa es todo lo contra-
fin determinado, especializarme en algo, rio de lo que me gusta, de lo que hubiera
poseerlo de veras y desarrollar entonces necesitado mi espíritu tan sensible al or-
iniciativa, actividad, perseverancia. To- den, al confort, a lo arreglado y bonito.
das estas condiciones se anulan cuando Noche de desvelo. La aprovecho para ob-
no se fija un plan. Este desorden es di- servar la radio y ver si me conviene o no
solvente sobre todo para los espíritus conservarla.
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Teresa de la Parra dos diarios
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Teresa de la Parra
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Índice
Todo es prestado 7
Dos diarios 15
Por el lejano oriente. El diario
de una caraqueña 17
Nueva York, abril de 1919 17
San Francisco de California,
mayo 2 de 1919 23
A bordo del «Venezuela», mayo
24 de 1919 34
Yokohama (Japón) Mayo de 1919 43
Yokohama, Junio de 1919 50
Shangay (China) 57
Harbin (Manchuria), Setiembre
de 1919 70
Diario de bellevue - fuenfría –
madrid 1931-1936 (fragmento) 83
Junio 6 [1931] 83 Viernes 3 enero. Temp. 36,7 114
Beaulieu 1931 85 4 enero. Temp. 36,9 116
Septiembre 2 85 Martes 7 enero. Temp. 36,8.
Septiembre 3 87 neumo 500 118
Septiembre 11 88 Miércoles 8 de enero. Temp.
Septiembre 5 91 36,8 120
Septiembre 6 91 Jueves 9. Temp. 36,9 120
Lunes 7 92 Viernes 10. Temp. 36,8. (Villa
Martes 8 92 Los Cipreses) 121
Jueves 10 92 Sábado 11. Temp. 37,2 121
Sábado 12 94 Domingo 12 de enero. Temp.
Domingo 13 97 37,3 125
Jueves 17 98 Lunes 13 126
Miércoles 23 99 Martes 14 (Madrid - Mario Roso
Viernes 25 100 de Luna 28) 129
Domingo 27 101 Jueves 16 Temp. 37 130
Martes 29 103 Sábado 18 de enero, 37,5 131
Lunes 5 octubre (Mi Domingo 19. Temp. 37,5 134
cumpleaños) 103 Lunes 20. Temp. 37,3 135
Octubre 18. En Neuilly 107 Martes 21. Temp. 36,9 137
Enero 1°, 1936 Fuenfría Miércoles 22 Temp. 36,9.
(Madrid) Temp. 38,5 109 Neumo 400 138
2 de enero. Temp. 37,2 111 Jueves 23. Temp. 37,3 139
Viernes 24. Temp. 47. Peso
57,400 140
Sábado 25. Temp. 143
Domingo 26. Temp. 37 145
Lunes 27. Temp. 37,3 147
Martes 28 149
Miércoles 29. Temp. 37,1 150
Viernes 31. Temp. 37 152
1° febrero. 153
Domingo 2 156
Martes 4 157
Este libro se ha editado e impreso en los Pirineos
el mes de mayo de 2023,
con una tirada de 500 ejemplares.